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1) Preservar la columna vertebral de un paciente que presenta

politraumatismos al momento de un accidente (en este caso el ejemplo trata de


uno automovilístico) es importante porque: dentro de la columna vertebral, se
protege en su interior la ‘’medula espinal’’, que tiene como función principal
distribuir las fibras motoras a los órganos efectores del organismo y recolectar
información somato-sensorial que se transmitirá al cerebro. Si el accidente o el
movimiento es demasiado brusco, puede significar el daño de una vértebra que
podrá acompañarse de una lesión de la medula espinal que transcurre en su
interior, causando una posible plejia, ya que valga la redundancia, la medula
espinal está protegida por la columna vertebral portadora de 24 vertebras
individuales en las regiones cervical, torácica y lumbar. Así mismo, la medula
espinal esta solo presente en dos terceras partes de la longitud de la columna
vertebral, y el resto del espacio está lleno de una masa de raíces espinales.
También es importante preservar la zona ‘’cráneo – encefálica’’: el cráneo
contiene dentro de sí parte del sistema nervioso central (el encéfalo). Realizar
movimientos bruscos puede desplazar el encéfalo dentro del cráneo,
ocasionando lesiones en zonas del cerebro, cerebelo, bulbo raquídeo, que
pueden causar funciones irreversibles en el sistema nervioso.
El adecuado uso del reposacabezas (colocado a la altura suficiente) evita en
gran manera la aparición y consecuencias de este tipo de lesiones en los
accidentes de tráfico.

2) A. Lapierre, relacionando la maduración neurológica con el desarrollo


psíquico, en la página 154 de su libro ‘’Psicoanálisis y Análisis Corporal de la
Relación’’, luego de dar una leve explicación del funcionamiento del hemisferio
izquierdo y derecho del cerebro, pronuncia: ‘’la corteza derecha se desarrollaría
dos semanas antes que la izquierda. Esto me parece importante para
comprender la génesis inicial del psiquismo’’. Agreguemos que el hemisferio
derecho es atribuido el campo de las ‘’emociones’’, y el hemisferio izquierdo al
campo ‘’cognitivo’’, aunque los dos se desempeñan complementariamente y
colaboran constantemente a través del cuerpo calloso que los une.
Para Lapierre, el ser humano está concebido como todo ser vivo,
primigeniamente para actuar y reaccionar. Es secundariamente que aparece el
psiquismo, el sentimiento, el pensamiento, el lenguaje conceptual, como
sustitutos de la acción o como preparación a la acción consciente y pensada.
Es así, que el cerebro activa y conjuga las zonas neurovegetativas internas
dependiendo del momento determinado, debido a la evolución filogenética que
permite vivenciar y diferenciar particulares contextos (como reaccionar para la
supervivencia, como su antónimo, ponerle freno a las reacciones instintivas
inmediatas), llegando incluso a no necesitar ‘’pensar’’, sino simplemente
percibir las señales externas e internas y coordinar la acción motriz que
desencadenan en vista de la satisfacción de sus necesidades.
Así mismo, acentúa que ‘’no hay estructuración del psiquismo sin
estructuración del aparato neurológico, pero tampoco estructuración
neurológica sin estructuración del psiquismo’’.
La maduración neurológica y el desarrollo psíquico están vinculados
estrechamente a lo que Lapierre llama ‘’Meta circuitos’’ (se constituyen y
modifican a partir de las experiencias vividas por cada persona) y ‘’Proto
circuitos’’ (constituidos por interconexiones programadas genéticamente
presentes ya al nacer).
El cuerpo, que tanto órgano sensorial, no hace más que transmitir al cerebro
las sensaciones endógenas o exógenas para que este las interprete. Como
órgano motor, solo ejecuta las órdenes que recibe de este mismo cerebro. Es
entonces que para Lapierre, ‘’el psiquismo se elabora a partir de lo
neurológico’’.
‘’En otros términos, estructura neurobiológica y estructura psíquica son
interdependientes. Son el resultado de la interacción constante entre dos
factores: una programación que obedece a un determinismo genético, lo que
hace que el perfil de evolución de todos los seres humanos sea similar, y una
adaptación en cada instante a las situaciones vividas en su diversidad, lo que
constituye un factor aleatorio imprevisible, que hace que la estructura neuro –
psíquica de cada persona sea diferente.’’

