Sei sulla pagina 1di 16

IGLESIA METODISTA DE CHILE

Recurso Litúrgico y Homilético


Tiempo Común – Segunda parte
Tiempo Litúrgico
VIVENCIA DEL REINO
(posterior a Pentecostés)

La segunda parte del Tiempo Común, que también es el periodo más largo del año eclesiástico,
comienza el lunes siguiente después de Pentecostés y dura hasta las víspera del Primer Domingo
de Adviento, cuando se inicia el ciclo de Navidad.

ESPIRITUALIDAD DE LA ÉPOCA
Su espiritualidad conmemora el propio ministerio de Cristo en su plenitud, principalmente en los
domingos, y enfatiza la vivencia del reino de Dios y la comprensión de que los/las cristianos/as,
son la señal de ese Reino. Si en la primera parte del Tiempo Común el énfasis es el anuncio, en la
segunda es la concretización del Reino de Dios.

SÍMBOLOS
Sugerimos como material simbólico para la ambientación litúrgica:
a) Para el primer periodo del Tiempo Común:
 La Biblia: Como señal del anuncio de la Palabra del Reino.
 Los cinco panes y los dos peces: símbolo de los milagros de Jesús y la solidaridad cristiana.
 Semillas / Siembra: señal del anuncio del Reino.

b) Para el segundo periodo del Tiempo Común:


 Flores: señal de la creación y de la nueva creación – conciencia ecológica.
 Espiga de trigo: señal de la cosecha y los frutos de la tierra.
 La pesca, red con peces: señalando la misión del Reino de Dios.
 La mesa: representando la abundancia y la comunión.
 El triangulo: representando el equilibrio y la constancia, elementos necesarios en la
cotidianeidad de cristianos y cristianas.
 La corona: simboliza la culminación plena del Reino de Dios.

COLOR : VERDE
En ambos periodos del Tiempo Común, se usa el verde como color litúrgico, indicando la creación,
la perseverancia, y la constancia – que pueden ser combinado con dorado (color de la realeza),
indicando la combinación de la nueva creación con el Señorío de Cristo (principalmente en la
celebración del último domingo del Tiempo Común, llamado Domingo de Cristo, Señor del
Universo).
DOMINGO 2 DE JUNIO DE 2013.
ACCION DE GRACIAS Y SANTA CENA

ORDEN DE CULTO 2ª LECTURA: 1ra. Reyes 8:22-23; 27-30; 41-43.


PRELUDIO 3ª LECTURA: Gálatas 1:1-10.

LECTURA SALMO 117 (1ª Lectura Bíblica) ORACION DE INTERCESION


ORACIÓN DE INVOCACIÓN.
Sugerencia: “Dios de gracia y de santidad, derrama sobre OFRENDAS:
nosotros en este día tu Santo Espíritu, así como lo (Se entona alabanza “Te daré lo mejor”).
derramaste sobre tus discípulos, el día de Pentecostés.
Para que nuestras oraciones y acciones sean testigos de tu RECEPCION OFRENDA IGLESIA LOCAL.
presencia entre nosotros. Queremos ser uno Señor, para
que el mundo crea que somos tuyos. Llénanos ahora de tu RECPECIÓN DIEZMOS Y CONTRIBUCIONES.
amor. Amén”.
OFRENDA SOLIDARIA (Kilo de amor, ofrenda blanca, etc.)
Posteriormente, encender vela en el púlpito como símbolo
de la presencia de Dios en medio de la congregación. HIMNO: “DAME MI BUEN SEÑOR DE VIDA EL PAN”

HIMNO: 1 H.M. “CANTAD ALEGRES AL SEÑOR” 4ª LECTURA: Lucas 7:1-10 (a cargo del predicador/a)

CONFESIÓN DE PECADOS. Invitación a escuchar melodía MENSAJE


del himno “Si fui motivo de dolor” o alguna alabanza
acorde al momento. Posteriormente, tener momento de
confesión a solas con Dios. REFLEXION

PALABRAS DE SEGURIDAD. SALUDO DE LA PAZ


“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: Mientras se entona la alabanza “La paz del Señor”, se
las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. Y todo invita a la congregación a manifestar expresiones de esa
esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo paz. De esta forma, se preparan nuestras vidas para vivir
por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. (2ª. la paz que el Señor nos entrega por medio de la
Corintios 5:17 y 18.) comunión.

Hermanos/as, he aquí la buena nueva: ¡En Jesucristo, SANTA CENA


somos perdonados!
HIMNO FINAL: “DULCE COMUNIÓN”
ALABANZAS DE JÚBILO.
BENDICIÓN PASTORAL.
PROGRAMA Y VIDA DE LA IGLESIA.
LECTURAS. POSTLUDIO.

A POYO HOMILÉTICO

“CUANDO TRASCENDENCIA E INMANENCIA SE UNEN”


SALMO 117.
El salmo 117 nos muestra un estilo hímnico: la invitación a la alabanza, seguida de su motivación. Es la invitación a alabar a
Dios por lo que es, por su esencia: misericordia y fidelidad, atributos que el pueblo de Israel vivió en carne propia ya desde el
éxodo, donde perciben a un Dios que tiene misericordia de sus vidas, y que permanece fiel aún cuando el mismo pueblo
muchas veces fue infiel. Y es también la invitación de un llamado mayor, no exclusivista, no cerrado. Se llama a todos los
pueblos y naciones a que alaben a Dios. Es el Dios que irrumpe en medio de los distintos pueblos, etnias, contextos y culturas,
y que a todos y todas manifiesta su compañía, misericordia y fidelidad. Y esa manifestación se presenta de una forma
distinta a lo que los pueblos alrededor de Israel veían en sus dioses. Esos dioses eran lejanos, no manifestaban amor o cariño,
sino al contrario, se debía “apaciguar su ira”. Eran dioses creados, estáticos, sin preocuparse por la vida. En ese sentido,
Jehová se presenta como un Dios diferente, preocupado por los oprimidos; como un Dios viviente, que acompaña en el
caminar de la vida; como un Dios liberador, poderoso en obras y a la vez, cercano. Como un Dios incluyente, que si bien se
ha manifestado a Israel, utiliza a esa misma nación para que las otras también sean bendecidas y conozcan a ese Dios
maravilloso, misericordioso y fiel, que no queda encerrado por el contexto ni la cultura, porque precisamente su amor y
fidelidad no tienen límites. Es entonces que se entiende esta invitación: “TODOS LOS PUEBLOS, ¡ALABEMOS A DIOS!,
PORQUE ENGRANDECE SU MISERICORDIA Y PARA SIEMPRE ES SU FIDELIDAD”.

1ª Reyes 8:22-23, 27-30, 41-43


En el sentido de la última parte de las expresiones anteriores, Dios supera todo límite de lo humano. No hay pensamiento, ni
lógica, ni cultura que pueda pretender conocer todo acerca de la divinidad, porque precisamente lo infinito no se puede
encerrar en algo finito. No alcanzamos a comprender todo lo que es Dios, porque nos supera totalmente. En el relato de Job
ya se nos da cuenta acerca de esta trascendencia de Jehová, “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?”.

