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William Castañeda S.

Universidad Adventista del Plata

Escuela de Graduados

Maestría en Teología

TRAVESÍA DEL ÉXODO

Trabajo Práctico

Historia de Israel

Por

William Castañeda Soriano

Febrero de 2016
CONTENIDO

Pàg.

I. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………3

II. CAPÍTULO I. SALIDA…………………………………………………….……….. 5

La ruta posible………………………………………………………………….… 7
Postura adventista………………………………………………………………… 7

III. CAPÍTULO II. EL CRUCE…………………………………………………………. 10

Postura adventista…………………………………………………………………14

IV. CAPÍTULO III. RUTA………………………………………………………………17

Postura adventista…………………………………………………………………19

V. CAPÍITULO IV. MONTE SINAÍ…………………………………………………… 21

Postura adventista………………………………………………………………… 23

CONCLUSIÓN……………………………………………………………………………26

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………. 27

ANEXO. MAPA…………………………………………………………………………..29
INTRODUCCIÓN

Los relatos de libro del Éxodo destacan de manera clara y sorprendente la

intervención poderosa de Dios por su pueblo elegido. La salida del pueblo hebreo de

Egipto hacia la tierra prometida, su recorrido, las diversas situaciones que enfrentaron, el

cuidado divino para con ellos y los milagros que presenciaron, son temas históricos que

fueron registrados por inspiración divina como monumentos recordativos del poder de

Dios. La fe del pueblo de Dios a través de las edades sería fortalecida al recordar la

portentosa liberación de la esclavitud que Dios ejecutó en beneficio de su pueblo amado.

Así como en el libro del Éxodo se registra la salida del pueblo y la mención de

algunos lugares por los que pasaron y acamparon, también el libro de Números registra en

su capítulo 33 una lista de “las salidas y jornadas” (Números 22:2 RV60)1 por las que

pasaron hasta llegar a Canaán. La falta de evidencia arqueológica y geográfica para

determinar la mayoría de estos lugares ha hecho que se omitan o se presenten diversas

hipótesis respecto a sus ubicaciones. Lo que la mayoría de autores debido a diversos

estudios sí concuerdan, es que los puntos de partida y llegada son concretos los cuales

serían Rameses y Cadesh Barnea.

Por tal razón y debido a su importancia histórica y teológica, este trabajo se

delimitará a cuatro momentos de la travesía de Israel desde su salida de Egipto hasta la

1
A menos que se indique lo contrario, en este trabajo se usará la Biblia Versión Reina Valera Revisada
1960 (RVR60)

3
entrada a Canaán. Estos momentos y escenarios serían: 1) la salida de Egipto.

Específicamente se tendrán en cuenta aquí el número de los que salieron. 2) El lugar del

cruce del Mar Rojo. 3) La ruta que siguieron hasta Canaán y 4) la ubicación del monte

Sinaí. Cada capítulo se dividirá en dos secciones: en la primera se presentarán diversas

posturas de autores respecto al tema relacionado y en la segunda sección se presentarán las

posturas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y las de algunos autores adventistas. Esta

división se ha realizado intencionalmente para separar los conceptos de una hermenéutica

bíblica más liberal de una más conservadora. Sin embargo, se debe tener en cuenta que en

forma general se acepta que por falta de evidencias concretas algunos lugares son poco

conocidos y otros desconocidos.2 Quizá por esta razón se podrán apreciar variadas

hipótesis y a esto sumándole el método de interpretación bíblico que se utilice.

2
John Bright es uno de los muchos autores que concluyen que debido a la dificultad de identificar los
diversos lugares, la localización del éxodo es incierta. John Bright, La Historia de Israel, 2nd ed. (Bilbao:
Desclée de Brouwer, 1970), 129.
Otro autor que se suma a esta conclusión es Eric Cline, al exponer con honestidad la incertidumbre que
existe en cuanto a la precisión de algunos lugares por donde pasaron los hebreos. Eric H. Cline, From Eden
to Exile: Unraveling Mysteries of the Bible (Washington, D.C: National Geographic, 2007), 78.

4
CAPÍTULO I
LA SALIDA

Hay quienes sostienen la existencia de dos éxodos3 en lugar de uno solo, por la

distinción en sus temas y sus términos usados. Dicen que son de tradiciones bíblicas

diferentes y que en algún momento fueron vinculadas en un solo relato. De Vaux4 y

Alvarez5 son algunos de los que ven dos éxodos en vez de uno. El éxodo-expulsión es

ubicado en el episodio de la décima plaga (Exo 11:1; 12:39) y se asocia a la expulsión de

los hicsos (gr. Hyksós)6 alrededor del 1550 a.C. junto con otros grupos semitas precursores

posteriormente de algunas tribus de Israel en Palestina. En cuanto al éxodo-huida se hace

referencia a la negación vigorosa de Faraón en ocasión de la novena plaga para dejar salir a

los israelitas (Exo 10:21-29). No les quedaba otra salida que huir y es en este éxodo donde

está presente Moisés. Esta teoría del éxodo-huida señala que no todos los semitas huyeron

con los hicsos en ocasión de la expulsión, quedándose muchos en el país y aumentando en


