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JÓVENES Y POLÍTICA A FINES DEL SIGLO XX

Con este análisis pretendemos identificar de manera general, cuales son las actitudes,
tendencias y perspectivas políticas básicas de la juventud limeña, a partir de la descripción de
algunos rasgos de su comportamiento, características y actividades.

Con dicho fin, se han tomado en cuenta diferentes estudios de diversos autores haciendo
presente que la bibliografía disponible en el medio es muy limitada, complementándolos con
algunas apreciaciones personales fruto de diversivas experiencias y estudios.

Se sabe que del total de la población peruana en esa época, aproximadamente el 22%
de la población estaba constituido por jóvenes. Jamás antes habían representado tanto,
y probablemente tampoco después, al menos en el futuro previsible (si es que algo de
previsible tiene el futuro), en tanto se mantenga la tendencia a la baja de la tasa de
natalidad y el aumento de la esperanza de vida; así es como se llegó a finales del siglo
XX1 con una juventud que estadísticamente es más importante que nunca.

La importancia del tema se hace más evidente con esta frase: en el sentido que es realmente a
través de los jóvenes que la sociedad es capaz de reconocer sus propios conflictos y
contradicciones2 .

Es evidente que la relevancia política de la actitud de la actitud de los jóvenes no se agota, su


presencia en las llamadas marchas universitarias a fines de los años 90 una cierta capacidad de
reacción frente a las violaciones al Estado de Derecho, respuesta ajena a otros sectores sociales.

Creo que se debe descartar la afirmación ingenua y errónea que dice que tanto los niños como
los jóvenes son “el futuro de la patria”, olvidándose de que ellos son el presente y que no valen
más por lo que serán que por lo que son, dicha frase esconde una actitud paternalista, de
postergación y subestimación.

Es importante hacer notar la imposibilidad de tratar el tema de los jóvenes sin hacer referencia,
explícita o implícita a los procesos sociales y políticos que los enmarcan y condicionan, como
afirman Osmar Gonzales, Martin Tanaka, Luis Nauka y Sandro Venturo3.

1
Entre el 1 de enero de 1901 y el 31 de diciembre de 2000.
2
Julio Carrión. La juventud popular en el Perú. Lima: Instituto de estudios Peruanos, 1959 p. 15
3
Osmar Gonzales, Martin Tanaka, Luis Nauka y Sandro Venturo, Normal nomas. Los jóvenes en el Perú
de hoy. Lima: IDS, 1991, p. 7.
También se debe tener presente, como señalan Juan Jimenes y Luis Cisneros: “La población
juvenil en nuestro país no ha tenido un enfoque integral que responda a sus necesidades y
aspiraciones. El hecho de que generalmente se ignore su opinión en el proceso de elaboración
de soluciones a sus problemas, ha generado que los escasos intentos de solución del Estado
estén divorciados de la realidad juvenil”4.

Todas las consideraciones expuestas, constituyen pautas que no pueden escapar a un análisis
completo que se pretenda hacer sobre los jóvenes, sin descuidar además otros factores como la
globalización, la vertiginosidad del cambio que distingue la época, la evolución de las
tecnologías, la importancia de los medios de comunicación, la importancia de actividades como
el deporte o la música, acaso jamás tan relevantes como en nuestros tiempos.

Los gustos han variado. Hay un boom de la comida chatarra y una moda que oscila entre lo
huachafo y lo sofisticado. Las expectativas se han modernizado, aunque a veces el extremo de
la simpatía comunista se haya pasado a la tentación consumista. Los gastos de status han
aumentado –cuesta más mantenerse en un categoría de clase media-, las oportunidades se han
disminuido y todo ellos se refleja con frecuencia en frustraciones y resentimientos.

A parte de ellos y siguiendo a Leggewie, puede advertirse que en nuestros días actúa en los
grupos más jóvenes una dialéctica de tribalizacion y globalización que mengua los sistemas de
referencia nacional-estatales. Viven del presente, el futuro más cercano puede llegar hasta el
próximo fin de semana. Su identidad, su elan vital, lo encuentran más fácil en la camiseta de un
equipo de futbol en el estadio en un grupo de rock; la modernidad puede hallarse en un ridículo
arete, en un celular, en los aeróbicos o en la adoración a un fulano andrógino.

Las persistentes insuficiencias estructurales, la aparición de nuevos productos (PCs, celulares,


etc.) y nuevos hábitos de consumo hacen más difícil la satisfacción de las necesidades (reales o
virtuales). Grompone precisa la relación entre la situación de los jóvenes y la modernidad: “El
acceso a la modernidad, se asocia a rupturas que surgen del desencuentro profundo entre el
espacio de la experiencia y el horizonte de la expectativa”5

4
Juan Jimenez Mayor y Luis Fernán Cisneros, Los jóvenes de la ciudad, un enfoque sobre el mundo
juvenil y el Municipio de Lima, Lima: Constitucion y Sociedad – Asociación Promoción de Juventudes,
1994, p. 5.
5
Romeo Grompone, El velero en el viento, Politica y sociedad de Lima. Lima: Instituto de Estudios
Peruanos, 1991, p, 22.
Las últimas elecciones han dejado interesantes datos del comportamiento y participación de la
juventud en la política. El padrón electoral muestra que de los 23 millones de votantes hábiles,
6’927.437 son menores de 30 años. Esto equivale al 30,25% del total del padrón.

Según el JNE6, esta cifra se ha incrementado respecto a elecciones pasadas, con 717.959 jóvenes
que han votado por primera vez este año. Con estos datos, se puede entender por qué en cada
campaña electoral se busca cubrir en planes y discursos las demandas de la juventud, aunque
con diferente suerte para las organizaciones partidarias.

