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SHAKESPEARE POESIA COMPLETA EDICION BILINGUE SHAKESPEARE POESIA COMPLETA EDICION BILINGUE Ediciones 29 Mandri, 41 - 08022 Barcelona (Espafia) Coleccién de Poesia RIO NUEVO/IV — Director: ALFRE- DO LioRENTE Diez. WILLIAM SHAKESPEARE/Obra completa en poesfa, edicién BILINGUE., Traduccién: Fati- ma ‘Auad y Pablo Mafié; cubierta: RIPOLL ARIAS + Equipo EDITORIAL Primera edicién: noviembre, 1975; segunda edicién: enero, 1977; tercera edicién: junio, 1977; cuarta edicién: septiem- bre, 1979; quinta edicién: julio, 1981; sexta edicién: enero, 1982; séptima edicién: septiembre, 1985; octava edicién: octubre, 1992. Esta coleccién ha merecido el premio especial «a la mejor co- leccién literaria» en el Certamen Internacional, 1976, de Va- Uadolid; diploma en la Feria Internacional del Libro, de Mosct, 1977; otorgado por la Unién de Escritores Rusos —inico a un editor espafiol— «por su contribucién a la paz y al progreso de los pueblos a través de los libros», y Placa de Plata en el Certamen Internacional, 1978, de Valladolid. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la aucorizacién escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sancio- er esubletidr nls eyes Ls sepeodoceron tole parcal de eta obca por eualict, ise procedimien- to, comprendidos Is reprografia y el watamiento informitico y la distribacidin de ejemplares de ella mediante slguiler’oprésramo publics, ai como la exportacion eimporacion de eso ejemplates para su dstribucién en venta fuera det émbiro de a Comunidad Econémica Europea. Copyright by Ediciones 29 Mandri, 41. 08022 Barcelona. Teléfono 93-212 38 36 Télex: 98.772 CLLC-E - Fax: 93-417 65 05 Printed in Spain ISBN: 84-7175-080-5 Depésito Legal: B. 29.999-1992 Impreso en Espafia por DUPLEX, S.A. Ciudad de la Asuncién, 26, int. 08030 BARCELONA Indice NOTA DELEDITOR . VIDA Y OBRA DE WILLIAM SHAKESPEARE . VENUS Y ADONIS. LA VIOLACION DE LUCRECIA SONETOS . LAMENTOS DE UNA AMANTE EL PEREGRINO APASIONADO EL FENIX ¥ LA TORTOLA. TRENO 11 13 28 108 235 394 418 450 456 e LONDON Printed by Lane Exggard,and 4d. Bleunt, 162 Portada de la primera edicién de las obras completas de William Shakespeare, ako 1623. NOTA DEL EDITOR WILLIAM SHAKESPEARE, «el cisne del rio Avon», nace en Stratford- upon-Avon, el 23 de abril de 1564. Fue el tercero de ocho hermanos, y viene al mundo en el seno de una acomodada familia de la clase media; poco se sabe de su infancia y ado- lescencia, aunque a través de su propia obra algo se nos alcance, Casa, a los 18 afios, con Anne Hathaway, ocho afios mayor que él, y, segiin todos los documentos de la época, «para reparar un desliz juvenil». Este hecho condicioné toda su vida: casado con una mujer a la que nunca amé, y con la que tubo dos hijas, amén de un varbn, que moriria a los 11 anos de edad. Personalidad de vida enigmdtica y poco conocida, pues aun hoy poco o nada se sabe acerca de ella, es un hecho evidente que se trata de un au- todidacta fuera de toda cualificacién; un portento de la naturaleza. Enorme como dramaturgo, esta fama ha eclipsade injustamente sus altt- simos méritos como poeta lirico. A paliar la injusticia del olvido de sus poemas, dedicamos este tomo, que recoge su obra pottica completa, y en ella se hallard la excelsa sintesis de sus experiencias intimas, el pdlpito de un corazén humano, convulsionado por el amor y el desdén, misterioso y equivoco en sus pasiones, cuya afliccién no se precipita sino en unos ver- sos cuya belleza nos anonada. ‘WILLIAM SHAKESPEARE muere ef 23 de abril de 1616 --jcabal coin- cidencia!