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Clase 6

Evolución del vocalismo tónico


Al respecto, leeremos la explicación de Company Company:

“Las vocales del latín al español: cantidad


Como sabemos, el latín tenía diez fonemas vocálicos que se distinguían por cantidad y zona de
articulación. Al igual que en el español actual, en el latín había cinco posiciones en cuanto a la zona
de articulación: /i, e, a, o, u/. No obstante, en cuanto a cantidad el latín distinguía dos duraciones;
así, cada una de esas vocales podía ser larga o breve.
La zona de articulación era la misma, lo que marcaba la diferencia era la duración del sonido. De
este modo, había palabras idénticas, con los mismos sonidos en cuanto a su zona de articulación,
pero entre ellas la diferencia de significado venía dada por la cantidad vocálica; es decir, la cantidad
era distintiva en latín ya que permitía establecer contrastes entre formas. Ejemplos de palabras
latinas con cambio de significado según la cantidad vocálica son los siguientes:

Largas Breves
FĪDES Confiarás FǏDES Fe
PĪLUM Lanza PǏLUM Pelo
LĪBER Libre LǏBER Libro
SĒDES Domicilio SĔDES tú te sientas
MĀLUM Manzana MǍLUM el maligno
LĀTUS Amplio LǍTUS Lado
ŌS Boca ŎS Hueso
PŌPULUS Chopo PŎPULUS Pueblo

Las vocales del latín al español: el acento

El latín tenía un tipo de acento condicionado: iba siempre en la penúltima sílaba de la palabra:
LAUDĀTĬO (/laudátio/ > discurso), CĂPĬTĀLIS (/kapitális/ > capital). A esta regla se le ha
llamado “ley de la penúltima”: _ _ ´_ _.
Esta ley de la penúltima ofrece excepciones: si la penúltima sílaba de una palabra tenía como
núcleo una vocal breve, el acento se movía hasta la antepenúltima sílaba: SARTAGĬNIS
(/sartáginis/ > sartén), FRĪGĬDUS (/frígidus/ > frío). Por lo tanto,
cantidad y acento eran interdependientes. Otra excepción a la ley de la penúltima es la siguiente:
cuando en latín aparece tras la penúltima vocal una sílaba pesada o trabada, aunque la vocal de la
penúltima sea breve lleva el acento: INFĔRNU (/inférnu/ > infierno).
Todo este juego de movilidad del acento dependiendo de la cantidad de la vocal, se perdió en la
evolución del latín a las lenguas romances. Cuando con la evolución de la lengua latina los
hablantes ya no distinguían cantidad vocálica, la tendencia fue adaptar las palabras a la ley de la
penúltima, con independencia de la cantidad vocálica original.73 Al perderse la cantidad, el
suprasegmento acento pasó a cubrir las funciones distintivas que tenía la cantidad en latín. De este
modo, en buena medida la evolución vocálica del latín al español estuvo supeditada al acento.”

Evolución de las vocales tónicas

En un momento de su evolución, el latín hablado identificó las vocales largas como cerradas y las
breves como abiertas.

Ī > i Ĭ >IĒ > e Ĕ >EŌ > o Ŏ >çŪ > u Ŭ >U


Esto se debe a que las vocales largas, por su mayor duración, tienden a cerrarse y, por contraste, las
vocales breves adquieren un estatus fonético más abierto. Las dos vocales bajas, las más estables
también, se redujeron en una sola.

