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INTRODUCCIÓN

Durante el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino buscó reconciliar la filosofía Aristotélica con la
teología agustiniana. Tomas utilizó tanto la razón como la fe en el estudio de la metafísica,
filosofía, moral y religión. Aunque aceptaba la existencia de Dios como una cuestión de fe,
propuso cinco pruebas de la existencia de Dios para apoyar tal convicción.

Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, santo Tomás organizó el conocimiento de
su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó
una síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de San
Agustín y otros Padres de la Iglesia, de Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos, de
pensadores judíos como Maimónides y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus
predecesores en la tradición escolástica. Santo Tomás consiguió integrar en un sistema
ordenado el pensamiento de estos autores con las enseñanzas de la Biblia y la doctrina
católica.

El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las escasas grandes culminaciones
en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos occidentales sólo podían elegir entre
seguirle con humildad o separarse radicalmente de su magisterio. En los siglos posteriores a su
muerte, la tendencia dominante y constante entre los pensadores católicos fue adoptar la
segunda alternativa.

Su enseñanza y su actividad de escritor fueron de una extraordinaria fecundidad.


SANTO TOMAS DE AQUINO

ANTECEDENTES

Santo Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, entre Roma y Nápoles, a finales de
1224, hijo del Conde Landulfo de Aquino, que estaba emparentado con la familia imperial de
Hohenstaufen.

A los cinco años fue entregado al cercano monasterio de Montecassino, para que los monjes
cistercienses se ocuparan de su educación, y posteriormente, muy joven todavía, se trasladó a
la universidad de Nápoles, donde estudió artes liberales. Con 17 años de edad entró en la
orden de los dominicos, quienes le enviaron a París para que completase y perfeccionase sus
estudios. Allí conoció a San Alberto Magno, que se convirtió en su maestro, primero en esta
ciudad y, más tarde, en Colonia, donde pasó cuatro años.

En 1252 Tomás vuelve a París y comienza su carrera docente como profesor de Teología,
actividad a la que se dedica con una entrega total. Pasa después una larga temporada en Italia,
y allí ejerce durante algún tiempo como teólogo de la curia papal en Orvieto, antes de regresar
a París para una segunda etapa de profesor en esta ciudad, del año 1269 al 1272.

Sus superiores le enviaron entonces a Nápoles, para que fundara un Estudio General de
Teología para la orden de los dominicos; allí le llegó la convocatoria del Papa para que
asistiera como teólogo al concilio de Lyon. De camino hacia allí, murió en el monasterio de
Fossanova el año 1274, a los cincuenta años de edad.

Desde San Agustín, el pensamiento cristiano había mantenido una orientación filosófica de
corte platónico. En el siglo XIII, por el contrario, con Averroes y Alberto Magno, surge un
movimiento de orientación aristotélica, en contra, al principio, de la opinión de las autoridades
y profesores de filosofía y teología. Uno de los principales méritos de Santo Tomás consiste en
haber consolidado el aristotelismo como sustrato filosófico del pensamiento cristiano y de la
reflexión teológica.
Las obras de Santo Tomás destacan por su claridad expositiva y por su metódica articulación
de los conceptos y argumentos. Las más importantes son la Suma contra los gentiles, también
llamada Suma filosófica, y la Suma teológica.

La Suma teológica consta de tres partes. La primera parte (a la que pertenece el primer texto
propuesto en el programa), trata de Dios: de la esencia divina, de las pruebas de la existencia
de Dios, de la Santísima Trinidad. En la segunda parte (de la que está tomado el segundo texto
para lectura y comentario), Santo Tomás trata del movimiento hacia Dios de las criaturas
dotadas de razón, es decir, de la ética y de la moral. La tercera parte, en fin, que quedó
inconclusa por la muerte de su autor, está dedicada a Cristo como salvador de la humanidad.

