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Cubierta: Autor.
© Víctor Urrutia - © Editorial Verbo Divino, 1999. Printed in Spain.
Fotocomposición: Larraona, Pamplona. Impresión: Gráficas Lizarra,
Villatuerta (Navarra).
Depósito Legal: NA. 2.146-1999.
ISBN 84-8169-305-7
L
1 . Los orígenes: una larga historia comprender la ciudad» debido al intrincado tejido
de factores y fuerzas que concurren en ella, verda
dero crisol de la historia de la humanidad, y 3) la
os orígenes de la sociología urbana se con
in:u:>ortancia de «una sociología de la ciudad» como
. funden con la expansión de la sociología y de
requisito esencial y preliminar para cualquier com
l:,s ciencias sociales en general a finales del siglo pa
prensión de la misma y de sus funciones. Se hacía
s:,do. Bien es cierto que no puede hablarse con pro
también una invitación expresa a los sociólogos eu
pil'dad de la sociología urbana como una subdisci
ropeos para «construir un cuerpo de conocimiento
pli 11a o especialidad encajada en la sociología, sino,
sobre sus propias ciudades».
111:,s bien, cabe hablar de aspectos, temas o líneas de
1,·lkxión relacionadas con la ciudad, la vida urbana ¿Cómo y cuándo surgieron los primeros trabajos
e, el proceso de urbanización. Por otra parte, todos sobre la ciudad o sobre cuestiones relacionadas con
le,.-; nmceptos que han dado pie a la existencia de la ella? ¿Dónde se localizan sus raíces teóricas o sus re
se ll:iología urbana, tanto desde la sociología como ferencias científicas? ¿Cómo se fraguó el interés por
d1•sde otras disciplinas, al estar cargados con mayor la ciudad? El breve repaso histórico-bibliográfico
" 111enor intensidad, de contenidos presentes a lo que se inicia a continuación tiene por objeto recu
l,11 go ele la historia de las ciencias sociales y de sus perar esas señas de identidad, primeras y elementa
1 rn1frontaciones teóricas, han provocado permanen- les, que permitirán después construir el entramado
1 ('S debates sobre la pertinencia o no de esta espe- teórico que sustenta a la sociología urbana.
1 i:tlización o subdisciplina. No obstante, en una de
l.,s primeras publicaciones realizadas en España so En 1894, C. H. Cooley publicaba un trabajo so
l ,,e la materia (El proceso urbano de Leonard Reiss- bre la localización de las ciudades (The Theory of
111:111) 1, en la que se reconocían estas cuestiones, se Transportation) 3• Tonnies, en su obra capital Ge-
u,11stalaba ya: 1) la «extensa bibliografía sobre so
, iología urbana»; 2) la dificultad «de estudiar y de
1
Ver en la Introducción (Prefatory Remarks: The Theory of the
City) realizada por D. Martindale en Max Weber, The City, Free
Press, 1958 (publicación en español en Don Martindale, Comuni
L. Reissman, El proceso urbano, Gustavo Gili, Barcelona dad, carácter y civilización, Paidós, Buenos Aires 1969, capítulo 5,
1'172 «La teoría de la ciudad», 127-175).
v,1 cultural dentro de la tradición de la «cultura ur Reflections on Community Studies, Harper & Row, 1964, plantea
li,111a» surgida del pensamiento wirthiano. una revisión de los estudios de comunidad haciendo hincapié en
los problemas metodológicos y en la orientación teórica de di
La preocupación en los seguidores de esta senda chos estudios. Otra publicación importante en esta dirección: M.
t'Sdescribir, no tanto las específicas características R. Stein, The Eclipse of Community. An lnterpretation of American
Studies, Harper & Row, 1960.
q11c definen a las comunidades urbanas, como el
24 Cf. A. Vidich & J. Bensman, Small Town in Mass Society,
uwstionar la mitologización del concepto de comu- Princeton Univ. Press, 1958 (2ª ed. revisada en 1968).
25
Cf. D. Timms, El mosaico urbano , IEAL, Madrid 1976.
26
Cf. G. Suttles, The Social Order of the Slum, The University
CI'. Adorno-Horkheimer, La sociedad, Proteo, B. Aires 1971, of Chicago Press, 1968 y The Construction of Communities, The
lú< 1 170. University of Chicago Press, 1972.
México 1965. (1984), que hace hincapié en los aspectos metodológicos de algu
31 Cf. J. Díez Nicolás, o. c., 1972. nas de las tendencias de comunidad, así como en su carácter al
32 Cf. Fernando de Terán, Planeamiento urbano en la España
ternativo en el marco de los movimientos sociales urbanos. Un
contemporánea (1900-1980), Alianza, Madrid 1982, 491. artículo «divulgativo y de síntesis» sobre los conceptos de comu
nidad es el de A. de Miguel, «Algunas ideas sobre la moderna so
33 Cf. H. Lefebvre, El derecho a la ciudad, Península, Barcelo
ciología de la ciudad», Ciudad y Territorio, n. 2 (abril-junio 1974)
na 1969; La revolución urbana, Alianza, Madrid 1972; Espacio y 6-14.
política, Península, Barcelona 1976.
38 Es altamente indicativo el título del trabajo de B. Wellman,
34 Cf. M. Castells, Problemas de investigación en sociología ur «The Community Question Re-evaluated», en Power, Community
bana, Siglo XXI, Madrid 1971; La cuestión urbana, Siglo XXI, and the City, Comparative Urban and Community Research, vol.1,
Madrid 1974. ed. por M. P. Smith, Transaction Books, 1988. Lógicamente la re
'Cf. R. Ledrut, El espacio social de la ciudad, Amorrortu, B. evaluación está referida a las redes (cit. p. 81).
Aires 1974; Sociología urbana, IEAL, Madrid 1976. "Cf. U. Hannerz, o. c.; C. V., «Pensar en redes», 188-228. Es
" S. Keller, o. c., 1975. interesante destacar la incorporación de este concepto a áreas que
1111;1 discusión de las relaciones entre los conceptos de redes, ba gunas de sus características o tendencias vistas desde el sistema
,, ios y comunidades ver: B. Wellman & B. Leighton, «Networks, capitalista en una versión crítica o/y marxista.
N,·ighborhoods and Communities. Approaches to the Study of the 44
Estos niveles pueden ser: regional, nacional o internacio
< 0111munity Question», Urba11 Affairs Quarterly 14, n. 3 (march nal: cf. F. D. Wilson, «Urban Ecology: Urbanization and Systems
1 1179) 363-390. o[ Citie's», Annual Review of Sociology, 10, 283-307. En una pers
" Cf. U. Hannerz, o. c., 228. pectiva más formal que ecológico-funcional, L. Racionero, Siste
" En el caso de España, una aportación pionera en esta di ma de ciudades y ordenación del territorio, Alianza, Madrid 1981.
, ecl'iún es la de S. del Campo, J. Díez Nicolás y J. L. Pérez Amáiz, 45
Se pretende, con este matiz, establecer una diferencia en
Aproximación al análisis de la estructura socio-económica de tre las visiones geográficas que utilizan profusamente esta orien
Lis arcas metropolitanas en España», Revista de Estudios Socia- tación sistémica, y las perspectivas sociológicas en las que la base
1,·s, 11. 1 (Madrid, enero-abril 1971). territorial es un componente más del sistema social.
men sus características sociales. Es decir, se da una cial: el caso de Bilbao, CIS, Madrid 1989, 6.
diferenciación residencial de la ciudad susceptible 49 Un ejemplo de ello es la citada publicación de J. Leonardo
de analizarse en función de aquellas características (1989), así como la de C. Lavia y J. Leonardo, Vitoria-Gasteiz.
Análisis de las pautas de localización residencial, Diputación Foral
o factores. de A!ava, 1990; J. Leonardo y C. Lavia, «Hacia un modelo gene
ral de diferenciación residencial: análisis comparativo de Bilbao
y Vitoria-Gasteiz», Ciudad y Territorio, n. 83, 97-110. Para una
ampliación de esta tendencia, cf. D. Timms, El mosaico urbano.
Hacia una teoría de la diferenciación residencial, IEAL, 1976; O. D.
46 Cf. el análisis mejor estructurado desde esta perspectiva en Duncan & B. Duncan, «Residential Distribution and Occupatio
España: J. Díez Nicolás, o. c., 1972. nal Stratification», en P. K. Hatt & A. Reiss Jr., Cities and Society,
47
De acuerdo con la concepción que sobre el sistema ecoló Free Press, 283-329.
gico desarrolla A. Hawley (1991). 50 Cf. J. Leonardo, o. c., 10.
"Cf. Savage-Warde, o. c., 1993, c. 5 y 6. ' K. Lynch, La imagen de la ciudad, G. Gili, Barcelona 1984.
8
drid 1995.
" Cf. Ó. P. Williams, Metropolitan Political Analysis, Free
Press, Nueva York.
CL P. Saunders, o. c., 1989, 248-249. 77 CL L. Cortés, o. c., 1995, 81.
74
La segunda reside en su atractivo y necesario tra que expresa esta sensibilidad por el espacio como
hojo empírico, en su constante exigencia para con variable significativa a la hora de explicar otros pro
trastar y comprobar supuestos y modelos teóricos, cesos sociales más complejos. En su desarrollo de la
en su implicación fronteriza con otras disciplinas Teoría de la estructuración 91 argumenta que la socio
111uy pegadas a las realidades materiales de las per logía urbana posee un papel central en el esfuerzo
s, >nas y grupos. que la sociología hace para comprender el mundo
moderno. Piensa que las ciudades todavía constitu
La tercera tiene que ver con el ámbito local, al yen un lugar especial para el estudio de la sociedad
q11e, por lo general, deben circunscribirse los estudios moderna, ya que sirven de mediación entre lo local
11 rbanos. El ámbito local es el dominio por excelencia y los procesos regionales más amplios. Los moder
dl· los urbanistas porque la gran historia, la que se ex- nos estudios urbanos, según Giddens, se han intere
1 iende más allá del horizonte local, es una historia es-
sado por los aspectos estructurales y macrosocioló
1 n 1etural, narrada no por los urbanistas, que se limi gicos y por ello ofrecen un puente conceptual entre
t,111 a la escena local, sino por los analistas de la eco-
110111ía política, quienes lideran las dimensiones in-
1,·rnacionales del desarrollo y del cambio político 9°.
" Cf. las referencias específicas de A. Giddens ( 1980 y 1984),
así como los comentarios, contrapuestos sobre su relación con la
"'Cf. G. Flanagan, o. c., 1993, 164. sociología urbana, de G. Flanagan (1993) y P. Saunders (1989).
bajo de investigación. ban Movements and The Role of Comparative Analysis», Envi
ronment and Planning D: Society and Space 3 (1985) 31-53 se pre
Esta constante tiene que ver más con una labor senta una interpretación de síntesis comparativa de los movi
no culminada dentro de la sociología urbana (y de la mientos sociales urbanos de Francia, Italia y España a partir de
cinco parámetros: rápida urbanización, acción del Estado, el
contexto político, el desarrollo de la clase media y las condiciones
sociales y económicas generales.
94 Cf. M. P. Smith, The City and Social Theory, St. Martin's "Cf. por ejemplo P. Saunders (1989) que plantea la posibili
l'ress, Nueva York 1979. dad de una «sociología urbana no espacial».
fico de los libros de texto de sociología 97 o de la pro (1989), C. Lavia y J. Leonardo (1990), J. M. Moreno y A. de Mi
ducción bibliográfica en general, incluyendo artícu guel, La estructura de las ciudades espai'iolas, CIS, Madrid 1978;
los de revistas científicas especializadas. El resulta A. de Esteban, Las áreas metropolitanas en Espafia, CIS, Madrid
1981 y los geógrafos Precedo (1990), M. Ferrer, Los sistemas ur
do precedente, sin la pretensión de realizar una «so banos, Síntesis, Madrid 1992; Ferrer-Precedo, Las ciudades de
ciología de la sociología», se ha fundamentado en Guipúzcoa y Vizcaya, Ed. L. Zugaza, Durango 1977; J. Juaristi, La
las publicaciones más recientes recogidas en la bi estructura urbana en Vizcaya, UPV/EHU, Bilbao 1985.
bliografía aquí comentada, en publicaciones de tex "º Cf. B. Wellman (1973) y desde otros ángulos teóricos M.
tos y artículos de revistas especializadas, tanto en Castells (1986), A. Gail Bier, Crecimiento urbano y participación
otros países como en España 98• vecinal, CIS, Madrid 1980; T. R. Villasante (1984), M. Maffesoli,
El tiempo de las tribus, Icaria, Madrid 1990; cf. también el análi
La tradición del sistema ecológico aporta, tanto sis particular para las ciudades españolas en V. Urrutia, «Trans
formación y persistencia de los movimientos sociales urbanos»,
desde su legado de los estudios de comunidad, como Política y Sociedad, UCM, n. 10 (1992) 49-57, donde se apuntan
de los de diferenciación residencial o de los análisis las nuevas pautas de grupos y organizaciones vecinales.
101
En España por ejemplo T. R. Villasante, Movimiento ciu
dadano e iniciativas populares, HOAC, Madrid 1991 y «El desa
rrollo local: analizadores y potencialidades desde las iniciativas
97 Procedimiento utilizado por Hornell Hart, quien estudió el ciudadanas», Política y Sociedad, UCM, n. 10 (1992) 31-49. Debe
contenido de 24 libros editados en EE.UU. entre 1952 y 1958 de señalarse, sin embargo, que este concepto es susceptible de in
los que extrajo 12 temas dominantes (cit. por L. González Seara, terpretarse desde distintos enfoques metodológicos: el crítico-al
La sociología aventura dialéctica, Tecnos, Madrid 1971). ternativo o el amical-de-vecindad. El primero se engarza más con
"Cf. las referencias anotadas a lo largo de la presentación de los análisis de la tradición marxista, mientras que el segundo lo
las cuatro tradiciones de la sociología urbana. A partir de ahora, hace con los funcionalistas.
utilizaré preferentemente (por razones de simplificación y por la 102
Cf. J. Arpa], «La ciudad, espacio de práctica y representa
gran producción registrada en nuestro país en las dos últimas dé ción social: educación y cultura de los ciudadanos», Inguruak, n.
cadas) referencias de investigadores españoles. 9 Uulio de 1994); A. Moles y E. Rohmer (1972).
Sistema ecológico
Estudios de comunidad
Diferenciación residencial
Sistemas urbanos
-Análisis demográficos POBLACIÓN
- Comunidades, barrios y vecindarios ESTRUCTURA SOCIAL
urbanos (identidad colectiva) SOCIEDAD CIVIL
redes sociales, participación
Forma cultural
R.PARK 37
-cosas todas ellas que, de hecho, tienden a crear W1a mayor te como objeto de investigación y, al mismo tiempo, su vida
movilidad, a la vez que originan W1a mayor concentración de es más accesible para la observación y el estudio. La vida y
la población urbana- son factores primordiales en la organi la cultura urbanas son más variadas, sutiles y complicadas,
zación ecológica de la ciudad. No obstante, la ciudad no es pero los temas fundamentales son los mismos en ambos ca
simplemente W1a unidad ecológica y geográfica, sino que, a sos. Los mismos métodos de observación utilizados paciente
su vez, es una unidad económica. La organización económi mente por antropólogos como Boas y Lowie para el estudio
ca de la ciudad se basa en la división del trabajo. La multi de la vida y costumbres de los Indios norteamericanos po
plicidad de oficios y profesiones, dentro de los límites de la drían ser empleados, y quizá de manera más provechosa, en
población urbana, es uno de los aspectos más notables y me la investigación de las prácticas sociales, concepción general
nos comprendidos de la vida de la ciudad moderna. Si que de la vida, creencias y costumbres predominantes en Little
remos, desde este punto de vista, podemos concebir la ciu Italy, situada en la parte más baja de North Side de Chicago,
dad, es decir, el lugar y la gente, con todos sus mecanismos y o en señalar las aún más sofisticadas costumbres tradiciona
aparatos administrativos, como orgánicamente relacionados les de los habitantes del Greenwich Village y del barrio de
entre sí; una especie de mecanismo psicológico en el cual, y Washington Square de Nueva York.
a través del cual, los intereses privados y políticos encuen Estamos principalmente en deuda con los novelistas por
tran no solamente una expresión colectiva, sino también una el conocimiento más detallado que poseemos de la vida ur
expresión corporativa. bana contemporánea; pero la vida de nuestras ciudades exi
Muchos de los aspectos que normalmente consideramos ge un estudio profundo y desinteresado, más incluso que el
propios de la ciudad -sus cartas constitucionales, organiza que Emile Zola nos ofrece en sus novelas «experimentales» y
ción convencional, edificios, red de tranvías y demás- son, o en las crónicas de la familia Rougon-Macquart. Este tipo de
parecen ser, simples artefactos; pero estas cosas son en sí estudios es necesario, aunque sólo sea para permitirnos leer
mismas servicios públicos, dispositivos accidentales que lle el periódico de una manera más inteligente. Si la crónica dia
gan a formar parte activa de la ciudad sólo cuando, y en la ria del periódico resulta tan escandalosa, y a la vez tan fasci
medida en que, a través del uso y la costumbre, se acoplan nante para el lector medio, es porque éste está muy poco en
con las fuerzas vitales inherentes a los individuos y a la co terado de la vida, de la cual el periódico es el documento es
mm1idad, al igual que una herramienta en manos del hom crito.
bre. Las observaciones que vienen a continuación tienen el
Por último, la ciudad es el hábitat natural del hombre ci propósito de definir un punto de vista y marcar un programa
vilizado. Debido a ello, es un área cultural que se caracteriza de estudio de la vida urbana: su organización física, sus ocu
por su propio y peculiar modelo cultural: paciones y su cultura.
«Aunque no se admita de un modo absoluto», dice Spen
gler, «es un hecho verdaderamente cierto que todas las grandes a) El diseño de la ciudad
culturas han nacido en ciudades. El excepcional hombre de la y la organización local
segunda generación es un animal constructor de ciudades. El
verdadero criterio de la historia universal, a diferencia de la A primera vista, la ciudad, en especial la ciudad m9der
historia humana, es el siguiente: la historia universal es la his na americana, da tan poca impresión de ser un producto de
toria de los habitantes de la ciudad. Tanto los países, como los los procesos espontáneos de la naturaleza y del desarrollo,
gobiernos, la política y las religiones, descansan sobre un fe que es difícil reconocerla como un ente vivo. La forma básica
nómeno básico de la existencia humana: la ciudad»'. de las ciudades americanas, por ejemplo, es la de un tablero
Hasta ahora, la antropología -o ciencia del hombre- se de ajedrez; la unidad de distancia es la manzana. Esta forma
ha ocupado principalmente del estudio de los pueblos primi geométrica artificial nos hace pensar que la ciudad es W1a
tivos; pero el hombre civilizado resulta igualmente interesan- construcción puramente artificial que podría perfectamente
ser desmontada y vuelta a montar de nuevo, como si se tra
tara de un rompecabezas de piezas cúbicas.
De hecho, la ciudad tiene sus raíces en los hábitos y cos
'Oswald Spengler. Der Untergand des Abend/andes, IV, 106. tumbres de sus habitantes y, en consecuencia, posee una or-
R.PARK 39
de impulso interior, más o menos independiente de los más «Una de las realidades sociales más significativas es el he
amplios intereses y modos de vida existentes a su alrededor. cho de que, desde tiempos inmemoriales, se haya establecido
instintivamente esa especie de acuerdo por el cual aquel que se
La magnitud de la población, sus niveles de concentra establece al lado de otro empieza ya exigiendo el sentido de
ción y la manera en que ésta se va distribuyendo dentro de la compañerismo de éste ... El barrio es una unidad social cuyo
geografía de la ciudad son los factores que determinarán fi funcionamiento, por la clara definición de sus contornos, su in
nalmente su organización, así como las características del tegridad orgánica interna y sus reacciones impulsivas, puede
medio ambiente urbano y del orden que éste exige. Esto ex perfectamente ser considerado como el de una mente social...
plica lo importante que es el estudio del crecimiento de las El líder local, por muy autocrático que pueda llegar a ser en el
ciudades y el comparar las distintas idiosincrasias en la dis más amplio campo de acción que la ciudad ofrece, utilizando el
tribución de su población. Así, pues, éstas son algunas de las poder que ha conseguido a través del barrio, debe estar siem
cosas que en primer lugar nos interesa saber acerca de la pre por y para el pueblo, y tener mucho cuidado de no defrau
ciudad: dar a la gente del lugar en lo que se refiere a sus intereses. Es
muy dificil embaucar a un barrio tonteando con sus propios
- ¿Cuáles son los orígenes de su población? asuntos» 1 .
- ¿En qué medida el crecimiento de su población (debi- La sociedad moderna local es una estructura erigida so
do al mayor número de nacimientos que de defunciones) es bre la base de una organización de barrio espontánea y su
normal? razón de ser es la de expresar los sentimientos con relación
a los asuntos de interés local.
- ¿Qué parte de la población está compuesta por: a) na
tivos, b) extranjeros? Aquello que podríamos llamar el sentir general de un ba
rrio ha experimentado diversos cambios, curiosos e intere
- ¿Cuáles son las áreas «naturales» más destacadas, es santes, bajo las complejas influencias de la vida de la ciudad,
decir, aquellas donde habita la población segregada? produciendo numerosos e insólitos tipos de comunidades lo
- ¿De qué manera influyen en la distribución de la po cales; es más, hay barrios que están naciendo y otros que es
blación dentro de la ciudad: a) los intereses económicos, es tán en proceso de disolución. Consideramos, por ejemplo, la
decir, los precios del suelo; b) la raza, los intereses sentimen Quinta Avenida de Nueva York, que probablemente no ha te
tales, la vocación, etc.? nido nunca una asociación que se encargara de su embelle
cimiento, y comparémosla con la calle 135 del Bronx (donde
- ¿Qué zonas de la ciudad están experimentando una hay probablemente una mayor concentración de población
disminución, o un aumento de su población? negra que en ningún lugar del mundo), que se está convir
- ¿Qué relación existe entre el aumento de población y el tiendo rápidamente en una estrecha comunidad muy bien or
número de miembros en las familias que viven en las distin ganizada.
tas áreas naturales, y el número de nacimientos y defuncio «En la historia de Nueva York, el hombre de Harlem ha
nes, matrimonios y divorcios, el precio de los alquileres y el pasado de ser asociado con Holandés, a ser asociado con Ir
nivel de vida? landés, más tarde con Judío y, por último, con Negro. De todos
estos cambios, el último es el que se ha efectuado con mayor
rapidez. Para toda la América de color, desde Massachusetts
• El barrio hasta Mississippi y, cruzando todo el continente, hasta Los An
La proximidad y el trato amistoso entre los vecinos son geles y Seattle, el nombre de Harlem, que hasta hace 15 años
apenas nadie había oído nombrar, significa "metrópolis de ne
la base de las más sencillas y elementales formas de asocia gros". Harlem es, verdaderamente, la gran Meca del turista en
ción con las que nos encontramos en la organización de la busca de lugares de interés, del amante de los placeres, del cu-
ciudad. Los intereses y asociaciones locales generan un sen
timiento propio del lugar y, puesto que el sistema basa la par
ticipación política en el hecho de ser residente, el barrio se
convierte en la base del control político, siendo de este modo 3
Robert A. Woods, «The Neighborhood in Social Reconstruction», Pa
el elemento local menor dentro de la organización social y pers and Proceedings of the Eighth Annual Meeting of the American Socio
política de la ciudad. logical Society (1913).
'-'
rioso, del aventurero, del emprendedor, del ambicioso y del es En muchas ciudades europeas y, hasta cierto punto, en
pabilado, de raza negra, porque su poder de seducción se ha este país, la reconstrucción de la vida ciudadana ha llegado
extendido por todas las islas del Caribe, llegando incluso a pro al extremo de que se construyen suburbios ajardinados, o de
pagarse por Africa»•. que las viviendas de estado ruinoso y con problemas de in
Es importante saber cuáles son las fuerzas que contribu salubridad sean reemplazadas por modélicos edificios, pro
yen a disolver las tensiones, intereses y sentimientos que piedad del municipio y controlados por éste.
confieren a cada barrio su propio carácter. En general, po En las ciudades americanas se han llevado a cabo tenta
dríamos decir que son todas aquellas cosas que contribuyen tivas para restaurar aquellos barrios peligrosos, construyén
a crear una inestabilidad entre la población, dividiendo y dis dose en ellos parques de recreo e introduciéndose diversos ti
persando su atención para concentrarla en una amplia dis pos de actividades entre las que se incluyen danzas popula
paridad de asuntos de interés. res en los salones de baile municipales. Estas y otras estrate
- ¿Qué parte de la población nada en la abundancia? gias, cuya finalidad primordial es la de elevar el tono moral
- ¿De qué elementos se compone su población, es decir: de las poblaciones segregadas de las grandes ciudades, de
razas, clases, etc.? berían ser analizados en conexión con el análisis del barrio
en general; y deberían serlo, en suma, no solamente por su
- ¿Cuánta gente vive en hoteles, apartamentos y vivien propio bien, sino por lo que pueden revelar acerca del com
das de alquiler? portamiento humano y la naturaleza humana en general.
- ¿Cuánta gente es propietaria de su propia vivienda?
- ¿Cuál es la proporción de vagabundos, gitanos y gente • Colonias y zonas segregadas
de tránsito existente entre la población?
En el medio ambiente de la ciudad, el barrio tiende a
Por otra parte, ciertos barrios urbanos sufren una situa perder gran parte del significado que poseía cuando la socie
ción de aislamiento. En diversas ocasiones, se han hecho es dad vivía de manera más simple y primitiva. Las ventajas que
fuerzos para reconstruir y estimular la vida de los barrios, ofrecen los medios de comunicación y de transporte, que per
con el propósito de ponerles en contacto con otros intereses miten a los individuos distribuir su atención y vivir en varios
más amplios de la ciudad, ampliando así sus posibilidades de mundos distintos a la vez, contribuyen a la destrucción de la
participación con la comunidad. Esta es, en parte, la finalidad familiaridad y de la estancia permanente en el barrio. Por
de los centros sociales. Estas, y otras organizaciones que in otra parte, el aislamiento de las colonias raciales y de inmi
tentan reconstruir la vida de la ciudad, han ido desarrollando grantes de los llamados guetos y de aquellas zonas habitadas
determinados métodos y técnicas que deberíamos estudiar en por una población segregada, contribuye a preservar e in
relación con las investigaciones de estas entidades, ya que es tensificar, allí donde existen prejuicios raciales, las relaciones
el método por el cual el objeto de análisis consigue ser prác y la solidaridad de los grupos locales y vecinales.
ticamente controlado revelando así su naturaleza elemental,
es decir, su carácter predecible (Gesetzmassigkeit) '. En aquellos lugares en los que conviven, agrupados en
estado de segregación, individuos de una misma raza o de un
mismo origen, el sentir del barrio tiende a impregnarse de
antagonismos raciales e intereses de clase.
James Weldon Johnson, «The Making of 1-larlem». Survey Graphic Las distancias físicas y sentimentales se refuerzan las
(marzo, 1925). unas a las otras, y las influencias ejercidas por la distribución
«Por tanto cuando queremos usar la palabra (:'iaturaleza) como un local de la población, junto con las de clase y raza, contribu
l1'rmino lógico en la teoría de la ciencia, diremos que la Naturaleza es la rea yen a la evolución de la organización social.
hrlad considerada en su marco Iegaliforme. Tal significado lo hallamos, por
f'Jl'lllJJIO, en la palabra «Ley natural». Pero también podríamos llamar en- Toda gran ciudad tiene sus colonias raciales, como los
11,nres a lo que entra en los conceptos naturaleza de las cosas, o expresar Chinatowns de San Francisco y de Nueva York o la Pequeña
nos. lo más brevemente posible, del modo que sigue: la Naturaleza es la rea Sicilia de Chicago, y otros de tipo diverso y de carácter no tan
lidad considerada de un modo universal. Sólo así adquiere la palabra una re
lPvanria lógica» (H Rickert, Die Grenzen der naturwissenschaftlichen Be marcado. Asimismo, la mayoría de las ciudades tienen, ade
qn[(�bildung, 212). más, sus distritos segregados en los que impera el vicio y la
R. PARK 41
corrupción y que son lugar de reunión para delincum1tPs d(• ciones qur sP <1stab!Pcen Piltn• los difi•n:nt<•s harnos son pro
todo tipo; tal es el caso del que ha existido hasta hace poco bablrmente más acusadas que las que sr dan rn Amrrica.
en Chicago. Toda gran ciudad posee también sus barrios en East London rs una ciudad habitada por una población pPr
los que habita gente con profesiones y oficios afines, como trnrciente a una única clase social que queda relegada una )
por ejemplo Stockyards, en Chicago, con sus zonas residen otra vez en los confines de la ciudad debido a intereses ra
ciales; Brookline, en Boston; el denominado Gold Coast, en ciales, culturalf,s y profesionales. El modo de sentir del ba
Chicago; o Greenwich Village, en Nueva York; cada uno de los rrio, profundamente enraizado en las costumbres y tradicio
cuales podría constituir ya de por sí, debido a su magnitud y nes locales, ejerce un decisivo influjo selectivo sobre las po
características, un pueblo o una ciudad; la única diferencia es blaciones de las antiguas ciudades europeas, manifestándosP
que su población es escogida. De entre estas ciudades dentro por último marcadamente en las características de sus habi
de ciudades, cuya principal característica es que su población tantes.
está compuesta por personas de una misma raza, o bien de
distinta raza perteneciente a una misma clase social, East Lo importante de esos barrios, comunidades raciales y
London, con una población de 2.000.000 de trabajadores, es zonas segregadas existentes dentro de las grandes ciudades
sin duda el caso más destacado. o de su periferia coincide con nuestro interés acerca de todos
los demás grupos sociales; y es lo siguiente:
«Debido al exceso de población en el East London original,
la gente ha ido diseminándose por los prados y marismas que - ¿Qué elementos los componen?
se encuentran al otro lado del río Lea, convirtiendo de este - ¿En qué medida son el resultado de un proceso selec-
modo en nuevas ciudades lo que anteriormente habían sido tivo?
pueblos rurales. Tenemos por ejemplo West 11am, con una po
blación de cerca de 300.000 habitantes; East Ham, con 90.000; - ¿Cómo ingresa la gente en el grupo así formado y cómo
Stratford, junto con sus "hijas". con 150.000; y otras "aldeas" sale de él?
que, al igual que las anteriores, han crecido desmesuradamen
te. La suma del conjunto de todas estas nuevas poblaciones nos - ¿Cuáles son los niveles de permanencia y estabilidad
da un total de cerca de dos millones de personas, que es una de su población?
población mayor que la de Berlín. Viena, San Petersburgo o Fi
ladelfia. East London es una ciudad llena de templos e iglesias; - ¿Cuál es la situación de la gente en cuanto a edad, sexo
sin embargo, no hay catedrales, ni anglicanas ni católicas. Está y condición social?
bien surtida de escuelas de enseñanza primaria, pero no tiene - En cuanto a los niños, ¿cuántos nacen y cuántos de
ninguna escuela pública o de enseñanza media, y tampoco dis ellos permanecen en el barrio?
pone de universidad o de centros donde realizar estudios su
periores. Todo el mundo lee el periódico, sin embargo no exis - ¿Cuál es la historia del barrio? ¿Qué es lo que hay en
te un periódico de East London como tal, sino tan sólo peque su subconsciente -en sus experiencias ya olvidadas o que no
ñas ediciones locales. Nunca se ve en sus calles un solo vehícu son más que nebulosos recuerdos- que determina sus actitu
lo particular y no existe ningún barrio elegante... ni tampoco des y sentimientos?
puede uno encontrarse con señoras en las principales aveni
das. La gente, los comercios, las casas, los medios de transpor - ¿Qué cosas son patentes, es decir, cuáles son sus ma-
te, todo, absolutamente todo, lleva consigo el sello inconfundi neras de pensar, sus doctrinas, etc.?
ble de la clase obrera.
- ¿Qué es lo que en realidad el grupo tiene en cuenta?
Lo más curioso de todo es el hecho de que en una ciudad ¿Qué es noticia? ¿Qué es lo que ocupa la atención general ?
de dos millones de personas no haya hoteles, y esto natural ¿Qué modelos imita? ¿Están estos modelos dentro o fuera del
mente significa que no tiene risitantes»". grupo?
En las ciudades europeas con mayor antigüedad, donde - ¿Cuál es el ritual social, es decir, qué es lo que uno tie
los procesos de segregación han llegado más lejos, las distin- ne que hacer en el barrio para evitar ser observado con re
celo o como un bicho raro ?
- ¿Quiénes son los líderes? ¿A qué intereses del barrio
'' Walter Besant, East London, 7-9. representan, y qué técnica utilizan para ejercer un control?
R. PARA. 43
En la ciudad, toda ocupación, incluso la de mendigo, tien - ¿Pueden las aptitudes innatas o una preparación espe
de a adquirir el carácter de profesión, y la disciplina que im cial determinar el éxito en las diferentes ocupaciones?
pone el éxito en cualquier ocupación, junto con las asociacio
nes a las que obliga, acentúa esta tendencia -tendencia que, - ¿Qué favorece o perjudica a los diferentes mercados de
sobre todo, no va simplemente encaminada hacia la especia profesiones o negocios, y por qué?
lización, sino también hacia la racionalización de la propia - ¿Viene la elección de una profesión por motivos senti
ocupación y hacia el desarrollo consciente de una técnica es mentales, económicos o temperamentales?
pecífica para llevarla a término. Como consecuencia de las
ocupaciones y de la división del trabajo se producen, en pri - ¿En qué profesiones los hombres, y en cuáles las mu
mer lugar, no grupos sociales, sino modelos ocupacionales: el jeres, consiguen mayor éxito y por qué?
actor, el fontanero, el trabajador forestal. .. Las organizaciones - ¿Hasta qué punto es la profesión, más que la asocia
formadas por personas de un mismo oficio y profesión, como ción, la responsable de la actitud mental y las preferencias
son los sindicatos y los gremios, se basan en los intereses co morales?
munes. En este sentido, se diferencia de otros tipos de aso
ciación como es el caso del barrio, que se basa en la contigüi - Aquellos hombres que ejercen una misma profesión u
dad, la asociación personal y los vínculos que normalmente se oficio, pero pertenecen a diferentes nacionales y grupos cul
establecen en la humanidad. Los diferentes oficios y profesio turales, ¿tienen idénticos pareceres que les son característi
nes parecen estar dispuestos a agruparse en clases, esto es: la cos?
clase artesanal, la empresarial y la profesional. Pero, hasta - ¿En qué medida la creencia en una doctrina social o
ahora, en los modernos estados democráticos, las clases no política, esto es: el socialismo, el anarquismo, el sindicalismo,
han alcanzado una organización efectiva. El socialismo, fun etc., viene determinada por el tipo de trabajo, o por el tem
dado en un esfuerzo por crear una organización que se basa peramento?
ra en la «conciencia de clase», no ha conseguido nunca crear,
excepto, quizá, en Rusia, más que un partido político. - ¿En qué medida dentro de las distintas ocupaciones,
las doctrinas e idealismos sociales han suplantado y sustitui
Por tanto, las consecuencias de la división del trabajo do a la fe religiosa, y por qué?
como disciplina, es decir, como medio para moldear el ca
rácter, se podrán analizar mejor en los modelos ocupaciona - ¿Tienden las clases sociales a adoptar el carácter de
les que ha producido. Entre los modelos que sería interesan grupos culturales?; en otras palabras, ¿tienden las clases a
te analizar, se encuentran: la dependienta, el policía, el ven adquirir la exclusividad e independencia propias de una cas
dedor ambulante, el taxista, el vigilante nocturno, el artista ta o nacionalidad, o acaso cada clase depende siempre de la
de vodevil, el curandero, el barman, el superior de distrito, el existencia de otra, con la que se corresponde?
esquirol, el agitador laboral, el maestro de escuela, el repor - ¿Hasta qué punto los hijos siguen la vocación de sus
tero, el agente de bolsa, el prestamista; todos ellos son pro padres, y por qué?
ducto característico de las condiciones de vida en la ciudad,
y cada uno, con su experiencia, modo de concebir las cosas y - ¿En qué medida los individuos cambian de una clase a
punto de vista particulares, determina la personalidad de otra, y qué alteraciones produce este hecho en el carácter de
cada grupo profesional y del conjunto de la ciudad. las relaciones de clase?
- ¿Hasta qué punto existe una relación entre el coefi
ciente de inteligencia y los diferentes oficios y profesiones • Noticias y movilidad del grupo social
que requieren unas aptitudes innatas?
Al hacer que el éxito individual dependa de la concen
- ¿Hasta qué punto la inteligencia viene determinada por tración en una tarea específica, la división del trabajo ha au
las características de la profesión y las condiciones en las que mentado y, en consecuencia, también la interdependencia de
ésta se desempeña? las distintas profesiones. De este modo se crea un tipÓ de or
- ¿Hasta qué punto el éxito en una profesión depende del ganización social en la que el individuo va dependiendo cada
buen criterio y del sentido común, y hasta qué punto depen vez más de la comunidad, de la que forma parte. En las con
de de la habilidad técnica? diciones de competencia personal, el resultado de esa ere-
R. PARK 45
La educación y la facultad de leer, la expansión del sistema identidades y las diferencias, es decir. en al análisis y la clasifi
económico monetario, que es aplicado a un creciente núme cación. Su educación ha ido estrechamente unida al bullicio y
ro de intereses, aparte de haber contribuido a una desperso movimiento de compra y venta del mercado. y, al dedicarse sin
nalización de las relaciones sociales, ha contribuido a su vez cesar a emplear toda su astucia en el fascinante juego de com
en grado sumo a un aumento de movilidad de las gentes del prar y vender -para el cual se sirve de la más interesante de las
mundo moderno. abstracciones. el dinero- no tiene ocasión de. ni se siente incli
nado a, cultivar vínculos estrechos con personas y lugares, ras
«El término "movilidad", al igual que su correlativo, "ais go característico en la gente sedentaria»".
lamiento", abarca una gran variedad de fenómenos y puede co
rresponder al mismo tiempo a un carácter y a una condición. La concentración de población en las ciudades, la am
Del mismo modo que el aislamiento puede ser debido a barre pliación de los mercados, la división del trabajo y la concen
ras puramente físicas que impidan la comunicación, o bien a tración de individuos y grupos en tareas específicas, han ido
un rasgo característico del temperamento y a una falta de edu cambiando de manera constante las condiciones materiales
cación, la movilidad puede ser la consecuencia de los medios de la vida, y con ello se han hecho cada vez más necesarias
naturales de comunicación o de una conducta adaptable y una las readaptaciones a las nuevas circunstancias. Debido a esa
educación universitaria. necesidad, han surgido diversas organizaciones especiales
En la actualidad, se admite abiertamente que lo que ordi que existen con la única finalidad de facilitar estas readapta
nariamente llamamos falta de inteligencia en algunos indivi ciones. El mercado que dio vida a la ciudad moderna es una
duos, razas v comunidades es con frecuencia el resultado de un de esos mecanismos. De todos modos, las lonjas resultan to
aislamiento." Por otra parte, la movilidad de una población es davía más interesantes, en especial la bolsa de valores y la
indiscutiblemente un factor de gran importancia para su desa junta de comercio, donde se establecen continuamente los
rrollo intelectual. precios de acuerdo a los cambios, o más bien a los rumores
Existe una estrecha conexión entre la inmovilidad del de cambio, en las condiciones económicas de todo el mundo.
hombre primitivo y lo que podríamos denominar su incapaci Dichos rumores tienen el carácter de lo que llamamos noti
dad para valerse de ideas abstractas. El conocimiento que de cia, en cuanto se les considera causantes de reajustes. La
ordinario posee un campesino, por la propia naturaleza de su r.xistencia de una situación crítica convierte en noticia aque
trabajo, es concreto y personal. Este conoce individual y perso llo que era más que simple información. Cuando hay un
nalmente a cada uno de los miembros que componen el reba asunto que está en juego, cuando, en pocas palabras, hay cri
ño que atiende. Con el paso de los años, llega a sentirse tan vin sis, la información que podría influir en un sentido o en otro
culado a la tierra que trabaja, que el mero hecho de ser trasla en las consecuencias que se deriven de esa crisis se convier
dado del pedazo de tierra en el que ha crecido a otro con el que
no está tan estrechamente familiarizado le representa una pér te en lo que los periodistas han dado en llamar «tema de ac
dida personal. En cierto sentido, para este hombre el valle cer tualidad». Los temas de actualidad son noticia, mientras que
cano, o incluso aquella franja de tierra situada al otro extremo los temas pasados son simple información.
del pueblo, es en cierto sentido territorio extraño. La eficiencia - ¿Qué relación existe entre movilidad y sugerencia, imi
del campesino como trabajador agrícola depende en gran par tación, etc.'?
te de la relación estrecha y personal que éste mantiene con las
idiosincrasias de una única y pequeña porción de tierra para - ¿Cuáles son los mecanismos prácticos por los que se
cuyo cuidado ha sido instruido. Evidentemente, en tales condi aumentan la sugestibilidad y la movilidad en una comunidad
ciones, serán mínimos los conocimientos prácticos del campe o en un individuo'?
sino que adopten la forma abstracta de la generalización cien - ¿Existen en las comunidades circunstancias patológi
tífica. El campesino piensa en términos concretos porque no cas que respondan a la histeria de sus individuos'? Si es así,
conoce otros. ni siente necesidad de ellos.
