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La fermentación láctica ocurre en las células musculares durante el ejercicio intenso cuando no hay suficiente oxígeno. El ácido pirúvico procedente de la glucólisis se reduce a ácido láctico, regenerando el NAD+ necesario para continuar la glucólisis. Esto produce sólo 2 moléculas de ATP en comparación con las 38 moléculas de ATP de la respiración aeróbica. La acumulación de ácido láctico causa dolor muscular.
La fermentación láctica ocurre en las células musculares durante el ejercicio intenso cuando no hay suficiente oxígeno. El ácido pirúvico procedente de la glucólisis se reduce a ácido láctico, regenerando el NAD+ necesario para continuar la glucólisis. Esto produce sólo 2 moléculas de ATP en comparación con las 38 moléculas de ATP de la respiración aeróbica. La acumulación de ácido láctico causa dolor muscular.
La fermentación láctica ocurre en las células musculares durante el ejercicio intenso cuando no hay suficiente oxígeno. El ácido pirúvico procedente de la glucólisis se reduce a ácido láctico, regenerando el NAD+ necesario para continuar la glucólisis. Esto produce sólo 2 moléculas de ATP en comparación con las 38 moléculas de ATP de la respiración aeróbica. La acumulación de ácido láctico causa dolor muscular.
Las células musculares normalmente utilizan, la respiración aeróbica, obteniendo 38
ATP por molécula de glucosa, pero también son capaces de sobrevivir sin O2, con las dos moléculas de ATP de la glucólisis. El inconveniente de utilizar esta vía, esta en el suministro de NAD (oxidado), que debe ser capaz de reponer el NADH (reducido). Las células musculares mantienen el suministro de NAD (oxidado), a costa de la reducción del ácido pirúvico obtenido en la glucólisis. De esta manera, el ácido pirúvico queda como ácido láctico (lactato). La producción de ácido láctico a partir de la glucosa se denomina fermentación láctica. Tus músculos producen ácido láctico durante el ejercicio rápido, cuando el cuerpo no puede proporcionar suficiente oxígeno a los tejidos. Cuando hay poco oxígeno, el cuerpo no puede producir todo el ATP que hace falta. Cuando realizas un ejercicio intenso como correr, nadar o montar en bicicleta tan rápido como puedes, los músculos grandes de tus brazos y piernas agotan rápidamente el oxígeno. Las células musculares aceleran su producción de ATP mediante la fermentación de ácido láctico. Al acumularse el ácido láctico en la musculatura, baja el pH, provocando dolores musculares (calambres). Es por eso que te duelen los músculos después de unos segundos de actividad intensa. Los organismos unicelulares también producen ácido láctico como producto de desecho de la fermentación. Por ejemplo, los procariotas la utilizan en la producción de gran variedad de alimentos y bebidas, como queso y yogur. Los pepinillos también se producen mediante la fermentación láctica. Las levaduras también utilizan normalmente la vía aeróbica, pero son capaces de vivir en ambientes sin oxígeno, realizando la fermentación alcohólica, en la cual produce etanol y libera CO2. La fermentación alcohólica ocasiona que suba la masa de pan. Cuando la levadura de la masa se queda sin oxígeno, empieza a fermentar produciendo burbujas de dióxido de carbono que forman las cavidades de aire que puedes ver en una rebanada de pan. La pequeña cantidad de alcohol que se produce en la masa se evapora al hornear el pan. A diferencia de las levaduras y las células musculares, hay organismos anaeróbicos estrictos, lo que significa que necesitan condiciones anaeróbicas y el oxígeno las intoxica. La fermentación láctica en células del músculo es un proceso que ocurre de forma alternativa, frente a situaciones en que el organismo no realiza respiración aerobia. Considerado un artificio metabólico de corto plazo, activado cuando el organismo es sometido a un intenso esfuerzo físico en condiciones de baja oxigenación muscular. Durante la actividad motora (contracciones musculares) en condiciones de anaerobismo, inicialmente las células catabolizan parcialmente la molécula de glucosa (no aprovechando todo el potencial de este monosacárido de energía), transformado en dos moléculas de ácido pirúvico, proporcionando una pequeña cantidad de trifosfato de adenosina (las dos moléculas de ATP), produciendo dos moléculas de NADH2 (enzima aceptora de hidrógeno). En la continuación del proceso catabólico, cada ácido pirúvico en reacción con las moléculas NADH2 da lugar a dos moléculas de ácido láctico, restaurando las enzimas y liberando otras 06 moléculas de ATP para el funcionamiento celular. Naturalmente, a través del mecanismo aerobio, se producen 