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El irracionalismo

El irracionalismo es una vía de pensamiento igual de válida que el racionalismo. No es la


única propuesta de reflexión no racional, ni, tampoco, es necesariamente entendible
como una forma de “antirracionalismo”.

Cualquier pensamiento que se salga del racionalismo es no racionalista, pero eso no


implica que todas ellas se remitan o se puedan identificar con el irracionalismo y lo
irracionalista.

Las formas no racionales depensamiento

Así cabe distinguir diferentes formas no racionalistas de pensamiento: el arracionalismo


sería aquello que se queda al margen de la razón, lo antirracional es lo contrario a la
razón, lo suprarracional sería lo que está por encima de la razón o es superior a ella, lo
infrarracional es equivalente a prerracional (algo en lo que aún no ha entrado la razón).

Lo irracional puede entenderse de dos formas. La primera sería como la designación


genérica de las formas de pensamiento no racionales expuestas anteriormente. La
segunda como equivalente de arracional o antirracional.

Esta última opción es la que han utilizado diferentes autores para referirse al
irracionalismo, a veces sin diferenciar lo que es irracional de lo que es irracionalismo y en
otras ocasiones usados como sinónimos.

El irracionalismo en algunos autores

Puede entenderse el irracionalismo como una tendencia general filosófica que tiene sus
antecedentes en la filosofía clásica griega y romana, dónde se observa la presencia de
elementos no racionales que tratan de armonizarse con los racionales pero no de
suprimirse.
Pero sobre el irracionalismo se reflexiona sobre todo hacia el final de la época moderna
y, sobre todo, en la contemporánea.
Para Schopenhauer el mundo es la manifestación de algo irracional o, como mínimo, no
racional.
De hecho, su visión pragmática de las cosas, es como adaptarse de manera eficiente en
un entorno que no es racional ni necesariamente ordenado -pese a lo que pueda
aparentar-.

Hartmann comparte esa idea con Schopenhauer y ambos contemplan lo “absoluto” como
irracional, que para Schopenhauer es producto en última instancia de la voluntad.
En Nietzsche la idea de vitalismo e irracionalismo se conjugan. Para este autor el vitalismo
es una exaltación de la vida y de lo que entiende que son los valores de ésta: intensidad,
poder, fuerza, emoción, etc. Esto muchas veces lo denominará como “lo dionisíaco”.
Pero podría decirse que el irracionalismo en Nietzsche es una derivada o consecuencia
del vitalismo, ambas cosas se mezclan pero lo preeminente es ese “amor a la vida y sus
valores”.

Historicismo
El historicismo es el conjunto de corrientes de distinta índole, que coinciden en destacar
la historicidad del hombre y en algunos casos la historicidad de la totalidad del cosmos.
Se puede considerar historicismo la filosofía de Dilthey, que propone que todo lo que el
hombre es, lo experimenta solamente a través de la historia.

Bien diferente, el materialismo histórico de Marx, pone el acento en la conciencia


histórica y sus transformaciones.
El materialismo histórico de Marx propone:
1) la idea de que la historia se puede explicar por medio de leyes obtenidas mediante el
examen de los mismos hechos históricos. Estas leyes no son “a priori”, ni son las mismas
de las leyes físicas, químicas, biológicas, etc., ya que las leyes históricas son evolutivas y
no se repiten, mientras que las leyes de las ciencias naturales son siempre las mismas
para todos los hechos.
2) la idea de que la evolución histórica no consiste en un desarrollo continuo sino que
se trata de una serie de desarrollos que producen los conflictos, que representan el
motor del movimiento histórico. En estos conflictos se ponen de manifiesto una de las
tesis de Hegel, la transformación de la cantidad en cualidad, porque el conflicto produce
la ruptura que hace posible otra etapa del desarrollo histórico.
3) la idea de que lo económico es la fuerza determinante de la evolución histórica en
última instancia, o sea las condiciones materiales de la vida humana.
Estas fuerzas económicas forman esencialmente dos clases sociales: la de los dueños de
los medios de producción y la de los que venden su fuerza de trabajo.
Las relaciones económicas son el factor determinante de la evolución histórica,
mientras los demás aspectos de la historia, como la religión, la moral, la política, la
filosofía, etc., son consecuencias del modo de operar de las relaciones económicas. Por
esta razón Marx sostiene que es la existencia social la que determina la conciencia de
los hombres y no a la inversa.
4) la idea de que el desarrollo histórico se produce en forma dialéctica y principalmente
siguiendo la ley de la negación.
En la historia occidental el esquema que ha seguido la evolución histórica ha sido: el
predominio de la clase feudal dominante; la superación del feudalismo por la burguesía,
el origen del proletariado.
Esta dialéctica histórica se justifica en cada período porque es imposible pasar de una
etapa histórica a otra sin atravesar la fase intermedia.
5) la idea de que el triunfo del proletariado dará como resultado un cambio radical que
será el fin de las clases sociales y el comienzo de una sociedad sin clases. En ese
momento el hombre será absolutamente libre, porque la historia es en definitiva el
proceso hacia la libertad.
El fin de las clases será también el fin del Estado que había sido el medio de opresión de
los dominantes sobre los dominados.
6) la idea de que el objetivo de la filosofía no es interpretar el mundo sino cambiarlo por
medio de la práctica revolucionaria.
Como realidad histórica hay dos clases de historicismo
1) el antropológico que concibe al hombre como un ser histórico, como es el
materialismo de Marx, influido por el modelo de las ciencias históricas
2) el cosmológico que concibe a la totalidad del cosmos como histórico, influido por el
modelo evolucionista.
Como modo de tratamiento de la noción de historicidad hay dos tipos de historicismo
1) el epistemológico, mediante el cual la comprensión de la realidad es a través de lo
histórico
2) el ontológico, que analiza la historicidad como constitutivo de lo real.
PRAGMATISMO
Movimiento filosófico desarrollado especialmente en Estados Unidos e Inglaterra, pero
con repercusión y desarrollo parcial en otros países.
El pragmatismo consiste en reducir “lo verdadero a lo útil” negando el conocimiento
teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquello que conduce
al éxito individual, mientras que para otros, sólo es verdadero cuando se haya verificado
con los hechos.
Escuela filoófica nacida en EEUU a finales del S.XIX por Charles Sanders Peirce y William
James. Se caracteriza por la insistencia en las consecuencias como manera de caracterizar
la verdad o significado de las cosas. Se opone a la visión que los conceptos humanos y el
intelecto representan el significado real de las cosas, y por lo tanto se contrapone a las
escuelas filosóficas del formalismo y el racionalismo. También el pragmatismo sostiene
que sólo en el debate entre organismos dotados de inteligencia y con el ambiente que
los rodea es donde las teorías y datos adquieren su significado. Rechaza la existencia de
verdades absolutas, o lo que es lo mismo, significados invariables; las ideas son
provisionales y están sujetas al cambio a la luz de la investigación futura.
El pragmatismo, como corriente filosófica, se divide e interpreta de muchas formas, lo
que ha dado lugar a ideas opuestas entre sí que dicen pertenecer a la idea original de lo
que es el pragmatismo. Un ejemplo de esto es la noción de practicidad: determinados
pragmatismos se oponen a la practicidad y otros interpretan que la practicidad deriva del
pragmatismo. Esta división surge de las nociones elementales del término pragmatismo
y su utilización. Básicamente se puede decir que, ya que el pragmatismo se basa en
establecer un significado a las cosas a través de la consecuencias, se basa en juicios a la
posterioridad y evita todo prejuicio. Lo que se considere práctico o no depende del
considerar la relación entre utilidad y practicidad.

