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Bookchin, Murray: “Ecología de la libertad”

Dos imágenes de la tecnología:


Por un lado, las promesas de innovaciones técnicas nos excitan y por otro nos desencantan con sus
resultados.
1ra. Guerra Mundial: uso masivo de nuevo armamento tecnológico para matar y sin embargo no
acabó con el mito técnico.
En los 60 mostraron un prejuicio antitécnico. Duelo entre las tecno “altas” o “duras” (asociadas a
combustibles fósiles y nucleares) y las tecno “apropiadas” o “suaves” (energía solar, eólica, alimento
orgánico, industrias artesanales)
La tecno “apropiada” se hace más atractiva por el miedo de que nos estemos comprometiendo con
sistemas destructivos de producción en masa y con problemas mundiales de contaminación
ambiental. La humanidad ahora se siente víctima y no beneficiaria. Ambivalencia ética. La mente
moderna ha sido educada para identificar a la sofisticación técnica con una buena vida que culmina
en la libertad del hombre. Para Aristóteles vivir bien implicaba una vida ética de compromiso con la
polis y sus instituciones.
Para la mente moderna el juicio del valor de una técnica es operativo: se basa en eficiencia,
habilidad y costo. Técnica en sentido instrumental. El eje pasa del sujeto al objeto, del creador a lo
creado y lo que cuenta es la eficiencia. La objetivización de la subjetividad es el sine qua non de la
producción en masa. Para la mente clásica, la técnica existía en un contexto social y ético, se
indagaba cómo y también por qué se producía un valor de uso (imagen de la techné, que incluye
vivir una vida ética de acuerdo a un principio originador y ordenador concebido como potencias, no
es sólo materias primas, comprende también al productor, maestro artesano).

La producción industrial moderna es mera técnica en el sentido instrumental del término y sus
objetivos están ligados a la producción ilimitada. “Vivir bien” es considerado un consumo sin límites
dentro del marco del provecho propio, no-ético y privado. No incluye al productor y a sus patrones
éticos, sino al producto y sus constituyentes. El eje pasa del sujeto al objeto, del productor al
producto. La subjetividad del productor se ve atrofiada.
La técnica no existe en el vacío ni tiene vida autónoma. La techné era concebida holísticamente
como un ecosistema. La sociedad ha pasado a lo inorgánico en términos de su tejido social porque
la tecno es más inorgánica.

Sociedad moderna es más consciente de sí misma como un mundo basado en el trabajo. Es una
actividad abstracta, externa a la vida real, ajena a la satisfacción humana. Retribuciones son vistas
como incentivos para la sumisión. Marx cae en una trampa, que reside en la abstracción que le
atribuye al proceso laboral, tiende a mistificarlo como una precondición para la “libertad” y no para la
sumisión. Le da al proceso laboral autonomía y carácter ahistórico, como un proceso estrictamente
técnico. El trabajo inconsciente es el producto calculado y deliberado de la subordinación y el control.
Interpretación técnica del trabajo (marxismo).Marx cree que se deben sacar de la naturaleza los
“valores de uso”, liberarlos de un largo sueño.

Los conceptos generados por la imaginación humana en la actividad productiva nunca son
socialmente neutrales, ni son formulados en términos puramente técnicos.
La imaginación técnica es vulnerable al propio lenguaje de la imaginación misma.Para Marx, el
proceso laboral y la invención cerebral que lo guía son esencialmente técnicos. Movimiento
romántico la producción debía ser un proceso simbiótico, no antagónico. Relación entre trabajo y
naturaleza basada en la armonía, la fertilidad, la creatividad. La realidad percibida implica una
epistemología de la dominación, o liberación, que no se puede reducir a bases técnicas. Los diseños
de producción no son social ni éticamente neutrales. La materia concuerda con una interpretación
cuantitativa de la realidad, admite ser fragmentada, media y contada. Es el sustrato de la realidad.
Posee realidad, pero no subjetividad. Es la antítesis del espíritu.

