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Paidós Bolsillo Eric A. Havelock


Tirulos publicados:

l. N. Klein - No logo
2. G. Duby- Europa rn la Edad M~di4
3. M. T. Serafini- Cómo se escribt
LA ML}SA APRENDE
4. J. .Rifkin - La tconomla del hidrógmo
5. G.l!piney-Burgard y E. Zurn Brunn- Muj"es trovadoras de Dios
A ESCRIBIR
6. U. Beck- Un nuroo mundo filiz
7. R. SbeJdrake - Dtptrros q~ sabm qut SUJ amos están camino de casa Reflexiones sobre oralidad
8. A. .Ellis y R. Chip Tafrace- Controlt IU ira antn dt qu~ tila
1~ controlt a ust~d y escritura desde la Antigüedad
9. P. Grima!- La civilización romana
10. S. Gruzinski- El prnsamirnto m~Itizo
· hasta el presente
11. R. A. Ncimeyer- Aprmder de la pbdida
12. A. Mmdarc- Historia de la sociuúul de La infomzación Prólogo de Antonio Alegre Gorri
13. L. -J. Calvet - Historia de la ~Jcritura
14. J. Arcali- DiccionariiJ del siglo XXI
15. A. Storr- La músúa y la mmtt e+.l..UI1 Qlto~
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16. E. A. Havelock- LA mtml apmuk a tscribir iu~M ~~ ~_€-~:3

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PAIDÓS
Barcelona • Buenos Aires • M6xico

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Tltulo origim.l: Tht Must Ltamr to Writt. Rr.forioru on Ora/üy anJ IJ~nacyftum
Antiq11itJ ro tht Prmnt
Publicado en ing16 por Yale University Press, Ncw Ha ven y Londres
Originalmente publicado en inglá, en 1992, por Collins

Traducción de Antonio Al~ Gorri

Cubi= de Opalworks

A Christine

q' l.• edición en la cole<;ción Bolsillo, 2008

Q....W. ñ¡uroaamcntc p:ohibidu, •in la autorluci6n qaiu <k loo rhulata del copydshr, bajo lu nnciooa
....blccicbs cnlu lqa, la rqnoducci6n ro<>l o puaal de ata obro po< cualquier mcd.o o procxdinucnto,
comprcndidot la ~·T d t13WNCIICO onl'otmiñco, y la di..nbuci6n ck <jcmplua de ella mcdJ.Jtrt~kro
ptúamo públ.coo.

@ 1996 by EricA. Havelock


e de la tradu<;ción, A.nronio Alegre Gorri
@ 2008 de todas las ~cionc:s en castdlano,
EdiQonc:s Pa.~dós Ibérica, S.A.,
Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcdona
www.paidos.com

ISBN: 978-84-493-2108-5
Depósito leg.i: B.-6.440/2008

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una teorfa que revda y explica-como en el caso que acaba- Capítulo 3


