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Contexto
Colombia es el quinto país más grande de América Latina y, con una
población estimada de 47,6 millones de habitantes, ocupa el tercer lugar,
después de Brasil y México en cuanto a población. Su población es joven y
relativamente diversa. Más de una cuarta parte de los colombianos son
menores de 15 años y, aunque a un ritmo más lento, la población aún está
creciendo a un índice del 1,4%, lo que equivale a más del doble del promedio
de los países de la OCDE (OCDE, 2015a). Los colombianos son una mezcla
étnica de los habitantes oriundos de la región con personas originarias de
África, Europa y Oriente Medio. Los afrocolombianos y los indígenas
constituyen los grupos minoritarios más grandes, con el 11% y el 3% de la
población, respectivamente (Hernández y Pinilla, 2010).
La mayoría de los colombianos (76%) vive en zonas urbanas, aunque los
índices de urbanización varían significativamente a lo largo del país (OCDE,
2015a). La población y los niveles de desarrollo están concentrados en
algunos departamentos y municipios (Figura 1.1). Si bien cuatro municipios
(Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla) tienen poblaciones superiores a 1
millón de habitantes, de los 1.122 municipios existentes, unos 746 tienen
menos de 20.000 habitantes. Estas zonas rurales escasamente pobladas,
ubicadas principalmente en el oriente del país, afrontan retos particulares de
infraestructura, seguridad, pobreza y desarrollo.
La república democrática colombiana es una de las democracias más
antiguas y estables de América Latina. El poder ejecutivo colombiano está
encabezado por el presidente, el vicepresidente y el gabinete de ministros. El
presidente y el congreso (102 senadores y 122 representantes) son elegidos
por voto popular por períodos de cuatro años. Los 32 departamentos
colombianos y el Distrito Capital de Bogotá tienen autonomía administrativa
Población
0 50 100 200Km.
Fuente: DANE (n/d), “Distribución de la población total, según municipio 2005”, Geoportal,
Departamento Administrativo Nacional de Estadística, http://geoportal.dane.gov.co/indicadores/
servicioMax.html?s=Distribucion_Poblacion_1&c=PoblacionyDemografia&sc=Distribucion_Poblacion.
Instituciones universitarias
Educación
EDUCACIÓN PRIMARIA
0 Transición
Jardín
Prejardín
Nota: los enlaces que faltan sugieren que los datos de ese año en particular no estaban disponibles.
Fuente: UNESCO-UIS (2015), “Browse by theme: Education”, Centro de Datos, Instituto de Estadística
de la UNESCO, www.uis.unesco.org/DataCentre/Pages/BrowseEducation.aspx.
Colombia
Colombia
Colombia
Chile
Chile
Chile
de la OCDE
de la OCDE
de la OCDE
México
México
México
Promedio
Promedio
Promedio
20
Porcentaje de estudiantes resilientes
Zelanda
Reino Unido
Estados Unidos
Luxemburgo
Costa Rica
Perú
Polonia
Canadá
Corea
Portugal
Alemania
Mexíco
Chile
Suiza
Países Bajos
Noruega Nueva
Bélgica
Eslovenia
Suecia
Grecia
Brasil
Japón
Finlandia
Dinamarca
Promedio OCDE
República Checa
Estonia
España
Israel
Turquía
Italia
Irlanda
Austria
Francia
Islandia
Australia
Hungría
Uruguay
Colombia
Eslovaquia
Argentina
Notas: un estudiante es clasificado como resiliente cuando se encuentra en el 25% inferior del índice de
estatus económico, social y cultural (ESCS) del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes
(PISA) en el país de la evaluación y su desempeño se encuentra en el 25% superior de los estudiantes de
todos los países, después de tener en cuenta el estatus socioeconómico. los países que no pertenecen a la
OCDE se muestran en azul.
Fuente: OCDE (2013c), PISA 2012 Results: Excellence through Equity (Volume II): Giving Every Student
the Chance to Succeed, PISA, OECD Publishing, París, http://dx.doi.org/10.1787/9789264201132-en.
