Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
DIÁLOGO PRIMERO
-
desdicha y hasta un verdadero fracaso. Esto no me át!efo~!' ¡
~.; '{j~.
·It
1
•
" ... GETIXO
DIÁLOGO SEGUNDO
•
~ ~ .;..- ::,.Iy
'~ / ~
".r....? ....
P. GETII'O
DIÁLOGO TERCERO
DIALOGO CUARTO
DIALOGO QUINTO
utilizan para el mal; nada extraño que Dios 105 utilice para
el bien. Cuando la Iglesia 10 pide, señal es de que entra en
plan. Es el caso de Saulo convertido en Pablo; es un ejem-
plo fu erte que 11 fortiori nos lleva a concluir la realización
de otros más sencillos. El hecho de que tantos pecadores,
después de entregarse al pecado en mi'1es de ocasiones, se
dominen en una ocasión próxima a la muerte y se salven,
es argumento sólido en favor de la salvación de los que
se han dominado un noventa y tantas veces por ciento,
aunque al final tuvieran algunas caídas. S us obras buenas
anteriores son como otros tantos intercesores en favor del
final destino, que es el decisivo. i Parece tan fácil una ilu-
minación en el postrer instante, un recuerdo de las impre-
siones sanas revividas!
Con frecuencia podrán ser consideradas como más vo-
luntarias en cierto modo que las actuales, puesto que influ-
yeron más veces en las directrices de nuestra vida. Por
eso de que Dios no quiere salvarnos sin nosotros, nos colo-
cará en situación de posible y hasta fá cil regreso a impre-
siones santificadoras de tiempos más felices para el alma,
de fácil regreso al día de nuestra primera Comunión, de
nuestras confesiones, de nuestros sacrificios, de nuestras
obras de caridad. Como un foco eléctrico que de repente
ilumina un antro tenebroso, así la gracia del Señor, en un
instante, aclarará lo que teníamos olvidado, hará revivir
10 que estaba amortiguado y obtendrá un voluntario cam-
bio de viraje.
Estudlante ._ La mayor pena en esta materia es siem-
pre que el que haya llevado una vida ordenada, por una
versatilidad insensata de la volwltad, se entregue al mal en
P. CETlNO
7'
DIÁLOGO SEXTO
DIÁLOGO SÉPTIMO
Lo .... frogio. en lo Ilt .. rglo ... ponen algo remi,ib le en todo. lo.
peco do . hallo el dio del Juicio. Un lulo de 10nl0 Tomó •• ob ..
lo po.lble remi,lón hotlo .. e dio.
todos hay algo remisible. Por esa razón se pide por todos
los difuntos; pero no se intercede nominalmente por los
condenados, aunque estos sean susceptibles de indulgencia
y esta "no haya inconveniente en que en lo accidental la dis-
fruten hasta el día del Juicio", según la frase de Santo
Tomás.
Cuando se les menciona expresamente, expresamente se
declara también que no se intercede para librarles, sino para
hacerles "más tolerable su castigo" o para "aliviarles en
las penas", confonnc a la frase de Las Partidas, código
santísimo bordado al margen del Credo, que se empieza
por comentar, y de los Sacramentos que allí se explican.
Los precitos en lo que son tales, quedan fuera del área
de nuestra ayuda; pero en lo que no lo son, pueden consí-
derarse equiparados a los fieles predestinados, pueden ser,
como ellos, influenciados y ayudados hasta el día del J ui-
cio Universal, por las preces y sacrificios de la Santa Igle-
sia y de los fieles. Esta vida mortal no es lugar de miseri-
cordia, hasta el punto de que en ella no resplandezca a ve-
crs la justicia divina y se manifieste en ejemplares y horri-
bles castigos; ni la otra vida es lugar de justicia, hasta el
punto de que no tenga lugar en ella la Misericordia. QIIO-
lIialll in actcnlllm Misericordia ejlls. Dios manifiesta el he-
cho y se reserva el modo.
En las Quaestiolll's ad Alllioclwm de San Atanasio en-
contramos una que, por ser de tan gran doctor, por ser tan
breve y por hacer a nuestro propósito, vamos a copiar :
"¿ No .reci birán beneficio ninguno las almas de los pecado-
res (dift1ntos), cuando por ellos se ofrecen misas, oblacio-
nes y se hacen caridades?" La respuesta es terminante: "Si
P. GF.TINO
DIÁLOGO OCTAVO
DIÁLOGO NONO
".
para entonces que la actual para hoy. Se
. ,ió la fórmu la expresa, como puede volverse a aña-
supnn ' . . • .
dir ; se suprimió lo e...:phclto, quedando 10 genenco, que lo
abarca.
Estudlante.-¿ Cuál sería la causa de la mutación?
p rofesor . - Una probabilísima ya queda indicada: el
miedo a que esas fórmulas indujesen a error; el temor a
ue provocasen en la Iglesia latina las filtraciones orige-
:istas que se advirtieron y se advierten todavía en la grie-
ga. El vulgo siempre es vulgo, ignorante en su mayoría y
propicio a desmoralizarse si en las oraciones públicas oy(~
hablar del perdón de las penas del infierno o de preces l>Of
Jos herejes.