mos de citar- unos significados ocultos en miles de pasajes
de la literatura clásica griega, desde Homero hasta Aristóte- EL DESCUBRIMIENTO MODERNO
les. Explica lo que Charles Segalllamó el curioso «dinamis- DE LA ORALIDAD
mo», jamás igualado desde entonces, del vocabulario y la
sintaxis del griego clásico. Explica la invención de la filoso-
Ra por los griegos. La palabra revolución, aunque sea conve-
niente y esté de moda, puede prestarse a malentendidos si se
usa para sugerir que haya habido una sustitución nirida de
un medio de comunicación por otro. La musa nunca se Se ha debatido sobre el «problema de la oralidad», tal
convirtió en la amante abandonada de Grecia. Aprendió a como se ha presentado a la investigación durante los últi-
leer y escribir mientras continuaba cantando. Las páginas mos veinticinco afios, desde diversos puntos de vista. Hay
que siguen tratan de describir cómo sucedió. una dimensión histórica: ¿qué significaba, para las socieda-
Pero primero, antes de permitir a la musa que ocupe su des del pasado y sus culturas, prescindir de los medios de
sitio en el centro de la escena, conviene echar un vistazo a lo comunicació.n orales en favor de varias clases de medios es-
que es raba pasando entre bastidores. El problema de oraU- critos? Está la dimensión contemporánea: ¿cuál es la rela-
dad y escritura, en lo que se refiere a los griegos, no es un ción precisa entre la palabra hablada de hoy (o de ayer) y el
mero problema técnico. La perspectiva dentro de la cual se texto escrito? Luego hay una dimensión lingüística: ¿qué le
plantea trasciende los Umites de la Antigüedad, pues el pro- sucede a la estruCtura de una lengua hablada cuando se
blema se ha convertido en objetO de investigación en diver- conviene en un anefacco escrito? ¿Es que sucede algo? Des-
sos campos de estudio modernos, desde la literatura compa- de ahí se puede pasar al nivel filosófico (o psicológico) y
rativa hasta la antropología cultural y los estudios bíblicos. preguntar: ¿es la comunicación oral d instrumento de una
Están actuando ciertas fuerzas que, al parecer, lo empujan mentalidad oral, de un tipo de conciencia notablemente di-
hacia el nivel del reconocimiento consciente, obligándonos ferente de la mentalidad alfabetizada?
a mirarnos a nosotros mismos, por un lado, como escritores Durante las dos últimas décadas ha escallado en la comu-
y lectores, pero, por otro, también como seres que actúan y nidad incdecrual de Occidente, con rapidez asombrosa y
escuchan; papel éste que las nuevas tecnologías de la. comu- sorprendente intensidad, un debate estelar que abarca esos
nicación están resucitando para nosotros y se diría que in- diversos frentes. El afio 1963 se presta a ser visto como una
cluso nos lo imponen. Antes de ocuparnos de la historia fecha que marca la divisoria de aguas o, mejor dicho, como
griega, podría parecer conveniente examinar el contexto la fecha en que parece haberse roto un dique en la concien-
moderno dentro del cual la historia emerge. cia moderna, abriendo paso a una oleada de reconocimien-
tos estupefactos de una multitud de hechos relacionados en-
tre si. Es cierto que alguna observación sobre el papel del

