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Concepto
La Dermatitis Atópica (DA) ó eccema atópico es una enfermedad de la piel caracterizada por
manifestaciones de inflamación crónica: prurigo intenso, piel seca, eritema y exudado. Esta afecta
predominantemente a las superficies de flexión: pliegues de codos o rodillas así como cara y
cuello. La dermatitis atópica se asocia con otras enfermedades atópicas relacionadas a un fenotipo
clínico: asma, rinitis alérgica y alergia alimentaria.
Fisiología.
Las bases inmunológicas de esta enfermedad son muy complejas, ya que coexisten datos de
dermatitis alérgica por contacto; de hipersensibilidad retardada y de hipersensibilidad inmediata
mediada por inmunoglobulina E (IgE). En las biopsias de piel afectada predomina la afluencia de
linfocitos T, que apoyan una hipersensibilidad retardada; aunque se han encontrado depósitos de
proteína básica mayor. No se conoce con exactitud el papel que las células cebadas y los
eosinófilos juegan en este proceso inflamatorio, pero parecen ser más exacerbantes que causales.
La existencia de un desbalance en los niveles de citosinas, favorece un perfil Th2, con producción
de interleucinas 4 y 5. La IL-4 además de aumentar la producción de IgE, induce la expresión de sus
receptores en las células presentadoras de antígeno de la piel afectada (células de Langerhans),
favoreciendo la unión de los complejos IgE-antígeno y haciendo más eficiente la presentación de
estos complejos a los linfocitos T circulantes. Las células T activadas producen a su vez interleucina
4 y 5 amplificando así la respuesta inflamatoria; además se hipotetiza que las células de
Langerhans liberan mediadores inflamatorios.
Esta condición determina que estos pacientes presenten una mayor incidencia de infecciones
tanto virales como bacterianas, y una mayor tendencia a la diseminación de infecciones simples y
limitadas como son:molusco contagioso, impétigo seco y húmedo, verrugas vulgares y herpes
simple tipo I.
Etiología
Es relevante que en la evaluación clínica del niño con DA, se identifique los potenciales factores de
recaída ó exacerbación:
Cuadro clínico
Las manifestaciones clínicas típicas de la dermatitis atópica se dividen en tres etapas, que suelen
denominarse del lactante, infantil y del adulto. Junto a ellas se encuentran otras, con frecuencia
llamadas atípicas, a pesar de que muchas, como la xerosis, son muy constantes. Además, diversas
enfermedades cutáneas y extracutáneas se asocian de forma signifiativa a la dermatitis atópica.
Manifestaciones típicas La división por etapas es muy útil para describir la enfermedad y orientar
el diagnóstico, pero la dermatitis atópica puede iniciarse y finalizar a cualquier edad. Los pacientes
pueden desarrollar, de forma continuada o con periodos intermedios, lesiones de los diversos
estadios o bien desaparecer a partir de cualquiera de ellos. Las lesiones de la fase del lactante son
las más frecuentes, seguidas por las infantiles y las lesiones del adulto son las menos comunes.
Dermatitis atópica del lactante
Dermatitis atópica
Diagnóstico temprano
Sangrado
Infección
Adelgazamiento de la piel (liquenificación)
Limpia
Leve
Moderada
Grave
No se cuenta con sustento para realizar en forma rutinaria pruebas de laboratorio para apoyar el
diagnóstico; ni pruebas genéticas para detectar anomalías en el gen de la proteína Filaggrin del
estrato corneo en los niños con DA.
En la evaluación clínica del niño con DA identificar los factores de recaída ó exacerbación:
Jabones y detergentes
Infecciones en piel
Contacto con: alérgenos inhalados, alimentos potencialmente alergénicos: leche de vaca,
huevo y cacahuates.
Tratamiento
Tratamiento farmacológico.
El profesional de la salud debe usar un abordaje paso por paso de acuerdo a las manifestaciones
clínicas de la Dermatitis Atópica (DA).
Tratamiento no farmacológico.
• Tratamiento de la inflamación.
• Tratamiento de la infección.
Educación del paciente y su familia
Los padres y/o familiares deben ser educados en la DA, de forma que comprendan la enfermedad.
Esto colabora a tranquilizar el ámbito familiar y, con ello, a mejorar la calidad de vida.
Tienen que comprender que no hay cura milagrosa, que se trata de una enfermedad crónica
inflamatoria que no tiene tratamiento curativo, pero que va a mejorar con la edad y que su
duración y las molestias que produce pueden reducirse considerablemente realizando el
tratamiento y los cuidados de la piel adecuados.
El tratamiento debe formar parte de la rutina diaria de la familia e implicar al niño en sus cuidados
Intervenciones de enfermería.
Bibliografías