¿de qué modo se presentan y cómo se las controla'?
Por otra parte, las características intelectuales del judío y
el interés -que en general se le atribuye- que éste pone en va - ¿Hasta qué punto la moda es signo de movilidad'?
lerse de ideas abstractas y radicales están incuestionablemen - ¿Qué diferencia hay en el modo en que se transmiten
te relacionados con el hecho de que los judíos son ante todo un las modas y las costumbres'?
pueblo urbano. El «Judío errante» adquiere términos abstrac
tos con los cuales describe las distintas escenas con las que se
va encontrando. Su conocimiento del mundo se basa en las "Cf. W. l. Thomas, Source Book of Social Origins. 169
R PARK 47
nipulación del público y las masas, nos proporcionan todo un - ¿Contribuyen las oscilaciones en la bolsa a exagerar las
conjunto de elementos que nos permiten realizar un estudio fluctuaciones en el mercado, o a estabilizarlas?
más profundo y minucioso de lo que podíamos llamar com
portamiento colectivo, para distinguirlo del comportamiento - Los informes de la prensa, en cuanto equivalen a los
hechos, ¿contribuyen a una aceleración de los cambios so
de aquellos grupos sumamente organizados. ciales o tienden a estabilizar un movimiento ya en marcha?
La ciudad y, en particular, la gran ciudad, donde el pun
to de vista del interés y del dinero las relaciones humanas - ¿Qué consecuencias tienen la propaganda y los rumo
tienden a ser impersonales y racionales más que en cualquier res en aquellos casos en que las fuentes fidedignas de infor
otro lugar, es un laboratorio -en un sentido bastante literal mación han sido suprimidas?
para la investigación del comportamiento colectivo. Tanto las - ¿En qué medida puede una reglamentación formal
huelgas como otros movimientos revolucionarios de menor ejercer un control sobre las fluctuaciones de la bolsa?
relevancia son males endémicos en el medio ambiente urba
no. Las ciudades, y también en particular las grandes ciuda - ¿Hasta qué punto puede la censura ejercer un control
des, se hallan en una situación de equilibrio inestable. El re sobre los cambios sociales, las huelgas y los movimientos re
sultado es que los amplios y variables contingentes que acci volucionarios?
dentalmente constituyen nuestras poblaciones urbanas se - ¿En qué medida pueden los pronósticos científicos so
encuentran en eterno estado de agitación, siendo arrastrados bre cambios sociales y económicos ejercer un control prove
por la ola de cualquier nueva doctrina y hallándose expues choso sobre el curso de los acontecimientos y la tendencia de
tos a continuos sobresaltos y, en consecuencia, la comunidad los precios?
se encuentra en una situación de crisis crónica.
- ¿Hasta qué punto la relación de precios en la bolsa se
Todo lo que se ha dicho indica, ante todo, lo importante corresponde con la opinión pública, según ésta se refleja en
que resulta un estudio más minucioso y profundo del com la prensa?
portamiento colectivo. Las preguntas que vienen a continua
ción quizá puedan sugerir posibles vías de investigación a se - ¿Hasta qué punto la ciudad, que responde de una ma
guir y resulten de utilidad para aquellas personas dedicadas nera más rápida y terminante a las situaciones de cambio
al estudio de la vida urbana. puede ser considerada un centro neurálgico del organismo
social?
- ¿Cuál es la psicología de la crisis? ¿Qué ciclo de acon
tecimientos entraña la evolución de toda crisis, política o eco
nómica? c) Relaciones secundarias
y control social
- ¿Hasta qué punto el sistema parlamentario, incluyendo
el sistema electoral, puede ser reconocido como un intento de En los últimos años, los modernos medios de transporte
regularizar la revolución y de hacer frente y controlar la cri y comunicación -el ferrocarril eléctrico, el automóvil, el telé
sis? fono y la radio- han ido efectuando cambios, de manera rá
- ¿Hasta qué punto la violencia en las masas, las huelgas pida y silenciosa, en la organización social e industrial de la
y los movimientos políticos radicales son consecuencia de las ciudad moderna. Mediante ellos, la actividad general ·se ha
mismas circunstancias generales que provocan pánicos fi concentrado en los distritos comerciales y el carácter de los
negocios al por menor ha cambiado completamente, aumen
nancieros, incrementos en las propiedades inmobiliarias y tándose el número de barrios periféricos y haciendo posible
movimientos masivos de la población en general? la existencia de los grandes almacenes. Esos cambios en la
- ¿En qué medida la agitación social y el equilibrio ines organización industrial y en la distribución de la población
table existentes se deben a la rapidez y alcance de los cam han ido acompañados de los correspondientes cambios en las
bios económicos que refleja la bolsa? costumbres, los sentimientos y el carácter de la población ur
- ¿Cuáles son en general los resultados que un mayor ni bana.
vel de comunicación y de noticias producen en las fluctuacio La naturaleza general de estos cambios viene indicada
nes de la bolsa y en los cambios económicos? por el hecho de que el crecimiento de las ciudades ha ido
R. PARK 49
respecto a esto, sería interesante que se determinara, me pente con algún genio oculto y desconocido. Los lectores del
diante investigaciones, hasta qué punto la delincuencia va diario pertenecían a las diversas clases relacionadas con el sec
aumentando a un ritmo directamente proporcional a la cre tor educativo del lugar: eran en su mayoría jóvenes oficinistas
ciente movilidad de la población, y en qué medida dicha mo y. algunos de ellos, muy buenos muchachos. Tenían una aso
vilidad está en función del aumento de población; este es el ciación en la que se celebraban debates a los que yo asistía de
punto de vista desde el cual debiéramos tratar de hacer nues vez en cuando. Pero, ¡ay de mí1• aquellos debates se llevaban a
cabo con la más profunda, inconsciente y complacida dr las ig
tras interpretaciones acerca de todas aquellas estadísticas en norancias. Intenté convencerles de que antes de hablar era
las que se registra la desintegración del orden moral, como conveniente conocer a fondo los argumentos; pero todo fue en
por ejemplo: las estadísticas sobre el divorcio, la falta de asis vano. Entonces propuse temas para que escribieran ensayos y
tencia a las aulas y la delincuencia. ofrecí premios a los mejores versos que se presentaran; y des
- ¿Cuáles son las consecuencias de la posesión de bienes, cubrí, lleno de asombro. que entre todos esos miles de jóvenes,
muchachos y muchachas, era imposible hallar el más mínimo
especialmente del propio hogar, en la falta de asistencia a las y rudimentario indicio de talento literario alguno. En todas las
aulas, el divorcio y la delincuencia? demás ciudades hay jóvenes que tienen aspiraciones literarias
- ¿En qué zonas y clases hay cierto tipo de delitos que y poseen un cierto grado de habilidad literaria, pero ¿cómo iba
son endémicos? a haber ninguno en esa ciudad, en la que no había libros, ni pe
riódicos, ni diarios y, en aquella época, ni siquiera bibliotecas
- ¿En qué clases se dan con más frecuencia los casos de públicas"», ..
divorcio? ¿Qué diferencia existe al respecto entre granjeros y Las poblaciones extranjeras que forman las diversas co
actores, por ejemplo? lonias de inmigrantes -en la actualidad, convenientemente
- ¿Hasta qué punto en un grupo racial determinado, establecidas en todas las grandes ciudades- viven una situa
como por ejemplo: los italianos en Nueva York o los polacos ción de aislamiento diferente de la que sufre la población de
en Chicago, viven padres e hijos en un mismo mundo, hablan East London, aunque en algunos aspectos el aislamiento es
la misma lengua y comparten las mismas ideas; y en qué me más absoluto. La diferencia es que cada una de estas peque
dida las circunstancias allí existentes explican la delincuencia ñas colonias posee su propia organización política y social,
juvenil en aquel grupo en concreto? más o menos independiente, siendo a su vez un centro de
propaganda nacionalista, más o menos enérgica. Cada uno
- ¿Hasta qué punto los usos y costumbres adquiridos en de estos grupos, por ejemplo, tiene uno o varios periódicos
el país de origen podrían ser los responsables de las mani publicados en su propio idioma. Hace unos años, en la ciu
festaciones de la criminalidad en un grupo inmigrante? dad de Nueva York había 270 publicaciones editadas en 23
idiomas distintos; la mayoría de estas publicaciones se man
tenía gracias a la población local. En Chicago había 19 pe
• La crisis y los tribunales riódicos que se publicaban en 7 lenguas extranjeras, forman
Una de las características de la ciudad es que en ella se do en total una tirada de 368.000 ejemplares al día.
reúne y entremezcla todo tipo de personas que nunca llegan En estas condiciones, el ritual social y el orden moral que
a comprenderse plenamente unas a otras; el anarquista y el esos inmigrantes habían traído consigo desde sus países de
frívolo, el sacerdote y el diácono, el actor y el misionero, aun origen han conseguido mantenerse durante un tiempo consi
codeándose en la calle, viven todos ellos en mundos total derable bajo el influjo ejercido por el medio ambiente ameri
mente distintos. La segregación de las clases ocupacionales cano. Sin embargo, con la segunda generación, ese control
es tan absoluta que se puede estar viviendo, dentro de los lí social basado en los usos y costumbres propios de los países
mites de la ciudad, aislado casi por completo, como si uno se de origen se desbarata. En términos generales, y para expli
hallara en alguna remota comunidad rural. car qué relación tiene la ciudad con este hecho, podemos de
cir que el efecto que produce el medio ambiente urbano es el
Walter Besant cuenta la siguiente anécdota acerca de su de intensificar todos los efectos de la crisis.
experiencia como editor del People 's Palace Journal:
«Hallándome en calidad de editor intenté fomentar el in
terés por la literatura, con la esperanza de encontrarme de re- Walter Resant, East l.ondon, 13.
R. PARK 51
han asumido algunas de las funciones propias de funciona jugo extraído de los miembros de una rolonia "hostil" y la hor
rios administrativos, ya que su tarea consiste no tanto en ha miga fue atacada y muerta al instante» '.
cer una interpretación de la ley como en recetar remedios y Otro ejemplo del modo en que las hormigas se comuni
administrar consejos con el propósito de reinsertar a aque can nos servirá para ilustrar lo simple y automática que pue
llos delincuentes que han sido conducidos ante él a su posi de llegar a ser la comunicación a un nivel instintivo.
ción normal dentro de la sociedad.
«Cuando una hormiga parte de su nido tomando por pri
También se observa claramente una tendencia similar a mera vez un rumbo distinto, ésta siempre regresa por la mis
otorgar a los jueces gran amplitud de arbitrio -a la vez que ma senda, lo cual demuestra que es muy probable que la hor
se les impone una mayor responsabilidad- en aquellos tribu miga vaya dejando tras de sí algún rastro que le sirve para
nales que tienen que encargarse de las cuestiones técnicas orientarse en su camino de regreso al nido. Bethe descubrió
del mundo de los negocios, y en la popularidad que han ido que si una hormiga, de regreso por su sendero, no lleva consi
adquiriendo aquellas comisiones que desempeñan a la vez go algún botín, ninguna otra hormiga intentará emprender
funciones judiciales y administrativas, como es el caso de la aquel rumbo; sin embargo, si vuelve cargada con miel o azúcar,
fnterstate Commerce Commission (Delegación de comercio es seguro que otras hormigas tantearán la ruta. De ello se des
interestatal). prende que parte de las sustancias acarreadas por las hormi
gas a lo largo de ese sendero deben permanecer en él, siendo,
Para hacer una interpretación con buenos fundamentos además, lo suficientemente fuertes como para influir química
de los hechos en relación con el control social, es importante mente en las hormigas» ".
empezar teniendo un concepto claro de la naturaleza de la
actividad corporativa. Lo más significativo de todo esto es el hecho de que me
diante un mecanismo tan simple sea posible llevar a cabo
La actividad corporativa comienza en el momento en que una acción corporativa.
existe algún tipo de comunicación entre los individuos que
constituyen un grupo. La comunicación puede darse a distin Los individuos no sólo reaccionan entre sí de un modo
tos niveles; es decir, a un nivel instintivo, sensorial o de ideas. reflejo, sino que comunican inevitablemente sus sentimien
El mecanismo de la comunicación es muy sutil; de hecho es tos, actitudes y excitaciones orgánicas, y al obrar así reaccio
tan sutil que a menudo resulta difícil formarse una idea de nan forzosamente, no sólo ante lo que cada individuo hace en
cómo se transmiten las sugerencias de una mente a otra. Eso realidad, sino ante lo que éste se propone. desea o tiene es
no significa que para que se explique la actividad corporati peranzas de hacer. El hecho de que los individuos revelen a
va tenga que existir necesariamente alguna forma de con menudo a otras personas sus sentimientos y actitudes, de los
ciencia especial, como una conciencia de clase o un senti cuales ellos mismos no son más que ligeramente conscientes.
miento de parentesco. hace posible que un individuo A, por ejemplo, pueda influir
en las motivaciones y tensiones que B pudiera tener tan
De hecho, se ha demostrado recientemente que es pro pronto como éste esté capacitado para ello, o incluso antes;
bable que en ciertas sociedades estáticas sumamente organi además de esto, A puede influir en las sugerencias emitidas
zadas, como es el consabido caso de las hormigas, no se ve por B sin ser él mismo plenamente consciente de cuál es la
rifique nada de aquello que pudiéramos llamar comunica fuente de donde han surgido sus motivaciones. Así de sutiles
ción. y profundas pueden llegar a ser las reacciones que dominan
a individuos que están vinculados unos a otros en un proce
«Es harto sabido el hecho de que si a una hormiga se la so socio-psicológico.
saca de su nido y más tarde es devuelta otra vez a él, sus com
pañeras no la atacarán; mientras que una hormiga pertene Esta especie de control instintivo y espontáneo ha de ser
ciente a otro nido será atacada, casi invariablemente. Para des la base sobre la que se fundamente todo tipo de control más
cribir este hecho, se han venido utilizando de forma habitual formal, a fin de que éste sea efectivo.
los términos: memoria, enemistad y amistad. Ahora bien, Be
the realizó el siguiente experimento: se depositó una hormiga
en los fluidos -sangre y linfa- extraídos de los cuerpos de algu
nas de sus compañeras y luego se la introdujo de nuevo en su 'Jacques Locb, Comparalive Physio/ogy of the Brain, 220-221
nido; la hormiga no fue atacada. Entonces se la depositó en el "Ibzd., 221.
R. PARK 53
todas partes con la entrada de las mujeres a una situación de dades que albergan poblaciones heterogéneas y cambiantes,
mayor libertad y su ingreso en la industria, las profesionales de 3 o 4 millones de personas.
y la política de partidos. «Naturalmente. muchas cosas dependen de las caracterís
Hay una serie de circunstancias características de la vida ticas y magnitud de la población. Aquellos lugares cuya pobla
en las grandes ciudades -a las cuales nos hemos referido ción está formada por americanos nativos, y con una cantidad
bajo el encabezamiento: «Movilidad de la población de las de ciudadanos votantes no excesivamente numerosa para sos
grandes ciudades»- que dificultan especialmente el control tener debates tranquilos y minuciosos, son la mejor escuela de
del vicio. Las cruzadas y los movimientos religiosos, por política que se pueda imaginar y el método más seguro para
manejar los asuntos y evitar con ello la corrupción en los car
ejemplo, no tienen el mismo éxito en el medio ambiente de la gos públicos y el despilfarro, así como para estimular la vigi
ciudad que en otras comunidades más pequeñas y menos he lancia y general satisfacción. Sin embargo, cuando el concejo
terogéneas, ¿Cuáles son las circunstancias que hacen que eso municipal crece hasta el punto de superar las 700 u 800 per
suceda? sonas, o incluso más; cuando cualquiera de los sectores más
Con respecto al movimiento por la supresión del vicio. considerables está compuesto por extranjeros, como es el caso
de los irlandeses y canadienses de habla francesa, que recien
los hechos más dignos de estudio son quizá aquellos que in temente han entrado a montones en Nueva Inglaterra, enton
dican los cambios que se han verificado en las costumbres ces el funcionamiento de la institución no es tan perfecto por
sexuales en los últimos 50 años, especialmente en lo referen que: la multitud es excesivamente numerosa para sostener
te a lo que se considera decoroso o indecoroso en el modo de cualquier debate, es muy probable que surjan bandos, y los in
vestir y de comportarse, así como a la libertad con que los migrantes, debido a su falta de experiencia en el autogobierno,
chicos y chicas de hoy discuten temas sexuales. se convierten en víctimas de los manipuladores políticos y de
mezquinos demagogos» 11••
Parece, realmente, como si nos halláramos ante dos
cambios de estos que marcan época y cuyo último destino En primer lugar, con la expansión y organización de la
parece ser, en un caso, el de situar las bebidas alcohólicas vida en la ciudad, los problemas para gobernarla han llega
-por sus poderes embriagadores- dentro de la categoría de do a ser tan complicados que ya no resulta nada convenien
drogas venenosas; y en el otro, el de suprimir los tabúes que te dejar su control en manos de personas cuya capacidad
han impedido hasta el momento actual el debate abierto de para negociarlos consiste solamente en el hecho de haber
los temas relacionados con el sexo, en particular entre los an conseguido llegar al poder mediante el sistema ordinario de
glosajones. la política de distritos.
Por otro lado, el votante, a excepción de algunos casos
determinados, sabe muy poco -o nada- acerca de los funcio
• La política de partidos y la publicidad narios por los que vota; también sabe muy poco -o nada
En la actualidad, existe en todas partes una tendencia a acerca de qué funciones desempeña el cargo para el que tal
reforzar el poder ejecutivo del gobierno a costa del legislati funcionario va a ser elegido; y, además de todo esto, está de
vo. En algunos casos, la autoridad de las legislaturas estata masiado ocupado en otros asuntos para informarse acerca de
les y de los concejos municipales se ha visto disminuida por las necesidades y condiciones en que se encuentra el co.njun
la implantación del referéndum y el «recall» -facultad de des to de la ciudad. Esta es otra circunstancia que ha hecho que,
tituir funcionarios y/o anular sus decisiones por votación po dadas las condiciones de vida de la ciudad, la elección de sus
pular-; en otros, han sido ampliamente reemplazados por la cargos públicos por votación popular resulte poco práctica.
conformación del gobierno en comisiones. El motivo aparen En unas elecciones que se celebraron recientemente en
te de que se produzcan estos cambios es que proporcionan Chicago, por ejemplo, los votantes fueron llamados a las ur
una vía para derrocar el poder de los políticos profesionales. nas para elegir candidatos de unas listas electorales en las
La verdadera razón es, a mi entender, el reconocimiento del que constaban 250 nombres, la mayoría de los cuales les
hecho de que la forma de gobierno que tuvo su origen en el eran desconocidos. En estas circunstancias, el ciudadano que
concejo municipal, y que era muy apropiada para satisfacer
las necesidades de una pequeña comunidad basada en las re
laciones primarias, no resulta adecuada para gobernar ciu- • James Bryce, The 1\merican Commonwealth, I, 566
R. PARK 55
- ¿Qué recursos prácticos emplea para movilizar sus el público que hay más allá de las comunidades -reducidas y
fuerzas y ponerlas en acción? más íntimas- que viven en los pueblos y pequeñas ciudades,
- ¿Qué características tiene el poder de atracción de un han empezado a disponer de sus agentes de prensa, que, a
partido en las distintas regiones morales que componen una menudo, más que hombres dedicados a la publicidad son di
ciudad? plomáticos acreditados por los periódicos y, a través de ellos,
por el mundo entero. Hay instituciones como la Russell Sage
- ¿En qué proporción el interés en la política es útil y en Foundation y, en menor grado, la General Education Board
qué proporción es un simple pasatiempo? que han tratado de influir de un modo directo en la opinión
- ¿Qué parte del coste de las elecciones se destina a pro pública a través de los medios publicitarios. Por su parte, el
paganda? ¿Cuánta de esta propaganda puede ser calificada de Informe Carnegie sobre Educación Sanitaria, la Encuesta
«publicidad educativa», y cuánta de ella es puro mangoneo? Pittsburgh, o el Informe de la Russell Sage Foundation sobre
los Gastos Comparados de la Enseñanza pública en los dife
- ¿Hasta qué punto, según las circunstancias existentes, rentes Estados, son algo más que informes científicos; son un
y en especial aquellas con las que nos encontramos en las tipo de periodismo de alto nivel que aborda, de un modo crí
grandes ciudades, las elecciones pueden ser prácticamente tico, las circunstancias existentes y que, por medio de las
controladas por todo un sistema de dispositivos técnicos, ca agencias de publicidad, intenta hacer que se produzcan re
tálogos de fichas, desfiles de antorchas, oradores persuasi formas radicales; el trabajo realizado por la Agencia guber
vos, etc.? namental de Investigación municipal en Nueva York tiene
- ¿Qué consecuencias tendrá la implantación del refe también una utilidad parecida. A todo esto hay que añadir la
réndum, y del recall, en los métodos actuales con que se di labor realizada por las exposiciones documentales sobre el
rige el funcionamiento de las elecciones en las ciudades? bienestar infantil, por los estudios sociológicos emprendidos
en diversas partes del país, y por otros tipos de propaganda
parecida en favor de la salud pública.
• Propaganda y control social
La opinión pública adquiere, como fuente de control so
A diferencia del aparato político, cuyo funcionamiento cial, en aquellas sociedades basadas en las relaciones secun
está basado en los intereses locales, personas e inmediatos darias, como es el caso de las grandes ciudades, donde cada
correspondientes a los distintos barrios y localidades, las or grupo social tiende a crearse su propio ambiente; de ese
ganizaciones de un buen gobierno, las agencias guberna modo, y a medida que esas nuevas condiciones van afirmán
mentales de investigación municipal y otros organismos si dose, los usos y costumbres tienden a amoldarse a ellas. En
milares han tratado de representar los intereses de la ciudad los grupos secundarios, y en la ciudad, la moda tiende a re
en su conjunto sin apelar a ningún sentimiento ni opinión, lo emplazar a las costumbres, siendo la opinión pública, más
cal o personal. Estas agencias han intentado asegurar la efi que las tradiciones, la que se convierte en la fuerza domi
ciencia y el buen gobierno mediante la educación del votan nante en el control social.
te, es decir, investigando y divulgando los hechos en relación
con el gobierno. Es importante que en cualquier intento que hagamos
para entender la naturaleza de la opinión pública y la rela
De este modo, la publicidad ha llegado a convertirse en ción que existe entre ella y el control social, investiguemos
una forma reconocida de control social, y el mundo de la pro ante todo aquellos organismos y dispositivos que han empe
paganda -«la propaganda social»- se ha convertido en una zado a prestar un servicio de gran utilidad en los esfuerzos
profesión con una técnica muy elaborada que se apoya en realizados para controlarla, instruirla y sacarle un rendi
todo un conjunto de conocimientos especiales. El hecho de miento. De estas entidades, la primera y más importante es
que la publicidad haya llegado a ocupar una posición tan im la prensa, es decir, el periódico y la literatura actual, inclui
portante en la economía es uno de los fenómenos que carac dos aquellos libros calificados como de actualidad 18•
terizan la vida de la ciudad y de aquellas sociedades basadas
en las relaciones secundarias.
En estos últimos años, todos aquellos individuos y orga
nizaciones que tienen que tratar con el público, es decir, con 'Cf. Bryce. The American Commonwealth, 267.
R.PARK 57
Junto con el transporte y la comunicación, también la Hace 50 años, cada pueblo tenía dos o tres personajes
segregación que sufre la población urbana tiende a propor excéntricos a los que de ordinario se les trataba con toleran
cionar una mayor movilidad al individuo. Las distancias mo cia benevolente, aunque a su vez eran considerados unos ti
rales establecidas por los procesos de segregación hacen de pos raros y unos soñadores. Estos individuos poco comunes
la ciudad un mosaico formado por pequeños mundos que se llevaban una vida aislada; se les había cortado el acceso a
tocan entre sí, pero que no se compenetran; esto les propor cualquier tipo de relación verdaderamente íntima con los de
ciona a los individuos la posibilidad de cruzar, rápidamente más miembros de la comunidad a causa de sus propias ex
y sin dificultad, de un medio moral a otro y sirve también de centricidades, bien fuera debidas a su talento o a un defecto.
estímulo para llevar a cabo el fascinante, aunque arriesgado, Si tenían madera de criminales, las restricciones e inhibicio
experimento de vivir al mismo tiempo en varios mundos dis nes que la pequeña comunidad ejercía sobre ellos los volvía
tintos, próximos entre sí, pero a su vez muy separados. Todo inofensivos, y si gozaban de talento, permanecían en un es
ello confiere un carácter de accidentalidad y superficialidad tado improductivo debido a la falta de reconocimiento y de
a la vida en la ciudad y tiende a complicar las relaciones so oportunidades. Mark Twain, en su relato Pudd'n Head Wil
ciales y a producir nuevos, y divergentes, modelos indivi son, nos describe a uno de estos genios no apreciados que
duales; al mismo tiempo, introduce los elementos: oportuni permanecen a la sombra. Aunque quizá sean más precisas
dad y aventura, que se suman al estímulo producido por la las palabras que Gray escribió en la Elegía a un cementerio
vida de la ciudad, concediéndole un atractivo particular que campestre, antes de que surgieran las modernas metrópolis:
resulta tentador para aquellos con espíritu de juventud y lle «Full many a flower is born to blush unseen
nos de vigor. And waste its fragance on the desert air» 19•
La atracción que ejercen las grandes ciudades es quizá Para bien o para mal, muchos de esos modelos diver
una consecuencia de los estímulos que actúan directamente gentes encuentran ahora en la ciudad una atmósfera que
sobre los reflejos y, como modelo de comportamiento huma hace que sus inclinaciones y talentos salgan definitivamente
no, podemos decir que se trata de una variedad de tropismo, a la luz y den sus frutos.
igual que la atracción que la llama ejerce sobre la polilla.
Para investigar esos modelos temperamentales y poco
No obstante, la atracción que ejerce la metrópolis es en comunes producidos por la ciudad, habríamos de procurar,
parte debida al hecho de que a la larga, entre las diversas en lo posible, distinguir entre la capacidad mental de abs
manifestaciones de la vida en la ciudad, el individuo encuen tracción sobre la que se basa la superioridad técnica y aque
tra en alguna parte el tipo de ambiente en el cual puede ex llas características innatas más fundamentales que se mani
pansionarse y sentirse cómodo; en otras palabras, el indivi fiestan a través del temperamento. Por consiguiente, podría
duo encuentra aquel clima moral en el que su naturaleza pe mos formular las siguientes preguntas:
culiar obtiene los estímulos que harán que sus inclinaciones
innatas se manifiesten libremente y por completo. - ¿Hasta qué punto las cualidades morales de los indivi
duos tienen su base en el temperamento innato? ¿Hasta qué
Imagino que es este tipo de motivos -que no se basan en punto son hábitos que se han vuelto convencionales, habien
el interés ni tan siquiera en el sentimiento, sino en algo más do sido impuestos por el grupo a los individuos, aun contra
fundamental y primitivo- lo que arranca a muchos, por no su voluntad, o bien adoptados por éstos a través del grupó?
decir a la mayoría, de los chicos y chicas de sus hogares en
las zonas rurales para arrastrarlos hacía la imponente y flo - ¿Cuáles son las cualidades y características innatas so
reciente confusión y agitación de la vida en la ciudad. En una bre las que se basa lo que el grupo reconoce como carácter
comunidad pequeña, el hombre normal, aquel que no es un moral o inmoral, convirtiéndolo en algo convencional?
excéntrico ni un genio, es el que parece tener más probabili - ¿Qué puntos de conexión o de divergencia parecen
dades de éxito. Con frecuencia, la pequeña comunidad tolera existir entre las características mentales y las morales en los
la excentricidad, mientras que, por el contrario, la ciudad la grupos y en los individuos que los componen?
premia. Tanto el criminal, como el tarado o el genio no pue
den encontrar en una población pequeña una oportunidad de
desarrollar sus inclinaciones innatas, como la que invaria 1
«Con intenso color, más de una flor nace para, sin ser vista, emitir su
'
blemente les brinda la gran ciudad. rubor y desperdiciar su fragancia en el aire desértico».
R. PARK. 59
- ¿Cuáles son los aspectos externos de los hechos rela Así, pues, estas «regiones morales», y aquellas personas
cionados con la vida bohemia, el mundo del hampa, los «ba más o menos excéntricas y fuera de lo común que, al menos
rrios bajos» y otras «regiones morales» de carácter menos en cierto sentido, habitan en ellas, deben ser aceptadas, si no
pronunciado'? como algo normal, sí como parte natural de la vida de una
ciudad.
- ¿Cuál es la naturaleza do las vocaciones que conectan
con la vida normal de estas regiones'? ¿Cuáles son los tipos Es preciso que no entendamos la expresión «región mo
de mentalidad característicos que so sienten atraídos por la ral» como un lugar o una sociedad necesariamente criminal
libertad que éstas ofrecen'? o anormal, sino que más bien ha de ser aplicada a aquellas
zonas en las que prevalece un código moral divergente, ya
- ¿Cómo encuentran los individuos la manera de acceder que una «región moral» es aquella cuyos habitantes están do
a estas regiones'? ¿Cómo huyen de ellas'? minados -de un modo que la gente normalmente no lo está
- ¿En qué medida las regiones a las que nos referimos por una afición, una pasión, o algún interés cuyas raíces se
son fruto de la libertad de acción, y en qué medida son debi encuentran exactamente en la naturaleza misma del indivi
das a las restricciones impuestas al hombre por la vida en la duo; puede tratarse de una actividad artística, como la músi
ciudad? ca; o bien deportiva, como las carreras de caballos. Tales re
giones se diferencian de otros grupos sociales por el hecho de
que sus intereses son más inmediatos y fundamentales, y
• Temperamento y contagio social esta es la razón por la que existen mayores probabilidades de
que sus diferencias sean más bien fruto del aislamiento mo
Lo que confiero especial importancia a la segregación del ral, que no acaso de un aislamiento intelectual.
pobre, del vicioso, del criminal y, en general, de todas aque
llas personas que se apartan de lo común, lo cual es un ras Debido a las oportunidades que brinda la gran ciudad,
go tan característico de la vida en la ciudad, es el hecho de en especial a los individuos poco comunes, ésta tiende a des
que el contagio social tiende a avivar las diferencias tempe plegar y poner al descubierto, ante la opinión pública y de
ramentales comunes en modelos divergentes, suprimiendo a manera impresionante, todos aquellos rasgos y característi
su vez las características que los unen a aquellos modelos cas que permanecen normalmente ocultos, o están reprimi
normales que tienen a su alrededor. Debido a las peculiari dos en las comunidades reducidas. En resumen, la ciudad
dades que tienen en común con otros que son de su misma nos muestra, claramente, lo bueno y lo malo de la naturale
condición, la asociación con ellos les proporciona no sola za humana, y quizá sea este hecho, más que ningún otro, el
mente un estímulo, sino también un apoyo moral que no en que justifique la idea de que la ciudad pueda ser considerada
contrarían en una sociedad menos selecta. En la gran ciudad, como un laboratorio o una clínica en la que se pueden anali
el pobre, el vicioso y el delincuente se van procreando y de zar, convenientemente y de forma provechosa, la naturaleza
generando física y espiritualmente, viviendo todos juntos y humana y los procesos sociales.
apiñados en una intimidad contagiosa y malsana, de manera
que a menudo se me ha ocurrido pensar que aquellas largas
genealogías de Jukes 'º (y los hatajos de vagabundos rufianes) 1.2. Los orígenes
no mostrarían una uniformidad tan persistente y penosa en
cuanto al vicio, el crimen y la pobreza, a no ser que fueran Gideon Sjoberj
especialmente aptos para el medio ambiente en el cual están
condenados a vivir. «Origen y evolución de las ciudades» (1965), en
Scientific American, La ciudad, Alianza, Madrid 1967,
37-54.
,,, Jukes: Descendientes de las «hermanas Juke» que vivieron en el Es Referencia: Gideon Sjoberg, The Preindustrial City, Free
tado de Nueva York en el siglo XVIJJ. El término Jukes era utilizado a prin Press, Nueva York 1960.
cipios de este siglo para designar a aquellas familias que, a través de suce
sivas generaciones, sufren un continuo estado de decadencia, mostrando a
su vez una clara tendencia al crimen, la inmoralidad, las infecciones y la po Las primeras ciudades aparecieron hace unos 5.500
breza (Nota del traductor}. años, pero la urbanización en gran escala se inició hace
G. SJOBERJ 61
ambiente geográfico que permitiera facilitar a los campesinos cierto punto, también en Akad, algo más hacia el norte. Al
no solamente el suelo fértil imprescindible, sino también el gunas de estas ciudades -entre ellas Eridú, Erech, Lagash y
abastecimiento de agua adecuado a las necesidades del cam Kish- son más familiares a los arqueólogos que otras. Ur es
po y del consumo urbano. Tales condiciones se dan óptima la más conocida de todas ellas por ser la de más reciente fun
mente en los valles geológicamente «maduros» de las latitu dación.
des medias, es decir, en la zona templada; y efectivamente en
tales regiones fue precisamente donde aparecieron las pri Las primigenias ciudades se parecían mucho unas a
meras ciudades del mundo. otras. En primer lugar, tenían una base tecnológica similar.
El trigo y la cebada constituían su producción cerealista; el
¿Qué es una ciudad? Una ciudad es una comunidad de bronce era su metal; sus bueyes tiraban de la misma clase de
considerable magnitud y de elevada densidad de población, arado y sus vehículos tenían ruedas. Por otra parte, sus jefes
que alberga en su seno una gran variedad de trabajadores eran reyes y sumo-pontífices a la vez; el tributo de los cam
especializados, no agrícolas, amén de una élite cultural, inte pesinos al dios de la ciudad era almacenado en los graneros
lectual. Por razones que considero muy válidas, quiero poner del templo. Los lujosos utensilios y demás efectos recupera
de relieve el papel de la intelectualidad en tanto que ingre dos en las tumbas reales y en los templos atestiguan la exis
diente de la vida moderna. Aun cuando los sistemas de es tencia de hábiles y expertos artesanos, y la importación de
critura tardaron siglos en desarrollarse, su presencia o su au metales y piedras preciosas desde mucho más allá de los con
sencia sirve de piedra de toque para distinguir una comuni fines de la Mesopotamia demuestra la existencia de una capa
dad genuinamente urbana de otras que, a pesar de su tama social de mercaderes y traficantes.
ño y de su elevada densidad de población, deben ser consi
deradas como casi urbanas o no urbanas. Esto se explica por La población de dichas ciudades sólo puede ser deduci
el hecho de que cuando una comunidad ha realizado o, por da en función de incógnitas tales como el promedio de mora
otra parte, ha adquirido ese adelanto técnico al que denomi dores por casa o familia y la extensión de la zona de influen
namos escritura, indefectiblemente tiene lugar una transfor cia de cada ciudad. El arqueólogo Sir Leonard Woolley, exca
mación básica, esencial del orden social. Cuando se tiene una vador de la ciudad de Ur, calcula que poco después del año
tradición escrita, existen más posibilidades de crear sistemas 2000 a. de J. C. la ciudad propiamente dicha llegó a albergar
administrativos y legales más complejos, así como también 34.000 personas. En mi opinión, es probable que -por lo me
sistemas de pensamiento más rigurosos que cuando no se nos en los primeros periodos- aun la más extensa de dichas
cuenta más que con una mera tradición oral. La escritura es ciudades no llegara a contener más de 5.000 a 10.000 mora
indispensable para el desarrollo de las matemáticas, de la as dores, incluyendo en este número a los labriegos temporales
tronomía y, naturalmente, de las demás ciencias; su existen que habitaban en los contornos de la ciudad.
cia implica la aparición, dentro del orden social, de numero
sas especializaciones. El valle del Nilo, no muy lejos de Mesopotamia, fue tam
bién una región de urbanización precoz. A juzgar por los es
Parece ser que las ciudades empezaron a configurarse critos egipcios más próximos a nuestros días, pudo haber co
alrededor del año 3500 antes de la era cristiana en el llama munidades urbanas en el delta del Nilo allá por el año 3100
do Creciente Fértil, en cuyo segmento oriental está enclava a. de J. C. El que la idea egipcia de la vida ciudadana proce
da la Mesopotamia: en los valles del Tigris y del Eúfrates, diera de la Mesopotamia o que, por el contrario, hubiera te
concretamente. Esta región no sólo disponía del terreno y del nido su origen en el mismo Egipto (y quizá incluso que antes
agua adecuados, sino que, además, constituía una encrucija apareciera en Mesopotamia) es tema a debatir por los erudi
da propicia a los frecuentes contactos entre pueblos de cultu tos. De todos modos, los estadios iniciales de la vida urbana
ras milenarias y divergentes. Por tanto, allí se produjo una egipcia puede que sean descubiertos algún día en las profun
mezcla de oficios y de habilidades varias, tanto extrañas didades de los terrenos de aluvión del delta, en donde acaban
como indígenas, que ha tenido sin duda que aportar una va de ser iniciadas varias excavaciones científicas.
liosa contribución a la metamorfosis de los poblados de la
baja Mesopotamia en las primeras ciudades propiamente ta Las comunidades urbanas, bien fuera por difusión, bien
les, así como a la ulterior evolución de las mismas. Donde se por generación espontánea, se propagaron ampliamente du
dio por primera vez este fenómeno fue en Sumeria, y, hasta rante el tercer y el segundo milenios antes de nuestra era. Al-
b:: Jl l!liilL!j
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EGIPTO
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MEDITERRANEO Y
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CHENG-CHOU
1 Tl:OTIIIL:AC\\ !\LEVO MLf\DO
DZIBILCHALTUN
rededor del año 2500 a. de J. C., las ciudades de Mohenjo La probabilidad de que las primera ciudades de Egipto
Daro y Harappa se hallaban en pleno florecimiento en el va aparecieran más tarde que las de Sumeria, unido a la certeza
lle del Indo, en lo que ahora es el Pakistán. Antes de que hu de que las del Indo y las del río Amarillo hicieron su aparición
biera transcurrido otro milenio -a lo sumo-, en las secciones aún más tardíamente, da mayor peso al argumento de que la
centrales del río Amarillo, China, existían establecimientos noción de la vida urbana se propagó a estos países desde la
urbanos. Antes de la segunda guerra mundial fue descubier Mesopotamia. Sea ello como fuere, nadie puede negar que, en
ta, cerca de Anyang, una capital de la dinastía Shang, que uno y otro caso, la población indígena contribuyó solamente
data de unos 1.500 años a. de J. C. De las investigaciones ar al desarrollo de las ciudades de su propio territorio.
queológicas que en la actualidad están realizando los chinos,
se espera la prueba de que la vida ciudadana se inició en la En contraste con lo acontecido en el Mundo Antiguo,
antigua China varios siglos antes de la fecha antes indicada. existe ya hoy la certeza de que la difusión desempeñó un pa-
G. SJOBERJ 63
pe! insignificante, por no decir nulo, en la creación de las ciu Mesoamérica no fue la única región del Nuevo Mundo en
dades precolombinas del Nuevo Mundo. Los pueblos de Mo que existieron grandes y densas comunidades; también en la
seamérica -principalmente los mayas, zapotecas, mixtecas y región andina se desarrollaron importantes núcleos de po
aztecas- desarrollaron con toda evidencia comunidades ur blación humana. Con todo, una cultura del tenor de la incai
banas en gran escala y cuya extensión exacta está siendo ac ca no puede ser clasificada como verdaderamente urbana. A
tualmente revelada gracias a las investigaciones que se están pesar de -o quizá a causa de- estar en posesión de medios
llevando a cabo hoy en aquellas tierras. Hasta fecha muy re mnemotécnicos que hacían posible el llevar de memoria los
ciente, muchos arqueólogos del Nuevo Mundo ponían en inventarios (un sistema de cuerdas con nudos, llamado qui
duda que los mayas hubieran jamás construido ciudad algu pu}, los incas no disponían de ningún conjunto de símbolos
na, y estaba muy de moda el caracterizar las impresionantes gráficos para representar las palabras, u otros conceptos o
ruinas mayas como centros ceremoniales visitados periódi nociones, que no fueran los números y cierta clase de datos
camente por los miembros de aquella desperdigada pobla concretos. Como consecuencia de ello, no tuvieron acceso a
ción rural. Pero hoy ya no cabe duda de que estos centros los elementos estructurales que constituyen la clave de toda
eran ni más ni menos que auténticas ciudades. En la estación comunidad urbana, como son una élite instruida y un legado
arqueológica maya de Tikal, Guatemala, han sido localizadas de leyes, religión e historia plasmado en la escritura. Aunque
unas 3.000 edificaciones, desparramadas en una extensión los incas tienen en su haber grandes triunfos militares. ar
de 6,2 millas cuadradas. Solamente el 10% de estas edifica quitectónicos y de ingeniería, aparte de haber llegado casi a
ciones han resultado ser realmente grandes estructuras cere lograr un orden civilizado, todavía se encontraban en una
moniales. Procediendo a una extrapolación basándose en ex etapa que podríamos denominar cuasi-urbana cuando fueron
cavaciones de prueba de más de 100 de las estructuras me sometidos a tutela por los conquistadores europeos, al igual
nores, se infiere que unos dos tercios de las mismas fueron de lo que les sucedió, años más tarde, a los pueblos africanos
en su día viviendas. Si aplicamos a Tikal solamente la mitad de Dahomey, Ashanti y Yoruba.
