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SUMARIO

Mayo 2017 | Tomo 105 / 5 (Nº 1.222)

ESTUDIOS
La protección de los refugiados
por causa de la guerra
y la respuesta de la Unión Europea
Cristina Gortázar rotaeChe 391

Sin trinchera: la violencia sexual contra


las mujeres como arma de guerra
Sonia herrera SánChez 405

Transmisión transgeneracional del trauma


Verónica nehama 419

El ejercicio de la memoria
y los caminos de la reconciliación
Gonzalo Gamio 433

LA FAMILIA
De considerar categorías abstractas
a escuchar a personas concretas.
El acceso a los sacramentos de los
católicos divorciados vueltos a casar
Pablo Guerrero, Sj 451

LOS LIBROS
Recensiones 469
SalTerrae
Revista de Teología pastoral
de la Compañía de Jesús en España

Revista mensual de divulgación científica


sobre teología, Iglesia, sociedad, familia, psicología.

Fundada en 1912

ISSN: 1138 - 1094

Año 105
Número 1.222
MAYO 2017
DIRECTOR:
José Ramón Busto Saiz, sj
Maldonado, 1 / E-28006 Madrid
Tfno.: + 34 915 759 848
E-mail: jrbusto@salterrae.es / revistasalterrae@salterrae.es

CONSEJO DE REDACCIÓN:
Antonio Allende (Editorial Sal Terrae)
Ana Berástegui Pedro-Viejo (Universidad Pontificia Comillas)
Junkal Guevara (Facultad de Teología de Granada)
Diego Molina (Facultad de Teología de Granada)
José Mª Rodríguez Olaizola (Editorial Sal Terrae)
Pedro Rodríguez Panizo (Universidad Pontificia Comillas)
Abel Toraño Fernández (Pastoral Universitaria - Salamanca)
Javier de la Torre (Universidad Pontificia Comillas)

COLABORADORES HABITUALES:
Dolores Aleixandre - Patxi Álvarez de los Mozos
Lola Arrieta - Adela Cortina - Cipriano Díaz Marcos
José Mª Fernández Martos - Jesús García Herrero
Joaquín García Roca - José Antonio García Rodríguez
Pedro José Gómez - José I. González Faus
Luis González-Carvajal - Juan Antonio Guerrero
Pablo Guerrero - Daniel Izuzquiza - Mariola López
Luis López-Yarto - Juan Manuel Martín Moreno
Xavier Melloni - Fernando Millán
Jon Sobrino - Gabino Uríbarri
389

PRESENTACIÓN

La revista sal terrae dedicó el número de febrero de este año a los ne-
gocios de la guerra. este número de mayo, que hemos querido dedicar a
las víctimas de la guerra, viene, pues, a completar la perspectiva de aquel
mirando la guerra no desde las causas egoístas que contribuyen a produ-
cirla, sino desde la perspectiva de las víctimas que la sufren. Con la in-
tención de poner de relieve la imprescindible justicia a que las víctimas
tienen derecho y las condiciones ineludibles para hacer posible la supe-
ración del trauma vivido y, con ella, la reconciliación y el perdón.
el primer artículo, salido de la pluma de Cristina Gortázar rotaeche, es-
tudia si la protección internacional aplicable a los refugiados por causa
de la guerra es suficiente y eficaz en el derecho vigente. Se fija especial-
mente en el modo en que la unión europea y sus estados miembros
afrontaron la denominada «crisis de los refugiados» de 2015.
sonia Herrera sánchez se aproxima en su trabajo a la violencia sexual
contra las mujeres utilizada como arma de guerra en los conflictos ar-
mados contemporáneos, haciendo hincapié en las causas estructurales
que perpetúan la desigualdad de género y el control sobre el cuerpo de
las mujeres y cómo se exacerban en contextos de alta violencia.
el daño a las víctimas causado por la violencia en las guerras y en otros
conflictos no cesa cuando la violencia se apaga, sino que sus víctimas lo
continúan viviendo y sufriendo a lo largo de la vida e incluso a lo largo
de generaciones. Verónica Nehama Masri nos habla de las violencias so-
portadas por su familia y cómo los traumas provocados se transmiten de

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una generación a otra, hasta que, en algunos casos, las víctimas son ca-
paces de hacerlos aflorar y cómo la memoria expresada y contada puede
ayudar a su superación.
Finalmente, Gonzalo Gamio Gehri nos habla del nexo que se da entre el
esclarecimiento de la memoria y el proceso de reconciliación en socieda-
des que han afrontado conflictos armados o interrupciones autoritarias
y traumáticas del orden democrático. ese trabajo de rememoración es
una tarea pública, cuyo ejercicio es condición necesaria para la acción de
la justicia y el consiguiente esfuerzo posterior de reconciliación.
Dentro de la serie dedicada a la familia, este mes Pablo Guerrero aborda
la cuestión del acceso a los sacramentos de los católicos divorciados vuel-
tos a casar, a la luz de la amoris laetitia, que propone un camino perso-
nalizado de discernimiento, conversión y acercamiento al evangelio.

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ESTUDIOS

LA PROTECCIÓN DE LOS REFUGIADOS


POR CAUSA DE LA GUERRA
Y LA RESPUESTA DE LA UNIÓN EUROPEA
Cristina Gortázar Rotaeche*

Fecha de recepción: marzo de 2017


Fecha de aceptación y versión final: abril de 2017

Resumen
el presente artículo –además de repasar y repensar algunos conceptos– pretende
estudiar si la protección internacional aplicable a los refugiados por causa de la
guerra es suficiente y eficaz en el Derecho vigente. Por otra parte, aspira a revi-
sar los errores cometidos por la Ue y sus estados miembros en el afrontamiento
de la denominada Crisis de los refugiados de 2015. Por fin, intenta presentar
algunas propuestas que podrían (re)orientar el actual proceso de reforma legis-
lativa del sistema europeo Común de asilo (seCa), en la idea de que la Ue
no restrinja la protección a los refugiados por causa de la guerra o la violencia
generalizada.
PaLabraS CLaVe: refugiados contemporáneos, Convención de Ginebra,
DiDh (Derecho internacional de los Derechos humanos), protección re-
gional, SeCa.

* Cátedra «jean monnet» en Derecho de inmigración y asilo. Profesora Propia


ordinaria. universidad Pontificia Comillas. <cgortazar@icade.comillas.edu>.

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Refugee protection on account of war


and the response from the European Union

Abstract
this article –besides reviewing and rethinking some concepts– aims to analyze
whether the international protection applicable to refugees on account of war is
sufficient and effective in existing law. Furthermore, it aims to look back over
the mistakes made by the eU and its Member states when tackling the so-called
refugee crisis of 2015. lastly, it attempts to put forward proposals that could
(re-)direct the current legislative reform process of the Common european
asylum system (Ceas) towards the idea that the eU should not restrict protec-
tion of refugees on account of war or widespread violence.
Key WorDS: contemporary refugees, Geneva Convention, ihrL (interna-
tional human rights Law), regional protection, CeaS.
–––––––––––––––

1. Introducción

La cifra global de refugiados y desplazados a finales de 2015 alcanza los


65,3 millones de personas; de entre ellas, 25,3 millones son personas re-
fugiadas reconocidas o con procesos pendientes de resolución, y 40,8
millones son desplazadas internas (aquellas que aún no han logrado al-
canzar una frontera internacional, encontrándose todavía dentro de las
fronteras del estado del que pretenden escapar). tal como explica el alto
Comisionado de naciones unidas para los refugiados (aCnur), una de
cada 113 personas en el mundo es refugiada o desplazada por la fuerza1.
ahora bien: ¿Quiénes, de entre estas personas, son refugiadas o despla-
zadas por causa de la guerra? ¿todos los refugiados por causa de la gue-
rra o la violencia generalizada tienen derecho a la denominada protec-
ción internacional?

1. aCnur, tendencias Globales. Desplazamiento Forzado en 2015, 2016; en lí-


nea: http://www.unhcr.org/2016-06-20-global-trends/2016-06-14-Global-
trends-2015.pdf (Consulta el 23 de febrero de 2017).

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2. Refugiados convencionales
versus refugiados y desplazados contemporáneos

La clasificación que manejan habitualmente gobiernos e instituciones dis-


tingue entre los refugiados (con derecho a la protección internacional) y
los –mal llamados– inmigrantes económicos (migraciones supuestamente
voluntarias y sin derecho a un estatuto de protección internacional).
¿Quiénes son unos y otros? el Derecho internacional sobre los refugia-
dos no ha sabido adaptarse a las nuevas causas que provocan los despla-
zamientos forzosos contemporáneos. el artículo primero de la Conven-
ción de Ginebra de 19512 (único convenio de carácter general y ámbito
universal en la materia) reconoce como refugiado a toda persona que,
«debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas,
se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de di-
chos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que careciendo
de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera
del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de
dichos temores, no quiera regresar a él».
esto significa que no son refugiados convencionales3 los que aún no han
alcanzado una frontera internacional (desplazados), pero tampoco –en
principio– los refugiados de la guerra; a menos que su huida no solo se
deba al terror a la muerte probable u otros peligros inminentes, sino
cuando, además, los combatientes les persigan por razón de su raza, re-
ligión, nacionalidad, grupo social u opinión política. Por otra parte, que-
darían también fuera de la definición y protección de la Convención de
Ginebra muchos otros refugiados contemporáneos, muy significativa-
mente los que huyen de las devastadoras consecuencias del cambio cli-
mático y las catástrofes naturales. Por fin, la iglesia Católica abandera la

2. Convención de naciones unidas sobre el estatuto del refugiado de 28 de ju-


lio de 1951, Doc. n.u. a/ConF.2/108 (1951), 189 S.t.n.u. 50. en adelan-
te, Convención de Ginebra.
3. Protegidos por la Convención de Ginebra o refugiados ginebrinos.

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necesidad de extender la protección a los refugiados y desplazados que


huyen del hambre severa4, por considerar que en absoluto pueden clasi-
ficarse como migrantes voluntarios y que su desvalimiento no es inferior
al de otras categorías, incluidas de lege lata o de lege ferenda.
así, en muchas ocasiones, una vez que un estado ha cumplido (en el
mejor de los casos) con las obligaciones de la Convención de Ginebra,
entiende que el resto de los inmigrantes que se encuentran dentro de su
jurisdicción son inmigrantes voluntarios (económicos) sin derecho a pro-
tección internacional5.
a mayor abundamiento, como la falta de adaptación de la norma inter-
nacional per se –junto con la escasa voluntad política de los estados a la
hora de interpretarla y aplicarla– hace difícil probar la condición de re-
fugiado, hay personas que, aun mereciendo el estatuto de refugiado o
asimilable, viven entre nosotros como meros inmigrantes (casi siempre
irregulares), sin la protección esencial, por ejemplo, de la no-devolución
(non-refoulement)6 al país de persecución o violencia generalizada, por
no hablar del resto de derechos fundamentales de los que resultan priva-
das. Pero vayamos ahora con las buenas noticias.

3. El Derecho internacional de los Refugiados


y el Derecho internacional de los Derechos Humanos
afortunadamente, para paliar la inadaptación de la Convención de Gi-
nebra y las interpretaciones inadecuadas de la misma, la comunidad in-

4. Inter alia, Pontifical Council for justice and Peace and Cor unum, refugees: a
Challenge to solidarity, 1992.
5. Lo cual se compadece mal con que el hecho de que el asilo es una categoría ju-
rídica que todo estado podría utilizar para proteger más allá de la categoría de
refugiado ginebrino.
6. Non-refoulement es una regla de Derecho internacional general (fuertemente
consagrada también en el ámbito regional europeo) que contiene la prohibi-
ción absoluta de devolver, expulsar o poner a un extranjero por cualquier me-
dio al albur de la jurisdicción del estado que le persigue o en el que su vida,
integridad o derechos humanos fundamentales corren un grave riesgo.

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ternacional posee un instrumento jurídico muy valioso –diferente del De-


recho de los refugiados– al que recurrir para proteger mejor a tantos refu-
giados contemporáneos que no son admitidos en la categoría ginebrina: el
Derecho internacional de los Derechos humanos (DiDh). Se trata de un
compendio de normas (de ámbito universal7 y también de ámbito regio-
nal8) que puede evitar que los estados devuelvan a las personas a países de
alto riesgo para su vida o su integridad, así como lograr que se les asegu-
ren en el país de destino sus derechos humanos fundamentales.
Pero, además del DiDh, existe otro instrumento de enorme utilidad
para la protección efectiva de los refugiados de la guerra: son las normas
que en el seno de algunas regiones se han adoptado como «Derecho re-
gional de los refugiados». aunque, evidentemente, sus ámbitos de apli-
cación son más limitados que el del Derecho internacional universal de
los refugiados (Convención de Ginebra); en general, sus mecanismos de
aplicación y control de incumplimiento son más eficaces que los exis-
tentes en el ámbito universal.

4. El Derecho Internacional regional sobre los refugiados


y los refugiados de la guerra

aunque la comunidad internacional no se ha mostrado capaz de modi-


ficar y adaptar a las circunstancias de la sociedad contemporánea la vie-
ja Convención ginebrina, en ciertas regiones del mundo –áfrica, Lati-
noamérica y europa– se ha logrado ampliar la protección jurídica a los

7. Por citar solo los más útiles a tales efectos: «Pacto internacional de Derechos
Civiles y Políticos», 16 de diciembre de 1966, res. a.G. 2200 a (XXi), n.u.,
21 Ses.; Doc. u.n. a/6316 (1966), 999 S.t.n.u. 171; y «Convención contra
la tortura y otros tratos o Penas Crueles, inhumanos o Degradantes», de 10
de diciembre de 1984, res. a.G. 39/46, n.u., 39 Ses., Doc. n.u. a/39/51
(1985), 1465 S.t.n.u. 85.
8. en europa, el instrumento más destacable es, sin duda, el Convenio europeo
de Derechos humanos para la protección de los derechos humanos y de las liber-
tades fundamentales (CeDh), de 4 de noviembre de 1950, 213 S.t.n.u. 221.

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refugiados de la guerra9, aunque dichas personas no puedan probar «fun-


dados temores de persecución» por alguno de los cinco motivos enume-
rados en la Convención de Ginebra.
así, la Convención de addis abeba de 196910 extiende la condición de re-
fugiado, además de a quienes lo son según la Convención ginebrina, tam-
bién: a «cualquier persona que, enfrentándose a una agresión externa de ocu-
pación, dominación extranjera o sucesos que alteren gravemente el orden
público, sea en parte o en todo el territorio del estado de origen o de naciona-
lidad, se vea obligada a dejar el lugar de residencia habitual y buscar refugio
en otro lugar fuera de su país de origen o nacionalidad»11. en Latinoamérica,
la Declaración de Cartagena12 aplica la Convención de Ginebra también a:
«(...) las personas que han huido de sus países porque sus vidas, su seguridad o
su libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión ex-
tranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u
otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público».

5. La protección de los refugiados en el derecho de la UE


en el seno de la ue, se aprobó en 2001 una Directiva sobre protección
temporal13, y en 2004 (última modificación en 2011) otra Directiva so-
bre reconocimiento de dos diferentes estatutos de protección internacio-

9. no obstante, la protección internacional regional no cubre de manera especí-


fica (salvo excepciones dignas de mención, como la Convención de Kampala
de 23 de octubre de 2009) a los refugiados del clima, de los proyectos de desa-
rrollo, de los desastres naturales, de la pobreza severa, etc.
10. Convención de la OUa por la que se regulan aspectos específicos de los problemas
de refugio en África, de 10 de septiembre de 1969, 1001 S.t.n.u. 45.
11. Ibíd., artículo 1(2).
12. Declaración de Cartagena sobre refugiados, adoptada por el «Coloquio Sobre la
Protección internacional de los refugiados en américa Central, méxico y Pa-
namá: Problemas jurídicos y humanitarios», celebrado en Cartagena, Colom-
bia, del 19 al 22 de noviembre de 1984.
13. Directiva 2001/55/Ce del Consejo, de 20 de julio de 2001, relativa a las normas
mínimas para la concesión de protección temporal en caso de afluencia masiva de

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nal; el primero de ellos es el propio estatuto de refugiado de la Conven-


ción de Ginebra, y el segundo es un estatuto netamente europeo: la pro-
tección subsidiaria. esta protege en la ue a quienes quedan fuera de la
definición de «refugiado» según la Convención de Ginebra, pero que, no
obstante, no deben ser devueltos al país del que provienen, porque exis-
te un riesgo real de que allí sufran: a) la condena a muerte o, directa-
mente, su ejecución; b) tortura, tratos inhumanos o degradantes; c) «ame-
nazas graves e individuales contra la vida o integridad de civiles motivadas
por la violencia indiscriminada en situaciones de conflicto internacional o in-
terno» (si logran salir del país de persecución, solicitan protección y no in-
curren en causas de exclusión). es evidente la relevancia del estatuto de
protección subsidiaria para muchos de los refugiados por causa de la gue-
rra. Por ello, constituye una labor de gran importancia trabajar para que
dicha protección no se rebaje tras la reforma del SeCa14 en curso.

6. Los refugiados de la guerra y la denominada


Crisis de los refugiados de 2015

La Crisis de 2015 nos importa especialmente, toda vez que un elevado


número de las personas que han accedido a europa durante los últimos

personas desplazadas y a medidas de fomento de un esfuerzo equitativo entre los es-


tados miembros para acoger a dichas personas y asumir las consecuencias de su aco-
gida, Do L 212/12, 7 de agosto de 2001. La protección temporal debe distin-
guirse nítidamente de la protección subsidiaria. La primera es una respuesta
coyuntural de emergencia ante la llegada de flujos masivos de refugiados; en di-
chos supuestos no se estudian individualmente los casos que demandan pro-
tección, sino que se realiza un procedimiento grupal, también llamado prima
facie, para dar un estatuto provisional al grupo. Pasado un tiempo prudencial,
el estatuto temporal decae, y procede el estudio individualizado de cada caso:
como resultado de este, o la persona puede y quiere regresar porque han cesa-
do las causas de huída, o ha de obtener un estatuto de refugiado o de protec-
ción subsidiaria. Desafortunadamente, no se invocó durante la crisis de la Pri-
mavera árabe y tampoco durante la Crisis de 2015.
14. en dicho SeCa se entiende por asilo o protección internacional tanto el esta-
tuto de refugiado como el estatuto de protección subsidiaria.

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dos años son refugiados de la guerra: ¿están recibiendo protección in-


ternacional? ¿reciben, al menos, la protección subsidiaria?
tras las trágicas muertes de tantas personas tratando de alcanzar europa
a través del mar mediterráneo, el 13 de mayo de 2015 la Comisión
aprueba su agenda europea de migración15 (una especie de Plan integral
para gestionar las migraciones hacia la ue), y días después (el 27 de
mayo de 2015) propone un sistema de cuotas para reubicar a los solici-
tantes de protección que colapsan los sistemas de protección de Grecia e
italia: así se prepara una primera decisión para el reparto y reubicación
de 40.000 personas desde Grecia e italia al resto de estados miembros16.
Por otra parte, se decide una cuota para reasentar a 22.000 personas des-
de los países de primera acogida (fundamentalmente, turquía, jordania y
Líbano). Posteriormente, el 23 de septiembre de 2015, la ue aprueba
una segunda Decisión para reubicar a 120.000 personas más17. Con ello
el compromiso total de reubicaciones desde Grecia e italia queda en
160.000 personas, y el plazo para finalizar con dichas reubicaciones se fija
en dos años (desde el 23 de septiembre de 2015 hasta el 23 de septiem-
bre de 2017). el fracaso de estas reubicaciones es bien conocido: cumpli-
do el primer año de compromiso, solo habían sido reubicadas 4.954 per-
sonas desde Grecia e italia a distintos estados miembros de la ue18. tal

15. european Commission, Communication from the Commission to the european


Parliament, the Council, the european economic and social Committee and the
Committee of the regions on an european agenda on Migration, brussels,
13.5.2015 Com (2015) 240 final; en línea: http://ec.europa.eu/dgs/home-af
fairs/what-we-do/policies/european-agenda-migration/background informa
tion/docs/communication_on_the_european_agenda_on_migration_en.pdf
(Consulta el 27 de febrero de 2017).
16. aunque la Decisión aún tarda dos meses en aprobarse: DeCIsIóN (Ue)
2015/1523 Del CONsejO de 14 de septiembre de 2015 relativa al establecimiento
de medidas provisionales en el ámbito de la protección internacional en favor de
Italia y Grecia, Doue, L 239 /146, 15 de septiembre de 2015.
17. DeCIsIóN (Ue) 2015/1601 Del CONsejO de 22 de septiembre de 2015 por la que
se establecen medidas provisionales en el ámbito de la protección internacional en
beneficio de Italia y Grecia, Doue L 248/80, 24 de septiembre de 2015.
18. oim, 16 de septiembre de 2016, en línea, www.iom.int (Consulta el 27 de no-

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es el desbordamiento que se provoca una situación de estado de necesi-


dad, en la que Grecia e italia comienzan su política de dejar pasar y, con
ello, no aplican el sistema de Dublín (que establece su propia responsa-
bilidad para estudiar todas esas solicitudes). esa política de dejar pasar
provoca la ruta de los Balcanes occidentales, así como el cierre de hasta
ocho fronteras internas de otros tantos estados miembros de la ue. Se
comienza a hablar de la muerte de Schengen19.
en este escenario se convoca el Consejo europeo de 17 y 18 de marzo
de 2016, que da a luz al polémico acuerdo ue-turquía20, por el que este
último país se aviene a recibir de vuelta no solo a los inmigrantes que en-
tren en la ue irregularmente y no solicitan protección internacional, sino
también a los solicitantes de protección internacional cuyas solicitudes no
sean admitidas a trámite por considerar que turquía es para ellos país se-
guro. La ue ofrece una cuantía de 3.000 millones de euros a turquía, la
cual solicita (y consigue) algo después duplicar el presupuesto, además de
la progresiva liberalización de visados de corta duración para los ciudada-
nos turcos y la vigorización de la adhesión de turquía a la ue.
Poco después, la Comisión europea propone una reforma general del
SeCa; así, en mayo de 2016 la Comisión presenta una importante pro-

viembre de 2016). en los últimos meses, las cifras han mejorado: el 28 de fe-
brero de 2017 las reubicaciones alcanzan a 13.546 personas; no obstante, esta
cifra representa sólo el 14% del compromiso total. Com (2017) 202, Final re-
port from the commission to the european Parliament, the european Council and
the Council tenth report on relocation and resettlement, brussels, 2 march 2017.
19. Com (2016) 120 final Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al
Consejo europeo y al Consejo «restablecer schengen», bruselas, 4 de marzo de 2016.
20. el tribunal de la ue se ha declarado recientemente «carente de competencia
para resolver los recursos de tres solicitantes de asilo contra la Declaración ue-
turquía», por considerar que «ni el Consejo europeo ni ninguna otra institu-
ción de la unión han adoptado la decisión de celebrar un acuerdo con el Go-
bierno turco [...] Dicho acuerdo habría sido alcanzado por los jefes de estado o
de Gobierno de los estados miembros de la unión y el Primer ministro turco»:
tribunal General de la ue, autos del tribunal General en los asuntos t-192/16,
t-193/16 y t-257/16 nF, nG y nm / Consejo europeo, Luxemburgo, 28 de
febrero de 2017.

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puesta de modificación del denominado sistema de Dublín21 de reparto


intraeuropeo de las responsabilidades para examinar las diferentes solici-
tudes de protección internacional22, así como también la modificación
de la actual agencia europea de apoyo al asilo (aeaa)23 y el refuerzo
del sistema euroDaC24. algo más tarde, el 13 de julio de 2016, la Co-
misión presenta otras tres diferentes propuestas para modificar las direc-
tivas sobre protección internacional vigentes: la llamada Directiva sobre
condiciones de acogida, la Directiva sobre procedimientos y la Directiva
sobre reconocimiento de requisitos. Cuando estas líneas se cierran, la re-
forma integral del SeCa (todas las propuestas citadas, junto a la de la
creación de un sistema de reasentamiento permanente y una propuesta
para crear una lista común de terceros países seguros), se encuentra so-
metida a debate entre las dos instituciones que colegislan en la ue: el
Consejo y el Parlamento25.
La reforma del SeCa se completa con la denominada dimensión exter-
na de la política europea de inmigración y asilo. en esta línea, junto al
acuerdo ue-turquía de 18 de marzo de 2016, en junio de ese mismo

21. Com (2016) 270 final 2016/0133 (CoD) Proposal for a regulation of the eu-
ropean Parliament and of the Council establishing the criteria and mechanisms for
determining the Member state responsible for examining an application for inter-
national protection lodged in one of the Member states by a third-country natio-
nal or a stateless person (recast), brussels, 4 may 2016.
22. Véase: m. WaGner – P. baumGartner – a. DimitriaDi – r. o’DonneLL –
a. KraLer – j. PerumaDan – j. SChLotzhauer – i. SimiC – D. yabaSun,
«the implementation of the Common european asylum System»: eP Policy
Department C, Pe 556.953, 2016.
23. e. GuiLD, «Does the eu need a european migration and Protection
agency?»: International journal of refugee law 28/4 (2016): 585-600.
24. e. GuiLD – S. Carrera, «rethinking asylum distribution in the eu: Shall we
start with the facts?» CePs Commentary, 17 june 2016.
25. Para información actualizada sobre la reforma del SeCa y sus diferentes pro-
puestas, véase: addressing migration in the european Union ePrs | european
Parliamentary research service Members’ research service February 2017; en lí-
nea: http://www.europarl.europa.eu/ePrS/migration_Compendium_2017.
pdf (Consulta 5 de marzo de 2017)

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año la Comisión europea presenta un nuevo «marco de partenariado


con países terceros»26 que es aceptado por el Consejo europeo de 28 de
junio de 2016 y que se fundamenta en el –dudosamente legal– condi-
cionamiento de los incentivos y ayudas a dichos países terceros para que
controlen sus propios flujos migratorios hacia europa y readmitan a los
inmigrantes irregulares que accedan a la ue desde dichos terceros países
de origen o tránsito. además, se ha aprobado un importante refuerzo de
la agencia Frontex (que extiende su mandato y su presupuesto) a través
de la creación de la Guardia europea de fronteras y costas, que ya está
parcialmente operativa y lo estará del todo a lo largo de 2017.

