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INTRODUCCIÓN AL CURSO

Los Patriarcas proporciona al niño enseñanzas fundamentales para entender la Palabra de


Dios.
El propósito y la enseñanza principal de cada lección pueden variarse de acuerdo con las
necesidades de los niños de su clase.
Cada lección contiene enseñanzas para traer al niño inconverso a Cristo y ayudar al niño
salvo a crecer en su vida espiritual. Los cantos, la explicación del versículo para memorizar y
la lección han sido planeados para hacer de la clase una experiencia de aprendizaje para los
niños.
En la lección se da oportunidad para ayudar tanto al niño inconverso como al salvo en las
decisiones que necesitan hacer. En algunas lecciones se sugieren las palabras para la
invitación, en otras se indica que consulte la sección “Ayudas para Aplicar las Enseñanzas de
la Lección”. Lea esta sección cuidadosamente y en oración, confiando en que el Señor le
guiará en esta parte tan importante de su clase.
En las lecciones 1 y 5 se proporcionan ilustraciones para ayudar al niño en edad escolar
para hacer frente a los ataques de aquellos que traten de destruir su fe. Cuando utilice las
lecciones con niños más pequeños puede omitir las ilustraciones que no comprendan.
(Maestro, no subestime las incursiones del diablo en la mente de los niños pequeños).
Sea flexible en el uso de las ayudas visuales. Si trabaja con niños pequeños, use sólo las
figuras más importantes. Las visuales están después de cada lección. Las visuales en este
libro son copias originales y no deben ser pintados o tirados del libro. Haga copias del libro
para el uso con su clase. Píntalas con colores vivos para llamar la atención de los niños. Si
enseña una clase grande, puede ampliarlas para que se vea mejor.
Las oportunidades abundan para el uso de estas lecciones en Clases Bíblicas del Hogar,
escuelas cristianas, cultos infantiles, escuelas bíblicas de vacaciones, campamentos, escuelas
dominicales y otros ministerios similares. El maestro sólo necesita adaptar las lecciones a la
edad de su grupo.

AYUDAS PARA APLICAR LAS ENSEÑANZAS


DE LA LECCIÓN

La incorporación de las verdades del evangelio en cada lección tiene como propósito el
preparar al niño inconverso para el momento de su decisión de aceptar a Cristo como su
Salvador personal. La invitación da al niño la oportunidad para responder al llamado de
Cristo. Debe ser breve, personal, clara y directa. Es aconsejable, de vez en cuando, variar el
método para hacer la invitación. Haga muy claras sus instrucciones para responder a la
invitación: ponerse de pie, quedarse en su asiento, levantar la mano, encontrarse con usted al
terminar la clase en un lugar designado o cualquier otro método que usted haya encontrado
efectivo. El método que elija, dependerá de la edad y la cultura de los niños con los que
usted trabaja. Claramente instruya al niño en cuanto al lugar donde puede conversar con
usted para recibir consejo adicional. Estudie el tema siguiente: “Cómo Guiar a un Niño a
Cristo”. Confíe en el Espíritu Santo para que aquiete el corazón del niño y para que le ayude
a concentrarse en su decisión. Confíe en Dios también para darle sabiduría en su consejo y
para discernir las necesidades del niño.

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El uso de preguntas durante cada lección, para estimular el pensamiento del niño, y las
sugerencias para el uso de la verdad de la lección en esta semana, son ayudas para hacer de su
clase una experiencia de aprendizaje para cada niño. La sección “Como Guiar a un Niño a su
Consagración” puede servirle para aconsejar al niño ya salvo.

COMO GUIAR A UN NIÑO A CRISTO

1. Muéstrele que Dios le AMA. “Con amor eterno te he amado”. Jeremías 31:3
2. Muéstrele su NECESIDAD de salvación. No todas las personas van a ir al cielo; ninguna
persona es lo suficientemente bueno para ir al cielo (Romanos 3:23; Apocalipsis 21:27;
Juan 8:21, 24).
3. Muéstrele el CAMINO de la salvación. Es por gracia, un regalo gratuito; porque el señor
Jesús tomó nuestro lugar en la cruz y se levantó de entre los muertos (Efesios 2:8;
1 Corintios 15:3,4).
4. Guíele para que RECIBA el regalo de la salvación, al Señor Jesús, como su Salvador
(Juan 1:12).
5. Muéstrele que ahora ya es SALVO (Juan 3:36; Hechos 13:38).
6. Guíele a CONFESAR a Cristo (Mateo 10:32). Esta confesión debe ser hecha a usted, a
otro creyente, más tarde a sus amigos y públicamente en un culto de la iglesia.

COMO GUIAR A UN NIÑO A SU CONSAGRACIÓN

1. Haga preguntas a los niños concernientes a su salvación, dándole oportunidad de confesar


a Cristo. Si no muestra perfecta comprensión sobre este punto, no está listo para su
consagración. Repase con él los pasos para guiar a un niño a Cristo.
2. Si el niño ha comprendido la realidad de su salvación, guíele para que se entregue a Dios,
obedeciendo en todo lo que él sabe que Dios quiere que haga (Romanos 12:1 o
1 Corintios 6:19,20).
3. Muéstrele que el Espíritu Santo que vive en él le hará saber a través de la Palabra de Dios
lo que Dios quiere que él haga cada día (Juan 14:26). Por ejemplo: obedecer a sus
padres (Colosenses 3:20); testificar de Cristo en cualquier parte donde esté (Hechos 1:8);
apartar un tiempo especial para leer la Biblia y para orar (1 Timoteo 2:1-5; 4:15;
2 Timoteo 2:15); vivir cada fase de su vida para agradar a Dios (1Timoteo 4:12).
4. Ahora que ha hablado estas cosas con el niño, anímelo a hacer una oración de
dedicación: “Querido Señor Jesús, este día me entrego a ti. Quiero que Tú controles
mi vida. Ayúdame a vivir cada día para agradarte. Ayúdame a ser fiel en la lectura de tu
Palabra para así conocer tus planes para mi vida”. Guíe al niño en una oración de
Acción de gracias.
5. Ayude al niño a ver que es un pecado el tratar de controlar nuevamente su vida, y que
Cuando peque, debe confesar su pecado a Dios, confiando en que El lo perdonará.
Entonces debe permitir que Dios una vez más controle su vida (1 Juan 1:9;
Proverbios 3:5,6).

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LECCIÓN 1

EL LLAMAMIENTO DE ABRAHAM

LECTURA BIBLICA: Génesis 11:27 – 12:20; 15:4-6; 16:1-4, 15; 17:1-8, 15-17. (Esta
lección abarca un área muy vasta de las Escrituras. La lección le indicará los detalles que
debe incluir.)

PROPÓSITO: Enseñar al niño que siempre se puede confiar en Dios y no debe tener temor
de obedecerle.

ENSEÑANZA PRINCIPAL: Puedes confiar en Dios siempre.

NOTA PARA EL MAESTRO: El nombre de Abram fue cambiado a Abraham en Génesis


17:5; el nombre de Sarai fue cambiado a Sara en Génesis 17:15. Para simplificar la
enseñanza se ha usada a través de toda la lección Abraham y Sara.

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció...y


salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8). El versículo se enseñará en el contexto de la
lección. Cuando enseña el versículo, usa el cuadro que se encuentra al final de la lección.
Haga una copia, pinte y pegue a cartulina.

CANTOS SUGERIDOS: Fe Es Creer En Dios, No. 1; Jehová Es Mi Pastor, No. 2;


La Biblia Dice Así, No. 3

AYUDAS VISUALES: Haga copia de las figuras y cuadros 1-8 que se encuentra al final de
la lección. Pinta, pegue a cartulina y plastifique cada visual. Durante el desarrollo de la
historia, se indica su uso. Haga una cruz grande para usar con la escena 4. Haga los
siguientes letreros en trozos de papel de 14 x 18 cms.: VEN, TIERRA, NACIÓN,
GRANDE, BENDECIR, ENGRANDECER TU NOMBRE, SERAS BENDICION,
TODAS LAS FAMILIAS.

INTRODUCIÓN A LA LECCIÓN:
Carolina había aprendido un alegre canto en la escuela dominical. “Yo confiaré, yo
confiaré, yo confiaré y no tendré temor”, cantaba.
“Carolina, ¿sabes tú lo que es confiar?” le preguntó su papá.
Carolina movió la cabeza, no sabía. “¿Qué significa, papá?”
Carolina era muy pequeña, así que su padre la levantó y la paró en un escalón alto. El se
puso abajo de ella, le tendió los brazos y le dijo: “Brinca, Carolina”.
“No, papá, tengo miedo”.
“Pero yo te sostendré, no tengas miedo. ¿Crees que puedo sostenerte?”
“Sí, claro...bueno allá voy”. Y Carolina cayó en los brazos de su papá.
“Esto es lo que significa confiar”, le explicó su papá. “Porque soy tu papá y sabes que te
amo, no tuviste miedo de brincar. Confiaste en que yo te sostendría y así lo hice. Confiar en
Dios es creer que El cumplirá lo que dice”.

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Puedes confiar en Dios siempre. ¿Te acuerdas lo que dice la Biblia acerca de cómo Noé y
su familia confió en Dios? Si tú hubieras sido uno de los hijos de Noé, ¿te hubiera sido fácil
o difícil confiar en Dios? Pero Dios cumplió su Palabra.
Cuando Noé y su familia salieron del enorme barco que la Biblia llama arca, no había
ninguno que no confiara en Dios. Los hijos de Noé y sus esposas comenzaron a tener hijos, y
éstos a su vez tuvieron hijos y así sucesivamente. Pasaron como 400 años. Una vez más
hubo cientos de miles de personas en el mundo. ¿Creen que toda esa gente adoraba a Dios?
(No). Pero, ¿por qué no si todos eran descendientes de los hijos de Noé quienes adoraban a
Dios? (Permita que los niños respondan.)
Todas las personas que nacieron después del diluvio, nacieron con el deseo de pecar igual
que las personas antes del diluvio. El pecado hace que la gente quiera mentir, robar, y
desobedecer. Tú haces cosas malas porque quieres hacerlas. Podría decirse de esas personas
que se apartaron de Dios lo que la Biblia nos dice a nosotros hoy: “Engañoso es el corazón
más que todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). Por lo que dice la Biblia, parece ser
como si otra vez, casi nadie confiaba en Dios.
¿Enviaría Dios otro diluvio para destruir la tierra? No, El prometió no volverlo a hacer.
Dios iba a usar a una familia, pero esta familia viviría en el mundo entre todos aquellos que
no creían en Dios. Esta familia recordaría a todos que sólo existe un Dios verdadero, que
creó los cielos y la tierra y que ama al mundo.

HISTORIA BIBLICA

Escena 1 (Muestre figura 1)


Dios comenzaría con un hombre. Ese hombre vivía en la ciudad de Ur y su nombre era
Abraham. Abraham era descendiente de Sem, uno de los hijos de Noé. La ciudad de Ur
donde él vivía era entonces una gran ciudad. Los arqueólogos, hombres que estudian la vida
de la gente de la antigüedad, han encontrado enterrado muy profundo muchas joyas hermosas
y muchos objetos hechos de oro y plata que muestran que era una ciudad muy rica. En Ur
había grandes casas, escuelas y templos. Debe haber sido un lugar agradable para vivir, pero
la gente de Ur no adoraba al Dios verdadero. En sus templos se adoraba a la luna, no a Dios,
creador de la luna. Abraham adoraba a Dios pero sus parientes no lo hicieron.
Dios le habló a Abraham: “Sal de tu tierra y de tu parentela, y VEN a la tierra que yo te
mostraré.” (Hechos 7:2). (Coloque la palabra “VEN” en la pizarra, tabla o franelógrafo).
La palabra “ven” es la invitación de Dios. Dios no le dijo a Abraham donde se encontraba
esa tierra, sólo le dijo: “Ven a la tierra que Yo te mostraré”. Creo que Abraham podría haber
preguntado: “¿Dónde está esa tierra? No puedo ir sin saber a dónde voy”. Pero no, él no
discutió con Dios.
(Quite las figuras y muestre el versículo para memorizar visualizado.)
Este es nuestro versículo para memorizar. La palabra fe no es nueva para nosotros. Tener
fe significa confiar, creer. Abraham creyó a Dios. Sabía que podía confiar en El, así que
obedeció y fue. (Enseñe el versículo y quítelo).

Escena 2 (Muestre figura 1 y 2)


Abraham debe haberle dicho a Sara su esposa: “Nos vamos a ir de esta ciudad”.
“Pero, Abraham, ¿a dónde iremos?”
“Dios me ha dicho que salgamos de aquí y que Él nos mostrará a dónde debemos ir”, debe
haberle contestado Abraham.
(Muestre el cuadro No. 3). Seguramente Abraham les dijo a su padre Taré, a su hermano
Nacor y a su sobrino Lot: “Tengo que salir de Ur, nos iremos a otro lugar”. Ellos también le
preguntarían: “¿A dónde irás?” La respuesta de Abraham debe haber sido la misma que le

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dio a Sara. “Dios ha prometido mostrarme la tierra que me dará, no sé dónde está. Yo sólo
confío en Dios.
Imagínense la sorpresa de los parientes. “¿Cómo puede tener Abraham tanta confianza en
su Dios?” (Quite todas las figuras).
Abraham sabía que Dios le amaba y por eso podía confiar en Él. Dios quiere sólo lo
mejor para aquellos que confían en Él. Dios te ama a ti tanto como amó a Abraham, puedes
confiar en Él siempre.