3
Aunque no lo menciona explícitamente, Bright alude a la existencia de dos éxodos cuando hace las
siguientes declaraciones: “Es perfectamente posible que la Biblia combine las tradiciones de varios grupos
que huyeron de Egipto, alguno de los cuales se dirigió directamente a Cades” y en relación a los muchos
lugares desconocidos dice “Es probable que los desplazamientos de varios grupos hayan sido mezclados en
la tradición tal como nosotros la poseemos”. En cuanto a la expulsión de Egipto cita a los hicsos siendo
expulsados con otros que tenían la misma sangre que Israel y que estaban también en Egipto en el s. XVII.
Estos no participaron en el cautiverio egipcio ni en el éxodo John Bright, La Historia de Israel, 132, 134,
142.
4
Roland de Vaux, Historia Antigua de Israel, vol. 1 (Madrid: Cristiandad, 1975), 358–361.
5
Ariel Alvarez Valdés, Historia de Israel (Santiago del Estero, AR: Ediciones Universidad Católica de
Santiago del Estero, 1994), 92–94.
6
Término dado por el sacerdote egipcio Manetón, y que los historiadores han usado para designar a los
faraones extranjeros que reinaron en Egipto entre los años 1730 y 1580 a.C. constituyendo las dinastías XV
y XVI. Alfonso Ropero, ed., Gran Diccionario Enciclopédico de La Biblia, 2a edición. (Viladecavalls,
Barcelona, España: Editorial CLIE, 2013), 1158. Ver: “hicsos”.

5
número. Tres siglos más tarde del éxodo-expulsión se presentaría este evento y huirán por

mano de Moisés colonizando la parte central de Palestina ya que los que habían sido

expulsados con los hicsos habían colonizado la parte del sur y sudeste de esta zona.

El registro bíblico indica que los que partieron de Egipto era un grupo de “como

seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños” (Exo 12:37 RV60)7. Sin embargo,

son diversas las interpretaciones que se han hecho en relación al gran número, el cual

podría haber pasado los dos millones de personas8. Las diversas interpretaciones en contra

de un número literal, tienen su base en el uso de los términos, en la organización, en las

dificultades que éste gran número de personas con sus animales tendrían a la hora de

acampar, de comer y de avanzar, como también en la vasta longitud que abarcaría el desfile

de esta gran muchedumbre. Las explicaciones se centran en lo siguiente: la manera de

contar o de fijar cálculos por parte de los escritores bíblicos no es la misma como hoy lo

haría cualquier persona. Por lo menos es lo que Georges Auzou en su estudio del libro del

éxodo hace referencia. Dice él que “la palabra eleph no debe traducirse por “mil” sino: por

familias, clan, unidad colectiva, grupo. Seiscientos grupos representan ya un conjunto

imponente, pero no imposible, y calculado con mucha aproximación”. 9

7
A menos que se indique lo contrario, se utilizará la Biblia Reina Valera 1960 (RV60).
8
Los autores con posturas más liberales que conservadoras, no le prestan mucha atención a las cifras o
datos encontrados en el relato bíblico, ya que si es algo que no se puede comprobar, entonces no tiene
validez y se toma como simbólico o representativo. Alan Cole por ejemplo dice en cuanto al número de
personas que salieron: “El sentido teológico no depende de números exactos, así que la pregunta no es
importante. si hay seis mil y seiscientos mil, su liberación fue un milagro”. Robert Alan Cole, Exodus: An
Intrduction and Commentary (Leicester, England: Inter-Varsity Press, 1973), 112.
Con una postura más conservadora, Merrill acepta la cifra de 600.000 como literal sumando los niños y
mujeres. Dice que “el registro bíblico declara que el notable crecimiento ocurrió como resultado de la
bendición y providencia de Dios” y que matemáticamente se ha podido demostrar que en 430 años es
posible ese crecimiento, lo que en 215 años es difícil de aceptar. Eugene H. Merrill, História de Israel No
Antigo Testamento (Rio de Janeiro, RJ, Brasil: Casa Publicadora das Assembléias de Deus, 2001), 72.
9
Georges Auzou, De la servidumbre al servicio. Estudio del libro del éxodo (Madrid: Fax, 1969), 189.

6
La ruta posible

El gran grupo se disponía a partir, y la gran mayoría coincide en que para cruzar la

frontera, los hebreos podrían tomar una de tres rutas posibles. Al norte, bordeando la costa

del Mediterráneo, lo que se conocía la Vía de Horus o como la Biblia lo llama “el camino

de la tierra de los filisteos”; la ruta media, la cual usaban los peregrinos y que tenía dos

variantes: una que apuntaba hacia el norte (Cadesh Barnea) y la otra que proseguía hasta

Madián; y la tercera ruta se dirigía hacia el sur de la península del Sinaí.