del promedio del número de personas que componen una fa El Nuevo Mundo nos ha hecho dos revelaciones. En Me
milia normal de las que ahora residen en aquella región (5,6 soamérica, la creación de ciudades no estuvo presidida por la
miembros), resulta que la población de aquella ciudad habría cría de animales domésticos ni por la rueda, y ni siquiera tu
sido de más de 5.000 habitantes. En otro gran emplaza vieron sus ciudades como solar un extenso medio ambiente
miento arqueológico maya -Dzibilchaltun, en el Yucatán- se aluvial. El maíz, cuyo cultivo proporcionaba a esos pueblos
ha revelado, por medio de una inspección ocular de menos un abundante excedente alimenticio a costa de no muy gran
de la mitad del área total, la existencia de más de 8.500 es des esfuerzos, constituye uno de los factores de compensa
tructuras. Teotihuacán, el mayor emplazamiento urbano de ción de la carencia de aperos adecuados y de un favorable
la región de la moderna ciudad de Méjico, puede haber teni medio ambiente ribereño. Para la creación de una sociedad
do una población de 100.000 habitantes durante el primer realmente urbana en la región andina, no fueron parte a
milenio de nuestra era. compensar la carencia de sistemas de escritura las imponen
A pesar de que sólo han sido identificados unos pocos tes proezas de ingeniería ni la extensiva división del trabajo.
ejemplares de escritura en Teotihuacán, es razonable supo A pesar de las considerables diferencias culturales entre
ner que la escritura era conocida, puesto que ya entonces los diversos pueblos del Cercano Oriente, del Oriente y· del
existían pueblos instruidos por doquier en Mesoamérica. A Nuevo Mundo. las primitivas ciudades de todas estas regio
mayor abundamiento. las realizaciones de los mayas en la nes tenían muchas formas de organización comunes. El tipo
esfera de las matemáticas y de la astronomía forzosamente dominante de estas formas era la teocracia: el rey y el sumo
nos llevarían por sí solas a la conclusión de que allí han exis pontífice eran una sola y misma persona. La élite tenía sus
tido comunidades urbanas. Su noción del cero (descubri principales residencias en la ciudad, en cuyo centro vivía en
miento hecho con antelación a los hindúes) y su tan preciso unión de su séquito y demás personal a su servicio. El centro
cálculo de la duración del año solar hubieran sido segura era el lugar de más prestigio, y en él se hallaban enclavados
mente imposibles si su élite instruida hubiera vivido despa los más importantes edificios religiosos y gubernativos. Esta
rramada, por todo el país, en pequeños poblados y no en cen céntrica ubicación residencial tenía un doble valor: en una
tros urbanos donde solamente era dable un fecundo cruce de era en que las comunicaciones y el transporte se hallaban to
ideas. davía en estado embrionario, la proximidad y cercanía de sus
G. SJOBERJ 65
Al otro extremo de la masa eurásica, los fenicios empe tencia griega, puesto que pudo -y supo- engancharse al ca
zaron, hacia el final del segundo milenio a. de J. C., a exten rro del imperio romano; el cual, a su vez, y al mismo tiempo,
derse en dirección del oeste, reavivando u organizando, a fue subsidiario de Atenas, como centro del saber que ésta era
través de sus activid!ides, la vida urbana a lo largo de la cos en el mundo occidental. Pero una vez consumada la caída del
ta septentrional de Africa y aun en las de la misma España. imperio romano, tanto la población como el prestigio de Ate
Estos traficantes costeros poseían ya entonces considerables nas fueron decayendo gradualmente; Atenas quedó reducida
conocimientos sobre. la construcción de embarcaciones. Y a poco más que un pequeño poblado, y en este estado conti
esto, combinado con sus ligazones comerciales de largo al nuó su existencia hasta el resurgimiento de la Grecia moder
cance y con el poderío de sus armas, hizo de los fenicios los na en el siglo XIX. Por otra parte, Bizancio, estado-ciudad de
dueños del Mediterráneo durante cierto tiempo. Varios siglos escasa importancia bajo la dominación romana, no sólo llegó
después, los griegos siguieron un rumbo análogo. Sus esta a convertirse en capital del imperio romano de oriente y has
dos-ciudades -en realidad, y en cierto modo, pequeños im ta en el sucesor de éste -el imperio otomano-, sino que ha lle
perios- crearon o reconstruyeron numerosas avanzadas ur gado a ser la gran ciudad de Estambul de nuestros días.
banas a lo largo del litoral mediterráneo, desde el Asia me
nor hasta España y Francia, y, hacia el este, hasta las dis Al contemplar el periódico ascenso y decadencia de tan
tantes costas del mar Negro. El imperio que más contribuyó tas ciudades en toda la redondez de la tierra, cabe pregun
a la propagación de la vida ciudadana en las regiones no ur tarse cómo ha sido posible que la vida urbana haya sobrevi
banizadas aún de occidente -Francia, Gran Bretaña, los Paí vido a tantas vicisitudes y azares, así cómo por qué los cono
ses Bajos, la Alemania del oeste del Rin, la Europa central, e cimientos prácticos y teóricos de la tecnología, tan necesarios
incluso la oriental- fue, naturalmente, Roma. para la erección de ciudades, no desaparecieron del todo. La
respuesta está en que -dentro de la estructura de los impe
Los imperios son eficaces diseminadores de formas de rios- el saber fue conservado por medio de las crónicas y de
vida urbana, toda vez que se ven obligados, si quieren man las memorias escritas, a la vez que por transmisión oral; todo
tener la supremacía militar en las regiones conquistadas, a ello, obra de especialistas en las diversas ramas del saber.
construir ciudades. Y las ciudades- fortalecidas requieren, a Por otra parte, todos los imperios han procurado añadir a su
su vez, un aparato administrativo apto para la absorción de acervo de conocimientos prácticos relacionados con el desa
los recursos de las tierras conquistadas y una red comercial rrollo urbano la pericia y habilidad procedentes de otras re
que asegure tanto el mantenimiento de la guarnición militar giones civilizadas, incluida la inmigración de especialistas.
como el aumento de la riqueza de la metrópoli. Aun cuando Esto sin contar con que bastantes súbditos, civilizados o sin
la nueva ciudad empezara siendo una mera avanzada co civilizar, de tales imperios fueron instruidos por sus conquis
mercial (como fue el caso de la de los fenicios), era necesario tadores o, en todo caso, ingresaron por sus propios esfuerzos
proporcionarle algún apoyo militar y administrativo a fin de en la corporación del saber urbanístico. Resultado de ello fue
garantizar su supervivencia y su funcionamiento en territorio que los pueblos colonizados empezaron a desafiar el mando
extraño. del grupo que ejercía el poder.
Existe una significativa relación entre el ascenso y la de La expansión y caída del imperio romano nos proporcio
cadencia de los imperios y el ascenso y la decadencia de las naron un caso de estudio altamente instructivo, ya que ilus·
ciudades. No en vano la historia es, en el sentido real, el es tra las diversas relaciones entre la duración de la vida de las
tudio de los cementerios urbanos. Las capitales de muchos ciudades y el desarrollo y la declinación de los imperios. Los
imperios que fueron son hoy poco menos que fantasmales si propios romanos tomaron de los etruscos, griegos y otros
luetas de aparecidos que nos señalan con el dedo su glorioso pueblos civilizados puestos bajo su soberanía muchos ele
pasado. Tal fue el destino de Babilonia y Nínive, de Susa en mentos de civilización. En el período que siguió a la expan
Persia, de Seleucia en la Mesopotamia y de Vijayanagar en la sión de los límites del imperio romano hacia el noroeste de
India. Sin embargo, existen excepciones. Algunas ciudades Europa y a la proliferación de las ciudades romanas en re
han conseguido sobrevivir a lo largo de considerables perío giones habitadas por los llamados «bárbaros» -en el ejemplo
dos de tiempo, haciendo uso del recurso de echarse en bra presente, pueblos preliteratos o «no civilizados»-, los diri
zos primero de uno y después de otro imperio. Atenas, por gentes romanos fueron sencillamente incapaces de cubrir los
ejemplo, no entró en decadencia a raíz del colapso de la po- puestos burocráticos con sus propios conciudadanos. Así que
c. SJOBERJ 67
breestimado. Hacia el final de la Edad Media, la autonomía rentes y aun divergentes de las que hasta entonces habían es
ciudadana entró en su fase de extinción. Es, por tanto, evi tado de moda entre ellos. Los descubrimientos relatados por
dente que la autonomía política de las ciudades estuvo rela exploradores europeos «de largo alcance» añadieron nuevo
cionada sólo indirectamente con la eventual evolución de la ímpetu al progreso de las ciencias.
ciudad industrial. Los conocimientos adquiridos mediante la aplicación del
Lo que en realidad promovió los cambios de largo alcan método científico fueron el principal factor en la génesis de la
ce en la vida ciudadana fue la revolución industrial. En algu ciudad moderna. El método científico, activa y ampliamente
nas de las naciones actuales -como observa Kingsley Davis-, aplicado, ha permitido al hombre controlar las fuerzas de la
la mayoría de la población vive concentrada en ciudades; casi naturaleza hasta un extremo jamás imaginado en la era
el 80% de los habitantes del Reino Unido son residentes ur preindustrial. Si bien es verdad que durante el transcurso de
banos, como también lo son el 70% de los de Norteamérica. varios milenios la élite culta de las ciudades preindustriales
El contraste con esto y lo que acontecía en el mundo civiliza hizo un sensible aporte al acervo del saber humano en el
do preindustrial, en el que solamente una pequeña minoría, campo de la medicina, de la astronomía y de las matemáti
socialmente dominante, vivía en ciudades es evidente. La re cas, tales eruditos sentían un marcado desdén por las activi
volución industrial ha suscitado igualmente cambios funda dades mundanas, evitando todo contacto con quienes se de
mentales en la geografía social de la ciudad, a la vez que en dicaban a actividades de índole práctica. Esto explica que las
su organización social. La ciudad industrial se caracteriza teorías de los hombres de estudio no fueran llevadas al te
por una mayor fluidez en el régimen de clases, debido a la rreno de la práctica, no fueran aplicadas a lo cotidiano. Por
aparición de la educación popular, a las comunicaciones ma otra parte, conforme al pensamiento religioso prevaleciente,
sivas y al desplazamiento de parte de la élite desde el centro el hombre no debía inmiscuirse en el orden natural ni menos
a los contornos suburbanos de la ciudad. intentar controlarlo; y ello, tanto en su aspecto físico como en
el social. Por ejemplo, los médicos de las ciudades griegas y
Por más que no existan todavía datos suficientes sobre la romanas no se dedicaron jamás a la disección de cadáveres;
aparición de la ciudad industrial -acontecimiento que tuvo y, en Europa, hasta el siglo XVI (Andreas Vesalius, médico de
lugar, con toda certeza, entre 1750 y 1850-, y aunque los Bruselas) no empezaron a ser utilizados, para la revisión de
hombres de estudio discrepen sobre determinadas etapas las antiguas teorías médicas, los descubrimientos realizados
evolutivas de tal proceso, las máximas fuerzas en acción du por medio de la disección.
rante los dos o tres siglos que precedieron a aquella apari
ción pueden ser fácil y claramente discernidas. Vistos a la luz En el campo de la ingeniería, la mayor parte de los pro
de la era urbana pre-industrial de Europa, se destacan, con gresos realizados con anterioridad al siglo XVII fueron obra
indiscutible evidencia, dos factores: la expansión de la poten exclusiva de artesanos que procedían, en sus investigaciones,
cialidad europea sobre otros continentes, y el desarrollo de basándose en tanteos. De todos modos, con el desarrollo del
una tecnología basada predominantemente en fuentes de método experimental, la ilustración de la élite llegó a conju
energía inanimada. La extensión del tráfico comercial y la ex garse con los conocimientos prácticos del artesano, del ciru
ploración europea (que iban a culminar en el colonialismo) jano-barbero y demás similares. Ello dio por resultado una
no solamente fueron la causa del crecimiento de determina dramática explosión de la ciencia que hizo posible la revisión
das ciudades de Asia, de las de ciertas partes del África no fundamental del método científico y la puesta en marcha dé
urbana y de las de todas las Américas, sino que también con la revolución en el campo de las ciencias, lo que constituyó la
tribuyeron a elevar el nivel de vida de los mismos europeos, base de la revolución industrial y, por ende, la de la ciudad
posibilitando con ello el sostenimiento de un creciente con industrial.
tingente de especialistas. Entre estos últimos, nació un nue No fue por casualidad que precisamente en Inglaterra
vo grupo de profesionales liberales: los llamados hombres de fuera donde aparecieron las primeras ciudades industriales;
ciencia. La expansión hacia el exterior había contribuido a la estructura social inglesa estaba exenta de la rigidez que ca
destruir la antigua concepción del mundo que hasta ahora se racterizó a la mayor parte de Europa como al resto del mun
había venido teniendo entre los hombres de estudio euro do civilizado. La tradición puritana inglesa -un sistema ético
peos, los cuales, desde entonces en adelante, se vieron obli dentro de la línea del utilitarismo y del empirismo- ayudó en
gados a entendérselas con ideas y costumbres nuevas, dife- gran manera a modificar las viejas perspectivas relativas al
ma social de los grupos étnicos en EE.UU.}, New Haen 1945 (vol. Ill); W.
"Cf. August B. Hollingshead, «Community Research: Development and Lloyd Warner y J. O. Low, The Social System of the Modem Factory (El sis
Present Condition» (Desarrollo y estado actual de los estudios de comuni tema social de la fábrica moderna}, New Haven 1947 (vol. IV). Un breve re
dad), American Sociological Review XlII (abril de 1948) 136 y ss.; Kurt Uter sumen de Warner en American Life, Dream and Reality (La vida norteame
man, «Aufgaben und Methoden der gemeindlichen Sozialforschung» (Resul ricana, sueño y realidad), Chicago 1953.
tados y métodos de la sociología de la comunidad), en el volumen Beitriige '" Warner, A Black Civilization. A Social Study of an Australian Tribe
wr Soziologie der industriellen Gesellschaft, a cargo de Walther G. 1-Ioff (Una civilización negra. Estudio social de una tribu australiana}, Nueva
man. Dortmund 1952. York 1937.
'J. Dollard. o. c. 'º Warner y Lunt, o. c., 3.
' De los seis volúmenes previstos para la «Yankee-City-Series». han 11
Jbíd., 16 y ss., y XIX, respectivamente.
¡¡parecido hasta ahora: Warner y Lunt, The Social Life of a Modern Commu- 12
lbíd., 16 y ss., y XIX, respectivamente.
11ity, cit. (vol. I); Id., The Status System of a Modern Community (El sistema
de s/a/1/s en una comunidad moderna), New !-laven 1942 (vol. II); W. Lloyd '!bid., 16 y ss., y XIX, respectivamente.
Warner y Leo Srole, The Social System of American Ethnic Groups (El siste- "!bid., 16 y ss., y XIX, respectivamente.
F. TÓNNIES 81
los regidores de esas mismas unidades superiores y entrega gal de la misma institución. Por otro lado, la dependencia de
da como feudo a los barones de menor rango. Estos barones toda propiedad campesina o restringida puede abolirse me
instalan a su gente en la parte de la tierra que parece asegu diante la voluntad del señor feudal o mediante el peso de la
rar un cultivo provechoso. Con el crecimiento de la pobla legislación que lo obliga a ceder derechos. La propiedad será
ción, el barón, como señor de la guerra o de la caza, puede declarada entonces individual y absoluta en el mismo senti
reunir en torno de su feudo un séquito creciente de partida do que la propiedad señorial. En todos estos casos tiene lu
rios que, no obstante, consumen más de lo que puede pro gar una separación definida, que en principio sólo es de na
porcionar el zurrón del cazador y los saqueos bélicos junto turaleza jurídica. En realidad, las condiciones comunitarias
con los tributos y los beneficios de la propia tierra señorial. pueden persistir allí donde han existido antes. Pero la pre
Así, los partidarios se convierten en campesinos y ganaderos sión y la resistencia, que corresponden a la dominación y la
y reciben del señor rebaños (de donde deriva el término dependencia respectivamente, continuarán también y se re
fe-od), herramientas y semillas. Quedan pues todos en rela novarán constantemente si la dominación alcanza a firmarse
ción muy estrecha con el señor del feudo y bajo la obligación en virtud de la superioridad de la propiedad mayor sobre la
de prestar servicios a la heredad, así como de seguir sus ban menor.
deras en caso de guerra. Poseen propiedades; pero, a dife
rencia de la propiedad de los hacendados, su propiedad no
surge de su propio grupo, es decir, de su propia comunidad, • Comunidad de aldea y tierra comunal.
sino de su relación (Gemeinschaft) con el señor, y queda a La comunidad como casa.
disposición de éste por un derecho superior de propiedad en Organización económico - comunal
el que tienen origen las diversas ideas del señorío feudal y la La gran variedad de estas relaciones, que se modifican
propiedad de la tierra. Esta propiedad señorial pertenece, se considerablemente cuando un cuerpo eclesiástico, un mo
gún definición correcta, esto es, basada en la naturaleza de nasterio u otra organización toma el puesto del señor feudal,
las cosas y la tradición (armonía social, ritos y usanzas), a la no pueden ni siquiera bosquejarse. No obstante, importa ha
Gemeinschaft, el conjunto de la comunidad y el señor. Sin cer ver en qué medida domina todas las realidades vitales y
embargo, este último puede ver la oportunidad o sentirse todas las correspondientes ideas de su orden justo y necesa
tentado a considerar esos derechos de propiedad como una
prerrogativa exclusivamente suya, sobre todo cuando le han rio, en la cultura de la aldea y el sistema feudal, que se basa
correspondido las partes menos valiosas de la tierra. Hecho en ella, la idea de una distribución natural y de una tradición
que puede conducir al cabo a degradar a los terratenientes sagrada que determina y descansa sobre esta distribución
junto con aquellos que de ellos dependen a un estado similar natural, así como la poca importancia e influencia que tienen
al de sus siervos y trocar sus derechos de propiedad por me los conceptos de intercambio y compra, de contrato y regula
ros derechos de uso (dominium utile). Cuando hay necesidad ciones. La relación entre comunidad y señores feudales, en
de proteger mayor medida que la relación entre la comunidad y sus
. ' y mitigar
. ' los
. deberes en las organizaciones su-
torr�+on;ontoc nnorlon favorecer miembros, se basa, no en contratos, sino, como las relacio-
'
ese desarrollo. munidad aldeana, aun allí donde abarca también al señor
En caso extremo, el señor feudal deja de poseer una pro feudal, es, en su relación necesaria con la tierra, como una
piedad relativa, dividida, a la manera de una Gemeinschaft, casa individual. La tierra común constituye el objeto de su ac
para adquirir la apariencia de propiedad absoluta, individual tividad y su cuidado, y afecta en parte a los propósitos colec
y exclusiva. Por otra parte, esto se convierte, o bien en un ilo tivos del conjunto y en parte a los propósitos idénticos y re
tismo completo, si se exigen servicios y contribuciones ilimi lacionados de sus miembros. Lo primero se observa más cla
tados, o bien en un arrendamiento libre bajo contrato, aun ramente en el caso de los bosques, lo segundo en el caso de
que acaso excesivo, si servicios y contribuciones tienen lími los pastos comunes. Pero incluso los campos y los pastos re
tes. Puede ocurrir que con el empleo de capital y con una partidos pertenecen a la familia individual únicamente du
educación superior del arrendatario, el arriendo pueda desa rante el período de cultivo; después de las cosechas, las va
rrollarse realmente como el punto opuesto de la servidum llas son derribadas y las tierras se vuelven pastizales y, por
bre. No obstante, bajo condiciones diferentes, acaso no signi tanto, nuevamente tierra común. También en el uso indivi
fique nada más que otra denominación y una nueva forma le- dual el aldeano se encuentra:
F TÓNNIES 83
Son comparables a los órganos de su cuerpo. La consti para mantener o inspirar esa misma actitud. Se concede una
tución de la vida del grupo es económica, lo que significa que justa atención a las formas refinadas y armoniosas del len
es de naturaleza comunitaria o comunal. guaje, de representaciones y de obras, esto es, a todo aquello
que posee su propio ritmo y armonía o revista el calmo ca
rácter de éstos, como si se hubieran originado a sí mismas.
• La ciudad. Artesanía como arte. Todo lo que es molesto, sin mesura y contrario a la tradición,
Arte y religión. Ciudad y comercio es aborrecido y rechazado. Es cierto que aquello que resulta
De acuerdo con la descripción aristotélica y de conformi honrado por el tiempo y la costumbre puede ser muy bien un
dad con la idea que subyace en su condición de fenómeno na impedimento para la búsqueda de la belleza en el culto, pero
tural, la ciudad es una casa autosuficiente, un organismo con esto ocurre sólo porque se encuentra rodeado de una belleza
vida colectiva. Cualquiera que sea su origen empírico, la ciu y santidad peculiares para la tradición y los espíritus piado
dad ha de ser considerada como un todo del que la solidari sos. En la vida urbana, sin embargo, disminuye el apremio
dad individual y las familias particulares que la constituyen de la tradición; predomina el alborozo del trabajo creador. De
son necesariamente dependientes. Tanto en lo que atañe a su la misma manera, el arte de las palabras habladas o escritas
lenguaje, sus costumbres, su credo, como con su tierra, sus retrocede frente a las artes plásticas, o bien se combina con
construcciones y sus tesoros, representa algo perdurable que ellas y las asimila.
sobrevive a la secuencia de generaciones y reproduce siem La religión, que se debe en principio a la contemplación
pre, en parte por sí misma, en parte mediante la herencia y de la muerte, atañe a una cuidadosa relación con la vida mis
la educación de sus habitantes, el mismo carácter e idéntica ma como culto de las fuerzas de la naturaleza. El gozo de
actitud intelectual. Asegura la alimentación y acumula mate todo lo que crece renovado se expresa en imágenes o fanta
riales, bien de sus propias posesiones territoriales, bien de sías gigantescas. Los demonios que, al igual que los antepa
las de los ciudadanos, o mediante compras regulares de los sados, no son más que fantasmas subterráneos aplacados,
distritos circundantes. En cualquier caso, dedica su mayor resucitan como los dioses y ascienden a los cielos. La ciudad
esfuerzo a las más refinadas actividades del cerebro que, al aproxima a los dioses a su corazón mediante la recreación de
dotar a los objetos materiales de una forma placentera en ar sus imágenes para la contemplación diaria, como ocurriera
monía con el espíritu colectivo, representa la esencia general con las leyes de la casa. Al mismo tiempo, los dioses, des
del arte. En este sentido y como determinada por el estilo de cendidos del cielo e investidos de una significación más espi
la comunidad y sus estamentos, toda artesanía urbana es ritual, se vuelven ejemplos de pureza moral, elevación y bon
arte auténtico, aunque esa tendencia tiene pocas oportunida dad; los sacerdotes se tornan pedagogos y vigilantes de la vir
des de manifestarse en algunas de sus variantes. Como arte, tud. En esa idea se encuentra la consumación de la religión.
sin embargo, la artesanía sirve a la primera de todas las ne Un elemento así será tanto más necesario cuanto más varia
cesidades de la comunidad: la arquitectura de las murallas, da y de tonalidad urbana se transforme la vida, cuanto más
las �orr�s, los port?_nes d� la ciudad, los �dificios yAf:lico� y pierdan poder o se true_quen en pequeños y limitad?s grup?_s
_ , ,
'
res de los edificios y su exterior, para retener y cultivar me- mientos y los gestos afectivos, la estrecha amistad y la ver
diante imágenes, estatuas y retratos el recuerdo de las dei güenza mutua. En cambio, el arte como práctica sacerdotal .
dades y de las personas distinguidas; en general, para situar recibe un estímulo mucho mayor. Pues lo que es bueno, no
lo noble y lo eterno ante los ojos de los hombres. La relación ble y, en cierto sentido, santo, ha de ser percibido sensual
especialmente estrecha entre el arte y la religión (como afir mente a fin de influir en el pensamiento y la conciencia.
mó Goethe: el arte está basado en sentimientos religiosos) La artesanía y el arte se transmiten mediante la ense
tiene sus raíces en la vida de la casa. Cada culto original per ñanza y el ejemplo, al igual que un credo, como si se tratara
manece ligado a la familia y encuentra su expresión más vi de un dogma y un misterio religioso. Se conservan mucho
gorosa en tanto que culto doméstico donde, en principio, el mejor en el interior de la familia, pasan a los hijos y los her
lar y el altar son la misma cosa. El culto en sí mismo es un manos los comparten. De esta forma la solidaridad puede de
arte. Lo que se hace en honor de los difuntos y las figuras ve sarrollarse como si se tratase de un clan en torno a la figura
neradas surge de una actitud solemne y respetuosa y se lleva de un antepasado e inventor de su arte. Mantiene la heren
a cabo de una manera tan completa y comedida que sirve cia común y, como parte integrante de la ciudadanía, repre-
El carácter corporativo de la ciudad y a señalado es co- clases infe riores se avienen en parte a sustituir a los otros, en
rrectamente considerado por el historiador d1i la 0conomía parte también a imitarlos a fin de conseguir para sí poder e
desde un punto de vista estrictamente comercial y político. A independencia sociales . La urbe consiste para ambos grupos
este respecto, ciertas afirmaciones contundentes de Schmo- (lo mismo en la «nación» que en el «mundo») en personas li-
ller (Jahrbuch für Gesetzgebung, etc., VIII, 1) confirman la bres que están en contacto entre sí, intercambian y cooperan
teoría como evidente. H ace hincapié de manera significativa sin ninguna comunidad o voluntad desarrollada entre ellos a
en «la dependencia de las instituciones socio-económicas bá- partir de aquí, salvo que ésta pueda desarrollarse esporádi-
sicas en un momento dado respecto de los cuerpos políticos camente o a partir de las condiciones primitivas. Por el con-
más importantes». Y añade en este sentido: «La aldea es un trario, estos contactos, contratos y relaciones contractuales
sistem a económico y comercial cerrado en sí mismo». (Lo externos y numerosos alcanzan sólo a cubr ir cuanto más hos-
que podría extenderse hasta el estamento señorial y el con- tilidades internas e intereses antagónicos. Esto es especial-
ventum en el área cultural germánica). «Parecida a la comu- mente válido al hablar del antagonismo entre los ricos o la
nidad- aldea y sus órganos, la ciudad tiende a desarro ll arse llamada clase ilustrada y los pobres o clase sometida, que ha-
preferentemente en un cuerpo económico dotado de potente cen todo lo posible por obstaculizarse y destruirse. Contraste
energía y dominador de todo lo indiv idual. .. Cada ciudad, es- semejante es el que, según Platón, da a la «ciudad» su carác-
F. TÓNNIES 85
ter dual y la divide. Según nuestra concepción, esto en sí organismos elementales de su cuerpo social; los gremios, las
constituye la urbe, pero el mismo contraste queda también corporaciones y los oficios representan a su vez los tejidos y
manifiesto en toda relación a gran escala entre capital y tra órganos de la ciudad. Aquí, el parentesco original y la condi
bajo. La vida en la ciudad permanece dentro de la comuni ción heredada permanecen como condición esencial, o por lo
dad de familia y vida rural; se dedica a fines agrícolas, pero menos de mayor importancia, para participar plenamente en
se interesa particularmente en el arte y la artesanía que sur la propiedad común y otros derechos. Los extraños pueden
ge de sus necesidades y hábitos naturales. La vida de la urbe, ser aceptados y protegidos como miembros de la servidum
empero, se diferencia tajantemente de aquélla; las activida bre o invitados, bien temporal bien permanentemente. Pue
des básicas se utilizan sólo como medios y herramientas para den de este modo pertenecer a la comunidad como objetos,
los fines particulares de la urbe. pero nada fácilmente como agentes activos y representantes
de la misma. Los niños, durante su minoría de edad, depen
La urbe es típica de la asociación en general. Es esen den de los miembros de la familia, pero según la costumbre
cialmente un centro comercial, y mientras el comercio domi romana se consideran libres porque se anticipa que en con
na su trabajo productivo, un centro fabril. Su riqueza es el ca diciones posibles y normales llegarán a ser amos, herederos.
pital que, bajo la forma de comercio, usura o inversión in Lo que no alcanza ni a siervos ni a invitados de la casa o la
dustrial, se mueve y multiplica. El capital es el medio de comunidad. Pero los huéspedes de honor pueden acercarse a
apropiarse de los productos del trabajo o de explotar a los la condición de los niños. Si resultan adoptados o se les con
trabajadores. La urbe constituye también el centro de la cien ceden derechos civiles, adquieren totalmente aquella posi
cia y la cultura, que siempre van a la zaga del comercio y la ción mediante el derecho a la herencia. Los siervos pueden
industria. También han de sobrevivir aquí, por supuesto, las estimarse o tratarse en calidad de invitados y, a causa del va
artes; pero son explotadas a la manera capitalista. Las ideas lor de sus funciones, hasta tomar parte en las actividades del
cambian y se difunden con rapidez asombrosa. Los idiomas grupo como si fueran miembros del mismo. También ocurre
y los libros para la distribución masiva se vuelven estímulos a veces que llegan a ser herederos naturales o designados.
de importancia amplísima. Existen en realidad numerosos grados, inferiores y superio
La urbe ha de distinguirse de la capital de la nación, que, res, que no están establecidos por una fórmula jurídica. To
como residencia de la corte o del gobierno, manifiesta en mu das estas relaciones, bajo circunstancias particulares, pue
chos aspectos los rasgos de la urbe por antonomasia, aunque den transformarse en intercambio meramente interesado en
su población y ciertas condiciones diversas no han alcanzado tre partes independientes que contratan.
todavía aquel nivel. Mediante la síntesis de urbe y capital, se En la urbe, este cambio, al menos con vistas al conjunto
logra la forma superior de esta especie: la metrópolis. Es la de las relaciones de servicio, no es más que natural y se di
esencia no sólo de una asociación nacional, sino que contie funde cada vez en mayor medida según se desarrolla. La di
ne representaciones de todo un grupo de naciones, es decir, ferencia entre naturales y extranjeros se vuelve irrelevante.
del mundo. En la metrópolis, dinero y capital no tienen lími Todo el mundo es lo que es, mediante su libertad personal,
tes y son todopoderosos. Es capaz de producir y abastecer de mediante 1,1-1 riq1-1eza y 1,1-11, relacione¡;; contrnctualeíl. Es un
bienes y ciencia a todo el orbe, tanto como de leyes y opinión siervo sólo mientras los brillos y lujos en las ventanas ilumi
pública a todas las naciones. Representa el mercado mundial nadas estén más allá de su alcance. Su vida no es más que una•
y el tráfico de todo el mundo; en ella se concentran las in constante alternativa entre trabajo y ocio, actividades ambas
dustrias internacionales. Sus periódicos son de alcance mun distorsionadas por la rutina de la fábrica y las exiguas satis
dial, sus habitantes proceden de todos los puntos del globo, facciones de los cafetines. La vida de la ciudad y la asociación
tentados y con hambre de dinero y placeres. llevan al pueblo llano a la decadencia y la muerte; en vano lu
chan por el poder uniéndose en multitud y hasta se dijera que
• De la comunidadfamiliar al Estado creen que pueden usar su fuerza sólo para hacer una revolu
ción si quieren ser libres de su destino. Las masas toman con
La vida como totalidad constituye la base de la vida en la ciencia de esta posición social mediante la educación en cole
comunidad. Subsiste en la vida de la aldea y de la ciudad. La gios y periódicos. Pasan de clase consciente a clase que lucha.
comunidad aldeana y la ciudad pueden considerarse grandes Pasan de la conciencia de clase a la lucha de clases. Esta lu
familias, y sus clanes y casas diversos representantes de los cha de clases puede destruir la sociedad y el Estado que quie-
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la destrucción de la asociación, o cuando menos reforzarla o un período de asociación sigue a un período de comunidad.
renovarla. Que esto se cumpla es altamente improbable. La comunidad se caracteriza por la voluntad social como ar
monía, ritos, costumbres y religión; la asociación mediante
• Épocas históricas la voluntad social en calidad de convención, legislación y
opinión pública. Los conceptos corresponden a los tipos de
Para concluir nuestra teoría, hay que contrastar dos organización social externa, que puede clasificarse como si
épocas en la historia de los grandes sistemas de la cultura: gue:
• Analogía con los períodos individuales El primer período está formado por la influencia de la
de vida nueva base de organización social que resulta del cultivo del
suelo: la relación vecinal se agrega a las antiguas y persis
En el primer período, lo que marca la pauta es la vida fa tentes relaciones parentales, y la aldea al clan. La otra época
miliar y la economía doméstica; en el segundo, el comercio y comienza cuando las aldeas derivan hacia las ciudades. La
la vida urbana. No obstante, si investigamos el período de la aldea y la ciudad tienen en común el principio de organiza
comunidad de manera más atenta, podremos distinguir va ción social del espacio en vez del principio del tiempo que
rias épocas. Su desarrollo total tiende a aproximarse a la predomina a través de las generaciones de la familia, la tri
asociación donde, por otro lado, persiste la fuerza de la co bu y el pueblo. Puesto que desciende de antepasados comu
munidad, aunque con ímpetu menguado, incluso en el perío nes, la familia tiene raíces metafísicas invisibles, como si es
do de asociación, y queda la realidad de la vida social. tuvieran ocultas en la tierra. Los individuos vivos de la fami-
G.SJMMEL 89
ligión, a fin de que la naturaleza, que es la misma en todos bio, la sede del entendimiento son los estratos superiores,
los hombres, pudiera desarrollarse sin traba alguna; el siglo conscientes, más claros, de nuestra alma; el entendimiento es
XIX promovió, además de la mera libertad, el aspecto de la el que mayor capacidad de adaptación tiene de nuestras fuer
división del trabajo de los hombres y de su rendimiento, que zas internas. Para hacerse cargo del cambio y oposición de
convierte al individuo en algo incomparable e imprescindi los fenómenos no necesita de los sacudimientos y de la con
ble, a la vez que lo remite a una complementación tanto más moción interna, que es lo único que permite al tradicional
estrecha por parte de los demás; Nietzsche vio quizá en la lu sentimiento moverse al mismo ritmo de los fenómenos. De
cha despiadada del individuo o del socialismo, precisamente esta manera, el tipo de habitante de la gran ciudad -que na
en la supresión de toda competencia, la condición del desa turalmente está sujeto a miles de modificaciones- se crea una
rrollo pleno del individuo. Pero en todos estos casos, el moti especie de órgano protector contra el desarraigo con que lo
vo fundamental es el mismo: la resistencia del individuo a de amenazan las corrientes y discrepancias de su medio am
jarse nivelar y utilizar por un mecanismo técnico-social. biente: en lugar de reaccionar con el sentimiento, lo hace con
Cuando se analiza la cuestión de la interioridad de los pro el entendimiento que le proporciona el aumento de la con
ductos de la vida específicamente moderna, la cuestión, por ciencia que creara la misma causa, la prerrogativa del alma.
así decirlo, del alma del cuerpo de la cultura -tal como se me De esta manera, la reacción ante aquellos fenómenos es des
plantea en la actualidad con respecto a nuestras grandes ciu plazada al órgano psíquico menos sensible, más apartado de
dades-, la respuesta tendrá que investigar la igualación que las profundidades de la personalidad.
estas formaciones crean entre los contenidos individuales y
supraindividuales de la vida, la adecuación de la personali Esta intelectualización, como elemento preservador de la
dad con la que ésta tiene que conformarse frente a los pode vida subjetiva frente a la violación de la gran ciudad, se ra
res exteriores. mifica en una serie de múltiples fenómenos individuales. Las
grandes ciudades han sido siempre la sede de la economía
El fundamente psicológico, sobre el que se levanta el tipo del dinero porque la pluralidad y la concentración del inter
de las individualidades de las grandes ciudades, es la inten cambio económico confieren al medio de intercambio una
sificación de la vida nerviosa que resulta del rápido e ininte importancia que no hubiera sido posible lograr con el escaso
rrumpido intercambio de impresiones externas e internas. El intercambio rural. Pero la economía del dinero y el dominio
hombre es un ser de diferencia; es decir, su conciencia es es del entendimiento se encuentran en profunda conexión. Am
timulada por la diferencia entre la impresión del momento y bos tienen en común la objetividad pura en el manejo de las
la anterior; las impresiones persistentes, la insignificancia de personas y las cosas, que suele ir acompañada de una justi
sus diferencias, la regularidad habitual de su decurso, con cia formal de una dureza sin contemplaciones. El hombre pu
sumen, por así decirlo, menos conciencia que la rápida aglo ramente intelectualizado es indiferente frente a todo aquello
meración de imágenes cambiantes, la abrupta separación que es realmente individual, ya que de aquí resultan condi
que existe entre las cosas que uno capta con la mirada, lo ciones y reacciones que no pueden ser agotadas con el en
· ' ' ' · · os imponen. La gran tendimiento lógico -precisamente de la misma manera como
ciudad, precisamente al crear estas condiciones -en caaa en el principio del ainero no aparece la mm
cruce de calles, el ritmo y la pluralidad que impone a la vida fenómenos-. Pues el dinero se interesa tan sólo por aquello
económica, profesional y social-, crea, en los fundamentos que les es común, por el valor de cambio, que nivela a toda·
sensibles de la vida anímica, en el «quantum» de conciencia cualidad y peculiaridad con el criterio del mero cuánto. To
que nos exige a causa de nuestra organización como seres de das las relaciones afectivas de las personas se basan en la in
diferencias, una profunda oposición con la pequeña ciudad y dividualidad de estas últimas, mientras que las relaciones in
la vida rural, con el ritmo más lento, más habitual, más re telectuales calculan con las personas como se calcula con nú
gular de su vida sensible e intelectual. meros, como si fueran en sí mismos elementos indiferentes,
Ello explica, sobre todo, el carácter intelectualista de la que sólo tienen un interés de acuerdo con su rendimiento ob
vida anímica de las grandes ciudades frente a la de las pe jetivamente mensurable -al igual que el habitante de la gran
queñas ciudades, que apunta más bien al sentimiento y las ciudad calcula con sus proveedores y compradores, sus sir
relaciones afectivas. Estas están enraizadas en los estratos vientes y, a menudo, con las personas con las que mantiene
más inconscientes del alma y crecen principalmente en la contacto social obligatorio, a diferencia del círculo pequeño,
tranquila armonía de los hábitos ininterrumpidos. En cam- en el que el inevitable conocimiento de las individualidades,
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de la gran ciudad, como la indiferencia. Ella es, por lo pron cia en dinero; pero en la relación que el rico tiene con res
to, la consecuencia de aquellos estímulos nerviosos rápida pecto a las cosas que son adquiribles con el dinero, quizá
mente cambiantes, que se excluyen recíprocamente de sus también en el carácter total que el espíritu público confiere a
oposiciones, y de los que nos parece surgir el aumento de la estos objetos, se convierte en una magnitud perfectamente
intelectualidad de la gran ciudad; por esta razón, también las apreciable.
personas tontas y fundamentalmente muertas desde el punto
de vista intelectual no suelen ser directamente indiferentes. Por esta razón, las grandes ciudades, en las que en tan
Al igual que una vida de goce descontrolado trae como con to sede principal de tráfico monetario, la posibilidad de com
secuencia la indiferencia, por excitar los nervios durante de pra de las cosas se impone de una manera diferente a cuan
masiado tiempo provocando sus reacciones más fuertes has do se trata de relaciones reducidas, son los verdaderos cen
ta que, finalmente, se vuelven incapaces de reacción alguna, tros de la indiferencia. En cierto modo, en ellas culmina el re
así también las impresiones más inofensivas, debido a la ve sultado de la concentración de personas y cosas, que provo
locidad y contraposición de sus cambios, obligan a respues ca en el individuo una enorme exigencia a los nervios; me
tas tan poderosas, desgarran los nervios de una manera tan diante el mero aumento cuantitativo de las mismas condicio
brutal que los obligan a entregar la última reserva de sus nes, transforma este resultado justamente en su opuesto, en
fuerzas y, al quedarse en el mismo ambiente, ya no tienen ese peculiar fenómeno de adecuación propio de la indiferen
tiempo para acumular otras nuevas. La incapacidad, que así cia en el que los nervios descubren su última posibilidad de
surge, de reaccionar con la adecuada energía frente a los adaptarse a los contenidos y formas de la vida en la gran ciu
nuevos estímulos, es precisamente aquella indiferencia que dad, que no están en condiciones de reaccionar ante ellos - la
muestra todo niño de una gran ciudad en comparación con autoconservación de ciertos seres a costa de desvalorizar
los niños de ambientes más tranquilos y sujetos a menos todo el mundo objetivo que, al final, conduce inevitablemen
cambios. te a la propia personalidad a un sentimiento de desvaloriza
ción igual.
