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aquellos en los que las diferencias podrían ser vistas como más notorias, sin perjuicio de
que, eventualmente, pudiéramos aportar una fundamentación más detallada si ello fuera
de interés.
I. Parte general
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a. Dentro del marco del sistema de consecuencias jurídicas del hecho no compartimos
la incorporación de reglas de seguimiento judicial poscondena establecidas en los arts.
10 y ss. Las objeciones contra el sistema propuesto, como se expresó durante el debate
en comisión, se vinculan no solo con las dificultades prácticas para el efectivo control e
implementación de este sistema, sino, fundamentalmente, con su inserción como me-
didas preventivas accesorias de penas ya cumplidas extremadamente prolongadas. Si bien
estuvimos de acuerdo en que podrían ser aceptables medidas de esta naturaleza, si ellas
se adicionan a penas ya de por sí muy intensas, su función preventivo especial queda
desvirtuada. A ello se agrega que el único criterio que entendimos posible para fundar
una medida de tan alto grado de injerencia es la violencia del delito, sumado al esfuerzo
argumental explícito que debería realizar el tribunal para justificar por qué razón considera
que, tras la pena, aún podría ser esperable la comisión de delitos similares. Por esa razón
planteamos como preferible una reformulación del actual texto del art. 52, CP, apoyado
en requisitos acordes a los de la custodia de seguridad en el modelo alemán, y dentro de3
los límites en que dicha injerencia ha sido admitida en el ámbito constitucional europeo .
Como aclaración adicional, debería indicarse que dicho sistema solo podría funcionar si
las penas previstas en la Parte Especial fueran considerablemente más bajas que las que
se propone en el proyecto mayoritario. Ello, con la convicción de que, si el nivel de penas
es muy alto ya son ellas mismas las que están, de hecho, en condiciones funcionales de
acotar cualquier necesidad preventiva residual.
b. Tampoco coincidimos con el modo en que finalmente fueron regulados los ca-
sos en los que no se aplican la regla general de libertad condicional. Concordamos en
la necesidad de sustituir la lista que actualmente contiene el art. 14 por una fórmula
general abarcadora de las razones de prevención especial o especial gravedad del hecho
que justificaban la excepción, complementada con la mención expresa de los supuestos
alcanzados por ella, pero discrepamos con la inclusión de algunos delitos, en especial, la
de aquellos que conllevaran graves daños a la salud o la muerte, pues consideramos que
la variedad de circunstancias que pueden presentar esos casos hace conveniente otorgar al
juez la facultad de resolver si se dan los presupuestos para la aplicación de la excepción. A
modo de ejemplo,4 con la redacción que disentimos incluso un homicidio piadoso caería
en la prohibición .
c. En la regulación de la inhabilitación, parece advertirse un error en la mención de
los artículos a los que se remite al final del art. 20. Por lo demás, tampoco encontramos
afortunado el reemplazo de la expresión “temer” por “prever”: además de innecesario,
soslaya que la5 previsión supone otro estándar. También son objetables otros aspectos
de redacción .
d. En las reglas del decomiso de los arts. 23 y 24, nos parece que la redacción final
puede llevar a alguna confusión en su aplicación. Tal la referencia a “dinero, cosa, bienes
o cualquier clase de activo”. Por esa razón, preferimos
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mantenernos en la redacción que
habíamos sometido en su momento a debate , pues aquí sí, detrás de una formulación
aparentemente “similar” pueden suscitarse distinciones complejas en la aplicación práctica.
El problema es que la inclusión de esas expresiones (tomadas de la terminología utilizada
en instrumentos internacionales que las incluyen por su vocación de encajar en distintas
culturas jurídicas), además de hacer perder sencillez a la redacción pasa por alto que, para
el derecho argentino, “bienes” es el supraconcepto que engloba a todas ellas, cuya mención
por ello mismo resulta innecesaria (art. 2312 del CC y 16 del CCCN). A ello se agrega
que en varias figuras de la parte especial (por ej., cohecho, tráfico de influencia, soborno
trasnacional, corrupción entre privados) a la fórmula se le adiciona reiterativamente
“objetos de valor pecuniario” (que no son más que “bienes”) o se la abandona y se emplea
una diferente (por ej., “beneficio o ventaja de cualquier naturaleza”, en la corrupción en el
deporte). En otros casos, el uso de aquellas expresiones se limita al primer párrafo de un
artículo, pero luego se abandona en los párrafos siguientes justamente a favor del término
“bienes” (v. arts. 303, inc. 1° y 318, inc. 2°).
e. En el Título V (Reparación de perjuicios) propusimos una redacción que subsa-
na la errónea caracterización como pena del decomiso del producto o el provecho del
delito, incluye el decomiso de valor equivalente, en línea con los criterios adoptados en
esa materia en los arts. 23 y 24, y adecua, como se hizo en otras disposiciones (por ej.
art. 12) la norma a la terminología del nuevo CCCN. La redacción actual,7 en cambio, es
parcialmente discordante, al menos en lo conceptual, con los arts. 23 y 24 .
f. Con respecto al art. 34, estimamos desafortunada la inclusión en la tradicional regla
del inc. 4° la referencia a “El miembro de alguna fuerza de seguridad pública, policial o
penitenciaria que, en el cumplimiento de su deber y en uso de sus armas en forma regla-
mentaria, cause lesiones o muerte”. Se trata de una incorporación que genera confusión
dentro del sistema general de eximentes de pena para un supuesto que ya tenía una solución
estandarizada en la dogmática de la teoría del delito.
g. En el acápite referente a la responsabilidad de las personas jurídicas, consideramos
insuficiente la regulación de corte vicarial que se adoptó, y en su reemplazo propusimos
otra, basada en un modelo de responsabilidad por defecto de organización, diseñada
a partir de la evolución legislativa, doctrinaria y jurisprudencial en países con los que
compartimos nuestra tradición jurídica, como España y Chile, y que ofrece una des-
cripción precisa y detallada de las personas físicas que pueden generarla, los criterios
de atribución y exención de esa responsabilidad, así como un elenco más rico de san-
ciones y pautas para su determinación, de modo de tal de poder conciliar el interés en
la aplicación de la sanción con la necesidad de preservar fuentes de trabajo, la actividad
empresarial y la seguridad jurídica en una materia novedosa para la cual carecemos de
precedentes propios. Con esta misma orientación, consideramos que una regulación de
esta naturaleza debía fijar, ya a nivel legal, algunos contenidos mínimos para los progra-
mas de compliance, que aseguren una cierta uniformidad pero dejando que sean luego
las reglamentaciones administrativas y técnicas las que definan los detalles. Y también
quien recibe al niño por fuera del cauce legal– como la no previsión de 14
una causal de no
punibilidad para ciertos supuestos no nos parece lo más conveniente .
g. En cuanto a los delitos contra la libertad, lo primero que debemos señalar es que
el proyecto incurre en el error de mantener la superposición parcial de los delitos de
reducción a la servidumbre y trata de personas, en la modalidad típica del primero con-
sistente en “recibir para mantener en condición de servidumbre o esclavitud”. También
objetamos el mantenimiento, en el delito de trata, de la agravante de 8 a 12 años por
consumación de la explotación. La razón es que el concurso que se pretende solucionar
con esa regla no es unívoco sino que, dependiendo de cada caso, puede adoptar la forma
de un concurso aparente (acto anterior o posterior copenado), ideal y, para algunos, hasta
real, y según que se trate de uno u otro la agravante conducirá a un doble castigo por un
mismo hecho, o a un incremento de los mínimos y una disminución de los máximos, que
corresponderían si se aplicaran las reglas de los arts. 54 y 55, que no guardan ninguna
lógica. Por lo demás, tampoco tiene incidencia para la determinación de la competencia,
pues para ello lo decisivo sigue siendo la escindibilidad o inescindibilidad de los hechos
de trata y explotación.
En otro orden de ideas, no nos parece clara ni sistemática la reordenación efectuada
de los tipos contenidos
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en los arts. 146, 147, 148 y 149, para lo cual propusimos una
diferente redacción . Por último, en el art. 142, II, in fine (ex 142 bis) ha sido utilizada
una regla de atenuación que ni coincide con la fórmula del art. 44, ni con la introducida
en el art. 170, in fine.
h. En el título relativo a los delitos contra la propiedad, hay que señalar que en el
art. 177, falta una acción típica; debía decir: “al que… hubiera causado en perjuicio de los
acreedores su quiebra o la quiebra o liquidación judicial forzosa de un establecimiento
comercial o industrial del que fuera…”. Pero sobre todo consideramos desafortunada la
decisión de convertir los casos de estrago agravado del art. 186, 2°, vigente, en agravantes
del delito de daño (art. 184, II), pues en el afán de que no se interprete que quedaron
derogados a partir de la nueva redacción del art. 186 (que, sin embargo, los contiene) los
ha transformado en casos agravados de daño, pero con la escala penal (¡de 3 a 10 años!)
del delito de estragos.
i. En relación con los delitos contra la seguridad 16
pública
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tenemos reparos con el
modo en que quedaron configurados los capítulos 1 y 3 , también con algunas penas
y, en particular, con los nuevos tipos penales de conducción a velocidad excesiva y no
sometimiento a prueba de alcoholemia que fueron introducidos en el art. 194.
Tenemos también ciertas diferencias significativas en cuanto a la estructura típica a
seguir en el caso de los delitos de tenencia ilegal de armas. Aquí, no hemos coincidido
con la elevación de algunas de las escalas penales y hemos propuesto la supresión de la
agravación por “antecedentes penales”. Ello, por cuanto la atenuación de la pena prevista
para aquellos casos en que el autor “hubiere estado en condiciones de obtener la autoriza-
ción correspondiente” resulta apta para cumplir idéntica función sin generar
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los problemas
jurisprudenciales que la agravación por “antecedentes” ha suscitado .
Tampoco estamos de acuerdo con la inclusión del art. 208 en el nuevo título “Otros
atentados contra la seguridad pública”. Además de que no nos parecen acertadas ni la
rúbrica, ni la ubicación en el Título VII, escogidas para conductas que, más allá del con-
texto en que ocurren, tal como han sido descriptas constituyen agresiones a particulares,
propusimos una figura alternativa, en el art. 212, a la que nos referiremos en el próximo
apartado.
j. Por lo demás, en el caso del delito de asociación ilícita, sin perjuicio de las reglas
sobre “arrepentido”, entendimos que podía ser de utilidad la incorporación específica de una 19
fórmula que favoreciera el desistimiento y el desmantelamiento de la organización ilegal .
Como adelantamos, dentro de los delitos contra el orden público, consideramos que
podría incorporarse una regla prohibitiva (inspirada en el art. 557 y el § 125 de los códigos
penales español y alemán) respecto de situaciones 20
de alteración grave de la paz pública
que no fue incluida en el proyecto de la mayoría .
Por otra parte, por la misma razón señalada en el apartado anterior respecto del art.
208, tampoco aquí compartimos la inclusión (con la rúbrica “Otros atentados contra el
orden público”) de los delitos de desarmado no autorizado de automotores y venta de
autopartes, de la ley 25.761. Estimamos que se trata de conductas más afines a las acti-
vidades de encubrimiento y, por ello, proponemos situarlas, bajo un nuevo capítulo, en el
art. 279, a continuación de este delito.
k. En el caso de los delitos contra la seguridad de la Nación, no compartimos la
técnica utilizada para reordenar las formulaciones legales de los arts. 214 (ahora 215) 21
a 219, y tampoco el aumento de pena y los cambios en el último párrafo del art. 218 .
l. En materia de delitos contra la administración pública, tenemos, en la descripción
de las prohibiciones del capítulo VI, divergencias significativas, incluso conceptuales, 22
que se podrán advertir en la confrontación con la versión que en nota acompañamos .
Como aspecto marginal, puede ser interesante destacar, una vez más, que no nos parece
necesario apartarse de la formulación tradicional que considera a la expresión “bienes”
como un concepto genérico que abarca cualquier contenido patrimonial, y que es, por lo
demás, la definición que utiliza el código en otras figuras emparentadas. La incorporación
del proyecto mayoritario de la fórmula “dinero, cosas, bienes o cualquier clase de activos”
creemos que puede hacer más compleja la interpretación, y a la larga, resultar contrapro-
ducente a los objetivos que se propone lograr.
A su vez, respecto de las cuestiones más sustanciales, a título ilustrativo puede se-
ñalarse lo siguiente. Al modificar la tradicional redacción del cohecho pasivo (art. 256,
inc. 1°), se ha incurrido en algunos defectos involuntarios. Así, han quedado incluidas
acciones que no había intención de incluir, como por ejemplo, la conducta del funcionario
que comete cohecho no sólo si acepta, sino también si “requiere” o incluso si “recibe” la
promesa. Del mismo modo, al eliminarse la referencia a que la promesa puede ser “directa
o indirecta” –es decir, explícita o implícita–, en la medida en que esas expresiones pasaron
ahora a caracterizar a las acciones típicas, la redacción perdió claridad. Por otra parte, la
aclaración “para sí o para un tercero”, además de innecesaria, determina que también actúe
típicamente el funcionario que, sin haberlo solicitado, recibe una promesa para un tercero.
En el cohecho activo (art. 256, inc. 2°), no nos parece que fuera necesario aclarar
que realiza el tipo quien actúa “por propia iniciativa o cuando le haya sido solicitado por
el funcionario”, máxime si la redacción anterior, sin esa aclaración, no había suscitado
problemas de lagunas que hubiera que llenar con ese agregado. Lo mismo vale para la
inclusión de “promesa” entre los beneficios que constituyen el objeto del delito, pues desde
siempre se ha entendido que “ofrecer” equivale a “prometer”, con otras palabras, “ofrecer”
ha sido interpretado como el correlato de la “aceptación de promesa” del cohecho pasivo.
En el tráfico de influencias (art. 257), a diferencia de lo ocurrido en el cohecho pasivo,
se mantienen separadas las acciones de “requerir, aceptar o recibir” dinero, bienes, etc. y
de “aceptar una promesa”, pero a ésta se le añade sin razón el adjetivo “futura”, quitándole
actualidad a la promesa. El contenido de la promesa es algo futuro, pero la promesa es
actual. Como ha quedado redactado realiza el tipo sólo quien acepta una promesa aún
inexistente, pero que tendrá lugar en el futuro.
En relación con el soborno internacional (art. 258), sugerimos no incluir la acción de
“prometer”, porque las “promesas” ya están incluidas en la enumeración de “otros bene-
ficios”. Sería repetitivo “prometiere… promesas”. La acción de prometer dinero, bienes u
otros beneficios ya queda alcanzada con la combinación “ofreciere u otorgare… promesas…
a cambio de que…”. Es decir, ofrecer una promesa es prometer, y esa promesa puede ser
de dinero, otros bienes o beneficios, tales como dádivas, favores o ventajas.
En la descripción de la malversación de caudales (art. 260), nos parece preferible
mantener la expresión “caudales o efectos”, que ha sido interpretada unánimemente como
abarcadora de toda clase de bienes. No nos parece conveniente ampliar el delito mediante
la adición de la expresión “o utilizare para el ejercicio de su cargo”. La restricción del cír-
culo de autores a quienes disponen de facultades de administración, o sea, imperium para
asignar partidas, y del objeto a los fondos que tuvieren en administración, se relaciona
con el sentido de este delito, concebido como una afectación al orden administrativo en
la ejecución de los fondos públicos. La extensión a cualquier otro funcionario que oca-
sionalmente recibiere no parece entonces razonable.
Como en la malversación, y por la misma razón, también en el caso del peculado (art.
261) nos parece preferible mantener la expresión “caudales o efectos”. No se comprende,
por otra parte, el agregado del adverbio “indebidamente”. Tampoco estamos de acuerdo
en ampliar el objeto del delito a los bienes confiados para su utilización. Como ha se-
ñalado la doctrina, la confianza que se tutela no se refiere a la mera tenencia material de
la cosa, sino a la facultad de disponer de ella. Nos parece que aquella conducta debería
quedar reservada al ámbito disciplinario administrativo. En cuanto al delito del art. 264,
también aquí dejaríamos únicamente la expresión “fondos”, como está actualmente, que
es considerada sinónimo de bienes públicos.
Finalmente, en el delito de exacciones (art. 266), se propone mantener la redacción
actual del tipo penal, en especial, en lo relativo al objeto de la acción: “contribución,
derecho o dádiva”. Dado que se trata de bienes que corresponden al Estado y no a los
particulares, no parece adecuada la inclusión, como sí en el cohecho y afines, de los “fa-
vores”, “ventajas”, etc.
Desde otro punto de vista, también discrepamos en lo que atañe a las penas que se han
proyectado para estos delitos, y así lo señalamos durante el curso del debate en comisión.
Más allá de la intensidad con que pueda aparecer la discusión en los medios de comunica-
ción con respecto a la necesidad de reclamar más penas para hacer más efectiva la “lucha
como segundo párrafo del art. 249. A nuestro entender, debería haber sido mantenido
con las falsedades documentales, en el art. 293. Finalmente, cabe señalar que el último
párrafo del art. 299 ha quedado contemplado ya en el art. 490 del nuevo título referido a
los delitos informáticos, de modo que debería suprimirse.
m. Al igual que en el título anterior, también en el caso de los delitos contra el orden
económico y financiero proponemos otra sistematización de los contenidos nuevos y de
los ya existentes, y disentimos asimismo en la formulación de varias descripciones legales,
principalmente en las correspondientes a los delitos de corrupción entre privados, lavado
de dinero y los delitos en el mercado financiero. También en este punto remitimos a 24la
confrontación con la versión que se transcribe en nota de pie, en las partes pertinentes .
No obstante, nos interesa sí señalar que debió enmendarse el error en que incurrió la ley
26.683 al establecer en el inc. 4° del art. 303 un nuevo tipo de lavado sin monto, adoptando
nuevamente la remisión al art. 277.
n. Para los delitos de terrorismo, en particular, la llamada “asociación ilícita terrorista”,
creemos conveniente que, en atención a las considerables penas previstas y a la gravedad
de los hechos que se pretende alcanzar con esta figura, resulta imprescindible 25
enumerar
las características concretas que debería tener una asociación de esta clase . Tampoco nos
parece adecuado fijar una pena de 5 a 10 años de prisión para quien “se traslade fuera del
territorio nacional para convertirse en combatiente terrorista” (art. 316, segundo párrafo
del proyecto mayoritario), por la indefinición de la descripción, las dificultades probatorias
que implica y la complejidad de aplicación territorial de la ley penal que podría provocar
una figura de esta formulación. Tampoco estamos de acuerdo con la incorporación de los
tipos proyectados en el art. 317 (“acogiere u ocultare a cualquier persona si conociera o
tuviera motivos…”) y en el art. 318, inc. 4° (“financiamiento de proliferación de armas…”).
Además de presentar problemas de redacción (como ejemplo, la errónea inserción de la
expresión “con la consecuencia posible”, tomada del lavado, pero que aquí, al igual que en
el inc. 1°, no tenía cabida desde un punto de vista sintáctico), no parece haberse atendido 26
suficientemente la superposición con delitos y formas de intervención ya existentes .
o. En cuanto a los delitos vinculados a los estupefacientes, tampoco hemos coincidido
en que se deban aumentar las penas previstas hoy en el art. 5° “b” y “c” de la ley 23.737
para ningún supuesto. En particular, aplicar una pena de 5 a 20 años de prisión –que se
elevan a 6 años de mínimo en los casos de “pasta base” de la cocaína– en los supuestos de
“tenencia con fines de comercialización o transporte de estupefacientes” puede generar la
aplicación de penas fuertemente desproporcionadas para los hechos concretos. Se trata,
por lo demás, de supuestos que, justamente, ya hoy provocan problemas de desproporción
incluso con una escala menor (4 a 15 años de prisión).
En esta misma materia, a diferencia de la mayoría, tampoco consideramos conve-
niente mantener la redacción actual de la “preconización o difusión pública del uso de
estupefacientes” por cuanto, si bien coincidimos en que se trata de conductas disvaliosas,
entendemos que con esta formulación no se soluciona adecuadamente el difícil conflicto
entre el interés que se pretende proteger y la libertad de expresión que ha sido críticamente
señalado en varios casos jurisprudenciales. De allí que, aun compartiendo que, en todo
caso, la pena debería ser solo de multa, de todos modos, hayamos sugerido a la Comisión
lo cual en términos de seguridad jurídica podría resultar perjudicial. Dentro de este mis-
mo ámbito, convertir en delito a la mera omisión de “proveer a sus trabajadores de los
medios necesarios para ejercer su actividad en las condiciones de seguridad y salud que
impusieren las leyes o reglamentos” (art. 430) no nos parece una fórmula adecuada para
ser receptada en un código penal.
t. Un intercambio de opiniones particularmente intenso, y con participación de diver-
sos actores sociales e institucionales, se generó con relación a los alcances que debería tener
la protección penal del medio ambiente, y con respecto a cómo habría de implementarse
la concreta configuración de este nuevo título. En este punto, no hemos compartido la
propuesta mayoritaria, como así tampoco las restricciones que se fueron incorporando.
A grandes rasgos, nuestra propuesta tiene aquí importantes diferencias, especialmente,
en cuanto consideramos imprescindible incluir aquí todo lo referente al manejo de resi-
duos peligrosos, manejo de plantas nucleares y sustancias radiactivas y peligrosas, como 31
así también las violaciones a la legislación ambiental nacional, provincial y municipal ,
siguiendo, en lo fundamental, el modelo alemán de protección penal del ambiente.
u. En materia de delitos en el deporte, no creemos que resulte más efectivo establecer
una agravante genérica que vincule a ciertos delitos con la “ocasión del espectáculo de-
portivo”. A su vez, sobre el delito de “corrupción en el deporte” estimamos que deberían
haberse mantenido las penas y descripciones legales de la ley 20.655 (modificada por ley
27.202), haciendo sólo las adaptaciones necesarias para armonizarlas con las del cohecho y
la corrupción privada (del que es un subcaso), pero también, y especialmente, que se debería
haber incluido expresamente la referencia al deporte “federado o profesional”. De modo
análogo, opinamos que, en atención a la precisa y actualizada regulación de la ley 26.912
(modificada por última vez por ley 27.438 de este año) habría sido preferible también
no modificar la decisión adoptada en ella respecto a la no tipificación del “autodopaje” y
al mantenimiento del delito de “dopaje de animales”. Finalmente, disentimos con todo
el contenido del cap. IV, pues pensamos que se trata de conductas que deberían quedar
reservadas para el ámbito
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contravencional. Por estas razones no hemos acompañado el
proyecto mayoritario .
v. En la regulación de los delitos informáticos, a más de algunas cuestiones de re-
dacción y detalles, debemos señalar que han sido suprimidas las agravantes originalmente
proyectadas por afectación de una infraestructura crítica en los tipos de daño (art. 495)
y acceso ilegítimo (art. 501). Creemos también que sería preferible eliminar la finalidad
mencionada en el tipo del art. 496, de modo de alcanzar tanto al llamado “ransomware”
como al “ataque de denegación de servicio”, evitando la discusión sobre posible superpo-
sición con otras figuras (por ej. tentativa de extorsión). Tampoco consideramos necesaria
la previsión genérica de la inhabilitación del art. 502.
x. Finalmente, si bien la mayoría se ha inclinado por restringir, en materia de delitos
contra la propiedad intelectual, las figuras discutidas sobre propiedad de cultivares, en-
tendemos que existen muy buenos argumentos que deberían conducir a mantener 33
el texto
al menos tal como había sido planteado originariamente en la Comisión sin mayores
variaciones en su formulación.
Libro tercero
a. En primer lugar, no coincidimos con la regla del art. 517 que prohíbe categórica-
mente la aplicación del indulto, la amnistía y, en general, las disposiciones del título XIII,
referidas a la extinción de la acción y de la pena, a los delitos previstos en este Libro. Con-
sideramos que el atributo de los delitos regulados en este Libro es el de la imprescriptibi-
lidad, y que, en cambio, el derecho penal internacional se acepta que en casos extremos los
Estados puedan apelar a estos instrumentos como medios de pacificación y resolución de
conflictos. Así, a título de ejemplo, la ONU ha acepado al dictado de amnistías, al punto tal
que el propio artículo 6.5 del Protocolo Adicional II a los Convenios de Ginebra establece
que en casos de conflictos internos “para la cesación de las hostilidades, las autoridades
en el poder procurarán conceder la amnistía más amplia posible a las personas que hayan
tomado parte en el conflicto armado o que se encuentren privadas de libertad, internadas
o detenidas por motivos relacionados con el conflicto armado”. Ello es también aplicable
al indulto. La previsión en nuestra Constitución de ambos institutos como atribuciones
del Presidente y del Congreso responde a esa misma concepción que los concibe no sólo
como actos de clemencia sino también como instrumentos estratégicos para la resolución
de conflictos internos. Este es incluso su campo central de aplicación y el objetivo para
el cual fueron previstos por el constituyente. Creemos, por ello, que las limitaciones que
derivan de la interpretación que ha hecho la CIDH del artículo 1.1. de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, generalmente en casos de graves violaciones de los
derechos humanos (nunca en crímenes de guerra), que es la que parece querer receptar la
mayoría, deberían mantener como única fuente la vigencia de esa jurisprudencia.
b. Discrepamos, asimismo, con las escalas penales establecidas para casi todos los
delitos. Consideramos que las escalas establecidas en la ley 26.200, de 5 a 25 años para el
genocidio, y de 3 a 25 años para los delitos de lesa humanidad, son suficientemente am-
plias para abarcar las diversas situaciones de gravedad que pueden asumir estas conductas,
a excepción del caso de los delitos de guerra contra la propiedad y otros derechos, para
el que proponemos una escala de 3 a 15 años, y el de desaparición forzada de personas,
cuya escala equiparamos a la del genocidio. En relación con este delito, consideramos
equivocada la agravante de prisión perpetua cuando la víctima fuere una persona nacida
durante la desaparición forzada de su madre, pues en lugar de proteger al niño deja a la
mujer expuesta a ser víctima de delito de aborto cometido por los perpetradores, que de
ese modo obtendrían una rebaja de la pena. Análogas consideraciones, ahora en función
del delito de homicidio, pueden formularse respecto de las demás agravantes cuya supre-
sión propusimos. Por fin, tampoco compartimos la agravación establecida para el caso
de que concurriese el “elemento de contexto”. Pensamos que la formulación más amplia
de este delito, prescindente de ese elemento, debida a la Convención Interamericana
sobre Desaparición forzada de personas, y la escala establecida, abarcan suficientemente
también esas situaciones.
c. También disentimos con la inclusión, entre los delitos de lesa humanidad, de
la mención a “otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente
grandes sufrimientos…”. Además de que no parece satisfacer los estándares de certeza
del principio de legalidad, compartimos la opinión que sostiene que no se trata de un tipo
penal, sino de una indicación del derecho internacional, para los legisladores nacionales,
de tipificar otros hechos no enumerados en el Estatuto de Roma de igual gravedad.
