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CORPORALIDADES DISRUPTIVAS
Resumen
Los principales objetivos propuestos en este trabajo han sido: realizar un breve recorrido teórico, en términos de campo,
sobre los discursos de las prácticas travestis desde la biomedicina y las ciencias sociales. Asimismo, situar dichos discursos
en el contexto argentino para comprender y problematizar las trayectorias del colectivo travesti en ese país. Con tales
¿QHVDFRQWLQXDFLyQHQSULPHUOXJDUVHH[SRQHXQPDSDWHyULFRGHODVSULQFLSDOHVDUJXPHQWDFLRQHVTXHFDUDFWHUL]DQOD
VH[XDOLGDGFRPRXQGLVSRVLWLYRHQVHJXQGROXJDUVHDUWLFXODODQRFLyQGHGLVSRVLWLYRGHODVH[XDOLGDGFRQODVGLYHUVDV
FRUULHQWHVGHOSHQVDPLHQWRIHPLQLVWDSDUDUHSHQVDUORVJpQHURVHQWHUFHUOXJDUVHSODQWHDQODVKLSyWHVLVKLVWyULFDVTXH
han explicado las identidades travestis. Y por último, en quinto lugar, se expone brevemente la trayectoria del colectivo
travesti en Argentina.
Palabras claves: Travestis. Sexualidad. Géneros. Feminismo. Identidad.
Abstract
The purpose of this work is to offer a theoretical overview of the various discourses on the practice of cross-dressing, from
WKH¿HOGVRIELRPHGLFLQHWRWKHVRFLDOVFLHQFHVZKLOHSODFLQJWKHPZLWKLQWKH$UJHQWLQHFRQWH[WLQRUGHUWRXQGHUVWDQGDQG
problematize the trajectories of the transvestite collective in this country. With these ends, a theoretical map is revealed
showing the principal arguments that characterize sexuality as a device, to articulate the feminist notion of sexual device
within the diverse currents of feminist thought that rethink gender, to discuss the historical hypotheses that have explained
WUDQVYHVWLWHLGHQWLWLHV$QGODVWO\WRWUDFHEULHÀ\WKHWUDMHFWRU\RIWKHWUDQVYHVWLWHFROOHFWLYHLQ$UJHQWLQD
Laura Zambrini
UBA-CONICET. Bolsista posdoctoral CONICET. Professora titular FADU-UBA e diretora de projeto de
investigacão na FADU-UBA. email: laura.zambrini@gmail.com
42 5HYLVWDÈUWHPLV(GLomR9MDQMXOSS
Prácticas travestis: teorías y debates sobre corporalidades disruptivas
)RXFDXOW >@ SURSRQH SHQVDU HO :HHNV 5XELQ 9DQFH /DTXHU
dispositivo de la sexualidad como una tecnología 6LTXHLUD3HUHV$VLPLVPRHOGLVSRVLWLYR
social. Es decir, como un conjunto de prácticas, VROLGL¿Fy OD SHUFHSFLyQ GH ORV JpQHURV GHVGH XQ
saberes, discursos, costumbres e instituciones que esquema binario de las identidades excluyentes
articulan “saber y poder” de un modo particular. entre sí, es decir, femenino o masculino. Como ya se
El dispositivo genera como efecto el dijo, y veremos a continuación con mayor detalle, el
establecimiento de una supuesta “verdad interna” de esquema binario además de ser excluyente, supone la
cada sujeto alojada en la sexualidad. Es decir, lo que jerarquización histórica de lo masculino en detrimento
Foucault denomina como “efecto de verdad”. El autor de lo femenino.
hace referencia al ritual de la confesión en el siglo En particular, el uso aquí del término travesti,
XVIII, porque considera que éste permitió manifestar, no pretende recaer en una suerte de esencialización
para luego reprimir, el orden del deseo. Por esta razón, desplegada a lo largo del artículo. Por ejemplo,
describió el proceso histórico que llevó a la posterior Foucault criticó aquellos estudios que parecían dar
articulación de dicho ritual confesionario con otros SRU VHQWDGR OD KRPRVH[XDOLGDG R OD ¿JXUD GH ³HO
saberes, tales como los discursos de la biomedicina homosexual” como una entidad que ya estaba allí,
y la psiquiatría en pos de la producción de la esperando ser descubierta y nominada. Es decir, no se
sexualidad. La conjugación entre la moral religiosa y pretende hacer un uso transhistórico y homogéneo de
la ciencia sedimentaron la construcción de un modelo la palabra travesti sin tener en cuenta la pluralidad y
social apoyado en un sistema de creencias legitimado ODKLVWRULDTXHODFRQ¿JXUD7DOFRPRD¿UPD0HFFLD
a partir de la existencia y búsqueda de una verdad, “sostener un lenguaje teórico construccionista será
\DQRUHOLJLRVDVLQRFLHQWt¿FD0HGLDQWHHOHVWXGLR\ fértil solo en la medida en que nos permita también
FODVL¿FDFLRQHVGHODVSRVLFLRQHVGHVXMHWRGLIHUHQWHV pensar la deconstrucción” (Meccia, 2006: 43).
a la dominante, es decir, a la heterosexual, es que se Asimismo, es importante destacar que en este
robustecieron los binomios de opuestos tales como trabajo, el uso de un término tal como “travesti/
“femenino-masculino” o “normal-patológico” como travestismo” debe entenderse en el contexto propio
maneras de pensar las prácticas e identidades sexuales en el que ha surgido, es decir el siglo XIX, contexto
y/o de género. Las categorías y representaciones con que aquí se intenta problematizar porque asocia las
las cuales pensamos y enunciamos las sexualidades prácticas travestis con lo patológico o desviado.
y los géneros en Occidente son herederas de este Actualmente, se considera más apropiada la noción de
proceso que está impregnado de los imaginarios de “travestilidades” (Patricio, 2008 y Figuereiro, 2011).
los siglos XVIII y XIX. Por lo tanto, para comprender las continuidades y
+DVWD DTXt VH H[SXVLHURQ VLQWpWLFDPHQWH ORV rupturas de las discusiones al interior del campo de
principales aportes teóricos que han permitido pensar los estudios de género en Argentina en torno a la
la conformación histórica de la sexualidad como un construcción de la categoría travesti (y sus modos
dispositivo. Dichas herramientas conceptuales echan enunciativos) se hace inevitable hacer una referencia
luz sobre los procesos históricos que por un lado, a la tensión teórica existente entre los términos
cimentaron la naturalización de identidades y prácticas travestismos/travestilidades, inclinándonos aquí por
sexuales emparentadas con la heterosexualidad como el segundo término.
³ORQRUPDOQDWXUDO³\SRURWURKDELOLWDURQDFODVL¿FDU
como desviaciones a aquellas prácticas que no se
DMXVWDUDQ D OD QRUPD KHWHURVH[XDO :LWWLQJ
La cuestión de los géneros: una entre varones y mujeres como una relación de poder
problematización desde el campo feminista (Stoltz Chinchilla, 1982).