— en su pueblo natal, en cuya iglesia reposa bajo un epitafio de Su propia mano, que dice: «Buen amigo, por Jesus abstente de cavar el polvo encerrado aqui: bendito sea ef hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos» jContrita pasién de inmortalidad! A pesar de todo, quiso, para siempre, ser polvo de su tierra VIDA Y OBRA DE WILLIAM SHAKESPEARE Mucho se ha escrito « propdsito —y a despropdsite— de Shakes- peare, y estas lineas slo pretenden ser una breve sinopsis capaz de poner al alcance del lector las opiniones meas serenas y fundadas sobre la personalidad y la abra del «cisne del Avon». Esta cautelosa premisa no debe extraitar: en realidad, la figura del mds grande de los poctas ingleses es, bajo muchos aspectos, mis- teriosa, y ha dado lugar a toda clase de poléizicas. La principal, o, por lo menos, la que mas nos interesa ahora, se refiere ala verdadera paternidad de lus inmortales obras que conocemos como el teatro y los poemas de William Shakespeare. Se ha presendida que ese come diante y empresario teatral que aparece hacia 1592 en Londres ex un individuo demasiado burdo para que de su pluma hubieran nacido las obras maestras que la posteridad le atribuye; se ha pretendida ver, tras la figura del comediante, la sonebra de un espiritu superior —por elevacién moral y por cultura— que, no pudiendo exhibir su nombre por razones de rango social, de politica cortesana u otro Secreto motivo, se valid del actor y empresario Shakespeare como de un biombo para ocultar la verdadera paternidad de aqnellas obras. La enumeracion de los argumentos en pro o en contra de tales supo- siciones no terminaria nunca: unos han querido ver a Roger Bacon, filésofe e investigador, el verdadero autor de las obras shakespea- rianas; otros ban atribuide tal paternidad a la mismisima reina Eliza- beth... Se han barajado nombres de literatos, politicos y bambres de ciencia de la época. La verdad es que ninguna de esas hipdtesis se iB sostiene mucho tiempo, dado, precisamente, su cardcter hipotético: no hay prueba alguna de que el autor de «Romeo y Julieta», de «Otelo», de los maravillosos «Sonetos» haya sido otra persona que aquel William Shakespeare que nacié y murié en Stratjord, conocid gran éxito y nontbradia en Londres, y se marché de este mundo sin dejaruos apenas otro nranuscrito que tnas pocas firmas en documen- tos legales de escasa importancia. Hablarenros, por tanto, de ese Shakespeare. No hard falta extenderios demasiado, porque bien poco es lo gue se sabe de él a ciencia cterta. E! futuro autor de las obras que son orgutlo de la literatura ingle- sa y glorioso patrimonio de la Humanidad, nacid en Stratford-upon- Avon, tercero de los ocho hijos de Jobu Shakespeare y Mary Arden, en abril del aito 1564. Los documentos parroquiales registran el 26 de abril (segiii el calendario antiguo, es decir, el 6 de mayo segin el calendario actual) conto fecha en que fue bautizado William. Su padre, pequeiio propietario y comerciante, cra guantero a peletcro, segidn algunos; segtin otros, carnicero y comerciante en lanas. Conto- quiera que fuese, es seguro que Ilegd a oeupar cierto rango dentro de la burguesia local, conto atestignan algunos documentos. Su esposa Mary, por cierto, pertenccia a ur linaje de mayor alcurnia. En 1568 Jobn legé a ser alcalde de Stratford, y posteriormente, segtin parece, su posicién econdntica sufrid cterto quebranto, Decintos segin pare- ce, porque no hay pruebas cicrtas de esa decadencia financiera de la familia. Sobre la infancia y la adolescencia del poeta todo es un mar de suposiciones: por lo general, los bidgrafos intcntan reconstruir, par- tiendo de la, que bien se conoce, es decir, de la obra de Shakespeare, todo aquello' que se desconace en absoluto, es decir, las circunstan- cias concretas de la vida del joven William. Aparte de este procedi- miento, més o menos legtiimo, la tradicién ha ido forjando toda clase de leyendas, tan creibles o increibles como cualesquicra otras: que Shakespeare, por ejentplo, acustuntbraba acompaiar con clocuen- tes parrafos de la mejor oratoria latina sus fuaciones de ayudante, cuando colaboraba con su padre en el degiiello de una