AREZO PIRIZ, E.
—
2.2 Distinción de !os conceptos de "bien" y de "cosa" con especial referencia al
estudio de la Propiedad Incorporal
1 . La revolución
tecnológica a !a que asistimos
y que ha cobrado particular desarrollo e importan
cia en la segunda mitad de este siglo ha obligado al
estudioso del derecho a replantearse milenarios
problemas que ocuparon a la dogmática jurídica
desde el derecho romano clásico hasta nuestros
días, a la vez que, profundizar en su anáhsis de ma
nera que los fundamentos esenciales del derecho
civil, cimiento estructural de toda expresión jurídi
ca, puedan enfrentar el ajuste que la referida revo
lución tecnológica, hace impostergable.
2. El
problema ha sido advertido particular
mente a partir del desarrollo de la computación, y
de técnicas que se apoyan en un creciente desenvol
vimiento de este invalorable recurso de la inteligen
cia humana. Ya lo hacía notar don Antonio-Enri
que PÉREZ LUÑO al prologar la obra de Vittorio
Frosini que "la ciencia y la tecnología han mante
nido en los últimos años un ritmo de crecimiento
exponencial, que no ha tenido siempre puntual
reflejo en la evolución de la conciencia ética de la
humanidad". (1)
3. Los códigos civiles del siglo XIX inspirados,
básica pero no exclusivamente en el Código Napo
león de 1804, en particular los latinoamericanos, se
alimentaron de la vieja concepción romana de las
cosas, los bienes y el derecho real de propiedad. Es
así, que no puede sorprender hoy, que los textos le
gales, secularmente intangibles, reflejen un estado
de pensamiento, cultural en general, y jurídico en
particular, superado largamente por la moderna
dogmática del derecho.
4. En el Código Civil Oriental se recoge la asi
milación legal de los "bienes" y de las "cosas".
Asi, el artículo 460 con el que se abre el Libro II
"De ios bienes y del dominio o propiedad" dispo
ne: "Bajo la denominación de "bienes" o de "co
sas" se comprende todo lo que tiene "una medida
de valor y puede ser objeto de propiedad". Trata
remos de formular nuestras reflexiones acerca de
dicha asimilación y de la necesidad de una neta di
ferenciación, la que entendemos, constituye sin
duda, un presupuesto importante en el estudio de
la estructura, fundamento y naturaleza jurídica de
la propiedad intelectual.
5. Es así que se establece que, a fin de romper
dicha absorción conceptual entre bien y cosa, en
estricto sentido jurídico, las cosas son las entidades
susceptibles de ser objeto o materia de una relación
/1^ T7Tjr\CTWT Vittr,rií^ Cihornótinn /iororhrt
Distinción. Rev. A.E.U. 72
(1-6): 61-66, 1986
por el Esc. Dr. Enrique Arezo Píriz
de derecho. No obstante, la doctrina civilista mo
derna no es pacífica en lo que respecta al alcance
que debe darse al concepto de cosa. Así, para algu
nos, "cosa", en sentido amplio, es toda realidad
corpórea o incorpórea que puede ser materia de
una relación jurídica cualquiera. Para estos auto
res que se afihan a una concepción amplia del con
cepto de cosa se incluyen no sólo las cosas de la na
turaleza o del mundo exterior, sino también, los
actos humanos, tales como, servicios, prestacio
nes, etc. Para otros, por el contrario, se orientan
hacia un concepto restringido de cosa y lo circuns
criben a los objetos materiales o de la naturaleza
exterior, esto es, todo aquello que puede ser objeto
o materia de los derechos reales excluyendo todo
otro objeto de derecho.
6. Estimamos, por lo dicho, necesario indagar
procurando establecer un distingo nítido entre dos
figuras igualmente imprecisas: la de "cosa" y la de
"bien" y es por ello que debemos, necesariamente,
tranátar por posiciones intermedias o eclécticas re
conociendo la categoría de cosa a las incorporales
tales como, a simple vía de ejemplo y en lo que a la
finahdad de este trabajo se refiere, la propiedad in
telectual eindustrial, es decir, la propiedad que re
cae sobre las obras del talento y de la inteligencia,
también reconocida como propiedad literaria o ar
tística, así como la que engloba a las patentes, mar
cas, modelos.
