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Seguimiento
Se pone a mirar al Señor, se pone en vía de seguimiento. Se busca el estado de vida, o si ya tiene
elegido el estado de vida busca una reforma de vida. Todo lo que el sujeto va mirando se sella en
un ofrecimiento de la propia vida, que deberá ser confirmado por Dios en la experiencia pascual. Por
experiencia de consolación el Señor querrá confirmar el estado elegido.
Unitiva
Lograr la unión afectiva espiritual con el Señor.
Este proceso lo concibe dentro del acompañamiento. La pura expresión de los Ejercicios son
personalizados.
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
GRACIAS A PEDIR
- Descentramiento: Salir del propio Amor, querer e interés (poner el foco en los otros, en Dios, en
mi mismo desde un amor de aceptación).
- Caer en la cuenta de las afecciones desordenadas (no son pecados) apegos a “cosas, personas”
que nos roban libertad (en el desorden pierden libertad) interior y nos llevan a decisiones
erróneas. Lo normal es que uno esté enganchado, la auto-observación no es fácil, uno tiende a
justificarse. Hay que pedir mucha luz, mucha capacidad de distancia. Uno va descubriendo en el
acompañamiento engaños, intuyendo las afecciones desordenadas.
- Crecer en “libertad interior” frente a las cosas: ubicarlas adecuadamente en mi jerarquía de valores,
discernir donde está mi corazón. Dónde está tu tesoro dice el evangelio. Dónde colocas las
expectativas en la vida o aquello que buscas que diga de ti. Ignacio habla de la regla “tanto
cuanto”, usar de las cosas cuanto me ayuden, dejar las cosas cuanto me estorben. Implica mucha
libertad interior, pero lo normal es que uno esté desordenado. No estamos hablando de pecado,
estamos hablando de desorden. Como acompañantes tenemos que intuir las afecciones
desordenadas. Son difíciles de verbalizar para el sujeto, pues uno está auto-engañado. Es la
imagen del joven rico, donde uno no es libre para seguir. Esto conecta con la “indiferencia”
ignaciana.
- Perfilar más claramente el fin de la persona humana: somos creados para la experiencia del
Encuentro con Dios y el encuentro profundo con el otro.
- Dar cauce a los deseos profundos del corazón: Amor, Compasión, Solidaridad, Misericordia.
¿Cómo dar cauce a los deseos grandes? El mundo posmoderno sabemos que perdió los grandes
relatos, y opta por los micro-relatos.
- Ir muriendo al “yo narcisista”: camino de conversión.
- Trabajar la “indiferencia”, libertad afectiva frente a todo lo creado. Podemos traducir la palabra
por disponibilidad. Más disponible a intuir las mociones de Dios y seguirlas. El modelo es María,
mujer que se hace disponible, indiferente, del “hágase”.
- Centralidad
- Importancia del “magis”, más ignaciano, la mayor gloria de Dios, ¿qué daría más gloria de Dios en
esto? Hoy lo podemos traducir como excelencia. Dar cauce a los mejores talentos y capacidades.
¿Cómo trabajar hoy la “indiferencia” ignaciana?
¿Cómo clarificar el fin de nuestra existencia?
¿Por dónde nos desordenamos en los vínculos?
¿Cómo traer a Dios a nuestras realidades en una cultura secular?
No es una espiritualidad de la represión del afecto, sino de la canalización del afecto. No hablamos
de una persona sin pasión, sino muy apasionado, pero adecuadamente canalizado, de tal manera
que en vez de vaya en contra de la propia persona, lo ayude.
Afecciones desordenadas: pedimos a la realidad lo que en realidad solo Dios nos puede dar, es la
gran tentación de hacer de la realidad un ídolo, la tentación de la idolatría, son los fetiches,
convertimos a la realidad en dios, cuando no es Dios.
PRIMERA SEMANA
La importancia de conocernos: la realidad de nuestras sombras
- Experimentamos en nuestro interior heridas: falta de amor, ternura, comparaciones, falta de
tiempo de nuestros padres para mirarnos, hiper-exigencias en el mundo laboral, hay poco espacio
para compartir la fragilidad, familias desestructuradas, falta de experiencia básica de afecto,
muchas veces Dios va a venir como quien venga a suplir ese vacío afectivo.
- También vivimos experiencias frustrantes que forma parte de nuestra historia: fracasos afectivos,
laborales, pérdidas, dolores.
- Vivimos tiempos culturales de poca tolerancia a la frustración. Tendemos a esconderlas bajo la
alfombra.
- Creamos una fachada de perfección como defensa de la imagen.
- Necesitamos reconocernos como personas vulnerables.
- Llevamos un tesoro en vasijas de barro.
- Las heridas de la vida llevan un mensaje.
- En la línea de la reconciliación con las propias heridas, poder “nombrarlas”, permitir que emerjan
a la superficie, volver a “mirarlas” en clave de misericordia e historia de salvación. Podemos
experimentar primero la queja, y después en un proceso espiritual, encontrar no tanto el por qué,
sino el para qué vivimos.
