Jesús? b) ¿Cómo ayudaron las preguntas de Jesús a que Pedro sacara la conclusión correcta sobre el pago del impuesto del templo?
8 Jesús utilizó las preguntas de manera
admirable. Incluso las empleó en ocasiones en que se hubiera tardado menos explicando directamente el punto. Pero entonces, ¿para qué hacía las preguntas? Pues bien, a veces las planteaba con la intención de sacar a la luz los motivos de sus adversarios y así hacerlos callar (Mateo 21:23-27; 22:41-46). Sin embargo, en otros casos las utilizaba para lograr que sus discípulos le expresaran lo que pensaban o para estimular y desarrollar su capacidad de razonamiento. Por eso, empleaba fórmulas como "¿Qué les parece?" y "¿Crees tú esto?" (Mateo 18:12; Juan 11:26). Con estas preguntas, lograba llegarles al corazón. Veamos un ejemplo. (pregunta)
(Mateo 21:23-27) “Entonces, después que
entró en el templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se le acercaron mientras estaba enseñando, y dijeron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad?”. En respuesta, Jesús les dijo: “Yo, también, les preguntaré una cosa. Si me la dicen, yo también les diré con qué autoridad hago estas cosas: El bautismo por Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?”. Pero ellos empezaron a razonar entre sí, diciendo: “Si decimos: ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creyeron?’. Sin embargo, si decimos: ‘De los hombres’, tenemos la muchedumbre a quien temer, porque todos tienen a Juan por profeta”. De modo que, en respuesta a Jesús, dijeron: “No sabemos”. Él, a su vez, les dijo: “Tampoco les digo yo con qué autoridad hago estas cosas.”
(Mateo 22:41-46) “Luego, mientras estaban
reunidos los fariseos, Jesús les preguntó: “¿Qué les parece del Cristo? ¿De quién es hijo?”. Le dijeron: “De David”. Él les dijo: “Entonces, ¿cómo es que David por inspiración lo llama ‘Señor’, diciendo: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”’? Por lo tanto, si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es él su hijo?”. Y nadie podía decir una palabra en respuesta a él, ni se atrevió nadie desde aquel día a interrogarle ya más.”
9 En cierta ocasión, unos recaudadores le
preguntaron a Pedro si Jesús pagaba el impuesto del templo. Sin pensarlo dos veces, Pedro respondió que sí. Más tarde, Jesús razonó con él: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes reciben los reyes de la tierra contribuciones o la capitación? ¿De sus hijos, o de los extraños?". Pedro le contestó: "De los extraños". Y Jesús repuso: "Entonces, realmente, los hijos están libres de impuestos" (Mateo 17:24-27). Sin duda, el punto que destacaban las preguntas era obvio para Pedro, pues todos sabían que las familias de los reyes estaban exentas de tributos. Por consiguiente, estaba claro que Jesús, al ser el Hijo unigénito del Rey celestial al que se adoraba en el templo, no estaba obligado a pagar el impuesto. Notamos que, en vez de decirle directamente a Pedro la respuesta acertada, Jesús empleó con tacto las preguntas para ayudarle a sacar la conclusión correcta, y tal vez para ayudarle a ver que en el futuro era mejor que pensara un poco más antes de responder. (pregunta)
¿Cómo lograremos emplear hábilmente las
preguntas en la predicación de casa en casa?
10 ¿Cómo lograremos emplear hábilmente las
preguntas en el ministerio? Al predicar de casa en casa, usémoslas para despertar el interés de la gente, pues así tal vez consigamos que escuche nuestro mensaje. Por ejemplo, si sale a la puerta una persona mayor, pudiéramos preguntarle con respeto: "¿Le parece a usted que el mundo ha cambiado a lo largo de su vida?". Cuando nos conteste, pudiéramos añadir: "En su opinión, ¿qué haría falta para que el mundo fuera mejor?" (Mateo 6:9, 10). Y si nos atiende una madre con niños pequeños, quizás podríamos decirle: "¿Se ha preguntado cómo será el mundo cuando sus hijos sean grandes?" (Salmo 37:10, 11). En muchos casos, observar con atención la vivienda nos permitirá pensar en preguntas que sean apropiadas para los intereses del ocupante. (Mateo 6:9-10) “”Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ”‘Padre nuestro [que estás] en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”
(Salmo 37:10-11) “Y solo un poco más de
tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” (pregunta)
¿Cómo podríamos usar eficazmente las
preguntas al conducir estudios bíblicos?