7. Conclusiones

aunque el número de personas que han solicitado protección interna-


cional (asilo) en la ue ha descendido en 2016 por referencia a 201527,
las entradas siguen siendo elevadas y aumentan en el mediterráneo
oriental (probablemente por efecto del acuerdo ue-turquía), lo cual,
desafortunadamente, implica un riesgo mayor para la vida de las perso-
nas que intentan acceder a europa28.
De las personas huidas de la guerra que han accedido a la ue y han re-
cibido protección internacional en los dos últimos años, aproximada-
mente 3 de cada 4 han sido reconocidas como personas en protección

26. Communication on establishing a new Partnership Framework with third coun-


tries under the european agenda on Migration, Com (2016) 385 final, june
2016.
27. más de 1 millón de solicitudes de asilo en los estados miembros de la ue en
2016 (los datos del cuarto trimestre aún no son definitivos, luego esta cifra es
aproximada). en 2015 fueron 1.322.825, y en 2014 los solicitantes fueron
626.960. addressing migration in the european Union ePrs... ibid, cit; 16.
28. La organización internacional de migraciones (oim) establece que 5.082 per-
sonas murieron ahogadas tratando de entrar en europa durante 2016 (3.777
en 2015 y 3.279 en 2014). Los datos de aCnur (alto Comisionado de las
naciones unidas para los refugiados) son muy similares (5.022 personas aho-
gadas en 2016, 3.771 en 2015, y 3.500 en 2014). Ibid.

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402 cristina cortázar rotaeche

subsidiaria. esto muestra la relevancia de dicho estatuto –netamente


europeo– que pretende completar el ámbito de aplicación de la Con-
vención de Ginebra y dar así respuesta a la necesidad de protección de
parte de los refugiados contemporáneos. en el momento actual de re-
forma global del SeCa deben alzarse voces argumentadas para que di-
cho estatuto de protección no quede aminorado o relegado; al contrario,
lo suyo sería ir a una equiparación en el contenido sustantivo de ambos
estatutos (el ginebrino y el subsidiario). De momento, las noticias no son
del todo halagüeñas, ya que la propuesta actual de reglamento en la ma-
teria rebaja la protección subsidiaria por comparación a su actual regu-
lación en la Directiva de 2011. Sin embargo, si se pretende proteger a
quien realmente se encuentra desvalido (privilegiándolo frente a quien
inmigra voluntariamente), y sin restar importancia a quienes huyen de
persecución racial, religiosa o política, mal encaminados vamos si se des-
dibuja el estatuto para proteger a las personas de la guerra y de las viola-
ciones flagrantes de los derechos humanos. ello supondría una abierta
involución del SeCa, uno de cuyos mayores logros es, precisamente, la
protección subsidiaria.
Dicho esto, en la protección de los refugiados a causa de la guerra hemos
de tener siempre presente el abanico de protección que nos ofrece el
DiDh y, muy especialmente en europa, la que emana del CeDh y que
su tribunal viene interpretando (teDh): en ocasiones una sensata apli-
cación del artículo 3 del CeDh (prohibición de la tortura y los tratos
crueles, inhumanos o degradantes), junto al artículo 8 del mismo (dere-
cho a la ida privada y familiar), el articulo 13 (derecho a un recurso efec-
tivo), etc., puede proporcionar protección a quienes ni siquiera alcanza
la protección subsidiaria europea.
La reforma del SeCa nace con la intención de dotar a la ue de un sis-
tema realmente común y armonizado (las principales directivas pasarán
a ser reglamentos, por tanto, de aplicación directa y homogénea); de ma-
nera que los solicitantes de asilo tengan las mismas probabilidad de ser
reconocidos en un estado miembro que en otro y reciban en todos ellos
un contenido de derechos sustantivos similares, evitando así los movi-
mientos secundarios (moverse irregularmente a un estado miembro di-
ferente del que les ha correspondido). Pero, para que esto obtenga los re-

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la protección de los refugiados por causa de la guerra... 403

sultados deseados, hay que proponer un sistema de Dublín (de reparto


intraeuropeo de responsabilidad de examen de las solicitudes) que tenga
en cuenta las características objetivas de la persona antes de proceder al
reparto: sus lazos lingüísticos, culturales o familiares en sentido amplio;
anteriores trabajos o estudios en europa; vínculos reales de amistad o
diáspora en destino (y que solo se distribuya a las personas fuera de esos
criterios cuando, a través de ellos, se podría sobrepasar la capacidad de
acogida e integración de un estado miembro). Sin embargo, la reforma
del sistema de Dublín en su estado actual no va más allá de priorizar cri-
terios familiares o de respeto al interés superior del menor.
asimismo, la Comisión europea, en una reciente Comunicación29 sobre
control de la inmigración irregular, invita a reforzar decididamente la
aplicación de la Directiva de retorno y a potenciar los acuerdos de read-
misión con casi todos los países de origen. estos últimos (llamados aho-
ra «pactos a medida») son criticables, ya que externalizan la responsabi-
lidad para discernir, de entre las entradas irregulares, aquellas que tienen
causa para obtener protección internacional. esta política de externali-
zación del control fronterizo (y de freno a las solicitudes de asilo) debe-
ría contrarrestarse con la obligatoriedad de otorgar visados humanitarios
en las legaciones de los estados miembros y de la ue en países de per-
secución o tránsito, cuando las personas que lo solicitan están en riesgo
de sufrir tratos inhumanos prohibidos por el artículo 3 del CeDh y por
el artículo 4 de la Carta de Derechos fundamentales de la ue. así pare-
ce entenderlo el abogado General mengozzi en X, X contra Bélgica, un
asunto que en estos momentos se encuentra pendiente de la decisión del
tribunal de justicia de la ue30. el tjue podría tomar el camino –me-

29. Communication from the Commission to the european Parliament and the Coun-
cil on a more effective return policy in the european Union. a renewed action
Plan. Com (2017) 200 final, brussels, 2 march, 2017.
30. Conclusions de l‘avocat Général, M. Paolo Mengozzi, présentées le 7 février 2017
(1) affaire C-638/16 (PPu) X, X contre État belge; en línea:
http://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?text=&docid=187561&
pageindex=0&doclang=Fr&mode=lst&dir=&occ=first&part=1&cid=6643
02 (Consulta el 5 de marzo de 2017)

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404 cristina cortázar rotaeche

nos comprometido– de contestar solo respecto de la no obligatoriedad


de dichos visados según el Código de visados de la ue (algo que a día de
hoy es cierto), o bien aportar una verdadera solución: refiriéndose tam-
bién a la posible vulneración del artículo 4 de la Carta de Derechos Fun-
damentales de la ue y el artículo 3 del CeDh cuando un estado miem-
bro niega dicho visado en determinadas circunstancias. además, para
evitar que dicha política de externalización termine con el derecho al asi-
lo en europa, habrán de establecerse otros canales legales de acceso para
los refugiados, como el establecimiento de cuotas de reasentamiento ra-
zonables, proporcionadas y no sometidas a condición.

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405

SIN TRINCHERA: LA VIOLENCIA SEXUAL


CONTRA LAS MUJERES
COMO ARMA DE GUERRA
Sonia Herrera Sánchez*

Fecha de recepción: marzo de 2017


Fecha de aceptación y versión final: abril de 2017

Resumen
el presente artículo pretende aproximarse al fenómeno de la violencia sexual
contra las mujeres, utilizada como arma de guerra en los conflictos armados con-
temporáneos, desde una mirada retrospectiva y haciendo hincapié en las causas
estructurales que perpetúan la desigualdad de género y el control sobre el cuerpo
de las mujeres y que se exacerban en contextos de alta violencia. asimismo, se
aborda la necesidad imperiosa de una nueva narrativa sobre este fenómeno po-
limórfico que abarque toda su complejidad y promueva un discurso constructi-
vo que emane de las propias experiencias de resiliencia de las supervivientes.
PaLabraS CLaVe: violencia sexual, guerra, género, mujeres, conflictos.

Defenceless: sexual violence against women


as a weapon of war
Abstract
this article intends to explore the phenomenon of sexual violence against women,
used as a weapon of war in contemporary armed conflicts, from a retrospective

* Doctoranda de la uab. investigadora independiente. especialista en cine y es-


tudios feministas, educomunicación y periodismo de paz. integrante de la Liga
internacional de mujeres por la Paz y la Libertad (WiLPF).
<sonia.herrera@e-campus.uab.cat>.

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406 sonia herrera sánchez

point of view and emphasizing the structural causes that perpetuate gender in-
equality and control over women’s bodies, which is exacerbated in highly violent
contexts. In addition, this article addresses the imperative need for a new nar-
rative regarding this polymorphic phenomenon that takes on its full complexity
and promotes constructive discourse deriving from survivors’ own experiences of
resilience.

Key WorDS: sexual violence, war, gender, women, conflicts.

–––––––––––––––

Introducción

en el documental Violencia sexual, secuelas de una guerra, de Felipe De-


gregori, una voz en off nos introduce el tema del presente artículo:
«Cuando lo único de valor que les quedaba era su propio cuerpo, contra
él arremetieron. el cuerpo de la mujer se convirtió en un nuevo campo
de batalla, y se ensañaron con él».
no hay trincheras donde resguardarse. Los cuerpos de las mujeres devie-
nen «campo de batalla» en situaciones de conflicto, pero también en
contextos de alta violencia –no catalogados por el Derecho internacio-
nal como conflicto bélico–, incluso en sociedades supuestamente en paz,
ya que la cultura patriarcal hegemónica nos define como seres controla-
bles, utilizables, maltratables, mercantilizables, cosificables, «violables»1 y
eliminables2 en cualquier marco social que analicemos, más allá de espe-
cificidades y grados de violencia.

1. e. Grau, «Vivir en un cuerpo violable»: en pie de paz 28 (1993), p. 47.


2. ya hablé de estas consideraciones sobre los cuerpos femeninos en otras publi-
caciones, como «Feminicidio y cine español. entre el buenismo y la psicopa-
tía» en VV.aa, Informe 2015 de Feminicidio.net, 2016 (http://www.feminici
dio.net/articulo/informe-2015-feminicidio-y-cine-español-buenismo-y-la-psi
copatía), en atrapadas en el limbo. Mujeres, migraciones y violencia sexual, Cua-
dernos Cj (187), barcelona 2014, p. 7 (http://www.cristianismeijusticia.net/fi
les/es187.pdf )

Sal Terrae | 105 (2017) 405-418


sin trinchera: la violencia sexual contra las mujeres... 407

así lo atestigua elisabeth Wood cuando sostiene que «los modelos de


violencia sexual en la guerra parecen ser una magnificación de las prác-
ticas culturales propias de los tiempos de paz»3; o alexandra nariño, al
afirmar que la violencia sexual «es la expresión concreta, directa, de una
violencia estructural; es un instrumento de control. el conflicto exacer-
ba esa violencia»4.
yolanda aguilar añade que este tipo de violencia atenta contra «el ser in-
tegral de la persona, transgrede los límites corporales, emocionales y [...]
por tanto, desestabiliza a la totalidad del ser. en condiciones de guerra
los efectos son mucho más devastadores, pues el tejido social más próxi-
mo está roto, y la condición humana está en un estado límite de extre-
ma vulnerabilidad»5.
Para judith butler «el cuerpo está expuesto a fuerzas social y política-
mente articuladas»6. en la misma línea, al hablar del control sobre el
cuerpo de las mujeres, maría Villellas argumenta que esta «ha sido una
constante del patriarcado, con muy diversas manifestaciones. La más evi-
dente de ellas, el control de su sexualidad y la consideración del cuerpo
de las mujeres como una propiedad masculina. mediante el estableci-
miento de normas sociales y culturales que sancionan cuáles son las con-
ductas apropiadas para las mujeres, especial y fundamentalmente en el
campo de la sexualidad, pero también en otros ámbitos, se produce un
férreo control social que posibilita la perpetuación del sistema patriarcal.

3. e. WooD, «Variación de la violencia sexual en tiempos de guerra: la violación


en la guerra no es inevitable»: revista de estudios socio-jurídicos 14/1 (2012),
19-57, p. 22.
4. a. nariño, «Violencia sexual: ¿un arma de guerra?»: la Haine (2015); en lí-
nea: http://www.lahaine.org/mundo.php/violencia-sexual-iun-arma-de (Con-
sulta el 8 de marzo de 2017).
5. y. aGuiLar, «La violencia sexual durante el conflicto armado interno en Gua-
temala y la necesidad de recordar para construir memoria colectiva desde las
mujeres»: encuentro de salud Mental en Guatemala 2005 y Ponencia elaborada
para el Congreso de lasa (2006): 1-24, p. 4.
6. j. butLer, Marcos de guerra: las vidas lloradas, Paidós, barcelona 2010, pp. 15-16.

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408 sonia herrera sánchez

así, el cuerpo femenino se convierte en escenario de límites y fronteras


entre lo permitido y lo adecuado socialmente y aquello que debe ser des-
terrado» (2010: 7).

Un fenómeno proteico

explica Carmen magallón en Mujeres en pie de paz: pensamientos y prác-


ticas que la violencia contra las mujeres abarca un «amplio espectro que
va desde las condiciones extremas de las guerras hasta la cotidianidad del
ámbito doméstico»7. Si acercamos un poco más el foco y nos centramos
en la violencia sexual, podemos constatar que esta aseveración es igual-
mente aplicable.
rita Laura Segato, por su parte, advierte del «carácter profanador» de la
violencia sexual y afirma que la violación «no es una anomalía de un su-
jeto solitario [sino] un mensaje de poder y apropiación pronunciado en
sociedad», una práctica asentada en «una pedagogía de la crueldad en
torno a la cual gravita todo el edificio del poder» sobre los cuerpos de las
mujeres8. así, la violación se convierte en «síntesis política de la opresión
de las mujeres, [...] [en] el hecho supremo de la cultura patriarcal: la rei-
teración de la supremacía masculina y el ejercicio del derecho de pose-
sión y uso de la mujer como objeto de placer y destrucción»9.
en la misma línea que Segato, roxana arroyo Vargas y Lola Valladares
tayupanta entienden que, «en efecto, en el ejercicio de la violencia se-
xual se plasman relaciones de poder que se ejercen en el cuerpo de las

7. C. maGaLLón, Mujeres en pie de paz: pensamientos y prácticas, Siglo XXi, ma-


drid 2006, p. 38.
8. r. L. SeGato, «Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres»: so-
ciedade e estado 29/2 (2014); en línea: http://www.scielo.br/scielo.php?pid
=S0102-69922014000200003&script=sci_arttext (Consulta el 20 de diciem-
bre de 2016).
9. y. aGuiLar – a. FuLChiron, «el carácter sexual de la violencia contra las mu-
jeres», en las violencias en Guatemala. algunas perspectivas, uneSCo, Colec-
ción «Cultura de Paz», n. 10, Guatemala 2000, p. 4.

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sin trinchera: la violencia sexual contra las mujeres... 409

mujeres» e invitan a una «comprensión amplia de la violencia sexual, en-


tendida básicamente como el ataque o la invasión al cuerpo de las muje-
res, donde no existe una relación entre iguales que consienten»10.
en un intento de ofrecer una definición simplificada de «violación», el
Diccionario ideológico feminista de Victoria Sau11 la describe como «el abu-
so sexual de uno, dos o más hombres sobre una mujer, cualquiera que sea
su edad, raza y condición social. el abuso sexual puede darse por medio de
la fuerza física, las amenazas, la coacción psíquica». Pero la violencia sexual
va mucho más allá, y son múltiples las formas que adquiere: violación en
grupo, violación por sumisión química, prostitución forzada, esclavitud
sexual, tortura sexual, mutilación genital, acoso sexual, embarazo forzado,
aborto forzado, esterilización forzada, violencia obstétrica, matrimonio
forzado, abuso sexual o feminicidio sexual serial, entre otras.
algunas de estas formas de violencia sexual se dan –aunque en menor gra-
do– en tiempos de paz (violación individual y en grupo12, violación por su-
misión química13, prostitución forzada y esclavitud sexual, acoso, abuso se-
xual, violencia obstétrica...), mientras que otras acostumbran a estar
vinculadas a determinados contextos de alta violencia, ya sea en forma de
conflicto armado (los cientos de abortos forzados documentados en el in-
terior de la guerrilla de las FarC14, p.e.), de terrorismo de estado (la tor-
tura sexual durante las dictaduras de Franco, Pinochet y Videla, p.e.), de
políticas de control gubernamental (las esterilizaciones forzadas en Perú en

10. r. arroyo – L. VaLLaDareS, «Derechos humanos y violencia sexual contra las


mujeres», en (r. áViLa – j. SaLGaDo – L. VaLLaDareS [comps.]), el género en
el derecho. ensayos críticos, ministerio de justicia y Derechos humanos, Quito
2005, 397-464, p. 407.
11. V. Sau, Diccionario ideológico feminista, Vol. i, icaria, barcelona 20003, p. 273.
12. un ejemplo de ello lo encontramos en la violación múltiple que se produjo en
los Sanfermines de julio de 2016 en Pamplona: http://www.eldiario.es/cata
lunya/opinions/manada-misoginia-organizada_6_582751755.html
13. http://www.playgroundmag.net/articulos/reportajes/noche-loca-drogaron-vio
larlas_0_1744625524.html
14. http://www2.womenslinkworldwide.org/wlw/new.php?modo=detalle_pren
sa&dc=470

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410 sonia herrera sánchez

la década de 199015, p.e.) o de tradiciones religiosas y culturales (el matri-


monio forzado en países como bangladesh o níger, según informes de Mé-
dicos del Mundo16, o la mutilación genital femenina en egipto, Somalia o
Sierra Leona, según datos de amnistía Internacional17).
arroyo Vargas y Valladares tayupanta refrendan la condición policéfala
y cambiante de la violencia sexual, así como su carácter global:
«La violencia sexual no se produce de una manera aislada o intermi-
tente. es una constante, presente en todas las regiones del mundo,
bajo las más variadas circunstancias, en regímenes democráticos, en
conflictos armados, en el ámbito de lo privado y en el mundo de lo
público. es ejecutada por los más diversos actores, agentes del esta-
do, particulares, conocidos y desconocidos. La Declaración de las na-
ciones unidas sobre la eliminación de la Violencia contra la mujer
define los ámbitos donde se produce la violencia sexual: la familia, in-
cluidos el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violación por el ma-
rido; la violencia sexual perpetrada dentro de la comunidad en gene-
ral, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y la intimidación
sexual en el trabajo, en instituciones educacionales y en otros lugares;
la trata de mujeres y la prostitución forzada, perpetrada o tolerada por
el estado, dondequiera que ocurra»18.
Coincidimos con las autoras anteriormente mencionadas y respaldamos
la importancia de «entender el continuum que lleva de la violencia se-
xual en contextos de “paz” a su uso en contextos de “guerra”»19.

15. 314.605 mujeres fueron esterilizadas en el marco del Programa nacional de


Planificación Familiar del gobierno de alberto Fujimori. http://www.bbc.com/
mundo/noticias/2015/11/151108_esterilizaciones_forzadas_historias_inte
res_nacional_peru_bm
16. https://www.medicosdelmundo.org/index.php/mod.documentos/mem.des
cargar/fichero.documentos_9_matr_Forzado_precoz_9afd7f90%232e%23pdf
17. https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/mutila
cion-genital-femenina-todavia-29-paises-siguen-practicando-esta-forma-de-
violencia-contra/
18. r. arroyo – L. VaLLaDareS, op. cit., pp. 407-408.
19. m. ViLLeLLaS, «La violencia sexual como arma de guerra»: Quaderns de Cons-
trucció de Pau 15 (2010), 1-17, p. 7.

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sin trinchera: la violencia sexual contra las mujeres... 411

La violencia sexual como arma de guerra: una constante histórica

habiendo evidenciado que «la violencia sexual en los conflictos armados


no ocurre en forma aislada de las relaciones de género, socioeconómicas
y culturales preexistentes»20, y comprendiendo cómo el sistema de do-
minación patriarcal legitima y perpetúa la violencia sexual contra las mu-
jeres en sus diversas manifestaciones y en distintos contextos sociopolíti-
cos, si nos fijamos en los escenarios bélicos y realizamos una somera
retrospectiva, podemos comprobar que, aun cuando la violencia sexual
haya sido «un tema tabú»21 y un fenómeno históricamente silenciado, el
uso de la violencia sexual como arma de guerra «no es un fenómeno que
haya hecho su aparición en las guerras contemporáneas»22:
«La violencia sexual seguramente ha tenido lugar en todos los con-
flictos armados a lo largo de la historia, si bien su visibilización es
muy reciente. así, desde la leyenda del rapto de las Sabinas en los
orígenes de la roma antigua, hasta las violaciones masivas de muje-
res alemanas por parte del ejército soviético –entre 100.000 y un
millón de mujeres alemanas pudieron haber sido víctimas de esta
violencia–, o el fenómeno de las “mujeres confort”, esclavas sexua-
les al servicio del ejército japonés durante la Segunda Guerra mun-
dial, la historiografía está plagada de episodios de violencia sexual
organizada en contextos bélicos»23.
asimismo, según naciones unidas, en ruanda, «entre 100.000 y 250.000
mujeres fueron violadas durante los tres meses de genocidio en 1994.
[...] más de 60.000 mujeres fueron violadas durante la guerra civil en
Sierra Leona (1991-2002); más de 40.000 en Liberia (1989-2003); has-
ta unas 60.000 en la ex yugoslavia (1992-1995); y al menos 200.000 en
la república Democrática del Congo desde 1998»24.

20. j. Leatherman, «Violencia sexual, guerra globalizada y el colapso de los espa-


cios seguros»: Politai: revista de Ciencia Política Vol. 3, 4 (2012), p. 32.
21. Ibid., p. 29.
22. m. ViLLeLLaS, op. cit., p. 6.
23. Ibid.
24. uniteD nationS, «La violencia sexual: un instrumento de guerra», UN

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412 sonia herrera sánchez

es precisamente a partir de las atrocidades cometidas contra miles de


mujeres bosníacas musulmanas y miles de mujeres ruandesas, mayorita-
riamente tutsis, cuando «en el estatuto del tribunal Penal internacional
para la ex yugoslavia (iCty, 1993) se incluyó la violación como crimen
de lesa humanidad, junto con otros delitos como la tortura y el extermi-
nio, cuando se cometen en conflictos armados y van dirigidos contra una
población civil»25.
La violencia sexual en el marco de los conflictos armados está considera-
da, pues, como un crimen de guerra desde la década de los noventa; pero
ello no es óbice para que su utilización continúe plenamente vigente
como método para infligir terror, someter y humillar de forma indivi-
dual –a la mujer agredida– y colectiva –a la comunidad a la que perte-
nece: «el cuerpo de la mujer, que es considerado propiedad masculina y
propiedad de la sociedad, es el medio para transmitir un mensaje de hu-
millación y poder al enemigo. es decir, que mediante el cuerpo de las
mujeres no solo se ejerce un control sobre ellas, sino que este control se
hace extensivo a toda la sociedad enemiga»26.
también olga amparo Sánchez Gómez, refiriéndose a la violencia se-
xual dentro del complejo conflicto armado interno en Colombia27, re-
dunda en su pluralidad de manifestaciones, «producto del desprecio,
el miedo y el odio a lo que representa material y simbólicamente el
cuerpo femenino»28: «Los actores armados, paramilitares, desmoviliza-

(2014); en línea: http://www.un.org/es/preventgenocide/rwanda/about/bgse


xualviolence.shtml (Consulta el 1 de marzo de 2017).
25. Ibid.
26. m. ViLLeLLaS, op. cit., pp. 8-9.
27. el conflicto en Colombia se desarrolla desde los años 60 del pasado siglo. ac-
tualmente las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FarC) se en-
cuentran en proceso de desmovilización tras el acuerdo de paz firmado el 24 de
noviembre de 2016 en el teatro Colón de bogotá. asimismo, el gobierno co-
lombiano y el ejército de Liberación nacional (eLn) iniciaron una fase pú-
blica de diálogos de paz en Quito en febrero de 2017.
28. o. a. SánChez Gómez, las Violencias contra las Mujeres en una sociedad en
Guerra, ruta Pacífica de las mujeres Colombianas, bogotá 2008.