Pensar desde el feminismo la categoría travesti
En respuesta a las jerarquías de género, el feminismo supone retomar, y a la vez, “salirse”, de algunos
apuntó a articular lo académico y lo político para presupuestos del feminismo, ya que aquí la oposición
cuestionar precisamente ese lugar subalterno -que las entre varones y mujeres, entre lo masculino y lo
PXMHUHV WHQtDQ HQ OD FRQ¿JXUDFLyQ GHO RUGHQ VRFLDO IHPHQLQRDSDUHFHHQXQDFRPSOHMLGDGHVSHFt¿FD(Q
PRGHUQR±GH¿QLGRSRUODVXSUHPDFtDGHORPDVFXOLQR este sentido, con relación a las trayectorias travestis,
El feminismo como tal, no puede caracterizarse como Fernández (2004) sostiene que las feministas
un movimiento social homogéneo ni como un cuerpo retomaron la distinción entre las categorías sexo y
teórico uniforme. En su historia los distintos marcos género con el objetivo de echar luz sobre la situación
conceptuales y políticos con los que se ha pensado de opresión que padecían las mujeres. En ese esquema,
esa relación de poder entre los sexos dieron lugar a el sexo como categoría permaneció sin cuestionarse
diferentes interpretaciones. por mucho tiempo, y quedó emparentado a la biología
A modo de síntesis, suele considerarse al (Grosz, 1994). En cambio, el género como atributo
feminismo en términos de “olas” (Gamba, 2007). fue asociado a los roles y expectativas sociales, es
Se considera la primera ola feminista caracterizada decir, dentro del ámbito de la producción cultural.
por el movimiento sufragista y ciudadano surgido Para Fernández, las travestis, en tanto colectivo,
posteriormente a la Revolución Francesa. Olympia permanecieron fuera de las preocupaciones feministas
de Gouges (1791) en Francia, y Mary Wollstonecrafft por mucho tiempo, aún cuando el encuentro
(1792) en Inglaterra, se consideran las referentes. Sus del feminismo con el post estructuralismo y la
principales aportes residen en dar lucha para que las perspectiva de la interseccionalidad de los géneros
mujeres fueran incluidas en la ciudadanía, puesto que han brindado herramientas fundamentales para
pVWD VyOR HUD GH¿QLGD HQ WpUPLQRV PDVFXOLQRV /D pensar el fenómeno. No obstante, uno de los puntos
segunda ola, cuya mayor representante es Simone de de partida teóricos de este trabajo está apoyado en una
Beauvoir (1949), apuntó a desnaturalizar la categoría de las premisas principales del feminismo. Esto es:
mujer, en tanto categoría social y no natural. La una conceptualización de la relación entre los géneros
tercera ola feminista partió de preguntarse cuál es como una relación histórica de poder que somete a lo
sujeto político del feminismo, considerando al cuerpo femenino.
como una producción cultural e histórica (Braidotti, 5HVXOWDQRGDOHVWDD¿UPDFLyQDODKRUDGHSHQVDU
1999). la construcción pública de la categoría travesti
Desde esta óptica, lo femenino y lo masculino y las problemáticas en torno a las políticas del
son caracterizados como construcciones sociales. Se cuerpo. Porque si bien, sin dejar de tener en cuenta
desmonta la relación entre el sexo y el género a partir OD HVSHFL¿FLGDG LGHQWLWDULD WUDYHVWL SRU XQ ODGR
de la incorporación del giro performativo (Austin, también es cierto que las travestis actúan/performan
1992) propuesto por Butler (1997) para pensar las ORVUROHVVRFLDOPHQWHDVRFLDGRVDORIHPHQLQR\SRU
relaciones históricas de género. otro lado, dicha actuación/performance de roles es
Los varios tipos de feminismos, tales como el heredera de una larga tradición que relega simbólica
liberal, radical, marxista, socialista, de la igualdad, de y materialmente lo femenino hacia la subalternidad.
la diferencia, a pesar de sus oposiciones, diferencias y Según Sívori:
matices, coinciden en considerar y criticar la relación
rígida y conservadora a nivel discursivo respecto de Bento es la indumentaria (como marca o rasgo de
la sexualidad y los géneros, la cual convierte a las género). Esto es, la medicina decide intervenir en
travestis en uno de los grupos más discriminados DTXHOORV FDVRV TXH XQD SHUVRQD PDQL¿HVWD VHQWLUVH
en Brasil. Sin embargo, el autor observó que disconforme con el género que le fue designado
dicho discurso conservador sobre la sexualidad es al nacer (y por lo tanto, con los roles y las ropas
WUDVFHQGLGR \ UHVLJQL¿FDGR HQ HO iPELWR tQWLPR atribuidas “como las adecuadas” para su género,
privado. Kulick analizó en profundidad el sentido sea femenino o masculino). Esta intervención de la
de la realización de prácticas tales como la ingesta medicina requiere de algunas pruebas que convaliden
de hormonas, siliconas, el uso de prendas y adornos que se es “verdaderamente un/a transexual” (Bento,
femeninos, la transformación corporal y el ejercer 2006 y Zambrano, 2006), tal como si se padeciera una
un trabajo sexual-prostibulario. Dichas prácticas, SDWRORJtD(OSDVDMHRQRGHHVWDVSUXHEDVGH¿QHQ
SDUD .XOLFN QR VRQ D]DURVDV QL LUUHÀH[LYDV SRU HO la realización (o no), de una cirugía que adecue el
contrario, Kulick demuestra que son prácticas lógicas cuerpo, la genitalidad y el género.
dentro del contexto social y cotidiano en que están Bento analizó los discursos de personas que
inmersas muchas travestis brasileras. esperaban ser autorizadas para realizarse la operación
Respecto a la estética travesti, y siguiendo los de “reasignación de sexo/género“, y también analizó
WUDEDMRV HWQRJUi¿FRV FLWDGRV 6LOYD \ los discursos de los médicos intervinientes. Dicha
%HQHGHWWL .XOLFN pVWRV FRLQFLGHQ cirugía contiene, según Bento (2006) y según
en que si bien las travestis recrean una estética Zambrano (2006), de modo tácito una concepción
HPSDUHQWDGDFRQORVUDVJRVWUDGLFLRQDOHVIHPHQLQRV de la sexualidad y los géneros cimentada en la
también habilita un nuevo modo de interpretación, heterosexualidad obligatoria y reproductiva. Es
agenciamiento y apropiación de la femineidad. Tal decir, desde una supuesta coherencia natural entre el
FRPR OR SURSRQH 'HQL]DUW VH FRQ¿JXUD XQD cuerpo, la genitalidad, el género y la indumentaria,
especie de “ingeniería erótica” que visibiliza los que la medicina debiera corregir en caso de alguna
atributos históricamente asociados con lo femenino. DOWHUDFLyQLQFRKHUHQFLD /D DXWRUD D¿UPD TXH OD
Según Denizart (1997), es una interpretación de lo motivación principal de quienes se someten a las
femenino que combina por un lado, el glamour \ cirugías reside en la necesidad de aceptación social
por otro, ciertos atributos asociados a la masculinidad por causa de la normativa de género que estructura
tradicional tal como la fuerza física (Pelucio, 2007 y los valores sociales y discrimina a quienes estén por
2009). fuera de la norma.