Y esa trascendencia de Dios se nos presenta también en el relato de la oración de Salomón para bendecir y dedicar el templo
construido. “¿Es verdad que Dios morará sobre la tierra?... los cielos de los cielos no te pueden contener, ¿Cuánto menos esta
casa que yo te he construido?”.

Sin embargo, en esa trascendencia que nos invita a reconocer la soberanía y grandeza de Dios, se nos muestra también a ese
Dios presente, cercano, que nos escucha, que está atento a nuestra voz. “Con todo, tú atenderás la oración de tu siervo…”. Y
es en ese momento donde se nos presenta está hermosa tensión: el Dios grande, que ni los cielos lo pueden contener, es el
mismo Dios que se acerca para estar a nuestro lado, que nos da el aliento de saber que somos escuchados por Él. Más aún,
de saber que está presente para todos y todas, sin hacer distinción.

Llevado a nuestros días, lamentablemente, vemos cómo el concepto de Iglesia se ha tergiversado de su mirada inicial. El
templo debía ser concebido como el lugar de reunión, de encuentro congregacional con el Señor. Debía ser un lugar donde
todas y todos, nacionales y extranjeros, tuvieran la misma oportunidad y seguridad de ser escuchados por Dios. Debía
concebirse como el lugar de encuentro de la creación con su Creador. Sin embargo, hoy vemos iglesias cuyos templos pasan
a ser algo tan personal, una estructura tan cerrada, en la que si quienes llegan no son del “contexto social y religioso” de la
congregación, entonces no son bien mirados o no encuentran cabida o simplemente se les deja marginados del grupo
establecido, haciendo sentir de esa forma que el “extranjero” no es oído ni atendido por Dios en esa comunidad.

Hoy recordamos y celebramos la Cena del Señor, entendemos lo que ese Dios trascendente e inmanente nos refleja: una cena
donde el Dios de los cielos, manifestado en la encarnación de Cristo, nos hace ser partícipes de la presencia de Cristo en
medio de los elementos del pan y del vino. El Cristo glorificado se vuelve a manifestar en nuestra vida. Lo hace
congregándonos en el templo, para vivir y sentir la presencia de Jesús por medio de la comunión, una comunión que se hace
a través de una mesa abierta que no hace distinción de personas, sino que invita a que todo corazón sincero y arrepentido,
pueda encontrar la seguridad de la presencia de Jesús a través de los elementos de la Santa Cena.

Reflexionando en torno a estos pasajes, es posible ver como trascendencia e inmanencia convergen hacia nuestras vidas
mostrándonos a ese Jesús glorificado, llevado hacia los cielos, resucitando de los muertos, pero también mostrándose y
manifestándose en cercanía por medio de su presencia, su compañía, su oído atento a nuestro clamor. Es ese Jesús tan
trascendente que lo llena todo, pero a la vez, tan inmanente que lo podemos percibir por medio de elementos tan sencillos
como el pan y el vino, y que a la vez se transforman en símbolos de esperanza y renovación para todos aquellos corazones
que, sinceramente arrepentidos, deseen encontrarse con el Señor de la vida, ese Señor para quien no hay diferencia ni
acepción de personas, ese Señor que a todos y todas nos invita a ser parte de su mesa, y de su comunión. Los cielos de los
cielos no lo pueden contener, pero está con nosotros/as. Ascendió a los cielos, pero se manifiesta a nuestro lado. El templo no
da abasto para contener su gloria, pero se manifiesta en la comunidad que, dentro de ese templo, logra habitar junta y en
armonía. La trascendencia de Dios se hace inmanencia en Jesús, y la cercanía de Jesús la podemos encontrar, precisamente,
en la santa comunión, donde una vez más podemos decir: Emanuel, Dios está con nosotros/as.
DOMINGO 09 DE JUNIO DE 2013.

ORDEN DE CULTO de que el Señor puede moldearnos nuevamente y


formarnos como nuevas criaturas en su presencia.
PRELUDIO
PALABRAS DE SEGURIDAD.
LECTURA SALMO 30 (1ª Lectura Bíblica) El apóstol Pablo afirma que: "Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
ORACIÓN DE INVOCACIÓN. Jesucristo." (Romanos 5:1) En Jesucristo, somos
Sugerencia: Oración antifonal. perdonados.
Dev: Te agradecemos, Señor, por todas las muestras de
bondad que has manifestado a nuestra vida. ALABANZAS DE JÚBILO (Propuesta: “Jesús está pasando
Congr: Te agradecemos, Señor, por tu fidelidad, y por por aquí)
acompañarnos siempre en el caminar de la fe.
D: Tú has sido nuestro refugio en la tormenta, la PROGRAMA Y VIDA DE LA IGLESIA.
alegría en medio de la tristeza, la esperanza en medio de
la incertidumbre. LECTURAS.
C: Tú has sido quien nos ha tomado de la mano, y 2ª LECTURA: 1ra. Reyes 17:17-24.
nos ha impulsado a seguir adelante. 3ª LECTURA: Gálatas 1.11-24.
D: Recibe hoy nuestra gratitud y adoración. 4ª LECTURA: Lucas 7:11-17.
Declaramos, como pueblo, que Tú eres el Señor de nuestra
vida y el fundamento de la Iglesia. ORACION DE INTERCESION
C: Te rogamos que nos acompañes a lo largo de este
servicio, el cual entregamos en tus manos, para que OFRENDAS: (Alabanzas de júbilo)
nuestras vidas sean fortalecidas, y tu nombre
engrandecido. Alabanza (propuesta: “De Gloria en gloria te veo”)
En el nombre de Jesús, Amén
MENSAJE
HIMNO: 2 H.M. “DEL CULTO EL TIEMPO LLEGA” HIMNO FINAL: 214 H.M. HERMANO VEN Y PIENSA EN TU
HERMANO”
CONFESIÓN DE PECADOS.
Invitación a pasar al altar a quienes con un corazón BENDICIÓN PASTORAL.
arrepentido se acercan al Señor. Se puede entregar un
trocito de plasticina o macilla, como símbolo recordatorio POSTLUDIO.

APOYO HOMILÉTICO
LUCAS 7:11-17.

Hace algun tiempo se realizaron las elecciones de alcaldes y concejales en nuestro país. Cada quien tuvo su forma de
campaña; cada quien eligió un slogan con el cual se le identificara. Muchos candidatos y candidatas fueron a hacer campaña
a distintos lugares, poblaciones, etc., con el propósito de reunir los votos necesarios para alcanzar la meta.

