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1 Origen
2 Principales referentes del vitalismo 2.1 Wilhelm Dilthey (1833-1911)
2.2 Friedrich Nietzsche (1844-1900)
2.3 Henri Bergson (1859-1941)
2.4 José Ortega y Gasset (1883-1955)
3 Artículos relacionados
Origen
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Wilhelm Dilthey
Wilhelm Dilthey (1833-1911)
3
Entre las ciencias del espíritu la principal es la historia, como lo era la física
en las ciencias de la naturaleza.
Fragmento:
4
Así como las lenguas, las religiones, los Estados permiten reconocer,
mediante el método comparativo, ciertos tipos, líneas evolutivas y reglas de
transformación, de igual modo puede mostrarse también lo mismo en las
ideas del mundo. Estos tipos cruzan la singularidad condicionada
históricamente de las formas particulares. Están siempre condicionados por
la peculiaridad de la esfera en que surgen. Pero el querer deducirlos de ella
era un grave error del método constructivo. Sólo el método histórico
comparativo puede aproximarse a la exposición de dichos tipos, de sus
variaciones, evoluciones y cruces. La investigación tiene que mantener, por
tanto, frente a sus resultados, permanentemente abierta, toda posibilidad
de perfeccionamiento. Toda exposición es sólo provisional. Nunca es más
que un instrumento para la visión histórica más profunda. Y siempre se une
al método comparativo histórico la preparación del mismo mediante la
consideración sistemática y la interpretación de lo histórico desde ella.
También esta interpretación psicológica e histórico-sistemática de lo
histórico está expuesta a los errores del pensamiento constructivo, que
propendería a establecer una relación sencilla en cada esfera de la
ordenación, por decirlo así, un afán de cultura que domina en él.
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ningún punto capital. La historia realiza una selección entre ellas, pero sus
grandes tipos quedan en pie unos junto a otros, independientes,
indemostrables e indestructibles. No pueden deber su origen a ninguna
demostración, y ninguna demostración puede disolverlos. Los estadios
particulares y las formas especiales de un tipo pueden refutarse, pero su
raíz en la vida perdura y sigue actuando y crea siempre nuevas formas.
Friedrich Nietzsche
Friedrich Nietzsche (1844-1900)
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La crítica de la metafísica tradicional se basa también en el hecho de que,
de un modo u otro, nos conduce a mundos irreales. En efecto, dicha
metafísica, de naturaleza platónica, nos habla de la separación entre el ser
aparente (o fenoménico), que es el único que podemos percibir, y el ser real
(o nouménico) que no es posible percibir. La metafísica tradicional,
influenciada por el cristianismo, generalmente da un mayor valor a esa parte
del ser que está fuera de nuestro alcance, por lo que desvaloriza la otra parte
y desvaloriza a la vida misma (Ver: Nihilismo).
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La voluntad de poder debe estar dispuesta a ayudar a los débiles y a los
fracasados para que rápidamente sucumban y perezcan; favorecer su
predeterminación fundamental a perecer por la carencia de impulsos vitales.
Por esta razón, Nietzsche no está de acuerdo con la moral cristiana, a la cual
califica como moral de esclavos. Esta moral es conveniente para los
incapaces y los dominados, es una moral que exalta las debilidades y los
vicios presentándolos como virtudes y los extiende por el mundo, lo que es
perjudicial para la vida. Para la clase dominante la moral que vale es la
moral de señores, de acuerdo con la cual el superdotado no tiene obligación
de someterse a las normas de los son más débiles que él.
Fragmentos:
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suerte de egoísmo que llega hasta lo ilimitado y hasta la desvergüenza (...)
La "salvación del alma" equivale, hablando en plata, a afirmar que el mundo
gira en torno a mí.
El Anticristo. 43.
