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LEYENDAS DE SAN PEDRO

 La piedra de la pisada

 El cura sin cabeza

 La piedra de la princesa

 La piedra de la sirena

 La Calchona

 El “Tue Tué”(La Manga)

 El tesoro de Palqui

 La oreja de la bruja

 La loica y las monedas de oro

 La Candelilla y Entierro

 Desafío al diablo

 Duendes blancos y negros


La piedra de la pisada

En nuestra zona de San Pedro, en el fundo Llancay,


existe una piedra que se llama “Piedra de la Pisada”.

Esa piedra es de grandes dimensiones y tiene la


huella de un pie; algunos lugareños dicen que esa
pisada es del diablo. También se dice que esta huella
pertenece a un animal prehistórico; sin embargo la
versión más popular de esta leyenda y la que tiene
mayor aceptación por parte del pueblo es que
pertenece a la pisada del diablo.

Pero algunos atribuyen aquella huella en la piedra al


pie de nuestro “Señor Jesucristo”.
El cura sin cabeza

Cuentan los antiguos de San Pedro que hace muchos


años atrás por los solitarios caminos de campo iba un
sacerdote para dar la comunión a los enfermos y llevar
la palabra de Dios a esos hogares. Se suponía que este
sacerdote llevaba oro (monedas) y utensilios de valor,
fue atacado por un grupo de asaltantes que lo
asesinaron y para darle muerte lo decapitaron.

Se dice que su cuerpo siguió montado en su caballo


llevando una loca carrera. Algunos lugareños aseguran
que han visto y sentido cabalgar al cura sin cabeza que
al parecer busca sin descanso su cabeza perdida.

Después de este ataque los bandidos fueron


emboscados por la policía y se les dios muerte en el
mismo lugar. A consecuencia de este ataque

los sacerdotes se hacían acompañar por huasos en sus


caballos como escoltas.

Con el tiempo esta tradición se mantiene hasta hoy


y la podemos ver en la tradicional fiesta religiosa de
Cuasimodo.
La piedra de la princesa

Esta leyenda dice que en un lugar apartado del


centro de San Pedro existe una piedra que está en la
ladera de un cerro, y que tiene una gran saliente
donde algunos antiguos habitantes de esta zona
(indígenas) se guarecían de las lluvias en invierno y
del calor en el verano.

Se dice que una hija de un cacique de esta zona


se enamora de un joven soldado español que también
había llegado a estos lugares. Como su relación era
imposible esa princesa decidió suicidarse y así este
lugar se conoce como “Piedra de la Princesa”.
La piedra de la sirena

Un antiguo vecino de la localidad de La Manga nos


relata la leyenda “La piedra de la Sirena”. Cuenta que en
su parcela justo a mediodía en una quebrada de su
propiedad se dice que aparece una hermosa niña vestida
de blanco que canta con voz muy hermosa.

Lo extraño de esta leyenda es que no hay agua a su


alrededor; pero los que la han visto quedan cautivados
por su maravillosa voz y su belleza. Por esta causa le
denominaron sirena, más que nada por su hermoso canto.
También se dice que podría ser vista solo por varones,
las mujeres no la veían, muchas veces fue vista a
mediodía cantando sobre esa gran piedra.

Pasó el tiempo y jamás se volvió a ver a esta


hermosa mujer.

Aseguran los lugareños que eso era aviso de un


entierro de oro y plata para que fuera sacado por algún
hombre valiente, pero a nadie se le ocurrió ir a excavar
a ese sitio.
La Calchona (versión local)

Se dice que en la noches más oscuras aparece una


mujer que tiene el cabello blanco y muy largo que
incluso le tapa el rostro.

Esta mujer golpea las puertas en la noche y grita


que le den comida. Por esa causa muchas familias por
temor a ser molestadas dejaban ollas con comida
fuera de la casa para que cuando pasara “La
Calchona” se fuera del lugar.

Este personaje si no encontraba alimento rompía


y destruía todo lo que encontraba a su paso y luego
de los destrozos se retiraba gritando con una voz
chillona y destemplada pidiendo comida.
El “Tue Tué”(La Manga)

En la localidad de La Manga sucedió el siguiente


caso:

En la celebración de un cumpleaños que duró


hasta altas horas de la madrugada el cual fue con
mucho asado, mucho vino y mucha chicha; cuando ya
empezó a amanecer ya sentir el efecto del alcohol
ingerido se comenzaron a retirar a dormir quedando,
solo uno de los hijos del dueño de la casa y un
invitado conversando y tomando la última copa.

En medio de la madrugada, sintieron el típico


canto del “tue tué” y los dos escucharon. Uno de ellos
lo tomó a la broma lanzando un gran número de
insultos y garabatos en contra del “tue tué”.

Al día siguiente se acordaron del invidente y lo


tomaron a la chacota; como una broma más.

Sin embargo al transcurrir los días, uno de estos


amigo empezó a sentirse extraño, y que
posteriormente – cuentan los cercanos a este hombre
– se desnudaba y corría gritando sin ninguna
dirección, perdiendo totalmente la cordura.