Sal Terrae | 105 (2017) 405-418


sin trinchera: la violencia sexual contra las mujeres... 413

dos, guerrilla y agentes de la fuerza pública [...] perpetran violaciones


sexuales masivas y múltiples; violaciones a mujeres privadas de su li-
bertad en forma ilegal; mutilación de órganos sexuales femeninos de
las mujeres torturadas y violadas; mutilación de los fetos de las muje-
res embarazadas; actos humillantes y degradantes, como obligar a las
mujeres a bailar o desnudarse en público y ante la fuerza pública u
otros actores armados; esclavitud sexual en los destacamentos o en
“zonas de tolerancia” establecidas por los actores armados exigiendo
que las mujeres realicen las labores domésticas, además de prestar “ser-
vicios sexuales”».
otro ejemplo más del uso de la violencia sexual como arma y estrate-
gia de guerra, lo encontramos en el caso del conflicto armado interno
(1962-1996) y el genocidio guatemalteco (1978-1983), que se ensañó
especialmente con las mujeres mayas q’eqchi’es (80%)29. Sobre este
caso en particular, aguilar recoge lo que significó esta violencia para las
víctimas a través del informe Proyecto interdiocesano de recuperación
de la memoria histórica (remhi) y el informe «Guatemala, nunca
más», realizado por la oficina de Derechos humanos del arzobispado
de Guatemala30:
a) La violación constituyó una demostración de poder como parte
de la estrategia de terror que pretendía definir con claridad quién
dominaba y quién debería subordinarse.
b) una victoria sobre los oponentes, en función no solo de lo que re-
presentaban por sí mismas, sino en función de lo que representa-
ban para los otros y como objetivo político para agredir a otros.
c) una moneda de cambio, en algunos casos como única forma de
sobrevivir ellas mismas o sus hijos.

29. http://www.feminicidio.net/articulo/guatemala-condena-hist%C3%b3rica-
violencia-sexual-y-asesinato-mujeres-mayas
30. y. aGuiLar, «La violencia sexual durante el conflicto armado interno en Gua-
temala y la necesidad de recordar para construir memoria colectiva desde las
mujeres»: encuentro de salud Mental en Guatemala 2005 y Ponencia elaborada
para el Congreso de lasa (2006): 1-24, p. 5.

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414 sonia herrera sánchez

d) Como botín de guerra, premio o compensación a los soldados


por su participación en la guerra.
e) Como tortura sexual extrema.
estos rasgos son ampliamente extrapolables a la utilización de la violen-
cia sexual en cualquier conflicto, del mismo modo que lo son las conse-
cuencias de la misma, ya que los efectos de esta se perpetúan en el tiem-
po «en la forma de embarazos no deseados, enfermedades de transmisión
sexual y estigmatización. La violencia sexual generalizada, de por sí, pue-
de continuar o incluso incrementarse después de un conflicto, como
consecuencia de la inseguridad y la impunidad»31.

Memoria, resiliencia, resistencia

Sostiene aguilar que la impunidad «crea las condiciones para la repro-


ducción de estos crímenes y envía un mensaje a los que cometieron es-
tos crímenes sexuales contra las mujeres, que la sociedad tolera y que,
por lo tanto, pueden volver a cometer»32. Para luchar contra la toleran-
cia social y la impunidad es indispensable visibilizar el fenómeno y trans-
formar la mirada preeminente sobre el mismo.
Si bien es necesario «profundizar en los efectos que ocasionó la violencia
sexual en la vida de las mujeres y en las vías que les han permitido so-
brevivir»33, este proceso de «reconocerse víctimas de violencia sexual para
transitar por caminos que les permita hablar de lo que sucedió y romper
el silencio»34 debe ir acompañado de comprensión y sensibilidad «hacia
los casos individuales en los que las víctimas deciden no hacer públicas
sus vivencias»35.

31. uniteD nationS, «La violencia sexual: un instrumento de guerra», UN


(2014); en línea: http://www.un.org/es/preventgenocide/rwanda/about/bgse
xualviolence.shtml (Consulta el 1 de marzo de 2017).
32. y. aGuiLar, op. cit., p. 18.
33. Ibid., p. 12.
34. Ibidem.
35. m. ViLLeLLaS, op. cit., p. 13.

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sin trinchera: la violencia sexual contra las mujeres... 415

Cabe añadir, que este no es nunca es un proceso sencillo y que a menu-


do constituye un camino pedregoso y cargado de revictimización sim-
bólica e institución, porque, tal como escribía en mayo de 2016 la pe-
riodista Denise Dresser en el periódico mexicano reforma, a las mujeres
se nos dice que no somos testigos fiables de nuestras propias vidas; que
la verdad no es nuestra propiedad, ni ahora ni nunca36.
así, al denunciar públicamente violencia sexual (no solamente en caso
de conflicto armado o violencia política), la primera traba que encon-
tramos es la sospecha, «la duda acerca de si la víctima consintió la viola-
ción»37. esta duda normalmente conlleva prejuicios y estigmas sociales
sobre los roles de género adjudicados a las mujeres que «permiten enal-
tecer la masculinidad violenta» y que consideran que, aun en condicio-
nes de guerra, «pudo haber un instante de disfrute»38, lo cual apareja con-
dena social hacia la víctima, en lugar de hacia los victimarios: «La
mayoría de las sociedades culpan, marginan y castigan a las mujeres –en
vez de a los hombres– por la violencia sexual. es muy posible que su fa-
milia repudie a la mujer o a la niña, o que la comunidad la expulse. La
indiferencia de la familia, de la comunidad, de la nación y de la comu-
nidad internacional refuerza la desesperanza y la angustia de la persona.
Las mujeres y las niñas que han sido objeto de la violencia sexual han
aprendido que el mundo no es seguro para el sexo femenino. mientras
que se puede evitar a un enemigo étnico o nacional tras el conflicto ar-
mado, es imposible esquivar a todos los hombres»39.
Culpa, vergüenza, exclusión, estigma, ostracismo, víctima, impunidad,
silencio: este es el vocabulario empleado habitualmente para referirse a
los efectos y consecuencias de la violencia sexual. un vocabulario que es
necesario sustituir por otro que describa a las mujeres no solamente

36. http://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?
id=87588&urlredirect=http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/edi
torial.aspx?id=87588
37. y. aGuiLar, op. cit., p. 16.
38. Ibid., p. 13.
39. K. thomaS, «Violencia sexual: arma de guerra»: revista Migraciones Forzadas
27 (2007), p. 16.

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416 sonia herrera sánchez

como «víctimas en tanto violación de sus derechos humanos»40, sino como


sujetos de derecho en cuanto a su sexualidad y reproducción, «sujetos de
las propias decisiones sobre el cuerpo y la vida»41 y agentes de cambio y
transformación social. un vocabulario que construya una narrativa distin-
ta sobre la violencia sexual, que huya del estereotipo de «víctimas pasivas
de los conflictos armados» y de la «mujer desvalida que debe ser objeto de
protección»42, y que abandone la infantilización y la sumisión como carac-
terísticas supuestamente inalienables del sujeto «mujer» que ha sido edifi-
cado desde una visión patriarcal y profundamente androcéntrica.
el giro en el relato pasa por visibilizar a través «de los medios de comu-
nicación y de los movimientos sociales, a nivel local y global»43, el traba-
jo de las mujeres supervivientes y sus «experiencias de respuesta frente a
esta violencia»44, sus esfuerzos por promover cambios legislativos, sus
«procesos de sanación, de empoderamiento, de reconstrucción de la me-
moria histórica, de lucha por la justicia y de organización»45, las redes y
organizaciones de apoyo existentes, las «contribuciones feministas al aná-
lisis de los conflictos armados»46.
De este modo, la narrativa sobre la violencia sexual vira hacia un len-
guaje positivo y constructivo: agencia, autonomía, sanación, supervi-
vientes, transgresión del control social, toma de conciencia «de los po-
deres instalados en las relaciones desiguales entre hombres y mujeres»47,
resistencia, resiliencia... un lenguaje que debe poner de relieve que «se-
guir viviendo es una forma de resistencia», y que es preciso «comprender
que el dolor se puede transformar en justicia y que las experiencias vivi-
das pueden convertirse en mecanismos de afrontamiento»48.

40. r. arroyo – L. VaLLaDareS, op. cit., p. 407.


41. y. aGuiLar, op. cit., p. 15.
42. m. ViLLeLLaS, op. cit., p. 12.
43. j. Leatherman, op. cit., p. 29.
44. m. ViLLeLLaS, op. cit., p. 6.
45. y. aGuiLar, op. cit., p. 16.
46. m. ViLLeLLaS, op. cit., p. 5.
47. y. aGuiLar, op. cit., p. 15.
48. Ibidem.

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sin trinchera: la violencia sexual contra las mujeres... 417

Un horizonte lejano

una vez realizado el diagnóstico, conviene orientar la mirada hacia el fu-


turo, hacia los retos, las preguntas y las acciones necesarias para contri-
buir a erradicar la violencia sexual, tanto en situación de conflicto como
en tiempos de paz, porque, tal como afirma maría Gómez, «terminar
con esta fascinación que el sexo masculino siente por la violencia es uno
de los grandes retos que tiene no solo la educación para la paz, sino la
misma convivencia humana»49.
el horizonte no resulta halagüeño, ya que, «a pesar de todas las victorias
en el campo del estado y de la multiplicación de leyes y políticas públi-
cas de protección para las mujeres, su vulnerabilidad frente a la violen-
cia ha aumentado [...] en el contexto de las nuevas guerras»50.
Si bien el Consejo de Seguridad de la onu aprobó en 2009 las resolu-
ciones 1.888 y 1.889 que concretan los compromisos adquiridos previa-
mente en la resolución 1.820 y en la resolución 1.325 en materia de
violencia sexual y mujeres, paz y seguridad, las medidas para garantizar
su cumplimiento continúan siendo insuficientes51.
y ante esa insuficiencia continúa siendo oportuno traer aquí la reflexión
que arrojaba elena Grau en 1993, en plena Guerra de los balcanes, so-
bre la violencia sexual:
«Somos nosotras, mujeres que vivimos en un cuerpo violable. Vio-
laciones fruto de la agresividad de un hombre que la concentra en
su ser individual o violaciones fruto de la violencia generalizada que
es la guerra. Da lo mismo. [...] ¿Cómo puedo explicar a mi hija –a
nuestras hijas– el porqué de la violación y la muerte de niñas, sin

49. m. Gómez y Patiño, Paz: femenino, singular. ¿Una beatería feminista o una
aportación femenina?, Servicio de Publicaciones de la universidad de Córdoba,
Córdoba 2005, p. 41.
50. r. L. SeGato, op. cit.
51. Se recomienda consultar el siguiente documento: m. meSa (coord.), Balance de
una década de paz y conflictos: tensiones y retos en el sistema internacional. anua-
rio 2010-2011, icaria, barcelona 2010.

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418 sonia herrera sánchez

dejarme llevar por esa ira de sentirlas tan próximas? ¿Cómo puedo
tratar de que aprenda a vivir –como lo he hecho yo, como todas he-
mos hecho– en un cuerpo violable, sin sentir que es un despropósi-
to? ¿Cómo podemos ser mujeres libres de realizar nuestros deseos
–cómo enseñar a serlo– conociendo la posibilidad de la violación y
la muerte físicas, y no solo simbólicas?»52.
resulta ineludible intensificar los esfuerzos en cuanto a la rendición de
cuentas, el registro de la memoria histórica de víctimas y supervivientes,
los programas restaurativos y las garantías de no repetición, porque «la
violación en tiempos de guerra no es inevitable»53; pero el cambio sus-
tancial pasa por la educación en igualdad entre mujeres y hombres, por
una pedagogía del consentimiento y una deconstrucción de las relacio-
nes de poder asimétricas que sustentan la dominación masculina y la dis-
criminación de lo femenino. Solo así lograremos atisbar siquiera la posi-
bilidad de desterrar ese «despropósito» del que hablaba Grau. Solo así las
mujeres dejaremos de vivir en «cuerpos violables», en cuerpos perma-
nentemente en guerra sin trinchera.

52. e. Grau, «Vivir en un cuerpo violable»: en pie de paz 28 (1993), 47.


53. e. WooD, «Variación de la violencia sexual en tiempos de guerra: la violación
en la guerra no es inevitable»: revista de estudios socio-jurídicos 14, (1), (2012),
19-57.

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TRANSMISIÓN TRANSGENERACIONAL
DEL TRAUMA
Verónica Nehama Masri*

Fecha de recepción: marzo de 2017


Fecha de aceptación y versión final: abril de 2017

Resumen
la mente tiende a rehuir lo doloroso para arrinconarlo en el subconsciente, pero
la memoria individual, heredera tenaz de la memoria colectiva, que finge olvi-
dar para recuperar la paz social, impide enterrar las tragedias, que acaban por
aflorar. la mayoría de los supervivientes del Holocausto, que los judíos llama-
mos Shoá, tardaron 40 años en contar su martirio, y el resto nunca habló para
preservar a sus hijos del dolor que les roía las entrañas. a pesar de no haber po-
dido hacer la catarsis de su duelo, mis padres nos enseñaron a confiar en el fu-
turo y en nuestros semejantes.
PaLabraS CLaVe: holocausto, trauma, justicia, memoria.

Transgenerational transfer of trauma


Abstract
the mind tends to shy away from pain only to bury it in the subconscious, but
individual memory, the tenacious heir of collective memory which pretends to
forget in order to regain social peace, prevents tragedies from being buried and
so they end up resurfacing. the majority of survivors of the Holocaust, which we
jews call shoah, took 40 years to speak of their ordeal, and the rest never talked
so as to save their children from the pain that was tearing them apart inside.
Despite not being able to cathartically release their grief, my parents taught us
to trust in the future and our fellowmen.
Key WorDS: holocaust, trauma, justice, memory.

* escritora; profesora; conferenciante. <veronicanehama@yahoo.es>

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420 verónica nehama masri

La extrema vulnerabilidad física y psíquica del ser humano solo es equi-


parable a su capacidad de herir, humillar y destrozar a sus semejantes. La
historia siempre fue pródiga en guerras y genocidios que se saldaron con
limpiezas étnicas o religiosas, cuyo objetivo era la homogeneidad cultu-
ral y social. Las minorías, los diferentes, que sufren y sangran con la mis-
ma intensidad que sus verdugos, se han convertido demasiado a menu-
do en chivos expiatorios de quienes cultivan el odio y el rechazo como
flores venenosas cuyas raíces se hunden en el inconsciente colectivo des-
de hace milenios.
Cuando se manifiesta la dicotomía entre verdugos y víctimas, los obser-
vadores se enfrentan a un dilema ético que dificulta su deseo de perma-
necer neutrales. Desgraciadamente, el instinto de conservación y un sen-
timiento turbio de alivio por haber sido preservados los inclinan del lado
del victimario, que solo exige indiferencia, mientras la víctima demanda
empatía, acción, compromiso y memoria. Finiquitado el conflicto, de-
fienden su claudicación moral desacreditando a los mártires y procurán-
dose coartadas basadas en la ignorancia o la obediencia a leyes ineludi-
bles, argumentos que la sociedad finge aceptar para recuperar la ilusoria
sensación de bienestar y de paz. el silencio cómplice, que quiere pasar
página, impide a los agraviados superar su malestar emocional, que se
deposita en el fondo de su alma alienando sus pensamientos y generan-
do angustia y desconfianza. hace falta voluntad y amor para recuperar
el deseo de vivir sin pervertir el espíritu de quienes nos rodean. Somos el
producto conjugado de nuestro patrimonio genético y cultural, que
transmitimos a nuestros descendientes, los cuales heredan no solo rasgos
físicos, sino un acervo cultural y afectivo que conformará la trama y ur-
dimbre de sus vidas
Sin discutir sus evidentes beneficios, los avances tecnológicos han fo-
mentado cotas de crueldad apenas imaginables. Las armas atómicas sol-
ventan los «problemas» a distancia, y la fuerza militar sustituye al dere-
cho de los pueblos. a pesar del afianzamiento de las democracias, y la
promulgación de los Derechos humanos, el mundo parece haber perdi-
do todo referente moral. el siglo XX, que merece el apelativo de maldi-
to, llevó a la humanidad al paroxismo del dolor y la miseria, y el miedo
a la repetición de tragedias similares promueve el buenismo de los esta-

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transmisión transgeneracional del trauma 421

dos, mientras la inoperante onu se limita a emitir inútiles condenas.


Cuando los conflictos larvados estallan, cientos de miles de personas
buscan refugio en países más prósperos y tranquilos y parecen privilegiar
en su elección a la vieja europa, otrora conquistadora, hoy conquistada.
Las persecuciones, expolios, torturas y asesinatos alcanzaron su punto
culminante en los campos de concentración y muerte. Curiosamente,
para poner el acento sobre los millones de desplazados se eligió en 1977
en las naciones unidas el «Día de Solidaridad con el pueblo Palestino».
era la primera vez que un grupo merecía la consideración de una insti-
tución que apenas se había preocupado por los terribles éxodos anterio-
res y posteriores: los armenios, los kurdos, los 14 millones de hindúes y
paquistaníes que recorrieron la península indostánica, o los 900.000
mizrahim o judíos meso-orientales expulsados de los países árabes.

yo fui uno de esos mizrahim, pero nadie se molestó en conocer nuestra his-
toria. ningún estado, salvo israel, se ofreció a acogernos; ningún gobierno
envió dinero para ayudarnos; y, por supuesto, el mundo no emitió conde-
nas hacia los países que convirtieron en apátridas a los hebreos, que vivían
pacíficamente entre sus compatriotas musulmanes y cristianos.
Dos acontecimientos relacionados con mi condición de judía, uno vivi-
do y el otro contado, marcaron mi trayectoria vital. yo no era conscien-
te de la identidad que latía en mi interior y que me obligaron a asumir.
De manera irracional, siempre temí el rechazo y me esforzaba por ser
aceptada, mostrando actitudes conciliadoras e incluso complacientes.
tenía la impresión de ser el elemento discordante, porque mi nombre y
mi lugar de nacimiento resultaban exóticos en el medio universitario de
la españa de los años sesenta y suscitaban una curiosidad morbosa que
se diluía una vez exprimida la naranja informativa. Sin saberlo, intenta-
ba exorcizar el dolor que me hirió con apenas diez años, cuando mi fa-
milia fue expulsada de nuestra patria. el segundo suceso me golpeó el día
en que cumplía 61 años. Descubrí que soy una superviviente indirecta
del holocausto y supe que nada en mi vida había ocurrido por casuali-
dad. agradecí el silencio protector de mis padres, pero comprendí que
olvidar a las víctimas significa asesinarlas por segunda vez. mi deber era

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422 verónica nehama masri

transmitir a mis descendientes nuestra historia familiar, porque, si los ni-


ños necesitan alas para volar, también precisan raíces para encastrarse en
una sólida realidad.
nací en un país musulmán, en una familia judía, y me eduqué en países
y colegios cristianos. Desde la atalaya de mis años y vivencias puedo afir-
mar que es posible superar el trauma de ser apátrida e incluso el sufri-
miento latente de haber perdido a la mayor parte de mi familia, injusta-
mente asesinada. Si bien el perdón resulta imposible, se puede trascender
el odio y aprender a confiar de nuevo, gracias al amor de la familia y a la
suerte, que los orientales llamamos baraka.
Los israelitas de Marruecos, libia, túnez, argelia, egipto, siria, líbano,
Irak, Yemen y sudán fuimos hostigados, despojados y desterrados, ob-
viando nuestro arraigo milenario y convirtiendo nuestra religión en es-
tigma. miles de inocentes fueron asesinados; sus sinagogas y cemente-
rios, arrasados; sus bienes y propiedades, por valor de miles de millones
de dólares, saqueados y expropiados. ¡La superficie total de las tierras
usurpadas a los judíos en los países árabes alcanzó 65.000 km2, 5 veces
el estado de israel! Desmoralizados y sin recursos, solo contábamos con
la solidaridad institucional de nuestros correligionarios y del recién creado
estado de israel, cuya razón fundacional es proteger a los judíos. a través
de la sojnut1 se concedieron préstamos de honor para ayudar a las familias
a viajar e integrarse en sus países de acogida; pero las buenas noticias no
provocan interés mediático, y este éxodo, uno de los desplazamientos po-
blacionales más importantes del siglo XX, pasó completamente inadver-
tido. el doble rasero internacional aplicado a los refugiados (el término
«refugiado», stricto sensu, se refiere a una salida del país de origen y no a
un desplazamiento dentro del mismo) es clamoroso. nadie felicitó a is-
rael por recibir a sus correligionarios, pero ninguna voz reprochó a los 22
países árabes su falta de empatía con los suyos.

el fin de las comunidades judías de los países árabes es solo un eslabón


en la historia de un pueblo vapuleado durante milenios, que conserva en

1. nota del editor: agencia judía para israel

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transmisión transgeneracional del trauma 423

su acervo cultural transgeneracional la memoria colectiva de tanto in-


fortunio. Las persecuciones y asesinatos jalonan nuestro itinerario, y ante
esa terca repetición cabe preguntarse si existe esperanza de reconciliación
entre los seres humanos, que tantas veces han pervertido su esencia y el
mensaje de su Creador: «ama a tu prójimo como a ti mismo».
Cada vez que utilizo mi apreciado pasaporte español, me parece seguir
viendo las dos palabras que finiquitaron brutalmente mi infancia: «Sin
retorno». el 12 de enero de 1957, mi familia y yo abandonamos egip-
to por un delito que no habíamos cometido. Éramos judíos y, por lo
tanto, indeseables. mis hermanos y yo, nacidos y criados en alejandría,
nos convertimos en parte de la tropa de judíos expulsados de sus ma-
drastras patrias.
al igual que la comunidad griega de Salónica, de donde era oriunda mi
familia paterna, o la de alepo en Siria, de donde procedía mi madre, los
hebreos de egipto provenían de los expulsados de la inquisición euro-
pea. Se instalaron en el imperio turco-otomano y los países del norte de
áfrica, y la convivencia paralela con las poblaciones locales armonizó cos-
tumbres y generó sincretismos culturales, aunque no se produjeron mez-
clas étnicas. Para comunicarse inventaron lenguas francas. Los sefardíes
(sefarad es «españa» en hebreo) enriquecieron el español medieval con
vocablos italianos, franceses, hebreos y locales, y forjaron el ladino, ju-
dezmo o judeo-español. el núcleo familiar era la célula social fundamen-
tal, y los centros comunitarios los nudos neurálgicos de la vida religiosa y
cultural. Como la mayoría de extranjeros, se concentraron en las áreas
metropolitanas, en barrios europeizados, formando «guetos consentidos»,
pues los colectivos se agrupan por afinidades, aunque el aislamiento y el
éxito susciten rechazo y envidias. en vez de copiar costumbres que pro-
piciaban un mejor nivel de vida, sus compatriotas los culparon de hechi-
cería, y la leyenda acerca de su inteligencia superior tampoco los ayudó.
Sin embargo, ¡nadie destacó la ironía del cambio de paradigma que los
condenó a morir gaseados, acusados de ser una raza inferior!
La prohibición de poseer tierras y el sempiterno riesgo de expulsión, los
obligó a esmerar la educación de sus hijos y desarrollar profesiones trans-
portables, como banqueros, comerciantes, artesanos o médicos. Su mie-

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424 verónica nehama masri

do a la asimilación levantó barreras que contribuyeron a su autarquía y


aislamiento, y los agravios comparativos equipararon religión a etnia,
transformando el primitivo antijudaísmo religioso en una cuestión de
raza, una aberración semántica si nos referimos al pueblo más mezclado
del planeta.

