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Colegio Concepción San Pedro

Departamento Orientación

Para reflexión y análisis en aula

Nuestro Liceo es un espacio que facilita que el estudiante desarrolle

valores, actitudes y habilidades sociales que le permitan contribuir activamente a

generar una sana convivencia escolar, lo que a su vez, le facilitará integrarse a la

sociedad como un ciudadano tolerante, respetuoso, pluralista y democrático.

La convivencia es un aprendizaje: se enseña y se aprende a convivir. Por ello, es


en este contexto, en que debemos trabajar valores fundamentales que faciliten un
buen clima escolar, como el respeto y la tolerancia, ambos en un contexto de amistad
y compañerismo.

El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar,


apreciar y valorar las cualidades del otro y sus derechos. Es decir, el respeto es el
reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad.

Saber respetar a los demás es esencial, pues representa valorar y tolerar las

diferencias y comprender que ellas nos hacen crecer. Entendemos por respeto al acto

mediante el cual una persona tiene consideración por otra y actúa teniendo en

cuenta sus intereses, capacidades, preferencias, miedos o sentimientos. El respeto es

una de las acciones más importantes y primarias que los seres humanos pueden tener

entre sí porque el mismo significa siempre valorar lo que al otro lo hace diferente a

uno y tolerar esas diferencias en pos de vivir mejor en comunidad.

No es posible hablar de respeto sin hablar de los demás. Para tener una sana

convivencia es necesario establecer límites de lo que podemos y no hacer y dónde

comienzan los de los demás. El respeto es una forma de reconocimiento y de aprecio

a las cualidades de otros, primero, por su valor como personas y segundo, por su

conocimiento, y experiencia. Ejercer este valor permite que la sociedad viva en paz, en

una sana convivencia con base en normas e instituciones.


La tolerancia es la aceptación de aquellas personas, situaciones o cosas que
se alejan de lo que cada persona posee o considera dentro de sus creencias. Es la
aceptación de la diversidad de opinión, social, étnica, cultural y religiosa. Es la
capacidad de saber escuchar y aceptar a los demás, valorando las distintas
formas de entender y posicionarse en la vida, siempre que no atenten contra los
derechos fundamentales de la persona.

La tolerancia entendida como respeto y consideración hacia la diferencia,


como una disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar
distinta a la propia, o como una actitud de aceptación del legítimo pluralismo,
es a todas luces una virtud de enorme importancia.

En el convivir diario, desarrollamos cercanía con nuestros pares, lo cual nos


facilita el, conversar y compartir sentimientos, lo cual es el principio de lo que
acostumbramos llamar amistad. Para que la amistad sea verdadera, debe existir
algo en común y, sobre todo una buena relación. El interés común puede ser ir a
un mismo Colegio, un mismo deporte, un pasatiempo en común, y la misma
vida nos va dando amigos. Conocer bien al amigo es saber de su vida pasada, de
sus quehaceres actuales y de sus planes futuros; y del sentido que da a su vida,
de sus deseos; y de sus gustos y aficiones, y de sus defectos y virtudes. Es saber
de su vida, de su forma de ser, de conocerse mutuamente.

Para que una amistad sea verdadera, no basta con caerse bien, hay que dar
lo necesario: ayudarse desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Al amigo
se le quiere porque él es él y no por lo que da. Sin esperar nada a cambio, no dar
por recibir, sino dar por gusto.

Amigos son aquellos con quienes podemos compartir indistintamente


nuestras risas y lágrimas. Son quienes aplauden cuando triunfamos y nos
extienden un brazo cuando nos caemos. Amigos son aquellos a quienes llamamos
cuando queremos celebrar y a quienes contamos nuestras aflicciones.

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