Todos los autores mencionados destacan que, si $ORV¿QHVGHOSUHVHQWHDUWtFXORODVFRQVLGHUDFLRQHV
bien la expresión de género travesti performa/ actúa y de Bento resultan pertinentes porque para la autora -en
desea una apariencia física femenina, de ningún modo sintonía con los planteos del post estructuralismo- es
esto supone una renuncia explícita a su genitalidad. imposible establecer un supuesto grado de veracidad
Por lo tanto, distinguir la categoría “transexual” de de una identidad en la medida en que cualquiera sea
la categoría “travesti” es importante para pensar la ésta -transexual, travesti o heterosexual- se articula
peculiaridad del tema estudiado. DSDUWLUGHFRQ¿JXUDFLRQHVP~OWLSOHV\VHDFWXDOL]DQ
En particular, Bento (2006) analizó desde una GHPRGRFRQVWDQWH%XWOHU+DOO$UIXFK
perspectiva sociológica, los discursos y las prácticas %HQWR
médicas en torno a la transexualidad en Brasil.
Una de las dimensiones de análisis de las que parte
que adecuaría la relación entre sexo, género y Estas hipótesis dan cuenta de la tensión existente
cuerpo al esquema binario (Lamas, 1995). En dentro del campo argentino de los estudios de género
cambio, desde esta óptica, las travestis actúan roles y sexualidades, a la hora de enunciar y estudiar las
socialmente considerados como femeninos, sin por prácticas travestis.
ello renunciar a una genitalidad socialmente rotulada En especial, para comprender la primera hipótesis
como masculina. De este modo, hoy día las prácticas referida a la expresión de un tercer género, Fernández
travestis habilitan a pensar, desde el punto de vista UHWRPD HO WUDEDMR GH +HUGW TXLHQ VHxDOD HQ
teórico, nuevas conceptualizaciones acerca de los primer lugar, que la orientación o deseo sexual hacia
géneros. otra persona del mismo sexo no va de suyo con el
En América Latina, y en especial en Argentina, planteo de un tercer género. Dicha división pretende
en relación con la historia del colectivo travesti, sólo romper con la tradición de la sexología del siglo XIX
existen algunas referencias en los informes médicos y comienzos del siglo XX, que hemos visto, señalaba
y criminológicos -citados por ejemplo en los trabajos a las travestis como un modo de homosexualidad
de Salessi (1995) – pero no han quedado registrados basada en criterios del orden de la biología. Esta
sus propios testimonios. No obstante, muchos años ruptura conlleva a establecer el énfasis en el contexto
más tarde, a la luz de las políticas de la identidad y cultural como un factor que construye socialmente
los nuevos movimientos sociales, algunos grupos de los cuerpos generizados. Pensar la posibilidad de
travestis comenzaron a organizarse y a instalarse en la la existencia de un tercer género permite trascender
escena pública argentina, y poco a poco han logrado el esquema binario mediante el cuál se piensa lo
conformar agrupaciones sociales mediante las cuales IHPHQLQRH[FOX\HQGRSRUGH¿QLFLyQDORPDVFXOLQR
reclaman derechos y reivindicaciones ciudadanas y viceversa. De este modo, un mismo cuerpo recrea
(Raffo, 2006). Las agendas políticas y académicas lo femenino y lo masculino dotándolo de un plus
WDPELpQVHUHGH¿QLHURQHLQFRUSRUDURQODWHPiWLFDHQ de sentido, y desafía la organización binaria de las
busca de nuevas respuestas a nuevas preguntas sobre instituciones. Nuevas posiciones de sujetos que
los géneros, los cuerpos y en articulación con las habilitan nuevas experiencias y expresiones de
concepciones de ciudadanía (Fernández, 2004). género que desarticulan la supuesta coherencia entre
En la actualidad para Fernández (2004) en el el sistema sexo-género y el deseo sexual.
campo de las ciencias sociales, y en especial en los En la segunda hipótesis Fernández sostiene que,
estudios de género, coexisten tres posturas hipotéticas si bien las travestis cuestionan el esquema binario de
en debate en torno a las prácticas travestis: los géneros, a la vez, lo refuerzan porque no logran
a) Son la expresión de un tercer género. romper con los estereotipos sociales de lo femenino
b) Refuerzan las identidades de género binarios, y lo masculino. Esta hipótesis lleva tácitamente
quedando atrapadas en lo masculino o bien, en lo una crítica respecto a la particular interpretación
femenino (pero en ningún caso se acepta la posibilidad que las travestis realizarían en torno a la condición
de ruptura del esquema binario de las identidades de femenina. El énfasis puesto en las transformaciones
género). corporales mediante cirugías, ingesta de hormonas y
F (YLGHQFLDQ HO FDUiFWHU GH ¿FFLyQ \ SDUyGLFR aplicaciones de siliconas y la indumentaria utilizada
del sistema de géneros organizados en lo femenino y por travestis, aluden a los principales estereotipos
masculino, y por lo tanto, desorganizan y rompen la que reducen lo femenino a la cuestión del cuerpo
relación histórica que asoció el sexo con el género en como objeto de contemplación/deseo para la mirada
virtud del refuerzo de la normativa heterosexual. masculina (Bourdieu, 2000). Lo mismo sucede,
según este argumento, respecto a la estética corporal normativas de género pero también a la vez, como
travesti. En este punto, Fernández (2004) destaca herramienta de posibilidad de transformación de las
que las principales representaciones que se ponen mismas. Esto es, la autora destaca que la interpelación
HQ MXHJR HQ GLFKD HVWLOL]DFLyQ FRUSRUDO UH¿HUHQ D OD ideológica – en los términos en que la explica Louis
¿JXUDGHODPXMHUPDGUHHQRSRVLFLyQDOD¿JXUDGH Althusser – genera la ilusión de un sujeto portador
ODPXMHUSURVWLWXWD\ROD¿JXUDGHODvedette propia de de una esencia anterior a lo social y de este modo,
los shows artísticos. posee un efecto naturalizador de las identidades y
La autora apunta que las corporalidades travestis las relaciones sociales (Althusser, 1977). Este sujeto
MDTXHDQ ODV WUDGLFLRQDOHV FODVL¿FDFLRQHV GH ODV situado por delante del acto de interpelación es el que
identidades sexuales y/o de género, a partir de Butler pretende de-construir. Su lectura nos propone
la ambigüedad que expresan, porque pueden ser una interpretación del sexo como efecto del proceso
interpretados como cuerpos femeninos y también de naturalización de la estructura social de género
como masculinos. Esta hipótesis ha sido muy y de la heterosexualidad obligatoria. Es decir, para
FXHVWLRQDGDSRUTXHFRQOOHYDHOSHOLJURGHFRVL¿FDU\ Butler, no hay esencia detrás de las performances
capturar las posibilidades del ser travesti sólo en los o actuaciones del género, sino que las mismas en
tres modelos de representación expuestos, es decir: su repetición producen el efecto o la ilusión de una
la madre, la prostituta y la vedette 9HQFDWR esencia natural.