ternera. Que era de caracter vivaz y tenia la censurable —y peligrosa— costuin- bre de cazar en coto ajeno... En jin, toda clase de consejos. Algunas. tal como iremos viendo, son mas verosimiles que otras. Pera io 14 buy noticias seguras. Eso si, bay buenos motivos para suponer que 'a primera juventud del futuro dramaturgo fue bastante irregular. La tradicién referente a su debilidad por la caza furtiva, por ejem- plo, sostiene que el brusco abandono de Stratford para radicarse en Londres se debia a las iras de sir Thomas Lucy, rico propietario de la comarca, en cuyos cotos Shakespeare habria cazado furtivamente un venado. No es improbable que la substancia de esta leyenda sea cierta, pero su especifica veracidad es dudosa: parece que, por lo menos durante la juventud de Shakespeare, sir Thomas no poseia venados en sus liervas. Estas y otras mil amenidades son objeto de la paciente indagacién de los eruditos. Antes de cumplir los diecinueve aiios, el futuro creador de «Ro- meo y Julieta» contrajo matrimonio: fue un enlace de lo menos roméantico que pedir se pueda: la novia, Anne Hathaway, hija de agricultores, era ocho afios mayor que el novio. Este hecho, desde luego, en si no significa gran cosa, pero bemtos de convenir en que los circunloquios que utilizan ciertos bidgrafos («parece que tal ma- trimonio procuraba reparar algin desliz juvenil», o bien «se traté de un matrimonio apresurado») son bastante bipdcritas. La cruda y vulgarisima verdad es que Anne estaba embarazada, y toda la com ducta posterior de Shakespeare prueba en forma irrefutable que el poeta no sélo no sentia hacia su esposa el menor afecta sina que, probablemente, experimentaba hacia ella un rencor cuyas verdade- ras causas ignoramos. El matrimonio se realizé en noviembre de 1582: en mayo del ao siguiente nacidé la primogénita del poeta, Susana. En 1585 nacerian, gemelos, Hannet, varén que moriria a los once afios aftos de edad, y Judith, la otra hija del poeta. A los veintitin aitos, pues, tenemos un Shakespeare padre de tres parvulos, casado con una mujer que no ama, probablemente afec- tado por un bipotético colapso econdmico de su familia paterna. Hasta 1592, fecha en la cual ya se atestigua su presencia en Lon- dres, la vida de nuestro autor es un misterio. ¢Qué ocurrid duran- te esos aitos? ¢Estudiéd, como algunos pretenden, en la Escuela La- tina de Stratford, para abandonar los estudios por causa de las di- licultades de su padre? Es mas: ¢estudié alguna vez, realizd aunque mds no fuera incompletos estudios regulares en Stratford o en cual- quicr otro sitio? No tenemos la menor constancia de ello. Nadie 15 puede decir que ba explicado de dénde y cémo obtuvo William Shakespeare la prodigiosa cultura, el fecundo acopio de datos, nom- bres, referencias cientificas e histéricas que poco mas tarde exbibi- ria en su abundante produccién teatral y lirica. La suposicién de que Shakespeare haya estudiado —con enorme provecho dada su precox inteligencia—- en la Escuela de Stratford no es menos fantas- tica que cualquier otra: por ejemplo, que algin monje humanista y docto, del tipo que el poeta tan bien describié en Romeo y Julieta al crear la figura de Fray Lorenzo, haya tomado a su cargo la edu- cacién del joven William por encargo paterno o por simpatia hacia el talento del muchacho. También podriamos suponer que este dis- colo y fantasioso joven pudo tener acceso al trato de algunos gen- tilhombres provincianos de sélida cultura clasica y bien provistas bibliotecas. En fin: hasta que algun investigador no descubra —si es que existe— un documento que pruebe cualquiera de estas bi- pétesis o alguna otra que atin no haya sido enunciada, hemos de conformarnos con las meras suposiciones. Por cierto, es este un tema menos ocioso de lo que parece, ya que, justamente, en él se han basado muchos intérpretes que sostienen la imposibilidad de que