Sei sulla pagina 1di 33

Gestión de las Transformaciones Sociales

(MOST)

Documentos de debate no 29

Los historiadores
Y la
producción de fronteras:
El caso de la
provincia de Misiones
(Argentina)

Héctor Eduardo Jaquet

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN,


LA CIENCIA Y LA CULTI’UIbl
l El Programa MOST

La UNESCO creó el Programa “Gestión de las Transformaciones Sociales” - MOST - para


favorecer la investigación comparada internacional en el campo de las ciencias sociales. Su
objetivo primordial es respaldar investigaciones independientes de gran envergadura y de
larga duración y comunicar la información y las conclusiones a quienes han de tomar
decisiones. MOST organiza y apoya investigaciones en tres ámbitos altamente prioritarios

1. La gestión del cambio en las sociedades multiculturales y multiétnicas

2. Las ciudades, centros de transformación social acelerada

3. La gestión local y regional de las transformaciones económicas, tecnológicas y


medioambientales

l El autor :

Héctor Jaquet es historiador, Universidad Nacional de Misiones. (Posadas,


jacquet@bihuso.unam.edu.ar.)

l Los documentos de debate del MOST

La colección de Documentos de Debate del Programa MOST presenta las contribuciones de


los investigadores especializados en los ámbitos de estudio del MOST. Se publica para
contribuir al debate científico internacional sobre estas cuestiones.

Los hechos y las opiniones expuestos en esta colección son de la entera


responsabilidad de los autores y no corresponden necesariamente al punto de vista
de la UNESCO.

Los límites que figuran en los mapas que se publican no entrañan reconocimiento
oficial alguno por parte de las Naciones Unidas ni de la UNESCO.

l Títulos disponibles (octubre de 7998):

1. Las sociedades multiculturales y multiétnicas. Henri Giordan. 1994. InglFrlEsp

2. Ciudad y gestión de las transformaciones sociales. Céline Sachs-Jeantet. 1994. Ing/Fr./Esp

3. Diferenciación de los regímenes de crecimiento y de gestión de la reproducción social.


Pascal Byé. 1995. Ing/Fr/Esp

4. La investigación urbana en América Latina: tendencias actuales y recomendaciones. Lia


Valladares y Magda Prates Coelho. 1995. Ing./Fr./Esp

5. La gestión de la multiculturalidad y la multietnicidad en América Latina. Diego A. Iturralde.


1995. Ing/Fr/Esp

6. Lo global, lo /oca/, lo híbrido. Heinz R. Sonntag y Nelly Arenas. 1995. (en español solamente)

7. Reflections on the Challenges Confronting Post-Apartheid South Africa. B.M. Magubane.


1995. (en inglés solamente)

8. La gestión local y regional de las transformaciones económicas, tecnológicas y


8. La gestión local y regional de las transformacíones económicas, tecnológicas y
medioambientales. S. Jentoft, N. Aarsaether y A. Hallenstvedt. 1995. InglFr/Esp/Ruso

9. Des partenaríats dans nos villes pour I’ínnovatíon urbaíne. Francis Godard. 1996. InglFr

10. Díversíté: bonne et mauvaíse gestíon. Le cas des conflíts ethníques et de I’édífícatíon de
I’Etat dans le monde arabe. Saad Eddin Ibrahim. 1996. Ing/Fr

ll. Urbanísatíon et recherche urbaine dans le monde arabe. Mostafa Kharoufi. 1996. Ing/Fr

12. Publíc Polícy and Ethníc Conflíct. Ralph R. Premdas. 1997. (en inglés solamente)

13. Some Thematíc and Strategíc Príorítíes for Developíng Research on Multí-Ethníc and Multí-
cultural Socíetíes. Juan Díez Medrano. 1996. (en inglés solamente)

14. La tecnología de la información incorporada a la empresa : una transformacíon social clave


en /os estados Unidos. Thomas R. Gulledge & Ruth a: Haszko. 1997.FrIEsp

15. Global transformations and copíng strategíes: a research agenda for the MOST Programme.
Carlos R.S. Milani and Ali M.K. Dehlavi. 1996. (en inglés solamente)

16. The new social morphology of cítíes. Guido Martinotti. 1996. (en inglés solamente)

17. Socíetíes at risk? The Caríbbean and Global Change. Norman Girvan. 1997. (en inglés
solamente)

18. Replícatíng Social Programmes: Approaches, strategíes and conceptual íssues. Nico van
Oudenhoven & Rekha Wazie. 1997. Ing/Fr

19. V/H/SIDA et entreprise en Afríque: une réponse socio-médícale à I’ímpact économique?


L’exemple de la Côte d’lvoíre. Laurent Aventin et Pierre Huard. 1997.( en francés solamente)

20. Le développement humain: problématiques et fondements d’une politíque économique.


Siméon Fongang. 1998. Fr/lng

21. Condición salarial e intervención del Estado a la hora de la mundialízacíón: la Argentina en


el MERCOSUR. Susana Peñalva. 1998. FrlEsp

22. Movimiento de capitales y tráfico de drogas en la cuenca del Amazonas. Lía Osório.
Machado. 1998. Ing/Fr/Esp

23. Cities unbound : the intercity network in the Asia-Pacific region. John Friedmann.1998. Ing.
(Fr. :1999)

24. Género y Nación en el Mercosur. Elizabeth Jelin, Teresa Valdés, Line Bareiro.1998. (en español
solamente)

25. Chile y Mercosur : Hasta dónde queremos integrarnos ? Carolina Stefoni E.,Claudio
Fuentes S.1998. (en español solamente)

26. La producción mediatica de nacionalidad en la frontera - Un estudio de caso en Posadas


(Argentina) - Encarnación (Paraguay). Alejandro Grimson.1998. (en español solamente)
27. Globalitación, regiones y fronteras. Roberto Abínzano. 1998. (en español solamente)

28. Una navegación incierta : Mercosur en Internet. Anibal Ford. 1998. (en español solamente).

Las publicaciones MOST también están disponibles en formato electrónico


en el espacio Web del Centro de Intercambio de Información de MOST: www.unesco.org/most

Publicado por el Programa MOST


Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
7, place de Fontenoy, 75700 París, Francia
htpp://www.unesco.org/most
0 UNESCO 1998

SHS-9wwSl3Q
hdice :

Presentación 1

;Por qué los historiadores y las fronteras? 2

Historiadores, identidad y fronteras 3

La historiografía misionera y la elaboración de las fronteras 7

1-La primeras fronteras 7

2-Las segundas fronteras 10

3- Viejas y nuevas fronteras: el campo historiográfíco misionero en tiempos de cambios 21

BIBLIOGRAFIA 26
1

Los historiadores y la producción de fronteras


El caso de la provincia de Misiones (Argentina)*

Héctor Eduardo Jaquet

Presentación

El Mercosur, más allá de su formulación y naturaleza eminentemente económica, posee una


dimensión sociocultural que posibilita a los cientistas sociales reflexionar sobre nuevas y viejas
problemáticas de investigación a partir del llamado proceso de “Integración Regional”.
Los cada vez más frecuentes encuentroscientíficos a los que concurren intelectuales de varias
disciplinas de los paísesintegrantes del Mercosur, expresan la necesidad de la formulación de nuevos
criterios de producción académica y de circulación de información.
Por otra parte, en los últimos tiempos, las pretensiones prematuramente reduccionistas que
abogaban por la adhesión o el rechazo, por la integración “de hecho” o el oportunismo, empiezan a
ser cuestionadaspor los resultados, en muchos casosaún preliminares, de una serie de investigaciones
empíricas que se estan realizando en diversas áreas y desde múltiples enfoques (Abinzano:1995;
Vidal: 1997; Grimson: 1998). Estas revelan, más bien, la complejidad de un proceso asumido como
de “integración” en el que interviene una multiplicidad de factores, tanto del pasado como del
presente, señalando, también, la necesidad de abordar problemas, zonas y agentes sociales
específicos para comprobar la manera en que estaría operando realmente el Mercosur y en qué
dirección influiría en las prácticas culturales de los actores sociales involucrados (Grimson: 1998). Por
otra parte estos estudios ponen en cuestión términos y conceptos asociados al Mercosur que se
utilizan tanto en la jerga política como en los ámbitos académicos.
En este sentido, las áreas de fronteras inter-nacionales se presentan como uno de los espacios
más privilgiados para estudiar procesos de cambio en los que entran en juego o se debaten valores,
adscripciones y representaciones nacionales, locales y regionales vinculadas con los sentidos que los
propios actores otorgan a la frontera. Mientras todo lleva a suponer que en el terreno socio-cultural las
fronteras no se comportan con la lógica de los tratados económicos que proclaman lisa y llanamente
su eliminación, son muchas las evidencias que demuestran que en el plano económico las cosas
tampoco parecen ser tan sencillas o lineales como para reducir la cuestión en discursos de este tipo.
Creemos que en el marco de esta complejidad, un camino para ir comprendiendo la dinámica
de estos procesos puede ser describir el modo en que diversos sujetos sociales son interpelados por
los factores de cambio en el contexto de sus prácticas habituales y en los distintos planos en que estas
se inscriben. A nosotros nos interesa específicamenteestudiar el impacto de las supuestaspolíticas de
integración en el re-diseño de las estrategiasde producción intelectual instrumentadas por un sector
concreto de un campo cultura1 localizado en un área de frontera: los historiadores de la Provincia
de Misiones-Argentina.

Si bien nuestro interés general de investigación está centrado en el estudio de los


historiadores y en los procesos de construcción de la historia en Misiones, en este caso particular nos
interesa abordar los discursos historiográficos en los que lasponteras tienen un doble papel para la
producción de la historia: como eje estructurante de un tipo especial de relatos históricos y como
condicionante de la constitución de un campo intelectual en y desde el cual los historiadores
misioneros imaginan el territorio en que viven a la vez que se piensan a sí mismos como intelectuales.

’ Este artículo fue preparadoen el ámbitodel proyectoMOST “Mercosur : espaciosde interacción,espaciosde


integración”. Para informaciones más detalladas, consultar la Secretaría de MOST o la página
www.unesco.oroJmost .
4 Por qué los historiadores y las fronteras?
Misiones, provincia argentina ubicada histórica y geográficamente entre Paraguayy Brasil,
tiene la mayor parte de su territorio lindando con fronteras internacionales.Esta situación hace que las
fronteras pasen a formar parte del proceso constitutivo de los esquemas de clasificación y
representaciónde la realidad social, transformándose así en una categoría identitaria que per-mea,
como hemos dicho, no sólo el contenido de la producción histórica sino también el modo en que los
historiadoresde Misiones construyen su espacio como intelectuales.Pero el valor de la frontera como
delineador de representaciones y esquemas perceptivos, no es un patrimonio exclusivo de los
historiadores, sino que es compartido por otros agentes sociales que viven en ella y ayudan
permanentementea construirla.
Así como es posible presumir que en las áreasde fronteras entre estadosnacionalesmodernos
se producen diversas realidades culturales fundadas en la interacción cotidiana a partir de la relación
“nosotros” y los “otros”, la historia que gestan y construyen los historiadores “de las fronteras”
representa también un modo especial de entender la nación, de afirmar lo local y de percibir lo
extranjero. En este marco, los historiadores “misioneros” elaboran categorías identitarias que ubican
en determinados lugares a sus vecinos más próximos “paraguayos” y “brasileños”, quienes se
constituyen en los principales interlocutores para definir “su” lugar en el ámbito nacional y regional.
’Los imaginarios en torno a estos vecinos, no sólo son producto del discurso histórico sino también
dependendel propio posicionamiento social de los historiadores al asumirse con una doble identidad:
como intelectuales “misioneros” (privilegiando su pertenencia localista) y “argentinos”
(reconociéndose parte de una entidad histórica e imaginada mayor). Un campo académico
historiográfíco localizado en un área de fronteras, permite precisamente que esas categorías de
pertenenciatraspasentodo el proceso de producción de la historia en Misiones. Según los contextos
políticos en los que la historia es interpelada y según los esfuerzosde los historiadores para ocupar un
sitio dentro del campo académico nacional, se producen procesos de inclusión y exclusión con la
intención de especificar, por un lado, una historia “nacional” de Misiones y, por otro, a los
historiadores locales como “argentinos” en el marco de componentes de naturaleza diversa que
circulan en la frontera. Esto obliga a los historiadores a estar en permanentenegociación y/o conflicto
para especificarse a sí mismos, mediante un proceso de fionterización de la propia frontera que
implicaría la construcción permanentede oh-edades.
En la negociación, los historiadores articulan los componentes nacionales, locales y
regionales,y en el conflicto, definen fronteras “duras” (transformando a los vecinos en “enemigos” y
“usurpadores”) o un tanto mas “flexibles” (sosteniendo un discurso favorecedor de la “hermandad”
entre los pueblos vecinos). Ambas resoluciones no son ajenas a los procesos aún no agotados de
articulación entre la provincias y la nación’.
En el campo historiográfico misionero se elaboran y debaten, como parte de su formulación
discursiva, las categorías (y los diversos sentidos asignados a ellas) de “territorio”, “enemigos”,
“extranjeros” “hermanos”, “provincia”, “vecinos”, “fronteras” que están hoy en permanente
resignificación política y cultural. Por otra parte, ademásde discursos, el campo historiográfico ha
instituido practicas y rituales de convalidación que se reproducen en distintos ámbitos (educación,
medios de comunicación , políticas culturales etc,) convirtiéndose en espaciosdonde se escenifícan y
transforman, a la vez, las expresiones identitarias que establecen un puente entre las prácticas del
pasadoy los reposicionamientosque exigiría el presentede cambios.
Actualmente, la historia es interpelada desde diferentes sectores (políticos, funcionarios,
planificadores, dirigentes gremiales, empresarios, personal de las fuerzas de seguridad, educadores,
periodistas etc.) a la hora de definir posiciones y asumir lealtades en el contexto discursivo de la

1
-Es constitutivo del procesode conformación de la nación argentina la lucha histórica entre autonomías
provinciales y el poder central localizado en Buenos Aires. La formación del estadonacional desdefines del siglo XIX
implicó un procesode homogeneizacióncultural que subsumio las “partes” (provincias) al “todo” (Estado-nación).Aún
hoy, para muchos intelectuales,es un dilema no resuelto que se evidencia en numerosasmanifestacionespolíticas, sociales,
económicasy culturales.
3

“Integración Regional”. Hemos comprobado que los historiadores también sienten la necesidad de
reelaborar discursos y prácticaspara reposicionarseellos mismos en el medio social.
En estos discursosy prácticas se reivindica, por lo general, una identidad y un sentimiento de
pertenencialocal que nosotros denominamos misioneridad para calificar el sentido de las prácticas de
los actores que estudiamos pero que no aparece en el vocabulario de estos como “nativos”. Esta
categoría que no es estática,sino que puede tomar hacia sentidos nacionalistas cuando se recuerdan
sucesosque colocan fronteras “duras” ( se considera a los vecinos como “enemigos” e “invasores”),
o bien hacia propuestasintegracionistas (mediante la apelación a la hermandadcon paísesvecinos y
al llamado a una integración histórica de los pueblos que iría más allá de la decisión de los
gobiernos). En este último caso, al parecer, las fronteras nacionales se diluirían. Sin embargo, la
situación no se presenta en términos tan dicotómicos, sino que se perciben muchas tensiones y
contradicciones que muestran, precisamente, una serie de transformaciones propias de un momento
de cambios.
Estos son los términos que estructuran la problemática general de nuestra investigación. En
ella se pretende llevar a cabo un enfoque histórico-antropológico que busca la articulación de
diferentes fuentes y técnicas para la obtención de información: textos de historia (libros, artículos,
boletines); documentación de archivo de las instituciones productoras de historia y entrevistas a
los historiadores. Además se estudian los encuentros académicos (Congresos,Jormadas, reuniones
institucionales etc..) y las prácticas rituales donde tienen activa participación los historiadores (actos
. de conmemoración de fechas significativas para la historia local y nacional: homenaje a próceres y
recuerdo de sucesos o personajes)2.
Por ahora queremos señalar algunas líneas de nuestra perspectiva teórica con las que
pensamosnuestra investigación, describir el modo en que estas se articulan con casos concretos de la
producción historiográfica que estudiamos e inscribir nuestro análisis en una plataforma diacrónica
que permita entender algunas caracterísitcas que adquieren los procesos actuales de producción
histórica en la Provincia de Misiones.