Hace cinco años los jóvenes a los que les interesaba la política –entendiéndola mucho más allá
de las organizaciones partidarias– sobrepasaban el 60%, pero solo un 1,2% (94.515) estaban
afiliados a un partido. Este año, el porcentaje no ha variado en el padrón electoral (1,26%), con
solo un 6,4% de afiliados jóvenes en partidos respecto al total de militantes en las agrupaciones
políticas.

Vemos entonces que el porcentaje de jóvenes en los partidos está lejos del 30% que representan
en la población electoral y también del 20% de la cuota que tienen en las listas para elecciones
regionales y municipales (ERM). Con esto ponemos en evidencia la poca vocación –nula en
algunos casos– de los partidos políticos y la juventud para relacionarse.

¿Y cómo va la participación política juvenil en elecciones? Según la Secretaría Nacional de la


Juventud, el 2014, los jóvenes que postularon a las ERM7 representaron el 27,8% del total de
candidatos. Esto significa unos 27.276 postulantes jóvenes, de los cuales solo 1.612 resultaron
elegidos (5,9%), que es también el 12,9% del total de autoridades electas.

En esa elección, Ucayali, Amazonas, Áncash y Pasco fueron las regiones donde se escogieron
más jóvenes respecto al total de autoridades. Por el contrario, Callao, Cusco, Puno y
Huancavelica fueron las regiones que menos jóvenes elegidos tuvieron. De los 1.612 jóvenes
electos, solo 191 pertenecían a agrupaciones políticas (11,85%). Es decir, el 88,15% fueron
independientes invitados.

¿Y en la elección congresal del 2016? Según el JNE, 142 jóvenes menores de 30 años postularon
al Parlamento este año (6,33% del total de candidatos). De este grupo, fueron elegidos solo dos,
que a su vez representan el 1,54% del total de congresistas. Los partidos que incluyeron más
jóvenes en sus listas fueron: Progresando Perú, Democracia Directa, el Partido Político Orden y

6
Jurado Nacional de Elecciones.
7
Elecciones Regionales y Municipales.
la alianza Solidaridad Nacional-UPP. Los que tuvieron menos postulantes jóvenes fueron: Perú
Libertario, Alianza para el Progreso, Fuerza Popular y Perú Posible.

Este escenario corrobora la desconexión de las agrupaciones políticas con la juventud, que ante
la nula (50,6%) o poca (39%) confianza en los partidos, optan por espacios alternativos en
organizaciones deportivas, estudiantiles, asociaciones, etc. Muchos de ellos luego son invitados
a formar parte de las listas partidarias. En general, los jóvenes están dejando de participar en
espacios políticos formales y menos en partidos.

Más allá de medidas de discriminación positiva (elevar cuotas, reducir edad de postulación),
creemos que es responsabilidad de las autoridades y partidos fomentar la participación cívica y
política de la juventud, en especial, desde la educación. Y, sobre todo, que las organizaciones
políticas cambien aptitudes, comportamientos y posturas para cubrir las expectativas actuales
de muchos jóvenes.

Recientes estudios revelan que los jóvenes, que representan el 27% de la población peruana,
tienen una gran apatía en participar en la vida política del país.

Víctor Vásquez Cruzado8, señala que el 60% no tiene ninguna motivación para participar en
agrupaciones políticas.

Uno de los factores que contribuyen a esta situación es, por ejemplo, la existencia de una crisis
de la representación política generada por temas que van desde la corrupción hasta la relación
de la ciudadanía con dichas organizaciones.

Para Alejandra Navarro, miembro del Grupo de Investigación de Gestión y Política Pública de la
PUCP9, este desinterés por la política es “peligroso porque el sistema solo puede sobrevivir
siempre y cuando haya una vinculación” entre la ciudadanía y la política.

En ese sentido, consideró necesario la generación de espacios de discusión y debate sobre esta
problemática con la finalidad de fortalecer aquellos mecanismos que favorezcan la
representación y la participación política.

Por su parte, René Galarreta, actual Secretario Nacional de la Juventud, aseveró que a un 60 por
ciento de los jóvenes “le interesa la política, pero no partidaria”. “Solo 1,5 por ciento está en
partidos o movimientos políticos”, apuntó.

8
Responsable de la Unidad de Programas y Proyectos de la Secretaría Nacional de la Juventud del
Ministerio de Educación.
9
Pontificia Universidad Católica del Perú.
Subrayó que existe una falta de representatividad y un nivel de confianza en los partidos
políticos. “Nos estamos quedando con un tema de no recambio generacional en el tema
político”, advirtió.

Algunas de las características e intereses de la población juvenil peruana son: La representación


poblacional, la religión, EL sexo, la ocupación, los intereses estudiantiles, la distribución del
gasto, el empleo del tiempo, la visión respecto al matrimonio, las preferencias televisivas y de
lectura y los factores socio-económicos.

Finalmente, entre otras características, cabe mencionar las siguientes: Interrelación más rápida
y mayor con las nuevas tecnologías, fatalismo existencial (aunque la reflexión existencial no sea
algo común), búsqueda de la intensidad – elemento de la cultura juvenil urbana que resalta
Nugent -10, actitud crítica frente a diversas tradiciones, amistades descartables y reciclables,
desplazamiento de los modelos militares, científicos o políticos por deportistas, cantantes o
lideres comerciales como Michael Jordan, Madonna, Bill Gates o Benetton; también se observa
un oscurecimiento del sentido del humor, mucho más irónico y agudo, que se explicita en las
diferencias que hay entre el viejo “Papa lo sabe todo” y el postmoderno Al Bundy de
“Matrimonio con hijos”

10
Willy Nugent y Alejandro Ferreyros. “Éxito o autenticidad, esta es la cuestión”, en: Revista Flecha, N°
6-7, Lima, 1998, p 12.

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