Otras diferencias, que nos harían
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extender en demasía, podrán ser apreciadas en el texto
acompañado en nota al pie .
Para finalizar, creemos oportuno señalar que las propuestas que hemos realizado
durante el transcurso de trabajo de la Comisión no necesariamente reflejan nuestra vi-
sión personal acerca de cuál sería la formulación “ideal” de cada una de las normas que
se discutían, sino que ellas se fueron concretando en el contexto del amplio intercambio
de argumentos generados dentro de la Comisión. En todo momento, solo hemos tratado
de sumar nuestro aporte al arduo trabajo grupal que sea llevado adelante, no como meras
críticas al producto de la discusión sino, en todo caso, bajo la forma de sugerencias espe-
cíficas que colaboraran a lograr un mejor producto final.
Dejando expresado nuestro agradecimiento por la seriedad con la que han sido
escuchadas nuestras opiniones en todo momento, saludamos al Señor Presidente con
nuestra mayor consideración.
Fernando Córdoba
Patricia Ziffer
Anexo de notas
1. Esta presentación fue realizada luego de que la Comisión acordara aceptar varias de las
sugerencias que formuláramos.
2. Texto propuesto: ARTÍCULO 5.- Las penas que este Código establece son las siguientes:
prisión, multa e inhabilitación. Ellas serán de cumplimiento efectivo salvo que expresamente se
disponga lo contrario.
3. Texto puesto a discusión: ARTÍCULO 10.- En caso de condena a pena de prisión superior
a veinte (20) años, por uno o varios delitos dolosos que conlleven para la víctima graves daños
físicos o psíquicos, el tribunal podrá disponer que el condenado, una vez cumplida la totalidad de
la pena privativa de la libertad impuesta, quede sujeto a custodia de seguridad, si de las condiciones
personales y de las características del hecho resultare esperable la comisión de delitos similares.
La custodia se cumplirá en establecimientos especiales bajo vigilancia de la ocupación y de la
forma de vida del condenado, a quien se le ofrecerá asistencia psicológica y ocupaciones acordes
con sus capacidades orientadas a estimular la capacidad del condenado para responsabilizarse de
sí mismo y llevar una vida en libertad sin delitos.
ARTÍCULO 11.- Una vez agotado el cumplimiento de la totalidad de la pena y antes de
ordenar la ejecución de la custodia de seguridad, el tribunal interviniente deberá comprobar la
subsistencia de los motivos que fundaron su imposición en la sentencia de condena. En esa opor-
tunidad podrán ser también consideradas circunstancias personales excepcionales del condenado,
surgidas con posteridad, que tornasen innecesaria o desproporcionada la subsiguiente ejecución
de la custodia.
Durante su ejecución, el tribunal interviniente podrá revisar en todo momento la idoneidad de
la custodia de seguridad en orden al objetivo de reinserción social, previa valoración de los informes
de evolución elaborados por las autoridades encargadas de la custodia y seguimiento del condenado.
La revisión judicial será obligatoria, por primera vez, a más tardar, a los dos años, y deberá
ser reiterada cada seis meses, debiendo ser dejada sin efecto si de la evaluación de las constancias
mencionadas en el punto anterior surgieran indicios serios de que el condenado se encuentra en
condiciones de ajustar su conducta a la legalidad.
Previo informe pericial que así lo indique como más beneficioso para el logro de su fina-
lidad, el tribunal podrá ordenar la suspensión de la custodia y disponer un seguimiento socio-
judicial consistente en medidas de vigilancia y asistencia destinadas a prevenir la comisión de
nuevos delitos por el periodo que se establezca en la resolución. En caso de informes negativo
del organismo encargado de la supervisión, se podrá restablecer el régimen de custodia en las
condiciones precedentes.
Asimismo, podrá ser denegada en el caso de condenados por delitos dolosos cometidos con
particular violencia que hayan conllevado para la víctima graves daños físicos o psíquicos o la
muerte. En estos supuestos también serán aplicables los plazos establecidos en el primer párrafo.
ARTÍCULO 17.- Ningún penado cuya libertad condicional haya sido revocada, podrá
obtenerla nuevamente.
Sin embargo, los condenados que hubieran obtenido la libertad condicional luego de haber
cumplido treinta (30) años de prisión, podrán solicitarla nuevamente después de transcurridos
cinco (5) años desde su reingreso a prisión. Si le fuere denegada, podrá volver a solicitarla trans-
curridos otros cinco (5) años..
6. Texto puesto a discusión: ARTÍCULO 23.- Para el decomiso se observarán las siguientes
reglas:
1° En todos los casos en que recayese condena por delitos dolosos o imprudentes previstos
en este Código o en leyes penales especiales, la sentencia decidirá el decomiso de las cosas o los
bienes que hayan servido de instrumento o medio en la comisión del hecho y de los que constituyan
el producto, el provecho o la ganancia, directos o indirectos, del delito, cualesquiera que sean las
transformaciones o sustituciones que hubiesen podido experimentar, siempre que no corresponda
su restitución al damnificado o a un tercero ajeno al hecho.
El decomiso también se dispondrá, aunque afecte a terceros, cuando éstos se hayan beneficiado
a título gratuito o de mala fe.
Cuando el autor o los partícipes hayan actuado como órganos de una persona jurídica o
como mandatarios o representante de alguien, y el producto, el provecho o la ganancia, directos
o indirectos, del delito haya beneficiado a la persona de existencia ideal o al mandante o al repre-
sentante, el decomiso se pronunciará contra éstos, incluso en el caso de que no fueran responsables
o no fueran condenados. Se procederá de tal modo aun cuando el acto jurídico determinante de
la designación, representación o del mandato fuera ineficaz o, careciéndose de aquél, cuando el
autor o los partícipes ostenten facultades de organización y control dentro de la persona jurídica,
o la representación de otro.
En el caso de condena impuesta por alguno de los delitos previstos por los artículos 125, 126,
127, 128, 129, 140, 142, 145 y 170 de este Código, queda expresamente comprendida entre los
bienes a decomisar la cosa mueble o inmueble donde se hubiera mantenido a la víctima privada
de su libertad u objeto de explotación.
2° Tanto en el caso de los delitos dolosos como en el de los imprudentes se podrá prescindir
total o parcialmente del decomiso de las cosas o bienes que hayan servido de instrumento o medio
en la comisión del delito, cuando su imposición no resulte proporcional a la gravedad del delito
cometido por la persona sobre la que recae la medida o de su intervención en el hecho.
3° En todos los casos se procederá también al decomiso sin necesidad de condena penal a
persona alguna, cuando el origen ilícito de las cosas o los bienes se pueda tener por comprobado y
el imputado no pudiera ser enjuiciado por motivo de fallecimiento, fuga, prescripción o cualquier
otro motivo de suspensión o extinción de la acción penal, o no se haya condenado por mediar causal
de inimputabilidad, inculpabilidad o excusa absolutoria, o cuando el imputado hubiera reconocido
la procedencia ilícita de las cosas o los bienes.
4° Si por cualquier circunstancia fáctica o legal no fuera posible el decomiso total o
parcial de las cosas o bienes señalados en los incisos anteriores, aquél se dispondrá sobre
cualquiera de los que integren el patrimonio de la persona sobre la que se dispuso la medida,
hasta alcanzar el valor equivalente al decomiso que no se pudo efectivizar. Del mismo modo
se procederá cuando el valor de las cosas o bienes decomisados sea inferior al que tuvieron al
momento de su obtención.
Si la persona no contare con cosas o bienes suficientes, el saldo constituirá un crédito a favor
del Estado. En tales casos, cuando lo que no se haya podido decomisar constituya o incluya la
cosa o bien que correspondía ser restituida a la víctima, se dejará a salvo el derecho de ésta a ser
indemnizada.
5° Si las cosas fueran peligrosas para la seguridad común, el decomiso se dispondrá en cual-
quier estado del proceso tan pronto aquello se constate, previa opinión de los organismos públicos
especializados, si los hubiere. Ello regirá aun en el caso de los instrumentos o medios involucrados
en la comisión del hecho.
ARTÍCULO 24.- Para la imposición del decomiso también regirán las siguientes pautas:
1° El tribunal podrá adoptar desde el inicio de las actuaciones judiciales medidas cautelares
suficientes para asegurar el decomiso de toda cosa o bien sobre los cuales presumiblemente la
medida pueda recaer o, en su defecto, sobre cosas o bienes de los involucrados que representen
su valor equivalente. El mismo alcance podrán tener las medidas cautelares destinadas a hacer
cesar la comisión del delito o sus efectos, o a evitar que se consolide su provecho o a obstaculizar
la impunidad de sus intervinientes. En todos los casos se deberá dejar a salvo los derechos de
restitución o indemnización del damnificado y de terceros.
Cuando se tratare de productos perecederos o cuando su cuidado o administración fuesen
complejos o altamente costosos, a pedido de la autoridad administrativa a cargo y previa inter-
vención de todos los interesados, el tribunal podrá disponer su venta en subasta o procedimiento
aplicable. El producto será depositado en la forma que mejor preservare su valor. Si finalmente no
se dispusiere el decomiso, el depósito será entregado al interesado.
2° Salvo previsión legal especial, el decomiso se dispondrá a favor del Estado federal o local,
según sea competencia del tribunal que dispuso la medida. Si lo decomisado tuviere valor de uso
o cultural para algún establecimiento oficial o de bien público, la autoridad correspondiente podrá
disponer su entrega a esas entidades, lo que hará saber inmediatamente al tribunal que haya dispuesto
el decomiso. Si así no fuere y tuviera valor comercial, aquélla dispondrá su enajenación a los fines
de conformar un fondo especial para solventar la asistencia social a las víctimas del delito, prefe-
rentemente destinada a la localidad donde se cometió el hecho. Si las cosas no tuvieran valor lícito
alguno o fueran peligrosos para la seguridad común y no pudieren ser aprovechados por el Estado,
se los destruirá, lo que también se pondrá en conocimiento del tribunal que dispuso la medida.
En todo caso de disposición o destrucción de cosas o bienes decomisados previo al dictado
o sin necesidad de condena penal se deberán tomar los recaudos necesarios a los fines de que en
el proceso quede acreditado que los elementos en cuestión existieron, como así también de la
conservación de muestras para su eventual utilización.
3° Cuando el decomiso afecte a terceros se les garantizará el derecho a ser oídos previo a
disponerse la medida, salvo que mediare urgencia.
Todo reclamo o litigio que pudiera plantearse sobre indemnizaciones, restituciones, reembolsos
o mejor derecho de un tercero serán resueltos según lo dispuesto en la legislación civil, comercial,
administrativa o especial aplicable, por los tribunales que establezcan las respectivas disposiciones pro-
cesales. Cuando el bien hubiere sido subastado o destruido sólo se podrá reclamar su valor monetario.
aplicará las que resulten más adecuadas para preservar la continuidad operativa de la empresa, de
la fuente de trabajo y de los intereses de los socios ajenos al accionar delictivo;
La naturaleza y dimensión de la persona jurídica así como su capacidad económica;
El grado de vigencia e implementación de un Programa de Cumplimiento Normativo así
como la sujeción y cumplimiento de la normativa legal y reglamentaria y de las reglas técnicas de
obligatoria observancia en el ejercicio de su giro o actividad habitual, cuando no fuera suficiente
para exculpar;
El comportamiento posterior al hecho, y en particular la cooperación prestada para el escla-
recimiento del hecho, la implementación de un Programa de Cumplimiento Normativo adecuado
a las exigencias legales y técnicas así como la disposición para mitigar o reparar el daño o para
resolver el conflicto;
Si por razones de interés público fuere indispensable mantener la continuidad operativa de
la entidad, de una obra o de un servicio en particular, no serán aplicables las sanciones cancelación
de la personería jurídica y de suspensión total o parcial de actividades;
Si la persona jurídica fuere una de las contempladas en la Ley N° 25.300 de Fomento para
la Micro, Pequeña y Mediana Empresa o aquella que la reemplace, y las personas físicas que
cometieron el delito hubieren sido penadas, el tribunal podrá prescindir de aplicar sanciones a la
entidad siempre que se realicen las acciones necesarias para reparar el daño causado, se proceda
a las restituciones que correspondan y se decomisen las cosas o los bienes que hayan servido de
instrumento o medio en la comisión del hecho y de los que constituyan el producto, el provecho
o la ganancia, directos o indirectos, del delito.
El tribunal podrá disponer el pago de la multa en forma fraccionada durante un período
de hasta cinco años, cuando su cuantía y cumplimiento en un único pago, pusiere en peligro la
supervivencia de la entidad o el mantenimiento de los puestos de trabajo, o cuando lo aconseje
el interés general;
Cuando como consecuencia de los mismos hechos se impusiera a la persona física y a la
persona jurídica la pena de multa, los tribunales modularán las respectivas cuantías, de modo que
la suma resultante no sea desproporcionada en relación con la gravedad de aquéllos;
El tribunal y la administración tendrán en cuenta las sanciones que uno u otro aplicaran por
el mismo hecho y con iguales fundamentos. Cuando la sanción fuere de multa, deberán descontar
el monto de la aplicada por la otra competencia;
2° Se consideran circunstancias atenuantes de la responsabilidad de las personas jurídicas
haber realizado, con posterioridad a la comisión del delito y a través de sus representantes legales,
las siguientes actividades:
Haber procedido, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra ella, a poner
en conocimiento a las autoridades de la infracción;
Haber colaborado en la investigación del hecho aportando pruebas o información o datos
precisos comprobables, completos, y útiles para el esclarecimiento de los hechos, en cualquier mo-
mento del proceso, que fueran nuevas y decisivas para esclarecer las responsabilidades penales de
las personas físicas o jurídicas que hubieren intervenido en el hecho y/o el recupero del producto
o las ganancias del delito;
Haber procedido en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad al juicio oral
a reparar o disminuir el daño causado por el delito;
Haber establecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y des-
cubrir los delitos que en el futuro pudieran cometerse con los medios o bajo la cobertura de la
persona jurídica.
3° Se consideran circunstancias agravantes de la responsabilidad de las personas jurídicas:
Si el delito se hubiera cometido con la intervención de los miembros de la más alta dirección
de la persona jurídica;
Si la comisión del delito hubiere provocado, directa o indirectamente, graves daños a la co-
munidad, perjuicios ambientales o en la prestación de un servicio público;
Si la comisión del delito se hubiere mantenido de forma continuada en el tiempo.
10. ARTÍCULO 59.- La acción penal se extinguirá: 1° Por la muerte del imputado;
2° Por la amnistía;
3° Por la prescripción;
4° Por la renuncia del agraviado, respecto de los delitos de acción privada;
5° Por aplicación de un criterio de oportunidad, de conformidad con lo previsto en este Código
y en las leyes procesales correspondientes;
6° Por aplicación de un régimen de caducidad, de conformidad con lo previsto en las leyes
procesales correspondientes;
7° Por el cumplimiento de las condiciones establecidas para la suspensión del proceso a prueba,
de conformidad con lo previsto en este Código y las leyes procesales correspondientes.
En el caso de las personas jurídicas, la acción penal sólo se extinguirá por las causales enu-
meradas en los incisos 2° y 3° del presente artículo. La extinción de la acción penal por delitos
cometidos por las personas físicas autoras o partícipes del delito no afectará la vigencia de la acción
penal correspondiente a la persona jurídica.
11. Texto puesto a discusión: ARTÍCULO 71.- Las acciones penales son públicas o privadas.
El ministerio público fiscal deberá ejercer de oficio la acción penal pública, con excepción de la
que dependiera de instancia privada.
También podrá hacerlo la persona directamente ofendida, en las condiciones establecidas
por las leyes procesales.
No obstante lo dispuesto en el párrafo primero, el ministerio público fiscal podrá fundada-
mente no instar la promoción de la acción o desistir de la promovida ante el tribunal, hasta antes
de la fijación de fecha de la audiencia de debate, en los siguientes casos:
1° Cuando se trate de hechos que, por su insignificancia, no afecten gravemente el interés
público;
2° Cuando las consecuencias del hecho sufridas por el imputado sean de tal gravedad que
tornen innecesaria o desproporcionada la aplicación de una pena, salvo que mediaren razones de
seguridad o interés públicos;
3° Cuando la pena en expectativa carezca de importancia con relación a otra pena ya impuesta
o requerida;
4° Cuando exista conciliación o acuerdo entre las partes y el imputado haya reparado los daños
y perjuicios, en los delitos con contenido patrimonial cometidos sin grave violencia o intimidación
sobre las personas, salvo que existan razones de seguridad o interés públicos.
En los supuestos de los incisos 1° y 2° será necesario que el imputado haya reparado los daños
y perjuicios, en la mayor medida que le fuere posible.
La persona directamente ofendida podrá interponer querella dentro del término de sesenta
(60) días hábiles desde la notificación de la decisión que admita el criterio de oportunidad, en cuyo
caso la acción se convertirá en privada. Vencido el término, la acción penal quedará extinguida
para el autor o partícipe en cuyo favor se aceptó el criterio de oportunidad, salvo el supuesto del
inciso 1°, en que los efectos se extenderán a todos los intervinientes.
ARTÍCULO 72.- Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los
siguientes delitos:
1º Los previstos en los artículos 119, 120 y 130 —párrafo primero— de este Código, salvo
que resultara la muerte de la víctima o lesiones de las mencionadas en el artículo 91, o la víctima
fuera menor de edad;
2º Lesiones leves, sean dolosas o culposas (arts. 89 y 94), y los delitos previstos en los artículos
95, 96, 97 y 98 de este Código. Sin embargo, se procederá de oficio cuando mediaren razones de
seguridad o interés públicos;
3º Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes (art. 139);
4° Amenaza (art. 148), salvo cuando mediaren razones de seguridad o interés públicos;
5° Violación de domicilio (art. 150);
6° Daños (art. 183);
7° Libramiento de cheque sin provisión de fondos (art. 302, inc. 1°);
8° Los delitos previstos en los artículos 495 y 496, salvo cuando mediaren razones de segu-
ridad o interés públicos;
9° Los delitos contra la propiedad intelectual previsto en el Título XXVII, del Libro Segundo,
de este Código.
En tales casos no podrá procederse si no media denuncia previa de la persona directamente
ofendida, de sus representantes legales, de su tutor o de su guardador. Reunirá esta última calidad
cualquier persona que tuviera a su cargo, por cualquier motivo, el cuidado del menor.
Sin embargo, el ministerio público fiscal procederá de oficio cuando el delito fuere cometido
contra un menor que no pudiese ser representado por ninguno de los sujetos mencionados en el
párrafo anterior, o cuando alguno de ellos hubiese participado en cualquier grado en el hecho.
Si existieren intereses gravemente contrapuestos entre alguna de las personas que tengan asignada
la potestad de instar la acción según lo dispuesto en este artículo, y el menor, el ministerio público
fiscal deberá actuar de oficio si ello resultara más conveniente para el interés superior del menor.
ARTÍCULO 73.- Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos: 1° Calumnias
e injurias;
2° Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 155 y 156, cuando el interviniente
fuere funcionario público, 157, 158 y 159 de este Código;
3° Concurrencia desleal, prevista en el artículo 305 de este Código;
4° Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge
o el conviviente.
5° Asimismo, son acciones privadas las que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo
anterior, surgen de la conversión de la acción pública en privada.
En tales casos se procederá únicamente por querella de la persona directamente ofendida,
sus representantes legales, tutor o guardador.
En los casos de calumnias o injurias, la acción podrá ser ejercitada sólo por el agraviado y
después de su muerte por el cónyuge o conviviente, hijos, nietos o padres sobrevivientes.
ARTÍCULO 74.- La suspensión del proceso a prueba se regirá de conformidad con lo pre-
visto en este Código y en las leyes procesales correspondientes. Ante la falta de regulación total o
parcial, se aplicarán las disposiciones de este Título:
1° El ministerio fiscal podrá acordar con el imputado la suspensión del proceso a prueba cuando
se tratase de un delito o concurso de delitos que permitan la condena de ejecución condicional, o
cuando procediera una pena no privativa de libertad.
2° Sin embargo, no podrá acordarse la suspensión del proceso a prueba cuando un funcionario
público en ejercicio o con motivo de sus funciones hubiese intervenido en el hecho, ni tampoco
respecto de los delitos previstos en los Títulos XVI, XVII y XVIII de este Código.
3° El acuerdo podrá presentarse desde la formalización de la imputación hasta antes de la
fijación de la fecha de la audiencia de debate, salvo que en el marco de la audiencia de debate surja
un cambio en la calificación legal de la acusación que haga procedente este instituto. El acuerdo
deberá hacer constar los siguientes deberes a cargo del imputado:
El pago de las costas procesales;
La reparación de los daños y perjuicios, en la mayor medida que le fuere posible;
La devolución del objeto material del delito;
El pago del mínimo de la multa aplicable en forma conjunta o alternativa;
El abandono a favor del Estado de los bienes pasibles de decomiso, conforme a lo dispuesto
en los artículos 23 y 24 de este Código;
El acatamiento de las reglas de conducta que hubiere fijado la fiscalía en razón de las parti-
cularidades del caso de conformidad con lo establecido en el artículo 28 de este Código;
Someterse al régimen de control de conducta por parte de la autoridad competente que fije
el tribunal.
ARTÍCULO 75.- 1° el tribunal evaluará en audiencia la legalidad del acuerdo, brindando
oportunidad a la víctima de expresar su opinión. En caso de que la suspensión resulte procedente,
fijará las pautas de cumplimiento de los deberes asumidos por el imputado y la extensión del
período de prueba que, según la gravedad y las circunstancias del hecho, será:
De entre uno (1) y tres (3) años para delitos punibles con pena de hasta tres (3) años de prisión;
De entre uno (1) y cinco (5) años para delitos cuyo máximo de pena supere los tres (3) años
de prisión.
2° El tribunal determinará el organismo que tendrá a su cargo el control de conducta del
imputado y fijará el sistema de supervisión que ha de aplicarse, con indicación de la periodicidad
con la que el imputado deberá comparecer ante el oficial de prueba.
3° Cuando se atribuya al imputado un delito punible con pena de inhabilitación, se impondrá,
en calidad de regla de conducta, la realización de actividades dirigidas a solucionar su presunta
incompetencia o inidoneidad. Durante el periodo de prueba no podrá ejercer la actividad, profesión
u oficio de que se trate.
4° La parte damnificada podrá aceptar o no la reparación ofrecida y, en este último caso, si la
realización del proceso se suspendiera, tendrá habilitada la acción civil correspondiente. La suspen-
sión del juicio a prueba hará inaplicables al caso las reglas de prejudicialidad de los artículos 1775
y 1776 del Código Civil y Comercial de la Nación, y no obstará a la aplicación de las sanciones
contravencionales, disciplinarias o administrativas que pudieran corresponder.
5° Durante el período de prueba se suspenderá el plazo de la prescripción de la acción penal.
6° Si se tratare de un extranjero sobre el que pesa una orden administrativa de expulsión firme,
se dispondrá el extrañamiento del imputado. La acción penal sólo se extinguirá si durante los cinco
años posteriores a su salida del territorio nacional el extrañado no reingresa al país.
7° La víctima tiene derecho a ser informada periódicamente respecto del cumplimiento de las
reglas de conducta impuestas y podrá hacer saber al tribunal competente cualquier incumplimiento
del que tomare conocimiento a los efectos de su evaluación.
ARTÍCULO 76.- 1° Si durante el plazo de suspensión el imputado no comete ningún delito,
repara los daños en la medida aceptada y cumple las reglas de conducta establecidas en el acuerdo,
se extinguirá la acción penal. Si el imputado fuera condenado por un delito cometido durante el
período de prueba o no satisficiera la reparación impuesta a pesar de poder hacerlo, o incurriere en
un incumplimiento grave o reiterado de alguna regla de conducta, se dejará sin efecto la suspensión
y continuará el trámite del proceso. Si fuera absuelto, se le reintegrará los bienes entregados al
Estado y la multa pagada, pero no podrá pretender el reintegro de las reparaciones ya cumplidas.
2° En caso de comisión de nuevo delito, la suspensión será dejada sin efecto aunque la sentencia
firme que así lo declare hubiera recaído con posterioridad al momento en que habría debido darse por
cumplido el plazo de suspensión, salvo que hubiesen transcurrido más de cinco años desde esa fecha.
Cuando la realización del proceso fuera determinada por la comisión de un nuevo delito, la
pena que eventualmente se imponga no podrá ser dejada en suspenso.
