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¿Cuáles son las condiciones que permiten la psicologización de

familias homoparentales?

Ps. Alexandra Costales Núñez1


Ps. Natalia González Bazaes2
Ps. Nicolás Orrego Cárcamo3
Ps. Gabriel Rost Novoa4
Resumen

La presente investigación, expone y analiza las condiciones sociohistóricas y culturalesque


permiten que la homoparentalidad pase a ser un objeto de estudio de la psicología. Para ello,
se revisan las nociones de familias contemporáneas desde una perspectiva teórica descriptiva,
a modo de contextualizar la homoparentalidad en la actualidad. Se identifican qué aspectos
modulan la respuesta e intervención de los discursos “psi” ante el surgimiento de prácticas
alternativas en la familia moderna como lo es la homoparentalidad, implicando situar el rol de
la psicología en un contexto social, histórico y político determinado.

Palabras claves
Homoparentalidad, familia, psicologización, discursos “psi”

Abstract
This research presents and discusses the cultural and sociohistoric conditions that allow
homoparentality to become an object of studies in the field of psychology. To accomplish it,
the notions of contemporary families are reviewed from a theoretical and descriptive
perspective, in order to contextualize homoparentality today. We identify which aspects
regulate the response and intervention from the field of “psy” research, regarding the
emergence of alternative practices in modern family, such as homoparentality, attempting to
place the role of psychology in a particular social, historical and political context.

Key words
Homoparentality, family, psychologization, “psy” research

1
y2alex@hotmail.com
2
nataliagonbaz@gmail.com
3
n.orregocarcamo@gmail.com
4
grost001@gmail.com
INTRODUCCIÓN

Para comprender las condiciones que permitieron la psicologización de las familias


homoparentales5, se hace necesario realizar una breve revisión histórica entre dos fenómenos
para lograr visualizar su momento de encuentro: La familia y su rol social como concepto en
la modernidad y la homosexualidad junto con el ejercicio de la parentalidad; configurándose
como un objeto de los discursos y prácticas “psi”.

Por un lado, la familia moderna en tanto institución social, se encuentra en constante


transformación, marcada por condiciones históricas y culturales, siendo considerada desde
épocas anteriores un eje fundamental del Estado como una organización social que cumple el
objetivo de preservar dicho sistema. De acuerdo a lo anterior, Jelin (1995) señala tres
dimensiones asociadas a la definición clásica de familia, estas son: sexualidad, procreación y
convivencia; dimensiones que han sido naturalizadas, principalmente a lo largo de los dos
últimos siglos, no obstante proliferando otras formas de familia, derivadas de las distintas
transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales que influyen en la configuración
del concepto de la misma. Respecto a esto, y entendiendo la sociedad en una evolución
progresiva, surge una mayor presencia de modelos familiares distanciados del concepto de
familia tradicional nuclear (padre y madre heterosexuales con hijos biológicos). Dentro de esta
pluralidad de la nueva familia del siglo XXI, se desarrollan y nacen “familias posnucleares”:
Familias monoparentales, reconstituidas, multiétnicas, así como el nacimiento de una nueva
generación de hijos concebidos a través de vías alternativas como la adopción o la reproducción
asistida (Gómez, 2004), es en esta evolución donde se posicionan las familias homoparentales.

Por otro lado, respecto a homosexualidad, Foucault (1998) realiza un análisis histórico,
en el cual caracteriza al siglo XIX como “iniciador de heterogeneidades sexuales”, donde son
expulsadas de la realidad las formas no sometidas a la economía estricta de la reproducción;
las actividades infecundas, los placeres y las prácticas que no tienen la generación como fin
fueron condenadas judicialmente, obteniendo como resultado que la irregularidad sexual se
anexara a la enfermedad mental. Además, la aparición en la psiquiatría, la jurisprudencia y

5Dominguez (2004) define a las familias homoparentales como aquellas formadas por progenitores del mismo
sexo de orientación sexual homosexual
también la literatura de toda una serie de discursos sobre las especies y subespecies de
homosexualidad, inversión, pederastia y ‘hermafroditismo psíquico’, con seguridad permitió
un empuje muy pronunciado de los controles sociales en esta región de la ‘perversidad’, pero
permitió también la constitución de un discurso de rechazo.”

Al revisar estas nociones, resulta posible comenzar a vislumbrar a la familia


homoparental como fenómeno social emergente, que se encuentra permeada de ciertas
tensiones asociadas a las definiciones de modelos familiares, las cuales aún sitúan a las familias
heterosexuales como referente principal (Goldani, 2005 y Robaldo, 2011), coincidiendo con
el análisis de Foucault (1998), en que la sexualidad es cuidadosamente encerrada y confiscada
por la familia conyugal, siendo absorbida por entero por la seriedad de la función reproductora.

