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En este capítulo, pretendemos exponer lo que para nosotros significan las ex-
presiones "reflexión" y "práctica reflexiva", y poner de manifiesto su importancia
para el aprendizaje en la enseñanza superior, al promover el potencial de un
aprendizaje profundo y significativo. ¿Qué significa reflexionar? ¿A qué nos refe-
rimos cuando realizamos una práctica reflexiva? ¿Cuándo podemos Ilamarnos
"profesionales reflexivos"? ¿Cómo puede estimular la práctica reflexiva los nive-
les más profundos del aprendizaje a los que aspiran las universidades y demás
centros de enseñanza superior?
Desarrollaremos nuestro tema mediante el estudio de la idea de la práctica
reflexiva, como medio de transmisión de nuestros significados. Antes de empren-
der esta andadura, tenemos que hacer algunas indicaciones para los lectores.
Queremos explicar las ideas relativas a la práctica reflexiva con la mayor claridad
posible. Somos conscientes de que, para ello, utilizamos unos medios cognitivos,
analíticos y muy racionales, con el fin de que la explicación resulte a los lectores
lo más accesible que se pueda. Quizá, sin pretenderlo, de la descripción se des-
prenda la idea de que, una vez comprendido cognitivamente el concepto, la prác-
tica reflexiva sea un procedimiento sencillo y racional. La comprensión cognitiva
de la práctica reflexiva es sólo un paso hacia lo que, en la práctica, es una tarea
compleja y más holística.
BARNETT (1992a) utiliza la expresión: "Ahora, todos somos profesionales re-
flexivos". Hay una búsqueda continua de conocimientos; no tiene punto final. Es
más, esto se aplica a nuestra forma de desarrollar la práctica profesional porque
los criterios con respecto a los cuales ejercemos requieren una evaluación cons-
tante. En consecuencia, tenemos que ser conscientes de nuestras acciones, pa-
ra poder evaluarlas. La capacidad de emprender una práctica reflexiva se con-
vierte en uno de los medios de reforzar la calidad del proceso educativo y de
promover un aprendizaje adecuado a la enseñanza superior. Apoyamos esta
visión, en cuanto aspiración que, sin embargo y en general, no se ha plasmado
en la realidad.
Para BARNETT, la práctica reflexiva es un medio por el que el alumno puede:
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Reflexión y práctica reflexiva 87
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88 Aprendizaje reflexivo en la educación superior
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Reflexión y práctica reflexiva 89
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90 Aprendizaje reflexivo en la educación superior
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Reflexión y práctica reflexiva 91
Realidad y reflexión-en-Ia-acción
En este punto, conviene que nos detengamos en la forma utilizada por SCHON
para ajustar la reflexión-en-Ia-acción a las formas de ver la realidad:
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92 Aprendizaje reflexivo en la educación superior
res tienen de la enseñanza superior, que señalan que la alumna se hace valer
cuando es capaz de asumir que ella misma ha construido su conocimiento, con-
siderándose éste como contextual y creado por la persona que valora lo subjeti-
vo y lo objetivo.
Como hemos visto en el Capítulo 111,BELENKY Y cols. (1986) reconocen que,
en los contextos de la enseñanza superior, hay una primera etapa de llegar a
conocer, es decir, una etapa de saber procedimental, en la que algunas mujeres
aplican procedimientos objetivos para obtener y comunicar conocimientos (sabe-
res independientes). Esta etapa es afín a la postura de SCHON sobre la racionali-
dad técnica, que descansa
en una visión objetivista de la relación del profesional conocedor con la realidad que
conoce. En esta perspectiva, lo que hay son datos, y la verdad de las creencias es
estrictamente comprobable tomándolos como referencia. Todos los desacuerdos sig-
nificativos son resolubles, al menos en principio, con los datos como punto de refe-
rencia, y el saber profesional descansa sobre un fundamento constituido por datos.
(SCHON, 1987, pág. 36; la cursiva aparece en el originaL)
Otra categoría (saberes conectados) era más característica del grupo de mu-
jeres, la cual conduce de forma natural al saber construido que vimos antes. Todo
esto tiene consecuencias para profesores y estudiantes en cuanto aprendices.