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os digo: también vuestro ser quiere morir y se aparta de la vida. Ya no es
capaz de hacer lo que más quiere: - crear algo por encima de sí. Eso es lo
que más quiere, ése es todo su ardiente deseo. Sin embargo, ya le es
demasiado tarde para eso: - por ello vuestro ser quiere hundirse en su ocaso,
despreciadores del cuerpo. ¡Hundirse en su ocaso quiere vuestro ser, y por
ello os convertisteis vosotros en despreciadores del cuerpo! Pues ya no sois
capaces de crear por encima de vosotros. Y por eso os enojáis ahora contra
la vida y contra la tierra. Una inconsciente envidia hay en la oblicua mirada
de vuestro desprecio. ¡Yo no voy por vuestro camino, despreciadores del
cuerpo! ¡Vosotros no sois para mí puentes hacia el superhombre!
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los unos, que predican la muerte - ¡apartémonos y no engendremos hijos!»
«Dar a luz es cosa ardua, - dicen los otros - ¿para qué dar a luz? ¡No se da
a luz más que seres desgraciados!» Y también éstos son predicadores de la
muerte. «Compasión es lo que hace falta - así dicen los terceros. ¡Tomad lo
que yo tengo! ¡Tomad lo que yo soy! ¡Tanto menos me atará así la vida!» Si
fueran compasivos de verdad, quitarían a sus prójimos el gusto de la vida.
Ser malvados - ésa sería su verdadera bondad. Pero ellos quieren librarse
de la vida: ¡qué les importa el que, con sus cadenas y sus regalos, aten a
otros más fuertemente todavía! - Y también vosotros, para quienes la vida
es trabajo salvaje e inquietud: ¿no estáis muy cansados de la vida? ¿No
estáis muy maduros para la predicación de la muerte? Todos vosotros que
amáis el trabajo salvaje y lo rápido, nuevo, extraño, - os soportáis mal a
vosotros mismos, vuestra diligencia es huida y voluntad de olvidarse a sí
mismo. Si creyeseis más en la vida, os lanzaríais menos al instante. ¡Pero
no tenéis en vosotros bastante contenido para la espera - y ni siquiera para
la pereza! Por todas partes resuena la voz de quienes predican la muerte: y
la tierra está llena de seres a quienes hay que predicar la muerte. O «la vida
eterna»: para mí es lo mismo, - ¡con tal de que se marchen pronto a ella!
Henri Bergson
Henri Bergson (1859-1941)
Para este filósofo judío-francés, la vida es impulso vital universal que lucha
contra la materia porque aquél quiere progreso y ésta lo retarda. Para
Bergson, el objetivo principal de la filosofía es la captación de la realidad,
pero principalmente de la vida. Comienza por establecer la diferencia radical
entre ciencia y filosofía, que, según él, deriva del distinto camino que sigue
cada una para llegar a la realidad.
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Las ciencias se valen del análisis, operación propia del intelecto. El análisis
se hace mediante conceptos; pero como éstos son rígidos, el conocimiento
logrado por el análisis intelectual estatifica los objetos, los paraliza y, por
tanto, los deforma. Sin embargo, el acceso a la realidad por este camino es
muy útil, porque la finalidad no es conocer los objetos sino, utilizarlos. Por
lo tanto, el pensamiento de Bergson es utilitarista.
La filosofía sí tiene interés por llegar a conocer la realidad; por esto recurre
a otra operación de nivel superior, supraintelectual, que se llama intuición,
con la cual capta la realidad con su esencia íntima. La intuición, según
Bergson, es producto simultáneo del intelecto, el instinto y la voluntad.
Mediante la intuición, el hombre simpatiza con los objetos y esto permite
que sean captados en su interioridad, o sea, en aquello que tienen de
inexpresable. Gracias a la intuición accedemos a la esencia misma de la vida
que es la duración.
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facilitar la comprensión de la vida en su duración real, se vale Bergson de
una comparación. Imaginemos una bola de nieve que va rodando. En cada
momento aumenta su volumen porque se agrega una nueva capa, pero sin
perder las anteriores. Así sucede en la duración vital. Se trata de una
realidad en la que el pasado no se pierde, sino que perdura y va adquiriendo
nuevas etapas de madurez. Dice Bergson que el motor de este progreso o
evolución creadora es un impulso universal que él llama el "elán vital".
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5.Posibilidades. El vivir consiste en hallarse en un mundo que no es cerrado,
sino que ofrece posibilidades.
