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LA OBEDIENCIA DE JESUS DE NAZARET

MODELO PARA LA VISION DE LA IGLESIA

Introducción: El presente resumen del libro “La obediencia de Jesús de Nazaret”, tiene
como propósito mostrar precisamente para que vino Jesús.

1. Jesús como simiente de la mujer fue enviado para herir de muerte a


Satanás. Gen. 3:15
En el pasaje de Gen. 3:15 vemos la maldición de Dios sobre la serpiente y la profecía de la
aparición de la simiente de la mujer, que se refiere a Jesucristo, como el que derrotaría a la
serpiente antigua satanás. Siendo esta la primera buena noticia de parte de Dios desde la caída
del hombre.

A través de otros pasajes Dios ratifica la promesa hecha a Abraham en el protoevangelio la


cual en consecuencia traería bendición a toda la humanidad. Luego vemos en el Nuevo
Testamento la conexión del evangelio con la promesa de Gen. 3:15, donde Pedro les explica
que Dios cumplió lo que de ante mano había prometido y la gran bendición que tiene de ser
ellos los herederos de ese pacto.

2. Jesús fue enviado para ser “la voz de Dios” Dt. 18:18
Dt. 18:18 es otro de los versículos proféticos, generalmente aceptado por todos los exegetas,
acerca de Jesús y el Mesías. En donde Dios prometió al pueblo, por medio de Moisés, que
enviaría a uno que sería su “nabiy” y lo levantaría dentro de sus propios hermanos.

Y sabes y comprendemos que ni Moisés ni Juan el Bautista a pesar de ser reconocidos como
profetas de alta estima y fidelidad, fallaron en obediencia y perfección. Ellos actuaron y dijeron
algunas cosas de su propia voluntad y se equivocaron.

Después de confirmar, por otros pasajes de las Sagradas Escrituras, que Jesús es el profeta
mencionado por Moisés en el libro de Deuteronomio vemos algunas características de la misión
de Jesús como el profeta de Dios. Y Pedro en el Nuevo Testamento nos termina de interpretar
el verso de Dt., que habla de juicio a quienes no obedezcan a Jesús como el porta voz de Dios.

3. Jesús fue enviado para traer justicia a las naciones. Is. 42:1
Este pasaje se refiere a Jesús el Cristo como el Siervo que hará justicia. La apalabra hebrea
ebed, Dios lo aplica a su ungido que sería siervo obediente. Sufrido y sostenido, en el que se
complace y en el cual ha sido puesto el Espíritu para que traiga la verdadera justicia.

En Salmo 98:9 se habla proféticamente que Dios vino a juzgar a la tierra, al mundo, y a los
pueblos. Y aunque el Señor no ha juzgado al mundo, ni tampoco a los pueblos, la misión de
Jesucristo se cumplirá a cabalidad cuando en su segunda venida comience su reinado y luego
lo entregue al Dios y Padre. Ratificando esto en Is. 61:11.
La justicia y la rectitud que trae el Siervo comenzara primero por casa. Esto incluye castigo
para su propio pueblo. La forma de traer justicia a las naciones es por medio de la verdad. Sin
la verdad no existe justicia. Y sin justicia no se puede hablar verdad.

4. Jesús fue enviado para predicar buenas nuevas a los pobres. Is. 61:
1ª, Lc. 4:18
Lo más relevante respecto a la misión de Jesús es que él fue enviado para predicar. La
predicación traería una respuesta para esas clases de pobreza. En el Nuevo Testamento la
palabra “evangelio” tan sonora y familiar para nosotros, encarna el contenido de la predicación
y se traduce literalmente: traer buenas nuevas de paz de reconciliación entre Dios y los hombres.

La misión de Jesús en el área de la predicación fue cumplida en su obra desde el inicio de su


ministerio hasta su fin. Dicho sea de paso, la predicación de Jesús siempre fue fundamentada
sobre el binomio “palabra y hechos”. Una predicación que confirma las palabras, los hechos y
la vida de Jesús.

Mateo cita al profeta Isaías para mostrar que la predicación de Jesús seria como la llegada de
la gran luz a los pueblos que estaban en oscuridad (Mt. 4:12-17). Jesús en su obra de predicar
esperaba que hubiese una respuesta de arrepentimiento. El contenido de su predicación estaba
basado exclusivamente en la palabra que Dios le dio.