Auzou señala que los israelitas siendo conscientes de su huida y temiendo a ser

detenidos en los puestos militares por los caminos que van hacia el este, tomaron el camino

que normalmente lleva hacia Canaán dirigiéndose hacia el desierto de Sur.10

Postura adventista

R. Silva está de acuerdo con W. Shea en cuanto a la ubicación de la ciudad de

Ramesés. Su localización sería en la moderna Tell el-Dabʼa, ubicado a treinta kilómetros de

Tanis (la que se pensaba anteriormente ser Ramesés). Dice que este es el mismo sitio de la

localización de Avaris, capital de los hicsos durante su permanencia en Egipto. En cuanto a

la ciudad de Pitón concluye que aunque se han presentado algunas identificaciones, no hay

Bright concuerda con esta explicación. Además dice que la cifra de unos dos o tres millones está fuera de
toda posibilidad para el tiempo del éxodo y que el número no debería tomarse literalmente, siendo apenas
unos cuantos miles los que participaron en el éxodo. John Bright, La Historia de Israel, 138,139.
Ariel Alvarez coincide con esta postura agregando que tal vez la cifra (seiscientos mil) representa los datos
de un censo de todo Israel en la época del documento yahvista. También añade que el número,
probablemente sea simbólico ya que sustituyendo las letras de la frase hebrea “todos los hijos de Israel” por
los valores numéricos correspondientes, daría con precisión 603.550, cifra presentada en el libro de
Números 1:26. Véase: Ariel Alvarez Valdés, Historia de Israel, 98.
10
Georges Auzou, De la servidumbre al servicio, 192.

7
certeza absoluta sobre su ubicación.11 También concluye que el éxodo habría ocurrido en

algún período anterior a 1447 a.C. y el faraón que reinaba en aquel entonces habría sido

Amenofis II (también llamado Amenhotep II).12 El Comentario Bíblico Adventista

concuerda con los anteriores autores en la fecha (1445 a.C.), la designación de Tutmosis III

como el rey del cual huyó Moisés a Madián y el faraón Amenhotep II como el que reinaba

en tiempos del éxodo con el retorno de Moisés.13

Como se ha mencionado, el número de los que salieron es motivo de debates, dice

M. Hasel que aunque es cierto que el término hebreo ‫( אֶ לֶף‬ʼelep) puede significar clan o

familia en algunos contextos, esa no parece ser la intención de Números 1 y 26. Junto con

el término hebreo se usan cifras adicionales de “cientos” y “cincuenta”. “Además, en todos

los casos los números de todas las tribus están totalizados, y el total asciende a más de

600.000”.14

El CBA15 hace mención de las teorías que se dan respecto al número de los que

salieron, las cuales se mencionaron en la primera parte de este capítulo. Su postura se

añade a la declaración bíblica y de Elena G. de White quien apoya el punto de vista de un

gran número de israelitas saliendo en forma organizada por compañías dirigidas cada una

por un jefe. Declara ella que el pueblo que salió contaba con “más de dos millones de

11
Rodrigo P. Silva, Excavando la verdad (Buenos Aires, AR: Asociación Casa Editora Sudamericana,
2012), 99.
12
Ibid., 100.
13
Francis D. Nichol, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día (Estados Unidos: Publicaciones
Interamericanas, 1990), 202.
14
Véase Michael G. Hasel en Gerhard Pfandl, comp. y Aecio Cairus y Néstor Alberro, trad., Interpretación
de las Escrituras: preguntas y respuestas bíblicas (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 2012), 143.
15
Comentario Bíblico Adventista

8
almas” y durante los cuarenta años de peregrinación, “millones” encontraron su tumba en

el desierto.16

16
Elena G. de White, Patriarcas Y Profetas (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 1991), 345, 434.

9
CAPÍTULO II
EL CRUCE

Frente a la imposibilidad de concretar el punto exacto del cruce, se han dado dos

propuestas a lo largo de la línea desde el Golfo de Suez hasta el Mediterráneo. La primera

es hacia el norte, sobre el Mediterráneo, en los Lagos Menzaleh. 17 Los que ven factible esta

zona lo hacen al observar que las condiciones pantanosas podrían haber estorbado el paso

de los egipcios como sucedió a antiguos ejércitos que intentaron atravesarlo. La otra

propuesta es hacia el sur, en la región de los Lagos Amargos, donde se cree que las

condiciones meteorológicas podrían haber ayudado para que las aguas se secaran y

pudieran cruzar en seco. Estas propuestas se hacen debido a que el relato bíblico dice que

el cruce fue por el yam suf18 (Exo 15:4) que significa mar de las Cañas o Juncos, y en el

17
Bright dice que no es posible que hayan cruzado por el Golfo de Suez debido a que está muy al sur y la
caballería los hubiera alcanzado antes de que llegaran allí. Menciona que el yam suf es propiamente el “mar
de las cañas” no el mar Rojo, ya que allí no hay cañas, y que entonces muy probablemente el lugar del cruce
fue la extensión del Lago Menzaleh al este de Avaris. Sin embargo, concluye diciendo “no podemos estar
seguros, ni tiene mucha importancia en ningún sentido”. John Bright, La Historia de Israel, 129.
Merrill está de acuerdo con el Lago Menzaleh como ubicación posible del cruce. Dice que las evidencias de
hoy sugieren que es ese, el mar de los Juncos por el cual Israel pasó y añade diciendo que este lago fue lo
suficientemente hondo como para cruzarlo a pie. Una de las evidencias para llegar a esta conclusión es la
identificación de Baal Zefón (Exo 14:2) con Tell Dafanneh ubicado al occidente del Lago Menzaleh,
sudeste del Mediterráneo. Eugene H. Merrill, História de Israel No AT, 59.
18
De Vaux dice que era obvio que los fugitivos israelitas evitaran la ruta del país de los filisteos debido a
los puestos militares. Menciona que el “mar de Suf” es equívoco, ya que la Biblia designa el lugar del
milagro del mar, el Golfo de Suez y el Golfo de Aqaba. Concluye que estas palabras deben ser consideradas
como una adición. Roland de Vaux, Historia Antigua de Israel, 1:364.

