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Premisas básicas
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sociedades contemporáneas se encontraban en diferentes etapas de evolución.
Según este punto de vista, los pueblos “más simples” no habían alcanzado
todavía estadios “superiores”. Así, pensaban que las sociedades
contemporáneas más simples se asemejan a las sociedades antiguas. En las
sociedades más avanzadas se podía observar la evolución cultural a través de
la categoría que Tylor llamó supervivencias (survivals), es decir, las huellas de
anteriores costumbres que sobreviven en las culturas actuales. La fabricación
de la cerámica es un ejemplo de una supervivencia en el sentido utilizado por
Tylor. Él creía que había una especie de unidad psíquica entre todos los pueblos
y lo explicó como secuencias evolutivas paralelas en diferentes tradiciones
culturales. En otras palabras, debido a las similitudes básicas de todos los
pueblos en el aspecto psíquico, las diferentes sociedades a menudo encuentran
las mismas soluciones a problemas semejantes. Sin embargo, Tylor señaló
también que los rasgos culturales pueden extenderse de una sociedad a otra
por difusión simple: que sería el préstamo de rasgos culturales de una cultura a
otra como resultado del contacto entre ambas.
Otro autor del siglo XIX que también abogaba por la evolución cultural
progresiva y uniforme fue Lewis Henry Morgan. Abogado en el estado de Nueva
York, Morgan se interesó en analizar los indios iroqueses locales y defendió su
reserva en un caso de concesión de tierras. En agradecimiento, los iroqueses
adoptaron a Morgan, quien los consideró “nobles salvajes”. En su obra más
conocida, La sociedad antigua, Morgan divide la evolución de la cultura
humana, como la sugerida por Tylor, en tres etapas básicas (salvajismo,
barbarie y civilización). Pero Morgan también divide salvajismo y barbarie en
segmentos superiores, medios e inferiores (Morgan, 1877:5-6), proporcionando
ejemplos contemporáneos de cada una de estas tres etapas. Cada etapa fue
distinguida por un desarrollo tecnológico y tuvo un correlato en los patrones de
subsistencia, matrimonio, familia y organización política.
Por otra parte, Karl Marx también fue criticado por el paralelismo entre su propia
teoría de la historia y el evolucionismo de Morgan Marx y su compañero de
trabajo, Friedrich Engels, proponían una teoría según la cual, instituciones
como la monogamia, la propiedad privada y el Estado eran las principales
responsables de la explotación de las clases trabajadoras en las sociedades
industrializadas modernas. Marx y Engels extendieron el esquema evolutivo de
Morgan para incluir una etapa futura de la evolución cultural en la que la
monogamia, la propiedad privada y el Estado dejarían de existir y el
“comunismo” de la sociedad primitiva se instauraría de nuevo.
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Con el comienzo del siglo XX la Antropología cultural se fue desvinculando del
evolucionismo. Su principal opositor fue Franz Boas, cuyo mayor desacuerdo
era sobre la suposición de que ese esquema evolutivo era universal y regía
toda cultura humana. Boas argumentó que los evolucionistas del siglo XIX
carecían de datos suficientes para formular muchas generalizaciones útiles.
Así, el historicismo, y más tarde el funcionalismo, fueron reacciones las
reacciones teóricas al evolucionismo social del siglo XIX.
Principales figuras
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John F. McLennan (1827-1881). Abogado escocés, se inspiró en los relatos
etnográficos del ritual de la captura de la novia. De ello construyó una teoría de
la evolución del matrimonio. Al igual que otros autores como Bachofen,
McLennan postula un período original de promiscuidad primitiva seguido de
matriarcado. Su argumento se inició con los pueblos primitivos que practicaban
el infanticidio femenino supuestamente fundamentado en el hecho de que las
mujeres no cazaban para el grupo de apoyo. La escasez de mujeres que
provocó esta práctica fue resuelta con la práctica de la poliandria fraternal y el
ritual de la captura de la novia. Según este autor, estos hechos dieron lugar a la
descendencia patrilineal. McLennan, en su obra el Matrimonio primitivo, acuñó
los términos ‘exogamia’ y ‘endogamia’ (Seymour-Smith, 1986:185-186).
