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Ensayo cultura de paz

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CULTURA DE PAZ

Actualmente nuestro país, pasa por un estado de conflicto


interno, que no solo afecta a unos cuantos sino a muchos
colombianos. La paz empieza en cada uno de nosotros, para
resolver esta problemática; la solución no son las armas sino
también con cultura, educación, reflexiones individuales y
sociales, tolerancia y respeto hacia el prójimo. Nuestras
actitudes no deben ser siempre a la defensiva o agresivas,
buscando siempre las discusiones, en cambio poder llegar a un
acuerdo verbal donde sea respetada la opinión de los demás
igual de importante a la opinión personal. Nuestro
comportamiento ante los demás no debe ser adoptando el papel
de victimas, pues tal vez sin darnos cuenta podemos estar
haciéndoles daño a los demás, …ver más…
Antes que nada, hay que entender que como seres humanos
nos deben importar los demás seres humanos, hay que
entender que no estamos solos, que lo que pueda hacer hoy me
puede afectar no solo a mí el día de mañana, sino que también
le puede afectar a las demás personas. Hay que tener en cuenta
que no podemos desviarnos de lo que pensamos, de nuestros
verdadero propósito, no podemos volvernos seres ambiciosos
que no piensan en los demás seres, debemos ser consecuentes
con nuestros actos, con lo que pensamos, hacemos y decimos.
El mal de otros nos afecta a todos los que estamos. Los malos
actos que hagamos el día de hoy, tiene consecuencias, puede
que en su momento no estén reflejados, pero en su momento lo
será. El ser humano, ha olvidado sus verdaderos propósitos, sus
verdaderos motivos, y verdaderas razones por las que está en el
mundo, se ha desviado por otros motivos que lo llena más que
hacer el mismo bien, pues hoy en día pesan más otros aspectos
más que los verdaderos aspectos.
1° Parcial

1) Explicar y fundamentar los conceptos centrales que contiene


la denominada cultura de paz y presentar un caso en el que se
haya utilizado la noviolencia (tarea que implica una búsqueda
del estudiante sobre una problemática real determinada, pero
también una necesaria y clara descripción de las demandas de
los actores en conflicto-identificando sus objetivos, institución a
la que pertenecen, posición del Estado, etc.-), así como las
maneras en qué éste se desarrolla, vinculándolo con la
bibliografía de la cátedra.

Cultura de Paz
1051 palabras 5 páginas
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Considerando que la libertad, justicia y la paz en el mundo
tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de
los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la
familia humana.
1. Busque el significado de las Palabras:
Libertad: capacidad que tiene el ser humano de poder según su
propia voluntad a lo largo de su vida.
Justicia: es dar a cada quien el derecho que se le corresponde;
lo que merece y necesita. Es practicar la igualdad,
oportunidades y la equidad en el trato con todos los miembros
de la familia.
Paz: Es un estado activo de toda sociedad para dividir un
ambiente justo.
Dignidad: Hace referencia al valor inherente al ser humano en
cuanto a ser racional.
Intrínseco: Corresponde a un objeto o …ver más…
R= Se refiere al reconocimiento de la dignidad de todos los
miembros de la familia humana.

¿Se te ocurren maneras reales o posibles de promover el


desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones? ¿Hay
alguna que este a tu alcance? R= Una manera de promover el
desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones seria el
Respeto por la Propiedad y Los Derechos de las personas, y
estas cosas están a nuestro alcance ya que no solo se puede
hacer con las naciones sino también con las mismas personas
que nos rodean.

5. Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han


reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del
hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la
igualdad de derecho de hombres y mujeres; y se han declarado
resueltos a, promover el progreso social y a elevar el nivel de
vida dentro de un concepto más amplio de libertad.

¿Cómo interpreta la frase "igualdad de derecho de hombres y


mujeres? R= Igualdad de derecho de hombres y mujeres se
refiere a la igualdad jurídica entre el hombre y la mujer, que son
equitativamente iguales ante la ley sin que existan privilegios
entre ellos por géneros o por sexo.