6.Circunstancia. Con este vocablo designa Ortega y Gasset el entorno en
que se desarrolla cada vivir humano. Dicho entorno o mundo consiste en
un conjunto limitado de posibilidades y dentro de ellas hay que decidir. El
mundo del hombre es circunstancial, y dentro de la circunstancia ha de
decidirse el hombre.
7.Temporalidad. Si el vivir consiste en decidir, quiere decir que la vida es
futurización, o sea, se requiere la temporalidad.
Esta nota del vivir es lo que permite considerar a la vida como perspectiva,
esto es, como una realidad móvil, dinámica y cambiante.
Además, la razón vital se identifica con razón histórica porque, a partir del
sujeto tal como se encuentra en toda su circunstancia, está funcionando
desde determinada realidad social e histórica. Asi pues, la razón vital tiene
que concretizarse como razón histórica.
VITALISMO
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física y otras ciencias naturales, que actuando sobre la materia organizada
darían por resultado la vida. Esta postura se opone a las explicaciones
mecanicistas que presentan la vida como fruto de la organización de los
sistemas materiales que le sirven de base.
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• La obra del médico alemán: Georg Ernst Stahl (1659 - 1734)
• La obra del médico francés Xavier Bichat (1771 - 1802), que ejerció una
gran influencia sobre los naturalistas.
• El escocés John Hunter (1728 - 1799)
• El francés François Magendie (1783-1855)
CARACTERISTICAS DE LA FILOSOFIA
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Vitalismo Pitagórico:
Las citas en donde Aristóteles nos transmite las opiniones de los pitagóricos
acerca del alma son de contenido diferente aunque no excluyentes.
EL VITALISMO EN LA HISTORIA
Definición de energía:
Vocablo de origen griego: en y ergon: acción.
Poder, capacidad para producir un efecto, realizar un trabajo, esfuerzo etc.
Si pudiéramos usar una lente de gran aumento, veríamos que nuestro
organismo en su totalidad no es más que un conjunto de átomos, como
carbono, oxígeno, hidrógeno, potasio, sodio, magnesio.
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En la naturaleza, cualquier ser vivo y hasta cuerpos sin vida como piedras
responden a la misma composición. www.naturalma.8m.com/vitalismo.htm
De aquí que Nietzsche sustituya el filósofo por el artista, ya que sólo a través
del ejercicio lúdico de su actividad (arte) puede alcanzar cierta comprensión
de lo vital. La tarea del artista es desenmascarar toda aquello que
tradicionalmente ha venido ocultando a la vida.
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Establece dos categorías del arte: Lo apolíneo: ordenado, coherente,
racional, proporcionado, bello. Lo dionisíaco: símbolo de la ebriedad, el
desorden y la desmesura. html.rincondelvago.com/vitalismo-de-friedrich-
nietzsche.html
vitalismo
Doctrina que explica los fenómenos que se verifican en el organismo por la
acción de las fuerzas vitales, propias de los seres vivos, y no exclusivamente
por la acción de las fuerzas generales de la materia.
ACTIVIDAD
1- ¿Crees que la biología tiene que ver con el vitalismo? ¿Por qué?
2- ¿Por qué crees que los vitalistas exaltan la vida como realidad radical?
Friedrich Nietzsche
1.- Características generales del vitalismo.
2.- Actitud filosófica fundamental.
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1.- Características generales del vitalismo.
La filosofía vitalista tiene como primera distinción de las filosofías
tradicionales entender la realidad como proceso. Sin hacer metafísica tratan
del ser en devenir, es decir, son herederos de Heráclito. En lo antropológico
la libertad es no sólo característica de la voluntad, sino esencia del ser
hombre. Además se abandona el concepto tradicional de razón (abstracta,
especulativa o científica) para considerar la razón como vital o histórica.
El vitalismo marchará paralelo a otra corriente filosófica que coincide con él
en estas características y en la crítica a las filosofías predominantes del sg.
XIX (idealismo y positivismo). Ésta es el historicismo, cuyo principal
representante es Dilthey.
