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VARICELA

¿Qué es la varicela?

La varicela es una infección causada por el virus varicela zóster (VVZ). Aunque no suele
revestir gravedad en los niños, es una enfermedad muy contagiosa y, en algunos grupos de
personas, como adolescentes y adultos, puede llegar a tener consecuencias graves.

Se trata de una infección habitual en la infancia y se caracteriza por la aparición en la piel de


granos rosas (pápulas) que rápidamente se van transformando en pequeñas ampollas llenas
de líquido (vesículas) y que producen un intenso picor. A los cuatro o cinco días,
aproximadamente, las ampollas se secan y se convierten en costras. Durante unos días, las
lesiones aparecen por oleadas en sucesivos brotes, por lo que un mismo paciente puede
presentar a la vez lesiones en distintas fases: pápulas, vesículas y costras. Este patrón de
aparición se conoce como “cielo estrellado” y es característico de esta enfermedad.

La varicela suele prolongarse de una a dos semanas y también puede causar fiebre y malestar.
Antes de que estuviera disponible la vacuna, casi todas las personas la contraían durante su
infancia.

¿A quién afecta?

La varicela es una enfermedad presente en todo el mundo, cuya incidencia suele estar
relacionada con la tasa de nacimientos en cada país, ya que –y sobre todo en climas
templados-, es una enfermedad prototípica de la niñez: de acuerdo a datos del departamento
de Salud de Nueva York, el 90% de los casos ocurre en personas menores de diez años.

Según la Asociación Española de Pediatría (AEPED), su incidencia mundial se estima en 60


millones de casos al año, de los que 57 millones corresponderían a niños y 3 millones, a
adultos. Como en el resto del mundo, en España, la varicela afecta también principalmente a
niños, pero se debe ser especialmente cauteloso si afecta a un adolescente mayor de 15 años
o a un adulto.

¿Cómo y cuándo se contagia?

Como hemos dicho, la varicela es muy contagiosa. Las personas que la padecen transmiten con
facilidad el virus varicela zóster a las no vacunadas o que nunca antes han padecido la
enfermedad. De hecho, según la AEPD, tras un contacto intrafamiliar con una persona
infectada, el 96% de los sujetos susceptibles desarrollan la enfermedad en un mes.

El contagio puede suceder desde uno hasta tres días antes del brote del sarpullido y hasta
que se hayan formado las costras (que suele ser entre cinco y siete días más tarde).
Esto dificulta la detección precoz del contagio, ya que una persona puede contagiar a otras sin
haber manifestado aún la erupción característica. Posteriormente, pueden transcurrir de diez a
veintiún días hasta que la persona infectada desarrolle síntomas.

La transmisión puede tener lugar de diversas maneras:

 Contacto directo con las pequeñas ampollas que contienen el virus: estas pueden ser
producto de la varicela o del herpes zóster (otra forma de manifestarse del mismo
virus, y conocida popularmente como “culebrilla”). El poder de contagio de este es
menor que el de la varicela clásica, pero aun así debe extremarse el cuidado.
 Por medio de las secreciones respiratorias: cuando alguien sano inhala las minúsculas
gotitas que llegan al aire al respirar o hablar una persona con varicela.

 Transmisión de la madre al feto: cuando la mujer padece varicela durante el primer o


segundo trimestre del embarazo, hay un riesgo de padecer la llamada varicela
congénita, que puede dar lugar a malformaciones y cicatrices en las extremidades del
feto, ceguera y alteraciones del sistema nervioso central y que puede resultar mortal
para el feto hasta en el 30% de los casos. Cuando la enfermedad materna se contrae
en los días previos y/o inmediatamente posteriores al parto, también puede afectar al
recién nacido, que podría padecer varicela postnatal. Ambas son situaciones graves,
que requieren medidas específicas y especializadas.

Normalmente, quienes han sufrido varicela quedan inmunizados contra ella, si bien, en raras
excepciones, algunas personas la llegan a contraer de nuevo, por pérdida de dicha inmunidad.

¿Cuáles son los síntomas de la varicela?

La intensidad de los síntomas varía de un enfermo a otro, aunque habitualmente es una


enfermedad leve. Por lo general, el periodo de incubación de la varicela dura de una a tres
semanas. Los síntomas típicos son:

 Sarpullido: que aparece primero en la cara, el pecho y la espalda. Estas lesiones no se


llegan a juntar unas con otras como en otras enfermedades típicas de la infancia, como
el sarampión, aunque ocasionalmente pueden confluir en forma de racimos. No suele
afectar por lo general a manos y pies.

 Casi inmediatamente, los granitos se convierten en pequeñas vesículas (ampollas)


rellenas de líquido, hasta forma una erupción, que se extiende por el resto del cuerpo,
incluidos el cuero cabelludo, el interior de la boca, las orejas, los párpados y el área
genital.

 La erupción suele producir una comezón muy intensa, lo cual provoca que el paciente
(habitualmente un niño) se rasque. Sin embargo, es importante que no lo haga para
evitar que queden cicatrices.

 A las veinticuatro horas, las vesículas se suelen romper y después se acaban secando y
transformando en costras. No obstante, pueden seguir formándose nuevas ampollas
hasta el séptimo día. Al cabo de una semana, todas deberían estar cubiertas de costras
y ya en proceso de cicatrización. Estas costras no suelen caerse por completo hasta
una o dos semanas después.