En este escenario, en concordancia con la noción foucaultiana de “ciencias del


hombre” (2002), la psicología en su esfuerzo de comprender la naturaleza del comportamiento
humano, al igual que las demás ciencias sociales situadas dentro de un contexto económico,
profesional, político y cultural, abarcan distintos espacios del comportamiento, buscando
formar, organizar, diseminar e implementar “verdades acerca de las personas” (Rose, 1999).
La implementación de estas “verdades” se traduce en la práctica de la “psicologización”6.

De esta forma, la presente investigación se orienta al análisis de antecedentes


sociohistóricos donde se articulan las tensiones ya expuestas, tomando en cuenta que, y en
concordancia a lo señalado por Foucault (1999): determinados discursos y prácticas van a
transmitir y establecer el curso de lo normativo y lo que se distancia, por tanto reprime, en
nuestra sociedad. Esto da paso a que distintas ciencias sociales transformen en objeto de estudio
lo que se aparta de la norma establecida en determinada época. Lo anterior nos permite
identificar la interrogante a la base de esta investigación, en torno a cómo la homoparentalidad
pasa a ser objeto de estudio, particularmente concerniente a ámbito de la psicología.
Relevancia

Considerando como contexto moderno los distintos cambios en la constitución de las


familias como eran conocidas tradicionalmente, el interés por el estudio de la familia

6Seentiende por el psicologizar a una mezcla entre el colonizar y la disciplina psicológica propiamente tal, en
cuanto la psicología comienza a tomar un objeto de estudio respecto del cual establece criterios en diversos
ámbitos desde lo netamente descriptivo a lo patológico (Rose, 1999).
homoparental nace alrededor de los años setenta, como objeto de atención pública por el
incremento de casos de disputa de custodia de los hijos en los tribunales. En Norteamérica,
por ejemplo, según Gómez (2004), las madres lesbianas en los años setenta ganaban el 1% de
los casos de custodia y el 15% en 1987, cifra que ha variado muy significativamente en época
contemporánea (70-80%). En ese entonces, las principales preocupaciones de los juristas
influidos por los pronunciamientos de los grupos sociales más conservadores se resumían en:
la orientación sexual de los hijos (más proclives a la homosexualidad), confusión con su
identidad de género (basado en dudas sobre su identidad masculina o femenina), riesgo de
discriminación irreversible por parte de su entorno social y riesgo de abuso sexual llevado a
cabo, en este caso, por las madres.

Asimismo en Europa, países como España, por ejemplo, la diversidad sexual se ha ido
incorporando al concepto de familia moderna en los últimos 30 años. Los cambios legislativos
producidos en el reconocimiento de esta diversidad han hecho que la parentalidad cobre un
mayor protagonismo para el colectivo homosexual.

En ese sentido vemos que no se trata de un fenómeno nuevo pero sí que recibe una
intensa aceleración a partir del reconocimiento legal entre personas del mismo sexo.

A nivel nacional, en Chile la investigación en paternidad parece ser que no ha logrado


situarse fuera de los límites heteronormativos, al no visualizar mayormente en su producción
de conocimiento a los padres homosexuales. Existen casos de padres homosexuales que han
reclamado con éxito la tuición de sus hijos, sin embargo, los autores (Robaldo, 2011; Vial,
2014) manifiestan que esto no ha permitido que surjan investigaciones a profundidad en el país.
De acuerdo a lo anterior, y tomando en cuenta la importancia de poder mirar las
transformaciones y tensiones presentes en la esfera social, distinguiendo las tensiones en la
familia, es que esta investigación apunta principalmente a revisar y analizar cómo determinadas
condiciones sociohistóricas y formulaciones teóricas, han posicionado a las familias modernas
y la homoparentalidad como objeto de las prácticas y discursos “psi” y además como cuestión
que ha sido progresivamente psicologizada. Lo anterior incorpora una dimensión política toda
vez que permitiría visibilizar y desarrollar nuevas lecturas sobre la discusión.

Objetivo General
 Identificar las condiciones sociohistóricas que permiten la psicologización de familias
homoparentales

Objetivos específicos
 Distinguir conceptos relacionados a familia moderna y homoparentalidad.
 Revisar los discursos en torno a la homoparentalidad.
 Contrastar posturas desde el ámbito psicológico respecto a la homoparentalidad.

Metodología

La presente investigación es de tipo teórico descriptivo. En ella se llevará a cabo una


revisión y análisis en profundidad referente a teorizaciones que permitan un recorrido social,
histórico y psicológico del fenómeno a ser trabajado.