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lenguaje hablado en oposición al lenguaje escrito se remon- cribieron, no podían saber nada de ninguna relación entre .
ta al siglo xvru; y en fechas más recientes, los antropólogos ellos. Las obras en cuestión eran El pensa71'J.iento salvaje ~
de campo han redactado extensos informes sobre socieda- (Lévi-Strauss), «The Conscquences ofLiteracy>' (un extenso
des «primitivas)) (es decir, sociedades que no conocían la es- artículo de Goody y Watt), La Galaxia Gutenberg(McLu-
critura) que señalaban indirectamente la necesidad de una han), Animal Species and Evolution (Mayr) y Prefacio a Pla-
categoría de la comunicación humana denominada orali- tón (Havelock).
dad primaria. Pero sólo después de 1963 la insinuación ad- Los títulos sugieren más diversidad que conexión. En
quirió la forma de un concepto firme. El libro de Walter una mirada retrospectiva, sin embargo, se comprueba que
Ong, Orality and Literacy (1982), en el cual el concepto se las cinco obras, a menudo sin que lo advirtieran sus auto-
cristaliza y se define, contiene como apéndice una biblio- res, arrojaban luz sobre el papel de la oralidad en la historia
grafía que abarca la historia de las investigaciones y especu- de la cultura humana y su relación con la escritura.
laciones relativas a este campo, desde el siglo xvm hasta el El volumen de Mayr {cuya inclusión tal vez sorprenda a
presente. La lista de autores citados se puede dividir crono- muchos) con tenía un resumen analítico de la teoría de la
lógicamente enrre los que escribieron después de 1963 y los evolución darwiniana en su forma moderna más sofistica-
que escribieron antes de esta fecha: el grupo posterior (con da, refinada y complementada. El libro se ha convertido en
exclusión de los que sólo tienen una relación tangencial con un clásico en su terreno. Si bien trata de la cultura humana
el problema) incluye 136 títulos, el anterior, 25. Aun te- sólo a modo de apéndice a la evolución biológica, señ·ala
niendo en cuenta las obras anteriores que pueden haber caí- que la clave de la humanidad única de nuestra especie es el ct
do en el olvido y no f¡guran, por tanto, en la lista (si es que lenguaje {Mayr, 1963, págs. 634-637). Lo que además tie-
existen), la diferencia es desconcertante. ne que decir acerca de los fines culturales a los que sirve.·el
¿Qué pasó -si es que pasó algo- en el año 1963 o alrede- lenguaje, aunque sea crucial para la cabal comprensión del
dor de esa fecha para desencadenar repentinamente un interés papel de la oralidad en la cultura, lo dejarnos de momento a
tan masivo? Efectivamente se hahfá producido un aconteci- un lado para considerarlo más tarde.
miento, o más bien una coincidencia de cinco acon tecimien- En cuanto a las otras cuatro publicaciones, de una se
tos separados, en el campo de las letras y de la investigación puede decir que toc6 el tema de la oralidad y luego retroce-
que, en una mirada retrospectiva, adquieren el aspecto de un dió ante él. El que se haya elegido El pensamiento salvaje
solo fenómeno· que en su momento pasó inadvertido,. pero {Lévi-Strauss, 1962) entre las numerosas obras, tanto ante-
que marcó una crisis en el lento proceso de toma de concienci~ riores como posteriores, en las que el autor expone la teoría
del problema de la oralidad. , estructuralista del mico, puede parecer arbitrario a menos
En un lapso de doce meses o menos, entre 1962 y la pri- que se recuerde que este libro apareció con anterioridad a
mavera de 1963, salieron de las prensas de tres pa(ses dife- las más extensas MitoÚJgías (1964, 1966, 1968), y que su
rentes -Francia, Gran Bretafía y los Estados Unidos- propósito era establecer una relación -una corresponden-
cinco obras de cinco autores que, en el momento en que es- cia, se podría decir- enrre Ja lógica estructuralista del mito

