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UNIVERSIDAD NACIONAL SAN LUIS GONZAGA DE ICA

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA “DANIEL ALCIDES CARRION”


ESCUELA DE POSGRADO – SEGUNDA ESPECIALIZACION

TITULO:
NEGLICENCIA MEDICA PARTE III -

AUTORES:
MR. Gabriela Sotomayor Navia
MR. Víctor Salazar Córdova
MR. Cindy Ajalcriña Ormeño
MR. Miguel Portugal Medrano
MR. Robinson Quiroz Valderrama

DOCENTE:
DR. León Llacsa Soto

AÑO:
2018
I. Introducción

Toda conducta para ser catalogada como ilícita de carácter penal, requiere que se
traduzca en el mundo exterior como un resultado, ya sea en forma de daño o peligro.

1.1. Exposición o abandono de menores o incapaces

Tipo penal: El que expone a peligro de muerte o de grabe inminente daño a la salud o
abandono de iguales circunstancias a un menor de edad o una persona incapaz de
valerse por sí misma que esta legalmente bajo su protección o que hallen de hecho bajo
su cuidado, será reprimido con pena privativa de libertad no menor uno ni mayor de
cuatro años

A. TIPICIDAD: exponer a peligro de muerte o de grabe inminente daño a la salud o


abandono.
 Exponer a peligro de muerte a un menor: Consiste en trasladar a un menor
de edad incapaz de valerse por si mismo de una ambiente seguro en el cual se
encontraba hacia otro lugar donde queda sin amparo alguno y desprovisto de
toda seguridad, originando así un peligro concreto para la vida o salud de aquel
(El peligro creado tiene que ser de muerte del sujeto pasivo).
 Exponer a peligro de muerte a un incapaz de valerse por si mismo: Consiste
en trasladar a un incapaz de valerse por si mismo que tiene bajo su protección y
cuidado, de un ambiente seguro, en el cual se encuentra hacia otro lugar donde
queda sin amparo alguno, desprovisto de toda seguridad originado así un peligro
concreto para su vida.
 Exponer a peligro de grabe inminente daño a la salud de un menor de edad:
Traslada a un menor de edad bajo su protección legal o custodia.
 Exponer a peligro de grabe e inminente daño al incapaz de valerse por si
mismo: Trasladar a una persona incapaz de un ambiente seguro a otro donde
queda sin amparo.
 Abandonar a un menor a peligro de muerte: (Comisión por omisión) el sujeto
activo se ájela del ambiente donde se encuentra con el menor de edad, con el
fin de no brindarle los cuidados a los cuales esta obligado.
 Abandonar a un incapaz de valerse por si mismo a peligro de muerte:
(Comisión por omisión) el sujeto activo se ájela del ambiente donde se encuentra
con el menor de edad, con el fin de no brindarle los cuidados a los cuales esta
obligado.
 Abandonar a un menor de edad a grave o inminente daño a su salud: el
sujeto activo se ájela del ambiente donde se encuentra con el menor de edad
dejándole sin amparo alguno, desprovisto de toda seguridad.
 Abandonar a un incapaz de valerse por si mismo a grave e inminente daño
a su salud: (Cuidado o protección legal) Se aleja el sujeto activo se ájela del
ambiente donde se encuentra con el incapaz de valerse por si mismo, dejándole
sin amparo alguno, desprovisto de toda seguridad.

B. SUJETO ACTIVO: Delito especial o exclusivo, Persona que tiene el deber legal e
ineludible de proteger o cuidar al menor de edad o al incapaz: Padres, tutores,
guardadores(menor), los curadores(incapaz), parientes, otro vinculo.
C. SUJETO PASIVO: (Victima) Menor de edad o un incapaz de valerse por si mismo.
Ancianos, inválidos, enfermos, similares.

D. TIPICIDAD SUBJETIVA: Conducta netamente dolosa. (Conciencia y voluntad)

Art. 126 C.P Omisión de socorro y exposición al peligro

La tipicidad subjetiva comprende la finalidad y la acción en la voluntad que rigió la acción; ahora
bien, se dice que estas componentes subjetivas dotan de significación personal a la realización
del hecho, porque este no aparece ya como mero acontecimiento causal objetivamente
probable, sino además, como obra de una persona que ha conocido y querido su realización, e
incluso, con un ánimo especifico, en determinados supuestos, o con una componente tendencial
en el sujeto. (Benítez, 1987)

En la manera en que se ha redactado el artículo 126 del Código Penal se permite ver que el tipo
penal se trata de un delito de comisión por dolo, es decir el autor tiene que haber tenido en
cuenta que su accionar va en contra de la ley. No cabe la comisión por culpa. Si la omisión de
prestar socorro se debe a una negligencia, la conducta no será delictiva, pues aquel accionar
queda fuera del ámbito de la norma y, por tanto, son conductas penalmente irrelevantes.
(Siccha, 2015)

Este comportamiento es uno de omisión propia, es decir exige que exista un mandato que
obligue el actuar natural del agente que vive en sociedad, esto es prestar socorro a cualquier
que así lo necesite. Los delitos de omisión propia ya contienen un mandato de acción y se
castigan por la simple infracción de dicho mandato Por ello, los delitos de omisión propia son
delitos de mera actividad.

La controversia surge cuando un sector en doctrina indica que el acto del agente debe de ser
fortuito, es decir que su resultado no esté previsto y se presente sin que el agente haya actuado
con dolo o culpa. Un resultado totalmente aleatorio. Esto implicaría sancionar penalmente al
agente por un hecho que no pudo haberse previsto de ninguna manera y que por tanto no se
dedujo que pasaría, el agente no fue capaz de prever este resultado. Esta doctrina no tiene en
cuenta el principio general de que nadie responde por el solo resultado o, mejor dicho, por
responsabilidad objetiva. Otra doctrina indica que puede ser tanto por un actuar imprudente
como por caso fortuito; en tanto que un grupo minoritario señala que puede ser por una
conducta imprudente (agente que realice el acto sin una intención dolosa, este tipo de acciones
solo se castigan cuando se encuentren expresamente señalados en la ley) o dolosa (el agente
debe de realizar el acto con conciencia y voluntad; es decir conocer los elementos constitutivos
del tipo penal, conocer el proceso causal y conocer que su conducta es antijurídica). Esta última
es la que se ha impuesta a la legislación aplicada en el derecho penal peruano.

Villavicencio asegura que es una conducta dolosa consistente en conocer la lesión que causo a
la víctima y también debe conocer el peligro concreto en que esta se encuentra. Basta con el
dolo del peligro.1 Además se debe tener la voluntad de no prestarle auxilio a una persona en
peligro a quien le hirió o incapacito. Cree admisible el dolo eventuali.

Es posible aceptar el error de tipo. Cuando el sujeto omitente no tenga conocimiento de la


situación generadora del deber o de la posibilidad de realizar la conducta ordenada de acuerdo
a las circunstancias. Ejemplo: la persona que desconoce que la persona abandona es incapaz de
valerse por si misma. (Terreros)

ANTIJURICIDAD

Este elemento verifica si la conducta es contraria al derecho. Para este hecho punible no será
necesaria la anti juricidad formal, estamos ante el tipo de anti juricidad material, ya que esta
última se concibe como la ofensa socialmente nociva a un bien jurídico que la norma busca
proteger. (Terreros F. V., 2013) Si en el análisis del hecho punible se comprueba que existió
alguna causa de justificación, convertirá este hecho típico en lícito y conforme a derecho; estas
causas se encuentran indicadas en el artículo 20 del Código Penal; no todas las causales le son
aplicables.

Justificación en los delitos imprudentes

En este tipo de delitos también se admiten causales de justificación. La razón de reconocer esta
posibilidad de justificación se basa en que la impunidad de una comisión típica no dolosa
solamente se entiende en algunos supuestos bajo el presupuesto de un caso de justificación y,
por ende, no se puede interpretar como exclusión del tipo2. Es relevante el aspecto normativo
de dichas causales, la defensa racional en la legitima defensa, la proporcionalidad de intereses
en el estado de necesidad. Por ello es importante observar la actuación del sujeto en relación a
lo exigido (deber de cuidado). Nuestro código contiene una relación de causas que no solo son
aplicables a los casos donde el agente actúa de manera intencional, sino también cuando se
actúa de manera imprudente.

a) Legítima defensa: aquí la defensa es imprudente y tendrá sentido en la medida que,


conforme a la situación objetiva, también hubiera resultado justificada una defensa
intencional. La acción ilegitima puede también ser imprudente y, en todo caso, lo que
importa es la manera cómo reacciona el sujeto en relación al deber de cuidado que se
le exige.

Culpabilidad: Se verifica si el agente es imputable, o si al momento de actuar conocía


la antijuridicidad de su conducta. Por el contrario, si llega a verificarse que el agente
tuvo otra alternativa diferente a la de realizar el hecho típico, se le atribuirá la comisión
del mismo.

Consumación: No se requiere la verificación de la muerte o lesión efectiva a la bien


jurídica salud para que se perfeccione el delito, basta con verificarse el peligro.

Resultados agravantes: A consecuencia inmediata o mediata de la exposición o


abandono a peligro de un menor o incapaz de valerse por si mismo, se produce la
muerte o lesión grave de aquel, la cual el agravante se produce cuando el agente,
pudiendo prever aquel resultado grave, no lo hizo y por lo tanto, no lo evito.
(Responsabilidad por solo el resultado)

Penalidad: Pena normal: Oscila entre uno y cuatro años.


1.2. OMISION DEL DEBER DE SOCORRO

El que omite prestar socorro a una persona que ha herido o incapacitado, poniendo en
peligro su vida o salud, será reprimido con pena privativa de libertad a no mayor de tres
años.