3° La suspensión podrá ser concedida nuevamente si hubieran transcurrido ocho (8) años
desde la extinción de la acción. No se admitirá una nueva suspensión del proceso respecto de quien
hubiese incumplido las reglas impuestas en una suspensión anterior.
12. Sin perjuicio de ello, nuestra posición personal fue oportunamente plasmada durante el
debate en la Comisión, en el sentido de una autorización más amplia de la interrupción del emba-
razo, producida dentro de las primeras doce semanas y bajo un régimen de asesoramiento amplio
de la mujer embarazada que le posibilite una decisión responsable de un modo no burocratizado.
En ese contexto, consideramos que una posible regulación podría ser la que sigue: ARTÍCULO
85.- El que causare un aborto será reprimido:
1° Con prisión de tres (3) a diez (10) años, si obrare sin consentimiento de la mujer. Esta
pena podrá elevarse hasta quince (15) años, si el hecho fuere seguido de la muerte de la mujer;
2° Con prisión de uno (1) a cuatro (4) años, si obrare con consentimiento de la mujer. El
máximo de la pena se elevará a seis (6) años, si el hecho fuere seguido de la muerte de la mujer.
ARTÍCULO 86.- 1. Incurrirán en las penas establecidas en el artículo anterior y sufrirán,
además, inhabilitación especial por doble tiempo que el de la condena los médicos, cirujanos, parteras
o farmacéuticos que abusaren de su ciencia o arte para causar el aborto o cooperaren a causarlo.
Si la interrupción del embarazo se causare sin las constancias requeridas en el inciso 3°, la
pena será de multa de hasta XX días-multa e inhabilitación especial por seis (6) meses.
El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer embarazada
o, en su caso, de su representante legal, no es punible:
1° Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud física o mental de la
madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios;
2° Si el embarazo proviene de un abuso sexual;
3° Si la interrupción del embarazo fuere practicada dentro de las doce semanas desde la fecha
presuntiva de la concepción y constare que la mujer ha recibido asesoramiento médico, psicológico
o en un centro socioasistencial habilitado al efecto por lo menos tres días antes de la solicitud de
intervención, a fin de posibilitarle adoptar una decisión responsable.
ARTÍCULO 87.- 1. Se impondrá prisión de seis (6) meses a dos (2) años y, si correspondiere,
inhabilitación especial por doble tiempo de la condena, al que causare un aborto por imprudencia,
negligencia o impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos o deberes a su
cargo. El aborto imprudente causado por la mujer embarazada no es punible.
Será reprimido con prisión de uno (1) a tres (3) años, el que con violencia causare un aborto
sin haberse representado esa consecuencia, si el estado de embarazo de la mujer fuere notorio o
le constare
ARTÍCULO 88.- Será reprimida con prisión de uno (1) a cuatro (4) años, la mujer que
causare su propio aborto o consintiere en que otro se lo causare, fuera de los casos establecidos en
el segundo párrafo del artículo 86. La tentativa de la mujer no es punible.
No obstante la pena impuesta, el tribunal podrá disponer que su cumplimiento se deje en
suspenso, teniendo en cuenta su actitud posterior al hecho, los motivos que la impulsaron a co-
meterlo, la naturaleza del hecho y las demás circunstancias que demuestren la inconveniencia de
aplicar efectivamente la privación de libertad.
13. Texto propuesto: ARTÍCULO 123.- Será reprimido con prisión de uno (1) a cinco (5)
años el que produjere, financiare, ofreciere, publicare, facilitare, divulgare o distribuyere, por cualquier
medio, toda representación de un menor de dieciocho (18) años dedicado a actividades sexuales
explícitas o toda representación de sus partes genitales con fines predominantemente sexuales.
La misma pena se impondrá al que organizare espectáculos en vivo de representaciones
sexuales explícitas en que participen dichos menores.
La pena será de dos (2) a seis (6) años de prisión cuando en cualquier de los casos de los
párrafos anteriores concurra alguna de las siguientes circunstancias:
14. Texto propuesto: ARTÍCULO 136.- 1° Se impondrá prisión de uno (1) a cuatro (4)
años al que, por un acto cualquiera, hiciere incierto, alterare o suprimiere el estado civil de otro.
2° Se impondrá prisión de dos (2) a seis (6) años:
A la mujer que fingiere embarazo o parto para dar a su supuesto hijo derechos que no le
correspondan;
Al que, por un acto cualquiera, hiciere incierto, alterare o suprimiere la identidad de un menor
de diez (10) años;
Al que diere un hijo para ser adoptado y al que lo recibiere con ese objeto, cuando mediare
precio o promesa remuneratoria.
3° Se impondrá prisión de tres (3) meses a un (1) año al que entregare a otro un hijo menor
de edad, eludiendo los procedimientos legales para la adopción o la guarda. La misma pena se
aplicará al que recibiere al niño. No es punible el progenitor del menor de edad que incurriere en
la conducta descripta en este inciso.
15. Texto propuesto: ARTÍCULO 146.- Será reprimido con prisión de cinco (5) a quince
(15) años:
1° El que sustrajere a un menor de diez (10) años del poder de sus padres, tutor o persona
encargada de él, y el que lo retuviere u ocultare;
2° El que, hallándose encargado de la persona de un menor de diez (10) años, no lo presentara
a los padres o guardadores que lo solicitaren o no diere razón satisfactoria de su desaparición.
ARTÍCULO 147.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a un (1) año:
1° El que indujere a menor de quince (15) años a fugar de casa de sus padres, guardadores
o encargados de su persona. Si se tratare de un menor de diez (10) años, el autor será reprimido
conforme a las reglas del artículo 146;
2° El que ocultare a las investigaciones de la justicia o de la policía, a un menor de quince
(15) años que se hubiere sustraído a la potestad o guarda a que estaba legalmente sometido. La
pena será de seis (6) meses a dos (2) años, si el menor no tuviera diez (10) años.
ARTÍCULO 148.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a dos (2) años el que hiciere
uso de amenazas para alarmar o amedrentar a una o más personas.
La pena será de uno (1) a tres (3) años de prisión si se emplearen armas o si las amenazas
fueren anónimas.
ARTÍCULO 149.- Será reprimido con prisión de dos (2) a cuatro (4) años el que hiciere uso
de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad.
En los casos del párrafo anterior la pena será:
1° De tres (3) a seis (6) años de prisión, si se emplearen armas o si las amenazas fueren
anónimas;
2° De cinco (5) a diez (10) años de prisión, en los siguientes casos:
Si las amenazas tuvieren como propósito la obtención de alguna medida o concesión por
parte de cualquier miembro de los poderes públicos;
Si las amenazas tuvieren como propósito el de compeler a una persona a hacer abandono del
país, de una provincia o de los lugares de su residencia habitual o de trabajo.
16. Texto propuesto: Capítulo I. Incendio y otros estragos. ARTÍCULO 186.- El que pro-
vocare incendio, inundación, explosión, derrumbe, liberación de tóxicos, emisión de radiaciones o
cualquier otro estrago, será reprimido:
1° Con prisión de tres (3) a diez (10) años, si hubiere peligro común para los bienes;
2° Con prisión de tres (3) a quince (15) años, si hubiere peligro para una pieza, un producto
o un subproducto proveniente de un yacimiento arqueológico o paleontológico situado dentro o
fuera del territorio argentino, o si hubiere peligro para un bien perteneciente al patrimonio cultural
de la Nación o de un Estado extranjero;
3° Con prisión de tres (3) a quince (15) años, si hubiere peligro para un archivo público,
biblioteca, museo, arsenal, astillero, fábrica de pólvora o de pirotecnia militar o parque de artillería;
4° Con prisión de cinco (5) a quince (15) años de prisión, si hubiere peligro para la vida de
alguna persona;
5° Con prisión de cinco (5) a veinticinco (25) años, si del hecho resultare la muerte o lesiones
gravísimas de alguna persona.
Si los hechos previstos en los incisos 1°, 2° y 3° de este artículo fueren cometidos mediante la
aplicación de los materiales mencionados en el inciso 1° del artículo 189 bis, la pena será de prisión
de cinco (5) a quince (15) años. La misma pena se aplicará al autor de tentativa de cualquier de
los delitos de los mencionados incisos.
ARTÍCULO 187.- Incurrirá, según los casos, en las penas señaladas en el artículo precedente,
el que causare estrago por medio de sumersión o varamiento de nave, derrumbe de un edificio,
inundación, de una mina o cualquier otro medio poderoso de destrucción.
ARTÍCULO 188.- Será reprimido con prisión de tres (3) a diez (10) años:
1° El que, destruyendo o inutilizando diques u otras obras destinadas a la defensa común
contra las inundaciones u otros desastres, hiciere surgir el peligro de que éstos se produzcan;
2° El que, para impedir la extinción de un incendio o las obras de defensa contra una inun-
dación, sumersión, naufragio u otro desastre, sustrajere, ocultare o hiciere inservibles, materiales,
instrumentos u otros medios destinados a la extinción o a la defensa referida.
ARTÍCULO 189.- Será reprimido con prisión de tres (3) a seis (6) años e inhabilitación
especial, en su caso, el que, por imprudencia o negligencia, impericia en su arte o profesión, o
inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo, causare un incendio u otro estrago.
Si el hecho pusiere en peligro la vida de alguna persona, el máximo de la pena de prisión se
elevará a ocho (8) años, y si causare la muerte de una o más personas, la pena de prisión será de
tres (3) a ocho (8) años.
17. Texto propuesto: ARTÍCULO 190.- Será reprimido con prisión de dos (2) a ocho (8) años:
1° El que pusiere en peligro la seguridad de una nave, construcción flotante, aeronave o
ferrocarril;
2° El que emitiere señales falsas, interrumpiere o interfiriere en los servicios de comunicación,
tránsito o seguridad del medio de que se trate.
En cualquiera de los casos de los incisos anteriores, si el hecho produjere daños materiales o
perjuicios graves o lesiones graves o gravísimas a alguna persona, la pena será de seis (6) a quince
(15) años de prisión, y si ocasionare la muerte, de diez (10) a veinticinco (25) años de prisión.
El que cometiere cualquiera de los hechos descriptos en los incisos 1° y 2° de este artículo, por
imprudencia o negligencia, impericia en su arte o profesión, o inobservancia de los reglamentos
o deberes a su cargo, será reprimido con pena de prisión de dos (2) meses a tres (3) años o multa
de XXX días-multa.
La misma pena podrá imponerse en los casos de esos incisos si las circunstancias del hecho
revelaren la escasa culpabilidad del agente.
5° Las disposiciones precedentes se aplicarán aunque la conducta recayera sobre una cosa
propia, si del hecho derivara peligro para la seguridad común.
ARTÍCULO 191.- El que, aun sin crear un peligro común, empleare cualquier medio para
detener o entorpecer la marcha de un medio de trasporte público o privado será reprimido con
pena de seis (6) meses a tres (3) años de prisión, si el hecho no importare un delito más severa-
mente penado.
ARTÍCULO 192.- Será reprimido con pena de seis (6) meses a tres (3) años el que, aun sin
crear un peligro común, ejecutare cualquier acto tendiente a interrumpir o entorpecer el funcio-
namiento de los servicios públicos de comunicación telefónica, radiofónica, satelital o electrónica,
de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas o resistiere con violencia su
restablecimiento.
ARTÍCULO 193.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a un (1) año, si el hecho no
importare un delito más severamente penado, el que arrojare cuerpos contundentes o proyectiles
contra un vehículo motorizado en movimiento.
ARTÍCULO 194.- 1° Será reprimido con prisión de seis (6) meses a tres (3) años e inhabi-
litación especial para conducir por el doble del tiempo de la condena, el conductor que creare una
situación de peligro para la vida o la integridad física de las personas mediante la participación en
una prueba de velocidad o de destreza con un vehículo con motor, realizada sin la debida autori-
zación de la autoridad competente.
2° La misma pena se aplicará a quien organizare o promocionare la prueba de velocidad o
de destreza o entregare un vehículo con motor de su propiedad o confiado a su custodia, sabiendo
que será utilizado para ese fin.
3° Se impondrá prisión de un (1) mes a tres (3) años e inhabilitación especial para conducir
por el doble tiempo de la condena al que condujere bajo los efectos de sustancias estupefacientes o
con un nivel de alcoholemia igual o superior a quinientos (500) miligramos por litro de sangre en
el caso de conductores de transporte público o un (1) gramo por litro de sangre en los demás casos.
ARTÍCULO 195.- Serán reprimidos con prisión de un (1) mes a un (1) año e inhabilita-
ción especial por doble tiempo, si el hecho no importare un delito más severamente penado, los
conductores, capitanes, pilotos, mecánicos y demás empleados de un tren, buque o aeronave, que
abandonaren sus puestos durante sus servicios respectivos antes de llegar a puerto o al término
del viaje ferroviario, o mientras hubiere vuelos pendientes de arribo.
ARTÍCULO 196.- Será reprimido con prisión de uno (1) a cuatro (4) años el que, por
imprudencia o negligencia, impericia en su arte o profesión, o inobservancia de los reglamentos o
deberes a su cargo, causare un descarrilamiento, naufragio u otro accidente previsto en este Capítulo.
Si del hecho resultaren lesiones graves o gravísimas o la muerte de alguna persona, se impondrá
prisión de uno (1) a seis (6) años.
ARTÍCULO 197.- Si el autor voluntariamente neutralizara en tiempo oportuno los peligros
mencionados en este Capítulo, podrá ser eximido de pena, o bien, reprimido con la escala penal
prevista para la tentativa.
18. Texto propuesto,: ARTÍCULO 189 bis.- 1° El que, con el fin de contribuir a la comisión
de delitos contra la seguridad común, o destinados a causar daños en las máquinas o en la elabo-
ración de productos, adquiriere, fabricare, suministrare, sustrajere o tuviere en su poder bombas,
materiales o aparatos capaces de liberar energía nuclear, materiales radiactivos o sustancias nu-
cleares, o sus desechos, isótopos radiactivos, materiales explosivos, inflamables, asfixiantes, tóxicos
o biológicamente peligrosos, o sustancias o materiales destinados a su preparación, será reprimido
con prisión de cinco (5) a quince (15) años.
La misma pena se impondrá al que, sabiendo o debiendo saber que contribuye a la comi-
sión de delitos contra la seguridad común, o destinados a causar daños en las máquinas o en la
elaboración de productos, diere instrucciones para la preparación de las sustancias o materiales
mencionados en el párrafo anterior;
2° La simple tenencia de los materiales a los que se refiere el inciso 1°, sin la debida autorización
legal, o que no pudiere justificarse por razones de su uso doméstico o industrial, será reprimida
con prisión de tres (3) a seis (6) años;
3° El que tuviere un arma de fuego sin la debida autorización legal, o con exceso de ésta,
será reprimido:
Con prisión de seis (6) meses a dos (2) años y multa de 20 a 200 días-multa, si se tratare de
un arma de fuego de uso civil;
Con prisión de dos (2) a seis (6) años y multa de 20 a 200 días-multa, si se tratare de un
arma de fuego de guerra;
4° El que portare un arma de fuego sin la debida autorización legal, o con exceso de ésta,
será reprimido:
Con prisión de uno (1) a cuatro (4) años y multa de 20 a 200 días-multa, si se tratare de un
arma de fuego de uso civil;
Con prisión de tres (3) años y seis (6) meses a ocho (8) años y seis (6) meses y multa de 20
a 200 días-multa, si se tratare de armas de fuego de guerra;
5° La escala penal correspondiente a los incisos 3° y 4° podrá reducirse en un tercio del
mínimo y del máximo cuando por las circunstancias del hecho y las condiciones personales del
autor surgiere fehacientemente que, de haber solicitado la autorización correspondiente, el autor
estaba en condiciones de obtenerla.
En estos supuestos se impondrá además, en su caso, inhabilitación especial por el doble del
tiempo de la condena;
6° El que acopiare armas de fuego, piezas o municiones de éstas o tuviere instrumental para
producirlas, sin la debida autorización, será reprimido con prisión de cuatro (4) a diez (10) años;
7° El que fabricare armas de fuego sin autorización legal será reprimido con prisión de cinco
(5) a diez (10) años;
8° El que entregare un arma de fuego, por cualquier título, a quien no acreditare su condición
de legítimo usuario, será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años.
La pena será de tres (3) años y seis (6) meses a diez (10) años de prisión, si el arma fuere
entregada a una persona menor de dieciocho (18) años;
9° El que proveyere armas de fuego sin autorización legal en forma habitual, será reprimido
con pena de cuatro (4) a quince (15) años de prisión;
10° El que, contando con la debida autorización legal para fabricar armas, omitiere su número
o grabado conforme a la normativa vigente, o asignare a dos (2) o más armas idénticos números
o grabados, será reprimido con prisión de tres (3) a ocho (8) años e inhabilitación especial por el
doble del tiempo de la condena.
En la misma pena incurrirá el que adulterare o suprimiere el número o el grabado de un
arma de fuego;
11° El que, sin autorización legal, fabricare, hiciere fabricar, acopiare, transportare, pusiere en
venta, vendiere o de cualquier otro modo comercializare armas de fuego, piezas o municiones de
éstas, será reprimido con prisión de cinco (5) a quince (15) años;
12° Si el autor de cualquiera de las conductas previstas en este artículo contare con autori-
zación para la venta de armas de fuego, se le impondrá, además, multa de hasta 300 días-multa e
inhabilitación especial absoluta y perpetua;
13° Será reprimido con prisión de cinco (5) a quince (15) años, el que desarrollare, produjere,
adquiriere, almacenare, conservare, transfiriere o empleare armas químicas o sustancias químicas
de las Listas 1, 2 y 3 de la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el alma-
cenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción, para fines prohibidos por la ley
26.247 o la citada Convención;
14° Quedará eximido de la pena correspondiente a la tenencia el que en forma fehaciente
pusiera voluntariamente a disposición de la autoridad administrativa o judicial los materiales
alcanzados por este artículo, a fin de su incautación, inutilización o destrucción.
19. Texto propuesto, en lo pertinente: ARTÍCULO 210.- 1° Será reprimido con prisión de tres
(3) a diez (10) años, el que tomare parte en una asociación o banda de tres o más personas
destinada a cometer delitos por el solo hecho de ser miembro de la asociación. Para los jefes u
organizadores de la asociación el mínimo de la pena será de cinco (5) años de prisión.
La pena correspondiente al presente delito podrá ser atenuada conforme las reglas de la ten-
tativa o podrá eximirse de ella, si el autor impidiera la continuación de la asociación o la comisión
de un delito correspondiente al objeto de la asociación.
20. Texto propuesto: ARTÍCULO 212.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a tres
(3) años:
1° El que, al amparo de un grupo, alterare la paz pública ejecutando actos de violencia sobre
las personas o de fuerza en las cosas, o amenazando a otros con llevarlos a cabo;
2° El que incitare a un grupo o sus integrantes a realizar las conductas descriptas en el inciso
anterior o reforzare su disposición a llevarlas a cabo;
3° El que tomare parte en un grupo que alterare la paz pública con ocultación del rostro.
En los casos del inciso 1°, la pena será de prisión de uno (1) a tres (3) años cuando el autor,
mediante el acto de violencia o de fuerza, creare una situación de peligro para la vida de alguna
persona o de lesión grave o gravísima. En particular, están incluidos los supuestos de lanzamiento
de objetos contundentes o líquidos inflamables, el incendio y la utilización de explosivos.
Las penas previstas en este artículo serán impuestas sin perjuicio de las que pudieran corres-
ponder a los actos concretos de violencia, fuerza o amenazas que se hubieran cometido.
21. Texto propuesto, en las partes pertinentes: ARTÍCULO 214.- Será reprimido con prisión
de diez (10) a veinticinco (25) años o prisión perpetua y en uno u otro caso, inhabilitación absoluta
perpetua, siempre que el hecho no se halle comprendido en otra disposición de este Código, todo
argentino o toda persona que deba obediencia a la Nación por razón de su empleo o función pública,
que tomare las armas contra ésta, se uniere a sus enemigos o les prestare cualquier ayuda o socorro.
ARTÍCULO 215.- Será reprimido con prisión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua,
el que cometiere el delito previsto en el artículo precedente, en los casos siguientes:
1° Si ejecutare un hecho dirigido a someter total o parcialmente la Nación al dominio ex-
tranjero o a menoscabar su independencia o integridad;
2° Si indujere o decidiere a una nación extranjera a hacer la guerra contra la República. El
militar que interviniere en el hecho será reprimido con las mismas penas.
ARTÍCULO 216.- Será penado con prisión de uno (1) a ocho (8) años e inhabilitación
absoluta por el doble tiempo de la condena, el que tomare parte en una conspiración de dos o más
personas para cometer el delito de traición, en cualquiera de los casos comprendidos en los artículos
precedentes, si la conspiración fuere descubierta antes de comenzar su ejecución.
Quedará eximido de pena el que revelare la conspiración a la autoridad, antes del comienzo
de la ejecución del hecho.
ARTÍCULO 217.- Las penas establecidas en los artículos anteriores se aplicarán también
cuando los hechos previstos en ellos fueren cometidos contra una nación aliada de la República,
en guerra contra un enemigo común.
Se aplicarán asimismo a los extranjeros residentes en territorio argentino, salvo lo estable-
cido por los tratados o por el derecho de gentes acerca de los funcionarios diplomáticos y de los
nacionales de los países en conflicto. En este caso se impondrá la pena disminuida conforme la
escala penal de la tentativa. […]
ARTÍCULO 218.- Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años e inhabilitación
absoluta por el doble tiempo de la condena:
1° El que por actos materiales hostiles no aprobados por el gobierno nacional, diere motivo
al peligro de una declaración de guerra contra la Nación, expusiere a sus habitantes a experimen-
tar vejaciones o represalias en sus personas o en sus bienes o alterare las relaciones amistosas del
gobierno argentino con un gobierno extranjero;
2° El que violare los tratados concluidos con naciones extranjeras, las treguas y armisticios
acordados entre la República y una nación enemiga o entre sus fuerzas beligerantes o los salvo-
conductos debidamente expedidos.
Si resultaren hostilidades o la guerra, la pena de prisión será de tres (3) a quince (15) años.
El militar que interviniere en alguno de los hechos descriptos en los incisos 1° y 2° será
reprimido con prisión de tres (3) a diez (10) años e inhabilitación absoluta por el doble tiempo
de la condena. Si resultaren hostilidades o la guerra, la pena de prisión será de diez (10) a veinte
(20) años.
ARTÍCULO 219.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a dos (2) años e inhabilitación
absoluta por el doble tiempo de la condena, el que violare las inmunidades del jefe de un Estado
o del representante de una nación extranjera.
1° El que, por sí o por persona interpuesta, solicitare o recibiere dinero o cualquier otro bien
u otros beneficios como dádivas, favores o ventajas o aceptare una promesa directa o indirecta,
para hacer valer indebidamente su influencia ante un funcionario público, a fin de que éste haga,
retarde o deje de hacer algo relativo a sus funciones. En todos los casos de este inciso se impondrá
también inhabilitación especial perpetua.
Si aquella conducta estuviera destinada a hacer valer indebidamente una influencia ante el
Presidente, Vicepresidente, Jefe de Gabinete, ministros o secretarios de Estado, Gobernador, Jefe
de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Vicegobernador, Vicejefe de Gobierno,
Intendente, magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, legislador nacional, provincial,
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o municipal, el máximo de la pena de prisión se elevará
a doce (12) años;
2° El que, directa o indirectamente, diere u ofreciere dinero o cualquier otro bien u otros
beneficios como dádivas, favores o ventajas a otro para que haga valer indebidamente su influen-
cia ante un funcionario público, a fin de que éste haga, retarde o deje de hacer algo relativo a sus
funciones. Si el autor o partícipe fuere funcionario público, sufrirá además inhabilitación especial
de tres (3) a diez (10) años.
En todos los casos previstos en este artículo se impondrá conjuntamente una multa de dos
(2) a cinco (5) veces del monto o valor de la retribución ofrecida o entregada.
ARTÍCULO 258.- Será reprimido con prisión de dos (2) a seis (6) años e inhabilitación
especial perpetua, el que, directa o indirectamente, diere u ofreciere, indebidamente, a un funcio-
nario público de otro Estado o de una organización pública internacional, ya sea en su beneficio
o de un tercero, dinero o cualquier otro bien u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o
ventajas, a cambio de que realice, omita realizar, o retarde un acto relacionado con el ejercicio de
sus funciones, o para que haga valer la influencia derivada de su cargo en un asunto vinculado a
un contrato o una transacción de naturaleza económica, financiera o comercial.
En todos los casos previstos en este artículo se impondrá conjuntamente una multa de dos
(2) a cinco (5) veces del monto o valor de la retribución ofrecida o entregada.
ARTÍCULO 259.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a dos (2) años e inhabilitación
absoluta de uno (1) a seis (6) años, el funcionario público que, por sí o por persona interpuesta,
admitiere dinero o cualquier otro bien u otros beneficios como dádivas, favores o ventajas, que
fueran entregadas en consideración a su oficio, mientras permanezca en el ejercicio del cargo. El
que presentare u ofreciere el dinero, bien o beneficio será reprimido con prisión de un (1) mes a
un (1) año.
En todos los casos previstos en este artículo se impondrá conjuntamente una multa de dos
(2) a cinco (5) veces del monto o valor de la retribución ofrecida o entregada
Capítulo VII Malversación de caudales públicos
ARTÍCULO 260.- Será reprimido con inhabilitación especial de uno (1) a cuatro (4) años,
el funcionario público que diere a los caudales o efectos que administrare una aplicación diferente
de aquella a la que estuvieren destinados. Si de ello resultare daño o entorpecimiento del servicio
al que estuvieren destinados, se impondrá además al autor o partícipe XXX días-multa.