¿Qué nuevo argumento añade este párrafo para la


proclamación de los DH? R= Añade el derecho alcanzado por la
mujer que había sido relegado a un segundo plano, y con esto
se reafirma sus derechos iguales al de los hombbres
1. Introducción

Introducción al amplio tema del


significado y de la pertinencia de una cultura de paz universal, aplicable
y desarrollada en todos los países, culturas, grupos y espacios de
interrelación humana, con el pleno respeto a la diversidad en armonía
global.

A. Prefacio
Written by Peter Newton Evans
El propósito de la presente obra es el de desmentir la creencia popular de que el
conflicto, la agresión y la violencia dependen de la naturaleza humana, y
establecer que más bien constituyen meras opciones que han llegado a ser
predominantes en ciertas culturas, particularmente la occidental que se ha
impuesto actualmente a nivel mundial. Se propone que la raíz de esta cepa cultural
se halla en la Europa medieval, que se apoderó del resto del mundo mediante la
conquista, colonización y hegemonización cultural a lo largo de cinco
centurias. Veremos cómo los argumentos justificatorios y legitimadores de esa
cultura han llegado a construir –desde la ciencia, la filosofía, la religión y las artes–
todo un mito en torno a la naturalidad e inevitabilidad de la contienda, lucha y
guerra entre los seres humanos, y cómo este mito ha ido institucionalizándose en
las estructuras sociales del mundo de hoy.

1. Algunos Conceptos
La situación predominante de hoy – caracterizada por divisionismo y
discriminación, conflicto y competencia, lucha y pugna, agresión y violencia,
guerras y relaciones antagonistas – puede describirse como ‘agónica’ o ‘agonista’,
que significa “caracterizado por la lucha o pugna”. Proviene del vocablo griego
‘agon’ (αγων) que significa contienda, combate, concurso o lucha, del cual se
desprende agōnistēs(αγωνιστής): combatiente, concursante o rival. Constituye la
raíz de otras palabras en castellano como ágora (lugar de debates públicos) y
antagonismo (relación de oposición u hostilidad).

En otras disciplinas, este término tiene diversos significados. Por ejemplo, en la


bioquímica, un 'agonista' es contendiente químico: una sustancia que se une a un
receptor celular y provoca una respuesta en la célula. En la etiología, es el conjunto
de respuestas animales ante un peligro, que incluyen el atacar y huir. En la
política, el 'agonismo' es una tendencia que considera inevitables la división, el
conflicto y la pugna o lucha, bien sea de clases u otros grupos de interés, y
'agonista' es aquel que cree en esto.

Siendo un vocablo poco común y confundido por muchos con ‘agonizar’ (luchar
con la muerte), algunos autores prefieren hablar en términos de una cultura de
conflicto, de contienda, de violencia, de guerra, de adversarialismo,1 etc. Sin
embargo y aunque puedan ser más conocidos, estos términos resultan menos
precisos, por lo que con la venia del lector, emplearemos el término ‘Cultura
Agonista’ y ‘Cultura de Agonismo’ para los fines del presente estudio, para
referirnos a una disposición psicocultural de percibir el mundo en términos de
conflicto y competencia, unida a configuraciones socioestructurales basadas en las
relaciones de tipo ganar-perder o suma cero.