A. TIPICIDAD OBJETIVA:

Conducta o misiva no presta auxilio o socorro al sujeto pasivo que ha herido o


incapacitado.

B. SUJETO ACTIVO:

El autor de la herida o incapacidad que causo a la víctima.

C. SUJETO PASIVO:

La persona que haya sido herida o incapacitad a causa de la acción sujeto activo. (Esto
requiere que este incapacitada para valerse por si misma o salir de cualquier peligro que
pueda presentarse, ya sea por la gravedad de la herida o incapacidad o por las
circunstancias especiales que rodean a la víctima).

D. TIPICIDAD SUBJETIVA:

Comisión netamente dolosa, no cabe la comisión por culpa. En la conducta debe


concurrir necesariamente el dolo, es decir el agente debe conocer la lesión o
incapacidad que ha causado a su víctima y tener la voluntad para no prestarle el socorro
que, dentro de circunstancias normales, se le exige. El agente debe querer, con su
omisión, causar un peligro para la vida o salud de su víctima. (Generar peligro)

E. ANTIJURIDICIDAD:

Se verificara si realmente la conducta es contraria al derecho o, en su caso, ocurre


alguna causa de justificación. (Art.20 CP.)

F. CULPABILIDAD:

Se verificara si el agente es imputable (-18, anomalía psíquica).

Si conocía su antijuridiciad.

Determinar si el agente no tuvo otra alternativa por estado de necesidad ex culpante.

G. CONSUMACION:

Se consuma cuando el omitente conoce la obligación de socorrer y desiste de hacerlo.

H. PENALIDAD:

El autor será sancionado entre dos días a tres años.

1.3. OMISION DE AUXILIO O AVISO A LA AUTORIDAD

A. TIPICIDAD OBJETIVA:
La primera que aparece cuando el agente dolosamente omite prestar auxilio inmediato
a un herido o cualquier otra persona en estado de grave e inminente peligro.

La segunda que se configura cuando el sujeto activo se abstiene de dar aviso a la


autoridad competente respecto del herido o la existencia de una persona en estado de
grave e inminente peligro.

B. BIEN JURIDICO PROTEGIDO:

Constituyen la vida y la salud.

C. SUJETO ACTIVO:

Puede ser cualquier persona independientemente que tenga o no obligación sobre la


vida.

D. SUJETO PASIVO:

Solo puede ser una persona que ha sufrido un daño contra su integridad física grave, o
aquella que se encuentre atravesando una situación de grave o inminente peligro para
su vida o salud.

E. ANTIJURIDICIAD:

Se verificara si realmente la conducta es contraria al derecho o, en su caso, ocurre


alguna causa de justificación. (Art.20 CP.)

F. CULPABILIDAD:

Se verificara si el agente es imputable (-18, anomalía psíquica).

Si conocía su antijuridiciad.

Determinar si el agente no tuvo otra alternativa por estado de necesidad ex culpante.

G. CONSUMACION:

Perfecciona en el mismo momento en que el sujeto activo decide omitir prestar el auxilio
inmediato teniendo la posibilidad de hacerlo sin ningún riesgo para su persona.

H. PENALIDAD:

Sera merecedor a pena privativa de la libertad que oscila entre dos días y un año o con
treinta a ciento veinte días multa, ello a criterio de juzgador.

1.4. EXPOSICION A PELIGRO DE PERSONAS DEPENDIENTES

El que expone a peligro la vida o la salud de una persona colocada bajo su autoridad,
dependencia, tutela, curatela o vigilancia, sea privándola de alimentos o cuidados
indispensables, sea sometiéndola a trabajos excesivos, inadecuados, sea abusando de
los medios de corrección o disciplina, sea obligándola o induciéndola a mendigar en
lugares públicos, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor
de cuatro años.
En los casos en que el agente tenga vínculo de parentesco consanguíneo o la víctima
fuere menor de doce años de edad, la pena será privativa de libertad no menor de dos
ni mayor de cuatro años.

En los casos en que el agente obligue o induzca a mendigar a dos o más personas
colocadas bajo su autoridad, dependencia, tutela, curatela o vigilancia, la pena privativa
de libertad será no menor de dos ni mayor de cinco años.”

A. TIPICIDAD OBJETIVA:

El hecho punible se configura cuando el sujeto activo expone a peligro para la vida o
salud al sujeto pasivo, quien se encuentra bajo su dependencia, ya sea privándole de
alimentos o cuidados indispensables o sometiéndole a trabajos excesivos o
inadecuados o en su caso, abusando de los medios de corrección, disciplina u
obligándole a mendigar. Ya sea porque está colocado bajo su autoridad, dependencia,
tutela o vigilancia u relaciones similares.

II. BIEN JURIDICO PROTEGIDO


La teoría del bien jurídico se origina, como es conocido, con la obra de Birnbaum en las
primeras décadas del siglo XIX. El origen del bien jurídico esta por tanto, en la pretensión
de elaborar un concepto de delito previo al que forme el legislador, que condicione sus
decisiones, pretensión característica de una concepción liberal del Estado, que concibe
este como un instrumento que el individuo crea para preservar los "bienes" que la
colectividad en su conjunto crea de suma conveniencia proteger.
En otras palabras el bien jurídico es la elevación a la categoría de "bien tutelado o
protegido por el derecho", mediante una sanción para cualquier conducta que lesione o
amenace con lesionar este bien protegido, de esta reflexión se puede deducir que el
bien jurídico, obtiene este carácter con la vigencia de una norma que lo contenga en su
ámbito de protección, más si esta norma no existiera o caducara, este no deja de existir
pero si de tener el carácter de "jurídico".
Esta característica proteccionista que brinda la normatividad para con los bienes
jurídicos, se hace notar con mayor incidencia en el derecho penal, ya que es en esta
rama del derecho en la que la norma se orienta directamente a la supresión de cualquier
acto contrario a mantener la protección del bien jurídico, por ejemplo el "delito
de homicidio", busca sancionar actos contra la vida de la persona, el "delito de injuria",
busca sancionar los actos que lesionen el honor de la misma.
Es importante tener en cuenta que la protección del bien jurídico, si bien se puede
observar con mayor fuerza en el derecho penal, lo cierto es que esta protección va de
parte de todo el ordenamiento legal, ya que sería totalmente contradictorio que mientras
la norma penal sancione el homicidio, una norma civil o de cualquier otra índole, lo
permitan o consientan.
En cuanto al origen natural del bien jurídico, un sector de la doctrina entre ellos el
maestro BUSTOS, sostiene que este nace desde las entrañas del
mismo contrato social, como un derecho a ser respetado y como un deber de respetarlo,
y como contraparte apareció el delito como lesión a este derecho pre-existente.
En la actualidad la conceptualización del bien jurídico, no ha variado en su aspecto
sustancial de valoración de bien a una categoría superior, la de bien tutelado por la ley,
en cuanto a ciertos criterios, como el origen, o como el área del derecho que deba
contenerlos, y otros aspectos de los que trataremos a lo largo de este trabajo de análisis.
Denominación
El bien jurídico se denomina de formas diversas, tales como: derecho protegido, bien
garantizado, interés jurídicamente tutelado, objeto jurídico9, núcleo del tipo, objeto de
protección. No puede surgir el delito cuando por inexistencia del objeto de tutela o por
falta de idoneidad de la acción es imposible la lesión de un bien jurídico, el cual se
presenta en las formas más diversas debido a su pretensión de garantizar los derechos
de toda persona, como pueden ser entre otros: reales, jurídicos, psicológicos, físicos,
etcétera.
Rocco precisó que el concepto de bien jurídico ha de apoyarse sobre la idea de valor.
Según Cobo del Rosal, el bien jurídico se puede definir como "todo valor de la vida
humana protegida por el derecho". Para Jescheck el bien jurídico constituye el punto de
partida y la idea que preside la formación del tipo. Afirma además que son bienes
jurídicos aquellos intereses de la vida, de la comunidad a los que presta protección el
derecho penal. En nuestra opinión, el bien jurídico como objeto de protección del
derecho penal es todo valor individual o de conjunto que merece la garantía de no ser
vulnerado por la acción de otro. Así entonces, el tipo penal se debe entender como un
valor ideal del orden social jurídicamente protegido, por tanto, el bien jurídico constituye
la base de la estructura e interpretación de los tipos.
El Estado de Derecho lo entendemos en la medida en que el Estado ofrece una
protección a la sociedad, y para este fin ha de sujetarse rigurosamente al imperio de la
Ley, con lo cual, aquellos intereses sociales que ameriten ser protegidos por el Estado
se denominan "bienes jurídicos". En el ámbito del Derecho Penal deberán ser protegidos
únicamente bienes jurídicos reconocidos, pero eso no significa que todo bien jurídico
haya de ser protegido penalmente, ni tampoco que todo ataque a los bienes jurídicos
penalmente protegidos deba necesariamente determinar la intervención del Derecho
Penal, así por ejemplo en el caso que medie el consentimiento del disponente en
algunos delitos.
El objeto del bien jurídico encuentra su origen en el interés de la vida, previo al Derecho,
que surge de las reacciones sociales, aunque dicho interés vital no se convierte en bien
jurídico hasta que es protegido por el Derecho, es este el que decide entre los intereses
sociales cuáles deben convertirse en bienes jurídicos a través del proceso legislativo
que lo crea.
Por su parte los neo-kantianos, que constituyeron la doctrina dominante a partir de los
años veinte, buscaron una sustancia material del bien jurídico en una realidad previa al
Derecho, pero en lugar de verla en el terreno de los intereses sociales, la situaron en el
mundo espiritual subjetivo de los valores culturales.
Sin embargo, una importante dirección acude hoy al concepto, de bien jurídico como
bandera de una política criminal liberal, que fija un límite al Derecho Penal, es decir
una frontera de lo que puede ser objeto de protección penal.
Es menester, por lo tanto observar cómo se entiende a la democracia y cuál es la
justificación de demandar su protección jurídico penal, pues de otro modo, se llegaría al
extremo de la sentencia de Montesquieu: en el sentido de que toda pena que no se
deriva de la absoluta necesidad, es tiránica.