MARCO TEÓRICO

“El surgimiento histórico de cada una de las ciencias humanas aconteció en ocasión de un problema,
de una exigencia, de un obstáculo teórico o práctico; ciertamente han sido necesarias las nuevas
normas que la sociedad industrial impuso a los individuos para que, lentamente, en el curso del siglo
XIX, se constituyera la psicología como ciencia (…) por primera vez desde que existen seres humanos
y viven en sociedad, el hombre aislado o en grupo se haya convertido en objeto de la ciencia —esto
no puede ser considerado ni tratado como un fenómeno de opinión: es un acontecimiento en el orden
del saber” (Foucault, 2002)

Familia moderna y homoparentalidad

Si bien existen diversos autores desde las ciencias sociales que han desarrollado
nociones en torno a la familia moderna con distintos énfasis (antropología, sociología,
psicología, entre otras)7, construir una definición unitaria en nuestra época, constituye una tarea
difícil, toda vez que las características de lo que se va a comprender como familia(s) y su lugar

7En la presente investigación se pueden destacar autores contemporáneos como Lévi-Strauss, Foucault, Tort,
Rose, Addams, Jelin, Roudinesco, entre otros, que teorizan en torno al concepto de familia.
en nuestra época, se entrelazan a factores históricos y culturales, los cuales se acompañan de
transformaciones que van impactando en las nociones construidas.

A modo de comprender el rol de la familia moderna, es interesante aproximarnos a los


estudios de sistemas de parentesco, realizados por Lévi-Strauss (1949), quien plantea la
relevancia que adquieren dichos sistemas en la regulación y continuidad del grupo familiar.
Para este autor se juegan elementos relativos a la naturaleza y la cultura, traduciéndose en cómo
filiación y alianza (matrimonio), se constituyen como exigencias de la naturaleza, en tanto la
primera estaría dada por lo biológico (natural), mientras la segunda mediará principalmente la
cultura.

La familia así, pasa a ocupar un lugar fundamental en la organización y transmisión de


los distintos valores, y es en este sistema cultural donde se dará obligatoriedad a la norma, tal
caso constituye la prohibición del incesto desde una lógica de intercambio (distribución de
mujeres), otorgándose un carácter ya no individual sino social y universal, entendiéndose lo
anterior a luz de resguardar el establecimiento y la reproducción de la estructura social y
familiar (Lévi-Strauss, 1949).

Por otro lado, Addams (2011) en Campana (2013) ofrece una definición de familia
desde la teoría sistémica describiendola como:
“El grupo natural que presenta unas pautas de interacción y funcionamiento, una
estructura que determina los roles de sus miembros. La familia presenta una naturaleza
dual: por un lado, un contenido privado volcado a la satisfacción de las necesidades
de sus miembros; por otro lado, un contenido público pues es a través de la
socialización que se realiza en el seno familiar por medio de la cual se aportan pautas
de convivencia para la vida en sociedad y formas de entender la realidad social en la
que vivimos”

Ante esta definición se pueden identificar ambas funciones de la familia, la


antropológica y la social. Antropológicamente se define como la totalidad de las personas
conectadas por casamiento o filiación. En el sentido social, sería el conjunto de personas
emparentadas generalmente entre sí, que viven en la misma casa y que participan en común en
actividades ligadas a su mantenimiento. La primera alude a la noción de parentesco y la
segunda a la de parentesco y corresidencia también conocida como sinónimo de “unidad
doméstica” u “hogar”. (Campana, 2013)

Frente a esto, la familia moderna, comprendiendo su diversidad, ha ido trazando nuevas


formas de organización sin requerir un lazo de consanguinidad, expresándose en que no
necesariamente deba contar con hermanos y/o familia extensa; empero la alianza y la filiación
mantienen sus cimientos a partir de la dimensión inclusión-exclusión. Esto significa que si no
se es pariente en un sistema familiar, es posible serlo en otro sistema, posibilitando a partir de
una nueva alianza, la reproducción familiar (Cadenas, 2015). De dicho planteamiento será
importante distinguir: “Sin alianzas (…) no es posible la reproducción social de la familia”
(Cadenas, 2015).

En lo que respecta a la conformación de familia y alianzas, Foucault (1998) hace una


revisión de la relación existente entre el rol de la familia y la sexualidad como dispositivo.
Aquello permite dar cuenta de condiciones socio-históricas en nuestra época y elementos de
las mismas, que penetraron la vida y sus distintas aristas entre las cuales se distingue la familia,
haciendo referencia de cómo dicho dispositivo se erigió a partir de “proliferar, innovar, anexar,
inventar, penetrar los cuerpos de manera cada vez más detallada y controlar las poblaciones de
manera cada vez más global” (Foucault, 1998).8 Siguiendo al autor, las distintas prácticas
discursivas de la sexualidad configuraron un sistema de utilidad y administración,
estableciéndose el carácter o curso de lo normativo y lo que se desviase de ello. Por tanto,
contribuyen a mantener formas de relaciones sociales, que instalaron la normalización (sexual),
y comienzan a emerger colectivos que reivindican sus derechos, dando luces de nuevas formas
de organización familiar.