11 ¿Cómo podríamos usar eficazmente las
preguntas al conducir estudios bíblicos? Pues bien, podemos plantear preguntas bien pensadas para saber lo que la persona tiene en su corazón (Proverbios 20:5). Imaginémonos que estamos estudiando el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? y llegamos al capítulo "El modo de vida que le agrada a Dios", que habla de cómo ve Jehová la inmoralidad sexual, la mentira, la borrachera y otras prácticas. Las respuestas del estudiante tal vez indican que entiende lo que enseña la Biblia, pero ¿lo acepta de verdad? Para averiguarlo, quizás convenga decirle: "¿Le parece razonable lo que piensa Dios sobre estos temas?". O también: "¿Cómo podría aplicar usted esta información en su vida?". Claro, no debemos olvidar que hay que tener tacto y respetar la dignidad del estudiante, pues no hay por qué abochornarlo (Proverbios 12:18). (pregunta)
(Proverbios 20:5) “El consejo en el corazón
del hombre es como aguas profundas, pero el hombre de discernimiento es el que lo sacará.”
(Proverbios 12:18) “Existe el que habla
irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación.”
Lógica aplastante
a) ¿De qué maneras utilizó Jesús su habilidad
para razonar con lógica? b) ¿Qué argumentos convincentes empleó Jesús cuando los fariseos lo acusaron de usar poderes satánicos? 12 Con su mente perfecta, Jesús era capaz de razonar magistralmente con las personas. Podía valerse de argumentos muy convincentes para refutar las acusaciones de sus adversarios. Pero también podía emplear razonamientos muy persuasivos cuando quería enseñar a sus discípulos lecciones útiles. Veamos algunos ejemplos. (pregunta)
13 Cuando Jesús curó a un endemoniado que no
podía ver ni hablar, los fariseos protestaron: "Este no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebub [Satanás], el gobernante de los demonios". Reconocían que había sido necesario algún poder sobrehumano para expulsar a los demonios, pero lo atribuían a Satanás. Aquella acusación no solo era falsa, sino absurda. Para ilustrar lo equivocada que era esa línea de pensamiento, Jesús replicó: "Todo reino dividido contra sí mismo viene a parar en desolación, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecerá en pie. Así mismo, si Satanás expulsa a Satanás, ha llegado a estar dividido contra sí mismo; entonces, ¿cómo podrá estar en pie su reino?" (Mateo 12:22-26). En otras palabras, lo que Cristo estaba diciendo era lo siguiente: "Si yo soy un agente de Satanás y estoy deshaciendo lo que él ha hecho, entonces Satanás está obrando en contra de sus propios intereses y no va a tardar en caer". ¿Quién iba a contradecir un razonamiento tan lógico? (pregunta)
14 Pero Jesús no había terminado su
argumentación. Sabiendo que algunos discípulos de los fariseos habían expulsado demonios, les hizo una pregunta sencilla, pero muy impactante: "Si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebub, ¿por medio de quién los expulsan los hijos [es decir, los discípulos] de ustedes?" (Mateo 12:27). El razonamiento de Jesús se podría resumir así: "Si yo expulso demonios por el poder de Satanás, los discípulos de ustedes tienen que estar recurriendo al mismo poder que yo". ¿Qué iban a decir los fariseos? Nunca admitirían que sus discípulos empleaban poderes satánicos. De modo que Jesús, tomando como punto de partida el razonamiento erróneo de los fariseos, los forzó a llegar a una conclusión que les era sumamente incómoda. ¿No es apasionante leer cómo razonaba Jesús con ellos? Pues imagínese cómo debieron sentirse las multitudes que escucharon directamente sus palabras, ya que estas sin duda cobraban fuerza con su presencia y con el tono de su voz. (pregunta)