A esta fuente psicológica de la indiferencia de la gran
ciudad se agrega otra que fluye de la economía del dinero. La Mientras que el sujeto tiene que adecuarse a esta forma
esencia de la indiferencia es la insensibilidad frente a las di de existencia, su autoconservación frente a la gran ciudad
ferencias de las cosas, no en el sentido de que aquéllas no exige de él un comportamiento de tipo social no menos ne
sean percibidas, como es el caso de quienes tienen abotarga gativo. La actitud espiritual de los habitantes de la gran ciu
dos sus sentidos, sino que no se percibe el significado y el va dad entre sí podría ser calificada, desde un punto de vista
lor de las diferencias entre las cosas y, con ello, se acaba por formal, como de reserva. Si en el permanente contacto exter
no percibir las cosas mismas. Ante el indiferente se presen no con innumerables personas tuvieran que dar respuesta
tan bajo una uniforme, opaca y gris apariencia, de manera con tantas reacciones internas como en la pequeña ciudad en
tal que no parece tener ningún valor preferir unas a otras. la que se conoce casi a todas las personas con quienes uno se
Este talante anímico es el reflejo fiel de una economía del di enc�entra y �on,cada una de la� c�ale� seyene un� relación
nero que se impone totalmente; el dineru, '
misma manera toda la variedad de las cosas, al expresar to estado an1mico verdaderamente inconcebible. En parte esta
das las diferencias cualitativas entre ellas mediante la dife circunstancia psicológica, en parte el derecho a ser descon
rencia del «cuánto»; al convertirse el dinero, con su descolo fiados con respecto a los contactos fugaces y transitorios que
rida indiferencia, en común denominador de todos los valo tenemos con los elementos de la gran ciudad, nos obligan a
res, se transforma en el más terrible de los niveladores, eli aquella reserva que nos hace que ni siquiera conozcamos de
mina el núcleo de las cosas, las priva irreparablemente de su vista a nuestros vecinos de años, actitud que, ante los ojos del
peculiaridad, de su valor específico, de su incomparabilidad. habitante de la pequeña ciudad, se presenta como fría y des
Todas ellas fluyen, con el mismo peso específico, en la co provista de todo sentimiento. Si no me equivoco, el lado in
rriente monetaria en permanente movimiento, todas están terno de esta reserva exterior no es la indiferencia, sino más
en un mismo nivel y se diferencian entre sí tan sólo por el ta bien una ligera aversión, mucho más frecuente de lo que
maño de la superficie que ocupan. En el caso particular, esta nuestra conciencia nos dice, una extrañeza y rechazo que, en
coloración o, mejor dicho, esta decoloración de las cosas pue el momento de un contacto algo más próximo, puede trans
de ser irreconociblemente pequeña a través de su equivalen- formarse en odio y lucha. Toda la organización interna de
G.SIMMEL 93
autoafirmación. Y precisamente por ello, llegó a florecer en los hilos que uno no teje a partir de ellas, crecen otros nue
Atenas aquello que uno podría describir aproximadamente vos, casi por sí mismos, exactamente igual como, dentro de
como «lo universalmente humano» en el desarrollo espiritual la ciudad, el unearned increment de la renta inmobiliaria
de nuestra especie. proporciona crecientes ganancias a los propietarios, debido
al mero aumento del tránsito.
Pues este es el contexto cuya validez, tanto objetiva como
histórica, aquí se sostiene: los contenidos más amplios y más En este punto, la cantidad de vida se transforma inme
generales de la vida están estrechamente vinculados con los diatamente en calidad y carácter. La esfera vital de la peque
más individuales; ambos tienen su estadio previo común o su ña ciudad está cerrada en ella misma, en lo que respecta a
adversario común, en conformaciones o agrupaciones estre las cuestiones fundamentales. Para la gran ciudad es decisi
chas, cuya autoconservación se defiende, tanto contra lo am vo el hecho de que su vida interna se extienda como en on
plio y lo general fuera de ellas, cuanto contra lo individual y das, en un ámbito nacional e internacional. Weimar no es
lo que se mueve libremente dentro de ellas. Así como en la contraejemplo alguno, ya que precisamente su importancia
época feudal el hombre «libre» era aquel que se encontraba estuvo vinculada a personalidades singulares y desapareció
bajo el derecho territorial, es decir, bajo el derecho del círcu con ellas, mientras que precisamente la gran ciudad está ca
lo social más amplio y no era libre quien obtenía su derecho racterizada por su independencia esencial con respecto a las
del círculo estrecho de una asociación feudal que excluía a más importantes personalidades - la contraimagen y el pre
aquéllos, así también, en la actualidad, en un sentido intelec cio de la independencia que el individuo goza dentro de ella.
tualizado y refinado, la gran ciudad «libera» frente a las pe La esencia más importante de la gran ciudad reside en
queñeces y prejuicios que confieren su estrechez a las pe
queñas ciudades. Pues en ninguna otra parte como en la den esta magnitud funcional que va más allá de sus límites físi
sa congestión de la gran ciudad se sienten con tanta fuerza cos: y esta eficacia tiene también un retroefecto y le otorga a
los efectos que para la independencia del individuo tienen la la gran ciudad su vida, significación e importancia, su res
reserva y la indiferencia recíprocas, en tanto condiciones es ponsabilidad. Así como el hombre no termina en los límites
pirituales para la vida en grandes círculos; y esto es así por de su cuerpo o de la circunscripción administrativa que re
que la proximidad física y la estrechez permiten percibir per corre en virtud de su propia actividad, sino tan sólo en la
fectamente la distancia espiritual. Obviamente, el reverso de suma de los efectos que temporal y espacialmente surgen de
esta libertad es la sensación de soledad y abandono que uno él, así también una ciudad está constituida por la totalidad de
suele sentir precisamente dentro de la muchedumbre de la los efectos que van más allá de su vecindad inmediata. Esta
gran ciudad; pues aquí tampoco es, de ninguna manera, ne es su verdadera dimensión, en la que se expresa su propio
ser.
cesario que la libertad de los hombres se refleje como bien
estar en su vida sensitiva. Esto indica ya que la libertad, lógico e histórico miembro
complementario de aquella amplitud, no ha de ser entendida
No e� sólo l� g:an di�ensión de l�s organiza�iones ad- en sentido puramente negativo, como mera libertad de movi-
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correlación mundial entre aumento del círculo y la libertad es que, en la conformacion de la vida, se exprese la peculia-
personal interna-externa, transforma a la gran ciudad en ridad e incomparabilidad que toda naturaleza posee en algu
sede de esta libertad, sino que, además, por encima de esta na parte de su ser. La obediencia a las leyes de la propia na
amplitud perceptible, las grandes ciudades son también sede turaleza -y en esto consiste la libertad- se nos vuelve, a no
del cosmopolitismo. De una manera comparable al desarro sotros y a los demás, patente y convincente, sólo cuando dis
llo de las fortunas -más allá de un determinado límite, las tinguimos las expresiones de esta naturaleza de la de los de
fortunas suelen aumentar por sí mismas, en una progresión más; sólo nuestra no-intercambiabilidad con los demás de
cada vez más acelerada-, el campo de acción de las relacio muestra que nuestra forma de existir no nos ha sido impues
nes económicas, personales y espirituales de la ciudad, que ta por los demás.
es su recinto ideal, aumenta en progresión geométrica tan
pronto como se ha superado un determinado límite; cada ex Las ciudades son, por lo pronto, la sede de la mayor di
pansión dinámica obtenida se convierte en peldaño para una visión del trabajo; crean así fenómenos tan extremos como,
próxima expansión no sólo igual, sino mayor; de cada uno de en París, la lucrativa profesión del quatorzieme: personas
G.SIMMEL 95
no está en condiciones de resistir. Por una parte, la vida se le dos tendencias, al ponernos de manifiesto sus peculiares con
vuelve extremadamente fácil en la medida en que, por todas diciones como oportunidades y estímulos para el desarrollo
partes, se le ofrecen incitaciones, intereses, formas de llenar de ambas. De esta manera, adquieren una única y notoria
el tiempo y la conciencia, y es arrastrado por una corriente importancia como lugar fecundo del desarrollo de la existen
en la que no necesita hacer el menor movimiento para man cia espiritual; se manifiestan como una de aquellas grandes
tenerse a flote. Pero, por otra parte, la vida se va integrando formaciones históricas en las que fluyen y se desenvuelven,
cada vez más con estos contenidos y ofrecimientos imperso con igualdad de derechos, las corrientes opuestas que abar
nales que aspiran a desplazar los matices y peculiaridades can la vida. Pero con ello, sean sus diversos fenómenos sim
incomparablemente personales; por esta razón, para salvar páticos o antipáticos para nosotros, salen de la esfera que co
lo intrínsecamente personal, el individuo tiene que esforzar rresponde a un juez frente a nosotros. Como estos poderes se
se enormemente en sus peculiaridades y distinciones; tiene encuentran tanto en la raíz como en la copa de toda la vida
que exagerarlas a fin de hacerse oír y llegar a ser sí mismo. histórica a la que pertenecemos en la fugaz existencia de una
La atrofia de lo individual, debido a la hipertrofia de la cul célula, nuestra tarea no es la de acusar o personar, sino tan
tura objetiva, es una de las razones del enconado odio que los sólo la de comprender.
predicadores del individualismo, encabezados por Nietzsche,
sienten por las grandes ciudades, pero también es una razón
del apasionado amor que suelen despertar las grandes ciu 2.3. La dicotomía rural - urbano
dades, precisamente en tanto anunciadoras y redentoras de
las ansias más insatisfechas del individuo.
Si uno investiga estas dos formas del individualismo que Louis Wirth
se nutren de las relaciones cuantitativas de la gran ciudad: la El urbanismo como modo de vida (1938), Ediciones
independencia individual y la formación de un modo especial 3, Buenos Aires 1968.
y personal de ser, desde el punto de vista de su ubicación his
tórica, entonces la gran ciudad adquiere un valor totalmente
nuevo en la historia universal del espíritu. El siglo XVIII en
contró al individuo sujeto a ataduras forzadas y que ya care a) La ciudad y la civilización
cían de sentido, de tipo agrario, estamental y religioso; es de contemporánea
cir, restricciones que imponían a los hombres formas antina
turales y desigualdades que hacía ya tiempo eran injustas. En Así como el comienzo de la civilización occidental se ca
esta situación, surgió el clamor por libertad e igualdad: la racterizó por la instalación permanente de pueblos nómadas
creencia en la total libertad de movimiento del individuo en en la cuenca del Mediterráneo, el comienzo de lo que es dis
todas las relaciones sociales y espirituales que haría surgir en tintivamente moderno en nuestra civilización se caracteriza
todos el mismo noble núcleo común que la naturaleza ha co por el crecimiento de las grandes ciudades. En ninguna par
locado en cada ooo y que la historia ha deformado. Jooto con t@ ha @stado la humanidad más al@jada d@ su naturaleza or-
este ideal del liberalismo, en el siglo XIX, se desarrolló, a tra gánica que bajo las condiciones de vida propias de las gran
vés de Goethe y el romanticismo por una parte, y la división des ciudades. El mundo contemporáneo ya no presenta el
económica del trabajo por otra, otro fenómeno: los individuos cuadro de pequeños grupos aislados de seres humanos dis
liberados de los vínculos históricos quisieron también dife persos sobre un vasto territorio, tal como Sumer describió a
renciarse entre sí. Ya no es lo «universalmente humano» en la sociedad primitiva 1. El rasgo que distingue el modo de vida
cada individuo, sino precisamente la peculiaridad y la incom del hombre de la edad moderna es su concentración en agre
parabilidad cualitativa, la sede de su valor. En la lucha y en gados gigantescos que irradian las ideas y prácticas que lla
los cambiantes entrecruzamientos de estos dos tipos que de mamos civilización, y alrededor de los cuales se aglomeran
terminan el papel del sujeto dentro de la sociedad, transcurre
tanto la historia externa como la interna de nuestra época.
La función de las grandes ciudades consiste en ser el lu 1
William Graham Sumner, Folkways, Boston 1906, 12 (Hay traducción
gar de polémica y de los intentos de reconciliación de estas castellana: Los pueblos y sus costumbres, Kraft, Buenos Aires: N. del T.)
L. WIRTH 97
han hecho muchos intentos para aislar las características vida. El desarrollo tecnológico de los transportes y la comu
distintivas de la vida urbana. Geógrafos, historiadores, eco nicación, que marcó virtualmente una nueva época en la his
nomistas y estudiosos de ciencias políticas han incorporado toria humana, ha acentuado el papel de las ciudades como
los puntos de vista de sus respectivas disciplinas en diversas elementos dominantes de nuestra civilización y extendido
definiciones de la ciudad. Aunque de manera alguna se in enormemente el modo urbano de vida más allá de los confi
tente reemplazar a éstas, la formulación de un enfoque so nes de la ciudad misma. El dominio de la ciudad, especial
ciológico de la ciudad puede servir incidentalmente para lla mente de la gran ciudad, puede ser visto como una conse
mar la atención hacia sus interrelaciones acentuando las ca cuencia de la concentración operada en ella de servicios y ac
racterísticas peculiares de la ciudad como forma particular tividades industriales, comerciales, financieras y administra
de asociación humana. tivas; de líneas de transporte y comunicación; de equipos cul
Una definición de la ciudad sociológicamente significati turales y recreativos tales como la prensa, estaciones de ra
va busca seleccionar aquellos elementos del urbanismo que dio, teatros, bibliotecas, museos, salas de conciertos, teatros
lo caracterizan como un modo distintivo de la vida humana líricos, hospitales, instituciones de educación superior, cen
de grupo. Caracterizar como urbana una comunidad sólo so tros de investigaciones, publicidad, organizaciones profesio
bre la base de su tamaño es obviamente arbitrario. Es dificil nales de instituciones religiosas y de beneficencia. Si no fue
defender semejante definición censal, que designa como ur ra por la atracción y sugestiones que la ciudad ejerce sobre
la población rural a través de estos instrumentos, las dife
bana a una comunidad de 2.500 habitantes o más, y a todas rencias entre los modos de vida rural y urbano serían mayo
las menores como rurales. La situación sería la misma si el res aún de lo que son. Urbanización no denota ya meramen
criterio fuese 4.000, 8.000, 10.000, 25.000 ó 100.000 habi te el proceso por el cual las personas son atraídas a un lugar
tantes, pues aunque en el último caso podemos sentir que es llamado ciudad e incorporadas a su sistema de vida. Refiere
tamos más cerca de un agregado urbano que tratándose de también esa acentuación acumulativa de las características
comunidades de menor tamaño, ninguna definición del ur distintivas del modo de vida que está asociado al crecimien
banismo puede pretender ser completamente satisfactoria en to de las ciudades y, finalmente, los cambios en la dirección
tanto las cifras sean consideradas como criterio único. Ade de los modos de vida reconocidos como urbanos y manifies
más, no es dificil demostrar que comunidades que poseen un tos en la gente que, dondequiera que se halle, ha sufrido el
número menor de habitantes del que indica aquel límite ar hechicero influjo que la ciudad ejerce en virtud del poder de
bitrario, pero que están situadas en la esfera de influencia de sus instituciones y personalidades a través de los medios de
los centros metropolitanos, tienen mayor derecho a ser reco comunicación y transporte.
nocidos como urbanos que otras de mayor extensión, pero
que llevan una existencia más aislada, en un área predomi Los defectos imputables al enfoque de quienes conside
nantemente rural. ran el número de habitantes de una concentración criterio
Finalmente, debe reconocerse que las definiciones cen suficiente para determinar su carácter rural o urbano son
les están indebidamente influidas por el hecho de que la igualmente• imputables en buena parte al planteamiento de
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ciudad, donde los límites legales representan un papel deci
sivo delineando el área urbana es siempre, estadísticamente Sea que como criterio para la determinación del carácter
hablando, un concepto administrativo. En ninguna parte es urbano de una concentración aceptemos el de una densidad
esto más claramente manifiesto que en las concentraciones mínima de 10.000 personas por milla cuadrada, propuesto
de población de las periferias de los grandes centros metro por Jefferson 5, o el de 1.000, sustentado por Wilcox 6 , está
politanos que atraviesan los arbitrarios límites administrati claro que, a menos que la densidad esté correlacionada con
vos de ciudad, jurisdicción, Estado y nación. características sociales significativas, sólo puede suministrar
En tanto identifiquemos urbanismo con la entidad física
de la ciudad, viéndola sólo como rígidamente delimitada en
el espacio, y procedamos como si los atributos urbanos cesa 'Mark Jefferson, «The Anthropogeography of Sorne Great Cities», Bu//.
ran abruptamente de manifestarse más allá de una línea li American Geographical Society XLI (1909) 537-66.
mítrofe arbitraria, no estaremos en condiciones de elaborar "Walter F. Wilcox, «A Definition of "City" in Terms of Density», en E.W
ninguna adecuada concepción del urbanismo como modo de Burguess, The Urban Community, Chicago 1926, 119.
L. WIRTH 99
quier influencia cultural específica, local o históricamente sayo, «Die Stadt», de Max Weber 9, y en un memorable artí
condicionada que, aunque pueda afectar significativamente culo de Robert E. Park sobre «La ciudad: sugestiones para la
el carácter específico de la comunidad, no sea el determi investigación de la conducta humana en un medio ambiente
nante esencial de su carácter como ciudad. urbano» 10. Pero aun estas excelentes contribuciones están le
Es particularmente importante llamar la atención sobre jos de constituir un marco teórico de referencia ordenado y
coherente mediante el cual pueda operar provechosamente
el peligro de confundir urbanismo con industrialismo y capi la investigación. En las páginas que siguen trataremos de ex
talismo moderno. El surgimiento de las ciudades en el mun poner un número limitado de características identificatorias
do moderno no es, sin duda, independiente de la emergencia de la ciudad. Dadas estas características, indicaremos, a la
de la moderna tecnología de las máquinas a fuerza motriz, de luz de la teoría sociológica general y de la investigación em
la producción en serie y de la empresa capitalista. Pero por pírica, qué consecuencias u otras características las acompa
diferentes que, respecto de las ciudades de épocas tempranas ñan. De este modo, esperamos arribar a proposiciones esen
y de un orden preindustrial y precapitalista, hayan llegado a ciales que comprendan una teoría del urbanismo.
ser, en virtud de su desarrollo, las grandes ciudades actuales,
aquéllas fueron, con todo, ciudades. Algunas de estas proposiciones pueden ser apoyadas por
un conjunto considerable de materiales de investigación, fá
Para propósitos sociológicos, una ciudad puede ser defi cilmente asequibles; otras deben ser aceptadas como hipóte
nida como un establecimiento relativamente grande, denso y sis para las que existe una cierta cantidad de evidencia pre
permanente de individuos socialmente heterogéneos. Sobre suntiva, pero para las que se requiere una verificación más
la base de los postulados que esta definición mínima sostie amplia y exacta. Esperamos que, al menos, tal procedimien
ne, una teoría del urbanismo puede ser formulada a la luz del to muestre qué nivel se ha alcanzado y cuáles son las hipóte
conocimiento existente sobre grupos sociales. sis más fructíferas y cruciales para la investigación futura.
El problema central del sociólogo de la ciudad es descu
e) Una teoría del urbanismo brir las formas de acción y organización sociales que, de
En la rica literatura acerca de la ciudad buscamos en modo típico, emergen allí donde se da el establecimiento re
vano una teoría del urbanismo que ofrezca de un modo sis lativamente permanente y compacto de grandes cantidades
temático conocimientos asequibles concernientes a la ciudad de individuos heterogéneos. Debemos también inferir que el
como una entidad social. Ciertamente, disponemos de exce urbanismo asumirá formas más características y extremas
lentes formulaciones teóricas acerca de problemas especia en la medida en que se den las condiciones con las cuales es
les, tales como el del crecimiento de la ciudad visto como una congruente. Así, cuanto más grande, más densamente pobla
tendencia histórica y como un proceso recurrente 8, una rica da y más heterogénea sea una comunidad, más acentuadas
literatura exponente de ideas de relevancia sociológica y es estarán las características asociadas con el urbanismo. Debe,
tudios empíricos que ofrecen información detallada sobre empero, reconocerse que en el mundo social de las institu
una variedad de asoec· ·· ciones v prácticas pueden ser aceptadas y continuadas por
Pero, a pesar de las múltiples investigaciones y libros de tex razones distintas a las que ongmalmente les dieron exi:iLtrn
to sobre la ciudad, aún no contamos con la posibilidad de de cia, y que acorde con esto el modo urbano de vida puede per
rivar un conjunto comprensivo de hipótesis a partir de una petuarse bajo condiciones bastante distintas de aquellas que ·
serie de postulados implícitamente contenidos en una defini fueron necesarias para originarlo.
ción sociológica de la ciudad, ni con conocimientos sociológi Quizá quepa alguna justificación de la elección de los
cos generales que puedan ser verificados a través de la in principales términos empleados en nuestra definición de la
vestigación empírica. Los enfoques más cercanos a una teo ciudad. Se ha intentado hacerla tan inclusiva y al mismo
ría sistemática del urbanismo hállanse en un penetrante en-
' Wirtschaft und Gessellschaft, Tübinga 1925, parte I, cap. VIII, 514-
'Ver Robert E. Park, Ernest W. Burguess, et al., The City, Chicago 1925, 601. Hay traducción en castellano: Economía y sociedad, Trad. J. Medina
especialmente cap. 11 y Ill; Werner Sombart, «Stadtische Siedlung, Stadt», en Echevarría, Fondo de Cultura Económica, México 1944 (N. del T.).
Handwórterbuch der Soziologie, de Alfred Vierkandt, Stuttgart 1931. w Park, Burguess, et. al., o. c., cap. l.
L. WfRTH 101
mita la posibilidad del cono cimiento mutuo y personal de derados, por tanto, como recursos de auto-inmunización
cada miembro de la comunidad. Reconociendo la significa contra las exigencias personales y las expectativas de otros.
ción social de este hecho, Max Web er señaló que, desde un
punto de vista sociológico, un gran número de habitantes y La superficialidad, el anonimato y el carácter transitorio
una gran densidad de población significan que el conoci de las relaciones sociales urbanas hacen también inteligible
miento personal mutuo entre los habitantes inherentes a una la sofisticación y la racionalidad adscriptas generalmente a
vecindad no existe 13• El aumento cuantitativo involucra así los habitantes de la ciudad. Tendemos a limitar las relaciones
con nuestros conocidos a las de utilidad, en el sentido de que
un cambio en el carácter de las relaciones sociales. Como se irresistiblemente consideramos el papel que cada uno juega
ñala Simmel:
en nuestra vida como un medio para el logro de nuestros pro
«(Si) al incesante contacto externo de cantidad de perso pios fines. Entonces, mientras que el individuo gana, por una
nas en la ciudad correspondiera de modo proporcional el nú parte, un cierto grado de emancipac ión o liberación respecto
mero de reacciones internas que se dan en un pequeño pueblo, de los controles emocionales o personales de los grupos ínti
donde cada uno conoce a toda persona que encuentra y con mos, pierde, por otra, la autoexpresión espontánea, la moral
cada una de las cuales tiene una relación positiva, uno estaría y el sentido de participación que se tiene al vivir en una so
ciedad integrada. Esto constituye esencialmente el estado de
atomizado internamente por completo y caería en un estado
mental increíble» 14•
«anomía» o vacío social al cual alude Durkheim intentando
La multiplicación de personas en un estado de interac- dar cuenta de las diversas formas de desorganización social
ción bajo condiciones que hacen imposible su contacto como existentes en la sociedad tecnológica.
� :��=�d::S
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�:l�c�����t��a i::!��!�/r��1�� a ei:c::i�:Y¿! !�fuli�!�: . El �arácter segmentario y_ el acento utilitario de las r�l�-
e c
de la vida mental de las ciudades como una explicación del �10�es 1_nterpersonales e� la c1_�dad encuentran su �x�res10n
O. c., 514.
1
'
L. W!RTH 103
la racionalidad y que conducen hacia la secularización de la que promueven los diferentes aspectos de la vida social, el in
vida 1.
1
dividuo es miembro de grupos ampliamente divergentes,
cada uno de los cuales sólo funciona con referencia a un sim
La vida y el trabajo en común de individuos que no tie ple segmento de su personalidad. Tampoco estos grupos per
nen lazos sentimentales y emocionales fomentan un espíritu miten un fácil ordenamiento concéntrico tal que los más li
de competencia, engrandecimiento y mutua explotación. Se mitados caigan dentro de la circunferencia de los más inclu
tiende a recurrir a controles formales para contrarrestar la sivos, como es muy probable suceda en la comunidad rural o
irresponsabilidad y el desorden potencial. Sin una rígida ad en sociedades primitivas. Los grupos a los cuales la persona
herencia a rutinas predecibles, una gran sociedad compacta está afiliada son, más bien, tangenciales uno con respecto a
no sería casi capaz de mantenerse a sí misma. El reloj y las otro, o se conectan entre sí de un modo muy variable.
señales de tránsito son símbolos de las bases de nuestro or
den social en el mundo urbano. El frecuente y estrecho con En parte a causa del poco arraigo fisico de la población
tacto fisico unido a una gran distancia social acentúan la re y en parte como resultado de su movilidad social, el cambio
serva mutua de individuos desligados entre sí, la que, de no de la pertenencia a grupos es generalmente rápido. Fluctúan
estar compensada por otras oportunidades para una res el lugar de residencia, el lugar y carácter del empleo, los in
puesta, es causa del sentimiento de soledad. El movimiento gresos y los intereses; la tarea de unir organizaciones y man
necesario y frecuente de gran número de individuos en un tener y promover un conocimiento mutuo, íntimo y duradero
hábitat congestionado da lugar a roces y a la irritación. Las entre sus miembros es, pues difícil. Esto se aplica vívida
tensiones nerviosas que derivan de tales frustraciones perso mente a áreas locales dentro de la ciudad en las que las per
nales son acentuadas por el ritmo rápido y la tecnología com sonas se segregan en virtud de las diferencias de raza, idio
plicada, propios de la vida en las áreas densas. ma, ingresos y status social más que por la elección o atrac
ción positiva hacia individuos que se les asemejan.
• Heterogeneidad En una proporción abrumadora, el habitante de la ciu
dad no es propietario de su hogar, y, dado que un hábitat
La interacción social existente en el «medio» urbano en transitorio no genera tradiciones y sentimientos firmes, sólo
tre tal variedad de tipos de personalidad tiende a destruir la raramente es en realidad un vecino. El individuo tiene esca
rigidez de las líneas de casta y a complicar la estructura de sas posibilidades de acceder a una concepción de la ciudad
clases, produciendo así un entramado de estratificación so como un todo o de reconocer su lugar en el esquema total.
cial más diferenciado y ramificado que el que se encuentra en Consecuentemente, le resulta dificil determinar cuáles son
sociedades más integradas. La alta movilidad del individuo, sus propios «mejores intereses» y decidir acerca de los pro
que lo introduce dentro del campo de estimulación de una blemas y líderes que le son presentados por los agentes de
gran cantidad de individuos diferentes y lo sujeta a status sugestión de masas. Los individuos que están así separados
fluctuante en los grupos sociales diferenciados que compo de los cuerpos organizados que integran la sociedad consti
nen la estructura social de la ciudad, tiende a hacer que la tuyen masas fluidas que hacen que la conducta colectiva sea
inestabilidad e inseguridad en el mundo sean · ' " ' n consecuencia tan problemahco.
como una norma. Este hecho ayuda a explicar, también, la
sofisticación y el cosmopolitismo del individuo urbano. Aunque por el reclutamiento de tipos variados, requeri
dos para la ejecución de las diversas tareas, así como por la
Ningún grupo monopoliza la lealtad del individuo. Los acentuación de su singularidad promovida mediante la com
grupos a los cuales está afiliado no se prestan fácilmente a un petencia y la gratificación a la excentricidad, la novedad, la
ordenamiento jerárquico. En virtud de los distintos intereses ejecución eficiente y la inventiva, la ciudad produce una po
blación altamente diferenciada; también ejerce una influen
cia niveladora. Dondequiera que se congreguen grandes can
11 Hasta qué punto la segregación de la población en distintas áreas cul tidades de individuos diferentemente constituidos, se intro
turales y ecológicas y la actitud social resultante de tolerancia, racionalidad duce también el proceso de despersonalización. Esta tenden
y mentalidad secular son funciones de la densidad, independientemente de cia niveladora es en parte inherente a la base económica de
la heterogeneidad, es algo difícil de determinar. Lo más probable es que es
temos tratando aquí con fenómenos que son consecuencia de la acción si la ciudad. El desarrollo de las grandes ciudades, por lo me
multánea de ambos factores. nos en la edad moderna, dependía en alto grado de la fuerza
L. W/RTH 105
las mujeres predominan numéricamente sobre los hombres. res de la tierra, de las rentas y la propiedad, de la naturale
La heterogeneidad de la población urbana es aún más evi za y funcionamiento de las estructuras físicas, de las vivien
dente a lo largo de las líneas raciales y étnicas. Los extranje das, de los servicios de transporte y comunicación, de los
ros nacidos fuera de aquélla y sus hijos constituyen aproxi servicios públicos, estas y otras fases del mecanismo físico de
madamente los dos tercios de la población de ciudades de la ciudad no son fenómenos aislados y no relacionados con la
más de un millón de habitantes. Su proporción en la pobla ciudad como entidad social, sino que son afectados por el
ción urbana declina a medida que decrece el tamaño de la modo urbano de vida, a que a su vez afectan.
ciudad, hasta que en las áreas rurales comprende no más de
un sexto de la población total. Igualmente, las grandes ciu
dades han atraído más negros y otros grupos raciales que las • El urbanismo como forma de organización social
pequeñas comunidades. Considerando que la edad, el sexo,
la raza y el origen étnico están asociados con otros factores, Los rasgos característicos del modo de vida urbano han
tales como ocupación e interés, se hace claro que una de las sido a menudo descritos sociológicamente como consistentes
mayores características de los habitantes urbanos es la falta en la sustitución de contactos primarios por secundarios, el
de similitud existente entre ellos. Masas tan numerosas y de debilitamiento de los vínculos de parentesco y la decadencia
rasgos tan diferentes como las que encontramos actualmen de la significación social de la familia, la desaparición del ve
te en las ciudades de los Estados Unidos no habían coexisti cindario y la socavación de las bases tradicionales de la soli
do nunca en tan estrecho contacto físico. Las ciudades en ge daridad social. Todos estos fenómenos pueden ser sustan
neral, y especialmente las ciudades norteamericanas, com cialmente verificados a través de índices objetivos. Así, por
prenden una mezcla de gentes y culturas, de modos de vida ejemplo, las bajas y declinantes tasas urbanas de reproduc
altamente diferenciados, entre los cuales sólo hay, a menudo, ción sugieren que la ciudad no conduce al tipo tradicional de
una muy débil comunicación, la indiferencia más grande y la vida familiar, incluyendo la crianza de los niños y el mante
más amplia tolerancia; ocasionalmente puede darse una ri nimiento del hogar como el «locus» de un círculo completo de
validad áspera; siempre el más agudo contraste. actividades vitales. La transferencia de actividades industria
les, educacionales y recreativas e instituciones especializadas
El fracaso de la población urbana para reproducirse por exteriores al hogar ha privado a la familia de algunas de sus
sí misma parece ser una consecuencia biológica de una com más características funciones históricas. En las ciudades es
binación de factores dados en el complejo de la vida urbana; más probable que las madres estén empleadas, los huéspe
la declinación de la tasa de natalidad puede en general con des son frecuentemente parte de la casa, los matrimonios
siderarse como uno de los signos más característicos de la tienden a ser pospuestos y es grande la proporción de gente
urbanización del mundo occidental. Mientras que la tasa de solitaria y aislada. Las familias son menores que en el cam
mortalidad en las ciudades es ligeramente mayor que en el po y frecuentemente sin hijos. La familia como unidad de
campo, la diferencia saliente entre el fracaso de las ciudades vida social está emancipada de los grandes grupos de paren-
·, ' ' las del pasado ,···· ' ' · · · ' ros individuales
consiste en que éstas lo debían a las altas tasas de mortali persiguen sus propios intereses divergentes en su vida voca
dad, en tanto que aquéllas, desde que se han hecho más ap cional, educacional, religiosa, recreativa y política.
tas para la vida desde el punto de vista de la salubridad, lo
deben a las bajas tasas de natalidad. Funciones como el mantenimiento de la salud, métodos
para aliviar las penalidades asociadas con la inseguridad
Estas características biológicas de la población urbana personal y social, las previsiones para la educación, la re
son sociológicamente significativas, no sólo porque reflejan el creación y el adelanto cultural, han dado surgimiento a insti
modo urbano de existencia, sino también porque condicio tuciones altamente especializadas, sea en el ámbito de la co
nan el crecimiento y futuro dominio de las ciudades y su or munidad, del Estado, o aun con bases nacionales. Los mis
ganización social básica. Dado que las ciudades son comuni mos factores que han causado esa mayor inseguridad perso
dades consumidoras antes que productoras de hombres, el nal también subyacen en los más amplios contrastes que se
valor de la vida humana y la estimación social de la perso dan entre individuos en el mundo urbano. Al mismo tiempo
nalidad no dejaron de ser afectados por el balance de naci que la ciudad ha destruido las rígidas líneas de casta de la so
mientos y muertes. La pauta del uso de la tierra, de los valo- ciedad pre-industrial, ha agudizado y diferenciado los grupos
L. WIRTH 107
mico, lo político o lo cultural, está reducido a una mera figura Sólo en tanto que el sociólogo posea una clara concep
literaria o, en el mejor de los casos, está sujeto al equilibrio ción de la ciudad como una entidad social y una teoría prac
inestable de los grupos de presión. En vista de la ineficacia de ticable del urbanismo, puede esperar el desarrollo de un
los actuales lazos de parentesco, creamos ficticios grupos de cuerpo unificado y confiable de conocimientos, cosa que cier
parentesco. Frente a la desaparición de la unidad territorial tamente no ocurre con la «sociología urbana» de nuestros
como base de la solidaridad social, creamos unidades de inte días. Es de esperar que puedan ser determinados los criterios
reses. Mientras tanto, la ciudad como comunidad se resuelve de relevancia y validez de los datos fácticos, tomando este
en una serie de tenues relaciones segmentadas y sobreim punto de partida para una teoría del urbanismo, tal como ha
puestas en una base territorial con un centro definido, pero sido bosquejado en las páginas precedentes, y elaborándolo,
sin una periferia definida, y descansa sobre una división del probándolo y revisándolo a la luz de un mejor análisis y de la
trabajo que trasciende la localidad inmediata y es de alcance investigación empírica. La miscelánea, colección de informa
universal. Cuanto mayor es la cantidad de personas en estado ción aislada que ha encontrado hasta ahora su camino en los
de interacción, más bajo es el nivel de comunicación y mayor tratados sociológicos sobre la ciudad, debe ser así examina
es la tendencia de la comunicación a funcionar sobre un nivel da e incorporada a un cuerpo coherente de conocimientos.
elemental, es decir, sobre la base de aquellas cosas que son De paso diremos que, sólo por medio de una teoría tal, esca
supuestas como comunes y de interés general. pará el sociólogo de la fútil práctica de expresar en nombre de
Por tanto, con respecto a las tendencias emergentes en el la ciencia sociológica una variedad de juicios casi insoporta
sistema de comunicación y a la tecnología de la producción y ble, referente a problemas tales como la pobreza, el aloja
distribución que han comenzado su existencia con la civiliza miento, la planificación de la ciudad, la sanidad, la adminis
ción moderna, es obvio que debemos buscar los síntomas que tración municipal, la policía, el mercado, el transporte y otros
indicarán el probable desarrollo futuro del urbanismo como productos técnicos. Si bien el sociólogo no puede resolver nin
un modo de vida social. La dirección de los cambios que es guno de estos problemas prácticos -al menos por sí mismo-,
tán en marcha con el urbanismo, sea para bien o para mal, puede, si descubre su propia función, hacer una importante
transformarán no sólo la ciudad, sino el mundo todo. Algu contribución a su comprensión y solución. Las perspectivas
nos de estos factores y procesos básicos y las posibilidades de para ello son más brillantes si se emplea un enfoque teórico y
su dirección y control invitan a un estudio más detallado. general que si se lo hace a través de un enfoque «ad hoc» -
,
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Otra característica que habría que añadir para poder ha que una ciudad carezca de este apoyo, ni siquiera espacial,
blar de «ciudad» sería la existencia de un intercambio regu en una sede señorial o principesca y que se plante en un ám
lar y no ocasional de mercancías en la localidad, como ele bito adecuado en virtud de una concesión de un señor o prín
mento esencial de la actividad lucrativa y del abastecimiento cipe que no reside en la localidad, o que nazca por usurpa
de sus habitantes; por tanto un mercado. Pero no cualquier ción de los interesados como un asentamiento de mercado. O
mercado convierte a la localidad en que tiene lugar en «ciu también se puede otorgar una concesión a un emprendedor
dad». Mercados periódicos y ferias anuales, en los que en para que establezca un mercado y asiente habitantes en él.
épocas determinadas se dan cita comerciantes de lejanos paí Este fenómeno era bastante frecuente en la Edad Media, es
ses para cambiar entre sí sus mercaderías al por mayor o al pecialmente en la Europa nórdica, oriental y central, en las
por menor, o colocarlas directamente en manos del consumi zonas donde se fundaron ciudades, y se presenta también a
dor, tenían lugar con mucha frecuencia en sitios que nosotros lo largo de toda la historia y del planeta, aunque no es lo nor
reconocimos como «aldeas». Hablaremos de «ciudad» en mal.
sentido económico cuando la población local satisface una Pero la ciudad podía nacer también sin ese apoyo en la
parte económicamente esencial también, mediante productos corte principesca o en la concesión de príncipes, mediante la
que los habitantes de la localidad y la población de los alre reunión de intrusos, piratas o comerciantes colonizadores o
dedores producen o adquieren para colocarlos en el mercado. nativos dedicados al comercio intermediario, y este fenóme
Toda ciudad en el sentido que aquí damos a la palabra es no ha sido bastante frecuente en las costas mediterráneas en
una «localidad de mercado», es decir, que cuenta como cen los primeros tiempos de la Antigüedad y también, en ocasio
tro económico del asentamiento con un mercado local y en el nes, en los primeros tiempos de la Edad Media. Una ciudad
cual, en virtud de una especialización permanente de la pro semejante podía ser una pura localidad de mercado. Pero, de
ducción económica, también la población no urbana se abas todos modos, era más frecuente todavía la concurrencia de
tece de productos industriales o de artículos de comercio o de grandes haciendas patrimoniales, principescas o señoriales,
ambos, y, como es natural, los habitantes de la ciudad inter por un lado, y el mercado por otro. La corte señorial o prin
cambian los productos especiales de sus economías respecti cipesca, como punto de apoyo de la ciudad, podía cubrir sus
vas y satisfacen de este modo sus necesidades. Suele ser lo necesidades de modo preferente por economía natural, me
normal que la ciudad, tan pronto como se ofrece como una diante prestaciones personales y tributos en especie de los
estructura diferente del campo, sea a la vez sede de un señor, artesanos o comerciantes dependientes de ella, o podía ha
o de un príncipe, y lugar de mercado, o posea centros econó cerlo, más bien, por el cambio en el mercado urbano, como
micos de ambas especies -oikos y mercado-, y también es su cliente de mayor capacidad adquisitiva. Cuanto más do
frecuente que tengan lugar periódicamente en la localidad, minaba este último aspecto, más resaltaba la base de merca
además del mercado local regular, ferias de comerciantes do de la ciudad y cesaba ésta de ser un puro apéndice, un
viajeros. Pero la ciudad -en el sentido en que usamos el vo mero «asentamiento de mercado» junto al oikos y, a pesar de
cablo aquí- es un asentamiento de mercado. apoyarse en las grandes haciendas, se convert_ !a en un� «?�u-
.