La predicación tiene una connotación de buena noticia precisamente porque aquel que es objeto
de la salvación no tienen más que hacer que recibirla.

5. Jesús fue enviado vendar a los quebrantados de corazón. Is. 61:1b


Cuando Dios creo a la primera pareja y los puso en el jardín lo hizo con un corazón puro y
recto al momento de caer en desobediencia el pecado arruino su corazón. Debido a esto Dios
más adelante les dio la ley para que por un lado supieran de la santidad de Dios y por otro
miraran su condición pecaminosa.

No hay que olvidar que tanto el amar, como el guardar y el servir a Dios exigen un corazón
sano. En el libro de Gen. 6:5 vemos que la mente y el corazón están completamente ligados.
David reconoció esta realidad y suplico a Dios que le hiciera un cambio de corazón.

Lo más doloroso que le puede pasar a una persona es tener destrozado en pedazos el corazón,
pues de este mana la vida y guarda lo más preciado del hombre. El evangelio de Marcos registra
que Jesús enseño que el corazón es la fábrica de todo. Y que no hay otra cosa más engañosa y
perversa que nuestro corazón. Dios es el único que puede escudriñar y conocer el corazón
perverso del hombre.

Por otro lado, en el caso de los creyentes, que se nos da un corazón nuevo por cuanto hemos
creído en el Cristo de Dios, corremos el riesgo de contaminarnos. Si un corazón regresa al
pecado, fácilmente comienza el proceso.

El hecho que parte de la misión de Jesús sea vendar los corazones quebrantados de los hombres,
es una buena noticia. No hay otra manera de purificar nuestro corazón más que nuestro corazón
sea sanado y limpiado de toda contaminación por el Señor Jesucristo. Aquellos que tienen
roturas y heridas profundas en el corazón el ungido tiene el remedio para restaurar el corazón
rasgado y sangrante.

El Espíritu Santo abre los ojos de los hombres para que reciban salvación y sanidad en su
corazón.

6. Jesús fue enviado para publicar libertad a los cautivos. Is. 61:1
La Biblia se puede considerar como un tratado acerca de la libertad del hombre. Enseña
exactamente lo contrario al pensamiento humano. Cuando se refiere a la verdadera libertad del
hombre la coloca en las manos de Dios actuando a favor del hombre y se refiere a una libertad
espiritual aun en medio de circunstancias adversas.

La libertad seda conectada solo a Cristo. Fuera de él no existe la libertad. Es “en Cristo” que la
tenemos y la disfrutamos por medio de su sangre vertida en su muerte y en su resurrección. La
libertad, pues, en el Nuevo Testamento tiene nombre propio: Jesús. Él es al mismo tiempo el
libertador y la libertad.

La libertad concedida por Jesús el Cristo es una libertad espiritual muy real en la que,
paradójicamente, el hombre es libre haciéndose voluntariamente siervo. Pablo, señalando
algunas características de la libertad, explica que aquel a quien se la ha otorgado, todo lo que
hace lo hace para su Señor.

 Jesús nos ha libertado de nosotros mismos.


 Nos ha libertado del pecado y de la ley del pecado.
 Nos ha libertado de la cautividad de la muerte. Esa acción liberadora fue anunciada por
los profetas cientos de años antes del nacimiento de Jesús.
 Vino para libertarnos de la esclavitud de los rudimentos del mundo.

Los diversos principios elementales del mundo se resumen en dos categorías: “El ser” y “El
tener”. La primera tiene que ver con la realización personal intelectual, emocional o sentimental,
la segunda con las posesiones materiales.

7. Jesús fue enviado para pastorear a sus ovejas. Ez. 34:23


Específicamente, en el Evangelio de San Juan, se registra que Jesús usó el concepto del pastor
y su oficio para describir el cuidado, la relación y la acción pastoral entre él y sus discípulos.

Jesús vino como pastor para realizar y encarnar todas las tareas mencionadas en el Salmo 23 y
aún otras adicionales.

Jesús vino como pastor para dar verdadero alimento espiritual a sus ovejas. Jesús como pastor
nos instruye no únicamente sobre lo que no agrada al Señor, sino lo que sí le agrada.