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tribal (expuesta ya en Antropologfa tstructuraL, 1958) Y el acendradamente acústica, reintroduda una forma de comu-
lenguaje hablado contemporáneo, con particular ref~re~cia nicación -y tal vr:z. de experiencia- no lineal y más rica,
a la mención de nombres propios (un factor de crucial un- resucitando formas que habían existido, según insinua-
portancia en la oralidad). No es que el autor mismo identi- ba, antes de que la comunicación humana se amorteciera a
ficara el rema de la oralidad que estaba latente en esa com- manos de la imprenta.
paración. Si no se explotó la posible significa_ción de_ este A pesar de su estilo popular, el libro prestó dos servicios
hecho, se puede decir que la escuela esrructuralisca sufnó en de gran importancia. Afirmaba -y en gran medida demos-
efecto cierra inhibición a la hora de explotarlo. La disposi- traba con ejemplos- el hecho "de que las cambiantes tec-
ción binaria de símbolos emparejados que se complemen- nologías de la comunicación ejercen un grado considerable
taban recíprocamente, que se podía observar como latente de control sobre el contenido de lo comunicado («Elmedio
en todo verdadero <mllW», se había hecho perceptible cuan- es el mensaje»). Además planteaba, si bien de manera indi-
do los mitos fueron transcritos, es decir, cuando se hicieron recta, la cuestión de si la mente humana (o conciencia,
evidentes en textos. Eso significó que a los estructuralistas · como se quiera describirla) representa una constante de la
les resultó difícil reconocer las fronteras que separan lo oral historia humana o si ha estado sujeta a cambios históricos.
de lo escrito como objeto de definición formal. Q dicho más sencülamenrc: ¿pensaban los seres humanos
También en La Galaxia Gutenberg(McLuhan, 1963) la en otros tiempos de manera diferente de como pensamos
cuestión de la oralidad se plantea de manera indirecta~ El ahora, y pensamos ahora de manera diferente de como qui-
leccor la oye como un eco apagado. El texto de McLuhan no zá pensaremos en el fururo? De la primera pregunta cabía
se cenuaba en la «oralidad primaria)), tal como ha sido iden- deducir -aunque la deducción se evitaba- que una «lite-
tificada ahora, sino en la rransformación cultural que se ratura oral», si se permite la paradoja, había de ser cualitati-
produjo, según el autor discernía, a raíz de la invención de ~a vamente diferente de una literatura <<Literaria>• o escrita; y de
impresión con letras móviles. Arguyó que este acontea- la segunda, que detrás de la conciencia «lineal>• de la moder-
mienro dividió la historia de la cultura humana en escritura nidad, derivada de la linealidad de la tipogra.Ba, se podía
(anterior a Gutenberg) y texto (posterior a Gutenberg) e distinguir una conciencia oral que sigue unas reglas propias
impuso a la mentalidad (probablemente) europea un modo y distintas del pensar y del sentir; una conciencia que exis-
de conciencia marcado por la imprenta, que McLuhan veía, tió en el pasado histórico, pero que la tecnología moderna
por implicación, como limitado y (aunque en eso es ambi- hada revivir en el presente histórico. No se trataba más que
guo) regresivo. Esa valoración negativa de la imprenta se de implicaciones que ahora, en una mirada retrospectiva,
acenruaba aún más por el hecho de centrar la atención en descubrimos que estaban latentes en aquella obra pionera,
los medios de comunicación modernos, en particular la ra- más bien centrada en un momento de crisis cultural de la
dio. Cualquier lector descubre pronto que el término «elec- historia de la Europa moderna (de ahí el «Gutenberg» del
trónica» se repite constantemente en las paginas del libro. tirulo) a la cual se atribuían efecros psicológicos (una altera-
McLuhan argumentaba que la tecnología electrónica, tan ción de la relación proporcional encre los sentidos) y socia-

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les (papel y dominio del libro impreso) que eran complejos · griego de las así llamadas literaturas anteriores (Watt, 1962,
y estaban interrelacionados (de ahí la «Galaxia»). · · págs. 319-332).
«The Consequences of Litera~> de Goody y Watt lla- En lo que al papel de Grecia se refiere, las conclusiones

