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Lévi-Strauss; pensador francés, una de las grandes figuras del siglo XX, iniciador del
enfoque estructuralista de la antropología.
El estructuralismo de Lévi-Strauss estriba sus raíces en las ideas del método científico de
Marx y en el protoestructuralismo lingüístico de Ferdinand de Saussure. Por otra parte
Saussure encontró las herramientas para aplicarlo con una moderna base científica, como
práctica mecanicista donde no cuenta el de venir humano. Fue esta idea precisamente la
que causo una famosa polémica con Sartre, el filósofo existencialista.
Considera que la mente organiza el conocimiento según una lógica de la que es provista
genéticamente nuestro cerebro humano.
Strauss considera la lingüística, como la ciencia social más avanzada. El lenguaje puede ser
considerado como el fundamento destinado a recibir las estructuras que corresponde a la
cultura en sus distintos aspectos. La tesis principal de Strauss “Sí, como creemos nosotros,
la actividad inconsciente del espíritu consiste en imponer formas a un contenido, y si estas
formas son fundamentalmente las mismas para todos los espíritus, antiguos y modernos,
primitivos y civilizados- como lo demuestra de manera tan brillante el estudio de la función
simbólica, tal como está se expresa en el lenguaje, es necesario y suficiente alcanzar la
estructura inconsciente que subyace en cada institución o cada costumbre para obtener un
principio de interpretación válida para otras costumbres, a condición de llevar lo bastante
adelante el análisis (Lévi-Strauss- Antropología Estructural). También aplicó el método de la
lingüística fonológica de la antropología, y más concretamente a los llamados sistemas de
parentesco. En el estudio de los problemas de parentesco, el sociólogo se encuentra en una
situación formalmente a la de lingüística fonólogo”.
El sujeto, así, queda reducido a una posición en el discurso. Los mitos vienen a narrarse así
mismo de acuerdo con ciertas leyes canónicas de transformación a partir de unas matrices,
y que los narradores pongan de su cosecha es prácticamente irrelevante a nivel estructural.
Los mitos permiten descubrir ciertas formas de operar que tiene el espíritu humano. Los
mitos, tan constantes a través de inmensos espacios, que se les puede considerar
fundamentales y localizarlos además en otras sociedades y en otros dominios de la vida en
los que no podía siquiera sospecharse que interviniesen.
Cuando los filósofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexión sobre la
existencia como el tema filosófico fundamental no se refiere a la existencia como categoría
abstracta, ni la existencia de las cosas o realidades no humanas, se refiere a la existencia
humana concreta. Y en su tratamiento de esta existencia emplean dos estrategias:
El hombre ante todo es un proyecto, es decir será ante todo lo que ha proyectado ser; lo
que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la realización de su ser.
El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres, somos responsables de
nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un
destino divino, ni de una circunstancia social. La libertad humana trae consigo los
sentimientos de angustia, desamparo y desesperación, angustia ante el hecho de que es
uno mismo el responsable de uno mismo el responsable de sí mismo y de los demás. Es una
doctrina de la acción, contraria al quietismo, para el existencialismo solo hay realidad en la
acción el hombre existe a medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más.
Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”,
aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que si puede hablar
de ciertos rasgos formales y universales que permite la identificación de la humanidad. Para
el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido a priori, declara que Dios no existe,
por lo que la vida misma carece de sentido; solo se puede hablar del sentido que cada uno
le da, de los dos valores cada uno inventa. El existencialismo es un humanismo, pero no un
humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de algunos de sus miembros, ni
por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto, es un humanismo por declarar
que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de
trascender la situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano el
único ámbito al que el hombre pertenece.