Es nuevo beneficio, y no de los menores, que tal doc-
trina esté como recatada y escondida en la Liturgia y en
otros textos exquisitos. El hombre es de tal naturaleza, que
se nlUeve en gran parte por el temor; que aun siguiendo
doctrinas de fe, ha menester de amenazas a par de prome-
sas, de castigos ¡ la vez que de premios. Si en la redacción
de las leyes penales, al lado del castigo, se pusiese el colo-
f6n de que sería mitigado, esa nota entrañable de miseri-
cordia sería para muchos como una excitación al descon-
cierto y hasta al error, pues se imaginarían que la pena
esencial es la pena de sentido, que es la que lilas hiere su
imaginación, ya que para apreciar la pena de daño se nece-
sita reflexión y una cierta espiritualidad, que no es fre-
cuente en personas incultas, ni en gente enviciada. Los más
bozales se harian sencillamente el siguiente argumento, para
~nt regarse sin freno a sus pasiones: Si e,¡ el afro fIIrllldo
no veo a Dios cara a cara, tampoco fa veo ell ésle y no me
P. CETINO
'"
va tan mal. Sólo el que es delicado para amar siente lar:j:"
del desamor; sólo el que conoce el valor de una joya e
duele de su ptrdida; sólo el que ha gustado de algún o
la presencia de Dios aprecia lo que pierde, perdiéndole. In·
tentando el Divino Legislador la vida concertada y/ moral
de los pueblos y de los individuos, y siendo un freno tan
poderoso el temor al castigo, esas dulcificaciones, al cabo
accidentales, no es desgracia ninguna que las ignoren los
que no mediten y profundicen la Liturgia cristiana, la
fuente de doctrinas recónditas, reservadas en cierto moda
a los que por amor se mueven más bien que por temor y
:antan enamorados aquella décima: "No me mueve, mi
Dios, para quererte-El Cielo que me tienes prometido- ¡
Ni me mueve el 'infierno tan temido--Para dejar, por eso,
de ofenderte ... "
Las fórmulas litúrgicas anteriores a 15io y las nues-
tras son doctrinal mente las mismas. Tanto monta que se
pida al Señor alivie en el inflerno las penas de los que no
pueden salir de el, como que se pida por todos los difu ntos,
como que se negocie illdufgellcia y perd6n para todos fas
pecados, como que se diga, como se dice, al consumir el
cuerpo del Señor, que el sacrificio de la Misa sea proPicia-
ción por lodos fas qlle se IlIIbiere ofrecwt>--otllnibus pro
quibus ¡fllld Ob/llfi, sil te misercn/e, prop¡ciabilc.
Con respecto a la mitigación general y hasta extinción
de penas al descender Jesús a los inflemos, hay antigua y
larga sarta de autoridades, contándose entre ellas la de nues-
tro Sacramentario Mu::árabe, publicado por Dom Ferotin
en su Mommllwfo Ecdesiae Liturgicoe, y la tan conocida
de PrudenciQ en sus versos: UmbraNlm poPl/lus-fiber ah
DIALOGOS TEOLOGICOS
DIÁLOGO DÉCIMO
-
media, que es pla sI1l3dora de la nuestra, por el duro derecho
romanO, c:ámide fe rrea, y no mcnos necesaria que ferrea,
donde se forjó nuestra disciplina religiosa y científica ! La
forma transitoria, cubriendo el meollo doctrinal, lo salva-
guarda con toda su enj undia.
Es1.ud lante.- Biell se ve que hoy, al predicar del Infier-
no, los oradores no echan mano de aquellas descripciones
espeluznantes, o 10 hacen con sobriedad y moderación an-
taño desusadas.
p rofeso r. - A veces puede que no estuviese mal vol·
"Cí a ese graCismo; y aun ser á menester no f orjarse ilu-
siones sobre la cultura europea. No obstante, hoy en día.
a pesar de la ignorancia religiosa y del mater ialismo reinan-
te, la cultura media hace más comprensibles las formas
espirituales p.'lra expresar los tormentos del infierno; las
expresiones bíblicas de.! fuego, del gusano roedor de la con-
ciencia, de las tinieblas exteriores, de la maldición, del des-
pido, no necesitan ir acompaíla das de las estancias dantes-
cas, ni de las ollas humeantes de 105 pórticos de nuestras
iglesias románicas. Entre las fórmulas bíblicas, intangibles
por el hecho de bíblicas, la que mejor responde al sentido
intimo de la revelación y da ,la idea exacta de la pena aflic-
tiva es el fue-go. Sea de la naturaleza que quiera, tiene en
la Biblia formas tan variadas, que es menester considerar-
lo como algo fí sico y no sólo r epresentativo de un tormen-
lo terrible.
EaLud lante.-¿Y qué necesidad hay de fu ego risico pa-
ra atormentar los espíritus? ¿No podrían esas frases ser
. implemente expresión de un tormento quemante, devora-
dor, puramente espiritual?
P. GETINO
'4'
Profesor. - En todas las materias, y más en éstas,
hay que separar lo puramente posible de lo real. Nosotros
admitimos el fu ego del Infierno, porque D ios 1105 lo ha re·
velado, no porque sea necesario para las justicias de Dios.
Si él se quiso servi r de ese instrumento para castigo de los
precitos, a nosotros sólo toca adorar sus determinaciones.
Si n él pudiera Dios, como con él, mortificar, su jetar, qUe·
mar a los que, habiéndolo recibido todo de él, mueren
odiándole.
EsLudianLe·- Los que conmigo controvierten suelen de-
cirme que los espíritus no pueden ser quemados ...
Profesor. - Así parece; el mismo Santo T omás, que
explica el tonncnto del fuego en el espíritu, porque Dios
le concede la virtud de sujetarlo, de encadenarlo, coi ncide
con esos contradictores de usted.
Estudlante._En cuyo caso mejor se le lIamaria cadena
o cárcel que fuego.
ProfesOr. - No es eso cuenta nuestra. P or nosotros
no habria ni cadena, ni cárcel, ni fuego. Nosotros eso tene-
mos que aceptarlo como nos lo dé quien únicamente puede
estableeerlo. El que pataleemos, cJ que lo neguemos, no
varía en un punto una realidad tantas veces afirmada en la
Santa Escritura.
Eatudiante.-S i no fu era doctrina dogmática bien cla-
ra, yo no admiti ría la existencia del fuego como algo físico,
sino como algo puramente expresivo y revelador de una
tortura voracísi ma.
ProfesOr. - E s las dos cosas a la vez: revelador de
una tortura angustiosa e instrumento de ella.
Est.udlante.-¡ Instrumento preciso y necesario !
