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La invisibilidad histórica que han sufrido las mujeres, a menudo apartadas de

la "historia oficial", hace que desconozcamos a muchas que utilizaron su


imaginación, su voluntad, sus fuerzas y a veces su vida para contribuir en la
construcción de una sociedad más justa para mujeres y hombres. En contra de
múltiples barreras las mujeres en todas partes del mundo han participado en
nuestro desarrollo social desde el amanecer de la civilización hasta nuestros
días. Muchas mujeres sobre todo las que osaron a salirse de la norma tuvieron
que luchar contra la incomprensión de la sociedad de su tiempo, o contra el
fascismo o el racismo, o simplemente contra una absurda discriminación
basada en el sexo, la clase social o la identidad étnica. Algunas como Marie
Curie con sus dos premios Nobel han pasado a la posteridad pero muchas
otras han caído en el olvido convirtiéndose en las grandes olvidadas de nuestra
historia.
Así habló el poeta Hesíodo, en el siglo VIII a. de C., de la primera mujer enviada por Zeus a
la Tierra: Pandora, la introductora de todos los males en la humanidad. La misoginia es
habitual en los textos griegos.

También muchos filósofos teorizaron sobre la inferioridad de la mujer. Aristóteles, por


ejemplo, afirma que Hay que considerar la naturaleza femenina como un defecto
natural y en el capítulo II del Libro I de su Política escribe: “De tal modo, por
naturaleza, están definidos la mujer y el esclavo. (La naturaleza no hace nada
precariamente … sino cada cosa con una única finalidad …). Entre los bárbaros, la
mujer y el esclavo ocupan el mismo rango. La causa de esto es que carecen del
elemento gobernante por naturaleza”.

No hay que olvidar que la civilización que fue cuna de la democracia negó a las mujeres el
derecho de ciudadanía.

Antiguo Testamento se defiende una concepción negativa de la mujer, Eva es la primera


mujer creada por Dios y la responsable del pecado original. En el Génesis Dios le dijo a la
mujer: “multiplicaré tus dolores en tus preñeces; con dolor parirás los hijos, y
estarás bajo la potestad de tu marido, y él te dominará”. (Génesis, 3, 16). Del
mismo modo, en las Doce Tablas Romanas, se justifica que las mujeres estuvieran bajo la
tutela del padre, el marido o el hermano “a causa de su ligereza mental”

Y esta subordinación de la mujer al hombre no es algo exclusivo de la Antigüedad Clásica ni

de la teocéntrica Edad Media, sino que en pleno siglo XVIII un pensador como Rousseau

que defiende la Igualdad entre los hombres y la Democracia como sistema político afirma lo

siguiente acerca de las mujeres:

“Toda la educación de las mujeres ha de hacer referencia a los hombres.

Complacerlos, serles útiles, hacerse querer y honrar por ellos, educarlos de

jóvenes, entenderlos de adultos, aconsejarlos, consolarlos, hacerles la vida


agradable y dulce; éstos son los deberes de las mujeres en todas las épocas y lo

que se les ha de enseñar desde su infancia”.

Y en el siglo XIX, pensadores de la talla de Schopenhauer o Nietzsche hacen afirmaciones

como las que siguen:

 Schopenhauer: “¿Qué puede esperarse de las mujeres, si se reflexiona que

en todo el mundo no ha podido producir este sexo un solo genio

verdaderamente grande, ni una obra compleja y original en las bellas artes,

ni un solo trabajo de valor duradero? […] Tomadas en su conjunto, las

mujeres son y serán las nulidades más cabales e incurables”.

 Nietzsche: “La felicidad del hombre es: yo quiero. La felicidad de la mujer

es: él quiere.”

A lo largo de la historia, a cada sexo se le han asociado unos roles sociales y unas pautas
de comportamiento diferentes. Al conjunto de estos elementos es a lo que se ha
denominado género. A diferencia del sexo -que depende exclusivamente de la biología-, el
género es una construcción social y cultural que cambia en el espacio y en el tiempo y que
puede ser modificada.

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