Historiadores, identidad y fronteras

Numerosos autores del campo socioantropológico han advertido que la identidad es un


aspecto“crucial” de la reproducción cultural como productora de “subjetividades humanas”y que, a
su vez, es un aspecto crucial en la constitución y reafirmación de las relaciones sociales como
productora de sentidos más amplios de “colectividad” y “comunidad”(Gorosito: 1994). El repertorio
de significaciones posibles en el marco de estos“aspectoscruciales”que se presentana los individuos
o grupos, es múltiple y variado. Es por ello que, en el plano de las interacciones humanas, la
identidad, en tanto producto cultural dinámico y transformable, es fundamentalmente una
construcción relacional. En este mismo nivel de las interaccionessociales,la cultura, entendida como
el conjunto de “construcciones colectivas de códigos y sistemasde imágenessocialesque permean las
actividadeseconómicas,socialesy políticas”, entra en el plano del intercambio y de las negociaciones
humanas”(Jelin: 1996).
Así, las fronteras como puntos de referencia para las personas,aunque puedan concebirse de
diversas maneras en contextos particulares, son básicamenteconstruccionesculturales y no productos
de la naturaleza. Por lo tanto, forman parte de los imaginarios colectivos y constituyen categorías de
construcción identitaria que se especifican y cobran sentido en el plano de las negociaciones
socioculturales.Las fronteras se marcan porque “las distintas comunidadesinteraccionan de diversas
manerascon otras entidadesde las que son, o deseanser, distintas. La conciencia de una comunidad
incluye la percepción de cuáles son sus ‘fronteras’. Estos límites pueden o no estar marcados sobre el
terreno o en los mapas”, pero siempre lo estan ‘en las mentes’. La frontera nos separa a ‘nosotros’de
‘ellos’ y al definir al ‘otro’ definimos simultáneamenteel ‘nosotros’(Kavanagh:1994).

2
En esta oportunidad queremoscomentar ~610algunosaspectosde nuestro trabajo empírico que se halla en una fase
preliminar y sujeto a modificacionesen el futuro.
4

Recientemente, estudiando el caso europeo y, en especial, los acontecimientos de la


exYugoslavia, un autor ha señaladola estrecha vinculación que existe en el mundo contemporáneo
entre el concepto de frontera y los de “nación”, “comunidad”, “estado”e “identidad”. Concluye que
las fronteras sociales,políticas y administrativas pueden ser manipuladas por los hombres y mujeres
que viven en las zonas de fronteras y afirma, también, que “suele ser en la frontera donde la noción de
identidad queda más claramente delineada y resulta esencial entender la cosmovisión local en sus
propios términos” (Douglass: 1995).
Nosotros nos ocupamos de ciertos agentes específicos que viven en un escenariode fronteras
localizado: los historiadores del campo historiográfico misionero. Como agentes intelectualesno sólo
comparten, desde su experiencia social, el conjunto de representaciones colectivas que caracteriza la
“cosmovisión” fronteriza, sino que ellos mismos contribuyen a delinear dichas representacionespor
la posición que ocupan y el rol que ejercen en el espacio social. En relación con la idea de la
“manipulación” de las fronteras como una actitud propia de las personas que interactúan en ellas,
debemos destacar que, en el caso de los historiadores que estudiamos, esta “manipulación” debe
entenderseen el marco de la mediación social que estos ejercen como intelectuales en los procesosde
invención cultural de discursos identitarios.
La posición y el rol de los intelectualesen la sociedadha sido conceptualizadapor numerosos
autores. Karl Manheim, por ejemplo, definía a los intelectuales como grupos sociales cuya tarea
específica es promover para la sociedad una interpretación del mundo. Más recientemente Pierre
’Bourdieu y Michel Foucault agreganque el intelectual es aquel sector que reivindica un monopolio
sobre el saber, la competencia, la verdad, esto es, que aboga por la posesión de un tipo específico de
capital que Bourdieu llama “simbólico” o “cultural” y por mantener un sitio privilegiado en la
capacidad de formar y transmitir discursos,constituir los medios a través de los cuales la sociedad es
pensada por sus miembros y de formar subjetividades humanas (Verdery: 1991; Guber: 1996). Los
intelectuales están,por lo tanto, en esaposición de mediadoresentre el estado y la sociedadal recrear,
debatir o especificar las interpretacionesque hacen posible, u obstaculizan la integración social.
Dado que las fronteras del campo historiográfíco misionero se presentanbastanteláviles entre
el “amateurismo”y el “profesionalismo”, entre el folklore y la ciencia, entre el periodismo y la
promoción artístico-literaria, nos inclinamos a considerar a los historiadores misioneros como
intelectuales en el sentido genérico de “productores de cultura” (Verdery, 1991), esto es, como
activos protagonistas y delineadores de procesos de construcción de discursos identitarios y de
manifestaciones significativas tendientes a la validación de estos discursos en la sociedad
(Guber: 1996).
A través de una intensa actividad intelectual estos historiadores modelan una matriz 3
discursiva historiográfica cuyo núcleo convocante es la edificación de la provincia. Esta matriz, aún
con elementos heterogéneos y en constante reelaboración, representa siempre la búsqueda de la
identidad política. territorial y cultural de la Provincia de Misiones.
La matriz historiográfica contribuye a la gestación del provincialismo misionero, entendido
como una variante de etno-regionalismo, y nos ayuda a comprender la compleja trama de elementos
que estructuran relatos identitarios alternos a los construidos desde el país “central”4 y desde
instancias “supranacionale,#. La versión de los historiadores misioneros de estos relatos nos
informan acerca de los modos específicos de integración y diferenciación, particularización y
homogeneización respecto de la nación (entendida, a veces, como dimensión particular) y del
extranjero (incluyendo, en ocasiones,múltiples sentidos y formas de lo global). De esta manera, lo

3
-Por matriz entendemos un conjunto de discursosy prácticas institucionalizadascon característicascomunes
cuyos conceptosadquierensignificados “ocultos” conforme a la conyuntura en que estamatriz se desenvuelve:obras
tistbricas, relacionesacadtmicas entre historiadoresy rituales públicos. (Gutfriend: 1994, Jaquet:1997)
- La idea de país central está asociadaen Argentina a la hegemoníahistórica de la Capital Federal (y de Buenos
p) por sobre el resto de las provincias consideradasen contraposición a ese“centro” como interior o periferia.
-Se piensaen la conformación de entidadescomo el Mercosur que englobaríaa varios paísesde sudamkrica
local o misionero para superar la tensión, se incluiría en una instancia intermedia, conceptualizada
como regionaL6.
A través de las modalidades que adquieren estas articulaciones emerge el contenido
argumentativo del relato identitario que especifica la provincia de Misiones. La idea de frontera es
una categoría que subyacecon valor decisivo en el marco de esas representacionesidentitarias.
En el estudio del proceso de elaboración de este relato en contextos sociales y políticos
específicos, es imposible separar la producción histórica del propio proceso de construcción y
legitimación de los historiadores. Estos hacen de la elaboración de la historia un aspecto de sus
propias sociodiceas, es decir, una forma de constituir sus propias identidades como intelectuales
produciendo una imagen del mundo social (de la provincia) apoyados en el uso de la historia y un
lugar para ellos en ese mundo’. La construcción de estos intelectuales se realiza a través de un eje
dicotómico de oposición y complementación entre lo que, en diferentes instancias, se concibe como
global y como local*.
Si bien hemos dejado claro la estrechavinculación cultural entre identidad y frontera para la
producción histórica, debemos señalar otro sentido que -le otorg-os al término “frontera”. La
consideramos también como un arijicio analítico que nos permite indagar el campo historiográfico
percibiendo otros aspectosde su dinámica. No sería desatinado pensar que existe, en el esfuerzo de
especificar una Provincia Misionera Argentina, una permanente actitud o tendencia a jkonterizar:
recortar la provincia como constructo identitario implica, por un lado, dibujar fronteras conceptuales
. que incorporen, distorsionen o rechacen elementos en la interpretación del pasado. Por otro lado,
implica dibujar en el espacio social un lugar determinado para los historiadores como intelectuales o
productores de cultura marcando fronteras en las relaciones político-académicas. “Hacer” la provincia
desde la historia implica construir “ese” lugar en el que puedan caber los historiadores. En el plano de
las relaciones, es posible “rechazarse”, “ignorarse”, “enfrentarse”, “aliarse”, “criticarse”, según
contextos e interlocutores en un amplio espacio dispuesto para la negociación. Existe un proceso
constante de especificación y diferenciación y, en esa dinámica, hay más de unafrontera.
Los historiadores misioneros, así como son proclives a la negociación y permeables a los
elementos heterogéneos en la construcción de discursos identitarios, también pueden ser los más
activos sostenedores de valores esenciales caracterizados por la irreductibilidad y, es ésta última
alternativa la que aparece con mayor consistencia.Así, el campo historiográfico misionero localizado
“en la frontera” reconoce Zímites que son irreductibles, cuando la negociación entre los historiadores
ya no es posible porque experimentan la sensación de estar en riesgo de desaparecer como
intelectuales si se alteraran los aspectoscentrales de lo que han definido como rasgos inmutables de la
“identidad provincial misionera” que ellos mismos han contribuido a edificar y cristalizar con su
discursos . Hablamos, entonces, en este caso, de la constitución de una “frontera dura” marcada por
los discursos constructores de identidad que, a pesar de su presentación deshistorizada, operan como
un correlato de contextos históricos políticos determinados. Estos momentos están señalados por la
confrontación con aquello que se percibe como posibles disolventes de la supuesta integridad
misionera. La presencia de aquello que se rechaza, la “otredad radical”(Gorosito: 1997) con la que no

6 -Las categorías“interior”, “exterior”, “centro “, “periferia”, como asi también las clásicasdenominaciones
“provincial “, “regional” y “nacional” deberán redefinirse a partir de nuevos paramétros económicos,políticos,culturales y
espacialesen el marco de las configuracíones derivadas del proceso de integración(Mercosur), pero sin perder de vista que
las mismas responden a tradiciones socioculturales y político-académicasque determinarán una compleja superposición de
significados . Nuestro trabajo apunta, en parte, a reconstruir el proceso de constitución de estostérminos en la trayectoria del
;ampo historiogrtico misionero y sus posibles reelaboraciones.
- Federico Neiburg ha utilizado recientementeeste concepto bourdiano de sociodiceaen el estudio del peronismo
considerándolo como una invención cultural producto de la actividad de los intelectuales.Sostieneque en el campo
intelectual específicamente,para construir una posición en el universo social que es pensadoen términos nacionales, los
políticos, los literatos, los ensayistas,los historiadores y los científicos deben ofrecer un relato de historia y proyecto de
pón que pueda se reconocido por el resto de la comunidad. (Neiburg: 1995)
-Afranio García Jr. ha estudiado el surgimiento de los intelectuales nacionalistasbrasilefios a partir de la relación
de oposición con los intelectualescuyo centro estabalocalizado en Paris y cuya influencia era muy grande en las primeras
décadasde este siglo. Este autor demuestra c6mo, en oposición a la ideología “universalista” de los intelectuales franceses,
surgió una plkyade de intelectualesnacionalistasbrasilefios a partir de la década de 1930 (García: 1994).
6

es posible dialogar, genera estrategiasde reacomodamientoy recomposición de fuerzas a partir de un


proceso de historización ‘6regresiva’9 de la propia práctica historiográfica y de la selección de rasgos
primordiales provistos por un modo de narrar el pasado en el que no se tolera la diferencia: lo
“diferente” necesariamentepasa a ser lo “enemigo”. En estos casos, es cuando los historiadores
aportan a la conformación de un etno-regionalismo, disolviendo las diferencias internas, mirando y
construyendoal oponente.
Ante la confrontación radical con el “otro” (ya sea “brasileño”, “paraguayo”, “uruguayo” y,
en ocasiones, “porteños” y “correntinos”) aparece la supresión ideal de las diferencias dentro del
campo. Se eliminan los matices de interpretación del pasado que podrían ser admitidos en ciertas
circunstancias cuando la identidad no parece estar amenazada.Es en este momento cuando los
historiadores contribuyen a consagrar,a través de sus discursosy prácticas historiográficas, la cultura
“en concreto” y las identidades “variadas” bajo la forma de la cultura “en abstracto” y de la
“identidad homogénea”; buscando sus soportes en una particular forma de valoración del pasadoy de
la substancia como la “sangre”, la “raza”, el “espíritu”, la “región”, “la provincia” y la “patria”
(Gorosito: 1997).
Pero en la trayectoria histórica de constitución del campo historiográfíco misionero se
encuentran alternativas “flexibles” y “duras”, haciendo, más bien, del proceso relaciona1 de
construcción identitaria una trama compleja y variable de capas superpuestasy simultáneas que
imaginan alternativamente “hermandades”y “enemistades”. De esta manera, se ponen de manifiesto,
’tanto en el plano de la producción de discursos como en el de la constitución de los propios
historiadores como intelectuales, una permanentejkonterización de la frontera. Es decir, la interacción
socioacadémica propia de la zona de frontera impulsa a los agentes intelectuales a establecer
estrategiasde incZusión/excZusiónal estar cotidianamente dialogando con elementos heterogéneosque
circulan en la sociedad y los obligan a reposicionarse continuamente a partir del cambio y/o la
preservación. En este proceso pueden experimentar la sensaciónde estar en un riesgo latente de dejar
de existir como historiadores si desaparecierala provincia primordializada que ellos mismos han
contribuido a edificar y en la que encuentran su justificación e identidad como intelectuales en el
medio social. Este signo resulta particularmentedramático para la historiografía local determinando el
carácter cíclico en la producción de fronteras.
La estrechavinculación que hemos destacadoentre constituirse como intelectualesy hacer la
provincia mediante la producción de fronteras, nos sugiere, además, la presencia de un fuerte
componente emotivo en el trabajo intelectual de los historiadores. Este componente emocional, que
muy pocas veces se tiene en cuenta, es, sin embargo, central : no sólo modela las prácticas
historiográficas sino que constituye el componente más fuerte para el logro de efectividad pública de
los discursos a través de múltiples expresiones rituales que suscitan adhesiones de varios sectores
convocadospor la exaltación emotiva. La emotividad no es sólo producto de la “subjetividad” de los
historiadores sino que forma parte de una idealización “intemalizada” más colectiva que comparten la
mayor parte de los agentesde las fronteras y que está muchas vecesmodelada por sentidos nacionales
históricamente constituidos. La fuerte carga afectiva que caracteriza a la producción histórica está
relacionada con la idea de un apegadocompromiso con la historia y las “cosas” de Misiones y con un
supuesto sentido moralizante sobre el “deber” de lo ciudadanos argentinos en defensa de ese
compromiso. Por eso, la emotividad con la que se narra , se escribe y se actúa la historia en Misiones
es un rasgo que también ayuda a explicitar las fi-onteras mediante la permanente actitud de
“exaltación” de los hechos. Esta se da en una gama de alternativas que reconoce dos extremos: el
enardecimiento de la conflictividad del pasado, resaltando los hechos violentos protagonizados por

9
- Denominados historizución al procesoque realizan los historiadoresenfrentadosa ciertas situacionesnuevasen
las que tienen que recurrir “a la selección,clasifícaci6n, registro y reconceptualizaci6nde la historia como pasado”(Guber
1995) y de su experienciacomo intelectualesen el marco de la trayectoria histórica del propio campo historiográfico. Es
decir,el procesode recreación y reelaboración dela matrizhistoriomca local dandonuevos sentidosal pasadoy a su rol
social como historiadoresen el presente.Denominamoshistorizución regresiva cuandoese proceso de seleccióny
reconceptualizaciónde la experiencia historiográfica conduce a la idealización y primordialización de elementos“durofde
la matriz que obstaculizanel diálogo y la integracióncon otros. Esto es, cuandola respuestaa los cambios del presente
implican una suertede “repliegue” o “refugio” en episodios o personajessubstancializados,en modos de narrar instituidos y
en pticticas de inserción socio-intelectualesprefiguradaspor prácticasanteriores.
7

Misiones y la Argentina con los estadosvecinos y la disposición de ciertos acontecimientos históricos


en las conciliadoras vetas de un romanticismo plagado de solidaridades y hermandades entre los
pueblos.