El vitalismo tiene dos principales manifestaciones. La primera de carácter
científico cuyo principal portavoz es Hans Driesch, según la cual es reacción
contra el mecanicismo materialista que propugna la reductibilidad de lo vivo
a los procesos físico-químicos de la materia inerte. Postula la existencia
necesaria de un principio vital ajeno a la materia que explica los complicados
fenómenos de lo viviente. La segunda manifestación es de carácter filosófico,
y es la que propiamente se llama vitalismo o filosofía de la vida. A ésta se
debe que la filosofía consiguiera alejarse de las "intromisiones científicas"
sobre todo de las físicas; precisamente por remarcar el carácter diferenciado
de las realidades vitales no susceptibles de un tratamiento sólo matemático.
También se debe al vitalismo la reacción contra el racionalismo exagerado
que supuso el idealismo alemán posterior a Kant. Por estas razones los
vitalistas exaltan:
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No debemos entender el concepto vida únicamente como el proceso biológico
que se desarrolla durante un período de tiempo afectando a lo animal en el
hombre, sino más bien del modo más amplio posible.
Los principales filósofos serán Henry Bergson (desarrolla su labor en el sg.
XX), y el precursor Shopenhauer, que sin ser propiamente vitalista fue el
contemporáneo de Hegel que más radicalmente se opuso a su filosofía, hasta
su muerte en 1861. Lo más espectacular de su filosofía es su radical
pesimismo: "La filosofía es un saber en cierto modo despiadado, no
edificante; ha de servir no para hacer más fácil nuestra angustiada vida sino
para agravar esta característica, porque exagerar que la vida es angustiosa,
es lo único continuador de Kant". Afirma que la esencia más íntima del
mundo, el auténtico noúmeno es la voluntad de existir, que definimos como
impulso de continuar en el ser sin finalidad, desde lo inanimado hasta la
inteligencia humana. Más importante fue su aportación a la que luego será
el vitalismo: tras la razón debemos concebir algo irracional, más importante,
más edificante, que constituirá una voluntad única, que se esfuerza en dar
explicación al mundo.
2.- Actitud filosófica fundamental.
Nos encontramos ante un autor de espíritu trágico, que en alguna de sus
obras da la impresión de asumir el papel de profeta de la destrucción de la
cultura europea. En el libro el nacimiento de la tragedia contrapone el
mundo del orden y la medida (encarnado por el Dios Apolo), frente al mundo
del caos, de la embriaguez (encarnado por el Dios Dionisos). Proclama
Nietzsche la existencia de un antagonismo irreductible, lo Apolíneo y lo
Dionisíaco. Reconocer ese enfrentamiento es la esencia del pensamiento
trágico, aquel que se niega a someterse a cualquier justificación de la vida y
de lo real.
Ningún concepto metafísico o teológico puede explicar la realidad y su única
manifestación, la vida. Hay que afirmar sin condiciones, la VIDA y el
DEVENIR. Pero eso sólo es posible gracias al gran acontecimiento de la
modernidad: la muerte de Dios.
Hay en Nietzsche una constante profesión de ateísmo, que publica
reiteradamente con la expresión: "Dios ha muerto". Pero Dios no es sólo una
tesis de algunos filósofos creyentes, sino la condición última, definitiva de
la existencia de todo lo sensible. Toda la cultura occidental y la metafísica
que la fundamenta se han construido sobre la distinción, entre el mundo
espiritual y el mundo sensible, situando a Dios en la cúspide de toda la
realidad. Para Nietzsche el ateísmo trágico debe suprimir esta metafísica,
para que sólo sobreviva el espíritu del hombre. Así reivindicamos a Dionisos,
porque él simboliza la afirmación de esta tierra como único mundo.
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El problema de nuestro autor es pasar de lo negativo a lo positivo. Por un
lado es destructor de ídolos y por otro lado debe levantar nuevos ídolos. Hay
que destruir aquellos ideales que carecen de vida para identificar el nuevo
lugar que ocupará el hombre. En el aspecto negativo se encuentra el
entendimiento humano que critica y en el aspecto positivo la historicidad,
que es la vida (por historicidad se entiende la conciencia que posee el
hombre de su propio transcurrir en el tiempo).