ARTÍCULO 261.- Será reprimido con prisión de dos (2) a diez (10) años e inhabilitación
absoluta perpetua, el funcionario público que sustrajere o no evitare que otro sustraiga caudales
o efectos cuya administración, percepción o custodia le haya sido confiada por razón de su cargo.
La misma pena se impondrá al funcionario que empleare en provecho propio o de un tercero,
trabajos o servicios pagados por una administración pública.
ARTÍCULO 262.- Será reprimido con XXX días-multa o inhabilitación de seis (6)
meses a tres (3) años, el funcionario público que, por imprudencia o negligencia, impericia en
3° En la misma pena incurrirá el que hiciere declaraciones falsas, falsificare documentos, libros,
registros o informes destinados al conocimiento o sujetos al contralor de la autoridad nacional o
de los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, de conformidad
con lo establecido en las leyes 24.534 y 26.247.
ARTÍCULO 293.- 1° Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años, el que insertare
o hiciere insertar en un instrumento público declaraciones falsas, concernientes a un hecho que
el documento deba probar, de modo que pueda resultar perjuicio. Si se tratase de los documentos
o certificados mencionados en los incisos 2° y 3° del artículo anterior, la pena será de tres (3) a
ocho (8) años de prisión.
2° El que emitiere o aceptare facturas de crédito que no correspondan a compraventa, locación
de cosas muebles, locación de servicios o locación de obra realmente contratadas, será reprimido
con prisión de uno (1) a seis (6) años. La misma pena se impondrá al que injustificadamente re-
chazare o eludiere la aceptación de factura de crédito, cuando el servicio ya hubiese sido prestado
en forma debida, o reteniendo la mercadería que se le hubiere entregado.
3° El funcionario público que entregare indebidamente, o total o parcialmente en blanco, un
documento nacional de identidad, será reprimido con prisión de uno (1) a cuatro (4) años.
4° El que empleare documentación que no corresponda a su verdadera identidad para obtener
el documento nacional de identidad, será reprimido con prisión de seis (6) meses a dos (2) años.
5° El funcionario público que, por imprudencia o negligencia, interviniere en la expedición
de guías de tránsito de ganado o en el visado o legalización de certificados de adquisición u otros
documentos que acrediten la propiedad del semoviente, omitiendo adoptar las medidas necesarias
para cerciorarse de su procedencia legítima, será reprimido con prisión de uno (1) a tres (3) años.
ARTÍCULO 294.- El que suprimiere o destruyere, en todo o en parte, un documento de
modo que pueda resultar perjuicio, incurrirá en las penas señaladas en los artículos 292 y 293,
inciso 1°, en los casos respectivos.
ARTÍCULO 295.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a un (1) año o inhabilitación
especial de un mes a un año el médico que diere por escrito un certificado falso, concerniente a la
existencia o inexistencia, presente o pasada, de alguna enfermedad o lesión cuando de ello resulte
perjuicio.
La pena será de prisión de uno (1) a cuatro (4) años e inhabilitación especial por doble tiempo,
si el falso certificado tuviere por finalidad que una persona sana fuera sometida en contra de su
voluntad a tratamiento médico o internación en un establecimiento de salud.
ARTÍCULO 296.- El que hiciere uso de un documento o certificado falso o adulterado, será
reprimido con las penas de prisión previstas para el autor de la falsedad.
ARTÍCULO 297.- Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años el que falsificare o
adulterare los testamentos ológrafos o cerrados, los certificados de parto o nacimiento, las letras
de cambio y los títulos de crédito transmisibles por endoso o al portador, no comprendidos en el
artículo 285.
ARTÍCULO 298.- Cuando alguno de los delitos previstos en este Capítulo, fuere ejecutado
por un funcionario público con abuso de sus funciones, se le impondrá, además, inhabilitación
especial por el doble tiempo de la condena.
Capítulo V
Disposiciones comunes a los Capítulos precedentes
ARTÍCULO 299.- Será reprimido con pena de prisión de seis (6) meses a dos (2) años el
que fabricare, introdujere en el país, comerciare o conservare en su poder, materias, instrumentos
o elementos, conocidamente destinados a cometer alguna de las falsificaciones de este Título.
24. Texto propuesto, en las partes pertinentes: Capítulo I. Fraudes al comercio y la industria.
ARTÍCULO 300.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a dos (2) años y XXX
días- multa:
1° El que hiciere alzar o bajar el precio de las mercaderías por medio de noticias falsas, ne-
gociaciones fingidas o por reunión o coalición entre los principales tenedores de una mercancía o
género, con el fin de no venderla o de no venderla sino a un precio determinado.
2° El fundador, director, administrador, liquidador o síndico de una sociedad anónima o
cooperativa o de otra persona colectiva, que a sabiendas publicare, certificare o autorizare un in-
ventario, un balance, una cuenta de ganancias y pérdidas o los correspondientes informes, actas o
memorias, falsos o incompletos o informare a la asamblea o reunión de socios, con falsedad, sobre
hechos importantes para apreciar la situación económica de la empresa, cualquiera que hubiere
sido el propósito perseguido al verificarlo;
3° El director, gerente, administrador o liquidador de una sociedad anónima, o cooperativa o
de otra persona colectiva que a sabiendas prestare su concurso o consentimiento a actos contrarios
a la ley o a los estatutos, de los cuales pueda derivar algún perjuicio. Si el acto importare emisión
de acciones o de cuotas de capital, el máximo de la pena se elevará a tres años de prisión, siempre
que el hecho no importe un delito más gravemente penado.
Cuando los hechos delictivos previstos en el inciso 2° hubieren sido realizados con el fin de
ocultar la comisión de los delitos previstos en los artículos 256, inciso 2°, 257, inciso 2° y 258, se
impondrá pena de prisión de uno (1) a cuatro (4) años y multa de dos (2) a cinco (5) veces el valor
falseado en los documentos y actos a los que se refiere el inciso mencionado.
ARTÍCULO 301.- Será reprimido con dos (2) a seis (6) años de prisión y XXX días-multa:
1° El que maliciosamente afectare el normal desenvolvimiento de un establecimiento o
explotación comercial, industrial, agropecuaria, minera o destinado a la prestación de servicios;
2° El que destruyere, dañare, hiciere desaparecer, ocultare o fraudulentamente disminuyere
el valor de materias primas, productos de cualquier naturaleza, máquinas, equipos u otros bienes
de capital.
Capítulo III Lavado de activos
ARTÍCULO 303.- 1° Será reprimido con prisión de tres (3) a diez (10) años y multa de dos
(2) a diez (10) veces del monto de la operación, el que convirtiere, transfiriere, administrare, vendiere,
gravare, disimulare o de cualquier otro modo pusiere en circulación en el mercado bienes provenientes
de un ilícito penal, con la consecuencia posible de que los bienes originarios o los subrogantes ad-
quieran la apariencia de un origen lícito, y siempre que su valor supere la suma de pesos trescientos
mil ($ 300.000), sea en un solo acto o por la reiteración de hechos diversos vinculados entre sí.
2° La pena prevista en el inciso 1° será aumentada en un tercio del máximo y en la mitad del
mínimo, en los siguientes casos:
Cuando el autor realizare el hecho con habitualidad o como miembro de una asociación o
banda formada para la comisión continuada de hechos de esta naturaleza;
Cuando el autor fuera funcionario público que hubiera cometido el hecho en ejercicio u
ocasión de sus funciones. En este caso, sufrirá además pena de inhabilitación especial de tres
(3) a diez (10) años. La misma pena sufrirá el que hubiere actuado en ejercicio de una pro-
fesión u oficio que requiriera habilitación especial.
3° El que recibiere bienes provenientes de un ilícito penal, con el fin de aplicarlos o hacerlos
aplicar en una operación de las previstas en el inciso 1°, será reprimido con la pena de prisión de
seis (6) meses a tres (3) años.
4° Si el valor de los bienes no superare la suma indicada en el párrafo primero, el autor será
reprimido, en su caso, conforme a las reglas del artículo 277.
5° Las disposiciones de este artículo regirán aun cuando el ilícito penal precedente hubiera
sido cometido fuera del ámbito de aplicación espacial de este Código, en tanto el hecho precedente
también hubiera estado amenazado con pena en el lugar de su comisión.
Capítulo IV
Delitos contra la libre competencia y delito de juego ilegal
ARTÍCULO 304.- Será reprimido con xxx a xxx días-multa, el que por maquinaciones
fraudulentas, sospechas malévolas o cualquier medio de propaganda desleal, tratare de desviar, en
su provecho, la clientela de un establecimiento comercial o industrial.
ARTÍCULO 305.- Será reprimido con prisión de tres (3) a seis (6) años y xxx a xxx días
multa, el que explotare, administrare, operare o de cualquier manera organizare, por sí o a través
de terceros, cualquier modalidad o sistema de captación de juegos de azar sin contar con la auto-
rización pertinente emanada de la autoridad jurisdiccional competente.
ARTÍCULO 306.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a tres (3) años o XXX días
multa y, en ambos casos, inhabilitación especial por el mismo tiempo:
1° El directivo, administrador, empleado o colaborador de una empresa o persona jurídica
que, por sí o por persona interpuesta, solicitare o recibiere dinero o cualquier otro bien u otros
beneficios como dádivas, favores o ventajas o aceptare una promesa, para sí o para un tercero, como
contraprestación para favorecer a un tercero en la adquisición o venta de mercaderías, contratación
de servicios o en las relaciones comerciales;
2° El que, directa o indirectamente, diere u ofreciere a un directivo, administrador, empleado
o colaborador de una empresa o persona jurídica, para éste o para un tercero, dinero o cualquier
otro bien u otros beneficios como dádivas, favores o ventajas, como contraprestación para que lo
favorezca a él o a un tercero en la adquisición o venta de mercaderías, contratación de servicios o
en las relaciones comerciales.
Capítulo VI
Delitos en el mercado financiero
ARTÍCULO 308.- 1. Será reprimido con prisión de uno (1) a cuatro (4) años, XXX días-multa, e
inhabilitación especial de hasta cinco (5) años, el director, miembro de órgano de fiscalización, accionista,
representante de accionista y todo el que, por su trabajo, profesión o función, suministrare o utilizare
información privilegiada, por sí o por persona interpuesta, a la que hubiera tenido acceso en ocasión
de su actividad, para la negociación, cotización, compra, venta o liquidación de valores negociables.
La pena de prisión será de dos (2) años a seis (6) años y la multa equivalente al monto de la
operación, cuando:
1° El autor del delito utilizare o suministrare información privilegiada de manera habitual;
2° El uso o suministro de información privilegiada diera lugar a la obtención de un beneficio
o evitara un perjuicio económico, para sí o para terceros.
El máximo de la pena de prisión se elevará a ocho (8) años cuando:
1° El uso o suministro de información privilegiada causare un grave perjuicio en el mercado
de valores. En este caso, la multa será equivalente al doble del monto de la operación;
2° El delito fuere cometido por un director, miembro del órgano de fiscalización, funcionario
o empleado de una entidad autorregulada o de sociedades calificadoras de riesgo, o por quien
ejerciera profesión para la cual se exija habilitación o matrícula, o un funcionario público. En estos
casos, se impondrá además pena de inhabilitación especial de hasta ocho (8) años.
ARTÍCULO 309.- Será reprimido con prisión de uno (1) a cuatro (4) años, XXX días-multa
e inhabilitación de hasta cinco (5) años, el que:
1° Difundiere noticias falsas concretamente idóneas para hacer subir, mantener o bajar el
precio de valores negociables u otros instrumentos financieros;
2° Simulare operaciones concretamente idóneas para hacer subir, mantener o bajar el precio
de valores negociables u otros instrumentos financieros.
La multa será equivalente el monto de la operación cuando el hecho diera lugar a la obtención
de un beneficio o evitara un perjuicio económico, para sí o para terceros.
ARTÍCULO 310.- Será reprimido con prisión de dos (2) a seis (6) años, XXX días-multa e
inhabilitación de hasta cinco (5) años, el representante, administrador o fiscalizador de una socie-
dad comercial obligada a establecer órganos de fiscalización privada, que informare a los socios o
accionistas ocultando o falseando hechos importantes para apreciar la situación económica de la
empresa o que en los balances, memorias u otros documentos de contabilidad, consignare datos
falsos o incompletos.
ARTÍCULO 311.- Será reprimido con prisión de uno (1) a cuatro (4) años, multa de dos (2)
a ocho (8) veces el valor de las operaciones realizadas e inhabilitación especial hasta seis (6) años:
1° El que por cuenta propia o ajena, directa o indirectamente, realizare actividades de inter-
mediación financiera, bajo cualquiera de sus modalidades, sin contar con autorización emitida por
la autoridad de supervisión competente;
2° El que captare ahorros del público para la adquisición de valores negociables o prestare
servicios de intermediación para la adquisición de valores negociables, cuando no contare con la
correspondiente autorización emitida por la autoridad competente.
El monto mínimo de la pena se elevará a dos (2) años de prisión cuando se hubieren uti-
lizado publicaciones periodísticas, transmisiones radiales o de televisión, internet, proyecciones
cinematográficas, colocación de afiches, letreros o carteles, programas, circulares y comunicaciones
impresas o cualquier otro procedimiento de difusión masiva.
ARTÍCULO 312.- Será reprimido con prisión de uno (1) a cuatro (4) años, multa de dos
(2) a seis (6) veces el valor de las operaciones e inhabilitación de hasta seis (6) años:
1° El empleado o directivo de instituciones financieras y de aquellas que operen en el mercado
de valores que, insertando datos falsos o mencionando hechos inexistentes, documentare conta-
blemente una operación crediticia activa o pasiva o de negociación de valores negociables, con la
intención de obtener un beneficio o causar un perjuicio, para sí o para terceros;
2° El que omitiere asentar o dejar debida constancia de alguna de las operaciones a las que
alude el inciso anterior.
ARTÍCULO 313.- Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años, multa equivalente
al monto de la operación e inhabilitación de hasta seis (6) años, el empleado o directivo de institu-
ciones financieras y de aquellas que operen en el mercado de valores que, directa o indirectamente,
y con independencia de los cargos e intereses fijados por la institución, recibiere indebidamente
dinero o algún otro beneficio económico, como condición para celebrar operaciones crediticias,
financieras o bursátiles.
25. Texto propuesto ARTÍCULO 315.- 1° Se impondrá prisión de cinco (5) a veinte (20)
años y multa [a determinar] al que tomare parte en una asociación ilícita destinada a cometer
delitos previstos en este Título, siempre que ella reúna las siguientes características:
Tener un plan de acción destinado a la propagación del odio racial, religioso o político;
Estar organizada en redes operativas internacionales;
Disponer de armas de guerra, explosivos, agentes químicos o bacteriológicos o cualquier otro
medio idóneo para poner en peligro la vida o la integridad de un número indeterminado de personas.
2° Para los promotores, fundadores o jefes de la asociación el mínimo de la pena será de diez
años de prisión.
26. Texto propuesto: ARTÍCULO 317.- 1° Será reprimido con prisión de cinco (5) a quince
(15) años y multa de dos (2) a diez (10) veces del monto de la operación, siempre que el hecho no
constituya un delito más severamente penado, el que directa o indirectamente recolectare o pro-
veyere cualquier bien, con la intención de que se utilice o con conocimiento de que será utilizado,
en todo o en parte, para cometer cualquiera de los delitos previstos en este Título.
2° Las penas establecidas se aplicarán independientemente del acaecimiento del delito al
que se destinare el financiamiento y, si éste se cometiere, aun si los bienes no fueran utilizados
para su comisión.
3° Si la escala penal prevista para el delito que se financia o pretende financiar fuera menor
que la establecida en este artículo, se aplicará la escala penal de ese delito.
4° Las disposiciones de este artículo regirán aun cuando el delito que se financia o se pre-
tende financiar tuviere lugar fuera del ámbito de aplicación espacial de este Código, o cuando la
asociación o la persona a la que se financiare o se pretendiere financiar se encontraren fuera del
territorio nacional, en tanto el hecho también hubiera estado amenazado con pena en la jurisdicción
competente para su juzgamiento.
27. Texto propuesto: ARTÍCULO 325.- Será reprimido: 1° Con XXX días-multa el que pre-
conizare o difundiere el uso de estupefacientes en ámbitos públicos, sin haber tomado previamente
los recaudos necesarios para prevenir a los posibles destinatarios del contenido de tales manifes-
taciones; 2° Con XXX días-multa el que usare estupefacientes con ostentación y trascendencia al
público [mayor que la del inciso 1°].
28. Texto propuesto: ARTÍCULO 326.- El que indujere a otro a usar estupefacientes de una
forma idónea para generar su consumo consecutivo será reprimido con pena XXX días-multa [mayor
que la de art. 325, inc. 2°]. Si el inducido fuere menor de edad, la pena será de 6 meses a 4 años.
29. Texto propuesto: ARTÍCULO 330.- Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6)
años y [a determinar] días-multa, el que tuviere en su poder estupefacientes.
La pena será de un (1) mes a dos (2) años de prisión o XXX días multa cuando, por su escasa
cantidad y demás circunstancias, surgiera que la tenencia es para uso personal. Esta conducta no
será punible si se tratare de sustancias de escaso poder psicoactivo y la tenencia no hubiere trans-
cendido el ámbito de privacidad.
30. Texto propuesto: ARTÍCULO 417.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a
dos (2) años o multa [a determinar], siempre que el hecho no importare un delito más seve-
ramente penado, el que en el marco de una relación laboral o de otro vínculo que presuponga
una relación de dependencia, y prevaliéndose de su situación de superioridad, realizare contra
otra persona, en forma reiterada, actos hostiles o humillantes orientados a que deje su puesto
de trabajo, renuncie a condiciones o pretensiones laborales legítimas o deba realizar o tolerar
conductas indeseadas.
2° Con prisión de dos (2) a seis (6) años o XXX días-multa de cuando el hecho se cometiere
mediante la utilización de residuos legalmente calificados como peligrosos o industriales o de
actividades de servicios;
3° Con prisión de tres (3) a diez (10) años o XXX días-multa cuando, en los supuestos del
inciso anterior, el hecho se cometiere de un modo peligroso para la salud;
4° Con prisión de cuatro (4) a quince (15) años o XXX días-multa cuando, en los supuestos
del inciso anterior, el hecho:
Tornare no apta para la ocupación humana un área urbana o rural;
Impidiere el uso público de los ríos, lagos, o lagunas;
Provocare el desplazamiento, aunque fuere temporal, de los habitantes de las áreas afectadas;
Causare daños directos a la salud de la población;
Provocare la interrupción del abastecimiento público de agua de una comunidad.
5° Con prisión de diez (10) a veinticinco (25) años y XXX días-multa cuando en los supuestos
de los incisos 3° y 4° resultare, como consecuencia no querida del hecho, la muerte de alguna persona.
ARTÍCULO 435.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a tres (3) años o XXX días-
multa, el que infringiendo disposiciones legales, reglamentarias u orden de autoridad competente
liberare al aire sustancias nocivas en un volumen significativo.
La pena será prisión de un (1) mes a cuatro (4) años o XXX días-multa, si el hecho fuere
cometido al operar una planta, especialmente un establecimiento industrial.
Lo dispuesto en este artículo no rige para vehículos automotores, ferroviarios, aéreos o ma-
rítimos.
ARTÍCULO 436.- El que cometiere alguno de los hechos previstos en los artículos anteriores
por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos
o de los deberes a su cargo, será reprimido:
1° Con prisión de un (1) mes a dos (2) años o multa de XXX, en los casos del inciso 1° del
artículo 434;
2° Con prisión de un (6) meses a tres (3) años o multa de XXX, en los casos de los incisos
2° y 3° del artículo 434;
3° Con prisión de uno (1) a cinco (5) años o multa de XXX, en los casos del inciso 4° del
artículo 434;
4° Con prisión de un (1) mes a un (1) año o multa de XXX, en los casos del párrafo primero
del artículo 435;
5° Con prisión de un (1) mes a dos (2) años o multa de XXX, en los casos del párrafo segundo
del artículo 435.
Capítulo II
Causación de ruidos, vibraciones y radiaciones no ionizantes
ARTÍCULO 437.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a tres (3) años o XXX días-
multa, el que al operar una planta, especialmente un establecimiento industrial, o una máquina,
infringiendo disposiciones legales, reglamentarias u orden de autoridad competente, provocare
ruidos idóneos para dañar la salud de otra persona fuera del área perteneciente a la planta.
Lo dispuesto en este artículo no rige para vehículos automotores, ferroviarios, aéreos o ma-
rítimos.
ARTÍCULO 438.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a cinco (5) años o XXX días-
multa, el que, al operar una planta, especialmente un establecimiento industrial, o una máquina,
infringiendo disposiciones legales, reglamentarias u orden de autoridad competente, que sirven
para la protección de ruidos, vibraciones o radiaciones no ionizantes, pusiere en peligro la salud
de otra persona, animales que no le pertenecen o cosas ajenas de valor significativo.
Lo dispuesto en este artículo no rige para vehículos automotores, ferroviarios, aéreos o ma-
rítimos.
ARTÍCULO 439.- El que cometiere alguno de los hechos previstos en los artículos anteriores
por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos
o de los deberes a su cargo, será reprimido:
1° Con prisión de un (1) mes a dos (2) años de prisión o XXX días-multa, en los casos del
artículo 437;
2° Con prisión de un (1) mes a tres (3) años de prisión o XXX días-multa, en los casos del
artículo 438.
Capítulo III
Manejo no permitido de residuos peligrosos
ARTÍCULO 440.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a cinco (5) años o multa de XXX:
1° El que sin autorización recolectare, transportare, tratare, reciclare, almacenare, depositare,
desaguare, eliminare, comerciare, intermediare o de cualquier otra manera gestionare residuos peli-
grosos fuera de una planta habilitada para ese fin o apartándose del proceso prescripto o habilitado.
2° El que sin autorización trasladare residuos peligrosos hacia, desde o a través del ámbito
de aplicación de este Código.
ARTÍCULO 441.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a tres (3) años o multa de
XXX, el que, infringiendo disposiciones legales, reglamentarias u orden de autoridad competente,
no entregare desechos radioactivos.
ARTÍCULO 442.- El que cometiere alguno de los hechos previstos en los artículos anteriores
por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión, o inobservancia de los reglamentos
o de los deberes a su cargo, será reprimido:
1° Con prisión de un (1) mes a tres (3) años de prisión o multa de XXX, en los casos del
artículo 440;
2° Con prisión de un (1) mes a un (1) año de prisión o multa de XXX, en los casos del ar-
tículo 441.
ARTÍCULO 443.- Los hechos descriptos en este Capítulo no serán punibles cuando por la
escasa cantidad de desechos sea evidente que pueden descartarse efectos nocivos sobre el medio
ambiente, en especial sobre las personas, aguas, el aire, el suelo, animales y plantas útiles.
Capítulo IV
Operación no autorizada de plantas
ARTÍCULO 444.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a cinco (5) años o multa de
XXX, el que sin la autorización requerida:
1° Operare una planta nuclear, tuviere una planta nuclear fuera de servicio o lista para operar o
la desmontare total o parcialmente, o modificare esencialmente una planta nuclear o su operación;
2° Modificare esencialmente un establecimiento industrial en el que se utilicen combustibles
nucleares o modificare su ubicación.
ARTÍCULO 445.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a tres (3) años o multa de
XXX, el que operare, sin la autorización requerida según la ley correspondiente o en contra de una
prohibición ejecutoria basada en la ley correspondiente:
1° Una planta que requiere autorización o cuya operación ha sido prohibida para la protección
de peligros;
2° Un sistema de tuberías que requiere autorización u obligación de aviso para el transporte
de sustancias peligrosas para el agua;
3° Una planta de tratamiento de residuos;
4° Una planta de tratamiento de aguas residuales.
ARTÍCULO 446.- El que cometiere alguno de los hechos previstos en los artículos anteriores
por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos
o de los deberes a su cargo, será reprimido:
1° Con prisión de un (1) mes a tres (3) años de prisión o multa de XXX, en los casos del
artículo 444;
2° Con prisión de un (1) mes a dos (2) años de prisión o multa de XXX, en los casos del
artículo 445.
Capítulo V
Manejo no autorizado de sustancias radioactivas y otras sustancias y bienes peligrosos
ARTÍCULO 447.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a cinco (5) años y multa de
XXX, el que sin la autorización requerida produjere, guardare, transportare, elaborare, transformare
o de cualquier otro modo utilizare, importare o exportare:
1° Combustibles nucleares;
2° Otras sustancias radioactivas que sean idóneas, por su clase, naturaleza o cantidad, para
producir por medio de radiación ionizante la muerte o un daño grave a la salud de otra persona,
o daños considerables a los animales o plantas, aguas, al aire o al suelo.
ARTÍCULO 448.- Las mismas penas se impondrán al que:
1° No entregare de inmediato combustibles nucleares a cuya entrega esté obligado en virtud
de la Ley Nacional de la Actividad Nuclear y su reglamentación;
2° Entregare combustibles nucleares o las sustancias señaladas en el inciso 2° del artículo
anterior a personas no autorizadas o facilite su entrega a personas no autorizadas;
3° Detonare material nuclear;
4° Indujere a otro a la acción mencionada en el inciso anterior o fomentare una acción de
esa índole.
ARTÍCULO 449.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a cinco (5) años o XXX días-
multa, el que infringiendo disposiciones legales, reglamentarias u orden de autoridad competente:
1° Operare una planta, especialmente un establecimiento industrial o una instalación técnica,
almacenare, elaborare, transformare o de cualquier otro modo utilizare sustancias radioactivas o
sustancias y mezclas peligrosas, poniendo en peligro la salud de otra persona, animales o plantas,
aguas, el aire o el suelo, o cosas ajenas de valor significativo;
2° Transportare, despachare, empacare o desempacare, cargare o descargare, recibiere o dejare
a cargo de otros bienes peligrosos, poniendo en peligro la salud de otra persona, animales o plantas,
aguas, el aire o el suelo, o cosas ajenas de valor significativo.