Siqueira Peres, 2005). Esta hipótesis actualiza el modo de interpretar
/D WHUFHUD KLSyWHVLV UH¿HUH DO HVWDOOLGR GH ODV las prácticas travestis y los modos de enunciarlas
categorías binarias y esencialistas de los géneros al tanto desde el campo académico como por ellas
SODQWHDUORFRPRXQD¿FFLyQRSDURGLDHQSHUPDQHQWH mismas (como colectivo). De aquí en más, ya
actuación, es decir el género como una construcción no corresponde hablar de “travestismo” y sí de
performativa. Para ello, Fernández se apoya en dos ³WUDYHVWLOLGDGHV´ 3DWULFLR )LJXHUHLUR
autoras post estructuralistas quienes han incorporado porque dicho término como ya se dijo, hace alusión
la crítica foucaultiana para pensar los géneros y las al devenir identitario y se aleja de las concepciones
sexualidades tales como Teresa De Lauretis (1989) y patologizantes consolidadas en el siglo XIX a través
Judith Butler (2002). de términos tales como “travestismo”.
Las ideas centrales desarrolladas por De Lauretis En este sentido, la interpelación ideológica de
\%XWOHUSHUPLWHQUHÀH[LRQDUDFHUFDGHOHQIRTXHGH Althusser como concepto, es utilizada por Butler
género como herramienta teórica, epistemológica y para explicar los mecanismos mediante los cuales los
metodológica. Butler mediante la perspectiva de la aparatos de dominación operan sobre los individuos
performatividad de los géneros ha propuesto pensar para transformarlos en sujetos ligados/sujetados a una
al género no como algo natural, sino como una determinada estructura de poder. A través de dichos
constante actuación paródica construida socialmente mecanismos, el individuo es convocado sutilmente a
y sostenida en la separación dicotómica entre el situarse en el lugar que se le ha asignado y por lo
sexo y el género. Butler realiza una deconstrucción WDQWR D DFHSWDU ODV SUiFWLFDV \ VLJQL¿FDGRV VRFLDOHV
de dichas categorías (sexo-género) evidenciando asociadas con dicho lugar. Según Córdoba García
que el sexo – más allá de lo biológico – también es (2003) la interpelación de “la ley” produce al sujeto
una construcción social, y por lo tanto ya ha sido y, a la vez genera la ilusión que dicho sujeto ya existía
generizado. El énfasis está puesto en la dimensión con anterioridad. En otras palabras, según Butler
cultural como elemento de subordinación de las (2001) el sujeto es interpelado y simultáneamente
WDPELpQ VH LGHQWL¿FD FRQ DTXHOOR TXH OR LQWHUSHOD representaciones simbólicas dentro de formaciones y
/RV VXMHWRV VRQ FRQYRFDGRV D LGHQWL¿FDUVH FRQ XQ estructuras sociales dadas. Pero también atravesadas
sistema sexo-género cimentado en la ilusión de que por procesos del orden de lo inconsciente relacionados
esa identidad ya estaba allí anteriormente. Esta es una con las simbolizaciones de la diferencia sexual. La
de las críticas más importantes realizada por Butler subjetividad es caracterizada como un proceso que
(2006a) para repensar los géneros mediante la teoría abraza simultáneamente las instancias materiales
de la performatividad. Esto es, no hay esencias por y simbólicas (mediadas por el lenguaje) que la
detrás de las actuaciones de género, sino que a través FRQ¿JXUDQ FRPR WDO /DV QRFLRQHV SVLFRDQDOtWLFDV
de la repetición compulsiva de dichas actuaciones es de Lacan acerca de la identidad, el lenguaje, y la
producido el efecto naturalizador de las mismas. sexualidad son fundamentales para comprender la
/D FRQWULEXFLyQ GH7HUHVD 'H /DXUHWLV VH UH¿HUH noción de sujeto propia del post estructuralismo, y
a la idea de una subjetividad construida en un que se aleja de los postulados y concepciones del
proceso permanente basado en la experiencia. En estructuralismo.
esta trayectoria cada persona adquiere su género. El feminismo post estructuralista coloca el acento
Desde su concepción, la subjetividad no está en el sistema de representaciones de los géneros, los
(sobre) determinada por la biología ni tampoco por PLWRVHLPiJHQHVTXHFRQ¿JXUDQORIHPHQLQR%DFK
una “intencionalidad libre y racional”, sino por la HQ*DPED6DEVD\(QODPLVPDOtQHD
H[SHULHQFLD TXH OD PLVPD GH¿QH HQ OD LQWHUDFFLyQ %XWOHU D¿UPD TXH ORV JpQHURV VH GH¿QHQ GHQWUR GHO
(Alcoff, 2001). Para De Lauretis, el género se produce orden de lo simbólico e imaginario. De acuerdo
mediante dispositivos culturales que propician los al pensamiento de Lacan, el post estructuralismo
modos de subjetivación. Pero, si bien la autora retoma D¿UPD TXH OD IRUPDFLyQ GH OD LGHQWLGDG VH LQLFLD
el concepto de Foucault (1977) sobre el dispositivo en la etapa de la niñez a partir de la interacción
de la sexualidad para pensar los géneros, también con los sistemas simbólicos de representación tales
fundamenta que el autor no tuvo en cuenta que ese como la cultura, el lenguaje y la diferencia sexual.
dispositivo ya está generizado. De este modo, la identidad es construida a través
Partiendo de esta crítica, De Lauretis desarrolla GH SURFHVRV LQFRQVFLHQWHV GH LGHQWL¿FDFLyQ FRQ ORV
el concepto de “tecnología del género”. Es decir, sistemas simbólicos y culturales existentes (y no
HO JpQHUR GH¿QLGR FRPR OD UHSUHVHQWDFLyQ GH XQD algo dado o previo al sujeto al momento de nacer).