7. Es así que "cosa" es toda entidad, material o
inmaterial, que tenga una existencia autónoma y
pueda ser sometida al poder de las personas como
medio para satisfacer una utilidad, general pero no
exclusivamente económica. Sin embargo, no se de
be circunscribir ei concepto jurídico de cosa a las
entidades que buscan satisfacer necesidades econó
micas, ya que ello conduciría a una concepción
materiahsta de la cosa, recogida por otros códigos
civiles, pero que no se adecúa a la tradición civiüs-
ta vernácula y no resultan de provecho para estruc
turar una revisión integral de esta delicada mate
ria.
8. La trascendencia del tema no fue desconoci
da por la doctrina civihsta romana. En las "Insti
tuciones" de GAYO y de JUSTINIANO, que son
las obras romanas que presentan mayor orden sis
temático, dividen la exposición de todo el derecho
privado en dos partes, según que "ad personas per-
tinet vel ad res". La tercera contempla las "ac-
v QnfioHnH N4aHriH Tí^rnns 1 QR7.. náff. 12.
DOCTRINA
tienes". En consecuencia, personas y cosas: sujeto
y objeto. En la primera parte, se expone el régimen
jurídico de las personas en relación a los "status li-
bertatis, civitatis, famiUa^' (Libro I); en conexión
con la adquisición de la "potestas" de las personas
libres se trata de la "conventio in manum" por
efecto del matrimonio, así como de la adopción y
finalmente de la tutela. En la segunda parte, que
comprende los Libros II y III, son tratadas todas
las relaciones relativas a las "res" y a los modos
generales y especiales por los que las mismas rela
ciones se pueden constituir; en relación precisa
mente, a tales modos de adquisición se trata de las
obligaciones y de las sucesiones.
9. No se puede reprochar a los juristas roma
nos, anota BIONDI, esta sistemática verdadera
mente rudimentaria ya que, para los romanos, el
arte de la sistemática no tenía la importancia que
ha tomado modernamente. P)
10. En la Pandectística se alude a los "bienes" o
"cosas" en la parte general que trata, precisamen
te, de las personas, de las cosas y de los modos en
general por los que se pueden constituir las rela
ciones jurídicas sobre las cosas, las cuales son con
sideradas como objetos genéricos de relaciones
jurídicas, de la misma manera que las personas son
tratadas en su situación jurídica independiente
mente de las relaciones que pueden constituir.
11. El círculo jurídico de las cosas, en sentido
jurídico sigue enseñando BIONDI experimen
— —
ta un progresivo proceso de ampliación, que no
está destinado a cerrarse en relación al desenvolvi
miento social y jurídico. La noción de "cosa" par
te del concepto de entidad perceptible por nuestros
sentidos. La mentalidad primitiva no va más allá
de la percepción material.
no existe una categoría genéri
12. En principio,
ca de cosas, sino tan solo singulares y determina
das cosas; se habla de "corpora", antes que de
"res" para indicar, precisamente, la materiahdad.
"Corpus" es latangible. Precisamente, por
cosa
que las cosas constituyen el núcleo
materiales
central de la categoría entonces el más importante,
los romanos asientan el tratado de las "res" sobre
la base del dominio y de los derechos reales y aún
hoy, por la fuerza de la tradición, tratados y códi
gos civiles modernos, como es el caso del Código
Civil uruguayo, que omiten una sistemática en la
parte general, tratan de las cosas casi como premi
sa a la disciplina de la propiedad y de los derechos
reales conceptuados como "iura in re aliena"
(Libro II).
13. Este proceso histórico de ampliación de la
noción de "res" va unido al de "pecunia". Pero,
mientras las "res corporales" constituían una cate
goría cerrada y su noción ha llegado a nuestros
(2) BIONDL Biondo. ¿05 bienes. Traducción de la 2" ed. italiana por Antonio de la Esperanza Martínez-Radio. Barcelona, Edit.