mó la atención sobre la' oralidad en cuanto tal, y ef~cci­ de Watt hallaron correspondencia en Prefacio a Platón, si 11
varnente aportaba argumentos a favor de una mayor dife- bien refrendadas esta vez por un intenso estudio de los tes-
rencia cualitaciva entre oralidad y escritura. Los puntos de timonios que ofrecen.algunos textos originales griegos, y en
partida de sus conclusiones fueron de naturaleza empírica. particular Platón, en un extremo del espectro histórico, y
Watt, como prisionero de guerra de los japoneses tras la Homero en el otro. El rechazo.platónico de la poesía y, en
calda de Singapur, se había visto forzadó a vivir o, mejor di- particular, de Homero en cuanto recurso adecuado para la
cho, sobrevivir durante varios años en una sociedad carente educación griega (Havelock, 1963, capítulo 1) se compara-
de textos escritos, una sociedad preliteraria artificialmen- ba con la función tradicional de la poesía, tal como la había
te creada. Goody había establecido contactos, en sus viajes descrito previamente Hesíodo (ibid., capítulo 6) y con el
de exploración a .África, con grupos tribales que descono- contenido real de los poemas de Homero (ibid., capítulo
cían la escritura, y había estudiado su lenguaje y observado 4). Se demostró que Platón estaba sustancialmente en lo
su conducta social. En aquel caso africano, por cierro, la ora- Cierro al aceptar que la función principal de la poesía era di-
lidad esraba algo contaminada por el contacto con la cultu- dáctica. Atribuí esa función al papel cultural del lenguaje
ra musulmana; pero el articulo, escrito entr~ los dos, apor- versificado en una sociedad de comunicación oral, en la
taba algunas nociones convincentes de lo que podía ser Wla cual la memorización efectiva depende del uso del ritmo.
situación de oralidad primaria, de la clase de lenguaje que Actuando como una ·especie de enciclopedia versificada,
se emplea en esa situación y de qué le sucede bajo el impac- Homero registraba y conservaba los medios de mantener
to de la escritura. la continuidad cultural archivando las tradiciones sociales
El estudio tenia un doble enfoque. Cen~aba su aten- de la cultura (ibid., capítulos 3 y 4). Recurrí al testimonio de
ción en la supervivencia de la oralidad en el mundo mo- la epigrafía (ibid., págs. 49-52) para llegar a la conclusión
derno y en un posible modelo de oralidad en relación con de que en tiempos de Homero la sociedad griega hab1a
la escritura que se podía hallar en la experiencia de la Gre- sido, en efecto, enteramente oral. Homero no era un resi-
cia antigua. En este terreno, Watt llamó la atención sobre duo oral en medio de un entorno alfabetizado; la alfabeti-
tres factores quizá decisivos: el papel esencial de la memo- zación de aquella sociedad sólo se produjo paulatinamente
ria personal al mantener la continuidad de una cultura durante los siglos qu,e separan a Homero d~ Platón. El pla-
oral; la distinción fo.rmal que se debía establecer, aunque tonismo, siendo un texto escrito, fue capaz de formular un
fuese de modo tentativo, entre· el alfabeto griego y sus pre- nuevo cipo conceptual de lenguaje y de pensamiento que
decesores inmediatos, las escrituras semíticas de las cuales reemplazaba la narrativa y el pensamiento orales (ibid., ca-
se había tomado en préstamo; y la diferencia cualitativa pítulos 11-15). La narrativa y el ritmo, que habían sido el
que separa la literatura y la filosofía escritas en el alfabeto soporte necesario de la memoria oral, ya no se necesiraban.

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·¡
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Finalmente sugerí (aunque me limité a sugerido) que la Capítulo 4


1 clave para entender la·alfabetización y la adquisición de una
mentalidad alfabecizada por los griegos se podia hallar en la LA RADIO Y EL REDESCUBRIMIENTO
superior eficiencia fonécica del sistema de escritura griega DE lA RETÓRICA
(ibid., pág. 129).

Podría uno preguntarse cómo se explica que cinco obras


escritas simultáneamente en tres países distinros se ocupa-
ran todas ellas del papel del lenguaje humano en la cultura
humana. Y, en particular, ¿por qué esa preocupación por el
lenguaje hablado en contraste con el escrito? Tal vez no
haya que exagerar la coincidencia. Se pueden rastrear los
antecedentes de semejante linea de investigación en la his-
toria deJa Europa moderna, que se remontan por lo menos
a Rousseau. En el terreno de los estudios clásicos se hab(a
estudiado ya la oralidad de Homero, el poeta arquetípico
de Occidente, con resultados sorprendentes. Pienso, sin
embargo, que se nos habfa tocado un nervio común a todos
nosotros, un nervio acústico y, por tanto, oral; algo que ve-
nía sucediendo desde hada más de cuarenta años, desde el
final de la Primera Guerra Mundial, hasta llegar a un punto
en que exigía una respuesta. Fue el libro de' McLuhan el
que más se acercó a la comprensión de Jo que era aquella .
experiencia compartida en igual medida por el escritor, el
pensador, el erudito y el hombre de a pie. Todos escuchá-
bamos la radio, esa voz que habla sin cesar, comunicando
hechos e intenciones y persuasión, nacida en las ondas para
llegar a nuestros oídos. Esto planteaba a nuestra atención
un nuevo tipo de exigencia e incluso ejerda una nueva pre-
sión sobre nuescras mentes. Tal vez haya sido, aparte de

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