Funciones del Bien jurídico


Para pronunciarnos acerca de las funciones que el bien jurídico ha de cumplir, debemos
partir de que el Derecho penal de un estado democrático es fruto de contradicciones
dialécticas entre la imposición de unas pautas de conducta y el reconocimiento de la
libertad e individualidad del sujeto ciudadano frente al Estado. Existe una dialéctica
continua en la génesis del Derecho penal cuya justificación interna a modo de savia
viene dada por la propia sociedad, en ocasiones, al margen del legislador.
Por ello, la sociedad es crítica con el Derecho penal y exige al detentador del poder de
crear leyes penales la justificación y "explicación de las razones" de su intervención, lo
que se articula dogmáticamente en torno al expediente del bien jurídico. Sólo cuando la
intervención penal responde a lo que la mayoría de la sociedad estima como una "causa
justa" (bien jurídico) se autorizará y respetará su intervención en un Estado democrático
que funcione. El bien jurídico funcionará, por tanto, como elemento vivificador del
concepto de delito que legitima, justifica y explica la concreta intervención penal. Sin
desdeñar la importancia de las aportaciones efectuadas por las teorías sociológicas,
para determinar el contenido del bien jurídico ha de partirse de una consideración
personalista de éste, en el sentido de que "los bienes jurídicos son intereses humanos
que requieren protección penal.
Esto indica, ante todo, que la protección de las instituciones sólo puede llegar hasta el
punto en que es condición de la posibilidad de protección de la persona". En este sentido
se podría decir que el contenido del bien jurídico, en nuestro sistema democrático,
puede ser descrito por las teorías sociológicas, mientras que su fundamento teleológico
viene mejor delimitado por las teorías personalistas. Pero este vago concepto de "interés
humano" en que consiste el bien jurídico debe ser entendido como abstracción del valor
o interés que, entre los concurrentes, debe obtener protección preferente en el ámbito
penal en caso de conflicto social. Esta concepción pretende dotar al bien jurídico de
contenido material y hacerlo practicable para su aplicación dogmática como elemento
típico. Bienes jurídicos individuales y colectivos ya no constituyen dos categorías
independientes, sino distintas soluciones jurídicas a distintas situaciones sociales, con
una única finalidad, una misma justificación e idénticos criterios de aplicación.
La creación de bienes jurídicos supraindividuales supone anticipar la intervención penal
a momentos previos a la lesión de bienes jurídicos de naturaleza individual. Pero no
todos los bienes jurídicos supraindividuales sitúan la barrera de protección en el mismo
momento, sino que existen bienes jurídicos que realizan una protección más adelantada
que otros. O sea proteger el bien jurídico vida es irrescindible proteger otros bienes de
forma adelantada como son la integridad corporal, la salud, hasta medio ambiente etc.,
Desde este punto de vista se podrían distinguir dos posibles criterios para
la construcción de bienes jurídicos supraindividuales o colectivos:
1.- En atención al grado de adelantamiento de la barrera de protección desde el punto
de vista del bien jurídico básico, el legislador puede construir un sistema escalonado de
bienes jurídicos, siguiendo un proceso de adelantamiento y abstracción a partir de un
bien jurídico de carácter estrictamente individual.
2.- En atención a la sectorialización de la protección. En base a este criterio surgen
bienes jurídicos instrumentales para un determinado sector o ámbito de riesgos en el
que el bien jurídico básico puede ser puesto específicamente en peligro por ejemplo,
seguridad del tráfico, seguridad en el trabajo, etc. Esta técnica puede conducir a grados
de abstracción y alejamiento del bien jurídico básico tales que, en ocasiones por
la redacción final de la norma secundaria, surja la duda acerca de la concurrencia o no
de un bien jurídico de contenido material. Los bienes jurídicos de carácter macrosocial
o supraindividual serían una fórmula de protección adelantada, pero no la única. La otra
vía utilizada por el legislador para adelantar las barreras de protección penal a
momentos previos a la lesión es la construcción de tipos de peligro, ya sean delitos de
peligro concreto o delitos de peligro abstracto de contenido material (delitos de peligro
hipotético o de idoneidad peligrosa).
De la coordinación de ambos criterios surgen nuevos bienes jurídicos de carácter
supraindividual cada vez más alejados del bien jurídico básico, del que tendrían carácter
subsidiario o secundario, pero con respecto al cual actuarían como auténticos bienes
jurídicos en el ámbito del delito y de la Teoría General del delito cumpliendo, de forma
independiente y autónoma, las funciones que le son propias.
La fundamentación de la antijuridicidad material en el bien jurídico implica la ubicación
de esta categoría del concepto de delito, momento en el que teóricamente debería
cumplir las funciones que tradicionalmente le asigna la doctrina. Entre otras al margen
de la función legitimante y limitadora del ius puniendi ya analizadas destacan una
función orientadora de la interpretación y una función limitadora de la tipicidad. Ahora
bien, en la práctica, ambas funciones se materializan en el estadio de la tipicidad, pues
la antijuridicidad -en el momento de la calificación de la conducta como delito- queda
reducida a la constatación de la ausencia de causas de justificación. Por otro lado, la
función limitadora de la tipicidad que se atribuye al bien jurídico está fundamentada en
la función orientadora de la interpretación por lo que difícilmente se le puede dotar de
contenido autónomo independiente de su función de orientación en la interpretación. En
cualquier caso, tanto la función de interpretación como la de limitación de la tipicidad se
desarrollan en la tipicidad, por lo que, de hecho, la calificación de una conducta como
antijurídica realizada por los tribunales sigue siendo meramente formal contradicción
formal a la norma. Surge así otra quiebra en la práctica acerca de la operatividad del
bien jurídico tal y como mayoritariamente es configurado por nuestra doctrina.
Por todo ello, la pretensión de mantener la operatividad del bien jurídico pasa, primero,
por admitir su carácter de límite interno y, por tanto, inseguro, impreciso, secundario y
poco efectivo para limitar el ius puniendi y, segundo, por una revisión de las funciones
reales que cumple el bien jurídico. Ello no quiere decir, sin embargo, que el bien jurídico
haya de desaparecer del concepto del delito, pero sí que las funciones que le toca
desempeñar serán bastante más modestas aunque, probablemente, más efectivas de
las que hasta ahora se venían pregonando.

BIEN JURÍDICO Y CONSTITUCIÓN


Las teorías jurídico-constitucionales del bien jurídico apoyadas por el profesor
GONZALES RUS, y por el profesor RUDOLPHI, tratan de formular criterios capaces de
imponerse de manera necesaria al legislador ordinario, limitándolo a la hora de crear el
ilícito penal18. La búsqueda acabara pronto porque realmente no hay mucho donde
escoger; si se persigue una finalidad vinculatoria, es claro que solo puede servir una
fuente jurídica que sea jerárquicamente superior y se imponga por su propia naturaleza;
tal fuente no podía ser otra que la norma constitucional. La utilización de la misma, sin
embargo, puede hacerse de diversas maneras, lo que aconseja distinguir entre las que
lo hacen en un sentido genérico, a modo de marco de referencia, y las que, en cambio,
se concentran en disposiciones concretas del texto constitucional.
En la actualidad la discusión del concepto de bien jurídico se encuentra fuertemente
vinculada al ámbito de la Política Criminal19, lo que implica que la doctrina se encuentre
sectorizada en cuanto al criterio de selección del origen del bien jurídico, para un sector
es la norma constitucional la que debe actuar como ente formalizador de los bienes
jurídicos, y para otros es imprescindible acudir a planteamientos sociológicos.

TEORÍA CONSTITUCIONAL AMPLIA


Considera que el concepto de bien jurídico se debe deducir de las prescripciones
jurídicas positivas previas a la legislación penal pero obligatoria para esta, no puede
apelarse a leyes de derecho natural, solo a aquellas contenidas en la constitución. Aquí
se equipara la realidad social con la realidad constitucional, lo que resultaría en un plano
normativo pero jamás en un plano fáctico; cayendo en el absurdo de considerar la
constitución como un reflejo ágil de las cambiantes necesidades de una sociedad.

TEORÍA CONSTITUCIONAL ESTRICTA


Considera la posibilidad de la formulación de un bien jurídico con dos aspectos, uno
sustancial y otro constitucional. Es decir que para Gonzales Rus, el bien jurídico penal
constituye (en cuanto coincida con los valores constitucionales) los valores y
fundamentos de la sociedad.
Es decir que la constitución establece los márgenes perfectamente reconocibles de los
bienes objeto de tutela penal, ello significa una identificación directa entre bien jurídico
y valor constitucional.

Teorías sociológicas del Bien jurídico


TEORÍA LIBERAL
Se caracteriza por considerar la lesión al bien jurídico como una lesión de carácter
individual, personalísima.21 De Toledo considera que el derecho penal ha de incidir
sobre una realidad que le es previa, de la cual extrae los objetos de protección punitiva,
de ahí que el estado no crea mediante el derecho los intereses a tutelar penalmente,
sino que los recoge de esa realidad persistente que debe mejorar al servicio de la
sociedad.
TEORÍAS REFERIDAS AL PERJUICIO SOCIAL
TEORÍA FUNCIONALISTA
La sociedad está pensada como un sistema de interacciones en el que la configuración
de los bienes responde a la funcionalidad o disfuncionalidad del comportamiento,
Jackobs, sostiene que la violación de una norma es socialmente disfuncional, no debido
a la lesión de determinados bienes jurídicos, sino que resulta perturbada la propia
vigencia de la norma como orientadora de comportamientos.