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6) a) y b) Lo que se pone en juego en un ser vivo para mantener el equilibrio en


el medio, es en primerísima medida, el mero hecho de ‘’mantener con vida la
estructura viviente’’, actuar dentro de un espacio. Para actuar en un entorno, es
necesario un sistema nervioso. Este sistema tiene la inertica función de
asegurar la supervivencia. Es necesario poseer niveles diferenciables a la hora
de hablar de adaptación, que son básicos para cualquier ser viviente. Así,
dentro de la importancia práctica del cerebro en la estructuración neurológica
vivencial de un animal, debemos decir: una pulsión empuja a los seres vivos a
mantener su equilibrio biológico. Esta pulsión se concentra en cuatro conductas
básicas: conducta de consumo (satisface necesidades esenciales, comer,
comer y copular, asegurando la proliferación de la especie), conducta de
huida (de lucha o conducta de inhibición) conducta de gratificación
(experiencias de placer que significan sucesos cargados de gratificación que
llevan al hombre a querer repetir supuestos actos), conducta de respuesta al
castigo (‘’el cerebro no sirve para pensar, sirve para actuar’’. Acciones de
supervivencia básica, también incluida la ‘’conducta de inhibición’’). Extraer los
recursos del medio para poder adaptarse a él, es la forma en que un ser vivo
subsiste en el medio adyacente.

c) Las respuestas inherentes a los actos sucedidos por un animal, pueden ser
de estas características: las respuestas más primitivas se hallan en acciones
eficaces que conllevan experiencias de placer, y así mismo, aseguran la
supervivencia. En los mamíferos, con el segundo nivel del cerebro llamado
‘’cerebro de la afectividad’’ o cerebro de la memoria, se esgrime la posibilidad
de diferenciar lo que es agradable o desagradable. Da lugar a la felicidad, la
tristeza, la angustia, al enojo, al enamoramiento, y a un gran número de
acciones sensitivas e instintivas.

7) Hay tres niveles de cerebro y en el ser humano particularmente emiten


particulares respuestas según su área. Estos niveles trabajan
complementariamente, conectados por haces de fibra nerviosas.
El cerebro de un ser vivo, entonces, parte de un cerebro primario, o cerebro
‘’reptil’’ (1), espontaneo y brutal. Las respuestas emitidas desde este nivel, son
primitivas, esenciales, conductas de supervivencia inmediata, sin las que el
animal no podría sobrevivir: beber, comer (mantiene su estructura) y copular
(se reproduce). Se subdivide en varias partes: La sustancia reticulada del
tronco cerebral, la epífisis, los núcleos estriados, el tálamo, el hipotálamo, la
amígdala temporal, regulación del sistema hormonal y sistema neurovegetativo
con el sistema simpático (adrenérgico) y sistema para-simpático (colinérgico).

Con los mamíferos se suma un segundo cerebro: el cerebro de la ‘’afectividad’’


o ‘’cerebro de la memoria’’, sensual, afectivo y frágil (cerebro límbico) (2). Sin
memoria de lo que es agradable o desagradable, es imposible cualquier tipo de
interacción. Es entonces el ser vivo ‘’una memoria que actúa’’. Constituido
esencialmente por: las formaciones olfativas, la amígdala temporal, el
hipocampo, y los núcleos del septum y el giro cíngulo.
Aquí se reencuentran la organización binaria del cerebro reptil, pero con una
demora en la elaboración que no existe en la inmediatez del cerebro reptil. Hay
que subrayar distintas diferencias y factores constitutivos del nivel límbico:
- El reconocimiento y la integración de señales distantes por medio del olfato,
oído y la vista.
- La modulación de los estados anímicos y su expresión motriz. (Clasifica
categorías en buenos y malos).
- La memorización elemental. (Es la memoria temporal de la experiencia vivida
en los planos de satisfacción o frustración de las necesidades instintivas)

Hay un tercer nivel del cerebro que se une a los dos pasados: el neocortex (3),
un cerebro hábil, preciso y disciplinado, respetuoso de las costumbres. En el
hombre, ha alcanzado un nivel evolutivo superior. Este nivel cerebral asocia,
interconecta las vías nerviosas subyacentes, conservando la huella de
experiencias pasadas. Las asocia diferente de las que han sido percutidas por
su entorno en el momento mismo del acto/experiencia. Puede crear y realizar
procesos imaginarios. Posee tres capas superpuestas de la filogénesis de la
corteza: arqueocortex, paleocortex y neocortex.
Principales áreas funcionales del neocortex:
- La circunvolución frontal ascendente con células piramidales (rigen la
motricidad voluntaria).
- La circunvolución parietal ascendente (recoleta las impresiones sensitivas)
- El lóbulo parietal (integra a la visión).
- El lóbulo temporal (junto con el hipocampo que asocia, participa en la
elaboración de la memoria consciente).
- El lóbulo frontal (sede del juicio, constituyente de la especificidad del ser
humano).

A lo que respecta de diferencias y relaciones entre las esferas subcorticales y


la corteza cortical de nuestro cerebro:
La superficie de los hemisferios cerebrales se divide en cuatro lóbulos: lóbulos
frontal, parietal, temporal y occipital, cada uno con diferentes funciones:
Lóbulo frontal: encargado de la planeación, ejecución y control de los
movimientos.
Lóbulos posteriores del cerebro (parietal, temporal y occipital): relacionados
con la percepción.