Las familias de niveles socioeconómicos más altos suelen tener mayores tasas
de participación en la educación en la primera infancia dirigida a los niños de
tres a cinco años (Bernal, 2014). Los estudiantes menos favorecidos también
suelen asistir a escuelas y colegios en desventaja, los cuales a menudo no
cuentan con recursos humanos ni financieros (OCDE, 2011). La evidencia
proveniente de un análisis de las pruebas SABER indica que el nivel
socioeconómico de las instituciones educativas explica en gran parte la
diferencia en cuanto a los logros, sugiriendo que hay una alta tasa de
segregación entre escuelas y colegios con base en el nivel socioeconómico de
los estudiantes (Duarte et al., Barrera, 2014). Los resultados de las pruebas
PISA 2012 también indican que, después de tener en cuenta el contexto
socioeconómico de las escuelas y colegios, no hubo diferencias significativas
en el desempeño de los estudiantes que asisten a escuelas o colegios públicos
o privados, lo que sugiere que el contexto socioeconómico donde se ubica la
institución educativa puede afectar negativamente el desempeño de los
estudiantes (OCDE, 2013b).
En las zonas rurales, las personas suelen tener menos acceso a las
oportunidades educativas y menos logros académicos que sus pares de zonas
urbanas (Figura 1.6). Los colombianos que viven en zonas rurales tienen
múltiples desventajas, como mayores índices de pobreza (43% en
comparación con el 27% en zonas urbanas), desnutrición, embarazo de
adolescentes y violencia, sumado a una infraestructura insuficiente (CIPI,
2013). La mayoría de los indígenas y afrocolombianos vive en zonas rurales,
y enfrenta barreras adicionales para acceder a la educación (Barrera, 2014).
La participación en educación es, en promedio, inferior en municipios y
departamentos rurales que en zonas más urbanizadas, en particular en los
niveles de EIAIPI y educación media (MEN, 2015a; DNP, 2015; García
Villegas et al., 2013; Bernal, 2014; OAS, 2010). En 2013, el número de años
promedio de escolaridad, entre las poblaciones rurales de 15 años de edad y
más, era de 5,47 años solamente, comparado con 9,36 en zonas urbanas
(MEN, 2015a). En cuanto a la educación superior, varios departamentos
rurales (Amazonas, Arauca, Guainía, Guaviare, Huila, Putumayo, San Andrés,
Vichada y Vaupés) tuvieron índices brutos de matriculados inferiores al 20%,
mientras que los departamentos más urbanizados como Quindío y Santander,
tuvieron índices cercanos al 60% (MEN, 2015a).
En Colombia, los estudiantes con necesidades educativas especiales
tienen índices de participación inferiores, aunque no se cuenta con datos de
calidad (MEN, 2012). Según los datos del MEN, en 2014, 119.060 estudiantes
diagnosticados con necesidades educativas especiales fueron matriculados en
educación básica. Aun así, los datos del censo del 2005 indican que había
426.425 menores de 17 años con alguna forma de discapacidad en Colombia,
lo que sugiere que muchos no están estudiando y que se debería mejorar la
recopilación de datos para garantizar que estos estudiantes sean identificados
Figura 1.6 Disparidades regionales en Colombia según las pruebas SABER 11 (2013)
Muy bajo Bajo Promedio Alto Muy alto
100
Porcentaje de estudiantes
San Andrés
Casanare
Cundinamarca
Antioquia
Chocó
Vaupés
Amazonas
Cauca
Atlántico
Putumayo
Nariño
Córdoba
Caquetá
Caldas
Cesar
Meta
Quindío
Sucre
Guaviare
La Guajira
Magdalena
Santander
Boyacá
Bolívar
Nacional
Guainía
Tolima
Huila
Vichada
Arauca
Risaralda
Valle del Cauca
Norte de Santander
Bogotá D.C.