El contrario del agonismo es una sociedad caracterizada por el mutualismo, la


cooperación y la ayuda mutua, que será descrito como una ‘Cultura de Paz’ por ser
éste el término de mayor diseminación y acogida al momento actual. La UNESCO
reconoce que la “Cultura de Paz es un concepto complejo que todavía sigue
evolucionando y desarrollándose como resultado de la práctica”, pero la describe
tentativamente como “un cuerpo creciente de valores, actitudes, comportamientos
y estilos de vida compartidos basados en la no violencia y el respeto de los
derechos y libertades fundamentales, en la comprensión, la tolerancia y la
solidaridad, en la coparticipación y la libre circulación de la información, así como
en la plena participación y fortalecimiento de las mujeres”, cuya creación
“constituye un vasto proyecto de alcance multidimensional y mundial”.2

En febrero de 1994, el Director General creó la Unidad del Programa Cultura de


Paz bajo su directa dependencia, asignándole las siguientes funciones:

1. Coordinar el perfeccionamiento de una metodología para el fortalecimiento de


una Cultura de Paz mediante la reflexión, la investigación y la evaluación;
2. Desarrollar programas nacionales y subregionales de una Cultura de Paz;
3. Ofrecer un enfoque integrado a las acciones de las diversas unidades y oficinas
regionales de la UNESCO que contribuya a la promoción de una Cultura de Paz;
4. Coordinar estas acciones con las del sistema de las Naciones Unidas y las
organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales.

2. Contenidos del Estudio


El logro de una cultura de paz requiere de grandes reformas en todos los ámbitos
de nuestra vida colectiva. Sin embargo, ante las propuestas de cambio
sociocultural, cuántas veces se han oído palabras como estas: “No seas un tonto.
El mundo es como es. No pierdas tu tiempo tratando de cambiarlo. Sé más
realista." Y si se insiste en la convicción de que es posible lograr un cambio
positivo, se oponen razonamientos basados en supuestos respecto a la naturaleza
humana y de la sociedad, y que es utópico pensar en la posibilidad de un cambio
substancial en el ser humano o en su sociedad.

Con frecuencia estos argumentos, sumados a las grandes dificultades y


frustraciones que se enfrentan en el camino hacia el cambio sociocultural, acaban
por lograr que la persona se desilusione y desista en sus esfuerzos por aportar a la
construcción de un mundo mejor, más allá de su servicio cotidiano al estatus quo.
El presente estudio tiene como propósito cuestionar los pensamientos que
producen semejante tragedia, con el objetivo de despertar nuevamente el deseo y
la esperanza de poder lograr una cultura de paz a todo nivel. Consta de seis
capítulos, distribuidos como sigue:

En la primera Sección, “Definición del Problema”, se tratan algunos de los dilemas


sociales que afectan actualmente a la humanidad a escala mundial. Se aprecia
como la teoría de juegos provee herramientas para su estudio científico y que la
teoría de cooperación busca maneras de resolverlos. Las investigaciones y
propuestas de ésta última se agrupan en tres grandes categorías: estratégica,
institucional y motivacional. Se analizan algunos dilemas mundiales para entender
sus dinámicas internas, lo que hace falta para corregirlos, y qué obstáculos existen
para lograrlo. En otras secciones se considerarán maneras de superar dichos
obstáculos.

En la segunda sección, “Teorías Agónicas de la Naturaleza Humana", Se analizan


críticamente varias teorías y creencias según las cuales la naturaleza humana es
egoísta y agresiva, y se demuestra las falencias y errores que las desmienten. Estos
incluyen algunos ‘préstamos epistemológicos’ históricos desde la física, biología,
genética y lógica, que han servido para fortalecer el mito del agonismo como
endémico en el ser humano y la sociedad. Se conocen las implicaciones de algunos
de los avances científico más recientes para fundamentar una cultura de paz.
En la tercera sección, “Teorías Agónicas de la Sociedad”, se desconstruyen ciertas
teorías sociales que han servido para naturalizar y esencializar a la cultura del
agonismo desde la perspectiva de la naturaleza del orden social como tal. Entre
ellas se incluyen cuestiones como la ‘ley de la selva’, la competición como
endémica, el poder y la dominación, la unidad versus diversidad, y lo inevitable de
la guerra. Se conocen algunos planteamientos alternativos y se analiza el rol de la
ciencia como justificadora, legitimadora y reforzadora de las hegemonías
culturales. Finalmente se explora la posibilidad de un activismo por la paz entre
cientistas de las diversas ramas.