La existencia del mercado descansa, con mucha frecuen de las ciudades principescas y su importancia económica han
cia, en una concesión o garantía de protección del señor te marchado paralelas con un incremento del abastecimient0
rritorial o del príncipe, el cual tiene interés, por una parte, en en el mercado de la hacienda del príncipe y de otras hacien
la oferta regular de artículos mercantiles y de productos in das urbanas de los vasallos o grandes funcionarios que for
dustriales extranjeros que le ofrece la feria y en las aduanas, maban su corte.
derechos de escolta y protección, derechos de mercado, de
justicia, etc., que suele traer consigo y, por otra, en el asen • Tipos de ciudad: de «consumidores»,
tamiento local de industriales y traficantes que pueden pagar de «productores», «mercantil»
impuestos y, tan pronto como el mercado trae consigo un
asentamiento, también espera sacar ganancias con las rentas Se acercan al tipo de «ciudad principesca», es decir, dn
del suelo. Probabilidades éstas que tienen para él tanta ma aquella ciudad cuyos habitantes dependen de sus probabili
yor importancia cuanto que se trata de ingresos monetarios dades adquisitivas de manera dominante, directa o indirec
que aumentan su tesoro de metales preciosos. Puede ocurrir tamente, del poder adquisitivo de la gran hacienda princi-
M. WEBE:R 111
tria fluyen, en mayor grado que antes, a lugar distinto de fundas (en Israel, chclek}, es decir, de un lote del que vivía;
aquel en que se obtienen. Y, por otra parte, sumas crecientes así que el ciudadano pleno de la Antigüedad es un «ciudada
de las ganancias no las consumen sus beneficiarios en el gran no labrador».
centro urbano donde residen, sino fuera, en parte en los al Encontramos propiedad agraria sobre todo en manos de
rededores, en el campo, en hoteles internacionales, etc. Pa las capas urbanas distinguidas, tanto en la Edad Media
ralelamente a éste, surge esa parte de la ciudad que se com -pero, también, más en el sur que en el norte- como en la
pone casi exclusivamente, o exclusivamente, de casas de ne
gocios, la City, que más que una ciudad suele ser un barrio Antigüedad. Propiedad agraria, en ocasiones de dimensio
de la misma. nes, encontramos en la ciudad-estado medieval o antigua, ya
sea en manos de las autoridades de ciudades poderosas, que
No nos proponemos ofrecer una casuística más detalla ejercían sobre ellas un dominio político o una señoría terri
da, como la que correspondería a una teoría rigurosamente torial, o también la encontramos bajo el dominio señorial de
económica de la ciudad. Apenas cabe decir que las ciudades algunos ciudadanos encopetados: ejemplos de ello, el domi
en la realidad representan, casi siempre, tipos mixtos y que, nio de Milcíades en el Quersoneso o las posesiones políticas
por tanto, no pueden ser clasificadas en cada caso más que y señoriales de familias aristocráticas urbanas de la Edad
teniendo en cuenta sus componentes económicos predomi Media, como los Grimaldi genoveses en la Provenza y en
nantes. otros dominios ultramarinos. Pero estas posesiones y dere
chos señoriales interlocales de ciudadanos aislados no eran,
• Relación de la ciudad con la agricultura por lo general, objeto de la política económica de la ciudad,
si bien se produce un equívoco muy especial cuando la pro
La relación de las ciudades con el campo no fue en modo piedad del individuo, que pertenece al poderoso grupo de no
alguno unívoca. Se dieron y se dan «ciudades agrarias», es tables, es protegida por la ciudad, o la conquista y afirma con
decir, lugares que, como sedes de un tráfico de mercado y de ayuda de su poder, y hasta la ciudad misma participa en su
típicas industrias urbanas, se alejan mucho del tipo medio de aprovechamiento económico o político, cosas que no eran ra
aldea, pero en ellas una ancha capa de sus habitantes cubre ras en el pasado.
sus necesidades en economía propia y hasta producen para
el mercado. Lo normal es, ciertamente, que cuanto mayor sea
• La «economía urbana» como una etapa
una ciudad, sus habitantes dispongan menos de una tierra de
cultivo que guarde alguna proporción con sus necesidades de del desarrollo económico
sustento y que les sirva como medio de obtención de produc El tipo de relación de la ciudad, soporte de la industria o
tos alimenticios, y tampoco disponen, en la mayoría de los del comercio, con el campo, suministrador de los medios de
casos, del aprovechamiento de pastos y bosque suficiente subsistencia, constituye parte de un complejo de fenómenos
para sus necesidades, como suele suceder en una «aldea». La que se ha denominado «economía urbana» y que se ha
mavor ciudad alemana de la Edad Media, Colonia, carecía mo una d!)terminada «etapa de economía», a la
por completo, y desde un princip10, por 10 que parece, de la cerrada o «propia», por una parte, y a la «econom1a nacio
almenda de que no carecía ninguna aldea normal de enton nal», por otra (o a una diversidad de otras etapas constituí-
ces. Pero otras ciudades medievales alemanas y extranjeras das en forma parecida).
disponían, sin embargo, de prados y bosque importantes a
disposición de sus habitantes. Y a medida que descendemos Pero en este concepto se confunden medidas de política
hacia el sur y retrocedemos hacia el pasado, es más frecuen económica con categorías puramente económicas. La razón
te el caso de ciudades que disponían de grandes campos de está en que el mero hecho de la coexistencia de comerciantes
cultivo. Si en la actualidad consideramos que el habitante tí o industriales y el abastecimiento regulado de las necesida
pico de la ciudad es un hombre que no cubre sus propias ne des cotidianas por el mercado no agotan el concepto de «ciu
cesidades por el cultivo propio, en la mayor parte de las ciu dad». Cuando ocurre esto, es decir, cuando dentro de los
dades típicas de la Antigüedad (polis) ocurría precisamente lo asentamientos cerrados tomamos como diferencia única
contrario. Ya veremos cómo el derecho pleno del antiguo ciu mente el grado de la propia cobertura de necesidades por
dadano, a diferencia del burgués medieval, se caracterizó en medio de la agricultura o -lo que no es idéntico a esto- el gra -
su origen precisamente porque era propietario de un aleros, do de la producción agraria en relación con la actividad lu-
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Pero hay un punto en que un asentamiento que, administra mientas de los eslavos, cuya forma nacional parece que fue,
tivamente, se distingue de la aldea y es tratado como «ciu ya en los comienzos, la aldea en cordel, adoptaron la forma,
dad», se diferencia del asentamiento rural: en el modo de re seguramente bajo la presión del peligro constante de guerra
gulación de las relaciones de propiedad inmobiliaria. En las en la zona del Elba y del Oder, de un cerco con setos con un
ciudades, en el sentido económico de la palabra, se halla con solo acceso por donde se hacía entrar por la noche el gana
dicionado ese modo de regulación por el tipo especial de las do. O se ha adoptado por todo el mundo, lo mismo en la Jor
bases de la rentabilidad que ofrece la propiedad inmobiliaria dania oriental de los judíos que en Alemania, esa otra forma
urbana: la propiedad de las casas, de las que es como un de fortalezas en las alturas, donde se refugiaba el ganado y
apéndice la tierra adscrita. Pero, administrativamente, la si la gente sin armas. Las llamadas «ciudades de Enrique I», de
tuación particular de la propiedad urbana depende, sobre la Alemania oriental, no eran sino fortalezas de este tipo. En
todo, de principios impositivos muy particulares, y también, Inglaterra, todo condado de la época anglosajona contaba
casi siempre, de una característica decisiva para el concepto con un «burgo» (borough) al que debía su nombre, y el servi
político-administrativo de la ciudad y que se sustrae al puro cio de vigilancia y guarnición constituía uno de los graváme
análisis económico, a saber, que la ciudad, lo mismo en la nes específicos más viejos de personas y tierras determina
Antigüedad que en la Edad Media, dentro y fuera de Europa, das. Si en tiempos normales no se hallan vacíos, sino que
constituye una clase especial de fortaleza y de guarnición. En mantienen una guarnición constante a cambio de soldada o
la actualidad, esta característica ha desaparecido por com de tierra, fácilmente se pasa al burgo anglosajón, una «ciu
pleto, pero tampoco en el pasado se daba siempre. Así, por dad de guarnición» en el sentido de la teoría de Maitlant, con
ejemplo, en el Japón no era lo general. Desde un punto de burgueses como habitantes, cuyo nombre procede de este
vista administrativo, se puede dudar, pues, con Rathgen, si caso, como en otros, del hecho de que su posición jurídico
hubo en el Japón verdaderas «ciudades». Por el contrario, en política, lo mismo que la condición jurídica de la casa y tierra
China cada ciudad estaba rodeada de ingentes murallas. Pero que poseían -específicamente burgueses- estaba determina
también localidades que, económicamente, eran puramente da por la obligación de vigilar y defender la fortaleza. Pero,
rurales, que no eran ciudades desde el punto de vista admi históricamente, ni las aldeas con empalizadas ni las fortale
nistrativo -es decir, en el caso de China, no son sede de au zas de emergencia forman precedentes importantes de la for
toridades políticas- estaban también rodeadas de murallas. taleza urbana, sino otra cosa, a saber, el burgo señorial, una
En muchas zonas del Mediterráneo, por ejemplo en Sicilia, y fortaleza habitada por el señor con sus funcionarios patri
debido a una inseguridad de siglos, no se conocieron habi moniales o con los guerreros de su séquito, junto con las fa
tantes que estuvieran fuera de recintos amurallados urbanos, milias y sus servidores.
ni siquiera los campesinos. En la vieja Hélade tenemos el
caso de la polis de Esparta sin murallas, pero a la que le con La construcción militar de fortalezas es muy vieja, segu
viene muy bien la característica de «guarnición», en sentido ramente más que el carro de guerra y hasta que la utilización
específico, puesto que, por ser el campamento abierto de los guerrera del caballo. Así como el carro de guerra ha deter
espartanos, despreciaban las murallas. Si todavía se discute minado la guerra caballeresca y real, lo mismo en la vieja
euánto tiempo estuvo Atenas sin mwalla, lo cierto es que po China d@ los cantos clásicos, en la India de losVeda, en Egip
seía con la Acrópolis, lo mismo que todas las ciudades helé to y Mesopotamia, en Canaán, en el Israel del Canto de Dé
nicas, fuera de Esparta, un castillo roquero y también Ecba bora, en la época homérica, entre los etruscos y los celtas y
tana y Persépolis eran burgos reales con asentamientos ad entre los irlandeses, también la construcción de fortalezas y
yacentes. Pero, de un modo general, lo mismo la ciudad el principado con fortalezas o burgos es algo universalmente
oriental que la del Mediterráneo antiguo y la ciudad medieval extendido. Las viejas fuentes egipcias conocen el burgo y el
conocen el burgo con las murallas. comandante del burgo, y parece seguro que los burgos signi
ficaban, al principio, otros tantos pequeños principados. Se
gún los más viejos documentos, en Mesopotamia el desarro
• Fortaleza y guarnición llo de la realeza va precedido por un principado esparcido en
burgos, como conoció la India occidental en la época de los
La ciudad no era ni la única ni la más vieja fortaleza. Veda, como parece probable en el Irán en la época de los más
Toda aldea se amurallaba en las zonas fronterizas disputadas viejos Gathas, mientras que en el norte de la India, en el Gan
o cuando había un estado crónico de guerra. Así, los asenta- ges, dominaba, por lo que parece, la disgregación política: ni
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ya cuando comienzan las noticias históricas sobre el país, en los industriales y a los comerciantes que se dedican a sus ac
contramos la flota comercial del Faraón del bajo Egipto. tividades lucrativas con independencia de la corte del señor,
Y muy extendido por toda la tierra (mas no sólo en las pero contribuyendo con impuestos a ella, pese más o menos
«ciudades»), especialmente por la costa (aunque no sólo en que el interés de que sus propias necesidades cubran con las
ella), porque en la costa es donde se puede controlar fácil fuerzas de trabajo propias de que disponga y con la mono
mente el comercio, tenemos el fenómeno siguiente: que, jun polización del comercio, así como también varía mucho el
to al monopolio del príncipe del burgo, creció el interés de los tipo de los privilegios concedidos en el primero de los su
guerreros de la localidad de participar en las ganancias del puestos. Claro que al atraer foráneos mediante tales privile
comercio y acabó por quebrantar el monopolio del príncipe, gios, el señor tenía que tomar en cuenta los intereses y la ca
si es que existía. Si ocurría esto, entonces el príncipe no era pacidad impositiva, que le afectaba a él económicamente, de
más que un primus ínter pares o, simplemente, resultaba in los residentes que dependían de él política o señorialmente.
corporado al círculo parejo de los linajes urbanos, y partici A todas estas diferencias de la posible evolución se aña
paba de alguna forma en el comercio pacíficamente median de la estructura político-militar, que también podía ser muy
te capital, que en la Edad Media era sobre todo capital de diversa, de aquella asociación de dominación dentro de la
commenda, en la piratería y en la guerra marítimas con su cual tenía lugar la fundación o el desarrollo de la ciudad.
persona; era elegido por poco tiempo y, en todo caso, su po Consideremos las antítesis principales que se siguen de este
derío se hallaba muy limitado. Es éste un fenómeno que se ha desarrollo urbano.
desarrollado lo mismo en las ciudades marítimas de la Anti
güedad, desde la época homérica, con ese tránsito gradual a • El Ayuntamiento («comuna») y el burgo:
la magistratura anual, que en la Edad Media temprana, así occidente y oriente
en Venecia con respecto a los dogos y -con un reparto de
fuerzas diferente según se tratara de un conde o vizconde - Rasgos del ayuntamiento occidental
real o de un obispo o de cualquier otro señor de la ciudad
en otras ciudades mercantiles típicas. Pero hay que distinguir No toda «ciudad» en sentido económico ni toda fortaleza
-y esto lo mismo en los primeros tiempos de la Antigüedad que, en sentido político-administrativo, suponía un derecho
como en la Edad Media- entre capitalistas urbanos, interesa particular de los habitantes, constituye un «ayuntamiento».
dos en el tráfico, que dan el dinero para el comercio, notables El ayuntamiento urbano, en el pleno sentido del vocablo, lo
específicos de la ciudad, auténticos «profesionales» del co conoce como fenómeno extendido únicamente el occidente.
mercio que residen en ella, verdaderos comerciantes, aunque Además, lo conocen una parte del Cercano Oriente (Siria y
ambas capas se entremezclan con frecuencia. Pero con esto Fenicia, acaso Mesopotamia), pero sólo por temporadas y
nos adelantamos a explicaciones que vendrán después. nada más que en germen. Porque para ello era necesario que
se tratara de asentamientos de un carácter industrial-mer
En el interior, los puntos de nacimiento, desembocadura cantil b�st�nte Pr?n�ci�do, ª lo� que corre�po�dían estas
o confluencia de ríos, puntos semejantes en una ruta de cara- n, ,
e1emp10 tiabl!omaJ, pueoen convertirse en escena
,------.-,1·v..1. .1...1...LV..LV'UJ._.,'V,
M. WFBER 117
didas coactivas contra terceros. Pero en todo esto no se trata (allahabad) con un schreschth común a la cabeza, que co
normalmente más que del poder de hecho de determinadas rresponde al alcalde o burgomaestre occidental. También en
asociaciones, en determinados casos, que afectan a sus con la época anterior a los grandes reinos burocráticos existieron
cretos intereses de grupo. Pero, por lo general, no existe nin algunas ciudades políticamente autónomas y regidas por un
guna asociación común, con representación, del ayuntamien patricio reclutado entre los clanes que proporcionan elefan
to de los habitantes de la ciudad como tales. Este concepto tes al ejército. Pero después esta situación desapareció del
falta por completo. Sobre todo falta la calificación específica todo. La victoria de la extrañeza ritual entre las castas rom
mente estamental de los habitantes de la ciudad. Nada de pió la asociación de las guildas, y la burocracia real, unida a
esto encontramos en China, Japón e India y sólo gérmenes en los brahmanes, limpió estos gérmenes y aquellos restos del
el Cercano Oriente. noroeste de la India.
En el Japón, la organización estamental es puramente En la Antigüedad egipcia y en el Cercano Oriente, las ciu
feudal: los samurai (caballero) y los kasi ministeriales (sin ca dades son fortalezas o sedes reales u oficiales con privilegios
ballo) se enfrentan a los campesinos (no) y a los comercian de mercado concedidos por los reyes. Pero en la época de los
tes y artesanos agrupados, en parte, en asociaciones profe grandes reinos carecen de autonomía, régimen municipal y
sionales. Pero faltaba el concepto de «ciudad», lo mismo que de burguesía estamentalmente privilegiada. En Egipto, du
el de «ayuntamiento». En China, en la época feudal, la situa rante el Imperio Medio, había un feudalismo oficial o admi
ción era la misma, pero, desde la época burocrática, el letra nistrativo y en el Nuevo una administración burócrata de es
do que ha pasado sus exámenes se halla frente a los diversos cribas. Los «privilegios de las ciudades» no eran otra cosa
grados de gente iletrada y, además, encontramos las guildas que concesiones a los titulares feudales o prebendales del po
de comerciantes y las asociaciones profesionales de artesa der oficial en las localidades correspondientes (como los vie
nos dotadas de privilegios económicos. Pero también falta el jos privilegios episcopales en Alemania). Pero no en favor de
concepto de ayuntamiento y de burguesía urbana. En China una burguesía autónoma. Por lo menos hasta ahora no se
y en el Japón, las asociaciones profesionales gozaban de «au pueden señalar ni gérmenes siquiera de un «patriciado ur
tonomía administrativa», pero no las ciudades, al contrario bano».
de lo que ocurría en las aldeas. En China, la ciudad era for En Mesopotamia y Siria, especialmente Fenicia, encon
taleza y sede administrativa de las autoridades imperiales y tramos, por el contrario, en los primeros tiempos, la típica
en el Japón no había «ciudades» en este sentido. En la India, realeza urbana de las plazas de comercio marítimo o de ca
las ciudades eran sedes reales u oficiales de la administra ravanas, en parte de carácter sacerdotal, en parte, y con ma
ción real, fortalezas y mercados. También encontramos guil yor frecuencia, de carácter secular, y también encontramos el
das de comerciantes y castas, además, que coinciden en gran poder, típicamente en ascenso, de los linajes patricios en la
medida con las asociaciones profesionales, ambas con muy «casa-ayuntamiento» (bitu en las tablillas de Tell-el-Amarna)
fuerte autonomía, la de establecimiento y aplicación del de en la época de combates de carros. La confederación cana
recho propio. Pero la articulación hereditaria en casas de la nea de ciudades no era otra cosa sino una agrupación cons
socieaaa en 11171TIITII, !..L. ., 1 1 1 P. •
VVU V� vvy�•�V,VU UO��• �V •VV VUV<VV>
nwaa por 10s caballeros que comoauan en carros, resi
excluye el nacimiento de una «burguesía urbana» lo mismo tes en las ciudades, que mantenían a los campesinos en ser
que el de un «ayuntamiento». Había y hay todavía muchas vidumbre de deudas y clientela, lo mismo que en los prime-
castas de comerciantes y de artesanos con un gran número ros tiempos de la polis griega. De manera parecida, sin duda,
de subcastas. Pero ni era posible equiparar cualquier mayo en Mesopotamia, donde el «patricio», es decir, el gran bur
ría de ellas a la burguesía urbana occidental, al estamento gués poseedor de tierras, capaz de armarse a sí mismo, se
burgués, ni se podría agrupar tampoco en algo que corres distingue del campesino y las capitales reciben inmunidades
pondiera a la ciudad gremial de la Edad Media, porque la ex y libertades otorgadas por el rey. Pero a medida que creció el
trañeza de las castas entre sí impedía toda hermandad. poderío de la realeza militar, desapareció también esto.
Es cierto que en la época de las grandes «religiones de sal Más tarde, ya no encontramos en Mesopotamia nada que
vación» las guildas constituyen en muchas ciudades una aso se parezca a ciudades políticamente autónomas, a un esta
ciación con sus ancianos hereditarios al frente (schreschth) y mento burgués, como encontramos en el occidente, un dere
quedan todavía como vestigio de entonces algunas ciudades cho especial urbano junto al derecho real. Solamente los fe.
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turco que representaba el papel del «señor protector» (antes mente los linajes y, eventualmente, las asociaciones profesio
casi siempre los que dominaban en Egipto); 3) los cuatro ca nales, pero no la burguesía urbana como tal, constituían el
dís de los ritos ortodoxos, siempre distinguidos ciudadanos sujeto de la acción de la asociación. Claro que también los
de La Meca, de las familias (schfitas) más distinguidas, du tránsitos son muy graduales. Pero también los centros máxi
rante siglos de una sola familia, nombrados por el cherif o mos, que abarcan centenares de miles y a veces hasta millo
propuestos por el señor; 4) el cherif; al mismo tiempo jefe de nes de habitantes, ofrecen este fenómeno. En la Constantino
la corporación aristocrática de la ciudad; 5) los gremios, es pla bizantina de la Edad Media, los representantes de los ba
pecialmente los de cicerones y luego los de carniceros, tra rrios que financian (como todavía en Siena las carreras de
tantes de granos y otros; 6) el barrio urbano con sus ancia caballos) las carreras en el circo, son los que encarnan los
nos. Estas autoridades concurren entre sí sin competencias partidos y la rebelión de Nika en tiempos de Justiniano pro
fijas. Un demandante busca la autoridad que le parezca más cedía de estas divisiones locales de la ciudad. También en la
favorable y cuyo poder sea el más efectivo frente a la parte Constantinopla de la Edad Media islárn).ca -por tanto, hasta
contraria. El gobernador de la ciudad no podía impedir la el siglo XIX- junto a las asociaciones puramente militares de
apelación al cadí, que concurría con él en todos los asuntos los jenízaros y de los sipotis y de las organizaciones religio
donde estaba implicado el derecho eclesiástico. El cherif ve sas de los ulemas y de los derviches encontramos sólo guil
nía a ser la autoridad propia de los nativos; a su buena dis das de comerciantes y gremios como representantes de inte
posición se hallaba entregado el gobernador en todos los reses burgueses, pero ninguna representación de la ciudad.
asuntos que afectaban a los beduinos y a las caravanas de pe En la Alejandría bizantina de la última época encontramos
regrinos, y la corporación de los nobles era tan decisiva en algo parecido, ya que, junto a los poderes en competencia de
esta ciudad como en otras ciudades y distritos árabes. los patriarcas, protegidos por los belicosos monjes, y del go
bernador, protegido por su pequeña guarnición, no existían
Encontramos un desarrollo que recuerda un poco las cir más que milicias de barrio dentro de las cuales los partidos
cunstancias occidentales en el siglo IX, en las luchas entre los circenses de «verdes» y «azules» representaban las organi
tulunidas y dschafaridas en La Meca, con la posición que co zaciones principales.
bran los gremios más ricos, pues los de carniceros y tratan
tes de granos tuvieron un peso decisivo, mientras que en la
época de Mahoma no hubiese tenido importancia más que la b) La ciudad plebeya
posición que adoptaran los nobles linajes coraichitas. Pero
nunca surgió un régimen gremial; las tropas de esclavos sos • El «popolo» como asociación política
tenidas con las ganancias de los linajes urbanos aseguraron
a éstos la posición decisiva, del mismo modo que, en el occi El modo como se quebrantó la dominación de los linajes
dente medieval, el poder efectivo de las ciudades italianas ofrece exteriormente fuertes paralelos entre la Edad Media y
la Antigüedad, sobre todo si tomamos como ejemplos de la
mostraba la tendencia a caer en manos de los linajes caba
llerescos como portadores del poder militar. En La Meca fa!- r
primera las grandes ciudades, en espe�ia} l�s it�lianas,
taba toda asociación que convirtiera a la cmctact en una uni
dad corporativa y en esto reside la diferencia característica antiguas por virtud de sus leyes propias, quiere decirse, sin
con el synoikismo de la polis antigua y con la commune de los interferencia de poderes extraurbanos. En las ciudades ita- .
comienzos de la Edad Media en Italia. Pero, por lo demás, lianas, la etapa decisiva después del nacimiento del podestá
hay motivos suficientes para considerar esta situación de la la tenemos en el nacimiento del popolo. En el sentido econó
ciudad árabe -si prescindimos de los rasgos islámicos espe mico, el popolo, lo mismo que los gremios alemanes, se com
cíficos señalados anteriormente o si los transponemos en tér ponía de elementos muy diversos, pero sobre todo de empre
minos cristianos- como totalmente típica, para la época an sarios, por una parte y de artesanos, por otra. Los que lleva
terior al nacimiento de los ayuntamientos, de otras ciudades ban al principio los linajes caballerescos fueron los primeros.
marítimas mercantiles, especialmente de las occidentales. Ellos crearon el conjuntario de los gremios contra los linajes
y la financiación, mientras que los gremios artesanales pu
Hasta donde alcanza el conocimiento seguro de los asen sieron a disposición las mesas necesarias. La conjuración de
tamientos asiáticos orientales que tenían los caracteres eco los gremios colocaba muy a menudo a la cabeza del movi
nómicos de ciudad, la situación normal era ésta: que sola- miento, para asegurarse las conquistas en la lucha contra los
M. WEBER 121
nis, en términos romanos un collega minar, pero en realidad los recursos de poder del partido. Ya esta garantía suminis
casi siempre el más poderoso de los dos. También disponía a trada por una organización de partido que se apoyaba esen
menudo de las fuerzas militares del común y con tanta ma cialmente en fuerzas caballerescas nos hace sospechar que
yor facilidad cuando se trataba de mercenarios, pues los me tampoco los ordinamenti eliminaron realmente el poder so
dios para su mantenimiento se obtenían con los impuestos de cial y económico de los linajes. De hecho, diez años después
los popolani ricos. de que se decretaran estas leyes clasistas en Florencia, aco
gidas por numerosas ciudades toscanas, encontramos de
• La distribución del poder entre los estamentos nuevo las luchas entre los linajes, y ningún grupo plutocráti
de la ciudad italiana medieval co mantuvo el poder de una manera duradera. Los mismos
cargos del popolo fueron ocupados casi siempre por nobles,
En caso de éxito completo del popolo de la nobleza, des pues los popolani podían acoger expresamente a linajes no
de un punto de vista puramente formal, se hallaba en situa bles. La renuncia efectiva a la vida caballeresca sólo parcial
ción de privilegio negativo. Los cargos del común eran acce mente fue algo real. En lo esencial había que garantizar la
sibles a los popolani, mientras que los del popolo no lo eran obediencia política e inscribirse en un gremio. El efecto social
de la nobleza. Caso de que los popolani fueran molestados fue sobre todo cierta mezcla de los linajes urbanos con el po
por los nobili, se hallaban procesalmente privilegiados, el ca polo grasso, aquellas capas de formación universitaria o con
pitán y los ancianos controlaban la administración del co capital: los siete gremios superiores -que abarcaban a los
mún, mientras que el popolo no tenía control. Sólo los acuer jueces, notarios, cambistas, comerciantes en paños extranje
dos del popolo eran reconocidos a veces por la totalidad de ros, comerciantes en paños florentinos, comerciantes en se
los burgueses. En muchos casos, la nobleza estaba expresa das, médicos, comerciantes de encajes, de pieles- llevaban
mente excluida de un modo temporal o permanente de tomar ese nombre. De estos gremios superiores en que solían en
parte en la administración del común. El caso más conocido trar los nobles, tenían que escogerse al principio todos los
lo tenemos en los ya citados ordinamenti della giustizia de funcionarios. Sólo después de varias revueltas, se aseguró la
Giano della Bella, de 1293. Junto al capitán, que era aquí el participación de los catorce arti minori del popolo minuto, es
caudillo del ejército burgués de los gremios, encontramos decir, de los pequeños empresarios artesanales, en el ejerci
como funcionarios extraordinarios puramente políticos los cio del poder. Capas artesanales no pertenecientes a estos ca
gonfalonieri della giustizia, elegidos por un breve plazo, con torce gremios sólo provisionalmente, después de la revuelta
una milicia popular especial de mil hombres, dispuesta en de los ciompi (1378), obtuvieron participación en el gobierno
todo momento, y con el fin de proteger a los popolani, de ins y una organización gremial independiente. Sólo en pocos lu
truir y ejecutar los procesos contra los nobles y vigilar el gares y por poco tiempo los pequeños burgueses han podido
cumplimiento de los ordinamenti. La justicia política, con un lograr, como en Perugia en 1368, que, además de los nobili,
sistema oficial de espionaje y de dar acogida a acusaciones también el popolo grasso quedara excluido jurídicamente de
económicas, rápido proced�ie?to ��sitorial contra los la participación en el Consejo de los priori. Es muy caracte-
. , ,. , ' · ' ídas de la burguesía in-
presentaba la réplica democrática del procedimiento vene dustrial disfrutaban generalmente del apoyo de los nobili
ciano ante el Consejo de los Diez. En el aspecto material, lo para atacar el dominio del popolo grasso, del mismo modo
más importante era la exclusión de toda la familia de caba como más tarde se fundó la tiranía con ayuda de las masas,
lleros de los cargos, su obligación de garantía de buena con y en diversas ocasiones, durante el siglo XIII, la nobleza y es
ducta, la responsabilidad de todo el linaje por cada miembro, tas capas bajas se han mantenido unidas contra el ataque de
leyes penales especiales contra los delitos políticos de los la burguesía. Eran factores económicos los que determina
magnates, en particular por los agravios al honor en un po ban estas alianzas. Los intereses de los pequeños artesanos
polano, la prohibición de adquirir un bien inmueble que co podían entrar en fuerte colisión con los de los gremios de em
lindara con el de un popolano sin la aprobación de éste. La presarios en un sistema de trabajo a domicilio muy desarro
garantía del señorío del popolo la asumió interlocalmente el llado. En Perugia, por ejemplo, el desarrollo de ese sistema
partido güelfo, cuyo estatuto fue considerado como una par fue tan rápido que en 1437 un solo empresario daba de co
te del estatuto de la ciudad. Nadie que no perteneciera al par mer, junto a 28 filatori, a 176 filatrici (como lo demuestra PI
tido podía ser elegido para un cargo. Ya hablamos acerca de conde Broglio d'Ajano). La situación de los pequeños artesa-
M. WEBER 123
• Paralelismo en la Antigüedad rocho de provocación contra sentencias penales, la suaviza
ción del derecho debitorio, la declaración del derecho en los
- Plebe y tribunos en Roma días de mercado en interés de la gente del campo, la partici
pación igual en los cargos, finalmente hasta en el sacerdocio
Exteriormente muy parecido fue el desarrollo del demos y en el Consejo, y, lo que en ocasiones se alcanzó en los co
y de la plebs en la Antigüedad. Sobre todo en Roma, donde, munes italianos y en Roma, se logra por el plebiscito horten
correspondiendo por completo al ayuntamiento particular del sio: que los acuerdos de la plebe obligarían a toda la comu
popolo, surge el ayuntamiento particular de la plebs con sus nidad, por tanto una igual posposición formal de los linajes
funcionarios. Los tribunos fueron originariamente los presi que en la Italia medieval.
dentes elegidos de los ciudadanos no nobles de los cuatro ba
rrios de la ciudad, los aediles, como supone E. Meller, admi Después del resultado definitivo de las viejas luchas es
nistradores de los santuarios comunes que eran, al mismo tamentales, se aminora en gran medida la importancia polí
tiempo, tesoros de los ciudadanos no nobles, y, en relación tica del tribunado. Lo mismo que el capitán, el tribuno se
con esto, jefes de hacienda de la plebe. La plebe misma se convierte en un funcionario de la comunidad, jerarquizado
constituía como una conjuratio, jurando cada uno matar a dentro de la carrera administrativa, elegido únicamente por
quien se interpusiera a la acción de los tribunos en la pro los plebeyos, cuya separación histórica del patriciado perdió
tección de los intereses de los plebeyos: que el tribuno fuera toda importancia práctica y dejó sitio al desarrollo de la no
designado como sacrosanctus en oposición a los funcionarios bleza funcionaria y crematística (nobleza y caballeros). En las
legítimos de la comunidad romana significaba lo mismo que luchas de clase que surgen ahora sólo una vez, después de la
el hecho de que el capitán del popolo italiano careciera de la época de los Gracos, funcionan poderosamente las viejas fa
gratia que añadían a su nombre los funcionarios con poder cultades políticas como un medio al servicio de los reforma
legítimo, los cónsules. dores políticos y del movimiento económico clasista de la
burguesía desclasada políticamente y enemiga de la nobleza
También los tribunos carecían de autoridad legítima y de funcionaria. Este resurgimiento condujo a que el poder tri
su signo: el trato con los dioses de la comunidad, los auspi bunicio se convirtiera, junto con el mando militar, en el atri
cia, y el más importante atributo del imperium legítimo: el buto militar vitalicio del príncipe.
poder penal, en cuya sustitución tenían, como jefes de la ple Se dan estas semejanzas, tan sorprendentes, entre el de
be, el poder de llevar a cabo una especie de justicia lynch, sin sarrollo italiano en la Edad Media y el viejo desarrollo roma
proceso ni juicio, contra el cogido in fraganti, oponiéndose al no, a pesar de grandes diferencias políticas, sociales y eco
ejercicio de sus funciones, mandándolo prender y arrojar por nómicas de las que hablaremos enseguida. No existen infini
la roca Tarpeya. Lo mismo que ocurre con el capitán y los an tas formas técnico-administrativas para regular los compro
cianos, su poder oficial, el de su magistratura, se desenvolvió misos de los estamentos dentro de una ciudad, y por eso las
a base del derecho que tenía de interponerse en favor de los semejanzas de las formas de la administración política no de
lebeyos en las acciones oficiales del magistrado y de parar ben ser interpretadas como superestructuras semejantes so-
esas acciones. Este derecho de mterces10n, que es el atri re las mISmas bases econon ·
negativo general del funcionario romano contra cualquier pías leyes.
magistrado igual o inferior, representó su primera facultad.
Lo mismo que en el caso del capitán, a partir de aquí se de
sarrolla su poder, hasta el punto de convertirse en una ins - Demos y éforos en Esparta
tancia general de casación y luego en el poder máximo de he
cho dentro del círculo pacífico de la ciudad. En campaña, el Preguntamos ahora si este desarrollo romano no en
tribuno nada tenía que decir, pues allí reinaba sin límites el cuentra también algún paralelo dentro de la misma Antigüe
mando del general. Esta limitación a la ciudad, que no se en dad. Según lo que conocemos, en la Antigüedad no encontra
cuentra en las viejas magistraturas, caracteriza el origen es mos una asociación política particular como la que represen
pecíficamente burgués del tribuno. tan las plebs y el popolo italiano, pero sí existen fenómenos
de un carácter afín. Ya en la Antigüedad (Cicerón) se ha con
En virtud de ese poder de casación es como los tribunos siderado a los éforos de Esparta como una manifestación pa- f
han impuesto todas las conquistas políticas de la plebe: el de- ralela. Pero esto hay que entenderlo bien.
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valer el típico antagonismo clasista de la Antigüedad: los pa tuó, por lo menos en la metrópoli, en el sentido de una nive
tricios de la ciudad, con capacidad militar, en calidad de lación estamental timocrática o democrática, de la que fue
prestamistas, y los campesinos como deudores, que encon frecuentemente precursora. Por el contrario, los intentos lo
tramos tanto entre los israelitas y en Mesopotamia como en grados o malogrados de institución de una tiranía en la épo
el mundo griego y en el italiano. En Babilonia, la buena tie ca helénica tardía surgieron de la política de conquista del
rra ha caído casi toda en manos de los patricios, en cuyos co demos. Guardan relación con sus intereses militares, de los
lonos se han convertido los campesinos. En Israel «prestará que hablaremos más tarde. Pugnaban por ella caudillos mili
a todo el mundo», es decir, que los ciudadanos de Jerusalén tares victoriosos corno Alcibíades y Lisandro. En la metrópo
serán patricios y señores de deudas, mientras que los demás li, estos intentos no tuvieron éxito hasta la época helenística
serán sus siervos y campesinos. El mismo antagonismo de y también se derrumbaron los imperios militares del demos
clase encontraremos en Grecia y en Roma. La tiranía, una por razones que se explicarán más tarde. Por el contrario, en
vez en el poder, ha contado por lo general con los pequeños Sicilia, la vieja política marítima de expansión en el Mar Ti
campesinos, con una pequeña camarilla de nobles aliada a él rreno, lo mismo que, más tarde, la defensa nacional contra
políticamente y con una parte de las clases medias de la ciu Cartago, fue acaudillada por tiranos que se apoyaban en
dad. Por lo general so apoyaba, por una parte, en la guardia mercenarios y en ejércitos urbanos, y que llevaron a cabo su
personal, cuya concesión al caudillo popular por los ciudada política con implacables medidas de cuño oriental: incorpo
nos significaba aquí (por ejemplo Pisístrato) lo mismo que en raciones en masa de mercenarios en calidad de ciudadanos y
el caso de los «capitanes del pueblo» de la Edad Media, el trasplantes de cuerpos de ciudadanos sometidos, creando
primer paso y, por otra, en mercenarios. En realidad llevaron una monarquía militar interlocal. Roma, finalmente, donde
a menudo una política de nivelación estamental parecida a la en la vieja época republicana se sofocaron los gérmenes de
de los aisymnetas (Charondas, Solón). Muchas veces no había tiranía, abocó, corno consecuencia de la política de conquista
más alternativa que esta nueva ordenación del Estado y del y por razones sociales y políticas, a una monarquía militar,
derecho por los aisymnetas o la institución de una tiranía. La de la que se hablará en particular en otro momento.
política social y económica, tanto de unos como de otros, por
lo menos en la metrópoli, trata de impedir la venta de la tie
rra campesina a la nobleza urbana y la inmigración de los • El gobierno ilegítimo:
campesinos a la ciudad; también trata, en ocasiones, de limi los señores medievales
tar la compra de esclavos, el lujo, el comercio intermediario, En la Edad Media, la tiranía urbana se limitó casi por
la exportación de cereales, medidas que corresponden en lo completo en Italia. La signoria italiana, cuyo paralelismo con
esencial a una política pequeño-burguesa, de «economía ur la tiranía antigua es señalado por Ernesto Meyer, tiene de co
bana», similar a la «política económica urbana» de las ciuda mún con ésta que se halla en manos de una familia acomo
des medievales, de que nos ocuparemos todavía. dada y que se enfrenta a los propios compañeros de esta
Los tiranos se sienten por doquier como señores ilegíti- mento; además, que es la primera potencia política en el oc
mos y pasan especrflcamente por tales. Es lo que diferencia cidente de fnncianarias nombrados, y que conserva. sin ern-
su posición entera, tanto religiosa como política, de la vieja bargo, casi siempre, ciertas formas de la constitución urba
realización urbana. Por lo general, eran fomentadores de na. Pero por lo demás nos encontramos con diferencias irn- .
nuevos cultos patéticos, así el de Dionisios, en oposición a los portantes. Si es verdad que tropezarnos con frecuencia con
cultos rituales de la nobleza. Generalmente buscaban las for que la signoria surge directamente de la lucha de los esta
mas externas de la constitución comunal para cubrir las apa mentos, también lo es que aparece al final del desarrollo a
riencias de la legalidad. Por lo regular, su régimen debilitaba que conduce la victoria del popolo y, en ocasiones, bastante
a los linajes y éstos se veían obligados, para asegurarse la ex tiempo después. Además, casi siempre se desarrolla sobre la
pulsión del tirano, sólo posible con la ayuda de los no nobles, base de los cargos legales del popo/o, mientras que en la An
a hacer amplias concesiones al demos. La democracia de cla tigüedad helénica la tiranía urbana representa sólo uno de
se media de Clístenes se alió así a la expulsión de los Pisis los fenómenos intermedios entre el señorío de los linajes y la
trátidas. En algunas ocasiones ha ocurrido que una plutocra timocracia o la democracia.
cia de comerciantes ha sustituido a la tiranía. Esta tiranía, fa El desarrollo formal de las signorias tiene lugar en for
vorecida por antagonismos económicos entre las clases, ac- mas diversas, corno lo ha hecho ver bien E. Salzer. Toda una
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Pero más importante que todo fue un factor esencial señores feudales, y en Toscana, por ejemplo, la sustitución
mente político: la pacificación de la burguesía al ser absorbi del régimen de prestaciones feudales por la mezzadria -una
da por la actividad económica y desacostumbrarse del servi institución que se determina por la coexistencia de una capa
cio de las armas, y el desarme planeado llevado a cabo por de señores, en su mayoría domiciliados en la ciudad y que
los príncipes. Es cierto que no siempre constituyó éste desde mantienen su relación con el campo por el sistema de resi
un principio una parte de la política de los príncipes, pues va dencias campestres, y de sus arrendatarios residentes en el
rios de ellos crearon por el contrario un sistema racional de campo. Pero la población rural se hallaba excluida de toda
reclutamiento. Pero a tono con el tipo general de la formación participación en el poder político, aunque fuera propietaria
patrimonial del ejército, pronto se convirtió éste en una leva libre. Lo mismo que la mezzadria en el campo de la econo
de desposeídos, extraño, por tanto, al ejército republicano de mía privada, así también la política urbana frente al campo
burgueses. Pero, sobre todo, el tránsito a los ejércitos merce se orientaba en su organización por los intereses de consumo
narios y a la satisfacción capitalista de la demanda militar de los habitantes de la ciudad y, luego del triunfo de los gre
mediante empresarios (condottieri}, debido a la creciente ab mios, por sus intereses productivos. La política de los prínci
sorción del burgués por la economía y a la necesidad también pes no ha cambiado esto enseguida ni tampoco de una ma
creciente de una formación profesional para el servicio de las nera general. La famosa política fisiocrática del gran duque
armas. Ya en la época en que existían las ciudades libres, es Leopoldo de Toscana en el siglo XVIII se hallaba influida por
tas circunstancias habían preparado sensiblemente la pacifi ciertas ideas de derecho natural y no en primer lugar por una
cación y desarme de los burgueses. A esto se añadió la unión política de intereses agrarios. Pero en todo caso la política de
personal y política de los príncipes con las grandes dinastías, los príncipes, orientada en su conjunto a una nivelación de
frente a cuyo poder el levantamiento de los burgueses no intereses y a una previsión de conflictos, no era ya la política
ofrecía perspectiva alguna. Fueron, por tanto, en último tér de una burguesía urbana que utilizara el campo sólo como
mino, circunstancias que nos son conocidas en su significa medio para un fin.
ción general, las que ofrecieron a la signoria las perspectivas
de progresar hasta los términos de un principado patrimo El señorío de los príncipes urbanos era, sobre todo, un
nial hereditario. Estas circunstancias fueron la creciente ab señorío sobre varias ciudades. Pero no era la regla el que se
sorción de los dedicados a actividades lucrativas, la crecien pasara de estos territorios estatales hasta entonces indepen
te descalificación militar de las capas cultas de la burguesía dientes a una asociación estatal unitaria en el sentido mo
y la racionalización también creciente de la técnica militar en derno. Por el contrario, ciudades que estaban sometidas a un
el sentido de un ejército profesional, en unión con el desa mismo señor han seguido poseyendo el derecho y también la
rrollo de un estamento de nobles rentistas y prebendados in oportunidad de cambiar embajadores entre sí. Su constitu
teresados económica y socialmente en la corte. Cuando la ción no fue tampoco por lo regular unificada. No se convir
signoria alcanza este grado, entra a formar parte del círculo tieron en ayuntamientos que, en virtud de la delegación del
de los poderes legítimos. Estado, cumplen con una parte de sus tareas. Esta evolución
se ha producido poco a poco y paralelamente a la transfor-
La política que llevan las signorias muestra sobre tacto mac10n nomogenea de ros granctes tstactos patrimoni
en un punto, único que aquí nos interesa, una tendencia co modernos. Las entidades políticas surgidas de estos territo
mún con las tiranías antiguas: el quebrantamiento de la po rios urbanos no han poseído en su mayoría representaciones
sición de monopolio político y económico de la ciudad frente estamentales tales como las poseyó ya el reino de Sicilia en la
al campo. La población rural fue muy a menudo la que ayu Edad Media y también otras viejas monarquías patrimonia
dó -como en la Antigüedad- a los titulares del poder a ha les. Las novedades de la organización fueron más bien las si
cerse con él (así en 1328 en Pavía). La libre burguesía urba guientes: presencia de funcionarios señoriales, nombrados
na había quebrantado a menudo, después de su victoria so por tiempo indeterminado junto a los funcionarios de lo cri
bre los linajes, y en propio interés, y también con un interés minal elegidos por corto plazo; desarrollo de magistraturas
político, el señorío territorial y había emancipado a los cam centrales de tipo colegial, sobre todo para los fines de ha
pesinos y reclamado el movimiento libre de las tierras para cienda y militares. Esto significó de todos modos un paso im
permitir su acceso a los posibles compradores. Consiguiente portante en el camino de la racionalización de la administra
mente al dominio del popolo grasso, se llevó a cabo la adqui ción. La administración de la ciudad regida por el príncipo
sición en masa de tierras por los burgueses de manos de los podía ser moldeada técnicamente de un modo racional por-
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ingleses que, ciertamente, no significan tanto una representa proceso que no hay que representárselo en una dirección de
ción de los comunes urbanos cuanto de corporaciones esta masiado rectilínea, puesto que en ocasiones la conservación
mentales. Pero también tenemos el caso de muchas burgue de las particularidades procesales de los tribunales urbanos
sías que no han ejercitado un derecho semejante (los detalles significaba también la de los viejos procedimientos frente a
histórico-jurídicos nos llevarían demasiado lejos). Pero el Es las innovaciones racionales de los tribunales reales -así en
tado burocrático-patrimonial moderno del continente les ha Inglaterra (ausencia deljury)- y la de los procedimientos me
arrebatado a la mayoría de ellas toda actividad política propia dievales frente a la penetración del derecho romano, cosa
y también la actividad militar, fuera de los fines de policía. que ocurre mucho en el continente, donde las instituciones
Sólo países como Alemania, que se iban desarrollando en for jurídicas aplicables en sentido capitalista proceden del dere
maciones particulares, tuvieron que permitir la subsistencia cho urbano, pues son las ciudades las sedes de la autonomía
de wia parte de ellas como formaciones políticas particulares. de los intereses, y no del derecho civil romano (o alemán).