TEORÍA INTERACCIONISTA
Callies entiende que en la medida que la regulación penal es una parte de las relaciones
sociales de interacción, la tarea del derecho penal ha de verse en los roles de
comunicación en el sistema social. Debido a ello, el derecho el derecho penal mediante
la aceptación de la interacción sanciona formas de comportamiento que cuestionan la
técnica de comunicación que es central y estratégica para el sistema de interacción.
Mir Puig, considera que "…los bienes jurídicos son las condiciones necesarias de un
correcto funcionamiento de los sistemas sociales, según la observación empírica.
Sostiene también que no todo interés social de un bien jurídico ha de estar en
consonancia con la gravedad de las consecuencias propias del derecho penal."

III. GRADOS DEL DESARROLLO DEL DELITO

Desde que el delito surge en la mente de su autor hasta que efectivamente éste lo lleva
a cabo, delito puede atravesar diversas fases. El estudio del “iter criminis” tiene por
finalidad:

 Determinar cuáles son esas fases, así como las consecuencias jurídicas que se
derivan de cada una de ellas.
 Se trata de determinar si el derecho Penal debe intervenir o no en todas y cada
una de ellas, y en su caso, cuál debe ser la gravedad y el fundamento de dicha
intervención.

3.1. ITER CRIMINIS


LA FASE INTERNA

 Ideación: Surge la idea criminal por primera vez en la mente del sujeto (matar).
 Deliberación: Estadio muchas veces breve y hasta a veces ausente (gresca).
Aquí el sujeto sopesa ventajas y desventajas de llevar adelante la idea criminal.
 Resolución: Es la decisión firme de realizar el acto ilícito. No olvidemos que la
resolución más o menos lúcida es el presupuesto de todo hecho doloso.
En ningún caso puede ser objeto del Derecho Penal la fase interna del delito.

Este postulado básico del Derecho Penal, que se concreta en la máxima “cogitanionis
poena nemo partitur” y que procede de ULPIANO, significa que con el pensamiento no
se delinque, por muy contrario a Derecho que éste sea. Se trata, en suma, del “principio
del hecho”, derivado del artículo 2 inciso 24 parágrafo “d” de la CPE y consagrado en el
art. 11 del CP. CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO DE 1993 Artículo 2°.- Toda
persona tiene derecho: (…) 24. A la libertad y a la seguridad personales. En
consecuencia: (…) d. Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al
tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e
inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley.
CODIGO PENAL Artículo 11.- Delitos y faltas Son delitos y faltas las acciones u
omisiones dolosas o culposas penadas por la ley.

LA FASE EXTERNA

Cuando la resolución de delinquir del sujeto (fase interna) se manifiesta exteriormente


mediante hechos, nos encontraremos en la fase externa del delito. Sin embargo, no
cualquier manifestación externa de la resolución de delinquir es punible. Lo esencial en
esta fase es determinar a partir de qué momento está legitimado el Derecho Penal para
intervenir imponiendo una sanción por los hechos ya realizados. Tenemos 2 clases de
consumación:

 La consumación formal (o consumación propiamente dicha): supone la


verificación de todos y cada uno de los elementos objetivos y subjetivos del tipo
penal, es decir, la realización de la conducta típica íntegramente.
 Consumación material (el agotamiento): es una etapa posterior a la
consumación propiamente dicha (consumación formal). Se presenta cuando
además de realizarse todos los aspectos exigidos por el tipo penal, se consigue
alcanzar la finalidad ulterior pretendida con el delito. Aún, estando este acto fuera
del tipo legal, se mantiene la unidad de acción.

La doctrina ha diferenciado tradicionalmente dos grandes grupos de actos:

 Los actos preparatorios

Los actos preparatorios (que no concurren en todos los casos) constituyen un momento
intermedio entre la fase interna (impune) y la fase de ejecución (punible) del delito. En
el CP se parte de la regla general de que los actos preparatorios son impunes, lo que
se debe, en buena medida, al carácter equívoco de tales actos debido a que pueden ser
entendidos dentro del ámbito de las conductas socialmente permitidas. Sin embargo,
los actos preparatorios serán excepcionalmente punibles cuando el legislador prevé
expresamente que el acto preparatorio (de un delito) debe ser considerado como un
delito independiente.

 La conspiración

Definición. - La conspiración existe cuando 2 o más personas se conciertan para la


ejecución de un delito y resuelven ejecutarlo. Conforme lo ha resaltado reiteradamente
la doctrina mayoritaria, esta figura no es otra cosa que un caso de “co – autoría
anticipada” o una “tentativa de co-autoría” que requiere que los conspiradores resuelvan
ejecutar todos ellos el delito como co – autores.

Características:

 Es necesario el acuerdo firme entre 2 o más personas. No basta un simple


intercambio de pareceres.
 La conspiración ha de estar orientada a la ejecución de un delito concreto. No
cabe conspirar para delinquir in genere.
 Solamente pueden ser sujetos de la conspiración quienes reúnan las
condiciones necesarias para ser autores del delito proyectado.

El acto preparatorio como delito autónomo no puede ser punible en forma


independiente, si también se ha producido la agresión final que el ordenamiento jurídico
pretendía evitar, que igualmente es punible. Evidentemente cuando el acto preparatorio
va seguido de un acto ejecutivo, la punición del segundo impide la punición del primero,
que quedará consumido en aquél. Así, por ejemplo, el que conspira para traficar droga
y después intenta traficar realmente, responderá solo por tentativa de tráfico ilícito de
drogas, pero ya no por la conspiración para el tráfico de drogas. (Relación de consunción
en el Concurso Aparente de Leyes).

 Los actos de ejecución

Una vez superada la fase meramente preparatoria se entra en la fase de ejecución del
delito. La diferenciación entre los actos preparatorios y los actos ejecutivos deviene en
fundamental si tenemos en cuenta que, como hemos apuntado, la regla general es que
los actos preparatorios son impunes (salvo excepciones) mientras que los actos
ejecutivos son punibles.
 Se han planteado varias teorías para diferenciar los actos preparatorios de los
actos ejecutivos: Criterio subjetivo (lo que el acto significa para el autor)
 Criterio objetivo – formal (realización de un acto descrito en el tipo penal).
 Criterio objetivo – material (realización de actividad que, en virtud a su necesaria
conexión con la acción típica, aparece como parte integrante de ella, según la
concepción natural, comprendiendo así actos no descritos expresamente en el
verbo rector.
 Criterios mixtos (importancia de los actos, pero partiendo de la voluntad del
autor): El caso del Perú.

 La tentativa

Noción: En la tentativa el agente comienza la ejecución del delito que decidió cometer,
sin consumarlo, ya sea por causas voluntarias o extrañas a él. Es decir, existe el ilícito,
pero en una menor intensidad.

Fundamentos de la represión de la tentativa:

 Criterio objetivo (lo determinante es la lesión o puesta en peligro del bien


jurídico).
 Criterio subjetivo (lo único que interesa es la voluntad criminal).
 Criterio mixto (La base de la represión es la voluntad, pero debe concretarse en
la realidad).
 Desobediencia de la norma (deliberada desobediencia a la norma).

Elementos de la tentativa:

 Elemento subjetivo: Resolución criminal (similar al dolo del delito consumado)


 Elemento objetivo: Comienzo de la ejecución del delito.
 La no realización de la consumación.

La tentativa se caracteriza por la falta de algún elemento del tipo objetivo, por lo tanto,
en ella el tipo subjetivo (dolo u otros elementos subjetivos) permanece idéntico a la
consumación. La distinción entre el delito consumado y la tentativa reside pues, en que
en ésta última el tipo objetivo no está completo, a pesar de estarlo el tipo subjetivo.

 CLASES DE TENTATIVA

Para diferenciar entre T. inacabada y T. acabada solo se puede recurrir a criterios


subjetivos (el plan del autor).
 T. Inacabada: Cuando el autor no ha ejecutado todavía todo lo que, según su
plan, es necesario para la producción del resultado y desde el punto de vista
objetivo no existe peligro de que éste tenga lugar.

 T. Acabada: Cuando el autor durante la ejecución puede juzgar que la


consecución ya puede producirse sin necesidad de otra actividad de su parte.
En ambas la consumación no se alcanza por causas ajenas a la voluntad del
sujeto agente.

IV. CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES

I. INTRODUCCIÓN

La Ley 30076 renovó el marco legal correspondiente a la determinación judicial de la


pena que regulaba el Código Penal desde su promulgación en 1991. A través de la
inclusión de un inédito artículo 45 A, el legislador nacional introdujo un esquema
operativo para orientar al juez en su delicada tarea de aplicar penas justas al autor o
partícipe culpables de un delito. Pero, además, con las modificaciones producidas en el
artículo 46 construyó dos catálogos de circunstancias que facilitarían ese importante rol
del órgano jurisdiccional. Uno de esos listados circunstanciales estaba dedicado a
integrar y sistematizar las circunstancias atenuantes genéricas. La finalidad de estos
breves comentarios es darlas a conocer y explicar su eficacia teórica y práctica.
Confiamos, pues, dada la relevancia de su reciente inclusión en nuestra legislación
penal, en que la doctrina y la jurisprudencia vayan deduciendo y afinando sus contornos
dogmáticos y operativos, que ahora nosotros sólo nos limitamos a perfilar.