El fuego purificará lo racional permitiendo que resurja lo vital (la
historicidad positiva). Cuando se siente la separación entre lo racional y lo
vital se formula la pregunta ¿qué es el hombre?
3.- Crítica a la cultura occidental.
3.1.- Crítica a la moral.
El principal error de la moral tradicional es su "antinaturalidad", su ir contra
la naturaleza, contra la vida. La base de esta moral es el platonismo, que
evoluciona en la metafísica cristiana. Es una evasión del hombre real,
concreto, para imponer un "hombre celestial". Algunos comentaristas de
Nietzsche opinan que la crítica a la moral no es general, es contra la moral
burguesa de su tiempo.
La afirmación de un único mundo que está más allá del bien y del mal
apunta a un radical cambio de valores. La vida es el principio supremo que
destruye los valores tradicionales de la filosofía occidental y de la religión.
La moral cristiana es una moral esclava, sobre ella debe triunfar la moral
de los señores, que llenos de vida e identificados con la tierra se imponen
por la fuerza.
3.2.- Crítica a la religión cristiana.
Todas las religiones nacen del miedo, de la impotencia del hombre frente a
sí mismo. El cristianismo concentra, en la crítica de nuestro autor, todos los
males de las religiones: invención de otro mundo, imposición de la moral de
los débiles, y el concepto de pecado que pretende la aniquilación de los
valores de la vida.
Conviene recordar los precedentes de la Ilustración y de Feuerbach en la
crítica a la religión. En Nietzsche su origen platónico y el concepto de Dios
fundamentan la crítica a la religión.
3.3.- Crítica a la filosofía.
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La consideración del ser como estático permite el dogmatismo de las
elaboraciones conceptuales de los filósofos, a partir de Sócrates. Lo que
esconde el idealismo es la base de la metafísica occidental: el odio a la vida
y al mundo. Lo único real es el devenir y, en consecuencia, la apariencia y
el fenómeno. Admite Nietzsche abiertamente a Heráclito ("el único filósofo
que no ha falseado la realidad") y a Hegel (por considerar la realidad en
continuo devenir dialéctico, no en su idealismo). Rechaza a Kant por la
distinción noúmeno/fenómeno (recuerda a Platón).
3.4.- Muerte de Dios.
La muerte de Dios es el resumen de las críticas a la moral, al cristianismo y
a la metafísica. Es lo que le impide al hombre ser hombre. La llegada del
superhombre exige derribar los cimientos de Occidente: Dios. Desde el
antropocentrismo del Renacimiento a la divinización de la ciencia por el
Positivismo, pasando por la fundamentación racional de Dios del
Racionalismo y la Ilustración, la modernidad lleva a la muerte de Dios.
Somos nosotros (el hombre) los que hemos matado a Dios.
Algunos comentaristas señalan que nuestro autor no se dirige tanto al Dios
bíblico, como al creado por las versiones históricas del cristianismo. Se
crítica el Dios de la teología cristiana y parece que se respeta la figura
histórica de Cristo.
4.- El hombre.
Todo lo que era válido es ahora caduco. Con respecto al hombre, el análisis
racional no demuestra más que su miseria. Hay que establecer por tanto
una meta ideal que el hombre debe alcanzar. La psicología muestra que la
absoluta espontaneidad de la libertad humana es el medio mediante el cual
el hombre se produce a sí mismo. Por lo tanto la libertad muestra el ideal,
lo que el hombre debe llegar a ser: superhombre. No es una realidad, no
existe, es sólo un ideal.
En la concepción de la naturaleza humana de Nietzsche predomina lo
biológico, el hombre es uno de los animales, todo lo que ha hecho y hace el
hombre es continuación de la animalidad. Pero el hombre es el único animal
todavía no fijado. Los demás animales tienen en el instinto el medio infalible
para llegar a ser lo que son, y el hombre no. Hay algo fundamentalmente
defectuoso en el hombre, dice Nietzsche que es como una enfermedad en el
universo, y eso, sin embargo, constituye a la vez su valor. ¿Qué es lo que
hace que el hombre se convierta en la enfermedad del universo? ¿Qué hace
que aún el hombre no esté fijado? Seguramente está en que el hombre ha
innovado, ha provocado al destino más que ningún otro animal. Ha sido el
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único en luchar con el animal y con la naturaleza para llegar a dominar. Ha
sido el único eternamente vuelto hacia el futuro.
