LA CONCEPCIÓN DE CONTROL DE GRUPO EN LA

COMUNIDAD ESTUDIANTIL UNIVERSITARUA

Ernesto Navarrete*

RESUMEN

A pesar de que la tendencia constructivista de la educación actualmente ha tomado primacía

tanto a nivel básico como a nivel superior, existen conceptos que surgieron del conductismo y que
se han mantenido vigentes en uso, tal es el caso de “control de grupo” un concepto relacionado
normalmente con la disciplina rígida y el seguimiento de instrucciones.

La presente investigación hace un análisis de este concepto en la comunidad estudiantil de la

Universidad Bancaria de México a través de la aplicación de un instrumento que contiene una red
semántica y frases por completar, con el que se demuestra que los valores como la disciplina
siguen relacionándose con el concepto, pero existen otros que comienzan a surgir en un nivel de
incidencia importante, tales como la participación la planeación y la empatía, lo cual nos da cuenta
de que las características esperadas de un docente están en evolución.

ABSTRACT

Even though the constructivist tendency in the current education has become the primary one, in
the basic levels as well as in superior education, there are some concepts which were coined by
conductism and which have also kept validity through time. This is the case of the concept “group
control” a term that is usually related to a rigid discipline and the following of instructions.

This research analyses the concept in the student community of the Banking University of Mexico
throuth the application of an instrument which included semantic fields and blank-filling phrases,
which demonstrates that some values like discipline are still related to it but there are also some
others that have started to emerge with an interesting level of incidency, such as participation,
planification and empathy. This makes us understand that there is a constant evolution in the
expected characteristics of a teacher.