Consultaron médicos, incluso en el hospital


Psiquiátrico, sin encontrar remedio para aquél
extraño trastorno. De este modo el hombre se fue
debilitando cada día más y su salud quebrantada
totalmente.

Al poco tiempo el hombre muere inesperadamente


dejando un gran manto de dudas en torno a las causas
de su muerte.

Después de este trágico final se comenta que el


murió a consecuencia de la maldición del “tue tué” que
fue insultado el día de la celebración de ese
cumpleaños.

El tesoro de Palqui
Se dice que en la comunidad de Palqui existe un gran
tesoro consistente en once cargas de oro y plata ubicados
en el Cerro Palqui pertenecientes a los jesuitas que fueron
expulsados de Bucalemu y que venían arrancando por estos
sectores. Sin embargo se dice que los frailes que estaban
heridos y cansados eran asesinados por los otros para que
no fueran un lastre y sus compañeros pudieran huir de sus
perseguidores. Justamente en el mencionado cerro
murieron varios jesuitas que quedaron con sus cargas de
oro y plata.
Pero la tradición dice que algunos sabían esto se
aventuraron a conseguir y encontrar esta gran riqueza. Sin
embargo de los que se atrevieron, solo uno de ellos regresó
pues los demás escaparon sin dejar huella sobre su
paradero.
Se dice que este gran tesoro es cuidado por el mismo
diablo que vuelve loco de temor a quienes los buscan y que
además en las noches más oscuras se escucha a lo lejos el
traqueteo de un grupo de cabalgaduras y carretas en ese
cerro. Se cree que son los Jesuitas que escaparon de
Bucalemu y su gran tesoro.
La oreja de la bruja
Se cuenta en la comunidad e Loica Abajo, hace
años atrás un joven campesinos estaba muye
enamorado, por lo que no le importaba recorrer
varias horas sobre su caballo para ver a su prenda
querida. Debía atravesar un gran bosque de
eucaliptos y bajar por quebradas y atravesar cerros.

Un día que viajaba para ver a su novia montado en


su caballo se encuentra con una vecina que le dice que
esa niña no le conviene para el sacrificio que él hacía
semanalmente viajando; le dijo a él que se
arrepentiría.

Un buen día salió de viaje donde su amada y al


atravesar el bosque apreció un paraje que nunca
había visto y comenzó a buscar nuevamente el camino
sin poder encontrarlo. De esta manera estuvo perdido
toda la noche; al día siguiente se devolvió al bosque
regresando a su casa, no sin antes ir a consultar su
caso donde un caballero que dominaba estos temas y
él le dijo:
“Lo que pasó es que te perdieron ya sea por
envidia o por encargo, pero yo te daré un secreto
para encontrar el camino. Cuando vuelvas a viajar
donde tu novia y te encuentres con paisajes que no
conoces, mira a tu alrededor si ves algún animal,
caballo u oveja acércate y córtale una oreja y así
quedará el camino marcado”.

Y así fue cuando hubo atravesado el espeso


bosque de eucaliptos vio un paisaje desconocido, miró
a su alrededor y vio a una oveja pastando.

Se acercó y con su cuchillo le cortó la oreja


izquierda de un solo tajo y se la llevó. Montando su
caballo pudo salir sin problema. Al regreso tampoco
tuvo algún percance.

Pasó una semana y se encuentra a su vecina con la


cabeza toda vendada y le pregunta:

¿Qué le pasó, vecinita?

Ella le responde:
“Tuve un accidente y me corté la oreja izquierda y la
perdí sin poder encontrarla”. Rápidamente se le vino a
la memoria lo que el caballero le había recomendado;
corrió a su casa y buscó en el morral la supuesta
oreja de oveja y su supresa fue mayor cuando
encontró la oreja de una mujer en vez de la de la
oveja. Luego procedió a llevársela a su vecina y le
dijo:

- Así que te me perdías; pero te corté la oreja, tú


eras la oveja.

- La vecina le dijo: “es verdad”.

El hombre le preguntó: “¿Por qué lo hiciste?

La vecina le dijo: “Por envidia y rabia ya que no me


hiciste caso”. Sin embargo dijo el hombre:

“No soy rencoroso te devuelvo tu oreja”-

La mujer le dio las gracias y le dijo que nunca más


se perdería o le pasaría algo malo.

La loica y las monedas de oro


En un lugar cercano a San Pedro un hombre que
caminaba todos los días a sus faenas agrícolas debía
cruzar un lugar de espinos en donde a veces el camino
era muy tupido. Al llegar a una quebrada que debía
pasar, la vegetación nativa en ese lugar se hacía tupida y
a la cual llegaban muchos pajaritos a alimentarse y
beber agua.

Un día este campesino volvía de sus labores en el


campo a la hora de la oración, pero su sorpresa y
asombro fue grande cuando de repente vio a una loica
que cantaba constantemente y en forma insistente. Pero
lo raro era que lo hacía en el suelo y no en los árboles; su
pecho rojo brillaba de una forma muy especial. Su
primera reacción fue tirarle con su honda, pero luego
pensó “No lo haré”, siguió su camino.