OBRAS
Sus obras más importantes son:
 Comentarios a obras de Aristóteles: a los Analíticos posteriores, Sobre el alma, a la
Física, Metafísica, Ética y Política.
 Comentarios al Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo y Sobre la Trinidad de
Boecio, y al Liber de Causis.
 Opúsculos (obras pequeñas): Sobre el ser y la esencia, Sobre la eternidad del mundo y
Sobre la unidad del entendimiento contra averroístas.
 Sobre el mal y Sobre la verdad, dos Quaestiones disputatae.
 Sobre el gobierno de los príncipes.
 La Suma teológica y la Suma contra gentiles. Investigó, como se observa por los
títulos de sus trabajos, todos los campos y problemas de la filosofía medieval: las
relaciones entre fe y razón, la polémica de los universales, la antropología, ética y
política. Santo Tomás aborda el tema de Dios en varias perspectivas: desde las
relaciones entre fe y razón: Filosofía y Teología, desde la Antropología, desde la
Ontología, y, naturalmente desde la Teología Natural. Su obra cumbre la Suma
Teológica se ha considerado como la mejor catedral gótica del pensamiento cristiano.
En esta obra, estudia el tema de Dios desde dos puntos de vista: la teología existencial
y la teología esencial. Es decir, en primer lugar se ocupa de la existencia de Dios y en
segundo lugar de sus propiedades o características.
ESCRITOS QUE HABLA DE LA POLÍTICA
En la política, afirma que la autoridad de los gobernantes procede de Dios, pero el gobernante,
debe contar con unos asesores, representantes del pueblo. La mejor forma de gobierno es una
mezcla de monarquía, aristocracia y democracia. En todo caso reconoce al pueblo el derecho a
rebelarse contra los gobernantes, cuando se han corrompido y no han buscado el fin último del
estado, que es el bien común, a través de la ley positiva que es una ordenación de la razón,
dirigida al bien común, dictada por la autoridad competente y suficientemente promulgada.
Esta definición de ley positiva hizo fortuna por su precisión, e inició un tema importante en la
filosofía posterior: la armonía entre la moralidad y la legalidad.

PRINCIPALES APORTES
Santo Tomás fue el iniciador del derecho natural. La ley natural es el precedente de lo que hoy
en día denominamos derechos humanos. En el S.XIII Tomás de Aquino, en materia criminal
mantiene una postura ambivalente, ya que defiende la idea de la predisposición, pero también
defiende la idea del libre albedrío, sostiene que existe una tendencia al mal pero también existe
una autonomía a la voluntad. Dios protege al inocente y el malvado obra impulsado por el
demonio. Santo Tomás de Aquino, “Suma Teológica”

Santo Tomás escribe su obra entre 1252 y 1272. En esos veinte años desarrolla una ingente
actividad productiva cuya máxima expresión es la "Suma Teológica", pero que está plagada de
numerosas y pequeñas obras en forma de comentarios, "cuestiones libres" y "cuestiones
disputadas", fundamentalmente, en el más puro estilo del tratamiento escolástico de los temas
filosóficos y teológicos.

“...La miseria engendra rebelión y delito”, coincidiendo con los anteriores en que la pobreza es
factor criminógeno. Aun cuando las tesis propuestas por cada uno de los filósofos de la época
tenían gran validez, la explicación no satisfacía. Si la idea predominante era que “todos somos
hijos de Dios”, ¿qué puede haber ocurrido para que se presente ese desequilibrio? ¿Cómo
explicar que Dios cuida a unos y no a otros? Con base en tales premisas se erigen diversas
teorías que pretenden explicar por qué el hombre delinque (LUIS RODRÍGUEZ
MANZANERA, Criminología, 5 ed., México, Edit. Porrúa, S.A., 1986)
En la Edad Media, la Iglesia cristiana tuvo un enorme peso en la vida cultural y filosófica de la
Europa occidental. Tanto es así que, antes de que se aceptaran nuevas teorías y
descubrimientos, la Iglesia aplicaba su particular filtro para determinar si eran compatibles con
el dogma cristiano; sólo en ese caso las nuevas ideas eran aceptadas.

Sin embargo apareció la imagen de Santo Tomás de Aquino, que junto a sus trabajos, tanto sea
en las nuevas ideas de la religión, en sus postulados filosóficos; abrió una gran senda en el
camino del pensamiento de la humanidad. El cual hasta hoy mismo, estando en pleno siglo
XXI sigue vigente.

APORTE A LA SOCIEDAD
Como aporte para la sociedad en general no tuvo, por el contrario, fue el ideólogo para
castigar a la sociedad y dar armas ideológicas a la ICAR para el control de la sociedad,
también dio justificación a la ICAR para cometer todos sus crímenes de lesa humanidad.