ARTÍCULO 450.- El que cometiere alguno de los hechos previstos en los artículos anteriores,
por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos
o de los deberes a su cargo, será reprimido con prisión de un (1) mes a tres (3) años de prisión
o multa de XXX. Quedan exceptuados los hechos mencionados en el inciso 4° del artículo 448.
Capítulo VI
Delitos contra la biodiversidad
ARTÍCULO 451.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a tres (3) años o XXX días-
multa, el que infringiendo disposiciones legales o reglamentarias o las órdenes de la autoridad
competente, introdujere o liberare en el ambiente un ejemplar de flora o fauna exótica invasora.
La pena será de seis (6) meses a cuatro (4) años, si como consecuencia de cualquiera de los
hechos mencionados:
1° Resultare daño grave para un ecosistema;
2° Se alterare, afectare o dificultare el ciclo natural de reproducción o migración de una
especie nativa o migratoria.
ARTÍCULO 452.- Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años o XXX días-multa,
el que sin autorización, excediendo la que tuviere o infringiendo disposiciones legales o reglamen-
tarias o las órdenes de la autoridad competente:
1° Introdujere, liberare o propagare en el ambiente organismos o microorganismos genética-
mente modificados idóneos para poner en peligro al ambiente o la salud de las personas;
2° Introdujere, liberare o propagare en el ambiente organismos, microorganismos, moléculas
o sustancias idóneas para poner en peligro la salud de las personas, o los recursos de la flora, fauna
o hidrobiológicos, o para alterar perjudicialmente sus poblaciones;
3° Vendiere, pusiere en venta, transportare, almacenare o de cualquier otro modo comercia-
lizare organismos o microorganismos genéticamente modificados idóneos para poner en peligro
al ambiente o la salud de las personas;
4° Vendiere, pusiere en venta, transportare, almacenare o de cualquier otro modo comercializare
los organismos, microorganismos, moléculas o sustancias o elementos mencionados en el inciso 2°;
5° Manipulare o inoculare los organismos, microorganismos, moléculas o sustancias o ele-
mentos mencionados en el inciso 2°, o experimentare con ellos.
La pena de prisión será de XXX si, como consecuencia de cualquiera de los hechos mencio-
nados, hubiere existido peligro de una alteración negativa de los componentes o la estructura de
la flora, o del funcionamiento de los ecosistemas naturales.
Si se produjere enfermedad, plaga o erosión genética de una especie, la pena de prisión será
de XXX
ARTÍCULO 453.- Será reprimido con prisión de uno (1) a tres (3) años y XXX días-multa,
el que, sin autorización, excediendo la que tuviere, o infringiendo disposiciones legales o regla-
mentarias o las órdenes de la autoridad competente, provocare, facilitare o instigare un incendio
en bosques, arbustales o pastizales, siempre que no creare un peligro común.
La pena será de XXX si resultare grave daño a elementos naturales, la flora, la fauna, los
ecosistemas o el ambiente en general.
No son punibles aquellos aprovechamientos realizados en superficies menores a diez (10)
hectáreas que sean propiedad de comunidades indígenas o de pequeños productores.
ARTÍCULO 454.- Será reprimido con prisión de uno (1) a tres (3) años y XXX días-multa,
el que, sin autorización, excediendo la que tuviere, o infringiendo disposiciones legales o regla-
mentarias o las órdenes de la autoridad competente:
1° Dañare, drenare o rellenare humedales, lagunas, esteros o pantanos;
2° Creare, modificare, alterare o eliminare cursos o espejos hídricos, extrajere áridos de cuencas
o microcuencas, drenare pantanos, cenagales u otros humedales.
ARTÍCULO 455.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a tres (3) años o XXX días-
multa, el que, sin autorización, excediendo la que tuviere, o infringiendo disposiciones legales o
reglamentarias o las órdenes de la autoridad competente, cambiare el uso del suelo forestal o del
suelo destinado al mantenimiento y conservación de ecosistemas nativos y sus funciones ecológicas.
La pena será de uno (1) a seis (6) años o XXX días-multa, si resultare grave daño a la capa
fértil, erosión o desertificación.
ARTÍCULO 456.- El que cometiere alguno de los hechos previstos en el artículo anterior
por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos
o de los deberes a su cargo, será reprimido con XXX días-multa.
ARTÍCULO 457.- El mínimo y el máximo de la pena se elevarán en un tercio cuando los
delitos previstos en este Capítulo perjudicaren un área natural protegida.
Capítulo VII
Delitos contra la fauna silvestre u otros animales
ARTÍCULO 458.- Se impondrá prisión de dos (2) meses a tres (3) años o XXX días-multa,
al que cazare o pescare animales de la fauna silvestre:
1° En período de veda;
2° De especies protegidas o en peligro de extinción o migratorias, en cualquier tiempo; 3°
En campo ajeno sin la autorización del titular o en lugares prohibidos o protegidos; 4° Utilizando
armas, artes o medios prohibidos por la autoridad.
ARTÍCULO 459.- Las mismas penas se impondrán al que sin autorización, excediendo la que
tuviere, o infringiendo disposiciones legales o reglamentarias o las órdenes de la autoridad competente:
1° Impidiere o dificultare la reproducción o migración de animales de la fauna silvestre o de
una especie en peligro de extinción;
2° Alterare o procurare alterar genéticamente una especie silvestre o en peligro de extinción;
3° Dañare o destruyere un nido, refugio o criadero natural, o alterare su hábitat.
ARTÍCULO 460.- En cualquiera de los casos de los artículos anteriores, la pena será de
prisión de seis (6) meses a cinco (5) años y XXX días-multa, si:
1° El hecho se cometiere con armas, artes o medios prohibidos idóneos para provocar per-
juicios en la especie de la fauna silvestre o en un área protegida;
2° El hecho se cometiere de modo organizado o intervinieren en él tres (3) o más personas.
ARTÍCULO 461- Las penas previstas en los artículos anteriores se aplicarán también al que
pusiere a la venta, vendiere, comprare, almacenare, transportare, industrializare o de cualquier otro
modo comercializare piezas, productos o subproductos proveniente del respectivo hecho ilícito.
Capítulo VIII
Maltrato y crueldad con animales
ARTÍCULO 462.- Será reprimido con prisión de un (1) mes a dos (2) años o XXX días-
multa, el que infligiere malos tratos a los animales.
En la misma pena incurrirá el que, por cualquier título, organizare, promoviere, facilitare o
realizare una carrera de perros, cualquiera sea su raza.
Cuando se hiciere víctima de actos de crueldad a los animales, la pena será de dos (2) meses
a cuatro (4) años o XXX días-multa.
Capítulo IX
Delitos contra los bosques nativos y protectores
ARTÍCULO 463.- Será reprimido con prisión de seis (6) meses a tres (3) años y treinta (30)
a trescientos (300) días-multa, el que sin autorización, excediendo la que tuviere, o infringiendo
disposiciones legales o reglamentarias o las órdenes de la autoridad competente:
1° Desmontare bosques nativos o protectores;
2° Extrajere, destruyere, cortare, arrancare, derribare o talare árboles o ejemplares de flora de
una especie protegida o en peligro de extinción.
3° Extrajere o explotare recursos del subsuelo u otros componentes del suelo en áreas forestales.
ARTÍCULO 464.- La pena será de prisión de uno (1) a cinco (5) años y XXX días-multa,
cuando cualquiera de los hechos descriptos en el artículo anterior se cometiere:
1° En el periodo de semillación, de regeneración natural o en época de sequía o inundación;
2° Contra especies protegidas de la flora silvestre;
3° Con métodos, instrumentos o medios prohibidos idóneos para perjudicar una especie o
en un área protegida.
Capítulo X
Delitos contra el patrimonio genético nacional
ARTÍCULO 465.- Será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años y XXX días-multa, el
que sin autorización, excediendo la que tuviere, o infringiendo disposiciones legales o reglamentarias
33. Capítulo V. Delitos contra la propiedad sobre cultivares. ARTÍCULO 514.- Será re-
primido con prisión de tres (3) meses a seis (6) años o XXX días-multa, el que produjere, hiciere
producir, identificare, vendiere, pusiere en venta, almacenare, transportare o de cualquier otro
modo comercializare, con correcta u otra identificación, semilla de cultivares cuya multiplicación
y comercialización no hubiera sido autorizada por el propietario del cultivar.
ARTÍCULO 515.- En todos los casos previstos en este Capítulo se impondrá suspensión
temporaria o definitiva en el Registro Nacional de Comercio y Fiscalización de Semillas.
34. Texto propuesto, en las partes pertinentes: LIBRO TERCERO. DELITOS CONTRA EL
ORDEN INTERNACIONAL TÍTULO I DISPOSICIONES GENERALES. ARTÍCULO
516.- Serán aplicables las disposiciones del Libro Primero, salvo cuando resulten incompatibles
con lo establecido en el presente Libro Tercero.
ARTÍCULO 517.- La acción penal en los delitos previstos en los Títulos II, III, IV, V y
VI de este Libro Tercero es imprescriptible. No son aplicables las disposiciones previstas en los
Títulos III, IV y XV del Libro Primero de este Código.
ARTÍCULO 518.- Cuando en alguno de los delitos de este Libro Tercero hubiere interve-
nido un funcionario público, se le impondrá además inhabilitación absoluta por el mismo tiempo
de la condena.
ARTÍCULO 519.- También se impondrá inhabilitación especial por el mismo tiempo de la
condena al que hubiere intervenido en el desempeño de una profesión o actividad cuyo ejercicio
dependa de una autorización, licencia o habilitación del poder público.
TÍTULO II. DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS
ARTÍCULO 520.- Se impondrá prisión de cinco (5) a veinticinco (25) años al funcionario
público o a la persona o miembro de un grupo de personas que, actuando con la autorización, el
apoyo o aquiescencia del Estado, de cualquier forma privare de la libertad a una o más personas,
cuando este accionar fuera seguido de la falta de suministro de información por quien tuviere o
pudiere tener acceso a ella o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de informar
sobre el paradero de la persona.
La pena será de prisión perpetua si resultare la muerte.
La escala penal prevista en el presente artículo podrá reducirse en un tercio del máximo y
en la mitad del mínimo respecto de los autores o partícipes que liberen con vida a la víctima o
proporcionen información que permita su efectiva aparición con vida.
TÍTULO III. GENOCIDIO Y DELITOS DE LESA HUMANIDAD.
Capítulo I. Genocidio.
2° Como miembro de una potencia ocupante trasladare parte de su población civil al terri-
torio que ocupa;
3° Obligare a un prisionero de guerra o a otra persona protegida a prestar servicio en las
fuerzas de una potencia enemiga;
4° Obligare a los nacionales de la parte enemiga a participar en operaciones bélicas dirigidas
contra su propio país, aunque hubieran estado a su servicio antes del inicio de la guerra;
Capítulo II. Delitos de guerra contra la propiedad y otros derechos.
ARTÍCULO 529.- Se impondrá prisión de tres (3) a quince (15) años al que en ocasión de
un conflicto armado internacional o no internacional:
1° De manera no justificada por las necesidades militares destruyere bienes de la parte enemiga,
se apropiare de ellos o los confiscare;
2° Saqueare una ciudad o una plaza, incluso cuando es tomada por asalto.
ARTÍCULO 530.- La misma pena se impondrá al que en ocasión de un conflicto armado
internacional o no internacional:
1° Declarare abolidos, suspendidos o inadmisibles ante un tribunal los derechos y acciones
de los nacionales de la parte enemiga;
2° Privare a un prisionero de guerra o a otra persona protegida de sus derechos a un juicio
justo e imparcial o impusiere una condena a una persona protegida sin sentencia previa pronun-
ciada por un tribunal constituido regularmente y que haya ofrecido todas las garantías judiciales
generalmente reconocidas como indispensables.
Capítulo III. Delitos de guerra contra operaciones humanitarias y emblemas
ARTÍCULO 531.- Se impondrá prisión de tres (3) a veinticinco (25) años al que en ocasión
de un conflicto armado internacional o no internacional:
1° Lanzare o dirigiere un ataque contra personal, instalaciones, material, unidades o vehículos
participantes en una misión de mantenimiento de la paz o de asistencia humanitaria de confor-
midad con la Carta de las Naciones Unidas, siempre que tengan derecho a la protección otorgada
a civiles u objetos civiles con arreglo al derecho internacional de los conflictos armados;
2° Lanzare o dirigiere un ataque contra edificios, material, unidades y vehículos sanitarios, y
contra personal habilitado para utilizar los emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra de
conformidad con el derecho internacional;
ARTÍCULO 532.- La misma pena se impondrá al que en ocasión de un conflicto armado
internacional o no internacional utilizare de modo indebido la bandera blanca, la bandera nacional
o las insignias militares o el uniforme del enemigo o de las Naciones Unidas, así como los emblemas
distintivos de los Convenios de Ginebra, y causare así la muerte o lesiones graves a una persona.
Capítulo IV. Delitos de guerra de empleo de métodos prohibidos
ARTÍCULO 533.- Se impondrá prisión de tres (3) a veinticinco (25) años al que en ocasión
de un conflicto armado internacional o no internacional:
1° Lanzare o dirigiere un ataque contra la población civil en cuanto tal o contra civiles que
no participan directamente en las hostilidades;
2° Lanzare o dirigiere un ataque contra bienes que no son objetivos militares, en particular,
contra edificios dedicados al culto religioso, las artes, las ciencias o la beneficencia, los monumentos,
los hospitales y los lugares en que se agrupa a enfermos y heridos, siempre que no sean objetivos
militares;
3° Provocare la inanición de la población civil como método de hacer la guerra, privándola de
los objetos indispensables para su supervivencia, incluido el hecho de obstaculizar intencionalmente
los suministros de socorro de conformidad con los Convenios de Ginebra;
4° Como superior ordenare o amenazare con que no se dará cuartel;
ARTÍCULO 539.- Será reprimido con prisión de ocho (8) a veinticinco (25) años a quien,
estando en condiciones de controlar o dirigir efectivamente la acción política o militar de un Estado,
planificare, preparare, iniciare o realizare un acto de agresión que por sus características, gravedad
y escala constituya una violación manifiesta de la Carta de las Naciones Unidas.
Por acto de agresión se entenderá la utilización de la fuerza armada de un Estado contra la
soberanía, la integridad territorial o la independencia política de otro Estado, o en cualquier otra
forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas.
Se caracteriza como acto de agresión, independientemente de que haya o no declaración de
guerra, cualquiera de los siguientes hechos:
1° La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un Estado del territorio de otro Estado,
o toda ocupación militar, aún temporal, que resulte de dicha invasión o ataque, a toda anexión,
mediante el uso de la fuerza, del territorio de otro Estado o parte de él;
2° El bombardeo, por las fuerzas armadas de un Estado, del territorio de otro Estado, o el
empleo de cualesquiera armas por un Estado contra el territorio de otro Estado;
3° El bloqueo de los puertos o de las costas de un Estado por las fuerzas armadas de otro Estado;
4° El ataque por las fuerzas armadas de un Estado contra las fuerzas armadas terrestres,
navales o aéreas de otro Estado, o contra su flota mercante o aérea;
5° La utilización de fuerzas armadas de un Estado, que se encuentran en el territorio de
otro Estado con el acuerdo del Estado receptor, en violación de las condiciones establecidas en el
acuerdo o toda prolongación de su presencia en dicho territorio después de terminado el acuerdo;
6° La acción de un Estado que permite que su territorio, que ha puesto a disposición de otro
Estado, sea utilizado por ese otro Estado para perpetrar un acto de agresión contra un tercer Estado;
7° El envío por un Estado, o en su nombre, de bandas armadas, grupos irregulares o mercenarios
que lleven a cabo actos de fuerza armada contra otro Estado de tal gravedad que sean equiparables
a los actos antes enumerados, o su sustancial participación en dichos actos.
TÍTULO VI. RESPONSABILIDAD DE JEFES Y SUPERIORES.
ARTÍCULO 540.- 1° El jefe militar, o quien actúe efectivamente como tal, será penalmente
responsable por los hechos, descriptos en los Títulos precedentes, que hubieren sido cometidos
por fuerzas bajo su control efectivo en razón de no haber ejercido un control apropiado sobre esas
fuerzas, cuando:
Hubiere tenido conocimiento o, en razón de las circunstancias del momento, hubiere debido
conocer que las fuerzas estaban cometiendo esos hechos o estaban por cometerlos; y
No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables a su alcance para prevenir
su comisión.
2° El superior será penalmente responsable por los hechos, descriptos en los Títulos prece-
dentes, que hubieren sido cometidos por subordinados bajo su control efectivo en razón de no
haber ejercido un control apropiado sobre esos subordinados, cuando:
Hubiere tenido conocimiento o deliberadamente hubiere hecho caso omiso de información
que indicase claramente que los subordinados estaban cometiendo esos hechos o estaban por
cometerlos;
El hecho cometido guardare relación con actividades bajo su responsabilidad y control
efectivo; y
No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables a su alcance para prevenir
su comisión.
3° El jefe o superior que hubiere tenido conocimiento de la comisión actual o futura del
hecho será reprimido con la pena establecida para el correspondiente delito. En los demás casos
contemplados en este artículo se le impondrá prisión de tres (3) a ocho (8) años.
ARTÍCULO 541.- El jefe militar, quien actúe efectivamente como tal o el superior, men-
cionados en el artículo anterior, que tomare conocimiento de que sus fuerzas o sus subordinados
han cometido alguno de los hechos descriptos en los Títulos precedentes estando bajo su control
efectivo, y omitiere denunciarlo de inmediato ante la autoridad competente para la investigación
o persecución de esos hechos, u omitiere investigarlos y sancionarlos por sí mismo, si tuviere
competencia para ello, será reprimido con prisión de uno (1) a seis (6) años.
TÍTULO VII. DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DE LA
CORTE PENAL INTERNACIONAL.
ARTÍCULO 542.- Será reprimido con prisión de uno (1) a ocho (8) años:
1° El que diere falso testimonio ante la Corte Penal Internacional cuando estuviera obligado
a decir verdad, de conformidad con el párrafo 1º del artículo 69 del Estatuto de Roma;
2° El que presentare pruebas ante la Corte Penal Internacional a sabiendas de que son falsas
o han sido falsificadas;
3° El que corrompiere a un testigo que debe testificar ante la Corte Penal Internacional,
obstruyere su comparecencia o testimonio o interfiriere en ellos;
4° El que destruyere, alterare pruebas o interfiriere en las diligencias de prueba en un proce-
dimiento de la Corte Penal Internacional.
ARTÍCULO 543.- Será reprimido con prisión de tres (3) a diez (10) años:
1° El que tomare represalias contra un testigo por su declaración prestada ante la Corte Penal
Internacional;
2° El que pusiere trabas, intimidare o corrompiere a un funcionario de la Corte Penal Interna-
cional para obligarlo o inducirlo a que no cumpla sus funciones o a que lo haga de manera indebida;
3° El que tomare represalias contra un funcionario de la Corte Penal Internacional en razón
de funciones que hubiera desempeñado él u otro funcionario.
ARTÍCULO 544.- El que solicitare o aceptare un soborno en calidad de funcionario de la
Corte Penal Internacional y en relación con esas funciones oficiales, será reprimido con prisión
de dos (2) a doce (12) años.
Guillermo J. Yacobucci
de que los jueces penales serán mejores que los civiles para encargarse de la internación
de inimputables que revistan características de peligrosidad.
Este mito no tiene correlato alguno en la realidad. En primer lugar, ya que conforme
lo decidido por la jurisprudencia mayoritaria de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Criminal y Correccional y la Cámara Federal de Casación Penal, no está bajo la órbita
de la Justicia de Ejecución el control y la supervisión de esos casos1.
En segundo lugar, tan solo en el ámbito de la ciudad existen únicamente cinco Juz-
gados de Ejecución Penal, dos de los cuales no han sido habilitados al día de la fecha por
cuestiones relacionadas con la falta de disponibilidad edilicia, mientras que existen ciento
diez Juzgados Nacionales en lo Civil -patrimoniales y de familia-. A esta disponibilidad
visiblemente mayor de jueces civiles debe sumarse que aquellos se encuentran especia-
lizados en temas relacionados con padecimientos mentales y sus posibles consecuencias
jurídicas, siendo que además cuentan con mayores herramientas dentro de sus equipos
que podrán evaluar con rigor científico la continuidad de la existencia del factor riesgo
en el paciente o su desaparición y consecuente traslado a una medida terapéutica más
adecuada que reconozca plenamente los derechos fundamentales del sujeto discapacitado.
En tercer lugar no puede ignorarse que existen supuestos de padecimientos menta-
les severos que traen aparejado un altísimo riesgo de verse traducidos en la comisión de
hechos violentos contra las personas, que aún no se han manifestado en actos, que tienen
lugar dentro de un contexto socio económico que les permite contar en su tratamiento con
internaciones involuntarias que tramitan en forma directa ante jueces civiles en virtud de
la contención social de la que gozan estos sujetos, mientras que en el otro extremo, en el
que se ubica la población económicamente más vulnerable, las condiciones mentales que
no revisten tanta gravedad, muchas veces debido a la falta de contención psicosocial de los
riesgos terminan por exteriorizarse en episodios que sin perjuicio de resultar de una entidad
de menor gravedad -hechos contra la propiedad-, son seleccionados por el sistema penal.
Es en estos casos donde se desdibuja la noción de última ratio del derecho penal
y su sistema termina por suplir la insuficiencia del sistema de contención del paciente
a quien el estado debería asegurarle los instrumentos necesarios para evitar ser captado
por el poder punitivo.
Afirmar lo contrario implicaría una contradicción con el derecho penal de la cul-
pabilidad propia de un estado de derecho fundada en la necesidad de inocuización o
neutralización que pretende imponerse a quien padece una enfermedad mental.
1. Cfr. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala III, “Antuña, Guillermo Javier s/recurso de casación”,
voto minoritario de Ledesma, rta 13/09/10; Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, “Gómez, Gustavo
Daniel s/recurso de casación”, rta 13/04/10; Cámara Nacional de Casación Penal, Sala II, “Brois Montani,
Jonathan Christian s/ rec. de casación”, reg. Nº 18.759, rta 22/06/11, voto de los jueces Yacobucci y Madueño;
Cámara Nacional de Casación Penal, Sala IV, “Ruiz, Marcelo s/recurso de casación”, reg. Nº 14.309.4, rta
20/12/10, votos de los jueces Diez Ojeda y González Palazzo; Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I,
Causa Nº 13.809, “Menéndez, Ariel Roberto s/recurso de casación”, rta 7/12/10, voto de los jueces Madueño
y Rodríguez Basavilbaso; Cámara Criminal y Correccional de la Capital Federal, Sala VI, Causa Nº 1799-
2012, “CBJ s/medida de seguridad”, rta 28/11/12, voto de los jueces Lucini y Filozof; Cámara Criminal y
Correccional de la Capital Federal, Sala V, Causa Nº 39.452 “A.R.G. s/medida de seguridad”, rta 16/06/10,
voto de los jueces Mirta López González y Pociello Argerich
2. Fallo 328:4832
3. STS 2265/1993
(es decir, que no reúne las condiciones exigidas por el tipo), la cláusula del obrar en lugar
del otro y las teorías de autoría y participación, fracasan en dar una solución satisfactoria.
En función de ello se propuso como redacción alternativa:
“Responderá personalmente el sujeto en el que no concurran las condiciones, cua-
lidades o relaciones que la correspondiente figura penal requiera para poder ser sujeto
activo, cuando se verifique que ha utilizado como instrumento para la comisión del delito
a otro sujeto en quien se verificaban dichas condiciones, cualidad o relaciones exigidas”.
Artículo 38: Al momento de debatir el presente tema en la Comisión propuse adoptar
el sistema de responsabilidad penal de las personas jurídicas por “defecto de organización”,
en la inteligencia de que -entre los sistemas vigentes en el derecho comparado- es el único
que permite fundar subjetivamente la responsabilidad del ente por el hecho propio. En
este sistema, el ente ideal es responsabilizado por la violación del deber de cuidado en
que incurrió, al haber adoptado un defectuoso sistema de organización que no impidió o
facilitó la comisión de ilícitos dentro de su ámbito de actuación.
El modelo de “responsabilidad por el hecho ajeno” o “Responsabilidad Vicarial”,
adoptado en el articulado aprobado, responsabiliza a la persona jurídica por un hecho ajeno,
bastando sólo verificar la comisión del delito (tanto objetiva como subjetivamente) por
una persona física vinculada con aquella, que actuó en nombre, beneficio o interés del ente.
El sistema de responsabilidad que he postulado, además, exige un plus: un defecto de
organización en la empresa. No sólo debe verificarse que el delito lo llevó a cabo un sujeto
en el ámbito del ente ideal sino que también debe verificarse si el ente ha adoptado un
sistema de control para evitar la comisión de delitos por parte de las personas físicas que
la integran. Si no se adoptó tal sistema de organización, el adoptado era evidentemente
defectuoso o no existió un monitoreo idóneo y efectivo de su cumplimiento, corresponderá
aplicarles la sanción penal a los entes ideales.
En la redacción propuesta se dejó fuera del ámbito penal a las personas jurídicas
unipersonales -nueva figura jurídica incorporada en el Código Civil y Comercial- puesto
que al ser entes constituidos por una sola persona física, no correspondería desdoblar la
responsabilidad penal.