II. CONCEPTO Y FUNCIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS

Una de las definiciones más claras e ideográficas sobre las circunstancias del delito es
la aportada por Antolisei, quien señalaba que “circunstancia del delito (de cincum stat)
es, en general, aquello que está en torno al delito. Implicando por su misma índole la
idea de accesoriedad, presupone necesariamente lo principal, que está constituido por
un delito perfecto en su estructura”.
Las circunstancias adoptan la forma de factores o indicadores de carácter objetivo o
subjetivo que ayudan a la medición de la intensidad de un delito. Es decir, posibilitan
cuantificar la mayor o menor desvaloración de la conducta ilícita (antijuridicidad del
hecho), o el mayor o menor grado de reproche que cabe formular al autor de dicha
conducta (culpabilidad del agente). Las circunstancias permiten, pues, valorar si un
delito es más o menos grave y a partir de ello ponderar el alcance cualitativo y
cuantitativo de la pena que debe imponerse a su autor o partícipe.
Su función principal, por tanto, no es otra que coadyuvar a la graduación o determinación
del quantum o extensión de la pena concreta aplicable al hecho punible cometido.
Cuando las circunstancias promueven una penalidad conminada o pena concreta
mayor, se les denomina agravantes y cuando auspician una penalidad conminada o
pena concreta menor, son llamadas atenuantes.
Las circunstancias no deben confundirse con otras reglas que afectan la construcción o
extensión de la pena básica o concreta, como son las denominadas causales de
disminución o incremento de punibilidad (eximentes imperfectas, la tentativa o la
complicidad secundaria) y las reglas de reducción punitiva por bonificación
procesal (confesión sincera, colaboración eficaz o terminación anticipada del proceso).
Por tanto, es incorrecta la calificación de circunstancia privilegiada que el Proyecto de
Ley del Nuevo Código Penal de 2014 ‒Proyecto de Ley 3491/2013-CR, del 14 de mayo
de 2014‒ otorga a la tentativa inacabada en su artículo 23.2: “En la tentativa inacabada
el juez reduce la pena hasta un tercio por debajo del mínimo legal señalado para el
hecho punible cometido. La tentativa inacabada constituye circunstancia atenuante
privilegiada” [el énfasis es nuestro].

III. LAS CIRCUNSTANCIAS GENÉRICAS DEL ARTÍCULO 46 DEL CÓDIGO


PENAL

Son circunstancias genéricas las que se regulan en la Parte General del Código Penal
y que pueden operar en la determinación de la pena concreta de cualquier tipo de delito.
Esta clase de circunstancias sólo permiten al juez individualizar la pena que corresponde
al delito cometido y a su autor o partícipes, dentro del espacio punitivo generado entre
los límites inicial y final de la pena básica o espacio de punición que conforme al artículo
45 A debe configurar previamente el juez.
Ahora bien, cuando se trata de atenuantes genéricas que identifican una menor
antijuridicidad del hecho o una menor culpabilidad de su autor, ellas producen como
consecuencia una menor punibilidad o posibilidad de sanción del delito, y van a
determinar una pena concreta menor, la que siempre se ha de proyectar hacia el
extremo inicial o mínimo de la pena básica y que en el artículo 45 A corresponde al
primer tercio.
Por el contrario, si son agravantes genéricas que tienen el rol de indicar una mayor
antijuricidad de la conducta o una mayor culpabilidad del autor, su eficacia se expresará
también como una mayor punibilidad o posibilidad de sanción del delito, la cual se
materializará en una pena concreta mayor que se dirigirá siempre hacia el extremo final
o máximo de la pena básica o tercer tercio.
Siguiendo la técnica legislativa de otros códigos penales como el colombiano ‒artículos
55 y 58‒ o el español ‒artículos 21 y 22‒, la Ley 30076 ha reunido un detallado listado
de circunstancias genéricas en el artículo 46, diferenciándolas sistemáticamente entre
atenuantes y agravantes. La influencia colombiana en el listado de estas circunstancias
es, por lo demás, manifiesta. Cabe señalar que la decisión normativa de abandonar el
catálogo de circunstancias abiertas y avaloradas que tenía el otrora artículo 51 del
Código Penal de 1924 y el texto original del artículo 46 del Código Penal de 1991, se
adoptó desde el Anteproyecto de Código Penal-Parte General de 2004 (artículos 46 y
47).
Posteriormente, ella fue ratificada en el Anteproyecto de Código Penal de 2008/2010 ‒
artículos 46 y 47‒, y recepcionada luego en el texto definitivo de la Ley 30076. Sólo en
el segundo de los documentos citados la Exposición de Motivos alude de modo muy
escueto a la utilidad y trascendencia de esta reforma para la labor judicial de la búsqueda
de un resultado punitivo coherente y justificado: “Con relación a la determinación judicial
de la pena, se construye un procedimiento más accesible a la judicatura y más
predecible en sus resultados. Para ello se establecen catálogos de circunstancias
agravantes y atenuantes, a la vez que se regulan reglas precisas para la
individualización de la pena concreta”.

IV. LAS CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES GENÉRICAS

En el primer inciso del artículo 46 del Código Penal se incluyen ocho circunstancias
atenuantes. Pasaremos ahora a examinar sus características y presupuestos.

a) La carencia de antecedentes penales.

El Código Penal español ‒artículo 21‒, a diferencia del colombiano ‒


artículo 55‒, no regula una atenuante genérica similar. Tampoco fue
incluida en el texto original del Código Penal peruano de 1991. No
obstante, el Código Penal nacional de 1924 aludía a ella implícitamente
al considerar en el inciso 2 del artículo 51 “los precedentes judiciales
y penales” del agente del delito. Fueron los anteproyectos del 2004 ‒
artículo 46, inciso 1‒ y 2008/2010 ‒artículo 45, inciso 1‒ los que,
siguiendo la orientación colombiana, los incluyeron en nuestro sistema
legal. Cabe señalar que los antecedentes penales registran y dan
constancia de las condenas impuestas a una persona para fines de
control del cumplimiento de las penas aplicadas. Pero, también, ellos
pueden indicar una actitud proclive al delito o un estado de reincidencia
(artículo 46 B).

Por tanto, la ausencia de condenas penales anteriores coloca al autor o


partícipe de un delito en una condición más propicia a la búsqueda de
efectos preventivos especiales que indican una menor necesidad
punitiva. La atenuante, sin embargo, sólo debe excluirse ante la
existencia de antecedentes penales que registren condenas firmes.
Tampoco afectan su eficacia la mera existencia de antecedentes
policiales o judiciales.

Si bien la norma no lo destaca expresamente, ella permite inferir que los


registros punitivos que impiden su configuración deben tener eficacia al
momento de decidir la penalidad concreta del condenado. Por tanto, la
atenuante opera aún en aquellos casos donde haya pre-existido
antecedentes penales que fueron, luego, objeto de cancelación definitiva
por el cumplimiento de la pena impuesta (artículo 69) o por la extinción
de ésta al vencimiento exitoso de un periodo de prueba derivado de un
régimen de suspensión de la ejecución de la pena (artículo 61).

b) El obrar por móviles nobles o altruistas.

También de origen colombiano, esta atenuante, según Velásquez


Velásquez, demanda la necesidad de “indagar aquellas motivaciones
que demuestran nobleza y altruismo por parte del agente, todo lo que
permite fundarlo en un menor desvalor de acto por tratarse de un injusto
menos grave”.

Al respecto, es de señalar que la motivación que determina, induce o guía


la acción delictiva del agente, influye, de modo determinante, en la menor
intensidad de su culpabilidad. Esto es, esta clase de circunstancias
reducen el grado de reproche que cabe formular al autor del delito. Su
naturaleza subjetiva es preeminente y se expresa en una valoración
positiva de lo “noble o altruista” de los móviles internos del agente.

El Código Maúrtua incluyó una opción de similar efecto punitivo al


referirse a “la calidad de los móviles honorables o excusables” que
determinaron la actividad delictiva del agente (artículo 51, inciso 2). En
torno a esta atenuante, Cornejo destacaba que “para la aplicación de las
penas lo que debe valuarse es el motivo psicológico en cuanto se
relaciona con los fines sociales, y es tanto más ilícito en cuanto más se
opone a los sentimientos básicos de la piedad, la solidaridad, de la cultura
en suma”.

Cabe señalar, además, que en determinados delitos este tipo de móviles


operan también como circunstancias atenuantes específicas. Ello ocurre,
por ejemplo, en el artículo 146, que considera una menor punibilidad para
los delitos contra el estado civil de una persona cuando se “comete el
hecho por un móvil de honor”.

c) El obrar en estado de emoción o de temor excusables.

Es evidente que esta circunstancia atenuante nos vincula también con un


supuesto que incide en la medición de la culpabilidad del autor. Los
precedentes históricos que ella registra en nuestra legislación podrían ser
dos. En primer lugar, está el Código Penal de 1863 que consideraba
como atenuante genérica que el agente hubiera cometido el delito “bajo
influencia de impresiones tan violentas que produzcan arrebato u
obcecación” (artículo 9, inciso 8). Luego encontramos la fórmula
contenida en el Código Penal de 1924, que se refería al agente del delito
apreciando “las emociones que lo hubieran agitado” (artículo 51, inciso
1). No ha existido, pues, en nuestra evolución legislativa, una disposición
idéntica a la que ahora se analiza. De allí, pues, que resulte justificado el
recurrir nuevamente a la doctrina colombiana para mejor entender su
significado y presupuestos.