Sin embargo, frente a todo lo realizado, cabe preguntarse: ¿Cuál es la motivación principal de los candidatos por alcanzar el
cargo?. Puede que algunos vean la opción de tomar parte activa en acciones remediales frente a injusticias y necesidades de
la población, donde existe la opción de obrar a favor de las personas. Esa sería la mirada ideal. Sin embargo, también se
observa que algunos/as ven la opción de alcanzar un trabajo rentable, con la posibilidad de establecer contactos personales y
obtener ganancias de ello. Otros/as, tal vez ven la oportunidad de ir escalando, como una opción de trampolín para alcanzar
más altos cargos. En estos últimos casos, puede verse un camino y voluntad individualista, en donde todo gira en torno a lo
que “yo” puedo obtener, a lo que “yo” puedo alcanzar, sin importar verdaderamente qué es lo que sucede con los demás. Y
frente a eso, podemos replantar la pregunta anterior: ¿La motivación para alcanzar esos cargos públicos, surge con la
intención de ayudar a la comunidad o de obtener beneficios personales en desmedro de los y las demás?.
Cuando reflexionamos en torno a la lectura del evangelio de hoy, nos damos cuenta de un comportamiento de Jesús muy
contrario a lo expresado anteriormente. No vemos a Jesús con propaganda o con slogan, sino a Jesús cuyos dichos y hechos
se transformaban en su mejor carta de presentación. No vemos a Jesús buscando su propia gloria, o tratando de alcanzar
beneficios personales y egoístas a partir de su misión, sino a Jesús que se preocupa por las personas, que se preocupa por la
dignidad, que se preocupa por hacer el bien y entregar de su amor principalmente hacia aquellos/as que, por su condición,
han sido apartados socialmente. No vemos a Jesús recorriendo las aldeas y pueblos con el afán de ganar prestigio o de
“reunir los votos” necesarios para alcanzar una gloria personal, sino que recorre los pueblos obrando a favor de la vida,
resaltando la intención de dignificar la vida, mirando ante todo el corazón de quien sufre por sobre la oportunidad de
beneficiarse con cargo a las personas.

Entre los lugares recorridos por Jesús, aparece en el texto de Lucas la aldea de Naín, situada a unos 20 Km de Capernaúm.
Dentro de la cultura religiosa judía, era común que los cuerpos muertos, por ser ceremonialmente impuros, nunca fuesen
enterrados dentro de las ciudades (aunque los reyes de la casa de David eran sepultados en la Ciudad de David) y la
sepultura generalmente se efectuaba el mismo día de la muerte.

Es en este lugar donde se relata la historia de la viuda que pierde a su hijo, su único hijo. Ya podemos imaginar el dolor de
esta mujer al haber perdido a su esposo, su compañero, quien era además el encargado de llevar el sustento para el hogar.
Por lo tanto, la esperanza de la viuda de seguir integrada a la sociedad y de vivir su condición de familia, se ha desvanecido
frente a la pérdida de su esposo, y ahora, de su hijo. En el Antiguo Testamento, la condición de viudez normalmente se
utilizaba como figura de tristeza y desolación, aunque el mandato mismo de Dios hacia el pueblo era tener una
preocupación verdadera por las mujeres que habían enviudado (Exodo 22:22. “A ninguna viuda ni huérfano afligiréis”). La
Iglesia Cristiana hereda del judaísmo la preocupación por las mujeres en esta condición. En Marcos, sin embargo, Jesús critica
a los fariseos por abusar de ellas. Nuevamente podemos observar la situación planteada al principio: hay quienes que, aun
cuando se encuentren en una posición “privilegiada” para realizar obras en beneficio de aquellos/as que lo necesitan, se
transforman en opresores intentando beneficiarse con la necesidad del prójimo.

Los actos de Jesús, su mirada compasiva, su amor genuino, muchas veces no encuentran cabida en el concepto que muchos y
muchas tienen en la sociedad actual. Hoy, en medio de una cultura deshumanizante, impersonal y consumista, el llamado es
que tú vales por lo que tienes, y no por lo que eres. Se promueve la idea de lo que tú puedes alcanzar, del beneficio que tú
puedes obtener y se fomenta ese aspecto individualista que no da lugar a hacer un alto en el camino, dar una mirada de
misericordia para llevar a cabo un acto amor en pro de humanizar o dignificar la vida de aquellos/as que lo necesitan. Los
fariseos, a quienes critica Jesús, abusaban de las viudas, cuando el verdadero sentido de la religión era precisamente
preocuparse por ellas (Jeremías 22:3. “Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor,
y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar”).

Hoy también se nos hace el llamado (¿o la critica?) acerca de cómo estamos viviendo nuestra religión. Si se ha alienado con
la cultura mercantilista-individualista para vivir una fe por medio de la cual nos miramos sólo a nosotras/os mismos,
pensando primordialmente en el beneficio personal, o si, por el contrario, hemos logrado vivir esa fe que nos llama a actuar a
favor de quien su vida ha sido deshumanizado/a, hacia aquellos/as que han sido despreciados, hacia quienes son apartados
por “no tener” (como en el caso de la viuda).
Jesús vino a restituir, a dignificar, a humanizar. ¿Lo hacemos también nosotros/as?.
DOMINGO 16 DE JUNIO DE 2013.

ÉNFASIS: DÍA DEL PADRE.

ORDEN DE CULTO: Sugerencia: Así como el padre recibió a su hijo


PRELUDIO cuando éste se alejó de él, abrazándole y besándole
haciendo fiesta por su regreso, así también nuestro Señor
LECTURA SALMO 32 (1ª Lectura Bíblica) nos recibe cuando nuestro corazón se ha arrepentido. En
Jesucristo, somos perdonados.
ORACIÓN DE INVOCACIÓN.
Sugerencia: (para ser compartida en forma personal o ALABANZAS DE JÚBILO.
antifonal) COLECTA DEL DÍA: “Día del padre”.
Señor, saber que nos reconoces, aunque somos pequeñas Sugerencia: Adaptar según realidad de la Iglesia.
criaturas en la inmensidad de tu universo, saber que no Buscar información acerca del Día del Padre para
somos ignorados nos llena de gozo, seguridad y compartir con la congregación. Realizar algún acto
esperanza. En este mundo de innumerables ruidos y simbólico de regalo para los padres, asociados a la labor
confusión de voces, pronunciar tu nombre, invocarte y paternal reflejada en la forma cómo Dios se presenta
saber que en medio del caos nos escuchas, nos da paz y como Padre. Ej: Parábola del hijo pródigo.
alegría.
Sabemos que inclinas tu oído amoroso a quienes te Se sugiere preparar algún número especial con la Escuela
invocan desde su situación humana, desde sus alegrías y Dominical. Se pueden compartir las siguientes palabras de
sus quebrantos, desde sus satisfacciones y sus necesidades, la madre Teresa de Calcuta, a modo de reflexión:
solos o acompañados, saludables o enfermos. Sabemos,
Señor, que nos llamas por nuestro nombre, nos “Frase para Padres
comprendes y nos favoreces con tus atenciones y cuidados Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
maravillosos. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Te invocamos, Señor, agradecidos, sabiendo que ya estás Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
presente, porque nunca te ausentas de nuestra realidad Sin embargo... en cada vuelo, en cada vida, en cada
humana. Abrimos nuestras almas a ti como la tierra sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado.”
sedienta se abre a la lluvia refrescante. Responde a
nuestras palabras, Señor, con esa inspiración de tu PROGRAMA Y VIDA DE LA IGLESIA.
presencia grata y edificante. Te pedimos que en este
encuentro de adoración y culto podamos crecer, LECTURAS.
profundizar nuestra relación contigo, y prepararnos mejor 2ª LECTURA: 2a. Samuel 11:26 -12:10, 13-15.
para vivir como tu pueblo en medio de este mundo, para 3ª LECTURA: Gálatas 2:11-21.
ser pueblo reverente y obediente a tu Palabra. En el OFRENDAS: (Alabanzas de júbilo)
nombre de Jesús oramos. Amén. ORACION DE INTERSECION
Sugerencia:
HIMNO: 5 H.M. “TE LOAMOS, OH DIOS” Como Día del Padre, hacer invitación al altar a los padres
presentes, para orar por sus vidas y rogar a Dios para que
CONFESIÓN DE PECADOS. sepan guiar con sabiduría y amor a sus hijos/as.
Sugerencia: Se puede hacer una dinámica de tomar Se puede dar la opción, antes de comenzar la oración, de
un vaso que esté notoriamente sucio, y echarle agua tener claveles a un costado, y como momento especial,
fresca en su interior. Después preguntar, ¿Quién de recordar a aquellos padres que ya han partido a la
nosotros/as estaría dispuesto a beber esta agua? presencia del Señor, en donde quien lo quiera hacer pueda
Posteriormente, sacar un vaso limpio, se echa agua en él y tomar un clavel (u otra flor) y depositarla en un florero,
se hace la pregunta “¿Quién estaría ahora dispuesto a como símbolo de ese recuerdo. Dentro de la oración se
beber el agua?”. El sentido de nuestra confesión de pueden tomar palabras de fortalecimiento para las
pecados nos permite limpiar el vaso de nuestra vida, para familias que lo requieran.
que podamos beber el agua fresca que Jesús quiere
derramar sobre cada uno de nosotros/as. Alabanza (propuesta: “Permíteme Señor”)