Familia: Tensiones en la Modernidad

Tort (2008) plantea como la antropología feminista habría permitido la exploración y


cuestionamiento de la visión relativa a la diferencia de los sexos, constituyéndose como una
relación asimétrica natural, que limita por cierto, la lógica de la igualdad entre los sexos;
intentando dicha disciplina de acuerdo a lo anterior desnaturalizar las representaciones de
relaciones de sexo, orientándose hacia la historización de estas.

8 Idea que se desarrollara en profundidad en los apartados de Análisis y Discusión de la presente investigación
De igual forma, el autor refiere como eje la emergencia de los debates públicos,
relativos a las cuestiones de la sexualidad, las que a fines de la década de los noventa, ponen
énfasis en las formas de reconocimiento del estatuto de las parejas homosexuales y de su acceso
a la parentalidad.

En el siglo XX, estas transformaciones en la familia, en lo que respecta a su


organización y funciones, han implicado la pérdida de protagonismo de la noción de unidad
productiva, el debilitamiento del patriarcado, la diferenciación entre sexualidad y procreación,
que configura nuevas formas de expresión de la sexualidad como los cambios en la
construcción familiar (Jelin, citado en Libson, 2009).

Considerando que aún prevalece la hegemonía del modelo heternormativo9 y su


relación con la filiación, es posible identificar tres aspectos considerados indisociables (Libson,
2009). Primeramente, un elemento biológico relativo a la relación de procreación entre una
mujer y un hombre, también un aspecto simbólico, vinculado al rol materno y paterno definido
en la crianza, y finalmente se agrega lo jurídico, aspecto regulador de prácticas que configuran
dichas relaciones.

No obstante, la pluralidad y formas alternativas de organización familiar (familias


adoptivas, monoparentales, ensambladas, etc.), tensionan y combinan los elementos antes
mencionados, donde las familias homoparentales no coinciden con dichos “pilares”, esto
guarda relación con la noción de norma de Foucault (1998) antes mencionada. Estas familias
constituyen su experiencia particular fuera del margen heternormativo, distinguiendo no sólo
una nueva forma de familia, sino evidenciando y legitimando la diversidad existente en las
organizaciones familiares.

En ese sentido, es interesante incorporar el análisis de Tort (2008) a las aproximaciones


de la homoparentalidad, respecto a la aparición de nuevos dispositivos relativos al modo de ser
padre (y de ser hijo) distinguiendo elementos asociados a la lucha en contra de las
discriminaciones relativas a la orientación sexual, y lo que situaría a la parentalidad
“independiente de la definición biológica (progenitor) o social (paternidad o maternidad

9 Entendido como el estatus normativo de la heterosexualidad en la noción de familia moderna.


social), que permite encarar de un modo completamente diferente la cuestión de la parentalidad
de los gays y las lesbianas, al mismo tiempo de su posibilidad de acceso a la adopción” (pág
82). Esto pretende dar una noción de ser padres definida a partir de las “relaciones psíquicas
con el niño”, y no enfatizar el factor de la sexualidad.

Considerando lo enunciado hasta ahora, se entenderá a la homoparentalidad asociada a


un carácter performativo de los vínculos parentales (Robaldo, 2011), que expresan la
parentalidad en diversos contextos, caracterizándose según Cadoret (2013) como una apertura
relativa al multi-parentesco10.

Psicologización de la Familia

La psicología, así como otras ciencias sociales, no ejerce su disciplina desde la


objetividad, por el contrario, se ve cruzada continuamente por factores económicos,
profesionales, políticos y culturales, entre otros; los que influyen en que se focalice su
producción de verdades en ciertas aristas de su desarrollo como ciencia social. Esto nos permite
comprender como es que los discursos “psi” se encuentran inmersos en distintos ámbitos
sociales en constante transformación y que se ven influenciados por los factores antes
expuestos. De tal forma Rose (1999) plantea como es que los discursos “psi” comienzan a
atravesar distintos espacios desde lo público como las fábricas, tribunales, cárceles, escuelas y
espacios urbanos, hasta lo privado como los dormitorios y la sexualidad, produciéndose el
efecto de psicologización.

