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ETAPAS DE LA LECHE MATERNA

El calostro

El calostro es la primera etapa de la leche materna. Se produce durante el embarazo y se prolonga


durante varios días después del nacimiento del bebé. Es bien amarillento o cremosa en color.
También es mucho más gruesa que la leche que se produce más tarde en la lactancia materna.

El calostro es rico en proteínas, vitaminas solubles en grasas, minerales, y las inmunoglobulinas.


Las inmunoglobulinas son anticuerpos que pasan de la madre al bebé y proporcionan inmunidad
pasiva para el bebé. La inmunidad pasiva protege al bebé de una amplia variedad de
enfermedades bacterianas y virales. De dos a cuatro días después del nacimiento, el calostro se
sustituye por leche de transición.

Leche de Transición

Leche de transición se produce después de calostro y tiene una duración de aproximadamente dos
semanas. El contenido de la leche de transición incluye altos niveles de grasa, lactosa y vitaminas
solubles en agua. Contiene más calorías que el calostro.

La leche madura

La leche madura es la leche final que se produce. 90% de la misma es el agua, que es necesario
para mantener al bebé hidratado. El otro 10% se compone de hidratos de carbono, proteínas, y
grasas que son necesarios para el crecimiento y la energía.

Hay dos tipos de leche madura:

La leche del comienzo: Este tipo de leche se encuentra en el inicio de la alimentación y


contiene agua, vitaminas y proteínas.

Leche posterior: Este tipo de leche se produce después de la versión inicial de la leche.
Contiene altos niveles de grasa, y es necesaria para el aumento de peso.

DEFECTOS DE LA GLANDULA MAMARIA

Pezón invertido, plano o pequeño. Es el problema más temprano con el que se enfrenta la madre
y él bebe. Los ejercicios recomendados en la etapa prenatal pueden ayudar a prevenir el
problema. Se recomienda tomar a la glándula mamaria con toda la mano, el pulgar en la parte
superior, los cuatro dedos en la parte inferior todos los dedos por detrás de la areola, como si se
quisiera formar con la mano la letra “C”, ejerciendo una discreta presión hacia el interior de la
glándula y hacia atrás, para favorecer la expresión de la leche y la salida del pezón. Durante el
amamantamiento no se recomienda tomar a la glándula con los dedos índices y medio, como en
tijera.
Ingurgitación mamaria. Cuando ocurre, se presenta entre los días 2 o. a 5o. puede prevenirse,
dejando que el niño succione frecuentemente después del nacimiento. Además de dolor, puede
haber inflamación local (rubicundez, calor local). Para aliviarlo, se requiere poner calor local o a
veces frio amamantar frecuentemente o incluso extraerse la leche manualmente o con bomba.

Endurecimiento de las glándulas mamarias. Requiere masaje, indica vaciamiento incompleto,


amamantar frecuentemente. Si el endurecimiento tiene aspecto tumoral, deben hacerse estudios
clínicos y paraclínicos para investigar este problema.

Mastitis. La sintomatología es semejante a la que presenta la ingurgitación mamaria, pero a


diferencia de esta, puede ocurrir con fiebre. Igualmente se requiere el vaciamiento de la glándula
ya sea por amamantamiento, mediante ordena manual o con bomba. Dependiendo de la
magnitud, puede requerir antibióticos. Aunque exista este problema, su resolución no impide el
amamantamiento. A veces las mastitis son recurrentes.

Absceso mamario. Cuando la mastitis ha concurrido con obstrucción de los conductos


galactóforos, pueden presentarse abscesos. Son un problema mayor y frecuentemente su manejo
requiere antibióticos y ocasionalmente drenaje. Dependiendo del sitio y extensión, puede o no
continuarse el amamantamiento.

Sangre en la leche. A veces aparece sangre en la leche, esto se debe a escoriaciones (grietas)
alrededor de la areola como resultado del intenso contacto con la boca del niño Requiere
lubricación continua; la lanolina es un buen lubricante. Si es de mayor cuantía, deberá
considerarse la posibilidad de papilomas introductores.

Hipogalactea. Frecuentemente esto corresponde a una apreciación materna en la que considera


que no satisface el hambre de su hijo, cuando ve que el niño pide de comer frecuentemente y ella
observa que su leche tiene un aspecto diferente a la leche de vaca. La producción láctea de la
madre es una respuesta de la demanda del niño, en consecuencia, para resolver este problema se
recomienda ofrecer con más frecuencia el pecho.

LACTANCIA Y MEDICAMENTOS

Existe una gran cantidad de publicaciones que describen la presencia de drogas y otros químicos
en la leche humana. En general, cuando se prescribe un medicamento a una madre lactante,
existen ciertas recomendaciones:

1. ¿Es necesario dar ese medicamento a la madre?


2. Usar el medicamento más seguro. Ej. acetaminofén en lugar de ácido acetilsalicílico como
analgésico.
3. Si existe la posibilidad de que un medicamento pueda representar un riesgo para el
lactante (v.g. fenitoína, fenobarbital), valorar la medición de sus niveles séricos en el
lactante.
4. La exposición a los medicamentos que consume la madre puede minimizarse si es tomado
poco después de completar una tetada y/o antes de que el lactante tenga su mayor
período de sueño.

La prescripción de medicamentos a la madre es una de las principales razones de suspensión


innecesaria de la lactancia, por lo que se recomienda revisar la bibliografía pertinente sobre
transferencia de medicamentos a la leche materna.

Más del 90% de mujeres toman medicamentos o productos de fitoterapia durante el periodo de
lactancia, y es frecuente que dejen de dar el pecho por este motivo pese a no estar fundamentado
su peligro real más que en un pequeñísimo porcentaje de productos. Del mismo modo, apenas
media docena de enfermedades maternas contraindican o hacen prácticamente imposible la
lactancia.

Ante todo debe saber que casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia y que
la lactancia, para la mujer y para el lactante, está por encima de la necesidad de muchos
medicamentos o remedios que son perfectamente evitables. Los profesionales sanitarios, con
unos conocimientos básicos de Farmacología y Pediatría y la utilización de buenas guías, podemos
asesorar adecuadamente a mujeres que lactan y que deben tomar remedios para algún
padecimiento o por alguna enfermedad.

El paracetamol o el ibuprofeno no causan ningún problema en la lactancia.

Si es necesario un antibiótico para la mejoría o curación de alguna enfermedad infecciosa, casi


todos los habituales son compatibles con la lactancia aunque es mejor evitar las quinolonas.

Casi todas las hormonas, incluidos los corticoides, la insulina y la tiroxina son compatibles con la
lactancia; sólo hay que evitar los estrógenos, pues provocan disminución en la producción de
leche. Si se han de usar anticonceptivos, los mejores son los mecánicos (preservativo, DIU), las
píldoras con progestágenos y el método MELA.

Prácticamente todos los medicamentos antitiroideos, antiepilépticos, antirreumáticos, fármacos


para la enfermedad inflamatoria intestinal y varios inmunosupresores, a las dosis habituales, son
compatibles con la lactancia.

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