PALABRAS DE SEGURIDAD. 4ª LECTURA: Lucas 7:36-50. (a cargo de predicador/a)


MENSAJE BENDICIÓN PASTORAL.

HIMNO FINAL: 260 H.M. “El mundo entero es del Padre POSTLUDIO.
Celestial”)

APOYO HOMILÉTICO
LUCAS 7:36-50.

Algo de lo cual siempre podremos maravillarnos es la forma pedagógica que Jesús tiene para manifestar su amor y para
entregar su enseñanza. Toma ejemplos y situaciones de la vida diaria, que son fáciles de comprender y que marcan una
verdad ineludible en los corazones de quienes escuchan.

En el texto que presenta Lucas se muestra a un Jesús que mira lo que nosotros/as no vemos, y que ama a quienes, por lo
general, no amamos. Y es que Jesús es alguien que reacciona y actúa no de la manera “convencional”, no de la manera en
que la sociedad normalmente actúa. Porque seamos realistas. Si estuviésemos en los pies de Simón, ¿Cómo hubiésemos
reaccionado frente a la misma situación? Invitamos a Jesús a cenar a nuestra casa, y aparece esta mujer de repente, que
entra sin preguntar, que todo el tiempo está llorando y tal vez no nos deja comer tranquilos, y además, sabemos que no es
de muy buena reputación. Eso es lo que nuestros ojos ven, eso es lo que la sociedad ve.

Sin embargo, ante los ojos de Jesús, esos aspectos no son relevantes. De hecho, ni siquiera le llaman la atención. Lo que
impacta a Jesús es la actitud de la mujer, porque reconoce en ella a una mujer arrepentida, una mujer que se sincera
completamente ante el Señor sin siquiera tener que decir alguna palabra. Jesús ve en esta mujer lo que precisamente el
dueño de casa no hizo: darle un beso de saludo, lavar sus pies y ungirlo con aceites aromáticos.

Es por eso que señalo tan interesante la pedagogía de Jesús, porque a partir de la misma situación contextual que sucede en
la casa de Simón, Jesús enseña. No inventa teorías de la nada, no entrega enseñanzas sin fundamento. Su capacidad para
llamar la atención para que cada uno pueda ver su propia condición es admirable.

Detengámonos un momento en la situación que acontece en el relato. Por una parte, uno de los aspectos que se podrían
mencionar respecto a esa época era el sentido de hospitalidad que se debía tener hacia las visitas. Muestra de hospitalidad
precisamente era el lavar los pies de la persona (labor generalmente hecha por un siervo), el ungir con aceites aromáticos y
el dar un beso de saludo, aspectos que precisamente Simón, fariseo y conocedor de la ley, no realizó.

Pero por otro lado, está el accionar de la mujer. Hay varios aspectos que se pasan por alto en la lectura del texto. El que una
mujer entrase a un lugar donde los varones estaban comiendo, no era bien visto, menos interrumpiendo en forma tan
abrupta. El hecho de mencionar que enjugó las lágrimas con los cabellos implica que ella tuvo que soltarse el cabello, lo cual
era una provocación ya que sólo podía hacerlo estando en la casa con su esposo. Por último, se sabe que es una mujer
pecadora, y por tanto con su “impureza” contaminaría a Jesús al tocarlo. De esta forma, desde el punto de vista fariseo, era
inconcebible lo que esta mujer estaba haciendo ya que desafió todo lo que la norma decía, todo lo que socialmente se
consideraría como adecuado. De hecho, esta actitud se refleja en el pensamiento de Simón: “Si este fuera profeta, sabría
quien y qué clase de mujer es la que lo toca…”.

Es aquí donde irrumpe la hermosa pedagogía de Jesús. Simón era fariseo, y como tal, apegado (supuestamente) a la ley. Uno
puede preguntar: ¿Qué le podría enseñar Jesús a un fariseo? Esos fariseos tan conocedores de la palabra, tan rigurosos por
cumplir la ley, ¿Por qué deberían ser enseñados por Jesús?. Entonces viene la forma como Jesús enseña, en forma tan simple
y sencilla como lo es el utilizar una parábola. “¿Quién crees que amó más?”, pregunta Jesús a Simón. “a aquél a quien
perdonó más”, dice él, una respuesta que nace de la simple lógica frente a la pregunta hecha por el maestro.

Jesús ya ha captado su atención… Simón ya tiene clara la analogía: la idea del amor relacionado con el perdón. Pero ahora
viene la amonestación. Parafraseando el texto, Jesús dijo a Simón: “bueno, esa verdad que tienes tan clara, no está reflejada
en ti, sino que está reflejada sobre la vida de esta mujer, a la cual consideras impura y de mala reputación. Ella es la que ha
hecho lo que tú ni siquiera hiciste por mi. Ella, la impura ante tus ojos, es la que me besó. Ella, la pecadora, es la que lavó mis
pies con sus lágrimas de arrepentimiento. Ella, la mujer despreciable, es la que me ha ungido. ¿y tú? ¿Qué es lo que tú has
hecho, que te consideras a ti mismo santo por creer que te apegas a la ley?. ¿Dónde está la manifestación de tu amor?
¿Dónde está la manifestación de tu hospitalidad?”. Tal vez tú has experimentado la ley, pero ella ha experimentado la gracia
del amor y del perdón. Y contra eso, no hay ley”.
EL texto no vuelve a mencionar palabra alguna dicha por Simón. Tal vez quedó reflexionando frente a esa situación. Tal vez
se dio cuenta que vivía una ley desprovista de la esencia del amor. Tal vez llegó a quedar pasmado frente a una actitud de
Jesús tan diferente a lo que él estaba acostumbrado a hacer. Es que Jesús no ama como nosotros/as amamos, no mira como
nosotros/as miramos, y no actúa como nosotros/as normalmente actuaríamos. En Jesús surge una mirada de amor frente al
arrepentimiento verdadero. Esa mirada no se deja llevar por la situación social. En el caso del texto, no se deja llevar por la
mujer que irrumpe e interrumpe, que es considerada pecadora, que suelta sus cabellos en presencia de otros hombres. La
mirada de Jesús traspasa todo eso. ÉL logra ver en la mujer a alguien que necesita recibir afecto, perdón y muestras de amor.
Él logra ver en la actitud de la mujer un corazón verdaderamente arrepentido. Y logra sentir que el amor de la mujer fluye
gracias al perdón que ha recibido.