10
Golfo de Suez no hay cañas. Por lo tanto, la dirección a la que apuntan muchos es algún

lugar hacia la parte norte del Golfo de Suez hasta el límite con el Mediterráneo.19

Pihahiroth, Migdol, Baal-Saphon son puntos que parecen hallarse al sur de los

Lagos Amargos. Menciona Auzou que los israelitas fueron rodeados por la parte occidental

lo que los colocó frente a “una gran superficie de agua” de escasa profundidad formada

entre los Lagos Amargos y el Golfo de Suez. 20 Y Agrega diciendo que fue “un viento

poderoso” el que secó las aguas para que pudieran cruzar. Esa tempestad acompañada de

fuertes vientos cesaron no durando mucho, sorprendiendo a los egipcios que se habían

adentrado en su afán perseguidor. 21

Otros, frente a la falta de evidencias para un lugar concreto del cruce, más bien

resaltan las capacidades de Moisés para movilizar una multitud tan grande de manera

organizada. James Muir señaló que “lo verdaderamente asombroso del éxodo no fue el

famoso paso entre las aguas para salir de Egipto, sino el que Moisés, cualesquiera que

hayan sido su capacidad y su talento, pudiese organizar una horda de semiesclavos y

sacarla de Egipto sin desastres. He aquí ciertamente, un milagro histórico”.22

Según de Vaux la crítica literaria es insegura, pero menciona que existen dos

presentaciones del milagro: la primera corresponde a grandes rasgos a la fuente P o a E. En

ella se relata a Moisés con su bastón levantado frente al mar, el cruce en seco de los

israelitas, la persecución de los egipcios y el agua volviendo a su lugar quedando los

19
Ariel Alvarez Valdés, Historia de Israel, 95.
20
Georges Auzou, De la servidumbre al servicio, 193.
21
Ibid., 196.
22
James C. Muir, La Arqueología Y Las Escrituras (El Paso, Tex: Casa Bautista de Publicaciones, 1951),
63.

11
egipcios atrapados en ella. La otra tradición es atribuida a J o a L y J o a N. En esta se

presenta al pueblo que creen estar perdidos y se rebelan contra Moisés. Son exhortados por

Moisés para que permanezcan donde se encuentran. La nube los protege y los acompaña.

Durante la noche Yahveh hace soplar un viento fuerte el cual seca el mar y al día siguiente

el pánico se siembra entre los egipcios. Al amanecer los egipcios son sumergidos por

Yahveh al hacer regresar el agua en su lugar. 23 Los anteriores serían dos relatos, según de

Vaux, completo cada uno, con su propio marco y un actor principal distinto (Moisés y

Yahveh). 24

Los que aplican el análisis de las fuentes se sumergen más en discusiones de cómo

armonizar los diferentes relatos presentes en capítulos y fragmentos bíblicos. Mientras que

una fuente omite algo, la otra lo menciona y otras veces dependen unas de otras. En cuanto

al evento del cruce del mar, Childs dice que “se ha reconocido durante más de cien años la

falta de unidad que hay en el relato del acontecimiento del mar. La presencia de

manifiestos duplicados, particularmente en el caso del paso del mar, es la prueba principal

de que el relato es compuesto”. Por un lado se ve la acción de Yahwé empujando el mar

con un fuerte viento y por otro lado se ve a Moisés como haciendo posible el cruce 25.

Según Childs a este relato se añadieron toda una serie de duplicados que incluyen el motivo

del regreso (13:17-18ª; 14:1-4), la persecución (14:8ª, 9ª), el alcance (9ª, 10ª), etc.26

23
Roland de Vaux, Historia Antigua de Israel, 1:368.
24
Ibid., 1:369.
25
Coincide con la postura de Vaux mencionada arriba
26
Brevard S. Childs and Enrique Sanz Giménez-Rico, trad., El Libro Del Éxodo. Comentario Crítico Y
Teológico (Navarra, España: Verbo Divino, 2003), 234.