BELENKY y cols. (1986) emprendieron su investigación en relación con la experien-
cia que las mujeres tenían de la enseñanza superior en los Estados Unidos, e
identificaron en su muestra a aprendices constructivas. No obstante, nuestra expe-
riencia indica, y no hay razón para dudar de ello, que puede aplicarse también a
los hombres. La consecuencia que extraemos es que el conocimiento proposicio-
nal (saber acerca de) sólo llega a tener un significado interiorizado y real como
conocimiento cuando el alumno receptor comienza a aplicar ese saber proposicio-
nal a sí mismo, relacionándolo de alguna manera con su experiencia, como un
aspecto del desarrollo de una orientación constructivista del aprendizaje en la que
el alumno, en cuanto actor, crea conocimientos, en colaboración con los demás.
Al emprender conscientemente una práctica reflexiva, el aprendiz ha creado
y crea las condiciones para el tipo de aprendizaje que es la esencia de la
enseñanza superior. Más en concreto, si yo, como alumno, hago del saber pro-
posicional una realidad para mí, al sumergirme en una tarea que utiliza ese saber,
lo interiorizo y hago que tenga significado cuando lo uno con el saber-en-Ia-
acción que ya poseo y la emergente reflexión-en-Ia-acción.
Tras investigar algunos componentes de la reflexión-en-Ia-acción, tenemos
que completar esto con la reflexión-sobre-Ia-acción con el fin de estimular el
aprendizaje reflexivo que contribuya a hacer crítico el aprendizaje mediante la
reflexión crítica.
Reflexión-sobre-Ia-acción
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Reflexión y práctica reflexiva 93
3 descripción de la reflexión-en-Ia-acción
2 reflexión-en-Ia-acción
acción
Queremos mostrar los niveles como dimensiones, tal como en la Figura 5.2.
Los niveles suponen una jerarquía e, implícitamente, lo que está en el nivel "infe-
rior" es menos importante. Los demás niveles pueden dar a entender una sepa-
ración entre ellos. Considerados como dimensiones, están relacionados y sola-
pados. La experiencia de la acción es tan importante como la reflexión sobre la
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3 descripción de la dimensión 2
2 reflexión-en-Ia-acción
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96 Aprendizaje reflexivo en la educación superior
borrador del informe (ha terminado el desarrollo de la acción o los niveles o di-
mensiones 1 y 2). Con el tutor, con otros compañeros o con ambos, la estudiante
informa de su progreso hasta la fecha, haciendo una lectura de todas las partes
del proyecto. Al informar de su progreso, la estudiante describe su trayectoria has-
ta el momento (nivelo dimensión 3) y las dificultades que ha tenido al redactar la
sección precedente. No obstante, ha seguido trabajando en esa sección antes de
pasar a la siguiente. A continuación, conversa todo el grupo, es decir, dialoga con
la interesada sobre su experiencia al redactar el trabajo (distinguimos este diálo-
go de la discusión o conversación del Capítulo IV). En un momento determinado,
otro estudiante le pregunta por la razón de redactar las distintas secciones de for-
ma sucesiva. A la interesada le sorprende la pregunta y, en un primer momento,
responde: "bueno, así lo he hecho siempre". Siguen otras preguntas que plan-
tean por qué es necesario ese procedimiento. Poco a poco, la alumna en cuestión
se da cuenta de que es una costumbre (saber-al-uso) que ha aplicado hasta aho-
ra sin cuestionarla. Ese reconocimiento le muestra que podía haber adoptado
otras alternativas para la redacción del trabajo. Así, puede trabajar sobre una sec-
ción en la que no se encuentre "bloqueada" y tenga energía y voluntad para
hacerlo o dedicarse a otra que, de momento, le parezca "más fácil". Aquí tenemos
la reflexión de la dimensión 4, para ella, pero también para los miembros del gru-
po a quienes esta idea les resulta original y potencialmente útil.