La evolución ha trazado una marcha especial en Inglate El régimen de las ciudades buscaba, por su parte, que en
rra porque no contó con una burocracia patrimonial. Las di lo posible las guildas y los gremios no establecieran estatutos
versas ciudades nunca tuvieron aquí ambiciones políticas sin su consentimiento o sólo aquellos que se limitaran al cam
propias dentro de la rigurosa organización de la administra po estricto suyo. Lo mismo la amplitud de la autonomía ur
ción central, ya que se presentan juntas en el Parlamento. bana que la distribución del poder legislativo entre el Conse
Constituyeron monopolios mercantiles, pero no ligas políticas jo y los gremios era algo inestable y cuestión de relación de
urbanas, como en el continente. Eran corporaciones de una fuerzas en todas aquellas ciudades que tenían que contar con
capa privilegiada de notables y no se podía prescindir finan un señor político o territorial de la ciudad, por tanto en todas
cieramente de su buena disposición. En la época de los Tu las ciudades italianas.
dor, la realeza trató de destruir sus privilegios, pero la caída
de los Estuardo acabó con esto. Desde entonces siguieron El estado burocrático-patrimonial que surge les ha ido
siendo corporaciones con derecho de elección parlamentaria cercenando progresivamente esta autonomía. En Inglaterra,
y lo mismo el Kingdon of influence como las secciones de la los Tudor han encarnado sistemáticamente el principio de
nobleza utilizaron políticamente los gremios electorales ridí que las ciudades, lo mismo que los gremios, son institutos es
culamente pequeños y fácilmente conquistables que muchas tatales corporativamente organizados para determinados fi
de ellas representaban para obtener mayorías parlamenta nes e investidos con derechos que no van más allá de los lí
rias convenientes. mites señalados en el privilegio, e investidos también con un
poder legislativo que sólo obliga a los burgueses en cuanto
. . propw . son sus miembros. Cualquier violación de estos límites fue
- Poder legzslatwo ocasión para cancelar estas cartas en un proceso quo wa-
Establecimiento autónomo del derecho por la ciudad y, rranto (�JÍ con �ondres todavía_ bajo Jacobo II). Según esta
de;1tro de ella, a su vez por los gremios y las guildas. Han po- concepc10n, la cmda� '. como_ vi�os, n? pasaba en principio
sfüdo est@ d@rncho con pl@a amplitud las ciudad@s italianas C?!11º una «corporac10n terntonal», smo como una asocia-
políticamente independientes, temporalmente las ciudades ci?n estamental
_ privilegiada en cuya administración se in-
españolas e inglesas y una parte considerable de las france- mIScwa constantemente, en funciones de control, el privy,
sas y de las alemanas, sin que existiera siempre un reconoci- c?uncil. En Francia se arrebató a las ciudades en el curso del
miento expreso de este derecho. En lo que se refiere a las fin- siglo XVI su poder judicial fuera de las materias de policía, y
cas urbanas, el tráfico en el mercado y al comercio, los tri- se les exigió la �probación de las autoridades estatales para
bunales de la ciudad compuestos por los burgueses, en cali- todos los actos importantes en materia de hacienda. En la
dad de escabinos, aplican un derecho específico común a to- Europa central se destruyó por completo la autonomía urba-
dos los ciudadanos, surgido por la costumbre O por el esta- na en los diversos territorios o países.
blecimiento autónomo, por imitación, o por concesión o re
cepción de un modelo extranjero al fundarse la ciudad. Fue - Autocefalía
ron eliminando en los procedimientos los medios de prueba
�rracionales y mágicos, tales como el duelo, las ordalías y el Por tanto, autoridades judiciales y administrativas exclu
Juramento del clan en favor de una demostración racional, sivamente propias. Sólo una parte de las ciudades, sobro
M. WEBER 133
bieron a otras comunidades. En Francia, a partir de Mazari Estos puntos centrales de la llamada «política económi
no, el rey se apropia la mitad del octroi de las ciudades, des ca urbana», que varían por las infinitas posibilidades de
pués de que todas las operaciones fiscales y el sistema impo compromiso entre intereses en pugna, los encontramos con
sitivo de las ciudades se hallaba ya bajo el control público del este carácter general por todas partes. La orientación de la
Estado. En el centro de Europa, las autoridades municipales política en cada caso resulta condicionada, además de la re
se convierten también en este aspecto, casi siempre, en me lación de fuerzas de los interesados dentro de la ciudad, por
ros funcionarios de hacienda del Estado. el campo adquisitivo de que disponga la misma. Su amplia
ción en el primer período de los asentamiento trajo consigo
una tendencia orientada hacia la ampliación del mercado,
- Derecho de mercado mientras que su estrechamiento hacia fines de la Edad Media
y política económica urbana produjo la tendencia monopolizadora. Por lo demás, cada
Derecho de mercado, policía autónoma del comercio y de ciudad tiene sus intereses propios en pugna con los de sus
la industria y poderes monopólicos de coto. Toda ciudad me concurrentes, y especialmente entre las ciudades marítimas
dieval tiene un mercado y el Consejo ha arrebatado al señor del sur, ocupadas en el comercio con tierras lejanas, reina
de la ciudad en gran medida la policía del mercado. La ins una lucha a vida o muerte.
pección policíaca del comercio y la industria se repartió lue El Estado burocrático-patrimonial no pensó, después de
go, según las relaciones de poder, entre las autoridades de la haber sometido a las ciudades, en romper de una manera
ciudad o los gremios, con amplia exclusión del señor de la fundamental con esta «política económica urbana». Por el
ciudad. contrario, su propio interés hacendístico reclamaba el es
La policía industrial ejerce la inspección de la calidad de plendor económico de las ciudades y de su industria y el
las mercancías, en parte por interés de la buena fama, de los mantenimiento de su población no menos que el fomento del
intereses de exportación de la industria; por tanto, en parte comercio exterior en el sentido de una política comercial
en interés de los consumidores urbanos, y el control de los mercantilista, cuyas medidas, por otro lado, podía tomar en
precios lo ejerce en interés de estos últimos sobre todo; ade parte de la política de algunas ciudades. Trató de equilibrar
más, el aseguramiento de la subsistencia de los pequeños los intereses de las ciudades y grupos abarcados por su aso
burgueses, la limitación del número de aprendices y oficiales; ciación, especialmente trató de conciliar la política de subsis
por tanto, en ciertas circunstancias también de los maestros, tencias con la política capitalista. Hasta casi la víspera de la
y cuando se estrechan las posibilidades económicas, el mo Revolución francesa, no tocó la política económica tradicio
nopolio de los puestos de maestre para los nativos, especial nal más que en aquellos puntos donde los monopolios locales
mente para los hijos de los maestros; por otra parte, en la y privilegios de los burgueses se oponían a la política mono
medida en que los gremios manejan esta policía, trabajan pólica y de privilegio, orientada de modo creciente en senti
para que no se produzcan dependencias capitalistas respec do capitalista, inaugurada por él. Es cierto que esta actitud
to a gentes de fuera o a grandes explotaciones mediante la podía conducir en casos aislados a una ruptura violenta de
prohibición de la empresa del trabajo a domieilio y el eontrol Jos privilegios económicos burgueses, pero significaba un
del préstamo de capitales, la regulación y organización del abandono de los carriles habituales sólo en casos excepcio
abastecimiento de materias primas y, a veces, de la venta de nales y locales. Mas se perdió la autonomía de la regulación
los productos. Pero, sobre todo, la ciudad busca la exclusión económica por parte de la ciudad, y esto podía ser indirecta
del campo, que le está sometido, de la competencia indus mente de gran importancia.
trial; trata, por tanto, de oprimir la industria rural, de obligar Lo decisivo residía, sin embargo, en la imposibilidad de
a los campesinos, en interés de los productores de la ciudad, las ciudades de disponer, al servicio de sus intereses, de un
a abastecerse en la misma, y en interés de los consumidores, poder político y militar de la categoría del que poseía el prín
a vender sus productos solamente en el mercado urbano; cipe burocrático patrimonial. Y, por otra parte, sólo excep
procura, en interés de los consumidores y, eventualmente, de cionalmente podrían intentar, en la forma en que lo hacían
los que trabajan materias primas, evitar la compra anticipa los príncipes, tomar parte, como asociaciones, en las nuevas
da de la mercancía fuera del mercado; trata, en interés de los probabilidades lucrativas que iban surgiendo en virtud de la
comerciantes, de establecer monopolios de tránsito y de con política del patrimonialismo. Por la naturaleza de las cosas.
seguir privilegios en el comercio libre de fuera. sólo elementos individuales y, sobre todo, socialmente privi-
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el interés en una producción mayor que en éstos había des ciudades, sino, en ocasiones, comunidad de intereses. Se
pertado el mercado mediante la creación de unidades econó produjo un choque económico cuando el señor territorial, con
micas mayores, que permitían una mayor participación en el objeto de aumentar sus ingresos, trató de emprender una
sus productos y la conversión en dinero de este excedente. propia producción lucrativa, lo que no es posible más que en
Además, el señor político y el territorial, a medida que se de el caso de que dispusiera de las fuerzas de trabajo apropia
sarrollaba el tráfico local e interlocal, podían obtener mayo das. Cuando ha ocurrido esto, ha estallado la lucha de las ciu
res ingresos en dinero gracias a los diversos tipos de tributos dades contra esta producción lucrativa del señor territorial y
que gravaban este tráfico, como ocurre ya en la Edad Media se ha desarrollado a menudo con mucha intensidad, precisa
en el oeste alemán. mente en la época moderna, dentro de la asociación estatal
La fundación de una ciudad era, por tanto, desde el pun burocrático-patrimonial. En la Edad Media, por el contrario,
to de vista del fundador, junto con otras cosas, una empresa apenas hay huellas de esto y se ha producido a menudo una
lucrativa para obtener ingresos en dinero. En razón de estos disolución de hecho de la vieja asociación señorial territorial
intereses económicos se explica que todavía en la época de y de la vinculación del campesino sin lucha alguna y única
las persecuciones de los judíos encontramos en el este, espe mente por la penetración de la economía monetaria. Así en
cialmente en Polonia, numerosas fundaciones de «ciudades» Inglaterra. Es cierto que, en otras partes, las ciudades han fo
por parte de la nobleza; a menudo, fundaciones en falso, mentado de una manera directa y consciente este desarrollo.
cuya población, que apenas pasaba de unos centenares, se Así, por ejemplo, como vimos, en el ámbito dominado por
componía, todavía en el siglo XIX, hasta de un 90% de judíos. Florencia.
Este tipo de fundación de ciudades que corresponde específi El Estado burocrático patrimonial trató de compaginar
camente al norte de la Europa medieval resulta de hecho un los contrastes de intereses entre la nobleza y las ciudades,
«acto» lucrativo y, como veremos, en rigurosas oposición con pero como necesitaba de los nobles para sus servicios como
el principio militar de fortaleza que representa la antigua po oficiales y funcionarios mantuvo la prohibición del acceso de
lis. La transformación de casi todas las pretensiones perso los bienes nobles a los no nobles, por tanto a los burgueses.
nales y reales de los señores territoriales y judiciales en pre
tensiones rentísticas y la libertad económica -en parte jurídi - La ciudad y la iglesia
ca, en parte ampliamente fáctica- de los campesinos que es
su consecuencia -libertad que se detuvo allí donde el desa En la Edad Media, los señoríos territoriales de los con
rrollo de las ciudades fue débil- se debió a que tanto los in ventos se hallaban más en situación que los señoríos secula
gresos del señor político como los del territorial, cuando ha res de entrar en este punto en colisión con la ciudad. Junto a
bía un desarrollo urbano intensivo, podían basarse, y se ba los judíos, la clerecía, sobre todo desde la separación del Es
saron de un modo creciente, en la venta en el mercado de los tado y la Iglesia con la guerra de las investiduras, suponía el
productos y de los tributos de los campesinos o en otras fuen específico cuerpo extraño. Sus propiedades pretendían, en
tes de la economía del tráfico, y no en la utilización de las calidad de bienes eclesiásticos, una amplia exención de car
prestaciones personales de los súbditos o en el sistema oikos gas, inmunidad y exelusióH: de toda interveneión ofieial, in
de hacer pesar sobre ellos la satisfacción de las necesidades cluida la de las autoridades urbanas. En calidad de estamen
de la hacienda señorial y, así, el señor y también, aunque en to, se sustraían a las obligaciones militares u otras de carác-·
menor proporción, sus súbditos, cubrían en economía mone ter personal de los burgueses. Pero esas propiedades mis
taria una parte creciente de sus necesidades. Por otra parte, mas, y con ellas el número de personas sustraídas al poder
también se hallaba muy condicionada por las adquisiciones de la ciudad, fueron aumentando gracias a las incesantes
de tierras nobles por los burgueses, quienes imponían la ad fundaciones de los burgueses devotos. Por otra parte, los
ministración racional de sus tierras. Pero este proceso en conventos disponían con sus legos de fuerzas de trabajo sin
contraba un límite cuando la asociación feudal exigía para la preocupaciones familiares que podían, por tanto, superar
posición de bienes nobles la capacidad de infeudación y de toda competencia si, como ocurrió muchas veces, se emplea
ella carecían en general, en la Europa transalpina, los patri ban en una explotación propia. Además, los conventos y las
cios de las ciudades. Pero en todo caso no encontramos que, fundaciones poseían en grandes masas -recuérdese el vakuf
por razón de la «economía monetaria», exista una colisión de en el Islam medieval- las fuentes de renta permanente de la
intereses económicos entre señores políticos o territoriales y economía monetaria: instalaciones de mercado, lugares de
M. WEBER 137
LA CIUDAD COMO UNIDAD ESPECIAL asimilación de la producción agraria. Dicha sociedad urbana
4 DE CONSUMO COLECTIVO Y no puede concebirse sino como culminación de un proceso
• COMO ESCENARIO DE LA LUCHA DE CLASES
en el que, a través de transformaciones discontinuas, las an
tiguas formas urbanas estallan. Un aspecto importante del
problema teórico es el de situar las discontinuidades respec
to de las continuidades, y viceversa. ¿Cómo podrían darse
4.1. La urbanización discontinuidades absolutas sin continuidades subyacentes,
sin apoyatura ni proceso que le sea propio? Y, recíprocamen
como proceso revolucionario te, ¿cómo podría darse continuidad sin crisis, sin la aparición
de factores o relaciones inéditas?
Henri Lefebvre Las ciencias especializadas (es decir, la sociología, la eco
nomía política, la historia, la geografía humana, etc.) han
«De la ciudad a la sociedad urbana» (1970), en La aportado numerosos conceptos para caracterizar «nuestra»
revolución urbana, Alianza, Madrid 1972, 7-28. sociedad, su realidad, sus tendencias fundamentales, su ac
tualidad y su potencialidad. Así, se habla de sociedad indus
Nuestro punto de partida será una hipótesis: la urbani trial, de sociedad tecnificada, de sociedad de la abundancia,
zación completa de la sociedad, hipótesis que habrá que de de ocio, de consumo, etc. En todas y cada una de estas defi
fender con argumentos y apoyar con hechos. Ello implica una niciones puede hallarse parte de verdad empírica o concep
definición: llamaremos «sociedad urbana» aquella que surge tual y parte de exageración y extrapolación. Para definir la
de la urbanización completa, hoy todavía virtual, pero pron sociedad postindustrial, es decir, aquella que nace en la in
to realidad. dustrialización y sucede a ésta, proponemos el concepto de
«sociedad urbana», que hace referencia, más que a una rea
Esta definición rompe con la ambigüedad de los concep lidad palpable, a una tendencia, una orientación, una virtua
tos utilizados. En efecto, frecuentemente se emplea el térmi lidad. De ahí que no quede excluida caracterización crítica al
no «sociedad urbana» para caracterizar tipos muy diferentes guna de la realidad contemporánea: tal, por ejemplo, su aná
de ciudad o «polis»; la «polis» griega, la ciudad oriental o me lisis de la «sociedad burocrática de consumo dirigido».
dieval, la ciudad comercial o industrial, la ciudad pequeña o
la gran urbe. La confusión es tal, c¡tte se haee abstracción o Se trata, pues, de una hipótesis teórica que el pensa
se ignoran- las relaciones sociales (relaciones de producción) miento científico puede plantearse, tomándola eomo punto
que se hallan ligadas a cada modelo urbano. Se comparan de partida. Procedimiento no ya habitual, sino incluso nece
entre sí «sociedades urbanas» entre las que no cabe compa sario en las ciencias. Es más, no hay ciencia sin hipótesis
ración. Tras todo ello subyacen determinadas ideologías: el científica. Debe quedar claro, desde un primer momento, que
organicismo (según el cual cada sociedad urbana es, en sí nuestra hipótesis, que se inserta en las llamadas «ciencias
misma, un «todo» orgánico), el continuismo (para el cual sociales», lleva implícita una concepción epistemológica y
existiría continuidad histórica o permanencia de la «sociedad metodológica. El conocimiento no es necesariamente copia o
urbana», el evolucionismo (tanto los períodos como las trans reflejo, simulacro o imitación de un objeto con existencia
formaciones de las relaciones sociales se paralizan o desapa real. Lo cual no significa, por otra parte, que la hipótesis de
recen). fina su objeto obligatoriamente en función a una teoría pre
via del conocimiento, de una teoría del objeto o del «mode
Para nosotros, el término «sociedad urbana» lo aplica lo». Para nosotros, en este caso, el objeto se inserta en la hi
mos a la sociedad que surge de la industrialización. Es decir, pótesis, al mismo tiempo que la hipótesis incide sobre el ob
la sociedad caracterizada por un proceso de dominación y jeto. Si dicho «objeto» se sitúa más allá de lo constatable (em-
H. LEFEBVRE 13 9
El concepto de «sociedad urbana», tal y como lo presen recta o indirectamente, una ideología neoliberal, es decir, la
tamos aquí, es pues, al mismo tiempo una hipótesis y una de «libre empresa». Abre el camino a todas las iniciativas «pri
finición. Asimismo, llamaremos más adelante «revolución ur vadas» de los capitalistas y de sus capitales.
bana» al conjunto de transformaciones que se producen en la La crítica de izquierdas, y mucha gente todavía lo igno
sociedad contemporánea para marcar el paso desde el pe ra, no es aquella que proclama tal o cual grupo, club, parti
ríodo en el que predominan los problemas de crecimiento y do, aparato o ideólogo considerados «de izquierdas». Se tra
de industrialización (modelo, planificación, programación), a ta de una crítica que intenta abrir el camino de lo posible, ex
aquel otro en el que predominará ante todo la problemática plorar y jalonar un ámbito que no sea solamente el de «lo
urbana y donde la búsqueda de soluciones y modelos propios real», lo realizado, ocupado por las fuerzas económicas, so
a la «sociedad urbana» pasará a un primer plano. Algunas de ciales y políticas existentes. Es, pues, una crítica utópica,
las transformaciones se realizarán bruscamente, mientras puesto que se mantiene alejada de lo «real» sin por ello per
que otras tendrán carácter gradual, previsto, concertado. derlo de vista.
¿Cuáles serán estas últimas? Habrá que intentar dar una res
puesta a esta legítima pregunta. Sin embargo, no puede ase Mas si trazamos un eje: 0---10 por 100, que abar
gurarse a priori que la respuesta sea clara y científicamente ca desde la ausencia de urbanización (la naturaleza «virgen»,
satisfactoria, sin ambigüedades. El concepto «revolución ur la tierra poseída por los «elementos») hasta la culminación
bana» no implica necesariamente acciones violentas. Pero del proceso, es decir, lo urbano (la realidad urbana), este eje
tampoco las excluye. ¿Cómo discernir de antemano lo que se es, a la vez, espacial y temporal: espacial en la medida que el
puede conseguir mediante una acción violenta y lo que se proceso se efectúa en el espacio, al cual modifica por otra
puede producir mediante una acción racional? ¿No es propio parte; temporal, puesto que se desarrolla en el tiempo (este
de la violencia el hecho de desencadenarse, mientras que lo último aspecto carece de importancia en un principio, para
propio del espíritu sería el reducir al mínimo la violencia, co luego ser predominante en la práctica y en la historia). Este
menzando para ello por destruir los prejuicios que atenazan esquema no presenta más que un aspecto de dicha historia,
toda reflexión? una división del tiempo hasta cierto punto abstracta y arbi
traria y que da lugar a unas operaciones (periodizaciones) en
En lo que respecta al urbanismo, he aquí dos etapas en lugar de otras. Ello no implica ningún privilegio absoluto,
el camino que hemos de recorrer: sino, más bien, una necesidad común (relativa) respecto de
- Desde hace algunos años, mucha gente ha concebido el otras divisiones.
urbanismo como una práctica social de carácter científico y Destaquemos algunos hitos del transcurrir del «fenóme
técnico. En tal caso, la reflexión teórica podría, y debería, no urbano» (brevemente, lo urbano). ¿Qué había en un prin
ejercerse sobre esta práctica, elevándola al nivel de los con cipio? Una serie de pueblos, objeto de la etnología y de la an
ceptos y, más precisamente, al nivel epistemológico. Sin em tropología. En las proximidades de ese cero inicial, los pri
bargo, la ausencia de dicha epistemología urbanística es sor- meros grupos humanos (recolectores, pescadores, cazadores
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dicha carencia puede explicarse. ¿Se debe quizá a que el ca han explorado y jalonado. Han indicado las aldeas, los encla
rácter institucional e ideológico de lo que se llama urbanis ves geográficos estratégicos. Más tarde, los campesinos, en- ·
mo predomina actualmente sobre el carácter científico? Su raizados en el suelo, han perfeccionado y precisado tal topo
poniendo que este mecanismo pueda generalizarse y que el logía del espacio, sin alterarla. Lo que más nos interesa es el
conocimiento dependa siempre de la epistemología, el urba hecho de que en muchos lugares del mundo, y sin duda allí
nismo contemporáneo parece ignorar la tendencia. Habría donde surge la historia, la ciudad ha acompañado o seguido
que saber el porqué, y decirlo. de cerca a la aldea. La teoría según la cual han sido la tierra
- Tal y como se presenta, es decir, como política (con su cultivada, la aldea y la civilización las que han segregado len
doble aspecto institucional e ideológico), el urbanismo se ha tamente la realidad urbana es fruto de una ideología. Gene
lla sometido a una doble crítica, de derechas y de izquierdas. raliza lo que ha ocurrido en Europa, ante la descomposición
de la romanidad (del Imperio Romano) y la reconstitución de
La crítica de derechas, como nadie ignora, se apoya en ciudades en la Edad Media. Pero también lo contrario es per
el pasado, en un cierto humanismo. Alberga y justifica, di- fectamente sostenible. La agricultura no ha superado la re-
H. LEFEBVRE 141
pradores basta con establecer un mercado y construir co punto de vista, ya no trabajan para los señores terratenien
mercios, pórticos y galerías en torno a la plaza central. Se tes. Ahora producen para la ciudad, para el mercado urbano.
construyen (los propios señores y los burgueses) ciudades Y si bien saben que los negociantes de trigo o de madera los
mercantiles sobre terrenos incultos, casi desérticos, atrave explotan, no obstante encuentran en el mercado el camino de
sados todavía por los rebaños y por seminómadas trashu- la libertad.
mantes. Estas ciudades del sudoeste fracasan, por más que , .
lleven los nombres de otras grandes y ricas ciudades (Barce- ¿Que ?curre en torno a e�te momento crucial? Aquellos
lona, Bolonia, Plasencia, Florencia, Granada, etc.). No obs- que reflex10nan ya no se ven mmersos en la naturaleza, ese
tante, la ciudad mercantil se inserta en nuestro proceso des- mundo tenebroso, dominado por fuerzas misteriosas. E�tre
pués de la ciudad política. En esta época (siglo XIV, aproxi- ellos y la �atur�leza, entre su cent:º, y hogar (�e pensam1�n-
madamente, en Europa occidental) el intercambio comercial to y de_ ex1stencia) y el mundo, se situa un media�or esencial:
se convierte en función urbana; dicha función ha hecho que la _re�hdad urbana. Desde ese !11º!11-ento, la s_ociedad ya no
surja una forma (o unas formas arquitectónicas y/o urbanís- comci_d_e con el ca�po._ Ya no comcide_con la crn�ad. El Esta-
ticas) y a partir de ellas una nueva estructura del espacio do, utilizando sus nvahdades, las domma, las reune en su he-
urbano.' ' gemonía. Sin embargo, la majestad que se anuncia se pre
senta velada a los ojos de los contemporáneos. ¿De quién
Las transformaciones de París ilustran una compleja in- será atributo la razón? ¿De la realeza? ¿Del Divino Señor?
teracción entre los tres aspectos y conceptos más esenciales: ¿Del individuo? Lo que resurgirá será la razón del la Cité des-
función, forma y estructura. Las hurgadas y las barriadas, pués de la ruina de Atenas y de Roma, después del oscurecí-
primero comerciales y artesanales: Beaubourg, Saint-Antoi- miento de sus realizaciones fundamentales, la lógica y el de-
ne, Saint-Honoré, se convierten en centros, que rivalizan con recho. Renace el logos, pero su victoria no se atribuye al re-
los poderes propiamente políticos (las instituciones), en lo nacimiento de lo urbano, sino a una razón trascendente. El
que a influencia, prestigio y espacio respecta; los obligan a racionalismo que culmina con Descartes va parejo con el
compromisos, participando con ellos en la construcción de trastocamiento que supone la sustitución del la primacía ru-
una poderosa unidad urbana. ral por la prioridad urbana. Sin embargo, esto no se entien-
. . de así. Durante este período, no obstante, nace la imagen de
En el oc�id_ente europeo tiene lugar en un momento dad� la ciudad. Anteriormente, la ciudad detentaba ya la escritu-
un !<acontecimient_o» enor�e y, no obstante _latente, por as1 ra, de la que poseía los secretos y poderes. Oponía ya la ur-
�ecIT, ya �ue pasa madvertido. El peso d� la cmd�d en el con- banidad (lo cultivado) a la rusticidad (lo ingenuo y brutal). A
Junto social ll��a a ser tan �rande que dicho conJu�to b,ascu- partir de cierto momento, ostenta su propia escritura: el pla-
la. En la :ela�10n entre , la_ crndad y el_ campo, _la pn1!1_ac�a co- no. Por tal entendemos, no la planificación -aunque ésta se
rrespondia aun a este ultimo: a sus riquezas mmobihanas, a inicia también- sino la planimetría.
los productos de la tierra, a la población establecida territo-
rialmente (poseedores de feudos o de títulos nobiliarios). La En los siglos XVI y XVII, cuando precisamente tiene lu-
ciudad conservaba, con respecto al campo, un carácter hete- gar esta inversión de orientación aparecen en Europa los
rotópico, caracterizado tanto por las murallas como por la se- planos de ciudades y, en especial, los primeros planos de Pa-
paración de sus barriadas. En un momento dado, se invier- rís. No se trata aún de planos abstractos o proyección del es-
ten esas variadas relaciones; la situación cambia. Nuestro eje pacio urbano en un espacio de coordenadas geométricas.
debe reflejar el momento capital en que se realiza ese cam- Conjuntos de visión y concepción, obras de arte y de ciencia,
bio, ese derrumbamiento de la heterotopía. Desde entonces, los planos muestran la ciudad desde arriba y desde lejos, en
la ciudad ya no se considera a sí misma, ni tampoco por los perspectiva, pintada y retratada a la vez, descrita geométri-
demás, como una isla urbana en el océano rural; ya no se camente. Una intención, ideal y realista al mismo tiempo
considera como una paradoja, monstruo, infierno o paraíso, -producto del pensamiento y del poder-, se sitúa en la di-
enfrentada a la naturaleza aldeana o campesina. Penetra en mensión vertical (propios al conocimiento y la razón) para
la conciencia y en el conocimiento como uno de los términos dominar y constituir una totalidad: la ciudad. Esta inflexión
-igual al otro- de la oposición «ciudad-campo». ¿El campo?: de la realidad social hacia lo urbano, esta discontinuidad (re-
ya no es más -nada más- que «los alrededores» de la ciudad, lativa) puede marcarse perfectamente en el eje espacio-tem-
su horizonte, su límite. ¿Y las gentes de la aldea? Desde su poral, cuya continuidad permite situar y fechar correctamen-
H. LEFEBVRE 143
ples resistencias, en un primer plano? ¿Cuáles habrían de ser conciencia llegue a la altura de lo real (que la desborda) y de
los progresos decisivos que habría que lograr para que la lo posible (que se le escapa)?
!
-------------
-----±a------ - - -----------100%
Inflexión de lo
agrario hacia lo
urbano
Implosión-explosión
(concentración urbana, éxodo
rural, extensión del tejido
urbano, subordinación completa
de lo agrario a lo urbano)
¿Qué ocurre en la fase crítica? Este trabajo intenta res Estos términos son preferibles a la palabra «ciudad»,
ponder a dicha interrogante, que sitúa la problemática urba que parece designar un objeto defmido y definitivo, objeto
na en el proceso general. para la ciencia y objetivo inmediato de acción, mientras que
la iniciativa científica exige en primer lugar una crítica de ese
¿Se puede aprehender lo que está ocurriendo a través de objeto y la noción, más compleja, de un objeto virtual o posi
las hipótesis teóricas que permiten trazar un eje, presentar ble.
un período (reconstruido), franquear con el pensamiento la
zona crítica (llegando más allá)? Quizá. En cualquier caso, Dicho en otros términos: en tal perspectiva no cabe una
podemos emitir algunas suposiciones. ciencia de la ciudad (sociología urbana, economía urbana,
. . etc.), sino un conocimiento en curso de elaboración del pro-
., Se da -salvo p�ueba -�e lo co�tran�-: una se�und�_mfle- ceso global así como de su término (objetivo y sentido).
x10n, una segunda mvers10n de onentac10n y de situac10n. La
industrialización, potencia dominante y coactiva, se convier- Lo urbano (abreviación de «sociedad urbana») se define
te en realidad dominada a través de una crisis profwrda, al pues, no como realidad conswnada, situada en el tiempo con
precio de una enorme confusión, en el curso de la cual se desfase respecto de la realidad actual, sino, por el contrario,
confunden lo pasado y lo presente, lo mejor y lo peor. como horizonte y como virtualidad clasificadora. Se trata de
. , . , . . lo posible, definido por una dirección, al término del recorri-
. _Esta hipotesis teonca que se refiere a l? posible y a su re- do que llega hasta él. Para alcanzar dicho posible, es decir,
lacwn con lo a_ctual (lo «real») no pued� ignorar que la e�- para realizarlo, es necesario primeramente evitar o abatir los
tra�� en la sociedad urbana Y la� �odalidades �e la urban�- obstáculos que actualmente lo hacen inviable. El conoci-
zac10¡ �epende� �e las c�r�cte�isticas
, de 1� s�ciedad C?n�i- miento teórico ¿puede mantener en la abstracción dicho ob-
dera a urante � i�dustna z�ci?n (ne�capitalista o social_is- jeto virtual objetivo de la acción? No. Desde este momento
ta, en pleno �recimiento economico o bien alta_mente tecmfi- puede. afirr�arse que únicamente es abstracto en cuanto abs-
cada).· Las diversas
· formas de acceso a. la sociedad urbana,
• . . traccwn, czen l.Jl , es decir,
• tmca · 1eg'ti
i ·ma.
1as implicac10nes y consecuencias · de dichas d·� 11erencrns irn-
ciales forman parte de la problemática que concierne al fe- El conocimiento teórico puede y debe mostrar el terreno
nómeno urbano o a lo urbano. y las bases en las que se fundamenta: una práctica social en
H. LEFEBVRE 145
En la calle se marcha unos junto a otros, pero no es lugar de tancia de una estética y de una ética. La acumulación de ob
encuentros. En la calle domina el «se» (impersonal), e impo jetos es paralela a la de la población y sucede a la del capital;
sibilita la constitución de un grupo, de un «sujeto», y lo que adopta la forma de una ideología escondida bajo la forma de
la puebla es un amasijo de seres en búsqueda... ¿De mercan lo legible y lo visible, y que, a partir de ese momento, parece
cía, que no ha podido limitarse a los lugares especializados, la propia evidencia. Es por ello por lo que puede hablarse de
los mercados (plazas, abastos), ha invadido los anexos de los una colonización del espacio urbano, colonización que se lle
lugares privilegiados: el templo, el estadio, el ágora y el jar va a cabo en la calle a través de la imagen de la publicidad y
dín. Más tarde, en la Edad Media, los artesanos, a la vez pro el espectáculo de los objetos: a través del «sistema de los ob
ductores y vendedores, ocuparon las calles. Posteriormente jetos» convertidos en símbolos y espectáculo. Perceptible a
han sido los comerciantes, cuya actividad es exclusivamente través de la modernización de las calles antiguas, la unifor
mercantil, los que se hicieron dueños y señores de la calle. mización del marco circundante reserva para los objetos
¿Qué es, pues, la calle? Un escaparate, un camino entre tien (mercancías) aquellos efectos de colores y de formas que los
das. La mercancía, convertida en espectáculo (provocante, hacen atractivos. Así, cuando el poder permite que se reali
incitante), hace de las gentes un espectáculo, unos de otros. cen en la calle mascaradas, bailes, festivales folklóricos, etc.,
Aquí, más que en cualquier sitio, el cambio y el valor de cam se trata de una apariencia caricaturesca de apropiación y de
bio dominan al uso hasta reducirlo a algo residual. Tanto es reapropiación del espacio. En cuanto a la verdadera apro
así que debe realizarse una crítica de la calle de mayor al piación, la «manifestación» efectiva, es combatida por las
cance, a saber: la calle se convierte en lugar privilegiado de fuerzas represivas, las cuales imponen el silencio del olvido.
la represión, que puede realizarse merced al carácter «real»
-es decir, a la vez débil y alienado-alienante- de las relacio En contra del monumento. El monumento, sede de una
nes que tienen lugar en la calle. El paso por la calle es, en institución (la Iglesia, el Estado, la Universidad), es esencial
tanto que ámbito de las comunicaciones, obligatorio y repri mente represivo. Cuando organiza un espacio en su entorno
mido al mismo tiempo. En caso de amenaza, las primeras es para colonizarle y oprimirle. Los grandes monumentos
prohibiciones que se dictan son las de permanecer y reunir han sido erigidos a la gloria de los conquistadores y los po
se en las calles. Si la calle ha tenido en su tiempo el papel de derosos; con mucha menos frecuencia lo fueron a la gloria de
lugar de encuentros, ese papel lo ha perdido, como no podía los muertos y de la belleza muerta (el Tadj Mahall ...). Se le
por menos de ocurrir; limitándose mecánicamente al lugar vantaron palacios y tumbas. La desgracia para la arquitectu
de paso, se produce al mismo tiempo el paso de peatones ra ha sido la de querer levantar monumentos, mientras que
(acorralados) y de automóviles (privilegiados). La calle se ha «el habitar», o bien ha sido concebido a imagen de los mo
convertido en retículo, organizado por y para el consumo. La numentos, o bien se desatendió. Extender el espacio monu
velocidad de circulación, todavía permitida, del peatón se ha mental al «habitar» ha constituido siempre una catástrofe, si
lla determinada y calculada en función de la posibilidad de bien ignorada por aquellos que la soportan. En efecto, el es
apercibir los escaparates y de comprar los objetos exhibidos. plendor monumental es formal, y si bien se halla siempre re
p��to de �írri,bolos; el mo�u�ento �o� ofrece a l,� ?onte�pla-
, ,
compra y de venta, tiempo comprado y vendido). La calle re los, ya caducos, han perdido significación. Tal es el caso de
glamenta el tiempo más allá del tiempo de trabajo y lo some los símbolos de la revolución en el Arco del Triunfo napoleó
te al sistema, el del rendimiento y del beneficio. La calle ya nico.
no es más que la obligada transición entre el trabajo forzado,
los esparcimientos programados y la habitación, en cuanto A favor del monumento. Es el único lugar donde se pue
lugar de consumo. de concebir e imaginar la vida social. Si el monumento ejer
ce un control es con el fin de congregar. Belleza y monumen
La organización neocapitalista del consumo muestra en talidad van parejas. Así, los grandes monumentos fueron
la calle su fuerza, que no reside únicamente en el poder (po transfuncionales (las catedrales) e incluso transculturales (las
lítico) ni en la represión (reconocida o disimulada). La calle, tumbas); de ahí su poder ético y estético. Los monumentos
sucesión de escaparates, exposición de objetos en venta, proyectan sobre el terreno una concepción del mundo, mien
muestra cómo la lógica de la mercancía va acompañada de tras que la ciudad proyectaba, y proyecta todavía, la vida so
una contemplación (pasiva) que toma el carácter y la impor- cial (la globalidad). En el seno, a veces en el propio corazón
M. CASTELLS 14 7
Si nos atenemos a esta distinción, sin perjuicio de esta- De hecho, la fórmula más flexible parece ser la de clasi-
blecer después relaciones teóricas y empíricas entre las dos ficar las unidades espaciales de un país según diversas di-
formas -espacial y cultural-, podemos apoyarnos, por el mo- mensiones y distintos niveles y establecer entre ellas relacio-
mento, en la definición de H. T. Eldridge . Este caracteriza la nes empíricas teóricamente significativas. Más concretamen-
urbanización como un proceso de concentración de la pobla- te, se podría distinguir la importancia cuantitativa de las
ción, en dos niveles: la multiplicación de los puntos de con- aglomeraciones (10.000 habitantes, 20.000, 100 .000,
centración, y el aumento en la dimensión de cada una de esas 1.000.000, etc.), su jerarquía funcional (género de activida-
concentraciones 9• des, situación en la cadena de interdependencias), su impor-
, .