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Conceptos principales del evolucionismo
Harris (1968:150-151) tiene una excelente discusión sobre este enfoque: “EI
principal estímulo para [el método comparativo] salió de la Biología, donde el
conocimiento zoológico y botánico de organismos existentes se aplicó a la
interpretación de la estructura y de la función de las formas fósiles extintas”. A
finales del siglo XIX hubo varias aplicaciones antropológicas de este principio.
Sin embargo, en la década de 1860 fue la paleontología de LyeIl, en lugar de
Darwin, la que se vio involucrada. John Lubbock justifica su intento de “ilustrar”
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la vida de la prehistoria en términos de una analogía explícita con prácticas
geológicas.
Todos los teóricos de la segunda mitad del siglo XIX se propusieron cubrir las
lagunas sobre el conocimiento de la historia universal por medio de un
procedimiento especial que fue muy debatido, conocido como el “método
comparativo”. (Los antropólogos que utilizaban el método comparativo podían
usar su información para sustentar hipótesis de conductas humanas
universales. Al comparar evidencias documentadas de diferentes culturas,
tiempos o regiones, los antropólogos fueron reuniendo importante información
acerca de la cultura humana como un “todo”. En antropología, el método
comparativo fue la herramienta principal que los investigadores utilizaron para
hacer estudios culturales. Los primeros evolucionistas representaron los
primeros esfuerzos para establecer la disciplina científica de la Antropología (a
pesar de que este esfuerzo fue obstaculizado enormemente por el clima de
explicaciones sobrenaturales y la escasez de materiales empíricos fiables).
Ellos ayudaron al desarrollo de los fundamentos de una disciplina organizada
donde nada había existido antes. Nos dejaron un legado de tres supuestos
básicos que se convirtieron entonces en parte integral de la metodología del
pensamiento y de la investigación antropológica:
• La premisa de que los fenómenos culturales deben ser estudiados desde el
modelo naturalista;
• La premisa de la “unidad psíquica de la humanidad”, según la cual, las
diferencias culturales entre los grupos no se deben a las diferencias en el
aspecto psicobiológico de los individuos sino a las diferencias en la experiencia
sociocultural.
• El método comparativo en ciencias sociales es equivalente al método
experimental y a las técnicas de laboratorio aplicadas en las ciencias físicas
(Kaplan, 1972:42-43).
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de que buena parte del material provenía de observadores aficionados dado que
entonces no había casi ningún trabajador de campo capacitado.
El evolucionismo de Tylor, Morgan y otros pensadores del siglo XIX,
actualmente, es rechazado en gran parte porque sus teorías no pueden explicar
satisfactoriamente la variación cultural. Otra de las cuestiones dudosas en las
teorías de los primeros evolucionistas es la incapacidad de explicar por qué
algunas sociedades han retrocedido, se han extinguido o, incluso, en aquellas
sociedades que evolucionaron a la “civilización”, algunas de ellas no han pasado
por todas las etapas.
Por lo tanto, la temprana teoría evolucionista no puede explicar los detalles de la
evolución cultural ni de la variación cultural tal y como la antropología las conoce
actualmente. Finalmente, una de las críticas más común a los evolucionistas del
siglo XIX es que eran muy etnocéntricos −asumieron que la Inglaterra victoriana,
representaba el mayor nivel de desarrollo para la humanidad-. “Los esquemas
evolutivos unilineales [de estos teóricos] cayeron en desgracia en el siglo XX
debido, en parte, a la continua controversia entre el evolucionismo y las teorías
difusionistas y, por otra parte, debido a la evidencia sobre la diversidad de los
sistemas socioculturales” (1986:106 de Seymour-Smith).
No obstante, las obras generadas en torno a esta corriente representan los
primeros intentos para entender la cultura. Estas teorías provocaron una nueva
ola de pensamiento y un amplio conocimiento sobre grupos no occidentales. El
trabajo de los evolucionistas sociales del siglo XIX representa un paso
importante hacia el campo de la Antropología hoy.
Bibliografía