-h
Bosch, IQ6I-
1961, pág. 16.
náe. !6.
(3) BIONDL op. cit., pág. 26
69
días, el concepto de las "res incorporales" aún
participando de una unidad genética en la noción,
es una categoría abierta, que se desarrolla conti
nuamente en conexión con el desenvolvimiento de
la economía y de las relaciones jurídicas. De las
"res incorporales" los romanos dicen que se trata
de cosas que pueden percibirse no por nuestros
sentidos, sino por nuestra inteligencia ("quae tangí
non possunt") pero son tales los derechos. Otras
entidades, asimismo inmateriales, no estaban com
prendidas en la noción de "res", especialmente
porque los romanos no creen poder encuadrar en
los esquemas tradicionales aquellas nuevas entida
des que se van presentando.
14. En la sucesiva evolución del derecho occi
dental la tradición entra en conflicto con las dis-
cipHnas científicas. Así, por ejemplo, el Código
Civil alemán limita la noción de cosa a las cosas
materiales. Sin embargo, este criterio ha sido criti
cado por arbitrario pues limita la noción de cosa al
ámbito de la propiedad y de los derechos reales lle
gando a la conclusión de que ios otros derechos no
tienen a las cosas como objeto. Es así que la pros
pección se ha dirigido a considerar "cosas" los ob
jetos corporales u otras entidades naturales suscep
tibles de apropiación y utilización.
15. La palabra "cosas" en el léxico jurídico.
moderno es de uso variado y general y describe
muchas enunciaciones jurídicas. Así, se habla de
cosa como objeto de ciencia. Cada ciencia estudia
determinadas cosas, admitiéndolas en sentido
técnico y particular, aislándolas de todas las
demás. En el campo jurídico, "cosa" es todo
aquello que constituye o puede constituir objeto de
disciphna jurídica, constituyendo por esto la sus
tancia misma del derecho y de la correspondiente
ciencia. Ello no quiere decir, por ejemplo, que el
homicidio, la compraventa o el matrimonio sean
cosas, pero en el sentido a que se hace referencia lo
son en cuanto constituyen objeto de régimen jurí
dico. Es así que "cosa" se identifica con institu
ción jurídica, lo que supone un contenido extrema
damente variable,
16. En un sentido más específico las cosas
pueden ser entendidas como objetos de relaciones
jurídicas y es en este campo donde la parquedad de
los textos positivos y su utilización en forma va
riada impiden conclusiones unívocas. La noción de
cosa no ha inquietado mayormente a la tendencia
especulativa y abstracta de la moderna dogmática
al extremo de que algunos han llegado a negar la
juridicidad del concepto de "cosa" o han dado un
concepto abstracto o inconsistente, filosófico al
fin, que muy poco contribuye a depurar el concep
to.
17. Examinando la cuestión desde el punto de
vista de la legislación positiva, anota Biondi que

70
"cosa" cualquier entidad, material o inmaterial
es
que jurídicamente relevante, esto es, que sea
sea
tomada en consideración por la ley en cuanto cons
tituye o puede constituir objeto de relaciones
jurídicas.*-' En fin, "cosa" es la referencia objeti
va del derecho subjetivo. Sin embargo, esta apro
ximación no es la absoluta que ha llevado a identi
ficar bien con cosa. Debe quedar claro que lo que
se procura establecer es la distinción entre ambos
conceptos y determinar ios elementos constitutivos
de la noción jurídica de cosa que por su universali
dad y persistencia en el pensamiento de los autores
puede estimarse de recibo.
18. La vacilación de la doctrina universal
torno a los conceptos de cosa y de bien
manifies se
ta también en la doctrina francesa para la que los
bienes implican una expresión patrimonial: es todo
lo que tiene un valor estimable. Sin embargo, la
noción de bien es ambigua porque inciden elemen
tos económicos y físicos. Hace notar Alain PIE-
DELIEVRE que la mayoría de las cosas del mundo
exterior son apropiadas y por eso son bienes. W Pe
ro esto no siempre es verdad. Hay cosas que no son
bienes (aire, agua oceánica, luz solar, etc.). De en
tonces, según este autor, cosa y bien no son sinóni
mos y para calificar los bienes debe estarse a las co
sas apropiables que permiten a una persona extraer
una utihdad cualquiera. Desde el punto de vista
económico, el bien es, entonces, una cosa apropia
da; la apropiación permite a la persona extraerle
utilidad. En esta línea de pensamiento, en princi
pio, toda cosa puede devenir en bien por su inser
ción en el patrimonio de una persona.