12
Bergant y Díaz indican que este relato del cruce del Mar Rojo “no sólo es una

historia de mucho suspenso y drama, sino que también contiene mucho simbolismo

mitológico” Lo asimilan como reflector del drama cósmico de la creación que se observa

en el poema babilónico Enuma Elish “en el cual un joven dios y guerrero mata el monstruo

de las aguas caóticas, cortándolo en dos”. De la misma manera, según esta postura, el Dios

de Israel “separa las aguas, asegurándoles a las personas un cruce seguro por tierra seca

entre las dos paredes de agua”.27

Aunque la mayoría de autores que escriben sobre el éxodo son de postura liberal,

hay unos pocos que todavía respetan la historicidad de los eventos bíblicos descritos y le

dan crédito a Dios como el que guiaba a Israel y realizaba manifestaciones sobrenaturales

en favor de su pueblo. Merrill es uno de estos autores. Sin dejar de mencionar diversas

posturas de otros académicos, no exime “caminar” hacia una posición más verídica de los

eventos narrados en la Biblia. Por ejemplo, en relación al cruce del Mar dice: “El

ahogamiento de los ejércitos de faraón no puede ser explicado como una” travesía de un

pantano” y admite que debe reconocerse una intervención milagrosa en el paso del mar

para que todas los demás eventos donde el poder divino se manifestó no queden vacíos y

tengan significado.28

Algunos no se colocan a explicar la ubicación del lugar ni tampoco a buscar las

posibles rutas, sino que divagan en explicaciones acerca del cómo fue, de ver las diferentes

fuentes y tratar de armonizarlas. El intérprete conservador en vez de dilucidar en hipótesis,

permite que la misma Biblia se explique a sí misma y con la información encontrada en la

27
Dianne Bergant y Olimpia M. Díaz, trad., La Historia de Israel (Collegeville, Minnesota: Liturgical
Press, 2008), 24.
28
Eugene H. Merrill, História de Israel no AT, 59.

13
arqueología y demás ciencias, amplía la información y comprende mejor el evento narrado

viendo a Dios dirigiendo cada evento sucedido.

Postura Adventista

Aunque Elena de White no menciona un lugar geográfico exacto, sí mencionó al

respecto lo siguiente: “Los hebreos estaban acampados junto al mar, cuyas aguas

presentaban una barrera aparentemente infranqueable ante ellos, mientras que por el sur

una montaña escabrosa obstruía su avance”.29 Y en cuanto el mismo cruce dijo:

“Cuando Moisés extendió su vara, las aguas se dividieron, e Israel marchó en medio del mar,

sobre tierra seca, mientras las aguas se mantenían como murallas a los lados. La luz de la

columna de fuego de Dios brilló sobre las olas espumosas, y alumbró el camino cortado

como un inmenso surco a través de las aguas del mar, que se perdía en la obscuridad de la

lejana playa.30

Probablemente no fue a través del Golfo de Aqaba dice Hasel, debido a estudios

recientes que señalan la región del Sinaí. Dice que aunque algunos estudios han localizado

el cruce por los Lagos Amargos en el istmo de Suez, en esa región no hay montañas. Sin

especificar un lugar exacto, concluye diciendo lo siguiente: “La única ubicación posible

que encaja tanto con la descripción bíblica como con la declaración de Elena de White es el

extremo norte del golfo de Suez, donde el monte (Jebel) Ataqa llega hasta la costa del

golfo”.31

29
Elena G. de White, Patriarcas Y Profetas, 289.
30
Ibid., 291.
31
Gerhard Pfandl, comp. Aecio Cairus y Néstor Alberro, trad., Interpretación de las Escrituras, 144.

14
El CBA contradice las teorías donde sólo se describe el fenómeno natural sin

intervención divina. Al contrario, afirma que “una separación tal de las aguas sólo podía ser

producida por un milagro”.32 Sin embargo, no identifica un lugar preciso para el cruce.

Dos autores adventistas mencionan en sus artículos lugares más precisos. Ferdinand

Regalado propone su localización entre dos áreas específicas y William Shea sostiene un

lugar preciso como localización para este evento. Esto es lo que dicen:

Ferdinad Regalado dice que teniendo en cuenta la ubicación de Baal-zephon, Pi-

hahiroth y Migdol, localizados al norte del Istmo de Suez, el cruce de los israelitas tuvo que

haber sido en algún lugar de esta zona. De acuerdo a los datos bíblicos, la lingüística y

datos históricos, la sugerencia que presenta del lugar por el cual cruzaron los israelitas, es

por el Lago Timsah o el área del Lago Ballah, ya que ambos lagos se hallan al norte del

Istmo. Lo que definitivamente es seguro, -dice-, es que el cruce no fue por el Golfo de

Suez, el brazo noroeste del Mar Rojo.33

Siguiendo en un mapa la línea del Golfo de Suez de sur a norte, se pueden observar

los siguientes lugares: Bahía de Suez, Lagos Amargos, Lago Timsah, Lago Ballah y el

Lago Menzaleh al norte en la costa del Mediterraneo. Para William Shea, el lugar más

probable es el Lago Ballah. Esto lo determina por las referencias bíblicas, por medio de

correlaciones lingüísticas, expediciones arqueológicas y factores geográficos. Su

conclusión es que “el lugar en el cual ocurrió el cruce del mar descrito en Exo 14 y 15 fue

desde la playa noroccidental del Lago Ballah hacia su costa oriental. Dice Shea que uno de

32
CBA, 1:579.
33
Ferdinand O. regalado, “The Location of the Sea the Israelites Passed Through,” Journal of the Adventist
Theological Society 13, no. 1 (2002): 126.