Asimismo, en el articulado propuesto se aceptó la posibilidad de que el ente ideal
fuese responsabilizado por los delitos cometidos en el ámbito de actuación de éste aunque
los ilícitos no hubiesen redundado en su beneficio o interés, siempre que quien actuó lo
haya hecho en nombre de la persona jurídica o, careciendo de dicha atribución, ésta haya
ratificado su actuación y se verifique un defecto de organización en la persona jurídica.
Tal podría ser el caso, por ejemplo, de la comisión del delito de estrago culposo cometido,
por violación de las normas relativas a la seguridad de transporte, cuando se verifica que
dicha práctica era avalada cotidianamente la organización de la empresa interna o la falta
de control de la persona jurídica.
Redacción alternativa:
“Las personas jurídicas, salvo las personas jurídicas unipersonales y el Estado, son
responsables, en los casos que la ley expresamente lo prevea, por los delitos cometidos
por los sujetos indicados en los supuestos a), b) y c) del artículo anterior o cometidos por
los sujetos dirigidos o vigilados por aquellos, en los que se hayan delegado las funciones
vinculadas con el área en donde se cometió el delito, siempre que actuaren en beneficio,
interés o intervención de ellas y por defecto de organización. Las personas jurídicas no
son responsables si la representación invocada fuera falsa, o si el delito cometido hubiera
sido realizado en interés o beneficio propio de las personas físicas mencionadas en el
artículo anterior o de un tercero. La entidad no será responsable cuando se verifique que:
a) se hubiesen adoptado y cumplido, previo a la comisión del delito, reglas idóneas para
evitar, en el ámbito de su actuación, la comisión de delitos de la especie del verificado; b)
se haya instaurado un órgano de vigilancia, dotado de poderes autónomos de iniciativa y
control u otros procedimientos internos de control que aseguren el correcto cumplimiento
de dichas reglas, el cual debe haberse encontrado en funcionamiento al momento de los
hechos. Las sociedades controlantes son solidariamente responsables por las sanciones
de carácter económico impuestas a sus controladas y por la reparación del daño causado”.
Artículo 40 y 41: Propuesta alternativa
ARTICULO 40.- En las penas divisibles por razón de tiempo o de cantidad, los
tribunales fijarán la sanción dentro de la escala prevista.
Para la determinación del marco punitivo, en primer lugar se establecerán los con-
cursos reales existentes, el grado de ejecución del delito y el de participación del sujeto.
La escala sancionatoria será fraccionada en tres segmentos.
1. Para el caso de los delitos dolosos, considerando el nivel de planificación, según sea
un comportamiento espontáneo, con algo o mucha preparación.
a. Si el delito fuera de resultado, una vez establecido el segmento, este a su vez será
dividido en tres, para lo cual se tendrá en consideración la magnitud del daño
causado, según sea bajo, medio o grave.
b. Si el delito fuera tentado o de peligro, esta subdivisión se hará teniendo en cuenta
el grado de riesgo para el bien jurídico, según sea bajo, medio o grave.
2. Para el caso de los delitos culposos, se hará considerando la entidad de la inobservancia
del deber de cuidado, según sea baja, media o grave.
Una vez establecido el marco punitivo aplicable al caso, el punto de partida será su
término medio, graduándose acorde a las circunstancias atenuantes y agravantes genéricas
o específicas establecidas, de conformidad a las reglas del artículo siguiente.
El juez deberá fundar la pena en forma precisa y circunstanciada conforme a los
criterios señalados en este artículo, bajo pena de nulidad. Del mismo modo deberá obrar
en los casos que pretenda apartarse de forma excepcional del segmento de pena que le
corresponde al caso.
El juez podrá determinar la pena por debajo del mínimo en hechos dolosos cuando
mediare una significativa desproporción entre la lesión sufrida por el agente y la causada
por este al bien jurídico.
ARTICULO 41.-
1º. Para establecer los parámetros señalados en el artículo anterior, se tendrán en cuenta
la naturaleza del comportamiento, los medios empleados para su comisión, las característi-
cas de la víctima, su singularidad o pluralidad, el lugar de comisión, la posible extensión de
Fundamentación:
Método: La finalidad del método de los arts. 40 y 41, con subdivisión en escalas, es
circunscribir la discrecionalidad judicial, dotando al proceso de determinación de la pena
de pautas claras, tanto para la delimitación del marco punitivo, como para el punto de
ingreso en el proceso de graduación de la sanción, y el establecimiento claro de pautas
agravantes y atenuantes.
Respecto de las armas de fuego no parece que el empleo de las mismas tenga que tener
una sanción mayor que el empleo de otro tipo de arma. Si bien el medio dota de mayor
efectividad al despliegue delictivo, con lo cual el hecho puede resultar objetivamente más
ofensivo, lo cierto es que la utilización de un arma de diversa condición, que reclama el
empleo de la propia fuerza física del agente, y en ocasiones incluso la aproximación a la
víctima con el consecuente riesgo para quien obra, puede provocar que el suceso resulte
subjetivamente más ofensivo. Parece más conveniente que la escala sancionatoria permite
la delimitación en el caso concreto.
Por otra parte, en lo relativo a los menores debe considerarse que la mayoría de
edad, por la reforma de la legislación civil, quedó establecida en dieciocho años, y re-
sultando que la edad de imputabilidad del menor es de dieciséis años, la norma tal cual
hoy está establecida no parece acertada para establecer el plus de gravedad del caso,
cuando se advierte que concibe posibles coautorías de sujetos de diecisiete y dieciocho
años, sin que se advierta que el segundo se encuentre en una posición de superioridad
respecto del primero.
Parece más conveniente establecer dos parámetros, el primero es la minoría “per se”
como pauta de agravante genérica para el coautor; y cuando esa minoría es inferior a los
dieciséis años –que determina la inimputabilidad penal-, posea un “plus” de un tercio de
la sanción del tipo básico, con fundamento en que la intervención del joven en el suceso
posibilita al mayor intentar desligar su responsabilidad en él –instrumentalización-, o
bien importa un posible ejercicio de superioridad respecto del joven o su inducción en
la senda del crimen.
Aborto: La comisión ha decidido presentar tres posiciones diferentes respecto de la
falta de punibilidad del aborto. Luego de una profunda reflexión sobre el tema y en pos
de lograr los consensos necesarios para la elaboración del proyecto he elegido la Nro.1,
la cual no se ajusta exactamente a la postura jurídica que he sostenido hace años, pero
resulta ser la más cercana a ella.
En efecto, resulta oportuno destacar que las cláusulas de no punibilidad consagradas
en este artículo, que responden a una decisión político criminal, no pueden soslayar los
compromisos internacionales asumidos por el Estado Argentino en el marco de los pactos
internacionales de derechos humanos y mas aún con nuestra propia carta magna.
Sobre el particular, es dable destacar el contenido de las Convenciones internacio-
nales integradas a nuestra Constitución Nacional con análoga jerarquía, tales como la
Declaración Universal de Derechos Humanos, que establece en su artículo 3° que “Todo
individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”; el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos que dispone en su artículo 6° que “El dere-
cho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley.
Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente”.
En el mismo sentido la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre postula en su primer artículo que “Todo ser humano tiene derecho a la vida, a
la libertad y a la seguridad de su persona”, mientras que la Convención Americana sobre
Derechos Humanos establece en el artículo 4° que “Toda persona tiene derecho a que se
respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley en general, a partir del momento
de la concepción. Nadie puede ser privado de su vida arbitrariamente”.
En último término, la Convención de los Derechos del Niño señala en el artículo 6°
que “Los estados parte reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida” y
le ley N° 23.849 que aprueba el mentado cuerpo normativo determina que “niño” debe
interpretarse como “todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18
años de edad”.
Sobre este punto, es dable aclarar que el inciso 22 del artículo 75 de nuestra carta
magna incorpora los pactos internacionales en las condiciones de su vigencia, lo que
permite aseverar que, siendo la ley 23.849 anterior a la reforma constitucional de 1994, ha
quedado integrada al bloque constitucional y junto con ella la definición del término niño.
De este modo, la extensa normativa citada precedentemente nos compele a un mayor
análisis de la cuestión en el cual estas cláusulas de no punibilidad sólo serían aceptables
si tienen por objeto la evitación de otros daños o lesiones que revistan importancia como
para legitimar una decisión tan trascendente.
El debate parlamentario que se encuentra desarrollando en este momento, junto
con la discusión que suscitara el tratamiento de este proyecto en el Congreso Nacional
permitirán arribar a soluciones que pongan de resalto la política de prevención, la asis-
tencia y la ayuda a las madres, tendientes a la toma de conciencia del deber propiamente
humano de acoger y proteger la vida que nace en virtud a los compromisos asumidos por
nuestro país, que permitan evitar ser declarados responsables en el orden internacional.
Artículo 303. Propuesta alternativa: “Artículo XXX.- Lavado de activos de origen
ilícito.
Se impondrá prisión de TRES (3) a DIEZ (10) años y multa de CIEN (100) a
TRESCIENTOS SESENTA (360) días, al que a sabiendas tuviere, usare, dispusiere o
administrare, bienes o sus subrogantes, provenientes de alguno de los siguientes ilícitos
penales:
a) producción, tráfico y comercialización ilícita de estupefacientes y precursores
químicos (Ley 23.737);
b) contrabando de armas y demás hechos de contrabando calificado (artículos 865,
866 y 867 del Código Aduanero, Ley 22.415);
c) hechos cometidos por una asociación ilícita calificada en los términos del artículo
210 bis del Código Penal;
d) hechos cometidos por asociaciones ilícitas en los términos del artículo 1° de la
Ley 25.241, modificado por el artículo 6° de la Ley 26.734;
e) hechos cometidos por fraude contra la Administración Pública (artículo 174 inciso
5º del Código Penal);
f ) hechos cometidos en perjuicio de la Administración Pública previstos en los Ca-
pítulos VI, VII, IX y IX bis del Título XI del Libro Segundo del Código Penal;
g) falsificación de moneda (Título XII, Capítulo I del Libro Segundo del Código
Penal);
h) hechos contra el medio ambiente (Ley 24.051);
i) hechos cometidos contra la libertad individual (Título V, Capítulo I del Libro
Segundo del Código Penal) y secuestro extorsivo (artículo 170 del Código Penal);
j) hechos de trata de personas previstos por los artículos 145, 145 bis y 145 ter del
Código Penal (Ley 26.364);
k) hechos contemplados por el artículo 306 del Código Penal (Ley 26.734);
l) homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria (artículo 80, inciso 3°,
del Código Penal);
ll) delitos tributarios calificados, aprovechamiento indebido de subsidios, obtención
fraudulenta de beneficios fiscales y evasión agravada relativa a los recursos de la seguridad
social (Ley 24.769, artículos 2, 3, 4 y 8); y
1. Contemplación de un cambio en el bien jurídico afectado por las conductas, que busca
captar no sólo el perjuicio al orden económico como cuestión macro, sino también
a sus aspectos sociales, en coincidencia con la sistemática adoptada en el derecho
comparado (España).
2. Modificación de los verbos típicos: reemplazo de los del actual art. 303 del CP
(convertir, transferir administrar, vender, gravar, disimular), por otros (tener, usar,
administrar, disponer. Al respecto, se estima que este breve listado de cuatro verbos
agota todas las posibilidades de empleo del provecho de un ilícito penal, y si bien
difiere de los términos empleados en los instrumentos internacionales, ello se debe
a que aquéllos, al menos en su traducción literal, no logran materializar una relación
efectiva entre el agente y el objeto.
3. Asimismo, se suprime la referencia genérica “de cualquier otro modo pusiere en
circulación en el mercado”, dado que no todos los verbos de la propuesta ni del
Código Penal implican una circulación en el mercado, lo cual genera un equívoco
actualmente, y, por otro lado, no se vislumbran acciones diferentes a las cuatro
contempladas.
4. Eliminación de la exigencia de la “consecuencia posible de que (…) los bienes (…) adquie-
ran la apariencia de un origen lícito”, dado que no es un elemento necesario, que puede
llegar a conspirar con la correcta aplicación de la figura, en tanto basta que cualquiera
de las acciones previstas en la propuesta sea realizada a sabiendas del origen ilícito.
Propuesta: “Artículo: Financiamiento del terrorismo. Será reprimido con prisión de CIN-
CO (5) a QUINCE (15) años y multa de CIEN (100) a TRESCIENTOS SESENTA
(360) días, siempre que el hecho no importe otro delito por el cual la ley imponga pena
mayor, el que directa o indirectamente y a sabiendas, recolectare o proveyere bienes:
a) Para la comisión de un delito contra la humanidad y las personas, la libertad, la
seguridad pública o el orden público, cuya realización tuviere por propósito intimidar a
la población u obligar a los poderes públicos a realizar o abstenerse de realizar un acto
que le fuere propio.
b) Para personas u organizaciones conocidamente comprometidas en la comisión de
delitos mencionados en el apartado precedente, con la finalidad allí prevista.
Esta disposición rige aunque el hecho al que se quisiere contribuir:
a) Hubiere de tener lugar fuera del ámbito de aplicación de este Código.
b) No hubiere tenido principio de ejecución o hubiere quedado en grado de tentativa.
La pena impuesta en función de este artículo no superará la prevista para la comisión
del delito de que se trate”.
Al igual que en el texto propuesto para las asociaciones, se mencionan todos los
títulos del CP que agrupan las figuras mencionadas en el Anexo a las Convenciones, que
pudieren cometerse con la finalidad allí prevista.
Asimismo, se contempla el financiamiento de personas y organizaciones reconocidas
como terroristas, mediante una redacción que implica reenvío a los listados nacionales e
internacionales en la materia.
También se contempla el impedimento de aplicar la figura cuando el hecho configure
un supuesto de pena mayor por otro delito, en razón de la gravedad extrema que revisten
algunos de los delitos financiados.
Sin otro particular, saluda a Ud. muy atentamente.
Carlos A. Mahiques
del autor, debiendo ser su quantum proporcional a ella. Así, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación ha establecido que “La medida de la pena no puede exceder la del reproche
que se le formule a la persona por haber escogido el ilícito cuando tuvo posibilidad de
comportarse conforme a la norma, o sea, que la pena debe ser proporcional a la culpabi-
lidad del autor, y esta culpabilidad se determina según el ámbito de autodeterminación
que éste haya tenido para ejercer su conciencia moral en la constelación situacional en que
hubiese actuado y en relación a sus personales capacidades en esa circunstancia(…) No se
pena por lo que se es, sino que por lo que se hace, y sólo en la estricta medida en que esto
se le pueda reprochar al autor” (CSJN “Maldonado, Daniel Enrique” del 7/12/05, Fallos
328:4343, considerando 36). En el mismo sentido, se estableció que “La Constitución
Nacional, principalmente en razón del principio de reserva y de la garantía de autonomía
moral de las personas consagrados en el art. 19, no permite que se imponga una pena a
ningún habitante en razón de lo que la persona es, sino únicamente como consecuencia
de aquello que dicha persona haya cometido. De modo tal que el fundamento de la pena
en ningún caso será su personalidad, sino la conducta lesiva llevada a cabo” (C.S.J.N.
“Gramajo”; resuelta el 5/9/2006; Fallos 329:3680, en especial considerando 18).
Con ello como norte, considero que las medidas impuestas luego del agotamiento
de la pena, no se basan en un derecho penal de acto, sino en la peligrosidad del autor. Las
medidas que se incluyen son restrictivas de derechos respecto de una persona que, habiendo
sido juzgada por lo que hizo, y como consecuencia de ello habiendo sufrido efectivamente
un reproche penal, sigue siendo sometida al control –bajo distintas denominaciones– del
Estado. Por ello, entiendo que a través de estas medidas se pretende imponer a una persona
conductas, hábitos, restricciones a derechos por lo que esa persona es, y no por lo que hizo,
ya que para este último supuesto, ya cumplió la pena ponderada a partir de lo establecido
para cada delito y por los jueces sobre la base de las circunstancias atenuantes y agravantes.
Al respecto, cabe recordar que se ha sostenido que “En un modelo normativo definido
a partir del principio de hecho, a la persona se la pena con la privación de su libertad
solo en la medida de la defraudación a una norma, y durante esa privación de libertad
es el Estado el obligado a generar posibilidades de resocialización para el condenado”
(confrontar Magariños, Mario “Dilemas actuales de derecho penal”, editorial Ad Hoc,
Buenos Aires, año 2012, pág. 48). Por lo dicho, entiendo que las medidas previstas en los
artículos 10 y 11 del anteproyecto, no se basan en el derecho penal de acto, y que, por esa
razón, quebrantan la disposición del artículo 19 de la Constitución Nacional.
Artículo 14: Estoy de acuerdo con la posibilidad de establecer un elenco de delitos
respecto de los cuales no es posible otorgar la libertad condicional, tal como se establece
en el actual artículo 14 del Código Penal, texto según ley 27.375, y por ello comparto los
delitos incorporados en tal sentido en el anteproyecto unificado. No obstante, considero
que la ampliación de dichos supuestos a través de una formula como “violencia que haya
conllevado para la víctima graves daños a la salud o la muerte”, aparece innecesaria frente
a la amplitud del catálogo de delitos expresamente incluidos.
Artículo 28: En coincidencia con el comentario “C19”, que acompaña el texto uni-
ficado, entiendo que la fórmula utilizada incluye un supuesto de trabajo comunitario,
más una pena de prisión de ejecución condicional, más reglas de conducta. Las tareas
ARTÍCULO 38.- 1° En los casos que se indican en el último inciso de este artículo, las
personas jurídicas de carácter privado serán responsables:
a) De los delitos cometidos por los integrantes de sus órganos o sus representantes, aun
cuando el acto jurídico determinante de la designación fuera ineficaz, o por quienes ostentan
facultades de organización y control dentro de ellas, cuando el hecho pueda redundar en
beneficio directo o indirecto para la persona jurídica.
Aun cuando el interviniente careciere de atribuciones para obrar en representación de la
persona jurídica, ésta será igualmente responsable si hubiere ratificado la gestión, aunque
fuere de manera tácita.
b) De los delitos cometidos, en el ejercicio de actividades sociales, por quienes, estando some-
tidos directamente a la autoridad de las personas físicas mencionadas en este inciso, letra a),
han podido realizar los hechos por haberse incumplido gravemente por aquéllos los deberes de
supervisión, vigilancia y control de su actividad, atendidas las concretas circunstancias del caso,
cuando su actuación pueda redundar en beneficio directo o indirecto para la persona jurídica.
2° La persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si ha adoptado y ejecutado con
eficacia, antes de la comisión del delito, Programas de Cumplimiento Normativo orientados
a la organización y gestión interna de la entidad que incluyan las medidas de supervisión,
vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma naturaleza del que fue cometido
o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión.
Estos Programas de Cumplimiento Normativo deberán cumplir los siguientes requisitos:
a) Desarrollar métodos de análisis de riesgos penales relacionados con aquellos delitos a los
que alcanza la responsabilidad penal de las personas jurídicas regulada en este artículo;
b) Dictar códigos de conducta con enunciado normativos claros que describan los deberes
que incumben a cada persona de la organización que se encuentre implicada en el proceso de
prevención y los mecanismos para el control de su cumplimiento, así como una tipificación de
cometieron el delito hubieren sido penadas, el tribunal podrá prescindir de aplicar sanciones
a la entidad siempre que se realicen las acciones necesarias para reparar el daño causado, se
proceda a las restituciones que correspondan y se decomisen las cosas o los bienes que hayan
servido de instrumento o medio en la comisión del hecho y de los que constituyan el producto,
el provecho o la ganancia, directos o indirectos, del delito.
j) El tribunal podrá disponer el pago de la multa en forma fraccionada durante un período
de hasta cinco años, cuando su cuantía y cumplimiento en un único pago, pusiere en peligro
la supervivencia de la entidad o el mantenimiento de los puestos de trabajo, o cuando lo
aconseje el interés general;
k) Cuando como consecuencia de los mismos hechos se impusiera a la persona física y a la
persona jurídica la pena de multa, los tribunales modularán las respectivas cuantías, de modo
que la suma resultante no sea desproporcionada en relación con la gravedad de aquéllos;
l) El tribunal y la administración tendrán en cuenta las sanciones que uno u otro aplicaran
por el mismo hecho y con iguales fundamentos. Cuando la sanción fuere de multa, deberán
descontar el monto de la aplicada por la otra competencia;
2° Se consideran circunstancias atenuantes de la responsabilidad de las personas jurídicas
haber realizado, con posterioridad a la comisión del delito y a través de sus representantes
legales, las siguientes actividades:
a) Haber procedido, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra ella, a
poner en conocimiento a las autoridades de la infracción;
b) Haber colaborado en la investigación del hecho aportando pruebas o información o datos
precisos comprobables, completos, y útiles para el esclarecimiento de los hechos, en cualquier
momento del proceso, que fueran nuevas y decisivas para esclarecer las responsabilidades pe-
nales de las personas físicas o jurídicas que hubieren intervenido en el hecho y/o el recupero
del producto o las ganancias del delito;
c) Haber procedido en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad al juicio
oral a reparar o disminuir el daño causado por el delito;
d) Haber establecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y
descubrir los delitos que en el futuro pudieran cometerse con los medios o bajo la cobertura
de la persona jurídica.
3° Se consideran circunstancias agravantes de la responsabilidad de las personas jurídicas:
a) Si el delito se hubiera cometido con la intervención de los miembros de la más alta direc-
ción de la persona jurídica;
b) Si la comisión del delito hubiere provocado, directa o indirectamente, graves daños a la
comunidad, perjuicios ambientales o en la prestación de un servicio público;
c) Si la comisión del delito se hubiere mantenido de forma continuada en el tiempo.
Ello, sobre la base de establecer un criterio básico, a partir del cual cada persona
jurídica deberá adecuar sus obligaciones a los riesgos de cada actividad, a la complejidad
de su objeto social, y de su estructura. Por otra parte, entiendo que el texto de la respon-
sabilidad de las personas jurídicas que se indica, contiene normas que concilian en mayor
medida el interés en la continuidad de la empresa, y en el respeto de las fuentes de trabajo.
Establecer los contenidos mínimos de los programas de compliance –más allá de que éstos
sean adecuados por normas administrativas o internamente por las personas jurídicas–,
confiere un rango de uniformidad básica.
Artículo 40.I, Título VIII, Pautas para la determinación de las sanciones: Entiendo
adecuado incorporar, junto a la propuesta de Patricia Ziffer y Fernando Córdoba, una
regla a fin de evitar que, frente a los mínimos elevados que se establecen –ya en la ley
vigente– se “perforen” dichos mínimos y, como conclusión, que la escala penal, en punto
al mínimo de ella, termine siendo una creación de los jueces y no del legislador. Por ello,
entiendo que el giro “El tribunal, con carácter excepcional, podrá reducir la pena del
modo indicado en el párrafo anterior cuando, por las particulares circunstancias del caso
concreto, incluso el mínimo de la escala penal del delito resulte desproporcionado con
relación a la gravedad del hecho”.
En forma independiente de ello, considero que el apartado g), del párrafo 4° cuan-
do se hace referencia a “la comisión del hecho a pesar de haber cumplido una condena
anterior, o en ocasión de una morigeración de la ejecución de la pena”, como en general
estos supuestos pueden derivar en otras consecuencias –por ejemplo, declaración de re-
incidencia–, entiendo que imponer una mayor escala penal a partir de ello, implicaría la
ponderación de las mismas circunstancias para agravar la pena a imponer, lo que importa
una agravación en función de criterios propios de un derecho penal de autor y no de acto.
Artículo 41, 1°, apartado g): cuando se pondera como agravante la reincidencia para
agravar las sanciones a la persona jurídica.
Artículo 50 Título XI, Reincidencia. No comparto que en la norma se establezca
“Se considerará que hubo cumplimiento parcial de la pena cuando el condenado hu-
biese cumplido, al menos, el mínimo legal previsto por este Código para la pena de
prisión”. En primer término, como se indica en el comentario A46, la redacción no aclara
efectivamente cuál es el mínimo de la pena a imponer: si un mes, o quince días en los
casos de tentativa, o, en el caso del proyectado artículo 160 – delitos contra la libertad
de reunión- de 15 días, o, hipotéticamente, si la reducción que frente a un delito cuya
pena mínima sea un mes, cometido en grado de tentativa –quince días– debe tenerse
en consideración también la reducción para el partícipe secundario. Por ejemplo, con la
normas en vigencia actualmente, este mínimo sería de cuatro días, según la penalidad
para las lesiones leves en riña –artículo 96 del Código Penal–. En el anteproyecto esto
se soluciona, ya que para este delito se prevén días multa, pero entiendo que lo señalado
resulta ilustrativo de las dificultades que se presentan ante la falta de determinación
en concreto del plazo que se tiene que tener en consideración a los fines de fijar una
reincidencia real y no ficta, teniendo en consideración la reforma de la Ley 23.057 del
año 1984 a través de la cual se modificó el sistema, abandonando este último tipo de
reincidencia.
La norma en vigencia no posee esta redacción, y por ello, por ejemplo, frente a
las disposiciones de la Ley 24.660 en el ámbito nacional, se establece un régimen de
progresividad en el cumplimiento de la pena, el cual, según vasta jurisprudencia –que
comparto– debe ser tenido en consideración a los fines de establecer si hubo cumpli-
miento de la pena y en qué grado a los fines de determinar la aplicación del instituto
de la reincidencia.
Artículo 74: Suspensión del juicio a prueba, considero que la exclusión de la po-
sibilidad de otorgar la suspensión del juicio a prueba, cuando se verifica “un contexto
de violencia de género”, debido a la extrema amplitud de supuestos, debe analizarse
caso por caso, y no establecer una prohibición legal. Más allá de lo dispuesto por los
instrumentos internacionales que rigen en el caso Convención Belém do Pará, destaco
que ello impone la necesidad de que la víctima o presunta víctima sea escuchada y al ser
empoderada, pueda manifestar cuanto desee. Será a partir de ello, que se determinará
si es procedente o no la suspensión (por ejemplo no conceder la suspensión del juicio
a prueba, cuando el suceso que llega a conocimiento del tribunal, pero que se dio en
contexto de violencia de género pretérita; y que cesó al momento de resolver, podría
generar mayores conflictos: condena que genere problemas laborales, manutención de
hijos, mayor conflictividad entre las partes).