La historiografía misionera y la elaboración de las fronteras

Para dar cuenta de las conceptualizaciones precedentes intentaremos demostrar en casos


específicos el modo en que la historia participa del proceso de producción de fronteras.
Necesariamente debemos señalar los hitos fundantes del campo historiográfico misionero y sus
respectivos contextos sociopolíticos como plataforma para poner en juego las categorías que nos
interesan. Nos abocaremos particularmente al proceso de producción de fronteras en tres momentos
relevantes para nuestro propósito: Primero, la etapa de oreanización nacional de fines del siglo XIX;
luego, el período 1940-1950, que determinó la constitución de la matriz historiomáfica misionera
asociada al nrovincialismo y con cuyos postulados y prácticas “instituidas” los historiadores dialogan
permanentemente en la actualidad. Finalmente, intentaremos dejar planteadas algunas evidencias y
formular algunos interrogantes acerca de las vinculaciones del proceso descripto con los cambios del
presente.

1 -La primeras fronteras


Luego de la desestructuraciónpolítico-territorial del Virreinato del Río de la Plata y tras un
conflictivo proceso histórico que se extendió a lo largo de gran parte del siglo XIX (desde la
disolución de la Misiones Jesuíticas de la cuales el territorio actual de Misiones formaba el núcleo
central hasta la formación de los estados nacionales de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay),
Misiones quedó integrada a la nación Argentina y se convirtió en espacio fronterizo internacional.
A partir de 1880 el Estado-nacional argentino se consolidó y penetró en las diversidades
regionales. A través de las medidas de gobierno tendientes a lograr la organización del país, la nación
fue tomando cuerpo en un proceso de homogeneización cultural dirigido por el Estado que no estuvo
exento de conflictos. La repercusión regional de este proceso se tradujo en la creación de las
entidades jurídico-territoriales llamadas “Territorios Nacionales” a partir de los espacios ganados a
los indios y mediante las alternativas derivadas de los acuerdos con los Estados vecinos de Paraguay
y Brasil, luego de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). En lo que respecta al Territorio
Nacional de Misiones, este surgió tras enconadose intensos debatesen el Congreso Nacional, ya que
la provincia de Corrientes ejercía la soberanía y el control del por entonces extensísimo territorio de
Misiones”, desde la denominada “anexión” ejercida por esa provincia en 1832. La negativa de
Corrientes a la cesión y traspaso de territorio a la juridicción de la Nación dió lugar a la “cuestión
Misiones”, que despertó el interés de la opinión pública y la agitación de la prensa (Zouví: 1988;
Schiavoni: 1992)
En esta época el Estado-nacional financió expediciones de reconocimiento de los territorios
“alejados de la patria” (Peyret, Hernández, Borgoing etc..) con el objeto de relevar informaciones
sobre la geografia, la población y los recursos naturales posibles de ser explotados por la industria y
el comercio. Ademas, obtener información sobre los límites con los estados vecinos, sumamente
difusos por el desconocimiento de la región y sobre los obstáculos que se podrían presentar para que
esas zonas “nuevas” iniciaran el camino del “desarrollo” y el “progreso” integradas a la nación
Argentina.
En las crónicas de “exploradores” y “viajeros” (Peyret: 188 1; Hemandez: 1887) se explicita el
proceso de organización encarado por el Estado nacional que tiene como eje la idea de una nación que
avanza hacia la conquista de territorios “salvajes” e “incultos”, pero potencialmente explotables por
sus inmensos recursos naturales. En estos textos el país se lee desde un único centro de irradiación
que es Buenos Aires y desde un único punto de referencia que es la civilización y el progreso. Se

10
-Incluía aproximadamentemás de la mitad del actual territorio de Santa Catarina, Brasil.
8

entendía que era necesario el trabajo y el esfuerzo de los hombres “civilizados” para lograr la
incorporación efectiva de estosterritorios como parte del país:
“Ea! gobiernos, empresarios, ingenieros, aquí tenéis una tierra de promisión, ¿no habrá entre vosotros un ánimo
emprendedor para franquearla?’l1 (Hernández, R.: 1887).

Para los “cronistas”, territorio, nación y civilización eran parte de la misma cosa:
“Trabajemos en Misiones, labremos sus tierras, explotemos sus tesoros naturales y en donde hoy sólo existe
(...) una población arisca, ignorante y pobre (...) que cruza la selva desnuda a pie y desprovista de todo elemento
de sociabilidad, veremos elevarse pronto ciudades florecientes, escucharemos el rechinar de las máquinas en
vez del alarido salvaje del montaraz, el comercio operará sus prodigiosos resultados, enriqueciendo al que
compra y al que vende, al que produce y al que consume y finalmente la luz de la civilización alumbrará estas
oscuras comarcas, permitiendonos fraternizar por la comunidad de aspiraciones, de costumbre y de idioma
con nuestros mismos paisanos robusteciendo los vínculos de solidaridad para el engrandecimiento de la patria”
(Hernández.1887)(resaltadonuestro)

Además de la ideología del “progreso” reflejadas en estascitas, en otros pasajesde las obras e
informes oficiales, puede advertirse que la civilización se enfrentabacon un territorio desconocidoen
cuyo seno las fronteras nacionales se hallaban totalmente indefinidas y diluidas en un “manto oscuro
. de selva virgen”, por la circulación k-estricta de la población “paraguaya”, “brasileña” e “indígena”
que no parecía reconocer frontera política alguna, por la “mixtura” de códigos culturales que debían
ser fraccionados ante el imperativo del estado nación y por el “atraso” que significaba la falta de
industria y de comercio. En este marco se sustentóla idea de un espacioalejado de la “mano de Dios
(de la nación)” donde sólo imperaba la clandestinidad proclive al contrabando de yerba y ganado que
beneficiaba a paraguayosy brasileños. La falta de controles estatalesdeterminaba la existencia de una
nación que, en estasregiones, no alcanzabasu realización completa. De todas maneras,al difuminarse
las fi-onteraspor el desconocimiento del territorio, tampoco aparecíandemasiado claro los enemigos:
se sabía de la existencia en la zona de brasileños y paraguayos que, incluso, eran requeridos como
guías por los exploradores dado su conocimiento del terreno; se los toleraba como usuarios de un
espacio que aún no era totalmente argentino. Se tenía la esperanzade que el progreso asociado a la
nación eliminaría la clandestindadque hasta el momento amparabaa “esa” gente que “cruza la selva
desnuda y a pié”, precisando más claramente las fronteras. La verdaderafrontera estaba marcadapor
la falta de civilización. El verdadero enemigo era el atraso que impedía que la nación argentina
pudiera dar respuestasa las exigencias del mundo moderno en mejores condiciones de competividad.
A través de la obra de los cronistas podemos inferir que había un dialogo con el ámbito
global representado por la conformación de un mercado mundial y a partir de la División
Internacional del Trabajo liderados por Europa; la que operaba como fuerza impulsora externa para la
organización nacional. Subyace en esta “fuerza” la idea de civilización y progreso constituyendo el
telón de fondo sobre el que se lee el escenarioregional.
El Estado-nacional se presenta como una entidad nítida, poderosa, avasallante de las
diversidades regionales,como la cara interna del impulso de civilización y progreso.
Lo local se concibe como el escenario para el despliegue de estas fuerzas, como un espacio
d$wo, inaccesible, atrasado, fabulado, paradisíaco y salvaje dónde no se pueden precisarffonteras
internas ni externascomo tampoco los componentesque circulan ante la flexibilidad de un tránsito sin
controles. Las fronteras parecen subsumirse en la genérica y maniquea dicotomía sarmientina de
civilización o barbarie.
Paralelamenteal desarrollo de las obras de los cronistas, surge el primer texto historiográfico
sobre Misiones. Se trata de la obra “El Territorio Nacional de Misiones” (187881) de Mardoqueo

11
-La idea de “franquear” se une a otras expresionescomo “romper”, “transponer”, “penetrar” que nos hablan de la
percepción de una frontera entre dos mundos distintos, separadospor una barrera-obstáculoque había que vencer para
“derramar” por los ríos interiores, en dirección contraria “a la normal disposicibn de la naturaleza”el flujo de la civilización
que venía del atkntico logrando, así, la integración de la nación (Tomas:1993). Paraalgunos autores la “entrada”de la
civilización por la puerta de Buenos Aires implicó una lectura “al reves de la geografia”.(ibidem)
9

NWalT012, que aparece para dar respuesta a la denominada “cuestión Misiones”. Este libro es
significativo porque por primera vez se apela a la historia para resolver un conflicto juridiccional
entre un estado provincial y el Gobierno Nacional en el proceso de organización de la nación.
Además, nos presenta una perspectiva diferente a la de los cronistas para entender las fronteras.
Efectivamente, el libro permite vislumbrar las diversas aristas que presentó el conflicto entre
el Estado-nación y la provincia de Corrientes por la posesión de Misiones. La argumentación está
estructurada a partir de la plasmación de varios tipos de fronteras. La obra revela que el proceso de
organización nacional, problema fundamental de la época, se expresabaa través de las disputas que se
establecían entre las juridicciones interprovinciales, el límite entre la ingerencia del Estado-nacional y
la autonomía de las provincias, la uniformidad de la nación y la argentinización total del territorio
En este caso la presencia de los países vecinos y las fronteras con ellos, dependía
exclusivamente de la resolución de las disputas internas a la Nación. En la batalla política entre los
diputados correntinos y los funcionarios del gobierno nacional se fue especificando el lugar de
Misiones en el seno de la Nación Argentina. La historia constituyó el principal instrumento para
precisar las fronteras de un territorio que hasta ese momento aparecía difuso.
Así comienza una argumentación histórica que presenta a un territorio de Misiones
permantemente “despojado”, “invadido” y “vilipendiado” por la “rapiña” de los vecinos. Por primera
vez aparece la idea de una “vecindad peligrosa”. Paraguay y Brasil constituyen los marcos de
referencia sobre los que se dirimían las fronteras al interior del país entre las provincias y el estado
nacional de reciente constitución. Los derechos de cada parte pasaban por la condición de
argentinidad y ésta se medía por la contribución que las provincias habrían realizado en el pasado
para contener las “invasiones” foráneas. El problema era determinar: iCuál de las dos había brindado
mayores servicios a la nación, Corrientes o Misiones ?. En la resolución de este dilema Misiones podía
convertirse en un estado argentino autónomo como cualquier otra provincia, en un Territorio
Nacional dependiente del Poder Ejecutivo Nacional o en parte de la provincia de Corrientes.
Lo que estaba en el fondo del debate e indirectamente estructuraba la argumentación
histórica, era la lepitimidad de los estados nrovinciales nara internar la nación en el nroceso de
estructuración de la Argentina como estado nacional. Así, Misiones, podía ser considerada un
antemural frente a los “bandeirantes”(portugueses), como Salta lo fue de los “realistas”(españoles de
la época de las luchas por la Independencia), podía ser considerada un desierto proclive a la invasión
de “paraguayos” y “brasileños”, como la Patagonia lo era de los “chilenos”; podía ser vista como un
teatro de las correrías de bandoleros “correntinos”, como las campañas uruguayas lo fueron de las
“bandas” de Artigas. Esto quiere decir, que en la argumentación histórica, la apelación a los países
vecinos servía para cohesionar o desintegrar las reivindicaciones de los propios estados en el seno
mismo de la “comunidad nacional” que empezaba perfilarse. De esta manera, se iban destacandolas
fronteras que separaban a unos y a otros y, en esto, tanto importaba separarse de los países vecinos
como diferenciarse de las otras provincias.
Misiones se ubicará, de esta manera, alternativamente como “víctima”, objeto pasivo del
“escarnio”, como epicentro de luchas “ajenas”, como “corredor” económico para beneficios foráneos,
como un territorio de fronteras “flexibles” para “invasiones” destructivas y siempre “engañada” por
caudillos locales o gobiernos extranjeros; como país codiciado y despedazadopor estados poderosos
como una “Polonia Argentina”. Considerando a Misiones como “centro”, la condición de extranjería
podía afectar tanto a los habitantes de un país vecino como a los de una provincia argentina.
De la obra de Mardoqueo Navarro se desprende una presentación dramática de la trayectoria
de la historia de Misiones, la que habría dejado trunco un destino de grandeza: Misiones poseía un rol
clave desde los comienzos mismos de la nacionalidad y la emancipación americana. Estos elementos
provenían del pasado representado por las Misiones Jesuíticas (160768) y los acontecimientos
trágicos de la contienda nacional dejaron una herencia en la obra de Navarro que es muy importante

12
-Mardoqueo Navarro era Administrador de Aduanas del Estado Nacional y recorrió la zona de frontera sobre la
costa del río Uruguay durante la década de 1870 para relevar información acercade las actividades económicasclandestinas
de los “brasilefios”. Despu& de este viaje entró en la poltmica con los diputados correntinos ya que propuso la separación
de Misiones de esaprovincia por considerar que Misiones estaba “abandonada”dada la ineficacia de la administración del
gobierno de Corrientes para cubrir tan extensoterritorio facilitando las actividades de contrabando.
10

para nuestro análisis del proceso de producción de discursos identitarios desde la historia: “los
estímulosdel sentimiento local contra sus explotadoresde todos los tiempos” (Navarro: 188 1)
El último punto que interesa del texto es la gestaciónde la idea de Misiones como una ínsz.&
dentro del país, dónde los “usurpadores, mediocres y tipejos de toda laya pueden alimentar la fantasía
de convertirse en gobernadores,diputados, procónsules sin méritos propios y mediante el engaño”,
acusacióncon la que los diputados correntinos y Navarro se descalificaban mutuamente mediante la
adjudicación de un supuesto deseo personal de enriquecimiento o de pretensionesde gobernar en
Misiones a expensas de la voluntad de la población nativa. Será este un eje estructurante de la
historiografia local posterior.
Misiones se incorporó al “imaginario” nacional a partir del relato histórico y su
especificación dependió del recorte de “fronteras” con los paísesvecinos para resolver su legitimidad
dentro de la Argentina. Aquí, se observa una negociación conflictiva entre el todo, constituido por la
idea de nación Argentina y las partes, representadaspor las provincias. Aparece una nueva instancia,
lo extrarrjero, loforáneo que se especifica como extraño dialogando con “las partes”y con “el todo”.
Misiones gana un espacionacional como”víctima” o “refugio” de dudosos personajesen disputas en
las que aun sus habitantes no tienen voz, porque no tienen un gobierno reconocido en el plano
nacional. Es un pedazo de tierra convertida en entidad abstractasin representaciónpolítica. En la obra
de Navarro Misiones es sólo un argumento histórico para resolver otras disputas.
El resultado político de la “cuestión Misiones” fue finalmente la separación del territorio
‘misionero de la juridicción de la provincia de Corrientes y la determinación de su status como
Territorio Nacional dependientedel Gobierno central.
Las obras de los “cronistas” y el texto de Mardoqueo Navarro fueron el producto de un juego
de interesesque, en el plano historiográfico que nos ocupa, podemos considerar como externos a
Misiones. Sin embargo, el imaginario sobre Misiones, producido por estas obras, impulsó el
surgimiento de unos intelectuales y de una historia local como una “reacción”, una “fuerza” que
acompañóotra instancia política, la representadapor la provincialización del Territorio de Misiones
en el período 1940-1950. Esto implicó para la historiografia un múltiple proceso de reversión,
reproducción, reelaboración e invención de categorías identitarias tendientes a producir una contra-
imagen del territorio.

