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CUENTOS

PATITO FEO

humildad, bondad, no juzgar por las apariencias


Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento. El
nacimiento de los polluelos de mamá pata. Llevaba días
empollándolos y podían llegar en cualquier momento.
El día más caluroso del verano mamá pata escuchó de
repente…¡cuac, cuac! y vio al levantarse cómo uno por
uno empezaban a romper el cascarón. Bueno, todos
menos uno.

- ¡Eso es un huevo de pavo!, le dijo una pata vieja a


mamá pata.
- No importa, le daré un poco más de calor para que
salga.

Pero cuando por fin salió resultó que ser un pato totalmente diferente al resto. Era
grande y feo, y no parecía un pavo. El resto de animales del corral no tardaron en
fijarse en su aspecto y comenzaron a reírse de él.

- ¡Feo, feo, eres muy feo!, le cantaban

Su madre lo defendía pero pasado el tiempo ya no supo qué decir. Los patos le daban
picotazos, los pavos le perseguían y las gallinas se burlaban de él. Al final su propia
madre acabó convencida de que era un pato feo y tonto.

- ¡Vete, no quiero que estés aquí!

El pobre patito se sintió muy triste al oír esas palabras y escapó corriendo de allí ante
el rechazo de todos.
Acabó en una ciénaga donde conoció a dos gansos silvestres que a pesar de su
fealdad, quisieron ser sus amigos, pero un día aparecieron allí unos cazadores y
acabaron repentinamente con ellos. De hecho, a punto estuvo el patito de correr la
misma suerte de no ser porque los perros lo vieron y decidieron no morderle.

- ¡Soy tan feo que ni siquiera los perros me muerden!- pensó el pobre patito.

Continuó su viaje y acabó en la casa de una mujer anciana que vivía con un gato y
una gallina. Pero como no fue capaz de poner huevos también tuvo que abandonar
aquel lugar. El pobre sentía que no valía para nada.

Un atardecer de otoño estaba mirando al cielo cuando contempló una bandada de


pájaros grandes que le dejó con la boca abierta. Él no lo sabía, pero no eran pájaros,
sino cisnes.
- ¡Qué grandes son! ¡Y qué blancos! Sus plumas parecen nieve .

Deseó con todas sus fuerzas ser uno de ellos, pero abrió los ojos y se dio cuenta de
que seguía siendo un animalucho feo.

Tras el otoño, llegó el frío invierno y el patito pasó muchas calamidades. Un día de
mucho frío se metió en el estanque y se quedó helado. Gracias a que pasó por allí un
campesino, rompió el frío hielo y se lo llevó a su casa el patito siguió vivo. Estando
allí vio que se le acercaban unos niños y creyó que iban a hacerle daño por ser un
pato tan feo, así que se asustó y causó un revuelo terrible hasta que logró escaparse
de allí.

E l resto del invierno fue duro para el pobre


patito. Sólo, muerto de frío y a menudo muerto de hambre también. Pero a pesar de
todo logró sobrevivir y por fin llegó la primavera.

Una tarde en la que el sol empezaba a calentar decidió acudir al parque para
contemplar las flores, que comenzaban a llenarlo todo. Allí vio en el estanque dos de
aquellos pájaros grandes y blancos y majestuosos que había visto una vez hace
tiempo. Volvió a quedarse hechizado mirándolos, pero esta vez tuvo el valor de
acercarse a ellos.

Voló hasta donde estaban y entonces, algo llamó su atención en su reflejo. ¿Dónde
estaba la imagen del pato grande y feo que era? ¡En su lugar había un cisne!
Entonces eso quería decir que… ¡se había convertido en cisne! O mejor dicho,
siempre lo había sido.