Para Bookchin, el trabajo abstracto sólo puede producir materia abstracta, totalmente desprovista de
los elementos y formas materiales que hacen del producto un valor de uso. Marx y los economistas
del momento no advirtieron que la materia abstracta, como el trabajo abstracto, es una negación de
los rasgos utópicos de la materia y el trabajo concretos. El trabajo abstracto hace intercambiable la
actividad humana, la rotación de tareas industriales, la manipulación y reducción de la jornada
laboral.

La imaginación técnica de la sociedad orgánica lejos de ser puramente utilitaria mostraba una
síntesis de actividad creativa. El proceso laboral fluía entre el productor con sus materiales. El
proceso laboral no era un acto de fabricación sino de procreación. El trabajo era así una revelación
además de una realización.

Marx habla de la apropiación que el trabajador hace de las producciones de la naturaleza en una
forma que se adapte a sus propios requerimientos. Distinción entre la sociedad, la humanidad y las
“necesidades” por un lado y la naturaleza, el mundo vivo no humano y los fines ecológicos por otro.
Se produce un matrimonio entre ambas partes que no disuelve la identidad de las partes en una
unidad etérea. Sería como si el trabajo fuese un principio causal inherente a la materia en gestación,
no una fuerza externa a esta, es uno de los productos de la naturaleza. El trabajo se distinguía por
su capacidad para descubrir la “voz” de la sustancia. Sólo más tarde habría de bifurcarse en una
tiranía del sujeto sobre el objeto.
La ciencia ha presupuesto que la naturaleza es ordenada y que este orden es posible de
interpretación racional por parte de la mente humana. La ciencia prosperó en esta mentira. Nuestra
imagen de la técnica no puede omitir la naturaleza. Nosotros también ocupamos el mismo mundo
que hemos tratado de mecanizar.

La matriz social de la tecnología


Es grave que en nuestra vida cotidiana no podamos distinguir lo social de lo técnico. Carecemos de
una noción de la matriz social en la que todas las técnicas deben estar insertadas, del significado
social que debería revestir a la tecnología. La técnica plantea ahora la necesidad de devolverla a las
formas orgánicas de vida social y de subjetividad humana. Una preocupación por el tamaño de la
técnica desvía nuestra atención del más importante problema de la técnica: sus vínculos con los
ideales y las estructuras sociales de la libertad. La opción entre una técnica libertaria y una
autoritaria.
Las burocracias religiosas fueron las primeras “máquinas” que hicieron posible a la megamáquina,
que la movilizaron y condujeron sus energías hacia fines autoritarios. Su mayor logro fue la
efectividad con que redujeron sus sujetos animados a objetos inanimados.
Una tecnología liberatoria presupone instituciones liberatorias. Hablar de herramientas inofensivas
sin desafiar radicalmente a las tecnologías políticas, las herramientas de los medios masivos y las
complejidades burocráticas, es traicionar su revolucionariedad como un reto a la estructura social
vigente.
Las sociedades primitivas tendían a elaborar la técnica con mucha prudencia y procurando integrarla
a las instituciones sociales existentes, resulta más adaptativa que innovadora. La innovación técnica
dejó vastos aspectos de la vida social sin tocar, se conservan rasgos de los rituales de la vida social.

La técnica no da cuenta de las diferencias institucionales entre una federación democrática y un


imperio despótico. Se dan diferencias en cuanto a la organización política. La idea de construir
aparatos más grandes no parece haber pasado por la cabeza de los romanos, pero sí hubo
innovación. No en los instrumentos de producción, sino en los de administración. La técnica de
administración habría de adquirir un carácter industrial. La fábrica primitiva no introdujo otra novedad
que la abstracción, la racionalización y la objetivización del trabajo y su corporización en los seres
humanos. No se agregó ninguna máquina, pero sí la técnica nueva de la supervisión, introducción
del miedo y la inseguridad. Tornó a los individuos autónomos en productos totalmente administrados
y le dio a los productos una autonomía que los hizo parecer personas.
El logro técnico más importante de la fábrica se dio en la técnica de administración estado-nación

El factor ideológico más importante que fomentó el desarrollo del capitalismo fue el cristianismo,
énfasis en la individualización, rol redentor del trabajo. Énfasis en el ego personal reforzado por la
obsesión cristiana sobre el trabajo.