Escena 3 (Muestre el cuadro No. 4)


Abraham pronto se puso en camino dejando su tierra natal. Algunos de sus parientes
decidieron ir con él y su esposa. Su padre y su sobrino Lot fueron con él. Llevaban también
a sus sirvientes, su ganado, sus tiendas y cosas que necesitarían en el camino. La Biblia no
nos dice cómo Dios los guió, pero de algún modo El lo hizo, día tras día, semana tras semana.
Les tomaría seis semanas o más para que llegar a Harán que estaba como a 1,100 kilómetros
de Ur. Allí se detuvieron. Tal vez el padre de Abraham era demasiado viejo y estaba
demasiado cansado para continuar el viaje, porque se detuvieron en Harán hasta que él murió.
Por fin emprendieron nuevamente el viaje hacia la tierra que Dios le había prometido a
Abraham. (Coloque la palabra TIERRA).
Dios le hizo a Abraham otras promesas también. Algunas veces llamamos a estas
promesas un pacto. Era un convenio hecho entre Dios y Abraham. “Haré de ti una nación
grande”, le dijo Dios a Abraham. (Coloque las palabras NACIÓN GRANDE).
Una nación significa mucha gente. Pero Abraham y Sara no tenían hijos. Abraham tenía
75 años y Sara 65. Parecía que ellos nunca tendrían hijos. ¿Cómo descendería de Abraham
mucha gente si él no tenía hijos? Pero era la promesa de Dios. ¿Podría Abraham confiar en
que Dios cumpliría esta promesa también? ¿Puedes tú confiar en que Dios cumplirá sus
promesas? Sí, puedes.
Dios hizo a Abraham otra promesa: “Yo te bendeciré”. (Coloque la palabra BENDECIR).
Eso significa que Dios haría grandes cosas por Abraham.
Otra promesa era: “Engrandeceré tu nombre”. (Coloque las palabras ENGRANDECER
TU NOMBRE). Eso significaba que Abraham llegaría a ser un hombre muy importante. Esa
promesa ciertamente se cumplió. Aún en nuestros días el nombre de Abraham es honrado en
todo el mundo.
Otra promesa era: “Serás bendición”. (Coloque las palabras SERAS BENDICIÓN). Esto
significaba que por causa de Abraham muchos recibirían cosas buenas. Dios también dijo:
“Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré”. Eso significaba:
Seré bueno con aquellos que sean buenos contigo y con tu familia y castigaré a aquellos que
no sean buenos contigo y tu familia.
La última promesa que Dios dio a Abraham en esa ocasión fue la más maravillosa de
todas. Dios dijo: “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. ¿Estamos tú y yo
incluidos en “todas las familias de la tierra”? Claro que si. (Coloque las palabras TODAS
LAS FAMILIAS).
¿Cómo seremos bendecidos? Por medio de la familia de Abraham. Abraham era un
hebreo y a sus hijos, nietos y bisnietos se les llamó hebreos. Más adelante en la Biblia se les
llamó los hijos de Israel o israelitas. Hoy les llamamos israelíes o también judíos. Israel es la
tierra que Dios prometió a Abraham. Todo el Antiguo Testamento trata acerca de la nación de
Israel. (Maestro, muestre el Antiguo Testamento en su Biblia).
En muchos lugares en el Antiguo Testamento hay promesas acerca de Uno que vendría de
la nación de Israel. Este es Aquel que Dios prometió después de que Adán y Eva pecaron en
el huerto de Edén. El cordero en el sacrificio de Abel era un tipo de Él. En un versículo de la
Biblia dice que nacería de una virgen (Isaías 7:14). En otro dice que nacería en Belén

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(Miqueas 5:2). En otro lugar dice que es Dios fuerte (Isaías 9:6). Y en otro dice que Dios
cargó en Él el pecado de todos nosotros (Isaías 53:6). ¿Quién es Él? Sí, Él es El Señor
Jesucristo, el Hijo perfecto de Dios. En el Nuevo Testamento en nuestra Biblia, aprendemos
que María, su madre virgen, era de la nación de Israel. José, el esposo de María, también era
de esa nación. Por medio de Abraham principió esta nación. ¿Comprenden lo que Dios quiso
decir cuando le dijo a Abraham que en él serían benditas todas las familias de la tierra?
¿Cómo somos bendecidos a través del Señor Jesucristo? Ser bendecido significa recibir
cosas buenas. ¿Qué cosas buenas hemos recibido a través de Él? El perdón de nuestros
pecados, la vida eterna, la promesa de un hogar en el cielo, Su presencia con nosotros y tantas
cosas más.

Escena 4 (Coloque una cruz)


¿En verdad estás tú incluido en su promesa de que serán benditas todas las familias de la
tierra? Sí, estás incluido, si has recibido al Señor Jesús como tu Salvador. Tú debes saber
que necesitas un Salvador cuando te das cuenta que has pecado, que has hecho cosas malas.
Tú debes creer que el Señor Jesús llevó el castigo por tus pecados cuando murió en la cruz.
Tú sabes que El vive hoy porque resucitó de los muertos. Debes confiar en que El perdonará
tus pecados y te dará vida eterna. Si nunca le has recibido como tu Salvador y te gustaría
hacerlo, lo puedes hacer hoy. (Maestro, haga la invitación para que el niño no salvo acepte
al Señor. Si no está seguro de cómo hacer la invitación, consulte las secciones “Ayudas para
Aplicar las Enseñanzas de la Lección”, y “Cómo Guiar a un Niño a Cristo”).
Abraham finalmente llegó a la tierra a la que Dios le había prometido llevarlo. ¡Había
viajado más de 1,900 kilómetros desde Ur!
Dios le dijo algo así: “Este es el lugar, Abraham. Esta tierra es para ti y tu familia”
(Génesis 12:7). Se le conocía como la tierra de Canaán. Tiempo después fue llamada tierra
de Israel. En nuestros días sólo a una parte de esa tierra se le llama Israel. Es un lugar del
que oímos mucho. Casi todos los días hay alguna noticia sobre Israel en el periódico, en la
radio o en la televisión. La promesa de Dios a Abraham está aún en pie. Algún día la nación
de Israel tendrá toda la tierra que Dios le prometió a Abraham. Todas las luchas y
discusiones sobre de quién debe ser esa tierra terminarán. (Quite la cruz).

Escena 5 (Use el cuadro No. 5)


Cuando Abraham llegó a la tierra que Dios le había prometido, edificó un altar y adoró a
Dios. La Biblia dice: “Y apareció Jehová a Abraham”. Jehová es Dios. ¡Qué ocasión tan
hermosa sería esa! ¡Qué contento estaría Abraham por haber confiado en que Dios lo traería
hasta este lugar! (Quite cuadro 5).

Nota: Maestra, si la historia es muy larga para sus niños, puedes detenerse aquí para
dividir la historia en dos partes para dos domingos. Si hace esto, da un repaso de la primera
parte el segundo domingo antes de seguir con la historia.

Pero hubo ocasiones en que Abraham no confió en Dios. Así como tú y yo, él no era
perfecto y en ocasiones se olvidaba de confiar en Dios.
(Muestre cuadro 6) En una ocasión hubo gran escasez de alimento y hubo hambre en la
tierra. ¿Podría Dios haber cuidado de Abraham durante ese tiempo de hambre? Sí, pero
Abraham no esperó ni confió en que Dios lo ayudaría. Se fue a Egipto. Egipto no era la
tierra que Dios había prometido darle, así que Abraham se metió en problemas.
Sara, la esposa de Abraham, era muy hermosa y Abraham tuvo miedo de que cuando los
hombres de Egipto la vieran lo mataran para quedarse con ella. Así que le dijo a Sara: “Diga

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que eres mi hermana para que no me maten para quedarse contigo”. El rey de Egipto se
enteró de que Abraham había mentido acerca de Sara, se enojó mucho y le ordenó que saliera
de Egipto con todo lo suyo.
Parece que no fue difícil para Abraham confiar en Dios cuando le ordenó dejar su hogar en
la ciudad de Ur. Pero le fue difícil confiar en Dios en el tiempo de hambre. Tú también
puedes experimentar que en algunas ocasiones no es difícil confiar en Dios, pero en otras sí.
Esto se debe a que tenemos un enemigo. Satanás quiere hacer que tú sientas temor de confiar
en Dios en todo.
Tal vez no tienes temor de confiar en Dios para que te libre de peligro o daño, pero puedes
sentir temor de que El no te va a ayudar en el trabajo de la escuela. Sientes que es más
seguro copiar del papel de tu compañero que confiar en Dios para que te ayude a contestar
correctamente. Recuerda que puedes confiar en Dios siempre. La Biblia dice en el Salmo
37:5: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en El; y El hará”. Si has estudiado tu
lección, puedes confiar en que El te ayudará en el examen. Le puedes decir: “Padre que estás
en los cielos, he estudiado, ahora por favor ayúdame”. Esto es encomendar tu camino a Dios,
y luego cree en que El te ayudará. No te preocupes. Si te preocupas no confías en Dios. Si
confías en Dios no te preocupas.

Escena 6 (Use cuadro No. 7)


Por lo general Abraham confiaba en Dios, pero a veces desobedecía. Hubo muchas
ocasiones en que Abraham tuvo que decidir entre confiar en Dios o hacer las cosas a su
manera. Una noche Dios le dijo a Abraham: “Abraham, vas a tener un hijo. Alza tus ojos
al cielo y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Así será tu descendencia”. Y la Biblia
dice que Abraham creyó. Aunque Abraham era muy viejo para tener un hijo aún así confió en
que Dios cumpliría su promesa.
Pero pasaron los años y no les nacía un hijo. Abraham tenía 85 años y Sara 75. Un día
Sara le dijo a Abraham: “Soy demasiado vieja para tener hijos, toma a mi sirvienta Agar
como tu segunda esposa. Ella te puede dar un hijo”. ¿Era esto lo que Dios quería? No, Dios
no le había dicho a Abraham que hiciera esto, pero lo hizo. Agar tuvo un hijo, su nombre fue
Ismael. A través de los años Abraham y su familia tuvieron muchos problemas debido a
Ismael y su familia.
(Quite cuadro 7 y muestre cuadro 8)
Cuando Ismael cumplió 13 años, Dios le habló a Abraham y le dijo: “Sara tendrá un hijo”.
Abraham creyó, río de gozo y dijo “¿A hombre de 100 años ha de nacer hijo? ¿Y Sara de 90
ha de tenerlo?” Abraham confió en que Dios le daría un hijo y sólo el hecho de pensar en
esta promesa de Dios lo hizo feliz. ¡Qué contento estaba de haber confiado y obedecido a
Dios muchos años atrás! Vamos a repetir otra vez nuestro versículo para memorizar. “Por la
fe Abraham, siendo llamado, obedeció...y salió sin saber a dónde iba”. (Hebreos 11:8).
La Biblia dice que Abraham fue amigo de Dios. Dios quiere ser también tu amigo. ¿Se lo
permitirás? Puedes leer su Palabra, hablar con El en oración, creer en El y cada vez te será
más fácil confiar en El en todo. Busca durante la semana ocasiones para confiar en El.
(Si hay tiempo permita que los niños sugieran situaciones en las que necesiten confiar en
Dios. Termine con una oración. Anime a los que aceptaron a Cristo como su Salvador a que
hablen con usted.)

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PREGUNTAS PARA EL REPASO
1. ¿Quién era el hombre importante en el plan de Dios en nuestra lección?
R. Abraham.
2. ¿Qué le dijo Dios a Abraham que hiciera?
R. Que dejara a su familia, a sus amigos y su hogar y se fuera a la tierra que Dios le
mostraría.
3. Repite el versículo de la Biblia que nos dice lo que hizo Abraham.
R. “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció...y salió sin saber a dónde iba”
(Hebreos 11:8)
4. Algunos de los parientes de Abraham fueron con él y su esposa Sara. ¿Quiénes eran?
R. Su padre y su sobrino Lot.
5. Después de viajar muchos kilómetros se detuvieron en Harán, que no era la tierra que
Dios le iba a dar a Abraham. ¿Qué sucedió antes de que abandonaran Harán?
R. El padre de Abraham murió.
6. ¿Cuáles fueron algunas de las promesas que Dios hizo a Abraham?
R. Una tierra, una nación, bendecir, engrandecer su nombre, sería bendición, todas las
familias de la tierra serían benditas a través de él. (Use los letreros que utilizó en la
lección para repasar estas promesas).
7. ¿Qué había en la vida de Abraham que parecía hacer imposible que se cumpliera la
promesa de que de él descendería una nación grande?
R. No tenía hijos.
8. ¿Qué promesa especial le hizo Dios a Abraham sobre esto?
R. Que tendría un hijo.
9. Sara decidió que era demasiado vieja para tener hijos y que Abraham debía tomar a su
sirvienta Agar como su segunda esposa para que ella le diera hijo. ¿Hizo Abraham lo que
le sugirió Sara o continuó confiando en Dios?
R. Hizo lo que le sugirió Sara.
10. Por fin Dios le dijo a Abraham: “El año próximo Sara tendrá un hijo”. ¿Qué edad
tendrían Abraham y Sara cuando naciera su hijo?
R. Abraham tendría 100 años y Sara 90.

¡OJO!
Escoge de las siguientes páginas las actividades apropiadas para su clase. Haga copias de
estas para cada alumno. NO TIRES NI PINTES las hojas de este libro. Las hojas son sus
copias permanentes y deben mantenerse juntas con el libro.

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LECCIÓN 2

ABRAHAM OFRECE A SU HIJO

LECTURA BIBLICA: Génesis 21: 1- 8; 22: 1-14

PROPÓSITO: Que el niño aprenda que Dios le dará fe y valor para enfrentar las pruebas de
la vida.

ENSEÑANZA PRINCIPAL: Dios te dará valor para enfrentar las pruebas de la vida.

VERSÍCULO DE MEMORIA: Niños mayores: “El que no escatimó ni a su propio Hijo,


sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con El todas las cosas?”
Romanos 8:32
Niños menores: “Confía en Jehová, y haz el bien.”
Salmo 37:3

CANTOS SUGERIDOS: ¿Tristes Estamos?, No. 4; Mira Al Cordero De Dios, No. 5


Fe Es Creer En Dios, No. 1

AYUDAS VISUALES: Haga fotocopias de los cuadros No. 1-8. Puede ampliarlos para un
grupo grande. Píntelos y úselos como se indica en la lección.

REPASO: Dé tiempo para hablar como permitieron los niños que el Señor guiara sus vidas
durante la semana anterior. Ayúdeles a expresar en qué situaciones confiaron o debieron
haber confiado en Dios, ya que ésta fue la aplicación de la lección anterior.

INTRODUCCION A LA LECCIÓN:
¿Cuál ha sido la prueba más difícil que has tenido? Cuando pensamos en pruebas
generalmente pensamos en pruebas o exámenes en la escuela. Pero no todas las pruebas se
resuelven en un papel y en un salón de clase.
Daniel le prometió a su maestro que ayudaría a limpiar el salón de clase el sábado, pero
entonces sus amigos le invitaron a nadar ese mismo sábado. Esto fue una prueba para Daniel.
¿Cumpliría la promesa dada al maestro, o no? Dios podía darle a Daniel valor para pasar la
prueba.
Nancy quería ir con su clase al viaje organizado por su escuela. El viaje costaba cincuenta
soles pero Nancy no tenía dinero ni sus padres tampoco. En el camino a la escuela María
perdió sus cincuenta soles. Nancy encontró el dinero y sabía que era de María y que nadie
sabía que se lo había encontrado. ¿Debería Nancy devolver el dinero o quedarse con él para
su viaje? ¿Pasaría Nancy esta prueba? Dios podía darle a Nancy valor para pasar la prueba.