Desde aquel día el patito tuvo toda la felicidad que hasta entonces la vida le había
negado y aunque escuchó muchos elogios alabando su belleza, él nunca acabó de
acostumbrarse.
EL HADA FEA
Las hadas, por lo general, son criaturas bellas, dulces, amables y llenas de amor. Pero
hubo una vez un hada que no eran tan hermosa. La verdad, es que era horrible, tanto,
que parecía una bruja. El Hada Fea vivía en un bosque encantado en el que todo era
perfecto, tan perfecto que ella no encajaba en el paisaje, por eso se fue a vivir apartada
en una cueva del rincón más alejado del bosque. Allí cuidaba de los animalitos que vivían
con ella, y disfrutaba de la compañía de los niños que la visitaban para escuchar sus
cuentos y canciones. Todos la admiraban por su paciencia, la belleza de su voz y la
dedicación que prestaba a todo lo que hacía. Para los niños no era importante en
absoluto su aspecto.

- Hada, ¿por qué vives apartada? -le preguntaban los niños.


-Porque así vivo más tranquila -contestaba ella.

No quería contarles que en realidad era porque el resto de las hadas la rechazaban por
su aspecto.

Un día llegó una visita muy especial al bosque encantado. Era la reina suprema de todas
las hadas del universo: el Hada Reina. La cual estaba visitando todos los reinos, países,
bosques y parajes donde vivían sus súbditos para comprobar que realmente cumplían su
misión: llevar la belleza y la paz allá donde estuvieran.

Para comprobar que todo estaba en orden, el Hada Reina lanzaba un hechizo muy
peculiar, que ideaba en función de lo que observaba en cada lugar.

-Ilustrísima Majestad-dijo el Hada Gobernadora de aquel bosque encantado-. Podéis ver


que nuestro bosque encantado es un lugar perfecto donde reina la belleza y la armonía.
-Veo que así parece -dijo el Hada Reina-. Veamos a ver si es verdad. Yo conjuro este
lugar para que en él reinen los colores más hermosos si lo que decís es verdad, o para
que desaparezca el color si realmente hay algo feo aquí.

Pero en ese momento, el bosque encantado empezó a quedarse sin colores, y todo se
volvió gris.

-Parece que no es verdad lo que me decís -dijo el Hada Reina-. Tendréis que buscar el
motivo de que vuestro hogar haya perdido el color. Cuando lo hagáis, este bosque
encantado recuperará todo su brillo y esplendor. Sólo cuando la auténtica belleza viva
entre vosotras este lugar volverá a ser perfecto.

Tras la visita del Hada Reina se reunieron urgentemente todas las hadas del consejo del
bosque encantado.
-Esto es cosa del Hada Fea -dijo una de las hadas del consejo-. Ella es la culpable.
-Vayamos a buscarla -dijo el Hada Gobernadora del bosque -. Hay que expulsarla de
aquí.

Todas las hadas fueron en busca del Hada Fea. Cuando la encontraron le pidieron que se
marchara. La pobre Hada Fea, pensando que era la culpable, se marchó.

Pero cuando cruzó las fronteras del bosque, éste dejó de ser gris y pasó a ser de color
negro.

Mientras los niños se enteraron de la noticia fueron rápidamente a hablar con el resto de
las hadas muy enfadados.
-¿Qué habéis hecho? ¿Por qué le habéis echado de aquí? -decían llorando los niños -.
Puede que el Hada Fea no sea muy bonita, pero es mucho mejor que vosotras.
-¡Dejadla que vuelva a entrar! Ella es buena y cariñosa, y no como vosotras que sois
presumidas y egoístas. No es el Hada Fea quien hace feo este lugar sino vuestro
egoísmo.

El Hada Fea no andaba muy lejos del bosque y al escuchar a


los niños gritar enfadados volvió para ver qué ocurría.

-Niños, ¿qué ocurre? -dijo el Hada Fea entrando de nuevo en el bosque.

Los niños corrieron a abrazarla. Todos menos uno, que se quedó con la boca abierta.

- ¡Mirad eso! -dijo el niño. El suelo que acaba de pisar el Hada Fea ha recuperado su
color, y también las flores que tiene a su lado.

El resto de hadas comprendieron en ese momento lo equivocadas que habían estado.