relación social en permanente construcción, y que Desde esta perspectiva, existe siempre una dimensión
interpela a los sujetos mediante discursos del orden de la identidad que es imaginaria y que permanece
imaginario (por eso habla de representación). Desde incompleta, inestable y en permanente construcción
esta óptica, la interpelación discursiva obliga a la 'HUULGD+DOO
toma de posición en algún lugar del orden de los Butler parte de las mismas premisas para
géneros y hace a las identidades legibles socialmente. pensar las identidades de género, y sostiene que el
Esta corriente feminista está empapada de los punto histórico de referencia ha sido la normativa
postulados del psicoanálisis lacaniano. Esto es, que KHWHURVH[XDO\HQEDVHDHOODVHGH¿QHQORVSRVLEOHV
para pensar las diferencias entre hombres y mujeres GHVYtRV GH OD QRUPD %XWOHU D¿UPD TXH QR H[LVWHQ
se ha incorporado la noción de diferencia sexual a identidades más reales que otras, y por lo tanto, la
partir de su complejidad psicoanalítica. expresión de género travesti no es ni la copia ni la
Desde este punto de vista, los varones y las mujeres distorsión de una identidad femenina original y
son producidos por el lenguaje, las prácticas y las heterosexual. De Lauretis y Butler (al igual que
los autores ya citados) no hablan de la existencia Aquí, es entendido como el pasaje del “paradigma
de identidades en sí mismas, sino de procesos de de las identidades” (mujer, varón, heterosexual,
LGHQWL¿FDFLRQHV FRQ GHWHUPLQDGDV UHSUHVHQWDFLRQHV homosexual, travesti, etc.) hacia otro proceso continuo
mediante tecnologías de género, que operan a través TXH HV HO ³SDUDGLJPD GH ODV LGHQWL¿FDFLRQHV´ R
de prácticas culturales y discursivas produciendo también denominado el giro performativo (Butler,
UHODFLRQHVVRFLDOHVHLGHQWL¿FDFLRQHV 2001).
Vale subrayar que, si bien las tres hipótesis sobre Ya no se aboga por una identidad como expresión
las prácticas travestis desarrolladas por Fernández de un ser interior que se devela con mayor o menor
(2004), habilitan a cuestionar el orden binario de los autenticidad, sino que por el contrario, la identidad es
géneros, aquí este trabajo se ubica en la dirección pensada como un proceso en permanente construcción
de la línea teórica post estructuralista, expuesta y cambio. El giro performativo habilita a proponer
en la tercera hipótesis. A partir de esta posición distintas posiciones de sujeto, múltiples y atravesadas
argumentativa, se construye el objeto de estudio. por diferentes ejes tales como la clase social, sexo,
(VWRVXSRQHGH¿QLUODWUDYHVWLOLGDGFRPRXQDSUiFWLFD raza, edad, etc. En este punto, aquí se sostiene que
FXOWXUDOTXHGHVDUPD\SRQHHQHYLGHQFLDOD¿FFLyQ el género además puede ser pensado como una
de las categorías de género y las sexualidades FRQ¿JXUDFLyQ LQWHUVHFFLRQDO 'DYLV Viveros,
como femeninas o masculinas (en el sentido de una 2000) porque establece diálogos, se cruza y negocia
disyunción excluyente). La puesta en escena de la con múltiples relaciones de poder. Sin embargo, una
corporalidad travesti invita a pensar por un lado, en la conceptualización no esencialista y relacional de
desestabilización de las categorías de género binarias ODVLGHQWLGDGHV+DOOFRPRODH[SXHVWDGHEH
y excluyentes (femenino o masculino, por ejemplo) y especialmente evitar recaer en un uso inadecuado de
por otro, en la desnaturalización de esa construcción esas categorías (clase, sexo, edad, etc.). Por ejemplo,
VRFLDO \ RUJDQL]DFLyQ ¿FWLFLD GHO OODPDGR PXQGR como si éstas fueran inmutables y no contingentes
moderno sustentado en un pensamiento binario que (Arfuch, 2008).
regula las principales instituciones (Braidotti, 1999).
Desde este punto de vista, y tal como lo sostienen Trayectorias del colectivo travesti en
Fernández (2004) y Siqueira Peres (2005), a partir de Argentina. Recorrido histórico
la problematización de las prácticas travestis, se puede
plantear un proceso que conduce al estallido de las Resumir las trayectorias del colectivo travesti en
categorías de género binarias. Desde el pensamiento Argentina supone reconstruir una historia atravesada
post estructuralista, y en particular, a partir de por la exclusión y la tensión entre mecanismos de
las premisas esbozadas por De Lauretis y Butler, visibilidad e invisibilidad social (Moreno, 2008). Es
se caracteriza la construcción de la subjetividad imposible no pensar la discriminación como parte
generizada mediante dimensiones discursivas y de un problema cultural más profundo y arraigado
dimensiones materiales de las prácticas. El concepto en procesos de producción de poder y jerarquías.
GH JpQHUR HV GH¿QLGR FRPR QR QDWXUDO FRQVWUXLGR Mediante la perspectiva de la interseccionalidad de
socialmente), no biológico (cultural y simbólico), no los géneros, se puede pensar la discriminación hacia
universal ni a-histórico (espacial y temporalmente el colectivo travesti en diálogo con otros dispositivos
situado), y supone la noción de posicionalidad, es D¿QHVDOUDFLVPR=DPEULQL(QRWURVWpUPLQRV
decir, el género como una permanente construcción mediante el sesgo ideológico (y por ende histórico)
performativa y relativa a un contexto sociocultural. ciertos rasgos corporales (o bien, prácticas sexuales)
son percibidas como negativas e inferiores en relación discursos de los médicos criminológicos ayudaron
a otras consideradas “normales“. Se fortalecen de D HPSDUHQWDU \ VXVWHQWDU FLHQWt¿FDPHQWH TXH GLFKDV
este modo, por ejemplo expresiones de homofobia o prácticas eran un delito.
machismo porque es establecida una relación entre +DFLD ¿QHV GHO VLJOR ;,; VHJ~Q 6DOHVVL
ciertos rasgos físicos y actitudinales con atributos el estado argentino intentó regular y punir la
morales (negativos) que son naturalizados como tales. visibilidad que estaban adquiriendo homosexuales
Por causa de las representaciones y del pensamiento y travestis, especialmente en la ciudad de Buenos
socialmente estereotipado, no se interpela al sujeto Aires, a través de la estigmatización de las prácticas
discriminado como un sujeto “único e individual”, no heterosexuales. La denominación común utilizada
VLQRTXHpVWHHVMX]JDGR\FODVL¿FDGRFRPRPLHPEUR para hacer referencia a quienes se relacionaban
integrante de un colectivo estigmatizado. A partir sexualmente con pares del mismo sexo, era la noción
de dicho a priori portador de cargas valorativas de “invertido sexual”. Esta noción también incluía
negativas, se ejerce la operación ideológica que a quienes usaran ropas del sexo opuesto, es decir, a
UHL¿FD\HPSREUHFHODUHODFLyQVRFLDO7RGRURY quienes se travistieran. Según los registros dejados
:LHYLRUND0DUJXOLV por un criminólogo de la época llamado Gómez
El colectivo travesti ha sido históricamente (1908 en Fernández, 2004), estas conductas más allá
WLSL¿FDGRHQEDVHDUHSUHVHQWDFLRQHVVRFLRVH[XDOHV\ de las razones que motivaran a los sujetos que las
genéricas despectivas, y por causa de ello, continúan llevaban a cabo, debían catalogarse como inmorales
siendo uno de los grupos sociales más discriminados y repudiables. El imaginario que consolidaba esta
HQHOSDtV%HUNLQV\%DUUHGD ,VQDUGL representación negativa aludía a los robos, las
2006). La conformación de estereotipos negativos conductas delictivas o poco éticas e indeseables para
favorece según Butler (2006b) que haya vidas una sociedad en plena consolidación.