Por tanto, mediante el diálogo acerca de la reflexión-sobre-Ia-acción de una
alumna, ésta aprende cosas sobre su procedimiento, así como, en potencia, tam-
bién otros miembros del grupo. Más aún, es posible que la interesada haya re-
flexionado sobre su acción (después de la redacción) sin que, por su cuenta, se
hubiera percatado de esa posibilidad. En consecuencia, el diálogo, necesaria-
mente con otros, le permitió reflexionar sobre sus acciones y, por tanto, sobre su
aprendizaje.
Si nos distanciamos brevemente del episodio anterior, vemos que la estu-
diante inicia algunos aspectos de la práctica reflexiva y, además, se hace cons-
ciente de su práctica de la práctica reflexiva. Es decir, también está aprendiendo
sobre algunos aspectos de su forma de aprender: el metaaprendizaje, que des-
cribimos más adelante como dimensiones.
Otra manera de describir el enfoque anterior es la de BOUD y cols. (1985), que
describen la relación entre las experiencias de aprendizaje y la reflexión, que des-
tacamos seguidamente. Dada una experiencia, hay tres elementos importantes
en el procedimiento reflexivo:
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Reflexión y práctica reflexiva 97
... en primer lugar, asociación, es decir, relacionar los nuevos datos con los que ya se
conocen; integración, que consiste en buscar relaciones entre los datos; validación
para determinar la autenticidad de las ideas y sentimientos que hayan resultado, y
apropiación, o sea, hacerse con el saber ... Aunque la reflexión sea una experiencia,
no es un fin en sí misma. Tiene el objetivo de disponemos para nuevas experiencias ...
una forma nueva de hacer algo, la clarificación de una cuestión, el desarrollo de una
destreza o la resolución de un problema. Puede surgir un nuevo mapa cognitivo o
identificarse un nuevo conjunto de ideas.
(BOUD y cols., 1985, págs. 30, 34; la cursiva aparece en el originaL)
Dimensión 5
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3 descripción de la reflexión-en-Ia-acción
2 reflexión-en-Ia-acción
acción
¿ Cambio de paradigma?
Conviene señalar otro efecto potencial de la reflexión a través de las cinco
dimensiones que indicamos antes. Ya hemos mencionado el efecto de la dimen-
sión 5 en el aprendizaje sobre el aprendizaje. Podemos considerar también la
idea de la reflexión-sobre-Ia-acción que tiene lugar dentro de un paradigma y
la reflexión que facilita el movimiento o movimientos tendentes a la salida del
paradigma vigente. Ésta es otra posibilidad, que se relaciona con lo que hemos
llamado aprendizaje de bucle sencillo y aprendizaje de doble bucle. En el apren-
dizaje de bucle sencillo, me esfuerzo mediante la reflexión en el Nivel 4 para com-
prender y realizar una acción "correctora" a partir de la reflexión, con objeto de
hacer más eficaz la acción futura. Mi reflexión-sobre-Ia-acción se convierte en mi
saber-al-uso potencial. Así, para un estudiante, el aprendizaje de una disciplina o
dominio tiene que ver con reforzar su forma de entender o de hacer algo en rela-
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100 Aprendizaje reflexivo en la educación superior
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Reflexión y práctica reflexiva 101
... que entabla conscientemente un diálogo entre el pensamiento que vincula a las
acciones y el pensamiento que se refiere al saber proposicional más abstracto ... Este
profesional medita con regularidad y aprende continuamente con la interacción entre
el saber procedimental y el proposicional.
(Pág. 160.)
Siguen diciendo:
No obstante, ser un profesional reflexivo -de ahí el ayudar a los docentes a con-
vertirse en tales profesionales- es más que una cuestión de numerosas órdenes de
reflexionar sobre la enseñanza y el aprendizaje. Por ejemplo, la reflexión puede ser,
con mucha facilidad, autoconfirmadora.
(Pág. 160.)
Añaden:
... la "reflexión" es una buena intención que fracasa frecuentemente en tiempos difíci-
les. No hay nada que la distinga del "pensamiento", que es una actividad humana
esencial. Lo importante es la calidad del pensamiento.
(Pág. 161.)
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102 Aprendizaje reflexivo en la educación superior
y KNIGHTse están refiriendo a un diálogo interno, su temor de que la idea del pro-
fesional reflexivo sea "la credencial del ilusionista" estará bien fundado.