En este contexto, se ha señalado que “el legislador toma en cuenta el


estado psicoafectivo de la persona al momento del hecho para efectos
de formular un menor juicio de exigibilidad […] se tienen como atenuantes
los estados de emoción […] en general, a condición de que sean
excusables, esto es, atendibles; o para decirlo en otros términos, que
jurídica o socialmente no sean merecedores de reproche o rechazo,
aunque tampoco susciten reacciones abiertamente favorables” [el
énfasis es nuestro]. Cabe recordar que en el Derecho Penal nacional se
ha tipificado una modalidad de homicidio privilegiado en el artículo 109
del Código Penal que también puede ayudar a definir el sentido de esta
atenuante. En dicha disposición se alude también a una “emoción
violenta que las circunstancias hacen excusable […]” [el énfasis es
nuestro].

Al respecto, como lo ha destacado la doctrina nacional al comentar dicha


disposición: “No es posible distinguir las emociones conforme a su propia
naturaleza. Es inadmisible considerar que ciertas emociones son en sí
excusables y otras, condenables. Como exige la ley, este carácter de la
emoción debe ser determinado en cada caso concreto y apreciando las
circunstancias en que actuó el agente”.

Pero, además, en torno al autor del delito “la emoción violenta debe ser
excusable. No quiere decir que sea exculpable, sino disculpable en el
sentido de atenuarle la pena por encontrarse ofuscado producto de una
situación externa que motiva su comportamiento y reacción frente a lo
sucedido. Nuestra jurisprudencia entiende que son circunstancias que
hacen excusable a la emoción: honor mancillado, afrenta inmerecida,
ofensa injustificada”.

En cuanto al temor excusable, este queda referido a un sentimiento de


inseguridad o riesgo de sufrir un mal que afecta al autor y lo constriñe
directamente hacia la comisión del delito. Este temor debe igualmente
ser aceptable o atendible desde la valoración que sobre él y los factores
que lo generaron deberá de realizar necesariamente el órgano
jurisdiccional caso por caso. Sin embargo, el temor que menciona la
norma no debe ser equiparable al miedo insuperable cuyos presupuestos
exculpantes regula el inciso 7 del artículo 20.

d) La influencia de apremiantes circunstancias personales o familiares


en ejecución de la conducta punible.

Esta atenuante reduce también la intensidad del reproche que cabe


formular al autor del delito. Ella se edifica sobre la base de la incidencia
de factores extraordinarios y trascendentes, ligados al ámbito personal o
familiar del delincuente, los cuales concurren e interactúan en la
formación y limitación del espacio decisional del agente, condicionándolo
a la comisión del delito. Son, pues, este tipo de situaciones extremas las
que deben tomarse en cuenta para decidir su configuración y eficacia.

De allí, pues, que el legislador demande una calificación particular de los


mismos como “apremiantes”: Esto es, como de eficacia inmediata e
impostergable, compatibles, pues, con una situación de emergencia o
urgencia que constriñe el arbitrio del autor del delito, derivándolo hacia
su ejecución. La casuística al respecto alude a casos como la urgencia
de atender el tratamiento de la enfermedad que afecta a un familiar
cercano o la de proveer alimentos para sí o para los hijos menores, y que
pueden determinar al agente a cometer un hurto o un robo en la medida
en que no se configure, en tales supuestos, una justificante perfecta o
imperfecta por estado de necesidad.
e) Procurar voluntariamente, después de consumado el delito, la
disminución de sus consecuencias.

Se trata de una circunstancia de carácter subsecuente al delito y de


origen italiano. Como señalaba Ranieri, se le construye a partir de una
actitud de arrepentimiento posterior que hace posible reconocer en el
agente una “menor peligrosidad”. La doctrina colombiana, en cambio, la
considera como vinculada a las razones político criminales de protección
de las víctimas y que inciden en la punibilidad del hecho.

Esta atenuante requiere para su realización que el autor del delito “se
haya esforzado espontáneamente, esto es, con base en motivos internos
y no externos, como serían los surgidos a causa de una presión ajena o
por imposición de la ley ‒por ejemplo, por deber de asistencia o socorro‒
, por eliminar o atenuar las consecuencias dañosas o peligrosas del
delito. También se requiere que su actividad haya sido desplegada
eficazmente, es decir, de modo adecuado para alcanzar ese fin, aunque,
por motivos independientes de la voluntad del agente, no lo haya
alcanzado”.

Algunos sistemas jurídicos, como el español, demandan que el agente


ejecute los actos dirigidos a la disminución de las consecuencias dañosas
del delito “en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad a
la celebración del acto del juicio oral” (artículo 21, inciso 5). La legislación
nacional no hace precisiones al respecto ni tampoco alude al modo en
que tales actos deben producirse. No obstante, es de exigir para validar
el efecto atenuante que los mismos sean oportunos, idóneos y en lo
posible eficaces.

f) Reparar voluntariamente el daño ocasionado o las consecuencias


derivadas del peligro generado.
Esta circunstancia toma también en cuenta para la operatividad de su
eficacia atenuante una conducta posterior al delito y que debe exteriorizar
el agente. Lo esencial radica en la decisión espontánea del delincuente
de reparar en lo posible el daño ocasionado u otras consecuencias
negativas generadas por su accionar ilícito. De esta manera, él revela
una actitud positiva que debe merituarse favorablemente en la punibilidad
del delito que aquél hubiera cometido.

Sin embargo, es pertinente demandar, como lo hacía Peña Cabrera al


comentar una atenuante similar del Código Penal de 1924, “que la
reparación debe ser espontánea, es decir, voluntaria y, naturalmente
antes de la respectiva sentencia. Se entiende que la reparación debe
partir del autor, y no de terceros”. Ella, por lo demás, tal como lo admite
la doctrina colombiana, incluye “los eventos de la restitución, reparación
del daño o indemnización de perjuicios, compensaciones, etcétera”

g) Presentarse voluntariamente a las autoridades después de haber


cometido la conducta punible, para admitir su responsabilidad.
La presente circunstancia es similar en su naturaleza y efectos a la que
recogía el inciso 10 del texto original del artículo 46 (“La confesión sincera
antes de haber sido descubierto”). Ella también es regulada de modo
frecuente en el Derecho Penal extranjero. Por ejemplo, con una
redacción algo diferente de la peruana, está prevista en el texto vigente
del artículo 21, inciso 4 del Código Penal español (“La de haber procedido
el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige
contra él, a confesar la infracción a las autoridades”).

En esta atenuante nuevamente se valora un acto de arrepentimiento


posterior al delito. Con su conducta, el agente expresa su voluntad de
hacerse responsable por el ilícito cometido y de asumir plenamente las
consecuencias jurídicas que de ello derivan. Esta actitud se destaca en
favor del agente al alejarse este de un patrón conductual común y que se
suele orientar hacia el aseguramiento y la impunidad del infractor.

Al respecto, la doctrina nacional, incluso desde la vigencia del Código


Maúrtua, ha destacado que: “Hay diferencia notable en el delincuente que
huye después de consumado el delito, del que se presenta
voluntariamente a las autoridades para confesar. Este último muestra
arrepentimiento, o por lo menos, asume su responsabilidad, lógicamente
la atenuante es procedente; de suerte que no puede favorecerse al
delincuente que huye y regresa después acompañado de su abogado”.

Por su parte, los comentarios en torno a la fuente legal extranjera seguida


por el legislador peruano desarrollan una interpretación compatible con
lo antes señalado: “Como es de suponer, si el encartado confiesa la
comisión de la conducta punible lo hace como muestra de su
arrepentimiento, aunque no está obligado a ello. La presentación debe
ser voluntaria, esto es, espontánea, libre, sin mediar presión de ninguna
índole o responder a factores independientes del querer del sujeto”.

Ahora bien, es importante diferenciar esta atenuante genérica de otros


supuestos legales que operan como reglas de reducción por
bonificación procesal, a partir de actos de confesión sincera en el
marco de un proceso penal y que están contempladas en el artículo 136
del Código de Procedimientos Penales y en el artículo 161 del Código
Procesal Penal de 2004. En efecto, se trata de reglas que no funcionan
como atenuantes sino que generan premios o recompensas para el
comportamiento positivo de un imputado que facilita la abreviación del
proceso y que se expresan como una reducción porcentual que se aplica
a la pena concreta. Por tanto, la circunstancia atenuante del artículo 46
del Código Penal, que aquí se analiza, equivale, más bien, al denominada
auto denuncia.

h) La edad del imputado en tanto que ella hubiese influido en la


conducta punible.

Tanto el inciso 2 del artículo 51 del Código Penal de 1924, así como el
inciso 8 del texto original del artículo 46 del Código vigente, se referían
genéricamente a la “edad” del agente al momento de comisión del delito.
Sin embargo, ambas disposiciones omitían cualquier exigencia en torno
a que este componente etéreo hubiese significado un determinado nivel
de influencia en la realización del hecho punible, como sí se demanda en
la fórmula introducida por la Ley 30076.

Al respecto, cabe precisar también que en el Derecho Penal colombiano


no se ha regulado una atenuante genérica de iguales características,
aunque el inciso 9 del artículo 55 otorga esa calidad a “Las condiciones
de inferioridad psíquica determinadas por la edad o por
circunstancias orgánicas, en cuanto hayan influido en la ejecución
de la conducta punible” [el énfasis es nuestro]. Tampoco en la
legislación española encontramos una disposición similar a la peruana
(artículo 21), la cual ya había sido incorporada como atenuante genérica,
con igual redacción, desde el anteproyecto de 2004 (artículo 46, inciso
8).