El capitalismo industrial encontró un lugar perfecto entre el concepto burgués de ciudadanía y el


concepto cristiano. El ego libre, desprovisto de todo lazo comunal se convirtió en si ideal de
individualidad y personalidadnueva imagen del empresario.

Cuando la techné fue puesta en oposición a la comunidad, la palabra comenzó a perder sus
originales connotaciones éticas y se volvió puramente instrumental. Los límites que habían contenido
a la técnica en una matriz societaria desaparecieron, y por primera vez en la historia, la técnica pudo
seguir su desarrollo sin otras reglas que las del mercado.
Se produce una bifurcación de Estado y sociedad, poder político central y comunidad, crucial para
entender la relación entre tecno y libertad. Se mantienen los valores de la familia, las costumbres
compartidas.
Desarrollo de un sentido de elaboración que marcó la adaptación de lo nuevo a las condiciones
sociales de lo viejo. La técnica en sí tendía a seguir una antigua tradición de amoldamiento a un
ecosistema local, de una adaptación sensible a los recursos locales y su capacidad exclusiva de
preservar la vida. Carácter cooperativo del trabajo medieval. Técnica enclavada en una matriz social
comunal. Adaptación sensible a los recursos locales, capacidad de preservar la vida.

El capitalismo moderno pudo subvertir esta antigua integración técnica. Subvirtió la integridad de la
comunidad humana. Las relaciones de mercado reemplazaron a la familia expandida. La comunidad
empezó a desaparecer. O se usa la técnica para reforzar las tendencias sociales que vuelven
tecnocrática y autoritaria la asociación humana, o se debe crear una sociedad libertaria que pueda
absorber a la técnica en una red de relaciones humanas y ecológicas emancipatorias. Una creación
técnica pequeña o suave no pude trasformar la sociedad autoritaria en una sociedad ecológica.
(contraponer con Mumford).

El capitalismo ha corrompido a la clásica noción de “vivir bien”, fomentando un temor irracional por la
carestía material. Hace más difícil identificar la libertad con la autonomía antes que con la
abundancia. Al establecer criterios cuantitativos para la buena vida, se ha disuelto las implicaciones
éticas del límite.
La responsabilidad crucial de la eco social es desmitificar la tradición de una “naturaleza tacaña”, así
como la imagen de alta tecno como un mal irremediable. Se debe probar que esta abundancia puede
ser accesible a todos pero no debería serlo para ninguno. La tecno “alta” debe agotar su pretensión
de ser el símbolo del progreso social y el bienestar humano.
Idea de que la libertad es una cuestión temporal, se es libre cuando no se está trabajando. “Tiempo
libre” es todavía visto como inactividad por un lado, y como plenitud material por el otro. La libertad
sigue siendo vista como libertad del trabajo, y no para trabajar. Antes la libertad existía para la
actividad y no era una libertad de la actividad.
El primer paso para adquirir una identidad ecológica sería diseñar nuestras “esculturas” como parte
de grupos, ecosistemas técnicos que se interpenetran con los ecosistemas naturales, cada
componente forma una constitutiva parte del todo. Se debe crear una imaginación técnica que
permita pensar ecológicamente.

La imaginación técnica no debe ver a la materia como una sustancia pasiva sino como una sustancia
activa que se está desarrollando continuamente. Sólo así se comenzará a obtener una tecnología
liberatoria.

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