Insistimos en que reconocemos y apoyamos la idea de un profesional reflexi-
vo que reflexione en el sentido transformacional utilizado por HARVEYy KNIGHTY
que puede enseñarse o ponerse de manifiesto como herramienta de desarrollo.
No obstante, la idea clave que queremos dejar muy clara en nuestro trabajo es
que la práctica reflexiva emprendida mediante el diálogo reflexivo con otro u otros
puede promover el aprendizaje transformacional.
Cuando existe un diálogo reflexivo entre compañeros o alumnos, también
puede surgir la connivencia, lo que puede inhibir su apertura para experimentar
cambios en las ideas y en la acción. Sin embargo, parte de la técnica para facili-
tar el aprendizaje reflexivo mediante el diálogo reflexivo consiste en intentar resol-
ver esa tendencia a la connivencia interpersonal. Es más, la facilitación lleva con-
sigo la capacidad de proporcionar retroinformación a otra persona sobre lo que
quizá no conozca de sí misma. Si yo recibo información sobre aspectos de mí
mismo de los que no soy consciente, al menos tengo posibilidad de elegir. Puedo
rechazar la que no me resulte familiar, pero ya no me será desconocida. Tratare-
mos de la importancia de la retroinformación en el Capítulo XI.
Veamos un ejemplo. HARVEYy KNIGHT(1996) hablan de la necesidad de capa-
citar a los profesores para que puedan pasar de las concepciones transmisivas a
las transformacionales de la enseñanza. Si, como profesor, no tengo idea, en el
terreno conceptual, de que soy transmisivo, en vez de transformador, tendré difi-
cultades para acercarme a esta última postura. Puedo estar informado de estas
dos concepciones y afirmar que yo pertenezco a la segunda categoría, aunque,
en realidad, en la práctica, enseñe de acuerdo con la primera. Sin embargo,
¿cómo voy a pasar de una a otra si tengo una convicción que invalida mi conduc-
ta? Reflexionando por mi cuenta sólo puedo reforzar mi postura. Al menos, la
retroinformación que se desprende del diálogo con otra persona puede revelar
que lo que yo he adoptado no ocurre en la práctica. Tengo la posibilidad de elegir,
aunque el reconocimiento de la disparidad sea doloroso y mi elección pueda
transformar mi práctica.
Al estimular el diálogo reflexivo con otros, surge la cuestión del sentido del
poder y de la impotencia que pueden encontrarse y sentirse en cualquier ambien-
te de grupo (o de organización). La sensación de poder o de impotencia puede
ser ingenua (BADDELEYy JAMES,1991) si la persona o personas no son conscien-
tes de cómo son, a pesar de vivir de ese modo. He aquí algunos ejemplos: un
grupo que dialoga está dominado por una persona, con exclusión de las demás;
un hombre sólo se dirige a otros hombres en un grupo mixto; un grupo intenta
descubrir aspectos de la diversidad centrándose en la persona que es "diferen-
te", sin darse cuenta de que el problema de la diferencia está en los miembros del
grupo. El diálogo con los otros no es neutro. Para asegurar que se estimule el
aprendizaje, en vez de ponerle trabas, es importante reconocer y poner de mani-
fiesto lo que esté ocurriendo y la responsabilidad de ello es, sobre todo, del faci-
litador.
HARVEYy KNIGHTmencionan al profesor que realiza una práctica reflexiva
con fines de desarrollo profesional, pero, por supuesto, nuestra exposición se
aplica también a los alumnos. De hecho, ya señalamos antes que la idea de que
los estudiantes sean profesionales reflexivos la adoptó BARNETT(1992a), titu-
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lando uno de los capítulos: "Ahora, todos somos profesionales reflexivos". BAR-
NETT recomienda la práctica reflexiva a todos los alumnos y no sólo a los que
estudian asignaturas dirigidas directamente a la práctica profesional. BARNETT,
igual que HARVEY y KNIGHT, adopta también una concepción solitaria de la prác-
tica reflexiva.
Para BARNETT (1992a), la idea del alumno como profesional reflexivo incluye
cuatro conceptos:
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