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Daniel Bencomo
Del mito surge la poesía, de la poesía surge el mito, la forma del pensar
más remota de la que tenemos testimonio. Del mito surge, también, esa
forma de pensamiento que más tarde dará origen a la filosofía: la
sabiduría —no olvido que también en parte, proviene de Egipto. La
sabiduría, que llega a su instante final con Jenófanes, el famoso poeta
de Colofón que fue distinguido como un vagabundo, errante. El otro
límite de la sabiduría griega, antes de que el pensamiento se
sistematice, se limite a sí mismo, es Heráclito. El pensamiento de la
sabiduría proviene también del mito y se le vincula sobre todo al
Oráculo de Delfos, se dice que ahí se lanzó la denominación de los Siete
Sabios, que nunca fueron siete, pues los nombres de los «elegidos»
siempre cambiaban.
En mi cuaderno transtierro paria sin zorro ni raíz Este limita por el norte con todos los
meridianos y, por el lado opuesto, con aquello que no logró jamás descifrar Todo tan
abstruso que ni siquiera el infierno lo descubre crispado vipérido –y sin derecho a la
esperanza– A nadie conmueve (pese a que, ante él, uno experimenta el desasosiego de
ser observado –de acuerdo a la magnitud del recelo de la Máscara de Nadie) Es una
deshora (cuya utilidad es la del número de neutrinos calculados en la mirada de Orfeo)
Cancerbero de sí padece un terror pánico al estrellar agonía y porvenir, paralelos dentro
un mismo diagrama Por supuesto que, para el “Perú”, esto no le llega ni al bledo –y en el
cuaderno este resulta un accidente en perpetuo destierro
Salgo excedido.
Se construye así una música que pretende absorber todos los ruidos de
la época, sus deformaciones epistémicas y el hacinamiento de
información en nuestros días. John Cage está presente en el epígrafe de
la primera escena y pareciera imponerse en el trayecto, del modo en el
que versa una opinión suya sobre la música:
Donde quiera que estemos lo que oímos mas frecuentemente es ruido. Cuando lo
ignoramos no molesta. Cuando lo escuchamos lo encontramos fascinante. El sonido de un
camión a 50 millas por hora. La estática entre emisoras. La lluvia. Queremos capturar y
controlar estos sonidos, y usarlos no como efectos sonoros sino como instrumentos
musicales. [...] Con cuatro fonógrafos de cinta podemos componer e interpretar un
cuarteto para motor de explosión, viento, latido del corazón y corrimiento de tierras.[vi]
Hay una sentencia de Octavio Paz que aparece en las primeras páginas
de El arco y la lira: «Analogía: el poema es un caracol en donde resuena
la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias,
ecos, de la armonía universal»[vii]. Quizá la obra de Maurizio Medo
actualiza la analogía de Paz, considerándola desde la perspectiva
del paguro, ese cangrejo ermitaño que muda de concha en cuanto es —
nunca mejor dicho— necesario. Esa muda insinúa el transtierro eterno
de la poesía. Otra cita de Paz en el mismo libro parece confirmarlo:
«Cada poema es un objeto único, creado por una ‘técnica’ que muere
en el momento mismo de la creación»[viii]. La trayectoria de Medo
indica una migración obstinada del poema, mucho más cercana al
instante de la locura apolínea, del balbuceo, que al de su aparición
sapiencial, equilibrada, etérea. He intentado insinuar, también, su
efecto dionisiaco que ocurre por sparagmos, el cual deprecia en la voz
lírica la importancia del Yo/ autor en tanto vate, es decir, en tanto
mántica dictatorial. Lo anterior desde un supuesto, a saber, que la
poesía exista y se transforme desde el inicio del oxidante Occidente.
Sólo en caso de no ser así, podríamos considerar la siguiente idea del
mismo Cage: «Si la palabra música se considera sagrada y reservada
para los instrumentos del siglo 18 y 19, podemos sustituirla por otro
término más significativo: organizador de sonido»[ix].
[i] Cf. Toynbee, Arnold, Los griegos: Herencias y raíces, FCE, 1995, México.
[ii] Colli, Giorgio, El nacimiento de la filosofía, Tusquets, 2009, México, p.36.
Para un estudio más amplio de los fragmentos presocráticos se sugiere acudir a
los tres tomos de Colli, Giorgio, La sabiduría griega, Trotta, Madrid, 1995.
[iii] Colli, Giorgio, La sabiduría griega, tomo III, p. 19.
[iv] Cf. Nietzsche, Friedrich, Los filósofos preplatónicos, Trotta, Madrid, 2003.
En especial el capítulo dedicado a Heráclito.
[v] Cf. «Pabellón Chandos» en la revista Crítica, num. 150, ago-sep-2012,
BUAP, Puebla. pp. 178-180
[vi] De: http://www.ccapitalia.net/reso/articulos/johncage/john_cage.htm,
consultado el 23.02.10 13.
[vii] Paz, Octavio, El arco y la lira, FCE, México, 1956 (1983), p. 13.
[viii] Ibid, p. 17.
[ix] Ídem.