Los judíos vivían bien en sus tierras de acogida, donde eran un motor
cultural y económico; pero al estancarse el crecimiento, surgieron nacio-
nalismos y odios raciales que alcanzaron incluso a quienes vivían al mar-
gen de sus comunidades creyéndose integrados. Descubrieron que basta
ser percibido como judío para serlo, que la judeidad se pega al alma, y
que es mejor asumirse que exponerse a la vergüenza del rechazo y el do-
lor del escarnio.
egipto era un crisol de nacionalidades, razas y religiones donde los ex-
tranjeros gozaban de un estatus especial e injustas prebendas que lleva-
ron al derrocamiento de la monarquía. La arrogante aristocracia de la
cultura y el dinero –un esquema típico de las sociedades coloniales– era
un polvorín que debía estallar.
La guerra de Suez, perdida en 1956, lleva la rabia de nasser al paroxis-
mo y pone fin a la entente secular. Los «extranjeros» son deportados, y
los judíos violentamente expulsados. Poco importa que hablen árabe,
vistan la galabeyah y adoren a su patria. Son escoria, y deben marcharse.
La incautación de sus capitales ayudará a cerrar las heridas, pues las ri-
quezas generadas en egipto pertenecen a los egipcios. Funcionarios co-
rruptos y violentos apalean, saquean y obligan a los desgraciados a salir
del país. ¿hacia dónde? ¿Con qué dinero? a nadie le importa. el precio
del pasaje, evidentemente, no figura entre las prebendas.
Los mizrahim fuimos arrojados a la nada, con una maleta de ropa usada
como único bagaje. muchos fueron conducidos de la cárcel al barco, es-
posados, heridos, piojosos y enfermos. un hermano de mi madre se negó
a exiliarse, creyendo que su pasaporte egipcio aseguraba el respeto de sus
derechos: había nacido en alejandría, se ponía tarbush, el fez egipcio, y
¡se apellidaba masri, que significa «el egipcio»! Lo encerraron en el cam-
po de tura, de donde lo rescató la Cruz roja cinco años después, mo-

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transmisión transgeneracional del trauma 425

ralmente destruido, esquelético, incapaz de recuperarse de la traición. ja-


más habló de su calvario. Privado de alma, escondido como un animal
asustado, nunca volvió a estampar su nombre en ningún documento y
rechazó dos herencias que lo hubiesen salvado de la pobreza, con tal de
conservar el anonimato que le había costado tan caro. ¡hay muchas ma-
neras de asesinar!
mi familia, protegida por su pasaporte español, podía elegir el momen-
to de partir, si bien mi padre fue retenido como rehén para entregar la
compañía a las autoridades. mis progenitores intentaban comprar ropa
de abrigo para afrontar el desconocido frío de europa, y nos conmina-
ban a mancharla para que pareciese usada. inconscientes del peligro, los
niños permanecíamos en casa, con la prohibición de enfermar, pues no
había médicos dispuestos a curarnos. Salvo honrosas excepciones, nos
trataban como a apestados, y todavía resuena en mis oídos la canción
con que me obsequió mi ex mejor amiga, Fatma: «Los judíos son gusa-
nos; los musulmanes, jazmines». en árabe rimaba y hasta sonaba bien.
Descubrí que era diferente y que esa diferencia era un estigma. ese pri-
mer rechazo destrozó mi candor y rompió mi infancia, pero el contacto
con otras realidades me permitió comprender que el mundo no era bi-
polar y que, además de musulmanes y judíos, ofrecía otras realidades que
podían ser estables y armónicas. mis padres nos obligaron a afrontar el
exilio como una oportunidad para crecer, en vez de incrustarnos en la
molicie; actuaron con el sentido común que dicta el cariño y nos ense-
ñaron que una actitud positiva puede salvar una vida.
mis hermanos, mi madre, mi abuela y yo salimos con nuestras cinco ma-
letas, que fueron cruelmente esquilmadas en la aduana. mi padre vio de
lejos cómo nos desnudaban en busca de joyas escondidas en algún orifi-
cio de nuestro cuerpo, y con qué alegría se apoderaron de las prendas que
consideraban demasiado buenas para los parias que desfilaban con la ca-
beza gacha. Consiguió escapar de manera rocambolesca cuatro meses
después. un aduanero se apoderó de mi traje de lana rojo, pero se lo
arrebaté con una vehemente diatriba en árabe que debió de hacer gracia
a su jefe, quien le impidió pegarme con la culata del rifle o quizás dis-
pararme. me devolvió el vestido, pero las lágrimas de mi madre horada-
ron mi corazón. Decidí olvidar el árabe y a mi patria traidora.

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426 verónica nehama masri

La decisión de olvidar es el primer síntoma de aceptación, si bien no sig-


nifica perdonar a quienes no han mostrado arrepentimiento ni expia-
ción. en el judaísmo y en el cristianismo, Dios, con su misericordia, tie-
ne la potestad de perdonar; pero ejercitar ese Perdón Puro de jesús en la
Cruz demanda renunciar no solo a la venganza, sino a la justicia, un con-
cepto demasiado arraigado en el acervo cultural judío. Por otra parte, si
la sociedad se muestra indiferente, los ultrajados se sienten abandonados,
como si el olvido de los otros reforzara su trauma.
Décadas después, cuando descubrí la trágica historia de mi familia pa-
terna, comprendí que el odio puede ser legítimo, pero el deseo de repre-
salia amarga y arrebata la paz de espíritu. Para los judíos, el perdón per-
tenece a los agraviados, lo cual convierte el asesinato en imperdonable.
obviando la catarsis del relato, muchos supervivientes fingieron olvidar
para preservar la esperanza de sus hijos sin contaminarla con el rencor, y
sacrificaron su pasado para asegurar nuestro futuro.
Los convertidos en apátridas salimos hacia destinos ignotos, donde solo
se nos permitía residir «en tránsito», pero nadie se atrincheró en los ates-
tados lugares de paso. mi familia acabó primero en un gélido albergue
italiano, y luego en un lúgubre hotel en Génova. hacinados y desorien-
tados, buscábamos trabajo en naciones que se negaban a admitirnos por
«haber excedido el cupo». Francia –a pesar de nuestra cultura francesa–
nos rechazó, y aterrizamos en Caracas sin conocer la ubicación ni el idio-
ma. Solo deseábamos salir de los guetos y reconstruir nuestra vida, qui-
zá porque nadie propició que ese denigrante estado se perpetuara. nin-
guna organización estaba dispuesta a mantenernos encerrados como un
estigma con el que chantajear eternamente al mundo, reforzando nuestra
identidad victimaria. La necesidad impuso sus leyes y mostró que solo el
esfuerzo aumenta las posibilidades de supervivencia y éxito, pues las pre-
bendas gratuitas no fomentan la independencia. Las actuales agencias de
refugiados han demostrado su poca eficacia, pues a pesar de las décadas
transcurridas y los billones de dólares recibidos, lo único que aumentó es
el número de desgraciados que viven en condiciones vergonzosas. Los
kurdos, hindúes, yazidíes, sirios o cristianos de países árabes deben reci-
bir ayudas eficaces; pero, al cabo de un tiempo razonable, su bienestar se
convierte en asunto privado, pues no pueden ser eternamente tutelados.

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transmisión transgeneracional del trauma 427

Las onGs que funcionan son las de misioneros y religiosos que se ocu-
pan tanto de necesidades materiales como educativas y espirituales.
el diminuto estado de israel fue la salvación de 650.000 inmigrantes,
que ayudaron a construir una sociedad próspera y pujante. es una lec-
ción valiosa que debemos recordar, porque todos fuimos extranjeros al-
guna vez. Los «préstamos de honor» fueron devueltos con creces, porque
se preservó la dignidad de los desgraciados al no convertirlos en mendi-
gos. una década más tarde, con mejor o peor fortuna, todos estábamos
instalados, y no se nos ocurrió exigir derecho de retorno o indemniza-
ciones. no tuvimos la ocurrencia de quejarnos, cerramos la herida... y
caímos en el olvido.
hoy, con 85 millones de habitantes, egipto es el país con mayor pobla-
ción musulmana, donde los cristianos coptos están obligados a conver-
tirse o son asesinados. el antisemitismo nunca viaja solo. Los judíos son
el canario de la mina, pues detectan la bolsa de grisú; pero cuando ago-
tan el manantial de hebreos, los xenófobos atacan a otros grupos, porque
el fanatismo resucita los peores fantasmas de la intolerancia. el mal se ex-
tiende con mayor eficacia por la inacción de los indiferentes que por la
acción de los verdugos, y la frase del pastor niemoller está de actualidad:
«no hice nada cuando vi perseguir a los negros, porque yo no era negro,
ni a los comunistas, ni a los curas, ni a los homosexuales, ni a los judí-
os... hoy, que me toca a mí, no queda nadie para defenderme». La pri-
mera lección que debemos enseñar a nuestros hijos es la empatía, que ge-
nera misericordia y fomenta la justicia.

el segundo punto de inflexión en mi vida fue descubrir que era una su-
perviviente indirecta de la Shoá y que existo porque el azar o la suerte im-
pidieron que mi padre fuera víctima del horror que aniquiló a 47 miem-
bros de su familia. Salónica, su ciudad natal, tuvo la desgracia de caer en
manos de los nazis, quienes asesinaron al 98% de los 60.000 judíos.
mi abuela paterna hablaba ladino y lloraba a menudo por su madre y sus
hermanicos muertos. Pero en mi alejandría natal nadie nos habló de las
víctimas envueltas en un sudario de olvido voluntario que parecía defi-
nitivo. mis hermanos y yo vivimos en la inopia hasta cinco años después

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428 verónica nehama masri

del fallecimiento de mi padre. Sabíamos que muchos parientes habían


muerto durante la guerra, pero desconocíamos la esencia real de la tra-
gedia. el día de mi cumpleaños, telefoneé a la prima hermana de mi pa-
dre, que vive en tel aviv y ha cumplido 98 años. Su luctuosa felicitación
me dejó helada: «hijica, aún sos joven para morir». y como un torren-
te, me reveló la terrible historia escondida, porque era la última que po-
día contarla. insisto: no existen las casualidades. Su relato quebró por se-
gunda vez mi confianza en la humanidad.
me contó que mi bisabuela, se quedó viuda con 28 años y ocho hijos. Se
llamaba bienvenida benveniste... un nombre lleno de augurios felices,
que no le impidió ser deportada, junto con cinco de sus hijos y casi todos
sus nietos, al campo de exterminio de auschwitz. La familia no halló el mí-
nimo eco de compasión entre sus compatriotas cuando los encerraron en
el gueto para hacinarlos luego en vagones de ganado herméticamente se-
llados cuyo suelo estaba recubierto de cal viva. Durante siete días, fueron
transportados a oscuras, sin aire, agua ni comida, y la mayoría murió de
hambre, de sed, por aplastamiento o por asfixia a causa de los densos va-
pores que provocaba el simple hecho de orinar. Los escasos supervivien-
tes famélicos y quemados que bajaron del vagón con sus hijitos muertos
entre los brazos fueron enviados a las duchas letales con la cruel prome-
sa de una reconfortante taza de té. Para colmo de ironía, los nazis habían
organizado una industria para matar, que las propias víctimas costeaban
pagando su pasaje, solo de ida, hacia el infierno. el relato verídico pro-
cede del testimonio de un nieto de bienvenida, que se tiró del tren en
marcha y llegó a Gran bretaña.
Solo tres hijos de bienvenida se salvaron: mi abuela estrella, que había
emigrado a egipto con su marido, poseedor del valioso pasaporte espa-
ñol; otra hija, que vivía en Palestina; y el benjamín, que se había casado
con su sobrina y se la llevó a Francia. era ella, Daisy, quien me relataba
la increíble historia. Sin pensarlo, tomé notas que se transformaron casi
involuntariamente en un libro «Las turquesas mágicas», homenaje a mis
ascendientes y testimonio para mis descendientes.
el destino tiene propósitos escondidos, que afortunadamente no siempre
coinciden con nuestros deseos. el afán de permanecer juntos llevó a fami-

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transmisión transgeneracional del trauma 429

lias enteras a morir gaseadas. mi bisabuela anhelaba retener a su lado a la


pareja compuesta por su último hijo y su primera nieta, pero dejándolos
marchar les regaló la vida. La segunda enseñanza que mis padres nos lega-
ron fue la capacidad de esperar y la confianza en la Providencia.
Durante siete años, se cortaron todas las comunicaciones, y mi tía pre-
paró las mejores estancias de su casa para recibir a sus parientes, sin sa-
ber que todos habían muerto calcinados. Cuando mi padre, a través de
la Cruz roja, se enteró del exterminio, se lo comunicó en la misma car-
ta que le anunciaba mi nacimiento. era el golpe de gracia de un largo
calvario que había comenzado con la invasión de Francia. mi tío fue ex-
pulsado del ejército por ser judío, y ella recorrió a pie 450 kilómetros
para encontrarlo en el maquis. Los alemanes la prendieron 4 veces y la
soltaron, porque no podían creer que aquella preciosa rubia de ojos azu-
les perteneciera a la raza maldita. Vivieron acosados, contrajeron el tifus,
y ella sufrió tres abortos que la dejaron estéril. Cuando recibieron la no-
ticia de su orfandad, mi tía decidió suicidarse, y él le juró que la seguiría
a la tumba. Después de una larga reflexión, eligieron vivir y recordar.

Séneca afirma que los grandes dolores son mudos. acostumbrados a ser
chivos expiatorios, los supervivientes decidieron callar y tardaron cua-
renta años en hablar de su martirio, porque era demasiado doloroso re-
cordar en un mundo que deseaba olvidar. Los testigos e historiadores ar-
gumentaban la simple y llana obediencia para justificar atroces crímenes
de lesa humanidad y sostenían que la gente ignoraba la hecatombe que
se desarrollaba bajo sus ventanas. Como si fuera posible no ver a los des-
graciados que recorrían los caminos, dejando a su paso una estela de ca-
dáveres sin sepultura, último ultraje a los israelitas, cuya ley exige ser en-
terrados en una fosa individual. nadie oía los lamentos; nadie olía el
hedor del humo ni se preocupaba por conocer el origen de las cenizas
que tapizaban un suelo que no merecía ser fertilizado por ellas. Cuando
se rasgó el velo, descubrimos que, para extenderse, el mal necesita, ade-
más de la acción de los perpetradores, la connivencia pasiva de los ob-
servadores. Para nuestros padres era demasiado tarde, y ni siquiera nos
dejaron mostrar nuestro agradecimiento por su generoso silencio. ator-
mentados por el irracional sentimiento de culpa por seguir vivos, nos li-

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430 verónica nehama masri

braron del rencor justificado que los corroía, pero nos regalaron la posibi-
lidad de confiar en el género humano, de trascender la desgracia y de amar
nuevas tierras y personas, aun sabiendo que podían volver a traicionarnos.
mi padre escogió emigrar a Venezuela, donde fuimos muy felices duran-
te nueve años, hasta que decidió cerrar el ciclo de su diáspora personal,
«regresando» a la desconocida españa, la tierra de sus antepasados, don-
de recuperó unas raíces que, lejos de estar secas, produjeron una hermo-
sa cosecha.
Se dice que conocer la historia impide repetirla. tristemente, ya no lo
creo. Los constantes genocidios y los fanatismos asesinos muestran que
la historia es una espiral que vuelve al mismo punto de odio, en la mis-
ma abscisa, añadiendo apenas una cota a la ordenada. nuestra obligación
es al menos denunciar las infamias para no exonerar a los verdugos, res-
catando y transmitiendo el sufrimiento de quienes nos ofrecieron una
infancia llena de amor y de esperanza. así mismo, debemos aprender de
los valientes que, a pesar de su propio desamparo, ayudaron a sus her-
manos a soportar el suplicio. ocuparse de los demás impide lamentarse
de manera estéril. es imprescindible también destacar las luces que sur-
gieron en ese «piélago de horror», como lo denomina imre Kertesz. al-
gunos juStoS anónimos, y otros como raúl Wallenberg o el español án-
gel Sanz briz, salvaron a miles de desgraciados, arriesgando su propia
existencia. De cada situación se pueden extraer lecciones vitales que de-
bemos ofrecer a quienes tenemos la obligación de formar.
el tiempo es un bálsamo que cura las heridas, si bien las cicatrices per-
manecen. La virulencia de los sentimientos disminuye, pero el dolor no
pierde su filo cuando las consecuencias persisten. Quienes jamás recupe-
raremos la pléyade de abuelos y padres muertos, o los tíos, hermanos y
primos que nunca podrán nacer, porque su raíz fue segada, arrastramos
una pesada herencia inserta en nuestra memoria genética, que determi-
na de manera inconsciente nuestra personalidad e influye en nuestras vi-
das y en la manera de criar a nuestros hijos. y, sin embargo, la esperan-
za es tenaz. hacer el bien y amar se circunscriben al ámbito limitado de
familiares y amigos, mientras que el odio permite al mal extenderse con
eficacia y rapidez, especialmente en un entorno tapizado de redes infor-

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transmisión transgeneracional del trauma 431

mativas. necesito creer que una sólida educación en Valores permitirá


construir un mundo donde la dignidad de nuestra común condición hu-
mana prevalecerá sobre intereses inconfesables. yo tuve suerte. me casé
con un español, tengo nietos judíos y cristianos, agradezco a españa ha-
berme devuelto el sentimiento de pertenencia... y necesito transmitir mi
experiencia vital.
Valorar la propia vida desde la inmersión en la cotidianeidad es tarea ar-
dua, porque nos resta perspectiva y objetividad. a veces necesitamos la
visón del otro para percibir errores, aciertos o singularidad. La inminen-
te desaparición de los ancianos, cuyo testimonio vale más que mil rela-
tos, nos obliga –a todos– a buscar, escuchar y transmitir para preservar
la cadena milenaria de las palabras. evidentemente, es necesario hacerlo
de manera ecuánime, contextualizando los hechos y buscando alternati-
vas que permitan la convivencia dentro del respeto a las diferencias. hoy,
más que nunca, debemos ejercer responsablemente el undécimo manda-
miento: «reCorDaráS y ContaráS».

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CarLo maria martini
El sol interior
Nuestras fragilidades
y la fuerza de Dios

240 págs.
P.V.P.: 16,50 €
este texto inédito de 1975, encontrado entre los papeles de Carlo maria
martini, es como un «manual de la vida interior» que nos ayuda a mirar-
nos por dentro, identificar nuestras inquietudes, defendernos del «mor-
disco del espíritu negativo» y hacer frente al estado de «desolación espiri-
tual» que siempre acecha a quien desea seguir el evangelio. martini hace
una exhortación a la confianza, sobre todo cuando se cae en los tentácu-
los de las fuerzas oscuras del maligno, porque «volverá la serenidad; solo
debemos esperar a que reaparezca el sol interior, la luz del alma, con una
disposición paciente, resuelta y valiente».

Apartado de Correos, 77 - 39080 Santander (ESPAÑA)


pedidos@grupocomunicacionloyola.com
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EL EJERCICIO DE LA MEMORIA Y LOS


CAMINOS DE LA RECONCILIACIÓN

Gonzalo Gamio Gehri*

Fecha de recepción: marzo de 2017


Fecha de aceptación y versión final: abril de 2017

Resumen
este ensayo se propone discutir el vínculo existente entre el esclarecimiento de la
memoria el y proceso de reconciliación en sociedades que han afrontado conflic-
tos armados o interrupciones autoritarias del orden democrático. el autor exa-
mina el trabajo de la rememoración como una tarea pública, una actividad de-
liberativa e intersubjetiva, cuyo ejercicio es condición esencial para la acción de
la justicia, tanto punitiva como reparadora. se defiende la estrecha conexión éti-
ca y política entre el concepto de reconciliación y la satisfacción del derecho a la
memoria, a partir de una reflexión en torno al trabajo de la Comisión de la Ver-
dad y reconciliación de Perú. en la parte final de este ensayo se destaca el sur-
gimiento de una literatura testimonial del conflicto peruano, que plantea cami-
nos posibles para la dimensión interpersonal y cotidiana de la reconciliación.
PaLabraS CLaVe: memoria crítica, reconciliación, justicia transicional, dere-
chos humanos, Comisión de la Verdad y reconciliación.

Exercising the memory


and the roads to reconciliation
Abstract
this article aims to discuss the link between the clarification of the memory and
the reconciliation process in societies that have faced armed conflicts or authori-

* Doctor en Filosofía por la universidad Pontificia Comillas de madrid. Profe-


sor en la universidad «antonio ruiz de montoya» y en la Pontificia universi-
dad Católica del Perú. <gonzalogamio@gmail.com>.

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434 gonzalo gamio gehri

tarian disruptions to the democratic order. the author analyzes remembrance


work as a public task, a deliberative and intersubjective activity, which is con-
sidered an essential condition for the action of justice, both punitive and
restorative. the close ethical and political connection between the concept of rec-
onciliation and fulfillment of the right to memory is defended based on a re-
flection regarding the work of the truth and reconciliation Commission in
Peru. In the final part of this article, emphasis is placed on the emergence of tes-
timonial literature on the Peruvian conflict, which considers possible paths for
the interpersonal and everyday dimension of reconciliation.
Key WorDS: critical memory, reconciliation, transitional justice, human rights,
truth and reconciliation Commission.

–––––––––––––––

una cuestión fundamental –que suele plantearse en las reflexiones sobre


políticas de derechos humanos– es si las sociedades que han afrontado
severos conflictos violentos o han padecido la suspensión de la legalidad
democrática deben desarrollar el trabajo de la memoria para esclarecer
tales períodos de su historia y así tomar medidas políticas para no re-
producir en el futuro las condiciones sociales que propiciaron la crisis.
una segunda cuestión alude al modo específico de rememoración, sus
consecuencias morales y su impacto en la vida pública.
el ejercicio de la memoria es una opción de carácter ético-político desa-
rrollada para superar procesos autoritarios o violentos. esta es una ase-
veración que no debería resultar sorprendente, dado que las políticas de
silencio y de impunidad siempre han sido una tentación para sociedades
que han decidido reconstruir sus instituciones o recuperar la paz. no po-
cas sociedades han decidido «no reabrir viejas heridas» y han recurrido a
la amnistía como un peculiar y extraño «método de sanación social». La
pregunta que debemos hacernos es si el silencio y las medidas públicas
conducentes al olvido moral y político pueden curar, y si las heridas que
hemos tratado usando el silencio están efectivamente cerradas ¿hasta
dónde podemos avanzar en materia de reconciliación desde la imposi-
ción del silencio y del olvido?

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el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 435

Voy a examinar en las líneas que siguen la conexión ética y política en-
tre memoria y reconciliación en el contexto de los proyectos de justicia
transicional, tomando en consideración las interrogantes señaladas más
arriba. recurriré al pensamiento de los grandes teóricos de la memoria crí-
tica –especialmente en el terreno de la filosofía, la teología, y las ciencias
sociales–, pero tendré ante los ojos la experiencia del Perú –mi país de ori-
gen–: el trabajo de la Comisión de la Verdad y reconciliación (CVr), en-
tidad pública a la que el gobierno de transición peruano encargó la tarea
de esclarecer el conflicto armado interno (1980-2000). el Perú sufrió vein-
te años de violencia subversiva y represión estatal; este conflicto se cobró
la vida de aproximadamente 69.280 personas. el 90% del número de
muertos y desaparecidos corresponde a población campesina. el 75% de
las víctimas no hablaba castellano como lengua materna.
La CVr estudió a fondo el conflicto armado interno desatado por el Par-
tido Comunista del Perú «Sendero Luminoso», una organización maoís-
ta que declaró la llamada «guerra popular» contra el estado peruano en
1980, usando métodos terroristas como parte de su estrategia militar.
tiempo después, un segundo grupo subversivo, el movimiento revolu-
cionario «túpac amaru» –de inspiración guevarista– participaría en el
conflicto. en los primeros nueve años del conflicto, el estado peruano
–a través de sus Fuerzas armadas y su Fuerza policial– siguió una estra-
tegia represiva, para luego asumir un trabajo de inteligencia menos vio-
lento y considerablemente más eficaz. La CVr sostiene que «Sendero
Luminoso» fue el principal perpetrador de crímenes contra los derechos
humanos durante los años del conflicto (Conclusión n. 13). Señala asi-
mismo que las Fuerzas armadas del Perú asumieron una sacrificada de-
fensa de la sociedad frente a las huestes subversivas (Conclusión n. 53),
pero indica que, «en ciertos lugares y momentos del conflicto», perpe-
traron crímenes contra los derechos humanos (Conclusión n. 55).

1. La construcción pública de la memoria


nuestro punto de partida es la experiencia de la violencia como una for-
ma de injusticia. La cultura de los derechos humanos –consolidada des-
pués de la terrible experiencia del holocausto– está fundada en la idea

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436 gonzalo gamio gehri

de la dignidad de cada ser humano, titular de derechos y libertades uni-


versales, así como merecedor de un trato igualitario, respetuoso de las di-
ferencias. a la luz de esta cultura –que pugna por convertirse en foco de
consenso planetario–, el hecho de la violencia y la exclusión transgreden
abiertamente tales principios.
La cultura de los derechos humanos centra su lectura de la historia en el
hecho de la injusticia, la situación de las víctimas y la necesidad de jus-
ticia y reparación. el ejercicio de la memoria constituye un primer paso
en este proceso social y político. hacer memoria sobre el daño padecido
–sea a nivel personal o comunitario– constituye un derecho humano. La
memoria –señala tzvetan todorov– constituye una capacidad humana
que implica el cuidado del recuerdo y olvido1. Se trata, advierte el autor,
de una práctica social que implica discernimiento y selección: se trata de
una reflexión crítica y de una decisión sobre qué es significativo recordar
–porque es justo y es fuente de aprendizaje moral para las personas y para
la sociedad– y qué puede finalmente olvidarse. Lo contrario de la me-
moria no es el olvido, sino la construcción de una «historia oficial», un
relato diseñado por una cúpula de poder que busca preservar su control
sobre las personas y decide omitir toda referencia a la comisión de deli-
tos contra los derechos humanos. un relato sin víctimas, sin ruinas ni fo-
sas clandestinas. una historia en la que se encubre la comisión de opre-
sión y violencia.
Por supuesto, existe también la senda del olvido. Paul ricoeur habla de
la posibilidad de un «olvido deliberado», que posee dos versiones opues-
tas. Por un lado, tenemos la figura de quien ha pasado por un proceso
de duelo, luego de haber afrontado experiencias de conflicto en el pasa-
do. ha logrado examinar ese pasado y ha conseguido observarlo con ojos
nuevos; su mirada no entraña ya rencor ni amargura frente a aquellos
eventos. en estas circunstancias, decide continuar con su vida. esta es
una especie de «olvido relativo», pues se trata de una actitud que no eva-
de el trabajo del recuerdo y las tareas de la justicia. es el caso de la dis-

1. revísese toDoroV, tzvetan los abusos de la memoria, Paidós, barcelona 2000,


pp. 15-16.