15
los puntos que se puede extraer de esta conclusión, es uno teológico-geográfico. Su

explicación para esto es que la ruta que tomaron desde Ramesés hasta el Lago Ballah, en

vez de alejarlos de los enemigos egipcios, los acercó mucho más a ellos. Dice que la

distancia entre Qantir o Ramesés hasta la antigua ribera del Lago Ballah no es más de

treinta y cinco kilómetros. Pero la explicación teológica para esto la revela la misma Biblia.

Aquí hay una intencionalidad divina con un propósito específico. El texto bíblico da la

respuesta: “Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me

glorificaré34 en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; (Exo 14:17).

Termina diciendo Shea: “De esta manera YHWH sería capaz de demostrar su superioridad

sobre el faraón y todos los dioses de Egipto”.35

34
El énfasis es nuestro.
35
William H. Shea, “La ruta del éxodo: desde Rameses hasta Sinaí,” Revista bíblico-teológica. Facultad de
Teología, Universidad Peruana Unión VI, no. 2 (1991): 294–297.

16
CAPÍTULO III
RUTA

Luego de que el pueblo elevó cánticos a Dios por la portentosa liberación en su

favor, el pueblo continuó su viaje. El relato del libro Números36 registra unos cuarenta

lugares donde acamparon los israelitas. Sin embargo, la mayoría de estos lugares no han

sido identificados, lo mismo que el camino que siguieron. Las posibles rutas propuestas

han sido tres o cuatro. La primera hacia el norte, Vía Horus o camino de la tierra de los

filisteos. Los que creen que el cruce fue por el Lago Menzaleh ven probable esta ruta ya

que es la más corta hacia Canaán. La segunda ruta atravesaría la parte norte de los Lagos

amargos e iría directamente hacia Cadesh Barnea. La oposición de los amalecitas es vista

como probable por esta zona. La tercera ruta propuesta parte del mismo lugar que la tercera

pero se dirige hacia el Golfo de Aqaba. Y la cuarta opción pasa por el sur de los Lagos

Amargos dirigiéndose a la parte meridional de la península del Sinaí. 37

El texto bíblico dice: “E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al

desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara, y

36
Números 33:1-49
37
Ariel Alvarez Valdés, Historia de Israel, 96,97.
Siegfried dice que más allá del Delta hacia la parte oriental se encontraban fortificaciones militares, lo que
haría imprudente el recorrido por esa zona por parte de los israelitas. Muy seguramente los perseguidores no
salieron de Egipto sino de estos fuertes de la calzada militar. Menciona también en relación a lo anterior que
siendo peligrosa esa ruta hacia Palestina por el Delta oriental, es justificable el viraje que tomaron hacia el
sureste, que desde el mar de las Cañas llegan al interior de la península del Sinaí. Siegfried Herrmann, A
History of Israel in Old Testament Times (Philadelphia: Fortress, 1981), 64.

17
no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre

de Mara. (Exo 15:23)”. Algunos críticos no ven los tres días como literales, por lo que no

fijan un lugar preciso en el mapa. Han propuesto entonces tres puntos en línea: uno a

cuarenta, otro a sesenta y otro a ochenta kilómetros de las inmediaciones del Golfo de

Suez. Allí se encuentran chacras de agua salobre y poco limpia. 38

El lugar de Elim lo han identificado con el “oasis del Wadi Garandel…a unos ciento

treinta kilómetros al Sur de Suez”. Debido al desconocimiento del recorrido exacto no se

ha podido identificar con seguridad este “desierto de Sin”, “lo único que parece es que los

israelitas se adentraban en la península.39 Al no haber precisión en las indicaciones del

relato bíblico respecto a algunos lugares, algunos llegan a la conclusión de que “si no

podemos situar el Sinaí-Horeb bíblico, con mayor razón habrá que decirlo del itinerario

entre Egipto y el monte de Dios o de allí en adelante”.40

Los críticos, al hacer uso de las hipótesis documentarias presentan una mezcla de

las fuentes en diversos eventos. En el caso de la ubicación de Mara se dice lo siguiente: “La

indicación de las etapas de la marcha…procede ordinariamente de P, pero no sucede lo

mismo con los relatos relacionados con tales lugares. El episodio de las aguas amargas

sería de J, pero el v. 26 tiene un estilo D (deuteronomista); con él está relacionada la

declaración del v. 25b”.41

38
Georges Auzou, De la servidumbre al servicio, 216.
39
Ibid., 218.
40
Armando J. Levoratti, Comentario Bíblico Latinoamericano, Antiguo Testamento (Navarra, España:
Verbo Divino, 2005), 452.
41
Ibid.

18
Postura Adventista

La propuesta que ofrece W. Shea de la ubicación de Mara es a lo largo de las orillas

orientales de los Lagos Amargos.42 Parte de sus argumentos es que después del cruce del

Lago Ballah (Mar Rojo) el pueblo no gira hacia el norte Vía Horus (lo que contradiría la

misma Biblia) sino por el desierto de Shur. Dice que la palabra Shur que significa “pared”

probablemente se refiera al montículo de tierra que había sido sacado a lo largo del canal.