Este efecto en la sexualidad, considerando la relación señalada en la fase introductoria


de la presente investigación con la familia, trae consigo el establecimiento implícito y explícito
de “verdades psicológicas” respecto de cómo se debe experimentar la sexualidad, legitimando
ciertas prácticas del ejercicio de la misma, y al mismo tiempo deslegitimado otras que pasarán
a ser psicopatologizadas. (Rose, 2000) En este sentido, lo que realiza la psicología no es
necesariamente establecer límites rígidos respecto de los comportamientos sexuales permitidos
o no, sino que explicita un argumento psicológico de lo admisible de los dominios de las
personas de los cuales hace su objeto de estudio y coloniza teóricamente.

10 Cadoret (2011) lo relaciona con el reconocimiento de vínculos sociales necesarios para la edificación de la
filiación, entendiéndolo como la multiplicidad de sistemas que están en interacción con el sujeto dentro de su
entorno.
Frente a nuevas libertades sexuales, y retomando el recorrido histórico respecto de la
cuestión social de la familia y la sexualidad de Foucault (1998), vemos que ciertas familias en
época moderna no cumplían el rol destinado para cada una de ellas en función de preservar la
estabilidad del Estado:
“Una demanda incesante nace entonces de la familia: pide que se la ayude a resolver
esos juegos desdichados de la sexualidad y de la alianza, y, atrapada por el dispositivo
de sexualidad que la invadió desde el exterior, que contribuyó a solidificarla en su
forma moderna, profiere hacia los médicos, los pedagogos, los psiquiatras, los curas y
también los pastores, hacia todos los "expertos" posibles, la larga queja de su
sufrimiento sexual.” (Foucault, 1998)

Según Rose, lo que sucede en el proceso de psicologización es que “la conducta de las
personas se vuelve notable e inteligible cuando, proyectada sobre una pantalla psicológica, por
así decirlo, la realidad se ordena según una taxonomía psicológica, y las habilidades,
personalidades, actitudes, etcétera se convierten en un tema central de las deliberaciones y los
cálculos, tanto de las autoridades sociales como de los teóricos de la psicología.” (Rose, 1999).
Desde esta visión el abordaje de la psicología del fenómeno de la homoparentalidad
nunca es neutral, ya que supone que a la base su conceptualización de la naturaleza del
comportamiento, existe un modo natural del desarrollo del mismo.

Así, como de la sexualidad en su orientación o en su ejercicio, también la psicología y


las ciencias sociales en general hacen de las prácticas de paternidad de personas homosexuales
o de la homoparentalidad sujetos de estudio, ejerciendo juicios en cuanto la posibilidad de, por
ejemplo, si estas parejas puedan ser sujetos de optar a adoptar o ejercer la paternidad por algún
otro medio.

En este sentido, la psicología haciendo uso de discursos psicopatológicos, ha discernido


respecto de la normalidad de la conducta homosexual, conminando a la homosexualidad en el
transcurso de su historia, desde un trastorno de la personalidad11, pasando luego a categorizar
un trastorno en el DSM-II de 196812, para luego formar parte por primera vez en una

11 En el CIE-6 en 1948, sin cambios en el CIE-7 de 1955, como también en el DSM I de 1953, en el cual se ha
catalogado como un trastorno de la personalidad en la misma categoría de las perversiones sexuales
12
Criterios de Feighner de 1972, RCD 1975
clasificación internacional en la categoría de Trastornos y Desviaciones Sexuales en el CIE-9
de 1978 y Trastornos de la Identidad Sexual en el DSM-III en 1980, finalmente incorporando
el concepto de Identidad Sexual, ha catalogado ciertas conductas como trastornos de la
Identidad13 (Lizarraga, 2003).

Integrando lo último al presente campo investigativo, es posible hacer una conexión


entre la homosexualidad y la homoparentalidad como cuestión psicológica. En 2005, la
Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés) respecto de la posibilidad
de que parejas homosexuales sean sujetos admisibles para la adopción, señaló que “los
resultados de algunos estudios sugieren que las habilidades como progenitores de madres
lesbianas y padres gays pueden ser superiores a los de progenitores heterosexuales
equivalentes” no existiendo diferencias significativas respecto de las consecuencias para los
niños que sean criados por padres del mismo sexo.

Es así como la psicología descrita por Rose, desde el ejercicio del desarrollo de
conocimientos, se interesa por un ámbito en particular (en este caso la homoparentalidad) y lo
aborda generando respecto del mismo un conocimiento que tiene una clara influencia de lo
económico, profesional, político y cultural, que determina el contenido y la relevancia que se
le otorga a la temática, en otras palabras lo psicologiza.