Licenciado en Enseñanza de Inglés por la Universidad Nacional Autónoma de México

FES-Acatlán UNAM 2014

Introducción
Mantener el orden en clase es una de las
tareas más difíciles que enfrentan los
profesores, sobre todo los jóvenes con
poca experiencia. Sin embargo, hacerlo
es una tarea primordial para lograr
buenos resultados en el aprendizaje, lo
cual se hace evidente si partimos de la
idea de que la educación tiene la
finalidad de formar individuos capaces de
transformar benéficamente a la sociedad.
(Luengo, 2002).
Esta labor se ha dificultado aún más en
las últimas décadas, ya que en general la
actitud de las nuevas generaciones hacia
las figuras de autoridad ha cambiado
drásticamente.
La evolución de nuestra sociedad en este
sentido, no sólo se hace evidente en
estos cambios actitudinales sino que se
manifiesta también a nivel conceptual.
Vocablos como “condicionamiento”,
“estímulo”, “incentivación”, “reforzador”
que son propios de la escuela
conductista, han ido desapareciendo
poco a poco del panorama de la
enseñanza actual para dar paso a
nuevos paradigmas de enseñanza y
aprendizaje.
Sin embargo, existen vocablos que
permanecen en el uso cotidiano y que
se asocian con el buen actuar docente,
más allá de la planeación, la evaluación,
o el planteamiento de objetivos en
función de competencias o de enfoques
constructivistas, la población escolar
pareciera tener claras las características
observables de un “buen profesor” y
aunque estas características han ido
evolucionando, lo que plantea la
presente investigación es el hecho de
que existen conceptos que permanecen,
aunque están adquiriendo un nuevo
significado.
Tal es el caso del “control de grupo”, un
término que se escucha con frecuencia
en los pasillos de las escuelas a
propósito de la crítica hacia los
profesores y su actuar docente.
El manejo de los estudiantes dentro del
salón de clases y en la vida escolar en
general, es cada vez más difícil y más
demandante para aquellos que están a
cargo de un aula, pues cada vez
adquiere un mayor significado; un
profesor que tiene “control de grupo”
quizá hace unas décadas reunía pocas
características referidas a lo disciplinar,
hoy en día tiene miras hacia mantener un
ambiente de aprendizaje positivo.
Ya que el lenguaje es la manifestación
de la cultura (Sapir, 1954), el hecho de
que un concepto permanezca
diacrónicamente ante los cambios de
paradigmas educativos, nos da cuenta
de lo que la sociedad espera de quienes
se dedican a la docencia.
La presente investigación hace un
análisis de la percepción que se tiene del
concepto “control de grupo” para intentar
demostrar que existen valores y
características que se están sumando a
su significado, cuando menos en el
contexto universitario, lo cual nos permite
vislumbrar que los nuevos modelos
educativos sí impactan en la percepción
y mentalidad de la población que está
siendo educada, y que las características
deseables de un docente tienen
elementos permanentes pero también
tienen elementos que se transforman;
esto nos arroja datos importantes sobre
lo que nuestra sociedad espera de sus
profesores.
Contextualización Teórica
Los seres humanos somos seres
sociales. El ser humano al nacer carece
de determinismos instintivos, necesita
desarrollar la plasticidad de los
esquemas comportamentales humanos.
(León y Huertas, 2005)
El desarrollo de nuestros
comportamientos se da dentro de una
sociedad y una cultura determinada, En
esto consiste precisamente el proceso de
socialización que es definido por G.
Rocher (1990) como "el proceso por
medio del cual la persona aprende e
interioriza, en el transcurso de su vida,
los elementos socioculturales de su
medio ambiente, los integra a las
estructuras de su personalidad, bajo la
influencia de experiencias y de agentes
sociales significativos y se adapta así al
entorno social en cuyo seno debe vivir".
La convivencia social de los individuos se
da necesariamente a través del lenguaje
y con él se transmiten las expectativas e
ideales de la sociedad; Esto nos lleva a
justificar dos cosas: La existencia de los
grupos y la concepción unívoca de los
objetivos de la educación.
Hablar de “control de grupo” en la
actualidad podría sonar obsoleto, pero si
no dejamos de lado lo que se entiende
por “grupo” será más fácil comprender la
utilización de este vocablo en pleno auge
del constructivismo.
Antes de abundar sobre el término, es
necesario hacer un paréntesis para
conceptualizar “grupo”, para lo cual
plantearemos dos nociones:
La primera de ellas entiende por grupo
"Cualquier número de personas que
interactúan unas con otras, que sean
psicológicamente conscientes unas de
otras y que se perciban a sí mismos
como un grupo" (Schein, 1982).
Y la segunda lo entiende como
"Conjunto de personas que trabajan
juntos para su mutuo beneficio y para la
consecución de unos determinados
objetivos" (Rodríguez, 1988).
El ser humano, como individuo, se
desarrolla como tal en gremios llamados
grupos significativos, y éstos van desde
el grupo "familiar" hasta grupos "trabajo",
"amistades", etc. Todos ellos son un tipo
de organización.
Ahora bien, dentro de una organización
surgen interacciones entre grupos de una
forma planificada, predeterminada y
orientada hacia el logro de unos fines
preestablecidos; pero, de igual manera,
se producen relaciones espontáneas que
dan lugar a la formación de grupos
informales y que ejercerán también
influencias claves en el futuro
comportamiento de los miembros del
grupo; estos dos tipos de fenómenos
siempre se harán evidentes en el
contexto educativo.
Cuando estamos en presencia de un
grupo, cualquiera que fuere su
conformación, se hace necesaria la
presencia de un individuo que posea el
control del mismo, Dessein (2009)