Fuente: DNP (2015), Bases Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018, Departamento Nacional de
Planeación, Bogotá, https://www.dnp.gov.co/Plan-Nacional-de-Desarrollo/Paginas/Que-es-el-Plan-
Nacional-de-Desarrollo.aspx, Gráfico IV-2, página 62.
diferencia puede deberse, en parte, al hecho de que a los 15 años, los niños
con mal desempeño tienen más probabilidad de haber dejado los estudios que
las niñas. En la evaluación de lectura, las niñas superaron a los niños en 19
puntos, mientras que en los países de la OCDE la diferencia promedio fue del
doble, de 38 puntos (OCDE, 2014b). Los índices de nivel de estudios
alcanzados en educación superior entre las mujeres de 25 a 34 años fueron del
29%, superior a los hombres, con una tasa del 23%, pero los dos estuvieron
por debajo del promedio de la OCDE del 46% y 35%, respectivamente. Sin
embargo, las colombianas entre 25 y 34 años enfrentan tasas de desempleo
muy superiores (13%) a las del promedio de la OCDE (8%) y a las de los
colombianos del mismo grupo etario (8%, promedio de la OCDE del 7%)
(OCDE, 2015b). Las jóvenes entre los 15 y 29 años de edad también tienen
más probabilidad de ser excluidas de la oferta educativa, laboral y de
formación que sus homólogas en otros países de la OCDE (31%, en
comparación con el promedio de la OCDE del 18%) (OCDE, 2015b). Reducir
la desigualdad de género en la educación y en el mercado laboral debe hacerse
sincronizadamente si Colombia quiere ampliar su grupo de talentos y lograr
un crecimiento más incluyente.
a la Primera Infancia
Proveedores Territoriales
Instituciones
Instituciones
entenderlas. Estas ventajas, y los posibles retos derivados de las mismas, serán
analizados más a fondo en los capítulos posteriores. Lo que es importante
destacar desde la perspectiva del sistema en conjunto es hasta qué punto está
fragmentado el liderazgo en todo el sector educativo. En Colombia, el MEN
tiene medios limitados para influir en la reforma más allá de la educación
básica. Esto dificulta efectuar mejoras a nivel de sistema y crear caminos
consistentes para el aprendizaje desde la primera infancia hasta la educación
superior. Esto crea brechas en la rendición de cuentas y en la recopilación y
vigilancia de los datos. La existencia de distintas instituciones con fondos y
presupuestos independientes también crea deficiencias y dificulta aunar
recursos y capacidades, y a su vez evitar duplicaciones. Las complejidades del
gobierno central pueden magnificarse en los gobiernos locales y a nivel
escolar, donde la capacidad para coordinar múltiples actores a menudo es
insuficiente (OCDE, 2013a).
Las reformas educativas con las cuales Colombia se ha comprometido
requerirán un liderazgo claro y una gran coordinación en todo el sector.
Actualmente, esto será difícil debido a la falta de claridad con respecto a los
roles y responsabilidades de importantes instituciones involucradas en la
prestación de la educación.
para la Prestación del Servicio Educativo (PED) de las ETC, lo que permite
que se les exija a todas las secretarías de educación explicar detalladamente
cómo van a mejorar el sistema educativo conforme a los objetivos nacionales.
En el caso de los programas prioritarios, como la jornada única, el MEN está
estableciendo acuerdos independientes con las secretarías de educación para
garantizar un marco común con respecto a las metas y la rendición de cuentas
por los resultados. El MEN también ha introducido incentivos financieros para
estimular a los gobiernos locales a darle más prioridad a la educación. Este
compromiso proactivo es importante, puesto que la experiencia con otras
iniciativas nacionales, como la estrategia De Cero a Siempre, da a entender
que el escepticismo y la resistencia a nivel local han obstaculizado la reforma
(Bernal, 2014; CIPI, 2013) (véase el Capítulo 2).
Un diálogo permanente entre el MEN y las secretarías de educación es
vital para cimentar las relaciones y la confianza necesarias para realizar una
reforma exitosa. Las secretarías de educación también necesitan asumir un
enfoque proactivo para conseguir el apoyo político para la educación en los
municipios a su cargo, especialmente en zonas rurales extensas, donde los
sistemas escolares están muy dispersos. Antioquia, el segundo departamento
más grande de Colombia, ha involucrado a los alcaldes locales como pilar
central de su campaña para hacer del departamento el mejor educado de
Colombia. Este liderazgo local es esencial para desarrollar la visión
estratégica del gobierno en las aulas de clase colombianas.