Tomas de Aquino es uno de los teólogos más sobresalientes del catolicismo es también
conocido como Doctor Angélico y El Príncipe de los Escolásticos. El vaticano y la ICAR lo
reconoció por sus aportes y justificación para sostener la esclavitud, el terror y sentar las bases
de la Inquisición.

En lo referente a los herejes [...] allí está el pecado, por el cual no solamente merecen ser
separados de la Iglesia mediante la excomunión, sino también ser cercenados del mundo
mediante la muerte. Porque es mucho más grave corromper a la fe que salva el alma, que
falsificar dinero, que mantiene a la vida temporal. Entonces si en casos donde los
falsificadores de dinero y otros trabajadores de la maldad son rápidamente condenados a
muerte por las autoridades seculares, con más razón aun al hereje se lo debe no solamente
excomulgar sino también matar apenas se lo condene. Por parte de la Iglesia, si aun , [...]
continua testarudo y la Iglesia ya sin esperanzas de convertirlo, mira hacia la salvación de
otros mediante la excomunión y separación de la Iglesia, y así lo debe de entregar a los
tribunales seculares para ser exterminado del mundo mediante la muerte.
Pero esto no fue suficiente. Tomas de Aquino en sus supersticiosos y misóginos escritos
también asentó los cimientos para las grandes cacerías de brujas que comenzaron dos centurias
después de su muerte.

"A los que se refiere a la naturaleza individual, la mujer es defectuosa y mal parida, desde el
momento que la fuerza activa de la semilla masculina tiende a la producción de una similitud
perfecta en el sexo masculino; mientras que la producción de una mujer deriva de un defecto
en la fuerza activa o de alguna indisposición material, o de alguna influencia externa." Es
mayormente su creación la doctrina de los demonios infernales - incubus y succubus,
supuestamente cohabitando y teniendo relaciones sexuales co las brujas, lo que sirvió como
base teológica para miles de condenas de la inquisición.

Para completar el esquema de su carácter, se puede decir que de acuerdo con sus enseñanzas,
las cuales fueron adoptadas como Doctrina de la Iglesia, se incluyo como unos de los
beneficios de la salvación para los justos la oportunidad de ver a los injustos ser torturados en
el infierno.

SUS APORTES A LA FILOSOFÍA


Santo Tomás de Aquino (1224 – 1274). Sus aportaciones al campo de la filosofía y de la
teología son una brillante síntesis de la filosofía anterior. Su mayor acierto fue la
incorporación de todo el pensamiento de Aristóteles a la filosofía cristiana, así como el de los
cristianos, judíos y musulmanes. Su pensamiento es una lectura obligada de todos los filósofos
posteriores desde al final de la Edad Media hasta la actualidad. Su vida fue una respuesta a dos
vocaciones o llamadas, una a la vida religiosa como monje dominico, la otra al estudio
infatigable y a la enseñanza.

EL PASO DE LO ANTIGUO A LO MODERNO


La principal influencia recibida por Tomás de Aquino se encuentra en Aristóteles. De él toma
la teoría hilemórfica, y sus aplicaciones en la antropología y epistemología, como la idea de
que el alma y el cuerpo forman una única sustancia, aunque se separa del filósofo griego al
considerar que el alma es inmortal. También asume de Aristóteles la diferenciación de seres en
acto o en potencia o la tesis de que es la forma la que ordena y estructura la materia. Aplica la
teoría del ser a Dios, diciendo que Dios es el ser total, causa de todo, pero cambia la noción
aristotélica de un Dios exclusivamente ordenador de un Universo eterno por la noción
cristiana de un Dios creador del Universo desde la nada (Creatio Ex nihilo). Toma influencias
de su teoría del conocimiento que comienza con la experiencia sensible y se termina con la
abstracción donde se llega al conocimiento de lo universal. También toma influencias en sus
planteamientos éticos, en la idea de felicidad como fin último, el cual constituye el bien
supremo; o las virtudes que se entienden como medio para llegar a ese fin. Todo ello lo recibe
gracias a su maestro, Alberto Magno.