-Hada Fea, perdónanos -dijo el Hada Gobernadora-. Pensábamos que estropeabas


nuestro bosque y no hemos sido capaces de ver que éramos nosotras quienes lo
hacíamos siendo injustas contigo. Tienes un corazón es bueno y puro. Te pedimos que
nos disculpes por favor.

El Hada Fea perdonó a sus hermanas y las acompañó por todo el bosque. Todo el mundo
pudo admirar el gran corazón de aquel hada que, aunque tenía una cara muy fea,
emocionaba a todos con su belleza interior.
LEYENDAS
AL OTRO LADO DE LA LÍNEA TELEFÓNICA

Una niñera encargada de cuidar de tres niños pequeños, empieza a recibir en el teléfono de
la casa unas llamadas misteriosas en las que puede escuchar como un hombre se rie de
forma macabra. Asustada decide llamar a la policía… Cuentan que aquella enorme casa de
la colina no ha sido comprada o alquilada en muchos años. No, no es una cuestión de
precios, lo que ocurre es que muchos saben lo que ocurrió allí. Una historia amarga que ha
corrido de boca en boca y que es básicamente la siguiente: Era un matrimonio con tres hijos,
un matrimonio de gente ocupada e importante; personas con muchos compromisos sociales,
políticos o algo así. El punto es que, cuando salían a sus reuniones, dejaban a sus hijos con
una chica de la urbanización a la que venían contratando desde cierto tiempo atrás. La
muchacha, que según se cuenta era muy guapa, era una de esas chicas alocadas, felices y
algo despreocupadas. No obstante siempre había cuidado bien de los chicos. Así, esa noche
jugó un rato con ellos y después de dormirlos fue a la cocina, se hizo unas palomitas y se
recostó a ver alguna película en la televisión con el volumen alto.
Pasados algunos minutos el teléfono sonó:
—Buenas noches, ¿con quién desea hablar?
—…
—Hola, ¿me escucha?…¿hola?
Siguió intentando obtener respuestas pero a duras penas podía escuchar una respiración y
una especie de risa contenida de fondo; así que, irritada, cerró el teléfono con brusquedad y
continúo viendo la televisión. ¿Quién sería?: ¿algún idiota sin nada que hacer?, ¿un amigo
suyo?, ¿un pervertido?…En todo caso sería mejor ignorar a quien sea que estuviese
fastidiando al otro lado de la línea.
Pero una y otra vez seguía sonando el teléfono y aquella risa de fondo se repetía, cada vez
colgaba más rápido e incluso pensó en desenchufar la línea, pero no podía hacerlo, los
padres de los niños le habían dejado bien claro que en todo momento debía estar atenta a
sus llamadas. Muerta de miedo y perdiendo su paciencia, llamó a una operadora de la
Policía. Algo andaba mal con esas risitas contenidas y ella debía saber qué diablos estaba
ocurriendo.
Para su suerte la operadora, lejos de reírse, le dijo que habían introducido una derivación de
su línea en la central y todo lo que ella tenía que hacer era entretener al desconocido para
que en la central tuvieran tiempo de localizarlo.
Quince minutos después el teléfono sonó otra vez… ¿Sería él? En efecto, solo que esta vez
ya no estaba la risita contenida de fondo sino una carcajada histérica, sádica, parecida a