DIALOGOS 'IT.OLOGICQS
- -profesor. - '---
Ya le <lije Que no. En orden de posibili·
dad el fuego no es preciso, ni otro instrumento alguno fí·
sico. La pena de daño, la privación de Dios, cuando se
comprende como allí se comprenderá, lo que se ha perdido,
y que no puede recobrarse, }' que se ha perdido por culpa,
y que esa pérdida implica la de toda nuestra felicidad, trae
consigo un mar de sentim iento tal, que refluye en los senti-
do~, que ahíla los huesos y congela la sangre y corta la
respiración y hace saltar el coralón de fiebre. E s decir, que
la pena misma privativa se convierte en positiva, como un
disgusto grande hace en flaquecer y encanecer rapidamcnte
en este mundo, y hasta quita la vida a Jos que no están em-
botados para la sensibilidad espi ritual; porque no faltan
personas tan boz:lles, que no sienten más dis3"u sto (lue el del
hambre o e! de algun dolor físico.
Yo comprendo perfectamente que la pena de daüo, la
pena primitiva, traiga como secuela las penas de sentido,
las positivas, las aflictivas y hasta que en cierto modo na
esté sin ellas. Eso no obstante, como pueden venir por otro
camino, y ese será el que la Justicia Divina haya dispuesto,
el que nocotros encontremos otros me:Eos, otras vias posi-
bles de tribulaciól1, no cambia la naturaleza de las que pare-
cen tan claramente determinadas en la Santa Escritura. En
la doctrina de! Arzobispo Kenrick, si el reflejo de la pena
de daflO causase los efectos del fu ego, esta palabra no seria,
decth':unente, más que una expresión para indicar la pena
de sentido en grado sumo.
H oy se propende a espiritualizar el sentido bíblico de
e~a palabra; y aClSO aparta de aceptarla, como simple cm:t.-
nación de la pena de daño, la significación de cuerpo aparte
- '" ---- ~~ --
1'. GETINO
DIÁLOGO UNDÉCIMO
"
,,6 P. (;&'rISO
"
,0, P. GETI~'O
-----~=====-----~
!n!>tall lA'
.
,,!>
de desbordamiento, como en otros de fervor y de-
.
contrlCI ·o·n ,. (le arrepentimiento? No miremos tan sólo el
. nI"
Insta " q'" pasa', menester es tender la vista al porvenir,
.,. presagiado.
y mene ~ter es, igualmente, ver en las fórmulas uti·
liradas por los Padres y teólogos las finalidades que se
rsiguen, para 110 tomar una amenaza o una imprecación
P' runa afirmaclOll ··d · · L as amenazas, las·1Il1pre·
ogmatlca.
!:ciones, se hacían a los católicos, entre quienes se pre·
dicaba, para quienes se escribía, no a los paganos, con
Jos que no había contacto. De aihí que las fórmu las utili·
~ para indicar la situación y el destino de los paganos
se hayan de tomar en sentido más literal, y que no haya
por <Iué despojarlas del metafórico envoltorio que cubre
las ca1c<¡uéticas y pedagógicas dirigidas a los creyentes.
eso la unanimidad en declarar fuera del estado de-
·../vI.i"n a la mayoría de los paganos adultos tiene un sen·
EillidO de cxpresi6n dogmática; y esa afirmación con res·
teda a los cristianos, aparte de no ser unánime, está pi-
diendo la rebaja del carácter ponderativo y minitante con
que nos dirigimos a las muchedumbres, buscando el remr
ft'fIos y dirigirlos a sendas más seguras. E sa rebaja es
Maaria, como la del envase en los pesos. E s la esca fan·
dra con que nos arrojamos a tratar esos temas de profun-
• justicia.
..,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,""""""""""""""""""",,,,,,,,,,,, .. ,,,,,,.... ,, .. ,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, .. ,,,,,,,""" ,.
DIÁLOGO DUODÉCIMO
IP~" J
I
g
~
,,6 --"--" ---------------- ~
----------,._'_.,,
ya que no cálculos ,precisos, que sin duda por algo, otil
tlosotrOS, quedan en el misterio. Sin pretensión de
larlos, moviéndonos solamente dent ro del area de las
trinas reveladas, rechazamos ciertas extremosidadcs
concertantes y nos damos a razonables conjeturas.
derando, por ejemplo. que del Colegio Apostólico no
dió más que uno, de doce que eran, me consuela
en la generalidad de los colegios cristianos no se
más de los que representa ese número tipico. Darlo
bueno no seria, ciertamente, desmoralizador.
un grave pensamiento del P. Lacordaire en una de
conferencias de Nuestra Señora de París: "Aun
condenara uno solo de cada diez hombres, os creo
cuerdos para no temer scr este uno, y no omitir nada
necesario para asegurar vuestra eternidad, conforme
tas palabras del Apóstol: "Trabajad con temor y
en la obra de vuestra salvación" . (Ad. Phi\. n, 12.)
Venerando el recato con que la Iglesia procede en
materias, no disimularé que a mí m~ hace vibrar en
optimista la universalidad de la Redención y la
<lancia de los merecimientos de la sangre de Cristo.
Eal.udlanl.e.-Supucsto que la Iglesia se inhibe
mente en declarar las proporciones entre salvandos
nandos, más que en textos de oratoria vehemente.
bIes o adversos a cualquiera de las opiniones, me
basar la discusión en prácticas de vida vristiana ;
vida ex~rimenta! en la que se decantan
doctrinas. A mí me vendría bien esta floración
antes de examinar los gérmenes de las parábolas
---
cas, que
D1ALOGOS TEOf.()GICOS
"
,,. 1'. GETIN"O
-------==~~----~
,po'tol valenciano San Vicente Ferrer, que predicando
de1lemosín recorre me d·la E uropa, y es segUl·do por mI·1es y
en'k5 de penitentes. En concepto de los pesimistas, todo ese
"" ,ndo todas esas lágrimas, todas esas disciplinas son
cstru .. ,
b' n inútiles, Y vienen a parar en que sólo una parte pe-
q~ef¡ísilIla consiga lo único que importa conseguir: la
Gloria.
