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comprador el deber de verificar quién o quiénes detentan la posesión del mismo, en relación a
lo dispuesto en el artículo 912 del Código Civil, que indica que al poseedor de un bien se le reputa
propietario mientras no se demuestre lo contrario.
Frente a esta situación, el A quo resuelve infundada la pretensión principal (nulidad de acto
jurídico) y fundada la accesoria (mejor derecho de propiedad), pues considera que el objeto del
acto jurídico cuestionado suscrito entre la vendedora y la compradora -y actual recurrente- no
se encuentra al margen de la ley ni es contrario a derecho, pues ha sido la propietaria del bien
quien lo ha enajenado. En cuanto a la pretensión sobre mejor derecho de propiedad, resuelve
que ambas partes ostentan título de propiedad, y que los títulos de los demandados son de
fecha anterior al de la recurrente, sin embargo, de acuerdo con lo previsto en el artículo 2016
del Código Civil, por el principio de prioridad en el tiempo que confiere el Registro, ésta última
ostenta un mejor derecho de propiedad sobre el área de terreno discutida.
En este contexto, la recurrente alega ante la Corte Suprema la infracción normativa de los
dispositivos referentes a la propiedad y publicidad registral (artículos 923, 949, 2012, 2014, 2016
y 2022 del Código Civil) por parte del Ad quem, al establecer que ella y la vendedora nunca
tuvieron la diligencia o urgencia de inscribir su derecho.
Así, para la Corte Suprema la recurrente, debió mostrar la diligencia ordinaria mínima
verificando quién o quiénes detentan la posesión del mismo, pues en aplicación de lo dispuesto
en el artículo 912 del Código Civil al poseedor de un bien se le reputa propietario mientras no se
demuestre lo contrario, dada “la importancia que supone la compraventa de un bien inmueble
y estando a los usos generalmente aceptados en este tipo de negocios”. En
consecuencia, resuelve declarando INFUNDADO el recurso.