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... la adquisición del lenguaje está subordinada al ejercicio de una función simbólica que se apoya en el desarrollo de la
imitación y del juego, tanto como en el desarrollo de los mecanismos verbales.
En “El nacimiento de la Inteligencia” se había planteado la hipótesis de que la representación deriva en parte de la
imitación misma. (p. 8).
Pero la imitación no constituye sino una de las fuentes de la representación, a la cual aporta sus “significantes”
imaginados. Por otra parte, y desde el punto de vista de las significaciones, se puede considerar el juego como el
conducto de la acción a la representación, en la medida en que evoluciona de su forma inicial de ejercicio sensorio-
motor a su forma secundaria de juego simbólico o juego de imaginación.
La primera, es la de que, sobre el terreno del juego y de la imitación, se puede seguir de una manera continua el paso de
la asimilación y de la acomodación sensorio-motora (dos procesos que nos han parecido esenciales en la constitución de
las formas primitivas y preverbales de la inteligencia) a la asimilación y la acomodación mentales que caracterizan los
comienzos de la representación. La representación comienza cuando, simultáneamente, hay diferenciación y
coordinación entre significantes y significados. Ahora bien, los primeros significantes diferenciados los aportan la
imitación y su derivado, la imagen mental, que prolongan la acomodación a los objetivos exteriores. En cuanto a las
significaciones mismas, las aporta la asimilación, que prima en el juego y se equilibra con la acomodación en la
representación adaptada.
La conjunción entre la imitación, efectiva o mental, de un modelo ausente, y las significaciones aportadas por las
diversas formas de asimilación, permite la constitución de la función simbólica. Es entonces cuando la adquisición del
lenguaje, o sistema de signos colectivos, se hace posible y gracias al conjunto de símbolos individuales, lo mismo que al
de esos signos, los esquemas sensorio-motores llegan a transformarse en conceptos o a conjugarse con conceptos
nuevos.
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Hay representación cuando se imita un modelo ausente.
La imagen, continuación directa de la sensación, no es sino un significante o un símbolo, y para comprender su papel es
necesario precisamente estudiar las relaciones entre los diversos significantes y las diversas significaciones; en resumen,
estudiar por entero la actividad representativa.
Por eso nos parece que el estudio de la función simbólica debe referirse a todas las formas iniciales de representación, de
imitación y de símbolo lúdico u onírico, al esquema verbal y a la estructura pre-conceptual elemental. (p. 13)
PRIMERA PARTE
LA GÉNESIS DE LA IMITACIÓN
La inteligencia sensorio-motora aparece como el desarrollo de una actividad asimiladora que tiende a incorporar
los objetos exteriores a sus esquemas, acomodando éstos a aquéllos. En la medida en que se busca un equilibrio estable
entre la asimilación y la acomodación, se puede, pues, hablar de adaptación propiamente inteligente. Pero en la medida
en que los objetos exteriores modifican los esquemas de acción de un sujeto sin que éste utilice directamente estos
objetos, o dicho de otra manera, en la medida en que la acomodación esté primero que la asimilación, la actividad se
emprende en la dirección de la imitación: ésta constituirá así el simple prolongamiento de los movimientos de
acomodación (pág. 17).
Inversamente, veremos enseguida que, cuando la asimilación está primero que la acomodación, la actividad del sujeto se
orienta por medio de ésta en el sentido del juego, que viene a constituido como un eco de la situación.
Se comprenderá desde ahora por qué el problema de la imitación conduce al de la representación: en la medida en
que ésta constituya una imagen del objeto (esto sería y nada más), se la puede concebir como una especie de imitación
interiorizada, es decir, como un prolongamiento de la acomodación.
Si llamamos imitación al acto por el cual se reproduce un modelo (lo cual no implica en absoluto la representación de
este modelo, puesto que él puede ser simplemente percibido)
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
SEGUNDO ESTADIO: IMITACIÓN ESPORÁDICA
Son necesarias dos condiciones para que aparezca la imitación: que los esquemas sean susceptibles de diferenciación frente a los datos de la
experiencia, y que el modelo sea percibido por el niño como análogo a los resultados por los cuales llega por sí mismo; o sea, que el modelo
sea asimilado a un esquema circular ya adquirido.
En el caso de la fonación, como el de la visión, el modelo al cual se acomoda el niño es asimilado a un esquema conocido y es éste el que
permite a la acomodación prolongarse en imitación. (pág. 29).