En la cuarta sección, “El Agonismo como Constructo Cultural”, se postula que la


violencia y competición no son más naturales al ser humano y su sociedad que la
ternura y la cooperación, y que su aparente naturalidad se debe a que forman
parte de un constructo cultural predominante en la actualidad. Se propone que
llegó a plantearse esta visión de la humanidad como parte del mito justificatorio
de la conquista y colonización europeas del resto del mundo. Se analiza la
institucionalización de sus principios rectores, su reproducción como imaginario
hegemónico, quiénes se benefician y perjudican, cómo se ha propagado, y si se
puede o no hablar de una conspiración. Finalmente, se exploran algunos
mecanismos para cambiar esa cultura de conflicto y ‘agonismo’ por una cultura de
paz y mutualismo.

En la quinta sección, “Referentes Alternativos de una Cultura de Paz”, se responde


a la interrogante “¿En dónde se encuentra una sociedad basada en el mutualismo y
la cooperación?” Esto se hace desde la perspectiva de culturas preindustriales,
naciones modernas, comunidades intencionales, instituciones alternativas,
movimientos sociales, subculturas paralelas y el heroísmo anónimo cotidiano. Se
analiza en algún detalle ciertas muestras de estos diferentes tipos de referentes,
se enfatiza que no necesitan ser perfectos para servir de modelos alternativos, y se
termina preguntando si el conflicto y la competencia tendrían algún lugar
apropiado en una cultura de paz.

En la sexta sección, “Gestión del Cambio Sociocultural”, se consideran diferentes


opciones de intervención disponibles para el gestor de cambio social que desea
trabajar por una cultura de paz. El mundo no siempre tuvo una cultura tan
agonista como ahora y no siempre lo será. El logro del mundo deseado requiere de
transformaciones coordinadas a nivel psicocultural y socioestructural, por lo que
se presentan alternativas de acción que toman en cuenta estas dos dimensiones.
Se termina con un análisis del rol de la utopía en la construcción de un mundo
nuevo.

Se incluye además una nutrida bibliografía, que constituye una parte importante
de la investigación, por cuando pretende servir de orientación para quienes desean
profundizar más en estos temas. Las referencias son separadas por sección y, en
algunos casos, subsección, a fin de facilitar la labor del investigador, aunque
algunas fuentes se podrían citar en más de una sección. Los extractos tomados de
aquellas obras cuyos títulos constan en inglés en la bibliografía, han sido
traducidas extraoficialmente al castellano por el presente autor, y vice-versa.

3. Tesis y Objetivos
En suma, se propone que la agresión y violencia, el egocentrismo y acaparamiento,
el conflicto y la competencia, la pugna y guerra, tienen raíces más culturales que
biológicas y por tanto son susceptibles a ser superados y reemplazados por una
cultura de ternura, entrega, cooperación, mutualismo y paz. Mediante el presente
estudio, se espera que el lector concluya con nosotros las siguientes tesis:

 Que la actual proliferación de dilemas sociales se debe a que nuestra sociedad


se ha construido sobre la base de la competición (ganar-perder), y sólo podrá
superarse mediante su reestructuración en base a la cooperación (ganar-ganar).
 Que nuestra ‘naturaleza humana’ nos capacita tanto para cooperar como para
competir, para la agresión como para la ternura, para la mezquindad como para
la generosidad;
 Que nuestra expresión de lo uno o lo otro es influida fuertemente por la cultura
en la cual nos hemos criado, más no es determinada por ella, sino que puede
ser modificada por elección propia;
 Que la actual situación mundial de división y pugna, disputa y conflicto,
violencia y guerra, es el resultado de nuestras escogencias colectivas e
históricas, influida grandemente por la hegemonía cultural de occidente a lo
largo de los últimos 500 años;
 Que no existe ningún obstáculo inherente al ser humano que le impida cambiar
la actual cultura de división, conflicto y violencia por una cultura de paz,
mutualismo y cooperación, y construir una sociedad de justicia, unidad y paz.
Como resultado del estudio de este material, se espera que el lector esté
capacitado para analizar críticamente aspectos de la actual cultura del agonismo
por medio de algunos de los siguientes aspectos:

 Establecer por qué la agresión y pugnacidad no son más naturales al ser


humano y la sociedad que la ternura y la cooperación;
 Narrar cómo llegó a plantearse una humanidad agresiva y conflictiva, como
justificación de la conquista y colonización, y su reproducción actual como
imaginario hegemónico;
 Analizar críticamente algunos de los préstamos epistemológicos traídos a las
ciencias sociales desde las ciencias naturales, la psicología, etc. en apoyo de
una teoría social justificatoria del agonismo;
 Analizar críticamente elementos psicoculturales y socioestructurales que dan
expresión a la cultura dominante del agonismo y que la reproducen de una
generación a otra; y
 Contar el proceso que llevó de la utopofilia del siglo diecinueve a la utopofobia
del siglo veinte.
A la vez, se espera que el lector esté en capacidad de proponer y defender
elementos de una cultura de paz, mutualismo y cooperación, por los siguientes
medios:

 Explicar planteamientos alternativos de las nuevas ciencias sociales que


admiten la posibilidad y probabilidad de una cultura de paz, cooperación y
mutualismo;
 Explicar configuraciones psicoculturales y socioestructurales alternativas que
podrían tender hacia la construcción de una nueva cultura del mutualismo;
 Describir algunos referentes alternativos del mutualismo y la cooperación y
discutir sus implicaciones para el cambio sociocultural;
 Defender la función vital de la construcción de futuros alternativos en la
potenciación del cambio socio-cultural; y
 Analizar varias utopías alternativas en búsqueda de una prospectiva que
concuerde con los criterios para una visión corporativa de alcance planetario.

4. Aclaraciones en Descargo
Cabe una aclaración, para los escépticos. Al hablar de justicia, unidad y paz no nos
referimos a los “modelos de harmonía” que anteponían los acuerdos a la justicia,
ni a aquel “organicismo” que pretendía defender el status quo como un ‘orden
natural’, desconociendo la diversidad y divergencia, ni tampoco a la “retórica del
consenso” que evitaba todo tratamiento de la pluralidad. Si bien se sostiene que
no puede haber paz sin unidad, ésta no implica la uniformidad, sino la vinculación
y articulación de la rica diversidad que caracteriza a la raza humana. Y tal unidad
no es posible sin la justicia en el sentido más amplio de la palabra, incluyendo el
respeto por los derechos humanos de todos. Acota Karlberg:

…muchas personas aseveran que el conflicto es preferible a un consenso falso o


impuesto, por lo que las prácticas agónicas son esenciales para reformar un orden
social opresivo. Sin embargo, …este argumento expresa una falsa elección, pues
desconoce la existencia de otras alternativas… De hecho, la renuencia de la
humanidad a reconocer su interdependencia orgánica y organizar en consecuencia
su vida colectiva, puede interpretarse como una de las causas de raíz de la
injusticia social.3

El presente estudio no pretende ser una obra totalmente original. El “pensar por sí
mismo” no existe, pues la generación del conocimiento constituye una actividad
social por excelencia. Cada individuo (como dice Peter Russell en “El Cerebro
Global”) es como una neurona en el cerebro de la sociedad planetaria. Así como
una sola neurona no puede funcionar solo sino como parte de un todo, así mismo
los seres humanos no hacemos ciencia solos; sólo en tanto y cuanto sociedad
logramos realmente pensar.

Su propósito más bien es reunir en una sola obra el pensamiento de cientos de


personas –investigadores, pensadores, activistas, educadores, escritores,
religiosos, etc.– en torno al tema planteado. Si puede hablarse de un aporte
original, éste se halla en el haber reunido, organizado, traducido, sintetizado e
interpretado esta información en forma lógica y comprensible. Si además se ha
podido agregar alguna luz nueva, habrá sido un beneficio extra e inesperada.