De Agustín de Hipona recibe dos de sus causas que explican la existencia de Dios, la que se
explica en la primera vía, la del movimiento y la de la perfección. De Platón toma su idea de
«participación» para explicar la relación entre el ser y los seres, del mismo modo que Platón
explicaba la relación de las ideas con las cosas. Recibe influencias del pensamiento musulmán
a través de Avicena, de quien toma la distinción de esencia y existencia y la vía de la
contingencia, o de Averroes, de quien asume al menos algunos aspectos suyos en cuanto al
problema de los universales, parte de su teoría del conocimiento, sobre el conocimiento divino
de los seres particulares, sobre la inmaterialidad del primer motor, sobre Dios como acto puro
y sobre el principio de individuación.

La repercusión posterior ejercida por Tomás de Aquino ha sido inmensa y se comprueba ya


que su doctrina fue prácticamente el pensamiento oficial de la iglesia durante muchos siglos.

Con respecto a la ley natural, si bien no es una postura exclusiva de Tomás de Aquino, el
concepto tiene un rol central en la postura oficial de la Iglesia. Aparece en el Derecho
internacional gracias a los aportes hechos por tomistas de la segunda escolástica.

Algunos de los seguidores más conocidos anteriores al siglo XVIII fueron: Juan Capreolo,
Paulo Barbo (también llamado Soncinas), Domingo de Flandria (o el Flandriense), Francisco
Suárez, Francisco de Vitoria, Domingo Báñez, Tomás de Vio (también conocido como
Cardenal Cayetano), Juan de Mariana, Francisco Silvestre de Ferrara (también conocido como
el Ferrarense), Juan de Santo Tomás (o Juan Poinsot), Domingo de Soto, Francisco Zumel,
Melchor Cano y Diego Mas.

PENSAMIENTO
El pensamiento de Aquino partía de la superioridad de las verdades de la fe, sin embargo, ello
no le impidió presentar a la filosofía como un modo de conocimiento plenamente autónomo
capaz de por un lado, concordar armónicamente con la teología, y por el otro, de tratar de
forma independiente los más diversos aspectos de la realidad.

Se puede analizar su pensamiento de acuerdo a dos etapas:


 Primera (1245–1259). En este período predominan las influencias de Platón (Avicena y
Alberto Magno) y las neoplatónicas (Agustín de Hipona y el Pseudo Dionisio).

Entre las obras más importantes de esta etapa podemos destacar: los comentarios a las obras
de Pedro Lombardo, Boecio (Sobre la Trinidad), el opúsculo titulado De ente et essentia y el
libro primero de la Suma contra Gentiles. La función de esta obra era servir de apoyo a los
predicadores que tenían que discutir con judíos y musulmanes, valiéndose de argumentos
racionales y filosóficos sin tener que basarse sólo en la fe.

 Segunda (1259–1273). Sin cambiar su pensamiento precedente, domina en el filósofo el


pensamiento aristotélico, logrando una síntesis entre platonismo y aristotelismo. Así
comenta ampliamente la Ética a Nicómaco.

En este momento la universidad de París atraviesa un momento de gran inestabilidad que se


manifiesta en la pugna entre franciscanos, de orientación agustiniana, y los dominicos, con
fuertes influencias aristotélicas.

Tomás de Aquino realiza en esta etapa toda una síntesis de los problemas filosóficos más
discutidos (fe–razón, creación, política). Entre sus obras podemos destacar: finaliza la Suma
contra los gentiles, cuestiones disputadas sobre el mal, sobre el alma, opúsculos contra los
averroístas, como De aeternitate mundi y el De unitate intellectus. La obra más importante de
Tomás de Aquino es la Summa Teologiae (1265–1272), en la que logra una sistematización
entre teología y filosofía.

Según Santo Tomás la existencia de Dios es un conocimiento natural en el ser humano, al que
puede llegar con el uso adecuado y lógico de su razón, incluso sin haber conocido la
Revelación cristiana, ni haber realizado un acto de fe. La razón, dirigida lógica y
científicamente puede alcanzar la certeza de la existencia de Dios, e incluso de la inmortalidad
y espiritualidad del alma.