HISTORIA BIBLICA

Escena 1 (Use cuadro No. 1)


Dios permitió que Abraham tuviera pruebas. Una se relacionó con el hijo que Dios le
había prometido. Cuando Dios les dio un hijo, Abraham tenía 100 años y Sara 90. Le
pusieron al bebé el nombre de Isaac que significa “risa”. Ambos, Abraham y Sara, se habían

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reído cuando escucharon de Dios que ya ancianos iban a ser padres. Sara dijo: “Dios me ha
hecho reír, y todo el que escuche esto reirá conmigo”.

Escena 2 (Use cuadro No. 2)


La Biblia dice que Abraham invitó a sus amigos a una gran fiesta en honor de Isaac
cuando aún era pequeño. ¡Qué orgulloso debe haber estado Abraham de su hijo!
Al ir creciendo Isaac, su vida probablemente fue interesante y emocionante. Su familia no
vivía en una casa sino en una tienda, una tienda muy grande y seguramente hermosa, que
podía desarmarse y llevarse de un lugar a otro. Abraham era un hombre muy rico y tenía
mucho ganado, camellos, asnos, ovejas y cabras. Cuando los pastos con que se alimentaban
los animales se agotaban, Abraham y su familia se iban a otro lugar donde hubiera pasto y
agua. El niño Isaac debe haber disfrutado mucho esta clase de vida.
Tal vez Abraham le dijo a su hijo: “Isaac, llegará el día en que ya no tengamos que ir de un
lugar a otro, viviremos en una ciudad construida por Dios”. (Hebreos 11:10). De seguro
Isaac comprendería que su padre hablaba del cielo. El sabía que su padre amaba a Dios con
todo su corazón.

Escena 3 (Use los cuadros 2a y 2b. Doble la hoja y úsela cómo indicado)
(Doble la hoja y muestre la figura 2a). Seguramente Abraham enseñaba a Isaac todo lo
que él sabía acerca de Dios. Debe haberle enseñado la forma de adorar y obtener el perdón a
través del sacrificio. Porque Dios es perfecto y santo, no puede ver el pecado. Dios odia
tanto el pecado, que ha establecido que el castigo por el pecado es muerte (Romanos 6:23).
Isaac con frecuencia veía a su padre juntar piedras para construir un altar, colocar leña sobre
el altar, y tomar un cordero, atarle las patas y colocarlo sobre la leña del altar. Luego, con un
golpe rápido de su cuchillo mataba al cordero y la sangre se derramaba sobre el altar.
“El cordero muere por nuestros pecados”, Abraham debe haberle explicado. Isaac sabía
que él había pecado. Algunas veces desobedecía, otras era malcriado y malo, algunas veces
flojo o le echaba la culpa a otros de lo que él había hecho. ¿Son éstos algunos de los pecados
que tú cometes? ¿Qué ve Dios en tu vida hoy? Desde el primer pecado en el huerto del Edén
entonces toda la gente ha pecado. La Biblia dice que todo el mundo ha pecado y está
separado de Dios (Romanos 3:23). Abraham le diría a Isaac que la sangre del cordero debía
ser derramada para el perdón de los pecados. Después de que la sangre del cordero se
derramaba sobre el altar, se quemaba el sacrificio.
A esto se le llamaba un holocausto. Mientras se quemaba el sacrificio de seguro la familia
daba gracias a Dios porque sus pecados habían sido perdonados (Hebreos 9:22). Así lo creían
porque habían hecho lo que Dios les había ordenado.
(Abre la hoja y muestre la figura 2b junta con 2a). Ya no adoramos a Dios en esta forma.
El cordero sobre el altar era sólo un tipo del Señor Jesús quien moriría en la cruz por los
pecados de todos que creen en El. Al Señor Jesús se le llama “el Cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo” (Juan 1:29). Él dio su sangre no sólo para que tus pecados y los míos
fueran perdonados, sino también para que los pecados de Abraham y de Isaac fueran
perdonados. Dios, mediante el Señor Jesús, proveyó la manera de que los pecados de ellos,
así como los nuestros fueran perdonados.

Escena 4 (Use cuadro 3)


En una ocasión Isaac vio a Dios proveer para él en una forma milagrosa. Esto comenzó una
mañana muy de madrugada.
“Isaac, es hora de que te levantes”, Abraham le dijo a su hijo. Tal vez Isaac no entendía
por qué debía levantarse tan temprano. Ya no era un niño pequeño.

33
“¿Por qué debemos levantarnos tan temprano padre?” preguntó.
“Dios nos ha ordenado ir a uno de los montes de la tierra de Moriah a adorarle”,
contestaría Abraham. “Es un viaje de tres días así que debemos salir temprano”.
Isaac probablemente había acompañado antes a su padre en ocasiones especiales de
adoración, así que no había necesidad de pedir más explicaciones. El sabía que los montes de
Moriah estaban muy lejos. Mientras Isaac se alistaba para partir, Abraham estaba muy
ocupado. Partió leña, hizo un bulto con ella y la ató en el lomo del asno. También se
preparaban para ir con ellos dos sirvientes jóvenes. Necesitarían esteras para dormir y
mantas (ponchos). Sara no iba a ir con ellos pero tal vez se ocupaba en preparar alimentos
para el camino.
Había muchas cosas que ver y de que hablar durante el camino. Seguramente Isaac
aprovechaba ocasiones como ésta para hacer preguntas. Usualmente Abraham disfrutaba al
contar a su hijo todas las cosas emocionantes de su vida, pero en esta ocasión tal vez Isaac se
preguntaba por qué su padre se veía triste. Las ocasiones de adoración eran motivo de
alegría. Isaac no sabía qué había sucedido la noche anterior, que había motivado ese viaje tan
de madrugada, y Abraham no se lo dijo.
La noche anterior Dios había hablado a Abraham: “Abraham, toma a tu hijo, tu único,
Isaac, a quien amas, y vete a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de
los montes que Yo te diré”.
Con razón Abraham estaba tan triste. Con razón sus ojos se llenaban algunas veces de
lágrimas mientras viajaban. La Biblia dice: “Probó Dios a Abraham”. Al principio de
nuestra lección hablamos de pruebas difíciles, pero sin duda ésta era la más difícil de todas.
¿Obedecería? ¿Podría Dios darle valor para enfrentar esta prueba?
Abraham no discutió con Dios. Se levantó de madrugada y empezó inmediatamente a
hacer lo que Dios le había mandado. Muchos años atrás Abraham había comenzado a
obedecer a Dios y no iba a dejar de hacerlo ahora.
¿Acaso Dios le pidió hacer esto porque no lo amaba? No, Abraham sabía que Dios lo
amaba y porque sabía que Dios lo amaba, podía confiar en El aun en esta prueba tan dura.
Cuando Dios permite que haya pruebas duras en tu vida, no es porque no te ama. Dios nunca
deja de amarte. Algunas veces permite que haya cosas duras en tu vida, sólo porque te ama
tanto. Dios te dará valor para enfrentar las pruebas en tu vida. Las pruebas te enseñan a
confiar más y más en El y eso es lo que El quiere. Así que Abraham continuó confiando en
Dios.
Un día, una noche, dos días, dos noches, tres días. Al tercer día vieron los montes de
Moriah. Estos montes están alrededor de la ciudad de Jerusalén.
Tal vez Abraham le señaló a su hijo el monte al que se dirigían. “Ahí es donde
adoraremos a Dios, Isaac”. A los sirvientes les dijo: “Ustedes esperen aquí con el asno, Isaac
y yo iremos hasta ahí adoraremos y volveremos a ustedes”.

Escena 5 (Use cuadro No. 4)


¿Qué era lo que había dicho Abraham? “Volveremos a ustedes”. Si Dios quería que Isaac
fuera ofrecido en holocausto, ¿cómo volverían los dos? Claro que a Isaac esto no le pareció
extraño, pues no sabía lo que Dios había pedido a su padre que hiciera. ¿Por qué diría
Abraham que los dos volverían? La Biblia nos dice el porqué.
Abraham había estado pensando mucho. Dios le había prometido un hijo, le había dicho
que de Isaac saldría una gran nación. ¿Cómo iba a ser esto si lo ofrecía en holocausto? La
Biblia dice que Abraham pensó que “Dios es poderoso para levantar (a Isaac) a un de entre
los muertos...” (Hebreos 11:19). Sí, pensó Abraham, eso debe ser lo que Dios hará. Así que
Abraham tomó la leña del lomo del asno y se la puso en la espalda a Isaac. Tomó el cuchillo
que usaba para el sacrificio y el carbón encendido para quemar el sacrificio. Abraham e Isaac

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caminaron uno al lado del otro y por un rato ninguno habló. Pero Isaac también había estado
pensando y no pudo guardar silencio por más tiempo. “Padre”, dijo, “Aquí están el fuego y la
leña, mas, ¿dónde está el cordero para el holocausto?”
Debe haber tomado a Abraham largo tiempo para contestar, se le debe haber hecho un
nudo en la garganta y apenas pudo contener las lágrimas. Luego contestó: “Dios se proveerá
de cordero para el holocausto, hijo mío”. Y continuaron caminando juntos.
¡Dios proveerá! Esas hermosas palabras mostraban la fe que Abraham tenía en Dios.
Dios proveyó a Abraham la fe y valor para enfrentar esta prueba y El continuaría proveyendo.
Nosotros también tenemos necesidad de fe y valor para enfrentar las pruebas difíciles. ¡Dios
proveerá! Dios te dará valor para enfrentar todas las pruebas en tu vida.

Escena 6 (Use el cuadro No. 5)


Mientras más avanzaban más dura era la prueba. Finalmente llegaron a la cima de la
montaña. Abraham comenzó a juntar piedras para levantar un altar e Isaac le ayudó. Por fin
el altar estaba listo. Abraham desató la leña y la colocó en el altar. La Biblia no nos dice
exactamente lo que sucedió después, pero debe haber sido algo así.
Abraham le explicó a Isaac lo que iba a hacer y por qué lo iba a hacer. Tal vez le dijo:
“Isaac, hijo mío, tú sabes que yo te amo y que amo a Dios aun más. Dios me ha mandado
hacer algo muy difícil hoy. No lo comprendo, lo único que sé es que debo obedecer”. Las
lágrimas tal vez corrían por sus mejillas mientras seguía explicando. “Dios me ha mandado
que te trajera a este monte y te ofreciera en holocausto. No sé lo que Dios hará, pero sí sé
que podemos confiar en El. Estoy seguro que El proveerá para nosotros. Tengo que
obedecerle”.

Escena 7 (Use el cuadro No. 6)


Mientras hablaba ataba los brazos de Isaac a sus costados. Isaac no trató de detenerlo.
Podría haberlo hecho porque era más fuerte que su anciano padre. Podría fácilmente haber
escapado. Su corazón debe haber estado lleno de preguntas, pero obedeció y permitió que su
padre atara sus tobillos en tanto que su cuerpo estaba sobre la leña del altar. En muchas
ocasiones él había visto a los animales morir en el altar y debe haber cerrado los ojos cuando
vio a su padre levantar el cuchillo.
“Abraham, Abraham”.
Isaac abrió sus ojos y oyó a su padre contestar: “Heme aquí”. Entonces escuchó al ángel
decir: “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que
temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”.
Abraham volvió la cara. “! Mira, Isaac!” ¡Había un carnero enredado por los cuernos en
una zarza! Ahí estaba el sacrificio. ¡Dios había provisto el holocausto!

Escena 8 (Use el cuadro No. 7)


Abraham tomó el carnero y lo colocó en el altar en lugar de Isaac.
Prendió la leña con el carbón encendido y ofreció el sacrificio. Parado cerca del altar,
seguramente Isaac le daba gracias a Dios con todo su corazón. El carnero había muerto en su
lugar. Abraham llamó a aquel lugar “Jehová-jireh” que significa “Jehová proveerá”. Dios
había provisto el carnero para tomar el lugar de Isaac.

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Invitación:
Cientos de años más tarde, otro hombre subió a uno de los montes alrededor de Jerusalén
cargando el leño para su sacrificio.
(Muestre el cuadro No. 8).
El leño era en forma de cruz. Cuando el Señor Jesús, el Hijo de Dios, llegó a la cima del
monte Calvario, no había ahí nadie que tomara su lugar. El murió dando su sangre porque
estaba ahí para tomar mi lugar y el tuyo. Estaba recibiendo la paga del pecado. No de su
pecado porque El nunca había pecado, estaba recibiendo la paga de tus pecados y de los míos.
Dios dio a su Hijo para morir por ti y por mí. El proveyó la manera para que nuestros
pecados fueran perdonados. El proveyó el sacrificio perfecto, su propio Hijo, para que
tomara nuestro lugar. Y el Señor Jesús fue obediente hasta la muerte (Filipenses 2:8). Él
estaba dispuesto a morir por tus pecados. ¿Alguna vez le has dado las gracias desde lo más
profundo de tu corazón por haber sido sacrificado por ti? Tal vez antes de hoy, tú no habías
comprendido cómo El había tomado tu lugar. Debíamos morir por nuestros pecados, pero el
Hijo de Dios tomó nuestro lugar. Murió, fue sepultado y resucitó. Y porque El vive, puede
satisfacer todas tus necesidades. Si nunca antes le habías recibido como el sacrificio por tus
pecados, ¿te gustaría hacerlo hoy?

Aplicación:
(Maestro, prepare el versículo de memoria en una forma visualizada).
“El que no escatimó ni a su propio Hijo...” Esto se puede decir de Abraham. Estuvo
dispuesto a dar a su hijo. “...sino que lo entregó por todos nosotros...” Esto no se puede decir
de Abraham. Sólo un Hijo fue dado por todos nosotros y ese fue el Hijo de Dios. “... ¿cómo
no nos dará también con El todas las cosas?” Ya que Dios nos amó tanto que nos dio lo
mejor que El tenía, su propio Hijo, ¿no nos dará también todo aquello que necesitamos?
Desde luego que sí.

(Enseñe el versículo de memoria).

Pensemos en las pruebas que mencionamos al principio de la lección. Daniel y Nancy


eran cristianos. ¿Podría darle Dios a Daniel la fuerza espiritual que necesitaba para escoger
limpiar el salón de clase en lugar de irse a nadar? (Hable sobre esto). Sí, podía, pero Daniel
necesitaba querer agradar más a Dios que a si mismo. Dios podía ayudar a Daniel a querer
cumplir su promesa.
¿Podría Dios ayudar a Nancy a querer devolver el dinero aunque al hacerlo no pudiera ir
al viaje? Esa era una prueba de honradez difícil, pero ya que Nancy quería hacer la voluntad
de Dios y no la suya, estuvo dispuesta a regresar el dinero que se había encontrado. Dios le
dio el “deseo” de regresarlo.
Es muy fácil decir lo que Daniel y Nancy debieran haber hecho, pero, ¿qué harías tú?
¿Puedes pensar en algunas pruebas que Dios ha permitido en tu vida? ¿Cuáles son algunas de
las maneras en que Dios puede proveer par ti?
(Termine con una oración y anime a los niños que decidieron recibir a Cristo hablar con
Usted).