Las vivencias, esencialmente afectivas y emocionales, se graban de forma


inconsciente entre la corteza y el sistema límbico, una zona más subcortical de
nuestro cerebro. Este funcionamiento predomina hasta alrededor de los dos
años, al no estar el circuito somato – sensorial lo suficientemente desarrollado.
Este entrara en acción entre los dos y tres años, y continuara su desarrollo
paralelo al circuito neurovegetativo, pero no será totalmente operativo hasta la
pubertad.
Las informaciones memorizadas se almacenan en los circuitos mnemónicos, en
la zona de la corteza frontal. De hecho, parece que la zona más importante
para la memoria sea el sistema límbico, quien proporciona a los estímulos
recibidos una connotación afectiva, positiva o negativa.
La relación establecida entre las esferas subcorticales y corticales, se ve
aunada en el concepto de ‘’regulaciones vegetativas’’ como reacción al estrés,
como plantea Lapierre. Estas regulaciones se realizan en varios niveles:
autónomo, hipotalámico, límbico y cortical.
Regulación autónoma: es una regulación más arcaica que inclusive el cerebro
reptil. Se encarga del funcionamiento básico de los órganos vegetativos que es
realizado por los centros autónomos del sistema nervioso central, cortical y
subcortical.
Regulación hipotalámica: en caso de peligro, la regulación hipotalámica
sustituye a la regulación autónoma. También a través del hipotálamo, actúan
regulaciones límbicas y corticales, con respuestas estereotipadas, cuyo
objetivo es preparar al organismo para la acción. Esta acción es inconsciente y
activada por programación genética. La corteza, puede inhibir y reprimir esta
acción debido a su condicionamiento cultural. La reacción hipotalámica puede
ser frenada por el freno de los centros superiores, límbico y cortical.
Regulación límbica: Posee memoria afectiva, analógica. El sistema límbico
cuando desencadena una reacción de alarma, es transmitida al hipotálamo, y
este pondrá en juego las reacciones neurovegetativas adrenosimpaticas.
Regulación cortical: permite hacer que los desordenes funcionales que
provocan ciertas agresiones psíquicas o psicosociales que son vividos
conscientemente, sean mejor aceptados y menos dramatizados. Es una zona
donde se destaca la ‘’subjetividad’’ de la memoria emocional de cara a
determinadas situaciones que para una persona u otra, las mismas, pueden
tener un significado diferente con una intensidad emocional, muy diferente.

8) El niño al nacer tiene todas sus neuronas, que estas no se verán renovadas
durante el resto de su vida. Además de los proto-circuitos prenatales
genéticamente programados, existen muy pocas conexiones sinápticas. Estos
son los circuitos vitales, arcaicos, como el reflejo de succión – deglución ligada
al hipotálamo, centro de regulación del hambre y la saciedad.
El cerebro arcaico se estructura desde el nacimiento para adaptar al organismo
a las modificaciones de las condiciones de su existencia. En esta etapa el niño
es un ser pasional que responde instintivamente a los estímulos externos e
internos.
El sistema límbico tiene que ver ya con la proliferación de dendritas y de
sinapsis que se forman extremadamente rápido, y van formando sensaciones
de placer y malestar memorizadas. Estos circuitos corresponden a los meta-
circuitos, que se construyen a partir de experiencias relacionales con la madre
y el entorno familiar, y tenderán a reforzarse por repetición, lo que marcara un
modelo de estrategias relacionales que nos marcara de por vida con su
tendencia a la repetición.
A los trece o catorce meses, la proliferación de dendritas alcanza
progresivamente al cerebro cortical, lo que permitirá al niño construir y
perfeccionar sus circuitos sensorio – motores, permitiéndole acciones cada vez
más eficaces.
La ‘’neuroplasticidad’’ está vinculada a la subjetividad de cada sujeto con su
propia estructura neuro – psíquica. Cada una de estas estructuras tiene un
funcionamiento y un papel especifico en la organización del conjunto,
encontrándose en relación permanente unas con otras. Estas conexiones son
realizadas gracias a los axones y dendritas que se articulan entre ellos en el
plano de las sinapsis y gracias a las conexiones químicas y hormonales. Las
particularidades de cada estructura genéticamente programada, no están
exentas de poseer cierta plasticidad, compensando la destrucción o disfunción
de algunas zonas por otras, así asumiendo su función específica. A medida
que se va creciendo, la plasticidad desaparece con la adultez. Es en el niño
que se generan más acciones de este tipo si así se necesita, en la zona neo –
cortical, al estar menos programadas genéticamente.

9) a)

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