El calendario está lleno de taumaturgos, de Santos que
hicieron milagros, que lograron de Dios alguna alteración
pU3jera en las leyes comunes de la naturaleza, uno de esos
cambios de hora que tanto nos sorprenden, en el magnífico
reloj del universo. Todo eso viene a ser puralllente espec-
tacular y sin sustancia en la teoría inmisericorde. Lo mis-
mito que ocurriría con los prodigios que se registran con
acta notarial en santuarios como Lourdcs, Pompeya, Fáti·
roa, que nosotros consideramos llamados a efectos perdura·
bies. Ante tanlos prodigios, ante tal cúmulo de gracias, gro-
t jJ dala8, cae sobre la inteligencia, como losa de plomo en
la teoría infiernista, un interrogante monstruoso, pero ló·
gico. ,¡Todo esto para qué, si ha de parar en un fracaso?
i Cuántas obras que la Iglesia propone con tanta solemni·
dad y los fieles practican con tanto respeto parecen absurdas
en la teoría rigorista del poco número de {os que se salvan !
Repare usted, ya que estamos en tiempo de Jubileo, por fa·
IÓn del vigésimo cemenaria de la Pasi6n de Cristo, repare,
digo, en la Encíclica del Papa, en las pastorales de los Obis·
p:II, en las organizaciones de los fieles, en las indulgencias
innumerables que quedan en suspenso fuera de Roma y de
Jerusalén, a fin de que sea mayor la concurrencia a esos lu·
pres santos ... T odo eso, l para qué? Si los sacrificios de
,8, r. GETI:;Q
:a
J01 t: para conservar la virtud; el esfuerzo, como algo he-
que es, no pide tan ahsoluta continuidad.
Es~udrante.- Ntt e st ro Seiíor ha dicho que: a) SOIl 1/111 -
,1101 los llamados y pocos los escogidos; b) que es más f6-
aa 1m camello pasar por el 1I 0m/ó" de u na aguja que a 1m
rilo tlltrar ell el reillO de los ciclos; e) que es estrecho el
CfIIIIi"o que cQlldllCe a la vida y pocos los qlte am/an por
"11 ..• ¿ Cómo avenir esos textos con el concepto de los mu-
cbos, de los muchísimos que se hayan de salvar y con que
• todos de alglin modo afecte el fruto benéfico del árbol de
• Cruz ?
Profesor. - Le esperaba. en ese reducto de textos tan
traídos y llevados, que por ser tres y por ser los más soco-
rridos entre los pesimistas hay que explicar con toda natu-
nüdad, no sueltos y seiíeros, sino formando parte del ca-
pitulo en que van encuadrados, que es la manera de darles
la significación objetiva y precisa que tienen. E sto exige
apitulo aparte.
...".... "". ""."".""."''''''"."''''" ......... ,, .... '''........'''........... ,, ... ,'' ... ,", ..."". "'..."". ,,~
DIÁLOGO DÉCIMOTERCERO
¡
Profesor. - A Cristo se atribuye, que tiene palabras
de vida eterna; en el Evangelio consta con autenticidad
bien demostrada; y a mayores, la sentencia esa citada pOí
usted, y citada siempre a este propósito por predicadores y
por teólogos, se encuentra en dos lugares evangélicos, y en
los dos habrá que examinarla e interpretarla.
'studlante.- ¿ Es que no está clarísima ella sola?
Profesor. - Xada hay claro fuera de su lugar. Como
los miembros destroncados pierden la vid3, que es en ellos
·" P. GIITINO
"
P. GmNO
'"
OUllleJ quos 1l1vtnUun/, bOllos el malos); y de cntre
muchedumbre sólo uno fué arrojado. Ese es el hecho,
no se presta para dar sentido predestinacionista al " ,101110
que lleva: I/IlIchos SOIl los /I/llIIodo.J y pocos fos elegidos,
parece referirse a la primera parte; es decir, a aqudlos
no qui sieron concurrir. La parábola es compleja, y tan
fici! y dura la aplicación de esta sentencia, que hay quien
descompone en otras tres parábolas, suponiendo que
dos primeras quedaron inconclusas ; otros suponen que
sentencia esa está dislocada Y f llera de su sitio; todo
intentarse antes que deducir de esa parábol a una ",noIUlil
de pesimismo predestinacionista.
A la sentencia sola y scpa.rada del texto pod rá
sela con sentidos rigoristas; en el contexto, no; porque
la igualdad de jornal de los trabajadores de la viila, ni
proporción de los del banquete, dan lugar a pesimismo
uno en orden a la suprema retribución o elección de
Gloria. Aun sola y despegada la sentencia esa, hay
tad para entenderla de un llamamiento a la gracia y de
elección para la gloria; porque a la gracia, no mucllos,
todos son llamados. Mirado el texto sólo y como
si es que eso se permite, tiene una aplicación natu'.n.
con respectO a los llamados y escogidos para la
_así interpretaron la sentencia Biel, Catarino,
y otros-y la tendrá en otras varias formas, sin tenet
acudir a una materialmente errónea, como sen a el
-- ------------------~-
profesor. - Eso lo ha de demostrar el Salvador ejer·
ciendo su oficio; esa es condición para que 110 fracase su
misión; esO no necesita más prueba que saher que 'l/jllo a
salvo r los pecadores. Si vino a salva rlos, los salvará de fijo.
Aquí es J esús el que contesta, y yo nada tengo que respon-
der. El tex~o ese del areta cst via, etc., lo acepto como sue-
na, lo mismo que el título del Salvador. Este responderá
de que cambien las tornas; El tiene que cambiarlas, porque
tiene que hacer bueno el men saje del Angel al Patriarca
San José: El hará salvo a Sl~ pueblo de SI/S pecados.
En resumen: que acepto el texto como suena y acepta-
ria ·las consecuencias lamentabilisimas que de él debieran
derivarse. si no estuviera de por medio la Encarnación del
Hijo de Dios y Salvador delmtmdo.