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PREGUNTAS PARA EL REPASO
¿QUIÉN O QUÉ SOY?

Las preguntas pueden ser escritas y distribuidas entre los niños para que uno a otro se pregunte
“¿Quién soy?” en lugar de que el maestro haga las preguntas.

1. Yo tenía 90 años cuando algo sucedió que me hizo reír. Otras personas también se rieron porque
nadie creía que una mujer tan anciana como yo pudiera tener un bebé. ¿Quién soy?

2. Dios me prometió un hijo cuando tenía 75 años, pero tenía 100 años cuando nació. ¿Quién soy?

3. Yo soy el hijo de Abraham y Sara y mi nombre significa “risa”. ¿Quién soy?

4. Mientras crecía Isaac yo era su hogar. ¿Qué soy? (una tienda)

5. Yo tengo cuatro patas y cargo cosas en mi lomo y fui parte de un día en la vida de Isaac. ¿Qué
soy? (un asno)

6. Yo era importante en la manera en que Abraham y su familia adoraban a Dios y estaba hecho con
piedras. ¿Qué soy? (un altar)

7. Yo fui una prueba, una prueba difícil que Dios le dio a Abraham. ¿Qué soy? (Toma a tu hijo
Isaac y ofrécelo en holocausto.)

8. Yo le dije a Abraham: “Abraham, Abraham, no le hagas daño a tu hijo”. ¿Quién soy? (un ángel)

9. Yo tomé el lugar de Isaac en el altar y morí por él. ¿Quién soy? (El carnero que había quedado
atrapado en la zarza.

10. Esta persona tomó tu lugar cuando murió en la cruz. ¿Quién es? (El Señor Jesucristo)

¡OJO!
Escoge de las siguientes páginas las actividades apropiadas para su clase. Haga copias de
estas para cada alumno. NO TIRES NI PINTES las hojas de este libro. Las hojas son sus
copias permanentes y deben mantenerse juntas con el libro.

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LECCIÓN 3

ABRAHAM BUSCA ESPOSA PARA SU HIJO

LECTURA BIBLICA: Génesis 24; (Génesis 15:2 es creencia general que Eliezer fue el
sirviente enviado a buscar esposa par Isaac).

PROPÓSITO: Que el niño aprenda a experimentar que Dios le guía cuando él le


encomienda su camino.

ENSEÑANZA PRINCIPAL: Dios te guiará.

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él;


y Él hará.” Salmo 37:5

ENSEÑANZA DEL VERSÍCULO: (Use el cuadro para el versículo que se encuentra al final de la
lección.) Encomendar significa poner algo al cuidado de alguien. Si tienes algo que no quieres
perder, tal vez se lo des a tu papá o a tu mamá diciendo: “Guárdame esto en un lugar seguro”.
Si haces esto, estás encomendando aquella cosa a tu papá o a tu mamá. Se la entregas para
que ellos la cuiden por ti.
¿Cómo encomiendas tu camino al Señor? Primero, es importante encomendarte a ti
mismo a Él. Puedes decirle: “Señor, me entrego a ti, guárdame, guíame y úsame”. Ahora
vamos a pensar en las palabras ”tu camino”, o sea las cosas que suceden en tu vida. Tal vez
alguien está contando contigo para hacer algo y tú no estás seguro de poder hacerlo. Tal vez
tienes que escribir un tema o hablar en la escuela y no sabes sobre qué escribir o de qué
hablar. Tú realmente necesitas (no solamente quieres) dinero para algo y no lo tienes. Estas
cosas son “tu camino”. Encomienda las cosas de tu vida al Señor. Cuéntale acerca de ellas y
ponlas en sus manos.
Hemos aprendido lo que quiere decir confiar en otras lecciones. Sabemos que significa
creer en Dios y depender de El. Nuestro versículo termina con las palabras “El hará”, o sea
que Él hará que las cosas sucedan. ¿Qué hará que suceda? Él te mostrará cómo hacer las
cosas que tú has puesto en sus manos. Él suplirá la necesidad que le has encomendado.
Cuando Él sabe que estás dispuesto a seguir su camino, Él lo hará o hará que suceda.

CANTOS SUGERIDOS: Hay Victoria Para Mi, No. 6; Jehová Es Mi Pastor, No. 2;
La Biblia Dice Así, No. 3

AYUDAS VISUALES: Haga fotocopias de los cuadros No. 1 – 7 (ampliarlos si su clases es


grande). Píntalos. Use los cuadros como se indica en la historia. Prepare letreros con los
siguientes palabras: lugar adecuado; persona adecuada; palabras adecuadas; y estoy
dispuesto.

REPASO: Abraham había encomendado su camino a Dios para poder pasar la dura prueba
que Dios le dio. ¿Te ha ayudado Dios a pasar alguna prueba difícil esta semana? (Hable
sobre esto). Después de que Abraham pasó la prueba de ofrecer en sacrificio a su hijo a Dios,
Dios le volvió a hacer algunas de las promesas que le había hecho muchos años antes y le
recordó que El siempre cumpliría estas promesas. ¿Recuerdas el nombre dado a estas
promesas especiales de Dios? (Pacto). (Los niños tal vez recuerden algunas de estas

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promesas. Use los letreros de la lección 1 para repasarlas, enfatizando la promesa de que en
él serían benditos todas las familias de la tierra y su cumplimiento en Cristo Jesús). El
camino de Dios es siempre el camino perfecto.

INTRODUCCIÓN A LA LECCIÓN:
¿Alguna vez has tenido que seguir instrucciones? Si tu mamá hornea un pastel, tiene que
seguir las instrucciones para que el pastel salga bien hecho. Si tu papá está construyendo o
armando algo, probablemente tiene que seguir las instrucciones. Cuando tu familia va a
algún lugar que no conocen, necesitan instrucciones para poder llegar. Ser guiados significa
lo mismo que seguir instrucciones y ambas cosas nos dicen “qué hacer” o “cómo ir”.
Con frecuencia te han dicho cómo hacer algo, ¿no es cierto?

HISTORIA BIBLICA

Escena 1 (Muestre cuadro No. 1)


Abraham quería darle unas instrucciones a su sirviente Eliezer. Tal vez le dijo: “Sabes,
Eliezer, Isaac se siente solo. Desde que su madre murió ha necesitado a alguien cerca de él.”
Sí, Sara había muerto y Abraham tenía razón, Isaac la extrañaba terriblemente. “Isaac
necesita una esposa”, dijo Abraham.
En el país donde vivían Abraham e Isaac no era extraño que los padres decidieran cuando
un hijo o una hija debían casarse. Así que a Eliezer no le sorprendió que Abraham le buscara
una esposa a Isaac.
“Dame tu promesa solemne”, le dijo Abraham a su sirviente, “que no buscarás esposa para
mi hijo de entre las hijas de los malvados cananeos”. Abraham no quería que los pecados de
esa gente entren a su hogar. Sabía que si los cananeos entraban a formar parte de su familia,
podrían llevar a sus familiares por sus caminos equivocados. Es muy fácil ser llevados por
caminos equivocados porque en nuestro corazón hay pecado. Tú y yo somos pecadores,
todos tenemos el deseo de desobedecer, de no ser bondadosos y de mentir. Estas cosas las
hacemos fácilmente, pero son pecados. La Biblia dice en el Salmo 53:3, “No hay quien
haga lo bueno, no hay ni aun uno”. Los cananeos odiaban a Dios y adoraban ídolos.
Abraham amaba a Dios y quería que en su hogar se adorara únicamente a Dios.
Estas fueron las instrucciones de Abraham a Eliezer: “Irás a mi tierra cerca de Harán y a
mi parentela y ahí buscarás esposa para mi hijo”.
“¿Y si ninguna joven quiere venir conmigo?” preguntó Eliezer. Necesito más
instrucciones, pensaba Eliezer. Así que volvió a preguntar: “¿Regresaré para llevar a Isaac
allá?”
“No, no se te ocurra hacer eso”, respondió Abraham. “Dios me sacó de esa tierra para
traerme a ésta. Nunca lleves a Isaac allá. Dios enviará su ángel delante de ti para guiarte de
manera que tú encuentres a la persona adecuada y digas las palabras adecuadas. Si no
encuentras a nadie, quedas libre de tu promesa”.

Escena 2 (Muestre cuadro No. 2)


Eliezer se preparó para partir. Se cargaron diez camellos con todo lo necesario para el
viaje. Les llevaría varias semanas el recorrer uno 700 kilómetros hasta Harán. Necesitarían
alimento, mantas y tiendas para el viaje. Además Eliezer llevó muchas cosas para probar lo
que él iba a decir acerca de Abraham e Isaac y que Abraham era un hombre rico y generoso.
La Biblia dice que llevó anillos, brazaletes, joyas montadas en oro y plata, hermosas vestidos
y cosas preciosas. Todo esto sería una muestra de la grandeza y el amor de Abraham.

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Dios nos ha dado muchas muestras de su Grandeza y amor. Al ver la belleza de la
naturaleza que nos rodea, nos damos cuenta de su grandeza. Y al cuidar de nosotros, darnos
una familia, amigos y maestros, al proporcionarnos alimento, ropa y hogar nos muestra su
amor y cuidado. La manera más grande con que Dios nos probó su amor fue dando a su Hijo,
el Señor Jesucristo, para morir en la cruz y derramar su sangre por nuestros pecados.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo...” En la palabra
“mundo” estás incluido tú. Dios te amó tanto que dio a su Hijo por ti. No solamente dijo
Dios que nos ama, sino lo probó dando a su Hijo.
Todo lo que Eliezer dijera de su amo podría probarse con las riquezas que llevaba consigo.
Eliezer no sólo necesitaría varios camellos para transportar las cosas, sino que también
necesitaría hombres para protección. Sería un viaje largo y peligroso. Mientras viajaban,
Eliezer probablemente estaba pensando: Cuando encuentre a la que será esposa de Isaac,
¿cómo lo sabré? ¿Qué le diré? Sabía que necesitaba que Dios le guiara. Abraham le había
dado instrucciones para llegar a la ciudad, pero necesitaba más que eso, necesitaba saber
cómo reconocer la joven.
La Palabra de Dios nos da muchas instrucciones, nos dice lo que es bueno y lo que es
malo, pero algunas veces necesitarás instrucciones que no se encuentran en la Palabra de
Dios. Por ejemplo, la Biblia dice que tú y yo debemos ser testigos, es decir, hablarles a otros
acerca del Señor. (Hechos 1:8). Pero necesitamos saber qué decir y cómo decirlo. ¿Cómo
obtienes esas instrucciones? Vamos a ver cómo las obtuvo Eliezer.

Escena 3 (Muestre cuadro No. 3)


Caía la tarde cuando llegaron cerca de la ciudad a donde lo envió Abraham. Se detuvieron
junto a un pozo a descansar y probablemente a decidir qué hacer después. Al dirigir su
mirada hacía la ciudad, Eliezer vio que las mujeres venían hacía el pozo con sus cántaros.
Debe haber recordado las palabras de Abraham: “Dios enviará su ángel delante de ti...”.
¿Vería a un ángel? En ocasiones Dios permitió a varios de los suyos ver ángeles, pero
generalmente no se ve a los ángeles aunque estén presentes. Eliezer creyó que Dios lo
guiaría, así que oró y encomendó su camino al Señor.
“Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y
haz misericordia con mi Señor Abraham. He aquí yo estoy junto al pozo y las jóvenes de esta
ciudad salen por agua. Le pediré a una un poco de agua para beber. Si me da el agua y me
dice; “Sacaré agua también para tus camellos”, sabré que es la que has escogido para la
esposa de Isaac”.
Eliezer tenía una buena razón para orar así, no era fácil que lo que él pedía sucediera. En
ese país no se acostumbraba que un hombre desconocido dirigiera la palabra a una mujer, así
que la mayoría de las mujeres probablemente no le pondrían atención. Si a la que le hablara
no sólo le diera de beber a él, sino también a sus camellos, eso mostraría algunas de sus
cualidades. Seria una persona bondadosa, considerada y trabajadora. Sacar el cántaro lleno
de agua del pozo, subir los escalones cargándolo, vaciarlo en el bebedero y hacer esto muchas
veces para dar de beber a diez camellos... ¡era mucho trabajo! (Explique cómo se sacaba el
agua de los pozos. En Génesis 24:16 y 45 se indica que se descendía al pozo). ¿Alguna vez
has tenido que dar de beber a un animal como un potrillo o un becerro? Sin duda los
camellos beben mucha más agua que la mayoría de los animales. La enciclopedia dice: “Los
camellos beben grandes cantidades de agua. Uno bebió 120 litros en 10 minutos.

Escena 4 (Muestre el cuadro No. 4)


Eliezer aún no había terminado de orar cuando vio venir a una hermosa joven. ¿Sería ella
la indicada? La vio descender al pozo y llenar su cántaro, cuando subió del pozo le dijo: “Te
ruego que me des de beber”.