2-Las segundas fronteras

Hasta aquí se vislumbra a Misiones desde la óptica del país central: los discursosconstruidos
por los agentes representantesdel Gobierno Nacional. Ahora veremos cómo se constituyó un sector
intelectual que, desde adentro del territorio, inició un proceso de construcción identitaria provincial y,
simultáneamente,su legitimación nacional.
Este momento marca la institucionalización de la historia y la conformación, por primera vez,
de un núcleo de historiadores locales reunidos en la Junta de Estudios Históricos de Misiones
(1939), institución que se convertió en la tribuna pública de un grupo de intelectualesque, a pesar de
su pretensión de especificidad en materia histórica, pueden ser genéricamenteconceptualizadoscomo
productores de cultura (Vedery: 1991), ya que sus actividadesabarcabanuna esfera de competencia
muy amplia en “asuntos” político-culturales; cuestiones que iban más allá del campo estrictamente
historiográfico.
La efervescencia política que signó el proceso de provincialización durante las décadas de
1930 a 1950 fue acompañadapor un no menos efervescentemovimiento cultural tendiente al logro
del objetivo provincialista13. En todo el territorio de Misiones surgieron las denominadas“Juntas”
(nucleamientos de vecinos “notables” del territorio) que procuraban poner “en acto” los principios

13
-Se conoce como “movimiento provincialista” al empeñoconjunto llevado a cabo por diversossectoressociales
tendientea lograr la provincialización de Misiones. Si bien puedenregistrarseantecedentesde estemovimiento sociopolítico
que congregóa un conjunto heteróclito de personasdesde 1920,es en las decadasde 1940 y 1950 cuandoadquirió mayor
envergadura.El cambio de entidadpolítica del Territorio de Misiones se di6 en 1953 cuando se creo la Provincia de
Misiones durante el gobierno del presidenteargentino Juan Domingo Perón (19461955).
ll

justificatorios de un merecimiento provincial frente a las autoridades nacionales y revertir la


condición de Territorio Nacional (dependiente del Gobierno Central) que detentaba por ese
entoncesMisiones.
Durante este período se volvieron a discutir y resignificar aquellos conceptosque marcaron el
desarrollo de la Argentina como nación: las ideas de “federalismo”, “regionalismo”,
“provincialismo”, “localismo”, además de ponerse en cuestionamiento la relación histórica Buenos
Aires-interior y las nociones de ciudadanía. Las metáforas que reiteradamente aparecen en
discursos políticos y en publicaciones de intelectuales de la época, nos informan del carácter de la
lucha que signó la búsqueda de un espacio distinto para Misiones y sus pobladores en el “cuerpo”
nacional: la distinción vivida como traumática, entre ciudadanos de “primera” (provincianos) y de
“segunda” (territorianos), las alusiones al territorio como “colonia” y “factoría” dentro del país, las
adscripciones como “parias” de la Nación de los ciudadanos misioneros que no podían elegir sus
autoridades etc... son sólo una muestra de la multiplicidad de intereses político-económicos que
estabanen juego detrás de esos referentes.El transito de Territorio Nacional a Provincia marca uno
de los momentos más ricos en la constitución del provincialismo y es altamente significativo para el
estudio de las representaciones socialesque determinaron los procesosde construcción identitaria de
los misioneros hasta la actualidad. Este momento se convierte en una instancia articuladora de los
imaginarios que, en tomo a Misiones, se gestaronentre fines del siglo XIX y comienzos del XX y los
que se reproducen y reformulan en el presente.
A la agitación de la prensa y del vasto movimiento de las Comisiones Culturales que se
dieron en la década de 1940, se sumó el decisivo aporte de la historiografía local y de los
historiadores que pusieron en el centro del debate público la necesidad de lograr la entidad de
Misiones como provincia pero de un modo particular, no a través de las justificaciones
jurídicoadministrativas (poseer el número de población suficiente y los recursos económicos
necesarios para mantener un gobierno autónomo, según establecía la Ley Orgánica de Territorios
Nacionales), sino como una reivindicación de antiguos derechos cercenados y el reclamo de la
restauraciónde una antigua entidad nrovincial existente en el oasado.
La justificación en ese presente de Misiones como entidad política nacional, de los
historiadores como intelectuales y de los misioneros como ciudadanosargentinos dependía de un
derecho enraizado en el pasado: la legítima existencia de una Provincia de Misiones autónoma. Se
entendía que esta provincia, surgida en los “albores de la patria”, había sido “destruida” y
“malograda” por “obscuros” intereses, por lo que era necesario que los misioneros del presente
hicieran todo lo posible para restituirla:
“Si bien sus territorios fueron ocupadosdurante un largo período, la posesión logradafue violenta, ilícita y
discontinua,quedandoentretanto el derechodel puebloa dictarsesu propio destino...“(Cambas, 1945)
La enunciación de la historia cobraba, entonces, una importancia trascendental para
demostrar el alcance y la “respetabilidad” de los derechos del presente.La historia debía demostrar
las supuestas“usurpaciones”y los “despojos” de los que habría sido objeto Misiones, comprobando,
a su vez, que los derechos“adquiridos” habían sido cercenadosa lo largo de su trayectoria histórica.
La evidencia era muy clara para estos historiadores: a Misiones le habían arrebatado un destino de
grandeza.Pero, iquiénes..7 Precisamentelos vecinos de la frontera:.
“El cielo de Misionesse ha ensombrecidorepetidamente por causasoriginadas,por lo común,en los estados
vecinos, malográndose felicesperspectivasy promisoriasetapas,desu trayectoriahistórica”(Cambas,1945)

Se recuperabade esta forma la idea de una Misiones “víctima” que venía del siglo pasadoy
era parangonadaa la situación de postración que supuestamentepadecíanlos ciudadanos misioneros
en ese presente.Era necesario,para lograr la provincia, recuperar la entidad provincial del pasado.La
Junta se erigía como la institución encargadade hacerlo y, de esa manera, sus historiadores fueron
definiendo un espaciocentral en la sociedad.El objetivo de la Junta era elocuente:
“La vindicación de esepasado,la rememoraci6n digna de suspáginas,la divulgación y discusión
pública de los mismosy la fiscalización de lo quese sigaenunciandoal respecto,representanuno de los puntos
cardinalesde la patrióticalabor que tienea su cargola Juntade EstudiosHistóricosde Misiones”(BoletínNY,
1940)(Resaltadonuestro)
Trataremos de reconstruir algunos aspectosde esta labor que nos permitan percibir asimismo
la producción defronteras.
12

. .
a-c l’t 1s
La producción histórica de la Junta permitió una identificación o consustanciaciónentre el
pasadomisionero y los propios historiadores. Si Misiones ocupabauna posición marginal dentro de la
historia nacional producto del “despojo” y “ataque” de numerososenemigos, los historiadores locales
padecían de la marginalidad a la que los condenaba un círculo de intelectuales nacionales y
extranjeros que habrían escrito la versión espúrea del pasado misionero. Por eso, estos historiadores
locales, desmitificando esa historia “falsa” creían ue encontrarían un lugar para ellos como
intelectualesen los cenáculoshistoriográficos del país141
:
“Es indudable que toda acción en defensa de la integridad de Misiones, solar de las disputas de
paraguayos,portugueses y correntinos, tuvo lógicamente que generar la malquerencia de los vecinos que
alentaron la pretensión de conseguir sus dominios y esclavizar a sus hijos. Esa malquerencia histórica de la que
no pudieron sustraerse algunos autores, es la que ha ensombrecido muchas páginas de grandeza y de heroísmo
injustamente olvidadas, cuando no deliberadamente omitidas de nuestra historia patria (Boletin NT,
194 l).(Resaltadonuestro)
Los enemigos de la historia tenían, para la Junta, cara de historiadores. Para combatirlos
había que trazar una clarafronfera entre una historia “falsa” que lesionaba los interesesmisioneros y
una historia “verdadera”, “auténticamente”misionera, escrita por los únicos que podían hacerlo: “les
hiios de la tierra”. NO había en el ámbito nacional historiadores misioneros y los juntista se
propusieron instalar la versión misionera de la historia haciendo su propio espacio como intelectuales
. en el ámbito nacional. Esto implicaba un tono agresivo, combativo y altamente polémico para
expulsar a los “usurpadores” de la historia. Ese era su rol social en el contexto presente y, en su
desempeño,iniciaron un proceso defionterización en las relaciones socioacadémicas
Simultáneamente a la consolidación de su posición en el medio local, estos historiadores
ampliaron sus fronteras llevando la voz de Misiones a la Capital Federal y dando a conocer, a quien
quisiera escucharlos,la versión “verdadera” de la historia de Misiones. Pero esta apertura hacia los
ámbitos nacionales implicaba también marcar una frontera con los historiadores correntinos con
quiénes entablaron una ardua disputa intelectual por la “verdad” de la historia que afectaba sus
pasadosen común. Los correntinos significaban para los historiadores de Misiones enfrentarsecon la
“otredad radical” a partir de la cual construir su propia identidad intelectual. Con los correntinos no
había posibilidad de negociación. Tanto más cuando en el momento político de reivindicación
provincialista, los titulares de los diarios locales creaban un clima alarmante, sosteniendo,en primera
plana.,junto con las noticias de la Guerra Mundial, las “amenazadoras” pretensiones correntinas:
“Corrientes alienta la recuperación de Misiones” (El Territorio, mayo de 1943); “Los diputados
correntinos se oponen a la provincialización de Misiones” (La Tarde, Julio 1943), “Han sido
desmentidaslas versiones sobre la anexión de nuestro territorio a Corrientes” (Crónica, septiembre de
1944).
La disputa “regionalizada ” entre historiadores correntinos y misioneros fue sometida a la
autoridad “nacional” de la Academia Nacional de la Historia, la cual fue reacia a aceptar a los
historiadores misioneros. Este rechazo permitió el acercamiento de los juntistas al campo intelectual
brasileño y paraguayo en busca de reconocimiento. Así se perfíló la posibilidad del intercambio
académico con los vecinos, la optimización y manipulación de la situación de frontera para
legitimarse como intelectuales “provinciales” 0 “regionales”. La integración con académicos de
Brasil y Paraguayera posible mediante la recuperación substancializadade un pasado común basado
en la “sangre”, la “raza” y la “cultura” rescatando la homogeneidad cultural entre los paísesa partir
del “manto” tupí-guaraní o el “tronco” hispano-guaraní, flexibilizando así las fronteras inter-
nacionales para el flujo académico.De esta manera, se encontraba en la “comunidad” intelectual de
los paísesvecinos, un lugar para Misiones y sus historiadores, así como el respaldo “científico” para
encarar sus disputas con la Academia Nacional de la Historia localizada en Buenos Aires como así
también con los historiadores correntinos.
Sin embargo, la conformación del “nosotros” regional no entorpecía el proceso de establecer
una fuerte diferencia con los países vecinos supuestamente hermanados por un sustrato cultural
“homogéneo”, contrariando el impulso de la “fuerza determinista de sus destinos comunes” (Bertoni,

14
-La principal institución historiográficadel pais era la Academia Nacional de la Historia (1938) localizada en la
Capital Federal.
13

1941), cuando la correspondenciacientífica llevada a cabo por estos historiadores se realizaba con
otras entidades académicasargentinas y era necesario reafirmar la pertenencia de Misiones como
parte de la comunidad nacional. Así, cuando el Director del Museo Etnográfico de Entre Ríos,
Antonio Serrano, envió una carta al presidentede la Junta solicitándole el catálogo de las colecciones
del Museo Regional de Posadasque pertenecía a esa institución sosteniendo « me interesa mucho
Misiones y la región por sus similitudes con Río Grande (Brasil) donde trabajé casi seis meses y
tengo gratos recuerdos », la respuestaque acompañó el envío fue contundente para el proceso de
fronterización y diferenciación:
“...ruégole tenga en cuentaque la similitud debida a un parecido de vecinos no puede hacer confundir la
entidad de 10s propios caracteres de Misiones con la región en la que dice haber estado. Misiones es portadora
de una culturapropia que ofi-ece al país nuestro humilde Museo...” (Nota de Cambas a Serrano, 1941)(Resaltado
nuestro).
Estaba claro que no se deseabaser confundidos con los “hermanos” brasileños y correr el
riesgo de perder, de esta forma, el carácter“argentino” del territorio Misiones.
La zona de frontera es un territorio que exigió, tempranamente, constantes
reposicionamientos a los intelectualespara construir sus propias sociodiceas (Neiburg: 1995) debido
a la heterogeneidad de intereses nacionales, regionales y locales que debieron conjugarse en la
interacción de las relacionessocialesy académicas.
En la construcción de su espacio socio-intelectual la Junta trató, además, de desmitificar la
. imagen de Misiones como territorio “salvaje” e “incivilizado” que imperaba en varios sectores
políticos, culturales e intelectuales de la Argentina. Para ello tuvo que establecer una frontera entre
los términos de la clásica dicotomía civilización y barberie, colocándosedel lado de la primera. Se
constituyó en una reacción violentamente emotiva contra aquella idea elaborada por los cronistas del
siglo pasado,obras que estos historiadores leían profusamente con cierto espíritu de revancha.Debían
demostrar que la población de Misiones ya no era “... pobre, desnuda y bárbara, sin ideas, sin
industrias, sin sociabilidad, sin patria, sin legislación humana y (...) sin una generación que prepare el
progreso social, intelectual y moral del territorio..” (Hernández: 1887). Ellos, los juntistas, una
generación de intelectualessalidos del propio suelo misionero, serían precisamente la prueba de esa
nueva realidad.
Así como la Junta se preocupó por marcar fronteras entre una historia falsaria escrita por los
“enemigos” de Misiones y una historia verdadera, escrita por los hijos de la tierra; también intentó
marcar fronteras entre aquellas visiones poco favorables a Misiones y la supuesta realidad
“civilizatoria” del presente.También aquí trataba deponterizar los imaginarios ubicándose del lado
del progreso. Se sumó con su participación en las numerosas Ferias y Exposiciones Industriales que
mostraban la potencialidad del Territorio Nacional de Misiones, procurando demostrar que existía una
intelectualidad local sinónimo de la prosperidadcultural y material del territorio.
b-J,as fronteras en la sociodicealocal
Dónde más efecto produjo el sentido de misioneridad como delineador de fronteras, fue en la
comunidad local o sociedadmisionera. En el proceso de inserción y legitimación social, la Junta trató
de hacer pasar sus interesesparticulares (y los de la historia) por el meridiano de los interesesde la
comunidad. Una insistente prédica misionerista reivindicativa de derechos,sustentabala solicitud de
recursos económicos y los pedidos de donaciones de bienes culturales para la institución. Estaba
dirigida a maestros, autoridades de gobierno, empresarios, comerciantes,jóvenes y estudiantes.La
permanente actitud demandantede la Junta a la comunidad tenía como misión crear conciencia sobre
el pasado misionero imponiendo en la sociedad la identidad de una institución que se erigía con
perfiles “propios”, “genuinos” y “necesarios”. El estilo de la Junta y el tono de sus discursos,
enérgicos y virulentos, por momentos profundamente emotivos, definían un espacio hegemónico que
colocaba a todos los sectoressocialesen el trance de resolver un dilema: participar y comprometerse
con lo postulado como auténticamente misionero y nacional, lo que equivalía a dar respuestas
positivas a los pedidos de la Junta o, de lo contrario, correr el riesgo de la exclusión de esa misión
patriótica que los ubicaría muy próximos a la pantera de la traiciún. La traición era comunmente
asociada como un rasgo propio de correntinos, paraguayos y porteños. Se suponía que ningún
misionero querría caer dentro de estascategorías.
Se impuso el concepto de “buen misionero” para aquellos que colaborabann con la obra
cultural de la Junta. La dicotomía civilizaciónlbarbarie, héroekontrahéroe a la que era proclive caer
14

el discurso de la institución, volvía a presentarseentre el “buen” y el “mal”misionero que tenía un


correlato mucho más expreso en el plano social. Ante cada respuesta positiva de la gente a los
pedidos de donaciones o recursos se enviaban notas de agradecimientoo se publicaba el hecho en los
diarios locales:
“...con los objetos que nos envía hará obra patriótica, colaborará en favor de nuestra cultura autóctona y grabará
su nombre como benefactor de tan interesante obra (...) De esta manera, su nombre de buen misionero se liga
estrechamente a la labor cultural que desarrolla esta Junta” (Cambas a Leonardo Losada, El Territorio, 1940)