Iltudlante.- \'cnga el otro argumentó: " Más iácil es
que un camello ent re por el hondÓn de una agu ja que un
rico en el reino de los Cielos." Si el entrar en el Cielo es
tan dificultoso a tln rico, que es un imposible, por el ejem-
plo adjunto, mayor dificultad debe haber para que llegue al
Cielo un pobre, sobre todo si es de solemnidad. El hambre
di mala consejera, la necesidad es un peligro grave, los con-
tactos con el hampa de la calle provocan contagios peligro-
sos, que puede obviar el rico mejor que el pobre. Si, pues,
el rico no puede entrar en el R eino de los Cielos, y el pobre
mtnos, sería el Ciclo asequible sólo a la clase media, que
ea espíritu de comodidad y de ambición, se asimi la a la rica
((In frecu encia, quedando en estos casos desplazada tam-
(lhr:ls buenas.
EsLu dJante.- Lo CJlle 1lace falta es conocer lo. aptitud
de Jesús frente a los pecadores. De esa aptitud habrá de
nacer lodo 10 demás, en orden 11 los destinos postrimero~.
¿Qué encuentra usted que nos revele los designios termi·
nantes del Salvador ?
Profesor. - Yo no ~<:.hrí a hallar nada que 10 exprese
m<'jor que el capítulo XV de San Luc.'ls, leído sin comen·
larios:
"Y se acercaban ti. J esús los publicanos y pecadores.
para oi rle: y los fariseos y los escribas nmrmurahan, di·
dendo: Este recibe pecadores y come con ellos. Y les
propuso esta parábola, didendo: ,¿ Quien de vo~olros es
el hombre que tiene cien ovejas, y si perdiera tina de ellas,
no deja la noventa y nueve en el desierto, y va 11 buscar
la que se había perdido, hasta que la halle? Y cuando la
hallare, la pone sobre sus hombros gozoso; y viniendo 11
P. c: r:rINO
"
'"o r. GE'l'lXO
DIÁLOGO DÉCIMOCUARTO
. '") ~
, -"
o;
~ ~l~"·
". P. GET1NO
niños. ¡Y los otros .' Los que han de condellarse, ¡cómo son
redimidos! , dicen ellos.
Profesor. - Y usted, ¿ qué contestó?
Est.udlante· -Pues 10 que usted me dijo: que Dios es
Padre y Salvador de todos, porque de todos es principio,
porque a todos concede gracias suficientes y aun superabun·
dantes para salvarse, cuando llegan a plena discreción.
C uando no llegan, y mueren sin bautismo, les concede ir al
Limbo, donde la Paternidad divina se muestra de un modo
natura1.
A los que no han querido salvarse, a los que han recha·
zado los medios de salvación que él les brindó, a los que le
han ofendido gravemente y con ese espíritu de ofensa grave
fenecieron, les mitiga las merecidas penas, atendiendo mIes·
tras oraciones y sacrificios hasta el día del Juicio ... Des-
pués del Juicio no sabia cómo defender la divina Paterni·
dad, por esa vía que acaba de explicarme. Ahora ya les ex-
plicaré que si bien allí habrá sentencia rigurosa, que es me·
tlester se cumpla, ha de cumplirse, castigando menos de lo
merecido y respetando los topes de la Misericordia en ese
día establecidos, fijados, paternalmente fijado s. ya que ate-
núan la merecida pena; por 10 mismo que establecen en ese
día las mitigaciones que hayan de cumplirse eternamente.
La mitigación es, como si dijéramos, imperativo de la Mi-
sericordia y de la Paternidad divinas.
Mora les tomaré la mano, pues ellos sólo exigen alguna
muestra de perdón en el Báratro.
ProfesOr. - No se olvide de repetirles que la divina
Paternidad se ostenta siempre y que la Redención se extiende
a tor!os. A todos y en todo tiempo; mas no del mismo mo-
P. CttlNO
'"
do. ¿ Se quiere que sea Dios lo mismo Padre y Redentor de
Jos que se acogen a la Redención que de los que pisoL:an s 1
sangre divina? ¿ Se pretende Ql1C espere igual destino a los
conculcadores, a los despreciadores, que a Jos guardadores.
de la ley? Entonces Dios no seria justo y la doctrina reli-
giosa sería sencillamente disolvente e incubadora de la in-
moralidad. Toda la santidad de la doctrina ha de estar de-
fendida por una sanción proporcionada, que es santa de
igual modo.
Est.udlante.-Eso es lo que les hiere, que la Suma
Bondad castigue ...
Profesor. - Ya que esos señores son partidarios de
teólogos írancescs, y particularmente del gran Bossuet, es-
cuchen a este robusto pensador:
"La pena rectifica el desorden. Pecar es un desorden ~
s"e r castigado, cuando se peca, es la regla. Por la pena ven-
dréis al orden que habéis traspasado por la falta. Pecar
impunemente sería el colmo del desorden; sería el desor-
den, no del hombre que peca, sino de Dios que no castiga.
Tal desorden no existid jamás, porque Dios no puede
estar desarreglado en nada, siendo El, como es, la regla
misma." Bossuet (Medit. sur l'EvGngile, l. P., XI jour).
Tome apuntes de estos cuatro franceses talentudos, La-
rny, San Francisco de Sales, Bossuet, Montsabré, y entre
seguro en liza. Hasta mañana ...
Est.udlant.e.- ¡ Adiós 1..
Prore.or. - 1Adiós! Hasta mañana por la noche ...
"
P. GETINO
.'
pe csa
da
t do al condenado, la que seca los huesos de sentimien-
I q
..
.6 .. "vivará como una henda
SI n s... ..
.
ue no se mll!ga, antes bien, pa rece que con la succ-
. restregada; esa la que deja
.
el espíritu inconsolable por haberse pnvado culpablemente
de la dicha sin fin. Mirando a esto, no estaba mal traído,
.
presiona.
Con los impreparados no hay más recurso (IUC la prepa-
"iOn por medio de una sabia pedagogía, que ofrezca a
rar . .
nue~tra libertad un noble desenvolvimiento.