19. El problema de la inserción en el patrimonio
de una persona está vinculado a la noción de valor.
Pero, en reahdad, es el derecho sobre la cosa lo fun
damental y como destaca muy bien PIEDELIEVRE
lo único que es susceptible de ser incorporado en el
patrimonio es el derecho. Así, pues, todos los bienes
no son sino los derechos. ('' MARCADÉ no admite
que sean sinónimos bien y cosa. La cosa sería el
género, el bien la especie. La cosa no puede resul
tar importante sino con relación a su utilidad para
la persona de ahí que al derecho no le interesa el es
tudio de la "cosa" en sí misma, visto bajo esta
óptica, sino bajo la relación que la somete al hom
bre. (*' El hombre mismo, en los sistemas o en los
ordenamientos jurídicos que admitían la esclavi
tud, puede ser considerado como un "bien".*'^
20. Existe un punto que ha sido poco examina
do que es el de la relación misma entre el aspecto
jurídico de bien y su soporte corporal: la cosa. Sin
duda que es necesario considerar la intervención
(4) PIEDELIEVRE, Alain. Droit des biens. París, 1977, pág.
(5) PIEDELIEVRE. op. cit., pág. 18.
(6) MARCADÉ. Explication du Code Napoleón, t.II, n" 338.
(7) PIEDELIEVRE. op. cit., pág. 24.
(8) ALBALADEJO, Manuel. Instituciones de derecho civil,
REVISTA DE LA A.E.U.
-
T.72 (1-6), 1986
del Estado que permite esta relación en interés del
individuo lo que nos enfrenta a un problema muy
en la crea
vasto, como es el rol del poder público
ción y en el mantenimiento de los derechos subjeti
vos.
21. Sin duda, ha contribuido a la confusión en
este campo, la circunstancia de que ciertos bienes
carecen, en su base, de un soporte corporal. De ahí
lavieja distinción entre "bienes" corporales e in
corporales, de la materialidad y de la inmateriali
dad, en suma.
22. Siguiendo otro derrotero para encarar la so
lución de esta intrincada materia o cuestión acerca
del distingo entre "cosa" y "bien", se puede re-
en
curriii entendemos con provecho, al estudio del ob
jeto del derecho subjetivo, es decir, como enseña
ALBALADEJO, la entidad sobre que recae ei po
der en que aquél consiste. Y, de entre todos los obje
tos posibles de derecho, importa examinar las "co
sas". W
23. Es así que podemos concluir con este autori
' '
zado j urista que para el derecho 'cosa' es toda en
tidad, material o no, de naturaleza impersonal,
que tenga una propia individuaUdad y sea suscep
tible, como un todo, de dominación patrimonial
constitutiva de un derecho independiente. Los ele
mentos constitutivos o estructurales de la defini
ción son: 1°) Entidad material o no, significa que
por "cosa" hay que entender no sólo los objetos
corporales, sino también, todo ser que, aun care
ciendo de materiahdad, puede tener una calidad
perceptible por los sentidos (electricidad) o, inclu
so, puramente ideal (propiedad intelectual). 2°) De
naturaleza impersonal, es decir, que no se trate del
cuerpo total del hombre vivo ni de sus elementos
componentes, salvo excepciones (pelo, dientes,
etc.). 3°) Con propia individuaUdad, o sea, que
tenga una existencia unitaria, separada, en el tráfi
co jurídico. 4°) Susceptible como un todo de domi
nación patrimonial (apta para ser objeto de apro
piación), esto excluye, las cosas comunes a todos
(astros, planetas, etc.) ("res communes omnium")
no susceptibles de dominio exclusivo, como los
cadáveres que, por razones de piedad y en homena
je a las buenas costumbres, se los excluye, excepto
aquellos restos fósiles o momias, que pueden en
trar en el sentido ampho de posesión (del Estado,
museos, etc.). 5°) Que tal denominación constitu
ya un derecho independiente. Por ejemplo, un la
drillo, aisladamente puede ser "cosa", pero for
mando parte ya de un edificio constituye un todo
sin identidad jurídica.
