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MARCO TEORICO

Origen

El origen del jabón es muy antiguo… cuentan las viejas leyendas que el jabón
fue descubierto en Italia tras mezclarse el agua de la lluvia con las grasas de los
sacrificios de los animales que se hacían en el monte y las cenizas resultantes
de los fuegos que encendían para hacer los rituales de la época. Todo eso lo
arrastraba a su paso la lluvia desde los montes y al llegar la mezcla al río formaba
una espuma que observaron, limpiaba las manos sucias y también la ropa que
lavaban las mujeres debajo del monte Sapo (junto al rio Tiber).

Aunque tiempos atrás, los Egipcios y los Griegos ya elaboraban sus productos
jabonosos a base de agua, aceite y ceras. Los primeros que contribuyeron a su
expansión fueron los romanos porque lo elaboraban artesanalmente y lo usaban
en su higiene diaria para evitar enfermedades, ya que fue un médico romano
quien observó que el empleo del jabón en la higiene personal y las ropas limpiaba
y que esa limpieza tenía un efecto curativo en las enfermedades de la piel.

En el siglo VII surgieron los primeros gremios jaboneros por toda Europa, pero
el jabón sólo estaba al alcance de las clases altas por su alto precio debido a los
elevados impuestos que incluían.

Alrededor del siglo X la fabricación de jabón en España se hacía en las Almonas


siendo la más famosa la de Triana (Sevilla) donde se hacía el conocido jabón de
Castilla.

En el siglo XV nace y se desarrolla la industria jabonera en Marsella y a partir del


siglo XVI evoluciona y se perfeccionan las técnicas, gracias a especialistas
venidos del Mediterráneo (los marselleses imitan el jabón blanco de alicante,
hecho con sosa y aceite de oliva).
El aceite de oliva dio lugar a jabones de mejor calidad.

Desde ese momento, el jabón de Marsella empieza a ser conocido en el mundo


entero y a expandirse, sobre todo con el progreso de la medicina y la higiene y
la moderación de los precios.

Luis Pasteur (químico Francés) demostró con sus ensayos que la higiene evitaba
el avance de las enfermedades y epidemias.

Alrededor del siglo XVIII la higiene y el uso del jabón se iba convirtiendo en un
hábito para la población y esto trajo consigo la reducción de la mortalidad, creció
la población y aumentó su esperanza de vida hasta los 50 años cuando la media
venía siendo de 30 años.

Fue en el siglo XIX cuando aparecieron los primeros desodorantes a base de


crema para eliminar el mal olor de las axilas que hasta ese momento lo hacían
con amoniaco diluido en agua.

En la segunda mitad del siglo XX creció la variedad de productos químicos para


la limpieza, ampliándose la industria jabonera: polvos para lavadora,
suavizantes, detergentes blanqueadores, detergentes concentrados, jabón
corporal con distintas esencias…

Hoy en día gracias a la industria química disponemos de infinidad de jabones


que limpian, perfuman y desengrasan cualquier superficie.

Métodos de obtención

En esencia, el proceso de obtención del jabón, sea industrial o artesano, consta


de tres fases: saponificación, sangrado y moldeado.

 Saponificación: se hierve la grasa en grandes calderas, se añade


lentamente soda cáustica (NaOH) y se agita continuamente la mezcla
hasta que comienza a ponerse pastosa. La reacción que ha tenido lugar
recibe el nombre de saponificación y los productos son el jabón y la lejía
residual, que contiene glicerina:

grasa + sosa cáustica → jabón + glicerina.


 Sangrado: el jabón obtenido se deposita en la superficie en forma de
gránulos. Para que cuaje de una manera completa se le añade sal común
(NaCl). Esta operación recibe el nombre de sangrado o salado; con ella
se consigue la separación total del jabón (que flotará sobre la disolución
de glicerina), de la sosa cáustica (que no ha reaccionado) y de agua.

 Moldeado: ya habiendo realizado el sangrado, el jabón se pasa a otro


recipiente o vasija donde se le pueden añadir perfumes, colorantes,
productos medicinales, etc. Entonces, todavía caliente, se vierte en
moldes, se deja enfriar y se corta en pedazos.

Fabricación industrial

Las materias primas se mezclan con agua hasta que forman una pasta. Después
se realiza la atomización, que consiste en transformar la pasta en polvo:

 La pasta pasa por un tubo a presión y entra en una gran torre, donde es
"rociada" con aire caliente a contracorriente.
 El aire evapora el agua de la pasta y se forma el polvo (es más o menos
fino según la presión con la que ha salido del tubo y el diámetro de los
orificios del "rociador").
 Algunos de los ingredientes, que no pueden resistir la temperatura del aire
caliente o la humedad, se añaden al polvo obtenido después de la
atomización.
 A continuación, el polvo se revuelve en un tambor giratorio.
 Finalmente, pasa por un cedazo que separa las partículas demasiado
finas o gruesas, esto hace un contraste en los diferentes tipos de jabones
que podemos encontrar en los mercados.

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