independientemente de si el concepto
“control” suene agresivo ante las nuevas
perspectivas de enseñanza; la influencia
del líder cobra importancia ya que el
patrón de conducta que éste manifieste,
hace que las tareas se entiendan y
realicen de diferente manera.
Los patrones de conducta del líder se
corresponden con unos determinados
modelos de dirección. Según Lickert
(1999) podemos considerar tres tipos de
dirección que un líder puede ejercer:
a) Dirección autoritaria. El líder
asume la autoridad y responsabilidad de
forma absoluta. Procede atendiendo a
una gestión vertical y jerárquica
siguiendo un plan previamente
establecido. Se centra en la consecución
de metas (eficacia).
b) Dirección consultiva. La
transacción se convierte en un
instrumento básico en la realización de
las tareas, favoreciendo la creación de
un clima en el que se satisfagan las
necesidades de reconocimiento personal
de los miembros.
c) Dirección participativa. En
este caso, la principal directriz que
orienta el funcionamiento del equipo de
trabajo es la implicación y la participación
de todos los integrantes.
Bajo esta perspectiva surge entonces
una pregunta medular para la presente
investigación ¿Qué tipo de dirección
ejerce el profesor que posee el llamado
“control de grupo”? En este punto es
importante señalar que esta investigación
no hace prescripciones sino
descripciones, por lo que todo aquello
que señalaremos en los siguientes
párrafos atiende al fenómeno de la
concepción del término en el ideario
popular de la comunidad universitaria.
Como último preámbulo analizaremos
tres tipos de ejercicio del liderazgo, para
hacer evidente su correspondencia con
los modelos de dirección:
La dirección autoritaria responde a un
modelo de liderazgo transaccional. La
eficacia y el logro de unas exigencias
predeterminadas en la cúspide se
convierten en metas. La dinámica del
grupo está basada en la concesión de
premios y recompensas por el esfuerzo
realizado. Esto es evidentemente
producto de la escuela conductista, que
como se podrá ver en el análisis de
resultados, ha sido completamente
abandonado cuando se atribuye “control
de grupo” a un docente.
El liderazgo transformacional responde a
un modelo de dirección participativa. El
rasgo que define este modo de actuación
se basa en el carisma como impulsor de
transformaciones en los objetivos,
valores, necesidades y aspiraciones
apelando a los conceptos de identidad
personal y valores ideológicos que los
miembros del grupo tienen de sí mismos.
Este tipo de ejercicio del liderazgo casa
más con la perspectiva constructivista de
la educación, y, como analizaremos más
adelante, ha tomado gran importancia
dentro del concepto “control de grupo”.
Por último, el liderazgo carismático
elabora en el seno del grupo ciertas
pautas de conducta: el establecimiento
de una visión de futuro común, la
creación de expectativas positivas de alto
rendimiento, la necesidad de expresar su
confianza en la capacidad del grupo para
satisfacer dichas expectativas y la
implicación personal constituyéndose en
modelo de roles. Este modelo pareciera
tener características de la educación por
competencias, y los valores que plantea,
también se asocian actualmente con
“control de grupo” aunque en menor
medida.
Metodología
Con la finalidad de analizar qué tipo de
valores se asocian con el tan apelado
“control de grupo”, lo cual nos permitirá
distinguir el de modelo de dirección, así
como el tipo de liderazgo que se espera
de un profesor en la sociedad actual, se
aplicó una encuesta en la Universidad
Bancaria de México con un total de 20
informantes de diferentes carreras y con
edades comprendidas entre los 19 y los
25 años.
El instrumento consta de 4 partes, la
primera se trata de dos preguntas acerca
de qué profesores tienen mayor y menor
“control de grupo” respectivamente; con
la finalidad de verificar si el concepto
como tal era comprendido de inmediato
por los informantes.
Posteriormente se encuentra una red
semántica, donde se solicita al
informante escribir todas las palabras
relacionadas con “control de grupo” que
vengan a su mente; no se restringe al
informante a usar sólo sustantivos o
verbos, lo cual permite una mayor
pluralidad de resultados.
Con el objetivo de identificar las acciones
concretas que para los informantes
hacen evidente la posesión o no del
mencionado “control de grupo” la tercera
parte del instrumento consta de cuatro
frases incompletas que tratan sobre la
relación profesor-alumno. Colocando en
todas ellas al alumno como objeto directo
de las acciones.
La última parte del instrumento busca
evidenciar el nivel de relación que los
informantes hacen sobre el conocimiento
que el profesor tiene sobre su materia y
la posesión de este liderazgo directivo al
que se ha llamado “control de grupo”.
Este instrumento incluyó además datos
como la edad, el sexo y la carrera a la
que los informantes pertenecen, así
como la institución educativa a la que
están adscritos, pues se pretende que la
investigación pueda ser continuada y
contrastada con resultados obtenidos en
otro tipo de poblaciones estudiantiles,
tales como universidades públicas y
universidades no presenciales, y poder
hallar otro tipo de datos a partir de la
categorización por edades y género, así
como tipo de institución.
Todas las palabras obtenidas en cada
una de las partes del instrumento fueron
procesadas y categorizadas en dos
ramas: Red semántica y Frases.
La “Red Semántica” arrojaría la
incidencia que tienen las palabras, es
decir, se contabilizaron las palabras que
se repitieron ya que aquellas con más
incidencia representan los conceptos
más arraigados en la población.
Para las frases se hizo el mismo
procedimiento, se contabilizó el número