24. Con referencia a los caracteres de la noción
jurídica de "cosa" y a su elasticidad y relatividad,
15.
t I: Parte general y derecho de las obligaciones. Barcelona, Edit
DOCTRINA
la doctrina ha fijado algunos caracteres fundamen
tales que corroboran los indicados precedentemen
te. Entre ellos se alude a: a) extrañeza al sujeto,
' '
quiere decir que 'cosa' se contrapone a la persona
como el objeto se contrapone al sujeto, como el yo
se contrapone al no yo.('> b) Relevancia jurídica,
significa la posibiUdad de constituir objeto de rela
ciones jurídicas: en general, no es "cosa" todo
aquello que permanece extraño e indiferente al or
denamiento jurídico, o sea, hasta donde no alcan
za la protección o la genérica consideración jurídi
ca, c) IndividuaUzación en el mundo externo, no es
necesario que sea material, basta que sea puramen
te nominal, d) La noción jurídica de "cosa" es in
dependiente de la de actual pertenencia o sujeción;
lo que se requiere es la posibilidad jurídica de suje
ción o de pertenencia por cualquier título, e) No se
requiere la actuaUdad de la "cosa", porque tam
bién las cosas futuras son siempre jurídicamente
cosas, f) Es necesario que proporcione o actual
mente pueda pensarse que proporcione una utili
dad cualquiera al hombre en la convivencia social.
g) Es necesario el aislamiento, al menos pensable,
de la unidad compleja del universo, de modo que
pueda delimitarse la propiedad de la esfera jurídica
de las demás.
25. Entendemos que, en resumen, se deben indi
car como requisitos de la "cosa" en sentido jurídi
co, o dicho en otras palabras, las condiciones o
causas desusceptibilidad jurídica de la "cosa" son
las siguientes: 1°) utilidad esto es, que pueda servir
de medio para satisfacer las necesidades humanas,
necesidades generalmente económicas, pero que
pueden ser también morales (derechos de autor,
etc.); 2°) sustantividad o individualización, esto
es, que la cosa tenga una existencia separada o
autónoma; no es cosa la parte constitutiva de un
todo; el cuerpo viviente no es "cosa" pero pueden
serlo las partes separadas (pelo, dientes, órganos,
tejidos, etc.); 3°) apropiabiUdad, es decir, que sea
capaz de sumisión jurídica al titular. Las fuerzas
naturales difusas o estimadas en su totalidad (llu
via, viento, luz, etc.) no son "cosas"; pero, en
cambio, pueden ser "cosas" aquellas fuerzas apro
piables por parte (electricidad, energía térmica, so
lar, etc.).
26. Discriminando entre el sentido jurídico de
"bien" y el de "cosa", se resuelven varias cues
tiones que han dividido a los civilistas desde el de
recho romano a nuestros días. Entre cosas "corpo
rales" e "incorporales", se seguía el clásico crite
rio de la "tangibilidad"; las primeras se perciben
por los sentidos ("res quae tangí possunt"); las se
gundas se perciben tan sólo intelectualmente ("res
quae tangí non possunt"). Los romanos considera
ban, con criterio ampUo, como cosas incorporales
a los derechos, con excepción del derecho de pro
piedad. Este criterio, carente, por todo lo dicho, de
delle Pandette. 12,2,1 y ss. cit. BIONDI, op.
(9) WINDSCHEID. Diritto
(10) PUGLIATTI. Immobili e pertinenze nelprogetto del sec ondo libro del Códice Civile,
34.
33 V SS-. cit. BIONDI, op. cit. pág.
71
seria base científica y mantenido en homenaje a la
tradición y a la historia, es el recogido explícita
mente por nuestro Código Civil en el artículo 489
para el que "el dominio o propiedad se considera
como una calidad inherente a la cosa, como un
vínculo real que la liga al dueño, y que no puede
romperse sin hecho suyo".