esas que a veces muestran las películas de terror de Hollywood.
—¡Pare de reír!…¡¿Qué le he hecho yo?!, ¡¿Por qué me hace esto?! —dijo nerviosa, irritada
y con la voz al borde del llanto.
Nada, el hombre no hacía más que reírse cruelmente, con más histeria a medida que
aumentaban las suplicas y la desesperación de la muchacha. No le quedó más que colgar,
después de lo cual intentó en vano calmarse.
Finalmente, apenas unos cinco minutos más tarde el teléfono sonó otra vez. Esta vez los
nervios fueron tales que sintió como el corazón luchaba por salírsele del pecho. “No
contestes, no contestes”, se dijo a sí misma aunque no pudo resistirse y contestó:
—Habla la Policía. ¡Salga inmediatamente de la vivienda! Las llamadas que recibía vienen de
la otra línea de la casa en que está. Hemos mandado una patrulla, ¡salga ya!
El teléfono se le cayó de las manos y gotas de frío sudor resbalaban por su frente
empalidecida por el susto. Quería correr pero sus piernas no respondían, sólo temblaban y
temblaban… Cuando respondieron echó a correr con desesperación hacia la escalera para
recoger a los niños que estaban en la planta de arriba, pero antes de subir, aquella misma
carcajada sádica la detuvo en seco. Al mirar al final de las escaleras, junto a la puerta del
cuarto de los niños estaba un hombre alto, de frente amplia y cabello rizado y gris. Estaba
vestido con un mono blanco como el de los pintores, pero estaba lleno de manchas rojas y
en su mano derecha el hombre sostenía un enorme cuchillo ensangrentado. El terror que
sintió fue tal que quiso gritar y no pudo, se tropezó mientras intentaba llegar a la puerta de
salida y, una vez que estuvo enfrente, intentó una y otra vez abrirla pero las manos le
temblaban tanto que la llave se le caía o ella la metía mal. Mientras esa horrenda carcajada
de fondo, sonando cada vez más fuerte a medida que el asesino se acercaba con una
lentitud tan extrema como cruel y premeditada.
Gracias a Dios consiguió por fin abrir la puerta y tuvo la suerte de que a pocas calles estaba
en camino un coche de la policía. Corriendo, se alejó unos cincuenta metros de la casa
viendo con asombro como el asesino no la seguía. La Policía entró en la casa pero nunca
encontraron al hombre, que probablemente escapara por alguna ventana; pero, lo que
aquellos agentes vieron ese día en el cuarto de los niños les marcaría por el resto de sus
vidas. Las paredes estaban cubiertas de manchas de sangre, había tripas y vísceras
esparcidas por el suelo, las tres cabezas de los chicos estaban sin ojos y separadas de los
cuerpos y, junto a otras atrocidades de la escena del crimen, se habían encontrado unos
pañuelos que a modo de mordaza habían impedido que los gritos de sus víctimas sonaran en
toda la calle. La niñera al estar viendo la televisión con el volumen muy alto nunca escuchó
nada y el psicópata aprovechaba los pequeños “descansos” mientra torturaba y asesinaba a
los niños para llamarla por teléfono y reírse de el hecho de que a escasos metros estaba
acabando con la vida de los pequeños que ella debía cuidar.
EL PUENTE DE LOS LAMENTOS