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el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 437

posición personal de quien ha elegido perdonar a su agresor; aquí el per-


dón es una gracia que el agente elige otorgar libremente, que implica
contemplar el pasado sin odio. La asignación de aquella gracia no supo-
ne el bloqueo de la sanción que el perpetrador merece afrontar confor-
me a las leyes vigentes.
La otra figura es más oscura. ricoeur la describe como el «olvido de la
huida», la actitud de quien pretende cerrar los ojos frente a la experien-
cia de la injusticia e impedir que otros sean capaces de verla e identificar
a las víctimas y a los perpetradores.
«Consiste en no querer ver, no querer tener noticia de algo»2. está más
cerca de la omisión que del olvido en sentido estricto. Los políticos que
promueven leyes de amnistía en sociedades post-conflictivas para garan-
tizar la impunidad y un régimen de amnesia moral y política incurren en
esta disposición al encubrimiento respecto de situaciones injustas que
producen daño en el tejido comunitario.
el trabajo de la memoria es deliberativo e intersubjetivo. el discerni-
miento práctico en torno a qué debe recordarse y qué puede ser olvida-
do es una tarea que concierne a todos los ciudadanos de aquellas socie-
dades que han padecido conflictos armados o regímenes autoritarios.
todos ellos se han visto involucrados en las situaciones de violencia y de
recorte de libertades. todos ellos son, asimismo, responsables frente al
reto de restituir los derechos conculcados a los afectados y reconstruir las
instituciones sociales y políticas. La concreción de este reto implica re-
cuperar la memoria de aquellos eventos en los espacios comunes que la
sociedad dispone. en este debate público, la voz que es preciso escuchar
en primera instancia es la de las víctimas.
el ejercicio de la memoria depende de la palabra de las víctimas. en con-
traste con la ciencia histórica, que pone el énfasis en el estudio de pro-
cesos sociales más o menos generales –estrechamente conectados con

2. riCoeur, Paul «el olvido en el horizonte de la prescripción», en aCaDemia


uniVerSaL De LaS CuLturaS, ¿Por qué recordar?, Gránica, buenos aires 2002,
p. 74.

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438 gonzalo gamio gehri

causas políticas, culturales y económicas–, la memoria se nutre del testi-


monio de quienes padecieron violencia y exclusión. De hecho, las vícti-
mas y los testigos de la violencia luchan para que sus vivencias y sus jui-
cios puedan ser considerados en el proceso de escritura de la historia.
mantenerlos en la invisibilidad implica en alguna medida prorrogar su
condición de víctimas. ellas son, por principio, personas que tienen el
derecho a dar a conocer lo que vivieron y a que se haga justicia.
Lo que las víctimas quieren dejar en claro a través de su testimonio –se-
gún ricoeur– es que «aquello existió». Se trata de hechos que deben ser
conocidos y que no deben repetirse. no se trata de un relato ficticio ni
de un rumor3. La víctima nos dice en primera instancia: «yo estuve allí»,
lo que viví corresponde a la verdad. en segunda instancia nos dice: «cré-
eme». La expresión es imperativa; nos exhorta a tomar en serio lo que na-
rra; plantea que el relato corresponde a lo vivido, a la vez que sostiene
que escucharlo con atención y respeto es importante, porque pone de
manifiesto el sufrimiento injusto de personas inocentes. ella exige tomar
decisiones conducentes a prevenir sucesos similares en el futuro. Por úl-
timo, indica que, si consideramos que su testimonio resulta controverti-
do, lo contrastemos con la palabra de otras personas que pueden dar fe
de sus padecimientos: «si no me crees, pregúntale a otros»4.
La obra de Primo Levi constituye una expresión particularmente sabia y
conmovedora del trabajo ético y pedagógico que realiza la víctima cuan-
do reconstruye sus experiencias y las somete al juicio de la esfera de la
opinión pública. La suya fue una vida dedicada al ejercicio crítico de la
memoria. entre las víctimas, el escritor italiano distinguía a los «hundi-
dos» –los seres humanos que perecieron a causa de la crueldad y la in-
dolencia de otras personas– de los «salvados» –aquellos que consiguieron
sobrevivir–. el autor nunca pudo responder a la pregunta «¿Por qué yo
tuve que sobrevivir, y no otro ser humano»? ¿es que estoy viviendo la
vida de mi hermano?». Su reflexión es poderosa y desafiante.

3. riCoeur, Paul «Definición de la memoria desde un punto de vista filosófico»,


en op. cit., p. 26.
4. Ibid.

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el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 439

«¿es que te avergüenzas de estar vivo en el lugar de otro? y, sobre


todo, ¿de un hombre más generoso, más sensible, más sabio, más
útil, más digno de vivir que tú? no puedes soslayarlo: te examinas,
pasas revista a tus recuerdos, esperando encontrarlos todos, y que
ninguno se haya enmascarado ni disfrazado; no, no encuentras
transgresiones abiertas, no has suplantado a nadie, nunca has gol-
peado a nadie (pero ¿habrías tenido fuerzas para hacerlo?), no has
aceptado ningún cargo (pero no te los han ofrecido), no has quita-
do el pan a nadie; y, sin embargo, no puedes soslayarlo. Se trata de
una suposición, de la sombra de una sospecha; de que todos somos
el Caín de nuestros hermanos, de que todos nosotros (y esta vez
digo “nosotros” en un sentido muy amplio, incluso universal) haya-
mos suplantado a nuestro prójimo y estemos viviendo su vida»5.

Levi sostiene que los «auténticos testigos» son los «hundidos», aquellos que
precisamente sufrieron con toda su dureza la experiencia de la crueldad y
la injusticia, de modo que su desaparición y su ausencia hacen explícita la
gravedad de la violencia padecida. ellos no estuvieron aquí para hacer me-
moria de la tragedia padecida. Los «salvados» han logrado permanecer con
vida por diversos motivos –incluso a partir de situaciones cuestionables–;
los «salvados» han sobrevivido para contar lo que los «hundidos» vivieron.
Deben dar a conocer aquello que no debe ser olvidado.
«Los supervivientes somos una minoría anómala, además de exigua;
somos aquellos que, por nuestras prevaricaciones, nuestra habilidad
o nuestra suerte, no hemos tocado fondo. Quien lo ha hecho, quien
ha visto a la Gorgona, no ha vuelto para contarlo, o ha vuelto mudo
[...]. ellos son la regla; nosotros somos la excepción»6.

La CVr del Perú recogió cerca de diecisiete mil testimonios de personas,


entre ellas numerosas víctimas de la violencia, protagonistas, actores so-
ciales y agentes políticos peruanos. Para tal fin, los comisionados y sus
colaboradores llegaron a lugares en los que el estado peruano no tenía
una presencia permanente, precisamente en comunidades alto-andinas y

5. LeVi, Primo, los hundidos y los salvados, Península, madrid 2015 pp. 75-76.
6. Ibid., p. 78.

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440 gonzalo gamio gehri

amazónicas que entre 1980 y 2000 habían constituido el epicentro del


conflicto armado interno. Los testimonios fueron contrastados con la evi-
dencia disponible y con las manifestaciones de otras personas involucradas
en los mismos acontecimientos. estas investigaciones constituyeron el ma-
terial del estudio crítico del proceso de violencia vivido, así como la base
del diagnóstico acerca de las causas y las secuelas del conflicto, realizados
por la propia Comisión. el informe Final de la CVr presentó además un
Plan integral de reparaciones, así como una propuesta de reformas insti-
tucionales, para superar las condiciones del conflicto armado.
esta clase de investigaciones se propone brindar a la ciudadanía una lec-
tura rigurosa de los tiempos de violencia que pueda convertirse en obje-
to de discusión pública en torno al pasado vivido y a las posibilidades de
la sociedad, concebida como un proyecto común en el futuro. en el caso
del Perú, esta discusión no se ha llevado a cabo con el rigor y la profun-
didad que se requería. muchos de los actores políticos hoy en actividad
en el país cumplían en aquellos dolorosos tiempos alguna responsabili-
dad pública –ya sea en el gobierno o en el Congreso de la república– y
son hostiles ante la idea misma de una Comisión examinadora de la si-
tuación de los derechos humanos durante el conflicto armado. a pesar
de la solidez de la investigación, el diálogo público sobre los argumentos
centrales del «informe Final» en los foros del sistema político y de la so-
ciedad civil permanece inconcluso.

2. El concepto de reconciliación en cuestión


De todos los conceptos sometidos a escrutinio en los estudios especializa-
dos sobre justicia transicional, el correspondiente al proceso de reconcilia-
ción es uno de los más polémicos. empleado por Comisiones de la Verdad
tan disímiles entre sí como la sudafricana y la peruana, el concepto de re-
conciliación se ha revelado multívoco y altamente controvertido. el área
de mayor controversia reside en la conexión entre reconciliación y justicia.
tzvetan todorov planteó, hace algún tiempo, una distinción importan-
te en el seno de la idea de justicia que puede resultar esclarecedora para
este asunto. tenemos, por un lado, la justicia punitiva, cuyo propósito
fundamental es la judicialización de los casos de violaciones de derechos

Sal Terrae | 105 (2017) 433-449


el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 441

humanos y la sanción de los perpetradores de tales crímenes. el ejercicio


de esta dimensión de la justicia constituye una condición para resarcir a
las víctimas y combatir la tentación de impunidad presente en la socie-
dad. Por otro lado, tenemos la justicia reparadora, que busca prioritaria-
mente la recuperación de la convivencia social y la reconstrucción del
sentido de proyecto común en la sociedad. esta dimensión de la justicia
«intenta restaurar relaciones que jamás deberían haberse roto»7. ambas
clases de justicia con frecuencia guardan una relación de tensión entre sí.
Cuando se anunció –a comienzos del gobierno de alejandro toledo–
que al nombre de la Comisión de la Verdad del Perú se le añadiría la ex-
presión «y de la reconciliación», y se le propondría incorporar la cons-
trucción de la reconciliación nacional como una de sus metas, muchos
políticos conservadores, líderes empresariales y autoridades eclesiásticas
de vocación tradicionalista saludaron tal medida. Pensaron que este ges-
to supondría alguna clase de «ley de punto final», alguna forma de am-
nistía planteada desde el estado que pusiera fin a las investigaciones y
bloqueara la judicialización de los crímenes cometidos por agentes esta-
tales. todos ellos se sintieron defraudados cuando la CVr expuso la idea
de reconciliación que se proponía desarrollar, una idea articulada inten-
samente con los conceptos de verdad y de justicia.
«La CVr entiende por “reconciliación” el restablecimiento y la re-
fundación de los vínculos fundamentales entre los peruanos, víncu-
los voluntariamente destruidos o deteriorados en las últimas déca-
das por el estallido, en el seno de una sociedad en crisis, de un
conflicto violento iniciado por el Partido Comunista del Perú “Sen-
dero Luminoso”. el proceso de reconciliación es posible y es necesario,
por el descubrimiento de la verdad de lo ocurrido en aquellos años
–tanto en lo que respecta al registro de los hechos violentos como a
la explicación de las causas que los produjeron–, así como por la ac-
ción reparadora y sancionadora de la justicia»8.

7. toDoroV, zvetan «La memoria como remedio contra el mal» en la experien-


cia totalitaria, Galaxia Gutenberg, barcelona 2010, p. 292.
8. ComiSión De La VerDaD y reConCiLiaCión, Informe Final (tomo i) unmSm
– PuCP, Lima 2004 p. 63 (las cursivas son mías).

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442 gonzalo gamio gehri

el informe Final considera que la recuperación de los vínculos sociales


lesionados por la violencia constituye un proceso histórico de largo
aliento, que convoca a todos los ciudadanos. el documento solo puede
bosquejar sus lineamientos generales para someterlos a debate cívico en
los espacios públicos. el proyecto de recuperación del tejido social reco-
noce –según el informe– tres niveles: a) Nivel político, correspondiente
a la restauración del vínculo entre el estado y la sociedad, vulnerada en
los derechos de sus ciudadanos a causa de la escasa y precaria presencia
de las instituciones fundamentales del sistema político –incluidos el mi-
nisterio público y el poder judicial– en las zonas de emergencia. b) Ni-
vel social, correspondiente al restablecimiento de las conexiones entre las
organizaciones de la sociedad civil (universidades, colegios profesionales,
sindicatos, onGs. Comunidades religiosas, etc.) y la población; no ol-
videmos que el grupo subversivo «Sendero Luminoso» surgió y se forta-
leció en y desde las universidades públicas del interior del país. C) Nivel
interpersonal, correspondiente a la recomposición de los lazos comunita-
rios y la comunicación de aquellas personas que, dentro de una comu-
nidad dividida, se enfrentaron unas a otras durante los años del conflic-
to; luego de finalizado el tiempo de miedo (manchaytimpu), y habiendo
retornado a sus comunidades originarias, han de retomar sus vidas como
miembros de tales comunidades.
el proceso de reconciliación supone el compromiso con la construcción
de una ciudadanía genuinamente democrática que edifique las bases de
una sociedad igualitaria, una sociedad que destierre las formas de discri-
minación étnica y socioeconómica que minan la posibilidad de configu-
rar un proyecto político común. Los comisionados advertían que en el
Perú coexisten «de manera inarmónica» distintos mundos sociales que
no dialogan a cabalidad; esta comunicación horizontal se ve bloqueada
por la presencia de una suerte de «orden jerárquico» en el que priman los
miembros de un «Perú oficial»: hispanohablante, criollo, urbano, capita-
lino. un país todavía desigual y excluyente.
«en nuestra patria, las diferencias no son solamente eso: constitu-
yen también pretextos para la preservación de un orden jerárquico
cuestionable. Por ello, estudiar el Perú de la violencia implicó tam-
bién hacer las cuentas de lo que significa vivir en una sociedad don-

Sal Terrae | 105 (2017) 433-449


el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 443

de se presume como dato natural y, por ende, innecesario de justi-


ficarse la superioridad de unos sobre otros en razón de sus orígenes
étnicos. el proceso que examinamos fue, así considerado, el devela-
miento de nuestra propia constitución como sociedad enemistada
consigo misma. Los recelos entre sectores sociales y culturales di-
versos y atendidos de manera muy desigual por el estado; las pre-
sunciones altaneras de los poderosos sobre los excluidos; la vocación
elitista de los poderes públicos...: todo ello apareció como el sustra-
to de la violencia misma, como el fermento que ayuda a explicar
–aunque de ningún modo lo justifique– el proceder atroz de los ac-
tores armados y la complacencia de ciertos sectores sociales con la
violencia, según el lado del que ella viniera»9.

el proceso de reconciliación supone la transformación de estructuras,


instituciones y mentalidades que erradiquen la discriminación como un
modo de vida en la sociedad peruana. La discriminación es, evidente-
mente, una forma de violencia –violencia simbólica o cultural10– que le-
siona la dignidad de las personas y mina sistemáticamente su autoestima.
Construir ciudadanía implica sentar las condiciones para que el cuida-
do de las libertades y el trato igualitario sean algo más que propósitos
ideales que orienten la política pública. necesitamos desarrollar media-
ciones sociales y políticas que permitan que los principios normativos
echen raíces entre nosotros.

3. Nuevos caminos de reconciliación. Una ética del encuentro


cimentada desde la literatura testimonial del conflicto

La CVr estableció las bases de la reconciliación como un proyecto so-


cial complejo, un proceso que aborda con similar rigor los niveles del di-
seño institucional, las reformas educativas y la política pública. Con-
templa, al mismo tiempo, el trabajo de la justicia punitiva y la justicia

9. Lerner, Salomón, «Prefacio» en ComiSión De La VerDaD y reConCiLiaCión


hatun WiLLaKuy, CVr, Lima 20082, p. i.
10. Véase GaLtunG, johan, Paz por medios pacíficos, Gernika Gogoratuz, bilbao
2003 p. 20.

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444 gonzalo gamio gehri

reparadora. no obstante, la reconciliación requiere asimismo una di-


mensión cotidiana que plantea la necesidad del encuentro de personas
que tienen en común –desde sus propias circunstancias biográficas– el
haber padecido los embates de la violencia en la sociedad.
¿Cómo será posible que las personas que hemos sufrido –en espacios dis-
tintos, desde historias distintas– podamos encontrarnos en espacios co-
munes y mirarnos a los ojos? ¿Cuál sería el horizonte de este encuentro
interhumano? Se trata de profundizar en aquello que la CVr denominó
el nivel interpersonal de la reconciliación. en esta dirección de pensa-
miento y de acción, resulta interesante constatar que en los últimos años
ha surgido en el Perú una especie de literatura testimonial del conflicto ar-
mado interno. en particular, es preciso destacar tres libros recientes que
han discutido, desde los «nudos» éticos de sus propias vidas, las posibili-
dades de la justicia y la reconciliación en el terreno de la vida cotidiana.
Voy a bosquejar algunas ideas sobre estos tres libros, poniendo énfasis en
el espíritu que los une. en el año 2012, Lurgio Gavilán –científico social
ayacuchano– publicó la obra Memorias de un soldado desconocido. Se tra-
ta de una autobiografía reflexiva en el contexto del conflicto armado in-
terno. Gavilán es hoy un antropólogo formado en méxico; pero, siendo
un niño de doce años, fue captado por «Sendero Luminoso» junto a su
hermano. Se convierte así en un combatiente del grupo subversivo, en un
testigo mudo de las atrocidades y contradicciones de la organización te-
rrorista. Luego deserta y se convierte en un soldado servidor del estado
peruano, pudiendo presenciar el modo en que las fuerzas del orden usa-
ron indiscriminadamente la violencia para reprimir a su enemigo, gene-
rando a menudo consecuencias lamentables en el trato con la población
civil. Finalmente, el autor abandona el cuerpo militar para convertirse en
seminarista franciscano. Gavilán milita –en el transcurso de su juventud–
en tres poderosas e influyentes organizaciones de la sociedad peruana.
«así fue como me atreví a relatar lo vivido en mi experiencia perso-
nal, y pretendiendo que en lo ulterior los seres humanos puedan
compenetrarse y tener los mismos sentimientos de este autor y de
los actores sociales que retrato en mi obra; porque nuestra vida es
como una pompa de jabón que desde que levanta el vuelo comien-

Sal Terrae | 105 (2017) 433-449


el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 445

za a morir, y en ese camino de morir uno trae y deja un bagaje cul-


tural y pasa por los mares de la vida»11.
Gavilán dedica el final de su libro a narrar cómo vuelve sobre sus pasos re-
tornando a ayacucho veinte años después de su atropellada y trágica aven-
tura subversiva. examina su vida, piensa en su hermano fallecido y en ese
país que sufrió décadas oscuras de luchas fratricidas e incomprensión.
«¿Qué le diría ahora a mi hermano?»: “¿Qué haces tú aquí? ¿acaso
no estabas muerto? ¿era justo o injusto lo que estábamos haciendo?
¿Por qué nos tenía que pasar esta historia a nosotros?” Deberíamos
haber nacido en el tiempo del incanato y el curaca [jefe del ayllu an-
dino]; nos habría dado varios tupus [medidas] de tierra. nuestras
chacras estarían verdes, y nuestros hijos correrían entre los maizales.
Pero cuanto más se acercaba la silueta, la imagen de mi hermano iba
borrándose, y en su lugar vi a un viejo canoso, con sus ojos de vi-
drio. Seguro, ese hombre fue el que nos alimentó, y entonces perte-
necería a las bases de apoyo, a las masas de SL [Sendero Luminoso].
Lo saludé y me miró de los pies a la cabeza. Le pregunté: “¿usted
habrá visto toda la barbarie cometida por SL y el ejército?” el an-
ciano hizo un silencio y sólo me dijo: “rikuranim [he visto]”»12.
en el año 2004, Carlos Flores Lizana –ex jesuita cuzqueño– publicó su
Diario de vida y muerte, un libro que recoge sus vivencias y pensamien-
tos entre 1988 y 1991, años en los que realizaba su labor pastoral en aya-
cucho como sacerdote. el libro describe el conflicto entre una iglesia lo-
cal profética y comprometida con la causa de los más débiles –aquellos
que sufren la violencia que procede de los grupos subversivos y también
aquella violencia que producen malos agentes del estado–, y una iglesia
centrada en el rito y las formas (así como en la cercanía con las élites),
una iglesia que ha preferido hacer sacrificios antes que actuar conforme
a las exigencias de la misericordia.
«De allí nace el valor de una iglesia que se parece a maría, fiel, po-
bre, pero de pie al lado de los crucificados de la historia. aunque

11. GaViLán, Lurgio, Memorias de un soldado desconocido, ieP, Lima 2012, p. 49.
12. Ibid., p. 169.

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446 gonzalo gamio gehri

nuestros dos obispos parecen no ver este tipo de iglesia, muchos de


nosotros tratamos de hacer precisamente eso: estar y acompañar a
los inocentes y víctimas de la violencia. hacer eso creo que es nues-
tra fuerza y nuestra debilidad, sin más pretensiones»13.
Flores destaca el compromiso del pueblo de ayacucho con el Dios de la
vida, a la vez que consigna cada día los hechos de violencia que sufre ese
mismo pueblo. Sostiene con razón que una iglesia que actúa en conso-
nancia con el mensaje de jesús no puede ser condescendiente con el abu-
so y la indolencia de las autoridades frente al predicamento de las vícti-
mas. Sus palabras son duras. Le preocupa un sector de la iglesia peruana
que prefiere renunciar a denunciar la injusticia y acoger a las víctimas,
para no incomodar a quienes cumplen funciones de responsabilidad pú-
blica en las zonas de emergencia.
«me duele terriblemente y me indigna la impunidad de los críme-
nes que se están cometiendo. ¿Qué hacer, Dios mío? hay silencio,
cómplice y culpable. en este sentido, creo que el silencio tiene mu-
chas formas de ser; creo que escribiré algo sobre ello para que entien-
dan que hay varios tipos de silencio, desde el de Dios y el de los ino-
centes que gritan justicia. hay silencio cómplice como el de los
cobardes que, debiendo hablar, no lo hacen; al escribir pienso en
nuestra iglesia, pero más concretamente en los obispos, que un día se-
rán juzgados por ello»14.
el autor argumenta que, en determinadas situaciones, el seguimiento de
jesús y el esfuerzo por el reino de Dios pueden ser incompatibles con
una actitud complaciente con las acciones de quienes detentan el poder
civil, militar y eclesiástico y no cumplen con la misión que se les ha en-
comendado. Los textos proféticos y los evangelios formulan este dilema
con suma precisión. Los cristianos comprometidos con el reino saben
en qué lugar de aquel dilema deben ubicarse.

13. FLoreS Lizana, Carlos, Diario de vida y muerte. Memorias para recuperar hu-
manidad, CaDeP / CbC, Cuzco 2004 p. 272.
14. Ibid., p. 196.

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el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 447

en el año 2015, josé Carlos agüero –joven historiador sanmarquino–


publicó los rendidos, un agudo y conmovedor libro sobre las secuelas del
conflicto armado interno y las posibilidades de la reconciliación en los
espacios de la vida común. agüero ha trabajado durante años en temas
relativos a la defensa de los derechos humanos, y hoy colabora con el mi-
nisterio de cultura del Perú. Por años guardó un secreto sobre su vida: él
era hijo de dos senderistas ejecutados extrajudicialmente. los rendidos es
un ejercicio de kathársis moral y espiritual. el autor es consciente de que
sus padres cometieron delitos, y que la ideología que guiaba sus acciones
era dogmática y promotora de violencia. De hecho, agüero ha dedicado
parte de su vida a cuestionar esa clase de integrismo ideológico y a de-
nunciar sus perniciosas consecuencias en el terreno de la práctica.
agüero se pregunta si las culpas de los padres se heredan; si sus padres –a
pesar de sus acciones– son víctimas, y si él mismo –perseguido por el do-
lor y la vergüenza– es una víctima también. Se trata de un asunto clara-
mente controvertido. La condición de víctima no tiene como requisito
la pureza moral o la absoluta inocencia de la persona afectada. Lo cierto
es que el victimario de hoy puede ser la víctima del día de mañana, y vi-
ceversa. La autoridad corrupta que es asesinada luego de un cuestionable
«juicio popular» es una víctima, como también lo es el criminal conde-
nado a prisión que es ejecutado extrajudicialmente. Víctima es aquel ser
humano que sufre un daño injusto, en cualquier circunstancia.
«La víctima [...] está allí, aunque no se la quiera ver o se la descarte
del lenguaje. en algún lugar del mundo alguien se conduele de un
deudo de una guerra, en secreto. Quizá un vecino. y quizá nunca lo
sepas, porque quizá calle toda su vida»15.
La víctima tiene derecho a ser tratada con justicia y a ver reparado el
daño padecido, de acuerdo con los criterios que establece la ley. resulta
claro que agüero es una víctima del conflicto armado interno. Perdió
prematuramente a sus padres, en parte porque ellos decidieron transgre-
dir las normas y vivir al margen de la ley, y también a causa de las ac-

15. aGüero, josé C., los rendidos. sobre el don de perdonar, ieP, Lima 2015, p. 115.