27. Coherentemente con lo expresado, el término
"bienes" se circunscribirá a los derechos suscep
tibles de estimación económica, aunque no sean, co
mo se dijo, necesariamente tales, sino morales, pero
que pueden ser estimados en dinero. Así, pues, to
dos los bienes, en tanto que derechos, son por defi
nición incorporales en sentido ontológico y no físi
co. La "cosa", para poder satisfacer una necesidad
o utilidad humana, debe estar sometida al señorío
de su titular. Ese señorío o poder es el derecho y, en
cuanto tal, es el "bien".
28. Así se explica, en el actual
Código Civil, que
se separe la tradición de las (arts. 759 y ss.) y
cosas
la de los derechos (artículo 768), cuando, en senti
do científico, siempre se transfiere el derecho, ya
real, ya personal, del patrimonio del enajenante
(tradente) al del adquirente. Pero, como el Código
Civil, siguiendo la asimilación romana del derecho
de propiedad con la cosa corporal que le sirve de
materia u objeto, debió ser coherente consigo mis
mo, conservó la tradición de las cosas separada de
la tradición de los derechos. La primera era la tra
dición del derecho de dominio o propiedad (dere
cho real en la cosa) y la segunda, la de todos los
demás derechos. Basta exponer esta teoría para ver
su inconsecuencia científica, que la ha hecho obje
to de críticas de toda la doctrina civilista moderna.
29. El derecho de propiedad, por ejemplo,
sobre un libro, es un "bien", y la "cosa" (Ubro) es
el objeto de la relación jurídica dominial entre el ti
tular del derecho (sujeto) y la referida cosa. No hay
duda que la terminología del Código Civil oriental
es la tradicional y viene, como se ha reiteradamen
te dicho, del lenguaje jurídico-romano. Para los
romanos "bona" constituyen una categoría de
"res"; son precisamente, entidades que determi
nan ventaja o bienestar al hombre; bajo el aspecto
patrimonial los "bona" comprenden sólo el acti
vo. De este concepto de bien, elaborado sobre todo
por los penalistas deriva el ampUo concepto de
"bien".
30. Aun cuando nuestra ley asimile "bien" con
"cosa" (artículo 460, inciso 1° del Código Civil),
es innegable su estrecha vinculación, lo que no sig
nifica que admitamos, por lo dicho, la incoherente
asimilación legal. La doctrina italiana ha dicho
bien que una teoría de la cosa no tiene sentido sino
en función de la más vasta teoría de los bienes; la
cuestión de la noción de "cosa" es prejuridica y
neutra. (10) El bien es el poderío (señorío) que da
cit., pág. 27.
en "Riv. di Dir. Agrario", 1939, pág.
 72
Utilidad o permite resolver una necesidad. Si no
admite la distinción del "bien" y de la "cosa",
decir, entre el derecho y su objeto, es imposible
exphcar la existencia de pluralidad de derechos
subjetivos respecto a una misma cosa. Es posible
que sobre un mismo fundo se constituyan infini
dad de servidumbres, un usufructo, una
hipoteca,
etc.; son todos derechos ("bienes") que coexisten,
no sólo entre ellos, sino con
respecto al derecho de
propiedad ("bien"). Tales derechos tienen el mis
mo objeto, o sea la misma "cosa"
(el fundo). Pero
se refieren a "bienes"
(derechos) diversos, o sea di
versas utihdades que la misma "cosa"
puede dar,
referibles a aquella plurahdad de derechos subjeti
vos. No se trata de desmembramientos de la
pro
piedad, ni tampoco de comunión
jurídica, puesto
que son derechos cuahtativamente distintos, sino
de diversas utilidades "bienes" o
"derechos", en
suma, que pueden tener por objeto una misma
"cosa".