Una de las leyendas urbanas más aterradoras y difundidas en Estados


Unidos cuenta la historia de un puente, en el que si detienes tu vehículo
por la noche, podrás escucharse los lamentos y llantos de un bebé. ¿Te
atreverías a comprobarlo?…

Tom viajaba de noche por una carretera comarcal de Ohio, era un viaje tranquilo
y porque no decirlo tal vez un poco aburrido. Para entretenerse había sintonizado
una frecuencia de radio en la que un loco predicador hablaba de la salvación
eterna, por supuesto después de hacer una generosa donación a su iglesia. Tom
solamente de escucharle se estaba poniendo enfermo, ¿cómo podia existir gente
que le creyera? ¿no estaría prohibido vender productos falsos como las astillas de
la cruz de Cristo o las lágrimas de la virgen María? Estaba tan indignado que casi
no se dio cuenta de una jovencita que caminaba por el árcen de la carretera y le
hacía gestos para que se detuviera.
Casi frenando en seco Tom detuvo su vehículo pocos metros por delante de la
chica.
– Cielo, como se te ocurre caminar sola a estas horas con el frío que hace, he
estado a punto de llevarte por delante con mi coche – dijo Tom mientras reducía
el volumen de la radio.
– Gracias por detenerse señor, tengo mucha prisa porque mi bebé me está
esperando, se me ha hecho de noche y nadie se ha detenido para ayudarme,
usted debe ser la tercera persona que veo en media hora y el primero que me
ayuda.
– No te precoupes, si no me desvía mucho del camino te acercaré a tu casa.
Tom no acostumbraba a recoger autoestopistas y probablemente si no hubiera
estaba tan absorto con el programa de radio que escuchaba no se hubiera
arriesgado a detener su vehículo para ayudar a una desconocida. En todo caso al
ver la cara de preocupación de la que parecía casi una niña y escuchar la historia
de que debía reunirse con su bebé se conmovió.
– Hola, me llamo Tom, no se como no te has congelado en una noche como esta
– le dijo mientras le ofrecía una sonrisa.
-Muchas gracias Tom, soy Sarah, no tenía previsto caminar hasta tan tarde,
realmente no estoy lejos de casa, sólo hay que llegar al próximo puente que está
a un par de kilómetros, allí está mi bebé esperándome.
Tom no se atrevía a preguntarle la edad a la chica, le había dejado impresionado
que nombrara dos veces a su bebé pues no aparentaba tener mas de catorce o
quince años. Fijándose un poco en las ropas de Sarah se dio cuenta que
probablemente perteneciera a algún tipo de congregación amish porque sus
holgadas vestimentas parecían casi sacadas del siglo pasado. Estaba confuso y no
sabía que tema de conversación sacar pues aunque se moría de ganas de
comentar con alguien las estupideces que pregonaba en su discurso el
predicador, sabía que los amish eran bastante religiosos y lo que menos pretendía
era incomodar a la chiquilla. Casi sin darse cuenta se creo un incómodo silencio
que duró un par de minutos hasta que…
-¡Es aquí! – dijo la chica al acercarse al puente que le había mencionado antes.
Tom redujo la velocidad del vehículo hasta que como por arte de magia, al
situarse sobre el puente, el coche se detuvo solo. Las luces, la radio y la
calefacción se apagaron y por más que trataba de arrancar nuevamente le
resultaba imposible. Y entonces sintió algo a su izquierda…
Era como si todos los animales que habitan la noche se hubieran puesto de
acuerdo para hacer un silencio absoluto, no se escuchaba nada, ni tan siquiera el
viento mover las hojas de los árboles cercanos. Cuando de repente un suave
llanto se empezó a oir, era como un susurro que cada vez se hacía más fuerte.
Bajó la ventanilla para escuchar mejor y cuando se dio la vuelta vio que la chica
ya no estaba en el asiento del copiloto.
Era verdaderamente extraño, porque no había escuchado abrirse o cerrarse la
puerta de su acompañante, también le resultó raro que se fuera sin despedirse
pues se había mostrado muy educada durante los escasos minutos que la había
conocido. Pero lo que verdaderamente le atormentaba era ese llanto que cada
vez era más intenso, como el de un bebé que lleva desatendido horas. Bajó del
vehículo y se acercó al borde del puente donde parecía que se escuchaba con