Tampoco aquí se pretende ofrecer soluciones, más que constituir en sí una


herramienta más para el trabajo del gestor de cambio sociocultural. En esta época
de gratificación instantánea, con demasiada frecuencia se busca dar respuestas
rápidas a problemas que aún no han sido bien analizados y definidos. Un
resultado de esto es que a menudo se plantean excelentes soluciones para los
problemas equivocados y malas soluciones para los problemas reales. Otro es que
los remedios prescritos tienden a tratar los síntomas inmediatos y superficiales,
mas no las causas más profundas de la enfermedad a más largo plazo. Además,
las propuestas suelen ser lineales y puntuales, pasando por alto las vinculaciones
del problema identificado con los demás elementos en su entorno sistémico.

Aquí el propósito más bien es el de buscar una mayor comprensión del problema
de raíz que impide lograr el cambio sociocultural que aspiramos. Si en el
transcurso de este análisis se describe alguna alternativa, su propósito es
meramente ilustrativo, a fin de generar un contraste con la situación actual no
deseada y la esperanza de que es posible y factible cambiarlo. Las soluciones en sí
las están dando y seguirán dando la multitud de expertos en las diversas ramas
del saber y hacer, que hoy trabajan afiebradamente – solos o en forma
interdisciplinaria – por dar respuestas a los problemas de corto, mediano y largo
plazo.

Asimismo, no se ha tratado de ser exhaustivo, sino presentar apenas un boceto a


grandes trazos de un campo hasta ahora poco explorado, especialmente en
América Latina. Se ha evitado la tentación de intentar completar todos los detalles
aquí, labor que les cabrá a otros estudiosos de la materia con más tiempo, energía
y capacidad que su servidor. Se espera que el presente estudio arroje algunas
luces sobre la verdadera naturaleza del problema, para que los esfuerzos de estos
héroes anónimos resulten más acertados.

A modo de un comentario final, quisiera sugerirle al lector que se acerque al


contenido del presente estudio con la mente abierta (aunque, como alguna vez
dijo Carl Sagan, “¡no tan abierta que se le caigan los sesos!”). Quien busca
afanosamente la verdad debe estar dispuesto a desechar, si fuera necesario, lo que
le han enseñado durante toda la vida y reiniciar su educación. Este proceso puede
resultar difícil, pues suele romper nuestros esquemas y hacer temblar los
fundamentos sobre los cuales hemos construido nuestra percepción del sentido
del mundo. Muchos de los supuestos que se cuestionan a continuación están tan
profundamente arraigados en la sociedad actual que nos pueden parecer
completamente naturales. Como dice Bertrand Russell,

“Si se le ofrece a un hombre un hecho contrario a sus instintos, lo analizará con


cuidado, pero a menos que sea abrumadora la evidencia, rehusará creerlo. Por otra
parte, si se le ofrece algo que le da motivos para actuar de acuerdo con sus
instintos, lo aceptará incluso con un mínimo de evidencia”.4
La cultura de paz es un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el
respeto a la vida, al ser humano y su dignidad.

La cultura de paz pone en primer plano los derechos humanos , el rechazo a la violencia en
todas sus formas y la adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia , así
como la comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas.

La cultura de paz fue definida por resolución de la ONU siendo aprobada por la Asamblea
General el 6 de octubre de 1999 en el Quincuagésimo tercer periodo de sesiones, Acta 53/243.

Este documento titulado Declaración y Programa de Acción sobre la Cultura de Paz, la


asamblea general hace alusión y pone énfasis en la carta de las Naciones Unidas en la
constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación , La ciencia y la
cultura y en la declaración de los Derechos Humanos y reconociendo que la paz no es solo la
ausencia de conflictos.

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