31 . Las
precedentes premisas del criterio
acerca
que propugnamos para distinguir el "bien" de la
"cosa", contribuyen, en nuestra opinión, a resol
ver el delicado problema de la naturaleza
jurídica
de la, así denominada "propiedad
incorporal o in
material", a la vez, que sirven para iluminar los
derechos que tienen como objeto o "cosa" los pro
ductos del talento y de la inteligencia. Pero mien
tras no se admita la disociación entre el concepto
de "bien" que es el derecho, entendido
cpmo po
der o señorío que ejerce su titular y que
constituye,
como regla, un derecho subjetivo, de la "cosa"
que es la materia de la relación jurídica, el objeto,
aún inmaterial o incorporal, quedaremos en la
bruma a que nos ha sometido la milenaria tradi
ción jurídica romanista y que, así lo creemos, por
lo dicho en el precedente parágrafo no puede reci
birse como científicamente correcta en el derecho
moderno.
' terreno de la teoríageneral del derecho y haciendo
32. La 'Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual", organismo especializado de las Na
ciones Unidas, entiende por "propiedad intelec
tual" los derechos resultantes de la actividad inte
lectual en la esfera industrial, científica, literaria o
artística. Las principales expresiones de ésta, gené
ricamente designada, como "propiedad intelec
tual", la constituyen la propiedad literaria o artís
tica (derechos de autor) y los derechos conexos
(obras Uterarias, musicales, artísticas, películas,
grabaciones y emisiones de radiodifusión), así co
mo la propiedad industrial y derechos relativos a
las invenciones, (derecho sobre las marcas, seña
les, dibujos, modelos, etc.).
33. La indagación que formulamos, no debe
perderse de vista, alude, concretamente, a la visión
que emerge del ordenamiento jurídico uruguayo,
específicamente de la asimilación legal del "bien"
y de la "cosa". Es por ello que no podemos
(¡1) BIONDI, op. cit., pág. 35.
(12) "Rev. de Derecho, Jurisprudencia y Administración" Montevideo, t.56, pág. ISgjyé,
REVISTA DE LA A.E.U. —
T.72 (1-6), 1986
se tar, almenos en una formulación ampUa, la enun
es ciación que formulara nuestro distinguido profe
sor de derecho civil
y eximio jurista el Dr. Bernar
do Superviene en su trabajo "Los Bienes Inmate
riales" ^"^^^ que, si bien se cuestiona la reiterada
mente aludida asimilación legal del "bien" con la
"cosa", concluyendo que no puede hablarse de
bienes corporales a no ser que dejemos de referir
nos al derecho en sí mismo para referirnos o exa
minar el objeto sobre el cual recae el derecho, es
decir, la cosa, que es, precisamente el objetivo per
seguido en la precedente argumentación, concluye
que no es ése el alcance del sentido usual de "co
sas" (lo que es verdad, pero en la dialéctica en la
que nos colocamos, constituye, precisamente, una
petición de principios). Admite, sin embargo, este
autor que el vocablo "cosas", podría significar es
ta clase de "bienes inmateriales", siempre
que se le
dé a aquélla una latitud reñida con el significado
que suele utilizarse.
34. El distinguido jurista que comentamos con
serva, pues, la designación tradicional y habla, en
tonces, de bienes inmateriales. Si, siguiendo el de
sarrollo de esta exposición, superamos el escollo
semántico de "cosa", para trascenderlo a una es
fera diversa de la tradicional, no vemos inconve
niente alguno en admitir que existen "cosas" in
materiales y, entre ellas colocamos a la llamada,
genéricamente, "propiedad intelectual". Ya en el
precedente N° 23, mencionábamos que entre los
elementos constitutivos o estructurales de la no
ción de "cosa", no se requiere la materialidad,
y
que la "cosa" puede ser, no solamente la que cae
bajo los sentidos (electricidad, por ejemplo), sino
aquello que tiene una existencia puramente ideal,
en la que, precisamente, colocábamos a la
"pro
piedad intelectual".
