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En los primates, se descubrió que las neuronas espejos, descritas por primera vez en la
región ventral anterior de la corteza premotora de un primate (área F5), contenían
información sobre estímulos visuales y auditivos complejos. Las cuales se activaban al
comparar la observación y ejecución de numerosas acciones, más aún, quedó claro que
a veces, las neuronas individuales tienen preferencias muy marcadas por una acción en
particular que es compartida entre observar la acción y ejecutar la acción en particular y
no otra. O sea, tienen la capacidad de activarse tanto al ver como otro individuo ejecuta
una acción, como al ejecutar él mismo esa acción.
En seres humanos, gracias a tomografías de emisión de positrones, se pudo confirmar
que regiones del lóbulo frontal asociadas a la acción ejecutiva también se activaban
durante la acción de observación. Luego, estudios más minuciosos mostraron que
existía la presencia de neuronas espejo en la corteza premotora ventral (áreas BA6 y
BA44) y varias regiones parietales a lo largo de los surcos postcentrales e intraparietales
(áreas BA2, PF / PFt, hIP1-3, BA7).
Su función en seres humanos la teoría propone que las neuronas espejos son el resultado
de aprendizaje Hebbiean: cada vez que realizamos una acción, todas las neuronas
involucradas en ejecutar una acción se van a activar, al mismo tiempo, a las
involucradas con mirar, oír y sentirnos nosotros mismo realizando la acción. Después de
realizar una acción repetidamente y percibirnos realizando esa acción el aprendizaje de
Hebbian hará que muchas neuronas se exciten, tanto cuando realizamos la acción como
cuando vemos o escuchamos a alguien más realizar una acción similar. El único
prerrequisito es que las neuronas tengan conexión con el sistema sensitivo y el motor.