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Ella bajó el cántaro de su hombro y le dijo: “Bebe”. Esa era la primera respuesta a su
oración.
Eliezer bebió y entonces ella dijo: “También daré de beber a tus camellos hasta que se
sacien”. Esa era la segunda respuesta.
Frecuentemente cuando oramos pidiendo a Dios que El nos guie o que nos dé
instrucciones. El hace que suceda algo que nos indique exactamente lo que debemos hacer.
Supón que has orado y has pedido a Dios que te indique a quién hablarle de El. Y entonces
un día alguien te pregunta: “¿Por qué siempre quieres ir a la Clase Bíblica o a la iglesia y a la
escuela dominical?” O pueden preguntarte: “Si sabes que tu mamá no te va a dar permiso de
ir a remar porque no sabes nadar, ¿para qué se lo pides?” ¿Cuál será tu respuesta a estas
preguntas? (Hable. Muéstreles a los niños cómo pueden usar sus respuestas para testificar
de Dios). Primera respuesta: “Porque yo amo a Dios y quiero aprender más de El”. Segunda
respuesta: “Porque he recibido al Señor Jesús como mi Salvador, y la Biblia dice que debo
obedecer a mis padres”. Estas respuestas pueden conducir a un más amplio testimonio en ese
mismo momento o en el futuro. Dios contestó tu oración enviándote a una persona a hacerte
preguntas.
Eliezer estaba tan emocionado por haber recibido las dos respuestas a su oración, que casi
no podía reprimir el deseo de explicarle porqué estaba él ahí. Pero guardó silencio. Tenía
antes que enterarse de otras cosas. Mientras pensaba en preguntarle a la joven a qué familia
pertenecía, empezó a sacar algunas de las preciosas cosas que traía y que mostraban algo
acerca del hombre que lo había enviado - un anillo y dos brazaletes de oro. Cuando la joven
terminó de dar de beber a los camellos, Eliezer le dio los regalos. Supo que el nombre de la
joven era Rebeca.
“¿De quién eres hija?” le preguntó.
Cuando ella le dijo, Eliezer muy emocionado pensó: ¡Es pariente de Abraham! “¿Habrá
lugar para que nos hospedemos en tu casa esta noche?” le preguntó.
“Tenemos bastante lugar para ti y tus camellos”, fue la respuesta.
Eliezer inclinó su cabeza y dio gracias a Dios por haberle guiado. “Bendito sea el Dios de
mi señor Abraham, que me ha guiado hasta este lugar”.
Cuando Rebeca oyó que era el sirviente de Abraham, también se llenó de emoción. Con
frecuencia había oído a su familia hablar de Abraham.
Rebeca dejó a Eliezer y corrió a su casa a contarles a sus padres y a su hermano lo que
había sucedido. Ella aún no sabía acerca de la oración de Eliezer en el pozo.
El hermano de Rebeca vio las joyas de gran valor que Eliezer le había dado a su hermana
y quiso conocerlo. Así que se dirigió de prisa hacía el pozo.

Escena 5 (Muestre cuadro No. 5) (Utilice los letreros: LUGAR ADECUADO, PERSONA
ADECUADA, PALABRAS ADECUADAS).
Toda la caravana se dirigió a la casa de Rebeca en donde se les preparó la cena. “No
comeré hasta que les explique por qué estoy aquí”, dijo Eliezer. Dios le había guiado al lugar
adecuado y a la persona adecuada. Ahora él confiaba en Dios para que le ayudara a decir
las palabras adecuadas. Contó su historia comenzando con Abraham.
“Dios ha bendecido mucho a mi señor”, dijo. “Es un hombre importante y muy rico. Dios
le ha dado rebaños de ovejas, ganado, camellos y asnos, mucho oro y plata y muchos
sirvientes. Abraham y Sara tuvieron un hijo en su vejez y Abraham le ha dado todas sus
riquezas a su hijo”.
¿Creen que lo que dijo Eliezer era lo adecuado? Acuérdense que él estaba ahí buscando
esposa para Isaac. (Dé tiempo para respuestas.)
Sí, Eliezer fue sensato al hablar acerca de lo importante y rico que era su señor. Fue
también sensato al hablar del hijo de su señor. Cuando tú y yo tenemos oportunidad de hablar

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acerca de nuestro Padre celestial, debemos decir lo grande y bueno que Él es. Debemos
también hablar acerca de su Hijo, el Señor Jesús. ¿Qué puedes decir del Señor Jesús? (Deje
a los niños responder y en una hoja en blanco anote sus respuestas utilizando palabras o
dibujos sencillos). Querrás decir que Él es el perfecto Hijo de Dios, la única persona que
vivió en la tierra sin haber pecado nunca. Querrás que otros sepan que murió por todos quien
en El creen, derramando su sangre en sacrificio, tomando el castigo de sus pecados. Querrás
asegurarte que sepan que ya no está muerto, sino que resucitó, que vive y mora en el cielo.
Querrás que sepan que ha perdonado tus pecados porque le has recibido como tu Salvador. Y
querrás contarles cómo ellos también pueden recibirle y saber que sus pecados han sido
perdonados.
Cuando te hagan preguntas y tengas la oportunidad de testificar, “encomienda a Jehová tu
camino” y Él te indicará las palabras adecuadas que debes decir, así como ayudó a Eliezer a
decir lo adecuado.
Eliezer le dijo a los parientes de Abraham como su señor le había dicho: “No quiero que
mi hijo se case con una joven del pueblo cananeo, busca una esposa para mi hijo de entre mis
parientes”.
Finalmente Eliezer les contó acerca de la oración que había hecho cerca del pozo. “Oré
que cuando yo dijera: Dame, por favor, agua para beber, y ella contestara: Bebe...y le daré
agua a tus camellos también, que ella fuera la joven que Dios había elegido para el hijo de mi
amo. Antes de que terminara de orar, llegó Rebeca y cuando le hablé me respondió
exactamente como yo había pedido en mi oración”. ¡Se imaginan cómo se sintió Rebeca
cuando escuchó todo esto!
Eliezer continuó explicando: “Incliné mi cabeza y adoré al Dios de mi señor Abraham y le
di las gracias por haberme guiado. Dios me guió a su casa y a su hija, ahora dígame, ¿serán
Ustedes bondadosos con mi señor o no? Dígame si su respuesta es si, o no, para saber qué
hacer.”
Rebeca no contestó pero su padre y su hermano hablaron por ella. “Esto debe venir de
Dios”, dijeron. “Toma a Rebeca y vete, y que ella sea la esposa del hijo de tu señor”.
La Biblia dice que Eliezer se inclinó hasta el suelo y adoró, y una vez más le dio gracias a
Dios por haberle guiado.
Entonces sacó más de las cosas preciosas que había traído. Le dio más joyas a Rebeca,
piedras preciosas montadas en plata y oro y hermosas túnicas. También le dio regalos a la
mamá y al hermano de Rebeca, entonces cenaron y finalmente se fueron a dormir. (Quite el
cuadro).
¿Creen que Rebeca pudo dormir? Esta había sido una noche que cambió toda su vida.
¿Cómo sería conocer al hombre del que hablaba Eliezer? ¿En realidad quería ir?
¿Necesitaría más instrucciones de Dios, o sería suficiente lo que Eliezer había dicho?
Habrá ocasiones en que necesitarás que Dios te guíe. Necesitarás saber lo que Él quiere
hacer con tu vida. ¿Quiere Él que seas doctor, enfermera, maestro, abogado, agricultor,
predicador, secretaria, o misionero? ¿Cómo sabrás lo que Él quiere? Encomienda a Él tu
camino y Él te lo hará saber por medio de cosas que sucedan en tu vida.
Tal vez Rebeca oró para sabe si debía ir con Eliezer. ¿Alguna vez has pensando en orar
acerca del muchacho o la muchacha con quien quiere Dios que te cases algún día? Tal vez no
lo has hecho. Esta es una de las decisiones más importantes que tendrás que tomar en tu vida.
¿Necesitas que Dios te guie para esto? Sí, claro que sí. Nunca pienses casarte con alguien
que no haya recibido al Señor Jesús como tú lo has hecho. Dios ya ha dado instrucciones
sobre este asunto. Su Palabra dice claramente que debes casarte solamente “en el Señor”.
Esto significa que los dos deben pertenecer al Señor por haberlo recibido como su Salvador.
Cuando seas mayor y conozcas a la persona con la que te gustaría casarte, acuérdate de

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encomendar a Dios tu camino y deja que Él te dirija. Si esa es la persona que Dios planeó
para ti, Él hará que así sea.

Escena 6 (Muestre cuadro No. 6)


Eliezer estaba seguro de que Dios había planeado esto para Isaac y Rebeca. A la mañana
siguiente estaba listo para regresar al hogar de Abraham, pero la mamá y el hermano de
Rebeca dijeron: “No se vayan todavía, deja que Rebeca se quede con nosotros unos diez días
más.” Pero Eliezer quería irse inmediatamente. “Llamemos a Rebeca y preguntémosle qué
quiere hacer”.
Rebeca tendría que decidir por ella misma. “Estoy dispuesta a ir”, dijo. Rebeca sabía en
su corazón que ese era el plan de Dios para ella. Estaba ansiosa de conocer al hombre que
sería su esposo. Dios había guiado a Eliezer, y ahora estaba guiando a Rebeca también.

Escena 7 (Muestre cuadro No. 7)


¡Qué momento más emocionante habrá sido cuando Rebeca se encontró con Isaac! La
Biblia dice que Eliezer contó a Isaac todo lo que había sucedido, y al escucharlo, Isaac supo
que Dios le había enviado a Rebeca. La condujo a la tienda de su madre que sería su hogar.
Desde el momento que la vio la amó y la hizo su esposa.

Aplicación e Invitación
Rebeca dijo dos palabras muy importantes cuando su familia le preguntó si iría con
Eliezer: “Estoy dispuesta”. (Coloque el letrero con estas palabras).
Cuando Dios te da instrucciones para hacer algo, lo mejor que puedes decir es “estoy
dispuesto”. ¿Cómo te da instrucciones el Señor? Hay tres maneras: (1) Por medio de su
Palabra, la Biblia. (2) Haciendo que sucedan cosas en tu vida que te ayudan a saber qué
hacer. Los adultos llaman a estas cosas circunstancias. (3) Poniendo en tu corazón lo que
debes hacer. Dios el Espíritu Santo te da la seguridad de que Dios te está guiando.
Esta lección fue especialmente para los que han recibido al Señor Jesús. Si tú eres hijo de
Dios, Él te guiará.
Pero tal vez nunca has recibido al Señor Jesús como tu Salvador y sabes que has pecado
como la Palabra de Dios dice. ¿Crees que el Señor Jesucristo murió por tus pecados? La
Palabra de Dios dice que sí lo hizo (1 Corintios 15:3). Él te ama y quiere que tú seas su hijo.
¿Le recibirás como el que puede perdonar tus pecados? (Juan 1:12). ¿Será tu respuesta
“estoy dispuesto a recibirle”? (Dé oportunidad para que los niños respondan a la invitación.
Consulte la sección “Ayudas para Aplicar las Enseñanzas de la Lección” y haga arreglos
para hablar con los niños personalmente).
Ustedes que ya le han recibido, ¿quieren que Dios los guíe? Dios sólo guía a los que
quieren ser guiados. Si tú quieres que Dios te guíe en tu vida y estás deseando decirle “estoy
dispuesto a que me guíes”, ¿se lo dirás ahora mientras oramos? (Guíe en una oración.
Señale el lugar para reunirse con los niños que quieren recibir a Cristo o que necesitan
ayuda para tomar alguna otra decisión en su vida. Consulte las secciones “Cómo Guiar a
un Niño a Cristo” y “Cómo Guiar a un Niño a su Consagración”).

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PREGUNTAS PARA EL REPASO
1. Al principio de nuestra lección, ¿por qué se sentía solo Isaac?
R. Sara su madre había muerto.
2. ¿Qué decidió Abraham que debía hacer por Isaac?
R. Encontrarle una esposa.
3. ¿A quién le pidió Abraham que buscara esposa para Isaac?
R. A su sirviente Eliezer.
4. ¿A dónde debía ir Eliezer para encontrar esposa para Isaac?
R. A unos 700 kilómetros de distancia, cerca de Harán, entre los parientes de Abraham.
5. ¿Cuál fue la oración de Eliezer junto al pozo?
R. “Muéstrame a quién has escogido para ser la esposa de Isaac, de esta manera: Yo le
pediré agua para beber a una joven. Si ella me dice: “bebe y también daré de beber a
tus camellos”, sabré que ella es la indicada”.
6. ¿Quién fue la joven que hizo esto?
R. Rebeca, parienta de Abraham.
7. Nuestro versículo para memorizar nos dice porqué sucedió esto así. Repite
el Salmo 37:5.
R. “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará”. (Maestro, comente
cómo Eliezer encomendó a Dios su camino y confió en Él.)
8. ¿Cómo le probó Eliezer a la familia de Rebeca que verdaderamente Abraham e Isaac eran
hombres importantes?
R. Con los valiosos regalos que les dio.
9. Eliezer quería regresar inmediatamente, pero la familia de Rebeca quería que se quedaran
por un tiempo. ¿Cuál fue la decisión de Rebeca?
R. Estoy dispuesta a ir.
10. Dios guío a Eliezer y a Rebeca. ¿Cuáles son algunas de las decisiones en las que
necesitarás que Dios te guíe?
R. Con quién casarme, qué hacer con mi vida y a quién hablarle acerca del Señor Jesús.

¡OJO!
Escoge de las siguientes páginas las actividades apropiadas para su clase. Haga copias de
estas para cada alumno. NO TIRES NI PINTES las hojas de este libro. Las hojas son sus
copias permanentes y deben mantenerse juntas con el libro.

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LECCIÓN 4

LA PRIMOGENITURA Y LA BENDICIÓN

LECTURA BIBLICA: Génesis 25:21-34; 26:34-35 (casamiento de Esaú); 27:1 – 28:5

PROPÓSITO: Enseñarle al niño la importancia de darle a Dios el primer lugar en su vida.

ENSEÑANZA PRINCIPAL: La felicidad consiste en darle a Dios el primer lugar.

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su


justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33)

ENSEÑANZA DEL VERSÍCULO: Debemos poner a Dios en primer lugar, obedecerle y


hacer lo que Él quiere que hagamos, y Dios se encargará de que tengamos todo lo que
necesitamos. Cuando el Señor Jesús dijo estas palabras, se refería a las cosas que
necesitamos para vivir como alimento, ropa y casa. Él dijo que no debemos preocuparnos ni
inquietarnos buscando cómo conseguir estas cosas. Cuando Dios nos promete algo, no
debemos preocuparnos de cómo obtenerlo. Dios cumplirá su Palabra.

CANTOS SUGERIDOS: ¿Tristes Estamos? No. 4; Mira Al Cordero De Dios, No. 5;


Hay Victoria Para Mi; No. 6

AYUDAS VISUALES: Haga fotocopias (amplíelos si su clase es grande) de los cuadros 1-9.
Úselos como se indica en la historia.

