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Origen
El origen del jabón es muy antiguo… cuentan las viejas leyendas que el jabón
fue descubierto en Italia tras mezclarse el agua de la lluvia con las grasas de los
sacrificios de los animales que se hacían en el monte y las cenizas resultantes
de los fuegos que encendían para hacer los rituales de la época. Todo eso lo
arrastraba a su paso la lluvia desde los montes y al llegar la mezcla al río formaba
una espuma que observaron, limpiaba las manos sucias y también la ropa que
lavaban las mujeres debajo del monte Sapo (junto al rio Tiber).
Aunque tiempos atrás, los Egipcios y los Griegos ya elaboraban sus productos
jabonosos a base de agua, aceite y ceras. Los primeros que contribuyeron a su
expansión fueron los romanos porque lo elaboraban artesanalmente y lo usaban
en su higiene diaria para evitar enfermedades, ya que fue un médico romano
quien observó que el empleo del jabón en la higiene personal y las ropas limpiaba
y que esa limpieza tenía un efecto curativo en las enfermedades de la piel.
En el siglo VII surgieron los primeros gremios jaboneros por toda Europa, pero
el jabón sólo estaba al alcance de las clases altas por su alto precio debido a los
elevados impuestos que incluían.
Luis Pasteur (químico Francés) demostró con sus ensayos que la higiene evitaba
el avance de las enfermedades y epidemias.
Alrededor del siglo XVIII la higiene y el uso del jabón se iba convirtiendo en un
hábito para la población y esto trajo consigo la reducción de la mortalidad, creció
la población y aumentó su esperanza de vida hasta los 50 años cuando la media
venía siendo de 30 años.
Métodos de obtención
Fabricación industrial
Las materias primas se mezclan con agua hasta que forman una pasta. Después
se realiza la atomización, que consiste en transformar la pasta en polvo:
La pasta pasa por un tubo a presión y entra en una gran torre, donde es
"rociada" con aire caliente a contracorriente.
El aire evapora el agua de la pasta y se forma el polvo (es más o menos
fino según la presión con la que ha salido del tubo y el diámetro de los
orificios del "rociador").
Algunos de los ingredientes, que no pueden resistir la temperatura del aire
caliente o la humedad, se añaden al polvo obtenido después de la
atomización.
A continuación, el polvo se revuelve en un tambor giratorio.
Finalmente, pasa por un cedazo que separa las partículas demasiado
finas o gruesas, esto hace un contraste en los diferentes tipos de jabones
que podemos encontrar en los mercados.