Menciona que este desierto es llamado también el desierto de Etham el cual ha sido

identificado con la orillas del Lago Timsah. Entonces en el recorrido de norte a sur,

siguiendo la línea de agua como se aprecia en un mapa, el pueblo tuvo que haber pasado

por el Lago Ballah, el Lago Timsah y el gran Lago Amargo.43 Los Lagos Amargos tienen

una extensión de unos treinta y cinco kilómetros, su ancho varía entre cuatro y ocho

kilómetros y su parte más profunda es de alrededor de unos once metros. Dice W. Shea que

la razón por la que el agua en este lugar es amarga es debido a “los depósitos de yeso

sulfúrico que existen en el área. Al mezclarse éste con el agua, especialmente con el agua

salina, el agua se torna negruzca”.44

Elena G. de White dice que “en vez de seguir la ruta directa hacia Canaán, que

pasaba por el país de los filisteos, el Señor los dirigió hacia el sur, hacia las orillas del mar

Rojo”.45 El CBA señala la ruta norte-sur de la franja oeste de la península del Sinaí,

42
William H. Shea, “La ruta del éxodo,” 299.
43
Ibid., 298.
44
Ibid., 299.
45
Elena G. de White, Patriarcas Y Profetas, 287.

19
pasando por Mara, Elim, entrando al desierto de Sin y llegando a la planicie de er-Raha, un

posible lugar donde el pueblo acampó cerca del monte Sinaí. 46

46
CBA, 1:611.

20
CAPÍTULO IV
MONTE SINAÍ

Casi todos los autores que investigan y escriben acerca del éxodo, la ubicación del

monte Sinaí y su importancia para Israel por la alianza que se realizó allí, concuerdan con

las siguientes posibles localizaciones: al sur de la península del Sinaí, al norte de la misma

península cerca de Cadesh Barnea y al noroccidente de Arabia, costa oriental del Golfo de

Aqaba. Sin embargo, aparte de estos, figuran en la literatura y mapas otros lugares a los

cuales algunos le han querido asignar el honor de ser el monte sagrado. De esta manera, la

ubicación de este monte ha sido hasta hoy un asunto en disputa.

La ubicación más tradicional y aceptable con la que muchos concuerdan como

posible del monte Sinaí o también conocido como Horeb, es el llamado “Yebel Musa” que

significa “monte de Moisés”. Es una elevación de unos 2250 m. al sur47 de la península del

Sinaí48 donde en su parte baja, “hacia el año 530 el emperador Constantino hizo construir el

47
Cline se suma a la postura de la ubicación al sur de la península. Sin embargo, añade que nunca será
posible identificar con exactitud esa montaña particular a menos que se encuentre evidencia arqueológica o
inscripciones que verifiquen con exactitud su ubicación. Cline, From Eden to Exile, 78.
Merrill se suma a los que creen en el sitio tradicional al sudeste de la península. Sin embargo aclara que
estudiosos modernos han sugerido una localización mas al noreste de la misma península…
48
Walter R. Roehrs and Martín Franzmann, Comentario bíblico concordia (Estados Unidos: Editorial
Concordia, 2004), 100.

21
monasterio bizantino de Santa Catalina”. 49 En este lugar es donde la tradición supone que

Dios se encontró con Moisés en la zarza ardiente (Exo 3:1-6).

La posibilidad de la parte norte se debe a algunos descubrimientos arqueológicos

en la década de los 80´ donde se encontraron al pie del monte Karkom “diez campamentos

del Bronce Medio (lo que probaría una concentración humana insólita en pleno desierto),

un pequeño templo, doce estelas y una gruta”.50 Y la otra posibilidad se encuentra en la

región de Madián, al este del Golfo de Aqaba, en la península arábiga. Las posturas para

este lugar concuerdan en asociar la teofanía de Éxodo 19:16-19 con una erupción volcánica

con sus efectos característicos51. Sería posible, dice Alvarez, dado que en ese lugar hay

volcanes que estuvieron activos hasta la Edad Media, aunque también menciona que podría

estar describiendo “una violenta tormenta de montaña o ser un simple recurso literario para

figurar la inmensa majestad de Yahvé”.52

De Vaux presenta algunas sugerencias de ubicación del monte Sinaí. El primero es

en el norte de la península sinaítica señalándose el Gébel Halal como el monte Sinaí,

ubicado a unos 40 kilómetros al oeste de Cades. Algunos de los argumentos son la venida

de las codornices, la ubicación de Refidim y la larga permanencia de los israelitas en la

región del Cades. La otra ubicación es en el sur de la península en el macizo del G. Musa.

Esto debido a una larga tradición del siglo IV. La otra localización posible se presenta en

Arabia del norte, al este del Golfo de Aqaba. Los argumentos que apoyan esta teoría son la

49
Ariel Alvarez Valdés, Historia de Israel, 98.
50
Ibid.
51
Otro autor que menciona esto es: Ronald E. Clements, Exodus (London: Cambridge University Press,
1972), 113.
52
Ariel Alvarez Valdés, Historia de Israel, 97.