mayor intensidad. No había duda provenía de debajo del puente.
Tom no era un hombre valiente pero se encontraba como hipnotizado por los
quejidos de lo que parecía un bebé, pensó que tal vez Sarah había bajado a
atender a su hijo y por eso, con las prisas, no se había despedido, así que regresó
a la entrada del puente y bajó al río por uno de los laterales.
Descendió hasta encontrarse cerca del río, el lugar del que parecía provenir el
llanto. Misteriosamente, y aunque no podía ver nada, cada vez podía escuchar
con más claridad el lamento del bebé, era extraño porque parecía provenir de las
aguas y por más que miraba junto a su lecho no podía ver nada, pero entonces lo
sintió…
Como si una fría aguja de hielo se clavara en su espalda, le sacudió un escalofrío
que le dejó prácticamente petrificado. Podía notar como alguien le miraba desde
el puente, una mirada fija que le helaba la sangre. Lentamente levantó la cabeza
para ver quien le vigilaba y cayó al suelo de la impresión…
Colgando del puente se encontraba el cadáver se Sarah que parecía haberse
ahorcado con una cuerda atada a la barandilla del puente. Sus fríos ojos de
muerta le miraban fijamente, su rostro tenía una extraña mueca de dolor y su
boca parecía desencajada, pero lo más aterrador estaba por llegar. Porque
aunque Sarah parecía llevar varios días muerta en el lugar, empezó a moverse.
Un brazo se extendió y con un dedo señaló el lecho del río.
Tom aún desde el suelo estaba tan petrificado por el miedo que no se atrevía a
moverse, pero como la luz atrae a los insectos nocturnos casí sin poder evitarlo
giró su cabeza hasta mirar al lugar donde apuntaba el dedo en descomposición de
Sarah.
En el agua podía verse el cuerpo de un recién nacido flotando boca abajo y una
vez más escuchó el llanto desconsolado.
El miedo dio camino al pánico y el terror que antes le paralizaba ahora le obligaba
a correr, a correr tan rápido como podía. Subió tropezando por la cuesta por la
que había descendido al cauce del río y se metió nuevamente en su coche. Pero
no arrancaba y cada vez se escuchaba más cerca el llanto del niño y el lamento
del espíritu de Sarah. Totalmente desesperado empezó a empujar el vehículo
que, tan misteriosamente como se había apagado, se encendió solo al cruzar el
puente. Subió al coche y condujo tan rápido como pudo para escapar del Puente
de los Lamentos.
NOTA: La leyenda de los “Puentes del llanto del bebé” (Crybaby Bridge) es
una de las más conocidas en Estados Unidos y tiene especial difusión en el
estado de Ohio donde prácticamente todos los puentes de construcción
antigua tiene su propia leyenda. La mayoría de estas historias tiene un
punto en común, una madre demasiado joven que tras ocultar su embarazo
decide arrojar a su bebé recién nacido al río desde un puente para que sus
padres no la descubran. El bebé muere ahogado (o golpeado por las rocas
según la versión) y la madre sufre tal sentimiento de culpa que acaba
suicidándose ahorcándose desde una viga del puente (o lanzándose al río
ella también). Desde ese momento el alma en pena del bebé no cesa de
llorar cada noche y el espíritu de la madre trata de encontrarlo a la orilla
del río o busca ayuda de los conductores que circulan sobre el puente.
En casi todas las versiones si detienes el vehículo sobre el puente y te
paras a escuchar podrás oir el llanto, y lo que es más escalofriante, tu
vehículo se detendrá y no podrás arrancarlo de nuevo. La única forma de
ponerlo en marcha nuevamente será empujarlo hasta cruzar
completamente el puente.
Existen muchas variantes de esta leyenda, en algunas el espíritu de la
madre y el niño te pueden llegar a incitar a suicidarte, ahorcándote como lo
hizo la madre o simplemente saltando al río donde las frías aguas o un
golpe contra las rocas acabará con tu vida. En otras versiones se habla de
un orfanato que se incendió y los niños asustados al escapar acabaron
ahogándose en el río. Por eso es posible escuchar más de un lamento.
FABULAS
EL CONGRESO DE RATONES
Cansados de los contínuos ataques de un enorme gato, los ratones se reúnen para encontrar
una solución. ¿Será que van a dar con ello?

Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo
siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de
noche este terrible enemigo los tenía vigilados.

Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición
del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.

El jefe de los ratones dijo a los presentes:

- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir
así!

- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al gato, y así sabremos
en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a
tiempo.

Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y
felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del
enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.

- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión
importante: ¿Quien de todos le pondrá el cascabel al gato?

Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no
podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos,
absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.

Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo

LA BRUJA.
Las fábulas son cuentos que encierran una moraleja o enseñanza. Por ello, estos relatos son
ideales para que los leamos a los niños ya que además de entretenerles podremos educarles
con esa enseñanza que intentan transmitir estos cuentos.

Este cuento corto lleva por título La bruja y pretende enseñar a los niños que hay personas
que prometen mucho pero no cumplen nada. Se trata de aprender a ser precavidos con esas
personas que prometen maravillas y cosas extraordinarias y no son capaces de gobernar las
propias.

Fábula corta: La bruja

Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y fórmulas para
calmar la cólera de los dioses. Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y
conseguía grandes cantidades de dinero de este modo de vida. Pero un día fue acusada de
ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces supremos del país.

Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.

Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:

- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido persuadir
a los hombres?

Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema que tengas
a cambio de dinero pero son incapaces de arreglar los suyos.

CHISTES
La maestra:

- Jaimito, si en esta mano tengo 8 naranjas y en esta otra 6 naranjas ¿Qué


tengo?
- Unas manos enormes, señorita.

Esto son dos mosquitos que van en una moto y el de atrás le dice al de delante:

-¡Oye, para, que se me ha metido una mosca en el ojo...!

-¿Sabes que mi hermano anda en bicicleta desde los cuatro años?

-Mmm, ya debe estar lejos.

- Luisito, ¿qué es la A?, pregunta la profesora

- Una vocal, profesora

- ¿Y la K?

- Una consonante que no se puede repetir


- Pedrito, ¿qué planeta va después de Marte?

- Miércoles

CANTOS
¿POR QUÉ SERÁ?
¿Por qué será?
que en Sololá
se sufre tanto por querer a una mujer,
tienes mi amor,
yo tengo el tuyo,
ese es mi orgullo y por eso sufro yo.

Será el paisaje,
será mi lago,
el que ha hecho estragos en mi pobre corazón,
es imposible
que me sienta yo contento,
si mi vida es un lamento
y la causa no la sé.
Es imposible
que me sienta yo contento
si mi vida es un tormento
y la causa no la sé.

Ay, Ay, Ay, Ay,


esa neblina
como lastima mi corazón,
Ay, ay , ay, ay,
esa laguna

Luna de Xelajú
Luna, gardenia de plata, que en mi serenata
Te vuelves canción,
Tú que me viste cantando, me vez hoy llorando
Mi desilusión.
Calles bañadas de luna que fueron la cuan
De mi juventud,
Vengo a cantarle a mi amada a mi luna plateada
De mi Xelajú
Luna de Xelajú, que supiste alumbrar,
En mis noches de pena por una morena
De dulce mirar
Luna de Xelajú, me diste inspiración,
La canción que hoy te canto regada de llanto
De mi corazón
En mi vida ni habrá, más cariño que tu,
Porque no eres ingrata mi luna de plata
Luna de Xelajú
Luna que alumbró, en mis noches de amor,
Hoy consuelas mi pena, por una morena
Que me abandonó

ADIVINANZAS
Aunque planta verde y débil, nadie sin temor se arrima, que es mi roce como el fuego, que al
punto el cuerpo lastima.

La ortiga
Capote sobre capote, capote de frío paño, aquel que llora por mí me está partiendo a
pedazos.

La cebolla

En verano éramos verdes, en otoño marroncillas, ahora el viento nos lleva de un lado a otro
sin vida.

Las hojas

Sin aire no sobrevivo y sin la tierra me muero; tengo yemas y no soy huevo, tengo copa y no
soy sombrero.

Tengo cabeza redonda, sin nariz,ni ojos, ni frente, mi cuerpo se compone sólo de blancos
dientes.

El ajo

¿Cuál es el árbol que tiene las 5 vocales?

El eucalipto

Tiene yemas y no es un huevo tiene copa y no es sombrero tiene hojas y no es un libro ¿qué
es?

El árbol

TRABALENGUAS

Por los mares de la China,


de la China de Pekín,
una china chincha mucho
con un junco chiquitín.
Al que pilla le machaca
y le chafa el peluquín
y le pincha con chinchetas
y le roba su botín,
o le plancha los chichones
mientras choca so chinchín.

En un juncal de Junqueira,
juncos juntaba Julián.
Juntase Juan a juntarlos
y juntos juntaron más.

Si la bruja desbruja al brujo


y el brujo a la bruja desbruja,
ni el brujo queda desbrujado,
ni el brujo desbruja a la bruja.

Papá ornitorrinco y
sus cinco ornitorrinquitos
recorren rincones sequitos.

Ahí donde digo digo, no digo digo, digo Diego.


Ahí donde digo Diego, no digo Diego, digo digo.
El amor es una locura que nadie la cura,
pero si el cura la cura es una locura del cura.

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