Psicologización de la homoparentalidad

Desde enfoques puramente biológicos y políticos, en el siglo XX se comienza a


construir una ciencia específica de la familia. Los estudios de familia, historia de familia,
sociología o psicología de la familia, y otros tantos términos14, reflejan no solamente la
importancia que sigue teniendo esta institución en la vida social y personal, sino también el
carácter interdisciplinar de su análisis. Siendo que la familia en sí ha sido tema investigativo y
nuclear en múltiples ramas de estudio social, es de esperarse que en el desarrollo de las mismas
surjan nuevas inquisiciones tomando en cuenta su carácter transformativo.

Esto significa que observando los avances de los ámbitos académicos, existió
originalmente un vacío en la literatura e investigación respecto del fenómeno de la

13
Observables en DSM-III-R de 1987, CIE 10 de 1992, y DSM-IV DE 1994.
14 Véase pie de página n° 3
homoparentalidad o de familias no tradicionales, y surge una pugna por resolver esta brecha
que tiene su origen en asociaciones y colectivos de distinta índole, que elevan a categoría de
tema científico problemas cotidianos de las vidas familiares (Garzón, 2014). Estas asociaciones
han permitido articular conjuntamente problemas generales de colectivos como los de
feministas y homosexuales, con cuestiones familiares y políticas sociales.

Las familias de padres o madres homosexuales, en todas sus formas, añaden un nuevo
distanciamiento del modelo familiar de referencia señalado anteriormente, tenga éste un énfasis
en lo biológico o en lo social. El origen de ello, se encuentra en la estructura dual y heterosexual
de la parentalidad, dentro de la cual se estima que un niño debe tener un padre y una madre
para desarrollarse en una infancia adecuada, puesto que para ingresar a la cultura los niños
necesitan un origen en la diferenciación sexual, cuestión que desde el psicoanálisis es propia
del orden simbólico (Robaldo, 2011; Jelin, citado en Libson, 2009).

Las familias homoparentales plantean un desafío al modelo de heteronormatividad y


una necesidad de trascender esa norma. La significación simbólica e ideológica de la familia
permite pensar en los valores sociales e ideologías que se expresan en las concepciones de
familia “nuclear”. Es precisamente en la evolución de las sociedades occidentales que las
primeras investigaciones acerca de familias homoparentales se efectuaron. Al final de los años
70, el concepto de una “familia homosexual” no sólo reducía las características de las familias
a la orientación sexual de los padres y madres, sino que ligaba su significado a un término
utilizado por la medicina como diagnóstico de una patología que posibilitó la utilización de
estigmas discriminatorios. (Robles, 2014)

Valcarce en 2004 señala al respecto que la adopción de parejas con orientación sexual
homosexual sería perjudicial para los niños ya que “estos necesitan un sentimiento de identidad
muy sólido, el cual solo lo dan las figuras masculina y femenina sólidas”. Continua señalando
“Los niños de este tipo de parejas no van a tener identidad sexual. Los demás niños la adquieren
porque ven que dos personas, un hombre y una mujer, se han unido para completarse. En
cambio los adoptados por homosexuales tendrían una identidad sexual muy conflictiva”.

Desde la perspectiva analizada por Valcarce, los hijos de parejas homosexuales, son
niños objetos de vulneración siempre y cuando al pertenecer a este tipo de familia, la cual no
cumple con los objetivos de lo establecido desde lo deseable por la sociedad, comprendiendo
que el ejercicio de la parentalidad homosexual, conceptualizada como “perversidad” sería
reflejada en el desarrollo de los niños lo cuales tendrían claras desviaciones respecto de su
sexualidad, y su personalidad.

En la actualidad, la Asociación Americana de Psicología ha recopilado numerosas


investigaciones de carácter cualitativo en los últimos 25 años respecto de la paternidad en
parejas homosexuales, sea esta dada de las formas anteriormente mencionadas en esta
investigación. Concluyen reiterativamente en que no existen disfunciones de ningún tipo en la
construcción de estos hogares: “Numerosas organizaciones científicas y de salud han concluido
que no existe evidencia científica que respalde que la efectividad de la paternidad esté
relacionada a la orientación sexual de los padres (…) la APA continúa oponiéndose a cualquier
tipo de discriminación basada en orientación sexual, en temas de adopción, custodia y visita de
los hijos, y servicios de salud reproductiva” (APA, 2005)

Ahora bien, la posición de la homoparentalidad, junto con otras familias no


“tradicionales” estará en debate respecto de la función de la triada padre-madre-infante en la
construcción de los sujetos a lo largo de su desarrollo. Elizabeth Roudinesco (2010) lo sintetiza
desde una mirada psicoanalítica en el siguiente postulado:
“Sin orden paterno, sin ley simbólica, la familia mutilada de las sociedades
posindustriales se vería, dicen, pervertida en su función misma de la célula básica de
la sociedad. Quedaría librada al hedonismo, la ideología de la “falta de tabúes”.
Monoparental, homoparental, recompuesta, reconstruida, clonada, generada
artificialmente, atacada desde dentro por presuntos negadores de la diferencia de los
sexos, ya no sería capaz de transmitir sus propios valores bajo la amenaza de la
descomposición” (Roudinesco, 2010)