¿Será que el silencio de Simón en el texto invita a creer que él quedó sorprendido de la forma en cómo Jesús le enseñó lo que
verdaderamente significaba amar y perdonar?. ¿Será que Simón percibió un amor que sobrepasa la rigurosidad de la ley?.
¿Será que Simón simplemente calla porque se ve sin la capacidad de confrontar la actitud amorosa de Jesús?.

En un mundo que constantemente nos lleva a ver a las personas por lo que la sociedad dice de ellas, Jesús nos hace la
invitación a que podamos desprendernos de nuestros prejuicios y ver cómo él ve y a amar como Él ama. La capacidad de
perdonar abre también la capacidad de amar. Amamos porque Dios nos amó primero; perdonamos porque Dios nos perdonó
primero. Tal como el Padre lo hizo hacia su hijo, en la parábola de Jesús sobre el hijo pródigo, estamos llamados/as a
manifestar el amor de Dios. Hoy surge especialmente este llamado hacia los padres que celebran este día, pero es también el
llamado a todos nosotros/as a comprender que nuestro amor práctico debe manifestarse tal como este padre hacia su hijo,
que es el amor que Dios mismo derrama hacia nuestros corazones.

Frente a las personas que “interrumpan” nuestra vida en la Iglesia, en el hogar, en la familia, en el trabajo, ¿podemos
reconocerles como personas que necesitan de una mirada de amor y de perdón, buscando obrar a favor de que su vida
pueda ser restituida?. o ¿sólo nos quedaremos con el pensamiento de Simón: “si supiera quien es… no dejaría que lo toque”?.
Es necesario estar dispuestos/as a que Jesús derribe las barreras de nuestros prejuicios, para ver en nuestros hermanos/as a
quien necesite amor y perdón como yo mismo/a lo necesito.
DOMINGO 23 DE JUNIO DE 2013.
ORDEN DE CULTO mostrando que la paz recibida en la confesión y perdón se
manifiesta en la comunión de la congregación, sintiendo
PRELUDIO que como pueblo también hemos sido perdonados)

LECTURA SALMO 63:1-8 (1ª Lectura Bíblica) PROGRAMA Y VIDA DE LA IGLESIA.

ORACIÓN DE INVOCACIÓN. LECTURAS. (Sugerencia: Intercalar entre cada


lectura alguna alabanza breve de júbilo)
HIMNO: 18 H.M. “A TI SEÑOR, OMNIPOTENTE DIOS”
2ª LECTURA: Zacarías 12:7-10.
CONFESIÓN DE PECADOS 3ª LECTURA: Gálatas 3:23-29.
Sugerencia: 4ª LECTURA: Lucas 9:18-24.
Leer el llamado a la confesión que aparece en el libro de
liturgias de la Iglesia Metodista - Compartir la siguiente OFERTORIO
oración.
“Nos dirigimos a ti, Señor, sabiendo que hemos ORACION DE INTERSECION
equivocado el camino. Andamos a tientas, palpando las (Se sugiere realizar llamado al altar, y quien lo necesite,
paredes como ciegos. Creímos que el camino que nos recibir ungimiento con aceite. Como complemento, se
proponías era lo suficientemente ancho como para poder puede invitar a hermanos/as de la congregación a que se
transitarlo llevando a nuestro lado los caprichos, los ubiquen detrás de las personas que han pasado para
rencores, las ambiciones desmedidas, la dureza de acompañarles en la oración)
corazón y la idolatría. Ahora nos hallamos en la oscuridad
de otro camino, huérfanos/as de ti. Borra, por tu gracia, el Alabanza (propuesta: “Seguirte sólo a ti, Señor”)
pecado que nos condujo a la senda equivocada.
Enderézanos una vez más por el camino de la vida, el MENSAJE
angosto y difícil, el camino de la cruz, el camino de la
resurrección y la vida. En nombre de Jesús te lo pedimos, HIMNO FINAL: 168 H.M. “MAS DE JESUS QUIERO
AMEN” APRENDER”)
EL PADRENUESTRO
BENDICIÓN PASTORAL.
ALABANZAS DE JÚBILO (Propuesta: Alabanzas de júbilo
que inviten a los hermanos y hermanas a abrazarse, POSTLUDIO.

APOYO HOMILÉTICO
LUCAS 9:18-24.

¿Quién es Jesús? Hoy la pregunta puede plantearse (y de hecho se plantea) hacia esta persona de quien se han dicho
infinidad de aspectos, debido a que la respuesta a esta pregunta dependerá mucho de quien sea que va a responder. Porque
si le preguntamos a un/a cristiano/a, su respuesta será probablemente que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios. Pero si
preguntamos en medio de distintas religiones o pensamientos, encontraremos respuestas diciendo que Jesús era un maestro
filosófico, un concepto inventado, un profeta, un revolucionario, un blasfemo, etc. Y finalmente, la concepción acerca de
“quien es Jesús” dependerá mucho del contexto donde se esté inmerso, y de cómo hemos recibido la información sobre Jesús.
Hay quienes ven en Jesús al Dios trascendente, al juez, al rey sentado en su trono, que vendrá a juzgar a vivos y muertos. Por
otro lado, hay quienes perciben al Jesús inmanente, cercano, que camina con nosotros/as, que nos acompaña en el caminar
de la fe. Finalmente, ¿quien es Jesús?.
Los textos bíblicos de hoy nos encaminan a encontrarnos con ese Jesús que pregunta “¿Quién dice la gente que soy yo? y
¿Quién dicen ustedes que soy yo?”, y es posible descubrirlo a través de, principalmente, las lecturas del salmo, gálatas y el
evangelio.
El salmo 63 muestra a David teniendo su experiencia en el desierto de Judá, cuando estaba huyendo de Absalón. Bajo el sol
agobiante del desierto, manifiesta que su sed era de Dios, una sed que domina todo su ser. La búsqueda de Dios la hace de
madrugada; sus experiencias pasadas con el poder, la gloria y la misericordia de Dios le dan fuerzas para encarar el nuevo
día con alabanza, y el futuro también con alabanza como respuesta. Pero también “en mi cama” surgen los pensamientos
nocturnos de un pasado en el cual, literalmente, “has dado pruebas de ser mi socorro”. Este Salmo revela “no el andar a
tientas de un extraño tratando de encontrar a Dios, sino el deseo de un amigo, casi un amante, de estar en contacto con el
ser que ama” (Kidner). Dios es conocido personalmente por David. David ha experimentado una relación con Dios que le ha
permitido descubrir quien es él. Es por esto que David no siente a Dios como un ser extraño, ni él mismo se siente extraño
para Dios. Tal vez, tomando la pregunta de Jesús aplicada a David “¿Quién dices tú que soy yo?”, hubiese provocado la
respuesta: “Tu eres mi Dios”. Es el Dios al que he sentido, el Dios que he experimentado, el Dios que se ha revelado a mi
corazón, y que me permite decir, como Job, “de oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven”.