Del mismo modo, entiendo que la prohibición de otorgar la suspensión de juicio a
prueba para los casos de homicidio culposo y lesiones gravísimas culposas - párrafo 3-c) del
art. 74, resulta demasiado amplia, debido a que los supuestos que pueden abarcar, podrían
incluir a personas que no tengan ni necesiten ninguna habilitación para el ejercicio de sus
tareas, ni dependan de autorizaciones pertinentes. Estas actividades se enmarcarán en el
trabajo informal; lo que implicaría que el interés del Estado en prohibir que la actividad
siga ejerciéndose, no podría llevarse a cabo.
Artículo 77. Considero que dentro de la significación de conceptos empleados en el
código, debería incluirse el concepto de arma, tal como se hizo en el anteproyecto del 2012,
ello en razón de las diversas consideraciones jurisprudenciales al respecto, y no exclusiva-
mente al robo agravado por el uso de arma, sino a otros delitos que resultan agravado por
ese mismo uso, por ejemplo el artículo 119, cuarto párrafo, apartado cuarto. Así se sugiere
incluir en el artículo 77 que por arma debe entenderse la destinada por su naturaleza a
lesionar gravemente o matar, así como a un elemento que por sus características tenga
similar capacidad ofensiva.
Libro II
luego de que se realizara un trabajo empírico para determinar cuál había sido el impacto
de hechos de aborto a nivel judicial – esto es qué cantidad de sentencias se habían dictado
con relación al delito mencionado-.
Se entiende que al presente, la amplia discusión en el Congreso Nacional se está
llevando a cabo, con las participación de distintos actores, e incluso a partir de distintos
proyectos, algunos más amplios en sus concepciones que las que se plantearon en el
seno de la Comisión encargada de redactar el anteproyecto de Código Penal. Por lo
tanto, habiendo el Poder Legislativo encarado el análisis de la reforma, en este punto,
del Código Penal, la que se juxtapone con la labor de la Comisión de reforma, corres-
ponde estar a la espera de lo que los representantes de los ciudadanos y de las provincias
resuelvan.
Artículo 89, lesiones leves, entiendo que el mínimo legal debe mantenerse en un mes
a fin de abarcar, la mayor cantidad de casos posibles con una pena proporcional al suceso.
Este artículo prevé un aumento de la pena máxima también, estando de acuerdo con ello.
Artículo 92, en cuanto a las lesiones leves en caso que concurra alguna de las cir-
cunstancias del artículo 80, si bien la pena máxima entiendo que pueda incrementarse,
la mínima, considero que se debe mantener en los seis meses que actualmente están en
vigencia. De esta forma, al modificarse la pena mínima del delito de lesiones leves – man-
teniéndola como está fijada al presente- se respeta la proporcionalidad.
Artículo 93, en igual sentido considero que en el supuesto previsto, la penalidad de
las lesiones leves, debe mantenerse con la escala penal, en vigencia esto es de 15 días a
seis meses.
Artículo 136, 3° párrafo De acuerdo a las explicaciones recibida por el Dr. Atilio
Álvarez al concurrir a la comisión y explicar el delito en cuestión, así como los compro-
misos internacionales asumidos por el país, he entendido que correspondería la siguiente
redacción
“3° Se impondrá prisión de tres meses a un año al que entregue un hijo menor de
edad, eludiendo los procedimientos legales para la adopción o la guarda. La pena será
de dos a cuatro años de prisión para quien recibiere al menor de edad. No es punible la
madre del menor de edad que incurriere en la conducta descripta en este inciso”.
Para esta redacción, me baso en la disidencia presentada por la Dra. Yael Bendel.
Artículo 141 I, 3°, Considero que como consecuencia de la ratificación por el país de la
Convención de los Derechos Humanos de las Personas mayores, Ley 27360, la referencia
a la edad de 70 años, debe reducirse a los 65 años, que es el límite máximo que establece la
Convención en su Artículo 2, cuando define qué debe entenderse por persona mayor. Esta
reducción debe darse en toda aquella norma que haga referencia a persona mayor de setenta años,
debiendo cambiarse por persona mayor de sesenta y cinco años. Cabe señalar que el país, no hice
no reserva ni declaración interpretativa al respecto, habiendo depositado el instrumento
de ratificación, con fecha 23710/2017, solamente haciendo una declaración interpretativa
respecto del Artículo 31 y una reserva respecto del artículo 23 de la Convención que no
guardan relación con la edad de las personas mayores.
Artículo 177. Quebrados y otros deudores punibles. Coincido con los Dres. Ziffer
y Córdoba en que cabe incluir como acción típica “al que…hubiera causado en perjuicio
Libro III
sin que, dicha expresión, brinde algún elemento útil para la tarea de la aplicación de la ley. En
este sentido, y como una valoración general vinculada a este agregado del Anteproyecto, esti-
mo que, cuando la doctrina y la jurisprudencia, desde 1922 hasta la fecha, han construido una
importante trama interpretativa respecto de las causas de justificación, sus elementos, así como
la figura del exceso, particularizar cuestiones como las que concreta este agregado, no resultan
de buena técnica legislativa – la norma debe ser sobria, evitando redundancias y casuismos –, a
la par que, indudablemente, representa un mensaje más bien simbólico; que no se condice con
la prudencia que debe caracterizar a la elevada misión que representa la elaboración de una ley.
3) Finalmente se considera objetable la previsión del artículo 55 del Anteproyecto, en su
párrafo 2°, en cuanto mantiene como límite máximo de la escala del concurso, el de cincuenta
años de prisión. En tal sentido, este máximo tensiona también la manda constitucional que
ha fijado los objetivos de la ejecución penitenciaria; concretamente: los artículos 5.6 de la
Convención Americana de Derechos Humanos y 10.3 del Pacto de Derechos Civiles y
Políticos. A ello debe sumarse que, las penas previstas, en el propio proyecto (Libro Terce-
ro), para el delito de genocidio tiene un máximo de treinta años; con lo cual aparece como
francamente desproporcionado que la concurrencia material de varias figuras delictivas del
Libro II tengan semejante límite (cincuenta años). Repárese que, de acuerdo al inciso a) del
artículo que tipifica el genocidio se incluye a la “Matanza de miembros del grupo” (lo que
supone una pluralidad de crímenes); resultando por tanto inadmisible que para los otros
delitos comunes, el máximum de la escala concursal pueda trepar a esta magnitud.
Por tal razón, se considera que el párrafo 2° del artículo 55 debería establecer como
máximo de la escala concursal material el de treinta años de prisión.
Saludo al Sr. Presidente, con el respeto y consideración más distinguida.
excesivas, dado que podía llegarse en el supuesto de aplicación que consideraba a una
reacción más intensa en relación a delitos contra la propiedad reiterados que respecto
a delitos contra la vida; consideró también que la aplicación de la medida afectaba el
“non bis in idem”.
Sin embargo, en el precedente citado también se dejó expresado que el concepto
mismo de “peligrosidad”, aplicado, en el sentido de “posibilidad de reincidencia en el
delito” sólo podría ser predicado racionalmente, en el mejor de los casos, respecto de un
individuo en particular y atendiendo a su situación en concreto, pues ello constituye el
presupuesto básico de una medida de seguridad eficiente.
Por otro lado, los razonamientos de la Corte en torno a que una medida de semejante
calado se impusiera a autores de hechos carentes de gravedad, como el que se atribuía en
concreto a Gramajo, con la consiguiente afectación del principio de proporcionalidad, que
es el eje de la argumentación del fallo, dejó abierta la puerta para que se vuelva a considerar
la posible aplicación de esta medida extrema en los supuestos de delitos de la máxima
gravedad; de hecho en el fallo no se dijo una sola palabra en contra de la aplicación de la
medida que prevé el art. 80 respecto de los homicidios agravados.
Frente a la descalificación del régimen legal de reclusión por tiempo indeterminado,
me resulta indispensable traer a colación que el derecho europeo acoge mayoritariamente
la denominada custodia de seguridad, prevista como medida de seguridad postdelictual
aplicable a delincuentes que merecen una pena por su condición de imputables, pero
que al agotarse la sanción son reputados peligrosos. Se establece un sistema dualista que
prevé consecuencias penales diferenciadas en cuanto a su fundamento, pues en tanto el
penado imputable debe afrontar la pena en razón de su culpabilidad, adicionalmente, en
situaciones excepcionales, puede tener que cumplir una medida de seguridad, en razón de
su peligrosidad. La referida excepcionalidad está asociada a una efectiva constatación de
una elevada peligrosidad; pese a ello, la custodia de seguridad no puede ser considerada
un simple proceso inocuizador, es decir de eliminación social; en este sentido, no cabe,
sin más renunciar a los objetivos del sistema penal dejando de lado que quien está siendo
objeto de tratamiento es un sujeto imputable; de allí que deba ponderarse seriamente que
la ejecución de la medida debe en todos los casos tener como contenido la aplicación de
terapias orientadas a reducir la tendencia delictiva en la que se funda la continuidad de
la intervención del Estado por medio de su poder penal. En este orden se indicó entre
los fundamentos de un anteproyecto del Ministerio de Justicia presentado en España en
2015 que si la pena tiene como fundamento la culpabilidad por el hecho, la medida de
seguridad lo tiene en la peligrosidad del autor, de tal forma que si los delitos tienen (o
deberían tener) una pena ajustada a la culpabilidad por el hecho, las medidas de seguridad
solo son necesarias cuando concurra una peligrosidad relevante del sujeto. Ello permite
que la pena y la medida de seguridad, cuya imposición es facultativa, puedan ser impues-
tas de forma conjunta -sin transgredir el principio non bis in idem-, como solución a
los supuestos de delitos graves en los que la pena se queda corta o al menos no resulta
suficiente para compensar la extraordinaria peligrosidad del autor, especialmente en los
casos de reiteración de delitos graves, en que por tanto existe un elevado riesgo de que
los pueda seguir cometiendo.
Debe ser muy cuidadosamente valorado que este tipo de medidas complementarias
de la pena solo han de encontrarse reservadas como último recurso, para su imposición
en relación a hechos graves, y cuando, además, cabe efectuar pronósticos de reiteración
de este tipo de hechos. La posible reiteración de hechos leves, no puede dar lugar a esta
medida extrema, pues con ello se quebranta el principio de proporcionalidad. Antes bien,
como lo indica Jescheck, es solo la comisión de hechos graves, la que tras el cumplimiento
de una pena larga de prisión puede dar lugar a este tipo de medida, concebida como últi-
ma ratio de emergencia de la política criminal (H.H. Jescheck, Tratado 876 y sgtes.). El
mismo autor recuerda que en Alemania, de donde es oriunda, la custodia de seguridad se
destinó originariamente a autores procedentes de la criminalidad patrimonial de menor
gravedad que reincidían continuamente, pero que en su evolución ha sido reducida a un
mecanismo de defensa contra eventuales reiteraciones de las conductas delictivas más
graves. Se trata, en consecuencia de asumir que en una sociedad democrática, el riesgo
de reiteración delictiva debe hasta cierto punto ser tolerado, sin que quepa emplear re-
acciones adicionales a la pena o empleando consecuencias adicionales que no impliquen
la privación de libertad del penado; esto ocurriría con relación a los delitos de gravedad
intermedia y de menor gravedad; solo cuando la peligrosidad se vincula a la posible rei-
teración de hechos de la mayor gravedad, quedaría habilitada, en el marco del principio
de proporcionalidad, la aplicación de recursos extremos como la custodia de seguridad.
En segundo lugar, la imposición de este tipo de medidas no puede estar sustentada
en presunciones legales, como lo está en el art. 52 del Código Penal vigente. Tal como la
Corte advirtiera en el citado precedente ese artículo es objetable en cuanto se apoya en
un concepto genérico de peligrosidad, que impide toda consideración individualizada de
la existencia real del supuesto peligro así como un control judicial suficientemente amplio
de la adecuación de la medida a las condiciones específicas del condenado y, por ende, no
satisface el estándar internacional mínimo bajo el cual se ha tolerado, como ultima ratio
la imposición de medidas de carácter extremo. El empleo de este tipo de recurso, basado
como ya se dijera en la peligrosidad, debe, por el contrario, ser fundado en la situación
particular del penado, respecto de quien ha de llevarse a cabo un estudio del que deriven
razones concretas que lleven a la conclusión de que existe un elevado grado de posibilidad
de que el condenado incurra nuevamente en delitos graves.
El fundamento de la imposición de la medida de seguridad privativa de la libertad
no debe entonces hallarse en la multireincidencia, como hasta ahora, sino en la comi-
sión de hechos de extrema gravedad. En este sentido el derecho argentino conoce ya la
medida de seguridad post penal en supuestos de comisión de un hecho único, pues así
se encuentra conminada esta medida en el art. 80. En la misma línea el Anteproyecto de
reforma del Ministerio de Justicia de España, preveía que la medida se impusiera, junto
con la pena, y sin necesidad de una condena anterior, cuando el delincuente haya sido
sancionado a una pena mínima de cinco años de prisión en los casos de delitos contra
la vida, la integridad física, la libertad, la libertad o indemnidad sexual, delitos contra la
comunidad internacional y los de terrorismo.
Debiera, en consecuencia, antes de eliminarse este recurso extremo del internamiento
post penal de autores de hechos que revelan alta peligrosidad, unificarse su criterio de
cuando esta es una fuerte razón que justifica la medida, la defensa de la sociedad debe
continuar buscándose por medio de la aplicación de tratamientos que permitan una
adecuada reinserción social del penado.
Por todo lo expuesto, considero que las medidas de seguridad privativas de la libertad
para imputables debieran preverse en el Código Penal Argentino mediante la siguiente
fórmula.
“En los casos previstos por los arts. 80, 119, segundo y tercer párrafo, 120, 124, 125,
125 bis, 126, 127, 128 primer y segundo párrafo, 130 en el presente Código, cuando me-
diare un pronóstico de reiteración delictiva, el tribunal podrá, al dictar la condena, ordenar
que con posterioridad al cumplimiento de la pena impuesta, el condenado cumpla una
medida de seguridad privativa de libertad. Tal medida consistirá en su internamiento con
asistencia especialmente orientada a prevenir la comisión de nuevos delitos, por un período
que se deberá establecer en la sentencia y que no podrá superar los 5 años. El tribunal
podrá revisar en todo momento la idoneidad de la medida y hacerla cesar o sustituirla
por la de seguimiento socio judicial”.
1. La cuestión relativa a los tipos de actos preparatorios que deben penalizarse que se
resolvería adoptando las cuatro categorías de la legislación alemana
2. El modo de determinación de los delitos a los que será aplicable esta extensión de
la punibilidad,
3. La penalidad que corresponde a los actos preparatorios, donde creo conveniente no
adoptar ni el sistema alemán ni el español y, en cambio, establecer una disminución
de la escala penal más leve que la de la tentativa.
4. La excusa absolutoria por desistimiento, donde me inclino por adoptar casi comple-
tamente el sistema alemán, con algún matiz tomado del art. 29 bis de la ley 23737.
Se conocen dos modalidades en el derecho occidental para definir los actos prepa-
ratorios punibles; la primera de ellas, que se observa en el derecho Reino Unido y de los
Estados Unidos, se basa en la referencia a una fórmula genérica de conspiración criminal,
relativa a quienes se ponen de acuerdo con una o más personas para cometer uno o varios
delitos. Esta fórmula ha sido recibida también en el ya citado art. 29 de la ley 23737, bajo
la denominación también genérica de confabulación. La otra variedad es la que presenta
el derecho alemán, que de un modo más analítico arriba al aislamiento de cuatro clases
de conducta preparatoria que pueden ser punibles. Comentando el parágrafo
30 del StGB, la doctrina alemana ha definido que esas cuatro variedades responden
a dos categorías, la puesta en marcha de un curso causal ya no dominable y el vínculo de
voluntades. Dentro de cada una de ellas cabe inscribir dos supuestos, a saber la inducción
intentada y la aceptación de un ofrecimiento, por un lado, y la conspiración o declaración de
disposición al delito, por otro, respectivamente (Roxín, Claus, Derecho Penal, Parte General,
Tomo II). Al respecto, se observa que esta última metodología resultaría más precisa que la
fórmula genérica de la conspiración y, por ende, más satisfactoria del principio de legalidad.
En cuanto al modo de definición de las figuras delictivas a las que debe aplicarse este
nuevo orden de extensión de la punibilidad, existen dos modelos en el derecho comparado.
En primer lugar se encuentra el del derecho español, que circunscribe el uso de este siste-
ma de anticipación de la aplicación del orden penal a las figuras taxativamente referidas
en la ley; el art. 17 del Código Español emplea una fórmula de derivación a la mención
específica que sobre la materia se haga en las respectivas figuras de la parte especial. Por
otro lado, se observa que el derecho penal alemán sanciona la preparación de todos los
crímenes, es decir de la infracciones penales que se encuentran penadas con más de seis
años de prisión. Esta modalidad de conminación resultaría demasiado amplia, por lo que
estimo conveniente que se prevea en cada supuesto específicamente definido en la parte
especial, la punibilidad de estos actos a título excepcional; en este aspecto, señala Mir Puig
que los códigos de tendencia más autoritaria tienden a establecer modalidades generales
de sanción de los actos prepatarorios, lo que podría darse de dos maneras, castigando la
preparación de todos los delitos o estableciendo al estilo alemán un parámetro que eng-
lobe una gran cantidad de delitos; por otro lado se encuentra un modelo que se estima
de naturaleza más liberal que limita la punición a los casos expresamente establecidos de
modo excepcional en la parte especial, que es el adoptado por el código español de 1995
(Santiago Mir Puig, Derecho Penal, Parte General, 7a. Edición, pág. 340).
Los delitos a los que se aplicaría el régimen general de actos preparatorios serían,
siguiendo el modelo del Código Español, los previstos en los arts. 79 y 80, 142 bis, 170, a
los que habría que agregar el de traición y los de narcocriminalidad, que ya tienen fórmulas
de sanción de actos preparatorios propias que debieran ser eliminadas.
diseñarse una escala penal que los sancione de modo diferenciado, con una intensidad
menor a la prevista para la tentativa. Esto ya se encuentra definido en el art. 29 bis de
la ley 23737 que prevé el castigo de la confabulación para cometer los delitos previstos
en dicha ley con una escala penal de menor intensidad que la que resulta de aplicar la
reducción indicada en el art. 44 del Código Penal.
Si la tentativa una vez desistida genera la impunidad de los actos con que se hubiera
comenzado la ejecución del delito, con mayor razón debe preverse una excusa absolutoria
para aquellos actos que ni siquiera representan ese comienzo de ejecución, como son los
preparatorios, cuando quienes participan en ellos dan muestras oportunas de haber dejado
atrás la voluntad de delinquir.
Una adaptación al derecho argentino de la fórmula prevista en el parágrafo 30 de
StGB, a incluir entre las disposiciones relativas a la tentativa podría ser la siguiente:
En los casos expresamente previstos en la parte especial de este código serán san-
cionados:
Quien intente determinar a otro a cometer el delito, cuando éste no se hubiera
tentado o consumado
Quien se declare frente a otro dispuesto a cometer el delito Quien acepte el ofreci-
miento que otro le efectúe para cometer el delito
Quien se concierte con otro para cometer el delito
La pena se reducirá a un tercio del mínimo y un tercio del máximo, si la pena fuere
de prisión perpetua se aplicará prisión de cinco a diez años.
No serán sancionados quienes antes de que se inicie su ejecución intenten impedir
el hecho o den aviso a la autoridad o a la víctima.
que esta es una situación que concierne a un proceso de carácter incidental que en tanto
no resulta definido obstaculiza el avance del proceso principal, al igual que las cuestiones
previas o prejudiciales que constituyen las causales suspensivas tradicionales en nuestro
medio. Junto a esta variedad de causales suspensivas el derecho argentino ya había situado
una causal de otra naturaleza, la relacionada con la suspensión del proceso a prueba que
constituye una situación de detenimiento del proceso, en vistas de la confianza de recon-
ducirlo hacia un tratamiento diferenciado; en esta categoría podría integrarse la causal
de aplicación de medios alternativos o de negociación de juicio abreviado, cuya previsión
tendería a estimular el uso de esas vías de encauzamiento del proceso, eliminando la
preocupación de los fiscales de que mientras esas instancias se desarrollan la acción penal
pueda extinguirse.
En el art. 67 habría que introducir correcciones en el encabezamiento del punto I,
aclarando que es la prescripción de la acción, ya que solo se alude a la prescripción en un
contexto donde el artículo precedente habla de la prescripción de la pena; además, en el
inciso a) no queda bien la referencia a que una vez terminada la causa de suspensión la
prescripción sigue su curso, porque esto ocurre con todas las causales que a continuación
se enumeran, de modo que esa referencia debe trasladarse al final del punto I o bien
eliminarse dando por sentado que todos sabemos lo que es la suspensión y sus efectos.
Art. 67. La prescripción de la acción penal se suspende:
En los casos de los delitos para cuyo juzgamiento sea necesaria la resolución de
cuestiones previas o prejudiciales que deban tratarse en otro juicio.
En los casos de delitos cometidos en el ejercicio de la función pública, para todos los
que hubiesen participado, mientras cualquiera de ellos se encuentre desempeñando un
cargo público, en cuyo ejercicio pudiere impedir o dificultar la investigación.
En los casos de los delitos previstos en los artículos
226 y 227 bis, hasta el restablecimiento del orden constitucional.
En los casos de los delitos previstos en los artículos 119, 120, 125, 125 bis, 128,
129 –in fine-, 130 –párrafo segundo y tercero-, 145 bis y 145 ter del Código Penal, se
suspende la prescripción mientras la víctima sea menor de edad y hasta que habiendo
cumplido la mayoría de edad formule por sí la denuncia o ratifique la formulada por sus
representantes legales durante su minoría de edad.
Si como consecuencia de cualquiera de los delitos indicados hubiera ocurrido la
muerte del menor de edad, comenzará a correr desde la medianoche del día en que aquél
hubiera alcanzado la mayoría de edad.
Cuando se hubiese concedido la suspensión del proceso, de conformidad con el art.
76, durante el período de prueba.
Cuando se decida la aplicación de mediación o conciliación o se inicien tratativas para
un juicio abreviado, hasta el cumplimiento de los acuerdos o el dictado de la respectiva
sentencia.
Cuando la presentación del requerimiento de extradición, cuando el imputado se
encuentre en el extranjero, hasta su entrega o abandono de otro modo del territorio del
Estado requerido, o hasta el rechazo del pedido o su retiro.
Con el dictado de la sentencia condenatoria de primera instancia.
Mujeres embarazadas
del niño por nacer. Por ese motivo la legislación francesa y española prevén este aspecto
como un factor de agravamiento del delito de homicidio, al igual que lo hiciera el proyecto
presentado por el Diputado Sergio Massa aludiendo al caso de los hechos que afecten a
una mujer embarazada, cuando el estado de embarazo fuere notorio o le constare.
para hacer sufrir a otro, pero sólo cuando ese otro es una persona con la que el homicida
mantiene o ha mantenido una relación en los términos del inciso 1, a su ascendiente,
descendiente, cónyuge, ex cónyuge o a la persona con la que mantiene o ha mantenido
una relación de pareja, mediare o no convivencia. Tal como se ha puesto de manifiesto
en anteriores evaluaciones no existiría razón para excluir otras situaciones en las que el
móvil es afectar a un tercero y en las que no media una relación de orden familiar como
las que actualmente aparecen condicionando la aplicación de la agravante. La fórmula del
homicidio vinculado que contiene el derecho penal argentino en la actualidad no permite
agravar, por ejemplo, los homicidios cometidos en el ámbito del crimen organizado, donde
suele matarse para perjudicar a alguien distinto de la víctima. Entiendo que lo realmente
gravitante para agravar el hecho no es la relación entre el homicida y el tercero a quien
quiere hacer sufrir, sino la decisión de aquel de instrumentalizar la vida de alguien para
provocar un padecimiento. Por ello entiendo que el denominado homicidio vinculado
debe reformularse adoptando el criterio que fuera ya expresado en el ante proyecto de
2014 y en el ante proyecto del Diputado Sergio Massa, donde se simplificó la agravante
refiriendo al homicidio cometido para causar dolor a un tercero, mediante la muerte de
un pariente o persona afectivamente vinculada a éste.
restaurar, lo que haría que ambos aspectos queden estrechamente relacionados (Roxín,
Claus, Derecho Penal Parte General Tomo I, Thompson Civitas, pág. 991).
Entiendo que toda la fundamentación precedentemente expuesta merece ser puesta
en revisión respecto de los delitos de homicidio, ya que en relación a ellos se verifican
situaciones que los tornan completamente diferentes como lo pondré de manifiesto a
continuación. En primer lugar, aludiendo a los fundamentos expresados de orden material,
considero que es absolutamente erróneo predicar respecto de los homicidios la razón de
olvido social; muy por el contrario, en mi condición de miembro del Ministerio Público
y como integrante de la sociedad, he podido constatar que en razón de estos crímenes el
transcurso del tiempo sin el esclarecimiento y castigo de estos casos no hace sino mag-
nificar el sentimiento generalizado de impunidad e incrementar el reclamo de justicia,
aspecto en el que con toda justicia los familiares de las víctimas se expresan organizada
y constante. De tal modo, considero una ficción inaceptable que la sociedad en general y
los familiares de las víctimas en particular hayan olvidado los hechos y que la paz social se
haya reestablecido; más irritante aún, me parece el argumento relativo a que quien evadió
el castigo podría haber sufrido suficiente manteniéndose durante un largo tiempo fuera
del alcance de la justicia; en este aspecto, creo necesario que quienes cometen esta clase
de crímenes vivan toda su vida sabiendo que el Estado aún se encuentra comprometido
en su persecución penal.