El hacerse todo para todos, para hacerlos todos para
Cristo, reclama, tratandose de las masas, una c-xplicación
de la pena de sentido más detenida que la de daño. H ay
que tratarla coma mas importante qu.e la de d.año, aunque
lo sea menos, por eso de que se entIende meJor; por eso
solamtllle.
l.tudlant8.-¿ No me decía usted en una ocasión fJue
hoy ya no se explicaba en los púlpitos la escatología infer-
nal. a estilo del Dante, porque ya no era menester esa
V;\'eza dc~criptiva para que se entendiera lo que hay bajo
su corteza de sustancial?
"rofe.or. - 5in duda lo diría, por tratarse de un hc-
cho evidentí~imo. No oigo que se expliquen las estancias y
penas infemales como cuando yo era niño, con ese aeomp."\-
ñamiento fantástico de sapos y culebras y plomos derretidos
(que en la Sagrada Escritura no se encuent ran), porque la
¡/ka del gas, de la cJedricidad, del radio, llevada mejor o
ptOr a tooos los cerebros, ha espiritualizado esos conceptos,
y no e~ menester materializarlos tanto para llegar a una
aproximación. El caso es que se entienda lo que en el fon-
do lal~ . Eso sí que hay que explicarlo bien a las claras y no
disimularlo. No s~a que se encasquete en el cerebro de la
¡mle, que no hay más pena ni castigo quc cl no ver a Dios.
P. CETINO
DIÁLOGO DÉClMOQUINTO
-------~~==----~
lo alto puede disipar en un abrir de ojos muchas tinie-
de . el trabajo de la inteligencia, el movimiento de la vo-
bias, . ,.
d ueden realizarse en un IIIstante y trocar el destino
t
lun a P ,, '
I moribundo. ¿ QUien l>Odra afirmar con certeza que en
u::\S circunstancias el drama de b agollia no ha terminado
:~. actoS de fe y de contrición, que han atraído la gracia
'io3nll'fi-nte
..... e introducido al feliz com'ertido en el alma de
la Iglesia?"
En el cap. V cita y acepta la sentencia consoladora del
r. Fab,,'r: "Un acto de amor, un acto de contrición, una
corta y tardía oraci6n en el lecho de muerte ... .1 cuál no
~rá el poder de la Sangre de nuestro Salvador, que puede
concentrar en actOs fugitivos todo el mérito de la vida
('I('rna ?"
Es un teólogo dogmático seco y {Iefinidor el que habla,
uno de esos escolásticos del pensamiento y de la frase, ra-
zonadores fri as, acostumbrados a una disciplina mental tri-
turadora del sentimiento, autor de libros teológicos de tex-
to en los que todo se pesa por miligramos y que cuentan
su décima edición. Demos, pues, por sentado que todo hom-
bre que viene a este mundo recibe iluminaciones redento-
ras; que éstas tienen su estación de último alcance, que es
pan. muchos la primera. en el momento de la muerte; que
Ia~ iluminaciones anteriores, por incompletas que hayan si-
do. se proyectan en la pantalla de nuestro entendimiento,
completando y fortificand o las nuevas; que en aquel mo-
~nto solemne en que la vida material parece ya extingui-
da, la espiritual fulgura sin estorbos, recibiendo y aceptan-
do o rechazando, con más o menos culpa, con más o menos
mtrito, el veloz llamamiento del universal Redentor de los
'54 P. GHINO
POSICIONES ANTIDOGMÁTlCAS
POSICIONES ORTODOXAS
"
......"""",,,,,,,,,.... ,,", . ,,,, .. ,"''',, .... ,, . ,'', .... ,, . ,,, .... ,'',,.... ,,. ,,,, . ,''''''",.... " .... "',,,,, ......
APÉNDICES
l. Sobre e l poder secreto de la oración en
ord en o lo salvación
El P. Ramiére, S. j., empieza su obra clásica Apostolado
de la OraciólI por estas palabras: "Entre los misterios de
la Divina Providencia que más confunden la razón humana
y acongojan el corazón, deb~n.lOs poner el cor to número de
los predestinados, y la estenhdad aparente de la Encarna-
ción sudores y sangre del Hijo de Dios.
,"¿Cómo explicar la inutilidad pura tanta gente, de la
sangre derramada por Cristo, que 'h ubiera podido salvar a
mil mundos? ¿ Quién no se admira de ver a tantas criatu-
ras racionales privadas del conocimiento de la verdad, cuan-
do tanto cuida la Providencia divina de! mas vil insecto y
de la más pequeña flor?
" No podemos menos de con fesar que hace gran con-
traste el estado moral del mundo con lo que leemos en la
divina E scritura de la infinita misericordia de Dios, y con
lo que sa.bemos por la fe de aquel inmenso amor con que
rnvió a su Hijo al mundo y le hizo morir en una Cruz por
la salud de los hombres.
"Bien se aprovecha de este misterio la impiedad para
ncarn«cr la obra de la Encarnación y mofarse de los cris-
tianos. Su tema favorito es echarnos en cara los pocos que
andan por el camino estrecho de los mandamientos de
Dios, y con esto logran que las almas débiles vacilen en
la fe .....
"Exhorta a orar el Apóstol ( 1. Tim. 11. 1-6) por la sa-
lud de todos los hombres, pues D ios, que a todos los crió y
276 P. r,r:rI Nrl
-"'-'-- - - -
por todos díó a su Hijo. quiere la salvación de todos . ¿y
con qué voluntad la quiere? ;. Será con una voluntad a
días? l Será un querer y no querer al mismo tiempo,? ""'",",_
rioso sería a Dios pensar tal cosa. Lo que quiere
quiere de veras. Pero eso no es decir que sea una vo1u" ...
t:ln absoluta y eficaz la que tiene de salvarnos a todos,
no deje nada a la libre cooperación de la criatura. Si
fuera, todo 10 haría por sí mismo y no esperaría a
lo pidiésemos. Esto ~e desprende del argumento del
tol. De la voluntad que Dios tiene de salvar a los ~~~:
deduce nuestra obligadon de rogar por que esta ..,
se cumPla; luego la sallld del mltlldo depende de las
nes. Tal es el sentido de aquellas palabras. Entenderlas
otro modo es quitarles su fuerza, y en vez de un
miento claro y sencillo, presentar una serie de P"'1"";<;""
que no forman sentido: Ruego, en primer lugar, que
llagáis or(l(iones, peticiolles, súplicas, rllcgos por todo$
hombres; porque esto es blleno y accptable allte
Salvador y Dios, que quiere que Iodos los hombre$
salvos JI vengOI! al conocimiento de la verdad. UNa t$
1111 0 es el Mtdiador e,dre Dios y los hombres, Jesucristo,
se dio a si mismo en redención por todos."