HISTORIA BIBLICA:

Escena 1 (Muestre cuadro no. 1)


Isaac y Rebeca habrán dado frecuentemente gracias a dios por la manera en que Él guío
para unirlos. Dios había guiado al sirviente para encontrar a Rebeca. Él había guiado a
Rebeca para que regresara con el sirviente y convertirse así en la esposa de Isaac. Dios guió
a Isaac también. Desde el momento que conoció a Rebeca la amó, la llevó a su hogar y la
hizo su esposa. De seguro alababan ellos juntos a Dios y eran muy felices. La felicidad
consiste en darle a Dios el primer lugar.
Isaac y Rebeca habrán disfrutado contando cómo Dios los unió y probablemente
esperaban con ansiedad el día en que pudieran contárselo a sus hijos. Pero pasaron los años e
Isaac y Rebeca no tenían hijos. La Biblia dice que Isaac oró para que Rebeca pudiera tener
un niño, y Dios escuchó y contestó su oración enviándoles gemelos. Jacob y Esaú nacieron
20 años después de que sus padres se casaron. (Quite el cuadro 1).
No sólo los padres estaban felices por los gemelos, sino también su abuelo Abraham.
Abraham sabía que las promesas de Dios se cumplirían a través de uno de los hijos de Isaac.
Tal vez él supuso que sería a través de Esaú, por ser el mayor. En esos tiempos era costumbre
que el varón primogénito o el niño mayor de una familia tuviera un honor especial, recibía la
primogenitura. Seguramente que a través de Esaú, que tenía la primogenitura, se cumplirían
las promesas de Dios.
Pero Rebeca e Isaac sabían que Esaú no era el escogido por Dios. Dios le había hecho
saber a Rebeca que tendría gemelos desde antes que nacieran y le dijo que de cada uno de

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ellos nacería una nación. “Pero una será más fuerte que la otra y el mayor servirá al menor”,
dijo Dios. ¿Quién era el menor? (Jacob).
Cuando Jacob y Esaú tenían 15 años murió su abuelo Abraham. Había vivido 175 años y
había tenido una vida feliz. La felicidad consiste en darle a Dios el primer lugar, y esto era
precisamente lo que había hecho Abraham. Abraham había muerto pero el pacto de Dios no
cambiaría. Sus promesas se cumplirían a través de Jacob.

Escena 2 (Use el cuadro 2 – 3)

(Muestre cuadro 2). Esaú era un hombre fuerte, le gustaba vivir al aire libre, pasaba
mucho tiempo en el bosque y en el campo con su arco y flechas. Su ocupación favorita era la
cacería.
A Isaac le gustaba oír a Esaú contar sobre sus cacerías. Probablemente él le enseñó a Esaú
como usar el arco y la flecha. Isaac también disfrutaba comiendo la carne de los animales
que Esaú cazaba. La Biblia dice que Esaú era el hijo predilecto de Isaac.
(Muestre cuadro 3). Jacob era muy diferente de Esaú. No le gustaba cazar, no era grande
y fuerte como Esaú, pero Jacob era inteligente, le gustaba pensar...encontrar el porqué de las
cosas. A Jacob le gustaba pasar el tiempo cerca de la tienda. Rebeca le enseñó a cocinar y él
pasaba mucho tiempo con ella. La Biblia dice que Jacob era el hijo predilecto de Rebeca.
El predilecto de Isaac...el predilecto de Rebeca...el tener predilectos puede causar muchos
problemas. Puede haber predilectos entre la familia, predilectos en la escuela, aun amigos
predilectos.
Dios no tiene predilectos. La Biblia dice, “...para Él no hay acepción de personas”
(Efesios 6:9). Él no ama a una persona más que a otra. Dios utiliza a las personas de
diferentes maneras dentro de Su plan, pero Su amor es el mismo para todos. Esto es a veces
difícil de entender, pero sabemos que es la verdad porque Su Palabra así lo dice. Dios te ama
a ti de la misma manera que me ama a mí o a cualquier otra persona. El tener predilectos fue
lo que destruyó la felicidad en el hogar de Isaac y Rebeca. Aun llegaron a poner cada uno a
su hijo predilecto antes que a Dios. La felicidad consiste en darle a Dios el primer lugar.

Escena 3 (Muestre cuadro No. 4)


Un día Esaú estaba haciendo lo que le gustaba hacer: cazando. Tal vez no pudo cazar nada
ese día porque llegó a su casa muy cansado, desanimado y con mucha hambre. ¿Qué era eso
que olía? Ah, Jacob estaba cocinando, ¡eso era lo que olía tan sabroso!
“Jacob dame de ese guiso de lentejas que estás cocinando. Tengo tanta hambre que me
siento débil y casi desfallecido”, dijo Esaú.
Jacob había estado pensando. Se dio cuenta de que Esaú estaba decidido a comer de su
guiso de lentejas. Jacob también quería algo, así que le dijo: “Te daré de mi guiso de lentejas
si me vendes tu primogenitura”.
La primogenitura era lo que le daba al hijo mayor un honor especial. Esaú sabía que la
primogenitura era importante. Sabía que tenía que ver con el pacto de Dios, pero a él no le
interesaba mucho el pacto de Dios y en esos momentos él tenía mucha hambre.
“Ya te dijo que me estoy muriendo de hambre, Jacob”, dijo Esaú. “Si muero, ¿qué
provecho puede hacerme la primogenitura? Claro que te puedes quedar con ella”.
“Prométemelo, dame tu solemne promesa”, dijo Jacob.
Esaú se la dio. Jacob obtuvo la primogenitura y Esaú su guiso. El astuto Jacob sabía que
esto era el principio de algo muy especial para él, pero sabía que no había sido honrado al
engañar a Esaú como lo había hecho. Esaú no le dio el primer lugar a Dios, pero tampoco lo

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hizo Jacob. El no encomendó su camino al Señor, no confió en que Dios cumpliría su
promesa. Jacob había estado conspirando como conseguir lo que él quería y al hacerlo no
estaba siendo bondadoso ni honrado. Jacob y Esaú no conocerían la felicidad de darle a Dios
el primer lugar, porque no estaban buscando primeramente el reino de Dios. (Quite cuadro
4)
El querer hacer tu voluntad antes que la de Dios es pecado. La voluntad de Dios es
siempre correcta, perfecta. Tal vez tú pienses que no quieres hacer tu voluntad antes que la
de Dios, pero cuando hacemos cosas malas como mentir, hacer trampas, desobedecer y no ser
bondadosos, lo hacemos porque queremos hacer nuestra voluntad antes que la de Dios. Tú y
yo no somos perfectos, la Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la
gloria de Dios” (Romanos 3:23). Nadie es perfecto como Dios...nos quedamos muy
atrás...porque no hemos nacido perfectos. Nacimos con una naturaleza pecaminosa que nos
lleva a hacer nuestra voluntad antes que la de Dios. Esto no traerá infelicidad como les
sucedió a Jacob y a Esaú.

Escena 4 (Muestre cuadro no. 5)


Algún tiempo después, Isaac llamó a Esaú y le dijo: “Tengo antojo de comer carne de
venado, ve con tu arco y flecha, mata un animal y prepárame un guisado”. Isaac ya era un
hombre viejo y estaba ciego. “Puedo morir pronto”, continuó diciéndole a Esaú, “tengo una
bendición especial para ti. Tráeme el guisado para que te bendiga”. Rebeca escuchó la
conversación entre Isaac y Esaú. Tan pronto se fue Esaú con su arco y flechas, Rebeca llamó
a Jacob, su hijo predilecto.

Escena 5 (Muestre cuadro no. 6)


“Acabo de escuchar a tu padre decirle a Esaú que le trajera carne de venado para comer
para que le diera la bendición de Dios. Ahora, escucha y haz lo que te digo. Ve dónde está el
rebaño y tráeme dos cabritos, yo los guisaré para tu padre de la manera que a él le gusta y le
llevarás el guisado. El pensará que eres Esaú y te dará a ti la bendición”.
La bendición especial y la primogenitura iban unidas. De seguro Isaac sabía que Esaú
había vendido su primogenitura, pero quería que Esaú tuviera la bendición.
Como Rebeca sabía también que la primogenitura había sido vendida a Jacob, quería que
él recibiera la bendición, pero ella estaba engañando. Ni Isaac ni Rebeca estaban dando a
Dios el primer lugar, sino que estaban poniendo a sus hijos predilectos antes que a Dios. Esto
sólo les causaría problemas.
Al principio Jacob no estuvo de acuerdo en hacer lo que su madre le decía. “Mi padre
sabrá que no soy Esaú, él es un hombre velludo y yo no, mi padre me tocará y traeré sobre mí
una maldición en lugar de una bendición.”
“Escúchame, Jacob”, le dijo Rebeca, “sea la maldición sobre mí. Anda y tráeme los
cabritos”.
Así que Jacob fue e hizo como ella le dijo. ¡Claro que esto estuvo muy mal hecho!
¿Creen que esto les traería desdicha y problemas?
Es cierto que antes que los gemelos nacieran, Dios dijo que “el mayor servirá al menor”.
Eso significa que la primogenitura sería de Jacob, y era cierto que la primogenitura y la
bendición iban unidas, pero, ¿era correcto que Rebeca y Jacob la obtuvieran engañando a
Isaac?
¿Qué piensan que Rebeca podría haber hecho cuando supo que Isaac planeaba darle a
Esaú la bendición? Primero, podría haber orado a Dios para que le indicara qué decirle a
Isaac y que él tomara en cuenta lo que ella le dijera. Podría haberle dicho a Isaac que había

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escuchado que él pensaba darle la bendición a Esaú y recordarle lo que Dios había dicho
antes del nacimiento de los gemelos. Podría haberle recordado que la primogenitura ahora
era de Jacob y entonces podría haberle pedido que le diera la bendición a Jacob en lugar de
Esaú.
Pero Rebeca hizo las cosas a su manera y no a la manera de Dios. Guisó la carne tal como
le gustaba a Isaac. Luego trajo algunas ropas de Esaú e hizo que se las pusiera Jacob, tomó
pieles de los cabritos y cubrió con ellas las manos y el cuello de Jacob. Jacob tomó el
guisado y se lo llevó a su padre.

Escena 6 (Muestre cuadro No. 7)


“Padre mío”, le dijo.
Isaac respondió: “Aquí estoy, ¿quién eres, hijo mío?” Acuérdense que Isaac estaba ciego.
“Yo soy Esaú tu primogénito”, contestó Jacob. “He hecho como me dijiste. Levántate
ahora, siéntate y come de mi caza, para que me bendigas”.
Entonces Isaac le preguntó: “¿Cómo es que la hallaste tan pronto?”
“Porque el Señor tu Dios hizo que la encontrase delante de mí”, mintió Jacob.
“Acércate ahora y deja que te toque para saber si realmente eres Esaú”.
¿Cómo creen que se sentiría Jacob? Rebeca debe haber estado cerca escuchando. ¿Cómo
creen que se sentiría ella? ¿Creen que ellos pensaban que su pecado sería descubierto?
Rebeca y Jacob ciertamente no estaban dando a Dios el primer lugar. ¿Cómo podían esperar
que su engaño les trajera felicidad?
Lentamente Jacob se acercó a su padre. Isaac alargó su mano y la puso sobre las pieles de
los cabritos que cubrían las manos y el cuello de Jacob. "La voz es de Jacob”, dijo, “pero las
manos son de Esaú. ¿Eres realmente mi hijo Esaú?” Isaac rogó por la verdad.
Una vez más Jacob mintió. “Sí, soy”, dijo.
“Entonces acércame el guisado y comeré”, le dijo Isaac.
Mas tarde Isaac nuevamente le dijo a Jacob que se acercara a él, lo besó y al hacerlo olió
la ropa de Esaú que traía Jacob puesta. Olía como el campo donde Esaú pasaba la mayor
parte de su tiempo, lo que hizo que Isaac estuviera aún más seguro de que estaba hablando
con Esaú, así que le dio a Jacob la bendición.
La bendición incluía algunas promesas como las que Dios le había hecho a Abraham. Era
también parte de la bendición la promesa “tu hermano te servirá”.
Jacob se apresuró a alejarse de Isaac. Apenas acababa de dejar a su padre cuando llegó
Esaú.

Escena 7 (Muestre cuadro No. 8)


“Levántate, padre mío, come de mi guiso y bendíceme”.
Isaac no podía creer lo que había escuchado. “¿Quién eres?” preguntó.
“Soy tu primogénito Esaú”. Esaú debe haberse preguntado qué le estaba pasando a su
padre.
¿Por qué no lo reconocía si estaba haciendo precisamente lo que Isaac le había pedido que
hiciera? Entonces Esaú se dio cuenta de que su padre estaba temblando...se estremecía de
pies a cabeza como si algo terrible hubiera sucedido.
“¿Quién?” exclamó Isaac. “¿Dónde está el que me trajo el guisado? Comí su guisado
antes que tú llegaras y le bendije y será bendito”.
Padre e hijo sabían que Isaac había sido engañado. Aunque Esaú había convenido en
vender su primogenitura, ahora no sólo se sentía defraudado sino que estaba lleno de ira. “Mi
hermano me ha engañado dos veces”, dijo. “Primero me robó mi primogenitura y ahora mi

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bendición”. Le rogó a Isaac que lo bendijera, pero Isaac no podía darle la bendición especial
que le había dado y a Jacob.
La Biblia dice: “Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había
bendecido”. El pecado separa a los amigos y aun a las familias. “Mi padre pronto morirá”,
pensó Esaú para sí, “entonces mataré a Jacob”.

Escena 8 (Muestre el cuadro No. 6 otra vez)


Rebeca sabía lo que había en el corazón de Esaú, así que llamó a Jacob y le dijo: “Esaú
está planeando matarte, escúchame y vete de aquí por un tiempo al hogar de mi hermano en
Harán, quédate ahí unos días hasta que se aplaque el enojo de tu hermano. Entonces enviaré
por ti para que regreses”.

Escena 9 (Muestre cuadro No. 9)


Rebeca no le dijo a Isaac la verdadera razón por la que quería que Jacob se fuera. “No
quiero que Jacob se case con una de las jóvenes de aquí”, le dijo. (Esaú lo había hecho y
tanto Isaac como Rebeca lo habían lamentado mucho). Así que Isaac accedió a enviar a
Jacob a Harán. Isaac le prometió a Jacob que su descendencia heredaría la tierra que Dios
había prometido a Abraham. Jacob se fue y Rebeca jamás volvió a ver su hijo predilecto.