Había que dar respuestaspositivas a la obra de la Junta para no caer bajo sospecha:
“..sólo albergando oscuras intenciones, se puede ser indiferente a los intereses de Misiones. Hay que estar
atentos en defensa de nuestros derechos, la indeferencia con la labor de la Junta sólo contribuye a la
malquerencia de los estados vecinos y de los que intencionadamente oscurecen nuestra historia (Acta de la
Junta, 19 mayo 1942).
De esta manera, la Junta y los intereses de Misiones se transmutaban en una sóla y misma
cosa. Este principio tendrá honda repercusión en la constitución del campo socio-intelectual de
Misiones. En el campo historiográfico, especialmente,será posible marcar una frontera clara entre los
de “adentro” y los de “afuera”.
Así, la contera entre patriotas y traidores tiñó la interpretación de la historia que, sumada a
la imagen de un territorio misionero edificado como un escenario de disputas e intereses ajenos y
. permanentemente“ocupado”, “invadido”, “despojado”, cobraba trascendencia mayor para definir
posicionamientos sociales en una zona de fronteras donde la condición de “patriota” exigía la
manifestación de reiteradas lealtades. Aquí el componente afectivo que intervenía en la condición
distintiva de “buen misionero” pasabapor el compromiso público “con la defensay el amor por las
cosas nuestras”. Este principio podría, incluso, disolver las fronteras entre los de “afuera” y los de
“adentro” y ser un factor de admisión a los “extranjeros” que demostrasen compromiso y amor
públicos por las cosas de Misiones. En el campo historiográfico era necesario que los nuevos
historiadoresescribieran una historia que reivindicara hechos, sucesosy personajesde Misiones y a
través de la cual demostraran ese compromiso “misionerista” para mitigar, con el tiempo, la
condición no originaria del territorio. Desde este marco, la historia de los juntistas participó
activamenteen la elaboración de los imaginarios sobre “paracaidistas”(categoría nativa que alude a
los recienvenidos) y “mercenarios” (categoría nativa que se refiere a quienes llegan a Misiones para
enriquecersea costa de cualquier precio a expensas de los intereses de locales) que constituyen
lugares comunes en los discursos de la sociedad misionera actual en cualquiera de sus ámbitos.
. ,.
fronteras entre lo na&nal v local en el discurso hlstonco.
La argumentación histórica estuvo guiada por el principio de que “existen acontecimientos
que determinaron para siempre nuestra nacionalidad...” (Carvallo, Casiano: 1943), por ello era
necesario asociar los acontecimientos locales a los de la Historia Nacional y, de esta manera, se
diferenciabanfronteras con los estadosvecinos visualizados indefectiblemente como enemigos.
Se rescataba la Batalla de Mbororé ocurrida en 1641 enfrentando victoriosamente a los
indios guaraníes y a los jesuítas de las reducciones con los esclavistas-bandeirantes-portugueses
(tríada de alta significación por representar el carácter simultáneo de “enemigos”, “invasores” y
“extranjeros”) como un episodio en defensa del territorio nacional:
“füe en esta memorable acción donde la sangre del indio misionero corrió por primera vez en aras de la
tranquilidad de los demás pueblos (...) fue en esta acción que se gestó, en este territorio de posesión tan
discutida en otro tiempo, nuestra condición de argenfinos”(Escalada, Boletín N”3) (Resaltado nuestro).
Si bien las Misiones Jesuíticas no ocuparon un renglón importante en la producción histórica
de la Junta, las reducciones eran reivindicadas en su estado actual de ruinas pues operaban como
pruebas y evidencias de una historia marcada por la destrucción y el despojo. Por otra parte, servían
para la exaltación de las figuras indígenas defensoras del “solar nativo”:
“...estos son los hechos que explican la existencia de las ruinas en los pueblos misioneros, reducto hoy de
leyendas sugestivas y apasionantes, sobre cuyas piedras dispersas la nación debe mandar esculpir la figura de
los indios, héroes anónimos de las bárbaras invasiones de los vecinos de oriente y occidenfe” (Boletín N”1,
1940) (Resaltado nuestro).
Sin duda, la argumentación histórica más importante de la Junta estuvo destinada a rescatar
del pasadoa uno de esos héroes anónimos de las Misiones y convertirlo en el “prócer” misionero por
excelencia: se trata del caudillo Andrés Guacurarí, el ejecutor histórico de las fronteras. Este
15

indígena resumía en su persona dos sentidos libertarios: el auténticamentemisionero como defensor


del “solar nativo” y el de la soberanía Argentina como garante de las fronteras nacionales. Fue la
figura mas importante creada para sustentarla pertenenciaargentina de Misiones. En ella lo “local” y
lo “nacional” no entraban en contradicción, se identificaban mutuamente, aunque la enardecida
reivindicación de las campanasy valores del héroe misionero por parte de los historiadores de la
Junta, establecieranla preeminencia de lo local sobre lo nacional: la condición para ser argentino era
ser primero “bien misionero”, como el propio “Andresito”. Lo cierto es que el caudillo guaraní
Andrés Guacurarí constituye “. ..el alma de la reacción nativa y la personificación de un
nacionalismo restaurador de los derechos pisoteados por extraños “ (Areco, 1941). Pero también
“Andresito” simbolizaba la lucha presente por “la defensa de los derechosy libertades del población
nativa..“(Herrera, 1945)
Tan pronto como se erigió la figura de “Andresito” como héroe misionero, “encarnación del
bien”, la Junta construyó la figura del contra-héroe, “encarnación del mal”. La institución necesitó
construir un contra-héroe en cuyo contraste se engrandeciera aún más la figura del propio. En esa
oposición maniquea en tomo a este caudillo guaraní, la historia contribuiría a la representación de las
fronteras, ya que el contra-héroe se constituyó en la persona del Brigadier Portugués Francisco Das
Chagas Santos, Comandante de la frontera de Portugal que combatió contra Andresito entre 1817 y
1819 atravesando,uno y otro, la frontera natural representadapor el río Uruguay. De esta manera lo
presentaron los juntistas en un célebre artículo en el Boletín No1 de la institución cuyo título ya
. anunciaba su carácter denostativo: “Francisco Das Chagas Santos, el vándalo”:
“FranciscoDas ChagasSantosinvadey despliegasobreMisiones la ferocidadcaracterísticade una barbarie
medioeval como un nuevo Atila auténtico ¿Québuscó el vándalo con la destrucciónde pueblos indefensos?
(...) la inmortalidadciegatanto levantaen broncela esfígiede los grandeselegidosdel bien y de las virtudes
(Andresito)como eternizala memoriade las grandesfiguras del crímen y la abominación (Chagas). Y en esa
picota inexorable,la esfigie el invasor portugués quedaráexpuestaal escarnio y a la abyección de las
generaciones. Su deudaes demasiadogrande,su crimen demasiado feroz para que el porvenir le haga merced
de su perdón(...) y es por todo ello que el BrigadierFrancisco Das Chagas Santos ha entrado en la inmortalidad
espantosa de las grandes figuras del mal que en distintos siglos pasaron con violencia de vendaval (Boletín N”1,
1940).
La Junta retornaba la vieja fórmula de civilización y barbarie para ubicar a Misiones, en este
caso a través del prócer, del lado de la civilización y visualizar al “otro”, al “enemigo”, en el campo
de la barbarie, dejando además los destellos de la “otredad radical” para iluminar el recuerdo de las
geraciones futuras de misioneros, alimentando la idea permanente de los lusobrasileños como
“peligrosos invasores”, la del vecino brasileño que sólo puede traer “crimen” y “abominación”.
La Junta, colocada del lado del bien, se preocupó por inmortalizar en un monumento la figura
del héroe15.Diseñó una escultura de grandes proporciones que pretenderepresentarfisonómicamente
el prototipo de la “raza guaraní auténtica”, con una lanza en una mano y con el dedo índice acusador
de la otra, señala el supuestoinstante en que Andresito ordenaba a Chagas el desalojo de sus fuerzas
del territorio misionero. Sin embargo, lo que la figura simbolizaba en ese presente era el deseo de
autonomía de Misiones dentro de la nación aue imnonía la lucha orovincialism. En este caso, se
advierte también que se construyen fronteras y se identifican enemigospara lograr un reconocimiento
en el contexto nacional, un lugar hacia adentro con derecho propio. Al pie del monumento se lee una
frase que según los historiadores habría sido pronunciada por “Andresito” en ese trascendente
momento de expulsar a Chagas “..estos territorios son de los naturales misioneros a quienes
corresponde el derecho de gobernarlos”. Era claro que la figura histórica tenía una efectividad
presentepara el logro de la autonomía de Misiones en el concierto político nacional de 1940. Más que
una misiva a los portugueses-brasileños,era un mensaje a la nación. Este involucraba exponer la
contribución de un “gran” misionero en defensade Zasfionteras por cuyo servicio, cristalizado en un
sentido patriótico, sus herederos, (los misioneros del presente), reclamaban al país el “premio” o el
“pago” que significaba el otorgamiento de la autonomía provincial. La escultura se denomina
sugestivamente“Reclamo indio”.

15
-Se halla sobre la Ruta Nacional No12 en la localidad de Garupá, límite entre la capital misionera (posadas)y el
interior de la provincia.
16

Otro episodio interesanteque muestra la tensión entre las fronteras de lo local, lo nacional y
lo extranjero en el discurso histórico de la Junta, esta representadapor la oportunidad en que la
institución tuvo que expedirse acerca del cambio de nombre del paraje denominado “Tres Capones”.
El pedido a la Junta lo había realizado el personal de la Escuela No 34 del lugar mencionado.
Proponían el nombre de un argentino célebre, Juan Bautista Alberdi, porque consideraban que el
nombre “Tres Capones” era de “origen brasileño” y “que nada tiene que ver con nuestro léxico”
(Nota N“ 3, 1941). La Junta se expidió sosteniendoque “capón” es de orígen guaraní y no portugués,
por lo tanto el nombre debía mantenerse“por ser auténticamenteregional”, entendiendo como tal el
sustrato cultural guaraní que abarcabatanto a Brasil, Paraguayy Misiones. De esta manera, tomaba
distancia de lo extranjero (representadopor lo brasileño) y se amparabaen lo regional (representado
por el sustrato guaraní originario) para seguir manteniendo el sentido localista. Propuso, para no
desairar el componente nacional, que “el nombre del gran Alberdi sea dado a alguna ruta
caminera..“(Boletín N”2, 1941)
La Junta ignoró personajes y/o mencionó tangencial o parcialmente algunos procesos
históricos. Estas omisiones nos informan de un modo de establecerfronteras “duras” o “flexibles” en
el campo de la negociacionespolíticas y académicas.En ese marco, pueden precisarse los matices y
contradiccionesen el proceso de construcción de discursos identitarios y de los propios intelectuales
misioneros por medio del uso de la historia en una zona de fronteras. Estas consideracionesparciales
de personajesy sucesos eran producto, como siempre, de una lectura interesada de la historia de
. Misiones y, desde ese punto, se pueden percibir también diferentes significados de la tensión entre
local, lo nacional y lo extranjero.
Manuel Belgrano (prócer argentino creador de la bandera nacional) podía ser reivindicado
como expresión de la nacionalidad Argentina, como el prócer que llevó el impulso libertario al
Paraguay y produjo en Candelaria el Reglamento para los pueblos de Misiones considerado como la
primera Constitución Argentina, pero también era virtualmente acusado de la responsabilidad de
haber dejado perder a una provincia hermana (Paraguay) del territorio patrio y especialmente
responsablede la firma del Tratado de 1811, lesivo para los interesesmisioneros, pues ocasionó la
pérdida de los pueblos de la costa occidental del Paraná que pasarona manos del Paraguay.Belgrano
es presentadocomo “iluso” por creer en el Paraguay y en Buenos Aires y los paraguayosy porteños
presentadosindefectiblemente como “falsos” y “traidores”.
La Guerra de la Triple Alianza, que constituye un hito trascendenteen la constitución de la
historiografía paraguaya y uno de los acontecimientos que per-mea actualmente un proceso de
construcción identitaria en la frontera misionera-itapuense permitiendo categorías de diferención
frente a los “otros”i6 , fue omitida en la historia de la Junta. Este episodio, altamente conflictivo en las
relaciones entre los países de la frontera y que podía perturbar las relaciones académicas,sólo era
mencionado como el punto de partida de lo que se dió en llamar la “repoblación de Misiones”
(Cambas: 1945). Convenía, en este caso, como en el antiguo debate del siglo pasado, asumir la idea
de Misiones como “teatro pasivo” de las operacionesde intereses“ajenos”. Misiones sería escenario
de la Guerra de la Triple Alianza, víctima no responsable. De esta manera, se asumía una posición
neutral en la historia que, en las relaciones académicasde fronteras, otorgaba neutralidad presente a
los juntistas para no tratar, al menos, ese tema conflictivo. Se empieza a contar una nueva historia:
“repoblación de Misiones” y se convierte al sucesoen un punto de partida : “ despuésde la Guerra de
la Triple Alianza Misiones inicia un camino de progreso” (Cambas: 1945). Indirectamente, se obviaba
el tema, aunque se reconocía la ocupación paraguaya del territorio que, junto con la “anexión”
correntina y las “invasiones” portuguesasconstituían un período “negro” y “nefasto” para Misiones.
Se mencionaba la “trinchera” de los paraguayos (en lo que hoy es Posadas) como símbolo del
oprobio, pero no se destacaba el proceso social a que dió lugar la denominada “ocupación” o
“invasión” militar del Paraguay. Esto hubiera sido lesivo para las pretensiones nacionalistas de la
Junta en la búsquedade legitimación de una continuidad cultural, territorial e histórica de Misiones a
la Nación Argentina: ¿Cómo reconocer la presencia paraguaya en suelo argentino sin poner en duda
dicha continuidad?