38 moléculas de ATP. Sin embargo, a través del mecanismo anaerobio, se obtienen sólo 08 moléculas de ATP. Sin embargo, la desventaja anaerobia en relación a la aerobia, consiste en no sólo la cantidad de ATP, sino en los efectos fisiológicos causados. Debido a los extensos períodos de actividad fermentativa (ejercicio físico prolongado), las células musculares contienen una muy alta concentración de ácido láctico, perjudicando al funcionamiento de la célula. Entre los efectos provocados en defensa del metabolismo, el cuerpo comienza a sentir dolor y fatiga muscular, causada por una contracción arrítmica (repentina o gradual) con señal de advertencia, induciendo al final de la actividad para reposo y restablecimiento de la capacidad fisiológica del órgano. Esto ocurre a medida que el exceso de ácido láctico se extiende al hígado, donde es convertido en ácido pirúvico y posteriormente en glucosa almacenada en forma de glucógeno, siendo la conversión llamada de gluconeogénesis. Fermentación láctica En la fermentación láctica, se forma ácido láctico a partir del ácido pirúvico procedente de la glucólisis. Así se regenera el NAD+, necesario para proseguir la glucólisis. En la glucólisis, la glucosa se oxida a dos moléculas de ácido pirúvico, generándose NADH. Después, el ácido pirúvico acepta los electrones del NADH, reduciéndose a ácido láctico. El rendimiento energético es de 2 moléculas de ATP, obtenidas por fosforilación a nivel de sustrato. Entre las bacterias que realizan fermentación láctica, cabe destacar los lactobacilos (Lactobacillus) y los Streptococcus, que se localizan en la leche y en el intestino. El queso, yogur, kéfir, son algunos de los productos que se obtienen por este tipo de fermentación. Esta fermentación también se puede usar para la conservación de ciertos productos vegetales o cárnicos como algunos embutidos. En células musculares, durante ejercicios intensos en los que no hay suficiente oxígeno para oxidar la glucosa por vía aerobia, el ácido pirúvico se reduce a ácido láctico. Después el ácido láctico se transforma nuevamente en glucosa (gluconeogénesis). En la fermentación láctica, las células degradan anaeróbicamente a la glucosa, obteniendo dos moléculas de ácido láctico y sólo 2 ATP. Ésta es muy poca energía si se compara con la que se hubiera obtenido con la respiración aerobia, donde se produce la oxidación total de los seis carbonos de la glucosa a 6 CO2. La mayoría de los vertebrados son organismos prácticamente aeróbicos: transforman la glucosa en piruvato por medio de la glucólisis y, seguidamente, oxidan el piruvato hasta CO2 y H2O empleando oxígeno molecular. El catabolismo anaeróbico de la glucosa a lactato ocurre durante cortas acciones de actividad muscular intensa, en el cual no es posible transportar oxígeno al músculo de forma bastante rápida como para oxidar el piruvato. En su lugar, los músculos utilizan la glucosa almacenada en forma de glucógeno a modo de combustible para producir ATP por fermentación, con lactato como producto final. En un acelerón, el lactato en sangre se dispara hasta concentraciones elevadas y vuelve a convertirse pausadamente en glucosa mediante el proceso de gluconeogénesis (hígado) durante el posterior periodo de descanso o de recuperación. En esta fase, el oxígeno se consume a un ritmo que mengua paulatinamente hasta que la respiración retorna a ser normal. El exceso de oxígeno consumido durante el periodo de recuperación equivale al pago de la deuda por el oxígeno gastado en el momento anterior. Ésta es la cantidad de oxígeno que se requiere para suministrar ATP destinado a la gluconeogénesis con el objetivo de regenerar el glucógeno emprestado del hígado y músculo para realizar aquella enérgica actividad muscular. A éste se lo denomina ciclo de Cori en honor a Carl y Gerty Cori. Los sistemas circulatorios de muchos vertebrados chicos pueden transportar oxígeno a sus músculos con suficiente presteza como para soslayar el verse obligados a utilizar el glucógeno muscular en reacciones anaerobias. Igualmente, un dilatado número de animales corredores de tamaño moderado también logran mantener un metabolismo esencialmente aeróbico durante cierto tiempo. No obstante, en animales grandes como el ser humano, el sistema circulatorio no puede sostener totalmente el metabolismo aerobio de los músculos esqueléticos durante periodos largos de intensa actividad muscular. Estos animales suelen moverse despacio en circunstancias normales y sólo realizan actividades musculares fuertes ante una emergencia, dado que tal periodo de actividad necesita de largos periodos de recuperación para resarcir el déficit de oxígeno.