Domingo 1O de JlOViem bre de 2013
201 MIRADAS
Una comunaria en el
complejo arqueológico
de lncallajta, en el mu-
nicipio de Poco na.
Patrizia Di Cosimo
En distintos municipios
del país ha surgido la ini-
ciativa de constituir mu-
seos que rescatan el pa-
trimonio locat en ellos, la
comunidad afirma lapo-
sesión física y simbólica
de su patrimonio.
as nubes juegan con el cerro
en forma de cono que domi~
na el horizonte 'de la comu~
nidad de Incallajta hacia el
este, esculpido sobre un
cielo azul brillante. En el es~
trecho valle del Machajmar~
ca, entre aguas cristalinas,
surge Incallajta y en las aulas de la escuela
nos acomodamos unas 50 personas, llegadas
de varios departamentos de Bolivia, para de~
sarrollar las actividades del II Encuentro Na~
cional de Museos Comunitarios. Las expec~
tativas son muchas, así como apremiantes
son las ganas de los representantes de lasco~
munidades de contar las historias de sus
sueños y, asimismo, los planes para dar vida
a sus museos comunitarios.
Se encuentra en primera fila el Comité del
Museo Comunitario de Incallajta, que ge~
nerosamente se brindó, durante el l En~
cuentro de Potolo, Sucre, de 2012, para ser el
anfitrión, para llevar a cabo en su comuni~
dad este ll Encuentro Nacional, realizado el
11, 12 y 13 d e octubre del presente año. Orgu~
liosos de ser herederos de los incas, que
construyeron por el año 1470 el majestuoso
sitio arqueológico de Incallajta, mostraron
toda su disposición acogedora en este even~
to.
Están atareados y contentos los técnicos
del Comité Impulsor de Museos Comunita~
ríos de Bolivia, que vienen trab ajando des~
de hace tres años en la labor de juntar y apo~
yar las experiencias más variadas de comu~
nidades bolivianas que quieren crear o rea~
vivar su museo. Este comité logró incluir el
apoyo del Centro Boliviano de Estudios
Multidisciplinarios (CEBEM), de la Carre~
ra de Antropología y Arqueología de la UM~
SA y los aportes de la Embajada de Italia en
La Paz y de la Cooperación Suiza.
Llegan, con sus vestimentas tradiciona~
les, los representantes de Orinoca, Oruro,
un matrimonio que es la representación
más concreta del principio del chacha~war~
mi. Con el espíritu picaresco típico de las
Pqlna SIETE
chuquisaqueñas, se acompañan dos muje~
res de Potolo y Tarabuco, que avivarán el en~
cuentro con sus juegos y chistes: De la zona
del lago están los representantes de Huacu~
llani, Tiwanaku, altos y grandes, como de~
ben ser los portavoces del gigantesco centro
ceremonial.
Contrastan los pequeños, pero no menos
decididos a aportar su experiencia y cono~
cimientos al desarrollo de su región, los se~
ñores de Taca, Sud Yungas, y del norte de La
Paz, donde hay una experiencia exitosa de
turismo comunitario, el Pacha Trek. Madri~
na de este emprendimiento, que compren~
de también la sabiduría kallawaya, es una
mujer inteligente, brillante y luchadora,
que se ha dejado atrapar por los profundos
conocimientos de aquellas gentes apolo~
bambinas.
De semblante simpático y divertido, se
distingue también el joven delegado de
Chimoré, Cochabamba, que quiere mostrar
al mundo las culturas de tierras bajas, sus
instrumentos, sus saberes, antes que la eco~
nomía depredadora de nuestros tiempos se
los trague de una vez. Siguen jóvenes estu~
diantes de Guaqui (La Paz) y de Betanzos
(Potosí), con todo .el entusiasmo y las ener~
gías vivas de sus edades, con sueños gran~
des de servir a sus comunidades en el mon~
taje de un museo de la morenada, el prime~
ro, y en la recuperación de un sitio de arte
rupestre, el segundo.
El museo de Machacamarca, Oruro, no
Domingo 10 de noviembre de 2013
Página SIETE
Los indígenas impulsan la creación de museos comunitarios.
podría hacer otra cosa sino mostrar las im-
ponentes locomotoras de Simón I. Patiño y
su epopeya m in era, promocionadas por un
decidido representante del Concejo Muni-
cipal.
El museo de Piñami (Cochabamba), que
se extiende hasta el montículo arqueológi-
co allí investigado, está representado por
dos jóvenes mujeres industriosas y resuel-
tas en su misión de hacer conocer y mejorar
su vnlioso patrimonio.
Parl il'i pan aclcmas el mun icipio d e Sora-
cachi (Oruro), que quiere realizar el museo
de In ( ;uerra federal, con la rehabilitación
de la i¡.¡,lcsia wlonial de Crucero; el de Puer-
to Pcrc?, con sus múltiples joyas del Lago
Mcnm por rescatar, y los de Tiraque y San
Benito (Cochabamba).