El mayor peligro del hombre está en volver a ser como los otros animales,
en dejar de ser enfermedad, en convertirse en animal doméstico y acabar
fijado de esta errónea manera.
5.- La moral y el superhombre.
Por ser el hombre el único animal no fijado puede cambiar. La capacidad de
cambio constituye su libertad. El hecho de las libertades nos introduce en
la moralidad. El hombre que no se somete a las leyes de la naturaleza
obedece a una moral, y bajo esa moral llega a ser lo que es.
Nietzsche reacciona contra todas las morales que han existido. La
multiplicidad y el origen demuestran su falta de valor. Si son muchos no
pueden pretender ser universales y todas tienen su origen para afirmar a
unos hombres sobre otros.
Hay que encontrar el ser auténtico del hombre, dentro de unas nuevas
exigencias:
1- Sustituir la conciencia de libertad por la actividad creadora sin más.
2- Suprimir el deber ser de la moral por la moral de la naturaleza misma.
Es cierto que al creer a la moral condenamos a la vida; por lo tanto,
aniquilemos la moral para liberar la vida. Hay que atreverse a ser inmoral o
amoral como la naturaleza. Las morales concretas han sido el engaño de los
débiles frente a los fuertes.
Entramos así en la teoría del superhombre. El hombre se convertirá en
superhombre ejerciendo su voluntad de poder. El superhombre es una meta
para superar el fracaso que han supuesto los diferentes ideales de hombre
propuestos desde los más variados ámbitos (la sicología, la religión, la moral,
etc.).
Ya que Dios ha muerto debe vivir el superhombre. Hay que esperar que
llegue un salvador capaz de triunfar sobre Dios y la nada. Sencillamente un
sustituto de la divinidad.
Hay que entender el concepto superhombre desde el radical nihilismo, que
caracteriza el pensamiento de Nietzsche. Una vez rechazado todo valor; una
vez que se manifiesta el puro devenir (el cambio sin más), carente de
finalidad; la ausencia de sentido y valor es la condición indispensable para
dar un nuevo sentido a la vida. Así existen dos tipos de nihilismo,
1) pasivo: ausencia de todo valor, y
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2) activo: el que pone de manifiesto en qué consiste el valor como tal (en
definitiva, carecer de valores).
La voluntad de poder, que caracteriza el superhombre sólo puede surgir en
el hombre liberado, capaz de permanecer fiel a la tierra (el único mundo real
que existe: la naturaleza), eliminando toda esperanza supranatural. Más
que una nueva raza el superhombre es otra versión de la afirmación trágica
que dice sí al devenir, al pasar, al puro cambio, al sin sentido, a la nada (al
no ser).
VITALISMO
DC
25
y Gasset; estas posturas deberían denominarse más bien filosofías de la
vida, las cuales se concretan frecuentemente en actitudes "culturalistas"
que no son necesariamente "vitalistas". También se ha utilizado el término
para designar aquellas corrientes que destacan dentro del ser humano como
fuerza primaria algo irreductible a la racionalidad; así, el evolucionismo
espiritualista e interiorista de Bergson, la filosofía de la acción de Blondel o
el anti-racionalismo trágico de Unamuno. No es posible establecer ninguna
comunidad de temas o de clima intelectual entre pensamientos tan diversos
e incluso opuestos, si no es una vaga oposición al racionalismo que, por otra
parte, aparece en otras muchas corrientes. Ante esta insuperable
incertidumbre, optaremos por referirnos a algún ejemplo destacadodentro
de cada uno de los sentidos, prescindiendo del vitalismo biológico por
tratarse de un problema interno a la historia de la biología.