Hoy más que nunca las ovejas necesitan una correcta instrucción del Pastor Jesucristo en cuanto
están expuestas a toda clase de personas que se consideran a sí mismas como “guías”.

LA MISION DE JESUS EN EL NUEVO TESTAMENTO


8. Jesús fue enviado para la voluntad de Dios. Jn. 6:38-40
Jesús descendió del cielo para hacer la voluntad de Dios. En una ocasión el afirmó: “Vosotros
sois de aquí de abajo y yo soy de arriba”, Cuando Jesús irrumpió en el mundo encarnándose
para llevar a cabo la obra de su misión.

El verbo (ese que era, que estaba con Dios y que era Dios) se hizo carne. Es decir, la palabra
viva se hizo hombre siendo al mismo tiempo la Palabra de Dios y el hombre. Eso no lo puede
percibir la mente natural, únicamente la espiritual que puede acomodar lo espiritual a lo
espiritual.

Jesús sabía que el hacer la voluntad del Padre incluía un sumo cuidado por todos aquellos que
habían creído en el mensaje del evangelio. (Mt. 814).

9. Jesús fue enviado para salvar a su pueblo de sus pecados. Mt. 1:21
Jesús como el salvador de los pecados de su pueblo no sólo vino a purificar, expiar, perdonar
y cubrir los pecados de su pueblo, sino a salvar y esto incluye rescate, liberación y preservación.

La gloria de Jesús es traer una salvación completa que incluye liberación y salvación de los
pecados y no como los sacrificios de animales inocentes que solamente los cubrían, purificaban
y expiaban. La salvación de los pecadores, Dios quiso centrarla en Jesús

10. Jesús fue enviado para dar cumplimiento a la ley y a los profetas.
Mt. 5:17
“No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles
cumplimiento” (Mt. 5:17)

Esta es una de las afirmaciones más impresionantes en cuanto al carácter profético del A.T. en
relación a su persona. Él afirma que toda la ley y todo el contenido de los profetas tienen su
pleno cumplimiento en su propia persona.

Cuando Jesús afirma que él viene a dar cumplimiento a la ley y los profetas, no solo se refieren
al aspecto profético centrado en su persona y su obra sino al cumplimiento del espíritu de la
ley y los profetas. En ese sentido, ambos se resumen en el mandamiento “amarás a tu Dios y a
tu prójimo”.

El mayor pecado que cometió el pueblo de Israel en no haber amado verdaderamente a Dios.
Y nosotros hemos hecho lo mismo. Algunos decían que lo amaban, pero era sólo de labios
porque su corazón estaba alejado de Dios.

11. Jesús fue enviado para traer sanidad física divina. Mt. 8:16c-17
Jesús recorrió todo Israel no sólo enseñando, predicando, sino sanando toda enfermedad y toda
dolencia. Casi sin excepción cuando predicó, también sanó a los enfermos y libertó a los
endemoniados.
Jesús nunca separó la predicación de las señales que hacía. Jesús después de haber enseñado
con el ejemplo y con la palabra, envió a sus discípulos a predicar y a sanar a los enfermos. (Mt.
10:1, 7-8)

“y sano a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías,
cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias:”
(Mt. 8:16c-17)

12. Jesús fue enviado para llamar a los pecadores al


arrepentimiento y no a los justos. Mt. 9:13
Jesús vino para enseñarles el camino correcto a los pecadores para que se volvieran a
Jehová. Y esto no es otra cosa que el cumplimiento del anhelo del corazón de Dios.

Si parte de la misión de Jesús era alcanzar a los perdidos, entonces tenía que acercarse a
ellos, trabar la amistad, visitarlos en sus casas, incluso compartir la mesa. Esa actitud de
Jesús, sin embargo, tenía implicaciones éticas, sociales y religiosas

13. Jesús fue enviado a la tierra para traer espada y división. Mt.
10:34-36
En Mateo 10:34-36, Jesús no estaba hablando de dos cosas al mismo tiempo cuando dijo
estas palabras. No hablaba de la paz y la unidad espirituales que él trae personalmente a
cada creyente y la disensión que trae a la tierra y a los incrédulos.

Jesús mismo padeció división en su propia casa y en su propia tierra. En una oportunidad
sus hermanos le dijeron que se fuera a Judea, para que sus discípulos “vieran las obras
que el hacía”.