SU MAYOR REPRESENTANTE FUE:

William James (1842-1910)


hermano del famoso escritor Henry James y profesor de medicina, filosofía y psicología,
hizo una importante aportación referente a la vida mental. Fue profesor de la Universidad
de Harvard en Estados Unidos, es conocido tanto como filósofo cuanto como psicólogo.
En la primera de estas áreas, fue una de las figuras rectoras del pragmatismo, concepción
según la cual la verdad de una idea o concepto puede evaluarse según el valor práctico
que posea.
En el área de la psicología, se atribuye a James la paternidad del funcionalismo, escuela
que subraya la importancia de estudiar la finalidad de la conciencia. El funcionalismo
sirvió de inspiración a loa avances de la psicología aplicada en sus diversas ramas (por
ejemplo, la psicología industrial, la creación y administración de tests de inteligencia, la
psicología educacional, etc.).
Habló de las aferencias que son las comunicaciones que se producen entre el interior y
el exterior del organismo, y de las eferencias que son la respuesta que ejerce el
organismo desde el interior al exterior hacia un estímulo. Para James la conciencia es un
producto de la evolución, cambia y fluye constantemente. También describió tres partes
de la personalidad: el Mi o Yo material (mi cuerpo), el Mi social (las personas de nuestro
alrededor como la familia, amigos, etc) y el Mi espiritual (lo que pienso, mis ideas y
sensaciones).
James abrió nuevos caminos de explotación para la psicología al publicar en 1890 su obra
clásica en dos volúmenes. Principies of Psychology
(Principios de psicología). Entre sus temas incluía la sensación, la percepción, las
funciones del cerebro, los hábitos, el fluir de la conciencia, el sí-mismo, la atención, la
memoria, el pensamiento, la emoción y la voluntad. En todas estas áreas James fue un
precursor que se anticipó a gran parte de las perspectivas psicológicas del siglo siguiente.
CARACTERÍTICAS GENRALES:
Uno de los rasgos permanentes del pragmatismo de Rorty consiste en considerar la
epistemología, con su pretensión de construir una teoría del conocimiento, como la
forma paradigmática que asume la filosofía representacionalista, en la búsqueda de una
serie de criterios o condiciones de posibilidad que permitan una correspondencia
transparente y acabada – objetiva – entre la mente o el lenguaje y el mundo. Desde su
perspectiva, el meollo de la filosofía representacionalista puede resumirse como el
intento por escapar del trasfondo que conforma el lenguaje entendido como forma de
vida, hacia una fundamentación del conocimiento en un conjunto de criterios no
humanos que podrían encontrarse mas allá de las herramientas que actualmente
disponemos para interactuar en el mundo de nuestra experiencia. El
representacionalismo entiende al lenguaje como medio a través del cual nos
representamos la realidad externa o expresamos la subjetividad interna, colocándolo en
la posición de un tercer elemento entre el sujeto y el mundo, y postulando la existencia
dos tipos de realidades no lingüísticas: los “significados” que tendría que expresar y los
“hechos” que debería permitirnos representar. Si adoptamos este punto de vista, sugiere
Rorty, rápidamente seremos presa de la idea de que la verdad es un problema de
correspondencia con los hechos o de adecuación respecto de ciertos estados mentales;
haremos de la verdad un problema no humano, en la medida que los criterios para
juzgarla dependerán del conocimiento de entidades exteriores a nuestro lenguaje.

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