II. LOS ESTADIOS CUARTO Y QUINTO: IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS NO VISIBLES SOBRE EL PROPIO CUERPO
Y DE MODELOS NUEVOS
Los estadios cuarto y quinto señalan el desarrollo de la imitación inmediata por progresiva diferenciación de la acomodación y la
asimilación, pero en ellos aún no se desarrollará la imitación diferida o imitación con comienzo de representación, características del sexto
estadio.
... la imitación se independiza de la acción actual y el niño se hace capaz de imitar interiormente una serie de modelos dados como imágenes
por esquemas de actos: así, la imitación alcanza los comienzos del nivel de la representación.
1. El sexto estadio: La imitación diferida.
En efecto, se emplea el término de “representación” en dos sentidos diferentes: en el sentido amplio, la representación se confunde con el
pensamiento; es decir, con toda inteligencia que no se apoya simplemente en las percepciones y los movimientos (inteligencia sensorio-
motora) sino en un sistema de conceptos o esquemas mentales.
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
En el sentido estricto, se reduce a la imagen mental o al recuerdo-imagen, es decir, a la evocación simbólica de realidades ausentes. Por lo
demás, es claro que ambas clases de representaciones, amplias y limitadas, presentan relaciones entre sí: el concepto es un esquema abstracto
y la imagen un símbolo concreto, pero sin llegar a reducir el pensamiento a un sistema de imágenes, se puede decir que todo pensamiento se
acompaña de imágenes, puesto que, sin pensar consiste en relacionar significaciones, la imagen sería un “significante” y el concepto un
“significado”.
Además, es muy posible que ambas se constituyan en forma concurrente. (91-92).
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Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE (págs. 50-84)
Resumió: Araceli Limón Segovia*
II. LOS ESTADIOS CUARTO Y QUINTO: IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS NO VISIBLES SOBRE EL PROPIO CUERPO
Y DE MODELOS NUEVOS
Los estadios cuarto y quinto señalan el desarrollo de la imitación inmediata por progresiva diferenciación de la acomodación y la
asimilación, pero en ellos aún no se desarrollará la imitación diferida o imitación con comienzo de representación, características del sexto
estadio.
En el curso del sexto estadio de la constitución de la inteligencia sensorio-motora, la coordinación de los esquemas se interioriza lo
suficientemente de la percepción inmediata y de la experiencia empírica como para dar lugar a combinaciones mentales.
Por una parte, el niño consigue imitar inmediatamente nuevos modelos, reemplazando la acomodación titubeante y exterior por una
combinación interna de movimientos.
Por otra parte, y sobre todo, se comprueba la aparición de “imitaciones diferidas”, es decir, que la primera reproducción del modelo no se
hace n presencia de éste necesariamente, sino en su ausencia y después de un tiempo más o menos largo. Dicho de otra manera, la imitación
se independiza de la acción actual y el niño se hace capaz de imitar interiormente una serie de modelos dados como imágenes por esquemas
de actos: así, la imitación alcanza los comienzos del nivel de la representación.
¿El poder representativo reforzará la imitación desde afuera y a título de factor nuevo, o bien, la imagen representativa en sí misma no es
sino producto interiorizado de la imitación, una vez finalizado el proceso de ésta?
1.El sexto estadio: La imitación diferida.
Aparecen tres novedades con respecto al estadio precedente: imitación inmediata de los modelos nuevos complejos, imitación diferida e
imitación de objetos materiales que sirven para su representación (90).
En efecto, se emplea el término de “representación” en dos sentidos diferentes: en el sentido amplio, la representación se confunde
con el pensamiento; es decir, con toda inteligencia que no se apoya simplemente en las percepciones y los movimientos (inteligencia
sensorio-motora) sino en un sistema de conceptos o esquemas mentales.
En el sentido estricto, se reduce a la imagen mental o al recuerdo-imagen, es decir, a la evocación simbólica de realidades ausentes.
Por lo demás, es claro que ambas clases de representaciones, amplias y limitadas, presentan relaciones entre sí: el concepto es un
esquema abstracto y la imagen un símbolo concreto, pero sin llegar a reducir el pensamiento a un sistema de imágenes, se puede
decir que todo pensamiento se acompaña de imágenes, puesto que, sin pensar consiste en relacionar significaciones, la imagen sería
un “significante” y el concepto un “significado”.
Además, es muy posible que ambas se constituyan en forma concurrente. (91-92).