No obstante, Jesús mismo estaba dispuesto a que su propia familia estuviera dividida. Él
no iba a condescender con algún miembro de su familia que no estuviera dispuesto a
seguir la voluntad de Dios y su reino.

14. Jesús fue enviado en primer lugar a Israel, no a los gentiles.


Mt. 15:24
“El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”
(Mt. 15:24)

Los judíos eran algo muy especial para Dios, que les entregó los pactos de la promesa.
Además, el texto deja en claro perfectamente que de ellos era la gloria, la promulgación
de la ley, el culto, las promesas y los patriarcas de los cuales, según la carne vino Cristo,
el cual es Dios sobre todas las cosas.

Pablo explica la inclusión de los gentiles en el Israel espiritual de Dios con la metáfora
del olivo y las ramas injertadas. El olivo cultivado es Israel y el olivo silvestre son los
gentiles.
15. Jesús fue enviado para pagar a cada uno según su conducta.
Mt. 16:27
La cuestión sobre la retribución de Dios para cada ser humano, según lo que haya hecho
mientras haya vivido aquí en la tierra, está claramente establecido a lo largo de las
Sagradas Escrituras.

A Juan, el escritor del Apocalipsis, le fue revelado que Jesús el Señor es quién pagará a
cada uno según sus obras. El Señor Jesús juzgará a todos los seres humanos: a los vivos
y a los muertos. Para eso vino él. Esa es otra de las facetas de su misión.

16. Jesús fue enviado para servir y no para ser servido. Mt. 20:
28ª
“… como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir…” (Mt. 20: 28a)

Este es uno de los aspectos más sublimes, pero al mismo tiempo, prácticos de la misión
de Jesús.

Jesús vino a cambiar, con su ejemplo y enseñanza los esquemas de los hombres para
medir quien es más grande en relación al servicio. Él vivió para los otros no para él, ¡Que
gloria tan grande! Jesús en su misión de servir nunca miró por lo suyo propio.

El servicio de Jesús llegó al culmen al entregar su vida voluntariamente a favor de los


hombres.

17. Jesús fue enviado para dar vida en rescate de muchos. Mt.
10:45
El rescate siempre ha implicado “un pago de un precio para liberación de algún mal”,
pero su fundamento ha sido el amor de Dios. El amor de Dios procede al rescate y el
rescate precede a la santidad. No puede haber santidad sin rescate, ni rescate sin amor.

Jesús conociendo perfectamente el trasfondo de la historia del pueblo judío y el concepto


de rescate que ellos conocían, dice abiertamente que vino a dar su vida en rescate (el pago
del precio de la libertad) de muchos.

El significado que Jesús le vino a dar al concepto de rescate va más allá de la esfera física
en la que se practicaba el rescate del A.T, para abarcar la espiritual. (Salmo 130:8) En el
N.T. Jesucristo estaba cumpliendo esta promesa.

18. Jesús fue enviado para anunciar el evangelio del reino de Dios.
Lc. 4:43
La palabra de Dios es muy precisa. “pero él les dijo: es necesario que también a otras
ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.”
(Lc.4:43) En este pasaje no es coincidencia que aparezca la frase “evangelio del reino de
Dios”, como centro de la predicación de Jesús, en lugar de “evangelio” o “reino” o “reino
de Dios” por separados. La predicación completa es acerca del “evangelio del reino de
Dios”.

El evangelio es una buena noticia de la gracia de Dios que anuncia la salvación. El reino
de Dios es poder, gozo y paz en el Espíritu Santo. Al anunciar el evangelio del reino
estamos anunciando la salvación y el poder de Dios.

19. Jesús fue enviado a buscar y a salvar lo que se había perdido.


Lc 19:10
Jesús, el salvador, hace esta declaración tan importante acerca de su misión, después de
haber buscado, hallado y salvado a una persona.

De todas maneras, vemos que Dio, en su gracia y en su infinita misericordia, había


pensado salvar a judíos y gentiles e incluirlos en un solo pueblo, como dice en Efesios 2.

