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Pan antiguo de granja

Ayer 16 de octubre se celebró el día mundial del pan y me apetecía unirme a esa iniciativa aunque no tuve
tiempo de preparar la entrada y publicarla.

Y como estamos en la segunda quincena del mes ya tocaba rendir mi particular homenaje a los blogs amigos
con mi sección “Visto en” y he de reconocer que desde que Nines publicó este pan en su blog estaba deseando
hacerlo. El día mundial del pan me ha dado la excusa perfecta para hornear esta hogaza que me hizo babear en
su momento y que le aseguré a Nines que un día haría.
Aunque según he podido ver después, esta receta está bastante extendida en muchos blogs de cocina, yo no la
conocía y la descubrí en Las cosas de Nines . Me pareció un pan precioso, ya he comentado alguna vez que
me gustan las recetas con sabor a antiguo y no me costaba nada imaginarme a una campesina alemana
horneando este pan allá por el siglo XIX. No es de extrañar que se llame pan de granja, la gastronomía se
desarrolla en cada zona en función de las materias primas que se dan en esa zona, aunque ahora con lo
pequeño que se nos ha hecho el mundo con los medios de transporte se consigue casi cualquier ingrediente en
casi cualquier sitio, antes, la gente cocinaba con lo que daba la tierra y este pan está hecho con harina, agua,
miel y mantequilla. La receta original, nos cuenta Nines en su blog, es de Linda Collister y la escritora
comenta que era el pan que elaboraba su abuela, una receta centenaria, me encanta.

Ingredientes

700 gramos de harina de fuerza


25 gramos de mantequilla
15 gramos de levadura fresca de panadero
2 cucharaditas rasas de sal
450 ml de agua
1 c/s generosa de miel
1 huevo batido
Meterse en faena

En un bol amplio ponemos la harina y la sal y mezclamos, le incorporamos la mantequilla a temperatura


ambiente partida a daditos, con la punta de los dedos vamos mezclando la mantequilla hasta que se integre en
la harina.

Disolvemos la miel y la levadura en el agua tibia, el agua no debe estar caliente, sólo tibia. Hacemos un cráter
en medio de la harina y añadimos un poco de agua, vamos mezclando de dentro hacia afuera e incorporando
todo el agua poco a poco. Mezclamos bien y volcamos la masa sobre una superficie enharinada.

He de confesar que me ha costado hacerme con esta masa, he tenido que añadirle un poco más de harina
porque era extremadamente pegajosa. Esto es debido a que cada harina es un mundo y dependiendo también
de la humedad ambiental tal vez necesitemos variar un poco las cantidades dadas en la receta.

No he querido dejar una masa muy dura y me he peleado con ella durante un buen rato, estuve a punto de
pensar que la masa acabaría por ganarme, pero con constancia conseguí doblegarla y a base de añadirle
pequeñas cantidades de harina logré volverla elástica, aunque la dejé todavía un poco pegajosita.

Se coloca en un bol amplio ligeramente enharinado y tapamos con papel film hasta que doble su volumen,
esta masa sube mucho, así que el bol debe ser amplio. Como todavía hace bastante calor por estas tierras la
masa ha tardado en subir algo más de una hora, con más frio tardaría hora y media o dos horas.
Formamos dos bolas con la masa, una el doble de grande que la otra

Pasado ese tiempo volcamos la masa sobre la mesa de trabajo ligeramente enharinada y golpeamos con los
puños para sacarle el exceso de aire. Damos un leve amasado y cortamos la masa en dos porciones, dejando
una de ellas el doble de grande que la otra.

Formamos dos bolas con la masa y las colocamos en la placa del horno levemente engrasada con aceite de
oliva. Tapamos con un paño limpio y dejamos que hagan un segundo levado durante 40 minutos
aproximadamente. La masa va a volver a crecer bastante con lo cual es mejor dejar las bolas de masa
bastantes separadas entre sí.

Precalentamos el horno a 230ºC, el pan hay que cocerlo sin ventilador ni aire, sólo calor arriba y abajo.
Colocamos una bandeja o bol apto para el horno con agua dentro para crear una atmósfera húmeda.

Cuando la masa haya hecho su segundo levado colocamos con cuidado la bola pequeña sobre la grande, no
hay que presionar para no hundir la masa. Con un cuchillo muy afilado hacemos un corte en forma de cruz y
pintamos todo el pan con huevo batido para darle brillo.
Colocamos una bola sobre la otra, hacemos un corte en forma de cruz y pintamos con huevo batido

Introducimos en el horno a media altura y horneamos los primeros 20 minutos a 230ºC y pasado ese tiempo
bajamos a 200ºC y horneamos otros 20 minutos. Sabemos que el pan está perfectamente cocido cuando la
base suene hueca.

Y sólo queda reposarlo un poco y comerlo, es un pan con mucha miga, tiene un suave pero inconfundible
sabor a miel aunque no es un pan dulce. La corteza es ligera y sólo os puedo decir que está delicioso y no
tiene demasiado trabajo.

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