En est.ª perspecriva, �l, termmo u�bano designara. , a tancia administrativa, para combinar a continuación varias
� de estas características que permitan distinguir tipos dife-
·
forma particular de·,ocupac10n del espac10 por una poblac10n,., · , de1 espac10.
rentes de O cupac10n
o sea, 1a ag1omerac10n resu1tante de una fuerte concentrac10n
y de una densidad relativamente elevada, que tendría, como De este modo, la distinción dicotómica entre rural y ur-
correlato previsible, una diferenciación funcional y social barro pierde toda significación, pues con igual criterio podría
cada vez mayor. Pero, una vez dicho esto, cuando se quiere oponerse urbano a metropolitano y, sobre todo, dejar de pen-
utilizar directamente esta definición «teórica» en un análisis sar en términos de paso continuo de un polo a otro para es-
concreto, empiezan las dificultades: ¿a qué nivel de densidad tablecer un sistema de relaciones entre las diferentes formas
y de dimensión puede considerarse urbana una unidad espa- espaciales históricamente dadas 13.
cial de población?; ¿cuáles son, en la práctica, los funda- .
mentos teóricos y empíricos de cada uno de los criterios? De todas e�t�s constatac10nes se .de�prende que_ no es
buscando defimc10nes de escuela o cntenos de practica ad-
Pierre George ha mostrado, con gran agilidad, las con- ministrativa como llegaremos a una delimitación válida de
tradicciones insolubles del empirismo estadístico en la defi- nuestros conceptos. Por el contrario, será precisamente el
nición del concepto lll_ Si bien el criterio generalizado parece análisis rápido de algunas relaciones históricamente estable-
ser efectivamente el núniero de habitantes -con correctivos cidas entre espacio y sociedad lo que nos permitirá objetiva-
variables según la estructura ocupacional y las delimitacio- mente nuestro estudio.
nes administrativas-, los umbrales retenidos varían enorme- . . . , .
mente, los indicadores de las diversas actividades dependen La� mveStigacwnes_ arqueologicas �an demost�ado que
de cada tipo de sociedad y, por último, las mismas cantida- los primeros asenta�ientos sedentarios y r�lat1va�ente
des cobran un sentido totalmente diferente según las estruc- densos de la po�lac10n humana (Mes�potam1a,_ hacia el
turas productivas y sociales que determinan la organización 3.5oo ª·J .C., �gipto: ?.000 a. J.C ., Chi�a e Indi�,. 3.000�
del espacio 11. 2.500 a. J.C.) 1 , se s1t;1a� al fmal del �enodo
. ne?lít1co, alh
donde el estado de la tecmca y las cond1c10nes sociales y na-
Así, el censo de los Estados Unidos considera el umbral turales del trabajo permitieron a los agricultores producir
de 2 .500 habitantes como el nivel a partir del cual una agio- más de lo que ellos mismos necesitaban para subsistir. A par-
meraeión pasa a ser urbana, pero añado que aqu@llas aglo- tir de este momento se desarrolla un sistema de repartición
meraciones incluidas en la red de interdependencias funcio- y distribución del producto, expresión y muestra de una de-
nales cotidianas con respecto a una ciudad central 11. En cam- terminada capacidad técnica y de un determinado nivel de
bio, laConferencia europea de estadística celebrada en Pra- organización social. Las ciudades son la forma de residencia
ga estableció como criterio el rebasar la cifra de 10.000 ha- adoptada por aquellos miembros de la sociedad cuya perma-
bitantes, corrigiéndolo según la estructura ocupacional. nencia directa sobre el lugar del cultivo no era necesaria. Es
' H. T. Eldridge, o. c., 1956, 338. "Cf. R. Ledrut, Sociologie urbaine, PUF, París 1967.
14 L. Mumford, The City in History, Harcourt, Brace, Jovanovich, N. Y.
'" P. George, Précis de géographie urbaine, A. Colin, París 1964, 7-20.
1961 (trad. castellana: La ciudad en la historia, Infinito, B. Aires 1966); Ho
' J. Beaujeu - Garnier y G. Chabot, Traité de géographie urbaine, A.
1
bert C., Me C. Adams, The Evolution of Urban Society, Aldine Publishing Co.,
Colin, París 1963, 35. Chicago 1966; Eric E. Lampard, «Historical Aspects of Urbanization)), en Ph.
' U.S. Census of Population, 1960 Number of Inhabitants, United Sta Hauser y Leo F. Schnore (comp.), The Study of Urbanization, J. Wiley, N. Y
1
M. CASTEU,S 149
logía de pertenencia a la ciudad, prolongada incluso hasta ya Del mismo modo podría analizarse la evolución del sis
avanzada la sociedad industrial, se fundamenta histórica tema urbano de cada país según las relaciones triangulares:
mente en este tipo de situación. burguesía - nobleza - poder real. Así, por ejemplo, el menor
desarrollo de las ciudades comerciales españolas, con res
Esta autonomía político-administrativa es común a la pecto a las alemanas o italianas durante los siglos XVI y XVII,
mayoría de las ciudades que se desarrollan en la Baja Edad se explica por su papel de mera correa de transmisión entre
Media. Sin embargo, las formas concretas, sociales y espa la Casa Real y el comercio de Indias, en contraste con las ciu
ciales, de estas ciudades, dependieron muy estrechamente de dades italianas y alemanas, definidas autónomamente con
la coyuntura de las nuevas relaciones sociales que surgieron respecto al emperador o a los príncipes de las cuales eran tan
de las transformaciones producidas en el sistema de distri sólo aliados ocasionales.
bución del producto. En efecto, lo característico es la crea
ción, frente al poder de los señores feudales y discutiendo su Contrariamente a una visión muy extendida, el desarro
autoridad sobre el modo de distribución, de una clase mer llo del capitalismo industrial no provoca el fortalecimiento de
cantil que rompe el sistema vertical de distribución del pro la ciudad, sino su casi total desaparición como sistema insti
ducto, establece lazos horizontales entre los productores, a tucional y social relativamente autónomo y organizado en
través de su papel de intermediario, rebasa la economía de torno a objetivos propios.
subsistencia y acumula autonomía suficiente para invertir en Efectivamente, la constitución de la mercancía como me
la producción manufacturera 21• canismo base del sistema económico, la división técnica y so
La ciudad medieval representa las franquicias de la bur cial del trabajo, la diversificación de los intereses económicos
guesía mercantil en su lucha por emanciparse de la nobleza y sociales en un espacio más amplio, la homogeneización del
feudal y del poder central. Su evolución es, pues, muy dife sistema institucional, ocasionan la desaparición de la fusión
rente según el tipo de lazos que se establecen entre burgue entre una forma espacial, la ciudad, y la esfera de la domi
sía y nobleza. Así, allá donde estos lazos fueron estrechos, nación de una determinada clase social, la burguesía. La di
también lo fueron los lazos entre la ciudad y el territorio cir fusión urbana equivale justamente a la pérdida del particula
cundante (campo dependiente de los señores feudales). Y vi rismo ecológico y cultural de la ciudad. De este modo, el pro
ceversa: el conflicto de estas clases trajo consigo el aisla ceso de urbanización y la autonomía del modelo cultural «ur
miento urbano. bano» aparecen como dos procesos paradójicamente contra
dictorios 22.
Desde otro punto de vista, la contigüidad o separación La urbanización ligada a la primera revolución indus
geográfica entre las dos clases influyó en la cultura de las ciu trial, e inserta en el desarrollo del modo de producción capi
dades, en particular en lo que respecta al consumo y al aho talista, es un proceso de organización del espacio que en
rro: la integración de la nobleza con la burguesía permitió a cuentra su base en dos conjuntos de hechos fundamentales 23:
la primera organizar el sistema de valores según su modelo
aristoerátieo, mientras que en aquellas eiudades en que la La descomposición previa de las estructmas sociales
burguesía hubo de mantenerse en un mundo propio, resis agrarias y la emigración de la población hacia los centros ur
tiendo a las reacciones del feudalismo, se estrechó la comu banos ya existentes, proporcionando la fuerza de trabajo
nidad entre los ciudadanos, lo cual suscitó nuevos valores, esencial a la industrialización.
expresados particularmente en el espíritu de ahorro y de in
versión; a ello conducía la lógica de su situación en la estruc - El paso de una economía doméstica a una economía de
tura social, ya que, cortados de las fuentes de suministro, su manufactura y después a una economía de fábrica, lo que
capacidad financiera y de producción manufacturera consti significa al mismo tiempo la concentración de mano de obra,
tuían la única garantía de supervivencia.
M. CASTELLS 151
pendientes desde el punto de vista interno, y en relación de laciones sociales que poseen una especificidad histórica y
articulación jerarquizada (red urbana). una lógica propia de organización y de transformación. Di
cho esto, el calificativo «urbano», adherido a la forma cul
- El análisis de la urbanización va estrechamente ligado tural así definida, no es inocente. Se trata claramente, como
a la problemática del desarrollo, que conviene, por tanto, de hemos ya señalado, de hacer que la hipótesis de la produc
limitar también. La noción de desarrollo produce la misma ción de la cultura connote la idea de naturaleza o, si se pre
confusión al remitir, a un tiempo, a un nivel (técnico, econó fiere, que la de un sistema específico de relaciones sociales
mico) y a un proceso (transformación cualitativa de las es (la cultura urbana) connote un cuadro ecológico dado (la
tructuras sociales que permiten un acrecentamiento del po ciudad) 26.
tencial de las fuerzas productivas). Esta confusión tiene una
función ideológica: el presentar las transformaciones estruc Una tal construcción está directamente conectada con el
turales como un simple movimiento acumulativo de los re pensamiento evolucionista-funcionalista de la escuela socio
cursos técnicos y materiales de una sociedad. En esta pers lógica alemana, de Tiinnies a Spengler, pasando por Simmel.
pectiva existirían, por tanto, niveles y una evolución lenta, En efecto, el modelo teórico de «sociedad urbana» ha sido
pero ineluctable, que organizaría el paso a un nivel superior pensado ante todo en oposición a «sociedad rural», al anali
cuando hubiese suficientes recursos. zar el paso de la segunda a la primera en los términos em
pleados por Tiinnies, como la evolución de una forma comu
- La noción de desarrollo plantea el problema de la nitaria a una forma asociativa, caracterizada ante todo por la
transformación de la estructura social básica de una sociedad segmentación de los papeles, la multiplicidad de las perte
de modo que libere una capacidad de acción progresiva (re nencias y la primacía de las relaciones sociales secundarias
lación inversión/ consumo). (a través de las asociaciones específicas) sobre las primarias
- Si la noción de desarrollo se sitúa en relación a la arti (contactos personales directos fundados en la afinidad afecti
culación de las estructuras de una determinada formación va) 21.
social, no puede analizarse sin hacer referencia a la articula Prolongando esta reflexión, Simmel (cuya influencia so
ción de un conjunto de formaciones sociales (escala llamada bre la «sociología americana» es cada vez mayor) llega a pro
«internacional»). Para ello necesitamos un segundo concep poner un verdadero tipo ideal de civilización urbana, defini
to: el de dependencia, que caracterice las relaciones asimé do ante todo en términos psico-sociológicos: partiendo de la
tricas entre un tipo tal de formaciones sociales que hace que idea (bastante durkheimiana) de una crisis de la personali
la organización estructural de una de ellas no encuentre su dad, sometida a un exceso de estímulos psíquicos a través de
lógica al margen de su inserción en el sistema general. la complejidad desmedida de las grandes ciudades, Simmel
- Estas precisiones permiten sustituir la problemática deduce la necesidad de un proceso de fragmentación de las
ideológica expuesta (connotativa de la relación entre evolu actividades y de una fuerte limitación de compromisos del in
ción técnica natural y ev�lu�ión hacia-�� c�lt�a de las, sacie- dividuo en sus diferentes papeles, única defensa posible con
tra un desequilibrio general motivado por la multiplicidad de
proceso de producción social de las formas espaciales de pulsiones contradictorias. Entre las consecuencias que un ta
una sociedad?, y recíprocamente, ¿ cuáles son las relaciones proceso provoca en la organización social, Simmel señala la
entre el espacio constituido y las transformaciones estructu formación de una economía de mercado y el desarrollo de las
rales de una sociedad, en el seno de un conjunto internacio grandes organizaciones burocráticas, instrumentos adecua
nal caracterizado por relaciones de dependencia? dos para la racionalización y la despersonalización exigidas
por la complejidad urbana. A partir de esto, el círculo se cie
• El mito de la cultura urbana rra sobre sí mismo y es como el tipo humano «metropolita-
M. CASTELLS 153
Africa
Población total 143 192 276 449 133 173
Rural y ciudades pequeñas 136 178 240 360 104 120
Urbana 7 14 36 89 29 54
(Ciudades grandes) (1) (3) (11) (47) (10) (36)
Oceanía
Población total 9 12 16 23 7 7
Rural y ciudades pequeñas 6 7 8 11 2 3
Urbana 3 5 8 11 5 3
(Ciudades grandes) (2) (2) (5) (8) (3) (3)
Fuente: Population Division. United Nations Bureau of Social Affairs.
Ciudad Año 1920 Año 1930 Año 1940 Año 1950 Año 1960
Total mundial 30.294 48.660 66.364 84.923 141.156
Europa ( total) 16.051 18.337 18.675 18.016 18.605
Londres 7.236 8.127 8.275 8.366 8.190
París 4.965 5.885 6.050 6.300 7.140
Berlín 3.850 4.325 4.350 3.350 3.275
-�- �
América del norte (tola/) 10.075 13.300 17.300 26.950 33.875
Nueva York 7.125 9.350 10.600 12.350 14.150
Los Angeles (750)a (1.800)a 2.500 4.025 6.525
Chicago 2950 3.950 4.200 4.950 6.000
Filadelfia (2.025)a (2.350)a (2.475)a 2.950 3.650
Detroit (1.lOO)a (1.825)a (2.050)a 2.675 3.550
-
Asia oriental (total) 4.168 11.773 15.789 16.487 40.806
Tokio 4.168 6.064 8.558 8.182 13.534
Shanghai (2.000)a 3.100 3.750 5.250 8.500
Osaka (1.889)a 2.609 3.481 3.055 5.158
Pekín (1.000)a (1.350)a (1.750)a (2.lOO)a 5.000
Tientsin (800)a (1.000)a (1.500)a (1.900)a 3.500
Hong-Kong (550)a (700)a (1.500)a (1.925)a 2.614
Shenyang ... b (700)a (1.150)a (1.700)a 2.500
Asia del sur (total) ... ... 3.400 7.220 12.700
Calcuta (1.820)a (2.055)a 3.400 4.490 5.810
Bombay (1.275)a (1.300)a (1.660)a 2.730 4.040
Yakarta ... b (525)a (1.000)a (1.750)a 2.850
Unión Soviética (total) ... 2.500 7.700 4.250 9.550
Moscú (1.120)a 2.500 4.350 4.250 6.150
L' •-----o·--~
T f"1Am
" /') /\/\filo
\.-·~~ 11�n (? ?�ílb 3 A.nn
América Latina (total) ... 2.750 3.500 12.000 22.300
Buenos Aires (2.275)a 2.750 3.500 5.150 6.775
México (835)a (1.435)a (2.175)a 3.800 6.450
Río de Janeiro (1.325)a (1.675)a (2.150)a 3.050 4.700
Sao-Paulo (600)a (900)a (1.425)a (2.450)a 4.375
Africa (total) ... ... ... ... 3.320
El Cairo (875)a (1.150)a (1.525)a (2.350)a 3.320
M. CASTELLS 155
no», centrado sobre su individualidad y siempre libre en re años 1920, como un laboratorio social, como un lugar de
lación a sí mismo, puede ser comprendido 28• emergencia de problemas, más que como una fuente de ex
plicación de los fenómenos observados 31•
Si en la obra de Simmel queda una cierta ambigüedad
entre una civilización metropolitana no concebida como Por el contrario, las proposiciones de su discípulo más
fuente eventual de desequilibrio social y un nuevo tipo de brillante, Louis Wirth, tienden verdaderamente a definir los
personalidad que se adapta a él exacerbando su libertad in rasgos característicos de una cultura urbana y a explicar su
dividual, en las profecías de Spengler, en cambio, el primer proceso de producción a partir del contenido de esta forma
aspecto vence abiertamente al segundo y la cultura urbana ecológica particular que es la ciudad. Se trata probablemen
queda ligada a la última fase del ciclo de civilizaciones, en la te del esfuerzo teórico más serio que jamás se haya hecho en
que, al romperse todo lazo de solidaridad, el conjunto de la el seno de la sociología para establecer un objeto teórico (y
sociedad debe autodestruirse en la guerra. Pero lo que es in por consiguiente, un campo de investigación) específico de la
teresante en Spengler es la ligazón directa que establece, de sociología urbana. Sus ecos, 33 años después, continúan do
un lado, entre las formas ecológicas y el «espíritu» de cada minando la discusión. Lo que nos incita por una vez a inten
etapa de la civilización, y de otro, entre la «cultura urbana» tar una exposición sucinta, pero fiel, de su perspectiva, con el
y la «cultura occidental», que se habría manifestado sobre fin de definir los temas teóricos sobre la «cultura urbana» a
todo en esta parte del mundo, debido al desarrollo de la ur través de sus pensadores más serios.
banización 29• Como se sabe, Toynbee se ha basado en estas
tesis para proponer la asimilación pura y simple entre los tér Para Wirth 32, el hecho característico de los tiempos mo
minos de «urbanización» y de «occidentalización» (westerni dernos es la concentración de la especie humana en gigan
zation...). La formulación de Spengler tiene sin duda la ven tescas aglomeraciones, a partir de las cuales la civilización
taja de la claridad, es decir, que lleva la perspectiva cultura irradia su luz. Frente a la importancia del fenómeno, es ur
lista hasta sus últimas consecuencias, fundando las etapas gente establecer una teoría sociológica de la ciudad que su
históricas en un «espíritu» y ligando su dinámica a una es pere, de una parte, los simples criterios geográficos y, de
pecie de evolución natural e indiferenciada 30• otra, no la reduzca a la expresión de un proceso económico,
por ejemplo la industrialización o el capitalismo. Decir <<so
El conjunto de estos temas es recogido con mucha fuer ciología» equivale para Wirth centrarse sobre los seres hu
za por los culturalistas de la escuela de Chicago a partir de la manos y sobre las características de su relación. A partir de
influencia directa experimentada por Park, fundador de la aquí, toda la problemática viene a girar sobre una definición
escuela, durante sus estudios en Alemania. Es así como fue y una interrogación. Una definición sociológica de la ciudad:
fundada la sociología urbana, en cuanto ciencia de las nue «Localización permanente, relativamente extensa y densa,
vas formas de vida social que aparecen en las grandes me de individuos socialmente heterogéneos». Una interrogación:
trópolis. Para Park se trataba ante todo de utilizar la ciudad, ¿cuáles son las nuevas formas de vida social producidas por
y en particular esa ciudad inaudita que era el Chicago de los estas tres características esenciales de dimensión, densidad y
heterogeneidad de las aglomeraciones humanas?
Wirth se consagra a destacar la importancia de estas re
laciones causales entre características urbanas y formas cul
"Cf., sobre todo, G. Sirnmel, «The Metropolis and Mental Life», en K. turales. En primer lugar, en lo que concierne a la dimensión
Wolff (com.), The Sociology of Georg Simmel, The Free Press, Glencoe 1950.
de una ciudad: cuanto mayor es, más amplio es el abanico de
''' O. Spengler, The Decline of the West, 11, G. Allen and Unwin, Londres
(publicado en 1928).
rn El texto de M. Weber, La ciudad, publicado primero en 1905, pero
que en realidad forma parte de Wirtschaft und Gesellschaft, se ha interpre
tado a veces como una de las primeras formulaciones de la tesis de la cultu " Cf. R. E. Park, «The City: Suggestions for the lnvestigatíon of Human
ra urbana. En la medida en que especifica mucho las condiciones económi Behavior ín the Urban Environment», R. E. Park, E. W. Burgess, R. D. Me
cas y políticas de esta autonomía administrativa (lo que, según él, caracteri Kenzie, The City, The University of Chicago Press, 1925.
za la ciudad), nosotros creemos, contrariamente, que so trata de una locali 31 L. Wirth, «Urbanism as a Way of Life», American Journal of Socio
zación histórica de lo urbano, en oposición a las tesis evolucionistas de la co logy XLIV Qulio 1938) 1-24; para una selección de la obra de Wírth, cf. la re
rriente culturalista para la cual urbanización y modernización son fenóme copilación de textos: On Cities and Social Life, The Uníversíty of Chicago
nos equivalentes. Press, Chícago 1964.
M. CASTELLS 15 7
tinúan en proporciones diversas según el grado de la evolu problemática del terreno culturalista donde había sido defini
ción social. Esto indica suficientemente que estas caracterís da. Así, autores como Scott Greer 36 o como Dhooghe 37 seña
ticas definen el eje central de la problemática de las socieda lan la importancia de las nuevas formas de solidaridad social
des y que, por consiguiente, la densificación progresiva de en las sociedades modernas y en las grandes metrópolis, mos
una colectividad, con la complejidad social que provoca, es el trando los prejuicios románticos de la escuela de Chicago, in
motor natural de la evolución histórica, lo que se expresa ma capaz de concebir el funcionamiento de una sociedad de otra
terialmente a través de las formas de ocupación del espacio. manera que bajo la forma de una integración comunitaria,
que sería necesario reservar evidentemente para las socieda
En este sentido, las críticas de Osear Lewis a las tesis de des primitivas y poco diferenciadas. Otros sociólogos, relan
Redfield, demostrando que la comunidad «folk», que le había zando el debate, han intentado renovar la exposición de las
servido de primer terreno de observación, estaba desgarrada tesis de Wirth, bien sobre el plan teórico, como Anderson 38,
por conflictos internos y concedía un lugar importante a las bien «verificándolas» por enésima vez, como ha probado Gu
relaciones mercantiles, pisan terreno incierto (a pesar de su terman, para citar un ejemplo 39 de los más recientes.
brío), ya que la teoría del folk-urban continuum se propone,
más que describir una realidad, definir los elementos esen Más serias son las objeciones que se hacen en relación
ciales de una problemática del cambio social 34. con las eventuales conexiones causales entre las formas es
paciales de la ciudad y el contenido social característico de la
Por el contrario, la crítica fundamental de Dewey («El «cultura urbana». A un nivel muy empírico, Reiss ha demos
continuum rural-urbano: un hecho real, pero sin gran im trado hace tiempo la independencia estadística (en las ciuda
portancia») 35 cuestiona más profundamente esta perspectiva des norteamericanas) de la «cultura urbana» respecto a la di
al señalar que, si bien es verdad que existen diferencias en mensión y a la densidad de la población•10. Más aún , Duncan,
tre ciudad y campo, éstas no son más que la expresión empí en una encuesta extensiva, no ha encontrado correlación en
rica de una serie de procesos que producen al mismo tiempo tre la magnitud de la población, de una parte, y los ingresos,
toda una serie de efectos específicos a otros niveles de la es las clases de edad, la movilidad, la escolarización, el tamaño
tructura social. En otras palabras, hay una variación conco de la familia, la pertenencia étnica, la población activa, todos
mitante entre la evolución de las formas ecológicas y de las los factores que deben especificar un contenido «urbano» ".
formas culturales y sociales, sin que se pueda afirmar por Por su lado, la gran investigación histórica de Sjoberg 41 sobre
ello que esta covariación sea sistemática ni, sobre todo, que las ciudades preindustriales muestra la diferencia total de
las segundas sean producidas por las primeras. La prueba contenido social y cultural entre estas «ciudades» y las «ciu
está en que puede haber difusión de la «cultura urbana» en dades» de principios de la industrialización capitalista o de
el campo sin que por ello se borre la diferencia de formas las regiones metropolitanas actuales. Ledrut ha recordado en
ecológicas entre ambos. Sería necesario, por tanto, conservar detalle y mostrado en su especificidad los diferentes tipos his
de la tesis del folk-urban continuum su carácter descriptivo tóricos de las formas urbanas, con contenidos sociales y cul-
más que hacer de ella una teoría general de la evolución de
las sociedades.
Esta crítica de Dewey es una de las pocas en la literatura
del tema que va al fondo del problema, porque en general el "' S. Greer, The Emerging City, The Free Press ofGlencoe, 1962.
debate sobre la cultura urbana, tal como ha sido formulado "J. Dhooge, «Tendances actuelles en sociologie urbaine», Social Com
pass 8, n. 3 (1961) 199-209.
por Wirth y Redfield, ha girado en torno de una pura cuestión
empírica, buscando establecer la existencia o inexistencia his "N. Anderson, «The Urban Way ofLife», lnternation.al Journal of Com
parative Sociology 3, n. 2 (1962) 175-188.
tórica de un tal sistema o sobre la discusión de los prejuicios
''' Stanley S. Guterman, «In Defense of Wirth's Urbanism as a Way of
anti-urbanos de la escuela de Chicago, pero sin superar la Life», American Journal of Sociology 74 (marzo 1969) 492-499.
'" O. D. Duncan y A J. Reiss, Social Characteristics of Urban and Ru
ral Communities, J. Wiley, Nueva York 1956.
" O. Lewis, «Tepoztaln Restudied. A Critique of the Folk-Urban Con " O. D. Duncan y A. J. Reiss, o. c. (1956).
ceptualization of Social Changes», Rural Sociology 18 (1953) 121-134. "G. Sjoberg, «Cities in Developing and in Industrial Societies: A cross
'" R. Dewey, «The Rural-Urban Continuum: Real but Relatively Unim cultural Analysis», en Ph. Hauser y Leo F. Schnore (comps.), o. c., 1965, 213-
portant», American Journal of Sociology LXVI 1 Uulio 1960) 60-67. 265.
M. CASTELLS 15 9
domine. - Establecer los contornos del nuevo modo de pro Otro problema, nuestro problema, es el de saber cuáles
ducción post-capitalista, porque si la teoría científica del son el lugar y las leyes de articulación de este «marco», es de
modo de producción capitalista ha sido en parte elaborado cir, de las formas espaciales, en el conjunto de la estructura
(en El capital}, falta el equivalente para el modo de produc social. Para poder tratar esta cuestión, es necesario primero
ción socialista. - Elaborar una teoría de los pasos entre la ar romper la globalidad de esta sociedad urbana entendida
ticulación concreta de los diversos modos de producción en como un verdadero desembocar de la historia en la moder
la sociedad soviética y los sistemas de comportamiento. nidad. Si es verdad que para identificarlo hemos designado
los nuevos fenómenos por su lugar de origen, no es menos
Es evidente que en ese momento la problemática de la cierto que la «cultura urbana», tal como es presentada, no es
cultura urbana no será ya pertinente. Mientras tanto, a la es ni un concepto ni una teoría. Propiamente hablando es un
pera de esta investigación, podemos decir intuitivamente: mito, ya que cuenta ideológicamente la historia de la espe
que hay determinantes sociológicos parecidos que pueden cie humana. Por consiguiente, los temas sobre la «sociedad
desembocar en parecidos comportamientos; que esto queda urbana» que se fundan directamente sobre este mito consti
reforzado por la presencia viva de elementos estructurales tuyen las palabras-clave de una ideología de la modernidad,
capitalistas; que las analogías formales de los comporta asimilada, de forma etnocéntrica, a las formas sociales del
mientos no tienen sentido más que en la medida en que sean capitalismo liberal.
referidos a la estructura social a la que pertenecen. Razonar
de otro modo nos llevaría a afirmar la unidad de las socieda Estos temas, al ser «vulgarizados», por así decir, han
des por el hecho de que todo el mundo come y duerme más tenido y siguen teniendo una enorme influencia sobre la
o menos regularmente. ideología del desarrollo y la «sociología espontánea» de los
tecnócratas. De una parte, la transposición de la problemá
Una vez dicho esto, ¿por qué no aceptar el llamar «cul tica del folk-urban continuum al análisis de las relaciones
tura urbana» a este sistema de comportamiento ligado a la interiores al sistema imperialista se hace en los términos de
sociedad capitalista? Porque, como hemos señalado, dicha un pasaje de la sociedad «tradicional» a la sociedad «mo
apelación sugiere que estas formas culturales han sido pro derna» 47•
ducidas por esta forma ecológica particular que es la ciudad.
Basta reflexionar unos instantes para descubrir el absurdo de De otra parte, la «cultura urbana» es lo que sirve de
una teoría del cambio social, fundada en la complejización base a toda una serie de discursos que hacen las veces del
creciente de las colectividades humanas a partir de un sim análisis de la evolución social en el pensamiento de las éli
ple crecimiento demográfico. tes dirigentes occidentales y que por ello son ampliamente
vehiculadas por los mass media y forman parte del ambien
Realmente no ha habido nunca, ni puede darse, en la te ideológico cotidiano. Así, por ejemplo, el Comisariado Ge
evolución de las sociedades fenómeno perceptible únicamen neral del Plan en Francia, en una serie de estudios sobre las
te en términos físicos, por ejemplo de «tamaño». Toda evolu ciudades, publicados en 1970, para preparar el VI Plan fran
ción de la dimensión y de la diferenciación de un grupo so- cés, ha consagrado un pequeño volumen a la «sociedad ur-
cial es en sí el producto y la expresión de una estructura so barra» 48 que constituye una verdadera antología de esta pro
cial y de sus leyes de transformación. blemática.
Por consiguiente, la simple descripción del proceso no Partiendo de la afirmación de que «toda ciudad es el lu
nos informa sobre el complejo técnico-social (por ejemplo so gar de una cultura», el documento intenta establecer las con
bre las fuerzas productivas y las relaciones de producción) diciones de realización de los modelos ideales, de las con
que actúa en la transformación. Hay, por tanto, producción cepciones de la ciudad-sociedad, teniendo en cuenta las «exi
simultánea y concomitante de las formas sociales en sus di gencias de la economía». He aquí lo que caracteriza a un
ferentes dimensiones espacial y cultural. Se puede plantear el
problema de su interacción, pero no partir de la proposición
según la cual una de las formas produciría la otra. Las tesis 47 D. Lerner, The Passing ofTraditional Society, Free Press, Nueva York
sobre la cultura urbana se han desarrollado en una perspec 1958
tiva empirista, en la que se ha tomado por fuente de produc +s Commissariat Général au Plan, Les vil/es: la société urbaine, A. Co
ción social lo que era su marco. lin, París 1970.
M. CASTELLS 161
El espacio urbano está estructurado, o sea, no se organi pitalista, enteramente dirigida por la lógica del beneficio y
za al azar, y los procesos sociales que se refieren a él expre que parte de la existencia de un núcleo urbano inicial con es
san, especificándolos, los determinismos de cada tipo y de caso valor simbólico y débilmente constituido social y arqui
cada período de la organización social. Partiendo de esta evi tectónicamente. Así, en el Chicago estudiado por Burgess, la
dencia, cargada, sin embargo, de implicaciones, el estudio de ocupación del centro urbano (zona I) por las sedes de las
la estructura urbana debe realizarse en dos planos: por una grandes empresas y los centros administrativos (en el lugar
parte, se trata de elaborar útiles teóricos susceptibles de estratégico de acceso y densidad social de la ciudad) es con
aprehender significativamente lo concreto-real, y, por otra, secuencia del dominio social ejercido por las empresas y de
de utilizar estos útiles en una sucesión discontinua de análi la importancia estratégica de sus centros direccionales con
sis particulares que apunten a fenómenos históricamente da centrados en el interior de un medio fuertemente organizado.
dos. La abundancia de investigaciones al respecto da cuenta Las zonas I y III, que corresponden a la invasión del antiguo
de los esfuerzos que varias corrientes teóricas han dedicado casco urbano por la industria y las residencias necesarias a
a este estudio. Así, el esfuerzo teórico de la ecología humana, los trabajadores empleados, son el resultado, por una parte,
en particular de la Escuela de Chicago, domina todavía la de las ventajas enormes que le da a la industria de la prime
aprehensión de la organización urbana, en la bibliografía y ra época su incrustación en el tejido urbano y, por otra, la po
en la práctica, bien sea a través de la vigencia de sus temas sibilidad social de dominación e incluso de destrucción del
clásicos o a través de las críticas y reacciones suscitadas 49• marco urbano por la implantación industrial. La zona IV, re
Efectivamente, la mayor parte de las alternativas teóricas sidencia de las clases superiores, es producto de la consi
propuestas situadas en esta línea no hacen más que dar una guiente deteriorización urbana y expresa la distancia social
imagen invertida, sin volver a definir los términos mismos de materializada en la creación de un nuevo espacio residencial
la cuestión. más allá de la ciudad, reservada a lo funcional. Por último, la
zona V comprende los satélites residenciales y productivos
Es imposible abordar el análisis de la organización del aún no integrados en la aglomeración, y expresa el dominio
espacio sin una discusión, aunque sea rápida, de esta tradi progresivo que la ciudad ejerce sobre su hinterland por me
ción de investigación, sin pretender con esto hacer historia dio de la concentración económica y la especialización de
de las ideas, sino examinar la eficacia de las proposiciones funciones 51•
avanzadas y de los trabajos realizados. Pues la formulación
de la famosa teoría de Burgess sobre la evolución de las aglo El hacer explícitas las condiciones básicas permite com
meraciones urbanas por zonas concéntricas 50 hace sonreír prender el hecho de que el mismo modelo de urbanización
por su ingenuidad, pero al mismo tiempo explica un deter haya explicado el crecimiento de varias ciudades norteame
minado proceso de desarrollo urbano, históricamente situa ricanas 52 y, parcialmente, de ciudades europeas. Respecto a
do en condiciones socioeconómicas bien precisadas por estas últimas, lo han mostrado los trabajos de Chombart de
Quinn, a saber: determinado grado de heterogeneidad étnica Lauwe en París 53 y de McElrath en Roma 54, introduciendo,
y social; base económica industrial-comercial; propiedad pri sin embargo, la importantísima modificación de la existencia
vada; comercio; organizaciones económicas especializadas de ttfüt residencia privilegiada de las categorías superiores en
funcionalmente y diferenciadas espacialmente; sistema de
transportes eficaz y especialmente homogéneo; núcleo urba
no central con elevado valor del suelo.
Se trata, pues, de la evolución de una aglomeración en " Los elementos que facilitan esta discusión, en P. H. Mann, An Ap
proach to Urban Sociology, Routledge and Kegan Paul, Londres 1965.
rápido crecimiento, dominada por una industrialización ca- ·12 Por ejemplo, R. V. Bowers, «Ecological Patterning of Rochester, New
55
N. P. Gist, «The Ecology of Bangalore. India: An East-West Compari
son», Social Forces 35 (mayo 1957) 356-365. ,,, Cf. Ch. D. Harris y E. L. Ullman, «The Nature of Cities», The Annals
" L. F. Schnore, «On the Spatial Structure of Cities in the Two Ameri 242 (noviembre 1945) 7-17.
cas», en Ph. M. Hauser y L. F. Schnore (compiladores), The Study of Urbani 'º Cf. J. Gottmann, Megalopolis, o. c.
zation, John Wiley and Sons, Nueva York 1965, 347-398. ' R. Vernon, Metropolis 1985, Harvard University Press, Cambridge,
1
57
H. W. Gilmore, «The Old New Orleans and the New: A Case for Eco Mass. 1960.
logy», A.S.R. 9 (agosto 1944) 385-394. " Nos hemos beneficiado, para esta discusión, de la preciosa ayuda de
" H. Hoyt, Washington D. C., The Structure and Growth of Residential L. de Laberbis, profesor de la Universidad de Montreal y antiguo discípulo
Neighborhoods in American Cities, Federal Harsing Administration 1939. de A. Hawley.
M. CASTELLS 163
- El principio de la función central; en todo sistema de a las leyes económicas generales. Pues una teoría de la es
relación con un medio ambiente se asegura la coordinación tructura urbana debe buscar las leyes por las cuales diferen
por medio de un pequeño número de funciones centrales. La tes contenidos sociales se expresan a través de los procesos
posición de cada individuo en relación a esta función deter anunciados. La formalización de observaciones empíricas so
mina su posición en el sistema y sus relaciones de dominio 63. bre tal o cual realidad urbana no permite avanzar por esta
vía.
Teniendo en cuenta el materialismo inmediato (¿vulgar?)
de esta perspectiva teórica, los problemas de la relación al La escuela «neo-ortodoxa» de la ecología humana ha in
espacio serán un terreno de elección para el desarrollo de sus tentado una sistematización de sus investigaciones codificán
investigaciones, pues la sociedad se piensa ante todo en tan dolas en los términos de complejo ecológico o ecosistema. En
to que comunidad y se define a ésta como «un sistema de re la formulación de Duncan r,6, el conjunto do una estructura ur
laciones entre partes funcionalmente diferenciadas y locali bana puede entenderse como el resultado de la interacción
zado territorialmente» 64• de cuatro elementos fundamentales: la población (P), el me
dio ambiente o medio físico (M), la tecnología (T) y la organi
Se explica entonces la organización urbana como un zación social (O), entendida esta última como el conjunto de
conjunto del proceso modelado, distribuido y puesto en rela instituciones y prácticas sociales. Así, por ejemplo, con ayu
ción por las «unidades ecológicas», a saber, toda expresión da de estos términos, intenta explicar el problema de la con
espacial que presenta una determinada especificidad en re taminación en Los Angeles 67• De hecho, todo el análisis repi
lación a su medio ambiente inmediato (residencias, fábricas, te la formalización de los procesos reales observados, al co
oficinas, etc.). Los principales procesos ecológicos son 65: la dificarlos en estos cuatro elementos. No existe transforma
concentración, o sea, el aumento de la densidad de una po ción de las observaciones en conceptos ni, sobre todo, esta
blación en un espacio y momento determinado; la centrali blecimiento de relaciones entre conceptos, que implique las
zación o especialización funcional de una actividad o red de secuencias observadas. La única ventaja es la de poder resu
actividades sobre un mismo espacio, con su articulación je mir bajo algunos títulos algunas constataciones empíricas.
rarquizada con el conjunto del territorio regional; la centra Pero ¿es esto realmente una ventaja? Podemos dudar de ello
lización, con su corolario la descentralización, origina pro (por ejemplo cuando se asimila los transportes a la introduc
cesos de movilidad de la estructura urbana y, por consi ción de un nuevo equipo industrial bajo pretexto de que se
guiente, funciones de circulación en sentido amplio; la segre trata en los dos casos de progresos tecnológicos) 68•
gación se refiere al proceso mediante el cual el contenido so
cial del espacio se hace homogéneo dentro de una unidad y Por otra parte, el elemento «organización social» es un
se diferencia fuertemente respecto a unidades exteriores, ge saco donde todo cabe y que permite no tratar las articulacio
neralmente según la distancia social derivada del sistema de nes precisas con la estructura social, fundiéndolas en una re
estratificación; por último, la invasión-sucesión explica el lación global entre lo social y la naturaleza (y la técnica).
movimiento por el que una nueva población (o actividad) se Gist y Pava han intentado paliar este inconveniente aña
introduce en un espacio previamente ocupado. siendo recha- diendo m1 quinto elemento eultttral o psico sociológico para
zada por el asentamiento anterior, integrada o sucediéndole,
como dominante en la unidad ecológica así pretendida. diferenciar los valores de las instituciones 69. Pero su análisis
Esta construcción se queda sin embargo a un nivel for
mal en la medida en que estos procesos ecológicos, explicati
vos de las configuraciones urbanas observadas (zonas, secto ''' O. D. Duncan, «I-!uman Ecology and Population Studies», en Ph. M.
res, núcleos, radios, etc.), no se explican más que aludiendo Hauser y O. D. Duncan (compiladores), The Study of Population, The Uni
versity of Chicago Press, Chicago 1959, 681-684.
"' O. D. Duncan, «From Social System to Ecosystem», Sociological In
quiry 31, n. 2 (1961) 140-149.
,., Cf. A. Hawley, Human Ecology, Ronald Press, Nueva York 1950. " Un tecnologismo en extremo ecológico orienta los trabajos, por otra
"A. Hawley, Human Ecology, Definition and History (Notas de curso no parte excelentes, de Gibbs y Martín. Véase, por ejemplo, J. P. Gibbs y W. T.
publicadas, Ann Arbor, Michigan 1963). Martin, «Toward a Theoretical System of Human Ecology», Pacific Sociolo
" Cf. R. D. McKenzie, «The Scope of Human Ecology», Publications of gical Review n. 2 (1959) 29-36.
the American Sociological Society XX (1926) 141-154. '" N. P. Gist y S. F. F ava, o. c., 1964, 102-103.
