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FEDÓN
El Fedón , diálogo escrito por Platón, narra las últimas horas de Sócrates. Aborda princip
ente el tema de la muerte, argumentando sobre la pre-existencia del alma con res
pecto al cuerpo y sobre su inmortalidad.
El mensaje del diálogo, es pues la búsqueda de la verdad como la primera tarea del s
er humano y el Fedón insta a seguir el camino de la sabiduría.
En esta parte están las tres primeras demostraciones de la inmortalidad del alma:
a) el ciclo eterno de los contrarios: existe un ciclo eterno en el que las almas
pasan de esta vida a la vida en el más allá y los vivos nacen de los muertos, así com
o los muertos fueron vivos previamente; si esto es verdad ,nadie puede dudar de
la inmortalidad del alma y lo encontramos en la ley por la cual los contrarios n
acen de los contrarios, así si la muerte es lo opuesto de la vida y surge de ésta, l
a vida surgirá de la muerte, como el despertar del dormir y a la inversa, por lo q
ue los vivos nacen de los muertos y sus almas son las de los muertos. En el cicl
o de la vida son las mismas almas las que se reencarnan.
b) por la teoría de la anamnesis (recuerdo). El conocimiento como recuerdo. El alm
a, según Sócrates, ha contemplado en otro momento las ideas y el conocimiento en est
e mundo consiste en recordar aquel contacto. Según esto se confirmaría la preexisten
cia del alma antes de nacer en la forma humana. Sócrates hace aquí una exposición de l
a teoría de la reminiscencia y evoca la idea de igualdad que nos permite conocer l
os objetos iguales en este mundo. Tenemos que haber recibido el conocimiento de
las Ideas de Belleza, Bien etc.... antes de haber nacido y ahora lo recordamos a
través de las percepciones puesto que lo habíamos perdido. Queda demostrado que el
alma existe antes del nacimiento, pero no que siga existiendo después de la muerte
.
c) por la simplicidad : Utiliza lo simple (cosas a las que, por su propia natura
leza, les corresponde ser impasibles y no sufrir alteración alguna.) y lo compuest
o (cosas a las que corresponde, por su propia naturaleza, el disolverse y perece
r), lo visible y lo invisible. Lo que es siempre de la misma manera es lo simple
, y lo que cambia es lo compuesto, de la misma forma la realidad invisible se en
cuentra siempre en el mismo estado y la visible en permanente cambio. El cuerpo
es semejante a los seres visibles y el alma a los invisibles. El alma es lo que
se relaciona con lo divino y lo inmortal, lo inteligible, lo uniforme y lo indis
oluble. En definitiva, mientras que al cuerpo le corresponde disolverse y desapa
recer, al alma le corresponde ser completamente indisoluble o aproximarse a este
estado.
Sócrates hace alusión también al hecho de que las almas que se separan impuras del cue
rpo vagan y se ven igualmente ligadas a los caracteres de su anterior vida. Expl
ica que como el filosofo desea que su alma se separe pura del cuerpo, se aparta
de los placeres y pasiones.
Sigue una breve reflexión de Sócrates sobre el canto del cisne, saber que va a morir
. Les cuenta que tener tal opinión acerca de él lo sitúa, en lo que a dotes adivinator
ios se refiere, en un lugar inferior a los cisnes. Estos, una vez que saben que
van a morir, cantan entonces más que nunca y del modo más bello, ya que están llenos d
e alegría por saber que van a reunirse con el dios del que son siervos. No es un c
anto de despedida triste, como dicen muchos, pues ningún ave, ni el propio ruiseñor,
ni la golondrina, ni la abubilla, aves adivinas de Apolo, cantan cuando tienen
algún tipo de desgracia. Cuando van a morir, sin embargo, lo hacen mejor que nunca
porque intuyen que van a reunirse con su dios. Sócrates afirma sentirse también com
pañero de los cisnes por estar consagrado al mismo dios y empieza la segunda parte
con las objeciones a la hipótesis de la inmortalidad del alma.
Primero Simmias propondrá la teoría del alma como armonía con el ejemplo de la lira y
sus cuerdas que son corporales, compuestas... mientras que la armonía es invisible
, incorporal... La armonía es por otra parte el producto final, una vez que están lo
s productos naturales que van a dar lugar a ella. Sócrates intenta llevar al absur
do la tesis del alma como armonía que no nos permite explicar la presencia de la v
irtud o el vicio en las almas, por lo que el alma debe de ser otra cosa que armo
nía, puesto que la virtud no es sino el orden y la armonía del alma.
Cebes, con el ejemplo del tejedor, dice que aunque el alma es más perdurable que e
l cuerpo, es perecedera y no se puede estar seguro de que ese cuerpo en el que e
stá habitando su alma no será el final. Esta tesis no excluye la reencarnación del alm
a, pero le niega la eternidad.
La cuarta prueba de la inmortalidad del alma a partir de la teoría de las ideas: l
a mutua exclusión de los contrarios ideales. Lo contrario jamás será contrario a sí mism
o, algo no puede ser grande y pequeño a la vez y que no solo las ideas contrarias
no soportan la aproximación mutua y que también hay otras muchas cosas como por ejem
plo los números pares y los impares. Estos explican que las cosas no siendo contra
ría a algo igual no acepta esa cualidad contraría, así siendo el alma vida rechaza la
muerte, por lo tanto es inmortal e indestructible.
Termina con un mito sobre el destino de las almas después de la muerte, según este e
xiste un sistema de castigos y premios eternos según nuestras acciones.
La narración de Fedón finaliza con la descripción de la muerte de Sócrates, donde les vu
elve a pedir no lamentar el suceso.
EN RESUMEN
El alma siempre trae la vida a aquello que ocupa.
Lo contrario de la vida es, evidentemente, la muerte.
Por lo tanto, la muerte es lo contrario a lo que siempre trae la vida, es decir,
al alma.
Ningún contrario admitirá jamás algo que represente lo contrario de sí mismo. Por ello,
sería inconcebible que el alma-vida pudiera aceptar en sí a su contrario, es decir,
la muerte.
Aquello que no admite la idea de lo mortal lo denominaremos lo inmortal.
La realidad que no admitía jamás a la muerte era el alma.
Por lo tanto, no es absurdo concluir que el alma es inmortal.
Pero, además, lo que no admite jamás la muerte es algo indestructible, ya que cuando
la muerte marche sobre ella no la admitirá. Por lo tanto, el alma no solamente es
inmortal sino también indestructible. (La duda de Cebes se centraba precisamente
no tanto en la inmortalidad del alma antes de su unión con el cuerpo, como en su p
osible desgaste y destrucción posteriormente a tal unión ).
BIBLIOGRAFÍA
Fedón (Platón)
Edición de Francisco L. Lisi
Traducción de Luis Gil Fernández
Editorial TECNOS (ANAYA)