35. Está fuera de discusión que, siempre en un
a un lado el articulo 460 de nuestro
Código Civil,
los productos del talento y de !a inteligencia que
son "cosas" la elaboración que venimos de
en
sarrollando, incorporales, están sometidas a
cosas
un tratamiento específico que, sin
mengua de su
naturaleza intrínseca de "cosas incorporales", de
manda un tratamiento legislativo específico en
atención, fundamentalmente, a la especial relación
que vincula al titular del derecho con la cosa incor
poral, en particular, en el campo del derecho auto-
ral.
36. Desborda la finalidad de este
trabajo pre
tender agotar la polémica discusión acerca de la
naturaleza del derecho que liga al autor con su
obra, al científico con su invento, al titular de un
derecho marcario, etc. Sin
embargo,
la cuestión
puede serabordada si se admite que,
separados
científicamente los conceptos de "bien" de "co
y
acep sa", no hay inconveniente alguno en concluir que
.
DOCTRINA
las "cosas intelectuales" son el objeto del derecho
("bien") de propiedad. Derecho de propiedad que
no se identifica (art. 489 Código Civil) con el obje
to, como hace nuestro cuerpo legislativo civil, sino
que constituye,
como cualquier otro derecho sub
jetivo, "bien". La propiedad intelectual queda
un
ubicada, sin violencias, dentro de los esquemas
genéricos de la "propiedad" en la teoría general
del derecho. El perfil característico de la propiedad
intelectual es, entonces, su ontológica idealidad.
Es inmaterial el "bien" (derecho de propiedad in
telectual) y la "cosa", o sea, el producto del talen
to, de la inteligencia, de la inventiva y de la imagi
nación.
37. Por supuesto que no debe existir interferen
cia conceptual alguna entre el producto del talen
to, la inteUgencia, etc., con el soporte material. El
derecho del escritor no se confunde, de manera al
guna, con el libro, si fuere editado, o, todavía, con
sus manuscritos, si permanece inédito. La vida hu
mana no puede ubicarse en el terreno de la pura
ideaUdad, sino que, dominada por los medios sen
sibles de captación y de conocimiento, debe con
cretar ese producto del talento en escritos, partitu
ras, aparatos, diseños, etc., esto es, objetos sen
sibles. Pero el derecho intelectual en su intrínseca
ideaUdad no se asocia a su soporte material, sino,
en una relación de continente a contenido.
38. El distingo seguido por los derechos que,
como el nuestro, separa el llamado derecho moral,
vinculado o conexo con los derechos de la persona
Udad, por un lado, del derecho patrimonial, por
otro lado, dentro de la genérica designación de
propiedad intelectual, ha contribuido, en gran me
73
dida, a acercar el problema en examen a una mejor
luz. Podrá argüirse que, dentro de la perspectiva
en que venimos estudiando la relación entre
"bien" y "cosa", el derecho Uamado "moral", al
oponerse al patrimonial no entra en el sentido de
"cosa", ya que, precisamente, no son susceptibles
de dominación patrimonial. La objeción sería
correcta si adimitiéramos un sentido estricto de
patrimonialidad. En cambio, por lo dicho en el
parágrafo N° 24, la cosa debe proporcionar una
utilidad cualquiera al hombre y ésta puede ser mo
ral (ver N" 25).
39. Lo dicho reclama una precisión. Siempre
bajo la óptica en la que examinamos esta delicada
y controvertida cuestión, y adhiriendo al distingo
entre el aspecto patrimonial y el moral o no patri
monial dentro de la estructura de la "propiedad in
telectual", creemos que el último no pierde su cali
dad aunque, en determinadas circunstancias deba
ser estimado en dinero. Todos los derechos vincu
lados a la personalidad del hombre, como es el de
recho moral de autor, de inventor, el derecho a la
intimidad o a la reserva de la vida privada, al ho
nor, a la propia imagen, etc., en ocasión de ser des
conocidos o violados, el titular puede, además de
provocar las medidas conducentes a hacer cesar su
violación o el atentado a los mismos, demandar
una reparación patrimonial por el daño "moral"
sufrido. Y el daño moral, como el derecho también
llamado moral, no dejan de ser tales por las cir
cunstancias de que se estime, bajo ciertas circuns
tancias, especialmente reparatorias, su valor, o al
menos, se los estime a efectos de indemnizar a la
víctima.