M. CASTELLS 165
los cuatro subsistemas parsonianos al área urbana y seña afirmación y de desarrollar el aparato conceptual en función
lando cómo las diferentes implantaciones espaciales siguen de la complejidad de las investigaciones específicas 82•
estos procesos de adaptación y de intercambio según los va
lores institucionalizados. Por encima de todo eclecticismo académico hay que su
perar la oposición ideológica entre la determinación del es
De hecho, la problemática propia a toda teoría del espa pacio por la naturaleza y su modelado por la cultura, con el
cio no consiste en oponer valores y factores «naturales», fin de unir estos dos términos en una problemática que reco
sino, por una parte, en el plano epistemológico, en descubrir nozca la especificidad de lo social humano, sin afirmarlo
las leyes estructurales o la composición de situaciones histó como creación voluntaria, que ninguna ley puede explicar. Al
ricamente dadas, y, por otro, en el plano propiamente teóri frente común ideológico del culturalismo y del historicismo
co, en establecer hipótesis sobre el factor dominante de una conviene oponer un frente teórico que integre la problemáti
estructura en la cual, manifiestamente, todas las escuelas in ca ecológica de base materialista en un análisis sociológico;
cluyen el conjunto de los elementos de la vida social: su di dicho análisis debe tener como tema central la acción con
vergencia esencial concierne al estatuto de cada elemento y tradictoria de los agentes sociales (clases sociales), pero debe
de las combinaciones de elementos. encontrar su fundamento en la trama estructural que hace la
problemática de toda sociedad - o sea, el modo en que una
Esta yuxtaposición de problemáticas explica la confusión formación social trabaja la naturaleza y la forma de reparto
en la bibliografía de dos tipos de crítica hecha a la tradición y de gestión, y por tanto de contradicción, que resulta de ello.
de la ecología humana: la que reemplaza la determinación
natural por un arbitrario social con base cultural y la que lla En este esfuerzo, los resultados obtenidos por la ecología
ma la atención sobre la especificidad del espacio histórico tienen más valor para fundar una teoría del espacio que las
haciendo intervenir la división de la sociedad en clases, con correlaciones socio-culturales acumuladas, pues aquéllos re
los conflictos y las estrategias que resultan de ello en el pro miten a esta primera determinación por las fuerzas produc
ceso social de constitución de un espacio. Pues este frente co tivas y a las relaciones de producción que derivan de ello, lo
mún teórico contra el naturalismo ecológico se ha estableci cual no se trata de contradecir, sino más bien de desarrollar
do sobre posiciones (ideológicas) de derecha, o sea, centra articulando a sus efectos sobre el espacio los producidos por
das sobre el predominio de los valores en la explicación so las otras instancias de determinación social.
cial. Esta fusión es sólo posible dentro de una perspectiva
historicista: los hombres (los grupos sociales) crean las for En alguna medida podemos situar en esta perspectiva
mas sociales (el espacio) a través de la producción, contra las investigaciones de la llamada escuela de «Social Area
dictoria a veces, de los valores, los cuales, orientando los Analysis», inauguradas por Shevky 83 y Bell; éstos analizan el
comportamientos y actitudes y creando las instituciones, mo espacio urbano a partir de la combinación de una serie de ca
delan la naturaleza. Se reconoce en esta formulación el meo racterísticas socio-económicas descompuestas en tres gran
llo de trabajos tan importantes como los de Lewis Mumford y des dimensiones: «rango social» (ocupación, instrucción,
Alessandro Pizzorno, entrn otros, o una parte del pensa- renta); «urbanización» (características de la familia); «segre-
miento de Henri Lefebvre. gación» (diferenciación étnica en el espacio). Este tipo de tra
bajos, impulsados de nuevo por Duncan 84 y últimamente por
Podemos preguntarnos sin embargo si este cambio de
perspectiva no conduce a un análisis puramente voluntarista
del espacio, incapaz de integrar las adquisiciones de la tradi
ción ecológica, para la cual el espacio se relaciona con las "L. F. Schnore, «The City as a Social Organism», Urban Affairs Quar
condiciones materiales de producción y de existencia de cada terly 1, 3 (marzo 1966) 58-69. En general los trabajos del Center for Demo
sociedad. Así, por ejemplo, cuando Leo Schnore trata la ciu graphy and Ecology de la Universidad de Wisconsin, dirigidos por Schnore,
son muy interesantes.
dad como algo esencialmente formado por la relación que se
" Cf. E. Shevky y W. Bell, Social Area Analysis, Stanford University
establece entre centros de trabajo y zonas residenciales con Press, Stanford 1955.
las funciones y espacios derivados de la dinámica suscitada " O. D. Duncan y B. Duncan, «Residential Distribution and Occupatio
por estos dos polos, abre un camino fecundo de pensamien nal Stratification», The American Joumal of Sociology 60 (marzo 1955) 493-
to, pero a condición de superar el carácter elemental de esta 503.
M. CASTELLS 16 7
nidos, ya que se han hecho constataciones y se han expuesto sistemas y elementos de la estructura se hacen por interme
mecanismos sociales dentro de su lógica. Pero en la medida dio de prácticas sociales, o sea, de la acción de los hombres,
en que estos descubrimientos se comprenden y analizan den determinada por su particular inserción en los diferentes lu
tro de una perspectiva dominada por la ideología, ni se pue gares de la estructura así definida.
den transponer ni son acumulables.
Esta acción, siempre contradictoria, en la medida en que
Mas si podemos señalar los límites de una perspectiva, toda estructura social presenta desfases y engendra oposicio
es mucho más difícil avanzar nuevos elementos que permitan nes en su desarrollo, actúa sobre la misma estructura. No es
precisar el análisis, no resuelto, de la organización social del tan sólo un puro vehículo de efectos estructurados, sino que
espacio. Pues sería tan pretencioso como voluntarista «fun produce otros nuevos. Sin embargo, estos nuevos efectos no
dar» una nueva teoría. Mucho más modestamente, lo que provienen de la conciencia de los hombres, sino de la especi
pretendemos es prolongar en el campo del análisis del espa ficidad de las combinaciones de sus prácticas, y esta especi
cio e intentar cierta especificación teórica, los conceptos fun ficidad viene determinada por el estado de la estructura. Se
damentales del materialismo histórico en la medida en que la puede explicar así el que las relaciones sociales no sean la
problemática marxista se propone justamente la fusión dia pura expresión de una libertad metafísica, sino que conser
léctica de sus diferentes elementos, cuya fragmentación en van la posibilidad -dado su carácter específico, siempre re
términos de «factores» impide por el momento la construc novado- de influir en la estructura que les ha dado forma.
ción de una teoría estructural del espacio. Entonces, ¿cómo Esta capacidad de modificación nunca es, sin embargo, ili
se puede captar lo específico de las formas del espacio social mitada: se ajusta a las etapas de despliegue de una estructu
sobre la base de los conceptos fundamentales del materialis ra, aunque pueda acelerar el ritmo de ella y, por consiguien
mo histórico'? 88• te, modificar considerablemente su contenido histórico.
Recordemos que toda sociedad concreta, y por tanto toda En consecuencia, analizar el espacio en tanto que expre
forma social (el espacio, por ejemplo), puede comprenderse a sión de la estructura social equivale a estudiar su elaboración
partir de la articulación histórica de varios modos de pro por los elementos del sistema económico, del sistema políti
ducción. Por modo de producción no entendemos el tipo de co y del sistema ideológico, así como por sus combinaciones
actividades productivas, sino la matriz particular de combi y las prácticas sociales que derivan de ello. Cada uno de es
nación entre las «instancias» (sistemas de prácticas) funda tos tres sistemas se compone de algunos elementos funda
mentales de la estructura social: económica, político-institu mentales interdependientes, que determinan la misma reali
cional e ideológica esencialmente. Lo económico, o sea, la zación de los objetivos del sistema (el cual no consiste por
manera como el «trabajador», con ayuda de determinados otra parte en nada más que en sus elementos y en sus rela
medios de producción, transforma la naturaleza (objeto del ciones).
trabajo) para la producción de bienes necesarios a la exis Así, el sistema económico se organiza en torno a las re
tencia social, determina, en última instancia, la forma parti
cular de la matriz, es decir, las leyes del modo de producción. laciones entre la fuerza de trabajo, los medios de producción
Las combinaciones y transformaciones entre los diferentes y el no trabajo, qu@ s@ combinan según dos relaciones priu-
cipales: la relación de propiedad (apropiación del producto) y
la relación de «apropiación real» (proceso técnico de traba
jo). La expresión espacial de estos elementos puede encon
trarse por medio de la dialéctica entre dos elementos princi
" Cf. Para los fundamentos teóricos generales, N. Poulantzas, Pouvoir pales: producción(= expresión espacial de los medios de pro
politique et classes sociales de l'État capitaliste, Maspero, París 1968; E.
Balibar, «Les concepts fondamentaux du matérialisme historique», L. Al ducción), consumo (= expresión espacial de la fuerza de tra
thusser y E. Balibar, Lire le Capital, Maspero, París 1968, 2; A. Badiou, «Le bajo) y un elemento derivado, el intercambio, que resulta de
(Re)commencement du matérialisme dialectique», Critique (mayo 1967) la espacialización de las transmisiones entre la producción y
348-467. el consumo. El elemento no-trabajo no tiene expresión espa
Para unos primeros apuntes previos relativos a los problemas urbanos: cial específica; se traduce en la manera en que las dos rela
M. Castells, «Théorie et idéologie en sociologie urbaine», Sociologie et So
ciétés n. 2 (1969) 170-190; J. Lojkine, «Eléments pour une théorie scientifi ciones, de propiedad y de apropiación, se organizan en rela
que de l'urbanisation capitaliste», Cahiers Internationaux de Sociologie ción al espacio, así como en la forma de espacialización de
(1972). cada elemento.
M. CASTELLS 169
tructura espacial en su conjunto, es preciso hacer investiga como en la sociología urbana. Entre las transformaciones
ciones generales y teorizar desde ahora sus descubrimientos prácticas hay una serie de hechos ya bien conocidos. En pri
en conceptos susceptibles de relacionarse con los fundamen mer lugar, 17 de las 20 ciudades más grandes del mundo se
tos teóricos que se acaban de exponer. Hacemos aquí una encuentran en países en vías de desarrollo. Este crecimiento
apuesta, basada en la fecundidad del materialismo histórico ha ido acompañado de una intensificación del deterioro físi
en el descubrimiento de las leyes de la sociedad en otros te co, particularmente evidente en éstas y en muchas otras
rrenos. Está claro que es precisamente nuestra futura capaci grandes ciudades cuya infraestructura física ya no puede
dad de explicación de las formas y de los procesos del espa proporcionar servicios al número de habitantes que los nece
cio lo único que justificará lo acertado de nuestra tentativa. sita. En segundo lugar, tanto en los países desarrollados
La discusión sobre la teoría del espacio, la referencia a como en los países en vías de desarrollo se ha registrado una
las investigaciones e intentos de explicación concluyen así en suburbanización y metropolitanización cada vez mayores.
un doble resultado: de una parte, nos permiten plantear las En tercer lugar, hay una concentración cada vez mayor
condiciones de un análisis propiamente teórico de la organi de pobres, personas sin hogar y desempleados en grandes
zación del espacio sin darnos sin embargo acceso directo a ciudades, especialmente de países en vías de desarrollo, aun
los útiles conceptuales necesarios a su elaboración; de otra, que también ahora con mayor frecuencia cada vez esto ocu
nos proporcionan descubrimientos parciales, resultados teo rre en los países desarrollados. Se ha producido, en cuarto
rizados a medias, que pueden servir de puntos de referencia lugar, una notable transformación de la estructura económi
para observar la realización de ciertas leyes sociales a través ca de las grandes ciudades; cabe mencionar en particular la
de sus efectos sobre la estructura espacial. mayor frecuencia de industrias de servicios y empleos en el
Una vez planteado el problema teórico, nos es preciso sector terciario y el declive, a menudo muy marcado, del sec
ahora observar algunos procesos históricos relativos al espa tor industrial. Estos cambios en la economía se advierten,
cio, que han sido ya en parte teorizados y que nos permitirán aunque de modo distinto, tanto en los países desarrollados
avanzar en nuestra investigación. La síntesis ulterior de los como en proceso de desarrollo.
resultados y de los problemas no debe ser un cuerpo teórico Se han registrado también diversas transformaciones
encerrado en sí mismo, sino, al contrario, una serie de pro menos evidentes que apuntan hacia una nueva configuración
posiciones de trabajo siempre abiertas, puesto que un campo urbana. En primer lugar, hay que mencionar la aparición de
teórico no evoluciona hacia su cierre, sino hacia su apertura. nuevas o mayores desigualdades dentro de las ciudades y en
tre ciudades en los planos mundial, nacional y regional. Es
tas desigualdades revisten formas sociales, económicas y es
4.3. La ciudad en la economía paciales concretas y están atadas a los grandes movimientos
mundializada económicos, lo que plantea interrogantes a la interpretación
tradicional de la relación entre centro y periferia en términos
de avance y retroceso, de desarrollado - subdesarrollado.
Saskia Sassen En segundo lugar, vemos aparecer un nuevo tipo de sis
«El complejo urbano de una economía mundial tema urbano en los planos mundial y regional transnacional.
(1994)», Revista Internacional de Ciencias Sociales n. Se trata de sistemas en los cuales las ciudades constituyen
139 (1994), UNESCO, 55-78. nódulos cruciales para la coordinación internacional y la
prestación de servicios a economías de carácter cada vez más
Referencia: The Global City, Princeton University Press, tradicional. La marcada orientación hacia los mercados
Nueva York, Londres, Tokyo 1991. mundiales puesta de manifiesto en esas ciudades plantea in
terrogantes acerca de la articulación con el interior de sus
países y con el Estado-nación de que forman parte. Plantea
• Introducción también interrogantes teóricos acerca de un postulado clave
de la teoría sobre los sistemas urbanos, el de que promueven
En los últimos 20 años se han registrado profundas la integración territorial de las economías regional y nacio
transformaciones, tanto en las características de las ciudades nal.
S. SASSEN 1 71
tando sólo atención a dos cuestiones clave en las obras teóri • Los efectos sobre los sistemas
cas. Una es la cuestión de la primacía y la segunda se refiere urbanos equilibrados:
a los efectos de las nuevas y grandes tendencias económicas el caso de Europa
sobre los llamados sistemas urbanos equilibrados. En la se
gunda sección se hace una referencia más detallada a un En Europa observamos por lo menos tres tendencias. En
caso concreto de las nuevas desigualdades interurbanas, al primer lugar, han surgido varios sistemas regionales subeu
sistema urbano que está surgiendo en el mundo. Está cre ropeos 7. En segundo lugar, dentro del territorio de la Comu
ciendo con rapidez una corriente de investigación según la nidad Económica Europea y en varios países inmediatamen
cual nos hallamos ante una jerarquía mundial entre ciudades te adyacentes (Austria, Dinamarca, Grecia), un número redu
que funcionan como lugares de producción y mercados para cido de ciudades ha consolidado su papel en un nuevo siste
el gran capital. ma urbano europeo 8. Por último, varias de estas ciudades
forman también parte de un sistema urbano que funciona en
La tercera parte se centra en las nuevas formas urbanas el plano mundial.
y en sus estructuras sociales. Se plantean los interrogantes de
si estamos en presencia de patrones según los cuales el con Estos acontecimientos afectan también al sistema urba
cepto de «ciudad», utilizado en el sentido convencional, no es no de las naciones europeas 9. Las tradicionales redes urba
adecuado para el estudio de lo que está aconteciendo en las nas nacionales están cambiando. Puede ocurrir que ciudades
grandes regiones urbanas nuevas, desde las megápolis del que antes tenían una posición predominante en la nación
tercer mundo a la nueva red regional de nódulos urbanos in pierdan esa importancia y, al mismo tiempo, ciudades situa
ternacionales que constituyen la base espacial de muchas das en zonas fronterizas o en centros de transporte cobren
ciudades planetarias, y de si las nuevas alineaciones sociales nueva importancia. Puede ocurrir, además, que las nuevas
dentro de ciudades constituyen una transformación mera ciudades internacionales de Europa atraigan parte de los ne
mente cuantitativa o también cualitativa. gocios, la demanda de servicios especializados y las inversio
nes que antes iban a las capitales de los países o a grandes
ciudades de provincia. Las ciudades situadas en la periferia
• Nuevas desigualdades interurbanas sentirán los efectos de la brecha cada vez mayor que las se
para del centro, tal como lo define y ubica la nueva geogra
Los grandes acontecimientos económicos en el período fía.
en curso han surtido efectos distintos sobre diferentes tipos
de sistemas urbanos. En el presente artículo nos referiremos Las ciudades de regiones periféricas y los viejos puertos
a los efectos del desplazamiento hacia una economía de ser han perdido básicamente terreno en el sistema urbano de sus
vicios y a la mundialización de la economía sobre los siste países como consecuencia de las nuevas jerarquías 10• Están
mas urbanos, tanto si son equilibrados como si están domi cada vez más desconectadas de los grandes sistemas urbanos
nados por otra ciudad. Típicamente se ha pensado en Euro europeos. Algunas de estas ciudades que han pasado a la pe
pa occidental como ejemplo de los primeros y en América La riferia y tienen bases industriales obsoletas han resurgido
tina de los segllll:dos. La iflvesti:gación más reciente indica al eon nuevas funciones y como parte de fltlevas redes, como Li
gunos cambios muy marcados en las dos regiones, a los que lle en Francia o Glasgow en el Reino Unido. Otras han perdi
nos referiremos a continuación. do funciones político-económicas y es poco probable que las
recuperen en el futuro previsible. Los cambios en la política
Hay dos grandes tendencias evidentes en la geografía y de defensa, como consecuencia de los cambios en el Este,
características de las jerarquías urbanas. Existe por una par
te una articulación cada vez mayor en el plano transnacional
entre ciudades, lo que se manifiesta tanto en el plano regio
nal como en el mundial; en ambos casos, se encuentra lo que 7
Kunzmann y Wegener (1991); CEMAT (1988).
cabría calificar de geografía superpuesta, de articulación o je ' Eurocities (1989); Hall y Hay (1980); RECLUS (1989).
rarquía superpuesta en planos múltiples. Por la otra, las ciu ' rriedrichs (1985); Kunzmann y Wegener (1991); Eurocities (1989);
dades y las zonas que están fuera de estas jerarquías tienden Roncayolo (1990).
a quedar en la periferia totalmente o, por lo menos, más que "'Van den Berg y otros (1982); Vida! y Viard (1990); Siebel (1984); Par
en un período anterior. kinson y otros (1989).
(1987); Tribalat y otros (1991); Gilletto y Sayad (1984). Por primera vez en
la historia del Japón, se encuentra también en ese país inmigración legal e
1
1
Markusen (1985); Castells (1989). ilegal (Sassen (1991), capítulo 9; lyotani (1989); AMPO (1988); Asociación de
11
Hausserman y Siebel (1987); van den Berg y otros (1982); Roncayolo Mujeres de ASlA (1988)).
(1990). 1
1, Pugliese (1983); Prader (1992).
S. SASSEN 173
que una proporción variable de inmigrantes se traslade a destino final para muchos inmigrantes, que constituyen una
otras ciudades más dinámicas, existirá en todo caso la ten proporción importante de su población y su fuerza de traba
dencia al aumento de la población de inmigrantes residentes. jo 18. Berlín, que según algunos está surgiendo como ciudad
La sobrecarga de sus infraestructuras y servicios las dejarán internacional, constituye también el lugar preferido de mu
en una condición aún más periférica en la jerarquía urbana chas migraciones nuevas, y lo mismo ocurre con Viena. En el
que vincula a las principales ciudades de Europa, lo que con pasado, Berlín y Viena eran centros de vastos sistemas de mi
tribuirá aún más a la polarización. gración regional y parecen estar recuperando esa función.
Las pequeñas ciudades de paso, como Salónica o Trieste, pa
En cambio, algunas de las ciudades internacionales de recen tener una función más limitada como lugar de transi
Europa, como París y Francfort, que se encuentran en el cen ción y no parecen estar tan abrumadas como algunas de las
tro de grandes redes de transporte, constituyen el lugar de otras ciudades más grandes que sirven de acceso.
París
Tianjin
Moscú __J Población
Osaka (en millones)
Londres
1 1
Los Angeles
El Cairo ■ 2000
O 1970
Beijing
�
Burnos Aires
Jakarta
!lío
Teherán
Seúl
Shangai
Nu,wa York
Bombay J
Calcuta
Tokyo
Sao Paulo
Méjico
() 5 ]() 15 20 25 30
mershausen (1989).
S. SASSEN 175
Cuadro 2. Indicadores de la importancia económica estimada de ciertas regiones
Región urbana Año Población Empleo Ingresos Gastos Medidas de la producción
públicos públicos
Brasil 3,6 del PIN
Sao Paulo 1970 8,6 - - - 48,0 del PIN
China 12,5 del producto industrial
Shangai 1980 1,2 - - - bruto
República Dominicana 70,00 de las transacciones
Santo Domingo 1981 24,0 - - - comerciales y bancarias
56,0 del crecimiento industrial
Ecuador
Guayaquil 1'' 13,0 - - - 30,0 del PIB
Haití
Total zonas urbanas 1976 24,2 15,6 - - 57,6 del ingreso nacional
Puerto Príncipe - 15,0 7,7 47,2 87,2lbl 38,7 del ingreso nacional
Otras regiones urbanas - 9,2 7,9 - - 18,9 del ingreso nacional
India
Total zonas urbanas 1970/71 19,9 17,7 1 1
" - - 38,9 del PIN
Kenya
Total zonas urbanas 1976 11,9 - - - 30,3 del ingreso
Nairobi - 5,2 - - - 20,0 del ingreso
Otras regiones urbanas - 6,7 - - - 10,3 del ingreso
Méjico
Total zonas urbanas 1970 60,0 - - 29,0ld) 79,7 del ingreso del hogar
Distrito Federal - 14,2 - - 33,6 del ingreso del hogar
Pakistán
Karachi 1974/75 6,1 - - - 43,0 del PIB
Perú
Lima 1980 28,0 - - - 43,0 del PIB
Filipinas
Manila 1970 12,0 - 45,0 - 25,0 del PIB
Tailandia
Bangkok 1972 10,9 14,0 1'1 - 30,5 !0 37,4 del PIB
Turquía
Total zonas urbanas 1981 47,0 42,0 - - 70,0 del PIB
Túnez 1975 16,0 17,2 - -
Fuentes: Friedrick Kahnert, «Improving Urban Employment: and Labor Productivity», Banco Mundial, Debate Paper n. 10 (mayo 1987).
s. SASSEN l 77
han ejercido en ellas una influencia tan masiva en el orden La reorganización de la industria financiera en los años 80
económico y social, que se plantea la posibilidad de un nue entrañó cambios fundamentales, en particular un menor gra
vo tipo de urbanización, de un nuevo tipo de ciudad . Para ca do de reglamentación, una mayor diversificación, una mayor
lificar este nuevo tipo de ciudad se ha incorporado en la teo competencia, la pérdida de mercado para los grandes bancos
ría del urbanismo el viejo concepto de Weltstadt que ha rea comerciales y un aumento masivo de los niveles de transac
parecido en el último decenio en la forma de la «ciudad-mun ciones internacionales. Esas tendencias se pusieron de mani
do» (Friedman y Wolf, 1992; véase también Hall, 1962) y el fiesto, si bien con un orden de magnitud distinto, hacia fina
nuevo concepto de «ciudad planetaria» (global city, *Sassen, les del decenio de 1980 en varias ciudades del mundo en vías
1984; 1991). Entre los ejemplos más importantes de los años de desarrollo, Sao Paulo, Bangkok, Taipei y México, D. F. Ha
80 se encuentran la ciudad de Nueva York, Londres, Tokyo, bida cuenta del tamaño de algunas ciudades, los efectos ur
París, Francfort, Amsterdam, Zurich, Los Angeles, Hong banos no fueron siempre tan evidentes como en el caso del
Kong, Singapur, Sao Paulo y Sydney. Ese análisis sugiere que centro de Londres o de Francfort. De todas maneras, se han
la formación de bloques regionales de comercio reforzará la venido produciendo los fenómenos de desreglamentación de
concentración de las funciones de planificación estratégica, los mercados financieros, el desarrollo de las finanzas, el de
coordinación y prestación de servicios especializados en las los servicios especializados y la integración en los mercados
grandes ciudades de las regiones de que se trate 30• Muchas mundiales, lo que seguirá ocurriendo a pesar de la desacele
de estas ciudades, especialmente las que son capitales de ración debida a la reciente crisis financiera.
país, pueden haber perdido funciones de más alta jerarquía
en aras de un nuevo sistema urbano internacional, pero asu Cada vez resulta más evidente que el tamaño no basta
mirán nuevas funciones en el plano regional 31. por sí sólo para explicar el grado de poder económico de una
ciudad en la economía mundial. En alguna de las ciudades
Observemos en las grandes ciudades la formación de más grandes del mundo no hay sedes de grandes empresas
una nueva economía urbana. Desde hace tiempo, esas ciuda o bancos mundiales 33• En cambio, ciudades tales como Lon
des han sido centro de comercio y finanzas. Lo que ha cam dres, París, Tokyo y otras tienen una concentración despro
biado a partir de finales de los 70 es la estructura de los sec porcionada de las sedes más importante en los sectores, de
tores comerciales y financieros, la magnitud de esos sectores servicios financieros, manufactureros, comerciales y servi
y su peso en la economía de esas ciudades 32• En el período cios al productor, por más que distan de contarse entre las
anterior, un número reducido de grandes empresas y unos ciudades1con mayor número de habitantes 34• En ellas se en
pocos bancos comerciales de gran envergadura dominaban cuentran muchas de las empresas transnacionales industria
un mercado que se caracterizaba por un alto grado de regla les a las que corresponde entre el 70 y 80% del comercio
mentación, una inflación baja y tasas de crecimiento mode mundial de las economías de mercado. Si observamos 10 de
radas pero viables. Estas condiciones cambiaron en razón de las ciudades más populosas del mundo, encontramos que en
la elevada inflación en los años 70, la crisis de la deuda del la mitad de éstas no existe sede alguna de estas sociedades,
Tercer mundo y el hecho de que las empresas prestatarias re mientras que, en las otras 5, el número va de 14 en Los An
currieran cada vez con mayor frecuencia al Euromercado. geles a 59 en la ciudad de Nueva York.
Hacia mediados de los 80, un gran número de empresas
constituía el centro de los sectores comerciales financieros y Por otra parte, el empleo de la concentración de sedes
correspondía a ellas la mayor parte del crecimiento del sec como un indicador necesita algunas aclaraciones. Un cierto
tor privado y un gran volumen de transacciones económicas. número de variables determinan la circunstancia de qué se
des se concentran en los grandes centros internacionales de
las finanzas y de los negocios. En primer lugar, depende de
cómo medimos o simplemente contamos las sedes. Con fre
"º Kunzmann y Wegener (1991); Rimmer (1986); Sassen (1991); Kowa cuencia, el tamaño de la sede constituye la medida funda
rick y otros (1991). mental desde el punto de vista del empleo e ingresos genera-
" Hall y Hay (1980); Masser y otros (1990); van de Berg y otros (1982);
Gardew y otros (1982); Carleial y Nabuco (1989); Santoso (1991); Smitb y Fea
ging (1987); Seiko (1987); Prigge (1991).
'" Sassen (1991); Thrift (1987); Machimura (1992); Stanback y Noyelle "Sassen (1991, capítulo 7).
(1982); Marshall y otros (1986); Seiko (1987); Teresaka y otros (1988). '' !bid.
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Cuadro 3. Dimensión de los mercados de ciertas bolsas (1990)
Valor del Obligaciones Sociedades Sociedades Firmas
Ciudades mercado (millones de cotizadas cotizadas miembros
Acciones dólares EU) nacionales extranjeras (n)
Nueva York 2.692.123 1.610.175 1.678 96 516
Tokyo 2.281.660 978.895 1.627 125 124
Reino Unido (Londres) 858.165 576.291 1.946 613 410
Francfort 341.030 645.382 389 354 214
París 304.388 481.073 443 226 44
Zurich 163.416 158.487 182 240 27
Toronto 241.925 - 1.127 66 71
Amsterdam 148.553 166.308 260 238 152
Milán 148.766 588.757 220 - 113
Australia 108.628 46.443 1.085 37 90
Hong Kong 83.279 656 284 15 686
Singapur 34.268 98.698 150 22 26
Taiwan 98.854 6.551 199 - 373
Corea 110.301 71.353 699 - 23
Fuentes: Tokyo Stock Exchange 1992 Fact Book (Tokyo, Dirección asuntos internacionales), Bolsa de Tokyo, abril 1992.
mercado mundial. Los gabinetes de abogados de los Estados sostienen Hall (1966) y Friedman y Wolff (1982), estas ciuda
Unidos y el Reino Unido en Nueva York y Londres mantienen des están relacionadas entre sí de forma sistemática y clara.
estrechos vínculos con las instituciones financieras de esas Por ejemplo la interacción entre Nueva York, Londres y To
ciudades, lo que les da una ventaja en la competencia con kyo, en cuanto a las finanzas y la inversión, indica particu
otros empresas (Noyelle y Dutka, 1988; Thrift, 1987; Leyson, larmente la posibilidad de que constituyan un sistema. No se
Daniels y Thrift, 1987); con el tiempo, acaban trabajando trata simplemente de que estas ciudades compitan entre sí
para empresas de diversos países en el extranjero 38• En los por el mismo negocio; hay un sistema económico que se basa
grandes centros comerciales prosperan pequeñas empresas en los tres tipos distintos de emplazamiento que estas ciuda
independientes en razón de la subcontratación que reciben des representan. La descentralización de sus industrias más
de empresas mayores y de la multiplicidad de mercados es importantes en los planos internos e internacional ha perju
pecializados 39. dicado a ciudades tales como Detroit, Liverpool, Manchester,
Marsella, las ciudades del Ruhr y ahora, cada vez más, a Na
Una de las cuestiones que se plantean se refiere a los goya y Osaka, Según la hipótesis desarrollada en otro traba
efectos de la mundialización de las grandes industrias sobre jo (Sassen, 1991), este proceso de descentralización ha con
los sistemas urbanos nacionales, desde la fabricación de au tribuido al crecimiento de las industrias de servicios que pro
tomóviles hasta las finanzas. Con escasas excepciones (Wal ducen los recursos especializados necesarios para organizar
ter, 1985; Chase-Dunn, 1985), en los estudios de los sistemas procesos de producción dispersos y mercados mundiales de
urbanos se parte del supuesto de que la unidad de análisis es medios de producción y productos. Estos servicios especiali
el Estado-nación y que los sistemas urbanos tienen el mismo zados {servicios jurídicos y contables internacionales, consul-
alcance que los Estados-nac10nes. Sm embargo existen casos torías de administración, servicios financieros) estan muy
en que un Estado-nación puede abarcar varios sistemas ur concentrados en los centros comerciales y financieros, más
banos y, a la inversa, otros sistemas urbanos pueden abarcar que en ciudades industriales.
más de un Estado-nación. El caso descrito por Hall (1966), en
su importante estudio denominado The World Cities, no al Es preciso que conozcamos la forma en que, a nivel na
canza a explicar íntegramente las transacciones que vinculan cional, estos acontecimientos modifican las relaciones entre
ciudades internacionales. Además de las funciones de centro las ciudades planetarias y las que fueron en su momento los
que desempeñan esas ciudades en el plano mundial, como principales centros industriales de sus países. Hay que pre
guntarse si la mundialización conlleva relaciones triangula
res de manera que la suerte de Detroit, por ejemplo, depen
de de Nueva York en un grado que no se daba cuando esta
'"Noyelle y Dutka (1988); Thrift (1987); Leyson, Daniels y Thrift (1987). ciudad era el principal centro industrial en la fabricación de
'"Parkinson y otros (1989); Sassen (1991); Stanback y Noyelle (1982); automóviles y constituía una industria exclusivamente esta
véase también Lash y Urry (1987). dounidense, tanto desde el punto de vista de la concentración
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geográfica como del de la propiedad. En caso afirmativo, componentes de la estructura económica y social de una gran
cabe preguntarse además en qué forma esa circunstancia ciudad? Después de todo, las grandes ciudades son entidades
modifica la relación entre grandes ciudades tales como Chi complejas que contienen una gran diversidad de procesos
cago, Osaka o Manchester, en su momento grandes centros económicos y sociales.
industriales del mundo, y la de los mercados nacionales y
mundiales en general, perdiendo también estas ciudades te ¿Cuáles son las consecuencias de esa evolución para las
rreno en su función de, por ejemplo, centros financieros. condiciones socio-económicas generales de los ciudadanos?
Tanto Chicago como Osaka eran y siguen siendo importantes La fabricación en serie de productos estandard, mientras fue
centros financieros 40• ¿Han perdido terreno en esas funcio la actividad predominante de los países desarrollados y la de
nes como resultado de su menor importancia en los merca países en vías de desarrollo como Argentina y Chile, contri
dos industriales del mundo? ¿O han experimentado una buyó a la expansión de la clase media. La sindicalización y la
transformación paralela hacia el fortalecimiento de las fun importancia central del consumo doméstico para el creci
ciones de servicios? Los datos correspondientes a ambas ciu miento industrial facilitaron el aumento de los salarios reales
dades indican que su participación en los mercados financie de grandes sectores de la fuerza de trabajo. Sabemos mucho
ros es menor (Sassen, 1991, capítulo 7). ¿Cómo les ha ido a menos acerca de lo que ocurre en una economía dominada
los centros industriales de Europa? ¿Ha cambiado la relación por los servicios y menos todavía acerca de una economía ur
entre los que en su momento fueron los principales centros bana dominada por un complejo de industrias de servicios
industriales y los mercados nacionales de otras grandes ciu orientadas hacia los mercados transnacionales 42•
dades? Una ciudad como Chicago constituía y sigue constitu Las investigaciones recientes muestran un grave aumen
yendo el centro de un masivo complejo agroindustrial, una to de las desigualdades socio-económicas y espaciales dentro
vasta economía regional. ¿En qué forma ha afectado a Chi de las grandes ciudades del mundo desarrollado 43. Según una
cago el declive de su sistema económico regional? El nuevo corriente teórica, ello representa una transformación en la
crecimiento de los servicios de productos y los servicios fi geografía del centro y de la periferia, y no simplemente un
nancieros, ¿qué ha entrañado para los distintos niveles de la aumento cuantitativo del grado de desigualdad. Se trata de
jerarquía urbana nacional? ¿Y en qué medida ha modificado un indicio de que tienen lugar procesos de periferializacióh
la descentralización de las manufacturas la base económica en zonas que antes se consideraban «centrales», ya sea en
de las ciudades más pequeñas en la jerarquía urbana nacio los planos mundial, regional o urbano y, junto con la agudi
nal? La descentralización de las fábricas, las oficinas y los zación de los proceso de periferialización, este centralismo se
servicios, junto con la ampliación de las funciones centrales, ha hecho también más evidente en los tres planos.
como consecuencia de la necesidad de administrar esa orga
nización descentralizada de las empresas, bien puede haber En los países desarrollados están surgiendo tres pautas
creado condiciones que contribuyan al crecimiento de sub claras en las grandes ciudades y sus regiones. En los años 80
centros regionales, versiones en menor escala de lo que Nue se registra un aumento del número de empresas por km2 en
va York, Londres, París, F rancfort, Tokyo, Sydney o Sao Pau el centro urbano tradicional, asociada con el crecimiento de
lo hacen a escala nac10nal y mundlal11 los sectorns más importantiis y dii las ind1Jstrias sec1Jndarias
Se registró también este tipo de crecimiento en algunas de las
.
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de trabajo y la necesidad de edificios inteligentes deberán en ro que las concentraciones de infraestructura construida que
parte y necesariamente tener lugar fuera del centro antiguo. hacen posible la transmisión. Revisten también mayor im
El complejo de La Defense constituye, naturalmente, el caso portancia los productos de información que los trabajadores
más extremo de lo que hemos venido diciendo, un ejemplo que los producen, desde los especialistas hasta los secreta
explícito de política y planificación públicas. Sin embargo, en rios, y tiene más importancia la nueva cultura, incluidas las
los Docklands de Londres se encuentra otra variante de esa culturas de las empresas transnacionales, que la multiplici
ampliación del «centro» en tierras antes periféricas. La vas dad de entornos culturales de los emigrantes que cambian de
ta y poco usada zona portuaria de Londres, conocida como territorio, dentro de los cuales se dan muchos de los «otros»
los Docklands, fue escenario de un costoso y avanzado pro puestos de trabajo de la economía mundial de la información.
yecto de urbanización que obedecía al propósito de atender
el rápido aumento de la demanda de espacio de oficinas en El efecto general de todo ello es una pérdida de los lími
el centro. En los años 80 se emprendieron en varias ciudades tes geográficos de importantes componentes de la economía
importantes de Europa, América del norte y el Japón proyec de la información, quedando fuera del ámbito de la mundia
tos similares de recentralización de zonas periféricas. lización toda una gama de actividades y tipos de trabajado
res que forman parte integrante de ella en la misma medida
Lo que antes era zona suburbana, perímetro urbano o que las finanzas internacionales. Al desalojar esas activida
periferia urbana se ha convertido ahora en emplazamiento de des y esos trabajadores, se excluye la diversidad de contex
un intenso desarrollo comercial. Pero ello no significa que ya tos culturales dentro de los cuales existen, diversidad tan
no exista periferia. La condición de periferia se encuentra en presente en los procesos de mundialización como en la nue
diferentes ámbitos geográficos según la dinámica económica va cultura de las empresas transnacionales y su nueva cultu
que prevalezca en distintos contextos de espacio y tiempo. ra, como también, por ejemplo, las economías y las culturas
Observamos nuevas formas de periferialización en el centro de trabajo de los inmigrantes que se ponen de manifiesto
de grandes ciudades de países desarrollados. A poca distan abiertamente en nuestras grandes ciudades 52•
cia de algunos de los terrenos comerciales más caros del
mundo, se encuentran «guetos urbanos» no sólo en los Esta Por lo general pensamos en las finanzas y en los servi
dos Unidos y en las grandes ciudades europeas, sino también cios especializados como cuestión más de pericia que de pro
en Tokyo 50. Además, podemos ver la periferialización en el ducción. Los servicios comerciales de alto nivel, desde la con
centro también desde el punto de vista de la organización 51• tabilidad hasta la adopción de decisiones, no se analizan por
Desde hace mucho tiempo se habla de la fragmentación de los lo general desde el punto de vista de su producción. Así, no
mercados de trabajo. Sin embargo, el deterioro de éstos, el se ha prestado suficiente atención a los distintos tipos de
declive de la industria manufacturera y la desvalorización del puestos de trabajo, desde los de alta remuneración hasta los
trabajo no especializado en las principales industrias que hoy de baja remuneración, que participan en la producción de
observamos en esas ciudades van más allá de la fragmenta esos servicios. De hecho, la preparación de instrumentos fi-
ción y constituyen de hecho un caso de periferialización.
Tal vez vale la pena señalar que lo que cabría calificar de
tónica dominante en la mundialización económica es la epo 52 ¿Cómo se inscribe la mundialización en el espacio construido? La
peya del desalojo (Sassen, 1991). Los conceptos fundamenta respuesta habitual consiste en que lo hace en los espacios de la nueva cul
les en este contexto (internacionalización, economía de la in tura de las empresas transnacionales. Al volver a introducir el concepto de
formación y telemáticas) sugieren que el lugar ya no impor lugar teniendo en cuenta el «otro» heterogéneo, queda claro que hay com
petencia para el espacio de la cultura de la empresa transnacional. Las to
ta. En la descripción predominante tiene más importancia la rres de las grandes empresas que ejemplifican esa cultura están también
capacidad de transmisión de información en el mundo ente- ocupadas por ejércitos de trabajadores de oficina con salarios bajos, en su
mayor parte mujeres, y en muchos casos inmigrantes de color. Durante la
noche, una fuerza de trabajo totalmente distinta se instala en las torres, in
cluidas las oficinas de los presidentes y directores, e inscriben en esos espa
cios una variedad de culturas distintas de la de la empresa. Cabe pregun
5
° Kupi (1981); Nakabayashi (1987); Komori (1983). tarse si, de tener en cuenta estas formas de ocupación, no habría que rede
"Sassen-Koob (1987); Wilson (1988); Brosnan y Wilkinson (1987); Sus finir la arquitectura de las grandes empresas (véase Sennet, 1992). En tér
ser (1982); Vieillard Baron (1991); Nakabayashi (1987); Portes y Sassen minos más generales, esta descripción deja en claro en cuántos lugares la in
Koob (1987) ternacionalización se inscribe en el espacio urbano.
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