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Becaria de Conacyt, para realizar estudios de Doctorado en el DME, Cinvestav-IPN
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Además de los conceptos y los símbolos intervienen en este mismo estadio un comienzo del empleo de los “signos”, puesto que,
aproximadamente en el momento mismo que la inteligencia sensorio-motora se prolonga en representación conceptual y la imitación se
convierte en representación simbólica, el sistema de signos sociales aparece bajo la forma de lenguaje hablado (e imitado).3
... la imitación diferida y representativa no requiere necesariamente la intervención de representaciones conceptuales ni de “signos”, puesto
que existen símbolos tales como la imagen, el recuerdo de evocación, el objeto simbólico, etc., inherentes a los mecanismos individuales del
pensamiento.
La imagen mental, es decir el símbolo, como copia o reproducción interior del objeto ¿no podría ser simplemente un producto de
interiorización de la imitación misma? En efecto, se sabe que la imagen no es sólo, como se la creyó por mucho tiempo, una mera
prolongación de la percepción.
La imitación misma viene a jugar el papel de la imagen interior y casi de la “experiencia mental”.
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Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Casi todos los comportamientos que hemos estudiado a propósito de la inteligencia son susceptibles de convertirse en juego cuando se
repiten por la asimilación pura, es decir, por simple placer funcional.
En sus comienzos, el juego es complemento de la imitación. La imitación es, pues, o se convierte en una especie de hiperadaptación, por
acomodación de los modelos utilizables en forma no inmediata pero virtual. Por el contrario, el juego procede por relajación del esfuerzo
adaptativo y por medio del ejercicio de las actividades por el solo placer de dominarlas y de extraer de allí un sentimiento de virtuosidad o
potencia. La imitación y el juego se conjugan solamente en el nivel de la representación y constituyen un conjunto del que se podrían extraer
las adaptaciones inactuales, por oposición a la inteligencia en acto.
¿Desde cuando se puede considerar que comienza el juego?
I II III IV V VI
El juego El juego parece ya formar parte de las Durante el tercer En el curso del cuarto estadio El juego se presenta El símbolo lúdico se destaca
se presenta conductas adaptativas. estadio o estadio de las o estadio de la coordinación bajo la forma de una del ritual bajo la forma de
Cuando el niño mira por mirar, reacciones circulares de los esquemas secundarios, extensión de la función esquemas simbólicos,
desde el manipula por manipular(...) se dedica a secundarias, el se puede señalar la aparición de la asimilación más a gracias aun progreso
primer acciones centradas sobre sí mismas, al procesos sigue siendo de dos novedades relativas llá de los límites de la a decisivo en el sentido de la
estadio, modo de todos los juegos y que no el mismo, pero la del juego: en primer lugar, las Los rituales de este representación. Ahora bien,
desde las pertenecen a ninguna de las series o diferenciación entre conductas más características estadio continúan a los este progreso se lleva a cabo
adaptacion actos impuestas por otro o por las juego y la asimilación de este periodo o “aplicación del precedente , con la precisamente al margen del
circunstancias exteriores puesto que no intelectual es un poco de los esquemas conocidos a diferencia de que los del paso de la inteligencia
es tienen finalidad exterior distinta de la más acentuada. situaciones nuevas” so0n cuarto estadio consisten empírica a la combinación
puramente que tendrán más tarde los ejercicios Ene efecto, en el susceptibles, como las en repetir o asociar mental y del de la imitación
reflejas. motores. momento en que las precedentes, de continuarse esquemas ya interna o "diferida".
En forma general, toda asimilación es reacciones circulares por intermedio de constituídos en un fin no La reunión de estas dos
autotélica, pero es necesario distinguir se refieren ya no sólo manifestaciones lúdicas en la lúdico, simplemente, condiciones –aplicación de
la asimilación con acomodación actual al propio cuerpo o a medida que son ejecutadas mientras que los de este un esquema a objetos
de la asimilación pura, a la cual se los cuadros por pura asimilación, es decir se constituyen casi en inadecuados y evocación
subordinan las acomodaciones ‘perceptivos ligados a por el placer de actuar sin lúdicos y testimonian por placer- a nuestro juicio
anteriores y que asimila lo real a la la actividad sensorial esfuerzo de adaptación y para una mayor fertilidad de caracteriza el comienzo de
actividad propia sin esfuerzo ni elemental sino a los alcanzar un fin determinado. combinaciones.. la ficción.
limitación. objetos manipulados En segundo lugar, la Sin embargo, en estas El esquema simbólico de
El niño produce determinadas conductas con una movilidad de los esquemas conductas aún no orden lúdico alcanza casi el
simplemente por placer... se puede intencionalidad permite la formación de interviene, nivel de “signo” (137).
decir que llegada a este punto, la creciente, se agrega el verdaderas combinaciones necesariamente, la Los símbolos jugados, por
reacción deja de constituir un acto de simple “placer lúdicas y el sujeto pasa de un conciencia de “hacer así decirlo, preparan los
adaptación completa para engendrar funcional” de Bulher, esquema a otro no como si”, dado que el símbolos representativos.