Aplicación e Invitación:
¡Cuántos problemas! Engaño, ira, odio, y aun planes para asesinar. ¡Cuánta desdicha! Y
todo porque no le habían dado a Dios el primer lugar en sus planes.
Ahora estoy pensando en aquellos de ustedes que ya han recibido al Señor Jesús. ¿Alguna
vez has tratado de conseguir algo que querías usando el engaño? Tal vez querías una buena
calificación en la escuela, así que copiaste. Tal vez querías ganar en un juego, así que hiciste
trampa. Tal vez quisiste escapar de un castigo que merecías, así que mentiste. Tal vez
quisiste salir de un problema, así que no dijiste toda la verdad. Tal vez estás pensando, ella
(o él) nunca sabrá qué fue lo que hice. Pero no te olvides, Dios sí lo sabe.
¿Cómo te sentiste después de hacer esa cosa mala? Aunque pensaste que te habías salido
con la tuya, ¿te sentías feliz? Claro que no, porque la felicidad consiste en darle a Dios el
primer lugar.
Probablemente cada uno de nosotros podemos recordar algún engaño que cometimos. No
le dimos a Dios el primer lugar. ¿Le has confesado ese pecado a Dios, admitiendo que
estabas equivocado y has confiado en El para que te perdone? La Biblia dice: “Si
confesamos nuestros pecados, El es Fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Confesar significa decirle a Dios lo que hemos
hecho, estando de acuerdo con El en que hemos pecado. Y El nos perdona porque el perfecto
Señor Jesús ya fue castigado por ese pecado, cuando dio su sangre en la cruz. “La sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).
Al confesar nuestro pecado y creer que El nos da el perdón, estamos dándole nuevamente
a Dios el primer lugar y esto nos traerá verdadera felicidad.
Ahora, si nunca has recibido al Señor Jesús como tu Salvador, te habrás dada cuenta por la
lección, que has pecado, que nunca le has dado a Dios un lugar en tu vida. ¿Estás dispuesto
para recibirle en tu corazón y en tu vida hoy? Le recibes al confiar en el Hijo de Dios, el
Señor Jesucristo, como tu Salvador, el perfecto Hijo de Dios dio su sangre en la cruz por tus
pecados. Este mismo señor Jesús se levantó de los muertos, Él vive en el cielo ahora y quiere
que confíes en Él para que recibas el perdón de tus pecados.

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Vamos a orar. Si necesitas confesar algún pecado a Dios y quieres darle a Él el primer
lugar, hazlo. Si nunca has recibido al Señor Jesús, ¿no quieres decirle que deseas recibirle
hoy?
(Como un recuerdo, puede usted darle a cada niño una tarjeta con una carita sonriente.
Dígales que escriban en la tarjeta alguna manera en que dieron a Dios el primer lugar
durante la semana y que la traigan la próxima clase. En la próxima clase dé tiempo para
que los niños compartan sus experiencias.)

PREGUNTAS PARA EL REPASO


FALSO O VERDADERO
1. Rebeca e Isaac tenían 20 años de casados y no tenían hijos.
R. Verdadero
2. En respuesta a la oración de Isaac, Rebeca tuvo una niña.
R. Falso (Tuvo varones gemelos).
3. Los nombres de los gemelos fueron Ismael y Benjamín.
R. Falso. (Jacob y Esaú)
4. Isaac y Rebeca sabían que Esaú sería el más importante de los hijos porque era el
primogénito.
R. Falso. (Dios le había dicho a Rebeca que el mayor serviría al menor).
5. En ese tiempo era un honor especial ser primogénito porque él recibía la primogenitura.
R. Verdadero.
6. A Esaú no le interesaba tener la primogenitura, pero Jacob la quería.
R. Verdadero.
7. Esaú vendió a Jacob su primogenitura por un arco y flechas.
R. Falso. (Por un plato de guiso de lentejas).
8. Isaac quería darle a su hijo predilecto Jacob la bendición que iba unida a la
primogenitura.
R. Falso. (Su hijo predilecto era Esaú, y a él quería darle la bendición).
9. Rebeca y su hijo Esaú engañaron a Isaac para recibir la bendición.
R. Falso. (Rebeca y Jacob engañaron a Isaac).
10. Al finalizar esta historia todos los que formaban esa familia estaban felices porque tenían
lo que querían.
R. Falso.

¡OJO!
Escoge de las siguientes páginas las actividades apropiadas para su clase. Haga copias de
estas para cada alumno. NO TIRES NI PINTES las hojas de este libro. Las hojas son sus
copias permanentes y deben mantenerse juntas con el libro.

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LECCIÓN 5

JACOB LEJOS DE SU HOGAR

LECTURA BIBLICA: Génesis 28:10 – 29:30; 31:2-7, 11, 13-18; 32:6-23; 33:1-4;
35:1-15, 27
Esta lección abarca una vasta extensión de las Escrituras. No trate de incluir todos los
detalles. La lección abarca los principales acontecimientos. Los nacimientos de los hijos de
Jacob han sido omitidos porque se han incluido en la siguiente serie de lecciones que tratan
de la vida de José.

PROPÓSITO: Enseñar al niño las consecuencias de pecar premeditadamente.

ENSEÑANZA PRINCIPAL: No puedes escapar del castigo si pecas premeditadamente.

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues
todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Gálatas 6:7

ENSEÑANZA DEL VERSÍCULO: Engañar significa creer o tener por cierto lo que no lo
es. Algunas personas se dejan engañar y piensan que Dios no va a cumplir lo que dice.
Nuestro versículo dice que no nos dejemos engañar y pensemos así. Lo que Dios dice lo
cumple. Fíjense lo que dice nuestro versículo: “...todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará”.
¿Alguna vez has ayudado a sembrar unas verduras? Las palabras “sembrar” y “segar” son
palabras muy conocidas para los agricultores. ¿Cuando siembras maíz piensas que nacerán
frijoles? ¿Cuando siembras zanahorias, piensas segar o cosechar cebollas? ¡Claro que no!
Esperamos segar o cosechar exactamente lo que sembramos. Pero sembramos poco y
segamos mucho.
Dios dice que si esto es así tratándose de frutas y verduras, también es así en nuestra vida.
Si desobedecemos, recibiremos un castigo. Pero si hacemos las cosas que sabemos que
debemos hacer, las cosas que Dios quiere que hagamos, nuestra vida estará llena de la
felicidad que sólo Dios puede dar.

CANTOS SUGERIDOS: Los siguientes cantos se encuentren en el Libro I “Los Comienzos”


“Al Que No Conoció Pecado”, No. 4; “Solo Una Puerta Hay”, No. 6
“Que Me Puede Dar Perdón”, No. 5

AYUDAS VISUALES: Use los cuadros 1 – 10 como se indica en la historia.

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INTRODUCCIÓN A LA LECCION:

¿Pueden decirme lo que la familia de nuestra lección pasada sembró y que inmediatamente
segó?
Isaac trató de llevar a cabo sus propios planes para su hijo Esaú en lugar de los de Dios.
(Segó el ser engañado). Rebeca insistió en que Jacob engañara a su padre Isaac. (Segó el
tener que enviar a Jacob lejos y no volverlo a ver). A Esaú no le importaba el pacto de Dios y
neciamente vendió su primogenitura. (Segó el perder la bendición también). Jacob pretendió
ser Esaú y mintió a su padre ciego. (Segó el tener que huir de su hogar para escapar del odio
de su hermano Esaú.).
Lo que sembramos no siempre se cosecha todo al mismo tiempo. Tú y yo no podemos
escapar del castigo se pecamos premeditadamente. Tal vez Rebeca y Jacob al principio
quedaron satisfechos de haber obtenido lo que querían, pero ese no fue el fin de la historia.

HISTORIA BIBLICA:

PRIMER PARTE: El Sueño de Jacob

Escena 1 (Muestre cuadro No. 9 de la lección anterior, lección 4)


Jacob se despidió de sus padres y abandonó su hogar. Estaba solo al iniciar su viaje hacia
Harán. Iba triste y preocupado. De seguro su padre estaba muy decepcionado de él. Tal vez
Jacob estaba decepcionado de su madre porque ella lo indujo a engañar a su padre. Esaú
estaba tan enojado con él que quería matarlo. Estos pensamientos no eran nada agradables
mientras Jacob hacía solo su largo viaje. ¿Estaba Dios en sus pensamientos? ¿Se preguntaba
si Dios lo amaba y se interesaba en lo que le sucediera?

Escena 2 (Muestre cuadro No. 1)


Parece que en el camino no encontró a nadie que lo conociera o se interesara por él. Una
noche, poco después de haber salido de su hogar, no encontró lugar donde dormir y se quedó
a campo abierto. Juntó unas piedras para que le sirvieran de almohada. Jacob estaba tan
cansado que pronto se durmió y mientras dormía, soñó.

Escena 3 (Muestre cuadro No. 2)


¡Fue un sueño hermoso! Una escalera llegaba desde la tierra hasta el cielo y ángeles
bajaban y subían por ella. Pero lo más maravilloso era que el Señor estaba en lo alto de la
escalera y desde arriba le habló a Jacob.
“Yo soy el Dios de Abraham y el Dios de Isaac”, dijo. Jacob sabía que Dios había hablado
con su abuelo Abraham y con su padre Isaac, y ¡ahora le estaba hablando a él! Escuchó con
mucho cuidado. “La tierra en que estás acostado te la daré a ti y tu familia: a tus hijos, a tus
nietos, a tus bisnietos y a toda tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la
tierra” (Dios les había dicho a Abraham y a Isaac que su descendencia sería como las
estrellas de cielo. Ambas cosas significaban que su descendencia sería de millones y
millones). “Se extenderá al occidente y al oriente, al norte y al sur y en ti y en tu
descendencia serán benditas todas las familias de la tierra”. Aquí está el pacto otra vez. La
tierra...la nación...todo el mundo bendecido a través de la nación o familia de Jacob. ¿Cuál
era la tierra? (La tierra de Israel). ¿Cuál era la familia o la nación? (Los judíos o el pueblo
de Israel). ¿Cuál era la bendición para todo el mundo? (El Señor Jesucristo, el Hijo de Dios,
que descendió de esa nación).

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Dios tenía otra promesa para Jacob. Escuchen. “Yo estoy contigo y te guardaré por
dondequiera que fueres”. Jacob no estaba solo. Dios estaba con él. “Y volveré a traerte a
esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”. ¡Qué promesas
más maravillosas!
Cuando Jacob despertó estaba emocionado por su sueño. También sentía algo de temor.
El sentir que había estado tan cerca de Dios lo llenó de una profunda reverencia y amor hacia
El, lo cual le hizo querer adorarle.

Escena 4 (Muestre cuadro No. 3)


Antes de esa noche Jacob debe haber pasado mucho tiempo pensando en sus pecados: su
maldad, sus mentiras, y su engaño. El que Dios le hubiera hablado de esta manera le hacía
sentirse muy agradecido de saber que Dios le amaba y se interesaba por él.
¿Hay en tu vida algunos de los pecados de Jacob? ¿Te hace tu pecado sentirte inquieto
cuando piensas en Dios? Así como Dios amaba a Jacob te ama a ti. Dios quería que Jacob a
su vez le amara.
Jacob dijo: “Este lugar no es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo”. Amontonó las
piedras que le habían servido de almohada. Estas servirían de señal de que algo muy especial
había sucedido en ese lugar. Derramó aceite sobre ellas, como una ofrenda, no una ofrenda
de sangre por sus pecados, sino una ofrenda de gratitud.
“Este lugar será llamado Bet-el”, dijo, que significa “casa de Dios”. Entonces Jacob hizo
una promesa. “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje, y me diere pan y vestido,
y si volviere en paz a casa de mi padre, el Señor será mi Dios”. Y Jacob continuó su camino.

SEGUNDO PARTE: Jacob En Casa de Labán

Escena 5 (Muestre cuadro No. 4)


Unas semanas después Jacob llegó a las cercanías de Harán. Vio un pozo en el campo y
algunos pastores cerca del pozo. Se acercó a ellos y les preguntó: “¿De dónde son ustedes?”
“De Harán”, respondieron.
“¿Conocen a Labán?” fue su segunda pregunta. Labán era su tío, hermano de su madre,
Rebeca.
“Sí, le conocemos, él está bien. Mira, ahí viene Raquel su hija con sus ovejas”.
Cuando Raquel llegó al pozo Jacob se presentó. “Soy el hijo de Rebeca”, dijo. Raquel
estaba muy emocionada y corrió a su casa a contarle a su padre.
Labán se apresuró a ir a encontrar a Jacob.

Escena 6 (Muestre cuadro No. 5)


Labán llevó a Jacob a su hogar. Aquella noche se hicieron y se contestaron muchas
preguntas. Jacob se sentía como en su casa con la familia de Labán. Labán tenía algunos
hijos y dos hijas: Lea y Raquel. La Biblia dice que Raquel era hermosa y Jacob se enamoró
de ella. Sabía que quería casarse con ella, pero probablemente pensó que no debería hablar
sobre esto hasta que pasara algún tiempo.
Después de haber permanecido Jacob ahí por un mes, Labán le dijo: “No porque eres
pariente mío vas a trabajar par mí sin paga. ¿Qué deseas ganar?”
Jacob no tuvo que pensar en la respuesta, inmediatamente contestó: “Trabajaré para ti siete
años por Raquel”.
A Labán pareció agradarle la idea. “Es mejor que te la dé a ti por esposa que a otro.
“Quédate y trabaja para mí”, le dijo.

100
Jacob pensaba todo el tiempo en Raquel. Siete años le parecían como pocos días porque
la amaba mucho. Al finalizar los siete años, Jacob le habló a Labán: “Dame a Raquel ahora
porque los siete años se han cumplido”.

Escena 7 (Muestre cuadro No. 6a – doble cuadro 6 en la línea y muestre cada parte como
indicado en la historia),
Así que Labán hizo una fiesta e invitó a sus amigos. En la noche le entregó su hija a
Jacob. Ella tenía puesto un velo sobre su rostro como se acostumbraba que lo usaran las
novias en aquel país. Y fue la esposa de Jacob. Pero imagínense cómo se sintió Jacob
cuando al otro día vio a su esposa sin velo, y vio que no era la hermosa Raquel sino la
hermana mayor Lea.
(Muestre cuadro No. 6b). “¿Qué me has hecho?” le pregunto Jacob muy enojado a
Labán. “Yo trabajé siete años por Raquel, ¿por qué me has engañado?”
“En nuestro país”, le dijo Labán, “nunca damos en matrimonio a la menor antes que a la
mayor. Puedes casarte también con Raquel si trabajas siete años más”. Jacob accedió a
trabajar otros siete años.
Al poco tiempo Jacob se casó con Raquel y siguió trabajando para Labán. Tal vez tú
pienses: ¡dos esposas!
¿Era esto correcto? No, no era lo mejor. Dios había dicho que un hombre debería tener
una sola esposa y nunca ha resultado bien cambiar la voluntad de Dios. Jacob no había
planeado esto, él quería sólo a Raquel. Su matrimonio nunca sería completamente feliz. En
la familia de Jacob esto causó muchas tristezas y desavenencias. Las dos esposas estaban
celosas la una de la otra, y la mayor parte del tiempo vivían peleándose y enojándose. Jacob
no amaba a Lea, más bien la despreciaba. Pero el Señor la bendijo con hijos, en tanto que
Raquel, su amada esposa, no le daba descendencia. Esta situación tenía a Raquel muy triste y
descontenta; pero finalmente, en respuesta a sus oraciones, Dios le dio un hijo al cual llamó
José. Todos los hijos que nacieron a Jacob en Harán fueron doce; once varones y una mujer.
Jacob había sido engañado por Labán.
Pero, ¡esperen un momento! ¿Quién fue engañado en nuestra lección anterior? Isaac.
¿Quién fue el que lo engaño? Jacob. Jacob estaba segando lo que había sembrado. “...todo
lo que el hombre sembrare, eso también segará”. No puedes escapar del castigo si pecas
premeditadamente. Cuando la madre de Jacob lo envió lejos de su hogar, le dijo: “Quédate
uno pocos días hasta que se le pase el enojo a Esaú y entonces enviaré por ti”. Pero nunca
envió por él.