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448 gonzalo gamio gehri

ciones de malos agentes del estado que cegaron la vida de sus padres, en
lugar de capturarlos y llevarlos ante un tribunal imparcial que los juzgue
y sentencie con rigor. el autor ha sido víctima de estigmatización social,
situación ante la que se ve forzado a ocultar información acerca de su pa-
sado y de su identidad. a veces el silencio puede ser autoimpuesto. Sin
embargo, el problema fundamental no es ese. La pregunta crucial aquí
es cómo conducir la vida a pesar de lo sufrido. más allá de los procesos
legales que exige la justicia punitiva y el diseño institucional que requie-
re la reconstrucción del orden democrático, el hecho es que muchas per-
sonas que han recibido heridas en el cuerpo y en el alma durante los años
del conflicto (y después) tendrán que coexistir, compartir esta tierra. Son
fruto de diversas historias, pero tienen que discutir y construir una me-
moria común –una memoria fidedigna y rigurosa de lo vivido- y tomar
decisiones sobre cómo vivir juntos en el mundo ordinario. es la pregun-
ta por la clase de reconciliación que está en nuestras manos llevar a cabo.
agüero reivindica aquella disposición ética que describe como el «acto de
rendirse», es decir, deponer toda actitud de rencor frente a los demás. in-
cluso renunciar a todo anhelo de venganza frente a los antiguos perpe-
tradores, pues la tarea de procesarlos y sancionarlos está únicamente en
manos de los organismos de justicia. «rendirse» equivale a entregarse a
una dinámica de escucha y acogida del otro, de modo que pueda desa-
rrollarse una auténtica comunicación con él, con todas sus tensiones y
dificultades. este ejercicio comunicativo es harto difícil y requiere una
notable honestidad y evidente coraje. este proceso de reconciliación in-
terpersonal implica participar en una conversación genuina con los de-
más, en la que cada uno pone sobre el tapete su historia, sus expectati-
vas, sus inquietudes frente a la violencia y el dolor vividos. el historiador
es enfático al aseverar que no sabemos hacia dónde nos llevará esa conver-
sación –no existe una «meta» que programar de antemano–; la reconci-
liación es el proceso mismo –el ejercicio del diálogo en el que nos en-
contramos genuinamente como personas– antes que el resultado.
Se trata de un desafío bifocal de gran relevancia para la calidad de nues-
tra vida en común. La CVr formuló los elementos cruciales del proce-
so de reconciliación política y social, un proceso que involucra la recu-
peración pública de la memoria, el esfuerzo por la justicia (sanción y

Sal Terrae | 105 (2017) 433-449


el ejercicio de la memoria y los caminos de la reconciliación 449

reparación), así como el diseño y ejecución de medidas de no repetición


(reformas institucionales y educativas). La literatura testimonial del con-
flicto profundiza en la dinámica de la reconciliación interpersonal, la
configuración de una «ética del encuentro» basada en la mutua acogida
de las personas, a la sazón interlocutores en un diálogo horizontal a tra-
vés del cual aprendemos a comprendernos como miembros de una co-
munidad moral y política.

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WaLter KaSPer /
GeorGe auGuStin
Creo en la vida eterna

112 págs.
P.V.P.: 9,00 €
es del todo evidente que hoy son muchas las personas que abordan con gran
desconfianza el anuncio cristiano de la resurrección de la carne y la vida eter-
na. ahora bien, esta problemática no hace referencia tan solo a la última fase
de la existencia humana, sino que suscita la pregunta por la vida y el sentido
de la vida antes de la muerte. Con este punto de partida, los tres capítulos
de este libro presentan la actualidad de la escatología cristiana, mostran-
do cómo las realidades últimas arrojan luz sobre las realidades penúltimas
de la vida y nos brindan orientación y estímulos para configurar con
acierto nuestra existencia.

Apartado de Correos, 77 - 39080 Santander (ESPAÑA)


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451

LA FAMILIA

DE CONSIDERAR CATEGORÍAS ABSTRACTAS


A ESCUCHAR A PERSONAS CONCRETAS.
EL ACCESO A LOS SACRAMENTOS DE LOS
CATÓLICOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR
Pablo Guerrero, sj*
Fecha de recepción: marzo de 2017
Fecha de aceptación y versión final: abril de 2017

Resumen
tras el proceso sinodal y la publicación de amoris laetitia, se ofrece a los católi-
cos divorciados vueltos a casar la vía del discernimiento, que constituye un ca-
mino completamente coherente con el sueño del papa: la conversión pastoral de
la Iglesia. esta conversión que nos propone el papa suena a proceso, respeto a la
conciencia, discernimiento (es decir, búsqueda honesta de la voluntad de Dios),
gradualidad, personalización, paciencia..., pero, sobre todo, suena a evangelio.
PaLabraS CLaVe: comunión divorciados, discernimiento, conversión pastoral.

From considering abstract categories


to listening to specific people Access to the
sacraments for divorced catholics who remarry
Abstract
after the synod process and the publication of amoris laetitia, divorced
Catholics who remarry were offered the route of discernment. this consists of a
path that is fully in line with the Pope’s dream: pastoral conversion of the

* Profesor de teología Pastoral. universidad Pontificia Comillas. madrid.


<pguerrero@jesuitas.es>.

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452 pablo guerrero, sj

Church. this conversion proposed by the Pope emanates process, respect for con-
science, discernment (that is to say, an honest search for the will of God), gradual-
ness, personalization, patience... but, above all, it emanates Gospel.
Key WorDS: communion for the divorced, discernment, pastoral conversion.
–––––––––––––––
«Sinceramente, no entiendo cómo mentes tan preclaras
dicen que la exhortación de Francisco sobre la familia
es ambigua. Dice claramente lo que quiere decir. Lo
que pasa es que dice lo que algunos no pueden aceptar,
porque no lo entienden».
– Card. Fernando sebastián, CMF

Si leemos o escuchamos algunos medios de comunicación, parecería que


tanto el proceso sinodal sobre la familia como amoris laetitia se han ocu-
pado principal y casi exclusivamente del tema del acceso a la comunión
de los católicos divorciados vueltos a casar civilmente. Lo cierto es que
los dos sínodos dedicados a la familia y la excelente exhortación apostó-
lica redactada posteriormente por Francisco, de lo que se ocupan es del
amor. Porque, aunque alguna vez parezca que lo olvidemos, el amor cons-
tituye la entraña más profunda del evangelio y es también la experiencia
humana más importante. tanto ambos sínodos como amoris laetitia y el
papa –desde la primera aparición en el balcón– nos hablan de amor. Pero
parece que algunos no lo entienden...
Digo esto porque, también en no pocos medios, se recogen testimonios de
personas que piden aclaraciones sobre algunos puntos de amoris laetitia.
Personas evidentemente inteligentes y bienintencionadas (porque, en caso
contrario, «apaga y vámonos...») que dicen no entender la exhortación o
que esta no es clara. a este respecto les remito a la cita con la que abro el
artículo. Si la exhortación no les parece clara, desisto de la tarea de inten-
tar clarificar lo que es nítido. Lo único que puedo hacer es animarles y ani-
marme a leer la amoris laetitia con la mente y el corazón abiertos1.

1. a mi juicio, estamos en un momento en el que existe el riesgo de dejarnos lle-

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de considerar categorías abstractas a escuchar a personas concretas 453

honestamente, mantengo lo de «personas inteligentes y bien intencio-


nadas» que menciono en el párrafo anterior; pero con la misma honesti-
dad debo decir que, al escuchar y/o leer determinadas preguntas (o du-
das) que se dirigen a Francisco, me vienen a la cabeza y al corazón unas
palabras del evangelio, en concreto estas: «se acercaron a jesús unos fa-
riseos y le preguntaron para ponerlo a prueba...».
me han pedido que escriba un artículo sobre la recepción de la comunión
por parte de católicos divorciados vueltos a casar civilmente, especialmen-
te tras la recepción de amoris laetitia. no es la primera vez que abordo el
tema y, por ello, remito al lector interesado a escritos anteriores2.

var por opiniones provenientes de personas y grupos que no se caracterizan pre-


cisamente por una mentalidad muy abierta. el dogmatismo y las mentalidades
cerradas siguen amenazando a la sociedad y, por ello, también a la iglesia. no
se apresure el lector a reconocer el dogmatismo siempre en los demás y nunca
en sí mismo. estamos, como digo, en momentos en los que se buscan solucio-
nes rápidas, sencillas, «seguras...» tiempo en los que se oyen demasiadas veces
las dos «frases asesinas» de la creatividad (también pastoral). estas conocidas
frases son: «esto siempre se ha hecho así» y «esto nunca se ha hecho». Parecería
que hay miedo a lo que suene a proceso, a discernimiento, a gradualidad, a per-
sonalización... todo lo que no suene a verdades indiscutibles, a leyes absolutas,
a normas rígidas, en muchos oídos suena a relativismo, contemporización, «de-
bilidad», falta de testimonio cristiano, cobardía... a todos nosotros, pero espe-
cialmente, a bastantes de los profetas de calamidades que se escuchan y se leen,
nos vendría bien releer el sermón del monte. Sobre el tema de la personalidad
dogmática existen muy buenos estudios y monografías realizados en estos últi-
mos años (y créanme que algunos me he leído), pero tengo que reconocer que
el escrito que más me ha ayudado a entender qué es el dogmatismo y la men-
talidad cerrada ha sido la lección inaugural del curso 1980-81 de la universi-
dad Pontificia Comillas pronunciada por Luis LóPez-yarto (Dogmatismo y
educación, ed. narcea, madrid, 1980). no se deje engañar el lector por el he-
cho de que esta conferencia tenga ya casi 40 años. Su contenido es perfecta-
mente aplicable a los tiempos actuales. además, los pensadores sobre los que
está tejida (e Fromm, m. rokeach, K. Lewin, e. hoffer, G. W. allport, etc.)
aún constituyen referencias obligadas en la actualidad.
2. Cf. P. Guerrero, «incluir, acoger y compartir el pan: el acompañamiento pas-
toral a familias en situación irregular»: estudios eclesiásticos 345 (2013) 415-

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454 pablo guerrero, sj

Debo confesar que me he animado a volver a escribir sobre la comunión


de los divorciados vueltos a casar (además de por la amable invitación del
director de la revista) por lo que he leído en estos últimos meses en al-
gunas páginas de internet supuestamente apologéticas y católicas (y apos-
tólicas y romanas «a machamartillo», por supuesto). en varias de ellas lee-
mos expresiones que, en los tiempos que corren, más de uno podría
considerar delito de odio... eso sí, todo bajo capa de fidelidad y orto-
doxia. ya en el texto de las noticias/opiniones de dichas páginas encon-
tramos elementos no precisamente evangélicos; pero en los comentarios
de los lectores encontramos, en no pocos casos, una especie de paroxis-
mo de auténtico odio. nadie es perfecto; pero ¿cómo puede alguien
considerarse cristiano y decir las barbaridades que se dicen y escriben
sobre el papa, sobre los obispos que no son «de mi cuerda», sobre las per-
sonas homosexuales, sobre la igualdad, sobre la justicia, y también sobre
los divorciados vueltos a casar?
Sirvan estas páginas como constatación de que, poco a poco, en la igle-
sia vamos acertando a abrazar, acoger e integrar a personas que un día
descubrieron que su proyecto vital fracasó, pero más adelante también
descubrieron que «hay vida después de la muerte». Porque el divorcio
puede significar muerte, pero también puede significar resurrección. y es
que no pocos hijos e hijas de Dios han descubierto que, tras el divorcio,
Dios les tenía preparado al amor de su vida... a esos varones y a esas mu-
jeres están dedicadas estas páginas.
Gran parte de lo que pienso –y me ha ido enseñando la vida– sobre el
tema puede encontrarse en esos escritos a los que me refería más arriba.
De todas formas, les voy a ahorrar tiempo y dinero (espero que no se en-
fade mi editor). Lo que pienso sobre el tema, básicamente, coincide con

448; iD., «¿el abrazo que no llega?: atención pastoral a católicos divorciados
vueltos a casar»: sal terrae 1.096 (2005) 965-974. ambos están escritos con
anterioridad al reciente proceso sinodal y a la publicación de amoris laetitia.
también puede resultar de utilidad la lectura de: P. Guerrero, Mucho más que
dos. acercamiento pastoral a la pareja y la familia, Sal terrae, Santander
20172,141-200, que incorpora ya la riqueza aportada por la exhortación de
Francisco.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


de considerar categorías abstractas a escuchar a personas concretas 455

lo que se ha dado en llamar la «vía Kasper», o «vía de la conversión», o


«vía de la compasión», o «via caritatis»... me van a permitir que, por «de-
formación vocacional», me refiera a ella como la «vía del discernimien-
to». es, sin duda, la vía que propone Francisco en amoris laetitia: «solo
cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pas-
toral de los casos particulares» [aL 300]. esta vía del discernimiento
constituye un camino completamente coherente con el sueño del papa:
la conversión pastoral de la iglesia.

La vía del discernimiento


Desde hace, al menos, un cuarto de siglo, se vienen escuchando voces de
cualificados pastores y teólogos ocupados y preocupados por el acompa-
ñamiento pastoral de católicos divorciados y vueltos a casar. hay una fi-
gura emblemática en este camino, el cardenal Walter Kasper –que, por
cierto, y es algo que olvidan sus detractores, es uno de los grandes teólo-
gos de nuestra época–. a su saber teológico, el cardenal alemán suma
una trayectoria de inquietud pastoral, fidelidad a la iglesia y capacidad
de diálogo y empatía que ya nos gustaría tener a muchos.
Para conocer mejor en qué consiste la «vía del discernimiento» me gusta-
ría presentar al lector tres elementos de ayuda: 1) un cuadro en el que in-
tento poner en paralelo tres momentos precedentes de la «vía del discerni-
miento» y las palabras de Francisco en el capítulo octavo de amoris laetitia;
2) sin abandonar dicho capítulo octavo, veremos quiénes son las personas
concretas a las que se ofrece un camino de discernimiento y, también, qué
sacerdotes, qué agentes de pastoral piensa el Papa que son necesarios para
realizar este acompañamiento; 3) el tercer material es una carta que los
obispos de la región de buenos aires dirigieron a sus sacerdotes sobre la
aplicación del capítulo Viii de amoris laetitia; también incluiré la carta
que les dirige el papa Francisco. Como verá el lector, en este artículo, pre-
fiero no «hablar mucho» y dejar que sean los textos los que hablen.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


456 pablo guerrero, sj

1. algunos precedentes de la «vía del discernimiento»


y «amoris laetitia»

Acompañamiento El Evangelio Amoris


pastoral de de la familia4 laetitia
los divorciados3 (1993) (2014) (2016)
– si, en la ruptura del pri- 1.– si se arrepiente de su – [...] una segunda unión
mer matrimonio, ha ha- fracaso en el primer matri- consolidada en el tiempo,
bido una grave falta, la monio; con nuevos hijos, con pro-
responsabilidad debe ser 2.– si ha cumplido con las bada fidelidad, entrega ge-
admitida, y la falta debe obligaciones del primer nerosa, compromiso cris-
ser lamentada; matrimonio y ha excluido tiano, conocimiento de la
– [...] con la mejor volun- definitivamente la vuelta irregularidad de su situa-
tad del mundo, es impo- atrás; ción y gran dificultad para
sible vivir de nuevo el pri- volver atrás sin sentir en
3.– si no puede abando-
mer matrimonio; conciencia que se cae en
nar sin culpabilizarse aún
nuevas culpas [298];
– la injusticia perpetrada más los compromisos asu-
y los daños ocasionados midos con el nuevo ma- – [...] el caso de los que
deben, en la medida de lo trimonio civil; han hecho grandes esfuer-
posible, repararse; zos para salvar el primer
4.– si se esfuerza por vivir
matrimonio y sufrieron un
– esta reparación incluye del mejor modo posible
abandono injusto, o el de
asumir las obligaciones su segundo matrimonio a
«los que han contraído
(con la esposa e hijos del partir de la fe y educar en
una segunda unión en vis-
primer matrimonio); ella a sus hijos;
ta a la educación de los hi-
– la nueva unión debe ha- 5.– si siente deseo de los jos, y a veces están subjeti-
ber sido probada durante sacramentos como fuente vamente seguros en con-
largo tiempo, mostrar de fuerza en su situación. ciencia de que el preceden-
una voluntad decidida y te matrimonio, irrepara-

3. obispos de la provincia eclesiástica del oberrhein, «acompañamiento pastoral


de los divorciados»: ecclesia 2.075 (1994), 29 [1.517]. Para conocer más sobre
este texto y la respuesta al mismo de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
cf. P. Guerrero, Mucho más que dos, o.c., 172-175.
4. Cf. W. KaSPer, el evangelio de la familia, Sal terrae, Santander 2014, 70-71.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


de considerar categorías abstractas a escuchar a personas concretas 457

públicamente reconoci- Teología del blemente destruido, no


ble, en orden a una vida matrimonio cristiano5 había sido nunca válido»
en común duradera; (1979 y 2014) [298].
– la vinculación con la pa- –––––––––––––––––––– – Los divorciados vueltos a
reja y con los hijos de esta 1.–si existe arrepentimien- casar deberían preguntarse
segunda unión se ha con- to de la culpa cometida y cómo se han comportado
vertido en un nuevo com- se ha intentado reparar en con sus hijos cuando la
promiso moral; la medida de las propias unión conyugal entró en
fuerzas; crisis; si hubo intentos de
– debe estar suficiente-
mente establecido que los 2.– si se ha hecho todo lo reconciliación; cómo es la
esposos se esfuerzan por humanamente posible por situación del cónyuge
vivir realmente de la fe lograr una reconciliación abandonado; qué conse-
cristiana y a partir de mo- con el primer cónyuge; cuencias tiene la nueva re-
tivaciones sinceras [...] y 3.– si el segundo matri- lación sobre el resto de la
quieren participar de la vi- monio ha llegado a cons- familia y la comunidad de
da sacramental de la iglesia tituir un lazo que impone los fieles; qué ejemplo
(lo mismo vale para la edu- tales obligaciones morales ofrece esa relación a los jó-
cación de los hijos). que no podría ser disuelto venes que deben preparar-
sin incurrir en una nueva se al matrimonio» [300].
injusticia.

Lo que apunta Francisco en amoris laetitia, de hecho, ya estaba presen-


te en el magisterio y práctica pastoral de varias diócesis (no solo alema-
nas) y en el pensamiento teológico contemporáneo (no solo W. Kasper;
por citar algunos: b. häring, j. bernhard, a. hortelano, G. Cereti, m.
Legrain, m. Vidal, S. botero, W. P. roberts, etc.).

2. Personas concretas a las que se ofrece


un camino de discernimiento y sacerdotes y agentes de pastoral
necesarios para realizar este acompañamiento.
Leyendo con fidelidad y honestidad amoris laetitia, especialmente los
puntos del capítulo Viii, que para algunos son tan ambiguos, podemos

5. Cf. W. KaSPer, teología del matrimonio cristiano, Sal terrae, Santander 20142, 130.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


458 pablo guerrero, sj

señalar en qué personas está pensando el papa Francisco a la hora de pro-


poner este itinerario:
a) personas que se encuentran en una segunda unión consolidada por el
tiempo (probablemente también con hijos fruto de esta nueva unión),
una unión vivida con fidelidad, generosidad y entrega [298];
b) personas evidentemente creyentes y que educan en la fe a sus hijos
[298];
c) personas conscientes, por un lado, de que su situación concreta no se co-
rresponde con el ideal cristiano, pero igualmente conscientes de que es-
tán viviendo esta nueva unión como una realidad en la que el amor real
y presente es vivido también como una bendición de Dios [297-298];
d) personas que sienten con honestidad que no podrían volver atrás sin
sentir en conciencia que incurren en nuevas culpas [298];
e) personas que han realizado un profundo examen de conciencia y ex-
perimentan en su interior arrepentimiento por la responsabilidad que
puedan haber tenido en el fracaso del matrimonio [300];
f ) personas capaces de entender que se trata de un itinerario de acom-
pañamiento y de discernimiento que orienta a estos fieles a la toma
de conciencia de su situación ante Dios [300];
g) personas responsables y discretas, que no pretenden poner sus deseos
por encima del bien común de la iglesia [300];
h) personas dispuestas, en la medida de lo posible, a reparar el daño que
se hubiera producido [300].
Pues bien, estas son las personas a las que se ofrece el camino de discer-
nimiento. Pero no solo debemos preguntarnos qué católicos se encuen-
tran en esta situación; también es clave preguntarnos qué sacerdotes, qué
agentes de pastoral son necesarios para realizar este acompañamiento
que nos propone Francisco:
a) pastores que saben reconocer la seriedad del asunto que tienen entre
manos [300];
b) pastores que saben en qué consiste el discernimiento y que son capa-
ces de acompañar a otras personas en su libertad y responsabilidad
[293, 300];

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


de considerar categorías abstractas a escuchar a personas concretas 459

c) pastores respetuosos con el fuero interno, con la doctrina de la igle-


sia y con el evangelio del Señor [300];
d) pastores capaces de acompañar un camino que, en no pocas ocasio-
nes, va a ser largo,
e) pastores capaces de ver personas y no categorías [291, 294];
f ) pastores conscientes de que se trata de un itinerario de acompaña-
miento y de discernimiento que busca orientar a la toma de concien-
cia de su situación ante Dios [300];
g) pastores que sintonicen con la idea de que es mezquino detenerse solo
a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o nor-
ma general porque eso no basta para discernir y asegurar una plena
fidelidad a Dios en la existencia concreta de un ser humano [304];
h) pastores que no se sientan satisfechos aplicando solo leyes morales a
quienes viven en situaciones «irregulares», como si fueran rocas que
se lanzan sobre la vida de las personas [aL 305];
j) pastores que no se escondan detrás de las enseñanzas de la iglesia
«para sentarse en la cátedra de moisés y juzgar, a veces con superiori-
dad y superficialidad, los casos difíciles y a las familias heridas» [305];
i) pastores empeñados en la tarea de acompañar a las personas interesa-
das en el camino del discernimiento de acuerdo con la enseñanza de
la iglesia y las orientaciones del obispo [300].

en la lectura del número 300 de amoris laetitia (uno de los considera-


dos más ambiguos por algunos) y de todo el capítulo Viii, ¿de verdad no
queda claro lo que pretende decir el papa Francisco sobre el camino de
discernimiento? Por poner como ejemplo la frase con la que Francisco
comienza el número 300: «solo cabe un nuevo aliento a un responsable
discernimiento personal y pastoral de los casos particulares». ¿hay algo
confuso o que no quede suficientemente claro en ella?: ¿«nuevo alien-
to»?; ¿«discernimiento responsable personal y pastoral»?; ¿acaso no está
suficientemente clara la expresión «casos particulares»?
¿Qué quiere que le diga, amigo lector? Verdaderamente, yo no entiendo qué
es lo que no se comprende. De todos modos, si, aun así, quedaba alguna
duda, creo que tenemos que agradecer a los obispos de la región de bue-
nos aires y al mismo papa Francisco sus cartas de septiembre de 2016.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


460 pablo guerrero, sj

3. Criterios básicos para la aplicación


del capítulo VIII de «amoris laetitia»
Los obispos de la región de buenos aires enviaron a sus sacerdotes una
carta en septiembre de 2016 titulada «Criterios básicos para la aplicación
del capítulo Viii de amoris laetitia». esta carta fue enviada a Francisco,
que responde a ella con unas frases de lo más ambiguas: «el escrito es
muy bueno y explicita cabalmente el sentido del capítulo Viii de amo-
ris laetitia. no hay otras interpretaciones. y estoy seguro de que hará
mucho bien. Que el Señor les retribuya este esfuerzo de caridad pasto-
ral». es cierto que se percibe mucha ambigüedad en la respuesta de Fran-
cisco, sobre todo al señalar que «no hay otras interpretaciones».
a continuación, incluyo ambas cartas para que, de nuevo, el lector juz-
gue por sí mismo. La cursiva no aparece en el original; utilizo este re-
curso para subrayar los elementos más relevantes, a mi juicio, para el
tema de este artículo.

Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII


de Amoris laetitia
obispos de la región de buenos aires

[...] ahora nos detendremos sólo en el capítulo Viii, dado que hace
referencia a «orientaciones del obispo» (300) en orden a discernir so-
bre el posible acceso a los sacramentos de algunos «divorciados en nueva
unión». Creemos conveniente, como obispos de una misma región
pastoral, acordar algunos criterios mínimos. Los ofrecemos sin per-
juicio de la autoridad que cada obispo tiene en su propia Diócesis
para precisarlos, completarlos o acotarlos.

1) en primer lugar, recordamos que no conviene hablar de «permi-


sos» para acceder a los sacramentos, sino de un proceso de discer-
nimiento acompañado por un pastor. es un discernimiento «perso-
nal y pastoral» (300).
2) en este camino, el pastor debería acentuar el anuncio fundamen-
tal, el kerygma, que estimule o renueve el encuentro personal con
jesucristo vivo (cf. 58).