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
apenas un placer de asimilación pura, este “placer de ser ensayándolo sucesivamente niño se limita a En resumen, en el símbolo
de asimilación simplemente funcional. causa” señalado por sino completamente y sin reproducir los esquemas lúdico, la imitación no se
...un esquema no es jamás en sí mismo Goos. ningún esfuerzo de tal cuales sin aplicarlos relaciona con el objeto
lúdico o no lúdico y su carácter de La acción sobre las adaptación. simbólicamente a presente sino con el objeto
juego no proviene solamente del cosas se transforma La “ritualización” prepara la objetos nuevos, pero a ausente que se trata de
contexto o funcionamiento actual. en juego cuando el formación de juegos falta de representaciones evocar, y así la
fenómeno nuevo es simbólicos: para que el ritual simbólicas se trata casi acomodación imitativa
En resumen, durante este segundo “comprendido” por lúdico se transforme en ya del símbolo en sigue siendo subordinada a
estadio el juego no se esboza aún sino el niño y no ofrece ya símbolo bastaría con que el acción. la asimilación (145)
como una ligera diferenciación de la alimento a la niño, en lugar de desarrollar
asimilación adaptativa. No es sino búsqueda este ciclo de sus movimientos
gracias a la progresión del desarrollo propiamente dicha habituales, tuviera conciencia
que se puede hablar de dos realidades (pág. 129). de la ficción, es decir “que
distintas. haga como que” se duerme.
Es lo que veremos
precisamente en el sexto
estadio.
... juego simbólico. Contrario al juego de ejercicio que no requiere pensamiento ni ninguna estructura representativa especialmente lúdica, el
símbolo implica la representación de un objeto ausente, puesto que es la comparación de un objeto dado y un elemento imaginado, una
representación ficticia pues esta comparación consiste en una asimilación deformante. (p. 155)
Así como en el ejercicio los juegos no simbólicos consisten en una asimilación funcional que permite al sujeto consolidar sus poderes
sensorio-motores (utilización de las cosas) o intelectuales (preguntas, imaginación, etc.), así el símbolo le aporta los medios de asimilar lo
real a sus deseos o intereses: el símbolo prolonga el ejercicio como estructura lúdica y no constituye en sí mismo un contenido que sería
ejercido como tal, como lo es la imaginación en una fabulación simple. (p. 166)
La asimilación de lo real por medio de la ficción simbólica que testimonian los juegos precedentes se prolonga naturalmente en
combinaciones compensadoras (tipo III B) cada vez que se quiere corregir lo real más que reproducirlo por placer. (p. 181)
La imagen es una imitación interiorizada, es decir el positivo de la acomodación que, a su vez, es él mismo negativo del objeto imitado.
La imagen es un significante diferenciado, más que el indicio, ya que se desprende del objeto percibido, pero menos que el signo, ya que
sigue siendo imitación del objeto. (p. 223)
El puro signo es siempre social.
Un signo, tal como lo conciben los lingüistas de la escuela saussuriana, es un significante arbitrario, ligado a su significado por una
convención social y no por un lazo de semejanza. (p. 232)
Social y por consiguiente susceptible de generalización así como de abstracción en relación con la experiencia individual, el sistema de los
signos permite la formación del pensamiento racional. (p. 232)
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño, 1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
El juego simbólico es una asimilación libre de lo real al yo que se hace necesaria por el hecho de que, cuanto más pequeño es el niño, menos
su pensamiento está adaptado a lo real, en el sentido preciso de un equilibrio entre asimilación y acomodación. (p. 282)
... el símbolo lúdico se integra por su lado en la actividad inteligente en la medida en que el simbolismo prepara la construcción
representativa y en la medida en que la asimilación libre se reduce a la asimilación creadora. (p. 295)
Lo característico de la representación es, al contrario, que las acomodaciones anteriores se conserven en el presenta a título de significantes:
así , la imagen mental, prolongación de las acomodaciones anteriores, interviene en la actividad tanto lúdica como conceptual a título de
simbolizador, mientras que, gracias a ella y naturalmente a los signos verbales y colectivos que doblan el pensamiento individual, los datos
actuales pueden ser asimilados a objetos no percibidos y simplemente evocados, es decir revestidos de significaciones procuradas por las
asimilaciones anteriores. (p. 330)