16
- Los encarnacenos
acostumbran
llamar despectivamentea los argentinosde la frontera con el apelativo “curepí”
en alusión a las pernerasde cuero de cerdo que utilizaban los soldados argentinosdurante la Guerra de la Triple Alianza.
17

También se negaba el proceso inmigratorio y se desconocíaa la población aluvional del


territorio misionero. Para construir un discurso específico que situara a Misiones con autonomía
dentro de la nación, no eran tiempos convenientes para enarbolar el contenido multiétnico del
territorio. El momento más intenso de producción de la Junta coincidió con el contexto de la Segunda
Guerra Mundial y el desarrollo de la ideología nacionalista en la Argentina. De hecho, los extranjeros
fueron “ignorados” y “negados” por los juntistas y, en ocasiones, considerados negativos para la
imagen nacional del territorio que se pretendía exponer. La reivindicación de un pasadoprovincialista
enraizado en lo profundo de la historia no debía ser perturbado por las evidencias elocuentes del
carácter adventicio de la población misionera al que conduciría el reconocimiento de los inmigrantes.
En todo caso, había que “enraizar” las corrientes inmigratorias como parte de un proceso colonizador
(y sólo una etapa) que integraba una continuidad de la población desde el pasado prehistórico más
remoto y originario de Misiones. Es importante reiterar la contradicción que significaba en este punto
la presencia paraguaya en el territorio misionero por más de treinta anos, contradicción que ni
siquiera la idea de “espacio vacío” manejadopor algunos miembros de la Junta pudo resolver frente a
otras evidencias.
e- . hlstoriomafica
bal y lo localen la producc& . . ,
La Segunda Guerra Mundial (1939- 1945) y la “irrupción” del Peronismo a partir de su hito
sociológico emblemático en la Argentina (la movilización popular del 17 de octubre de 1945 hacia
Plaza de Mayo) constituyen dos sucesosque marcaron el desarrollo de los momentos de mayor
. producción histórica local. Sin embargo, ninguno de estos aspectosconstituyó materia de atención
directa de la Junta. Ambos contextos operaron, sin embargo, como un telón de fondo con el que la
producción histórica y el proceso de construcción de los historiadores, establecieron un diálogo
subliminal influyendo en sus etilos y en sus prácticas reivindicativas.
Los titulares alarmantesacercadel desarrollo de la guerra que aparecíantodos los días en los
diarios locales La Tarde, El Día, Crónica y El Territorio imponían una obviedad tan significativa y
una dramática reiteración de las noticias que la Junta, al parecer, no trató el tema. Empeñada en sus
disputas del pasado produjo un extrañamiento de los procesosglobales del propio presente.De todas
formas, ese contexto y su repercusión nacional signaron un proceso de elaboración de alusiones
indirectas en el estiZo de la producción histórica y una intensificación del sentido nacionalista de los
juntistas que se cruzaba con el fuerte ímpetu de reivindicación provincialista.
La Junta acompañó indirectamenteel clima social de repulsión a los extranjeros. La constante
mención de proteger las fronteras de la nación, de no permitir el izamiento de las banderas a los
extranjeros dentro del país, de cerrar o “controlar” colegios, especialmentede alemanesy japoneses,
censurar películas de supuestoscontenidoslesivos al sentimiento nacional y apologético de ideologías
“extrañas” a la nación dentro del territorio del país, cobraban inusitada trascendencia,particularmente
en el “alejado” y “fronterizo” territorio de Misiones, percibido como más en riesgo aún por su
pluriétnica población (integrada desdefines del siglo XIX en su mayor parte por ucranianos,polacos,
alemanes), la que era, como ya dijimos, omitida y negada en el contenido de la argumentación
histórica.
Las alarmantes noticias de ataquese invasiones de unos países sobre otros en el contexto de
guerra europea, brindaban una plataforma para rememorar las “invasiones” e “irrupciones” de
paraguayos y brasileños (mismo correntinos) al territorio misionero, trayendo “destrucción” y
“muerte”, “violentando” derechos “legítimos” de soberanía. Las conquistas y usurpaciones del
presente encontraban un parangón en el pasado. El pasado brindaba enemigos que se dibujaban
potencialmente peligrosos en la lucha provincialista por la nacionalidad. Definir los propios límites
que especificaban la identidad misionera a partir de la construcción de los “otros” actualizaba,
solapadamente, una antigua agresividad y contenía la carga amenazadora de viejas y nuevas
ambiciones. Lo que enseñabael contexto de la guerra era que no había que “bajar la guardia”, ni
abandonar la actitud de permanentealarma frente a los vecinos que podían volver a convertirse en
enemigos. Esto se reflejaba necesariamenteen el estilo de los discursos y en las metáforas que
utilizaban en la construcción histórica (el caso de la presentación del contrahéroe Chagas es un
ejemplo).
Algunos hechos queremos destacar para establecer la forma en que el contexto global
dialogaba con la Junta de Estudios Históricos de Misiones:
18

1- Mientras llevaba a cabo una lucha “provincialista” en defensa de los derechos misioneros
procurando el rescate y restitución de su patrimonio “arrebatado por extraños” en el seno del país,
ofrecía en venta a museoseuropeospatrimonio cultural “auténticamente”misionero. Lo global estaba
fuera del área “territorializada” del conflicto local. La acostumbradapráctica de los museos europeos
de contar con muestras de culturas exóticas de América no afectaba, al parecer, la “misioneridad”
que, por el contrario, era vivida como un aspectodel reconociminto mundial que en el plano nacional
no tenían.
2-La mención, finalizada la guerra, del inicio de la correspondencia “interrupida por los
acontecimientos mundiales...” referida a algunas instituciones internacionales con las que
intercambiaba publicaciones.
3-La insistencia en 1944, inminente entrada de la Argentina en la Guerra , de colocar en las
comunidadesdel interior esculturasy bustos dei General San Martín, “padre de la patria”, con el fin
de “sembrar argentinidad” y convertir a la zona en una frontera protegida bajo la invocación del
prócer, en especial en la ciudad de Oberá caracterizadapor su población pluriétnica (con atención
particular sobre los alemanes).
4- Los frecuentespedidos al Ejército Argentino y a la GendarmeríaNacional desde finalizada
la guerra hasta 1950, para que repararan los danos que sus fuerzas ocasionaron en el Museo de la
Junta cuando se instalaron en su sede durante la guerra. El Museo esta muy cerca del río en la frontera
con Paraguay y se convirtió en destacamento de frontera en 1944 por su posición considerada
. estratégica. Los grupo de “zapadores” y “pontoneros” ocuparon las instalaciones del Museo desde
1943 a 1945.
A partir de 1945 “otros” desconocidos hacían su aparición en la escenanacional como el
“aluvión Zoológico”, los “cabecitas negras” que horrorizaron a las clases altas y medias argentinas.
Mientras los obreros reclamaban su espacio social en la Argentina “bajando” del interior del país al
centro, impulsados por el liderazgo carismático del General Perón, simultáneamentese hacía evidente
la presencia de los “provincianos” que trastocaron la estética de la población urbana de la Capital
Federal. Así, los intelectualesde Misiones, “desclasados”de la intelectualidad argentina, reclamaron
también su espacio social desde la condición de provincianía desafiando a los prestigiosos
historiadores de la Academia Nacional. Para algunos historiadores, la revanchay el resentimiento por
años de postración, fueron los signos del avance de los pobladores del “interior” para reclamar un
espacio distinto en el plano social frente a los sectoresprivilegiados. Los intelectualesde la Junta, por
el estilo con que intentaban darse a conocer en todo el país, compartían, quizás, un espíritu de
revanchismo semejante pero en relación a los historiadores consagrados de la Academia.
Sintomáticamente, la provincialización de Misiones, objetivo primordial de los historiadores de la
Junta, se logró en 1953 durante el gobierno de Juan Domingo Perón, saldando una deuda histórica
con los intelectuales provincianos de Misiones como lo habría hecho con los obreros en el plano
sociolaboral.
Se pueden mencionar otros ejemplos, pero creemos que basta con señalar que la mayor parte
de las evidencias demuestranque en el proceso descripto los historiadores de la Junta construyen
enemigos de “afuera” para reclamar un espacio legítimo hacia “adentro” del país. Fueron definiendo,
a través de la producción histórica, fronteras diversas:políticas, simbólicas y sociales.En esa trama se
asentaronlos perfiles de estos historiadores como intelectuales: hacer la provincia de Misiones como
parte de la Nación Argentina les implicó realizar recortes culturales y de escenariosacadémicos que
iban mas allá del ámbito estrictamente historiográfico. Por ello, fueron marcando fronteras de
negociación social no exentasde conflicto y contradicciones locales, regionales y globales que, a su
vez, afectaron la producción histórica. Al proceso de especificar una provincia argentina localizada en
un área de frontera a través de numerosos recortes de discursos y prácticas historiográficas, lo hemos
denominadoffonterización de la frontera y creemos que éste es un rasgo propio de la dinámica de
producción histórica e identitaria en Misiones dando forma a la matriz historiográfica elaborada por la
Junta.
La indagación de la sociogénesis del campo historiográfico misionero que reconoce, como
hemos visto, antecedentesen el siglo pasado (Zasprimeras fronteras) pero que se consolida con la
Junta en la década de 1940 (Zassegundasfronteras) nos permite precisar algunos puntos a tener en
cuenta para la problematizacióndel proceso actual en la producción de fronteras:

-
19

l-La historia contribuyó a la especificación de un espacio para Misiones en el contexto


nacional. El campo historiográfico se constituye como una reacción frente a los imaginarios que en
tomo al territorio elaboraron viajeros y funcionarios del estado en el momento de organización de la
Argentina Moderna.
2-En la construcción histórica aparecen dos núcleos fuertes: la nación y la provincia. Son
dos “invariables” que se encuentranen un permanentejuego de complementacion y diferenciación.
3-La región aparece como una idea mucho más plástica que puede coincidir con los límites
de una entidad provincial, abarcar a varias de ellas o referirse a estructuras “supranacionales”. La
región es un continente que puede ser llenado con distintos elementos en circustancias diversas y
constituirse en una salida para los conflictos entre la nación y la provincia, cuyos componentesson
más difíciles de negociar. Pero la región también está sujeta a la “desintegración” cuando las
sucesivas negociaciones vis-a-vis la nación imponen la definición de fronteras “duras” y la
identificación de vecinos “peligrosos”. Las “fronteras” y los “vecinos” aparecen como un producto
derivado de las interacciones entre las provincias y la nación. En la definición de estas nociones se
nota un fuerte sentido de “territoralidad” y una relación be oposiciónhdentzpcación con los “otros”
que está substancializada. En la dinámica de estos niveles de complementación y exclusión se
perciben las fronteras como espaciosde diálogo y confrontación.
4- Lo mundial jamás aparece explicitado, es un referente tácito, una fuerza con la que se
dialoga, pero sin nombrarla. Integra el proceso de construcción de fronteras pero no de manera
’ claramenteconfhctiva, se lo asumecomo un hecho “desterritorializado” de la zona local de disputas y
confrontaciones.
5- El relato histórico sobre la provincia de Misiones coincide con la percepción que tienen los
historiadores del lugar que ocupan en ella: su propia trayectoria intelectual esta marcada por el
destino histórico. Hablamos de un doble proceso identitario: el de la historia como discurso social y
el de los historiadores como intelectuales. A la construcción de ese proceso en el campo
historiográfico misionero lo hemos denominado@onterización.La zona de fronteras con la presencia
de población heterogénea, circulación de códigos culturales diversos y a un ritmo relativamente
acelerado,implica que para especificar la identidad misionera la historia debe abarcar componentes
de un amplio campo cultural, social y político que la convierte en una fuerza homogeneizadora de la
sociedad. La especificación identitaria en ese marco heterogéneoimplica una dinámica constante de
producción de fronteras en la negociación con estos componentes.La historia se estructura en una
línea argumentativa en la que la prefiguración de los otros está basadaen la “sospecha”permanente,
buscando siempre construir “otredades” para especificarse a sí misma. El proceso de selección,
registro y reconceptualizacióndel pasadoy de la propia experiencia intelectual de los historiadores,
signan los mecanismosde inclusión/ exclusión, identificación/diferenciación, como así también, los
márgenesambiguosy contradictorios de la interacción.
6- Cuando se plantea lo nacional, se incorpora la traducción local de la nacionalidad. El
sentido localista opera como un filtro de la nacionalidad, la incorpora, pero la resignifica. Esta
resignificación esta determinada por la negociación que se establececon los “vecinos” de la frontera.
El posicionamientoen relación con los “vecinos”, determina la interpretación de la nación. En sentido
dialéctico, la posición “dentro” de la nación, permite percibir y asumir a los “vecinos”. Desde ese
punto, es posible evaluar procesosque conducen a percibir las fronteras como espaciosde apertura e
intercambio, flexibilizando los componentesnacionales-localeso como barrera que obstaculizan la
integración a partir de la recuperacióny puesta en activa vigencia de los componentesmás “duros” de
la nacionalidad-localismo.
7-Por eso es necesario identificar en la articulación de esosdos parámetros un foco identitario
más localizado que se define, dentro de la historiografía, como un espacio de construcción
argumentativa propia del lenguaje de los historiadores de la frontera: aquél en el que la historia debe
esnecificar a brasileños v narws. Es un espacio ineludible en el que se debe dar cuenta de los
vecinos, de ubicarlos en algún esquemaclasificatorio. Hay un acercamientohacia el otro, un intento
de explicar sus propias presencias,tan próximas unos de otros, de dar un sentido a su propio pasado
para ubicarse en relación con los otros. Es la instancia en que los historiadores se ven envueltos en
contradicciones,ambigüedades,omisiones, tergiversaciones,mitificaciones, que podemos considerar
como “manipulación” de la situación de frontera. A este “lugar” argumentativo específico lo
denominamos“transfronterizo”, pues en él se suspendepor un momento la nacionalidad o se reduce
20

su influencia permitiendo un acercamiento, un esfuerzo de reconocer y darle una ubicación a


paraguayosy a brasileños. No deja de ser un momento de tensión, que puede resolverse hacia la
plasmación de fronteras “duras” (recuperando los fuertes sentidos de la nacionalidad) o puede
permitir la construcción de “comunidades” de integración. Pero lo que denominamos
“transfronterización” es esemomento de no resolución que se presenta entre la definición de lo propio
y lo extraño, exigiendo ciertos modos de recreación del pasado, la implementación de estrategias
“adaptativas”en las relacionesy en las percepcionesmutuas.
8-Por lo que hemos analizado del campo historiográfico observamos que mediante la
substancializaciónde un sustratocomún asociadoa la raza, al pueblo y a la cultura (manto tupiguraní,
pasado hispano-guarani), fue posible una integración académica con paraguayosy brasileños. Para
ello hubo que sortear, “filtrar”, los espacios y sentidos nacionales asociados a las fronteras por el
tamiz de las construccionesidentitarias del localismo (que ya incluían otras definiciones o categorías
sobre los vecinos). La nación entra en suspensiónpara producir construcciones nuevas de identidad
sustentadasen otros tipos de pertenencias, aunque éstas se basaran, al igual que la nación, en
elementossubstancializados.
El proceso de substancializaciónde raza, pueblo y cultura permitió la construcción de una
región que operaba como contención identaria vis-a-vis la nación flexibilizando las fronteras de los
países. Sin embargo, la tensión no se resolvía del todo y seguían operando otros esquemas
clasificatorios dispuestos a ser usados cuando el intento de acercamiento con los otros
. (transfronterización) hacía peligroso el contacto y el diálogo; ahí aparecía nuevamenteel repertorio
acumulado de valoraciones nacionales.La determinación que hacemos de este estado de tensión que
adecúa discursos y prácticas nos permite captar que las relaciones fronterizas son mucho más
complejas que la imagen superficial de “hermandad” o “enemistad”. Esta complejidad sólo se percibe
en las interacciones que se dan en ese espacio más localizado dentro de la frontera que hemos
denominado “espacio transfronterizo” que está marcado por momentos de tensión (acercamiento y
separación, a veces procesos simultáneos) que exigen formas de resolución, pues no se puede
mantener por mucho tiempo.
Con Brasil era más frecuente una resolución negativa del acercamiento y reconocimiento,
pues los brasileños eran considerados siempre como “extranjeros”, “enemigos”, “invasores”. No
había variantes ni matices, la relación era uniforme: los brasileños siempre avanzan, los argentinos
deben anteponer barreras. La historia rescataba muchos ejemplos que justificaban esta relación. La
comunidad de raza, pueblo y cultura se desintegrabarápidamente en este caso.
En cambio, el proceso de percepción y ubicación de Paraguay, implicaba alternativas más
frecuentes de identificación y diferenciación. Era posible el encuentro con los paraguayos apelando
al mismo origen guaraní, compartiendo la idea del carácter “indómito”, “libertario” y “localista” de
ambos pueblos, identificándose en la posición de víctimas, por haber padecido supuestamentelas
mismas opresiones y desgracias.Habían sido “hermanas” en los “albores de la patria” y se podía,
incluso, si era necesario,obviar el tratamiento de cuestionesconflictivas del pasado.La historia daba
más márgen para la negociación, no así con los brasileños. Pero se percibe en la argumentación
histórica una relación asimétrica: los brasileños siempre eran más poderosos y superiores, los
paraguayosaparecían subsidiariosde la Historia Argentina: la independencia del Paraguay se habría
debido al impulso libertario dado por la Argentina. Mientras los pueblos misioneros de la costa
occidental del Paraná fueron “dejados” por Belgrano en manos de Paraguay, a lo sumo « perdidos »
para la Argentina, los pueblos de la costas del Uruguay fueron “arrebatados” y “usurpados” por los
portugueses. Quedaba bastante evidente que con los paraguayos los argentinos ejercían una
superioridad paternalista de hermanamayor; en tanto que los brasileños, si bien eran más poderosos,
seguían desarrollando prácticas de salvajismo propias de pueblos que no alcanzaron totalmente el
estado de civilización como sí lo habrían hecho los argentinos. Pero esta son sólo algunas de las
posiblidades que adquiere el proceso de construcción de los vecinos en los múltiples modos de
entender las “fronteras” desdeel marco del localismo historiográfico fronterizo.
21