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resultado de un interés malsano en el cual el resentimiento de los débiles
invirtió la valoración natural y creó la moral, piedra angular en torno a la
cual se ha construido toda nuestra cultura; esa revolución moral
antinatural necesitó para su apuntalamiento una compleja estructura: la
metafísica platónica, el cristianismo o la ciencia moderna son intentos
subrepticios por apuntalar ese mundo moral artificioso. Dios es la
sublimación de ese mundo moral antinatural y, por ello, la muerte de Dios
(para Nietzsche, un hecho que ya ha tenido lugar) es el síntoma definitivo de
la quiebra total de ese mundo; con Dios caerán todos los valores y se abrirá
una época de nihilismo en la que todo carecerá de valor. El gran desafío que
queda pendiente es la posibilidad de superar el nihilismo a fin de que la vida
recupere su original fuerza innovadora desde las cenizas del edificio
construido sobre los pilares corrompidos del resentimiento; en este punto,
las insinuaciones de Nietzsche —superhombre, eterno retorno de lo igual—
no dejan de ser imprecisas y enigmáticas.
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dirige la racionalidad como un medio para hacer frente a los desafíos con
los que se encuentra; el raciovitalismo pretende ser una tercera vía frente a
los extremos que significan el racionalismo formalista y el vitalismo
irracionalista. Ortega critica constantemente la tendencia moderna por
dotar de suficiencia a la subjetividad, cuando en realidad tal subjetividad es
una formación de la vida en la que esta se va apropiando las cosas que
entran dentro de su círculo vital: "yo soy yo y mi circunstancia", expresión
que data ya de 1914 y que se ha popularizado como resumen del núcleo del
pensamiento orteguiano. Este planteamiento básico exigiría una refundición
de todos los conceptos fundamentales de la metafísica occidental, tarea que
Ortega no pudo sistematizar nunca de una manera definitiva; el motivo
básico viene marcado por la necesidad de romper con el tradicional
intemporalismo ("eleatismo") de los conceptos metafísicos —incluido el
propio concepto de "ser"-- a fin de dotarlos de la flexibilidad necesaria para
hacer frente a una realidad radical dinámica, pues la metafísica es una de
las cosas que los hombres hacen en su vida por necesidades de ésta. Esto
permite insertar todas las creaciones culturales en el dinamismo vital y
buscar su coherencia dentro de una proceso de continuidad histórica,
continuidad marcada por un pasado que es vivo al reactualizarse en el
presente con vistas al futuro proyectado. La razón vital es ella misma razón
histórica y es la historia como creación de la vida quien ofrece el marco
privilegiado para la comprensión de la vida; así, se substituye el antiguo y
oscuro concepto de "naturaleza", unilateralmente falsificado dentro del
pensamiento moderno, hasta afirmar con cierta exageración: "el hombre no
tiene naturaleza, sino que tiene historia". La circunstancialidad última de la
propia vida impone un perspectivismo como horizonte de búsqueda de la
verdad; ese perspectivismo no es un relativismo gnoseológico --como
termina sucediendo en el historicismo de Diltheypues nunca se refiere a la
verdad misma, sino que pone de relieve el condicionamiento insuperable del
punto de vista en cada perspectiva vital a la hora de elegir el camino para la
búsqueda de la verdad. Es cierto que Ortega parece no aceptar ningún
fundamento transcendente a ese dinamismo histórico y las religiones son
para él creaciones culturales que deben entenderse en función de la vida. A
pesar de múltiples debilidades que pueden encontrarse en su vasta obra,
Ortega llevó a cabo una extraordinaria labor intelectual para dar carta de
naturaleza en España a las conquistas del pensamiento y hacer valer las
pautas racionales en la vida y en la conflictiva convivencia de los españoles.
Su influencia sobre los pensadores españoles y los americanos de lengua
española es determinante por marcar un nuevo "nivel" dentro del mundo
intelectual hispano.