humanas que a nadie le importen, y que dicha Otro criminólogo de la época llamado De
exclusión sea funcional para la reproducción de los Veyga (1903) argumentó que las prácticas sexuales
valores dominantes. Butler sostiene que: desviadas podían ser adquiridas a partir de un entorno
SURSLFLR SDUD HOOR (VWR HV ¿HVWDV RUJDQL]DGDV SRU
(…) es posible observar cómo las formas dominantes homosexuales, carnavales, prostíbulos, etc.
de representación pueden y deben ser destruidas para
que algo acerca de la precariedad de la vida pueda ser +DFLDSULQFLSLRVGHOVLJOR;;KDEtDXQDGLVFXVLyQ
aprehendido. Una vez más, esto tiene consecuencias dentro del campo de la medicina criminológica a la
para los límites que constituyen lo que puede o no
hora de elaborar explicaciones acerca del origen de
puede aparecer dentro de la vida pública, los límites de
un campo de visibilidad públicamente reconocido. Lo las prácticas no heterosexuales. Por un lado, estaban
que está privado de rostro o cuyo rostro se nos presenta quienes sostenían que era algo congénito, y por otro,
como el símbolo del mal, nos autoriza a volvernos
insensibles ante las vidas que hemos eliminado y cuyo VHDUJXPHQWDEDTXHHUDFDXVDGRSRUODLQÀXHQFLDGHXQ
GXHOR UHVXOWD LQGH¿QLGDPHQWH SRVWHUJDGR %XWOHU entorno inmoral (Fernández, 2004). Si bien, tuvieron
2006b: 20). mayor prevalencia las explicaciones que hacían
referencia a lo genético, tampoco se dejó de lado la
(Q $UJHQWLQD ORV FRQÀLFWRV TXH VXUJHQ D SDUWLU
LQÀXHQFLDGHOHQWRUQRVRFLDOFRPRIDFWRUH[SOLFDWLYR
de la visibilidad travesti en el espacio público son de
No obstante, en Argentina la homosexualidad como
larga data. Como ya se relató, los primeros registros
HVWLJPD VRFLDO VH FRQ¿JXUy FRQGHQDQGR D TXLHQHV
en el país han sido realizados por el derecho penal y la
elegían una pareja del mismo sexo, pero también
FULPLQRORJtDDWUDYpVGHODFODVL¿FDFLyQGHODVSUiFWLFDV
según las características del rol sexual asumido en
travestis como desviaciones sexuales. Asimismo, los
esa relación. Es decir, la construcción del binomio colectivo travesti (Pecheny et al., 2008). Estos debates
pasivo-activo estigmatizó más la pasividad. Esto provienen desde mediados del siglo XIX forjado por
también puede rastrearse en las manifestaciones sectores religiosos católicos, sectores conservadores
culturales de la época tales como por ejemplo, el y actores políticos. En la ciudad de Buenos Aires, en
estreno en Buenos Aires en el año 1914 de la obra de el año 1875 el Concejo Deliberante Porteño declaró
teatro “Los invertidos“. Paulatinamente, personajes que se entendía por prostituta a aquella mujer que
travestis fueron ocupando espacios en el ambiente vendía favores sexuales a varios hombres. Se gestó
artístico: teatro, literatura, café concert. Aunque una ordenanza que alejaba prostitutas de las iglesias,
estas expresiones no tenían como objetivo particular HGL¿FLRVS~EOLFRV\ODVFDOOHV\DODYH]VHQWDEDODV
establecer una reivindicación del colectivo travesti bases para combatir la presencia de redes de regentas.
en la sociedad, a su vez, operaban como forma de (Q HO DxR VH VDQFLRQy OD ³/H\ GH 3UR¿OD[LV
visibilización del mismo. A través del espectáculo Social” que con un carácter abolicionista, prohibía
se habilitaba un espacio para la risa y parodia de la explotación ajena, pero sin sancionar el ejercicio
los discursos dominantes y los roles de géneros de la prostitución independiente. Según Guy (1994)
establecidos. se atribuyó a esta ley las causas de un supuesto
Según Fernández (2004), de los registros aumento de la homosexualidad en la sociedad. En
HQFRQWUDGRV HQ ORV DUFKLYRV SVLTXLiWULFRV GH ¿QDOHV este marco, durante las décadas de los años ´30 y
del siglo XIX y comienzos del XX hasta hoy día, ´40 el ejército argentino decidió abrir cerca de los
poco se sabe sobre el posterior destino del colectivo cuarteles los llamados burdeles, y así despenalizar la
travesti en el país. De acuerdo a los testimonios de prostitución. Fue un modo de intentar contrarrestar
travestis adultas mayores recabados por la citada las conductas homosexuales y la propagación de las
autora en su trabajo (2004), ha sido durante el primer enfermedades venéreas de la época. De esta manera,
gobierno peronista (1945-1955) el momento donde en el primer gobierno peronista se legalizaron los
se generó una persecución explícita hacia travestis burdeles municipales. No obstante, en el subsiguiente
y homosexuales ejercieran o no, la prostitución. Los JRELHUQRGHIDFWRGH$UDPEXUXVHUDWL¿Fy
modos de vestirse, caminar y exhibir los cuerpos en la el pronunciamiento contra la trata y explotación de
calle fueron los principales motivos de esta condena personas establecido por las Naciones Unidas (ONU)
VRFLDO (Q FDPELR OD DXWRUD D¿UPD TXH ORV DxRV GH en el año 1949. Este pronunciamiento fue nuevamente
la década del ´60 han sido caracterizados como los UDWL¿FDGRGXUDQWHHOJRELHUQRGH)URQGL]L entre 1958
de mayor visibilidad (no sin escándalos) de travestis y 1962.
a través de lo artístico. Por ejemplo, varios teatros Para reconstruir las trayectorias travestis en el
de la ciudad de Buenos Aires, y promovidos por SDtVHVLPSRUWDQWHDWHQGHUDOD¿JXUDGHORV(GLFWRV
reconocidos productores teatrales, auspiciaron obras Policiales. Si bien, éstos fueron promulgados en la
en las que actuaban travestis (teatro Nacional, teatro década de 1870, ha sido a comienzos del siglo XX
Maipo, entre otros). En cambio, durante la década cuando le fue conferido a la policía la posibilidad
de los años ´70 (especialmente en la época de la de regular, intervenir y reprimir en la vida cotidiana.
