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CANTAR DEL MÍO CID: Tercer cantar. Cantar de la afrenta de Corpes (vv.

2278–3730)

Los infantes de Carrión muestran su cobardía ya en la primera tirada de este cantar ante un león que se ha
escapado de su jaula y del que huyen despavoridos las personas; después lo hacen también en la lucha
contra los musulmanes del rey ​Búcar​ de Marruecos, que quiere recuperar Valencia. Los capitanes de las
mesnadas​ del Cid ocultan el deshonor de los Infantes al Cid y se burlan de ellos. Sintiéndose humillados, los
infantes deciden vengarse. Para ello emprenden un viaje hacia ​Carrión de los Condes​ con sus esposas y, al
llegar al ​robledo de Corpes​, las azotan y las abandonan dejándolas desfallecidas, para que se las coman los
lobos. El Cid ha sido deshonrado y pide justicia al Rey. Este convoca Cortes en Toledo y allí el juicio empieza
con la devolución de la dote que el Cid dio a los infantes: sus espadas ​Tizona​ y ​Colada​, y culmina con el
«riepto» o ​duelo​ en el que los representantes de la causa del Cid (los mismos capitanes que habían ocultado
la deshonra de los infantes), Pedro Bermúdez y Martín Antolínez, retan con elocuentes discursos y los
vencen dejándolos medio muertos y deshonrados. Se anulan sus bodas y el poema termina con el proyecto
de boda entre las hijas del Cid y los príncipes de ​Navarra​y ​Aragón​ y, por tanto, con la honra del Cid en su
punto más alto.

Fuente: Wikipedia

CANTAR DEL MÍO CID: Tercer cantar. Cantar de la afrenta de Corpes (vv. 2278–3730)

Los infantes de Carrión muestran su cobardía ya en la primera tirada de este cantar ante un león que se ha
escapado de su jaula y del que huyen despavoridos las personas; después lo hacen también en la lucha
contra los musulmanes del rey ​Búcar​ de Marruecos, que quiere recuperar Valencia. Los capitanes de las
mesnadas​ del Cid ocultan el deshonor de los Infantes al Cid y se burlan de ellos. Sintiéndose humillados, los
infantes deciden vengarse. Para ello emprenden un viaje hacia ​Carrión de los Condes​ con sus esposas y, al
llegar al ​robledo de Corpes​, las azotan y las abandonan dejándolas desfallecidas, para que se las coman los
lobos. El Cid ha sido deshonrado y pide justicia al Rey. Este convoca Cortes en Toledo y allí el juicio empieza
con la devolución de la dote que el Cid dio a los infantes: sus espadas ​Tizona​ y ​Colada​, y culmina con el
«riepto» o ​duelo​ en el que los representantes de la causa del Cid (los mismos capitanes que habían ocultado
la deshonra de los infantes), Pedro Bermúdez y Martín Antolínez, retan con elocuentes discursos y los
vencen dejándolos medio muertos y deshonrados. Se anulan sus bodas y el poema termina con el proyecto
de boda entre las hijas del Cid y los príncipes de ​Navarra​y ​Aragón​ y, por tanto, con la honra del Cid en su
punto más alto.

Fuente: Wikipedia

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