Este enunciado da cuenta de la posición de la autora, en concordancia con lo expuesto


por Valcarce, en miras a la responsabilidad de cada miembro en una determinada familia, de
cumplir una función simbólica particular para delimitar parámetros que se acomoden a la
sociedad moderna (posiblemente incluyendo además a la procreación como finalidad de la
familia). Estas tensiones serán motivo de debate de las ciencias sociales, particularmente de la
psicología hasta la presente fecha, y dan pie a que surjan futuras investigaciones que exploren
la temática desde otros ámbitos paralelos a los expuestos por dichos autores.
ANÁLISIS

Considerando los múltiples cambios suscitados en el contexto histórico, la familia como


institución social, y continente de prácticas sociales, ha logrado adaptarse acorde a las
exigencias de la época moderna.

Sin embargo, aquello no significa que las bases en cuanto a su función social hayan
caducado, sino más bien se han adecuado y prevalecido en ella aspectos relativos a un discurso
hegemónico. Siguiendo a Libson (2009), quien entrelaza el rol del Estado Liberal como garante
de “libertad, de pluralidad, de libertad de expresión y acción”, la sexualidad tributaría aún hacia
un canon de familia heterosexual, debiendo el Estado (y creemos la familia) resguardar los
valores sociales. Entendiéndose que lo que se desvíe de ella, impacta negativamente en la
sociedad. Es así como teorías tales como la edipización y tabú de incesto pasan a ser
“condiciones ontológicas del parentesco y la familia”.

Lo anterior, en este eje discursivo, distingue un conflicto particular con las familias
homoparentales, considerándose un espacio nocivo para los niños en el desarrollo de su
identidad, dado que la diferencia de los sexos incidirá en las representaciones identitarias,
elemento truncado en dicho contexto. Concordante a ello, tal discurso sustentará fundamentos
para afirmar “que un niño o niña criados en un hogar no heteronormativo pueden sufrir
trastornos psicológicos en torno a su orientación sexual o identidad de género y sexo”. (Libson,
2009).

Esto nos permite analizar a partir de los aportes de Foucault (2003) y Rose (2000) una
posible resistencia respecto que la institución familiar sea expuesta a prácticas que pudiesen
fragmentar o alterar el orden familiar, debido a que los miembros de estas familias no
cumplirían el rol destinado para cada uno de ellos en función de preservar la estabilidad social.

De esta forma la psicología como dispositivo de poder, se constituye como estrategia


de control en un contexto económico, profesional, político y cultural dado. En relación a la
familia, articularía prácticas de verdad en ella, operando como una entidad reguladora. Así, lo
“psi”, constituye un entramado de relaciones, y a su vez un referente comportamental social,
reproduciendo discursos respecto de lo que es normal y de lo que es o no patológico. A partir
de eso, la homoparantalidad pasa a constituirse un discurso asociado a una dimensión fuera de
lo normativo.

Ahora bien, la disciplina divaga al cumplir este rol y así, respecto a una temática
acabada como la del análisis de las consecuencias de la homoparentalidad para los hijos, aun
basándose en estudios similares, se llega a conclusiones totalmente opuestas. Esto podemos
inferir se debe a que el ejercicio de la disciplina psicológica cruzada desde diferentes valores y
económicos, profesionales, políticos y culturales, busca pregonar y establecer como dispositivo
de control respecto de los sujetos, objeto de su estudio, criterios que no interfieran con el
desarrollo del ejercicio del poder, de la moralidad desde la que se plantea y que mantenga el
ejercicio cultural, en este caso del concepto de la familia, el cual cumple un rol central dentro
de la concepción de la normalidad comportamental, desde la cual el ejercicio la ciencia
psicológica construye su cuerpo de conocimientos.

En ese sentido, y suponiendo lo anterior, el punto de anclaje de la psicologización de


las familias homoparentales desde una mirada foucaultiana, deriva principalmente de la
histórica problematización y patologización de las desviaciones sexuales, y por otro lado, de la
tensión que suponen las familias homoparentales respecto a la función social de la familia
moderna.

Se puede comenzar a comprender lo expuesto por Focault (1998) respecto a cómo la


mecánica del poder, que persigue a toda disparidad de la norma, no pretende suprimirla, sino
darle una realidad analítica, visible y permanente, realizando una búsqueda de especificación
y diseminación; es decir, la mecánica del poder opera desde la comprensión y el estudio de la
resistencia o diferencia, en lugar de simplemente prohibirla. Siguiendo esta idea, se puede
comenzar a visualizar la dualidad del quehacer psicológico, donde, en su búsqueda por
comprender lo concerniente a la conducta humana, logra vislumbrar e identificar lo que se
encuentra dentro o fuera de la norma según la época a la cual adscribe, elaborando por
consecuencia discursos de “verdad” desde una posición de poder.

