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DESCRIPCIÓN
TIPO DE -Columna:
TEXTO Es un texto breve escrito por una persona que colabora con el
periódico gracias al prestigio cultural del que goza: la escritora
Almudena Grandes.
Trata un tema de actualidad, la lucha contra el terrorismo,
dando por supuestos unos hechos que no demuestra.
RAZONES DE -El tratamiento del tema en una columna está justificado por su
LA ELECCIÓN trascendencia actual, pues el terrorismo es el mayor peligro no natural
DEL TEMA al que se enfrentan en la actualidad muchos países; a largo plazo,
amenazas como el cambio climático tendrán consecuencias peores, pero
ninguna preocupa en la actualidad tanto como ésta.
-La autora ha escogido un aspecto del tema muy habitual entre muchos
intelectuales, la crítica de uno de los métodos escogidos para combatir el
terrorismo: la guerra.
ANÁLISIS
La autora organiza el texto de manera que la primera mitad de cada párrafo parece
presentar un hecho incuestionable, mientras que la segunda plantea cómo debería hacerse
frente a ese hecho.
Hecho: el
terrorismo Si el autodenominado Estado Islámico se
consigue armas financia vendiendo petróleo, ¿quién se lo
mediante la regala?, y sobre todo, ¿quién se lo compra? Si Propuesta: para
venta del los asesinos disponen de las armas y las acabar con el
petróleo. terrorismo, habría
municiones que necesitan para matar, ¿quién
que acabar primero
se las vende?, y sobre todo, ¿dónde las
con quienes les
compran? proporcionan el
dinero y las armas.
Propuesta final:
todas las
propuestas
anteriores
muestran la
inutilidad de
intentar acabar con
el terrorismo
mediante la guerra.
ARGUMENTACIÓN
La organización de los párrafos permite a la autora presentar sus propuestas como verdades
innegables, intención que ya ha dejado clara al final del primer párrafo ["el duelo no puede
(...) enmascarar la verdad"]. Para conseguir este efecto, la autora utiliza el recurso de
ofrecer sus soluciones al terrorismo bajo la forma de preguntas: a una pregunta sobre un
hecho no podemos reprocharle su falsedad, pues una pregunta no afirma, en apariencia,
nada. Pero esto no es tan simple. Una pregunta no admite todo tipo de respuestas, sólo
aquéllas que sean coherentes con la situación en que se formula la pregunta. Si preguntamos
cuándo se va a celebrar un examen, todos partimos de que es necesario hacer ese examen y
de que la fecha debe fijarse dentro de un plazo concreto.
En el caso de la autora, sus preguntas dejan muy pocas respuestas posibles, pues se apoyan
en los hechos que se han presentado como verdaderos. Al ser, en opinión de la autora,
incuestionables los hechos en que se apoyan sus preguntas (las fuentes de financiación del
terrorismo y la incompetencia policial y política), las respuestas no serán meras opiniones,
sino hechos también, pues no cabe otras respuestas que las que ella sugiere. Si a alguien que
aparentemente ha cometido un error, le preguntamos "¿En qué estabas pensando?", ya
damos por hecho, sea cuál sea la respuesta, que no hay duda de que ha cometido ese error,
aparte de que sugerimos que el error se debe a una negligencia de esa misma persona.
Veamos cómo se sirve la autora de este recurso argumentativo.
Argumento
Primero, para Tras la pérdida de un ser querido, el duelo es utilizado: cuando
que sus imprescindible. El llanto, la música, las velas, actuamos
preguntas las flores, los corazones pintados en un papel o dejándonos guiar
influyan de publicados en redes sociales, acompañan al por los
manera sentimientos, nos
dolor y reconfortan a los supervivientes. Pero
efectiva en el equivocamos.
el duelo no puede anestesiar a las víctimas,
ánimo del
lector, debe nublar el entendimiento, enmascarar la verdad. Crítica: la autora
desarmar la opone aquí
resistencia que sentimiento y
el dolor razón como causas
causado por el irreconciliables de
terrorismo las decisiones que
podría oponer a tomamos. Si
su punto de actuamos guiados
vista. por el sentimiento,
no lo hacemos
guiados por la
razón, y estamos
condenados a
equivocarnos (el
sentimiento podría
"nublar el
entendimiento").