Ā >a<Ă

Con el paso del tiempo, la tendencia diacrónica fue hacia la reducción del número de vocales. El
proceso de reducción, denominado fusión vocálica, consistió en:
1. Agrupar aquellas vocales que estaban próximas en el espacio fonológico en las zonas media y
posterior del paladar: Ǐ y Ē > /e/; Ō y Ŭ > /o/.
2. Mantener como tales las vocales más cerradas Ī, Ū > /i, u/.
3. Se diptongaron las vocales breves, anterior y posterior medias que, por contraste con las
cerradas, tendieron a abrirse, dando como resultado los diptongos [je] y
[we].
Al respecto, señala Company que:
“Esto explica por qué en la lengua española, que es una lengua de acento libre, la mayoría de
palabras son graves; hoy en día se acentúan en la penúltima sílaba del 80% al 90% de las palabras
en el español.
En esta evolución, se perdió la cantidad como un suprasegmento distintivo o fonético y se adquirió
en cambio, un acento distintivo. Es decir, la distinción de formas que en latín se hacía con cantidad,
se hace hoy en español con acento.”

Observe en el libro de Penny, el cuadro correspondiente a la evolución de las vocales tónicas.


Cópielo en su cuaderno para luego hacer los ejercicios con más comodidad.
Veamos los cambios que ocurren en el vocalismo tónico:
Ĕ tónica > [je]
Esto quiere decir que la /e/ breve y tónica pasó regularmente al español como /je/, ejemplos de esto:
Erva>hierva
Gelu> hielo
Ŏ tónica > [we]
Esto quiere decir que regularmente la /o/ breve y tónica pasó al español como /we/. Ejemplos de
esto:
Osus> hueso
Ovum>huevo

Complete en su cuaderno los cambios de las vocales tónicas a partir del libro de Penny.
La reducción vocálica dio como resultado cinco vocales en posición tónica y dos diptongos: [i, e, a,
o, u, je, we]. En posición final, el sistema vocálico se redujo a tres: [e, a, o]. e a o

Evolución normal de las vocales


La tonicidad de las vocales ha sido siempre un factor importante para su mantenimiento o pérdida.
De tal suerte, la reducción vocálica estuvo condicionada también por la calidad tónica o no tónica
de la vocal, así como por la posición que la vocal ocupara dentro de la palabra: 1. Las vocales
tónicas son más estables y en términos generales se mantienen. 2. Las átonas cambian. 3. Dentro de
las átonas, las iniciales se mantienen más que las finales. 4. Las que se mantienen menos son las
intertónicas.

Casos específicos
Las secuencias vocálicas evolucionaron de manera específica.
Secuencia AE

La secuencia AE evolucionó como Ĕ breve tónica; posteriormente, de manera natural, como [je].
CAELU > cielo CAECU > ciego

No obstante, en algunas palabras AE evolucionó como [e] y no como [je].


Ejemplos:

AESTIVU > estivo


SAEPTU > seto
PRAETOR > pretor
CAESAR > César

Secuencia OE

El grupo vocálico OE (más raro que AE) evolucionó como Ē, [e]:

COENA > cena POENA > pena

Grupo AU

El grupo AU evolucionó como /o/, llamamos a esto monoptongación.

CAUSA > cosa AURICULA > oreja

Sin embargo, ante consonante velar + /u/, este mismo grupo evolucionó como /a/:

AUGURIUM > augurjum > agüero

Diptongo IE
En general se reduce por asimilación. En la clase del encuentro retomaremos esto.

Finalmente, mientras que en el español actual existen solamente cinco vocales: i, e, a, o y u, en el


latín —lengua de la que procede la nuestra— había diez; las zonas de articulación y la abertura eran
las mismas, pero las vocales latinas distinguían cantidad: Ī, Ĭ, Ē, Ĕ, Ā, Ă, Ō, Ŏ, Ū y Ŭ. Hubo un
cambio gradual que se inició a partir de la pérdida de cantidad a favor de la abertura y la tonicidad
de las vocales medias breves también generó cambios (Ĕ tónica > [je]; Ŏ tónica > [we]). Además
de la reducción por cantidad, algunos segmentos vocálicos se desplazaron; la contiguidad de las
vocales también influyó en los procesos de cambio, y grupos vocálicos como AE, OE, AU, IE
dieron diferentes soluciones. Todos estos fenómenos los podemos ver sintetizados en el cuadro de
la “Evolución normal de las vocales”.

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