ese William Shakespeare, provinciano revoltoso y actor de se- gundo orden (en la escena Shakespeare no interpretaba los papeles protagénicos sino algun papel secundario, a veces femenino segin la costumbre de la época), fuera el autor de los «Sonetos» y de las inmortales tragedias que todos conocemos. Aparte de los que ne- garon, sin mas, que William Shakespeare fuera el autor de esas obras, hubo también estudiosos que propusieron una componenda: Shakespeare era el autor de las escenas mds o menos chabacanas, donde se mostraba tan buen conocedor del lenguaje vulgar, de la jerga de cuartel, de los groseros juegos de palabras mds propios de las tabernas y burdeles que de los ambientes académicos; y, en cambio, autor de las elevadas reflexiones filosdficas, de la apasionada oratoria acerca del destino humano, de los sublimes vuelos liricos que llegaban a ser la voz misma del sentimiento, seria et bipotético genio tutelar, aristécrata o sabio que preferta quedar en la sombra y ceder al actor la gloria del mundo. Por seductora que pueda parecer esta intriga, la verdad es que no se sastiene: al fin y al cabo, el autor de tales poemas, tragedias y comedias, fue sin duda uno de los 16 mayores genios literarios de la humanidad. ¢Por qué buscarle tan- tos pies al gato? ¢Por qué pretender que este genio tuviera necesa- riamente que pasar por las aulas en las cuales se forjaba la aca- démica y estévil cultura de sus contempordneos, a bien pretender que un talento literario de semejante talla necesitara el socorro de personajes como Bacon, muy meritorio en su campo pero perfec- tamente incapaz de labrar un endecasilabo digno de sobrevivir? En el fondo, como bien dijera un agudo y apasionado comentarista de la obra shakespeariana, Gustavo Landauer, todas esas hipdtesis y fantastas tienen su origen en una sobreestimacién del saber esco- lar... Y, por otra parte, la cultura de Shakespeare tiene lagunas e ingenuidades propias de una apresurada y a veces superficial aprehen- sién: de un inguieto, curioso, desordenado, refinado y vehemente au- todidacta, Un autodidacta genial. A partir de 1592, nuestro autor aparece en Londres como actor, empresario teatral, creador de dramas y tragedias, y poeta lirico. Sa- hemos que fue ascendiendo en la estima de algunos poderosos de su tiempo, y también que poco a poco fue conquistando el aprecio de eminentes literatos, aunque muchos de éstos no le perdonaban del tado sus libertades formales y estilisticas, el uso de vocablos y giros plebeyos, su heterodoxa visién de la antigiiedad clasica. Na- turalmente, hubo de sufrir las envidias y consiguientes intrigas de toda clase de rivales: dramaturgos que no veian con buen ojo la aparicién de este meteoro en las escenas londinenses, poetas corte- sanos que se disputaban los favores de un mecenas... En fin: ni mas ni menos que cualguter otro mortal, Shakespeare tuva que abrirse paso por senderos en los cuales las espinas eran tantas o mds que las rosas, y, por cierto, parece que supo abrirse paso con firmeza; a los stete afios de baberse instalado en la capital, obtiene el privilegio de llevar un escudo, y, por consiguiente, tanto él como su descen- dencia entran a formar parte de la «gentry», categoria social tipica- mente inglesa que podentos considerar como una forma de burguesia superior o aristocracia menuda. A patir de entonces, los documentos mencionan a nuestro poeta como «William Shakespeare, gentleman de Stratford». A la fortuna literaria del poeta y dramaturgo no dejaba de co- rresponder una fortuna econdmica: nos consta que durante los veinte 17 afios de su permanencia en Londres (de 1592 a 1612 aproximadamen- te) Shakespeare no dejé de mantener contacto con Sttratford, don- de adquirié gran cantidad de fincas; también compré una casa en Londres, lo cual prueba que sus finanzas eran francamente préspe- ras. Apuntaremos al pasar un