¿JJay algo que une a todas estas personas
cnamoradasdela lüstoria de su territorio, del
legado tan poderoso y frágil a la vez que llega
desde un pasado más o menos profundo?
Parece que se escucharan voces que dicen:
"existimos, estamos aquí, mírenos, miren la
diversidad y la riqueza de esta planicie, d e
este cerro, esta cueva, apóyennos para que
todo esto no desaparezca, para que se co-
nozca, para que se difunda, para que se
aprecie, para que se admire".
Es un llamado de gente comprometida
con su territorio, aquella parte de la socie-
dad que busca un bienestar común, no sola-
mente el propio, que siente y sabe la impor-
tancia de su patrimonio, el cual una vez más
se afirma como elemento propulsor y dina-
mizador de estas comunidades que quieren
salir de su aislamiento y despoblamiento, y
reafirmar sus identidades.
c.QUÉ ES UN MUSEO
cor UNITAPIO?
Un museo comunitario puede presentar-
se bajo muchos aspectos y no necesaria-
mente tener cuatro paredes que lo encie-
rren: puede ser el montículo sacado a luz
por excavaciones arq1,1eológicas o la cueva
con pinturas rupestres destrozadas por los
grafitis de vándalos irrespetuosos que han
pasado por allí y que se quiere rehabilitar, o
un camino prelüspánico, una danza, un sa-
ber artesanal de mujeres. Es algo que surge
de la iniciativa de algunas personas de una
comunidad, sensibles hacia el valor del pa-
trimonio, que sienten que es una herencia
preciosa de los antepasados, que puede vol-
ver a enriquecer la vida actual, en muchos
aspectos, entre los cuales también está lo
económico.
Es una herramienta para que la comunidad
afirme la posesión física y simbólica de su pa-
trimonio, mediante sus propias formas de
organización; es un espacio donde los inte-
grantes de la comunidad construyen un au-
toconocimiento colectivo, propiciando la
reflexión, la crítica y la creatividad, fortale-
ciendo la identidad y la memoria, porque le-
gitima la historia y los valores propios.
Un museo comunitario es un puente para
el intercambio cultural con otras comuni-
dades, que permite descubrir intereses co-
munes, forjar alianzas e integrar redes que
refuerzan cada comunidad mediante pro-
yectos conjuntos.
El II encuentro termina con la visita al sitio
arqueológico, la entrega de certificados y la
integración d e nuevos representantes de co-
munidades en el Comité Impulsor de Mu-
seos Comunitarios de Bolivia, que el próxi-
mo año tendrá a su cargo la organización de
dos importantes eventos: el III Encuentro
Nacional de Museos Comunitarios, en la co-
munidad de Quehuaya, de Puerto Pérez, La
Paz, y el VII Encuentro Internacional de Mu-
seos Comunitarios de América, en mayo de
2014 en Potolo, Sucre.
MIRADAS 121
LOS PASOS PARA
CREAR UN MUSEO
En el taller que acaba de celebrarse se presen-
taron los pasos que hay que seguir para lograr la
creación de un museo comunitario, que han sido
recopilados gracias a las experiencias de varios
museos comunitarios de Latinoamérica y sobre
todo de Oaxaca, México, a partir de los 80.
Lo primero que hay que hacer es conformar
una estructura permanente que impulse, ante la
comunidad, la creación del museo. Así, por
ejemplo, ha comenzado lncallajta, que ha con-
formado su Comité de Museo Comunitario, co-
mo parte de la organización de su Subcentral,
para realiza r el museo del sitio a rqueológico ho-
mónimo.
Luego hay que escoger una idea, un tema que
se quiere exponer, y esto significa hacer una la-
bor de reflexión comunitaria sobre lo más valio-
so o representativo del territorio y de su propia
historia, que luego será también la imagen o la
esencia que la comunidad determinará mostrar
hacia el interior y hacia afuera.
Todo este proceso de elaboración es total-
mente interno y en él no interviene ningún orga-
nismo o institución que esté fuera de la comuni-
dad. En cierto momento la comunidad podrá ne-
cesitar de la intervención de técnicos, por ejem-
plo en la conservación y restauración de piezas,
siesqueel museo lo prevé, o en algún tipo de ca-
pacitación o sobre ciertos conocimientos de mu-
seograña.
Si bien gran parte del trabajo de construcción y
montaje de la exposición puede ser desa rrollada
con los conocimientos y materiales disponibles
localmente , llegará un momento en que se nece-
sitará un aporte externo.
La institución más cercana a la comunidad es
el municipio, que puede destinar fondos y me-
dios al proyecto, pero también el apoyo puede
provenir de una universidad u otra institución
pública o privada.
, lncallajta nos sirve una vez más de ejemplo: el
municipio de Pocona, al que pertenece, está
apoyando este proceso, pues participó también
en el desarrollo y organización delll encuentro.
Igualmente el museo de la Universidad de San
Simón de Cochabamba, el INIAM, aporta con
s us conocimientos científicos.