22
teofanía del Sinaí descrita como una erupción volcánica. En el Sinaí no existen volcanes y

en Arabia del norte si los hay. Se ha considerado que sería un volcán extinguido conocido

como Halé el-Bedr (el cráter de la luna llena). 53 Se mencionan otras tradiciones de lugares

posibles pero no seal no se mencionará

Los portentos y maravillas ocurridos durante la salida hasta la llegada a Canaán son

descritos por muchos autores como eventos naturales o narraciones no históricas que

representaban para Israel la poderosa intervención de Dios. Por ejemplo, la manifestación

divina en el Sinaí en ocasión de la alianza es descrita por Bergant como el “suceso más

espectacular que ocurrió en el desierto” sin embargo dice también que “la descripción del

acontecimiento que ocurrió contiene varias características de los rituales, sugiriendo que la

historia es más una explicación litúrgica que un relato histórico exacto”.54

Postura Adventista

Dice Shea que el “problema aquí es la falta de evidencia arqueológica que ayude a

solucionar este problema”…“no hay nada distintivo acerca de esta montaña que sea

mencionada como para poderla identificar”.55 Concluye diciendo que aunque el área

general donde está la montaña ha sido localizada, la montaña específica no lo ha sido.56

Si bien Elena G. de White no menciona un lugar específico, describe que en el

recorrido del pueblo se podían observar elevados peñascos que “se elevaban a centenares

53
Roland de Vaux, Historia Antigua de Israel, 1:407–418.
54
Dianne Bergant y Olimpia M. Díaz, trad., La Historia de Israel, 26.
55
William H. Shea, “La ruta del éxodo,” 309.
56
Ibid., 310.

23
de pies” y al llegar al lugar indicado por la columna de nube, se destacaba el monte Sinaí.

En sus palabras hace la siguiente descripción: “Y entonces con solemne majestad, el monte

Sinaí levantó ante ellos su maciza frente. La columna de nube se posó sobre su cumbre, y

el pueblo levantó sus tiendas en la llanura”.57

El CBA indica que el monte Horeb o Sinaí58 “debe encontrarse en la parte central

de la península del Sinaí”,59 descartándose con esta descripción las posturas de otros

autores que ubican al monte en la parte norte o en la península arábiga. Sugiere tres lugares

para la identificación del monte sagrado debido a falta de pruebas concluyentes. El primero

es el Jebel Musa, “el monte de Moisés” (2252 m.). Esta cumbre se halla en la parte sur del

centro del Sinaí. Sin embargo es invisible desde la gran planicie er-Raha “considerada

como el desierto del Sinaí”. Al pie del Jebel Musa se encuentra el famoso monasterio de

Santa Catalina. El otro lugar es una cumbre vecina llamada es-Safsaf (1981 m.) la cual sí es

visible desde la planicie er-Raha. Esta es una de las razones por que algunos eruditos

identifican a esta cumbre con el monte Sinaí. Y la tercera opción es el Jebel Musa (2027

m.) y lejos de ser la más alta, es la más imrpesionante. “Se levanta como una aguja del

Wadi Feiram”. Las razones que dan algunos eruditos, según el CBA, para ver a este monte

y esta planicie como el Monte Horeb y el desierto del Sinaí son la gran diferencia en nivel

que tiene el monte en comparación con los otros y que “la tradición que relaciona el Jebel

Serbal con el monte Sinaí parece ser anterior a la que lo identifica con el Jebel Musa” Sin

embargo el CBA deja claro que sin evidencias categóricas no se puede determinar si el

57
Elena G. de White, Patriarcas Y Profetas, 309.
58
Son dos nombres para la misma montaña (Exo.19:11; Deut. 4:10)
59
CBA, 1:521.

24
Jebel Musa, el Ras es-Safsaf o el Jebel Serbal es el monte Sinaí donde Jehová se presentó e

hizo la alianza con el pueblo.

25
CONCLUSIÓN

La salida de Egipto siempre fue el glorioso punto de partida de la narración de los

portentos que Dios había realizado en favor de los israelitas. Es un evento con muchas

escenas dramáticas donde la intervención divina sería recordada a lo largo de los siglos por

el pueblo de Israel.

Se pudo observar que en la travesía por el Sinaí hasta que entraron a Canaán hubo

muchos lugares por los que pasaron y acamparon, algunos de ellos más significativos que

otros. Las diversas interpretaciones en cuanto a la travesía si bien no concuerdan unas con

otras, hay algo que si es casi armonioso, y es que por la falta de evidencias, no ha sido

posible concretar muchos de estos lugares del recorrido. Tal vez por esta razón varían las

hipótesis.

También se observó que dependiendo el modelo hermenéutico bíblico que se use,

así mismo es la interpretación que se le da al evento, especialmente con la intervención

milagrosa de Dios en cada uno de los momentos por los que pasó el pueblo de Israel

26
BIBLIOGRAFÍA

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28
29
MAPA
ANEXO

Fuente: The Westminster Historical Atlas to the Bible. en: Francis D. Nichol, Comentario Bíblico
Adventista del Séptimo Día, vol.1 (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1990), 576.

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