TERCER PARTE: El Regreso de Jacob

Un día Jacob le dijo a Labán: “Quisiera regresar a mi hogar. Dame a mis esposas y a mis
hijos, tú sabes cuánto tiempo y lo bien que he trabajado para ti”.
Labán le rogó que se quedara diciéndole: “Te daré el salario que me pidas”. Una vez más
Jacob fijó su paga. Estuvieron de acuerdo en que Jacob recibiría ciertos números de animales
– ovejos, cabros, vacas, camellos, y asnos hasta que Jacob fuera un hombre rico. Pasaron
más años, hasta que se cumplieron 20 años desde que Jacob había salido de su tierra. Veinte
años desde que Dios le había hablado a través de ese maravilloso sueño, pero Jacob no lo
había olvidado.
Jacob les habló a Raquel y a Lea. “Veo que su padre ya no se muestra amable conmigo
como antes, pero Dios ha estado conmigo”. Labán había sido poco bondadoso. “Ha
cambiado mi salario diez veces”, dijo Jacob. Labán había engañado más de una vez a Jacob.

101
Jacob seguía segando lo que había sembrado. Recuerda que no puedes escapar del castigo si
pecas premeditadamente. Este es un buen momento para repetir nuestro versículo para
memorizar. (Repita Gálatas 6:7).
Pero Dios no deja de amarnos. Nuevamente le habló a Jacob: “Vuélvete a la tierra de tus
padres y Yo estaré contigo”. Jacob tuvo otro sueño, “Yo soy el Dios que hablé contigo en
Bet-el, donde tú derramaste aceite sobre la piedra. Ahí tú me prometiste que Yo sería tu
Dios. Ahora levántate, sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento”.
Jacob les explicó a sus esposas que Dios le estaba enviando a su tierra. Ellas
inmediatamente estuvieron conformes de ir con él.

Escena 8 (Muestre cuadro No. 7)


Era una gran caravana, camellos llevando a las esposas y a los hijos de Jacob, muchos
cientos de animales, carretas llenas de sus posesiones y también muchos sirvientes.
¿Pueden adivinar qué pensamiento estaba en la mente de Jacob durante el viaje? ¿Qué fue
lo que le había dicho su madre muchos años atrás? “Enviaré por ti cuando se calme la ira de
tu hermano”. Habían pasado veinte años y su madre no había enviado por él. Tal vez Jacob
supo de la muerte de su madre, pero no sabía si Esaú había olvidado su enojo. Así que Jacob
estaba muy preocupado y temeroso.
Tú puedes pensar que él tenía una buena razón para estar preocupado y temeroso después
de lo que había hecho. Parece más fácil pensar que los pecados de otras personas son peores
que los nuestros. Tú has pecado. La Biblia dice: “Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos” (I Juan 1:8). Para Dios todo pecado es malo. La
desobediencia, el egoísmo, pelear, usar malas palabras, todos estos pecados son lo
suficientemente malos para ser castigados con la muerte. “La paga del pecado (cualquier
pecado) es muerte” (Romanos 6:23). El odio que Dios tiene al pecado hace necesario este
terrible castigo. Pero alguien ya recibió este castigo. La Biblia dice: “...por nosotros lo (el
Señor Jesús) hizo pecado...” (II Corintios 5:21). Aunque no había pecado El fue hecho
como si hubiera pecado y murió por todos. El no era culpable, nosotros éramos los culpables,
éramos tan culpables como Jacob.
Porque Jacob estaba preocupado y temeroso, envió mensajeros para averiguar lo que
pudieran sobre Esaú. Lo que averiguaron atemorizó aún más a Jacob. "¡Viene a encontrarte
con 400 hombres!”
¿Qué crees que hizo Jacob? ¿Qué hubieras hecho tú? Bueno, Jacob oró.

Escena 9 (Muestre cuadro No. 8)


“Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, que me dijiste: ‘Vuélvete a tu
tierra y a tu parentela, y Yo te haré bien’, no merezco tu bondad ni tu fidelidad. Cuando
salí de aquí sólo tenía mi cayado, ahora tengo dos pequeños ejércitos”. Jacob había
dividido a su gente y sus animales en dos grupos. ¡Había tantas personas y animales! Jacob
continuó orando: “Te ruego que me libres de mi hermano Esaú, tengo miedo por mi y por
mis esposas y mis hijos”. Entonces le recordó Jacob a Dios la promesa que le había hecho:
“Tú me prometiste que mi descendencia sería como la arena del mar (como el polvo de la
tierra) que no se puede contar”. El sabía que si Dios permitía que Esaú lo destruyera con su
familia, la promesa de Dios no se cumpliría, así que confiaba en que Dios los protegería.
Al siguiente día, Jacob mandó toda clase de animales adelante, como regalo para Esaú.
Dijo a los siervos que llevaban los animales que, cuando se encontraran con Esaú, deberían
decirle: “Estos regalos son para ti de parte de tu hermano Jacob. El viene detrás de nosotros”.
Jacob esperaba que con estos regalos Esaú fuera amable con él y su familia.

102
En ese momento estaban en un río llamado Jaboc. Durante la noche Jacob mandó a su
gente y sus posesiones al otro lado del río, pero él permaneció allí. Se quedó solo – la noche
estaba muy oscura y nada se movía. Jacob sentía mucho temor y necesitaba estar a solas para
pensar. ¡Seguramente debía haber alguna forma para salir de ese problema!

Escena 10 (Muestre cuadro No. 9)


De repente, en la oscuridad, una mano tomó a Jacob. Jacob empezó a luchar con un
oponente que tenía los músculos y el poder de un luchador. ¡Este era el Señor mismo! Era
Dios, quién se le apareció a Jacob como el Ángel del Señor. Él quería que Jacob le
permitiese ser El Señor y Rey de su vida – su Jefe, su Gobernador – no sólo su Salvador.
Dios quería que Jacob dejara de vivir a su manera, de hacer sus propios planes, de maquinar,
de engañar, de estafar. En otras palabras, Dios quería que Jacob se sometiera, que se
“rindiera” a Dios de una vez y para siempre.
¿Alguna vez han visto a dos niños peleando? Se violentan, se tiran al suelo, gruñen y se
quejan, sus caras se ponen rojas por la pelea. Al fin uno grita: “¿Te rindes?”
“¡No!”, dice el otro. Así que siguen luchando hasta que el más fuerte le hace decir al otro:
“¡Me rindo – tú ganas!”
Así fue con Jacob y el Señor. La lucha continuó toda la noche y el Ángel del Señor le
preguntó vez tras vez: “¿Te rindes?”
Y Jacob le contestó vez tras vez: “¡No!”. Jacob luchó, resistió, y rehusó rendir su voluntad
a la de Dios para que Dios fuera el Señor de su vida.
Lucharon hasta el amanecer, momento en el cual el Señor tocó la coyuntura de su muslo y
lo descoyuntó. Jacob se quedó sin fuerza para pelear. Se tomó del Ángel del Señor y le dijo:
“¡Me rindo – que se haga Tu voluntad!”.
Jacob quedó rengo por el resto de sus días como recuerdo de aquella noche cuando luchó
con El Señor y que, desde ese momento Dios fue el primero en su vida.
Entonces el luchador le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?”
“Jacob”, fue su respuesta. El Señor entonces dijo: “Ya no será tu nombre Jacob, sino
Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has prevalecido”. Israel significa
“Dios gobierna” o “Dios manda”.
Durante toda su vida, Jacob había tratado de controlar y gobernar su vida y la vida de
otros. Ahora él estaba deseando ser controlado, recibir mandatos y cumplir órdenes.
Jacob le puso al lugar de la lucha el nombre de Peniel o “El Rostro de Dios”, porque dijo:
“He visto a Dios cara a cara”.
En el amanecer de un nuevo día, un nuevo Jacob se alejó cojeando del lugar de la lucha.
Al fin él se rindió al Dios de su padre y de su abuelo. Jacob era un hombre nuevo; tenía un
nuevo nombre – Israel; él estaba ahora bajo una nueva dirección, la dirección del Señor, a
Quién él había entregado su vida totalmente. Ninguno puede encontrarse con Dios cara a
cara y ser el mismo- esa persona será cambiada y transformada; vivirá de una manera
diferente después de haber visto al Señor.

Escena 11 (Muestre cuadro No. 10)


Temprano esa mañana Jacob cruzó el río y se unió a su familia. Lejos a la distancia vio a
Esaú venir con sus cuatrocientos hombres.
Jacob fue solo a encontrarse con Esaú; hizo una reverencia en una forma humilde.
Entonces Esaú corrió con sus brazos extendidos en el aire. ¿Y qué supones que hizo Esaú?
¡Afectuosamente lo abrazó y lo besó y ambos lloraron de alegría!

103
Esaú ya no estaba enojado; Dios había tocado y cambiado su corazón. Jacob no hubiera
tenido aquellos largos y temerosos días de preocupación si hubiese confiado en que el Señor
obraría a su favor, ya que Dios había estado también obrando en el corazón de Esaú. Más
tarde Jacob le presentó sus esposas e hijos a su hermano, y le dijo a Esaú cuánto Dios lo había
bendecido durante estos años que vivió en Harán.
Jacob volvió al la tierra de su padre. Dios aun permitió a Jacob volver a ver a su padre
Isaac. Como Jacob había dicho ante, Dios había sido muy bueno con él. Antes de que ellos
llegaran a Hebrón, la tierra de su padre, su amada Raquel murió, dejando un tierno niño a
quien ella le puso por nombre Benjamín.
Isaac era ya un hombre muy viejo, y estaba muy feliz de ver a su hijo Jacob y a su familia
después de veinte años de separación. Un tiempo después de esto, Isaac murió a la edad de
ciento ochenta años.
Mientras los años pasaban, Jacob nunca olvidó su lucha con el Señor en el río Jaboc, ya
que a través de esta experiencia dejó que el Señor tenga el control de su vida.

INVITACIÓN:
Jesús dijo: “Yo soy el camino...”. Eso significa que no sólo moriría para ser el camino,
sino que resucitaría para vivir eternamente. “Yo soy” significa que El es el camino de vida
eterna.
¿Le has recibido como tu camino al cielo creyendo que El murió para darte el perdón de
tus pecados? ¿Le recibirás hoy? Le puedes recibir ahí donde estás. Dile que sabes que has
pecado, dale las gracias porque El llevó el castigo por tus pecados, e invitarlo a entrar a tu
corazón ahora mismo. (Pida a los niños que inclinen su cabeza y dé oportunidad para una
oración silenciosa). Aquellos que nunca responden al amor de Dios, recibiendo al Señor
Jesús, segarán el resultado de su pecado para siempre. Estaré aquí para hablar contigo al
terminar la clase para enseñarte en la Biblia lo que el Señor Jesús ha hecho por ti.
Mientras oramos, si has recibido al Señor Jesús, ¿quieres darle gracias a Dios por tu
perdón? Pídele que te ayude a no pecar premeditadamente, El lo hará si confías en El.
Cuando pecamos premeditadamente estamos ignorando a Dios y de seguro “segaremos lo que
hemos sembrado”. No puedes escapar del castigo si pecas premeditadamente. (Dé unos
momentos para una oración silenciosa y termine con una oración en voz alta resumiendo las
cosas que se mencionan en este párrafo. Ore también por aquellos que no han recibido al
Señor Jesús para que los reciban hoy. Después de la oración, pida a los niños que desean
recibir al Señor Jesús, que se queden después de la clase a hablar con usted. Consulte la
sección “Como Guiar a un Niño a Cristo”).

PREGUNTAS PARA EL REPASO

COMPLETA LAS ORACIONES.

1. Una noche después de que Jacob dejó su hogar se acostó a dormir a campo abierto, tuvo
un sueño y vio _______________________.
R. Una escalera con ángeles que bajaban y subían por ella.
2. Dios estaba en lo alto de la escalera y le recordó a Jacob las promesas que le había hecho
a Abraham y a Isaac. Dios le prometió a Jacob ___________________________.
R. Que lo volvería a traer a esa tierra.

104
3. Cuando Jacob llegó a un pozo cerca de Harán, le preguntó a unos pastores acerca de
Labán y ahí conoció a ______________________________.
R. Raquel
4. “¿Qué paga quieres por trabajar por mi?”, Labán le preguntó a Jacob. Jacob respondió
________________________.
R. “Trabajaré siete años por Raquel”.
5. Al término de los siete años se celebró la boda y Labán le entregó a Jacob a
________________.
R, Lea
6. Recordamos que hacía más de siete años Jacob había engañado a su padre. Ahora Jacob
estaba aprendiendo que ____________________________.
R. “...todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
7. Jacob también se casó con Raquel y trabajó por ella siete años más. El hogar de Jacob
nunca fue realmente feliz porque _______________________.
R. Dios dijo que cada hombre tuviera una sola esposa.
8. Cuando Jacob después de 20 años iba camino a su hogar, con su familia, y sus posesiones,
estaba preocupado por __________________________.
R. Su encuentro con Esaú.
9. Cuando Jacob supo que Esaú venía a su encuentro con 400 hombres él ____________.
R. Oró
10. Cuando se encontraron Jacob y Esaú, Esaú :___________________________________.
R. Corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
11. A Jacob le fue dado un nuevo nombre. Dios le dijo: “Serás llamado________________.
R. Israel
12. El nombre Israel significa _________________________________.
R. “Dios gobierna” o “Dios manda”

Nota al maestro:
Esta lección está dividida en tres partes. Puede enseñar un parte cada semana o
combinarlos según la habilidad de sus alumnos. Si enseñe en varios partes, use el mismo
versículo de memoria y cantos para cada parte.

¡OJO!
Escoge de las siguientes páginas las actividades apropiadas para su clase. Haga copias de
estas para cada alumno. NO TIRES NI PINTES las hojas de este libro. Las hojas son sus
copias permanentes y deben mantenerse juntas con el libro.

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