Sin embargo, no
presenta ninguna
prueba ni de que
esto sea así, ni de
que se hayan
cometido errores en
la luchan contra el
terrorismo por este
motivo.
Argumento
utilizado: al buscar
Si el autodenominado Estado Islámico se culpables concretos
La autora financia vendiendo petróleo, ¿quién se lo de las fuentes
formula las regala?, y sobre todo, ¿quién se lo compra? Si económicas del
preguntas de los asesinos disponen de las armas y las terrorismo, la
manera que municiones que necesitan para matar, ¿quién autora da por
quede claro que hecho que esos
se las vende?, y sobre todo, ¿dónde las
los terroristas culpables existen.
compran?
no son los Esto podría
únicos implicar una serie
culpables del de premisas que
terrorismo. reforzarían su
Pregunta conclusión: si no se
"¿quién?", no actúa contra los
"¿cómo?" ni que suministran al
"¿dónde?". terrorismo dinero y
Obviaremos armas, es porque
aquí el no se quiere (en
manipulador ningún momento
uso de "regala". deja abierta la
posibilidad de que
no se pueda); si no
se quiere, es porque
entre los países
occidentales hay
gente, hemos de
suponer que
influyente (si no,
no podrían impedir
ninguna
investigación de
este tipo), que se
beneficia del
tráfico de armas o
que tiene negocios
con los traficantes;
pero, como esta
gente tampoco
puede permitir el
terrorismo en sus
países, puesto que
el terrorismo los
perjudicaría
política y
económicamente,
escogen la opción
que no perjudique
a los traficantes,
esto es, la guerra
(la medida
antiterrorista
rechazada por A.
Grandes).
La superficialidad
con la que la
autora trata el
tema se aprecia en
las debilidades de
este argumento. Si
siguiera las noticias
dedicadas al ISIS,
sabría que a este
grupo no le
"regalan" el
petróleo: controla
zonas de
producción de esta
materia. También
sabría que se
intenta poner fin
tanto a la venta del
petróleo para
obtener armas
como a la propia
venta de armas,
pero que los
lugares donde este
comercio se
produce dejan
pocas alternativas
a medidas tan
violentas como la
guerra que
condena.
El argumento final
de la autora resulta
En el último ser el más endeble e
párrafo, por fin incoherente,
la autora se Si ISIS, una organización minoritaria, además de estar
atreve a insignificante en relación con la población elaborado con
mostrar, de musulmana mundial, asesina a musulmanes a medias verdades.
nuevo con una diario sin que esas matanzas sean siquiera Las matanzas de
pregunta, lo noticia en Occidente, ¿cómo nos atrevemos a musulmanes sí son
que ha sugerido aspirar a la compasión que no somos capaces noticias, sólo que
durante todo el de sentir? La guerra no es la respuesta. La no son noticias tan
artículo: somos destacadas como
guerra sólo sirve para que los responsables
unos aquéllas que nos
esquiven estas preguntas por siempre jamás.-
hipócritas. Ese afectan de modo
"cómo nos más directo (el
atrevemos" no "kilómetro
deja lugar a sentimental" del
dudas; que hablan ahora
exigimos de los los periodistas),
musulmanes (o como la muerte de
quizás A. toda la familia del
Grandes se 4º C, abuelos,
refiera a un padres y niños, nos
ente abstracto, conmueve menos
la vida en que la muerte de
general) una nuestra madre o
simpatía que nuestro hermano.
no estamos De todos modos,
dispuestos a podríamos admitir
ofrecer. este argumento,
pero ¿qué podemos
decir de su
corolario? ¿Quién
ha pedido
"compasión" en
Occidente después
de los ataques
terroristas? Y, si se
ha pedido
compasión,
¿entonces qué
guerra es contra las
que nos previene la
escritora? ¿O acaso
los que solicitan la
compasión de los
demás lo hacen con
un cuchillo entre
los dientes?