de veces que una palabra aparece en
todas las respuestas, las de mayor
frecuencia se tomaron para su análisis y
aquellas que aparecían sólo una o dos
veces fueron descartadas.
Resultados
A partir del análisis de la red semántica,
y después de descartar las palabras de
muy baja incidencia, se obtuvo la
siguiente tabla, que se jerarquiza en tres
niveles: Muy alta incidencia, alta
incidencia, incidencia media.
Las palabras que aparecen en la primera
categoría son asociables con el tipo de
dirección consultiva, no existen alusiones
al autoritarismo, lo cual nos da cuenta de
que es un modelo abandonado en la
idiosincrasia del estudiante actual.
Llama la atención la presencia de las
palabras “Participación” y “trabajo” que
son propias de la dirección participativa,
esto implica la presencia de un liderazgo
carismático-transformacional, lo cual se
refuerza con las palabras que aparecen
en la tercera categoría, que hacen
alusión a la confianza en la capacidad
del grupo para satisfacer expectativas.
Este sencillo instrumento nos permite
vislumbrar que los cambios de
paradigmas educativos sí tienen impacto
en lo que nuestra sociedad espera ahora
e los profesores, aun cuando se les siga
asociando con términos que ante la
visión pedagógica pudieran sonar
obsoletos.
El análisis de las frases, sin embargo
resulta un tanto contrastante; de la
misma manera se categorizaron por muy
alta, alta y mediana incidencia y se
encontró lo siguiente:
FRASE 1 Un maestro que se precia de
tener control de grupo es capaz de
_____ a los alumnos.
La palabra “controlar” en definición es
diferente de “manejar”. Mientras que el
primer vocablo se entiende como “dirigir
y dominar”, el segundo es más bien
asociable con “emplear para un fin
determinado”.
FRASE 2 Cuando un maestro no tiene
control de grupo, sus alumnos lo_____.
A partir de la respuesta a la primera
frase, podría esperarse la aparición del
verbo “obedecer”, sin embargo cabe
señalar que éste no aparece ni siquiera
en las de baja frecuencia, que fueron
eliminadas por ser demasiado distantes
las unas de las otras. Este tipo de
disparidades ponen de manifiesto la
crisis del concepto, por un lado se
esperan características de una autoridad
dominante, pero por otro se le asocia con
participación y trabajo, el primer caso se
hace aún más evidente en la siguiente
frase,
FRASE 3 Cuando un maestro NO tiene
control de grupo, lo primero que se nota
es_____.
Existe cierta consistencia del concepto
en la mentalidad del estudiante, el hecho
de que en la negación del control
aparezca “desorden” e “indisciplina”
concuerda con las palabras “orden” y
“disciplina” respondidas en la red
semántica, sin embargo en mediana
incidencia no encontramos conceptos
como “falta de participación” o “poco
trabajo”. Lo cual nos dice que esas
medianas incidencias podrían ser
conceptos que comienzan a formar parte
del concepto, pero que aún no se
encuentran bien arraigadas en el ideal de
maestro de nuestra sociedad.
FRASE 4: Para que un docente pueda
desarrollar el control de grupo, debe
____.
El dato interesante de esta última frase
se confirma en la siguiente parte del
instrumento, y evidencia una vez más la
crisis por la que atraviesa este término, y
por ende el ideal social de la figura del
profesor:
FRASE 5 El conocimiento que el maestro
tiene de la materia está _____
relacionado con el control de grupo.
La palabra “saber” es de alta frecuencia
cuando se pregunta qué debe hacer el
profesor, sin embargo la gran mayoría de
los informantes cree que el saber está
POCO relacionado con el control de
grupo.
Consideraciones finales
Es evidente a partir de este análisis que
el orden y la disciplina siguen siendo
valores al parecer necesarios para el
profesor de nuestros días, pero en el
lenguaje se manifiestan las nuevas
exigencias de nuestra sociedad.
Pareciera que actualmente se está
tomando camino hacia un tipo de
dirección participativa y hacia un
liderazgo carismático que promueva la
participación y la mejora.
Es casi imposible que se abandone el
concepto “control de grupo” aún con los
nuevos paradigmas educativos, pero la
concepción que se tiene del mismo está
siendo evidentemente transformada.
La presente investigación, sin embargo
presenta la limitante de la población, será
necesario para hacer afirmaciones más
confiables, que se lleve a cabo un
contraste de estos resultados con la
aplicación del mismo instrumento en
otros contextos universitarios, lo cual
permitirá dar un panorama más completo
sobre la visión social que se tiene hacia
al profesor, qué se espera de él, qué tipo
de líder debe proyectar y qué modelos de
dirección debe adoptar; este tipo de
diagnósticos nos permiten comprender
los alcances de las aportaciones
pedagógicas y de las reformas
educativas.
Fuentes consultadas:

 Dessein, W (2007) Why a group

needs a leader. Decision Making
and debate in Comitees.
Consultado el 31.07.15
Recuperado de
https://www0.gsb.columbia.edu/fa
culty/wdessein/papers/Why%20a
%20Group%20Needs%20a%20L
eader.pdf

 León y Huertas, C. (2005)

Patrones de conducta del líder en
el ámbito de la educación de
personas adultas. Córdoba:
Facultad de Ciencias de la
Educación de Córdoba.

 Luengo Navas, J. (2002) La

educación como objeto de
conocimiento. Madrid: Biblioteca
Nueva.

 Rocher,G.(1990) Indroducción a
la Sociología General. 11ª edición
. Barcelona: Herder.

 Rodríguez Fernández, A.
(Comp.) (1995). Los recursos
humanos en las administraciones
públicas. Madrid: Tecnos.

 Sapir, E. (1954) El lenguaje:

Introducción al estudio del habla.
México: Fondo de Cultura
Económica.

Schein, E. (1982) Organizational
Culture and Leadership.
Consultado el 30.07.15,
recuperado en:
http://web.usm.my/aamj/8.1.2003/
aamj%208-1-6.pdf