Al reflexionar en torno al pasaje de Gálatas, Pablo está pensando todavía en el papel esencial que representó la Ley en el
plan de Dios. En el mundo griego había un siervo en la familia llamado el paidagogós. No era el maestro. Era a menudo un
esclavo anciano y de confianza que llevaba mucho tiempo con la familia y tenía buen carácter. Estaba a cargo del bienestar
moral del niño, y era su deber el comprobar que adquiriera las cualidades esenciales de la verdadera hombría. Tenía una
obligación concreta: todos los días tenía que llevar al niño a la escuela, y luego recogerle y llevarle a casa. No intervenía de
hecho en la enseñanza del niño; pero su deber era llevarle a salvo a la escuela y dejarle allí bajo la responsabilidad del
maestro. Eso -decía Pablo- se parecía a la función de la Ley. Estaba para conducir a la persona a Cristo. No podía llevarle a
la presencia de Cristo, pero podía llevarle a una posición desde la que pudiera entrar. Era la función de la Ley el conducir a la
persona a Cristo, mostrándole que por sí misma era totalmente incapaz de guardarla. Pero una vez que una persona había
llegado a Cristo, ya no necesitaba la Ley, porque ya no dependía de la Ley sino de la Gracia. En ese sentido, y considerando
nuevamente la pregunta de Jesús “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”, Pablo establece una gran descripción, reflejada en el
versículo de Gálatas 3:28. Cristo es aquel que hace que ya no existan diferencias entre las personas. Ya no hay griego, ni
judío, ni siervo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Jesús. Así, Jesús es quien mira mi vida y me
valora, no importando mi condición. Es quien me atrae no para juzgarme, sino para recibirme. La ley me acercó a Cristo,
pero su gracia y el don de la fe es lo que me permite llegar experimentarlo, a sentirlo, a conocerlo.

Por último, tomando el pasaje de Lucas, encontramos la última reflexión referida a la pregunta de Jesús. Tomando las
palabras de Barclay, “Jesús empezó por preguntarles lo que la gente decía de Él; y a continuación, les preguntó directamente
a los Doce: «Y, vosotros, ¿quién decís que soy?» No es bastante para nadie el saber lo que los demás dicen de Jesús. Podría
ser que una persona pudiera aprobar un examen acerca de lo que se ha pensado y dicho acerca de Jesús; podría ser que
hubiera leído todos los libros de cristología que se han escrito en el mundo, y todavía no ser cristiana. Jesús tiene que ser
siempre nuestro descubrimiento personal. Nuestra religión no puede ser «lo que diga la gente». Jesús no nos pregunta "¿Me
puedes decir lo que otros han dicho o escrito acerca de Mí?», sino: «¿Quién soy Yo para ti?» Pablo no dijo: "Yo sé lo que he
creído», sino: «Yo sé en Quién he creído» (2 Timoteo_1:12).
El Evangelio no consiste en recitar un credo, sino en conocer a una Persona.

Ante la pregunta “¿Quién dice la gente que soy yo?”, las respuestas enmarcan aquellos aspectos que los judíos hubiesen
esperado acerca de Jesús. “Elías, Juan el Bautista o uno de los profetas”. Aparecen como parte de la historia y de la
actualidad judía. Por lo que han escuchado de ellos, logran atribuir sus características a Jesús. Sin embargo, no dejan de ser
respuestas hacia aquello que han escuchado, y que posteriormente repiten. Por eso es que cobra tanta relevancia la segunda
pregunta “¿y ustedes, quien dicen que soy?”, ante lo cual la respuesta de Pedro no se hace esperar: “Tú eres el Cristo de Dios”.
En esta declaración está implícita la imagen que este grupo de discípulos tenía acerca del ungido o Mesías que llegaría al
pueblo. Es la imagen del líder político, de aquel que rememoraría las grandes hazañas del gran rey y estratega militar David.
Si nos quedásemos solamente con lo hermoso de la declaración, podríamos pensar que Pedro tiene un conocimiento cabal
acerca de quien es Jesús, pero lo que sigue en el texto nos muestra cuanto faltaba aún para que ese grupo de discípulos
supiera realmente quien era Él. En ese sentido, Lucas enfatiza las palabras de Jesús en la declaración “no digan nada a
nadie”, tal vez para precisamente no malinterpretar el sentido mesiánico, para no confundirse con Jesús viéndole como un
líder político, y que causara confusión entre la gente acerca de su verdadera esencia mesiánica. No era alguien que viniera a
unirse a la concepción de poderío militar, a la fuerza, al surgimiento de un imperio. No, era el mesías reflejado en el “siervo
sufriente”, aquel que toma opción por lo desechado de la humanidad, y que sufre las consecuencias de esa opción.
Jesús obra y llama de una forma distinta. Ese Cristo que como mesías se transforma en siervo, que lleva el pecado del mundo
sobre la cruz, que perdona en vez de juzgar, que ama aun a sus enemigos. Ese es el Cristo que Jesús quiere que sus discípulos
entiendan, y lo vivan en su experiencia diaria. Jesús sabe que el obrar de una forma distinta a lo que la sociedad piensa, trae
consecuencias. Porque el poder económico no quiere buscar igualdad; porque el poder político no está dispuesto a ceder y
buscar el bienestar común; porque el sentido de poder no quiere dejar de someter a quienes están abajo. Y Jesús viene como
Mesías precisamente a mostrar lo contrario. Viene a mostrar que no hay diferencia entre las personas ante los ojos de Dios,
ya que todos/as son amados/as de la misma forma (“de tal manera amó Dios al mundo…”), que quienes han sido rechazados
por la sociedad son acogidos por Él. Jesús toca a quienes nadie quiere tocar, se acerca a quienes nadie se quiere acercar, ama
a quienes nadie quiere amar. Y toma opción a favor de aquellos/as que sufren por la injusticia. ¿Está el mundo dispuesto a
dejar aquello que tiene en sus manos, para comenzar a preocuparse por los demás y no por sí mismo? No, no está dispuesto.
Y por eso Jesús sufre las consecuencias de los poderes de la época que quieren destruirlo, y que a sus ojos “parecieron
lograrlo” por medio de la cruz. Pero esa misma cruz se transforma en símbolo de victoria por medio de su resurrección y por
la posibilidad que nos ha dado de ser vencedores junto a él. “Pero confiad, yo he vencido al mundo”, dicen las palabras del
evangelista Juan. Y lo que Jesús marcó en la vida de tantas personas, que a través de sus actos se sintieron dignificadas, se
sintieron amadas, se sintieron restablecidas, ¿no es la marca a la cual estamos llamados/as a dejar como discípulos/as del
Señor?. ¿No será que realmente llegamos a conocer a Jesús cuando logramos caminar su camino, y cuando nuestras vidas
manifiestan a otros/as al Cristo resucitado? ¿Será que la respuesta a la pregunta “¿Quién dicen ustedes que soy yo?” cobra
sentido cuando he experimentado en carne propia lo que Jesús ha significado para mi, entendiendo que a la vez se
transforma en una invitación para que otros/as descubran a Jesús por medio de mi?