La evidencia internacional muestra que la reforma es más exitosa cuando
todos los niveles de la sociedad están involucrados (OCDE, 2015c). Hacer
partícipes a las familias y comunidades, los sindicatos de maestros, las
organizaciones no gubernamentales (ONG) y el gremio empresarial es crucial
para alcanzar un mejoramiento continuo. Las regiones que han avanzado en
las reformas educativas, como Manizales y Bogotá, han invertido en la
creación de alianzas y un movimiento social para el cambio. El MEN ha
buscado generar dicho compromiso a nivel nacional creando el Día de la
Excelencia Educativa - Día E; cada año, durante un día específico, todos los
colombianos serán llamados a reflexionar sobre la calidad de la educación y
su importancia para las personas y para el desarrollo nacional. La introducción
de un Índice Sintético de Calidad Educativa para cada centro educativo
también busca movilizar la demanda pública de mejoramiento. Sin embargo,
como sugieren los capítulos posteriores de este informe, se necesitan más
esfuerzos para comprometer a la sociedad civil, en particular, a los padres de
familia y a las comunidades, en el proceso de reforma educativa. Los países
miembros de la OCDE han desarrollado varios vehículos para estimular esta
clase de compromiso. El ejemplo de la Estrategia Éxito/Aprendizaje del
Estudiante hasta los 18 años, en Ontario, Canadá, enseña cómo un gobierno
puede movilizar una gran cantidad de partes interesadas para respaldar metas
todos los niveles educativos ascendió al 6,7% del PIB, una cifra ligeramente
superior al promedio de la OCDE del 6,1% (OCDE, 2014a). Entre 2000 y
2013, el gasto del gobierno en educación aumentó del 3,5% del PIB al 4,9%
(UNESCO-UIS, 2015). Esto ubica a Colombia en un punto medio de la
referencia internacional, entre 4% y 6%, de gasto público en educación en las
economías en desarrollo y emergentes, por encima de Chile (4,5%), pero por
debajo de Costa Rica (6,8%), Brasil (6,3%), y México (5,1%) (UNESCO-UIS,
2015). En los países de la OCDE, el gasto público promedio en educación fue
del 5% en 2011 (OCDE, 2014a).
Figura 1.8 Gasto público anual en instituciones públicas por estudiante en Colombia y
países seleccionados (2011)
Preescolar Primaria, secundaria y postsecundaria no universitaria
Superior Total
30 000
Gasto Anual por Estudiante (PPA)
46% de todos los recursos (comparado con los promedios de la OCDE del
31% y 19%). Como se muestra en los capítulos posteriores, este alto volumen
de fondos privados influye en las marcadas desigualdades en el acceso a la
educación en la primera infancia y en la educación superior en Colombia.
Figura 1.9 Gastos por estudiante entre 6 y 15 años de edad y desempeño en matemáticas
en las pruebas PISA (2012)
600
Finlandia
Desempeño en matemáticas en las pruebas PISA 2012
Chile
México
Uruguay
Colombia
0 20 000 40 000 60 000 80 000 100 000 120 000 140 000 160 000 180 000 200 000
Gastos por estudiante en el 2012
El gasto público por estudiante en Colombia está muy por debajo del
promedio de la OCDE y del de otras grandes economías emergentes en
América Latina. Esto aplica para todos los niveles, pero en particular, para
la educación media y la educación superior (Figura 1.8). Casi toda la
financiación pública para educación primaria y secundaria es absorbida por
los salarios de los docentes (83% comparado con el promedio de la OCDE del
63%). Esto deja fondos limitados para invertir en recursos que podrían
mejorar la calidad, como el desarrollo profesional de los docentes y libros de
texto. Asimismo hay escasez de recursos para la renovación y ampliación de
la infraestructura educativa: El 1,7% del gasto se destina a inversión de capital
—comparado con el 7% en la OCDE (OCDE, 2014a)7— y en alimentación,
transporte y alojamiento, aspectos que son importantes para llegar a los
estudiantes menos favorecidos de Colombia.