Respecto a la pretendida dificultad de esclarecimiento de los hechos con el transcurso
del tiempo, entiendo que también aquí se ha caído en una simplificación que desconoce
la alteración que esta idea, tan arraigada en el pensamiento criminalístico, ha tenido al
influjo de la vertiginosa evolución de la ciencia y de los procesos de gestión judiciales. El
conocido aforismo de Edmond Locard según el cual en el esclarecimiento de los hechos
delictivos el tiempo que pasa es la verdad que huye hoy puede ser válidamente sustituido
por otro que relativiza fuertemente el paso del tiempo como factor de dificultad de la
investigación criminal; en ese orden podríamos decir hoy que la evolución de la ciencia,
aplicada a la averiguación de lo ocurrido con crímenes sin resolver arroja en no pocos
casos la posibilidad de avanzar de un modo en que no era posible al momento en que se
cometieron los hechos; esto es una verdad incuestionable en relación a la aplicación de las
técnicas de identificación por estudios de ADN y de las nuevas tecnologías aplicadas a la
dactiloscopia, por citar solo algunos ejemplos (Sobre este punto, señala Steven Baack, oficial
a cargo de la Unidad de Investigación Especial de homicidios sin resolver de Hamburgo
–LKA Coud Case Unit, Polizei Hamburg- que el Tiempo no solo cubre, sino que
también descubre las huellas del delito, lo que se verifica por ejemplo en relación a testigos
que durante años por diversas razones callan y que con el transcurso del tiempo llegan
a estar dispuestos a colaborar con la justicia). En ese contexto, el derecho penal no debe
mantener normas que inviten al sistema a pasar la página respecto de la persecución penal
de los homicidios, sino adaptarse a las nuevas realidades y promover las condiciones para
que la justicia adopte criterios organizativos tendientes a hacerse cargo mediante técnicas
especiales del esclarecimiento de los denominados casos fríos.
En ámbitos donde la investigación de los homicidios ha sido mayormente desarro-
llada ha podido establecerse que los casos sin resolver, demandan el empleo de criterios
el derecho. Aquí se inscriben los hechos que afectan a menores de trece años y los que
atañen a las personas que por cualquier circunstancia no han podido consentir libre-
mente la acción. Por otro lado la ley prevé las conductas que implican el uso de medios
orientados a vencer la voluntad de la víctima. Aquí se encontrarían el empleo de medios
coactivos en distintos ámbitos y los que se cometen usando violencia. El problema de la
normativa actual es que no sería suficientemente clara a la hora de establecer la tipicidad
de la conducta de quien avanza ejecutando acciones de orden sexual sobre una persona
que se limita a expresar su disconformidad con tal conducta, cuando ésta no se lleva a
cabo por medios violentos o coactivos.
Por ese motivo, propongo, en consonancia con la posición de los Procuradores y
Fiscales Generales del todo el país que se agregue en la parte final del párrafo primero
del art. 119, las fórmula siguiente, que no deje duda de que hay protección penal sin más
exigencia que la expresión de voluntad contraria cuando esta puede ponerse en juego
válidamente: “o cuando sin mediar ninguna de las situaciones precedentemente descriptas
el hecho se realice en contra de la voluntad reconocible expresada por la víctima”.
Stalking o acecho:
persona como pareja, puede haber otros ámbitos en los que se produzca el acoso y deben
ser alcanzados por la previsión penal.
La necesidad de avanzar en nuestro medio en la incriminación de estas conductas
se relaciona con el hecho de que en los últimos años han aumentado y se han vuelto más
potencialmente dañosas por la mayor difusión en la vida cotidiana de nuevas tecnologías
que incrementan la interacción entre las personas. Los modernos medios tecnológicos han
invadido múltiples áreas de nuestras vidas hasta convertirse en un recurso indispensable
en las comunicaciones, pero también suponen una nueva vía para llevar a cabo ataques
de género, y puede afectar especialmente a los más jóvenes, quienes las utilizan con más
frecuencia.
Se proponen, en consecuencia, siguiendo aquí también el documento de los Pro-
curadores y Fiscales Generales remitido al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
diversos ejemplos de la legislación comparada, introducir entre los delitos contra la li-
bertad, un nuevo tipo penal para ofrecer respuesta a conductas consideradas graves, que
no tienen hasta hoy un claro encaje en otras figuras criminales; se confrontarían de ese
modo situaciones aparentemente inofensivas por no suponer el empleo de violencia, que,
sin embargo, por su carácter reiterado menoscaban gravemente la libertad y sentimiento
de seguridad de la víctima, que se siente sometida a persecuciones, vigilancias, llamadas
u otros actos continuos de invasión de su vida que constituyen en conjunto un verdadero
hostigamiento. Al igual que ocurre en otros ordenes normativos como los de Estados
Unidos y diversos países de Europa, se llenaría así el vacío punitivo relativo a conductas
atentatorias contra la libertad de obrar, cumpliendo de este modo las obligaciones interna-
cionales de incriminación asumidas por nuestro Estado relativas a la violencia de género,
como por ejemplo las que derivan de la Convención de Belem do Pará, que pretende
adoptar un enfoque amplio en la lucha contra la violencia sobre la mujer.
La sola tipificación del delito mejorará la situación de las víctimas, porque dejará
cerrados resquicios legales y permitirá actuar preventivamente. Y ese es el punto clave
en estos casos, ya que no será necesario que se produzca la consumación de una agresión
para que los hostigadores sean sancionados.
La propuesta que se formula toma como modelo la norma vigente en España, pero
difiere sustancialmente de esta en tanto se hace eco de la iniciativa oportunamente
presentada por el Ministerio de Justicia de Alemania, orientada a eliminar en ese país
como requisito de tipificación la efectiva alteración de la vida de la víctima que figura en
el encabezamiento del art. 172 ter del Código Español, y que también se encuentra en
el actual parágrafo 238 del Código Penal. En este último aspecto, parece razonable que
quien acude a la justicia buscando que el acosador encuentre un límite en su accionar, no
se vea compelido a cambiar efectivamente su modo de vida o a ser revictimizado en un
proceso demostrando que ha experimentado en razón del acoso alteraciones sustanciales
de sus costumbres.
En consecuencia la propuesta de previsión legal sería la siguiente:
Será reprimido con prisión de seis meses a cuatro años quien acose a otro ejecutando
actos de intromisión en su vida de forma no autorizada y persistente.
Se considerarán casos especiales de acoso:
La redacción propuesta para el tercer párrafo del Art. 26 del Código Penal con motivo
del siguiente fundamento, a saber:
Se propone la sustitución del párrafo tercero del proyecto presentado por el siguiente:
“La existencia de una condena anterior será obstáculo para acordar la suspensión aun
cuando la segunda condena lo sea por un delito anterior a la primer sentencia. En estos
casos cuando exista una segunda condena firme deberá revocarse la condicionalidad
impuesta en cualquiera de las sentencias.”
Esta propuesta se funda en el efectivo cumplimiento de las condenas y la inconvenien-
cia de conceder el beneficio de la condicionalidad de la pena en más de una oportunidad,
toda vez que, de prosperar el texto arrimado por la comisión, se estaría permitiendo a
quien ya cometió un delito y comete nuevamente otro hecho criminal que goce de un
segundo beneficio que se considera injustificado.
Debe precisarse que una segunda condena debería ser obligatoriamente de cum-
plimiento efectivo y que la solución propuesta en nada afecta las reglas del concurso
de delitos o la unificación de penas, sino que solamente se orienta a dejar sin efecto la
condicionalidad ante la existencia de una segunda condena firme.
La fórmula propuesta por la comisión relativa a que: “La existencia de una condena
anterior, incluso de cumplimiento efectivo, no será obstáculo para acordar la suspensión
cuando la segunda condena lo sea por un delito anterior a la primera sentencia y las
reglas del concurso permitan una pena no superior a los tres años de prisión” instituye la
posibilidad de conceder un segundo beneficio de pena de carácter condicional a quien ya
posee una “condena anterior”, lo cual concede múltiples e injustificadas oportunidades de
eludir el cumplimiento de pena a quien ya previamente lesionó un bien jurídico tutelado
por el derecho penal.
Que, de prosperar el texto propuesto por la comisión, se estaría concediendo una
nueva situación de impunidad (la condicionalidad en un segundo delito es asimilable a
la impunidad) a quien previamente delinquió, consagrando una renuncia inaceptable del
Estado a sancionar a quienes fueron no una, sino dos veces declarados culpables en el
marco de un proceso.
espontáneamente impidiere la realización del plan o el que llevare a cabo cualquier otro
acto manifiestamente revelador de su intención de desistir voluntariamente del delito.
Artículo 80.II: El que sin haber dado comienzo a la ejecución del delito lleve a
cabo actos manifiestamente reveladores de la decisión común de cometer las conductas
previstas en los artículos 79° y 80.I°, en acuerdo con una o más personas, será reprimido
con la pena prevista para cada supuesto reducida en la mitad del máximo y dos tercios
del mínimo.
Artículo 142.II, segundo párrafo: El que sin haber dado comienzo a la ejecución del
delito lleve a cabo actos manifiestamente reveladores de la decisión común de cometer
alguna de las conductas previstas en el presente artículo, en acuerdo con una o más per-
sonas, será reprimido con la pena prevista reducida en la mitad del máximo y dos tercios
del mínimo.
Trata de personas:
Artículo 145.II: El que sin haber dado comienzo a la ejecución del delito lleve a
cabo actos manifiestamente reveladores de la decisión común de cometer alguna de las
conductas previstas en el presente artículo, en acuerdo con una o más personas, será re-
primido con la pena prevista para cada supuesto reducida en la mitad del máximo y dos
tercios del mínimo.
Sustraccion de menores:
Artículo 146.II: El que sin haber dado comienzo a la ejecución del delito lleve a cabo
actos manifiestamente reveladores de la decisión común de cometer la conducta prevista
en el presente artículo, en acuerdo con una o más personas, será reprimido con la pena
reducida en la mitad del máximo y dos tercios del mínimo.
Artículo 166.II: El que sin haber dado comienzo a la ejecución del delito lleve a cabo
actos manifiestamente reveladores de la decisión común de cometer la conducta prevista
en el artículo 166.I, inciso 2°, en acuerdo con una o más personas, será reprimido con la
pena reducida en la mitad del máximo y dos tercios del mínimo.
Artículo 167: El que sin haber dado comienzo a la ejecución del delito lleve a cabo
actos manifiestamente reveladores de la decisión común de cometer alguna de las con-
ductas previstas en el artículo 167.I, incisos 2° y/o 3°, en acuerdo con una o más personas,
será reprimido con la pena reducida en la mitad del máximo y dos tercios del mínimo.
Secuestro extorsivo:
Artículo 170.II: El que sin haber dado comienzo a la ejecución del delito lleve a cabo
actos manifiestamente reveladores de la decisión común de cometer la conducta prevista
en el presente artículo, en acuerdo con una o más personas, será reprimido con la pena
reducida en la mitad del máximo y dos tercios del mínimo.
El artículo 74 del Anteproyecto establece, para el imputado, como una de los deberes
del acuerdo de suspensión (inc. 4ºb): La reparación de los daños y perjuicios, en la mayor
medida que le fuera posible.
De este modo se respeta el espíritu de la redacción actual de la norma que establece
como condición para el otorgamiento del beneficio que: “el imputado deberá ofrecer ha-
cerse cargo de la reparación del daño en la medida de lo posible” (art. 76 bis del Código
Penal).
Sin embargo debe en este punto formularse una disidencia con la citada previsión
del Anteproyecto, que guarda relación con el modo en que muchos de los tribunales han
venido aplicando este instituto, tergiversando el espíritu inicial del mismo y en contra de
la política criminal vigente, inclinada a la protección de la víctima y sus derechos (cfr. en
especial Ley 27.372).
El instituto de la suspensión de juicio a prueba nace en el año 1994 con la sanción
de la ley 24.316, como una excepción al principio de legalidad procesal que obligaba al
Estado a impulsar la acción penal frente a la comisión de cualquier delito. Esta concep-
ción del proceso era vista como una aplicación irracional del Derecho Penal, por lo que
la suspensión del juicio a prueba apareció como un razonable criterio de oportunidad
procesal, posibilitando así brindarle mayores recursos a la investigación de los delitos
más graves, evitar el cumplimiento de penas cortas de prisión y otorgar mayor protección
a la víctima (cfr. por todos, Vitale, Gustavo, “De la suspensión del juicio a prueba”, en
Baigún/Zaffaroni (Dirs.), Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, vol. 2, Hammurabi 2002, pp. 810/815).
Sin embargo, la suspensión del proceso a prueba ha tenido una aplicación cuestio-
nable en aquellos delitos en los que se ha producido un daño patrimonial a la víctima,
ya que la fórmula del art. 76 bis del Código Penal vigente -el imputado deberá ofrecer
la reparación de los daños en la medida de sus posibilidades- ha permitido que personas
Disidencia aborto.
En el artículo 86 se prevé que “El aborto practicado por un médico diplomado con
el consentimiento de la mujer embarazada no es punible:
1. Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud física o mental
de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios;
2. Si el embarazo proviene de un abuso sexual.”
Teniendo en cuenta las distintas posturas existentes en la Comisión sobre este tema,
la que se transcribe fue la que obtuvo consenso por mayor cantidad de votos.
Sin perjuicio de lo señalado, en su momento dejé sentada mi disidencia respecto del
contenido del inciso 1° cuando se hace alusión a la salud física o mental, más precisa-
mente respecto de esto último, esto es la salud mental. Consideré que la no punibilidad
debía referirse sólo a la salud física, excluyéndose de este modo, la mental. Ampliar la no
punibilidad a una problemática mental prácticamente determinaría la no punibilidad del
aborto. Estando en juego el valor vida (de la persona por nacer) considero que sólo debería
no ser punible cuando está en juego la vida de la madre o un grave daño en su salud física.
Excepcionalmente podría preverse algún grave daño a la salud mental pero debería
estar determinado con mucha mayor precisión y de manera restrictiva.
Más allá de dejar sentada mi postura personal en este tema lo cierto es que la cuestión
está siendo actualmente debatida en el Congreso con la participación de distintos sectores
que poseen posturas divergentes en la materia. Serán en definitiva los legisladores quienes
decidan sobre el alcance de la figura en cuestión.
arrebatos callejeros, sustrayendo bienes portados por las personas en la vía pública, tales
como teléfonos móviles, carteras, bolsos y maletines, entre otros objetos.
Que en numerosos casos los delitos cometidos con el auxilio de un moto vehículo
además de la lesión al patrimonio de las víctimas, ocasionan serias lesiones físicas para
los afectados, llegando asimismo en muchas oportunidades a provocar la muerte de la
víctima o de terceras personas.
Que resulta sumamente importante destacar que en la mayoría de los casos se produce
la impunidad del delito, debido a la dificultad que se suscita para identificar y aprehender a
los delincuentes al momento del atraco ya que, muchas veces, no pueden ser identificados
por sus víctimas porque el casco, de uso obligatorio, oculta el rostro del agresor.
Que los delincuentes que utilizan moto vehículos atacan a sus víctimas sorpresiva-
mente, y generalmente desde atrás en forma alevosa, aprovechando la indefensión de las
mismas producida por el ataque sorpresivo”.
Lo propio ha realizado algunas legislaturas provinciales, tomando iniciativas locales para
prevenir la reiteración de esta modalidad frecuente de robo violento en la vía pública. En tal
sentido, se trae el ejemplo de la Provincia de Tucumán que modificó su Código Procesal para
introducir como una de las circunstancias para justificar el dictado de la prisión preventiva
cuando los desapoderamientos fuesen cometidos en la vía pública, mediante la utilización de
motocicletas, o cualquier tipo de transporte o vehículos en general (art. 284 inc. 7º) .También se
destaca el proyecto propuesto por el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires.
En virtud de ello, se propone la introducción de una circunstancia agravante.
Dejo sentada mi disidencia en la redacción de los artículos 449 y 458 que están
previstos como delitos de peligro concreto. Considero, de acuerdo a lo que vote en su
momento, que deberían ser delitos de daño.
Dejo sentada mi disidencia por la inclusión del artículo 459 postulando su supresión.
Considero que se requiere de un estudio más profundo de la cuestión para establecer la
conveniencia de tipificar esta conducta.
La realidad es que dicha ley, en lo que respecta a los tipos penales, tiene una estruc-
tura y una finalidad dirigida al principal objetivo que se ataca que son “las barras bravas”.
Sostenida la ley en lo que sería la asociación ilícita de “la barra brava” se nutre a esta
figura con distintos delitos, algunos nuevos y otros que son contravenciones convertidas
en delito a partir de la trascendencia que tienen por su ámbito de aplicación y la finalidad
de financiamiento de estos grupos.
Es importante destacar que el principal objetivo de esta ley fue la lucha contra “la
barra brava” ya que la problemática de la violencia en el futbol en nuestro país no es simi-
lar a la de otros estados. Dicho de otro modo la violencia no es un objetivo en sí mismo
sino los grupos criminales que escudados bajo estas organizaciones criminales manejan
negocios ilícitos como medio de financiamiento y utilizan la violencia como un medio
para desarrollar sus objetivos.
Por ello que se haya suprimido el tipo penal de los grupos, que es el que apuntaba
a esta asociación ilícita de “barras bravas”, rompe la lógica de la ley y del objetivo plan-
teado. Resulta irrelevante la existencia de la ya tradicional asociación ilícita que prevé el
Código Penal ya que, tipificarla en concreto para estos casos, se trata de una decisión de
política criminal con un claro mensaje de lo que se persigue. Por otro lado entiendo que
no va a ser fácil que los jueces apliquen el actual artículo 210 en los casos en que estos
grupos cometan delitos menores que sirven para el financiamiento de estas organizacio-
nes criminales, máxime cuando también se han suprimido figuras claves como la de los
“trapitos”, de especial relevancia en estos casos al ser una de las principales fuentes de
financiamiento de estos grupos criminales.
Finalmente cabe destacar que no se han tomados en cuenta disposiciones de la parte
general del Código Penal que preveía la ley vinculadas al arrepentido y a la suspensión
de juicio a prueba.
Por todo lo expuesto dejo sentada mi disidencia en este punto.
Saludo al Sr. Presidente muy atentamente.
atribuciones para legislar, trazando lineamientos a partir de los cuales la primacía de los
padres, tutores o encargados cede a favor del menor de edad y da paso a la actuación de
los órganos estatales de protección.
Es así que el art. 19 estipula que los Estados partes adoptarán todas la medidas
legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño
contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente,
malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, o mientras el niño se encuentre
bajo custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que
lo tenga a su cargo. Este dispositivo se complementa con el art. 39, que ordena a los
Estados partes adoptar medidas para promover la recuperación física y psicológica
y la reintegración social de todo niño víctima de cualquier forma de abandono, ex-
plotación, abuso, etc., como también prescribe que esa “recuperación y reintegración
se llevarán a cabo en un ambiente que fomente la salud, el respeto de sí mismo y la
dignidad del niño”. Por tanto, la misma Convención habilita la injerencia estatal en
lo privado con el propósito de evitar que el agravio al niño se acentúe, o que devenga
un daño que resulte irreparable.
Ello así, desde que la principal directiva de la Convención, es sin dudas, el “interés
superior del niño” que constituye un principio constitucional o pauta básica de interpre-
tación del sistema jurídico de la niñez y adolescencia. Ahora bien, la expresión “interés
superior del niño”, es flexible, toda vez que permite y exige a su vez, en cada caso puntual,
calificarlo y redefinirlo, atendiendo a las particularidades de la situación. Ello obliga
a los órganos de aplicación de la Convención (en nuestro caso, el Poder Judicial) a la
importantísima tarea de descubrir qué curso de acción llevará a la defensa del interés
superior del niño en cada caso particular. Sin embargo, a fin de aminorar todo margen
de discrecionalidad en cuanto a la extensión de dicho precepto, resulta válido acudir en
una interpretación sistemática, al art. 3 como a tanto a nivel nacional (ley 26.061) –que
en definitiva reglamenta a nivel interno algunos aspectos la Convención–, que lo define,
como “la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías reconocidos
en esta ley”, como también contempla en su último párrafo que “cuando exista conflicto
entre los derechos e intereses de las niñas, niños y adolescentes frente a otros derechos e
intereses igualmente legítimos, prevalecerán los primeros”.
Entendiendo que los organismos estatales de protección de Niñas, Niños y Ado-
lescentes, se encuentran más que capacitados a la hora del abordaje interdisciplinario de
personas menores de edad a las que se les han vulnerado sus derechos.
Más aun, estos organismos tienen como función primordial, proteger, promover y
garantizar los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, por consiguiente, veo apropiado
que estos órganos estatales sean incorporados a los fines de brindarles una mayor posibi-
lidad de ejercer sus derechos a aquellas personas menores de 18 años que han sido víctima
de los delitos descriptos en el tipo penal del art. 72. Es una forma de fortalecimiento de
los derechos humanos de la infancia y adolescencia.
Al ampliar en el del tipo penal la potestad de los organismos de protección de Niñas,
Niños y Adolescentes se estaría garantizando el derecho a ser oído y la autonomía de
las personas menores de 18 años. El derecho no puede permitir que se atente contra la
De esta manera como fue propuesto en su momento por la suscripta ante la comisión
lo que fuera sometiera a votación, entiendo que en los casos de Niñas, Niños y Adoles-
centes corresponde agregar un agravante toda vez que los mismos se encuentran en una
situación de vulnerabilidad frente a personas mayores de edad.
El homicidio de una persona menor de 18 años bajo estas condiciones aparece como
el epilogo fatal de una relación atravesada por el sometimiento y la humillación expresada
hacia una población más débil en sentido físico y psíquico.
Si nos basamos en política criminal, un agravante que contemple el homicidio de
personas menores de 18 años, y siguiendo con la línea de penas que propone este proyecto
de código penal, generaría mayores costos por sobre los beneficios que tendría el delito.
Asimismo, el proyecto del Código Penal debe mantener cierta coherencia, toda vez
que los distintos tipos penales en los que el sujeto pasivo se trate de un menor de 18
años el código prevé agravantes al sujeto activo. Por consiguiente, siguiendo esa misma
línea entiendo que también debería incluirse en el tipo penal del artículo 80 el homicidio
cometido contra una persona menor de edad.
En relación al bien jurídico protegido, lo que se estaría diciendo es que el Estado
entiendo que el valor vida de una persona menor de edad posee una protección superior
por la situación de vulnerabilidad que detenta en relación a las personas mayores de edad.
Por consiguiente, el propósito de agravar la pena cuando el sujeto pasivo se trate
de personas menores de 18 años que hubiese sido víctima de homicidio por parte de un
hombre o mujer mayor de edad. Tiene que su fundamento en el cuidado del bien vida,
toda vez que las Niñas, Niños y Adolescentes deben recibir un trato especial en su cuidado
por su edad madurativa tanto mental como física.
En relación al párrafo 3° del artículo 136 del proyecto de Código Penal, sin obviar
que comparto el concepto general de la propuesta presentada por la Comisión resulta
necesario formular una disidencia parcial respecto del texto definitivo.
El artículo 136 párrafo 3° dice: Se impondrá prisión de tres (3) meses a un (1) año al que
entregare una persona menor de edad a otro, eludiendo los procedimientos legales para la adopción
o la guarda. La pena será de dos (2) a cuatro (4) años de prisión para quien recibiere al niño.
Esta disidencia, tiene sustento en que la propuesta presentada oportunamente ante
la Comisión, con la finalidad de tipificar las adopciones que no sigan el procedimiento
legal, proponía la eximición de pena de la progenitora.
En efecto, la fundamentación que abonó la inclusión del tipo en el anteproyecto se
presentó en el marco de la necesidad de adaptar nuestra legislación a los compromisos
internacionales que la República Argentina ha asumido en materia de fortalecimiento de
los derechos humanos de la infancia y adolescencia, en especial la Convención sobre los
Derechos del Niño, ratificada por Ley Nº 23.849 y el Protocolo Facultativo a la “Venta
de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de los Niños en la Pornografía”, que
complementa la citada Convención, ratificado por Ley Nº 25.763. Necesario es recordar
que el tráfico de niñas y niños orientado a múltiples finalidades, entre ellas las de adop-
ción irregular, es un fenómeno que ha ido creciendo en los últimos años en la República
Argentina y en toda la región, constituyéndose en un negocio que favorece a quienes,
abusando del estado de necesidad y vulnerabilidad de familias de bajos recursos, son
arrastradas por intermediarios a desprenderse de sus hijos.
Ahora bien, excluir expresamente la persecución penal de la madre de la persona menor
de edad, se encaminaba al intento de resguardarla de la situaciones que, habitualmente,
sufren aquellas en cuanto a la vulnerabilidad que las lleva a realizar estas conductas que
resultan reprochables.
Así las cosas, la posibilidad de que la progenitora efectúe la denuncia sin temor a la
propia incriminación derivará en una herramienta útil para la persecución de los hechos
de adopción irregulares. El sistema contrario, lejos de disuadir y evitar la comisión de los
delitos por partes de estos parientes, provocaría el ocultamiento para el Estado de este
tipo de delitos.
En tal sentido, debemos tener presente que esta idea fue la manifestada por el Dr.
Atilio Álvarez en oportunidad de exponer ante la “comisión” como experto en el tema,
Yael Bendel