El llegar a conocer a Cristo nos hace el llamado a ser discípulos y discípulas. Y ese llamado implica tomar nuestra cruz, pero
sobre todo a negarnos a nosotras/os mismos. Cuando logramos negarnos a nosotros mismos, tomando nuestra cruz, nuestra
vida, nuestros defectos y virtudes, poniéndolos al servicio de Dios y el prójimo, verdaderamente hemos logrado hacer que
nuestra propia vida se transforme en la respuesta a la pregunta que Jesús hizo y que hoy nos vuelve a hacer. ¿Quién es Jesús,
hoy, para nosotros/as? ¿Hacemos de nuestra vida la respuesta?
DOMINGO 30 DE JUNIO DE 2013.
DÍA DE LAS VOCACIONES MINISTERIALES.

ORDEN DE CULTO. Sugerencia: Se invita a realizar la oración teniendo


presentes las palabras del Salmo 23, con llamado a pasar
PRELUDIO al altar.
Sugerencia: Como inicio del culto, se puede efectuar el Preparar durante la semana, a modo de símbolo,
siguiente acto simbólico, tomado del libro de liturgia de la imágenes o dibujos que representen un pastor con una
Iglesia Metodista. oveja, detrás de la cual se puede escribir “Yo soy tu buen
pastor, y nada te faltará”. Al finalizar la oración, algunos
L: Al principio, cuando todo era tinieblas, Dios dijo niños/as o jóvenes presentes pueden entregar estos
“Haya luz” recuerdos a la congregación.
C: Y hubo luz (se enciende una vela, la cual
permanece encendida durante el servicio) ALABANZA (Sugerencia: “El Señor es mi pastor”)
L: Al principio, cuando reinaba el silencio, la Palabra
estuvo con Dios. 2ª LECTURA: Efesios 4:1-4
C: Y todo lo que Dios decía, así se hizo.
(se pone una Biblia abierta en el altar) 3ª LECTURA: Lucas 9:1-6
L: Cuando fue el momento justo, Dios envió a su
Hijo OFERTORIO (alabanzas de júbilo)
C: Vino para estar entre nosotros y ser uno de
nosotros. (se pone una cruz en el centro del altar) MOMENTO ESPECIAL DE ORACIÓN POR EL PASTOR O
PASTORA DE LA CONGREGACIÓN.
ORACIÓN DE INVOCACIÓN. Sugerencia: Entendiendo lo que significa seguir el
camino del pastorado, sabemos que muchas veces el
HIMNO: 17 H.M. “ALMA BENDICE AL SEÑOR” camino se torna difícil. De igual forma, la familia pastoral
muchas veces necesita de la intervención y la ayuda de
CONFESIÓN DE PECADOS Dios. En ese sentido, se invita al pastor/a junto a su
Sugerencia: Realizar una lectura antifonal del Salmo familia para que puedan pasar al altar, invitando a algún
51:1-10. hermano/a de la congregación a que haga una oración
especial por sus vidas, clamando por fortaleza, unión,
PALABRAS DE SEGURIDAD sabiduría y amor, frente a esta tarea tan importante como
lo es el ministerio pastoral, con todo lo que en sí conlleva.
CREDO APOSTÓLICO Se invita a la iglesia a ponerse de pie para apoyar la
oración.
ALABANZAS DE JÚBILO
HIMNO: 143 H.M. “ME GUIA EL”
COLECTA DEL DÍA: Día del Pastor y de la Pastora.
Sugerencia: MENSAJE
Mencionar algunas palabras acerca del significado de la
vocación pastoral. LLAMADO ESPECIAL INCENTIVANDO A QUE
Se puede hacer un recuerdo biográfico breve de AQUELLOS/AS QUE ESTEN SINTIENDO EL LLAMADO AL
aquellos/as pastores/as que han pasado por la MINISTERIO, PARA QUE DIOS ENCAMINE SUS PASOS Y
congregación. DECISIONES.

PROGRAMA Y VIDA DE LA IGLESIA. HIMNO FINAL: 186 H.M. “TUYO SOY JESÚS”

LECTURAS BIBLICAS BENDICIÓN PASTORAL.


1ª LECTURA: Salmo 23
POSTLUDIO.
ORACIÓN DE INTERCESIÓN
APOYO HOMILÉTICO
EFESIOS 4:1-4.

Hoy estamos celebrando el día de las vocaciones ministeriales, comúnmente llamado “Día del Pastor y de la Pastora”. Sin
embargo, siento que reducir la vocación al ministerio pastoral no es correcto ya que la vocación, de alguna u otra forma, se
transforma en un llamado para todos nosotros/as, para que en el lugar donde estemos, o más bien, el trabajo que
desarrollemos, lo hagamos sintiendo que ahí también cumplimos con la vocación a la cual hemos sido llamados/as. Es por
esto que, dentro de la Iglesia, hay muchos ministerios a los que podemos ser convocados y responder así a un llamado
específico que Dios haya hecho hacia nuestras vidas.

Al buscar el significado de la palabra “vocación”, nos encontramos con lo siguiente: Según diccionario de la lengua española,
vocación se refiere a la inclinación a una profesión o carrera, o una inspiración especial para adoptar el estado religioso o
para llevar una forma de vida ejemplar. Según el diccionario Nelson, vocación es la invitación que Dios extiende a todas las
personas a ser hijas/os suyos a través de la obra de Cristo. Esta vocación o llamado no llega a las personas porque lo
merezcan, sino que es estrictamente un resultado de la GRACIA de DIOS.

De esta forma, podemos entender el sentido de vocación como la invitación a servir que Dios mismo hace a nuestras vidas.
En ese sentido, “vocación ministerial” tendría el énfasis de servir en algún ministerio al cual el Señor nos ha convocado.
¿Cómo entender el concepto de vocación que aparece en el texto de Efesios?. ¿Cómo enfocar esa importante palabra hacia
nuestra vida? La respuesta y reflexión para este día se puede considerar tomando gran parte de lo que se señala en el libro
“vocabulario de teología bíblica”, de León-Dufour, que dice lo siguiente: “Las escenas de vocación son impresionantes a lo
largo de la Biblia. La vocación de Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3), la de Isaías en el templo (Isaías 6), el diálogo entre
Jehová y el joven Jeremías (Jeremías 1) ponen en presencia a Dios en su majestad y en su misterio y al ser humano en toda
su verdad, en su miedo y en su generosidad, en su poder de resistencia y de acogida. Para que estos relatos ocupen tal lugar
en la Biblia es preciso que la vocación sea un momento de importancia en la revelación de Dios y en la salvación de la
persona.”

Si consideramos el sentido de vocaciones en el Antiguo Testamento, todos los llamados vocacionales tienen por objeto
misiones: si Dios llama, es para enviar; a Abraham (Génesis 12:1), a Moisés (Éxodo 3:10-16), a Amós (Amós 7:15), a Isaías
(Isaías 6:9), a Jeremías (Jeremías 1:7), a Ezequiel (Ezequiel 3:1-4) les repite la misma orden: ¡Ve!. La vocación es el
llamamiento que Dios hace oír al hombre o mujer que ha escogido y a quien destina a una obra particular en su designio de
salvación y en el destino de su pueblo. En el origen de la vocación hay por tanto una elección divina; en su término, una
voluntad divina que realizar. Sin embargo, la vocación añade algo a la elección y a la misión: un llamamiento personal
dirigido a la conciencia más profunda del individuo y que modifica radicalmente su existencia, no sólo en sus condiciones
exteriores, sino hasta en el corazón, haciendo de él o ella una nuevo ser.