Bogotá D.C.
San Andrés
Cundinamarca
Putumayo
Medellín
Cauca
Nariño
Caldas
Magdalena
Cesar
Chocó
Meta
Caquetá
Casanare
Quindio
Manizales
Amazonas
Vaupés
Boyacá
Sucre
Guaviare
Antioquia
Córdoba
Atlántico
Santander
Norte De Santander
Valle
Cali
Bolívar
Tolima
Huila
Arauca
Guainía
Risaralda
Guajira
Vichada
Figura 1.11 Relación entre el desempeño en las pruebas SABER y el gasto por
estudiante, por departamentos y ETC seleccionadas (2014)
340
Resultados en idiomas de las pruebas SABER (Grado 5)
Santander
Cundinamarca
Valle Caldas Medellín Cali
Huila Barranquilla
ndío
Arauca Risaralda
Nariño
Antioquia San Andrés
Cauca
Tolima Cesar Guaviare
Atlántico
Vichada
Guainía Magdalena
Bolívar
Fuente: datos proporcionados por el MEN (Ministerio de Educación Nacional); DANE (2015),
“Educación formal”, página web del Departamento Administrativo Nacional de Estadística,
www.dane.gov.co/index.php/esp/cultura-estadistica/89-sociales/educacion/3901-educacion-formal.
Observatorio
ICETEX
Colombiano
deCienciay
Tecnología(OCyT)
Conclusiones
La inminente renovación del plan decenal de educación del país es una
oportunidad para que Colombia diseñe una agenda para la reforma a largo
plazo del sector. Se necesitan cambios en todos los niveles de la educación, y
los siguientes capítulos examinarán las políticas prácticas que pueden
ayudarle a Colombia a educar los talentos de su población joven, desde los
primeros años, pasando por las escuelas y colegios y hasta el nivel superior.
Ejecutar estas reformas requerirá las condiciones adecuadas que permitan una
administración eficaz, una financiación efectiva y buenos sistemas de
información. El potencial del gobierno descentralizado de Colombia solo será
alcanzado si los gobiernos locales tienen la capacidad para mejorar el
aprendizaje en las escuelas y colegios, y si los múltiples actores involucrados
en la educación trabajan juntos hacia las mismas metas. La financiación será
un cuello de botella para la reforma, a menos que haya una fuerte inversión
colectiva en educación, con una base tributaria más amplia, mayor
compromiso local y un sistema de asignación que disminuya las brechas y
premie el progreso de elevar los resultados de aprendizaje. Los sistemas de
información —que son sólidos pero están subutilizados en Colombia— deben
reorientarse hacia el mejoramiento y deben fortalecerse para enfocarse en lo
que importa: brindar oportunidades de aprendizaje de buena calidad para
todos.
Anexo 1.A1
Indicadores clave
% de personas entre 25 y 34 años de edad cuyo nivel de 40,0% 43,0% 23,0% 65,0%
estudios alcanzados es por lo menos educación media
% de personas entre 25 y 34 años de edad cuyo nivel de 26,0% 41,0% 22,0% 67,0%
estudios alcanzados es educación superior
24 % de personas entre 15 y 29 años de edad que ni estudian, 21,6% 15,5% 6,1% 31,3%
ni trabajan, ni reciben formación, 2013 (OCDE, 2015b)
Tasas de desempleo de las personas entre 25 y 34 años de edad por nivel de estudios alcanzados, 2013 (OCDE,
2015b)
25 Por debajo de educación media 8,6% 20,6% 5,0% 54,0%
Educación media y educación postsecundaria no universitaria 11,0% 10,9% 3,5% 37,1%
Educación superior 10,5% 7,7% 2,8% 33,1%
Nota: los cambios anualizados en el desempeño que sean estadísticamente significativos se señalan en
negrita.