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MAYORDOMÍA
Mateo. 20:8
Hay a los menos dos vocablos Griegos que utiliza las Sagradas Escrituras para aludir al sustantivo
masculino ¡Mayordomo!; cada uno con su respectiva connotación Bíblico-Etimológica, estos
términos son los siguientes:
i. EPÍTROPES:
Es decir, la persona a cuyo cuidado u honor ha sido confiado otro como guardián y curador. (Mt.
20:8- Gal. 4:2)
Esta palabra se usa para describir la función de responsabilidad delegada, como en la parábola de
los labradores, y en la del Mayordomo infiel. (LC. 16:2-3 – 1 Co. 4:1-2 – TIT. 1:7- 1 PE. 4:10)
El marco contextual del Mayordomo lo rastreamos primero en el Antiguo Testamento, donde las
Escrituras nos presenta a grandes hombres de DIOS como Abraham (GN. 15:2), José (GN. 43:6), y
David (1 CR. 28:1); en tenencia de algún Mayordomo.
De hecho, estaba de tal modo arraigado este tipo de intendencia en los días de JESÚS; que el
Señor se valió de esta figura en algunas de sus parábolas, y hasta una de ellas la dedicó
exclusivamente sobre este tópico. (LC. 12:41-42 – 16:1-8)
MAYORDOMÍA CRISTIANA
Esta economía a la que fuimos llamados ocupa la vida entera del Creyente en todas sus esferas;
dinero, salud física y mental, trabajo, ocio, talentos naturales, dones del ESPÍRITU, y un largo Etc.,
a decir verdad el Cristiano es tanto un Mayordomo como una Mayordomía en las Manos de DIOS.
Analicemos las principales dimensiones de la Mayordomía del Creyente
La familia como institución Divina y núcleo básico de la sociedad; juega un rol de primerísima
importancia en la realidad Cristiana, al ser de modo empírico la primer escuela donde recibimos
las enseñanzas primarias de nuestro insipiente saber, y también porque es en alguna forma un
microscópico campo misionero; donde se nos transmite por el ejemplo y el precepto la devoción y
adoración al único DIOS, si a esto le añadimos que es en el seno familiar donde se nos inculca los
valores éticos y morales; comprenderemos la grave responsabilidad de la Mayordomía del hogar.
a) Atención afectuosa hacia su mujer (1 Co. 7:33- COL. 3:19 – 1 PE. 3:7)
De las Esposas:
El aspecto financiero también forma parte de la Mayordomía Cristiana, para ser preciso; cada una
de las posesiones pecuniarias del Creyente han sido dadas por DIOS para su sano uso y disfrute
personal, pero siempre de tal modo; que el hijo de DIOS nunca olvide quien es el dueño real de
todas las cosas, y cuál es en consecuencia su responsabilidad frente a las mismas.
b) El sostenimiento de los Ministros del Señor (1 CO. 9:14 – GAL. 6:6 – 1 TI. 5:18)
d) Hacer obras de caridad hacia el prójimo (SAL. 41:1 – PRO. 14:21 – 19:17 – GAL. 6:10)
Al versar tocante al cuerpo, apuntó no solo el área Fisiológica y Anatómica, sino también el
aspecto Psíquico en el ser humano.
Como Cristianos creemos que nuestros cuerpos han sido redimidos no de la presencia del pecado,
lo que tendrá lugar en la futura Glorificación; sino del poder de la concupiscencia que se anida en
nuestro ser, de ahí su ingente importancia.
b) Sobre el cuidado físico. “Medicina preventiva y curativa, ejercicios” (MT. 9:12- 1 TI. 4:7-8 – 5:23)
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Se puede decir en tono poético; que el tiempo es aquella mano invisible que nos lleva de la cuna a
la tumba, de la primavera al otoño, de la niñez a la vejez; el tiempo es en verdad vida repartida en
segundos, minutos, meses, años, etc.
Para el buen Cristiano el tiempo significa; oportunidades, trabajos, energías, metas, servicios,
descansos, obras, etc.; por lo que su uso o abuso tendrá obvias repercusiones en la vida presente,
y serias demandas en el futuro.
El sabio uso del tiempo:
c) Supeditando las obligaciones terrenales a las espirituales (MT. 6:33 – 1 CO. 7:29)
Antes que nada, a modo de nota aclaratoria; conviene explicar los matices que diferencian los
dones connaturales, de los dones que imparte el ESPÍRITU SANTO.
Los primeros o sea, los dones innatos; son todas aquellas habilidades y destrezas que los hombres
adquieren a partir del nacimiento, hasta su desarrollo y ejecución, o en su defecto; aprendidos en
el decurso de la vida.
Lo que les singulariza es que son de distribución universal; todos participan de ellos, ya sea en las
Bellas Artes, en el campo Científico o en las actividades Deportivas; si bien no comportan por sí
mismos Gracia Salvadora.
Los dones Espirituales en cambio; constituyen las diversas dotaciones que reparte el ESPÍRITU
SANTO de manera soberana y sapientísima a los Cristianos individualmente, en aras de la buena
andanza y maduración de la Iglesia; hasta el glorioso encuentro nupcial con su amado Redentor,
JESUCRISTO.
d) Para ser usados de acuerdo con el don recibido (1 PE. 4:10 y 11)