 Otros síntomas habituales son: fiebre, que puede ser moderada, elevada o no
aparecer; fatiga, malestar general, ausencia de apetito y dolor abdominal o de
cabeza. Estos síntomas pueden preceder en uno o dos días a la aparición de las
lesiones en la piel.

En el caso de los niños que ya han sido vacunados, la enfermedad puede presentarse de forma
leve o ser asintomática. De hecho, en ocasiones, la varicela no presenta síntomas en algunos
niños.

¿Qué complicaciones puede tener?


Aunque no son muy frecuentes, la varicela puede presentar complicaciones. En este sentido,
existen varios colectivos que corren mayor riesgo:

 Niños menores de un año y los mayores de 15.

 Personas con el sistema inmunológico debilitado (pacientes de cáncer, VIH o que


hayan sufrido un trasplante).

 Recién nacidos (bebés menores de un mes) cuyas madres no están inmunizadas y han
tenido la infección entre los 5 días previos al parto y las 48 horas posteriores. Estos
bebés pueden padecer una variante más severa y prolongada de la enfermedad, que
puede llegar a ser mortal.

 Embarazadas: no solo por la potencial afectación del feto, sino porque conlleva un
mayor riesgo de complicaciones para la madre, por ejemplo, mayor riesgo
de neumonía.

Respecto a las complicaciones, podemos hablar de:

 Sobreinfección de las ampollas en la piel: debido a la acción de determinadas


bacterias. Esta infección se manifiesta con un aumento de la fiebre o por el
enrojecimiento o aparición de dolor alrededor de las lesiones, y es la principal causa de
hospitalización o atención ambulatoria en casos de varicela. También puede acabar
produciendo cicatrices.

 Otras posibles complicaciones menos frecuentes no relacionadas con la piel son


la neumonía, la encefalitis (inflamación del cerebro) y la ataxia cerebelosa.

 Raramente, pueden desarrollarse también meningitis, miocarditis (afectación del


músculo cardíaco) y hepatitis, entre otras dolencias en diferentes órganos y sistemas
corporales.

 Otra complicación poco común es el síndrome de Reye, una enfermedad que puede
afectar seriamente al cerebro y el hígado y también ser mortal.

 Tras sufrir la enfermedad, el virus varicela zóster (VVZ) permanece latente en el


organismo y en algunos casos –generalmente después de los 60 años- puede
reactivarse y producir el herpes zóster. Se trata de una erupción dolorosa en la piel,
que suele curarse por sí sola.

 De padecerse en el embarazo, especialmente en el primer trimestre, puede


originar malformaciones graves e incluso la pérdida del feto.

¿Cómo se trata la varicela?

Normalmente, el paciente se recupera sin complicaciones. El tratamiento es sintomático o, lo


que es lo mismo, enfocado al alivio de los síntomas:

 Para mitigar el picor y evitar el rascado, puede recurrirse a los antihistamínicos


sedantes, siempre bajo consejo médico.

 La fiebre puede tratarse con antitérmicos como el paracetamol, pero debe evitarse el
consumo de aspirina e ibuprofeno.
 El uso de antivirales solo está recomendado en el caso de complicaciones o en
enfermos de mayor riesgo. Para que sea efectivo, su administración debe iniciarse
dentro de las primeras veinticuatro horas tras el comienzo de la erupción.
Normalmente, no se prescriben a niños que no padezcan otra enfermedad.

 En el caso de sobreinfección bacteriana de las lesiones, puede ser necesaria la


administración de antibióticos.

¿Puede prevenirse la varicela?

La mejor forma de prevenir la varicela es mediante la vacunación. La mayoría de las personas


vacunadas no desarrollan la enfermedad o, en el caso de hacerlo, los síntomas son muy leves.
En los niños, desde el año 2016, está incluida en el calendario vacunal. Si perteneces a un
grupo de riesgo y/o crees no haber pasado la enfermedad, consulta con tu médico acerca de la
conveniencia de vacunarte.

Fuentes:

 Clínica Universidad de Navarra (CUN). “Varicela”. Dra. Cristina Azcona San Julián,
Especialista departamento de Pediatría.

 Medline Plus Enciclopedia Médica. Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos


(NIH). “Varicela”.

 The Nemours Foundation. KidsHealth.org . “Varicela”.

 Asociación Española de Pediatría (AEPED). En familia. “Varicela”. Pp. 103-128.

 García Aguado J. Varicela y herpes zóster (v.3.1/2014). Guía-ABE. Infecciones en


Pediatría. Guía rápida para la selección del tratamiento antimicrobiano empírico.

 Centro de Enfermedades infecciosas de EEUU. Información para padres: “La varicela


puede ser grave”. “Vacuna contra la varicela”.

 Estado de Nueva York. Departamento de Salud. “Varicela (virus de la varicela zoster)”.

 Ministerio de Sanidad. Secretaría General de Sanidad. Dirección General de Salud


Pública. Subdirección General de Promoción de la Salud y Epidemiología. “Varicela.
Epidemiología y Situación Actual”. Isabel Pachón del Amo, Carmen Amela Hera. María
Victoria Martínez de Aragón. Patricia Santa Olalla Peralta. Isabel Peña-Rey Lorenzo.
Marta Cortés García.

 Sociedad Española de Urgencias de Pediatría. “Varicela”.

 Semfyc “Varicela” Guía práctica de la salud.

 Comité Asesor de Vacunas “El portal de las vacunas de la Asociación Española de


pediatría”.

 Manual de vacunaciones Osakidetza (actualizado 31/05/2017).

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