dictadura militar), siguiendo a Fernández, muchas En el gobierno militar de Aramburu (1955-58) se
travestis fueron perseguidas los por sectores católicos le otorgó a la policía la facultad de emitir y aplicar
que atacaban su visibilidad pública y artística. los edictos. El gobierno de Frondizi (1958-62)
Los debates sobre la regulación del trabajo sexual transformó esto en una ley, y varios años más tarde,
en el país han sido y son, una dimensión que afecta al en el año 1995 Fernando De la Rua, ejerciendo como
intendente de la ciudad de Buenos Aires, estableció porteño. Esto propició controversias y fracturas
que la policía tuviera además la posibilidad de juzgar. dentro de la sociedad misma, porque algunos sectores
Esto funcionó así hasta el año 1998. reclamaban mayor poder de acción y represión
Durante años, los Edictos Policiales, que han por parte de la policía, y en cambio otras voces, se
regido en la ciudad de Buenos Aires desde el año 1946, quejaban de los abusos históricos cometidos por
le brindaron a la Policía Federal las facultades legales la institución. Uno de los colectivos sociales más
para reducir el trabajo sexual en las calles, entre vulnerados y perjudicados por el accionar policial era
otras cuestiones. Las prácticas travestis también eran el colectivo travesti (Berkins, 2007).
punidas porque se las consideraba una contravención. En aquella instancia, esta discusión ponía de
/DMXVWL¿FDFLyQWDOFRPRORGH¿QtDQORV(GLFWRVHUD UHOLHYHODUHGH¿QLFLyQGHORTXHVHFRQVLGHUDEDGHOLWR
prohibir “el uso de prendas del sexo contrario en o transgresión en los espacios públicos y la visibilidad
lugares públicos” )HUQiQGH] 'LFKD ¿JXUD o invisibilidad de ciertas prácticas e identidades en
además de no reconocer la diversidad de género, esos espacios. Se trataba de contradictorias luchas de
también reducía las travestilidades a una cuestión de sentido que cristalizaban, por un lado, una puja por
transgresión de la vestimenta y la corporalidad. los valores sociales y, que por otro, confería a ciertos
Asimismo, ante la invisibilización y opresión de sujetos a ocupar posiciones subalternas. Como se dijo,
la diversidad sexual y/o de género, subyacía como en un principio esto fue impulsado por una reforma
¿Q~OWLPRODUHJXODFLyQGHOHVSDFLRS~EOLFR\SULYDGR SROtWLFD TXH PRGL¿FDED HO HVWDWXWR GH OD FLXGDG
a partir de una concepción de las sexualidades en de Buenos Aires para lograr su autonomización.
términos dicotómicos y binarios que dejaba por Sin embargo, al mismo tiempo propició un debate
fuera y condenaba otras identidades y experiencias (que continúa hasta la fecha) acerca de los lugares
corporales. JHRJUi¿FRV GH OD FLXGDG GRQGH JUXSRV GH WUDYHVWLV
Debido a que exceden los objetivos de este debían y/o podían estar y/o realizar el trabajo sexual.
trabajo, no se va a describir el proceso político que Los trabajos de Leticia Sabsay han sido pioneros
llevó a la autonomización de la ciudad de Buenos en abordar la representación del colectivo travesti
Aires y la consecuente caducidad de los Edictos HQODSUHQVDJUD¿FDDUJHQWLQDDSDUWLUGHODVDQFLyQ
Policiales. No obstante, es necesario recordar que en del Código de Convivencia Urbano en la década
el año 1994, a raíz de la reforma en la Constitución de los años ´90 (Sabsay, 2002, 2009 y 2011). De
Nacional llevada a cabo por el gobierno de Carlos acuerdo a Sabsay, esta reforma política despertó (a
Menem (1989/1999), la ciudad de Buenos Aires nivel fantasmático) una serie de miedos basados en
se transformó en una ciudad autónoma. Esto trajo la visibilidad de las travestis en el espacio público, y
aparejado la necesidad de formular nuevas normas la aparente desaparición de la frontera que distinguía
que reemplazaran a los ya viejos Edictos Policiales, y regulaba desde el estado mismo, las diferencias
que habían sido cuestionados desde hacía años por sociales y de género (Sabsay, 2011). Para la autora,
distintas organizaciones de derechos humanos. esta frontera rearticulaba la noción misma de
En este clima social y político, durante 1997 fue ciudadanía. Sin embargo, a la vez, según Sabsay, este
sancionado el Código de Convivencia Urbana, y así proceso posibilitó la renegociación del imaginario
se abrió un nuevo capítulo en la ciudad caracterizado sexual y de género.
por una intención política de mayor democratización En aquel contexto, la temática fue difundida por
donde se asumía una lucha contra la discriminación los medios masivos de comunicación, situación que
de género, raza y orientación sexual en el territorio instaló a las prácticas travestis como un problema
social fuertemente estigmatizado. Además, los medios La citada autora realizó diversos trabajos sobre la
VLPSOL¿FDURQ OD FRPSOHMLGDG GHO WHPD UHGXFLpQGROR conformación de asentamientos pobres en la ciudad
en un antagonismo y enfrentamiento entre “las de Buenos Aires. En particular, su conceptualización
travestis y los vecinos” que se negaban a convivir con respecto al “principio de máxima intrusión
la presencia de éstas en sus barrios, especialmente en socialmente aceptado” también es válido para pensar
el barrio de Palermo1 (Sabsay, 2002). OD DQWLQRPLD FRQVWUXLGD SRU ORV PHGLRV JUi¿FRV
Es importante destacar que para la autora (Sabsay, travestis versus vecinos. El barrio de Palermo fue el
2009 y 2011) en ese momento los medios masivos escenario donde, además de transgredirse normativas
emprendieron una campaña discriminatoria en contra de género y corporalidad, también se transgredió a
de la diversidad de género, pero de modo paradojal, nivel simbólico, el prestigio cultural y social de un
Sabsay señala que esta estigmatización a la vez, barrio de clase media acomodada.
funcionó como forma de visibilización, por ejemplo Asimismo, vale destacar nuevamente que a
del colectivo travesti como nunca antes visto en el partir de esta etapa y en un principio focalizándose
país. En este sentido, muchas veces se logró el efecto HQ HO FRQÀLFWR VXUJLGR HQ HO EDUULR GH 3DOHUPR HO
contrario al establecido, es decir, se favoreció la colectivo travesti capturó cada vez más la atención
visibilidad de la diversidad sexual. Según Sabsay, de los medios masivos de comunicación. Desde ese
esta visibilización también funcionó como una momento su presencia mediática ha sido recurrente,
oportunidad reivindicativa para ciertos colectivos SHUR VX HVWLJPDWL]DFLyQ D QLYHO GHO VLJQL¿FDQWH
anteriormente silenciados e ignorados (Sabsay, 2009). no ha variado demasiado. Efectivamente, en estas
En relación a la regulación de lo urbano es preciso representaciones se encuentran dispositivos de
destacar la importancia (a nivel simbólico) que ha violencia simbólica que, o bien las recrean en tanto
tenido en todo este proceso la disputa por el espacio, estereotipo ligado al show, o bien al ejercicio del
especialmente del barrio de Palermo. En la misma WUDEDMR VH[XDO R DPERV %RXUGLHX D \ E
dirección, Carman sostiene que a partir del prestigio Berkins, 2007). Esos discursos, si bien operan a
social (o no) atribuido al espacio urbano disputado, QLYHO GHO VLJQL¿FDQWH HQ HOORV WDPELpQ VH LQVFULEHQ
se ponen en juego acciones del estado sobre las aspectos materiales que repercuten en la vida concreta
poblaciones más desfavorecidas. En sus palabras: de las personas, es decir, sus efectos son reales. Esta
es la razón por la cual, se funda y recrea el carácter
Los sancionados con el uso de la violencia estatal son
aquellos sectores que vulneran el principio de máxima SHUIRUPDWLYRGHORVGLVFXUVRVVRFLDOHV%XWOHU
intrusión socialmente aceptable. Con esta expresión Sabsay, 2011).