De hecho, cabe entender que el legislador nacional ha asumido que la


edad puede influir en la conducta punible. Lo que no se ha especificado
son las manifestaciones o eficacia de dicha influencia. Por ejemplo, en la
norma colombiana se alude expresamente a que ella afecte la capacidad
penal plena del agente. Esto es, se trataría de un supuesto equivalente
al regulado por el artículo 22, que califica la edad como un factor de
imputabilidad disminuida (“Podrá reducirse prudencialmente la pena
señalada para el hecho punible cometido cuando el agente tenga más de
dieciocho y menos de veintiún años al momento de realizar la infracción
[…]”).

Si esta fuese la opción asumida, la atenuante introducida sería en


principio innecesaria; y, además, técnicamente incorrecta pues no sería
una circunstancia atenuante genérica sino una causal de disminución
de punibilidad. Queda, pues, como una tarea futura de la jurisprudencia
esclarecer estos aspectos y hacer el deslinde pertinente.

V. PERITAJE MÉDICO-LEGAL

Concepto: Es una prueba en el proceso por la cual se solicita el dictamen de u


especialista sobre determinados hechos cuya investigación y esclarecimiento requiere
de conocimientos especiales.

I. Contenido, Lenguaje y Alcance Jurídico del Informe Pericial.

Contenido: Antes de hablar del contenido debemos saber qué es?, cómo es?, ese
informe Médico-Legal; el informe se presenta ante el Juez como un "escrito"; antes los
Tribunales hay diligencias que tienen muchas formas, pero la del informe pericial es un
escrito que se debe presentar y el cual debe encabezarse con el nombre o identificación
del perito actúa, la fecha del nombramiento, así como también la fecha en el que ha
juramentado, ya que quien actúa como perito no pude hacerlo sino se juramenta y al
juramentarse él acepta el juramento y una vez que lo ha aceptado no se puede separar
de él a menos que una causa muy poderosa como, por ejemplo, un accidente que le
ocurra al perito que le impida, le haga imposible encargarse del informe que se le ha
confiado.

Diferencia entre pericia, perito y peritación La pericia es algo que tiene características
muy particulares, como el conocimiento, la práctica, la sabiduría y la experiencia. El
perito es un cargo o función que tiene calidad personal y también comunitaria. La
peritación es una prueba o asesoramiento en materia técnica. Características de los
peritos No deben mentir en ningún momento.

La descripción de la persona o cosa que sea objeto del mismo, en el estado o del modo
en que se halle (si, por ejemplo, se va a hacer un forme pericial sobre heridas, alguien
a quien se le propinaron heridas, el médico deberá decir el lugar del cuerpo, deberá
examinarles internas e externamente, el estado en que se encuentran las mismas, el
estado físico de las personas, los órganos que interesados o afectados, etc., si se trata
de un apersona fallecida el perito debe decir el modo en que se encuentra el cadáver,
la posición, debe examinarlo internamente y ello lo establece en detalle el Código de
Instrucción Médico-Forense para cuando se va hacer el examen de la persona fallecida,
así como la causa de la muerte una vez hecha la autopsia o necropsia legal; por ello la
descripción es fundamental cuando el perito esta comenzando el informe pericial, por
ello es importante determinar, si se trata de un objeto, las características de éste, y si
una persona entonces lo hizo anteriormente).

La relación detallada de todas las operaciones practicadas por lo peritos y de su


resultado particular ( esto es importantísimo; cuando el perito realiza una experticia, por
ejemplo una necropsia-legal, la relación detallada de la operaciones que el realiza qué
son?: después de haber observado el cadáver a través de la necropsia-legal el perito
debe examinar todos y cada unos de los órganos; primero los que supuestamente están
interesados, pero es su obligación examinar todos y cada vez que él examine cada uno
de esos órganos él debe decir cuál fue la operación que llevo a cabo, por ejemplo la
determinación del contenido gástrico; la operación tiene que ver con la experimentación
que se realiza, que puede realizarla el perito o puede delegarla a personas expertas en
la materia, por ejemplo el Bioanalista, un bioquimico, etc; estas son las operaciones y el
resultado de cada una).

Las conclusiones que, en vista de tales datos, formulan los peritos, conforme a
los principios y reglas de su ciencia o arte ( el perito debe dar conclusiones porque
sencillamente en estas conclusiones es donde se va a basar el Juez, ya que a este no
le interesa lo que dijo el perito antes porque él no sabe nada de eso; lo que le interesa
al Juez es en que concluya la experticia).

Lenguaje Jurídico: El Dr. Nerio Rojas da una explicación muy acertada de los que es
el informe médico-legal:

Debe hacerse en un lenguaje sencillo, cuidando el aspecto gramatical así como también
el estilo del perito.

La terminología empleada por el experto debe ser también sencilla porque esto facilita
el entendimiento del Juez sobre lo que se quiere decir, en el caso de que el perito utilice
una terminología rebuscada, él debe aclarar al Juez qué significa porque el Juez no lo
sabe todo y para eso esta el perito.

No debe abusar de la citas de lo autores, sencillamente porque el perito para poyar sus
dichos, o lo que esta diciendo en el informe, él cita a muchos autores que dicen cosas
que puedan tender a confundir al Juez cuando va a concluir el informe dicho perito.

Alcance Jurídico: Esta es un parte importante dentro del informe pericial: la experticia,
en términos generales es un medio más de prueba según nuestra Ley, pero por qué se
dice es un medio más de prueba?: hay pruebas que tienen un valor absoluto y ello es lo
que se llama "prueba legal o tasada"; esta prueba es aquella prueba que tiene un valor
probatorio absoluto, es decir, ella vale por si sola para demostrar lo que se quiere
comprobar como, por ejemplo, la prueba de la confesión cuando ella se hace con todos
los requerimientos del C.O.P.P.

En cambio, la confesión es un aprueba legal no tasada porque un individuo se declara


culpable de un hecho, si la confesión se ha hecho tal como lo señala C.O.P.P. en cuanto
a éste no se haya ella, basta para comprobar algo. La experticia tampoco es prueba
legal o tasada sino que es una prueba más como sería por ejemplo, la prueba de la
inspección judicial que hace cuando el Juez se traslada a un lugar en donde le interesa
observar algo para constatar la existencia de ese algo; ello constituye la inspección
Judicial que antes se llamaba "ocular" y ahora se llama así a la que realiza la policía y
"Judicial" a la que realiza el Juez.

El Valor Probatorio: Es consecuencia del alcance jurídico que tiene la experticia; como
es una prueba legal ni tasada, ello significa que para que esa prueba sea tomada en
cuenta en el sitio ello depende del Juez.

En materia Civil (hablamos de materia Civil porque recordamos que la experticia no es


solamente del campo penal sino también del campo civil, mercantil, laboral, etc.), en el
ART. 427 se nos señala que el Juez al valorar la prueba en materia civil no está obligado
a seguir el dictamen del experto: él lo que puede hacer, porque es hasta donde llega su
potestad, es acoger todo el dictamen o rechazarlo todo en su totalidad, a diferencia de
la experticia en materia penal donde no ocurre así: en materia penal, según el C.O.P.P.,
el legislador le establece una regla de valoración al Juez, es decir, le dice como va a
valorar la experticia en materia penal y además le da la facultad de poder tomar lo que
dice el informe o bien tomar parte de ese informe.

Lo anterior simplemente ocurre porque en la materia civil el Juez civil debe atenerse a
lo alegado y aprobado en autos, ya que tal Juez no puede utilizar ninguna prueba que
las partes no le hayan señalado, que no le hayan traído al proceso. En materia penal no
ocurre esto: recordemos que aquí esta la fase sumaria donde es el Juez que establece
cuales son las pruebas que se pueden evacuar o llevar a cabo para el esclarecimiento
de lo hechos, y además el Juez en la etapa plenaria, donde las partes intervienen para
ser sus alegatos y presentar sus pruebas, en ese momento se vuelven a presentar esas
pruebas, y de esas pruebas presentadas por las partes el Juez puede tomar toda la
experticia y basarse en ella para sentenciar o bien tomar parte de ella a diferencia de la
materia civil.

Dicho ART. 276, establece al Juez la regla de valoración cuando señala que la fuerza
probatoria del dictamen pericial será estimada (y ésta es la regla de valoración en
materia penal que no existe en materia civil) por el Juez teniendo en cuenta
la personalidad del perito lo cual tiene que ver con los conocimientos que tiene esa
persona, su condición moral, la parte subjetiva que el Juez debe tomar en cuenta) y los
fundamentos científicos en los que se basa el dictamen, la uniformidad o disconformidad
de este con otros que se hayan emitido en el proceso y su concordancia con el resultado
de las preguntas que hubieren sido hechas por el Juez, el Fiscal o las partes y demás
pruebas existentes en autos. Dice este mismo artículo que cuando el Juez no se acoge
a lo que dice el informe pericial él deberá al final decir, en las motivaciones porque no
está de acuerdo con el informe pericial o por que tomo parte y la otra parte la deshecho.

Necesidad Jurídica de la Nueva Experticia : La nueva experticia se hace necesaria


cuando están en desacuerdo o son discordantes las conclusiones de los expertos que
han intervenido; si eso ocurre entonces que hace el Juez?: simplemente él pide que se
realice otra experticia con nuevos expertos. En materia penal, el Código nos dice que el
Juez debe nombrar dos peritos, pero si él tiene que realzar una nueva experticia porque
el informe de los peritos se contradice entonces él debe nombrar nuevos peritos, pero
en número impar.
Diferencia entre la Experticia en Materia Civil y Materia Penal

1.- Por su Valor Probatorio: La experticia civil tiene un valor probatorio sin regla de
valoración por parte del Juez (ART: 1427), ya que la toma toda o la deshecha toda
mientras que en materia penal si tiene una regla de valoración.