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IV. El evolucionismo espiritualista de Bergson
Muy distintas, a su vez, son posturas marcadamente espiritualistas como
la que encarna de modo ejemplar H. Bergson (1859-1941), fundada en una
interpretación de la evolución opuesta al evolucionismo positivista. Desde
su primera gran obra (Los datos inmediatos de la conciencia, 1889), Bergson
encuentra que los cuadros positivistas del saber sólo pueden acercarse a la
vida de una manera externa y siempre dejan de lado su íntimo núcleo
procesual, algo que escapa a cualquier pensamiento analítico. Hay un
núcleo interno de la vida, marcado por la duración y la libertad, que
desborda toda inteligencia, un instrumento vital cuya función es construir
artefactos para conservar la vida sin poder llegar a su núcleo creador; la
inteligencia detiene la duración vital y, de esta manera, la fosiliza
confundiéndola con el desecho que va quedando como materia residual del
dinamismo vivo. Sólo la intuición puede compenetrarse con el impulso vital
(élan vital) que anima a La evolución creadora (título de su obra más
celebrada, publicada en 1907); esa evolución va desbordando siempre los
estados provisionales de equilibrio a la búsqueda de mayor riqueza. Desde
esta perspectiva, Bergson afrontó los problemas de la moral y la religión en
su tardía obra Las dos ficentes de la moral y de la religión (1932). Las
sociedades cerradas sobre sí mismas propician morales y religiones
estáticas que son instrumentos de la cohesión social; en ellas la
normatividad moral se identifica con la presión social y la religión es
resultado de una "función fabuladora" como defensa de la presión de la
naturaleza; la moral y la religión estáticas son funciones de la "inteligencia"
que terminan por revelarse impotentes en su propósito hasta oprimir al
individuo. No se trata tanto de suprimir esa función, cuanto de abrirla a un
dinamismo creador, dimensión conectada directamente con los poderes
intelectuales de la "intuición"; Bergson encuentra en los grandes místicos
los testigos de esta religión abierta que propicia una visión del universo más
allá de la evolución creadora y regida por el amor. En sus últimos años
Bergson se aproximó mucho al catolicismo; sin embargo, en su obra no
queda claro el lugar de un posible Dios personal y transcendente, ni
tampoco su relación con la evolución creadora, aunque ese impulso
transcendente convierte el universo en "una máquina de hacer dioses".
V. Balance histórico
Este variopinto ramillete de pensamientos diversos aparece hoy como el
producto intelectual de una época que vio caer las ambiciones del
racionalismo moderno y tantea nuevos caminos para poner de relieve
realidades olvidadas; sin embargo, en conjunto estos movimientos parecen
todavía dependientes en exceso de aquello que critican, lo cual dificulta el
desarrollo de caminos verdaderamente innovadores. Las filosofías de la vida
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han desempeñado un importante papel dentro de la larga y aún no cerrada
discusión sobre el racionalismo y sus límites; en el fragor de esa polémica
no siempre pudieron evitar la caída en tenebrosas posturas irracionalistas
o el peligro de un radical historicismo que termina por disolver la
consistencia del mundo intelectual; en este sentido, sobre ellas se cernió la
constante sospecha de relativismo e incluso de "modernismo" (recuérdese el
caso de Blondel), aunque la mayoría de la veces se trataba de una posición
antiracionalista para la cual aportaron valiosos argumentos. Las filosofías
de la vida han colocado en el primer plano del pensamiento temas decisivos
para el pensamiento contemporáneo, como la historicidad, la temporalidad
o el sentido; sin embargo, esos temas han sido retomados luego por
corrientes con inspiración distinta, más desligadas del racionalismo
moderno y con mejores recursos intelectuales.
[ -> Amor; Ateísmo; Filosofía; Historia; Mística; Religiones; Unamuno.]
Antonio Pintor Ramos
Vitalismo
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b) biologismo: como el de Hertwig; es un vitalismo más moderado pues no
supone tras los fenómenos vitales una entidad vital específica; simplemente
considera que el mundo orgánico no puede reducirse a principios fisico-
químicos pues tiene principios y leyes propios.
2. Vitalismo filosófico
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“doctrina de la razón histórica”, “doctrina de la razón viviente”, “racio-
vitalismo”. Es preciso rechazar tanto el racionalismo como el irracionalismo.
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