A estas dos afirmaciones las llama, los preámbulos de la fe. La razón precede a la fe y la
filosofía a la Teología, apartándose de la corriente agustiniana en la que la fe precedía a la
razón, credo ut intelligam. Rechaza el argumento ontológico de San Anselmo, según el cual,
podemos conocer a Dios directamente a priori en el interior de nuestra conciencia. La
argumentación tomista se funda en la noción de evidencia y en la distinción metafísica entre la
esencia y la existencia que había realizado con anterioridad en su opúsculo De ente et essentia,
(Sobre el ser y la esencia). Esta distinción, nueva en la historia de la filosofía, afirma que la
esencia es el conjunto de notas o propiedades constituyentes del ser en cuestión, es decir la
respuesta a la pregunta, ¿qué es?, mientras que la existencia supone la realización efectiva de
la esencia en un individuo, y comienza en el momento de su aparición o nacimiento.

En Dios no se da tal distinción, porque su esencia consiste en la plena existencia, en existir por
sí mismo. Su existencia es eterna y es la causa de todas las demás existencias. Sin embargo a
los seres humanos nos cuesta mucho formarnos el concepto de Dios, y esta es la razón por la
que existen ateos. Algunas personas, incluso, lo conciben con forma de animal, de hombre o
de fuerza de la naturaleza. Por estos motivos Santo Tomás entiende que la proposición Dios
existe, es evidente en sí misma, pero no para nosotros que somos seres limitados. Una tesis,
juicio o proposición es evidente en sí misma cuando el predicado está incluido en el concepto
de sujeto, forma parte de las propiedades de su esencia, por ejemplo, cuando digo que el
cuadrilátero es un polígono de cuatro lados, o bien, que el ser humano es un animal, ambas
cualidades forman parte constitutiva tanto del cuadrilátero, tener cuatro lados, como del ser
humano, ser animal.
Por tanto la proposición Dios existe, es evidente en sí misma ya que en Dios no hay distinción
entre la esencia y la existencia, sino que él mismo es la existencia plena y total Ipsum esse
subsistens, (el Ser que existe por sí mismo), pero no para nosotros, los seres humanos. Si todos
conocemos la naturaleza del sujeto y la del predicado, la proposición es evidente en sí misma
y para nosotros, pero no todas las proposiciones evidentes en sí mismas, lo son también para
nosotros.

Éste es el caso de la existencia de Dios, que siendo en sí misma evidente, porque en ella el
predicado se identifica con el sujeto, no lo es para nosotros sino que necesita ser demostrada a
posteriori, es decir, por cosas más asequibles para nosotros, incluso aunque estas cosas sean
menos evidentes. Por esta razón, Santo Tomás se inclina por una demostración aposteriori
(quia), que va de los efectos a las causas, concluyendo en la aceptación de una Primera Causa
fundamento de todas las demás a la que llama Dios. Santo Tomás habla más que de
demostración en sentido estricto o matemático, de cinco Vías o caminos que conducen a la
afirmación de la existencia de Dios. Estas Vías, tienen todas ellas la estructura común de la
causalidad, todo efecto tiene su causa, y es imposible afirmar una cadena infinita de causas,
por tanto se llega a la conclusión de la existencia de una primera causa incausada o Causa Sui,
a la que llama Dios.

La primera vía es la del movimiento, inspirada en la física y metafísica de Aristóteles: a


través de los sentidos percibimos el movimiento; todo lo que se mueve es movido por otro, y
así hasta alcanzar el Primer Motor inmóvil, en el que todos reconocen a Dios. La segunda es la
que se deduce de la causalidad eficiente, inspirada en Avicena: en el mundo sensible, hay un
orden de causas eficientes, orden que no puede llevarse hasta el infinito; por tanto es necesario
admitir una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios. La tercera vía nos lleva de los
seres contingentes al Ser Necesario; está inspirada en Averroes y Maimónides; se deduce a
partir de lo posible y de lo necesario.