Al día siguiente al llegar al atajo que tomaba por la


quebrada vio nuevamente a la loica cantando y en el
suelo al pie de unas pataguas.

Su pecho brillaba insistentemente, se acercó un


poco y la loica siguió en su lugar cantando sin volar.
Esto llamó mucho la atención de este hombre que
pensó todo el día en esa loica.

Cuando volvió pensó “tal vez me toco con ese


pájaro”; justamente en el mismo lugar al pie de la
patagua estaba la loica.

El hombre la miró y le dijo: “¿qué te pasa pajarito?”


y la loica comenzó a agitar sus alas y a dejar marcas en
sus patas en la tierra sin moverse de sus sitio.

Esto llamó la curiosidad del hombre que se acercó


bastante y la loica vuela pero por intuición el hombre
con su hacha empieza a romper la tierra y cual fue su
sorpresa cuando aparece una moneda dorada, era de oro.

Siguió cavando y encontró otra y otra.

En total fueron treinta monedas de oro.

Algunos dicen que la loica se las dio porque este


bondadoso hombre no la mató con su honda.

La Candelilla y Entierro
Se dice que en el sector de La Manga al
anochecer muchas personas veían una luz muy
brillante en el campo; la gente decía que era
candelillas, lo que atemorizaba a las personas.
Algunos vecinos que se atrevían a pasar por el
sector decían que le aparecía la candelilla y
corrían como alma que lleva el diablo de susto.

En una noche muy oscura dos amigos dijeron,


“vamos a ver a la candelilla” y concertaron tal
inusual paseo nocturno. Caminaban por ese
sendero muy atentamente cuando de repente
vieron a la candelilla que se puso frente a ellos;
luego como no corrieron la candelilla se movía y
se detenía para que la siguieran.

Ellos lo hicieron varias veces, hasta que


llegaron a la orilla de un pequeño estero al lado
de unas piedras. La candelilla se metió debajo de
esas piedras y desapareció. Los hombre
volvieron a sus casas y comentaron la situación,
pero no hicieron caso de un hombre muy mayor
que les dijo, “ahí hay un entierro y la candelilla lo
cuida y se los está dando”; a lo que respondieron
“son cuentos de viejo” y olvidaron el asunto. Al
tiempo después se comentaba que la candelilla le
había dado el entierro a un apersona que esta de
visita en una casa del sector; esos hombres
fueron rápidamente hasta el lugar señalado por
la candelilla.

Movieron algunas piedras y se encontraron


con un hoyito en la tierra muy bien hecho, lo que
indicaba que de ese lugar sacaron algo quizás un
tesoro.

Desafío al diablo
Se cuenta que en el seno de una familia de San
Pedro tenía entre sus miembros a un hijo que le
gustaba mucho tocar guitarra y cantar. Sin embargo
era muy soberbio, pues decía que él no tenía
contrincante digo de su calidad para la música. Pero
sus padres le decían “hombre no seas así puesto que
es malo”:

Cierto día este hombre estaba tocando la


guitarra y cantando y exclamó “nadie me collerea en
tocar la guitarra y cantar y si el diablo se presenta
con él hago contrapunto”. Tomando su guitarra partió
donde se cantaría a lo divino a la virgen.

El joven respondió: “Voy a cantar una novena, ¿y


usted.?”

“Yo ando buscando un buen cantor que me colleree”,


dijo el diablo.

El hombre respondió: “Ya no más”

Y comenzaron las payas.


Pasó un buen rato y cantaron una y una hasta que
el hombre empezó a ver visiones, lugares que no
conocía y gente cada vez menos, por lo que comenzó a
tener susto.

Pero en un momento determinado se le ocurrió


tocar la guitarra un golpe tras otro simulando
campanadas de reloj y fueron doce como anunciando
la madrugada y comenzó a cantar versos a lo divino a
Dios y a la virgen y en ese momento los gallos
cantaron, con lo que al instante sus visiones fueron
desaparecieron y el hombre amaneció cantando
sentado sobre una piedra que había en el camino.

Se persignó y se arrodilló dando gracias a Dios y


a la virgen y prometió nunca más ser soberbio.
Duendes blancos y negros

En nuestra comuna de San Pedro muchos vecinos


aseguran que cuando eran niños, podían ver pequeños
seres conocidos como duendes, ya sea blanco, negro o
café.

En algunos casos generalmente eran vistos al


oscurecer o de noche, los cuales siempre estaban
jugueteando y corriendo por el campo cuando se
encontraban con personas adultas. Los de color blanco
generalmente se escabullían pero cuando eran niños
estos eran invitados a jugar y se hacían amigos de ellos.

Se relata que los niños después contaban su


experiencia y decían que jugaban con unos niñitos
bonitos que se vestían de blanco y que protegían a los
niños que jugaban con ellos.

Decían que los duendes blancos eran hijos de la


virgen; en cambio los duendes negros solo aparecen para
molestar y hacer pasar susto a quienes se le aparecen,
aseguran que estos duendes son pequeños con cara de
hombre, muy feos.

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