"Dice San Pablo que es meneste orar por
que Dios quiere la salvación de todos. ¿ No se ve
ramente que el cumplimiento de la voluntad divina
se salven todos, no depende tan solamente de la
ración de los que se han de salvar, sino también
de las oraciones, de los esfuerzos de los que, es'""do,.
camino de salvación, son llamados por Dios para
via del divino servicio a sus hermanos? P ues ahi
última explicación del estado deplorable del mundo .,
creto de su salvación futura ...
"Si en ese, que pudiéramos llamar mundo moral,
blera dependencia entre los seres que le componea.
dieran lograr todos su fin supremo, sin ayudarse
otros, no habría unidad, ni unión, ni orden alguno.
OI.u.oGOS tt.OI.OG1COS
_ L
", 1'. GETISO
"
P. G&TINO
,
las cosas temporales y el valor de las eternas, y de Dios
como "síntesis" de las perfecciones todas y Fin último al
que ella está destinada? Para mí, en este supuesto, no cabe
más que una explicación. Y es ésta: el pacto final de re-
belión, con Lucifer, por el alma contra toda actuación en
ella de la Divina Ju sticia que ordena, debajo de Sí, los pre-
míos y los castigos a cada uno, según su "juicio". Pero, en
este supuesto, ¿ no serían muy raras las almas que llegasen
a una condenación efecti\'a y real?
No puedo extenderme en más consideraciones, especial-
mente por 10 que dice respecto a'l problema moral."
•••
San Sebastián, 19 de agosto de 1934.
Sr. D. Luis Cetino, Q. P.
Mi ilustre amigo y Reverendo Padre: Es usted tan bon-
dadoso. que ha creído que Ull hombre que no es ni apren-
diz en Teología, y que se encuentra veraneando y lejos de
sus libros, podía decirle alguna cosa interesante rrespecto
DEL GRAN l>'ÚMERO DE LOS QUE SE SALVAN Y DE LA MITI-
GACIÓ N DE LAS P~:NAS ETER."iAS, después de lo que usted,
maestro en Sagrada Teología y en literatura mística y secu-
lar, ha tenido el gusto de exponernos en su obra. Y lo que
tengo que d«irle es que al leer las capillas de su libro me
he llevado el gran susto, pensando si su bondad iba a ser
t:!.n grande que me suprimiera el carácter perdurable del
I nfierno, como tal vez lo hubiera hecho de estrujar una
frase en que dice: "Hay que pensar que todos los hombres
SI.: salvan. mient ras 110 conste lo contrario".
Afortunadamente no lo ha hecho; y digo " afortu li4/ ••
,""
........•'.)(--':"t';
q.,
~r:'\ ~
¡~
,>
P. Gn1NO
•••
R. P. Fr. Luis G. Alonso Getino.
1\Ii quer ido amigo:
Acabo de leer sus DIÁLOGOS acerca Del grall IlIím erQ de
los que S8 .fa/van, y de Úl mitigadó" de las pena.f eternas.
Lo primero que salta a la vista, en su lectura, es la fa-
cilidad notable de expresión; la agilidad mental; la soltura
en el revuelo de preguntas y respuestas, y la valentía en
el plamco de objeciones con la serena maestría de su reba-
timiento.
Yo, que por mi acostumbrado estilo de párrafos cortos
y conci sos. ]: mi falta de aptitudes para la conversación
sostenida, no suelo gustar de la forma literaria dialogada,
he leido gratamente .fos DrÁLOGOS de usted, recordándome
los clásicos de Fr. Juan de los Angeles. Y pare usted de
contar.
-"~O~O
~_ _ _ _ _ _ _-,,
'.,,,
G.UINO - '_ _. _ _ _ _ __ _
AL LECTOR ........... . 3
DIALOGO PRIMF..IRO :
Las objeciones má ~ angustiosas eomTa la doctrina cris-
liana, cxputSlols descarnad¡ mcnte .por un racionalista y
por un cat6lico.-¿ Se condenan casi todos los hombres
conforme a la dootrina de la Igksia Catblica 7... o •• o.. 11
DIALOGO SEGUN DO :
La comunicación con Cristo antes de la fe explícita.-
La solidaridad de las obras buenu en el plan redtn lor.
Hasta t i último inslante todos pl~dcn salvarsc.-EI re·
bervuo de la oración continúa proyectado sobre el
postr~ momento de un ser querido. ... ... ... ... ...... 19
DIALOGO TER'CERO:
Los Santos, la Sagrada Escritura, la Tradicibn y la
Iglesia no se ;atreven a dar por condenado a nadie ('o
puticula r.--'Los que rechazan a Dios y los que no le
"ierden de vista.-Notable pasaje del Padre Ráulica... 3S
DIALOGO CUARTO:
No hay heridas moralcs irn::urabks p;lT:l el médico ce-
lestial.-La mediación de .la Virgen Santbima.-La lu-
cha entre Cr isto y Lmbel.-EI derrotismo de los que se
ven solol. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 49
DIALOGO QUINTO:
Dios instituyó la sah'ación del género humano en el ara
de la Cru~.---IEsa institución no puede fallar.-Lo sub-
jetivo del pecado escapa a nuest ra observación. ... ... 67
DIA LOGO SEXTO:
La fal ta momentállt'a pide sanción durable y aun perpe-
tua. La mitigación de la pena merecida es ley de la M isc-
ricordia. Tres textos dc santo T omh. ... ... ... ... ... ... 79
306 P. GETI Nd
DIALOGO SEPTlMO:
Los 5u l ra.gi05 en la -liturgia suponen algo remisible en
todos los ¡pecados hasta el día €k! Juicio. Un tulO de
nnto T omás sobre la posibk: rem isión has ta ese día. ... 59
DIALOGO OCTAVO:
La gama variada de llamas en el lugarr de expiación. La.