3- Viejas y nuevas fronteras: el campo historiográfico misionero en tiempos de


cambios
Han pasado casi cincuenta años de constitución de la Junta de Estudios Históricos de
Misiones, período del que no nos hemos ocupado y en el que han surgido otras instituciones
historiográficas, especialmente en el campo universitario. Pero a pesar de las diferencias, de la
inclusión de nuevos temas y de nuevos enfoques, los historiadores de la actualidad permanecen
atrapadosen las redes de una matriz historiográfica con la cual dialogan permanentemente.
La invención de la misioneridad, la construcción de la provincia y la identificación de las
figuras emblemáticas que se gestaron en la Junta, cobran vigencia en acríticas reproducciones o
adquieren nuevas significaciones en las instituciones que actualmente producen historia (ya sean
Centros de investigación o Juntas). Por similitud u oposición, por afirmación o negación, la matriz
(cuyos rasgos hemos resumido en el apartado anterior) sigue teniendo una eficacia tal en la
producción historiográfica que influye también en la determinación de la naturaleza cíclica en la
producción de fronteras.
Todas las instituciones del presentehan sido creadascomo una continuidad de la labor de los
“padres fundadores”retornando “la posta”de la construcción de la historia por el “bien de Misiones”.
Existe una suerte de idealización de la actividad historiográfica del pasado en tomo a la cual se
reunen los historiadores como el “fuego sagrado”de una gran familia. La cotidiana referencia a los
historiadores de la histórica Junta, ya sea por sus nombres de pila o apodos: “Chiquito”, “Anrbal”,
’“Casiano” o, incluso algo más despectivamente,“el Viejo Cambas”, nos informa de esa comunidad
tan próxima y aldeana con los muertos que implica un compromiso permanente con la matriz
histórica. La recurrente visión romántica de la labor de los juntitas opera también como una
“trinchera” para oponerse a los cambios y para excluir a otros historiadores considerados como
“extranjeros”, salvo que demuestren en sus producciones un fuerte compromiso con las cosas de
Misiones y eso ocurre mediante la reproducción de algún aspecto predispuesto por la matriz
historiográfica misionera.
Nos preguntamos:iComo se comporta la matriz en tiempos de cambios?
Retomarnosaquí, para cerrar nuestro trabajo, el problema de las transfomaciones globales y
el localismo fronterizo con el que iniciamos las reflexiones de este artículo. Presentaremosalgunas
evidencias que nos permitan formular interrogantespara análisis más profundos en el futuro.
En diálopo exulícito con los cambios
Algunos historiadores han decidido asumir explícitamente los desafíos de los nuevos tiempos
de transformacionesmundiales y de los procesos de integración regional tomando elementos de la
matriz y resignificándolos para un reposicionamiento de la historia de Misiones y de ellos mismos
como intelectualesen la sociedad.
Actualmente existe una recuperación de aquellos sucesos del pasado que permiten un
acercamiento transfronterizo, por ejemplo, con Paraguay. Esto no sorprende demasiado ya que
tradicionalmente, y lo hemos demostradoen este trabajo, la articulación con ese país ha sido siempre
más posible y frecuente. Pero es importante hacer notar que los hechosque se rescatan son episodios
muy localizados entre dos ciudades vecinas - Posadasy Encarnación- donde el componente nacional
no entra en conflicto o, en todo caso, es siempre favorecedor a la integración. Se destaca la
“hermandad” de los pueblos y la solidaridad de dos ciudades vecinas en las que el río Paraná que las
separa no signifíca ninguna frontera. Se trata de la doble fundación jesuítica de las ciudades de
Posadasy Encarnación con un fundador común, Roque González de Santa Cruz y del Ciclón del 26
que destruyó la ciudad de Encarnación y los posadeños ayudaron a los encarnacenos, incluso
“arriesgando sus vidas en el mar de las tormentas”. Se han realizado actos en las ciudades de ambas
orillas para conmemorar esos acontecimientos.Algunos historiadores, sin embargo, no han dejado de
juzgar dichos actos celebratorios de la “integración” como oportunistas.
Dentro de esta línea de asumir explícitamente la contribución de la historia para la
integración, hay quienes han planteado la existencia de “una verdadera revolución cultural del
Mercosur”. Las ideas están plasmadasen un libro editado en 1995” en el que se recuperan y se

17
- Se trata de “La Revolución Cultural del Mercosur” de Salvador Cabra1Arrechea. Este texto poseedos ediciones,
una en espaííoly otra enportugués.

_ --__-_-- --
22

conjugan variados elementos que históricamente han servido para justificar el “acercamiento”: el
manto tupí-guaraní, el tronco hispano-guaraní,la influencia hispano-portuguesa,las Misiones Jesuítas
y el espíritu americanista de los pueblos en una combinación discursiva que no resuelve muy bien la
contradicción de la variedad de los elementos que intervienen. Se promueve ademásla superación de
antiguas rivalidades entre “hermanos” para dar respuestasefectivas a las transformaciones. Su autor
manifiesta:
“El trabajoes una propuestade diálogoa partir de los conocimientoshistóricosque uno puedao no tener y de
los hechosmás importantesque ocurren en el mundo exterior, de los cambiosrapidísmosque se están
produciendo,y esa nueva situaciónque nace desdeel Mercosur a trav& de la cual Argentina comienzaa
reinsertarse.Es una propuestade interpretaciónpara la acción, o sea que es una invitación a todos los hermanos
de Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil a que esta tarea sea un punto de partida y un compromiso
permanente”
También esta presente el componente romántico de superar los conflictos hacia una victoria
futura de los pueblos unidos:
“El verdadero promotor de este trabajo es un amigo de Santa Catarina, Brasil, que fue coleccionando artículos
míos sueltos y me propuso traducirlos al portugués en formato de libro (...) me acaba de anunciar que también
en Brasilia se presentará este libro sobre la historia y Mercosur (...) el creyó, tal vez mas que yo, que en este
trabajo y en este camino esta la victoria tanto del país de él como del nuestro”

Pero algunos historiadores del núcleo “duro” de la matriz lo han visto como una expresión de
< oportunismo y, en especial, “ahoraque estade modahablarde Mercosury de integracióncuandodesdehace
tiempo nosotros hicimos de la integración un hecho y no una declaración (...)“(J.M. R. 1997)
Pero la reacción de los historiadores de la matriz misionera, en su aspectomás refractario, se
produjo cuando en el suplementocultural de un diario local se expresó en referencia a la presentación
del libro:
“Las palabras de...fueron escuchadas por cerca de trescientas personas en la sala Jorge Luis Borges de la
Biblioteca Nacional, fueron saludadas con aplausos como cierre de un acto que representa la primera presencia
en eserecinto de la obra de un escritor misionero, hecho de trascendental importancia para las letras de
esta provincia”(Resaltado nuestro)
Ante este comentario que demostrabaaparentementela consagraciónde un autor “misionero”
en la Capital, una historiadora expresó, quitándole trascendencia al hecho, la revelación breve,
lapidaria y contundente de recuparación de la otredad: “Ese no es misionero...es correntino”. Con este
simple comentario se pretendía quitar importancia al hecho y descalificar el trabajo. Lo sintàmático es
que el rechazo no se fundamentabaen razones de discrepanciashistoriográficas, sino en el supuesto
origen de los autores: la condición nativa en contrastecon la “extranjería”.
Mientras algunos historiadores salen al encuentro de la globalización y el Mercosur apelando
a discursosy prácticas resignificadasde la matriz, otros, apelandotambién a la matriz mantienen, sin
embargo,una actitud de permanentesospechay repliegue. Lo que podemos sostenerpreliminarmente
es que el momento actual pruduce nuevos conflictos y sigue generandoprocesosde fronterización en
las relaciones del campo historiográfico. La fronterización recrea sus dos tendencias clásicas, la
apertura y flexibilización de las fronteras hacia una “comunidad” de intereses o el cierre hacia el
endurecimiento de las fronteras con la recuperación de valores localistas. Pero la definición por uno u
otro parámetro plantea nuevamentemomentos de tensión, de no resolución, de transfi-onterizaciónen
los que hay que definir a los otros poniendo en suspensiónantiguas valoraciones. Estos momentos
suelen ser la clave para determinar la naturaleza del proceso de cambio.
En diálopo tácito con los cambios:
Queremos presentar,ahora, cómo los historiadores dialogan tácitamente con la globalización.
Al parecer no se hacen cargo de ella, manteniendo una actitud prescindente. Sin embargo, la
incorporan como ese oponente omnisciente cuya presencia permea la producción histórica y los
obliga a dar una respuesta para reposicionarse en el medio socio-académico. En el dialogo con los
fenómenos de cambio distinguimos tres momentos que nos revelan la presencia de aquello que es
“innombrable”: perturbación y contradicción, repliegue y profundización de la matriz historiográfica
misionera en sus fronteras “duras” y la producción de fenómenosnuevos.
a-Momento de perturbación y contradicción:
El libro “Misiones, despuésde Andresito”( 1995) hace una descripción detallada de cada uno
de los indígenasque sucedieron a Andresito como comandantesde la Provincia de Misiones después
23

de 1819. En este sentido no se aparta de la matriz historiográfíca misionera en la medida en que su


preocupación es demostrar, en la actuación de estos líderes indígenas, la continuidad cultural y
espacial del territorio de Misiones a la nación. Se presenta como un compromiso histórico que el
trabajo pretende cumplir en la demostraciónque
“ (...) despuésde la muertede Andresitono todo estuvoterminado,puestoqueel bravo guaranítuvo sucesores
(...) que si bien no alcanzaronel prestigioy la relevanciaque tuviera el hijo adoptivo de Artigas, fueron
naturalesque con gran valor y coraje siguieronluchandotratando de mantener la integridad territorial e
institucional de su provincia”
iCómo justificar en los nuevos tiempos un trabajo tan apegadoa la matriz historiográfica?.
La declaración del autor en la presentacióndel libro es algo confusay contradictoria:
“He consultado para este libro fuentes documentales tanto nacionales como del exterior, para dar una
certidumbre y validez a sus protagonistas. Pero no es sólo una obra bien documentada, sino que persigue un
despertar de la conciencia colectiva y nacional como punto de partida para proyectarnos claramente hacia el
futuro con los otros y así ver las distintas situaciones similares puntuales y actuar correspondientemente con
tesón en pos de la seguridad nacional y relevancia histórica de Misiones y sus hermanos “(¿?) (resaltado
nuestro)

El Ministerio de Educación de la Provincia de Misiones encomendó a tres historiadoras


locales la redacción de un texto sobre la historia de Misiones que dé respuestasa las demandasde la
Transformación Educativa. Recordemos que la Transformación Educativa es una propuesta de
. adecuación a los nuevos tiempos globalizados, encarada por el Estado-nacional a través del
Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Sin embargo, el texto reproduce los contenidosde la
matriz historiográfica en la medida en que es una reedición, en otro formato, de manuales anteriores.
No ha habido una revisión crítica ni la introducción de procesosque involucren a las historias de los
otros países que siguen excluidos mediante el imperativo nacionalista y provincialista.
Elocuentementeel libro se denomina “Historia Misionera” y propone una lectura focalizada “desde
Misiones hacia la región”. Misiones se convierte en el centro, sustentandola perspectiva localista,
aunque su propuesta se presente como una perspectiva “integradora”. La confusión en el campo
educativo, uno de los sectores más afectados por los cambios, se da en el plano de los contenidos
históricos, entre la “integración” de Misiones al Mercosur y el temor a desaparecercomo entidad
político-cultural, lo que implicaría (tal el comportamiento de la matriz) el riesgo de la desaparición
del propio historiador que no encuentra aún un lugar en la transición. La presencia de expertos de
Buenos Aires y la intervención de otras disciplinas del campo social que obligan a cambiar el enfoque
de la clásica Historia de Misiones, son percibidos como “invasores” de la historia y “enemigos” de los
historiadores. La “Historia Misionera integrada” sería, para las autoras, una fórmula alternativa
relativamente segura para mantener un sitio entre el cambio y la preservación “hasta que pase el
temporal”.
En otro orden, cierto historiador expresó una nueva versión de la vieja desconfianza: “la
cuestión de la educación en Misiones es vital y lo tienen que entender porque no es cualquier parte del país,
como zona de fronteras aquí se va a decidir si los misioneros vamos a ser peones de las fábricas de los
brasileros o gerentes de sus empresas y la historia nos puede ayudar a entender cuál ha sido la actitud histórica
de los brasileños (...)” (P.J.)

b-Repliegue y profundización de la matriz


Un historiador y periodista local, percibiendo un mundo de cambios que supuestamente
“amenaza”la identidad, há expresadola necesidadde “misionerizar Misiones”, realizando un llamado
público para ese cometido. Los argumentos no son nuevos ni tampoco los elementos sobre los que
deposita su queja; lo que queremos destacar es la necesidad, cada vez más intensa, que algunos
sectorestienen de preservar la identidad. Tienen la sensaciónde que existe un contexto amenazante
del que es necesarioprotegerse. La traducción histórica de esta reacción identitaria está dada por el
reclamo de la necesidadde mantener la provincia en íntima relación con la historia nacional y, en este
contexto, vuelven a surgir las viejas percepcionessobre las fronteras:
L’Seguramente en todas las escuelas de Misiones se ignora la epopeya patriótica del valioso aporte misionero a
la emancipación americana (...) se enseña que San Martín creó su ejército libertador en Mendoza, pero nada se
informa sobre quién fue Chepoyá, y menos que por su especial pedido, formó sus primeros escuadrones del
Regimiento de Granaderos con paisanos guaraníes de la histórica provincia de Misiones. En los prolegómenos