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


de considerar categorías abstractas a escuchar a personas concretas 461

3) el acompañamiento pastoral es un ejercicio de la «via caritatis». es


una invitación a seguir «el camino de jesús, el de la misericordia
y la integración» (296). este itinerario reclama la caridad pastoral
del sacerdote, que acoge al penitente, lo escucha atentamente y le
muestra el rostro materno de la Iglesia, a la vez que acepta su recta
intención y su buen propósito de colocar la vida entera a la luz del
evangelio y de practicar la caridad (cf. 306).
4) este camino no acaba necesariamente en los sacramentos, sino que
puede orientarse a otras formas de integrarse más en la vida de la
iglesia: una mayor presencia en la comunidad, la participación en
grupos de oración o reflexión, el compromiso en diversos servi-
cios eclesiales, etc. (cf. 299).
5) Cuando las circunstancias concretas de una pareja lo hagan fac-
tible, especialmente cuando ambos sean cristianos con un ca-
mino de fe, se puede proponer el empeño de vivir en continen-
cia. amoris laetitia no ignora las dificultades de esta opción (cf.
nota 329) y deja abierta la posibilidad de acceder al sacramento de
la reconciliación cuando se falle en ese propósito (cf. nota 364, se-
gún la enseñanza de san juan Pablo ii al Cardenal W. baum, del
22/03/1996).
6) en otras circunstancias más complejas, y cuando no se pudo ob-
tener una declaración de nulidad, la opción mencionada puede no
ser de hecho factible. no obstante, igualmente es posible un cami-
no de discernimiento. si se llega a reconocer que, en un caso con-
creto, hay limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabi-
lidad (cf. 301-302), particularmente cuando una persona considere
que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva
unión, «amoris laetitia» abre la posibilidad del acceso a los sacra-
mentos de la reconciliación y la eucaristía (cf. notas 336 y 351).
estos, a su vez, disponen a la persona a seguir madurando y cre-
ciendo con la fuerza de la gracia.
7) Pero hay que evitar entender esta posibilidad como un acceso irres-
tricto a los sacramentos, o como si cualquier situación lo justifica-
ra. lo que se propone es un discernimiento que distinga adecuada-

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


462 pablo guerrero, sj

mente cada caso. Por ejemplo, especial cuidado requiere «una nue-
va unión que viene de un reciente divorcio» o «la situación de al-
guien que reiteradamente ha fallado a sus compromisos familia-
res» (298). también cuando hay una suerte de apología o de
ostentación de la propia situación «como si fuese parte del ideal
cristiano» (297). en estos casos más difíciles, los pastores debemos
acompañar con paciencia, procurando algún camino de integración
(cf. 297, 299).
8) Siempre es importante orientar a las personas a ponerse con su con-
ciencia ante Dios, y para ello es útil el «examen de conciencia» que
propone amoris laetitia 300, especialmente en lo que se refiere a
«cómo se han comportado con sus hijos» o con el cónyuge aban-
donado. Cuando hubo injusticias no resueltas, el acceso a los sa-
cramentos es particularmente escandaloso.
9) Puede ser conveniente que un eventual acceso a los sacramentos
se realice de manera reservada, sobre todo cuando se prevean si-
tuaciones conflictivas. Pero al mismo tiempo no hay que dejar de
acompañar a la comunidad para que crezca en un espíritu de com-
prensión y de acogida, sin que ello implique crear confusiones en la
enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio indisoluble. La co-
munidad es instrumento de la misericordia, que es «inmerecida,
incondicional y gratuita» (297).
10) el discernimiento no se cierra, porque «es dinámico y debe per-
manecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nue-
vas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más ple-
na» (303), según la «ley de gradualidad» (295) y confiando en la
ayuda de la gracia.

Somos ante todo pastores. Por eso queremos acoger estas palabras del
papa: «invito a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el
deseo sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de
comprender su punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reco-
nocer su propio lugar en la iglesia» (312).

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


de considerar categorías abstractas a escuchar a personas concretas 463

Respuesta del Papa Francisco a Mons. Sergio Alfredo Fenoy


(Delegado de la región Pastoral de buenos aires)
Vaticano, 5 de septiembre de 2016

Querido hermano:

recibí el escrito de la región Pastoral buenos aires «Criterios básicos


para la aplicación del capítulo Viii de amoris laetitia». muchas gracias
por habérmelo enviado; y los felicito por el trabajo que se han tomado:
un verdadero ejemplo de acompañamiento a los sacerdotes... y todos sa-
bemos cuánto es necesaria esta cercanía del obispo con su clero y del
clero con el obispo. el prójimo «más prójimo» del obispo es el sacer-
dote, y el mandamiento de amar al prójimo como a si mismo co-
mienza, para nosotros obispos, precisamente con nuestros curas.
el escrito es muy bueno y explicita cabalmente el sentido del capítulo
VIII de amoris laetitia. No hay otras interpretaciones. y estoy seguro
de que hará mucho bien. Que el Señor les retribuya este esfuerzo de
caridad pastoral.
y es precisamente la caridad pastoral la que nos mueve a salir para
encontrar a los alejados y, una vez encontrados, a iniciar un camino
de acogida, acompañamiento, discernimiento e integración en la comu-
nidad eclesial. Sabemos que esto es fatigoso, se trata de una pastoral
«cuerpo a cuerpo» no satisfecha con mediaciones programáticas, or-
ganizativas o legales, si bien necesarias.
Simplemente: acoger, acompañar, discernir, integrar. De estas cuatro
actitudes pastorales, la menos cultivada y practicada es el discerni-
miento; y considero urgente la formación en el discernimiento, personal
y comunitario, en nuestros seminarios y Presbiterios.
Finalmente quisiera recordar que «amoris laetitia» fue el fruto del tra-
bajo y la oración de toda la Iglesia, con la mediación de dos sínodos y
del papa. Por ello les recomiendo una catequesis completa de la exhor-
tación que ciertamente ayudará al crecimiento, consolidación y santidad
de la familia.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


464 pablo guerrero, sj

nuevamente les agradezco el trabajo hecho y los animo a seguir ade-


lante, en las diversas comunidades de las diócesis, con el estudio y la
catequesis de amoris laetitia.
Por favor, no se olviden de rezar y hacer rezar por mí.
Que jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
Fraternalmente,
Francisco

Conclusión

una primera conclusión es la de compartir la opinión del cardenal Fer-


nando Sebastián sobre el contenido de amoris laetitia. el papa dice cla-
ramente lo que quiere decir. en expresión tan oída entre gente sencilla:
«a este papa se le entiende»; evidentemente, si se le quiere entender.
en amoris laetitia, como en todo el magisterio del papa Francisco, nos en-
contramos con una nueva manera de presentar y aplicar la doctrina ecle-
sial. Se mira a las personas concretas, se consideran sus circunstancias con
mentalidad abierta, se escuchan sus historias sin miedos ni prejuicios, se
acompaña su camino, se intenta, ante todo y sobre todo, integrar.
una palabra se repite en el camino propuesto por el capítulo Viii de aL:
discernimiento. al escuchar esta palabra, parece que no faltan quienes
piensan que el Papa está estableciendo una especie de «coladero»... es cu-
rioso que personas religiosamente cultivadas no entiendan algo tan bási-
co para el cristiano. Discernir es «buscar y hallar a Dios», es la tentativa
honesta por descubrir cuál es la voluntad de Dios en mi vida. un proce-
so que no es necesariamente rápido ni sencillo.
La vía que defiende el papa Francisco es un proceso de discernimiento
personal y pastoral acompañado por un agente pastoral. esa es la invita-
ción de amoris laetitia. esto supone, evidentemente, acercarse al proce-
so con corazón limpio, con deseo sincero de seguir al Señor y su volun-

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


de considerar categorías abstractas a escuchar a personas concretas 465

tad, con respeto y cariño hacia la conciencia personal, con deseo de cu-
rar heridas. esto hace que no todas las personas divorciadas vueltas a ca-
sar puedan comenzar este proceso. Pero esto significa también que no
todo sacerdote ni todo agente pastoral sabe, debe y puede acompañar es-
tos procesos.
De lo anterior se deduce también que es preciso acompañar y formar a
los sacerdotes (y agentes de pastoral). Francisco es meridianamente cla-
ro: «considero urgente la formación en el discernimiento personal y co-
munitario, en nuestros Seminarios y Presbiterios».
también se nos recuerda que recorrer estos caminos supone «acompañar
a la comunidad para que crezca en un espíritu de comprensión y de aco-
gida, sin que ello implique crear confusiones en la enseñanza de la igle-
sia acerca del matrimonio indisoluble». junto con b. häring, todos los
cristianos, pero especialmente los que tenemos alguna responsabilidad
en la iglesia, por pequeña que esta sea, deberíamos preguntarnos con la
mano en el corazón y con el corazón cerca del Señor si «la exclusión de
los sacramentos de la iglesia de unas personas que se han separado sin
culpa por su parte, y viven en un segundo matrimonio humanamente
bueno, [...] puede hoy en día aportar algo en orden a reforzar la lealtad
al vínculo indisoluble del matrimonio o fortalecer a los cristianos frente
a la tentación»6.
La vía del discernimiento es consciente de la dificultad a la hora de apli-
car otras soluciones que se proponen; incluso llega a reconocer que al-
guna de esas soluciones, en determinados casos, no solo es difícil, sino
potencialmente dañina para la estabilidad de una nueva relación que se
ha manifestado estable en el tiempo.
el camino que Francisco invita a recorrer a parejas de personas divorcia-
das vueltas a casar es un camino largo, que no tiene un final prefijado,
que implica un discernimiento que se ocupa de cada caso y que en nin-
gún caso supone defender soluciones indiscriminadas. Pero es un cami-

6. b. härinG, ¿Hay una salida? Pastoral para divorciados, herder, barcelona,


1990, 136.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


466 pablo guerrero, sj

no que deja abierta la posibilidad de acceso a los sacramentos, porque es


un camino que orienta a las personas a ponerse con sus conciencias fren-
te a Dios.
La vía del discernimiento es fruto del tema al que está dedicada toda la
exhortación apostólica post-sinodal amoris laetitia: el amor. amor al
que no hay que tener miedo; amor que nos hace mejores, que nos hace
correr riesgos, que nos hace mirar a quienes nos rodean como lo hacía
jesús de nazaret. amor que es algo tan importante que, como bien sa-
bía San juan de la Cruz, al caer de la tarde, (a toDoS) solo nos exa-
minarán de él.

Sal Terrae | 105 (2017) 451-466


anSeLm Grün
Atrévete
a empezar de nuevo

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anselm Grün nos invita a leer estas reflexiones sobre el nuevo comienzo.
tal vez –dice– te reconozcas en algunas meditaciones o ejemplos. atréve-
te a empezar de nuevo. Pero no dejes que el nuevo comienzo se convier-
ta en un peso que te echas a la espalda cada día. Cuando experimentes que
cada mañana vuelves a empezar, tu vida se transformará. no sentirás la
presión de tener que hacerlo todo de nuevo, sino que verás tu vida con
ojos nuevos y en tu interior descubrirás fuerzas que te guiarán en la di-
rección correcta: hacia la vitalidad y la libertad, hacia la paz y la amplitud,
hacia la esperanza y el optimismo, y hacia un amor cada vez más grande.

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La fuerza
de la misericordia
La plenitud del ser humano

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La misericordia no es debilidad, sino fuerza: la fuerza de Dios y la fuente
principal de donde hemos de beber para llegar a ser verdaderamente hu-
manos. La iglesia tiene la tarea de reflexionar sobre el ser cristiano desde
la perspectiva de la misericordia divina. no se trata de entender lo cris-
tiano como un añadido a lo humano, sino como su pleno desarrollo en el
ámbito de la gracia de Dios. no hay contradicción alguna entre ser hu-
mano y ser cristiano, pues el Dios uno es el creador y redentor de todas
las personas, el origen y la plenitud de la vida. Por eso la misericordia for-
ma parte de lo esencial de la condición humana.

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469

LOS LIBROS

RECENSIONES

oeSterheLD j., No basta con un clic. Iglesia y comunicación, PPC,


madrid 2016, 266 pp.

oesterheld fue portavoz del episco- creta. La iglesia no hace proselitis-


pado argentino bajo la presidencia mo, crece por atracción. Ser misio-
de bergoglio. Licenciado en socio- nero es transmitir una experiencia.
logía y con amplia experiencia en Pablo tuvo una experiencia diferen-
los nuevos escenarios de comunica- te a la de los primeros amigos de je-
ción, comienza preguntando: ¿Por sús, los apóstoles; pero su misión
qué es tan difícil comunicar la bue- fue la misma que la de Pedro y los
na noticia en internet? ¿Cómo ser demás. Dentro del ámbito de las
buenos misioneros internautas? Sus tecnologías de la comunicación, los
ideas y sugerencias ayudan a todos especialistas hablan de «imagen cor-
los agentes pastorales en su misión porativa», «últimas generaciones»,
evangelizadora por la red. «marketing»..., pero no es este el
La tarea de la iglesia es ser mi- tema que nos preocupa. Ser cristia-
sionera en los nuevos escenarios. el no no es elegir entre un menú de es-
avance de las nuevas tecnologías de piritualidades. un discípulo habla
la comunicación está generando de jesús de nazaret. ayuda a descu-
una nueva manera de percibir la brir en los textos sagrados la fasci-
realidad. La riqueza del momento nante figura de Cristo. es impor-
histórico que vivimos implica un tante diferenciar entre el lenguaje
cierto temor. hay una trampa en la eclesiástico que usamos en los ritos
expresión «el mundo de las comu- y en las oraciones y el lenguaje ori-
nicaciones». no hay varios mundos, ginal y propio para hablar de jesús
y la tarea de la iglesia es evangelizar de nazaret. Como hicieron los
en el único mundo que existe. el evangelistas cuando nos relatan la
comunicador no puede estar aislado vida y palabras de jesús. oesterheld
de la vida de una comunidad con- estimula a todos los misioneros a re-

Sal Terrae | 105 (2017) 469-482


470 los libros

flexionar acerca de su experiencia tanto, los que sienten la vocación de


personal. evangelizar no es pegar servir al Señor en los medios de co-
fotos en las redes sociales; es experi- municación son invitados a perma-
mentar en la propia vida lo mismo necer fieles a su vocación y compro-
que otros vivieron. no hay que de- meterse a ser testigos del Señor por
jarse vencer por la aparente superfi- todos los caminos. Desde hace si-
cialidad de internet. Gracias al avan- glos, hombres y mujeres, atraídos
ce de las nuevas tecnologías, está por el Señor, responden a su llama-
resurgiendo la actitud contemplati- da y forman comunidades donde se
va en el hombre del siglo XXi. La hace presente el reino de Dios. La
inmensa mayoría de las personas historia de la iglesia es la historia de
que navegan por el universo digital una experiencia que se repite y se
desean compartir su vida. Por eso es transmite. estamos en el inicio de
aconsejable desechar los falsos mi- una nueva cultura global. ¿Cómo es
tos y prejuicios de internet. Los me- mi mirada hacia este desafío del
dios son un don de Dios, como dice mundo digital?
el papa Francisco. Conviene no ol- en conclusión, un libro que me-
vidar que los seres humanos somos rece la pena leer. breve y conciso,
un cuerpo y nos comunicamos con una buena guía para mejorar la ta-
gestos y palabras. Finalmente, saber rea misionera de la iglesia. una lec-
que un misionero tan solo es un tura recomendable a todos los fieles
mensajero que transmite el amor de para reflexionar sobre la presencia
Dios. Dios es comunión, no sole- de Dios en el universo digital.
dad. es Padre, hijo y espíritu. Por Marta Sánchez

rohr, r. Caer y levantarse. Una espiritualidad para la segunda mi-


tad de la vida, PPC, madrid 2015, 238 pp.
«Primero es la caída, Pero no, su contenido hace alusión
y luego el recobrarse de la caída. a otra mitad de la vida: aquella que
ambas cosas aparece después de una prueba,
son misericordia de Dios». una enfermedad, un revés econó-
–juliana de norwich mico, etc. ese evento acogido hace
madurar a las personas, en las que
Debo confesar que el título del li- se instaura una nueva identidad
bro me confundió: pensé que trata- más purificada, más humilde, más
ba de la espiritualidad de los mayo- esencial. esta es la temática del li-
res, tema que me interesa mucho. bro que recensiono.

Sal Terrae | 105 (2017) 469-482


recensiones 471

richard rohr, franciscano, fun- man «gracia»; los que se conducen


da en 1971 la comunidad de nueva por ese camino son los llamados es-
jerusalén en Cincinnati, así como cogidos, aquellos que han escucha-
un Centro para la acción y la Con- do una invitación a algo nuevo y
templación en alburquerque. han seguido la llamada con deter-
el libro parte de su experiencia minación. hay una seguridad en
tras cuarenta años de maestro fran- los que han sentido esa llamada, y
ciscano y después de haber trabaja- se hace muy difícil ser acompaña-
do en varios países con personas de dos por aquellos que no han vivido
distintas confesiones, lo que le ha la experiencia. Ponerse en marcha es
dado abundantes elementos de re- siempre un salto en la fe, un riesgo,
flexión sobre el tema del que escri- una aventura. hay dentro un fuerte
be en este libro. imperativo para el que ha oído la
en la primera etapa de la vida, an- voz y busca la forma de concretarla
tes de haber pasado por la prueba, se en su vida; es descentrarse para cen-
pone el énfasis en vivir con éxito, con trarse; es salir de la tierra conocida a
proyectos, construir una identidad, otra tierra nueva.
un hogar. en la segunda etapa se pone Simbólicamente, nos afanamos
más el acento en el discernimiento de en lo tangible, nos afanamos por los
espíritus, en aquello intangible, en lo ladrillos de la casa, la decoración,
que dura para siempre. los planos... y nos olvidamos de lo
en la vida hay caídas y recaídas, más importante: crear hogar donde
y hay que levantarse siempre, aun- vivir en comunión con otros; tam-
que toda prueba es desconcertante bién crear hogar para el silencio,
y duele mucho; por eso, el autor ámbito de oración. nos quedamos
nos indica algunas sugerencias para con el continente y no pensamos en
el camino, un material al que acudir el contenido profundo que quere-
en caso de necesidad. mos dar a ese espacio. aprendemos
Para el autor, la segunda mitad la danza de la supervivencia, olvi-
de la vida no se refiere a un concep- dando la danza sagrada.
to cronológico, como ya hemos se- Las subidas y bajadas se alternan
ñalado; se trata de un estar interior en la existencia humana; pero seña-
distinto, con una sabiduría nueva la el autor que la bajada puede ser
que otorgan el sufrimiento, las prue- subida si entramos en la dialéctica
bas, los reveses. hay ancianos muy de cruz y resurrección, de muerte y
infantiles y jóvenes muy maduros; vida, de sacrificar algo para lograr
la edad es un elemento en cierta algo: si el grano de trigo no muere...
manera relativo. es costoso embarcarse en un viaje
Somos conducidos por un mis- para luego descender; pero en este
terio que las personas creyentes lla- segundo viaje, el de descenso acogi-

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472 los libros

do, abrazado, se alcanza la verdade- Los beneficios de la bajada son


ra plenitud, la madurez, aunque mu- uno de los grandes secretos que no
chas personas, a pesar de la prueba, todos conocen o no quieren cono-
no transitan nunca por ese segundo cer; es cuando se vive el amor total;
camino. se ha entendido la cruz, tras de la
hay que errar para convertirse. cual está la resurrección. juan de la
Las vidas tan perfectas que no se sa- Cruz hablaba de caer en el amor, ya
len de los márgenes establecidos lle- no hay resistencia: «Ceso todo y qué-
gan incluso a la soberbia ante tanta deme dejando mi cuidado», cayendo
perfección. esas vidas sin tropezo- en el amor se vive descansadamen-
nes no parecen las vidas preferidas te. «Que ya solo en amar es mi ejerci-
de jesús. echemos una ojeada al cio». el mismo jesús decía: «ahora
hijo pródigo, la magdalena, la adúl- no lo entendéis» (se supone que esta-
tera...: personas que han hecho las ban en la primera parte del viaje).
cosas mal acaban siendo amadas no se puede entender ese espacio
por Dios, siendo preferidas. nuevo mientras no se ha estado allí.
San agustín llama a esta expe- todas las religiones explican muy
riencia pasar por el misterio. algún bien estos dos viajes; el Dalai Lama
evento que hace cambiar la direc- explica, aprende y obedece las normas
ción, tomar otro camino ante la lla- muy bien, y así sabrás como romper-
mada imperiosa que nos está seña- las cuando no sean necesarias.
lando otra ruta a la que no hay que muy interesante la propuesta de
resistirse. Se da resistencia en gente rohr, merece la pena acercarse a
muy religiosa que tiene concebido este libro, que da claves muy válidas
su propio plan de salvación y no ad- para cuando aparecen las pasivida-
mite novedades ni bajadas. des en la fisonomía que sea: enfer-
La santidad está tan oculta que medad, pérdidas, duelos, fracaso...,
solo los que se abajan la encuen- para encontrar ahí una fuente de
tran: esta es una de las grandes en- crecimiento personal y espiritual
señanzas del libro que presentamos. que, de otro modo, no se alcanzaría,
Los perfectos no tienden a bajar de por paradójico que parezca. ya no
escalón, no quieren desinstalarse, hay opciones; se trata de seguir la
aunque la vida los mueva. Los últi- llamada que nos guía y nos invita a
mos serán los primeros. Dice san la danza sagrada que Dios ha pensa-
Pablo: «cuando soy débil, entonces do para cada uno de nosotros.
soy fuerte» (2 Cor 12,10). Rosario Paniagua Fernández

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recensiones 473

Díaz-SaLazar, r., educación y cambio ecosocial. Del yo interior al


activismo ciudadano, PPC, boadilla del monte (madrid) 2016,
274 pp.

La trayectoria de rafael Díaz-Sala- sonalidad, hasta los ecosistemas pla-


zar no necesita presentación alguna: netarios, revela la amplitud de su
su trabajo como profesor universi- mirada y el complejo desafío que
tario; su compromiso militante de propone a los educadores, destina-
largo alcance en favor de los movi- tarios de este libro, a los que califi-
mientos altermundialistas; sus pu- ca de «héroes morales».
blicaciones, siempre en la frontera educación y cambio ecosocial está
entre el radicalismo cristiano, la iz- dividido en tres grandes bloques: el
quierda internacionalista o el ecolo- primero, dedicado a redefinir el
gismo social, por hablar de algunos concepto de educación, los espacios
de sus temas más recurrentes, son en que aparece, sus dimensiones éti-
sobradamente conocidas. este libro cas, sociales y ecológicas y los luga-
que reseñamos supone, según reco- res –las inteligencias, las emociones,
noce el propio autor, abordar un las acciones y las decisiones– en que
tema relativamente nuevo en su an- se desarrolla. en este apartado, des-
dadura intelectual: la educación, tacamos el concepto de sabiduría
aunque su andadura profesional y (en plural, porque son muchas y es-
el aprendizaje no formal que han tán en diálogo continuo), como
generado sus investigaciones en fundamento de la construcción de
tantas personas y grupos desdicen una cultura educativa alternativa.
tal «novedad». Su formulación incluye y desborda
Surgido de la necesidad y la ur- el marco en el que se mueven con-
gencia de poner en marcha proce- ceptos afines, como el de transver-
sos educadores integrales, sus refle- salidad, concretado en el conjunto
xiones se dirigen no solo a las de educaciones para (la paz, la soli-
escuelas, los colegios y los institutos daridad, la interculturalidad), hasta
dedicados al trabajo con niños y hace poco tiempo tan recurrente:
adolescentes, sino a otras instancias las abundantes páginas dedicadas al
igualmente importantes: familias, cristianismo como sabiduría no
comunidades, movimientos sociales confesional (laica, pero no neutral)
y, en general, todo el ámbito de la en este terreno educativo resultan
educación no formal. Su apuesta muy estimulantes.
por generar verdaderas transforma- La segunda parte del libro está
ciones en todas esas escalas, desde el volcada en la configuración de un
entorno más íntimo, la propia per- proceso que, en coherencia con lo

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474 los libros

señalado en la primera parte, va zajes globalizadores, no sometidos


desde la construcción profunda de al compartimento cerrado de las
la interioridad de cada persona has- asignaturas; inteligencias múltiples
ta el activismo ciudadano, median- –su insistencia en la educación esté-
te la conformación de una cultura tica, desarrollada en el ámbito de
del altruismo personal y social. en artes como la pintura, la música o el
este punto, el autor logra dar una teatro es muy digna de destacar–,
respuesta equilibrada a un dilema las competencias centradas en las
histórico: a menudo el activismo acciones educativas universales, que
militante, centrado en la urgencia proclaman organismos internacio-
emancipadora, ha obviado a la per- nales como la uneSCo (conocer-
sona; como reacción, la educación hacer-convivir-ser), o las comuni-
centrada en la interioridad se ha ela- dades participativas de aprendizaje
borado frecuentemente hacia dentro, que transformen los modelos impe-
sin conexión activa con la realidad, rantes en las escalas más inmediatas,
sin «vivir con la ventana abierta», como las tutorías escolares o las aso-
como canta Pablo Guerrero. Para ciaciones vecinales.
fundamentar este proceso, Díaz-Sa- Se trata, pues, de un libro profé-
lazar se apoya en numerosas lectu- tico, en el sentido de que denuncia y
ras, como el informe Delors –la anuncia: denuncia la (i)lógica mer-
educación encierra un tesoro–, hoy cantilizadora y deshumanizadora
orilladas en nombre de otras pro- del discurso educativo dominante
puestas más mediáticas y mucho –especialmente el institucional–,
más discutibles, como el informe centrado en la privatización de la
PiSa, y en una sugestiva pléyade de gestión de los centros; en la estan-
autores, como antonio Gramsci, darización de los saberes instru-
edgar morin, Luis Gómez Llorente mentales, solo impulsados con el
o el mismo papa Francisco y su en- objetivo de favorecer la integración
cíclica laudato si’, de la que rafael subordinada (y precarizadora) en el
Díaz-Salazar hace un sugerente aná- mercado laboral. Por momentos, las
lisis que refuerza el contenido eco- reflexiones de rafael Díaz-Salazar
social de su propuesta educativa. el evocan el indignado discurso anti-
diálogo con estos pensadores es utilitarista de Charles Dickens en
siempre apasionado y dota al texto tiempos difíciles (1854), otra refe-
en algunos momentos de un aroma a rencia inspiradora que les otorga va-
«manifiesto» que resulta vivificante. lor. Pero también es un libro profé-
Finalmente, en la tercera parte el tico, en el sentido de que anuncia
autor nos lleva hasta las entrañas de que es posible construir y vivir otro
los centros educativos para plantear modelo educativo y, en este sentido,
diversas propuestas sobre aprendi- apunta a la utopía, concebida como