Iglesia unas veces en forma expresa y otras en forma
implícita p ide por 101 condenados y por los herejes. Tes-
timonios de muchos santos Pad«,s y de la liturgia Ro-
mana respecto a la mitigación de penas in fernales. Cristo,
R~nlor aun l!1l el Infierno. H imn o a la misericordia o.. 10J
DIA.LOGO NONO:
Un texto de san 'C ris6nomo que hace jueio con los de
san Agustín, san J erónimo, san Juan Damasceno, Las
Partidas y 105 C6dicu ,parejos del Gclloni. Ediciones del
misal Romano con la misma doctrina. Textos fu nda-
rm-ntalcs de la Biblia. "In aet<'rnurn misui con:li.'l ejus", lIS
DIALOGO DEJCIM O:
El aumento de penas en los pecados de ~sdndalo, D ife-
rente a foro del poder suptiCólnte en el Infierno y en el
P urga tGt io, La Paternidad de Dios respla ndece tam-
b ién en el cast igo. La pcda,ogia catequétka en los pro-
blemas de: ultratumba. ... .. . ... ... 129
DIALOGO UN DECIMO :
Diversidad de nomenclat ura con unidad de pensamiento.
Donde está el fracaso. El infantilismo de los primit ivos.
Generosidad de los teólogos espalio1es. La universalidad
de la RedellCi6n. La conquista misional progresiva. Esta-
distica tremebunda. Estadística con soladora del Pur-
galorio.. .. '45
DIALOGO D UODECIM Q :
Los que se salvan entre los infieles )' ~os que se salvan
entre 101 cristianns. La devoción a las ánimas del Pur-
gatorio. El C3$O del Beato Masias. P orcentaje que im-
'Plican IUS r e\'('laciolles. SentellCia de Ojea y Marqués.
Lo que r eclaman el Apostolado. el Sa~rdocio y los San-
tuarios milagrosos. Lo que exige, sobre todo, la redcn-
(ión como ob ra de ) CSIH:ristO continuada poc" la Iglesia. 171
DIALOGOS TEOI.ocICO$
DIALOGO DECIMOCUARTO:
La mitigación an te el Evangelio. l;¡ Liturgia y la Filo·
sofía y ante cuatro teólogos franceses. Texto terrible
de NierernbeTg' sobrc la im'ariabilidad. !Lo QUe puede y lo
quc no put"dl! mitig~. Bt cuidado contra las- filtraciones
origenistas obliga a una eaulcla esp«::al en I3 s formulas
deprecatorias ofioialt'S y aun Cll las extraoficiales ...... 211
DIALOGO DECIMOQUINTO:
Nueva excursión por el campo misterioso de las últimas
iluminaciones. La ortodox:a pcrm'te ddender que al-
gunos saJen &1 Infierno. Cuatro posiciones heréticas y
cuatro católicas a«rca de la e!lC<ltología 147
A PEN DICES y DOCU M ENTOS;
1. Sobre el podtt s«rcto de la oración en orden a Ll sal·
"ación, {P, Ramiere) ..... , . . . ... 275
I I. Algunos textos de santo Tom:.5 refcr('ntcs a la mi·
tigación ... ... ... ... .. ............ , ... ... ... ... ...... 219
111. Antecedentes hispánkos de " Las Partidu n
en
•
OBltAS HISTÓltICAS
VIDA Y l'ROCf.'SOS DE FRAY LUI S DE LEON.
EL MRO. FRANCISCO DF: VITORIA Y E l. RENA CIMIENTO F1LOSOFICO-
TE OLOGICO DEL SIGLO XVI. (Temen ""iel60.)
H ISTORIA DEL CONVENTO DE SANTO DOMINGO EL REAL, DE MA-
DRID.
PRIM ERA VIDA DE SANTO DOMINGO DE GUZMAN. lCon notaoo ertU"".'
1 U lr.abAdo.,)
El. MAESTRO FRAY BARTOLOME D E ML'DINA. (Es\.udlo »remlado.)
L01'F: BARRIENTOS. CANCn,LER DE CASTILLA: SU VIDA Y SUS
OBRAS.
VIDA E IDEARIO DEI. MHO. FRAY PABLO DE I.EON. VERBO DE
LAS COMUNIDADES CASTELLANAS.
CONFERENCIA S PU BLICADAS
E l , .. haJ. Inteleotu.1 en l. edu~""i'¡n nn.ID' •. (ln.ulnluc16n de ~U'1oO
en S.n &!t.lb . ... d e S~I.m.nu.) F r.,. LulA dD I •..sn on 1....... IN I nq"I. I.
1". 101... (!o:n 1. A.ademl. de Sant.o TtomM. d. Sal.m....... ) La .Iq.....
/ln.-¡U.tl ••• ~ I p. lmlUya v •. J .. an lÁ.... de Sala",an ... ( ):II el Puanln fo
de l. Unlye."¡dKd do Sala ma n ••. I H ut ........ d. l. J IIYen l ~ d EapalloLa.
d. e .. ""da . ) La Pa l.ona de Amblu ft l. lo",
Hin l. Ibe ...... Amer lc .. n •. de M ~drld .) El ...Imu _t.
Un ........... d6n d. 1. S.elón de ClendlUl &e1,,1ft del Con ....... de Clenelaa
d . 101 .. oy/olmoa cloe .. m. nl ....
l pl~G p ..... no. AcJ..lh
Á]e"M. (En l. 1.1nl ...... ld.d <k San M......... de 1.I m .... ) Rel.don.. del 101.081...
el . . "Groeh...... ) l •• ".I ..e..
VII". I. ,. . . . ..&cenUol .. n . ... nro •. lEn Lallll. an.te l. Comlo16n hol all'
Iwd.ó n en l. nun. C.iud~. d. Fu nd .... ...