- Miraremos por tanto “nuestros desórdenes, vergüenzas, errores” desde la mirada esperanzada de
Dios. ¿Dónde estuvo Dios ahí? ¿Por qué lo permitió? Tiene que ver con la imagen de Dios. Es un
proceso a veces largo, a veces corto.
- Encontrar a Dios en el fondo de lo humano: “Una espiritualidad que dialoga con nuestras
pobrezas”.
- Caeremos en la cuenta que muchas veces haremos “el mal que no queremos y dejaremos de
hacer el bien al que estamos llamados”.
Imagen de pecado
- Concepto de mancha, algo opuesto a lo bueno.
- Trasgresión –ir más allá de lo que está mandado, superar los límites, no respetar los derechos de
los otros.
- Desorden en la liberad.
- Confusión en mi inteligencia y desorden en mis afectos.
- Absolutización de las cosas-personas y olvido del Creador.
El mal espíritu no es tan creativo en crear cosas, normalmente ataca al lugar común. No dejarse llevar
por el derrotero. Entender que es un proceso humano esto. Puede haber pequeñas evoluciones.
Poder ir celebrando eso.
El problema de la culpa
- A nivel religioso: “De una culpabilidad irracional y patológica a una inocencia que encubre
motivaciones egoístas” (del todo es pecado a nada es pecado).
- A nivel psicológico: Hay que saber distinguir los verdaderos sentimientos de culpabilidad de
aquellos que bloquean y dañan.
- ¿Por qué es importante? La baja culpabilidad impide crecer en conciencia ética: falta de
escrúpulos. La culpabilidad excesiva: paraliza, bloquea, impide el crecimiento.
- Culpabilidad sana: me vincula con los demás, me ayuda a crecer en humildad, me hace ser más
compasivo.
- Culpabilidad enferma: me cierra sobre el yo, conduce a la oscuridad, roba la libertad interior,
vincula con un ideal abstracto, conduce al escrúpulo, ve pecado donde no hay.
SEGUNDA SEMANA
Contemplativos en la acción
- Esta expresión acuñada por Jerónimo Nadal (uno de los primeros jesuitas) expresa la actitud vital
de Ignacio que “sentía y contemplaba a Dios en todas las cosas, actividades y conversaciones”.
- Ignacio fue creciendo en capacidad de “encontrar a Dios en todas las cosas”, se fue haciendo
sensible al paso de Dios (importancia de los Ejercicios y pausa diaria ignaciana). Ignacio se fue
haciendo contemplativo.
La cultura de la imagen
- Una de las cosas es la experiencia directa de la realidad y otra muy distinta es la experiencia que
llega a nuestros sentidos a través de los medios de comunicación.
- Imágenes elaboradas tienen la capacidad de entrar en nosotros e impactar en nuestro mundo
afectivo y pasar a formar parte de nuestro mundo interior decisional.
- El acceso a imágenes de realidades tan diversas: escándalos de famosos, desastres naturales, dolor
de la guerra, realidades culturales, etc.
Contemplativos en la acción
- La experiencia mística no consiste en tener “visiones extraordinarias” sino en tener una nueva
visión de la realidad, descubriendo a Dios como su fundamento último.
- Se trata de una mística de ojos abiertos para percibir cómo Dios sigue actuando en nuestra
realidad.
- La contemplación hace referencia a desarrollar más el mundo emocional, la “inteligencia
emocional”, a crecer en capacidad de empatizar, a “dejarnos amar” sin tantos discursos racionales.
- Supone de nuestra parte “entrar en los misterios que contemplamos” desde un lugar de humildad
y servicio, como un “esclavito humilde”.
- La contemplación nos permite crecer afectivamente en la relación con el Señor y dejarnos
“evangelizar” los sentidos: la mirada, el tacto, el gusto, el oído espiritual.
- La “configuración con Cristo”, es un proceso que se va desarrollando en el tiempo como itinerario
de conversión.
- Será importante por tanto “la repetición de los Ejercicios” para ganar en profundidad y “la
aplicación de sentidos” para que los misterios que contemplamos nos eduquen la afectividad.
- La petición que nos acompaña en este tiempo nos remite al “conocimiento interno de Cristo para
más amarlo y seguirlo”.
Combate espiritual
- El meollo de la espiritualidad ignaciana: la contemplación de las dos banderas.
- El terreno del combate es nuestro corazón, allí se pelean estas fuerzas. Mi libertad tendrá que dar
respuesta a este combate espiritual.
- Cada una de estas fuerzas tienen proyectos, me proponen cosas. La propuesta del mal espíritu no
es fea, propone lo que las heridas nuestras necesitan, nos propone riqueza, vanidad, su propuesta
apunta a las carencias. Las tentaciones son sutiles. Esta propuesta del enemigo será muy
seductora. Mientras que la propuesta del Señor conectará poco contra nuestra dinámica, y será
contra-cultural: contra la riqueza dice pobreza; contra el honor, deshonor. Claramente contra-
cultura. Misteriosamente este proyecto es el que nos da plenitud. Si ese proyecto no nos dejara
plenos, ¿Qué Dios es este masoquista? La propuesta no es atractiva en sí, por lo que necesita
discernimiento. Muchas veces terminamos haciendo opciones no tanto desde esta propuesta.