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recensiones 475

un horizonte movilizador capaz de Si, como escribe jorge Wagensberg,


plantear interrogantes –la tarea de «educar no es llenar, sino encen-
los artistas y creadores– y ofrecer der», el libro de rafael Díaz-Salazar
respuestas –la tarea de los intelec- resulta especialmente iluminador.
tuales– al mundo en que vivimos. Pedro Sáez Ortega

martini, C. m. Guías en tiempos difíciles. Perfiles de grandes maes-


tros del espíritu, Sal terrae, maliaño (Cantabria) 2016, 182 pp.
Decía el cardenal martini hace unos sado por el agradecimiento y la con-
años: «nuestra generación está atra- vicción de que su «guía» es luz para
vesando un desierto marcado por la comunidad cristiana. Los ofrece
grandes acontecimientos... un de- aquí porque para él fueron escuela
sierto en el que la gente se siente de afectos. De ellos aprendió a po-
cansada, inquieta... porque no ve el ner su erudición al servicio pastoral
sentido de la vida diaria... es un de- de muchos, a vivir permanente-
sierto hecho de ausencia de Dios... mente pegado a la realidad para se-
en el que las personas no consiguen guir acompañando a su feligresía o
percibir en su vida diaria la presen- a quienes lo buscaran» (p. 11).
cia de un misterio soberano y ami- De los ocho «maestros» que
go... en este desierto... somos, de martini nos presenta, el primero es
alguna manera «guías»... Por eso me Gregorio magno («entregarse a la
he preguntado: “¿Cómo forma Palabra»): nacido en torno al 540,
Dios a estos guías en tiempos difíci- vivió muchos acontecimientos ad-
les?” y yo mismo me he respondi- versos, incluida su fragilidad física,
do: “tratando de percibir cómo ha que lo expuso a las enfermedades.
formado Dios a algunos de ellos en Pero precisamente todo esto es lo
el pasado, comprenderemos cómo que determina su doctrina, que tiene
formarnos a nosotros hoy”». estas como base la oración, expresión del
palabras de martini cobran sentido deseo de estar con Dios, de dialogar
hoy en este libro, que nos presenta con él, de adorarlo. en la regla pas-
aquellas figuras convertidas en «ma- toral exhorta al equilibrio de los
estros del espíritu» a las que dedicó opuestos, al justo medio y a la ver-
atención a lo largo de sus escritos, dad de la existencia, acercándose a la
guías para los cristianos en tiempos fuente del amor, que él cultivaba a
difíciles como los actuales. través de la lectio divina de la Pala-
Como dice Cipriano Díaz en el bra, a nivel personal o comunitario.
Prólogo, «Carlo maría martini ha- el segundo es Francisco de asís,
bla de ellos con un corazón traspa- cuya expresión típica es la «perfecta

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476 los libros

alegría» («Vivir en «perfecta ale- descubrimiento de la vida como en-


gría«»), que tiene una profunda raíz trega a Dios y la superación de la
bíblica y evangélica. esta «perfecta mundanidad a través del servicio a
alegría» está conectada con la prue- la iglesia.
ba que produce paciencia, y la pa- el secreto de Francisco de Sales
ciencia completa la obra de Dios («Vivir el misterio del amor trinita-
haciéndonos estar en la verdad de la rio») está en la verdad de su amor a
salvación cristiana; es un don de la Dios, que produce la adhesión total
fe y de la esperanza. a su voluntad. en la sinceridad de
Catalina de Siena («arriesgarlo su amor a Dios se implica, expresa
todo por Dios») es la gran mística sus sentimientos, no se distancia, se
cuyo amor por la iglesia nace del revela en lo que dice, y dice expre-
amor a Cristo, reconocido de modo samente lo que siente más intensa-
extraordinario por Pablo Vi, que el mente en su corazón: el amor a
4 de octubre de 1970 le confirió el Dios. Posee el sentido de la histori-
título de Doctora de la iglesia. cidad de la salvación, y su modo de
jan Van ruusbroec («Servir al hablar no puede dejar de tener en
espíritu en los corazones»), presbí- cuenta la primacía de lo «narrativo»
tero y místico flamenco del siglo a la hora de proponer la fe.
XiV, es ejemplo de amor a la iglesia, teresa de Lisieux («Perseverar en
de pasión por las almas. Su camino la prueba de la fe») afronta las terri-
se caracteriza por la atención apa- bles pruebas de la fe a la luz del
sionada al camino de las personas, amor misericordioso, que se revela a
por cuidar en cada caso la posibili- través de la escritura y del espíritu
dad y la efectividad de caminos es- y cambia la vida. Su secreto apostó-
pirituales en las personas a las que lico consiste en el contraste entre la
nos acercamos. prueba de la fe, la noche, el sufri-
en la antología de martini no miento por las tentaciones contra la
podía faltar ignacio de Loyola («re- fe... y la irradiación de la fe misma
descubrir el centro»), a cuya auto- que emana de ella inmediatamente
biografía hace referencia diciendo después de su muerte y que no deja
que «se trata de un opúsculo... lleno de crecer en la actualidad.
de pequeños hechos que muestran edith Stein y maximiliano Kol-
cómo el Señor formó durante largos be («Vencer al mal con el bien»),
años a uno de los guías en el desier- junto con todos los mártires de los
to de la historia» (p. 101). Su pun- campos de concentración, son sím-
to de partida es la educación fami- bolos del mal causado por las ideo-
liar y personal, a lo que se une el logías, ante las que resistieron con
descubrimiento de la interioridad, los medios de la acción cultural,
gracias a la lectio de la Palabra; el sostenidos por la fuerza de Dios,

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recensiones 477

hasta entregar la propia vida, ven- mina de forma concreta nuestra


ciendo al mal con el bien. vida actual. nos ayuda también a
La lectura de este libro atrae entrar en las biografías de estos
porque nos hace sentirnos cerca del «maestros» para «explorar afinida-
cardenal martini, que relee la vida des, tomar aliento y pedir sus mis-
de estos santos a la luz de la Palabra, mos sentimientos».
con su típico criterio (lectio‒medi-
tatio‒oratio‒contemplatio), que ilu- Lázaro Sanz Velázquez

Gómez CaSaS, m., eva encadenada. Violencia sexual contra las mu-
jeres en el mundo, San Pablo, madrid 2016, 266 pp.
La periodista marta Gómez nos hechos, y proponiendo una solu-
ofrece un texto sobre la violencia se- ción: borrar del mapa el machismo
xual contra las mujeres en el mun- que origina este tipo de violencia.
do, que es una recopilación de las La autora nos muestra que la
atrocidades a las que la mitad de la propia cultura es una trampa para
humanidad está expuesta solo por las mujeres y que el mayor depreda-
haber nacido con género femenino. dor para ellas son los hombres que
«a las mujeres se nos ha castigado las ven como objetos o como «pie-
siempre por el sexo y con el sexo», zas» que cobrarse para satisfacer sus
afirma la autora. deseos y sentirse más hombres. Da
el libro es una recopilación de lo mismo que formen parte de su
todo un catálogo de horrores, abu- familia y que convivan en el mismo
sos y violencias que se producen hogar, o que se encuentren en zonas
contra mujeres y niñas en todo el de guerra o en campos de refugia-
mundo. aborda realidades tan dis- dos. en todos los escenarios la vícti-
tantes como una comunidad hindú, ma es una mujer, y el agresor un
una comisaría mejicana, un inver- hombre que utiliza su posición de
nadero de almería o un campo de poder para llevar a cabo la agresión.
refugiados africano, con el denomi- marta Gómez nos ofrece también el
nador común de la desigualdad, mapa para encontrar la ruta hacia la
caldo de cultivo de la violencia se- paz, la convivencia y la igualdad, un
xual. entra de lleno en la realidad mapa en el que el camino ha de ser
de la violencia sexual contra las mu- recorrido por toda la sociedad, no
jeres aportando datos y testimonios, por determinados hombres dispues-
denunciando la invisibilidad, la im- tos a comportarse de forma violen-
punidad y el silencio que en mu- ta ni por las mujeres que están cer-
chas ocasiones rodean estos terribles ca de ellos.

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478 los libros

Gran cantidad de datos y testi- amplia bibliografía para proponer la


monios van siendo engarzados en única solución posible: borrar del
los once capítulos de la obra, que mapa el machismo que origina este
abarcan desde el desconocido mapa tipo de violencia.
de los horrores (lapidaciones, plan- La autora afirma en el epílogo
chado de mamas, ablación...), del que lo que más chirría «es la impu-
que no está excluido un país como nidad con que se han cometido to-
españa, hasta las violaciones estra- dos estos delitos y crímenes a lo lar-
tégicas o las humillaciones y agre- go del tiempo, con la autoría y la
siones sexuales que sufren las muje- complicidad de muchos varones»
res en los campos de refugiados. (p. 251). La historia también ha
Pero también los matrimonios for- colaborado en esta construcción es-
zosos y la compra de sexo a cambio candalosa de la impunidad; sus pá-
de pan. nombres propios y vidas ginas están llenas de olvidos delibe-
rotas se esconden detrás de toda rados y sesgos de género que han
esta violencia, que aparece sustenta- relegado a las mujeres a la trastien-
da en el patriarcado da del mundo.
¿Por qué se utiliza el sexo para marta Gómez nos confiesa que
someter a las mujeres y a comuni- ha querido escribir este libro «por-
dades enteras? ¿Por qué les ha caído que eva está encadenada». esta es la
a las mujeres el sambenito del peca- razón por la que reivindica la man-
do y la tentación? ¿Por qué está en- zana en otro papel, «no como un
cadenada eva? este libro no tiene grillete, sino como la puerta de la li-
todas las respuestas, pero plantea bertad para esa eva inquieta que
todas las preguntas y propone una quería saber qué era lo que la sepa-
travesía incómoda hacia el lado os- raba de Dios si, como dice el Géne-
curo del ser humano. el siglo XX ha sis, estaba hecha a su imagen y se-
sido uno de los periodos más san- mejanza».
grientos de la humanidad; pero las La lectura de «eva encadenada»
peor paradas han sido, como siem- no nos deja indiferentes, no cuando
pre, las mujeres: violaciones, acoso, medio mundo es sojuzgado por su
matrimonios forzosos, crímenes de sexo y culpabilizado por ser vícti-
honor, mutilación genital... a veces ma. La conciencia se tambalea ante
en nombre de Dios, de la cultura o una muy extensa serie de testimo-
de la tradición, y otras en nombre nios y de hechos que hacen dudar
de la guerra y el dinero. este libro de la pretendida humanidad del ser
tiene mucho de análisis, de narra- humano.
ción y de denuncia. Su autora se
Lázaro Sanz Velázquez
apoya en una profusión de datos,
testimonios, hechos reales y una

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recensiones 479

ruiz De GoPeGui, Sj, j. a., eucharistía. Verdad y camino de la Igle-


sia, mensajero, bilbao 2014, 416 pp.
esta obra es el fruto maduro de plegarias eucarísticas de las diversas
toda una vida dedicada a la ense- comunidades en los primeros siglos
ñanza de la teología desde una pers- de la iglesia, desde oriente hasta
pectiva ecuménica. Su título es sufi- occidente, desde la anáfora de la
cientemente expresivo: una sola tradición apostólica hasta el antiguo
palabra, eucharistía, subraya su eje Canon romano. y finalmente, y en
central, su interés en que la teología continuidad con la tradición de la
brote de la eucaristía, que sea verda- iglesia, presenta las plegarias euca-
deramente mistagógica, capaz de rísticas posconciliares.
introducir en el misterio. no es un el estudio de los textos litúrgi-
libro sobre la eucaristía, sino nacido cos originales de las diversas tradi-
de la eucaristía. La teología se su- ciones eclesiales es decisivo, como
bordina de tal manera a ella que se ha comprobado más de una vez,
previene a quien pueda considerar para el diálogo y acercamiento ecu-
poco riguroso poner en cursiva las ménico.
frases clave: el interés catequético el subtítulo, Verdad y camino de
prima sobre el científico. Pero esto la Iglesia, sintetiza el principio y fin
mismo refleja la humildad de su au- de todo el libro, concebido como
tor: su intención pastoral no merma un camino para adentrarse en la
en absoluto el rigor de su trabajo, Verdad, en el misterio de nuestra fe.
acompañado de un valioso aparato Sin eucaristía no hay iglesia;
crítico. por eso en esta obra, lúcidamente
La forma elegida para escribir mistagógica, se unen liturgia y
eucharistía en el título, con ch, trans- vida. y porque la Verdad nos hace
cripción de la grafía griega c, mues- libres, la lectura de estas páginas es
tra su interés por el método heurísti- auténticamente liberadora, al enfo-
co: desarrollar la teología a partir del car las cuestiones con la adecuada
estudio histórico-filológico de la di- perspectiva.
versidad de textos de la tradición li- La liturgia eucarística se presen-
túrgica. así, siguiendo un orden cro- ta como un camino de comunión,
nológico, analiza, en primer lugar, celebrado gozosamente por toda la
las oraciones de los ritos judaicos, iglesia. Por eso ve conveniente acla-
que jesús conocía bien y sobre las rar algunas expresiones un tanto
que se sustentaron sus palabras en la ambiguas, como la de «celebrante»
última cena. a continuación, estu- (referida al sacerdote) o «concele-
dia los textos evangélicos de la insti- bración» (referida a la celebración
tución de la eucaristía. analiza las presidida por varios sacerdotes),

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480 los libros

porque quien celebra la eucaristía es pectiva, es absolutamente decisivo y


la asamblea litúrgica; el sacerdote la explica, como dice el autor, las con-
preside. Se subrayaría así el sacerdo- troversias suscitadas por la reforma
cio común de los fieles. litúrgica del Concilio Vaticano ii.
el autor se muestra como guía Liturgia, eucaristía y vida son in-
experimentado en este camino, si- separables; se rechaza así toda dico-
gue las orientaciones dadas por el tomía. La liturgia, y especialmente la
Concilio Vaticano ii en la constitu- eucarística, es la fuente de la vida de
ción sacrosanctum Concilium, here- la iglesia, es la vida de la trinidad en
dera de la tradición de los santos nosotros. Por ello, porque no es un
Padres. y con la autoridad del sabio mero adorno de la celebración, dedi-
y la ordenada claridad del buen do- ca los dos primeros capítulos a expo-
cente, nos ofrece una obra de inves- ner cómo el movimiento litúrgico
tigación clarificadora, sugerente, está en el origen del redescubrimien-
atractiva y abierta a futuros trabajos to de la centralidad de la eucaristía
de profundización. en ocasiones, en la vida de la iglesia; y otros dos a
las palabras sugieren más que dicen, la importancia de la liturgia de la Pa-
callan ante el insondable misterio labra y de los ritos de apertura, de
eucarístico celebrado en la liturgia. comunión y conclusivos.
el texto ayuda a superar teologías y, por último, estudiados los
que reducen la eucaristía a la pre- textos de la tradición litúrgica y
sencia real y a su carácter sacrificial; afirmadas las bases teológicas, con-
y la liturgia, a un mero accesorio or- cluye con una teología actualizada
namental. ruiz de Gopegui sitúa la de la eucaristía en el capítulo 15; y
presencia real de Cristo en la euca- en el 16 presenta brevemente la
ristía, la presencia por antonomasia, concelebración desde los primeros
en el conjunto de formas de presen- siglos hasta el posconcilio.
cia real de Cristo en la iglesia, re- nos encontramos, en definitiva,
cordadas por Pablo Vi. ante una obra bien fundamentada y
La iglesia nace de la eucaristía, y accesible a la vez; muy adecuada para
el modo de celebrarla afecta directa- la reflexión personal y comunitaria.
mente a su vida. Por eso, este retor-
Mª Dolores de Miguel Poyard
no a las fuentes, este cambio de pers-

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recensiones 481

izuzQuiza, D. (ed.), españa por reformar. Propuestas políticas, eco-


nómicas y sociales, Sal terrae, maliaño (Cantabria), 2015, 222pp.
una obra coral escrita por varios Los jóvenes son el futuro de espa-
autores y fruto de un diálogo que no ña. atendiendo a la mejora de la si-
quiere agotarse en estas páginas. Di- tuación económica del país, espe-
ferentes voces unidas para analizar la cialistas en el ámbito sanitario,
situación política y socio-económica educativo, etc. sugieren avanzar en
del país. Cada especialista explica la una redistribución de los bienes, lu-
situación actual del sector político, char contra el fraude fiscal desde
económico o social, y sugiere una se- una misma voluntad política e in-
rie de medidas efectivas para contri- vertir en investigación y desarrollo.
buir a la reforma integral del país. Finalmente, desde el ámbito social,
La crisis que llevamos varios años se habla de generar una cultura que
padeciendo en españa no es pasaje- desacredite el «pelotazo» y el enri-
ra. La sociedad es cada vez más quecimiento rápido; es absoluta-
compleja. Conviene recrear un sis- mente necesario educar para tomar
tema democrático a la altura de la conciencia de que una institución
sociedad del siglo XXi para evitar pública es de todos para actuar res-
caer en el paroxismo social. este es ponsablemente. Se requiere que to-
un reto lanzado a todos los españo- dos los ciudadanos participen de un
les. Dentro del nuevo mapa inter- mismo sentir, construir una españa
nacional, la reforma de españa es mejor donde todos accedan a las
inevitable y requiere una rápida ges- necesidades básicas, como sanidad,
tión reflexiva y constructiva en el educación y trabajo (remunerado o
ámbito político, socioeconómico. voluntario). Pensar, entre todos, un
en primer lugar, respecto a la refor- nuevo modelo social de convivencia
ma política es necesario crear cauces donde se regule la diversidad reli-
legales para una mayor representa- giosa en el espacio público, se abor-
ción política de todos los ciudada- de el problema de la política migra-
nos. hacer una democracia más toria junto con la cooperación para
participativa, para hacer un pueblo el desarrollo, y se exhorte a la soli-
de verdaderos ciudadanos. daridad internacional. Sin olvidar
algunas sugerencias son: fo- tanto las políticas medioambienta-
mentar experiencias políticas entre les como la sostenibilidad ecológica.
todos los españoles y educar desde en síntesis, un análisis de la rea-
la escuela en la responsabilidad so- lidad social del país sin dramas ni
cial. animar a ser ciudadanos soli- eufemismos. es posible leer cada
darios, que busquen el bien común análisis de manera independiente.
y rechacen toda forma de violencia. recomiendo una lectura de toda la

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482 los libros

obra para comprender cómo hemos medidas basadas en datos reales. es


llegado a esta situación en españa. una obra que abre el diálogo para
un libro esperanzador sobre el fu- dinamizar el diálogo político y sal-
turo de españa. muchas de las pro- var el impasse en que vivimos.
puestas y sugerencias para mejorar
el panorama socio-económico con Marta Sánchez

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DoLoreS aLeiXanDre
La contemplación
para alcanzar amor
Una aproximación bíblica

112 págs.
P.V.P.: 9,90 €
este libro es el resultado de tejer juntos el hilo del lenguaje de ignacio de
Loyola en su Contemplación para alcanzar amor y el de la escritura. De-
trás de sus palabras resuena la Palabra, y por debajo de sus expresiones se
pueden reconocer las de aquellos que intentaron reflejar en sus escritos la
experiencia de su encuentro con Dios: desbordamiento por su amor inau-
dito, estremecimiento ante su presencia, asombro por su cercanía, grati-
tud por sus dones, deseo apremiante de responder a través de la propia
entrega. estamos ante un texto plantado como un árbol junto al manan-
tial de la escritura, recibiendo su savia y nutriendo ahí sus raíces para que
sus ramas nos inviten hoy a sentarnos a su sombra.

Apartado de Correos, 77 - 39080 Santander (ESPAÑA)


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484 revista sal terrae

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electrónico.
Fecha de finalización del trabajo.
un resumen o sumario del artículo en castellano de entre 80 y 110 palabras y
una lista de palabras clave en número no superior a cinco, que no podrán coin-
cidir con las del título del artículo.
7) La revista sal terrae se encargará de traducir al inglés el título del artículo, el
resumen o sumario y las palabras clave.

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instrucciones para los autores 485

8) Se recomienda utilizar estas fuentes tipográficas: «timesnewroman» para


Windows (o «times» para macintosh), tamaño 12 (texto) y tamaño 10 (notas
a pie de página).
9) Los criterios que deben seguirse a la hora de elaborar las notas a pie de página
son:
a) AL CITAR LIBROS: 1) inicial (es) del nombre (con punto) y apellido (s) del
autor en letra VerSaLita, dejando un espacio entre la inicial y el/los apelli-
do (s); 2) título y subtítulo (si lo tiene) en letra cursiva; 3) nombre de la edi-
torial en letra redonda; 4) lugar y fecha de publicación en letra redonda y
sin coma entre ambas (si existe número de edición de un libro, se cita, por
supuesto a partir de la segunda, en superíndice, justo a continuación del
año de edición); 5) número (s) de página (s) citada (s), sin que le (s) prece-
da (n) p. / pp.
nota 1: escríbase el nombre de la ciudad en que se publica el libro en el
idioma en que éste está escrito.
nota 2: Cuando se citen dos o más libros del mismo autor, sustitúyase, a
partir de la segunda cita, la inicial del nombre y el/los apellido (s) por iD.
esta nota vale también para los apartados b, c y d de estas instrucciones pa-
ra autores.
Ejemplo:
D. aLeiXanDre, las puertas de la tarde. envejecer con esplendor, Sal terrae,
Santander 20093, 170-175.
b) AL CITAR ARTÍCULOS DE REVISTA: 1) inicial (es) del nombre (con punto) y
apellido (s) del autor en letra VerSaLita, dejando un espacio entre la inicial
y el/los apellido (s); 2) título en letra redonda y entre comillas («»); 3) nom-
bre de la revista en cursiva, precedido por dos puntos (:); 4) número del vo-
lumen de la revista; 5) año de publicación entre paréntesis y coma (,) detrás;
6) número (s) de página (s) citada (s), sin que le (s) preceda (n) p. / pp.
Ejemplo:
G. barbiero, «“un cuore spezzato e affranto tu, o Dio, non lo disprezzi”.
Peccato dell’uomo e giustizia di Dio nel Sal 51»: ricerche storico-bibliche 19
(2007), 157-176.
c) AL CITAR ARTÍCULO EN OBRA COLECTIVA O VOZ DE DICCIONARIO: 1) inicial
(es) del nombre (con punto) y apellido (s) del autor en letra VerSaLita, de-
jando un espacio entre la inicial y el/los apellido (s); 2) título del artículo o
voz en letra redonda y entre comillas («»); 3) precedidos por coma (,) y en,
inicial (es) del nombre (con punto) y apellido (s) del autor/editor del libro

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o diccionario en letra VerSaLita, dejando un espacio entre la inicial y el/los


apellido (s); 4) ed./eds. entre paréntesis (ed./eds.); 5) título y subtítulo (si
lo tiene) del libro o diccionario en letra cursiva; 6) nombre de la editorial
en letra redonda; 7) lugar y fecha de publicación en letra redonda y sin co-
ma entre ambas (si existe número de edición de un libro, se cita, por su-
puesto a partir de la segunda, en superíndice, justo a continuación del año
de edición); 8) precedido por coma (,) y espacio, número (s) de página (s)
citada (s), sin que le (s) preceda (n) p. / pp.
Ejemplo:
a. WÉnin, «David roi, de Goliath à bethsabée. La figure de David dans les
livres de Samuel», en L. DeSrouSSeauX – j. VermeyLen (eds.), Figures de
David à travers la Bible, Cerf, Paris 1999, 75-112.
d) AL CITAR REFERENCIAS ELECTRÓNICAS, se siguen los criterios de a, b y c, y
se añade: 1) después de autor, título, etc., y precedida y seguida por coma:
en línea; 2) dirección web; 3) día de la consulta (entre paréntesis).
Ejemplo:
j. P. FoKKeLman, Narrative art and Poetry in the Books of samuel I.
King David, Van Gorcum, assen 1981, en línea,
http://www.salterrae.es/catalogo/index.php
(consulta el 14 de febrero de 2010).
10. Formato de abreviaturas de referencia habituales: Ibid. / op. cit. / art. cit. / cf. /
cap. / ss. / n. (número) / nota / vol. /vols.
11. otras indicaciones: Los textos sangrados van entre comillas. Se acentúan las
mayúsculas. Se usan comillas bajas y, solo dentro de éstas, las comillas altas
(ejemplo: «juan dijo: “Lo sé”»). Las citas bíblicas, según estos ejemplos: mt 6,1-3
/ mt 6,1-3.12-14.
12. en acentos, puntos, signos de puntuación, etc., síganse las normas de la real
academia española (http://www.rae.es/rae.html).

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