Existen otros pasajes donde se dejan en claro que los gentiles que estábamos perdidos
como ovejas descarriadas, hemos sido encontradas por Cristo para formar parte de las
ovejas encontradas de la casa de Israel. La salvación en él ha tomado cuerpo y se ha
manifestado. Por eso cuando Jesús buscó a Zaqueo, vino a su casa y lo salvó dijo estas
palabras: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”.

20. Jesús fue enviado a salvar al mundo y no a condenarlo. Jn.


3:17; Jn. 12:47
” Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él” (Jn. 3:17)

Aunque Dios no quiere que nadie perezca, y el motivo principal del envió de Jesús es
salvar, no condenar, si hay condenación para el que rechaza que Jesús.

El incrédulo no tiene que esperar la muerte para que comience, puesto que ya ha iniciado
desde el momento en el cual ha rehusado creer en el unigénito. La paga de sus pecados
comienza a recibirla aquí y ahora, porque no ha creído que Jesús los pagó en su lugar.
Aquí en la tierra ya ha comenzado y se confirmará en la resurrección para condenación.

El resultado es la justicia que reconcilia a los hombres con Dios. La Biblia destaca el amor
de Dios y lo muestra como el “mayor amor”. Esta es una de las mayores revelaciones que
descubrimos en la palabra de Dios.

21. Jesús fue enviado a este mundo para traer juicio. Jn. 9:39
La obra sanadora de Dios se hizo evidente en aquel ciego de nacimiento. Jesús de una
manera inusitada lo sanó. Escupió en el suelo, hizo lodo con barro y su saliva y se la untó
sobre los ojos al ciego.
La sanidad divina provocó diversas reacciones. En el relato de sanidad hay otros
protagonistas cada uno con su propia opinión.

22. Jesús fue enviado para que el hombre viera vida en


abundancia. Jn 10:10b
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn.
10:10b)

En contraposición a los escribas y fariseos, Jesús como el legítimo pastor, vino para dar
una autentica vida para “sus ovejas”. Las ovejas oyen su voz porque él la llama por su
nombre, las “pastorea”.

El comienzo de la vida en abundancia inicia “al entrar” por Jesús, la “puerta”, confiando
completamente en él como el buen pastor. La vida que él ofrece es una vida espiritual que
procede de Dios.

En el N.T, la vida abundante que Jesús trajo para dar a los hombres es sinónimo de la vida
eterna.

23. Jesús fue enviado para bautizar con Espíritu Santo. Mr. 1:8;
Mt. 3:11
Claramente Jesús, en su misión, también vino para traer dos clases de bautismos; uno con
el Espíritu Santo y otro con “fuego”. Con relación a los dos bautismos, como verdad
revelada por el Padre, le fue mostrada a Juan el Bautista en el pleno ejercicio de su
ministerio. Lo anunció en medio de un serio cuestionamiento a la vida espiritual de los
religiosos fariseos.

El bautismo de Juan no puede considerarse como bautismo “cristiano” en cuanto que el


bautismo de Cristo se realizaba en el nombre de Jesús o en el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. El bautismo de Juan, aunque solo requería “sumergirse” en agua con
un corazón arrepentido, era de procedencia divina. El bautismo de Juan era un bautismo
en agua, de arrepentimiento y para el perdón de los pecados.

El bautismo “con” el Espíritu Santo viene directamente de Jesús. La centralidad de Jesús


en relación al bautismo con el Espíritu Santo es indiscutible

24. Jesús fue enviado a este orbe habitado para tomar naturaleza
humana. Jn. 17:18
Jesús fue enviado por el Padre al planeta tierra. No hay ningún indicio en la Biblia que
haya otro planeta al que Dios igualmente haya enviado a Jesús.

Jesús fue enviado al mundo para que tuviera toda potestad sobre los habitantes. Para que
pudiera darles vida eterna a los que el Padre le había dado.
Jesús, teniendo muy clara su misión con respecto a la humanidad caída, vino para liberarla
y para que recibieran la vida que Dios les estaba ofreciendo gratuitamente: la vida eterna.

25. Jesús fue enviado al mundo para dar testimonio de la verdad.


Jn. 18:37
La Biblia, nos revela que el testimonio de la verdad de Dios comenzó a manifestarse
desde los inicios de la historia de la salvación, Dios no se dejó a sí mismo sin testimonio.
Dios se auto reveló y se comunicó con el hombre primero audiblemente.