La conclusión de la
escritora vuelve a
insistir sobre "la
verdad" que, en su
opinión, se trata de
"enmascarar".
¿Quiénes son esos
"responsables que
esquiven estas
preguntas por
siempre jamás"?
¿Y, lo más
desconcertante, de
qué son
responsables?
Hemos de suponer
que son
"responsables" de
declarar la guerra y
de hacerlo para no
afectar a las
verdaderas causas
del terrorismo. En
consecuencia, si
tanto es su poder,
serán los líderes
políticos y
económicos de
Occidente.
¿Por qué nos
parece este
argumento una
media verdad?
Porque la escritora
insiste tanto en
señalar a los
culpables entre los
ricos y poderosos
del mundo, que nos
queda la impresión
de que el fin del
terrorismo está en
sus manos, no en
las de los
terroristas. Y,
sobre todo, por
otro motivo: ¿qué
solución propone
A. Grandes,
desestimada la
guerra, para
ayudar a los miles
de musulmanes que
serán las futuras
víctimas de los
terroristas? ¿Les
bastará a ellos para
sobrevivir con que
Occidente detenga
a los traficantes de
armas y coordine
mejor a su policía?
CONCLUSIÓN
A. Grandes se esfuerza por dar argumentos para evitar que la lucha contra el terrorismo
degenere en una guerra que, por descontado, provocaría decenas, cientos o miles de víctimas
inocentes. ¿Pero cómo conseguir convencer a la gente que vive atemorizada por el
terrorismo, o que ya lo ha sufrido, de que no recurra a la violencia? Señalando a quienes, de
una manera u otra, hacen posible que los terroristas puedan matar: los desalmados que
trafican con ellos, los ricos que les proporcionan dinero, los políticos que miran para otro
lado... Todo esto está muy bien... para limpiar nuestras conciencias, o la de la escritora,
para pensar que somos inocentes de cuanto ocurre y que valdría actuar con buena voluntad
para terminar con los terroristas. Porque, habría que admitirlo, nosotros, la escritora y sus
lectores, no somos ricos, ni políticos, ni poderosos, así que no somos corruptos ni culpables
de lo que sucede. Sólo potenciales víctimas, como los musulmanes a quienes mataríamos en
una guerra. ¿Los negocios que se hacen con Arabia Saudí y los Emiratos Árabes, las
inversiones de estos países en Occidente, no nos benefician directamente también a gran
parte de los ciudadanos, como demuestran ejemplos tan conocidos como los patrocinios de
los grandes equipos de fútbol o de determinados medios de comunicación públicos?
Todo resulta muy fácil, tal y como lo presenta A. Grandes: unos culpables poderosos, pero
indeterminados (se sugiere que están ahí, en la sombra, aunque no se señala a nadie en
concreto), cuya mera existencia nos exculpa a nosotros, y una solución honrada que estaría
en manos ¡de esos mismos culpables! ¿O acaso la escritora sugiere en algún momento que
seamos nosotros los que actuemos, los que exijamos soluciones contundentes y justas, los
que estemos dispuestos a asumir las pérdidas económicas y, por tanto, de calidad de vida
que conllevaría la ruptura de relaciones con los grandes productores de petróleo de Asia?
No.
Y poco más hay en esta columna: ninguna idea sobre los propios terroristas y su
responsabilidad o... sobre la guerra que sufren desde hace años los musulmanes en los
territorios ocupados por los terroristas; porque A. Grandes no reconoce que la guerra que
quiere detener ya empezó. ¿O sólo está interesada en que nosotros no participemos y en que
las víctimas presentes y futuras de esa guerra continúen abandonadas a su suerte? La
compasión parece ser un sentimiento muy melifluo.