detalle que no ba dejado de sorpren- der a muchos de sus bidgrafos: pese a estos contactos con el pueblo natal, donde residia su familia, Shakespeare no ha dejado referen- cia directa alguna acerca de sus hijos y su mujer, ni acerca de sus Propios sentimientos hacia ellos. Esto, con la unica saluedad de su testamento, acerca del cual hablaremos mas adelante, cuyo cardcter minuciosamente administrativo resulta todavia hoy chocante... Los primeros afios de la estadia del poeta en Londres fueron aiios de confusién en el ambiente teatral: entre 1592 y 1594 nume- rosas companias iniciaron efimeras temporadas que no llegaban a sa fin. Por otra parte, la peste que azotd en 1593 y 1594 la capital inglesa afectaba muy directamente la buena marcha de un espectdcu- lo publico. Precisamente durante esos dos aiios William Shakespeare Se dio a conocer como poeta lirica, publicando primero «Venus y Adonis» y después «La Violacion, de. Lucrecia», ambos poemas de- dicados @ su protector el conde de Southampton. Estas publicacio- nes, escritas a la manera docta y cortesana, aseguraron rapidamente @ su autor una sélida fama de poeta. No hay que dar demasiada im- portancia 2 la proteccién del conde de Southampton, generoso me- cenas que ampard y apoyé a numerosos artistas y estudiosos: en otras palabras, es justo consignar que tanto la fortuna literaria como la econémica fueron mérito de Shakespeare. Prueba de ella es que la posterior caida en desgracia de su protector (implicado en la con- juracién det conde de Essex) no afectdé poco ni mucho la buena maarcha de los negocios ni la fama de nuestro autor. La composiciéu de la mayor parte de los «Sanetos» ha sida fija- da por los investigadores en los afios que van de 1593 a 1597, ya menos que se haya perdido una hipotética edicién del 1602, dichos sonetos no fueran publicados hasta el ao 1606. Esta edicion ha dado lugar a gran cantidad de suposiciones y polémicas por varios motivos. En primer lugar, para no desmentir la tradicional aura de misterio que rodea tantos aspectos de la vida de Shakespeare, la edicién contiene una sibilina dedicatoria (obra del editor Thomas 18 Thorpe) a un tal Mr. W. H. Abora bien: los sonetos, mucho més que cualquier otra obra de Sakespeare, revelan, ya que no las cir- cunstancias de la vida material, la personalidad intima del hombre Shakespeare, Las pasiones, las esperanzas, los remordimientos, los mas sutiles repliegues det alma del poeta estan alli expresados con una fuerza y precision vara vez igualadas en la historia de las letras. Para la critica ba sido, pues, de capital importancia llegar a identi- ficar la persona real que el editor seftald como «el tinico productor» 0 wengendrador» de aquellos sonetos, entendiéndose con ello que era la persona que habia inspirado al poeta y a la cual el poeta habia di- rigido su lirico mensaje. Casi huelga decir que, como no podia ser menos, también en este caso hubo una proliferacién de interpreta- ciones dispares: desde la ntuy trivial de querer interpretar que aque- Ha expresién «engendrador» o «productor» (begetter) se referia a alguien que babria conseguido para el editor el manuscrito, hasta la muy fartastosa intepretacién segin la cual esas iniciales W. H. sig- nificaban «william Himself», es decir, «Guillermo él mismo», el propio poeta... Algunos han supuesto que esas misteriosas inicia- les eran una inversion de las del conde de Southampton (Henry Wrio- thesley), pero esta interpretacién choca con la evidencia, nada secreta ya que el poeta expresa en los sometos mismos, de que el destina- tario tiene por nombre de pila William. Ademds, dada la altisima alcurnia del conde, la abreviatura Mr. (correspondiente a «Master», que posteriormente se convirtid en «Mister») bubiera sido escanda- losa. Mas acertada parece ser otra hipétesis: el misterioso destinata- tio de los sonetos era otro joven aristécrata (al cual, por su juventud y menos abolengo, si convenia ese titulo de «Masters a manera de pantalla) cuyas iniciales coinciden a la perfeccién con las de la de- dicatoria: William Herber, conde de Pembroke. Hay otra razén poderosa en apoyo de esta teoria: en 1623, pocos aftos. después de la muerte del poeta, dos afectuosos antigos de éste, Heminge y Con- dell, dedicaron una nucva edicién de los poemas a William Herber y a su hermano Felipe, justificando la dedicatoria por la atencién que ambos hermanos habian concedido a la obra del poeta y a su mis- ma persona mientras vivia. No entraremos mis a fondo en esta cuestion, pero queremos men- cionar un detalle que, por lo menos, ilustra la importancia de estas 19 disquisiciones para fijar una cronologia shakespeariana: si el destina- tario de los sonetos fue William Herber, los printeros sonetos no pueden haber sido compuestos antes de 1598... Pero también es posible que los sonetos anteriores a dicho afio, mencionados por testigos de la época, no sean los que conocemos sino otros que se ban perdido... Como siempre, naveganios en un mar de dudas. Volvamos a los hechos seguros, documentados. Se sabe concre- tamente que durante el reinado de Jacobo I las obras de Shakes- peare gozaron de tanto favor en la corte como durante el reinado de Elizabeth: muchas viejas obras de Shakespeare, junto con otras més recientes, fueron representadas en la corte durante los aftos 1604 y 1605. Ex 1599 la compattia de nuestro poeta (copropietario ademas de actor y proveedor de gutones) habia abierto el teatro Ila- mado «The Globe», y, mds tarde, 1609, un teatro cubierto, el de Blackfriars, que se convirtid en sede estable de la compatiia. Acerca de la actividad de Shakespeare conto actor, las noticias de sus con- temporaneos son contradictorias: segtin parece, a partir de 1603 dejé de aparecer en escena. Probablemente, afianzada su fama, la prepa- racién de las obras y la puesta en escena eran una contribucién su- ficiente a la compaiiia. En cuanto a sus capacidades como intérprete, los juicios que ban llegado hasta nosotros son tardios y discordantes entre si. Una tradicién recogida por John Aubrey sostiene que «de- clamaba extraordinariamente bien», mtientras que otros declaran que «no era un actor extracrdinario» y que se especializaba en represen- tar figuras de reyes, particularmente en el papel del espectro del di- funto rey en «Hamlet. El regreso de Shakespeare a la Stratford natal se produjo alrede- dor de 1610 (algunos dicen 1612, pero la exactitud de estas fechas no tiene gran importansia). Su hija primogénita. Susana, se habia casado con un distinguido médico, el doctor John Hall; el padre del poeta habia muerto en el afio 1601, y la madre en 1608. Se sabe que, a pesar de baberse retirado, Shakespeare siguid escribiendo du- rante algun tiempo: parece que su ultimo trabajo teatral es de 1613, en colaboracién con el joven dramaturgo John Fletcher. De vez en cuando viajaba a Londres por motivos extraartisticos, como prestar declaracion en un proceso, adquirir una casa e incluso bacerse cargo 20 de negocios relativos ala administvacién de la villa de Stratford, Tan- to las tradiciones como su testantento nos muestran a unt caballero de provincias, bien relacionado con sus concindadanos y con la aris- tocracia local, dedicado a pasar sus dltiatos aitos, segun palabras de Nicholas Rowe «como todo hoinbre sensato desea pasarlos, rodeado de comodidades, en, vida retirada, dedicado a amenas conversacio- nes con sus antigos». Ex buena medida esta opinion ha de atribuirse al bucélico criterio del propio Rowe, ya que no faltan motivos para suponer que el poeta, pese a la sosegada vida de campo, tenia uno que otro quebradero de cabeza, sobre todo, por obra de sus propias hijas: en 1613 Susana entabldé un pleito por ciertas calumnias que la acusaban de incontinencia. En cuanto a