Este aspecto personal de la vocación se refleja en algunos textos bíblicos: a menudo se oye a Dios pronunciar el nombre de
aquel a quien llama. A veces, para indicar mejor su toma de posesión y el cambio de existencia que significa, da Dios a su
elegido un nombre nuevo. Y Dios aguarda una respuesta a su llamamiento, una adhesión consciente, de fe y de obediencia. A
veces esta adhesión es instantánea, pero con frecuencia el ser humano es invadido por el miedo y trata de evadirse.

Este llamamiento no se dirige a todos a los que Dios escoge como sus instrumentos: los reyes, por ejemplo, si bien son los
ungidos del Señor, no oyen tal llamamiento. Samuel, por ejemplo, es quien informa a Saúl y a David. Tampoco los sacerdotes
deben su sacerdocio a un llamamiento recibido de Dios, sino a su nacimiento. El mismo Aarón, aun cuando el libro de
Hebreos lo designa como "llamado por Dios", no recibió este llamamiento sino por intermedio de Moisés y nada se dice de la
acogida interior que le hizo.

VOCACIÓN DE ISRAEL Y VOCACIÓN DE JESUCRISTO.


¿Recibió Israel una vocación? En el sentido corriente de la palabra es evidente que sí. En el sentido preciso de la Biblia, aun
cuando un pueblo no puede evidentemente ser tratado como una persona singular y tener sus reacciones, Dios, sin embargo,
obra con él como con las personas a quienes llama. Cierto que le habla por intermediarios, en particular por el mediador
Moisés, pero, aparte esta diferencia impuesta por la naturaleza de las cosas, Israel tiene todos los elementos de una
verdadera vocación. La alianza es en primer lugar un llamamiento de Dios, una palabra dirigida al corazón; la ley y los
profetas están llenos de este llamamiento. Esta palabra pone al pueblo en una existencia aparte, de la que Dios se hace
garante y le prohíbe buscar apoyo en otro que no sea Dios. Finalmente, este llamamiento aguarda una respuesta, un
compromiso del corazón (Éx 19,8; Jos 24,24) y de toda la vida. Tenemos aquí todos los rasgos de la vocación.
En cierto sentido es verdad que estos rasgos se hallan con plenitud en la persona de Jesucristo, el perfecto siervo de Dios, el
que siempre escucha la voz del Padre y le presta obediencia. No obstante, el lenguaje propio de la vocación no es
prácticamente utilizado por el NT a propósito del Señor. Jesús evoca constantemente la misión que ha recibido del Padre, sin
embargo, en ninguna parte se dice que Dios lo haya llamado, y esta ausencia es significativa. La vocación supone un cambio
de existencia; el llamamiento de Dios sorprende al ser humano en su tarea habitual, en medio de los suyos, y lo orienta hacia
un punto cuyo secreto se reserva Dios, hacia "el país que yo te indicaré" (Génesis 22:1). Ahora bien, nada indica en Jesucristo
la toma de conciencia de un llamamiento; su bautismo es a la vez una escena de investidura regia: "Tú eres mi Hijo" (Marcos
1:11) y la presentación por Dios del siervo en quien se complace perfectamente; pero aquí nada evoca las escenas de
vocación: de un extremo al otro de los evangelios sabe Jesús de dónde viene y adónde va (Juan 8:14), y si va adonde no se le
puede seguir, si su destino es de tipo único, no se debe esto a una vocación sino a su mismo ser.

VOCACIÓN DE LAS Y LOS DISCÍPULOS Y VOCACIÓN DE LAS Y LOS CRISTIANOS.


Si bien Jesús no oye para sí mismo el llamamiento de Dios, sí multiplica los llamamientos a seguirle; la vocación es el medio
de que se sirve para agrupar en torno suyo a los doce (Marcos 3:13), pero también dirige a otros un llamamiento análogo
(Marcos 10:21; Lucas 9:59-62); y toda su predicación tiene algo que comporta una vocación: un llamamiento a seguirle en
una vida nueva cuyo secreto Él posee: "Si alguien quiere venir en pos de mí..." (Mateo 16:24; cf. Juan 7:17). Y si hay "muchos
llamados, pero pocos elegidos", se debe a que la invitación al reino es un llamamiento personal al que algunos permanecen
sordos (Mateo 22:1-4).

La Iglesia naciente percibió inmediatamente la condición cristiana como una vocación. La primera predicación de Pedro en
Jerusalén es un llamamiento a Israel semejante al de los profetas y trata de suscitar un movimiento personal: "¡Salvaos de
esta generación extraviada!" (Hechos 2: 40). Para Pablo existe un paralelismo real entre él, "el Apóstol por vocación", y los
cristianos de Roma o de Corinto, "los santos por vocación" (Romanos 1:1-7). Para restablecer a los Corintios en la verdad les
recuerda su llamamiento, pues éste es el que constituye la comunidad de Corinto tal como es: "Considerad vuestro
llamamiento, pues no hay entre vosotros muchos sabios según la carne" (1Cor 1,26). Para darles una regla de conducta en
este mundo cuya figura pasa, los invita a quedarse cada uno "en la condición en que le halló su llamamiento".
La vida cristiana es una vocación porque es una vida en el Espíritu, porque el Espíritu es un nuevo universo, porque "se une a
nuestro espíritu" (Romanos 8:16) para hacernos oír la palabra del Padre y despierta en nosotros la respuesta filial.

Dado que la vocación cristiana ha nacido del Espíritu y dado que el Espíritu es uno solo que anima a todo el cuerpo de Cristo,
hay en medio de esta única vocación "diversidad de dones... de ministerios... de operaciones...", pero en esta variedad de
carismas no hay en definitiva más que un solo cuerpo y un solo espíritu (Efesios 4:4). Dado que la Iglesia misma, la
comunidad de los llamados, es la Ekklesia -"la llamada"-, como también es la eklekte -"la elegida"- (2ª Juan 1), todos/as
quienes en ella oyen el llamamiento de Dios responden, cada uno en su puesto, a la única vocación de la Iglesia que oye la
voz del esposo y le responde, “Ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).

¿Hay entre nosotros/as quienes en este día quieran responder a este llamado-invitación de Dios?.
La mies es mucha, más los obreros son pocos. ¿Quiero hoy responder positivamente a la vocación a la cual Dios me ha
llamado?.

*** Se recomienda hacer invitación al altar a quienes sientan el anhelo de servir al Señor por medio de la vocación que Él
mismo ha puesto en nuestros corazones, motivando a creer en el llamado personal que Dios establece sobre nuestras vidas.
Iglesia Metodista de Chile
Oficina Episcopal

Insumos litúrgicos y homiléticos, Pr. Andrés Pérez Wilson.


Diagramación, Pr. Miguel Ángel Ulloa.

Ediciones Metodistas, Julio, Año del Señor 2013.

Potrebbero piacerti anche