2.- Por su Procedencia durante el Juicio: La experticia civil sólo procede durante un
lapso probatorio (donde las partes nada más pueden promover la experticia y después
mandar a evacuar) mientras que en materia penal la experticia procede durante el
sumario, durante el lapso probatorio (que es el Plenario) y durante todo el grado de la
causa antes de la sentencia inclusive, es decir, después de que las partes presentan o
promueven sus pruebas y las han evacuado no se podrá presentar más pruebas.

TIPOS E IMPORTANCIA DEL PERITO


El perito médico, en su labor como auxiliar de la justicia en un campo específico, tiene
entre sus funciones proporcionar la información pertinente a la autoridad que
corresponda y así haga efectiva su colaboración con la administración de la justicia.
Esto último puede ser de una forma verbal o escrita, aunque es más utilizada la segunda.
Sin embargo, la práctica de un peritaje a realizarse a solicitud de un particular para fines
propios o en ocasiones para usarse en lo futuro como prueba al momento de presentar
una denuncia o querella.

Lo señalado antes no es específico para el médico legista (forense), sino que algunos
documentos también serán utilizados por el médico general o médico especialista en
otra rama de la medicina. Son documentos que en determinado momento adquieren
valor probatorio. En ocasiones si es que no existiera el perito legista correspondiente al
caso y esto fuera imprescindible, el médico actuará como tal en auxilio de la justicia ante
un litigio, al ser solicitado por las autoridades correspondientes.

Sea cual fuere el caso se considera que estos documentos tendrán que ser
interpretados por individuos no relacionados en forma directa con las ciencias médicas.
Por ese motivo se realizará sin la utilización de tecnicismos innecesarios o si esto es
imperante, se explica en forma simple el significado de lo señalado antes.

Los tipos de documentos medico legales son:

 Dictamen.
 Certificado.
 Consentimiento informado.
 Consulta.
 Historia clínica.
 Receta.
 Resumen clínico.

II.- NATURALEZA JURIDICA DEL PERITO EN EL NUEVO CODIGO PROCESAL


PENAL.-

En primer lugar no es un medio de prueba propiamente dicho; el peritaje no es un medio


de prueba en un orden estricto, es una operación o procedimiento utilizado
frecuentemente para complementar algunos medios de prueba, inspección judicial,
reconocimiento, etc., y para su valoración: declaraciones de testigos, del ofendido y del
procesado.

II.1.- CLASIFICACION DE LOS PERITAJES.-

La peritación se clasifica por su especialidad y por la procedencia de designación del


perito.

· Por su especialidad: podrían darse tantas clasificaciones de peritos, como materias


fueren necesarias en el procedimiento, por lo tanto mencionare solo algunas como la
médica, grafoscopia, dactiloscopia, pericial técnica en medicina, grafometria,
documentoscopia, etc. EJEMPLOS: 1.-Por lo anterior se desprende la necesidad de la
intervención de peritos químicos, médicos, en casos de envenenamientos, se recogen
restos de alimentos, bebidas y medicinas que hubiere tomado, etc.

· Por la procedencia de su designación: puede ser oficial o particular; es oficial cuando


el perito es designado de entre los elementos integrantes de la administración pública.

II.2.- NOMBRAMIENTOS DE PERITOS.-

El Nuevo Código Procesal Penal establece que para la designación de peritos estos
deberán ser designados por el Representante del Ministerio Público en su calidad de
titular de la acción penal pública y en la etapa de juzgamiento son analizados a través
de los interrogatorios y los contra interrogatorios por las partes del proceso penal.

Estos peritos conforme a la normatividad procesal penal puede excusarse y puede ser
materia de recusación. El perito deberá guardar reserva de cuanto conozca con motivo
de su actuación.

II.3.- CONDICIONES PARA EJERCER EL CARGO DE PERITO.-


El Código Procesal Penal dispone que los peritos deberán poseer título en la materia
relativa al asunto sobre el cual dictaminarán, siempre que la ciencia, el arte u oficio estén
reglamentados. En caso contrario, deberán designarse a personas de reconocida
experiencia en la materia.

El perito debe ser muy inteligente. Tiene que tener paciencia. Debe tener competencia
profesional. Tiene que ser sagaz. El perito debe poseer fidelidad. Deben ser muy
escrupulosos. Informar de forma veraz y clara. Tienen que tener la suficiente
preparación. Los peritos deben tener conciencia. Debe poseer idoneidad. Cualidad para
investigar.

II. DIFERENCIAS ENTRE INFORME MEDICO LEGAL Y PERICIAL

1. INFORME MEDICO LEGAL


Es el documento que el médico forense envía al tribunal o al agente fiscal que se lo
ordenó, describiendo los hallazgos encontrados en el paciente o en el cadáver
examinado y formulando los diagnósticos correspondientes; así como las respuestas
concretas a lo solicitado. El dictamen será fundado y contendrá una relación detallada
de las operaciones practicadas y sus resultados, las observaciones de las partes o de
sus consultores técnicos y las conclusiones que se formulen respectos cada tema
pericial, de manera clara y precisa. Los peritos podrán dictaminar por separado cuando
exista diversidad de opiniones entre ellos. El dictamen se presentará por escrito, firmado
y fechado, y oralmente en las audiencias, según lo disponga el tribunal o la autoridad
ante quien será ratificado”.

El Artículo 235 del Código Procesal Penal indica: “Nuevo dictamen. Ampliación.
Cuando se estimare insuficiente el dictamen, el tribunal o el Ministerio Público podrá
ordenar la ampliación o renovación de la peritación, por los mismos peritos o por otros
distintos”.

Desde el punto de vista procesal penal, el informe médico legal es una prueba será
propuesta en el debate como parte del juicio oral público, sobre el cual el tribunal
realizará su valoración para llegar a establecer si ocurrió el hecho y en que se produjo.
El informe médico legal o dictamen tiene una redacción administrativa y técnica, y como
todo documento oficial; no tiene un lenguaje literario.

Las partes que comprende un informe médico legal son las siguientes:
a) Introducción: contiene la fecha, número del proceso, el juez o el agente fiscal a
quien se dirige, fecha y hora en que se realizó el expertaje, datos generales del
paciente o del cadáver examinado; y nombre del juez o del agente fiscal que
ordenó el peritaje.
b) Antecedentes: lugar donde se encuentra el paciente agraviado o en su caso el
lugar donde fue localizado el cadáver, la historia de los hechos ocurridos y los
extremos o elementos que el tribunal o el agente fiscal ordenó que se
investigaran
c) Exposición: descripción detallada de los hallazgos encontrados
d) Conclusiones: en las mismas se indica el diagnóstico formulado y la respuesta
concreta y precisa de los extremos o elementos que el tribunal o el agente fiscal
del Ministerio Público solicitó. Las conclusiones son la parte del informe médico
legal que contiene una condensación de todo lo expuesto.

Con lo anteriormente expuesto, se entiende que un dictamen médico legal es un medio


de prueba que contiene la opinión de un experto, la que el juzgador puede aceptar o
puede desestimar siguiendo su sana crítica razonada; así también, debe asociar este
dictamen con otras pruebas presentadas en el debate, con lo que se potencializa el valor
probatorio de todas las pruebas concordantes o podrían desvirtuarse; según el caso. Si
una ley le obligara al tribunal a aceptar un dictamen, estaría dándole el perito la calidad
de juez.

2. INFORME PERICIAL

Un modelo de informe pericial puede tener los siguientes puntos básicos:

 Destinatario del informe. Es decir, la identificación de la persona o la entidad


que lo ha pedido.
 Objetivo de la pericia. Entre el destinatario del informe y el perito debe quedar
muy claro para qué se necesita el informe y eso se reflejará en el documento
que elabore el perito.
 Descripción de los hechos. Se trata de describir lo sucedido, los hechos, para
establecer las bases sobre las que se articulará el informe.
 Exposición de comprobaciones. El perito tendrá que hacer mediciones y
visitas en las que podrá comprobar el estado de una persona, la situación de una
vivienda o los desperfectos que tiene un vehículo. Además, se analizarán
documentos que apoyen las comprobaciones (denuncias, atestados de la
policía, otros informes periciales).
 Criterios empleados. Son los fundamentos o criterios que utiliza el perito para
hacer el informe y que tendrán que ser comúnmente empleados para informes
del tipo de que se trate.
 Conclusiones derivadas del estudio. Por ejemplo, si se analizan defectos
constructivos en una casa, debe determinar el tipo de defectos que existen, la
causa de los defectos, las posibles reparaciones que se puedan realizar y el
importe económico de esas reparaciones. Esta es la parte más importante del
informe y donde debe quedar muy clara cuál es la opinión del perito.
 Documentación adjunta. Se pueden adjuntar al informe copias de todos los
documentos analizados.
 Datos del perito, fecha y firma. En la parte final del informe se incluirán los
datos del perito, la fecha de realización del informe y la firma del perito.
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20. Valls, Ramón: Ética para la bioética, y a ratos para la política. Gedisa, Barcelona,
2003. ISBN 978-84-7432-978-0
21. Nueva Bibliogrrafia: NEGLIGENCIA MEDICA, autor JOHN NAVARRO CARRILLO,
distribuido gratuitamente por el COLEGIO MEDICO DEL PERU, Periodo 2015.
22. Reglamento y estatutos del COLEGIO MEDICO DEL PERU, última versión
23. Nuevo reglamento de sanciones del COLEGIO MEDICO DEL PERU, vigente
desde el 2013.

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