Judith, la menor, se casé en febrero de 1613 (muy poco antes de la muerte de Shakespeare) con un mercader de vinos, Thomas Quiney, en un periodo no per- mitido por las rigidas leyes candnicas, hecho que provocd la exco- munion de la pareja. La tradicion también nos muestra al poeta, en sus ultimos aiios, minuciosamente ocupado en vigilar la marcha de sus prosaicos negocios y hasta dedicado a operaciones que un es- piritu escrupuloso bien podria considerar usurarias. Es dificil esta- blecer la mayor 0 menor veracidad de tales afirmaciones, pero, de todas formas, es evidente que tales defectos, en caso de ser ctertos, no empaiian en lo mas minimo la gigantesca imagen de pocta que Shakespeare nos ha dejado: una sencilla verdad que con excesiva frecuencia olvidan los moralistas. Y esto es asi, no porque el poe- ta goce de algtin géncro de exencién moral que lo distinga de los comunes mortales, sino porque sus defectos de bombre perecen con su vida terrenal mientras sus virtudes de poeta perduran con vida propia. ‘En enero de 1616, Shakespeare extiende un proyecto de testa- mento; nu tiene atin cincuenta y dos afios, pero se siente viejo y, segsn parece, su salud estaba quebrantada desde tiempo atrés. El 25 de marzo redacta el testamento definitive, cuyo borrador ba Ue- gado hasta nosotros. El 23 de abril (que seria el 3 de mayo segin el calendario actual), concluye la vida terrena del «cisne del Avon». Los restos del poeta son enterrados en la misma Stratford, donde aun reposan. Seguin la tradicién, el epitafio que puede leerse en la ldpida es del propio Shakespeare. Se trata de unos versos bastante a tono 21 con el estilo funerario de la época y, por otra parte, con conceptos expresados por nuestro autor en diversos poemas. Esta es la ins- cripcién: «Goud frend, for Jesus sake forbeare, to digg the dust enclased heare: blese be the man that spares thes stones, and curst be be that nroves my bones». (cBuen aitizo, por Jestis abstente de cavar cl palvo encerrado aqui: bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldtto el gue remueva mis huesos».) Digamos ahora unas pocas palabras acerca del testamento de Shakespeare, tin documento que, en vex de aclarar, afade tinieblas . a la misteriosa vida de nuestro autor. Su interés es doble: por un lado, la temblorosa firma que en él puede leerse es una de las po- cas religuias que nos han quedado del propio pufio del poeta (las otras, como ya apuntamos, son firmas asentadas en documentos im- personales y de escaso interés). Por otra parte, el contenido especi- fico del testamento es, cuanto menos, desconcertante. No hay legado espiritual alguno, no hay vestigios de preocupaciones ideales. Se trata lisa y Uanamente de una minuciosa distribucién de bienes ma- teriales, hecha segtin criterios burgueses y comerciales que, al pro- venir del autor de los «Sonetos», de «El rey Lear», de «La Tem- pestad» y de tantas otras obras sublimes, nos estremecen... Hay més, y es menester decirlo: la primera extensién del testanento no men- ciona para nada a Anne Hathaway, esposa del poeta, que murid siete afios después que ¢l. Hay un agregado posterior en el cual se la menciona, y el legado es tal que mas parece una mofa atroz que un legado: William Shakespeare deja a su viuda una cama, y, pre- ctsamente, la segunda en calidad de cuantas habia en la casa. Esta precisién es siniestra. Muchos bidgrafos, siempre preocupados (quién Sabe por qué...) por mostrar a nuestro personaje como un hombre lo més normal posible, ban argumentado que Anne, en su cardcter de viuda, tenia derechos especificos y, por tanto, no hacia falta de- 22 tallar su legado. Pero el pocta se mostré ninucioso en la distribucién de bicnes entre otras personas (sus bijas, su nieta Elizabeth con la cual bubia de extinguirse la descendencia de Shakespeare) que tambicn

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