Las cosas pueden existir o no existir, ya que pueden ser producidas o destruidas, llevan
consigo la posibilidad de no existir, esto quiere decir que hubo un tiempo en el que nada
existió. Luego estos seres contingentes exigen la existencia de un Ser necesario, cuya
necesidad esté en sí mismo y sea la causa de la necesidad de los demás. A este Ser necesario
todos le llaman Dios. La cuarta vía se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en
las cosas, está inspirada en Platón, San Agustín y en el Monologium de San Anselmo. La
bondad, veracidad, nobleza y otros valores se dan en unas más que en otras. Este más y
menos, se dice respecto de un máximo, que es su causa. Es decir llamamos Dios a la causa, al
máximo de esos valores que se dan en las cosas en mayor o menor grado. De los grados de
perfección en los seres, a la Perfección suma, que es Dios. La quinta vía se deduce a partir del
ordenamiento de las cosas, que, al no tener conocimiento, – como los cuerpos naturales
-actúan por un fin.

Este orden y finalidad implica un Ordenador supremo. Esa inteligencia por la que todas las
cosas van dirigidas a un fin, la llamamos Dios. De los seres ordenados del Universo al
Ordenador Supremo. Está inspirada en Séneca y San Agustin. Estas cinco vías, como todo el
pensamiento de Santo Tomás son una síntesis de otros filósofos anteriores, pero la originalidad
está precisamente en su estructuración para demostrar la existencia de Dios y su principal
atributo que es la Aseidad, Dios es la existencia plena, en él se identifica la esencia y la
existencia, es la Causa Sui, fundamento de los demás seres, incluido el ser humano.

En cuanto a la física, metafísica y antropología, Santo Tomás sigue el pensamiento aristotélico


con algunas modificaciones: en el campo de la física acepta la teoría hilemórfica y la teoría
del cambio, añadiendo dos excepciones: la creación, en la que se engendra un ser de la nada y
la aniquilación, en la que se corrompe un ser sin generación de otro, es decir, el paso del ser a
la nada. En la antropología, acepta la unión de forma sustancial de cuerpo – alma y, frente a
los agustinianos, la función intelectiva del alma realiza también las otras funciones, vegetativa
y sensitiva. En el ser humano hay una unión psicofisiológica. El alma humana es inmortal. La
materia – el cuerpo -, puede corromperse al separarse sus partes, pero el alma es imposible que
se separe de sí misma porque no tiene partes (este argumento es el mismo que había dado
Platón en el diálogo del Fedón); además la inteligencia humana tiene un inmenso deseo de
inmortalidad y de conocimiento eterno.
Esta concepción antropológica le da a Santo Tomás el soporte racional, para afirmar que la
persistencia de la individualidad en el alma separada le permitirá reencontrarse con su cuerpo
el día de la resurrección de los cuerpos, como afirma la Revelación. En la ética, continúa la
orientación eudaimonista de Aristóteles: el fin de las acciones morales es la búsqueda de la
felicidad, eudaimonía; sin embargo esta felicidad no puede consistir en la posesión de nada
creado, sólo en Dios, en la visión beatífica, puede hallarse la felicidad; un acto es bueno si
conduce a ese fin último, y malo si se aparta de él. Para poder diferenciarlo con claridad,
hemos de basarnos en su conformidad o no con la ley natural moral, que no es sino la
participación en el ser creado de la ley eterna de Dios.

CONCLUSIÓN

Santo Tomás fue un autor prolífico en extremo, con cerca de 800 obras atribuidas. Las dos más
importantes son Summa contra Gentiles (1261-1264), un estudio razonado con la intención de
persuadir a los intelectuales musulmanes de la verdad del cristianismo y, sobre todo, Summa
Theologiae (que comenzó a escribir en 1265 y dejó inconclusa).

Su teología se basa en el concepto de la perfección final del hombre, por lo que dentro de su
misma naturaleza y constitución se contiene una promesa implícita de su fin verdadero, que es
ver a Dios y disfrutarlo. Originalmente, el hombre tenía un don superadicional que le
permitiría buscar ese bien supremo y practicar las virtudes de la fe, la esperanza y el amor.
Con el pecado original, se pierde este don de la gracia divina sufriendo la corrupción de sus
poderes naturales.

BIBLIOGRAFÍA

Eudaldo Forment (Octubre 2002). Santo Tomás de Aquino. El oficio de sabio. Ariel, 2007.
Fernando Haya Segovia (1997). El ser personal. De Tomás de Aquino a la metafísica del don.
Pamplona: EUNSA.
Fernando Haya Segovia (1992). Tomás de Aquino ante la crítica. La articulación
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