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ENSAYO DE ANALOGÍA Y CONTRADICCIÓN

Se ha hablado sobre restauración desde hace ya un buen tiempo, ha habido distintos


personajes que aportan su conocimiento y sus criterios para la forma en la cual se debe o no
se debe intervenir un bien patrimonial. El primero fue Viollet quien añadía espacios a una
edificación en donde nunca hubo tal espacio con tal de llegar a la perfección de dicha
edificación. Ruskin por su parte se negaba rotundamente a la intervención de dicho
monumento ya que se debía respetar su tiempo, y la cultura que vivió cuando ese edificio
estuvo en su auge. Boito fue de la mano con Viollet en referencia a poder intervenir el bien
patrimonial, pero diferenciando lo nuevo de lo antiguo. Giovannoni habla sobre como el
entorno inmediato le da aun más importancia al bien patrimonial y como el entorno siempre
debe ser tenido en cuenta.

¿Qué tienen en común la mayoría?

Exceptuando a Ruskin quien dice que no se debe mover ni una sola piedra del bien
patrimonial. Todos están de acuerdo en que el bien no debe dejar de servir, de perder su
espacio en el tiempo, ser útil para las generaciones posteriores que querrán no solo conocer
que es lo que ha sucedido allí, sino también tal vez ser parte de esta historia. Es por eso que
ellos prefieren intervenir el bien patrimonial adecuándolo a las necesidades de cada época
para que sea como ya se menciono, útil y funcional a cambio de simplemente dejarlo como
un objeto el cual solo tendría la función de servir como un espacio de recordatorios de un
momento, un evento o una época.

¿Cuál es la forma de intervención?

Primero que todo se debe tener muy en cuenta el concepto de respeto, ya que es con este
valor, que los primeros restauradores intervinieron. ¿A que hace referencia este valor? En
no sobrepasarse del bien, tratar de opacar el pasado por resaltar el presente o el futuro. La
forma correcta para poder emplazarse la intervención es siendo sutil, llegar a las mismas
dimensiones del patrimonio, siendo sobrio con los materiales a utilizarse en donde se pueda
tener una equidad entre lo antiguo y lo moderno. Donde allá una transición entre las
intervenciones para así mismo poder saber dónde termina lo antiguo y donde empieza lo
moderno.

Para concluir: La mejor forma de conservar y conmemorar un bien patrimonial, debe ser
dándole una nueva vida cada vez que se requiera, a modo de dar a entender que por su
misma importancia en un pasado, en el presente o futuro también puede aportar.

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