aludo a un principio que opera más acá o más allá de la
Siguiendo el recorrido histórico, con todo, en
conciencia, y se actualiza en prácticas y apreciaciones
sociales -incluyendo políticas habitacionales-, en cuanto a la década de los años ´90 surgieron las primeras
su grado de tolerancia respecto a los usos ilegítimos del organizaciones de travestis en la ciudad de Buenos
espacio urbano. La representación prevaleciente, y por lo
general implícita, es que solo han de subsistir en la ciudad $LUHVFX\R¿QFRQVLVWtDHQYLVLELOL]DUVXVFRQGLFLRQHV
ODVYLOODVXRFXSDFLRQHVLOHJDOHVFX\DXELFDFLyQJHRJUi¿FD de vida, para transformarlas y mejorarlas. La primer
coincida con el capital económico, cultural y social organización surgió en el año 1991 y se denominó
imputado a sus moradores. La aceptación o impugnación
social de tales intrusiones se deduce del prestigio, o ATA (Asociación de Travestis Argentina). Según
ausencia del prestigio, de los espacios físicos donde se Raffo (2006) el núcleo del reclamo era la condena
asientan. (Carman, 2011: 189)
de los abusos violentos cometidos por parte de la
1 <www.atlasdebuenosaires.gov.ar>. policía. Pero luego se generaron fracturas al interior
de la organización porque no lograban un consenso
respecto a cómo querían darse a conocer socialmente. ha gozado de pleno reconocimiento puesto que ha
Algunas consideraban que la institución no padecido por un lado una injusticia económica por
debía avalar la prostitución, para otras en cambio, la ODIDOWDGHDFFHVRDORVELHQHVPDWHULDOHV\SRURWUR
dimensión prostibular no podía ni tenía que ser negada, una injusticia cultural que las señala como grupo
y otras pensaban que el eje principal de articulación estigmatizado.
política debía girar en torno a la reivindicación En la praxis ambas dimensiones de injusticias se
LGHQWLWDULD $ SDUWLU GH HVWDV ¿VXUDV VXUJLHURQ RWUDV encuentran enlazadas porque no podrían operar una
agrupaciones tales como ALITT (Asociación de la sin la otra, es decir, de manera interseccional (Davis,
lucha por la identidad travesti-transexual) y OTTRA 9LYHURV (Q HVWH DVSHFWR XQD SROtWLFD
(Organización de travestis y transexuales de la de reconocimiento supone a la vez una política
República Argentina). Más adelante, se conformaron concreta de redistribución. La falta de viviendas
Futuro Transgenérico y Asociación Gondolín en los adecuadas y de acceso a trabajos, más allá del trabajo
años 2002 y 2003 respectivamente. sexual, condicionan los modos de vida cotidianos.
La militancia en organizaciones permitió a quienes Es decir, existe un impedimento real para conseguir
se involucraron en la actividad (vale destacar que son créditos que permitan la compra de una vivienda o
un grupo minoritario), al menos comenzar a poner el pago de un alquiler. Las experiencias tempranas
en cuestión los principales estereotipos identitarios ligadas al desarraigo son muy comunes, motivada
que las relegaron históricamente a la prostitución, lo por la búsqueda de lugares menos hostiles o donde
exótico y lo mediático como únicos ámbitos posibles puedan ser anónimas, como por ejemplo en la ciudad
de visibilización. Según Raffo: de Buenos Aires. Las familias no suelen funcionar,
a diferencia de otros colectivos discriminados,
La participación en las organizaciones les permitió
deshacerse de esos discursos que las excluían del como espacios de contención afectiva sino que por
imaginario de la ciudadanía, favoreciendo la posibilidad el contrario, tiende a ser un ámbito de agresión y
de pensarse como sujetos de derechos y haciendo
expulsión hacia la desprotección (Pecheny, 2002).
YLVLEOH OD GL¿FXOWDG TXH HQFXHQWUDQ ORV VXMHWRV FX\D
orientación sexual diversa constituye la (sin) razón de Esta situación repercute en la formación educativa
ominosas marginaciones” (Raffo, 2006: 14). ya que no suelen terminar los estudios formales,
por un lado debido al desarraigo y la falta de apoyo
5HÀH[LRQHV¿QDOHV familiar y, por otro porque el ejercicio del trabajo
sexual como estrategia de supervivencia, las lleva a
Para Pecheny (2002) el problema de la diversidad vivir en horarios nocturnos y con mucha inestabilidad
no radica en el señalamiento objetivo de las HFRQyPLFD 7RGR FRQÀX\H HQ OD SUHFDULHGDG FRPR
diferencias, sino que por el contrario, la raíz de la modo de vida, muy difícil de revertir (Fernández,
discriminación se encuentra en la no aceptación de %HUNLQV\*(6
esas diferencias trazadas como negativas. Es decir, En líneas generales, esa precariedad suele ser el
relacionar características grupales del orden de lo factor común del modo de vida de las travestis en
corporal, étnico, cultural, sexual o de clase social, con Argentina. Como se ha podido constatar a lo largo
atributos morales negativos suele generar prácticas del trabajo, históricamente han sido relegadas a los
de rechazo, violencia real y/o simbólica y, por lo márgenes materiales y simbólicos de la sociedad.
tanto una restricción del reconocimiento y ejercicio Sus corporalidades resultan socialmente disruptivas
de derechos de los sujetos discriminados. Según SRUTXH GHQXQFLDQ OD DUWL¿FLDOLGDG DUELWUDULD GHO
Raffo (2006), históricamente el colectivo travesti no esquema normativo y binario de los géneros como el
SULQFLSDORUJDQL]DGRUGHORVRFLDO\HQHVWHVHQWLGR DEUHXQQRYHGRVR\GHVD¿DQWHHVFHQDULRTXHKDELOLWD
abren nuevos caminos hacia nuevas posiciones de a repensar y establecer nuevas preguntas y teorías.
sujetos y expresiones genéricas. Con todo, el diálogo, sigue constituyendo la base para
Las recientes sanciones en Argentina de leyes la construcción de una sociedad más justa e inclusiva,
tales como la ley de matrimonio igualitario (en el es decir, el camino hacia un mundo mejor.
año 2010) y la ley de identidad de género (en el año
2012), son auspiciosas en términos de fortalecimiento
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