-.-----
24

del 19 de julio de 1816 se exalta la figura de Güemes como el más formidable custodio de nuestras
fronteras, pero se omite citar a la hazaña de Andresito para esa misma epoca, que en lucha desigual
contra los designios de Buenos Aires, y contra las pretensionesde Brasil y Paraguay mantuvo intangible
nuestra soberanía. Y que gracias a esa gesta , la Mesopotamia sigue siendo nuestra (....)Mborore tampoco
significa nada para nuestros niños (...) ni que Misiones fue la primera provincia Argentina en adherir a la
Revolución de Mayo (...) y que en Candelaria el Reglamento Provisional de Belgrano marcó la primera
ConstituciónArgentina”(A.M. 1997)(Resaltadonuestro)

Luego de la prédica, el mensaje moral sobre la responsabilidad:


“Honestamentecreo que es hora de misionerizarMisiones y en estatarea una gran cuota de responsabilidadle
cabea nuestrasautoridadesque por accióny omisión estánfacilitando el vaciamientode nuestraidentidad...”
A esta apelación tan explícita de la matriz se suman otros historiadores que escriben artículos
parangonando la personalidad de Andresito (héroe local) con la del General San Martín (prócer
nacional). 0 bien apoyan el traslado de los restos mortales de San Martín y su padres a Yapeyú
(pueblo natal del prócer) para establecer “un santuario de peregrinación nacional que sirva para
custodiar la desprotegida frontera del avance de los brasileños incentivada por la integración del
Mercosur” (Proyecto de traslado, 1997).
c- El surpimiento de nuevos fenómenos
La trascendenciamundial de la exhumación del cadáver de Ernesto “Che” Guevara y de las
alternativas de su traslado a Cuba, ha dado lugar a una particular reivindicación del personajecomo
* parte de la identidad misionera. Existe un incipiente proceso de vinculación del mítico personajecon
la historia de Misiones, recuperandolos dos años en que Guevara vivió cuando niño en el territorio,
revelando anécdotas de gente que lo vieron, recuperando fotos, declarando como monumento
histórico la casa donde vivió con sus padres en Caraguatay,buscandohitos de la vida del “Che” que
puedan vincularse con fechas de significación patria etc.. La idea se fundamenta, al parecer, en la
necesidad de que la historia de Misiones trascienda al Mundo junto con la trascendencia del
personaje. Este ejemplo, posiblemente coyuntural, de “conversión misionera” del “héroe”
latinoamericano, si bien expresa en gran medida la sociodicea de algún historiador local, de algún
modo es elocuente del diálogo tácito con las trasformaciones globales expresadasen las búsquedasy
procesos de reinvención de núcleos convocantes de identidad. Es decir, la invención de aquellos
“puntos de referencias básicos”que aglutinen identidades en tiempos de cambio de que nos habla
Ruben Oliven para el caso del resurgimiento de las asociacionestradicionalistas gauchas en Rio
Grande do Su1(1995).
En este sentido, también en numerosaslocalidades del interior de la provincia se ha iniciado
un proceso de reinvención del pasadocomo respuestaa las trasformaciones sociales y políticas que
ocurren en el presente.
En la localidad de Candelaria, situada a 20 Km de la capital de Misiones, los historiadores
han argumentadoacerca de la existenciade un árbol en el puerto de la localidad “bajo cuya sombra
habría descansadoBelgrano en su campaña del Paraguay”. El proyecto de traslado del “Sarandí
Histórico” a otro sitio del pueblo debido a que será cubierto por las aguas de la represa de Yaciretá,
ha generadouna reacción popular en la que se expresanotros desplazamientossocialesy se debate
la identidad. El árbol mencionado es considerado como el depositario de la “argentinidad” y el
“misionerismo”, pero tras esos valores se despliega un proceso de fi-onterización social y política
sumamentecomplejo y conflictivo por medio del cual se marcan “otredades”y “exclusiones”. En este
marco la historia se convierte en un lenguaje de traducción socioeconómica:se rescatael carácter de
Candelaria como Capital Histórica de Misiones, la expedición de Belgrano “que estuvo” y
“descansó”en Candelaria redactandola célebre Constitución, la argentinidad y el compromiso con
Misiones de los “candelarienses”de ayer y de hoy. Candelaria apela a la historia para encontrar un
lugar específico en la provincia y anunciar su voluntad política de no ser marginada de los proyectos
económicos derivados de las transformaciones globales y la integración (especialmente asociado a la
radicación de empresas y a la incorporación de Candelaria dentro del circuito turístico del Mercosur a
partir de la constitución del llamado “corredor integrado de las Misiones Jesuíticas”:
“No queremosque los turistas pasenpor la ruta y se vayan a San Ignacio, a Iguazú y de ahí a Brasil. Nosotros
queremosque entren en Candelariacomo antes..Poreso tambien hacemosla movida del sarandí...unpoco por
eso... y tenemos algunos historiadoresde prestigio que nos ayudan. Algunos son profesoresde aquí, de
Candelaria...”(N.B.J. Intendente de la localidad, 1997)
25

Esta reivindicación del “localismo candelariense”y su esfuerzo por especificarsedentro de la


provincia de Misiones por medio de la historia, es equivalente al esfuerzo de los historiadores de la
Junta para especificar a Misiones en el seno de la Nación Argentina desde la década de 1940. Pero
este tampoco es un fenómeno aislado. En los últimos cinco años han surgido en varios pueblos del
interior de la provincia Juntas de historia que reivindican sucesosespecíficos del pasado del pueblo
como componente identiario que los diferencien dentro de la provincia.
El advenimiento de estasJuntas nos sugiere la presencia de un contexto de cambios que es
visto como una amenaza y un peligro, pues estas instituciones en sus objetivos intentan “preservar” la
identidad local. Advertimos un proceso de fragmentación de la identidad misionera en múltiples
núcleos identitarios que pasan por el rescate de sentimientos “comunitarios” más específicos. Hay un
repliegue fronteras adentro de la provincia que profundiza el rescate de las memorias e identidades
locales: cada pueblo debe tener su Junta para preservar la identidad publerina. Estas juntas estarían
reclamando su espacio dentro de la provincia a partir de dos ejes: la oposiciónkomplementación
Capital (Posadas)-interior; la permanente construcción de otredades (fronterización) que opone
pueblo contra pueblo mediante la substancialización de característicashomogéneas y particulares que
los diferencien de los pueblos vecinos. Se intenta encontrar algún elemento o símbolo a través del
cual cristalizar lo que ciertos sectorespolítcos e intelectuales entienden como rasgo diferenciador de
la identidad de cada localidad: un árbol, una piedra, un monumento etc..
Las Juntas del interior han iniciado también un proceso de edificación de “puntos de
referencia” (Oliven: 1994) en tomo al cual construir sus sentidos de pertenencia y nos preguntamos si
esta no es una respuestaa las transformaciones y los cambios que ocurren en la sociedad misionera en
este contexto de integración iniciado por las esferas gubernamentales.Se estaría operando un proceso
de fragmentación de la identidad misionera en un conjunto de “subidentidades” sin que esto
signifique la pérdida de la condición de misioneridad. Es sintómatica la declaración del presidente de
la Junta de Estudios Históricos de Jardín América:
“La historia de la Junta debeservir para el rescatede las cosasde nuestropueblo, para que el jardinense sepa
por qué esjardinensey se sientaorguIlosode serlo y esteprincipio puedeser trasladadoa los misionerospara
que ellos sepanpor qué sonmisionerosy se sientanorgullososde serlo. Y por qué no para los argentinos,para
que ellospuedancomprender,másaún ahora, por qué sonargentinosy enorgullezcan..“(M.F.J.1997)

Creemos que el campo historiográfico actual se halla en un momento de tensión y de no


resolución, donde no se puede prever aún la dirección que tomará el proceso de construcción
identitaria. La herencia de la matriz es demasiado fuerte como para creer en la posibilidad de una
sencilla resolución hacia la tan mentada integración mercosuriana. En las posturas que se asumen se
percibe que lo que está en juego es el miedo de los historiadores a perder su propio rol como activos
protagonistas en la formulación de discursos identitarios que justifiquen su existencia en la sociedad.
La estrecha conexión entre lo misionero y nacional que caracterizó a la producción histórica, pone
hoy en riesgo de disolución a la misioneridad si desaparecierala identidad nacional en el proceso de
integración regional.
Lo que se cuestionan los historiadores como intelectuales, es si podrán en este tiempo de
ambigüedad, seguir especificandoun “lugar” para Misiones (y para ellos), desaparecidaslas fronteras
que la justificaban dentro de la nación, fronteras simbólicas que los propios historiadores han ayudado
a crear. Si al menos en el plano discursivo de las políticas culturales y económicas, se propicia la
desaparición de los vecinos “peligrosos” y de las fronteras “duras” desde dónde reclamaban, como
custodios de la nacionalidad en la frontera, un derecho en la seno nacional, ¿podrán elaborar nuevos
espacios desde lo local para reconocerse en la integración?. La nación y la provincia, hasta ahora
ejes estructurantes de los procesos de construcción identitaria, ¿encontrarán nuevas formas de
combinación en el discurso de los historiadores?
Pero también sabemos que los historiadores de las fronteras tienen algo de Pilato y de
Quijote. Producto de la trayectoria histórica del campo historiográfico, poseen, por un lado, gran
capacidad para la negociación y para desentendersede las cuestiones conflictivas y, por otro, una
resistencia emotiva para la lucha frente a la adversidad. Advertimos la persistencia de la Provincia de
Misiones como núcleo identitario para los historiadores, aunque se hayan reducido los factores que la
estructuraron y justificaron: el componente nacional y la agresividad de los vecinos como enemigos.
26

Existe un proceso de reinvención del pasado que encuentra en la fragmentación de múltiples núcleos
identitarios otros modos de afirmación local al interior de la provincia.
Los historiadores misioneros siguen experimentando la sensación de tener que “defender” a
Misiones desde todos los frentes. Siguen operando los esquemas clasificatiorios y las categorías
identitarias que los comprometen con la matriz historiográfica. En el proceso de nuestra
investigación, siendo también historiadores “del lugar”, no podemos dejar de sentir nosotros mismos
la sensación de traicionar a los historiadores que nos han formado y de experimentar el dilema de
lealtades cruzadas.Permanentementenos encontramos frente a situacionesque nos obligan a poner en
crisis nuestra propia formación, para superar el impulso de refugiamos en el lugar pre-determinado
por la protectora matriz historiográfica (dispuesta a funcionar sobre nuestra subjetividad en la
valoración de los hechos) y perder el miedo de ser expulsado del “fuego sagrado de la aldea”.
Entre lo refractario y el oportunismo, entre la apertura y el repliegue, la búsqueda de nuevos
caminos y alternativas sigue revelando procesos conflictivos de fronterización de la fronteras y la
construcción de “otredades” por parte de los historiadores misioneros. ¿Cómo se resolverá la tensión?
No lo sabemos. Sólo podemos decir que persisten esquemas clasificatorios “localistas” que permiten
percibir a las fronteras, sino como barreras, por el momento nada más que como puentes hipotéticos
de integración.
La posibilidad de traducir lo local en el lenguaje de lo global (y no al revés) sigue siendo un
desafío no resuelto para los historiadores misioneros que, al parecer, seguimos sientiendo el impulso
de combatir en la frontera como Quijotes contra molinos de viento.

BIBLIOGRAFIA

ABINZANO, Roberto, BELATO, Dinarte y TREVISOL, Joviles:


“Regionalicâo e Globalizacâo. Mesa Redonda. ANAIS-IV Encentro de Cientistas
Sociais sobre a Problemática Regional Aportes para o futuro. UNIJUI-Brasil.1996.

AMABLE, A., ROJAS, L. y DOHMANN, K.:


“Historia Misionera.Una perspectiva integradora”. Ediciones Montoya, Posadas, 1996.

CAMBAS, Aníbal:
“Historia Política e Institucional de Misiones”. Comisión Nacional de Cultura. Buenos
Aires. 1945.

CASALLA, Mario:
“Los dilemas del Laberinto. Vida, pensamiento y creatividad en tiempos ambiguos”. En
Globalización e Identidad Cultural. Ediciones CICCUS, Buenos Aires, 1997.

DOUGLASS, William R.:


“Las fronteras: ¿Muros o puentes?“. En Historia v Fuente Oral No12, España, Universidad
de Barcelona, 1994

GARCIA, Afranio Jr.:


“Les intellectuels et la consciente national au Brésil”. En Actes de la Recherchesen
SciencesSocialesN” 98, Collège de France.1993.

GOROSITO KRAMER, Ana María:


“Identidad, Cultura y Nacionalidad”. En Globalización e Identidad Cultural. Ediciones
CICCUS, Buenos Aires, 1997.
27

GRIMSON, Alejandro:
“El otro (lado del río): la producción de significaciones sobre Nación y Mercosur en los
periodistas de Posadas-Encarnación”.Tesis de Maestría en Antropología Social, Universidad
Nacional de Misiones. 1998. (Inédito)

GUBER, Rosana:
-“Las manos de la memoria”. En Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales. N”
141, IDES, 1995.

GUTFREIND, leda:
“A historiografia Rio-Grandense”. Porto Alegre. Editora da Universidade UFGS.1993

I-IERNANDEZ, Rafael:
“Cartas Misioneras. ReseñaHistórica, Científica y descriptiva de las Misiones
Argentinas”. Buenos Aires. Establecimieto Tipográfico Luz del Alma. 1887

JELIN, Elizabeth:
“Mercosur: espacios de interacción, espacios de integración”. Documento de Trabajo.
Programa MOST-Unesco. 1996. (mimeo).

JULIANO, Dolores:
“Universal/Particular. Un falso dilema”. En Globalización e Identidad Cultural. Ediciones
CICCUS, Buenos Aires, 1997

KAVANAGH, William:
“La naturaleza de las fronteras” En Historia v Fuente Oral N’12, España, Universidad de
Barcelona, 1994.

LACARRIEU, Mónica y BAYARDO, Rubens (comp.):


“Globalización e Identidad Cultural”, Ediciones CICCUS, Buenos Aires, 1997.

MACHON, Jorge:
“Misiones despuésde Andresito”. Edición del autor.1995.

MARGULIS, Mario:
“Cultura y discriminación social en la época de la globalización” En Globalización e
Identidad Cultural. Edicones CICCUS, Buenos Aires, 1997

NAVARRO, Mardoqueo:
“ El Territorio Nacional de Misiones”. Buenos Aires, Imprenta La República, 188 1.

NEIBURG, Federico:
“Los intelectuales y la invención del peronismo”. Museo Antropológico de Rio de
Janeiro. Tesis Doctoral. Inédito. 1995.

OLIVEN, Ruben George:


“A parte e o todo. A diversidade no Brasil-Nacao”. Vozes, Petropolis. 1992

PEYRET, Alejo:
Cartas sobre Misiones. Buenos Aires. Imprenta de la Tribuna. 188 1.

RUBEN, Guillermo:
“Teoria da identidade. Urna critica”. En Anuario Antronologico. Brasil, Editora da
Universidade de Brasilia. 1988.
28

SCHIAVONI, Angela:
De la complementariedad jesuítica a la Integración Regional. En ANAIS. X Simposio de
Estudos Missioneiros. Brasil.

VERDERY, Katherine:
“National Ideology under socialims: identity and cultural politics in Ceausescu Romania” .
California, Berckley. 1993.

VIDAL, Hernán:
“Frontera y Nación despuésdel ajuste. De la producción de soberanía a la producción de
ciudadanía en Rio Turbio”. V Congreso Argentino de Antropología Social. La Plata,
1997 (Inédito).

ZOUVI, Susana Raquel:


Historia Institucional de la actual Provincia de Misiones. Informe Final. Secretaría de
Investigación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. UNaM (Inédito).

FUENTES.
Archivo de la Junta de Estudios Históricos de Misiones
Hemeroteca de la Biblioteca Popular Sarmiento (Posadas)
Hemeroteca del Museo Regional “Aníbal Cambas”(Posadas)

Entrevista a historiadores

Potrebbero piacerti anche