Así como las ciencias sociales buscan dar un orden a fenómenos o hechos de la realidad
observables, la psicología tiene como objeto de estudio al individuo y su relación con el
entorno, la familia es la base constitutiva de la sociedad y como tal, se convierte en un punto
referencial de los fenómenos en los que se desenvuelve cada individuo. Esto da cuenta del por
qué la familia viene a ser psicologizada o a convertirse en motivo de discusión en los diferentes
discursos “psi”, generando así pautas de comportamiento y normatividad en las prácticas
sociales.

Además de lo anterior, para el individuo resulta innato o instintivo la práctica y vivencia


de su sexualidad desde que se tiene un registro histórico de las civilizaciones (Foucault, 1998).
A modo de adecuar a la época las normas que respondan a las necesidades de la sociedad en
determinado momento histórico, se busca a la vez regularizar las prácticas sexuales como parte
de una normativa de convivencia, y en época contemporánea hay una pugna por patologizar a
lo que no corresponde a las necesidades de la sociedad, en este caso a la noción de familias (y
su característica fundamental del procrear) y a la alternativa de familias homoparentales, que
no cumplen dicha función social heteronormativa. Es por esta tensión de la época, que la
psicología genera un pie de discusión e investigación en miras a la homosexualidad, y desde
hace menos de 50 años, a la homoparentalidad específicamente. (Garzón, 2014)

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Si bien existen numerosas investigaciones en el contexto sociológico y jurídico respecto


de la homoparentalidad en época contemporánea, no se contempla en muchas de ellas el
análisis histórico que da cuenta del surgimiento de estos y otros cambios sociales, ni de las
estructuras que rompen con el concepto de familia como tradicionalmente se concibe.
Siguiendo a Foucault (1998) se advierte que las transformaciones de la concepción de familia
pueden darse con el fin de responder a las necesidades sociales de la época en que dicho grupo
se constituye.
Retomando lo postulado por Foucault (2002), las ciencias de carácter social responden
a las demandas de determinada sociedad en miras a múltiples aristas que la transforman, esto
se da en base a la necesidad de adquirir conocimientos y promover un saber en un territorio
conceptual que no ha sido explorado según lo que necesita ser respondido. La concepción de
familia en época contemporánea, específicamente las familias alternativas, entran en debate
teórico o fenomenológico por la misma necesidad de saber y aterrizar toda cuestión a un plano
de lo entendible y que atraviese un determinado control social.

Una característica fundamental de la familia como era concebida tradicionalmente, es


el de la procreación (Jelin 1995), que permite formalizar y sostener las líneas de producción y
desarrollo social, respondiendo a una necesidad constitutiva, siendo la familia un eje
fundamental de la sociedad. Por ende, se comprendería desde un plano social e histórico que
las familias alternativas, en este caso la homoparental, entren en tensión frente al orden
establecido que normativiza las prácticas de cada individuo o grupo, por el fallo a responder a
esta norma de procreación desde un plano biológico.

También se plantea que en un plano psicopatológico, los discursos “psi” cuestionan a


la homosexualidad y patologizan prácticas sexuales fuera de la norma establecida, sea esto
efecto de lo que plantea Foucault (1998) respecto de la pugna por las nuevas libertades
sexuales, que desde la familia piden que regularicen o den una comprensión a su sentir. Pero
se debe tomar en cuenta además que una práctica relacionada directamente con un fenómeno
que ha sido motivo de discriminación a inicios de la época contemporánea, (nos referimos a la
homosexualidad y a su relación directa con la homoparentalidad) será objeto de miradas y
cuestionamientos del mismo modo.

Finalmente, parece necesario explicitar que el presente estudio no pretende otorgar un


juicio de valor, desde la perspectiva de los investigadores, respecto a la cuestión de familias
homoparentales, sino más bien, exponer y describir, desde una perspectiva sociohistórica, las
condiciones que han permitido que este concepto pase a ser estudio de la psicología.

Junto a lo anterior, y de carácter complementario, la investigación invita a un proceso


de reflexión hacia el tema, relativo a desarrollar nuevas líneas de estudio desde las ciencias
sociales, a partir de un ejercicio riguroso, y el análisis crítico respecto a las condiciones sociales
e históricas que fundamentan la psicologización, comprendiendo a la(s) familia(s) como una
construcción social situada en un contexto determinado.
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