Jesús trajo testimonio de la verdad no sólo a sus discípulos, el pueblo de Israel, sino ante
los fariseos, ante Caifás y ante Pilato.

“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él
ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de
mentira. (Jn. 8:44).

26. Jesús fue enviado para bendecir a su pueblo. Hch. 3:26


La palabra griega que se usa para bendición es Eulogia. Está compuesta de dos palabras
Eu y Logia. La primera tiene que ver con “Bueno” y la segunda con “hablar o decir”.

El concepto de bendición en el A.T. tiene que ver más con un pacto de prosperidad física.
Es decir, con salud corporal, con riqueza material y con su ausencia de guerra.

27. Jesús fue enviado para ser ministro de Judíos y Gentiles. Ro.
15:8-9
Jesús vino para servir a los hombres, tanto a los judíos como a los gentiles. Jesús es quien
cumple y confirma todas las promesas que Dios dio a los antepasados de ellos. Jesús no
solo es el cumplimiento de la ley, si la clave hermenéutica de todas las Sagradas Escrituras.
Si quitamos a Jesús de Nazaret queda nada.

Pablo el que ha escrito pasajes inspirados por el Espíritu santo, con su propio testimonio,
confirma que el misterio develado por Dios, era unir a judíos y gentiles en una misma
iglesia. En un mismo pueblo. Jesús fue enviado para ser servidor de los judíos y gentiles
y para mostrar el testimonio de las verdades que Dios anuncio desde los patriarcas.

28. Jesús fue enviado para redimirá los que estaban bajo la ley.
Gá. 4:4-5
El apóstol Pablo ha venido hablando de como los hombres han estado en sujeción a la ley,
hasta la llegada de Jesucristo. Ha explicado que la ley ha traído maldición a todos los
hombres, por cuanto han sido incapaces de obedecerla.

Pablo también afirma que todos los seres humanos hemos sido encerrados por la santa
Escritura bajo pecado. Sin excepción estábamos confinados bajo la ley.
En Gálatas 4:4 se resumen la historia de la salvación: el hombre, su pecado, la promesa
de redención, la ley, la gracia anunciada, la fe y el cumplimiento de todo lo prometido en
Jesús de Nazaret.

29. Jesús fue enviado para anular el viejo pacto y establecer el


nuevo. He. 10:9
Es decir que Dios se comunicó con los antiguos de diversas maneras. Los primeros
patriarcas oyeron la voz audible del Señor. A otros les habló por sueños, figuras y
símbolos. En el periodo del éxodo les habló por medio de la ley.

Cuando se establecieron en Canaán Dios comenzó a hablarles por medio de profetas. Es


así como Jesucristo vino a constituirse en el centro de la revelación y la comunicación de
Dios.

Jesucristo con su magnífica obra vino a ser suficiente para opacar el pacto antiguo, pues
al fin y al cabo era sombre de lo que había de venir en el nuevo pacto. Dios en Jesucristo
nos dio algo mejor que todo lo contenido en el antiguo pacto.

30. Jesús fue enviado para deshacer las obras del diablo. 1Jn. 3:8b
“…para esto apareció el Hijo del Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Jn.
3:8b)

Desde que Adán y Eva pecaron al desobedecer el único mandamiento que Dios les había dado
de no “comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, no solo perdieron autoridad, sino que
dieron lugar al diablo para que hiciera sus obras malignas.

La palabra de Dios nos muestra la diversidad de obras malas que proceden del diablo. Satanás
también es llamado en las escrituras tentador. De esa naturaleza diabólica procede igualmente
otra de sus obras perversas: la tentación. La tentación es muy similar a la incitación. Satanás
usa con frecuencia una de sus obras favoritas: la mentira. La ha puesto en práctica desde el
principio, porque su naturaleza es mentira.

El engaño es otra parte de la obra de Satanás. La falta de verdad, la media verdad, el fraude,
los ha utilizado desde que engaño a Eva, hasta nuestros días. (2 Co. 11:3). El diablo acecha
tratando de hacer tropezar a los creyentes. Siempre está merodeando, planeando para que los
creyentes no hagan la voluntad de Dios.

Jesucristo fue enviado precisamente para deshacer todas las obras que hemos descrito
anteriormente. En Cristo Jesús esas obras han quedado deshechas.

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